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LOS GRIEGOS

11 1 f

I H D P. IC.ltto; tnd. por Delfín l.,e(ICadio


la ,clici6a en ingl6a de 1951. Buenol Airea: H. D. F. KITI'O

o
LOS GRIEGOS

EUDEBA

EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES


LECTORES
Título de la obn original: Tlle Greeb

Pu.,licado por Penguin Booka Ud.


Hasmondsworth, Middl-x, Inglatma, 19S1
© JlD.F. Kitto, 1951
Traducida por INTRODUCCIÓN
Delfín Leocadio Garasa
la revisión estuvo a cugo del traductor
del departamento técnico de la Editorial

t dmoquinta edición: junio de 1985 El lector debe aceptar. por el momento como
razonable la afirmación empµica según la cual en
una parte del munQo, beneficiada durante siglos
por un intenso proceso civilizador, surgió poco a
poco un pueblo, no muy numeroso, ni tampoco te-
mible por su poder, ni por cierto bien organi7.ado,
que forjó una concepción absolutamente nueva so-
bre la vida humana y que mostró, por vez primera,
cuü debía ser la función del espíritu del hombre.
Esta proposición será ampliada, y espero que tam-
EUDEBA S.E.M. bi~ justificada, en las páginas siguientes. Pode-
f undada por la Universidad de Buenos Aires mos empezar ahora mismo esta ampliación obser·
vando que los propios griegos se sintieron, de un
modo simple y natural. diferentes de los otros pue-
blos por ellos conocidos. Los griegos, por lo menos
los del período clásico, dividían habituahnente la
familia humana en helenos y bárbaros 1 • Un griego
preclásico, Homero por ejemplo, no se refiere a los
"bárbaros" de esta manera, y no porque fuese más
© 1984 cortés que sus descendientes, sino porque esa dife-
EDD'ORIAL UNIVERSD'ARIA DE BUENOS AIRES
Socil!dad de EconomÚI Mixta
rencia no se babia aún manifestado en su toda
Rivadavia 1s11n3 fuerza.
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
ISBN 950.23-000"
1 Usare el término "dúlco" pam designar el periodo
IMPRESO EN U ARGENTINA que va aproximadamente desde la mitad del siglo vu antes
de Cristo basta las conquistas de Alejandio en la última parte
deJ siglo IV.
5
En realidad, esto nada tenía que ver con la cor-
tesía. La palabra griega "'bárbaros.. no significa
"bárbaro" en su sentido moderno; no es un término •
que denota aborrecimiento o desdén; no designa
a gente que vive en cuevas y come carne cruda.
Significa simplemente gente que profiere sonidos
tales como "bar, bar'", en vez de hablar en griego.
Quien no hablaba griego era "'bárbaro", ya perte-
neciera a alguna tribu salvaje de Tracia, o a una
de las fastuosas ciudades de Oriente, o a Egipto
que, como bien sabían los griegos, era ya un pafs
organizado y civilizado muchos siglos antes de qoe
existiera Grecia. "Bárbaros· no ÍJJlplicaba necesa-
riamente menosprecio. Muchos griegos admiraban
el código moral de los persas y la sabiduría de los
egipcios. La deuda -material. intelectual y artís-
tica- de los griegos con los pueblos de Oriente
rara vez fue olvidada. Sin embargo, esos pueblos
t ran bárbaroi, extranjeros, y fueron agrupados
( aunque nunca confundidos) con los tracios, los
escitas y otros semejmttes. ¿Solo porque no cono-
cían el griego? No, pues el hecho de que no habla-
ran griego señalaba una separación más profunda:
significaba que no vivían como griegos y que
tampoco pensaban como éstos. La actitud que te-
nían ante la vida- parecía ser distinta y, por mucho
que un heleno pudiese admirar y hasta envidiar a
o
un "'bárbaro· por tal o cual razón, no podía evitar
tener la certeza de esta cliferencia.
Señalemos al pasar que otra raza ( aparte de nos-
otros) -había hecho esta tajante división entre ella
y los demás extranjeros. Nos referimos a los he-
breos. He aquí dos razas, cada una con plena con-
ciencia- de ser distinta de sus vecinos, dos razas que
no vivían muy lejos una de otra y que, sin em-
bargo, se ignoraron casi por completo y no se in-
7
participaba en la administración pública -la de- blemente al hombre que imitase a la divinidad y
mocracia, según el griego la entendió, llegó a ser que entre las cualidades humanas les complacían
una forma de gobierno que el mundo moderno no sobre todo la modestia y la veneración. Recor-
h conocido ni puede conocer-; mas si no llenaba daba, sin embargo, que el dios y el hombre tenían la
r. exigencia, él, por lo menos, se convertía en misma prosapia:
"mkmbro" y no en súbdito dentro del sistema y .. l na es la raza de los dioses y de los hombres;
lo principios por los cuales éste se regía eran le una sola madre 2 obtenemos ambos nuestro
cidos. El gobierno arbitrario constituía para 11, nto. Pero nuestros poderes son polos separa-
I I go una ofensa que lo hería en lo más íntimo. dos, pues nosotros no somos nada y para ellos ~1
1 ,r 1 , cuando consideraba los países orientales, refulgente cielo brinda por siempre segura morada .
civilizados, veía en realidad c6mo un MÍ dice Píndaro en un admirable pasaje, a veces
n 11 !11 p 1 o encabezado por un rey abso- mal traducido por los eruditos que deberían cono-
1 111 1 no ,~gún las normas de los primi- cerlo mejor, y que le hacen decir: "Una es la raza
, n r r' gos, normas proce4entes de de los dioses y otra la de los hombres." Pero el
qu 1 l n 1 1 , una ley derivada del pensamiento fundamental de Píndaro es aqui la
r 1 11 ·uc r lu con su voluntad personal, dignidad y la fragilidad del hombre, lo cual cons-
uo 1 11 1, , • 11, ante los dioses, porque tituye el origen primordial de esta nota trágica
11 , ,,lt ,t, dios. El súbdito de tal amo l , , resuena a lo largo de toda la literatura griega
n l 1 1>ndición de esclavo. e1.isica. Y esta conciencia de la dignidad de ser
I' r 1 utherla -de la cual "libertad" es solo hombre es lo que infunde tal impulso y tal inten-
un I traducción incompleta- encerraba una concep- sidad a la palabra que impropiamente traducimos
1on más amplia que la que da a entender -esta por "libertad".
palabra moderna, aun cuando ella significa mucho. Pero hay algo más. Existían otros bárbarcn
La esclavitud y el despotismo constituyen estados además de los que vivían bajo el despotisllio orien-
que mutilan el alma. pues, como dice Homero, ' 11. Estaban, por ejemplo, los pueblos del Norte,
'7.eus despoja al hombre de la mitad de su hom- q11 ivían en bj.bus, estado del que no hacía mucho
bría, si llega para él el dí.l de la servidumbre·. l m salido los propios griegos. ¿En qué residía,
La modalidad oriental de la obediencia chocaba ntonces, la gran diferencia entre tales bárbarcn
al griego como algo no eléutheron; como algo los griegos, si ello no se basaba en la superior cul-
que a sus ojos afrentaba la dignidad humana. In- ura de éstos?
cluso ante los dioses oraba el griego erguido como Era la siguiente: los griegos habían desarrollado
un hombre, aunque conocía tan bien como cual- una forma de comunidad que grosera y errónea-
quiera la diferencia entre lo divino y lo humano. 1nente traducimos por •ciudad-estado•, debido a
Sabía que no era un dios, pero tenía, por lo menos, ¡ue ninguna lengua moderna puede hacerlo mejor.
conciencia de ser hombre. Sabía que los di~
se hallaban siempre dispuestos a castigar implaca t La Madre Tlena.
10 11
tes como carente de significación, sino por el con-
La pó'Us estimulaba y satisfacía a la vez )os más trario, a que la creo demasiado importante para
elevados instintos y aptitudes del hombre. Mucho resumirla en un somero capitulo final, tal como
tendremos que decir sobre la ·ciudad-estado·; baste suele hacerse por lo general. Si los dioses me son
sei\alar aquí que éste, en su origen una asociación propicios, me referiré a la Grecia helenística y
local para la seguridad común, se con~ó en .el romana en el segundo volumen.
centro de la vida moral, intelectual, estetica, SOC1al Mt' he esforzado en hacer hablar a los griegos
y práctica de un nuevo hombre, aspectos que des- , sí mismos, siempre que me ha sido posible, y
arrolla y enriquece como ninguna sociedad lo hizo I' ,ro que del conjunto ofrecido surja un cuadro
antes o después. Ha habido otras formas de socie- Jaro y ecuánime. No. he querido ideali7.ar, aun-
dad política de tipo estable; la •ciudad-estado" fue que me refiero más a los grandes hombres que a
,1 medio por el cual los griegos se esforzaron en los pequeños y trato preferentemente con los fil6-
hacer la vida de la comunidad y del individuo más ofos y no con pícaros. Los panoramas deben divi-
mte que antes. r .,· desde las cumbres; los bribones, por lo demás,
que un griego antiguo hubiese puesto en son casi iguales en todas partes, si bien en la índole
1 rnrn r rmmo , 11tr los descubrimientos de sus del pfcaro griego la dosis de malignidad parece
om 111(l 1tl "º n por cierto, que ellos habían haber sido superior a la de estupidez.
el mo1or modo de vivir. Aristóteles en
• 1 1 11 dJ I así, pues la frase suya que ha-

l,i111.1lme-11t se traduce por "El hombre es un ani-


mal polf tico'· quiere en realidad decir: "El hombre
• un animal cuya esencia es vivir en la ·ciudad-
estado". Si no vivía así, el ser humano se colocaba
muy por debajo de su verdadera co~~ción en
cuanto tiene de más elevado y caractenstico. Los
bárbaros no alcanzaron este nivel de existencia; en
ello residía la valla que separaba ambas con-
cepciones.
Al compilar esta reseñ~ de un pueblo sobre el
que tantas cosas pueden decirse, me he permitido
el lujo de escribir acerca de algunos pun!~s que
me interesan personalmente, en lugar de mtentar
abarcar el ámbito total de un modo sistemático y
tal vez apresurado. Además, me he detenido en
Alejandro Magno, es decir, en el periodo de
declinación de la· ciudad-estado. Esto no se debe a
que considere a la Gr~a de las centurias siguien-
13
12
Jada, o también pudo incorporarse al ejército y al
imperio persas.
Ninguna de estas presunciones se cumplió. Los
CAPÍTULo 11 pedícfonarios deseaban regresar a..,sus hogares,
no a través del Asia Men9f, que a pesar de
LA FORMACl()N DEL PUEBLO GRIEGO 1 nocida ya no era una ruta conveniente.· Resol-

'I "wn frrumpir hacia el norte, con la esperanza de


1t mzar el Mar Negro. Eligieron general al propio
J• nofonte, un caballero ateniense que resultó tanto
1 , idente de la junta de gobierno como coman-

dante de las fuerzas, pues el plan de acción se


J, nofont<- cuenta una historia .imperecedera que, 11-cidía en común acuerdo. Gracias a la autodis-
¡ir • 1 1111c ntc por tener ese carácter, puede volver c ,plina que los turbulentos griegos solían a veces
111 u¡u1 \, refiere a un incidente en la 111 l . t 1 , lograron mantenerse unidos, semana tras
p 1 1 11 clt I< 1 w, Mil a través de las terri- , mana, y prosiguieron su camino a través de aque-
1 le lt mcnia nimbo al Mar Negro. llas montañas desconocidas, haciendo buenas migas
1 111 [1omh11 e rnn soldados mercenarios recluta;, , m los ·naturales cuando podían y luchando con
1 11 1r , ol J, , ·1 para que lo ayudasen a echall llo cuando fallaban sus procedimientos conci-
11 lu rmun , itro del trono de Persia. Ciro no les 1, 1 110. •
11 . ) dicho tal cosa, pues sabía muy bien que nin- l •, mos perecieron, pero no muchos; pese a todo
, 111, ejército griego marcharía voluntariamente ha- il , , , u ,on como fuerza organizada. Un día,
da un punto distante tres meses del mar. Sin em- ··1111 k,:mos en la Anábasis de Jenofonte -un re-

bargo, con engaños y halagos· consiguió llevarlos 1 1,, tot 1lmente despojado de la tonalidad heroica-,
a la Mesopotamia. Los disciplinados y aguerrid .1, , hallaba al frente de la retaguardia mientras
griegos derrotaron fácilme1 .1 eiército persa. pero l t t, 1 , de exploración trepaban hacia la cima
Ciro fue muerto. Sobrevin ntonces para todos 111 ,1, fflnd ll"O. Cuando los exploradores llega-

una situación mjante. De >ronto los persas se ' t 111 1 rt , , mpezaron de pronto a dar voces

encontraron .. osesión de u~ rcito experim 1 • r • lo I los que venían detrás. l!:stos se


11 , , JI ¡ 11 111d , que tenían ante sí alguna
tado con el que nada podían hacer y los :griegos
se haUaban a tres meses de marcha de su hogar, U 11111 hu 111 1 11<1•. r, a su vez, a la colina,
sin conductor, sin paga y sin propósito, como un 1 11 m I mhu n gritar y lo mismo hicieron
ruerpo no oficial, internacional, ,¡ no debía obe- Ir p•u'· l 1, 11 , 1, compafiías: todos gritaban y
diencia a nadie fuera de sí mism~ en pudo esta 1,1, m animadamente hacia el norte. Hasta que
1 1m l.1 ansiosa retaguardia pudo oir lo que todos
fuerza convertirse en un insttun de locura y
de muerte, impulsada por la desespe aci(m; ya de- 1Thálassal, Lthálas,tü. La cngada_ye-
habfa terminado, pues th signitiea
generar en bandas de .ladrones, hasta verse aniqui
13-
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guridad cuál fue el idioma utilizado por los pe-
leyendas arcádica y ateniense, pues :\readia se h~lla
en la montañosa región central del Peloponese,
, pero conjeturando por los que todavía exis-
11 • • parece que hablaban un idioma bárbaro."
harto difícil de conquistar ( como lo comprobaron
1 nbaro" quería decir simplemente "no helénico...
mucho más tarde los turcos), y Ática, el territorio
1 referencia está bastante de acuerdo con nues-
de los atenienses, posee un suelo pobre, poco atrac-
tivo para los invasores o inmigrantes. Atenea, en- conjeturas acerca de los atenienses, pues ellos
tonces, no es griega, y 1-y motivos para suponer 1, ndian ser los conductores y la metrópoli de
que ella y su pueblo son anteriores a los griegos. lo iegos jónicos, y también pretendían ser in-
cual , una cosa muy distinta. ~as.
Otra leyenda ateniense puede llevamos un poco 1 ste sería, pues, el cuadro, si pudiésemos confiar
mú le1• Una de las lústorias atenienses mejor 11 las tradiciones. Una raza indígena no helénica
relataba que hubo una vez un conflicto l 1 ,bitaba el Ática y el Peloponeso. En un momento,
entre t nea y el dios Poseidón por la posesión de , ¡ osible de determinar, unos pueblos que habla-
la Acrópolis Atenea salió airosa. pero también el 1 n griego procedentes del distante norte emigra-
dio. obtuvo un lugar alli. Ahora bien, Poseidón mn a esta región -sin duda muy gradualmente- e
p n·,, , r un dios griego -quizá resulte menos Impusieron su idioma a aquéllos, más o menos
u o decir "'helénico..- y Atenea no helénica. hicieron los sajones en Inglaterra. No fue
inte1 p,, t 1d II de tales tradiciones no constituye t una invasión repentina y catastrófica. Los in-
un criterio de certeza, pero resulta tentador ver arqueológicos no ~ñalan una brusca. rup-
n sta leyenda el recuerdo del choque, en el Ática, . n la cultura antes de la invasión doria, aire-
entre un pueblo helénico que llegaba y lfls aborí- ' de 1100. Restos aislados de pelasgos, que
genes adoradores de Atenea, choque que tuvo des- Ultrajeron a la influencia de estos recién lle-
enlace pacífico, pues los naturales absorbieron a , 1 , prosiguieron hablando un idioma ininteli-
los recién llegados. 1 1 para Heródoto.
Los propios griegos posteriores creían en una
11 li h, que es imposible determinar la fecha
primitiva población no helénica. a la que consi-
deraban pelásgica, cuyos sobrevivientes se conser- 1 t IDigraciones; sin embargo, puede estable-
vaban puros en los tiempos clásicos y hablaban en , 1 to inferior. Seguramente estos griegos
su propio idioma. Heródoto, atraído por casi todo 1 lI dedor de 1100 no fueron los porta-
lo que llegó a su conocimiento, se tntei:esó también l 1, ngua griega a Grecia, puesto que
en el origen de. los griegos. Al refemse a las dos 1 por lo menos en dos siglos,
ramas principales del posterior pueblo griego, los tueos, sobre los que sabemos algo,
j6nicos y los dorios, afirma que los jónicos eran 1, 1 1 Algunos nombres de éstos
de ascendencia pelásgica. Y así, para distinguirlos l 11111li 1rcs a generaciones de ingleses
de los jónicos, llama a los dorios "'helénicos... Pro,. tr J• •I 1t, Egwith y Aelfric, pues los
sigue con estas palabras: "'No puedo decir con ' 1111 nón y Menelao eran aqueos,

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y también Aquiles y otros héroes a quienes cantó ,, m ,I , Muy probablemente. Umpi6 el mar de piratas.
Homero unos tres siglos más tarde.
¿Fueron entonces estos aqueos los primeros que
..
1 mc-dlda que Je fue posible, p a r a ~ sus propios

hablaron griego en Grecia? Nada nos obliga a pen-


li I como la mayor parte de los griegos,
sar uf; nada fuera de la tradición nos induce a
pensar que se hubiese hablado en Grecia un len- n la verdad general de las tradiciones; los
111 1t rnos escritores no compartieron esa creencia.
guaje que no fuese el griego puesto que es con-
n I admirable historia de Grote no habfa al-
cebible, aunque quizás no muy probable, que los
n 1do muchas ediciones, cuando Scbliemann fue
nombres no helénicos como Atenas sean palabras
Micenas y a Troya y desenterró algo tan excep-
intrusas.
c: t I como las dos ciudades de Homero. Poste-
Pero ¿hay alguna razón para dar crédito a estas
, rmente Sir Arthur Evans fue a Creta y prictica-
tradiciones? Hace cien años, los historiadores afir-
1 11b exhumó al rey Minos y su imperio insular.
maban que no. Grote, por ejemplo, escribió que
las leyendas fueron inventadas por los griegos, es 1 , pues, bastante claro que entre los comienzos
decir que eran un producto de su inagotable fan- 11! 1 tercer milenio y más o menos el año 1400 a.C ..
tufa, para llenar los espacios en blanco de su 11 perlódo tan extenso como el comprendido
r • la caída de Roma y nuestros dfas- Creta,
puado desconocido. Asf parecía necio creer que
un rey Minos había gobernado alguna vez en Creta, 1 t ticularmente la ciudad de CDOSSQs, fue eJ centro
o que tuvo lugar la Guerra de Troya. Pero tam- 1 una bril4nte civilización que se expandió por
bién resultaba necio negar su posibilidad. Un an- 1 mundo egeo en todas direcciones. Como Cnossos
tiguo historiador griego, Tucídides, trataba las 11 ,taba fortificada, sus amos tuvieron que vigilar
tradiciones de manera muy distinta, como datos mares, tal como dice Tucídides.
históricos -de cierta especie- que debían ser ,te es un importante ejemplo de la geieral vero-
sometidos a la crítica y utilizados de un modo imilitud de la tradición en el mundo griego. No
adecuado. 1lificil encontrar en otras partes casos análogos.
El relato de la Guerra de Troya, en los primeros , ,,as veces las leyendas han sido corroboradas
capítulos de su historia, es un hermoso ejemplo u 11 • grado casi absurdo. La historia del Mino-
de tratamiento apropiado del material histórico, • mist:ituye un ejemplo. Refiere esta historia
puesto que nunca se le ocurrió a Tucídides que 1 • ldides es demasiado austero para mencionar-
no se estaba Ocupando de un material de ese ca- "' todos los años los atenienses debían pagar
rácter. Acerca de Minos, el legendario rey de Creta, 111 tributo de siet~ mancebos y siete doncellas a un

escribe: 1 1 1 · monstruo, el Minotauro, que vivía en


1 1 l moto, en Cnossos, hasta que fueron liberados
Minos es el primer gobemante del que tenemos noticia, el 1 ' 1 príncipe Teseo, quien mató al Minotauro,
cual poseyó uua flota y controló la mayor parte de las aguas
11 •' por Ariadna y el ovillo de hilo que ella
que ahora son griegas. Gobernó las Cíclailas y fue el colo-
mzador de muchas de ellas. Puso a sus propios hijos co~ 1• para que pudiese salir del laberinto. Tal
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1 •· ,nda, pero he aquí algunos hechos. La 11 lnt•rablc: las murallas de Troya VI eran más
pnm r mitad del nombre "Minotauros" es evi- 1 1111< en un punto ( donde el acceso era más di-
1, , t ,m nte Minos, y la segunda mitad, "tauros, ¡, ,I tisto coincide con la descripción homérica.
·, il , en griego toro. De los hallazgos de Evans 1 1mbién acontece así con muchas genealogías.
,, C·, ,, ssos -frisos, estatuillas y otros objetos- se 111 . yoría de los héroes homéricos podían ras-

