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INTRODUCCIÓN
Los grandes códigos morales que tenían como finalidad llevar al hombre a la
cumbre del humanismo y de la espiritualidad, al presente, son relativizados. Se
sacuden las bases éticas y se instala una tendencia a aceptar un tipo de
comportamiento que conduciría a mayores libertades. Un individualismo se instala,
según el cual la única motivación profunda de los comportamientos nacería de la
búsqueda obsesiva de sí mismo, descuidando la suerte de los demás o del planeta2.
1 Cfr. LIPOVETSKY, Gilles. El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos
democráticos. Barcelona, Ed. Anagrama, 1992.
2 Cfr. LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío: ensayo sobre el individualismo contemporáneo.
Esta crisis incita a volver críticamente la mirada a los sistemas morales que
contribuyeron a construir a los seres humanos y a muchos pueblos de la historia.
Se necesita, en efecto, en medio de esta situación, volver a encontrar “orientaciones
éticas para un mundo incierto”, que se debate entre el relativismo moral radical y el
fundamentalismo rigorista que pretendería un retorno simplista a los antiguos
códigos éticos, buscando aplicarlos literalmente. Como si la historia y el tiempo no
hubieran existido, y negando las mutaciones culturales y los cambios en los nuevos
estados de conciencia de la humanidad, por ejemplo, el que produjo la proclamación
universal de los Derechos Humanos3.
Ahora bien, los valores éticos y religiosos tienen la misión de orientar a los
creyentes en el camino hacia la construcción de una humanidad que aspira a
construir mejores condiciones de vida para todos: un mundo más justo y habitable,
más conforme al proyecto de Dios. Religiosamente hablando, se puede decir que
hay cierta connivencia profunda entre las aspiraciones más íntimas del corazón de
cada ser humano (LG 1) con el plan de Dios revelado por Jesús en su predicación
sobre el Reino de Dios4.
3 Cfr. VIDAL, Marciano. Orientaciones éticas para tiempos inciertos. Entre la Escila del relativismo y
la Caribdis del fundamentalismo. Bilbao, Ed. Desclée de Brouwer, 2007.
4 Cfr. CASTILLO, José María. El Reino de Dios. Por la vida y la dignidad de los seres humanos.
situaciones que la hacen compleja. Por ejemplo, las reivindicaciones hechas por los
grupos LGTBI, el reconocimiento jurídico de la diversidad sexual en muchos países
del mundo, incluso la presencia de personas creyentes con orientación homosexual
–incluidos miembros directivos– en muchas iglesias y religiones del mundo y sus
dramáticos silencios ante un ambiente social hostil, agresivo y humillante. Estas
realidades obligan, entonces, a pensar la homosexualidad de forma renovada.
Porque este es un fenómeno ante el cual no resulta fácil construir una postura
objetiva y neutral. En efecto, las acaloradas discusiones ideológicas que él suscita
parecieran concluir únicamente en dos alternativas: un sí o un no, a favor o en
contra, aceptación o rechazo, condena o tolerancia.
Introducción
Para Adrian Schenker “el levítico es ciertamente el libro menos leído y el menos querido
espontáneamente por los lectores cristianos. En cambio, tiene un lugar privilegiado en el
judaísmo (el midrás, o comentario tanaítico, del sifrá, llamado también Torat Kohanim,
Torah de los sacerdotes, es el libro básico para la formación de los jóvenes estudiantes de
la Torah)”5
Sicre Díez muestra que este texto era realmente importante en el mundo de los
niños judíos, porque era utilizado en sus primeros años de formación escolar,
además que son ellos los que tienen en ese momento una virtud que los hace
especialmente aptos para estudiar este texto. La pureza.
“En tiempos antiguos, los niños judíos comenzaban la escuela primaria con el
Levítico, no con el Génesis. Según el Midrás Rabbá, porque ‘los niños son puros y los
sacrificios son puros, dejemos que los puros se dediquen al estudio de lo puro’. Podríamos
añadir que el estilo tan repetitivo del Levítico es el que más favorece que los niños hebreos
aprendiesen a leer”6.
De León Azcárate, presenta otro elenco de buenas razones que hoy tiene el
cristiano para no leer el libro de Levítico, por supuesto, todas ellas equivocadas por
la falta de encontrarle el verdadero sentido a este gran texto.
