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La economía de Panamá en el siglo XX (I)

La evolución económica nacional debe ser vista a través de diferentes dimensiones


cualitativas y cuantitativas para percibir mejor toda la riqueza de su evolución. Cien
años de evolución económica en Panamá comprenden transformaciones
dramáticas en todos los aspectos de la actividad nacional. Desintegrado en 1903,
sin carreteras, escuelas, centros de salud, electricidad, el 85% analfabeta, etc., el
país hoy está integrado en un alto porcentaje con infraestructura humana y física
que lo unen para desarrollarse mejor y con 92% de alfabetización. En 1903 había
unos 300 mil istmeños, menos habitantes que en el San Miguelito de hoy. En la
ciudad vivían no más de 20 mil personas. El producto interno bruto (PIB) era de
unos 25 millones de dólares de entonces, y el producto per cápita era de unos $591
de hoy, lo que en la actualidad se considera pobreza absoluta. En 2006 Panamá
tenía 3.2 millones de habitantes, un PIB de $15 mil 141 millones y un per cápita de
$4,732. La población se ha multiplicado 10 veces, la producción 62 veces y el
producto per cápita casi ocho veces. Pero la evolución económica nacional debe
ser vista a través de diferentes dimensiones cualitativas y cuantitativas para percibir
mejor toda la riqueza de su evolución. Al momento de la independencia, Europa,
Norte América y Japón eran las regiones avanzadas por la aplicación de ciencia y
tecnología en su revolución industrial.

La economía nacional se caracterizaba por la historia de tránsito, transporte y


comercio internacionales, por agricultura tropical de escasa tecnología y por su
ambiente insalubre. Existían en efecto tres Panamá: la de tránsito internacional de
Panamá y Colón, el interior agrario de la costa del Pacífico hasta Chiriquí y el
Panamá frontera del Caribe y Darién. Aún perduran, pero mejor integradas que
entonces. La economía de tránsito estaba en recesión por el fracaso del canal
francés. La economía agraria era de autosuficiencia. El escaso comercio entre la
región de tránsito y el interior era en transporte marítimo de cabotaje. Con un PIB
de unos $25 millones, Panamá recibe el impacto de una inversión anual de $34
millones por 10 años en la construcción del Canal, dando pie a su primer gran auge
económico.
En 1911, la población era de 337 mil habitantes, la ciudad de 38 mil, la Zona del
Canal 90 mil y la construcción del Canal generaba 60 mil empleos. Terminado el
Canal, entre 1914 y 1925, el crecimiento disminuye y cesa con la crisis mundial de
1929-31. Paralelamente, Panamá construye su base institucional. Se adopta un
sistema monetario dolarizado, se crea el Banco Nacional de Panamá, se reglamenta
el comercio entre Panamá y la Zona del Canal y se expande la educación y la salud.
En las administraciones Porras desde 1912, se crean el Registro Civil y el Público,
se hacen los códigos nacionales, la Comisión de Tierras para mensuras y titulación,
reformas fiscales y el Archivo Nacional. Se construyen la carretera central y el
ferrocarril de Chiriquí, se moderniza Correos y Telégrafos, se construyen escuelas
y acueductos, se hacen los rellenos de la Exposición y el Hospital Santo Tomás.

El Informe Roberts (1929), comisionado por el presidente Florencio H. Arosemena,


anota que, en educación, hospitales, sanidad y en caminos, Panamá estaba a la
avanzada de países con igual riqueza y población. Las inmigraciones fortalecieron
el recurso humano nacional. Apunta Roberts: “Las actividades y esperanzas de los
panameños han estado siempre vinculadas con el tránsito de viajeros y mercancías
por el istmo más bien que con el desarrollo interno”. El Canal y sus derivados se
convirtieron en el eje de la economía nacional.