11 pr nde claramente que estos cretenses adora- ' u ascendencia a través de tres generaciones,
lun el toro. Ahora bien, si algo de la antigüedad , venía un dios. Con cierta irrespetuosidad se
• r · un laberinto es el plano del vasto palacio getido que esto quiere significar: i ' solo Dios
l mterrado por Evans. Además. existe harta evi- 1.. quién era el padre de él."" Con mayor reve-
u ocia de que estos cretenses del tiempo de Minos nc1a uno puede sugerir a su vez que esto re-
utilizaban, como símbolo de la divinidad o de la 1 , enta ·un pedido de favor divino hecho por el
autoridad, un hacha bicéfala del tipo de la que f11ndador de una dinastía: "Vuestro nuevo rey, por
griegos llamaron más tarde lábrya. Segura- l. ~acia de Dios." En otra dirección, estas genea-
m ·nte el Ática estuvo sujeta a la influencia cultural 1 • ,1as desaparecen dos generaciones después de
r t u y muy posible que también estuviese 1, Guerra de Troya, lo cual· nos llevaría a la fecha
1 1 t1 1 su dominio politico. No es, por con- ldicional de la invasión doria, alrededor de
, ·onturado suponer que los señores de 1100, en cuyo tiempo ( como lo han demostrado las
i 1 • ·n Jóvenes de las familias nobles avaciones) todas las ciudades del continente
l I nas como rehenes, en previsión de cualquier ron destruidas. Además, las más largas genea-
·ntualidad, tal como lo hicieron los turcos mu- conocidas fueron las de las casas reales de
hos siglos después. En cuanto a Teseo, parece ser ica y de Argos, las cuales nos harían remontar
una interpolación errónea, pues procede de un >ro~madamente hasta 1700 a. C. Ya hemos visto
periodo posterior, y hasta ahora nadie ha verifi. 111 los atenienses, con cierta probabilidad, pre-
cado la existencia de la romántica Ariadna ni 11dían ser los habitantes más antiguos, pero hay
encontrado el hilo; en Jo demás Ja leyenda resulta: unbién otra cuestión: Atenas y Argos se distin-
digna de crédito. 1 1 an entre las ~~ Jades griegas en la época clásica

Lo mismo sucede con Troya: De )as nueve ciu, , tener como deidad principal no a un dios, sino
dades superpuestas en aquel sitio, Troya VI fuei una diosa, Atenea y Hera argiva. Ahora bien, mu-
destruida por el fuego más o menos por la fech11 imágenes del culto han sido descubiertas en
tradicional de la Guerra de Troya ( 1194-1184). , ta y ellas muestran patentemente que este pue-
Uno de "los constantes epítetos homéricos para¡ i1, adoraba a una diosa. Si había un dios, estaba
Troya es '1a del ancho camino": Troya VI tení• 1 ordinado. La diosa era sin duda una diosa de
una calle ancha en tomo a la ciudad, en e) int 1 lturaleza, un símbolo de la fertilidad de la tie-
rior de las murallas. Estas murallas fueron edifi~ Las deidades helénicas fueron preferentemente
cadas por dos dioses y un mortal, y el sector cons"'l ulinas. Es por lo menos sugestivo que estos dos
tntido por este último era más débil y result l,, , los atenienses y los argivos, que poseían
23
1111 mero matrimonio dinástico. Además, ~tía toda
las más extensas genealogías, adorasen deidades 111,1 zona <le culto y creencia que solo mantenía con
femeninas, una de las cuales, y posiblemente las 1 < Jlmpo una conexión accidental. Los verdaderos
dos, tenian nombres no .helénicos. Zeus ( latín deus, 11 ltOI olimpicos se basaban en ideas de un dios que
·dios· ) es puramente helénico. Tenía una consorte p1ot I la tribu, el estádo o la familia, que tomaba
helénica muy misteriosa, Dione, cuyo nombre es 1 l,t11,ped o al suplicante bajo su custodia. El dios
semejante al suyo propio. Pero en la mitología grie- , 1, en realidad, intimamente relacionado con el
ga su consorte era la argiva Hera, y un Himno ho- mismo social Era también un dios de la natura-
mérico nos asegura-que ésta se había resistido a , pero solo en el sentido de que explicaba cier-
desposarse con él, no sin raz6n, según se expresa. f uerzas .naturales: Zeus enviaba la lluvia y el
Una vez m'5 acude una interpretaci6n evidente; 1 Poseid6n irritaba el mar y sacudía la tierra.
se trata de la fusión de dos pueblos de diferentes 1 11 fue enteramente absorbida dentro de este
culturas, en apariencia de distintas lenguas, y po- t ma: se convirtió en la hija de Zeus, la protectora
siblemente también de otro origen racial. da de la ciudad, la dispensadQra de la sabidu-
V irnos, entonces, que de ningún modo deben lOCial. Pero su lechuza nos recuerda su origen;
descartarse de entrada las tradiciones que preten~ 11 una diosa de la naturaleza y no una diosa de
den ser históricas. Heródoto, un ávido averiguador l I l1ibu. Junto a los cultos oUmpicos y en abierto
que no carec(a de critica, consideraba a los grie- ,11, , l • con ellos, existfan en Grecia otros basa-
gos jónicos como un pueblo "bárbaro· que había n los misteriosos poderes vivificantes de la
sido helenizado. Es posible mostrar que tenía ra- 11 t11r,1lt Y así, por ejemplo, estos misteriosos
zón. En tal caso, no debe sorprendernos comprobar 111 , interesaban al individuo, mientras que los
<¡ue el proceso se cumplió en forma i:nuy_ gradual. 1 11 ¡>leos atañían al grupo; aquéllos admitian a
Sólo la invasión doria presllnta la apanencia de una u l ¡uiera, esclavo o libre, éstos solo admitian a
conquista general. 1 mi,nbros ·de la colectividad; aquéllos enseña-
Nuestra breve exposició.n ha abordado otro pun-
¡ tJoctrinas de reencarnación, de regeneración,
to: los dioses y las diosas. En las observancias re-
1 111 , 'alidad; éstos no enseñaban n&da: solo les
ligiosas de la Grecia clásica existe una especie de
1 celebraci6n de los honores debidos a
dualismo. Esto resulta extraño en un pueblo tan
e invisibles miembros de la comuni-
filosófico, aunque se comprende muy bien si ad-
de concepci~es religiosas completa-
mitimos que la cultura griega ~esciende ~e oti:,as 111 1 y nos aproximaremos a la verdad si
dos profundamente distintas. VJSto . a la dista_n~
el Panteón olímpico de los doce dioses, presidido 111 l 1 • :oncepci6n del dios es europea y la
, 1 1 diosa mediterránea. Las diosas
por Zeus, parece de una imponente solidez, pero,
si observarnos más de cerca, esta solidez se des- recta de la Creta minoica.
vanece. Ya vimos que las diosas ni siquiera tienen decir algo de esta antiquísima
nombres griegos, y que el punto clave de esta cons- t p II r un confuso recuerdo para los
l I lurtoria y una mera fantasía para
trucción, el matrimonio de Zeus ·Y Hera, parece ser
25
nuestros abuelos. Cronol6gicamente, comienza en t nses de un friso: Mais ce sont des Pari.
la edad neolítica, alrededor del año 4000 a. C., ha 1 Y además -para referirnos a otro aspectc
alcanzado la Edad de Bronce hacia el año 2800, y l I ultura ltumana- el sistema de desagüe del gran
posteriormente florece, con periodos de gran esplen- 1 ,1 10 fue aclamado como "absolutamente inglés".
dor alternando con épocas de relativo estancamien 1 areria, grande y pequeña, muestrá en sus
to, hasta que, a la postre, Cnossos es saqueada y períodos una maravillosa artesanía y sed-
destruida alrededor de 1400. Geográficamente, se del diseño. Parece a veces recargada, colmada
inicia en Cnossos; se extiende a otros lugares de ,domos donde debería haber espacios vaclos;
Creta; luego en forma gradual a las islas del Egeo y por otra parte, suele emplear esos espacios
a muchas partes no solo de la Grecia meridional y 1 una audacia y una seguridad que recuerdan al
central sino de las costas de Asia Menor y hasta dQ J arte chino. En general, nuestra impresión es
Palestina. A partir de 1600 algunas zonas del , ma cultura alegre, aristocrática, en la que se
continente griego comienzan a rivalizar con la pr ,can en primer plano la caza, las acometidas
pia Cnossos como centros de civilización y despu toros y las acrobacias.
de la destrucción de esta ciudad se convierten en ro otros aspectos de su civilizaci6n eran tan
sus herederas: entre éstas la principal es Micenas; der >rtantes para estos minoicos como su arte y
.qul que a esta tard{a rama de la antigua cul blemente aún más. En los libros sobre las ci~
minoica o egea ( aunque la primera en ser red~ icnes pretéritas suele darse al arte un espacio
cubierta) se la conozca por civilizaci6n micénica.¡ , o. Ello se debe a dos razones. En primer lu-
Una antigua etapa de esta civilizaci6n. imperf más fácil fotografiar un templo o una pintura
mente recordada, es lo que constituye el fundamen-
un credo moral o una filosofía política; y en
to de la Iliada. , ndo lugar, muchos pueblos han sido desar-
No es posible aquí decir mucho sobre esta civili-1
11 I ,dos en todo, menos en su arte. En realidad,
záci6n. La ausencia de fortificaciones conf
, iegos y los judfos fueron los primeros pueblos
que se asentaba políticamente en el poder marfti
mo; los vastos edificios dan fe de su riquerza. El que no sufrieron tal desmembración. Eso
complejísimo plano del palacio en Cnossos sugier t I sucede también con los minoicos. Su arte
que era un centro de administraci6n más que una lbla directamente; las demás cosas lo hacen
fortaleza. Podemos atribuir sin reparos a estos an, fnr , indirecta. mediante inferencias. Sus ves-
6guos cretenses un gobierno de palacio; es impo ,n abundantes e incuestionables, en ambos
ble descubrir ~ntre las ruinas cualquier tipo_ de go- de la palabra. Pero lo qu~ pensaban sobre
bierno popular. Los vasos pintados, los frisos, 1 cómo enfrentaban sus problemas, no lo sa-
estatuillas y otros vestigios muestran que esta ci Conocieron por cierto el arte de la escritura;
vilizaci6n poseía gran elegancia, vigor, alegría . muestras de ello, pero no podemos leerla.
bienestar material. Se cita a menudo la observaci6 que alguien alguna vez .logre descifrar-
de un estudioso francés al contemplar las dam cirla, para decirnos quizás por qué un
26 '1:1
ron una Creta en decadencia y se establecie-
oficial estaba enojado con su subalterno o cuál era,
11tre los rudos helenos ejerciendo su arte para
el precio de la carne en el siglo XVII a. C. ' ¿O bien estamos ( lo que parece más pro-
Pero, aunque no sepamos nada, excepto por d ante una población ·predominantemente no
ducción, sobre sus ideas y experiencias, sabem ya muy influida por Creta y semejante al
algo sobre su linaje. Han dejado representado cret~ pero dominada por una aristocrar
de sí mismos y ellas nos muestran claramente qu ega de aurigas recién llegados? Si esta última
pertenecían a esa raza "mediterránea" de hombr , lción es cierta, ¿es posible que Heródoto ten-
delgados, de piel oscura y cabellos negros, que f t: e 1 , azón y que la masa de los "micénicos" fuesen
ron oriundos del norte de África. Estos hombr , ·os, ya helenizados o no? Estas preguntas po-
ya habían pasado la era paleolítica cuando algt 1r 111 responderse algún día. Entre tanto, cualquiera
de ellos arribaron a la deshabitada Creta. ¿Siguier ,1 cuadro que intentemos bosquejar, será pru-
otros m'5 adelante y se establecieron en region 11 no hacerlo demasiado ordenado, pues, sin du-
de Grecia? Esto es lo que en realidad desconocem las inmigraciones casuales y las conquistas lo-
El último arte cretense lleva directamente a l han proseguido durante largo tiempo. Algún
cultura ..micénica" del continente, casi sin interru , ,r de. este cuadro debe reservarse para los ..aque-
clones, aunque con el agregado de nuevos rasg l. cabello rubio" de Homero, hombres de cabe-
El plano del palacio típico era diferente. No sol 1l rojizos (mnthoi), que se distingufañ de los de
tenía éste m'5 aspecto de fortaleza ( circunstanc · l lllera negra a q~enes gobernaban. Los reyes
que explicarían las condiciones más turbulent idos de Zeus que aparecen en Homero cons-
del continente), sino que los cuartos parecen ha 1 u1an una aristocracia casi feudal cuyos S1Íbditos
sido menos abiertos, como si el estilo hubiese te 11 tes desempeñaban un pequeñísimo papel en la
11 fTa o en la política, algo así como la aristocracia
do origen en un cUma m'5 riguroso; además, a m
dida que se desarrollaba, este estilo logró una si 11 rmanda que se estableció en la Inglaterra sajona.
metría sin parangón en la arquitectura creten 1 1 palacio'" que Atreo edific6 en Micenas y legó a
Otra diferencia es 1a gran importancia que ad 1 hijo Agamenón era más una fortaleza que una
quiere la figura humana en la pintura de vas , lencia en el centro ºde un sistema de caminos
Los artistas cretenses habían utilizado princip tégicos que brindaban seguro dominio de las
mente modelos lineales y dibujos ( sean na lntas partes del Peloponeso y de la Grecia cen-
listas o estilizados) derivados de la vida animal i, 1 en estas partes de Grecia había otras for-
vegetal; los artistas micénicos continuaron los dº 1 · de la misma índole. Las armas aqueas de
seños lineales, péro utilizaron con más frecuen · habían demostrado ser superior~ a las micé-
la figura humana, como ser en escenas de procesi de bronce, pero en general la cttltura mi-
nes y de carreras dt: carros. era más elevada. Desde este punto de vista,
¿Quiénes eran los hombres que forjaron esta c resante señalar una de las inexactihtdes de
tura micénica? ¿Eran artistas y artesanos que ah 1
Ución que siguió Homero tres o cuatro siglos
28 29
más tarde. En algunos aspectos, esta tradición r~ r ,gunta importa, sin duda, simplificar de-
produce la edad micénica con notable fidelida do la cuestión. Cnossos fue destruida, segu-
especialmenie en su geografía política. Cuando Ho 11, nte por invasores de ultramar, hacia 1400 y
mero escribió -quizás alrededor de 850- la invasió , 1 1latos egipcios dicen que las "islas del mar"
doria de 1100 había cambiado por completo el ma 11 perturbadas y las costas de Egipto invadí-
de Grecia. La propia Micenas, por ejemplo, era · " or akhaiwashi, nombre que se aproxima lo
un lugar de escasa importancia, y la costa de As" mte- a los akháiooi homéricos como para
patria de Homero, se había hecho griega. Sin e (Urar la identificación. Más adelante sabemos
bargo, la l líada conserva con plena fjdelidad u fuentes hititas que existen merodeadores en
descripción de Grecia del siglo xm; nada en e mandados por un hombre cuyo nombre se
denota la Jonia que el propio Homeró conoció e -ce sospechosamente a "Atieo". El padre de
Asia. Pero lo interesante de la .inexactitud es qu 11:nenón se llamaba Atreo. No hay necesidad de
el arte y los artículos de lujo que describe Home ntificarlos. El Atreo que conocemos era el rey
son atribuidos a los fenicios. Su fabricación naci 1 Micenas, hijo de Pélops que dio su nombre al
· nal se había olvidado por completo y hubi 1 loponeso ("isla de Pélops"), y tal vez no fuese
parecido algo increíble. Los aqueos eran rudos co 1 persona a propósito para andar cazando hititas
quistadores sin ningún arte y más todavía los d , Asia Menor. -Pélops" es un nombre griego que
rios que vinieron después. Han sido compara ifica "rostro rojizo·, y él vino desde Lidia,
con un hombre que recibe una herencia· Y. malg Menor, de modo que el otro Atreo pudo haber
ta todo su capital. l I de la misma familia.
Otras contradicciones apuntan en la misma 'odo esto sugiere dilatados disturbios durante
rección. En Homero los muertos son quemad siglos xv y XIV, circunstancias en que un
pero la costumbre nativa -y también la habi 1blo llamado aqueo toma la primacía. Si da-
costumbre clásica- era sepultarlos. En Homero e crédito a las genealogías, Pélops ·atravesó el
contramos la religión olímpica de los dioses cel io y se unió por matrimonio con la familia real
tiales; no hay huellas de las diosas terrestres Elis, cerca de Olimpia, en la primera mitad del
Creta y del Egeo. En Homero hay cacerías a gran lr xm,. en tanto que su nieto Agamen6n con-
pero ni rastros de luchas con toros, tan impo hasta Troya a los aqueos unidos muy a co-
tes en el arte micénico. Podrían citarse más eje ' 11zos del siglo XII ( tradicionalmente, 1194).
plos. La tradición homérica es exacta hasta don ás, si las genealogías son de fiar, durante el
llega, pero es la tradición de una pequeña el 1no siglo decimotercero se fundaron otras dinas-
conquistadora, separada por un abismo de la vi queas.
de los sojuzgados más civilizados, aunque no d 1 ro todas ellas sucumbieron y la decadente

truyese bruscamente ni siquiera modificase e 1 micénica llegó a su fin, al concluir el siglo


vida superior. · t Otros conquistadores, los dorios, bajaron de
¿Cuándo llegaron los aqueos? La formulación ' recia septentional y central. Esta vez no se
30 31
- - - - - - ~ - - --------=----=----

trataba de aventureros prósperos que capturab de torso; todo muy primitivo en cuanto a su
o saqueaban pequeños reinos. sino de un destruct t, naca, pero en extremo logrado en el diseño ge-
alud de hombres, que terminó súbitamente con ' ral, que muestra, como algu,ios vasos micénicos,
una larga civilización e inició una Edad Oscura, treii 1 Interés típicamente helénico en el hombre y sus
siglos de caos, después de la cual empieza a surgí(' uhras.
la Grecia clásica. Los jónicos buscaron refugio l 1.o que antecede ha sido un examen externo y
otro lado del mar ( con excepción de los atenienses); 1· 11 cierto inconcluyente, pero ha puesto de relieve
el nombre ·Acaya,. se 'redujo a la estrecha planici
1111 punto importante: que el arte de la Grecia clási-
a lo largo de la costa meridional del golfo de , no era una creación totalmente nueva. sino más
rinto, y los aqueos ·de cabellos rojizos,. -junto coQ
111 n un Renacimiento. Un Renacimiento en condi-
los dorios que los tenían de igual tono, si es que er
tones muy diferentes y de índole muy diversa. AJ-
de ese color- - fueron absorbidos por el tipo de ca
r, ha sido·agregado al arte primitivo; la confusión
bello oscuro que produce Grecia, del mismo mod
1 • acabamos de describir produjo una fusión: un
como los celtas rubios de Galia se convirtieron
1, tlVO pueblo con los dones de sus dos progenitores.
los morenos franceses.
sugerido, quizás un tanto temerariamente, que
Hace cien años esta Edad Oscura era completa
1 1 •mos indicios de esto en la predilección que
mente desconocida, a no ser por el subitáneo e inex
111cstran los pintores micénicos en primer lugar y
plicable resplandor de Homero; y la Era Clási
que siguió representaba el milagroso florecimi 1 go los atenienses, por las actividades humanas
to de la civilización y el arte en Europa. Ahora es m duda esta simpatía por el hombre es una de
1 aracterísticas dominantes del pensamiento grie-
oscuridad es menos densa, ya que podemos obser
var a través de ella las artes del~ alfarero y el for Pero tal vez podamos calar más hondo. La gran-
jador de metales. Este último arte realiz6 verdad ' del arte griego -la palabra está usada en su
ros progresos, estimulado por la introducción de ntldo más amplio- reside en que concilia acaba-
lúerro y la pintura de la alfarería; aunque ésta per 11 , ,mte dos principios que a menudo se oponen:
dió la elegancia, libertad e invención de la prim 1 r una parte dominio, claridad y una fundamental
época, produjo en el siglo IX los excelentes va 1 -dad y por la otra, esplendor, imaginación y pa-
i II Todo el arte clásico griego posee en grado su-
sos Dípylon de Atenas. Como la antigua a1f
reria minoica, estos vasos están decorados co 11 , ,, cualidad intelectual que se manifiesta en la