Sin lugar a dudas, el libro del Levítico es uno de los libros de la Biblia que más
rechazo provoca, especialmente al lector cristiano, quien en contadas ocasiones
recurre a él como lectura edificante. Se trata del libro menos leído y citado en la
Iglesia. Su estilo reiterativo, centrado en la pormenorizada descripción de rituales y
sacrificios arcaicos, especialmente los contenidos en los capítulos 1-7, cuya vigencia
no superó el desastre de la destrucción del templo de Jerusalén en el 7 d.C., sus
discriminatorias leyes de impureza, en las que el cuerpo de la mujer se convierte en
uno de los mayores focos biológicos de impureza, junto con los animales impuros de
por sí, las personas que padecen enfermedades cutáneas y los cadáveres, dificultan
que el hombre y la mujer del siglo XXI lo valoren positivamente7.
“Por otra parte, sin este libro, la Biblia no sería la Biblia, porque en él se
encuentra, por ejemplo, el mandamiento del amor al prójimo (Lv 19,18), el Día de
6 SICRE DÍEZ, José Luis. Editorial: En Reseña Bíblica. Navarra. Invierno 2015. n° 88. p. 2.
ISSN 1134-5233.
7 DE LEÓN AZCÁRATE, Juan Luis. Comentarios a la nueva Biblia de Jerusalén: Levítico.
las expiaciones (Yom Kippur: Lv 16), el año jubilar (Lv 25), la santidad como
programa de vida (Lv 11,44; 19,2), así como otros muchos pasajes claves del
patrimonio bíblico”8.
Autor
Existe una creencia popular y por ello misma bastante difundida, que el
autor de todo el Pentateuco es Moisés, ya que él es una figura muy importante
en esta parte de la historia del futuro pueblo de Israel. Pero la verdad es que
cada uno de estos libros tiene una historia de redacción muy particular y que
para llegar al estado actual; debió pasar por infinitud de cambios y
adaptaciones, proceso que constó de muchos años.
Fecha de composición
Temas
Teologías
sacrificios, los sacerdotes, la pureza ritual, las fiestas, etc., están orientadas hacia el
culto de la comunidad israelita en el santuario12.
Cada día son más numerosos los académicos que afirman que el periodo
postexílico del pueblo de Israel fue el más abundante en cuanto a producción
teológica se refiere. La basta reflexión que hicieron sus teólogos los llevó a repensar
sus propios orígenes y a sentar las bases para su futuro.
12 GARCÍA LÓPEZ, Félix. El Pentateuco: Introducción a la lectura de los cinco primeros libros
de la Biblia: Estella (Navarra), Verbo Divino, 2003. P. 211.
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En la primera etapa del postexílio (538 – 400) se fija el canon de las escrituras
judías, el templo se convierte en el centro de la vida religiosa del pueblo y se va
configurando el horizonte escatológico.
Toda esta reflexión que va surgiendo en esta época, se da a través de varias
corrientes teológicas como la deuteronomística, liderada por Jeremías e integrada
por laicos; la teología sacerdotal de Ezequiel que está compuesta por los sacerdotes
y la corriente profética en la que se haya el Deuteroisaías que invita a construir el
templo, entre otras. Todas confluyen e intervienen en distintos momentos con el fin
de conseguir su influjo en el nuevo pueblo, a la vez que intentan sacarlo de la
situación que han vivido e impedir que vuelvan a repetirse esos acontecimientos.
Esos anhelos de regresar a la tierra, constituirse de nuevo en pueblo y
reconstruir el templo; se ven como algo utópico por la pobreza en la que están
sumidos y por la carencia que tienen de monarquía.
Además de estas escuelas teológicas existen también dos movimientos que
buscan el desarrollo del Yahvismo oficial, uno es de integración y el otro de
desintegración. Al primero se le debe la fijación del canon de los libros sagrados,
compuesto al final del siglo V bajo el dominio del imperio persa; la composición de
la obra histórica del cronista a finales del siglo IV y en el siglo III, la inclusión de los
profetas en el canon de las sagradas escrituras. El movimiento de desintegración
se dedica al estudio de los profetas y su reinterpretación, a pesar de que la profecía
había fracasado en el exilio y postexílio, pero la confianza de pequeños grupos se
mantenía y esto les permitió comprender la actuación histórica de Dios, abriendo
así, la posibilidad para que la escatología diera sus primeros pasos.