Para 1928 avanzaba la actividad del Canal con 6 mil 456 tránsitos, mil 123 escalas
de barcos en los puertos, reparaciones de mil 093 naves, ventas a buques de $1.4
millón y 750 mil visitantes. Pero Panamá no podía aprovechar todas las
oportunidades por limitaciones unilaterales de EU en las transacciones económicas
con la Zona del Canal. El Informe Roberts recomendó la creación de la Contraloría
General, hacer del presupuesto una ley, el desarrollo de puertos, la carretera
Transístmica, el desarrollo de zonas libres de comercio, los cultivos de piña y otros
frutales; pero, aparte del presupuesto ley y la Contraloría, las demás fueron
ignoradas o pospuestas. La economía del país se recupera, gradualmente, y cobra
un impulso más dinámico desde 1936 con las obras para la represa Madden y la
expansión del Canal.
El período 1930-1950. La Gran Depresión Mundial de 1929-1935 afectó,
notablemente, la economía nacional. Disminuyó, considerablemente, la actividad
del Canal, las ventas de lo factible a la Zona del Canal y algunas exportaciones. La
austeridad fiscal, impuesta por necesidad por el Gobierno (hubo momentos en que
los salarios públicos se pagaron con vales), fue acompañada de otras políticas y
acciones para fortalecer la producción nacional, sobre todo en el agro, en la industria
y la provisión de servicios al exterior que se hicieron competitivos con una definición
territorial del sistema tributario, de acuerdo con la cual solo los ingresos generados
en el territorio nacional serían considerados renta gravable sujeta al pago de
impuestos.

La economía de Panamá en el siglo XX (II)

Las enmiendas de 1936 al tratado del Canal contribuyen en el aspecto político y


soberano (se descarta el estatus de protectorado ejercido por Estados Unidos), pero
no contribuyen mucho en lo económico, solo en la anualidad y en algunas reglas
del comercio con los residentes de la Zona del Canal y con los barcos en tránsito.
En la década de 1930 también se establece legislación social como el Fondo
Obrero, la creación de la Universidad Nacional y la Caja de Ahorros, el Patrimonio
Familiar, la escuela Normal de Santiago, La Granja Experimental de Divisa y otros.
La economía se recupera, gradualmente, y cobra un impulso más dinámico a partir
de 1936 con las obras para la represa Madden y la expansión del Canal, la
construcción de carreteras y el incremento en el gasto militar norteamericano en sus
bases en Panamá, lo cual lleva al segundo auge económico después de la
construcción del Canal que dura hasta el final de la segunda Guerra Mundial en
1946. Todo ese gasto artificial cesa al terminar la guerra, y Panamá llega a 1950
con una recesión económica.

El modelo de la actividad económica, basado en un vigoroso mercado de


importaciones, financiado por ventas de bienes y servicios al área canalera se
acentuó, triplicando su volumen en 20 años (1924-1945). El mismo queda
disminuido con la reducción del gasto militar de Estados Unidos en Panamá en
1946-1950. Por otro lado, la década de 1940 se inicia con la creación del Seguro
Social, de un banco agropecuario y otro de vivienda. Se establece la Constitución
Nacional de 1941, sustituida posteriormente por la de 1946. Se aprueba el Código
de Trabajo de 1947, una oficina de regulación de precios, se construye el
Aeropuerto Internacional de Tocumen y se establece la Zona Libre de Colón en
1948, como también varias escuelas y colegios de alto nivel y el nuevo campus
universitario. El analfabetismo de 85% en 1903 bajó a 76% en 1916, 36% en 1940
y 28% en 1950, todo ello concomitante con una creciente población.

La ganadería se canaliza y logra duplicarse en 25 años. El interior, paulatinamente,


se convierte en una mayor fuente de alimentos para la región de tránsito. Aumenta
el apoyo a la producción agropecuaria, la creación de la escuela agrícola de Divisa,
la Normal de Santiago, caminos de penetración, el Banco Agrícola, son muestras
ejemplares de un nuevo rumbo de fomento agropecuario y desarrollo rural. También
se expande la exportación agropecuaria, principalmente del banano, cacao, café y
algo de caucho. La incipiente industria, que se inició antes de 1925 con licores,
azúcar, cerveza, productos lácteos y gaseosas, se extiende a pequeñas y medianas
empresas de ebanistería, tenerías, calzado, jabón, ropa, sombreros, ladrillos,
baldosas y sal. La producción de cemento y productos de construcción, así como
también de aceites comestibles, se inicia en la década de 1940.