modelos geométricos; pero, además, descubrimos u 1; 1 y la certidumbre de su construcci6n. A nos-


motivo que no era tan común en Creta: la fi h f d intelectualismo en el arte nos sugiere cierta
humana. Así encontramos temas tales como guerr 1 i pero el arte griego -sea el Partenon. una tra-
ros con sus carros, escenas fúnebres, hombres r h 1 le Esquilo, un diálogo ¡>)atónico, una pieza de
mando en naves de guerra. Las figuras son esti · , f 1 , ía. la pintura que la adorna o un pasaje d~
zadas, con finas lineas en lugar de brazos y piern l análisis en Tucídides- posee, con todo su
un cfrcolo en lugQr de cabeza y un triángulo e 1 tu11lismo, una energía y una pasión que se
3 33
destacan precisamente por estar regidas con tanta 1, nguas clásicas, no tarda en descubrirlo, con alegría
inteligencia. · on pena, segun su temperamento. Por consiguien-
Ahora bien, si comparamos el arte de la Grecia 1 está en. la naturaleza del griego expresar con
clásica con el arte minoico o egeo, hallamos urna exactitud no s6lo la concordancia entre ideas,
una significativa diferencia. Lo mejor del arte mi- lno también matices de significación y de senti-
noico posee todas las cualidades que el arte puede 1 1 ,nto. Pero más cerca de nuestro punto está una

tener, menos este consumado intelectualismo. Es >nsecuencia de esto -a no ser que se trate de una
difícil imagin(U'se un arquitecto griego que conciba. usa-: e~ estilo peri~co. Tanto en griego como
ni aun por accidente ~ bajo pena de muerte, un • latín, s1 una expresion es compleja, por constar
edificio de plano tan caótico como el palacio de una ,o más ideas principales, acompañadas de
Cnossos. El arte griego obtuvo algunos de sus triun- 1o numero de ideas explicativas o modificadoras,
fos más brillantes en la más rigurosa y seria de todas > el complejo expresivo puede formularse, y así
sus pr · n : la escultura de gran tamaño; y no hace normalmente, con la mayor claridad en una
es casual que, hasta el presente, entre las obras per- 1 oración. Esto significa que ambos idiomas po-
tenecientes a la escultura minoica sólo se hayan en- n ~a cualidad señaladamente arquitectónica,
contrado obras pequeñas. Por cierto que todo arte ro existe entre ellos una importante diferencia.
digno de tal nombre debe ser serio y reflexivo; sin 1 romanos parecen haber obtenido el estilo perió-
embargo, uno se siente inclinado a atribuir estas 'O a fuerza de emp~o y denuedo; los griegos
cualidades al arte griego y no al minoico. A este arte ieron con él. No solo posee el griego muchas
parecen convenir otros adjetivos tales como brillan • 1 formas para deslizarse dentro de una cláusula
te, sensitivo, elegante, alegre, pero no "intelectuar. 1I,ord~ada -1>'.°~ ~jemplo, el -verbo regular griego
Esta condición intelectual del arte griego n diez participios ( si he contado bien} y el
remite a los helenos, y no sin pruebas. Cuan tres- sino que también se halla este idioma
bajaron de las montañas del norte, no traían consig provisto de pequeñas palabras -conjunciones-
arte alguno, pero sí traían un idioma y en este idi funcionan en parejas o en grupos y cuya única
ma griego -en su íntür.a estructura- se encuentr es hacer clara la estructura sintáctica. €stas
esa claridad, ese equilibrio y esa exigencia de rig 11 según puede verse, (."Omo hitos indicadores.

que advertimos primordialmente en el arte clási tor habrá tenido más de una vez la molesta
y echamos de menos en el anterior. En primer tér- mcia siguiente. Al leer en alta ,·oz una oración
mino, el gr!ego, como su primo el latín, es un idiom l, , llega ~n punto en que. baja la voz, creyen-
rico en inflexiones, con una sintaxis elaboradfs· la oracion llega a su termino, pero en ese
y delicada. Cuando más nos remontamos en la hi~- 11 111 crítico no encuentra un punto, sino un

toria del lenguaje~ lo más elaborado son las inflexi coma o una coma, de modo que tiene que
nes y ( en muchos aspectos) lo más delicado es • · r un~ o dos palabras,, retomar aliento y
sintaxis. La sintaxis griega es mucho más varia , roaegutt. Esto no le pasar1a nunca en griego
mucho menos rígida que la latina. El estudiante d l escritor griego habrá puesto al comí~
3.5
la palabra te, la cual significa: "'Esta oraci6n La mentalidad de un pueblo se expresa tal vez
( cláusula o frase) va a tener por lo menos dos .~s directamente er. .a estructura de su idioma que
miembros coordinados, y el segundo ( y los siguien- n cualquier otra de sus realizaciones, pero en toda
tes, si los hay) será una simple adición del primero", tbra griega encontraremos esta firme compresión de
o bien la palabra ,nin, la cual significa lo mismo, 1 idea y su enunciado en forma cl,¡u-a y económica.
salvo que esta vez el segundo (y los siguientes) Junto con esta lucidez, poder constructivo y serie-
miembros no serán una continuación, sino una opo- i&d, descubriremos también una aguda sensibili-
sición. En inglm puedt; .por supuesto, empezar una d y una invariable elegancia. He aquí el secreto
oración con ·Mientras, por otra parte ... " Pero el lt• lo que se ha llamado "el milagro griego", cuyo
griego hace esto con mayor facilidad, por instinto larecimiento -o una buena parte de él- reside
y siempre. No poseemos transcripciones directas de n la -fusión de culturas, si es que no también de
la conversación en griego antiguo, pero hay pasajes, ¡>ueblos. ·.
en los dramaturgos y en Platón, en que el escritor
se esf"Jerza en dar la impresión del habla improvisa-
da y en ellos no es ucepcional una estructura pe-
riódica magníficamente elaborada; pero, aunque no
encontremos esto, hallamos un ordenamiento de la
oración perfectamente nítido y libre de toda ambi-
güedad como si el hablante viese en un destello el
plano de su idea, y por consiguiente de su expresión,
antes de empezar a formularla en palabras. Está en
la naturaleza de la lengua griega el ser exacta, sutil
y clara. La imprecisión y la falta de claridad en que
ocasionalmente suele incurrir el inglés 1 y de la
cual a veces sale a flote el alemán, es en absoluto
ajena al griego. No quiero con esto decir que no
puedan expresarse desatinos en griego, pero el des-
atino se hace patente en seguida. El vicio griego en
lo que respecta al idioma no es la vaguedad o la bo-
rrosidad, sino una especie de claridad artificial, un
trazo firme donde no hay distinciones.

l Cuando digo uinglés" DO me refiero a la lengua de Jos


empleados, los políticos y la gente importante que envía
carta a Tlae Tmle6. En este lenguaje la imprecisi6o Alele
ser la cualidad saliente, debido a Al fatigosa pomposidad y
su Infantil complacencia en metáforas tontas.
36 37

l .
1 atenienses, más inteligentes, solían apodar a sus
,cinos "cerdos beocios".
CAPmJLO 111 Grecia es una región de gran variedad. Las condi-
' tones mediterráneas y subalpina existen a pocas
millas de distancia entre sí; llanuras fértiles alternan
EL PAIS •'On zonas de abruptas montañas. Más de una em-
l'rendedora comunidad de marinos y comerciantes
llene por vecino a un pueblo de tierra dentro, agri-
' Dltor, que apenas si conoce el mar y el comercio,
un pueblo tan tt:&dicional y conservador como lo son
Tal vez sea ~e el lugar adecuado para consid l trigo y el ganado. Los constrastes en la Grecia
brevemente la geografía de Grecia. ¿Cuál es la na 1 hoy pueden resultar sorprendentes. En Atenas
turaleza del pafs que atrajo a estas sucesivas b,andlalll el Pireo, uno tiene a su disposición -o tenía, antes
de rudos nórdicos, alguna vez de orientales, y qu 1, la guerra- una amplia y moderna ciudad euro-
hizo por ellos? 11 con tranvías, ómnibus y taxis, aviones que llegan
El lector se hallará sin duda familiarizado co • on intervalo de pocas horas y un puerto atestado
la configuración general de Grecia -tierra de mo , I, buques que se dirigen a los más diversos rumbos:
tañas callzas, valles angostos, golfos extensos, es • Egina, al otro lado de la bahía, a la costa oriental.
sos ríos y numerosas islas-, elevaciones sobrevivi , la costa occidental o, a través del canal, a Alejan-
tes de un sistema de montañas sumergido, se ' li 1 , a los principales puertos de Europa. a América.
sugiere una ojeada sobre el mapa de lá penínsu 1 ll'O pocas horas después uno puede encontrarse
Hay unas pocas llanuras, no muy extensas pe n zonas de la Grecia central o del Peloponeso, don-
extremadamente importantes en la economía y l 11, en muchas millas a la redonda los únicos caminos
historia del país. Algunas de éstas son costeras, t •• las huellas de las cabalgaduras y el único ve-
como la angosta y fértil llanura de Acaya que Wculo rodante es la carretilla. En Calamata, me
extiende a lo largo de la costa meridional del Golf traron un grande y moderno mollno harinero,
otras se hallan en el interior, como Lacedemo · ,1 que llegaba el grano directamente, por succión,
(Esparta); otras quizás casi totalmente aisla 1, las bodegas del buque que lo habíá traído. Dos
del mar por cadenas de montañas, como las llanur ll.1 antes, a menos de veinte millas de allí, babia
de Tesalia y Beocia. La llanura beocia es e5Jlleclalll to hacer la trilla al estilo del Antiguo Testamento,
1
mente feraz , y con una atmósfera muy carga n caballos o mulas corriendo alrededor de una
circular en un rinc6n del campo y el ahecho
l El nombre Beocia significa "tierra de vacas·. No e t, tuado en el mismo lugar con la infaltable ayuda
muy abundantes en Grecia las buenas tierras de pasto 1, 1 viento. En la antigüedad los contrastes tal vez
para estos animales. fuesen tan grandes, pero Sdn también sorpren-
38 39
!entes. Tr_opezamos con la variedad por doquier y escasamente 2 las torpes veleidades de la multih1d
to
T" constituye. un hecho de gran 51•~1caeton. ,...;t· .,
urbana.
iene ~an lDlportancia para el desarrollo de la Con tal vari~ad de suelo y clima, el estado griego
cultura gnega el hecho de que la mayoría de los normal se bastaba a sí mismo, y podía disfrutar
lados tuviese su franja de llanura fértil, de tierras una equilibrada vida social. Los griegos tenían una
,ltu ,1. pastoreo• de laderas boscosas Y d e cumbres palabra para designar esta autosuficiencia, autár-
:.ufomás en muchos casos acceso al mar. keia o autarquía, que hemoi aprendido a utilizar
, ,. t td1, <.'Orno Birmingham o Wiltshire· en estos últimos años, pero en un contexto más
111111111d ul decir, no'unperaba un mod~ · deprimente; para el griego, como luego veremos,
l1.1h1, 111 11, ,, mPnos uniformidad ella era una parte esendal de la idea del Estado y
1 ' 1 ,1 1 ,t lu que oonside- las condiciones físicas de s11 país lo capacitaban_para
1111111 t I uu 1 ' 1, fndushi a1es, hacerla cfectiva.
1 m p 11· lo menos tan Había otra únportante c.'Onsecuencia de la cons-
1 1 P1, 11d111 de la vida tante variedad que se da en este pe<1uei\o mundo
1' 1 • olvidar fácil- griego. Aunque la mayoría de los estados pudiesen
, 11 11111, atenienses bastarse a sí mismos, gracias a las var:iantes de al-
l 1 " n¡ De las pri- titud muchos tenían sus productos especiales, por
11 1' •'OD evidencia
ejemplo, la aceituna del Ática, el mármol de Melos,
111 l .id campesina
el vino de la islita de Pepareto. Esto fomentaba un
activo comercio y un intercambio incesante. Ade-
1 1 1 • (an tierra en
más, las comunicaciones por mar eran fáciles y
I' ; I , 'lll rra del Pelo-
1 1 1 1 o I z.ones de pr~
bastante seguras, salvo en el invierno. Junto a esto,
debemos considerar otro hecho de importancia deci-
,spartanas los siva: que Grecia en su conjunto mira hacia el sud-
este. Las montañas siguen en esa dirección; en con-
1 ,, • 1 ltt 111( u ' • lo es mucho secuencia también los valles y los puertos, y las
1 1 l. 1 dudad y el campo senes de islas, prolongación de las cadenas de mon-
1111.ulo , salvo en aquellas tañas, sirven de guía al hipulante de cualquier
1 .,dia y la Grecia occi- esquife, el cual, sin auxilio de la brújula, puede
11 11 In de ciudades. La anibar sano y salvo a Asia o a Egipto, cunas de
tuvo siempre concien- anteribres y más ricas civilizaciones. Grecia fue así,
1 campo, la montaña y en sus días prehistóricos, tentadoramente accesible
• los usos de la ciudad.
¡uilibrada perspectiva. 2 Hacen necesaria ~ distinci6n algunas locuns de los