Hay que anotar que en este periodo postexílico se va generando una
religiosidad de carácter más personal. Los ricos se inclinan a favor de una línea
sapiencial y los grupos pobres se dejan orientar por los himnos y lamentaciones.
Esto va marcando una nueva forma de relación con Dios puesto que siempre este
contacto era vivido en actos comunitarios.
En el 539 Ciro conquista Babilonia implantando una política diferente a la
practicada por los babilonios y asirios. Éste permitía y promocionaba la cultura y la
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religión de cada país. En este estado de cosas, una parte del pueblo de Israel vio la
posibilidad de comenzar de nuevo y otra parte, sentía que aún no era el momento
indicado para pensar en reconstruir la nación y alcanzar la tan anhelada libertad.
Eran varias las dificultades que tenían para empezar dicha hazaña, por un lado, la
pobreza en que vivían, el desgano de muchos que no querían regresar puesto que
en Babilonia ya había echado raíces y tenían sus bienes y los que se habían
quedado no veían con buenos ojos a quienes regresaban.
A pesar del panorama tan desconsolador se da el primer retorno en el año 520
a.C. por parte de los desterrados en Babilonia, puesto que los que estaban en Egipto
no atendieron al llamado, pues su situación era menos penosa que la de los demás
Israelitas al menos en ese momento.
Luego de superar muchos obstáculos el templo es reconstruido en el año 525.
Fue algo realmente importante, aunque permanecía la dependencia con Persia y
esa situación causaba dudas y molestias en el pueblo que querían a toda costa su
independencia.
Los grandes promotores de la reconstrucción del templo fueron los profetas
Ageo y Zacarías, aunque con visiones totalmente diferentes. Ellos lograron crear el
clima necesario para emprender el retorno y comenzar dicha obra.
Para el profeta Ageo el templo es una garantía de bendición y si la gente está
pobre y llenos de desgracias es porque el templo está en ruinas. Con la
reconstrucción del templo se puede alcanzar la restauración de la monarquía y así
Yahvé intervendrá para cambiarlo todo. Zacarias por su parte hablaba de una
entronización de Yahvé como dueño de todo el mundo.
Estos profetas crearon un ambiente de mucho entusiasmo, pero con el riesgo
de provocar la reacción de Persia que seguía siendo el imperio dominante y no iba
a permitir ese tipo de ideas independentistas.
Con el pasar del tiempo se comprobó que las profecías de estos profetas no
se cumplieron y entró este ministerio en una honda crisis. Es aquí cuando aparece
la tarea de repensar muchas cosas, haciendo labor de corrección de muchas
posturas, aunque se reconoce que el templo sí se reconstruyó y los demás
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elementos de los profetas se extienden hacia el futuro para dar paso a las primeras
pinceladas de la escatología.
El Deuteroisaías camina en esta línea diciendo que Dios actuará en un futuro
sin las intervenciones políticas como ha venido sucediendo hasta ahora.
A partir de la reconstrucción del templo se va organizando la vida cultual del
pueblo con una serie de ofrendas que los sacerdotes van instaurando. El gran
articulador de toda la economía va a ser el templo. Junto a esta serie de ofrendas
va a aparecer un elemento nuevo y que se quedará para siempre. Se empieza a dar
lectura solemne de los libros sagrados.
Es por este tiempo que se incluye el pentateuco en el canon judío. Hay que
tener presente que todos estos textos sirven como catalizador para mantener al
pueblo en la unidad y de paso el imperio persa verá la lealtad que se les debe
tributar.
Los teólogos de las distintas corrientes reelaboran muchos textos para explicar
el origen de su pueblo. Es por ello determinante para ellos, tener como principio de
su historia la idea de que Dios los sacó de Egipto y con ello, los hizo un pueblo
santo.