Pero la dimensión del sector comercio y servicios de transporte internacional,


presente desde la colonia y la época colombiana y acentuada definitivamente con
el canal interoceánico, es ya el factor preponderante de la economía. Como
economía de mercado propio pequeño, esta se orienta hacia exportaciones, pero
no “allende los mares”, sino a su vecina Zona del Canal, en su propio territorio
cedido para la construcción y operación del Canal, en efecto un servicio
internacional. Todo lo anterior es estimulado, gradualmente, por la expansión de la
infraestructura nacional. Aquel Panamá desintegrado de principios de siglo continúa
integrándose en forma creciente. Se comprende mejor la evolución económica
nacional observando la trayectoria de sectores clave a través de hitos de
instituciones, políticas y acciones que han delineado el devenir económico del país.
Cubro la economía de tránsito, la integración nacional, la economía agraria, la
industria y el desarrollo humano. La economía de tránsito se afianza con el Canal y
el sistema monetario dolarizado. Algunas acciones adoptadas se relacionan con el
Canal y el tránsito, otras con el sistema monetario y fiscal. Con la ley de sociedades
anónimas de 1927, el registro de la marina mercante de 1925 y 1944, la ley de
reaseguros de 1976, y otras, se incrementan exportaciones de servicios. La ley
bancaria de 1970 propicia el centro bancario y la integración monetaria al sistema
internacional. Por otro lado, la Zona Libre de Colón (1948), el aeropuerto
internacional 1948, la carretera Transístmica 1940, el oleoducto transístmico 1978-
82, los puertos en los años de 1990, las zonas libres de petróleo y las procesadoras
de exportación en 1991, la rehabilitación del ferrocarril transístmico en 1998, y otras,
crean una infraestructura de tránsito, comercio y servicios, complementaria al Canal.

Primordial en ese proceso son el tratado del Canal de 1903, sus modificaciones de
1936 y 1955, y el tratado Torrijos–Carter de 1977, transformando la relación hacia
su entrega total, las tierras y jurisdicción, y las bases militares. Panamá logró
gradualmente: 1) aumentar los ingresos directos de la operación del Canal, 2)
mejorar las condiciones de trabajadores panameños en el Canal, 3) asegurar el
mercado de la Zona del Canal para bienes y servicios panameños, 4) proveer
servicios a los barcos en tránsito, 5) usar la localización del Canal para actividades
económicas complementarias, 6) recibir una ingente infraestructura. El tratado de
1977 produjo al fisco $1,797 millones de 1980 a 1999. En los años de 1990 se crean
la Autoridad del Canal de Panamá y la Autoridad de la Región Interoceánica. En
1997, la Ciudad del Saber en la antigua base militar de Clayton. Todo ello transforma
la economía de servicios en la más dinámica, alcanzando el 78% del total para fines
de siglo, concentrando en la región de tránsito el 80% del PIB y el 60% de la
población. La integración nacional se fortalece con el desarrollo de la infraestructura
de carreteras, telecomunicaciones, electricidad, aeropuertos, radioemisoras y
televisión. Las distancias se acortan, la productividad aumenta y los mercados
nacionales se integran.
A la carretera central (1922-25) y caminos de penetración le siguen la pavimentación
de carreteras con cemento (1939-40), la carretera Transístmica, la Interamericana
(1949-63), el puente de las Américas, 1962, un vertiginoso aumento de
pavimentación y mejoras en las décadas de 1960 y 1970, de caminos de
penetración en todo el país, incluyendo la carretera hasta Darién, y continúa hasta
los 90. De 700 kilómetros en 1930 aumenta a 11 mil 643 kilómetros en 2000,
pasando por 3 mil 551 kilómetros en 1960, llegando a 8 mil 487 kilómetros en 1980
y 10 mil 16 en 1990.

La electrificación rebasó la región de tránsito en los años de 1930. Las principales


poblaciones del interior se dotaron de electricidad con plantas locales en 1940 y
1950. Con el IRHE en 1963 aumenta la electrificación rural y se construye la primera
hidroeléctrica, La Yeguada. La nacionalización de la Fuerza y Luz permite planificar
a largo plazo mediante las hidroeléctricas de Bayano, La Fortuna, y Estrella y los
Valles, integrando eléctricamente al país, incluyendo la electrificación rural. En 1997
se privatiza parcialmente el IRHE y se fomenta la construcción de hidroeléctricas
privadas.

El telégrafo se extiende desde 1914 a comunidades rurales. La telefonía se inicia