1 1 1 1, Msignada inmovi-
atenienses durante la guerra del Peloponeso, pero pam elta
fecha, ya los atenienses, según vimos, emaban plenamente
t l' • 1 immentó muy urbanizados.
41
para los comerciantes y para otros navegantes pro.- conjunto, es muy agradable y estable. Grecia es uno
cedentes de Creta y luego de Fenicia y más tarde, de esos países que tienen un clima y no simplemente
cuando, en los tiempos históricos, los propios he- un estado atmosférico. El invierno es severo en las
lenos cobraron afición al mar, sus derroteros los montañas; en otras partes, bonancible y soleado.
llevaron a tierras más antiguas que la suya. La dife. El verano comienz.a pronto y es caluroso, pero, salvo
rencia con Italia aclarará este punto. Los Apeninos en las llanuras cerradas, el calor no es abrumador,
st· yerguen ~rea de la costa oriental; por consi- pues la atmósfera es seca y su rigor es mitigado por
glliente, los nos y valles corren.hacia el oeste, y las la diaria alternancia de las brisas terrestre y marina.
llanuras fértiles y los puertos se hallan en la costa La lluvia es casi desconocida en verano; el final del
1 1Jrntal. La costa italiana del este es de lo más invierno y el otoño son las estaciones lluviosas.
11h • p111 A consecuencia de esto, la civilización Entre los escritos médicos griegos atribuidos a
11 'º ' mh.amc nh I Italia; la influencia minoica fue Hipócrates hay un breve tratado titulado Aires,
In , 11 , , cuando a su vez estableaeron agua8, lugares. Este opúsculo da una triste impresión
t , 111 11111 hor<l r la costa meridional y del clima griego. El desconocido escritor nos dice
1 t 1 •1.andt diferencias entre la que si un lugar está situado entre el sudeste y el
' l I romana se debe en gran sudoeste, abierto a los vientos calientes y resguar-
el, c¡uc )os latinos, a la inversa de dado del norte, las aguas serán calientes en verano,
1 11t ontraron con la antigua cul- frías en invierno y diuy -saladas, porque estarán cer-
1 1 1 1 11 1, I Mediterráneo firmemente afin- ca de la superficie. Los habitantes padecerán de
u l I t 111rnmla que invadieron. Los Apeninos fleina, y en consecuencia de trastornos digestivos;
, ad 1•n gran parte de muralla. comerán y beberán escasamente; las mujeres serán
l ont t podría establecerse entre el archi- enfermizas y• propensas a tener abortos; los niños
,, 1<·go y las islas Hébridas. Las diferencias se verán atacados por convulsiones, asma y epilepsia
• enh entre ambos en cuanto a clima y fertilidad y los hombres estarán expuestos a disenterías, dia-
m bastante evidentes, pero hay otra circunstan- rreas, escalofríos; fiebres crónicas, eczemas y hemo-
1 , • que los productos de una .de las islas Hébridas rroides y, después de los cincuenta años, quedarán
on los mismos que los de la otra y también que los paraliticos a causa de humores que bajan de la
1•I continente. Por consiguiente, en condiciones cabeza. Sin embargo, la pleuresía,' la neumonía y
primitivas el comercio era flojo, y no había oposi- otras pocas enfermedades se dan muy raramente.
aonc · agudas que ensancharan la mente; además, Si uno está situado hacia el lado del norte, padeeerá ·
1 tut rnarmas llevaban no a Fenicia o a Egipto, los trastor.ios contrarios. Las aguas serán duras y el
un 1 ,r irn nb escasamente distinto, o al At- físico del hombre también. &te será delgado y
t lc lomlc un homhr, si teufa la suerte musculoso, comerá bastante, pero beberá poco, •ya
1 1m 1h11 11ur cuando había que es imposible ser al mismo tiempo un individuo
de buen apetito y un bebedor resistente", y estará
1 clima. &te, en propenso a la pleuresía y a los desgarramientos
43
i~~ernos. Los partos serán difíciles y Ja crianza de larga vida, sino también la energía prolongada. Jun-
mnos parece poco menos que imposible. Lo mejor to a S6focles, que compone su magnífico Edipo en
<·s estar situado hacia eJ este; Jo peor hacia eJ oeste. Colono a la edad de 90 años, podemos colocar la
No es cuadro muy grato, pero Jos libros de medi- figura de Agesilao, rey de Esparta, peleando duro
cina son siempre horripilantes, y de todos modos en eJ campo de batalla y no simplemente dirigién-
este escritor es evidentemente un hombre que no dola, a la edad de 80. La madurez vigorosa parece
controla su imaginaci6n, es decir, JJO es el arquetipo haber sido más común en Grecia que en cualquier
del científico griego. país moderno, al menos hasta épocas recientes.
Busquemos_ otra clase de pruebas. Tomemos al El régimen ten.fa. sin du¡ia, mucho que ver con
uzar los siguientes nombres pertenecientes a una esto. Grecia es hoy un país pobre; en la antigüé-
opoca reciente: Haydn, Moz.at, Beethoven, Goethe dad era más rico y sustentaba a una mayor pobla-
Schubert, Mendelssohn, Wordsworth. ColeridgC: ción, pero carecía de lujo. Un acemilero griego
al , Shelley. De la época griega, una lista similar actual puede aguantar días enteros con una hogaza
d< nombn· . EsquiJo, Sófocles, Eurípides, Aristófa- de pan y unas pocas aceitunas; su antepasado de
nc , r 1 , Platón, ls6crates, Gorgias, Protágoras, la época- clásica era igualmente fmgaJ. Pan de ce-
Jt nofont'. . I I edad de la muerte de los c¡ue figuran bada, aceitunas, un poco de vino, pescado como
•n la pnmera lista es, respectivamente: 77, 3.5, 57, un regalo, carne solamente en los feriados impor-
, 31, 38, 80, 62, 26, 30; de Ja segunda, 71, 91, 78, tantes; ésa era la dieta habitual. Como ha dicho
por lo menos 60, 70, 87, 98, 9.5 (?), alrededor de 70, Zimmern, la comida ática corriente constaba de dos
76. Sh~lley m~6 ahogado, pero Esquilo y Eurípi- platos, el primero ·una especie de potaje y el se-
des tuVIeron ( a Juzgar por las apariencias) una muer- gundo, también una especie de potaje. Era. una
.te a~dental; S6crates fue ejecutado y Protágoras dieta bastante escasa, aunque debidamente inte-
mun6 en un naufragio; los tres poetas trágicos se rrumpida por libaciones, pero que, unida a la vida
mantuvieron activos y a su muerte estaban en la al aire libre del gñego común, nutrió una vigorosa
cúspide de su genio (nadie diría Jo mismo de Words- raza de hombres.
worth), y la muerte interrumpió a Platón su redac- ¿Por qué era Grecia tan pobre? Para poder dar
ción de las Leyes. Si alguien tiene ioterés en este te- una respuesta por lo menPS parcial, nos remitimos
ma, .que ex~ioe la interesante V ida de loa filósoioa, a la interesantísima descripción de Ática que trae
escnta por D1ógenes Laercio, y quedará asombrado Platón en el Critias. Ática, dice, es s61o el esque-
antt lit longevidad allí descrita. Algunas fechas son leto de lo que era en el pasado, "pues se sale del
1·ntemente legendarias; nadie creerá que Empé- continente y •se interna en el mar, como un pe-
cl • 1 vivió rt>aianentE' hasta Jos 150 años, pero de ñasco.. -que es Jo que significa Atica- ·; el mar
modo h pt 11 1 s1 < un f 1gura histórica. que lo rodea es profundo. Durante estos nueve mil
1 110 h I n •111111 r llOn para dudar de ~os s han tenido lugar muchas grandes tormentas,
1 1 11 I' t I< Ju cifras estable- a No debe tomarse demasiado a la letra. Platón era afi-
,, 1 , f I or 1 , no sólo la cionado a una especie de misticismo matemático.
el suelo inundado desde ]as aJturas no ha for- o un peñasco saliente cuando es herido por el rayo
11 • o como en otros sitios, una llanura aJuviaJ humeante de 7.eus". Quien esto escribe ha visto
1
cli 1• de mención, sino que ha sido barrido por algo de la furiosa obra de 7.eus. Iba yo por un
1 1u1t!r y se ha perdido en e] fondo de] mar· de vaJle de Arcadia, cuya exuberancia ya resultaba
n l,J que Jo que ha quedado, exactamente ~mo opresora. De pronto llegué a un paraje, de unos
en I is]as pequeñas, comparado con lo que exis- doce acres de extensión, tan cubierto con cantos
t • 1 ntonces es como Jos huesos de un cuerpo con- rodados grandes y pequeños, que no se distinguía
11rn I l., por Ja enfermedad; e] sue]o fértil se ha el suelo. Parecía una costa escarpada. En el medio
rd I t 11111 sólo ha quedado el esqueleto de la yacla una casa, medio sepultada entre escombros.
Cuando todavía no había sido asolado, tenía Dos días antes aJlí existía una granja, pero había
t 111 eg lugar de cerros pelados, y la Ua- estallado una tormenta a unas millas del lugar sobre
du 1.t ·1 llama Feleo' era una planicie el monte Tourtovano y esas ruinas eran el resultado.
1111 1 1 y rica. Y había grandes bosques Sin duda, dentro de dos años, volvería a levantarse
restos aún pueden verse: una granja, pues el esforzado y trabajador campe-
º'
, ! 1u • •¡ 1u no tienen más que abejas, sino griego sabe cuál es el único remedio contra
r III ho 111, en ellas se cortaba madera 1.eus.
lo r" ·o,• edificios, y estas maderas El propio Hesíodo no tiene gran amor por el clima
t ,, l 1\ 1 i están buenas. Además, había de su suelo natal, y como hasta ahora hemos brin-
l 111 t le olevados árboles y ]as montañas dado al clima griego 1a más .aJta calificación, es
I'' l O ui 1, 1r campos de pastoreo a los innu- justo que escuchemos a una autoridad tan distin-
111 &ble rebaños'". guida del otro bando. Hesíodo no gusta del sofo-
1 aquí la manifiesta difereocia entre la dieta cante calor del verano y odia el invierno, "el mes
d,il griego homérico y la del griego clásico; en Ho- de Leneón, con sus días malos, que diezman el
mero, los héroes se comen un buey cada doscientos ganado, cuando las heladas cubren 1a tierra al so-
o trescientos versos; comer pescado es un rasgo de plo del B6reas, éste agita el vasto mar de Tracia, y
extrema ~eria; en los tiempos clásicos, el pescado entonces rugen_ la tierra y la selva. Derriba en las
era un lu10 y la carne casi desconocida. gargantas de la montaña las encinas de hojas aJtas
Platón se refiere a las tormentas. El clima griego y los pinos tupidos, los que caen pesadamente, y
tenía también sus aspectos dramáticos: Zeus el dios a su impulso retiembla la tierra toda. Se espantan
celestial, era irascible y Poseidón, el sacudidor de las bestias feroces y hasta aquellas que tienen pelaje
la tierra ya sea con olas o con terremotos era un espeso recogen la cola entre las piernas; pero el
ser temible. Hesíodo, el segundo poeta ' antiguo frío les atraviesa su dura piel y les oprime con
1
1ue sobrevive, describe cómo Hércules derribó a] rigor. Penetra el cuero del buey, y aun la piel de
r ·' r e Cieno, y dice que 1c I o "como cae un roble la cabra velluda, pero no la de las ovejas a causa
de su abundante lana. Y el viento encorva aJ an-
ciano". Hesíodo odia a cuatro de los ocho vientos.
47
..-ida griega y en especial sobre la vida ateniense.
1 demás "son de la raza de los dioses y repre-
En primer término, esa forma de existencia capa-
ontan una gran bendición para los mortales. Pero
citaba al griego para reducir al mínimo sus com-
aquénos son vientos inútiles, soliviantan el mar, y
prn'Cipftándose sobre el oscuro abismo, terrible plicaciones. En Grecia se puede llevar una vida
activa con mucho menos alimento que el que ~
de los hombres, forman tempestades violen-
!1 Y soplan acá y allá, dispersan las naves y · necesita en los climas más rigurosos; pero, además,
tra~(an a los marineros; pues no hay remedio para el griego -el hombre griego- podía pasarse y se
111 ruma de aquellos a quienes sorprende en el pasaba la mayor parte de sus horas de ocio fuera
mar. Y sobre la superficie de la tierra inmensa y de su casa. Esto significa ,que· tenía más tiempo
florida destmyen los hermosos trabajos de los hom- libre; no necesitaba trabajar para comprar sillones
hr llenándolos de polvo y horrible confusión 5•. y carbón. Después de todo, la razón poi que nos-
1 ro Hesíodo era granjero y beocio, •de Ascra, un otros los ingleses hemos inventado le confort
111 ir p< noso cerca de Helicón; malo en invierno, anglais reside en que solo podemos sentimos ~
ul l'n •rano, nunca bueno". Mas un hombre modos y tibios dentro de las casas. El ocio que
d< 1 ribir esto de su tierra, aunque su padre disfrutaban los atenienses suele atribuirse popular-
1 lll • do h 1, arn desde Asia Menor y le haya
mente a la existencia de la esclavitud. La escla-
, 1 11tlo sm duda, innumerables veces cuánto vitud tenía algo que ver con ello e, pero no tanto
mqoi I ti en esta última. como el hecho de que los griegos pudieran pres-
l n ,•m<·n , , podemos estar seguros, le habría cindir de las tres cuartas partes de las cosas cuya
,lf< ho quE- se lo tenla bien merecido por vivir en obtención nos quita el tiempo.
B :ocia. En Atenas, se celebraba el primer festival De esta manera, al emplear fuera de su casa el
dramático del año -al aire libre- en febrero; para ocio que en buena parte había obtenido gracias
entonces ya había terminado la estación lluviosa, a esa facilidad de prescindir de tantas superficia-
si bien ~ún no había comenzado el tiempo de la lidades que nosotros juzgamos necesarias, o las con-
navegac1on. Por eso era un festival doméstico sen- sideramos así, el griego, ya en la ciudad o en la
cillo en comparación con la espléndida celebr~ción villa, logró afinar su ingenio y depurar sus formas
dio~síaca que la ciudad realizaba a principios de de convivencia mediante la asidua comunicación
abnl, cuando solían acudir visitantes de todas las con el prójimo. Pocos pueblos han sido tan plena-
ciudades de Grecia. Evidootemente, Atenas tenía mente sociables. La conversación era para el griego
mejor clima que el descrito por. Hesíodo; pero ya el aliento vital -y lo es todavía, si bien menos-
hemos dicho que Grecia es sobre todo una tierra cabado por la persistente inclinación a la lectura de
de contrastes. los periódicos-. ¿Qué sociedad sino Atenas pudo
No debemos abandonu este punto referente al haber producido una figura como Sócrates, el hom-
clima griego, sin considerar sus efectos sobre la bre que cambió la corriente del pensamiento hu-

11 Trad. de A. W. Mair. 6 Véase más adelante, ¡>Ag. 180 y sfg.


49
mano sin escribir una palabra, sin predicar una naturales del país y la índole de su economía en
doctrina, simplemente conversando en las caJles de condiciones primitivas. ·
la ciudad que solo absm<lonó dos veces para ir a la Hoy las cuatro quintas partes de Grecia son ári-
guerra? ¿En qué otra sociedad se advierte tan poco das; en los tiempos primitivos ( según hemos ,.,isto),
la diferencia entre el hombre cultivado y el que las laderas de las montañas estaban cubiertas de
no lo es, entre quien posee buen gusto y el vulgar? bosques, los cuales producían madera y ca7.a, tanto
La verdadera educación del ateniense y de mu- mayor como menor. Puede inferirse fácilmente que
chos otros griegos era impartida en los lugares de las precipitaciones pluviales eran más abundantes
reunión: en las horas de charla en la plaza del y menos catastróficas, y que, por consiguiente, ha-
mercado, en el peristilo o en el gimnasio, en las bía más y mejores campos de pastoreo que hoy
asambleas políticas, en el teatro, en los recitales Según pruebas evidentes -en particular brindadas
públicos de Homero, y en las celebraciones y pro- por Homero y Hesíodo- parece ser que Grecia se
cesiones religiosas. Quizás el mayor galardón que abastecía a sí misma en lo que respecta a los ar-
su clima había otorgado al Ática era que sus gran- tículos de primera necesidad. Además de los pro-
des reuniones podían realizarse al aire libre. Por ductos agrícolas, había piedra en abundancia para
liberales que pudiesen ser los instintos políticos edificar y buena arcilla de alfareros. Los olivos
del ateniense, su democracia no se hubiese des- constituían una importante cosecha, entonces como
arrollado como lo hizo -ni tampoco su drama- ahora, y proveían aceite para cocinar y para en-
si hubiesen sido necesarios un techo y unas paredes. cender las lámparas, y también el antiguo equiva-
Dentro de nuestras condiciones sociales, que pro- lente del jabón. Se cultivaba además la vid.
mueven la reclusión y el individualismo y exigen En minerales, Grecia era pobre. Se había encon-
gastos para frecuentar cursos de enseñanza o espec- trado oro, plata, plomo y cobre, pero no en can-
táculos, la existencia de la gente acomodada debe tidad, y carecía de hierro. Tampoco había carbón.
ser potencialmente más rica que la del pobre, y A mi parecer, este hecho simple de que ninguna
sólo seiscientos consiguen tener libre acceso a los civil,izaci6n antigua tuviese carbón no ha sido te-
negocios de la nación. En Atenas la vida pública, nido suficientemente en cuenta por los historiadores
con su sabia estructura, era accesible a todos por- sociales. La miel es un buen sucedáneo del azúcar;
que estaba expuesta al aire y al sol. Explicar la el vino abundante compensa por lo menos la au-
cultura ateniense como el producto del clima ate- . sencia de té y de café. Uno puede vivir sin tabaco,
niense sería ingenuo, aunque no fuera de moda; con tal que no sepa que éste existe, pero ¿qué
puede remplazar al carbón? Como fuente de calor
no obstante, puede demostrarse que en un clima
y luz, - el carbón se substituye por el sol medite-
diferente no se habría desarrollado como lo hizo.
rráneo · y por leña, pues con carbón vegetal se
Este detenido examen de las condiciones físicas
cocina muy bien; pero para el carbón como fuente
en que vivieron los griegos puede muy bien con- de energía no existía un sucedáneo satisfactQrio.
cluir con algunas observaciones sobre los recursos En esas circunstancias se contaba sólo con el tra~
50
51
árboles"'DO se pierden ni faltan, ni en invierno ni en verano;
bajo de los esclavos, el cual es antieconómico desde son perennes; y el Céfiro, soplando constantemente, a UD
el punto de vista mecánico y malo por otras razones. tiempo mismo produce unos y madura otros. La pera enve-
Homero y Hesíodo nos enseñan algo sobre la jece 50bre la pera. y la manzana sobre la rnan:rana, la uva
vida económica de esta época oscura. Es evidente sobre la uva y el higo sobre el higo. Alll han plantado una
que la agricultura estaba dirigida con gran inteli- ~ muy fructífera y parte de sus uvas se secan al sol en
UD lugar abrigado y llano, a otras las vendimian. a otras las
gencia; el cultivo de la vid, en particular, pese pilan, y están delante las verdes. que dejan caer la flor, y
a no ser nada simple, era entendido a fondo. En las que empiezan a negrear. AW. en el fondo del huerto,
la Odisea, al describir la ciudad de los foacios, crecen liños de legumbres de toda clase, siempn, lozanos.
Homero nos pinta huertos y jardines bien cuidados, Hay en él dos fuentes: una. corre por todo el huerto; la
otra va hacia la excelsa morada y sale debajo del umbnl.
abundosos y pulcros: adonde acuden por agua los ciudadanos 8.
A la mitad del camino hallaréis un hermoso bosque de
'1amos, a Atenea consagrado, en el cual mana una fuente y La tierra de los feacios tiene algunos rasgos de
un prado se extiende alrededor: alli tiene mi padre un cam- paisaje de cuento de hadas; pero, por mucho que
po y una vffia floreciente, tan cerca de la ciudad que puede Homero haya retocado su cuadro, éste representa
olrse el grito que en ella se dé. Siéntate en aquel lugar y
aguarda que nosotras, entrando en la población. Deguemos
algo que ha visto.
al palacio de mf padre. Y tan pronto como nos creas llega- En el último canto de la Odisea, encontramos
das, entra en la ciudad de los feacios, y busca la morada de otro viñedo y esta vez sin magia. Después de matar
mf progenitor, el magninimo Alcíooo. Fácil te sed reco- a sus rivales, Odiseo sale a buscar a su ai:iciano
n.ocerla y hasta un Diño podrla guiarte, porque ninguna otra padre, que en su desesperación ha abandonado la
se parece a la suya. Así que entres en palacio y cruces el
patio, atraviesa la mansión y ve adonde está mi madre. En ciudad:
su estancia, junto al fuego, hilando purpúrea lana. admira- Y bajando al grande huerto, no halló a Dolio, ni a nm-
ble a la vista, la hallarás. Sobre una columna estará apoyada guno de los esclavos, ni a los hijos de él, pues tqdos hablan
y rodeada de esclavas. A par suyo aparece el trono de mf salido a coger espinos para hacer el seto del huerto, y el
padre, donde él se sienta para beber vino, semejante a un anciano Dolio los guiaba. Por esta razón halló en el bien
inmortal 7,
cultivado huerto a su padre solo, aporcando una planta..
Vestía Laertes una túnica sucia, remendada y miserable; lle-
Así es como la princesa Nausícaa instruye al náu- vaba atadas a las piernas unas polainas de vaqueta cosida
frago Odiseo. Cuando éste llega al palacio, he para reparo contra los rasguños y en las manos guantes por
aquí lo que ve: causa de las zanas; y cubría su angustiada cabeza con UD
gorro de piel de cabra 11,
En el exterior del patio, cabe las puertas, hay UD gran
jard(n de cuatro yugadas, y alrededor de él se extiende UD En la Odisea todo es grande y observamos la
seto por entrambos lados. Allí han crecido grandes y flore- vida de los reyes en sus dominios, aunque el r_ey
cientes árboles: perales. manzanos. granados de espléndidas
pomas, dulces higueras y verdes olivos. Los frutos de esto., de ltaca es más bien un señor feudal. Utiliza tra-

T OdlM,a. canto VI. Traduccf6o directa del griego por s Odí,eo, canto vn.
Luis Segalá y Estalella. 11 Odl,ea, canto XXIV.

52 53
bajadores Jibres y esclavos, pero no tiene a menos son los únicos oficios que tienen representantes di-
trabajar él mismo en la tierra. Laerles sabe c6mo vinos: Hefesto ( Vulcano), el forjador, y Prometeo,
se cava airededw de la vid y el propio Odiseo se también dios del fuego pero en el culto d,el Ática
jacta de poder abrir un surco tan derecho como el dios de los alfareros. No hay ningún dios de la
el que más. En Hesíodo encontramos al pequeño zapateóa o de la labranza o de la construcción.
granjero, que trabaja su tierra, con sus hijos y un Resulta claro que cualquiera sabe c6mo hacer estas
esclavo, cuando puede tenerlo, o eventualmente cosas, pero algo muy distinto acontece con los tra-
con mano de obra asalariada. En todos los casos, bajos de metal labrado o con la confección de una
la finca, sea grande o pequeña, se abastece por lo elegante pieza de alfarería. "¿Olmo ha sido ela-
general a sí misma: la ..economía doméstica" es la borada? - Algún dios debe haberla inventado."
regla. Así vemos a Areté, la reina feacia, tejiendo Por ello Hefesto, en la historia deliciosamente .
junto a la lumbre, en tanto que Penélope de ltaca escandalosa de Ares y Afrodita, que Homero cuenta
es quizás la tejedora más famosa, con su enorme en el octavo canto de la Odisea, forj6 una red de
sudario en el cual destejía por las noches lo que hierro, tan ligera como una gasa y tan fina que ni
había adelantado durante el día. los bienaventurados dioses podían verla; y fingió
El palacio de Alcínoo "tiene cincuenta doncellas que se iba a Lemnos; y Ares dijo: -Ven, amada
de servicio: unas quebrantan con la muela el rubio 1 mía, tu esposo ha ido a Lemnos a vis~tar a sus
trigo; otras tejen telas y, sentadas, hacen girar los bárbaros amigos los sintios", y Afrodita fue; pero
husqs, moviendo las manos cual si fuesen hojas de la red cayó sobre ellos y los aprisionó tan firme-
excelso álamo, y las bien labradas telas relucen mente que no podían mover ningún miembro, y
como si destilaran aceite líquido 1on. entonces Hefesto llamó en su rabia a los otros dio-
En ambientes más humildes, todos los vestidos ses, quienes acudieron a presenciar el ultraje que
y alimentos para la casa eran hechos por las mu- le habían inferido; y cuando vieron el astuto ardid
jeres de la familia, quizás con la ayuda de una de Hefesto, los acometió una risa inacabable. Apolo,
muchacha esclava, si la familia estaba en próspera hijo de Zeus, se vQlvió hacia Hermes y le dijo,
situación; además, la mayor parte de los utensilios "-Hermes, hijo de f.eus, ¿crees que aquello mere-
de la granja se hacían allí mismo. cía esto?" Y el matador de gigantes respondió: -Ya
Solo conocemos dos oficios especializados, el de lo creo, gustoso ocuparla yo su lugar en este mo-
forjador y el de alfarero. :tstos eran demwurg6i, mento". Pero tal vez nos hemos alejado un poco
':hombres que trabajan para el pueblo", que no de la primitiva economía griega.
consumen ellos mismos el producto de su trabajo. En aquellos días los griegos no eran comercian-
El demiurgo es el artífice; en Platón, el creador; tes. Los artículos de lujo que tan profusamente
de ahí el Demiurgo de Shelley en su Prometheus encontramos en los hogares de la gente rica pro-
Unbound. Es interesante señalar que estos dos cedían de oriente, venían en barcos fenicios, los
cuales también traían esclavos. Eumeo, el fiel
10 Odi,ea, VII, trad. inglesa de E. V. Rieu. porquerizo de Odiseo, fue un~ de ellos. Su padre
55