Las exigencias que iban recayendo sobre los hombres de este tiempo eran
muy fuertes. Desde el templo se hacían cada vez más requerimientos, muchos de
ellos en cuanto a la cantidad de ofrendas e impuestos que debían pagar. Otros
recursos debían emplearse para cubrir altas cuotas que reclamaba el imperio persa.
Esto supuso un deterioro económico de muchas familias que se endeudaban para
poder cubrir tantos gastos, y los menos afortunados vendían sus hijos para poder
comer y conseguir algo de semilla para sus campos. Pero como es normal en todos
estos casos, mientras unos se empobrecían cada vez más, otros prosperan de una
manera exorbitante.
La clase dominante judía se vio en medio de una disyuntiva muy particular.
Debían ser leales y entregar el duro impuesto que exigían los persas para evitar que
su supuesta benevolencia se fracturara y por otro lado debían buscar ser leales a
su propio pueblo. La solución más fácil supuso una colaboración más cercana con
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el opresor, lo que significó una vez más, acrecentar la dura situación del pueblo que
se sumía cada día más en la miseria.
A Pesar de esta cruda realidad, siempre hay personas en el pueblo con un alto
sentido social de corte Yahvista y son ellos quienes invitan siempre a la solidaridad
Ante una situación económica tan estrecha como tenían que vivir muchas
personas, se van creando pequeños grupos de reflexión que ven con cierta
esperanza la escatología profética. Se esperaba una intervención poderosa y
decisiva de Dios con un especial castigo para los malvados. El Deuteroisaías tiene
unas imágenes bien fuertes a este respecto. Los términos con los que acusa a las
clases dirigentes por la opresión contra los pobres soy muy duras.
Esta grave crisis que se vivió de un modo especial en el siglo V dio como
resultado el surgimiento de una espiritualidad de los pobres, de aquellos que no
aceptaban de ninguna manera una opresión económica tan desmedida y que
encontraron en la religión una forma de encontrar su dignidad.
Análisis histórico-crítico
Análisis sincrónico
2.1.3
1. Teología bíblico-moral de las relaciones sexuales
2. Teología bíblico-moral del sacrificio a los ídolos
3. el sentido bíblico-teológico de las prescripciones sobre moral sexual en el
Levítico
Objetivo general
Estudiar el sentido teológico-bíblico de las prescripciones en materia de
sexualidad en el capítulo 18 del Levítico
Objetivos específicos
Analizar la teología bíblico-moral del incesto en el libro del Levítico
Examinar la teología bíblico- moral del sacrificio en el libro del levítico
13J.
LEVORATTI, Armando. et al. Comentario bíblico latinoamericano: Estella (Navarra), Verbo
Divino, 2005. P. 505.
14 DE LEÓN AZCÁRATE. Op Cit., p. 203.
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El término hebreo to’ebah define lo que es impuro a causa de impureza ritual. En todo
el Antiguo Testamento el término se usa para indicar aquellos pecados que implican
En la última mitad del siglo IV y comienzos del siglo V las figuras de San
Agustín (354 – 430 d.C) en su libro de las Confesiones y san Juan Crisóstomo en
su comentario a la carta los Romanos tendrán palabras muy fuertes de condena
contra la homosexualidad. La influencia que esas posiciones tendrán dentro de la
Iglesia será enorme y llegaron a influir en muchos casos en las legislaciones civiles
de no pocos pueblos.
El texto de San Agustín de Hipona en las confesiones deja ver que la
homosexualidad va en contra del orden que Dios a creado:
Los delitos que van contra natura, como eran aquellos de los sodomitas, deben ser
condenados y castigados siempre y en todas partes. Cuando incluso todos los pueblos lo
cometiesen, caerían todos bajo la misma condena divina: Dios, en efecto, no ha creado a
los hombres para que cometieran tal abuso de sí mismo, y la misma unión que debe existir
entre Dios y nosotros se viola cuando, movidos por la perversidad y la pasión, se profana
la naturaleza misma que Dios ha creado19.
San Juan Crisóstomo es aún más incisivo en su postura hasta llegar a afirmar
que las prácticas homosexuales son diabólicas:
18 Ibid., p. 81
19 Ibid., p. 82
19
Las pasiones son todas deshonrosas, porque el alma se daña más y se degrada más
por los pecados, del mismo modo que el cuerpo por las enfermedades; pero la peor entre
todas las pasiones es la avidez entre varones […] Los pecados contra natura son más
difíciles y menos gratificantes, tanto que no se puede ni siquiera afirmar que procuran algún
placer, porque el verdadero placer es solo aquello que está de acuerdo con la naturaleza.