en Panamá y Colón en 1900, se moderniza en 1950 y se expande al interior. Con la
creación del Intel en los años de 1970 se expande masivamente la telefonía local e
internacional, incluso con teléfonos públicos en todos los poblados. Se incrementa
mediante la inversión privada después de la privatización parcial del Intel en 1997.
Las primeras radioemisoras se crean en 1934, y aumentan consistentemente desde
las décadas de 1940 y 1950 hasta el presente. La primera televisora se instala en
1960, ampliándose a dos, y décadas más tarde a tres cadenas nacionales. Los
aeropuertos y transporte aéreo se expanden en la década de 1930, y aprovechan
parte de la infraestructura dejada por Estados Unidos. Aeronáutica Civil se consolida
en los años de 1950 apoyando el crecimiento de la aviación interna hasta el
presente. La actividad agropecuaria cambió poco en los primeros 25 años de la
República. Era de subsistencia, de poca tecnificación y baja productividad. Había,
entonces, poca capacidad de transporte y comunicación. La población rural era
escasa y dispersa, y existía gran inestabilidad en la posesión de la tierra. La
ganadería extensiva era la mayor actividad del campo, recibiendo mucho apoyo en
los primeros 20 años de la República. El ganado en soltura era favorecido sobre los
predios agrícolas que tenían que protegerse de los animales. En 1950-1970 se
intensifica y sistematiza el estímulo a esta producción. Panamá aumenta la
tecnología, el crédito, el mercadeo y la capacitación, con mucho apoyo
internacional. Contribuyen instituciones públicas, como el IFE, y privadas como los
bancos Chase y City.

La ganadería aumenta de 350 miles de unidades en 1927 a 570 miles de unidades


en 1950, 1, 088 en 1970 y 1,405 en 1980, estabilizándose allí hasta 2000. Nuevas
tecnologías permiten aumentar vertiginosamente la producción de pollos y huevos.
Pollos aumentan de 1,634 miles en 1950 a 4,800 en 1980 y 14,451 miles en 2000.
Con nuevas tecnologías, la productividad de arroz, maíz, café y tomate aumenta
después de 1960. El dinamismo del sector disminuye después de 1975. De 1970 en
adelante más del 50% de la producción es exportada, principalmente bananos,
azúcar, café, carne, camarones y productos hortícolas. La industria tuvo poco
desarrollo de 1903 a 1940. En ese largo período, la protección arancelaria fue
selectiva y en general de bajo nivel. La política de sustitución de importaciones, en
boga en América Latina de 1945 a 1975, se implementa en el país con leyes de
1940, la Comisión de Tarifas de 1946, pero sobre todo con el Decreto Ley 12 de
1950 y la Ley 25 de 1957. Los aranceles ad valorem y específicos, instrumentos de
protección, se aplicaron a un 44% de los productos hasta 1983. Pero las cuotas de
importación, en efecto de protección infinita, subieron de 14 partidas en 1957 a 110
en 1969 y a 247 en 1979. Como resultado, la participación del sector en el PIB
aumenta de 11% en 1950 a 13% en 1975. Este dinamismo inicial disminuye
después de 1983, cuando el mercado interno, la base de su sustento, crece
lentamente.
Este efecto mixto, estimulado por la política proteccionista, causa aumento en los
costos a consumidores locales sin lograr eficiencia industrial para convertirla en
exportadora. De allí su bajo crecimiento. De 1983 a 1997, cuando Panamá se
adhiere finalmente a la Organización Mundial de Comercio (OMC), comenzó una
lenta y difícil desgravación y eliminación de cuotas cuyo efecto posterior fue cambiar
la estructura industrial. Sin censos hasta 1950 es difícil conocer la evolución de
realidades sociales antes de esa fecha. Los censos desde 1950 muestran que, de
una expectativa de vida de 52 años, el promedio sube a 71 años en 1980 y a 74
años en 2000. La tasa de mortalidad infantil se reduce de 68.4 por mil habitantes a
40.5 en 1970, 21.7 en 1980 y 16.7 en 2000. El agua potable, las vacunas, la nutrición
y medidas preventivas logran el objetivo. El acceso a agua potable sube del 46% de
la población en 1950 a 69% en 1970, 85% en 1980 y 92% en 2000. La alfabetización
aumenta de 72% en 1950 a 79% en 1970, 87% en 1980 y 92.4% en 2000. Los
médicos suben de 0.13 por mil habitantes a 0.63 en 1970, 1.03 en 1980 y 1.37 en
2000.