1
era rey de Siria, muy distante de Sicilia, y este rey fenicias, y en ciertas regiones del Mediterráneo
tenía una esclava procedente de Sidón, comprada siguió siendo una prerrogativa fenicia. hasta fines
a los viles piratas tafios que la habían robado. Un del siglo m a. C. Cartago era una colonia fenicia
día llegó a Siria una nave fenicia con un carga- -de aquí el nombre de "Guerras púnicas·- y los
mento de fruslerías, y uno de los tripulantes ena- cartagineses se las compusieron para mantener a
moró a esta muchacha sidonia. Oyó su historia y los comerciantes griegos fuera del triángulo for-
le insinuó que se volviera con ellos, pues él sabía mado por el extremo occidental de Sicilia, el estre-
que sus padres vivían y eran gente pudiente. La cho de Gibraltar y el extremo oriental de los Piri-
muchacha. por supuesto, accedió y completó el neos. Pero -para volver al período primitivo- los
plan de fuga con una sugestión: ella podría llevar
griegos ya se venían ocupando del tráfico costanero.
consigo al hijo del rey, un niñito muy despierto,
que tenía a cargo suyo, y él ganaría una bonita can- Hesíodo da instrucciones ( en Los traba¡os y los
tidad. El fenicio estuvo plenamente de acuerdo. días) sobre las estaciones del año en que se puede
Durante un año entero el barco se demoró en comenzar a navegar, y en las que es necesario abs-
Siria, mientras vendían sus galas y cargaban otras tenerse, salvo que alguien sea demasiado necio -o
mercancías: ganado, pieles, metales en bruto y en extremo codicioso- como para hacerse insensa-
vino eran los artículos de exportación más corrien- tamente a la mar, pues Hesíodo juzgaba una "abe-
tes. Cuando ya estaban listos para zarpar, el per- rración congénita" el navegar y el enriquecerse con
verso fenicio vino a la morada real con un collar el comercio. Hesíodo era un granjero, acostum-
de ámbar para vender, y en tanto la reina y las brado al ritmo regular y el pausado curso de la
otras mujeres lo examinaban y discutían su precio, naturaleza. Poseía esa sólida riqueza que se ex-
la esclava sidonia se escabullia por oscuras calle- trae de la tierra y no esa otra amasada con el
juelas con el niño. Cuando el hecho se supo, ya comercio, ocupación poco segura y amenazada por
estaban en alta mar. La sidonia pagó su culpa, toda suerte de peligros. "Mantente lejos del mar
pues se cayó a la bodega, fue rescatada muerta y cruel", era el consejo de Hesíodo. Sin embargo,
l\lego arrojada al agua. El barco se dirigió hacia en la Odisea, poema anterior, según parece, encon-
ltaca y allí el niño fue vendido al padre de Odi- tramos la descripción de una ciudad, evidentemente
seo, Laertes, y criado por éste y Anticleia casi como griega, que es un puerto en regla:
si fuese su propio hijo. Una vez crecido, le dieron
una tónica y un hermoso manto y lo hicieron ma- Al llegar a la ciudad, rodeada de alto y torreado mwo, y
yordomo de la granja. :2ste fue un aspecto del partida en dos por hermoso puerto de estrecha boca. donde
comercio del Mediterráneo, no solo en aquella edad los bajeles hallan seguro refugio, ven\s ante él qn magnffico
oscura, sino en cualquier otra época en que no templo erigido a Poseid6n junto al ágora, cuyo pavimento
es de piedms de acarreo profundamente hundidas. Allí es-
haya habido un gobierno lo bastante fuerte para tán ~ aparejos de las negras naves, las gúmenas y los ca-
vigilar las costas y controlar los mares. bles, las antenas, los aguzados remos, porque los arcos y el
El comercio internacional estaba, pues, en manos carcaj no los usan los feacfos, sioo los mástiles y los remos
"56 57
y los bien proporcionados navíos. sobre los que surcan gom-
sos la espumosa mar u. .
CAPITULO IV
No cabe duda de que Homero ha viste, esta ciudad
gtjega; pero podemos inferir que· no había muchas
así, pues en ·tal caso no valía la pena describirla HOMERO
tan minuciosamente, ni tampoco el arte de nave-
gar -al menos como lo practicaban los feacios-
gozaria de tan mágico prestigio. Así, mientras en
un pasaje leemos que "ellos se confían a los barcos
que los llevan a través del alborotado mar, pues El primero y el más grande de los poetas euro-
Poseidón los ha hecho un pueblo navegante y sus peos merece un capítulo aparte por su valor intrín-
barcos son tan veloces como un pájaro o como el seco, porque en él vemos todas las cualidades qtie
pensamiento", en otro su rey dice: "Pues nuestras caracterizan el arte helénico y por la influencia
naves no llevan pilotos, ni timones como los demás que sus poemas han ejercido en muchas genera-
bajeles, y no por ello ignoran los deseos de los ciones de griegos.
hombres; ellas conocen las ciudades y los fértiles Sobre la famosa cuestión homérica, quién fue
campos de todos los países, cruzan velocísimas el Homero y qué partes de la llíada y de la Odisea
profundo mar, cubierto de bruma o nubes, sin temor escribió, diré lo menos posible. La tradición griega
a ningún tropie7.0 ni pérdida." era muy vaga, puesto que un priinitivo escritor
Homero era un griego jónico. ¿Será demasiado jónico, Helánico, lo sitúa en el siglo m, y Heró-
prosaico suponer que una determinada ciudad jó- doto en el IX, "cuatro siglos antes de mi época
nica, más osada que las otras, las sobrepujó en e1 y no más". No caben dudas de que Heródoto es
arte de la construcción de navíos, de la náutica y sustancialmente exacto; Helánico acepta sin dis-
de la navegación y que las otras quedaron deslum- cusión que un poeta que describe con tanta inten-
bradas? La Odisea está llena de re{erencias sobre sidad la guerra de· Troya, tuvo que haberla visto
la vida de mar, y la gran época de la colonización él mismo. Pero la cuestión importante no es quién
griega se acerca ya; pero todavía faJta que llegue era Homero, sino qué era. La llíada y la Odisea
Hesíodo, el curtido granjero, con su calendario la- han sido llamadas la Biblia de los griegos. Durante
boral del año y su consejo: 'Ve_J .ffar, si debes siglos estos dos poemas fueron la base de la edu-
hacerlo, pero solo entre mediado' de junio y sep- . cación griega, tanto de la educación formal de la
tiembre, y aun así serás-un insensato", para recor- escuela, como de la vida cultural del ciudadano
darnos que hay más de una clase de griegos y que común. Los recitales dé Homero, acompañados por
cualquier generalización sobre ellos es peligrosa. exhibiciones, estaban a ~go de profesionales que
iban de ciudad en ciudad. Plat6n trae una animada
11 Habla Nausicaa, Odiaea, VI. descripción, no carente de malicia, de uno de estos
59
l

recitales en su Ion: "Debe ser maravilloso, Ion, sobre Homero, este primer europeo individualiza-
ándar, como haces tú. de sitio en sitio, arrastrar do, que de pronto resplandece como una gran
una densa multitud adonde quiera que vayas y llamarada en medio de aquella era de tinieblas.
tener a todos pendientes de tus labios, y ponerté El comienzo de la llíada no es una mala intro-
tus mejores ropas." Mientras esta Biblia no fue rem- ducción a Homero. Veamos, entonces, una simple
pluada por otra, una cita de Homero era el , trascripci6n eri prosa de la tremenda escena con
modo natural de dirimir una cuestión de moral o que se inicia la Ilíada: un pasaje que el griego
de conducta. Homero podía ser alegado, lo mismo 1 medio debía saber todo o casi tod() de memoria.
que el Domesday Book •, en apoyo de un reclamo !stas son las cosas que los hombres de acción como
territorial en cualquier trato diplomático. Cundió Pericles o Alejandro, los poetas, los escultores, los
una especie de Fundamentalismo, semejante a las pintores, los filósofos, los hombres de ciencia, los
interpretaciones de la Biblia de algunas sectas pro- políticos, los comerciantes, los caballeros de provin-
testantes: Homero atesoraba toda la sabiduría y cia y los. artesanos habían metido en sus cabezas
todo el conocimiento. Platón se mofa de esto, desde su más temprana adolescencia:
cuando hace proclamar a Ion que, por ser un ex- Canta. oh musa. la cólera de Aquiles el Pelida; c6Jem
perto en Homero, es experto en todo; una ciudad funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó
puede muy bien convertirlo en su general, puesto l!l Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hao
que ha aprendido en el poeta el arte de la guerra. 11 . presa de perros y pasto de aves -cumplfue la voluntad de
7.eu.- desde que se separaron disputando el Atrida, rey
Mas es necesario aceptar que Homero sostuvo y de los hombres, y el divinó Aquiles.
nutrió la mente y la imaginación de los griegos ¿Cujl de los dioses promovió entre ellos la contienda pan
generación tras generación, tanto de artistas y pen- que pelearan? El hijo de Leto y de 7.eus, Apolo. Airado con
sadores como también de los hombres comunes. el rey, suscitó en el ejército maligna peste. y los hombres
Los pintores y los poetas acudían a Homero en pereclan por el ultraje que el Atrida infiriera al sacerdote
Criles. &te. deseando redimir a su hija, se babia presen-
procura de inspiración y también de temas. Se ·¡ tado en las veloces naves aqueas con un inmenso rescate y
dice que Esquilo calificaba modestamente su pro- ! en la mano las fnfulas de Apolo, el que hJere de lejol. que
pia obra como "migajas del banquete homérico", pendían de Aureo cetro; y a todos los aqueos, y particular-
y no hay en el drama europeo una figura más mente a los dos Atridas, caudillos de pueblos, así les su·
plicaba:
grandiosa que este autor. Finalmente, junto con "¡Atridas y demás aqueos de hermosas grebas! Los dioses
el propio idioma, la común herencia de Homero que habitan las moradas del Olimpo os permitan destruir
inflmdía a los griegos la convicción de que, pese la ciudad de Priamo y regresar felizmente a la patria. Poned
a las diferencias y odios que los separaban, for- en libertad a mi hija y recibid el rescate, venerando al hijo
1
maban un solo pueblo. Debemos, pues, saber algo de 1.eiis, a Apolo, el que hiere de lejos."
Todos los aqueos aprobaron a voces que se respetan al
sacerdote y se admitiera el espléndido rescate; mas el Atri-
• El Domadoy Book es el registro del gran catastro da Agamen6n. a quien no plugo el acuerdo, le despidi6 de
h, ·ho en Inglatena en 1086 por Guillermo el Conquista- mal modo y con altaneras voces:
r. (N tW T. ) "No dé yo contigo, anciallo, cerca de las cóncavas naves,
61

1
ya porque ahora demores tu partida. ya porque vuelvu <fUC se <tuiera, pero <tuc en esencia hubiera resul-
luego, pues quizás no te valgan el cebo y las mfu1as del tado el fragmento de un informe. una representa-
dios. A ella no la soltaré; antes le sobrevendri la vejerz eo
mi casa. en Argos, lejos de su patria, trabajando en el telar ción. Homero no lo ha hecho y tampoco han
y aderezando mi lecho. Pero, vete; no me Irrites, para que procedido así los poetas clásicos griegos 1 • · ~ l líada
puedas irte sano y salvo." . no relata un episodio de la guerra, amemzando la
Así dijo. El anciano sintió temor y obedeció el mandato. descripción t.'On reflexiones al pasar sobre tal o ~al
Fuese en silencio por la orilla del estru.eodoso mar.
aspecto de la vida. El poeta ha tomado más bien
su "tema", esta fase de la guerra, como una mate-
Así es como se inicia la obra más primitiva de la ria. prima, para elaborarla dentro de una estructura
literatura europea. Dentro de un momento nos totalmente nueva de su propia invención. No va
aventuraremos un poco más en ella; entre tanto, a escribir sobre la guerra ni sobre una parte de
interrumpamos la traducción a fin de señalar un ella. sino sobre el asunto que con tanta lucidez
punto fundamental. expone en los primeros cinco versos. Lo que de-
Ha sido siempre un lugar común de la crítica termina el poema no es nada exterior, como el con-
homérica afirmar que Homero se precipita directa- flicto, sino la trágica concepción de que una pelea
mente en el tema; in medias res, como decía Hora- entre dos hombres acarreará dolor, muerte y des-
cio. Esto se considera un signo del genio literario honor a muchos otros 2 • Así '"cumplíase el plan de
de Homero, y por supuesto lo es; pero tal vez Zeus". ¿Qué significa esto? ¿Que todo estaba ya
nosotros podamos avanzar un poco más. Trae im- dispuesto por los inescrutables designios de Zeus?
plícitas muchas cosas el hecho, ya de por sí impor- Más bien lo contrario,. que es parte de un Plan
tante, de que Homero no componga una extensa universal. que no es algo que. sucede sólo en esta
divagación épica sobre la Guerra de Troya, sobre ocasión, sino algo que proviene de la verdadera
sus diez años completos, sino que se contente con índole de las cosas. No es, pues, una referencia
una fase de ella. Hasta tal punto su sentido de la a lo particular, sino a lo universal. No nos corres-
forma disciplina su arte que él puede concluir su
poema, y su tema, sin llegar siquiera a la toma
ponde a nosotros decir si Homero ~g? a , ~ta
concepción j!l reflexionar sobre este episodio bélico,
de Troya. Este dominio instintivo de la forma es o si su experiencia de la vida lo llevó a ella, la
en efecto notable, pero su origen lo es aún más. "cual podía expresarse, a su parecer, mediante la
No reside éste en la feliz inspiración ni es un
mérito meramente "artístico"; su origen es más 1 Utilizo esta fórmula para ganar tiempo. No caben du-
profundo, está incrustado en cierto hábito mental. das de que había mucha, mala ~ griega. .Aristófanes,
el cual no es solo homérico sino helénico en el por lo menos, siempre se ne de ellá. Pero la que ha ~
fondo. Homero pudo muy bien haber circunscrito a nuestros días es la mejor, cuidadosamente seleccionada
su tema de este mod() y a pesar de eso tratarlo por los críticos muy competentes de la época alejandrina y
posteriores.
a la manera semihistórica. Habría compuesto así 2 Ver más adelante, página 254, una similar composi-
un poema todo lo brillante, ágil y bien construido ci6n del Agamen6n.
6 63
lo puso en el corazón Hera, la diosa de los blancos bram.
historia de A<¡uiles. Lo importante es que éste es que se interesaba por los dánaos, a qwenes vela morir:
su tema, que tal causa tiene tal efecto, y que la Acudieron éstos y, una ve:r: reunidos, Aquiles, el de los pies
esencial unidad de la Ilíada, a pesar de su dila- ligen11, se levantó y dijo:
"¡Atridal Creo que tendremos que volver abás, yendo
tación épica y de adiciones posteriores, procede de otra vez enantes, si escapamos de la muerte; pues si no. la
este argumento tan bien concebido y no simple- guerra y la peste unidas acabarán um los aqueos. Ma.~. ea.
mente de un artificio literario 3 • Por consiguiente, consultemos a un adivino, sacerdote o intáprete de suefios
si se nos permite una momentánea pedantería, no -pues también el sueño procede de Zeas-. para que nos
diga por qué se irritó tanto Febo Apolo: si está quejoso con
es en verdad exacto decir que Homero, al omitir motivo de algún voto o hecatombe. y si quemando en su
los primeros nueve años de la guerra, se precipitó obsequio grasa de corderos y de cabras escogidas. querd
inmediatamente en medio de su asunto. Empieza, libramos de la peste."
por el contrario, en el principio de él y así lo Cuando así hubo hablado, se sentó. Levantóse entre ellos
manifiesta con toda claridad. Calcas el ~jor de los augures -()()DC)Cfa lo presente. lo fu-
turo y lo pasado, y hab(a guiado las naves aqueas hasta
Muchos miles de hombres fueron muertos y des- Uión por. medio del arte adivinatorio que le diera Febo
honrados a causa de una pe~ea. El lector tendrá Apolo-, y benévolo les areng6 diciendo:
una idea muy in~pleta ele la concepción de ª¡Oh Aquiles, caro a 7.eusl M6ndasme aplicar la c6lera
Homero, si no vemos cuál fue la causa de la pelea. de Apolo, del dios que hiere de lejos. Pues bien. hab~
Dejamos a Crises, el sacerdote, caminando muy pero antes declara y jura que estás pronto a defenderme
de palabra y de obra. pues temo irritar a un var6a que goza
afligido por la orilla del mar. Ahora Crises pide de gran poder entre los argivos todos y es obedeciJo por
a Apolo que lo vengue: · los aqueos. Un rey es más poderoso que el fnferlor contra
quien se enoja; y si bien en el mismo d1a refreaa su ira,
Así dijo rogando. Oyóle Febo Apolo, e irritado en su en su pecho guarda luego rencor hasta que logra ejecutado.
corazón, descendió de las cumbres del Olimpo con el arco
Dime, pues, si me salvaris...
y el cenado carcaj en los hombros; las saetas resonaron so-
bre la e.])3lda del enojado dios, cuando comemó a moverse. Aquiles promete que protegerá a Calcas, aun-
Iba parecido a la noche. Sentóse lejos de las naves, tir6 una que el príncipe a que se refiere sea el mismo Aga-
flechn, y el arco de plata dio un terrible chasquido. Al prin· menón. Al punto Calcas declara que Apolo está
cipio el dios disparaba contra los mulos y ágile!o perros; mas
luego dirigió sus amargas saetas a los bombn,s, y continua- enojado por el tratamiento que Agamen6n ha dado
mente anlían muchas piras de cad6veres. a su sacerdote; que la peste no cesará, hasta que
Durante nueve días volaron por el ejército las flechas del la muchacha sea restituida, sin rescate alguno, pero
dios. En el décimo, Aquiles convocó al pueblo al !gora; se con abundante ganado para el sacrificio.
3 La unidad de la Odúea es mucho más clara. y es Dichas estas palabras, se sen"tó. Levantóse al punto el
exactamente de la misma naturaleza. Por ningún concepto poderoso héroe Agamen6n Atrida. afligido, con las negras
se debe a que el material est~ sagazmente dispuesto, si bien entrañas llenas de cólera y los ojos parecidos al relumbJ'8Dte
el diseño de la intriga es extraordinario. Lo cierto es que fuego; y encarando a Calcas la torva vista. exclam6:
la ~está así wdida a fin de hacer resaltar una idea: •¡Adivino de malesl Jamú me has anunciado nada grato.
1 iencia es contraria a la voluntad de los dioses y, Siem¡>JP. te complaces en profetizar desgracias y nunca di-
¡ " 'Ondgulente, castigada.
65
jfste ni ejecutaste nada bueno. Y ahora. vaticinando ante
los dáoaos, afirmas que el que hiere de lejos les envfa cala- prender la marcha o para combatir valerosamente con obo,I
midades, porque no qube admitir el espléndido rescate de hombres? No he venido a pelear obligado por los belicosos
la joven Criseida, a quien anhelaba lener en mi casa. La troyanos, pues en nada se me hicieron culpables -no se lle-
prefiero, ciertamente, a Clitemoestra, mi· legítima espcm, vaban nunca mis vacas ni mis caballos. ni destruyeron jamás
porque no le es inferior ni en el taile, ni en el natural, nf la cosecha en la fértil Ftfa. criadora de hombres, porque
eo inteligencia. ni en destreza. Pero aun así y todo, con- muchas umbrías montañas y el ruidoso mar nos separan-,
siento en devolverla. si esto es lo mejor; qnfero que el pue- sino que te seguimos a ti, grandísimo insolente, para darte
blo se sane, no que perezca. Pero preparadme pronto otra el gusto de vengaros de los troyanos a Menelao y a ti, ojal
recompensa. para que no 1e11 yo el único argivo que sin ella de perro. No fijas en esto la atención, nf por ello. te tomas
se quede; lo cual no parecería decoroso. Ved todos que se ningún cuidado, y aun amenazas con quitarme la recompen-
va a otra parte la que me habla correspondido." sa que por mis grandes fatigas me dieron los aqueos. Jamás
Replic6le en seguida el divino Aquiles, el de los pies li- el botín que obtengo iguala al tuyo cuando éstos entran a
geros: • saco en una populosa ciudad de los troyanos: aunque la
"¡Atrida gloriosísimo, el más codicioso de todos! ¿O.O parte más pesada de la impetuosa guena la sostienen mis
pueden darte otra recompensa los magnánbms aqueos? No manos, tu recompensa, al hacerse el reparto, es mucho ma-
sabemos que existan en parte algunas cosas de la comuni- yor; y yo vuelvo a mis naves, teniéndola pequeña, aunque
dad, pues las del saqueo de las ciudades están repartfdu, y grata, después de haberme cansado en el combate. Ahora
no es conveniente obligar a los hombres a que nuevamente me iré a Ftfa. pues lo mejor es regresar a la patria en las
las junten. Entrega ahora esa joven al dios, y los aqueos te t..'Óncavu naves: DO piemo permanecer aquí sin honra para
pagaremos el triple y el cuádruple, si 7.ais nos permite algún procurarte ganancia y riqueza."
dia tomar la bien murada ciudad de Troya." 1 Contestó en seguida el rey de hombres, Agamenón:
Y, contestándole. el rey Agamen6n le dijo: "Huye, pues. si tu ánimo a ello te incita; DO te ruego que
"Aunque seas valiente, deiforme Aquiles, no ocultes así por mí te quedes; otros hay a mi lado que me honrarán, y
tu pensamiento, pues no podrás burlarme nf persuadirme. especiabnente el próvido Zew. Me eres más odioso que nin-
¿Acaso quieres, para con.servar tu recompensa. que me que- gún otro de los reyes, alumnos de 7.eus, porque siempre te
de sin la mía, y por eso me aconsejas que la devuelva? han gustado las riñas, luchas y peleu. Si es grande tu fuer.
za, un dios te la dio. Vete a Ja patria, llevándote las naves
Enhorabuena, si los magnánimos aqueos me dan otra con-
y los compañeros. y reina sobre los mirmidones; DO me
forme a mi deseo para que sea equivalente. . • Y si no me
importa que estés irritado, ni por ello me preocupo, pero te
la dieren, yo mismo me a~eraré de la .tuya o de la de
haré una arnenazá: Puesto que Febo Apolo me quita a
Áyu, o me llevaré la de Odiseo, y montará en cólera aquel
Criseida, la mandaré en mi nave con mis amigos; y encami-
a quien me llegue. Mas, sobre esto deliberaremos otro dfa.
nándome yo mismo a tu tienda, me llevaré a Briseida, la de
Ahora, ea. echemos una negra nave al mar divmo, reuna-
hermosas mejillas, tu recompensa. para que sepas bien cuán-
mos los convenientes remeros, embuquemos víctimas para
to más poderoso soy y otro tema decir que es mi igual y
una hecatombe y a la misma Criseida, la de hermosas me- compararse conmigo.•
jillas, y sea capitán cualquiera de los jefes: Áyu, Idomeneo Asi dijo. Acoogojóse el Pelida. y dentro del velludo pecho
o el divino Odiseo o tú, Pelida, el más portentoso de todos
su corazón discurrió dos cosas: o, desnudando la aguda
los hombres, para que nos aplaques con sacrificios al que espada que llevaba junto al muslo, abriISe paso y matar al
hiere de lep."
Atrida. . o calmar su cólera y reprimir su furor. MJentras
Mirándole con torva faz, exclamó Aquiles, el de los pies tales pensamientos revolvía en su corazón y en su mente, y
ligeros: . sacaba de la vaina una gran espada, vino Atenea del cielo,
"¡ Ah. impudente y codicioso! ¿c.ómo puede estar dispuesto envióla Hera, la diosa de los blancos b ~ que amaba
a obed~r a tus órdenes ni un aqueo siquiera, para em- cordialmente -a entrambos y por .ellos se interesaba. Púsose
detrás del Pelida y le tir6 de la blonda cabellera, apareclén-
00 1

