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Para 1928 avanzaba la actividad del Canal con 6 mil 456 tránsitos, mil 123 escalas
de barcos en los puertos, reparaciones de mil 093 naves, ventas a buques de $1.4
millón y 750 mil visitantes. Pero Panamá no podía aprovechar todas las
oportunidades por limitaciones unilaterales de EU en las transacciones económicas
con la Zona del Canal. El Informe Roberts recomendó la creación de la Contraloría
General, hacer del presupuesto una ley, el desarrollo de puertos, la carretera
Transístmica, el desarrollo de zonas libres de comercio, los cultivos de piña y otros
frutales; pero, aparte del presupuesto ley y la Contraloría, las demás fueron
ignoradas o pospuestas. La economía del país se recupera, gradualmente, y cobra
un impulso más dinámico desde 1936 con las obras para la represa Madden y la
expansión del Canal.
El período 1930-1950. La Gran Depresión Mundial de 1929-1935 afectó,
notablemente, la economía nacional. Disminuyó, considerablemente, la actividad
del Canal, las ventas de lo factible a la Zona del Canal y algunas exportaciones. La
austeridad fiscal, impuesta por necesidad por el Gobierno (hubo momentos en que
los salarios públicos se pagaron con vales), fue acompañada de otras políticas y
acciones para fortalecer la producción nacional, sobre todo en el agro, en la industria
y la provisión de servicios al exterior que se hicieron competitivos con una definición
territorial del sistema tributario, de acuerdo con la cual solo los ingresos generados
en el territorio nacional serían considerados renta gravable sujeta al pago de
impuestos.
Primordial en ese proceso son el tratado del Canal de 1903, sus modificaciones de
1936 y 1955, y el tratado Torrijos–Carter de 1977, transformando la relación hacia
su entrega total, las tierras y jurisdicción, y las bases militares. Panamá logró
gradualmente: 1) aumentar los ingresos directos de la operación del Canal, 2)
mejorar las condiciones de trabajadores panameños en el Canal, 3) asegurar el
mercado de la Zona del Canal para bienes y servicios panameños, 4) proveer
servicios a los barcos en tránsito, 5) usar la localización del Canal para actividades
económicas complementarias, 6) recibir una ingente infraestructura. El tratado de
1977 produjo al fisco $1,797 millones de 1980 a 1999. En los años de 1990 se crean
la Autoridad del Canal de Panamá y la Autoridad de la Región Interoceánica. En
1997, la Ciudad del Saber en la antigua base militar de Clayton. Todo ello transforma
la economía de servicios en la más dinámica, alcanzando el 78% del total para fines
de siglo, concentrando en la región de tránsito el 80% del PIB y el 60% de la
población. La integración nacional se fortalece con el desarrollo de la infraestructura
de carreteras, telecomunicaciones, electricidad, aeropuertos, radioemisoras y
televisión. Las distancias se acortan, la productividad aumenta y los mercados
nacionales se integran.
A la carretera central (1922-25) y caminos de penetración le siguen la pavimentación
de carreteras con cemento (1939-40), la carretera Transístmica, la Interamericana
(1949-63), el puente de las Américas, 1962, un vertiginoso aumento de
pavimentación y mejoras en las décadas de 1960 y 1970, de caminos de
penetración en todo el país, incluyendo la carretera hasta Darién, y continúa hasta
los 90. De 700 kilómetros en 1930 aumenta a 11 mil 643 kilómetros en 2000,
pasando por 3 mil 551 kilómetros en 1960, llegando a 8 mil 487 kilómetros en 1980
y 10 mil 16 en 1990.
LA URBE DEL NUEVO SIGLO. Una de las características de la Panamá del siglo
XXI ha sido el rápido y desordenado crecimiento urbano, especialmente de su
capital, fenómeno que se repite en el resto del país. La Ciudad de Panamá se ha
transformado en una pequeña metrópoli con más de un millón de habitantes y,
según el arquitecto Alvaro Uribe, necesita reformular su modelo urbanístico y sus
servicios públicos. El traspaso a Panamá de las áreas canaleras donde funcionaban
bases militares estadounidenses, fue un hito importante, no sólo desde la
perspectiva geopolítica sino también en términos urbanísticos, porque planteó el
reto de integrar paulatina y creativamente ese territorio a la ciudad. Hoy albergan
oficinas gubernamentales, sedes de organismos internacionales y embajadas,
instituciones educativas y modernos conjuntos residenciales.