En adición a normas e instituciones sociales creadas antes de 1950, se crea el


Instituto de Vivienda y Urbanismo en 1958, el Idaan en 1963, el Ifarhu en 1964, un
nuevo Código de Trabajo en 1972, legislación de vivienda y su propio ministerio en
1973, la reforma agraria en 1963, activada en 1972-1976, el FECI y la ley de
intereses preferenciales en 1985 y el Código de la Familia en 1994. El crecimiento
de población, habiendo llegado a casi 4% anual en 1970-1980, sobre todo en áreas
rurales, gracias a mejores condiciones de salud, comienza a disminuir
paulatinamente después de 1980. De unos 300 miles de habitantes en 1903, la
población aumenta a 805 miles en 1950, 1.8 millón en 1980 y 2.8 millones en 2000.
Entre 1950 y 1980, Panamá tiene su período más largo de crecimiento económico
sostenido, promediando 4.8% anual en los 1950, 7.9% anual (el más alto de
América) en los 1960 y 4.8% anual en los 1970.
El desempleo se redujo a 7.3% en 1973, su nivel más bajo de la época, hasta 2006
y se incorporan más mujeres al trabajo. El entorno internacional fue favorable
durante 1950-1973 con el crecimiento de Europa, Japón y EU. No así de 1973-1980
con el estancamiento–inflación mundial causado por los abruptos y enormes
aumentos en el precio del petróleo. Las principales contribuciones fueron hechas
por aumentos de exportaciones y de la producción industrial y agropecuaria
mediante la sustitución de importaciones. El comercio fue dinámico siguiendo el
modelo establecido de ventas a la Zona del Canal vía importaciones y de parte de
la producción local. El Tratado Remón Eisenhower de 1955 hizo significativas
contribuciones al aumentar salarios de panameños en el Canal y abrir los mercados
de la Zona del Canal a productos panameños.

En los años 1960 y 1970 la Alianza para el Progreso canalizó financiamientos de


organismos bilaterales y multilaterales a proyectos públicos de carreteras,
viviendas, escuelas, hospitales, acueductos y alcantarillados, hidroeléctricas,
crédito agropecuario, cooperación técnica y otros, contribuyendo al desarrollo. La
reforma tributaria de 1964-65 contribuye con más fondos para apoyar esos
proyectos. Ya en 1949 se creó Estadística y Censo y los adelantos internacionales
enfatizaron la planificación del desarrollo. Se crea Planificación en la Presidencia en
1959, se diseña el primer Plan de Desarrollo Nacional en 1964, y la Estrategia para
el Desarrollo Nacional en 1970, documentos que sirvieron de base a todo lo anterior
y a perfilar nuevas visiones estratégicas a futuro. Planificación produjo
crecientemente información para la toma de decisiones sobre las políticas públicas,
proyectos y acciones. El crecimiento de la población de 4% anual de 1950 a 1980 y
la migración rural-urbana ocasionan un gran reto para el desarrollo social. Se crea
la USMA en 1962, primera universidad privada y la Universidad Tecnológica en
1976. En 1972 se promulga una nueva Constitución y se actualizan los Códigos
básicos.
El desfavorable entorno internacional de 1973-80, medidas sociales controversiales
como el Código de Trabajo 1972, saturación de mercados para industrias
sustitutivas, reducen el crecimiento de la producción local. Sin embargo, aumentan
las exportaciones de servicios de Zona Libre, del nuevo Centro Bancario, del turismo
y de servicios marítimos. La inversión pública en infraestructura aumenta
vertiginosamente en los 1970 a niveles nunca vistos para estabilizar el
desaceleramiento económico causado después de 1973 por la coyuntura
internacional y nacional, y para preparar las bases del desarrollo futuro. El Tratado
Torrijos Carter de 1977-78 establece el marco para el desarrollo futuro y,
complementado con políticas públicas de 1976 más estimulantes a la inversión
privada, mejora la dinámica de la economía en 1977-1980. En 1978 se prepara el
primer Plan de Uso de la Antigua Zona del Canal.

Proyectos como el nuevo aeropuerto, el puerto pesquero, el oleoducto transístmico,


las hidroeléctricas, la expansión de Zona Libre, el Centro Bancario y de turismo,
entre otros, comenzaron a proyectar exportaciones de servicios más diversificadas.
Las exportaciones se perfilan como uno de los principales motores del crecimiento
de una economía de mercado propio pequeño, llegando a ser entre el 33% y el 37%
del PIB. La inversión pública en escuelas, hospitales, acueductos urbanos y rurales,
centros de salud, vacunaciones y nutrición, carreteras pavimentadas de
penetración, electrificación rural y unos ingenios azucareros estatales ponen gran
énfasis en el desarrollo rural en los años 1970. Para quien vino a Panamá en 2000
y regresa hoy la transformación es evidente: rascacielos, centros comerciales y
avenidas, nuevas urbanizaciones y gran número de inmigrantes que vinieron a
quedarse, sumándose a la creciente población panameña. La Panamá del nuevo
siglo tiene mayor expectativa de vida, mejores niveles de educación y de salud e
ingresos más altos, que la ubican como uno de los países con mayor índice de
desarrollo humano en Latinoamérica. Tampoco pasa desapercibida la
panameñización de las áreas que hasta diciembre de 1999 eran parte del enclave
que EE. UU. mantenía en el istmo.
Pero la otra cara de la moneda la conforman la falta de planificación urbana con sus
consecuencias: caos vehicular, falta de estacionamientos, deficiencia en los
servicios públicos y sistemas de salud y educación que distan mucho de estar a la
altura de una moderna urbe.