ffl
.
dose a él tan solo; de los demás, nmguno la veía. AquiJer. evitable resultado de los acontecimientos. La causa
sotprendido, se volvió y al instante conoci6 a Pa1as Atenea. es la ·perversa arrogancia" de Agamenón, y la ·f~-
cuyos ojos centelleaban de un modo terribJe. Y hablando nesta ira• de Aquiles; esto es lo que queda expre-
con ella pronunci6 estas aladas palabru:
• ¿Por qu~ nuevamente. oh. hija de 7.eus, que llevu la sado sin ambages.
~ has venidoP ¿Aauo para presenciar el ultraje que me Pero Homero no nos presenta dos cualidades
infiere el Atrida AgamenónP Pues te diré lo que me figuro abstractas en pugna, sino t¡ue vemos a dos hombres
que va a ocurrir: Por su íosolencia penleni pronto la vida." disputando violentamente. Nada podría ser más
"real'", menos intelectual. Como eh la vida, las dos
Atenea le dice -para abreviar la traducción- partes se dicen algo, solo que estos dos hombres
que ella ha venido para mitigar sn cólera: algún llegan demasiado lejos. La pelea estalla porque
día, por esta afrenta, se ofrecerá a Aquiles el triple cada uno de ellos es como es. Es cosa de un mo-
y el cuádruple de lo que ahora le quita Agamen6n. mento, pero "precipitó al Hades muchas almas
Aquiles, como es natural, obedece, pues observa valerosas de héroes, cuyos cuerpos fueron presa
sucintamente: "Proceder así es lo mejor." Atenea de perros y pasto de aves. Y así se cumplía el
regresa al Olimpo y Aquiles se inflama contra Aga- plan de 7.eus'".
menón, y su parlamento empieza así: "Borracho, No es exclusivo, pero sí característico del griego
que tienes cara de perro y corazón de ciervo" ... este poder de percibir el acontecimiento inmediato
He incluido tan extenso pasaje por varias razo- con tanta penetración y al mismo tiempo apre-
nes. Una, porque así tendremos un texto para las hender la ley universal que él ejemplifica. En un
futuras referencias; otra, porque el lector puede hecho particular se nos muestra. parte de la estruc-
quizás recibir alguna impresión de la vivacidad de tura del universo total; sin embargo este suceso
toda la obra. Ya hemos hablado, y volveremos a está tratado con la vivacidad propia del más exce-
hablar, de la intelectualidad del arte griego; por lente relato. Homero no necesita empañar el movi-
consiguiente, era menester mostrar al lector con miento de su descripción con comentarios genera-
toda claridad que ello no implicaba de ningún lizadores; su generaliución ya se ha realizado en
mod~ aridez o abstracción. Esta disputa entre el plano fundamental de todo el edificio.
Aquiles y Agamenón está referida con tanta viva- Hay algo más. En este pasaje, como en todo el
cidad que no resulta extraño que Helánico haya arte clásico griego, se advierte una notable ausen-
supuesto que Homero fue contemporáneo de la cia de marco natural. No vemos las torreadas
Guerra de Troya. Y no solo los exteriores están murallas de Troya ni el Escamandro rielando a la
presentados con sugestiva fuerza. La función ar- distancia; no sabemos dónde trascurre esta asam-
tística de este pasaje, como el propio Homero nos blea de los griegos, si en una tienda o en una la-
lo dice, es describir aquel episodio -la pelea- dera, o en la costa junto a- las cóncavas naves. Lo
del cual sobrevino tanto sufrimiento para los grie- mismo que frente a un vaso griego pintado, toda
gos, de acuerdo con lo que Homero considera ªel nuestra atención se concentra en las figuras huma-
plan de Zeus", y que nosotros llamaríamos el in- nas. Esto también sucede en la tragedia griega.
68 69
El-sol y ias tormentas shakespearinos están ausentes
por completo; si un personaje habla del paisaje chosas e irresponsables. Sin embarge, es difícil
que lo rodea, es para poner de relieve que él se conciliar esta idea con la descripción de agentes
halla aislado de sus semejantes. Sería fácil y ro- humanos autónomos y responsables que Homero
~odo si pudiésemos decir que el griego era insen- forja para nosotros con tanto esfuerm. Este -Aga-
sible a la naturaleza y dejar así las cosas. Pero menón y este Aquiles son auténticos hombres adul-
no es posible. Limitémonos a Homero: un hombre tos, tratados de un modo también adulto. En rea-
insensible a la naturaleza no pudo haber utilizado lidad, teniendo en cuenta la primitiva ferocidad
tanta riqueza de símiles naturales, todos exactísi- con que tropezamos a cada paso en las descripcio-
mos en sus detalles, símiles tomados de animales nes homéricas de la vida, esta madura adultez nos
aves, el mar, el cielo y las tormentas, láminas e~ resulta por momentos casi desconcertante. Pero
pequeño que recuerdan a la distancia las ilumi- toda la acción es acompañada de una maquinaria
naciones de los manuscritos medievales. Está, pues, divina que parece un tanto infantil, como. en aquel
fuera de toda duda que el griego tenía conciencia momento de nuestro pasaje en que Atenea des-
de la belleza y la variedad de la naturaleza. · Ade- ciende del Olimpo, da un tirón a los cabellos de
más, no es solamente el marco naturál lo· que está Aquiles y le espeta una retahíla de buenos con-
ausente. Según hemos visto, la llíada comienza sin sejos. Así en la tragedia posterior -si bien de un
l~ más leve insinuación sobre dónde transcurre la modo mucho menos pintoresco-- los dioses, por
acción; debemos hallarnos ea. algún lugar del terri- medio de oráculos, sueños y todo lo demás, pare-
torio troyano, pero ¿dónde? Homero no muestra cen controlar y dirigir las acciones de los hombres,
demasiado interés en decírnoslo. Tampoco nos da incluso cuando éstos son presentados como agentes
ese marco que un escritor moderno podría difícil- plenamente independientes y responsables.
. mente omitir: los demás, los actores más pasivos Esta cuestión del marco es, pues, confusa, y
en la escena, los otros jefes griegos y el ejército. aunque no es éste el lugar para el examen sobre
Solo las figuras . esenciales están descritas. la religión griega, el lector tiene derecho a un
Pero el lector moderno no solo echa de menos esclarecimiento provisional. Homero carece, natu-
el marco que espera, sino que se encuentra con ralmente, de una teología dogmática; en realidad,
otro que, en un principio, no comprende: el de la todavía no existe ni la mera idea de pensamiento
acción ~~á. No v~os las murallas de Troya, sistemático. Además, él está utilizando una forma
pero asistimos a deliberaciones en el Olimpo y tradicional, pues con seguridad hubo muchos auto-
observamos cómo los dioses particulares intervienen res de poemas épicos antes de Homero; de modo
en la batalla o -como en nuestro -pasaje- en la que lo antiguo y lo nuevo se dan de consuno. En
disputa. No es de sorprender que se dé así la un momento Zeus decide que los griegos deben ser
impresión de que los personajes humanos en el castigados; por consiguiente, los troyanos logran
poema no son sino piezas movidas sobre un tablero rechazarlos hasta sus naves. Por otra parte, un
de ajedrez por una camarilla de deidades capri- dios o una diosa desciende en medio de la refriega
70 para salvar a un predilecto suyo que se halla en
71
1

1

grave peligro, y esto es realizado en oposición al otros podríamos decir: Por un sobrehumano es-
deseo de Zeus. Como contraste encontramos a fuerzo de autodominio" ... ; los helenos expresa- .
principios de la Odisea un pasaje en que se hace han: "por la ayuda de algún dios ... "; y el griego
decir a 7.eus: "¡Cuán insensatos son los hombres! poeta o pintor de vasos retrataría a Atenea, en
¡De qué modo culpan los mortales a los dioses! forma corporal, aconsejando a Aquiles. La dife-
.Dice!! que todos los males les vienen de nosotros, rencia no es grande; y el hecho de que Aq\riles
y son ellos quienes se atraen con sus locuras infor- i deba su fuerza a alguna divinidad o tome una pru-
tunios no decretados por el destino." Dicho en 1 dente decisión con la ayuda de Atenea, no dismi-
términos modernos: la vida es siempre dura, pero nuye en lo más mínimo su grandeza; los dioses no
nuestras faltas y errores la hacen más dura de lo favoreéen así a los hombres insignificantes,. y aquel
necesario. La grave y filosófica sabiduría de este a quien ayudan está por encima de la vulgaridad.
pasaje no se concilia fácilmente con el capricho No debemos pensar que los dioses escogen a cual-
divino que encontramos en otros, y mucho menos quier flojo y le otorgan fuena. Jamás procederían
con la jocunda irreverencia que emana del relato ellos de ese modo.
sobre los amores de Ares y Afrodita. Tal es entonces el marco en que vemos los hom-
Todo este proceso parece muy . sorprendente. bres y los acontecimientos, no solamente de la épi-
La azarosa mezcla de lo viejo y lo nuevo explica ca griega sino también de la mayor parte del arte
una parte del acontecer general; para lo restante griego clásico. l!:ste degeneró, por supuesto, en tri-
puede ella también ayudar al lector si éste recuerda vialidades mitológicas. Fue un desarrollo posc)ási-
que los dioses constituyen una temprana creación, co, pero fascinó a Roma y encantó al siglo XVIII,
con la que se ha querido dar cuenta del porqué con el resultado de que el lector moderno, antes
de ciertos hechos, particularmente de aquellos de que pueda obtener una visión directa de Homero
carácter ·extraordinario, As(, según vimos en el y los posteriores clásicos griegos, debe primero de-
último capítulo, la habilidad del forjador de meta- sembarazarse de cierto aspecto de la cerúnica
les exigía condiciones que sobrepasaban la destreza inspirada en Wedgwood y de otras expresiones ar-
del hombre común. Entonces, puesto que tal apti- tísticas similares. Pero para los griegos este marco
tud resultaba excepcional, no cabe duda de que no · era decoración; era más bien una especie de
era de origen divino; por consiguiente, debía existir perspectiva, no en el espacio sino en su significado.
un dios del fuego. En nuestro pasaje de la Ilíada €1 nos permite ver la acción particular que estamos
nos enteramos de que Aquiles tiene más fuerza que observando no como un hecho aislado, casual. úni-
1~ común: esto,. di~ Agamenón, es el don de algún co; lo vemos más bien en relación con la estruc-
dios, y la expltcaci6n trae consigo una verdadera tura moral y filosófica del universo.
inferencia filos6fica. No hay nada de qué jac- Esta es~ctura, repito, no es expuesta consciente-
tarse; lo que un dios da, también él puede qui- mente, por Homero; él no tiene ningún sistema fi-
tarlo. Además, dos fuerzas se debaten en la mente losófico integral. Sin embargo, percibe que hay
de Aquiles, la rabia ciega y el freno prudente. Nos- una unidad en las cosas, que los acontecimientos
72 73
, •,I

~ne luchaban. "Pero él les encargó que 0;asen .ª l~s 1

tienen sus causas y sus resultados. que existen cier- dioses, y a muchas produjo gran ~a. Prosiguió 11

tas Jeyés morales. bta es la estructura. en la que ·su camino hacia el palacio del rey Príamo, su pa~e.
encaja la acción particular. El marco divino de la Hécuba, la reina, lo ve. y Je pregunta, en un es~o
épica significa en última instancia que las acciones ,. francamente hero~co: "¡Htjol ¿Por qué has vemdo
particulares son al mismo tiempo únicas y univer- dejando el áspero combate?·Sin duda los aqueos, de
sal~.. aborrecido nombre, deben de estrechamos mucho,
Los griegos que durante mil años acudieron a y tu corazón te ha impúlsado a orar a Zeus. Pero
Homero para la enseñanza de sus jóvenes y para aguarda. traeré vino dulce como la miel para que 1,

deleite e instrucción de los aduÍtos, no se dirigían primeramente . lo libes al padre Zeus r luego te
a meras reliquias venerables o a históricas sagas aproveche también a ti, si lo bebes. ~l vmo aun,ien-
1
patrióticas o a encantadores cuentos de hadas, sino i ta mucho el vigor del hombre fatigado, Y tú lo
a poemas que ya atesoraban todas las cualidades estás de pelear por los tuyos." .
que hablan dado un carácter distintivo a su cultura. Pero Héctor rehúsa: "'El vino puede hacerme
Hemos considerado un pasaje con algún detalle; olvidar de mi deber, y no me está permitido realizar
hemos visto, quizás, parte de aquella fuerza intelec- una sacra libación con sangre en mis manos'". Pide
tual instintiva que con tanta firmeza organiza todo a su madre que ofrende a Atenea las más hermosas
el poema; algo, sin duda. de la esencial seriedad vestiduras que posee el palacio. A.sí lo ha':8 ella Y
que lo anima; un atisbo de la agudeza con que Ho- Homero nos dice dónde las babia obtemdo Hé-
mero contempla su objeto y de la vivacidad y cuba. Fueron compradas en Sidón a mercaderes
economía con que nos lo hace ver también a noso- 'fenicios. Héctor encuentra a Paris, y severamente
tros. Pero Homero y todos sus grandes sucesores lo envía de regreso a la batalla. Paris llábía sido he-
tienen otra ~ualidad de que no hemos hablado, una rido y desde entonces pasa sin preocupaciones ~u
cualidad que. no debemos permitir que permanez- tiempo con Helena. "Ojalá que se lo trague la tie-
ca oscurecida por esta fama de intelectualidad y de rra.. dice Héctor. También ve a Helena. EUa se
seriedad moral. Es su humanidad. Prefiero que repr'.acha su inconducta y dice: -Ven, siéntate a mi
Homero mismo la muestre, pues él es mejor escritor lado, pues tus hombros soportan ~ que otros el
que yo. peso de mi desvergüenza y la salvaJe locura de Pa-
Una bataUa encarnizada tiene lugar en la llanura ' ris." Pero Héctor no se queda; sus compañeros en
q~e se extiende al pie de Troya, y el ~éroe griego la batalla lo necesitan y claman por su regreso. "Y
Diomedes causa terribles estragos entre los troya- -dice- debo ir a tmi casa y ver a mis criados, a mi
nos. tan grandes que Héctor abandona el campo de querida esposa y a mi tierno hijo; ignoro si volveré
bataUa para pedir a las mujeres de la ciudad que de la batalla, o si los dioses dispondrán que sucum·
imploren a Atenea una ayuda contra este hombre ba a manos de los aqueos.'°
tan temihle. Al pasar Héctor por las puertas Esceas, Pero Andrómaca no está allí. Ella había oído
fue rodeado. inmediatamente por las esposas y las <¡ue los tr~yanos eran rechazados y corrió, como una
hijas, ansiosas de tener noticias de los hombres 75
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lpca, llena de ansiedad, hacia las murallas de la espos_a de Héctor, el guerrero que más se señalaba ·entre los
ciudad, a mirar; y la nodriza la siguió con el niño. , troyaoos domadores de caballos, cuando peleaban en tomo
Allí la encontró Héctor. Andrómaca asi6 su mano
de Dión:• Así diián, y sentirás un nuevo pesar al verte .sin
1 el hombre que pucliera librarte de· la esclavitud. Pero ojali
y le dijo: un montón de tierra cubra mi tumba, antes que oiga tus
clamores o presencie tu rapto."
"¡Oh Héctorl Tu valor te perded. No te apiadas del tier- 1 Así diciendo, el esdaxecido Héctor tendió los ~ a su
no infante ni de mí, infortunada, que pronto seré tu viuda; hijo, y éste se recostó, gritando, en el seno de la nodriza de
~es los aq~ te, acometerán todos a una y acabarán con- la bella cintura, por el terror que el aspecto de su padre
tigo. Preferi!>le sena que, al perderte; la tierra me tragara. le causaba: dAbanle miedo el bronce y el terrible penacho
porque .si mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares; de crines de caballo, que veia ondear en .lo alto del yelmo.
que ya no tengo padre ni venerable madre. A mi padre Etión Rió el padre y también la madre. Héctor se apresuro a dejar
lo mató Aquiles cuando tomó Ja poc:leroa ciudad de los el casco en el suelo, bes6 y meció en sus bruos al hijo 1
cilicios, Tebas, ·la de las altas puertas; pero Caqui un dejo 1 amado, y rogó asl a 7.eus y a Jos demás dioses:
de orgullo) sin despojarle, por el religioso temor que le entró 1 "¡7.eus y demás dioses! ConcededDM; que este hijo mio
en el ánimo; q ~ el _cadáver con las labradas armas y le sea, como yo ilustre entre los troyanos e igualmente esfor-
hizo un túmulo. Mis nete hermanos, que habitaban en el zado; que re'1ne~ t & en Dión; que digan de él
palacio, fueron muertos por Aquiles, el de. los pies ligeros. cuando welva de la batalla: 'Es mucho más valiente que su
Mi ~che, que era reina de Hipoplacia, murió en la casa padre; y que, caigado de cruentos despojos del ~ a ll
de DU pa~. H~~· tú eres· ahora mi pa~ mi madre y mi quien haya muerto, regocije el alma de su madre.
hermano; tú, IDl altivo esposo. ¡Pues, ea, sé compasivo, qué-
da~ aq~ en!ª torre! ¡No hagas a un niño huérfano y a una Este pasaje nos da un reflejo de la verdadera
mujer vrudal [Luego, como es una mujer inteligente y ha alma del héroe homérico. Lo que lo impulsa a rea-
estado o~~~ las cosas a tiavés de sus lágrimas, dice: 1 lizar actos de heroísmo no es un sentido del de~r,
"Pon el. ejército JUDto al cabrahígo, que por alli la ciudad
es aCCl!Slble y el muro es más fácil de escalar."
tal coólo nosotros lo entendemos: deber hacia los
~testóle el gran Héctor, el de tremolante casco: demás. f:ste es más bien un deber para consigo
'Todo esto me da cuidado, mujer, pero mucho me son- mismo. f:1 se esfuerza por lo que nosotros traduci-
'?Jaria ante los troyanos y las troyanas de largas vestidwas, mos como "virtud", pero que en griego es (!,reté,
SI como un cobarde huyera del combate; y tampoco mi co-
"'excelencia". Lo que Agamen6n y Aquiles disputan
raz.ón me incita a ello, que siempre supe ser valiente > pe-
lear en primera fila entre los troyanos, mantenJendo )a no es simplemente una muchacha: es el "premio'"
inmensa gloria de mi padre y de mí mismo. Bien lo conozco que constituye el reconocimiento público de su
Y tengo por seguro: día vendrá en que perezcan la ciudad areté. Tendremos mucho que decir de la areté,
de Troya, y Priamo y el pueblo del rico Prúúno. Pero )a pues ella discurre a través de la vida griega.
futwa desgracia de los troyanos. de la misma Hécuha. del
rey Priamo y de muchos de mis valientes hermanos que Esta escena -al menos en griego-:- es tal que el 1
caerán en el polvo a manos de los enemigos, no me importa estudiante que la sabe de memoria expone primero
tanto co°!° la que padecerás tú cuando alguno de los aqueos, las variantes de los manuscritos, los matices ('xactos
de broncmeas corazas, te lleve Do~ privhdote de libei-- del significado de las paiabras, las complejidades
tad, y luego tejas tela en Argos, a las órdenes de otra mujer,
o vayas por agua a la fuente de Meseida o Hiperea, muy con- ¡, gramaticales, y. luego no puede confiar en su, ~oz
trariada, porque la dura necesidad pesará sobre ti. y qu.ms para traducirla con se~dad; y no es ésta la uru~
alguien exclame, al verte derramar lágrimas: 'tsta fue h de su especie en la llíada. Tampoco esta humam-
76 77
1,1