Pero cuando Dios ha abandonado a alguno, ¡todo se invierte! Por ello, no solo sus [de los
homosexuales] pasiones son satánicas, sino que sus vidas son diabólicas20.
Los penitenciales que empiezan a surgir hacia finales del siglo VI tanto en
oriente como en occidente, permiten apreciar la valoración que le van concediendo
al tema de la homosexualidad y dan indicaciones de la manera como debe ser
manejada.
San Juan el Ayunador patriarca de Constantinopla (582-595) en su penitencial
se expresa del siguiente modo:
En el ámbito de los siete pecados carnales, se identifica la arsenokoitia o unión sexual
[de un varón] con un varón, distinguiéndose diversos tipos (rol activo, rol pasivo, rol
ambivalente). La pena por este pecado, conforme a lo previsto por San Basilio, es de 15
años de penitencia antes de poder ser readmitidos a la comunión21.
20 Ibid., p. 82
21 Ibid., p. 85
22 Cfr. ALBERTZ, Rainer. Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento.
2. Desde el exilio hasta la época de los Macabeos. Madrid, Ed. Trotta, 1999.
20
El regreso a la tierra prometida fue una tarea muy ardua, puesto que muchos
ya se habían establecido en Babilonia y regresar no era precisamente su ideal. Los
pocos que se dejaron motivar encontraron algo muy distinto de lo que pensaban,
pues los que se habían quedado eran los más pobres y no estaban muy felices de
ver regresar a unos “extraños” que venían reclamando sus propiedades. El llamado
para reconstruir el templo tardó mucho en calar en estos hombres. Primero había
que adecuar lo necesario para vivir y luego esa tarea del templo requería de
bastante capital y de mano de obra. Tienen que intervenir los profetas, insistiendo
en que con el templo, Dios estaría en medio de ellos.
del rey (cf. Ez 40ss.), y en segundo lugar, los grupos de dirigentes laicos que, por carecer
de monarquía particular, pensaban (como los funcionarios reunidos en torno a Godolías, o
los redactores deuteronomísticos de Jeremías) en implantar su propia administración
«democrática» p. 580
Para que la reconstrucción del templo tomara forma fue necesario el impulso
y los argumentos de los profetas Ageo y Zacarías que lograron reunir las fuerzas
necesarias para empezar dicha empresa
Ahora bien, una vez que, con el estrepitoso fracaso de las predicciones proféticas de Ageo
y Zacarías, se desvaneció definitivamente la esperanza de ver cumplida la promesa de que
Yahvé establecería en Sión su realeza universal sobre los pueblos (Is 52,7-10), la profecía
de época postexílica perdió toda referencia a los acontecimientos políticos, mientras la
espera fallida en una revolución provocada por el propio Yahvé se alejaba hacia el horizonte
de un futuro cada vez más lejano, hasta disolverse en la consumación de la historia. Ese
proceso se puede denominar «apertura a la escatología» p 598
22
El único resultado tangible de la euforia nacionalista era el templo que, al cabo de cinco
años de arduo trabajo de reconstrucción (520-515), pudo ser consagrado. A pesar de que
no todas las expectativas vinculadas a su construcción se habían materializado realmente,
el templo y, sobre todo, el culto que en él había de reinstaurarse desempeñaron para la
comunidad judía, e incluso para la diáspora, una función tan importante, que merece una
atención particular. P. 600
En el curso del posterior desarrollo histórico, en el que esta nueva regulación del sustento
de los sacerdotes se combinó con la antigua norma deuteronómica sobre el particular, la
contribución de la ofrenda cúltica llegó a constituir casi un tercio de los ingresos brutos del
santuario. Y a eso había que añadir los impuestos oficiales. De ese modo, el templo se
convirtió en el factor económico más importante de la comunidad judía. P. 606
Bibliografía
Albertz, R. (1999). Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo
Testamento. Madrid: Editorial Trotta, p.568.