LA URBE DEL NUEVO SIGLO. Una de las características de la Panamá del siglo
XXI ha sido el rápido y desordenado crecimiento urbano, especialmente de su
capital, fenómeno que se repite en el resto del país. La Ciudad de Panamá se ha
transformado en una pequeña metrópoli con más de un millón de habitantes y,
según el arquitecto Alvaro Uribe, necesita reformular su modelo urbanístico y sus
servicios públicos. El traspaso a Panamá de las áreas canaleras donde funcionaban
bases militares estadounidenses, fue un hito importante, no sólo desde la
perspectiva geopolítica sino también en términos urbanísticos, porque planteó el
reto de integrar paulatina y creativamente ese territorio a la ciudad. Hoy albergan
oficinas gubernamentales, sedes de organismos internacionales y embajadas,
instituciones educativas y modernos conjuntos residenciales.

No menos importantes ha sido la creación de áreas residenciales de lujo como


Punta Pacífica y Costa del Este, la construcción de los corredores Norte y Sur, y la
Cinta Costera. A ello se suma el Puente Centenario que, pese a las críticas por
errores de diseño, ha aligerado la circulación al interior. Y finalmente el desarrollo
del Casco Viejo que, con la rehabilitación de antiguos edificios convertidos en
restaurantes, bares y hospedajes tiene un carácter más cosmopolita, una vida
cultural más rica y genera fuentes de trabajo en una zona que a fines del siglo XX
parecía condenada a la demolición. Pero no todo es color de rosa. El crecimiento
descontrolado tiene su lado oscuro en las inundaciones recientes de la capital en
áreas donde nunca se habían dado, como San Francisco, y el incremento
desmesurado del parque automotor que, junto a la insuficiente red vial provoca
graves embotellamientos. Según datos oficiales, en 2004 había en el país 348,070
automóviles circulando, en 2008 se registraron 412,625 automóviles y este año
642,281, lo que muestra una preocupante tendencia a crecer.
LOS QUE LLEGARON. Por sus características geográficas y su formación como
Estado, Panamá ha estado siempre abierta a la llegada de extranjeros. Uno de los
movimientos migratorios más grandes fue durante la construcción del Canal a
principios del siglo XX. Una nueva ola se dio en estos primeros diez años del XXI.
Colombianos, venezolanos, europeos, norteamericanos y centroamericanos han
llegado por turismo y compras, como decía una visitante argentina porque “Panamá
es la nueva Miami”, o para quedarse buscando oportunidades de trabajo, inversión,
seguridad o un mejor nivel de vida.

Según cifras oficiales, en los dos años anteriores Panamá sobrepasó el millón anual
de turistas (1,211,429 en 2007 y 1,379,123 en 2008) y de recibir en 2000 a 82,097
migrantes extranjeros pasó a 246,291 en 2008, lo que significa que en ocho años
triplicó el número, sin contar los miles de trabajadores con estatus migratorio
irregular. La migración colombiana y la venezolana, las más numerosas, obedecen
según el sociológo Raúl Leis a “salir de situaciones de alta inseguridad y violencia,
estar fuera de sus países, pero no lejos, mejores posibilidades de inversión, el
patrón dólar y hasta cierto punto estabilidad política”. Para Stanley Heckadon esto
ha provocado cambios que ocurren cada vez con mayor rapidez e intensidad. “Hay
cambios en el comer, sorprende la diversidad de restaurantes de todo tipo de
tradiciones culinarias, los supermercados, tiendas y farmacias tienen una variedad
de artículos y el vino en las fiestas es de rigor. Cuando yo era niño, vino solo lo
tomaba el sacerdote en la misa de los pueblos”, dice entre en serio y en broma.