Sería un error describir la Ilíada como una tra-


dad independiente del f:iempo se limita a los gran- gedia. puesto que es ( como muchas cosas grieg~ ~
des pasajes, tal como lo mostrarllll· uno o dos rasgos precisamente lo que se propone ser, un poema ep1-
casuales. Consideramos este breve extracto ': co, con todo el sosiego y la c!ilatabilidad que éste
exige. No obstante, es intensamente trágica, y .en
Dfomedes dejólos muertos y fue al encuentro de Abu y esto es también plenamente griega: el sesgo trágico
Poliido, hijos de Euridamante, que era de provecta edad e
intérprete de sueños. Enderem luego sus pasos hacia Janto
del pensamiento era habitual en los griegos. Antes
y To6n, hijos de Féoope -éste los babia tenido en la triste de intentar explicar esto, siempre utilizando como
vejez que lo abrumaba y DO engendró otro hijo que here- ilustración la potencia omnicomprensiva de Home-
dara sus riqueus-; y a entrambos Diomedes les quit6 la ro convendría señalar uno o dos puntos negativos.
dulce vida. causando llanto y triste pesar al anciano que DO E~ primer lugar, la razón de esta vena. trágica no
pudo recibirlos do vuelta de la guerra y más tarde los extra-
ños se repartieron su herencia. reside en que el griego pensaba que la vida era una
pobre cosa. Ya hemos mencionado el aparente placer
Considérense los versos pron~ciados por Diome- con que Homero relata escenas de combate; todo lo
des poco después 6 • ·El joven héroe Glauco contem- demás está descrito con el mismo entusiasmo. ~l vio
pla el desastre que aquél está haciendo entre los todo con intenso interés, ya a Odiseo que construye
troyanos y decide empeñar un combate con él Dio- su nave, o a los héroes que preparan y comen sus
medes -tal como lo ~ge el código caballeresco- le suculentos alimentos en el campo, y sea o no proba-
pregunta quién es, ·pues jamás te vi en las batallas, ble, acompañando la comida con canciones. Muy
donde los varones adquieren gloria, pero al present~ pocos griegos creían que la vida era un valle de lá-
a todos los vences en audacia cuando te atreves a grimas, en el cual nada importaba demasiado_. ~en-
esperar mi fornida lanza". Ahora viene el detalle tian la más vehemente atracción por la actiVIdad
significativo. Diomedes podría haber dicho natural- en todos sus aspectos: física. mental, emocional; un
mente: "Malhadados aquellos cuyos hijos se opo- inagotable placer en realizar hazañas y en con-
nen a mi fuerza". Las escenas de batallas son des- templar cómo se hadan. Casi todas las páginas de
critas con una especíe de placer; se nos informa Homero constituyen un testimonio de esta . afirma-
c.'On toda precisión por dónde. entra la lanza mor- ción. Ese fondo trágico no debe interpretarsl! romo 1
tífera en el cuerpo del guerrero vencido y muy a que la vida es indigna de vivirse; es un sentimiento
menudo también por dónde vuelve a salir; el ven- de tragedia, no de melancolía.
cedor se gana para sí una gloria que lo sobrevivirá. Tampoco debemos suponer que. una inclinació?
Pero Homero tiene también un pensamiento para la hacia lo trágico significa una avemó~ por lo cómi-
~plia vida de los hombres; él no olvida -ni tam- co. Sin duda. hay poca comedia en la Ilíada, así
poco introduce a la fuerza- a aquellos a quienes como hay poqufsunos intervalos festivos en las tra-
la gloria de otro hombre acarrea dolor. gedias que se representaron posteriormente en el
escenario ático; pero ya hemos conocido un notable
' Ilíada, V, 149. relato jocosO en la Odisea; y no olvidemos que,
5 Iliada, VI. 127. 79
78
~1

así como el teatro ateniense tuvo su Aristófanes po -no se 1e ocurrirá,.~ nadie·, y aunque dasí be
tuera, los
f· .
junto a su Esquilo -y Esquilo gozó t:n la antigü~ dil)SeS seguirían dando un pesar por ca a ne icto. 1
dad de gran reputación como autor de un drama La vida continuaría siendo lo que es. en todos sus
satírico- así también la épica tiene su reverso en rasgos primordiales. .
la épica burlesca, de la cual sobrevive la Batra- Solo podemos imaginarnos est:i ~tiva, tau
comiomaqula o Batalla de las ranas y los ratones. ostensiblemente despojada de ilusiones, desarro-
Este acento de tragedia que se advierte en el pen- llándose dentro de una religión árida y ~gen~
samiento griego no tiene nada que ver con la me- do un resignado y desesperanzado fata~mo; sm
lancolía: el griego amaba tanto la risa como la vida. conN'IIV'ión se hallaba combmada con
embargo, tal -r-- . ºbl ·•
Creo que ello es un producto de esas dos grandes un gozo casi feroz de vivir, con un mcoerci e JU-
cualidades que vimos en Homero: intelectualismo hilo ante la actividad del hombre y una orgullosa
y humanidad. La primera ~tiria a los helenos, fe en la personalidad humana. Muy lejos estaba
según he intentado demostrar, ver más claramente el griego de pensar que el hombre rep~ta la
que otros el marco en que debía vivirse la vida nada a los ojos de la divinidad; por eso 51empre
humana, marco que Homero precisa, en parte, debía recordarse a sí mismo que el Hombre no era
como la voluntad y las actividades de los dioses; Dios y que es una impiedad caer ~n est~ pensa-
en parte, como una sombría Necesidad a la cual miento. Nunca más, hasta que el espíritu gnego con-
también los dioses se ven precisados a someterse. taminó a la Italia del Renacimiento, volveremos a
Las acclones producen sus consecuencias; las juz- encontrar esta magnifica autoconfi~ en 1a. ~u-
gadas malas han de provocar resultados desagra- manidad la cual, en aquella brillante épOCll vivida
dables. Para los griegos, los dioses no son necesa- por la ~su~ no estaba reprimi?9: por. la mo-
riamente benévolos. Si son ofendidos, castigan sin destia que su instintiva creencia religiosa unponia
piedad. Como dice Aquiles al afligido Príamo,
al griego. líada
ellos dan dos. pesares por una gracia. Esta nítida La nota trágica que percibimos en la I y. en
apreciación del escenario humano no se ve mitiga- la mayor parte de la literatura griega era prod~ada
da por la halagadora esperanza de un futuro mun- por la tensión entre estas dos fuerzas: un ap~1ona-
do mejor o por la creencia en el progreso. En cuan- do deleite por la vida y una clara comprensión de
to a lo primero, el griego homérico podía prever su estructura inalterable:
una vida confusa y tenebrosa en el Hades; y como
Aquiles dice: "Preferiría ser esclavo en la tierra y Tal la vida de las bojas asi es la de los hombres.
no rey en el Hades." La única esperwza real de El vien~moesparce las bojas por 'e1 suelo; la selva .vigorosa
-inmortalidad quedaba librada a la que solía brin- produce otras y éstas crecen en la prima~era. Pronto viene
dar la fama en una canción. En cuanto al progreso, una generaci6o de hombres y otra termma.
era imposible, pues la esencia de los dioses no pue-
de cambiar y el que la naturaleza de los hombres Ni el pensamiento ni la imagen .pertenecen a
se modificase es una idea que durante mucho tiem- Homero; su mordacidad sí le pertenece y emana
80 81
del contexto. No )a cnc:ontramos t·n 'f· Has de Troya, contemplada por Príamo y otros
paralelo hebreo: su magm ~
ancianos:
Tales estaban sentados eq_ la tone los caudillos de los tro-
Eníloc.."Wlllto al hombre. i.'l.ls día.~ son L'omo la hierba Co
una
ella, r en el eamnn
desa ---r-• aSt• ílo n..'l."C. Pl'ro el viento pasa· sobre
mo yanos. Cuando vieron a HeJena. ~: hacia ellos se encami-
naba. dijéronse unos a otros. ha do quedo, estas aladas
Y pamce, Y ya no se conoce el lugar donde estuvo.
palabras:
"No es reprensible que troyanos y aqtll!d9, de hennosas
Aqtú la nota es de humildad y resignación· 1 grebas, pade7.C8D largos dos por tal mujer: terribJerneote
hombre ' que 1uer• ha • en t.'Omparadón ·con se ~ su semblante al de las diosas inmortales, Pero. aun
Di p no 1es ~ e
os. ~~o a imag~ homérica adquiere un matiz siendo as{. viyase en las naves. y no quede para futura del-
gnacla nuestra y de nuestros hijos.'"
mu~ . ~to a partir de su unidad de esfuerm Asi hablaban. Prlamo llam6 a Helena y le dijo:
realizac1ort heroicos. El hombre <'S ími(.'(); sin e l "Ven acá, hija querida; slmtate a mi lado para que veas
te ~o, ~ pesar de su elevada condición y su brillan- a tu anterior marido 1. ¿ sus ~ t e s y amigos. puel a ti
no te considero culpable. fueron los dioses quienes promo-
ariedad. debe obedecer a las mismas 1
que las innumerables e indiferenciadas ho ·as
hay aquí una protesta romántica -¿cóm0 podJ •
0 er; vieron contta nosotros la luctuosa guerra de los aqueos."

"Fueron los dioses· no significa zafarse de respon-


Protestar con tra 1a pnmera. emos.
1, \ de nuestro ser?- sabilidad en tono sentencioso. sino un reconocimien-
!ampoco resi~ada aceptación, tal como la e~co:~ to de que tales cosas forman parte del destino hu-
ramos, por ejemplo, entre los chinos para quie-
;:s el .i,ndividuo es ~lo un anteceso; en vías de
nnacion, un mano10 de hojas en un árbol d l
mano. La belleza, lo mismo que la gloria. deben
buscarse, aunque su precio sean lágrimas y destruc-
ción. ¿Acaso este pensamiento no está en el propio
bosque En b· 1 e
tensión. a ~ ~· en e poeta griego se revela esta meollo de la leyenda de la guerra troyana? Los
. pas1ona a que representa el espírih1 dioses hablan propuesto precisamente esta elección
trág1ro. a Aquiles, el arquetipo de la hidalguía griega. Ellos
Podrían .citarse otros muchos ejemplos de Ho- le ofrecían una vida dilatada y mediocre o la gloria
mero,1 particularmente
, de la Iliada. Baste con uno con una muerte temprana. El primero que for¡ó este
q ue ·o mostrara
1 , desde otro punto de vista. Corno• mito expresó en él la esencia no solo del pensamien•
un e1emp o típico de las limitaciones e incluso de to griego, sino también de la historia griega.
;s contradicciones de la vida, se pre:enta el hecho He escrito tanto sobre la lUada. en parte porque
e ~ue lo que es más digno de tenerse puede ser contiene mucho del espíritu griego esencial: en
pose1do solamente ron peUgro de la propia .d parte a fin de mostrar al lector los elementos bási,
El .héroe demuestra su valor y obtiene la gloria':,~ cos en que los griegos fueron educados durante
q~1zá en su muerte, para dolor de sus deudos. La siglos. La Odisea debe ser sacrificada, si bien cons-
; 1 11 tiene orno ecino l p li ro ' la muerte. tituía asimismo una parte de esta educación y era,
un nt I n 11 l r1¡ ión que hace en muchos aspectos, el complemento necesario de
11 h rn l las mura- }9 llíada. La Odisea. dice Longin<>, es un poema
83
de
tan carácter
. más <Juc de pasión, lleno d e ese amor
. que, relúzo e incorporó mucho material anterior, si
grtego por la aventura y los cuentos extraños· hien la Ilíada actual <:onticnc algunos- pasajes que
y, como la llí'!da, . un poema que pudo haber sid¿ no formaban parte de) plan de este "Homero". Si
un_ costal d,e histonas añejas Y, en cambio, tiene una fue o no el mismo poeta quien escribió ambos poe-
urudad artJStica e inteligente que surge inevitable- mas, es un punto controvertido y quizás lo seguirá
mente. de una sola idea central: en este caso una siendo siempre. La diferencia de tono y de trata-
creencia en una justicia trascendente. .tEscrib :6 miento es grande. Longino, e) crítico más fino de
solo poeta bo 1. I un la antigüedad, ya observó esto y señaló: "Homero
am s poemas? ¿Escribió un solo poeta
uno de los dos? En caso afirmativo .tcuánd . . en la Odisea es como el sol poniente; posee aún
•G O VIVle-
ron él o e]]os? .1!:sta es la famosa Cuestión ho éri grandeza, mas no intensidad." Tal vez sea el mismo
que .los eruditos han discutido durante un s;lo ~ so). Pero un hombre tiene derecho a opinar, cuando
~o; n~ ~ e el lector que la resolvamos aquí. se ha sumergido en Homero hasta el punto de tra-
propios grtegos posteriores poseían un ciclo ducir uno de los poemas. Por consiguiente, es in-
completo de poemas épicos sobre la guerra tro- teresante observar que de los dos últimos traduc-
yana. Dos de ellos fueron de aventajada excelen- tores ingleses, T. E. Lawrence, está tan seguro deque
cia y se atribuyeron a Homero. Esta paternidad los dos poetas no son el mismo individuo, que ni si-
fue linceramente aceptada hasta los . tiem mo- quiera considera esa posibilidad; en tanto que E.
~¿' ~rod1 cuandodunad'investtga~ón más pro&;: mos- V. Rieu dice: "Sus lectores pueden estar tan segu-
a c1ase e ISCrepanaas de realiza . , ros de que ambas obras pertenecen a una sola ma-
tilo Y lenguaje tanto entre las dos epopey:~: no del mismo modo que no dudan de la presencia
entre ~ distintas partes de cada una. El resultado de Shakespeare cuando, después de conocer el Rey
inmediato de este examen fue la m. . Juan, vuelven sus ojos a Como gustéis:
meraria di . .ó d los d muciosa y te-
'?5i n e os poemas, pero en particu- Debemos dejar las cosas aquí, pues no puede per-
lar de la llíada, en cantos separados de períodos di- mitirse que )a cuestión homérica, por atractiva que
ferentes,
ti
adecuadamente llamados
.
·estratos" por cri-
, resulte a los eruditos, nos haga perder de vista a
ª
_cos qu~ veces no distinguen bien entre la sínte- Homero. Sería. interesante, aunque inútil, meditar
S!5 ~tica y la conformación. El estudio de la poe- qué nos pasaría si todos nuestros reformadores, re-
sia épica de otras razas, y de los métodos utilizados volucionarios, autores de proyectos, políticos y arre-
por los poetas que operan en este medio tradicio- glalotodo en general estuviesen empapados en Ho-
nal, .ha contribuido mucho a restablecer la confian- mero desde su juventud, como los griegos. Quiw
z~ e~. la estructura intrínseca de cada poema. Esto comprendiesen que cuando llegue el feliz día en
significa que lo que tenemos en cada caso no es un que haya una heladera en cada hogar y en ningu-
poema breve compuesto por un "Homero" primiti- no dos, en que todos tengamos la oportunidad de
vo y aumentado, según el gusto de cada uno, por trabajar para el bien general ( cualquiera que éste
l"" l . posterlon· •~no un poema ooncebido como sea), en que el Hombre Común (quienquiera sea)
un1 unidad l r un 'Home • rolat1vamente tardío triunfe, aunque no se haya cultivado, todavía los
85
...