Según cifras oficiales, en los dos años anteriores Panamá sobrepasó el millón anual
de turistas (1,211,429 en 2007 y 1,379,123 en 2008) y de recibir en 2000 a 82,097
migrantes extranjeros pasó a 246,291 en 2008, lo que significa que en ocho años
triplicó el número, sin contar los miles de trabajadores con estatus migratorio
irregular. La migración colombiana y la venezolana, las más numerosas, obedecen
según el sociológo Raúl Leis a “salir de situaciones de alta inseguridad y violencia,
estar fuera de sus países, pero no lejos, mejores posibilidades de inversión, el
patrón dólar y hasta cierto punto estabilidad política”. Para Stanley Heckadon esto
ha provocado cambios que ocurren cada vez con mayor rapidez e intensidad. “Hay
cambios en el comer, sorprende la diversidad de restaurantes de todo tipo de
tradiciones culinarias, los supermercados, tiendas y farmacias tienen una variedad
de artículos y el vino en las fiestas es de rigor. Cuando yo era niño, vino solo lo
tomaba el sacerdote en la misa de los pueblos”, dice entre en serio y en broma.
CAMBIOS Y NUEVA CLASE. Aunque las estadísticas muestran que en los últimos
años Panamá ha presentado un alto crecimiento económico con su consecuente
aumento en ocupación e ingresos, la inversión pública y el gasto social, que han
favorecido un descenso sostenido de la pobreza en general, hay quienes sostienen
que, como consecuencia de la aplicación repetitiva de políticas neoliberales, una
corrupción sin precedentes y una todavía fuerte discriminación contra indígenas,
negros y chinos, el resultado ha sido el surgimiento de una nueva clase social: “los
pobres extremos”. El sociólogo Marco Gandásegui considera que “el siglo XXI se
caracterizó, por un rápido crecimiento económico que dejó a muchos panameños
atrás sin oportunidad de mejorar su situación. En cambio, unos pocos aprovecharon
las circunstancias para enriquecerse”. Es decir que los beneficios del crecimiento
económico no han llegado a todos los panameños. Según la CEPAL, sin embargo,
la pobreza entre 2001 y 2007 ha descendido. Mientras que en 2001 el porcentaje
de pobreza extrema en el país fue de 19.2% en 2007 fue de 11.7% y la pobreza
general bajó de 36.5% a 28.5% en igual período. El estudio menciona que entre
esos años se redujo la desigualdad entre ricos y pobres e igualmente se identificó
que la distribución del ingreso ha mostrado mejoras en el período.
LOS RETOS HACIA 2020. Pese a que según el último informe mundial del Índice
de Desarrollo Humano Panamá ocupa la posición 62 entre 177 países y entre los
que tienen un desarrollo humano más alto en América Latina, todavía quedan cosas
por hacer. Una de las más importantes es la reformulación del modelo urbanístico.
Se debe profundizar la alfabetización y elevar la calidad de la educación, en especial
para satisfacer la demanda de profesionales. La optimización en la distribución de
agua potable es otro pendiente. Por estas razones, la década próxima podría
constituirse sin duda en una oportunidad única de enrumbar definitivamente a
Panamá y sus habitantes por el camino del desarrollo y el bienestar para todos.
1- https://www.prensa.com/economia-Panama-siglo-
XX_0_3586141405.html
2- CULTURA 27/12/2009 - 12:00 a.m. domingo 27 de diciembre de 2009.
Hoy, en su segunda mitad, abordaremos dos realidades específicas que conducen
a la integración global. Para enganchar nuestro vagón al tren de la globalización, se
requiere dos elementos cruciales: competitividad y evolución de la cultura
empresarial. Veamos cada elemento detenidamente
Una de las razones más evidentes de estos fracasos es que estas metodologías no
han sido capaces, por sí solas, de vencer la resistencia al cambio de los individuos
que componen los diferentes niveles de la estructura de la organización. Es por ello
que resulta imprescindible incluir dentro de los procesos de transformación el
diagnóstico de la cultura organizacional, el manejo de un cambio o fortalecimiento
de la cultura y el monitoreo periódico de esa cultura. La cultura organizacional es
el conjunto de valores, creencias y entendimientos importantes que los integrantes
de una organización tienen en común. La cultura ofrece formas definidas de
pensamiento, sentimiento y reacción que guían la toma de decisiones y otras
actividades de los participantes en la organización.
Se ha encontrado una relación entre los efectos de la globalización y el desarrollo
organizacional, siendo la variable de mayor importancia el requerimiento de ser más
competitivos. También se han identificado como retos y oportunidades de la
globalización otros factores como la transparencia administrativa y la necesidad de
mantenerse tecnológicamente al día, los cuales tienen impacto en la competitividad,
y pueden ser directamente ligados a actitudes, creencias y competencias de la
gente dentro de la organización. Estas relaciones se comprenden mejor al
profundizar el estudio de cultura organizacional. Para comprender mejor el alcance
que dentro de las organizaciones tiene la cultura, se presenta un conjunto de
definiciones extraídas de los textos de Administración y publicaciones en internet.
La mayoría de estas definiciones comparten conceptos comunes al subrayar la
importancia de los valores y creencias, y su efecto sobre el comportamiento
personal de los miembros integrantes de las organizaciones.