VARIEDAD DE NEGOCIOS. De acuerdo con datos del Ministerio de Comercio e


Industrias (MICI) la Inversión Directa Extranjera (IDE) en Panamá en el año 2000
fue de 623.9 millones de dólares, mientras que ocho años más tarde fue de 2,401.7
millones, es decir se cuadruplicó. Este incremento se debe en parte a las obras de
modernización del Canal, al desarrollo constructivo e inmobiliario y al dinamismo del
sector bancario.
La inversión extranjera llegó en especial con colombianos, europeos, canadienses,
estadounidenses y últimamente venezolanos y centroamericanos. En el Canal el
capital es estadounidense y europeo, mientras que el colombiano se dirigió a la
construcción, turismo y hotelería, centros comerciales, restaurantes y comercio en
general. La inversión centroamericana se canalizó hacia centros comerciales. Los
mexicanos invirtieron en desarrollo de infraestructura, construcción, telefonía y
comercio. La europea es muy importante, especialmente la española, en
construcción y desarrollo de proyectos hoteleros en la capital y el interior. Y la
inversión peruana algo menor, en restaurantes de renombre internacional. También
es significativa la inversión extranjera en desarrollo de infraestrucutra portuaria en
el Pacífico y el Atlántico, servicios públicos y generación energética. Sin duda el
capital extranjero ha contribuído a generar empleo y a dinamizar la economía
nacional.

LOS QUE ESTABAN. Una de las mayores transformaciones de Panamá en esta


década tiene que ver con cambios en la composición de su población. Según el
Censo de Población y Vivienda 2000, Panamá tenía entonces 2,948.023 habitantes,
con casi igual proporción de hombres que de mujeres, de los cuales el 32.2% era
menor de 15 años y el 7.9% tenía más de 60 años. Para 2009, se estima que la
población panameña aumentó a 3,450.349 habitantes, que los menores de 15 años
han disminuido (32.2% vs. 29.4%) mientras que los mayores de 60 han aumentado
(7.9% vs. 9.4%), lo que refleja un envejecimiento paulatino. Estos cambios son
significativos pues implican para el Estado mayor asignación de recursos en salud
y jubilación de tercera edad y -al tener aún gran cantidad de jóvenes- fortalecer la
inversión en salud y educación para ellos.

CAMBIOS Y NUEVA CLASE. Aunque las estadísticas muestran que en los últimos
años Panamá ha presentado un alto crecimiento económico con su consecuente
aumento en ocupación e ingresos, la inversión pública y el gasto social, que han
favorecido un descenso sostenido de la pobreza en general, hay quienes sostienen
que, como consecuencia de la aplicación repetitiva de políticas neoliberales, una
corrupción sin precedentes y una todavía fuerte discriminación contra indígenas,
negros y chinos, el resultado ha sido el surgimiento de una nueva clase social: “los
pobres extremos”. El sociólogo Marco Gandásegui considera que “el siglo XXI se
caracterizó, por un rápido crecimiento económico que dejó a muchos panameños
atrás sin oportunidad de mejorar su situación. En cambio, unos pocos aprovecharon
las circunstancias para enriquecerse”. Es decir que los beneficios del crecimiento
económico no han llegado a todos los panameños. Según la CEPAL, sin embargo,
la pobreza entre 2001 y 2007 ha descendido. Mientras que en 2001 el porcentaje
de pobreza extrema en el país fue de 19.2% en 2007 fue de 11.7% y la pobreza
general bajó de 36.5% a 28.5% en igual período. El estudio menciona que entre
esos años se redujo la desigualdad entre ricos y pobres e igualmente se identificó
que la distribución del ingreso ha mostrado mejoras en el período.

LOS RETOS HACIA 2020. Pese a que según el último informe mundial del Índice
de Desarrollo Humano Panamá ocupa la posición 62 entre 177 países y entre los
que tienen un desarrollo humano más alto en América Latina, todavía quedan cosas
por hacer. Una de las más importantes es la reformulación del modelo urbanístico.
Se debe profundizar la alfabetización y elevar la calidad de la educación, en especial
para satisfacer la demanda de profesionales. La optimización en la distribución de
agua potable es otro pendiente. Por estas razones, la década próxima podría
constituirse sin duda en una oportunidad única de enrumbar definitivamente a
Panamá y sus habitantes por el camino del desarrollo y el bienestar para todos.

FUENTES Texto: Nicolás Ardito Barletta.

EDITOR: Ricardo López Arias.

