Título: “Dios y el cristianismo dentro de la obra de G.W.
F Hegel: un análisis hermenéutico
del papel de “Dios” dentro de la antropología filosófica hegeliana” Planteamiento del problema: cuando se habla de G.W.F Hegel (1770-1831), se hace referencia a uno de los grandes de la historia de la filosofía occidental, pero, a su vez, también levanta una buena cantidad de prejuicios que corresponden a lecturas sesgadas y no a una buena comprensión del autor y su obra dentro de su “sitz in leben” (espíritu vital). Se le ha tachado a este filósofo de ser totalizante, reaccionario, conservador, e, incluso, partidario recalcitrante del régimen prusiano de su época. Sin embargo, más allá de todo esto, pareciera que muchos de sus analistas pasan por alto el proceso de construcción de su obra y su historia intelectual, aún más grave, olvidan que un aspecto transversal de su edificio filosófico era el cristianismo y el papel del misterio de la encarnación de Jesucristo, como la irrupción del Geist en la historia que dignifica la experiencia humana en la plena libertad del individuo redimido por Dios. El objetivo de la investigación radica en analizar el papel de Dios y del misterio de la encarnación en la obra de este filósofo idealista, más concretamente en su concepción del “hombre”, como un sujeto psicofísico, histórico y “espiritual”. Es pues, que se va a emplear varias ramas propias de la disciplina filosófica: la antropología filosófica para elucidar cómo se constituyó la noción de ser humano dentro de la obra de Hegel, la filosofía de la religión en aras de comprender cómo la pregunta sobre Dios sirvió para configurar esta constitución del “sujeto” en el autor y, finalmente, la hermenéutica que permitirá acercarse a los textos para analizarlos desde la intención y el espíritu vital del filósofo, su contexto personal y social, su formación intelectual, sus lecturas, entre otros. En este último punto, los autores que se proponen como teóricos son Friedrich Schleiermacher y Paul Ricoeur. Se va a proceder metodológicamente revisando, en primera instancia, las obras de la juventud de Hegel, escritas entre 1793 y 1800, cuando se estaba formando para ser pastor luterano: Historia de Jesús, Religión pueblo y cristianismo y El espíritu del cristianismo y su destino, pues en estas el autor concibió al hombre, dignificado por Cristo, como un ser proclive de libertad, de encontrar a Dios en su individualidad e intimidad, en la relación racional y vital de lo contingente con lo universal; posteriormente, se va a abocar hacia algunos de sus escritos más preponderantes de su período en Jena (1801-1817), entre ellos: Sobre el sistema de eticidad (1802), La fenomenología del espíritu (1807), La ciencia de la Lógica (1816). En el primero de estos, dedujo que la vida ética del hombre se debía desenvolver en el Estado como garante de las máximas premisas del Geist, en esta, el papel de Dios se circunscribía a nociones éticas que permitieran que el hombre pudiera desarrollarse como individuo y colectividad; ahora, en las dos últimas obras, la autoconsciencia era mostrada por Hegel bajo la condición de posibilidad de una existencia libre prefigurada en Cristo, pues el espíritu subjetivo se repliega sobre sí mismo, superando su inmediatez (individualidad abstracta) donde encuentra a Dios y vuelve a la divinidad original que había sido alienada por el pecado, asimismo, en desarrollos importantes como la dialéctica del amo y del esclavo, Hegel demostró nunca haber dejado de ser un ferviente luterano, pues hablaba de la superación de la condición del esclavo gracias a la pérdida del miedo que se origina en la propia conciencia de la libertad y en el reconocimiento del “otro” mediante la alteridad.