1- https://www.prensa.com/economia-Panama-siglo-
XX_0_3586141405.html
2- CULTURA 27/12/2009 - 12:00 a.m. domingo 27 de diciembre de 2009.
Hoy, en su segunda mitad, abordaremos dos realidades específicas que conducen
a la integración global. Para enganchar nuestro vagón al tren de la globalización, se
requiere dos elementos cruciales: competitividad y evolución de la cultura
empresarial. Veamos cada elemento detenidamente

Competitividad. Se define competitividad como la capacidad organizacional para


sobrevivir, permanecer y/o crecer en un mercado. Para lograr la competitividad se
requiere, entre otras cosas: ser productivo, ser rentable, tener y mejorar
constantemente el talento humano y aplicar de manera coherente la tecnología.
Todo esto para mantener y ampliar la base de clientes. Lo anterior es posible si la
empresa ha creado ventajas competitivas con respecto a sus competidores. Las
ventajas competitivas se identifican, a los ojos de los clientes, como características
de productos, servicios o empresas que los diferencian positivamente de los demás.
Estas ventajas competitivas se obtienen a través de mejores costos y precios,
soluciones diferenciadas para los clientes y una clara identificación de sus nichos
de mercado.

Para ser competitivo se requiere que el cliente perciba diferencias positivas en


factores como: calidad, tipo de servicio, estilo, tiempos de entrega, valores
agregados, aplicación de tecnologías, precios y facilidades de pago, variedad,
conveniencia, flexibilidad; etc. Para crear las ventajas competitivas se requiere
buenos indicadores financieros, garantizados con eficiencia y eficacia. La eficiencia
se define como la capacidad empresarial para la integración de su talento humano,
procesos y tecnología, aplicados a las diferentes actividades de gestión para
generar soluciones a sus clientes con el menor costo y gasto posible. La eficacia es
un generador de competitividad que se basa en la optimización de los resultados
que obtienen las organizaciones frente a sus clientes y usuarios.
Para obtener un alto nivel de eficacia se requiere: escuchar la voz del cliente,
dedicar recursos a la investigación y desarrollo, integrar los esfuerzos con las
organizaciones que componen la cadena de valor. Para obtener un alto nivel de
eficacia se requiere: escuchar la voz del cliente, dedicar recursos a la investigación
y desarrollo, integrar esfuerzos con las organizaciones que componen la cadena de
valor, y ejecutar acciones coherentes de comercialización. Dicho esto, es necesario
preguntarnos cuales son los aspectos de la gerencia integral para alcanzar la
competitividad Estrategia organizacional, que incluye la identificación de: misión,
visión, caracterización (diagnóstico interno y externo) y la construcción de un diseño
estratégico.

Estructura organizacional, que incluye: estructura organizativa, procesos,


funciones y uso apropiado de la tecnología. Cultura organizacional, que incluye
elaboración de: perfiles culturales y de habilidades y competencias del personal, y
el desarrollo del talento humano dentro del estilo de la cultura estratégicamente
seleccionada. Con el objeto de lograr cambios para ser más competitivos muchas
empresas han aplicado herramientas como: reingeniería de los procesos;
mejoramiento continuo o total de calidad y/o; reducción del tamaño o estructura de
la empresa (downsizing), sin obtener en muchos casos el éxito esperado.

Una de las razones más evidentes de estos fracasos es que estas metodologías no
han sido capaces, por sí solas, de vencer la resistencia al cambio de los individuos
que componen los diferentes niveles de la estructura de la organización. Es por ello
que resulta imprescindible incluir dentro de los procesos de transformación el
diagnóstico de la cultura organizacional, el manejo de un cambio o fortalecimiento
de la cultura y el monitoreo periódico de esa cultura. La cultura organizacional es
el conjunto de valores, creencias y entendimientos importantes que los integrantes
de una organización tienen en común. La cultura ofrece formas definidas de
pensamiento, sentimiento y reacción que guían la toma de decisiones y otras
actividades de los participantes en la organización.
Se ha encontrado una relación entre los efectos de la globalización y el desarrollo
organizacional, siendo la variable de mayor importancia el requerimiento de ser más
competitivos. También se han identificado como retos y oportunidades de la
globalización otros factores como la transparencia administrativa y la necesidad de
mantenerse tecnológicamente al día, los cuales tienen impacto en la competitividad,
y pueden ser directamente ligados a actitudes, creencias y competencias de la
gente dentro de la organización. Estas relaciones se comprenden mejor al
profundizar el estudio de cultura organizacional. Para comprender mejor el alcance
que dentro de las organizaciones tiene la cultura, se presenta un conjunto de
definiciones extraídas de los textos de Administración y publicaciones en internet.
La mayoría de estas definiciones comparten conceptos comunes al subrayar la
importancia de los valores y creencias, y su efecto sobre el comportamiento
personal de los miembros integrantes de las organizaciones.

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