hombres
. d vendrán y desaparece ran
., como 1as genera
j,,
c1~nes e hojas en el bosque; y que aún seguirá 1~ CAPÍTULO V
en.atura humana siendo débil y los dioses fuertes
e mconmensurables. Tal vez reconociesen tambºén 1
que la
hazañ . cualidad
l .del hombre
. importa m.L-
clli que sus
LA "PóLIS"
. as, que a v10lenc1a y la indiferencia llevarán
~1empre al desastre y que éste caerá tanto sobre el ~I
mocente como sobre el culpable. Los griegos tu-
vieron suerte al poseer a Homero y fueron rud
tes en el uso que de él hicieron. P en- P6U, es la palabra griega que traducimos com,o
•ciudad-estado". Es una mala traducción, puesto
que la póUs normal no se parecía mucho a una ciu-
dad y era mucho más que un estado. Pero la tra- 1

ducción, como la polltica, es el arte de lo posible y,


como no tenemos la cosa que los griegos llamaban
p6Us, tampoco poseemos una palabra equivalente.
De ahora en adelante, evitaremos el engañoso tér-
mino "ciudad-estado" y utilizaremos en su lugar la
palabra griega. En este capítulo indagaremos pri-
mero cómo surgió tal sistema político, luego tra-
taremos de reconstituir la palabra pólis y res~
catar su significado real al observarla en acción.
Puede ser una tarea larga, pero mientras dure nos
servirá para mejorar nuestro conocimiento sobre los
griegos. Sin una clara concepción de lo que era la
pólil y de lo que significaba para los griegos, es
completamente imposible comprender adecuada-
¡I mente la historia, el pensamiento y las realizacio-
nes de los helenos.
Empecemos, pues, por el principio. ¿Qué era la
pólis? En la Ilíada distinguimos una estructura po- ·
lítica, al parecer, no fuera de lo común; una estruc-
tura que puede considerarse como una forma ade-
lantada o degenerada de organización tribal, se-
gún se prefiera. Hay reyes, como Aquiles, que
87

r
'•>bit•man su pueblo, y existe el gran rey Ag Es importante hacerse cargo de su tamaño. El
non, rey de los hombres, que es algo así ,com:U: lector moderno descubre por allí una traducción
'l'.lln .senor feudal. Tiene 1~. obligación, establecida de la República de Platón o de la Política de Aristó-
1·«' l derecho o por la costumbre, de consultar a teles y se encuentra con que Platón establece que
los demás reyes o caudillos en los asuntos de in- su ciudad ideal tendrá cinco mil ciudadanos, en tan-
1, , , común. Ellos integran un consejo regular to que el Estagirita sostiene que cada ciudadano de-
n sus debates el cetro, símbolo de la autoridad. ?s bería ~nocer de vista a todos los demás, Quizás son-
tonido por el que habla en ese momento. Esto es ría entonces ante tales fantasías filosóficas. Pero
i ·~mo puede verse, europeo, no oriental; Agamenó~
Platón y Aristóteles no son unos visionarios. Pla-
n es. un déspota que gobierna con la indiscutida tón se imagina una ciudad de acuerdo con la esca-
utondad. 'd de un dios. Hay tamb1"én m . d"1c1os
. d e una la helénica; con ello expresa que muchas póleu
j nd ef m1 a Asamblea del Pueblo, q~ d ebfa ~er
griegas existentes eran harto pequeñas, pues las ha-
'Onsu1tada en las ocasiones un
<.JI · portan tes; s1. b"1en bía. con menos de cinco mil ciudadanos. Dice Aristó-
omero, poeta cortesano y de ningún modo histo- teles en su manera tan divertida -a veces Aristóteles
riador constitucional, dice en realidad se parece mucho a un dómine- que una p6Us de
>bre ella. muy poco
dtez ciudadanos sería imposible, porque no podría
C' ra~ es, ª grandes rasgos, la tradición sobre la bastarse a mí misma, y que una p6lis de cien mil
,recia anterior a la conquista. Cuando se levanta sería absurda, porque no podría gobernarse adecua-
nuevamente el telón después de la :8poca Oscura, damente. Y no debemos pensar que estos •ciuda-
.~mos un cuadro muy diferente. Ya no hay un danos" son u.na "clase dominante'" que posee y rige
gamenón de amplio poder" que gobierne en Mi- miles de esclavos. El griego común en estos siglos
•nas señorialmente. En Creta, donde Idomeneo ha primitivos era granjero, y si poseía un esclavo, ello
bernado como único rey, encontramos más de se debía a que las cosas andaban más o menos bien.
mcuenta
• póle,·s
_ 1·ndependientes, cmcuenta
. •esta- Aristóteles habla de cien mil ciudadanos; si permi-
1 pequenos en lugar de uno. No im rta mu- timos que cada uno de ellos tenga su mujer y
da 11ue los reyes hayan desaparecido· t . _ cuatro hijos, y luego agregamos un amplio número
t mi
' q ue tam b'é i n Ios reinos han seguido
, impor
la mis- de esclavos residentes extranjeros, llegaremos a casi
1111 u rte Lo que sucede en Creta pasa también en un millón, más o menos la población de Birrnin-
ll l 1 ( n l i • o al menos en aquellas partes que des- gham; y para Aristóteles un "estado'" independiente
11111 un papel considerable en la historia grie- tan populoso como Birmingbam es un chiste escolar.
Jorn , lu i .ltt l'I Peloponeso ( con excepci6n Pero dejemos a los filósofos y vayamos a un hombre
r 1 1) <, ' 1 t·ntral (excepto las re ·ones práctico. Hipodamo, el que construyó e! Pireo en
1 1 1 il, 1 111 Italia y Sicilia cu~o se el más moderno estilo americano, dice que el nú-
1 1, •111 • dividieron en una mero ideal de ciudadanos es de diez mil, lo cual
1 políticas fndependien- implicaría una población tal de unos cien mil.
De bocho, solo ·tres p6leis tenían más de 20 . 000
89
ción. A veces, escritores modernos hablan con
magnífico desprecio de "aquellos insignificantes
estados griegos, con sus interminables luchas·.
Es exacto: Platea, Sición, Egina y el resto eran
insignificantes si se los compara con los esta-
dos modernos. También la Tierra es insignificante,
comparada. con Júpiter; pero la atmósfera de Júpiter
es principalmente amoníaco y esto ya es una dife-
rencia. A nosotros no nos gusta respirar amoníaco
y a los griegos, a su vez, les habría Tesultado into-
lerable la atmósfera de los vastos países modernos.
Ellos conocían un gran estado, el Imperio persa, y
les parecía muy conveniente. . . para los bárbaros.
La diferencia de escala, cuando es lo bastante acen-
tuada, equivale a diferencia de condición.
Pero antes de ocupamos de la naturaleza de la
pólis, al lector le agradaría conocer qué sucedió pa-
ra que la estructura relativamente espaciosa de la
Grecia predoria se convirtiese en un mosaico de
pequeños fragmentos. Al erudito clásico también le
gustaría saberlo, pero no hay datos y todo lo que
podemos hacer es sugerir razones plausibles. Exis-
ten razones históricas, geográficas y económicas.
Cuando ellas hayan sido debidamente explicadas,
tal vez lleguemos a la conclusión de que la ra7.Ón
más importante de todas es que así les gustaba vi-
vir a los griegos.
La llegada de los dorios no fue un ataque de una
nación org~da a otra. El invadido tenía su or-
gani7.ación, aunque indefinida; algunos de los inva-
sores -el grupo principal que conquistó Lacede-
monia- debe haber poseído una fuerza coherente;
pero también hubo seguramente pequeños grupos
de invasores que aprovecharon el tumulto general
y se apoderaron de buenas tierras donde pudieron
encontrarlas. Un indicio de esto es que hallamos
90 91
1111 rmsmo clan en diferentes estados. venir a la, ciudaa cuando tiene que hacerlo. En sus
, 1 1 J• 11 I 1, • era un ciudadano de Tebas ratos libres le agrada dedicarse a la satisfactoria
lc 11 antigua familia de los Egidas. Pero ocupación de mirar a aavés de la puerta. El griego
1 1 t 1, en Egina y en Esparta, p6- preferia vivir en la ciudad o en la aldea, ir andan-
11 I t amc nt< independientes, y Píndaro se di- do hasta su ocupación y pasar sus ocios más amplios
llo ,mo a -parientes. Así., pues, este clan conversando en la ciudad o en la plaza de la aldea.
u l 11 había fragmentado durante las inva- Así el merca.do se convierte en un mercado-ciudad,
1 11 un p ís como Grecia, esto resultaba muy situado naturalmente al pie de la Aa'6polis. &te
1 llegará a ser el centro de la vida com~ del pue-
1, un 1n•rfodo tan incierto, los habitantes de blo y ya veremos en seguida cuán importante era
11111c I valle o isla podían de un momento a otro ella.
•>bUgados a luchar por su territorio. Por con- Pero ¿por qué estas ciudades no constituyeron
, a menester un punto firme, normalmen- unidades más amplias? &ta es la cuestión pri-
11n11 de una colina defendible en algún lugar mordial.
1 11 mura. &ta, la "Acrópolis" (la ciudad alta), Hay un aspecto económico. Las barreras fisicas,
1·11 liffcada y sirvi6 como residencia al rey. Lleg6 · tan abundantes en Grecia. hacían difícil el trans-
1 t unbién el lugar natural de la Asamblea y el porte de mercancías, salvo por mar; pero al mar ~
11 ti , , • Ugioso.
davía no se le tenía confianza. Además, la variedad
11 uiut el comienzo de la ciudad. Ahora nos a que Dos referimos antes permitía que un área muy
11 • le dar las razones de por qué creció la pequeña pudiera bastarse a sí misma. sobre todo
11 1 J ) por qué un puñado de personas siguió para un pueblo como el griego, tan sobrio en sus
l una unidad política independiente. Lo pri- exigencias de la vida. Es decir que ambos factores
1111 11<' Para comenzar diremos que el natu- tienden a la misma dirección. No había en Grecia
1m1onto económico hizo necesario un mer- una gran interdependencia econ6mica., ni puja re-
ntral Ya vimos que el sistema económico ciproca entre las distintas partes del país, Jo bas-
11 ur •1 d~ Homero y Hesíodo era una "estrecha tante fuertes como para contrarrmtar el deseo de
1111 ,, 1 1,111, 11, ; el estado, grande o pequeño, los griegos de vivir en pequeñas comunidades.
l , 1 lu, 11 ti 1!1 lo ,111 necesitaba y si Do obtenía de- Hay también un aspecto geográfico. Se ha ase-
l I nrl 1 , , am.sglaba sin ella. Cuando la si- gurado alguna vez que el sistema de póleil indepen-
•olvió 111 , table, fue posible también dientes fue impuesto a Grecia por las condiciones
r·mlizada y se produjeron físicas del país. La teoría es atractiva, especialmen-
1, venta. De ahí el auge del te para los que prefieren tener ~ explicación im-
ponente de cualquier fenómeno, pero no parece
mos recordar los hábitos so- ser verdadera. Es obvio que la sutidivisión física del
• mtiguos o modernos. Al gran- país contribuyó a ello; t.al sistema no podría haber
:-onstruir su casa en sus tierras y existido, por ejemplo, en Egipto, país que dependía
93
1 11..d .. aprovechamiento de las que eventuahnente venció a Lidia, era • aún
, 11 11 1l< . que tenía, por consiguiente, embrionario en los lugares apartados del conti-
1 111 0 , 11 al. Pero hay países tan divididos nente; Egipto se hallaba en decadencia; Mace-
F 1 1 cia por ejemplo- que nunca han donia, destinada a poner en quiebra el siste-
1 sistema de la p6Ua; y a la inversa, ma de la póU., permanecla en la penumbra y
r 1 , muchas ciudades vecinas, como Co- siguió por mucho tiempo debatiéndose en un esta-
1<1• 111 que fueron independientes una de do de semibarbarie inoperante; la hora de Roma to-
rn 1 p , entre ambas no hay una barrera física davía no había llegado ni se <X>nocía ningún otro
l •t incomodar a un ciclista moderno. Ade- poder en Italia. Existían, por cierto, los fenicios, y
• 11 en efecto las regiones más montañosas de su colonia occidental, Cartago, pero éstos eran ante
,, 1 1 • que nunca desarrollaron p6leiB o por lo todo mercaderes. Por consiguiente, este vivaz e
no lo hicieron hasta fecha posterior: Arcadia inteligente pueblo griego pudo vivir durante algu-
l ,t , por ejemplo, que tenían algo así como un nos siglo., de acuerdo con el sistema aparentemen-
111 de cantones. La p6U, floreció en regiones te absurdo que satisfizo y desarrolló su genio en
las comunicaciones eran relativamente fáci- lugar de ser absorbido en la densa masa de un di-
modo que proseguimos buscando nuestra latado imperio, que habrla sofocado su crecimien-
h ac1on. to espiritual y lo habría convertido en lo que fue
1 economía y la geografía sin duda ayudaron, después, una raza de individuos brillantes y oportu-
1 1 verdadera explicación reside en el carácter: nistas. Seguramente algún día alguien crearla un
griegos, el cual podrá ser aclarado por aque- firme poderío centralizado en el Mediterráneo orien-
l terministas que tengan la necesaria fe en su tal, sucesor del antiguo dominio marítimo del rey
1lcia. Como esto ha de llevarles algún tiem- Minos. ¿Seria éste, griego, oriental o de otro origen?
1 n tros primero dilucidaremos, al pasar, un Esta pregunta se convertirá en el tema de un capi-
¡ l , ,t, punto histórico. ¿Cómo sucedió que tan tulo posterior; pero ninguna historia de Grecia po-
1r o sistema pudiese durar más de veinte mi- Jr, entenderse si no se ha comprendido lo que la
póll., significaba para los griegos. Cuando hayamos
l i toria tiene muchas y amargas ironías, pero lilucidado este punto, descubriremos también por
d l puesta en el saldo a favor de los dio- 1,, griegos la desarrollaron y procuraron man-
dispusieron que los griegos tuviesen merla con tanta porfía. Examinemos, pues, lapa-
llos solos el Mediterráneo oriental du- labra en acci6n.
mpo suficiente para efectuar esa expe- Ya me referí a lo que luego se llamó la Acrópolis.
1 J., , atorio, tendiente a mostrar hasta qué el fuerte de toda la comunidad y el centro de su vi-
condiciones la Daturaleza humana da pública. Lf población que casi siempre creció a
y sustentar una civilización. En su alrededor fue designada con otra palabra: cú-
tit:, había sucumbido; el reino de ty. Pero pólú muy pronto puó a significar la ciuda-
1 • agresivo, y el poderlo persa, dela y. también todo el pueblo que "utilizaba" esta
9S
iudade)a. Asf leemos en Tucídides: "Epidamnos es hombre." Esta respuesta pone de manifiesto otro
aspecto importante de la concepción total de la
una p6ll1 situada a la derecha del que navega por
~l golfo <\e Co~to." Esto no es lo mismo que decir: •
1
pólis, a saber que es una comunidad, y que sus
asuntos competen a todos. La real tarea de gober-
Bristol es una ciudad situada a la derecha del que t
navega por el Canal de Bristol", puesto que Bristol nar podía ser confiada a un monarca, quien actuaba
no es un estado independiente que pueda estar en en tal caso en nombre de todos, según los usos tra-
guerra con Gloucester, sino solamente una área ur- dicionales; o a Jos jefes de ciertas familias nobles;
bana con una administración puramente local. Las también a un consejo de ciudadanos, elegidos de
palabras de Tucídides implican que hay una ciudad acuerdo con un censo de propiedad, o de lo contra-
- aunque posiblemente muy pequeña- llamada rio, a la totalidad de los ciudadanos. El conjunto
Epidamnos, la cual es centro político de los epidam- de éstas y muchas de sus modificaciones eran formas
mos que viven en el territorio del que la ciudad es naturales de "comunidad política" que los griegos
el centro -no la "capital"- y son epidamnios si distinguían claramente de la monarquía oriental.
viven en la ciudad o en alguna aldea de su territorio. Dentro de esta última el monarca no era responsa-
AJgunas veces el territorio y la ciudad tienen ble ante la ley ni depositario del poder por la gracia
nombres diferentes. Así, el Ática es el territorio ocu- de un dios, sino que él mismo se consideraba dios.
pado por el pueblo ateniense, inclusive Atenas -la Si el gobierno no estaba obligado a responder de
p6U, en su sentido m'5 restringido-, el Pireo y mu- sus actos es indudable que la p6U, no existía. He-
chas. aldeas; pero sus habitantes en conjunto eran món acusa a su padre de hablar como un tyran-
atenienses, no áticos, y un ciudadano era ateniense nos 1 y, en consecuencia, de destruir la p6U., no
cualquiera fuese el lugar del Ática en que vivía. ·el Estado...
En este sentido pólia es nuestro "estado". En la Prosigamos nuestra exposición de la palabra. El
Antfgona de Sófocles, Creón se adelanta para for- Coro en los Acamienle.t de Aristófanes, al admirar
mular su primera proclama como rey y dice: "'Seño- la conducta del héroe, se dirige al auditorio con una
r en lo que atañe a la pdlis, los dioses la han guw- exhortación que traduzco literalmente: "¿Ves tú, oh
do a salvo a través de la tormenta, sobre firme na- ciudad entera?" Estas palabras se traducen a ve-
' . Es la imagen familiar de la Nave del Estado ces: •tú, ciudad tumultuosa·, lo cual suena mejor,
reemos saber dónde nos hallamos. Pero m'5 ade- pero oscurece un punto esencial, cual es que el ta-
11 11 t en la tragedia expresa to que traduciríamos maño de la póU, posibilitaba que un miembro ape-
11 uralmente por: "Se ha dado una proclamación lase a todos sus conciudadanos personalmente, si
11 h • !l dice, en realidad: "Se ha hecho sa- es que pensaba que otro miembro de la póU. lo ha-
la p6U. ... ", no al "estado", sino al •pueblo". bía injuriado. Los griegos suponían por lo común
I n ( más tarde, disputa violentamente con su
1 Prefiero usar la forma griega de esta palama ( •panm-
hma : "¿Qué, hay algún otro fuera de m( temente} . odental. Es la equivalente griega de •dictadm'",
ol rn en esta tierra?" Hemón le responde: pero no tiene por cierto la misma coloraci6n que la nuestra
1111 ,, 11 la que es gobernada sólo por un
. tirano...

97
I , póU. tuvo su origen en el deseo de justicia. mos decir "ayudar al estado·, porque esto no des-
individuos no tienen ley, pero la póli, hará que pierta ningún entusiasmo; el estado nos saca la
enderecen los entuertos. Y no por medio de una mitad de nuestros ingresos. Tampoco podemos de-
,lahorada máqlúna de la justicia del estado, pues- cir "la comunidad", pues para nosotros "la comu~
to que esta máquina sólo puede ser m~jada por nidad" es demasiado grande y variada y sólo puede
individuos, tal vez tan injustos como el que comete s~ aprehendida teóricamente. La aldea en que uno
h desafueros. La parte agraviada sólo estará se- vive, el gremio a que está afiliado, la clase a que
gura de obtener justicia, si puede declarar sus ofen- pertenece, son entidades que para nosotros signifi-
a la pólis entera. Por consiguiente, la palabra- can algo inmediato; pero eso del *trabajo para la
tgnifica ahora "pueblo", nítidamente distinguida comunidad", aunque sea un sentimiento admirable,
de "estado". sólo nos representa algo vago y débil. En los años
Yocasta, la trágica reina en el Edipo, nos mos- anteriores a la guerra, ¿qué sabían muchas regio-
trará otro aspecto del alcance de la palabra. Se tra- nes de Gran Bretaña sobre las áreas de depresión?
t le que, después de todo, su marido Edipo no es ¿Hasta qué punto se comprenden mutuamente ban-
1 hombre condenado que ha matado al rey anterior queros, mineros y trabajadores de granjas? Pero
o ¡No, no grita Yocasta- no puede serl El todo griego conocía la póU., pues ella estaba allí
l I o •J . que eran 'bandidos' quienes los ataca- completa, ante sus ojos. Podía él ver los campos qu~
ron no 'tu bandido'. No puede ahora desdecirse. le brindaban su sustento --o que se lo negaban, si
lo oi ro u I lo oyó la póU,.' Aquí la palabra las .cosechas se malograban-; podía ver cómo la
1 m ninguna asociación política, está, por agncultura, el comercio y la industria marchaban
1 l irlo, fuera de servicio, y significa "todo el acordes entre sf; conocla las fronteras, sus punt0$
pu iblo". ~ste es un matiz significativo no siempre fuertes y sus puntos débiles; si algunos descontentos
l pero nunca ausente por completo. planeaban un golpe, les era muy difícil ocultarlo. La
l ambién Demóstenes, el orador, habla de un vida integr~ de la pólis, y la relación entre sus par~
h ,r, que, literalmente, ..evita la ciudad", traduc- tes, era mucho más fácil de abarcar, debido preci-
on que haría suponer al lector desprt"Venido que samente a esta pequeña escala. Por consiguiente
p1él vMa en un sitio similar a Lake District o Pur- decir "Cada uno tiene el deber de ayudar a la pólú.!
lc Pt ro la frase "evita la póU,· nada nos dice sobre no era expresar un hermoso sentimiento sino hablar
u domicilio; significa simplemente que él no parti- según el más llano y urgente sentido ~mún ª· Los
1p 1t en la vida pública y que, por consiguiente, asuntos públicos tenían una inmediatez y una con-
n 1 , de excéntrico. Los asuntos de la comuni- creción que para nosotros resultan extraños.
l no le interesaban. Un ejemplo específico ayudará a comprender
l mos bastante sobre la palabra pólis co- esto. La democracia ateniense imponía contribucio-
nmos cuenta de que no es posible 1a ver-
1, de una frase tan común como: "Cada
1 · , de ayudar a la póU.."' No pode-
2 De esto no se si~ natwalmente, que los griegos *"
dedesen al sentido oom~ con más frecuencia que nosotros.
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1, póU. tuvo su origen en el deseo de justicia. mos decir •ayudar al estado·, porque esto no des-
individuos no tienen ley, pero la póli, hará que pierta ningún entusiasmo; el estado nos saca la
enderecen los entuertos. Y no por medio de una mitad de nuestros ingresos. Tampoco podemos de-
,lahorada máqlúna de la justicia del estado, pues- cir "la comunidad", pues para nosotros "la comu~
to que esta máquina sólo puede ser m~jada por nidad" es demasiado grande y variada y sólo puede
individuos, tal vez tan injustos como el que comete s~ aprehendida teóricamente. La aldea en que uno
h desafueros. La parte agraviada sólo estará se- vive, el gremio a que está afiliado, la clase a que
gura de obtener justicia, si puede declarar sus ofen- pertenece, son entidades que para nosotros signifi-
a la pólis entera. Por consiguiente, la palabra- can algo inmediato; pero eso del *trabajo para la
ignifica ahora ·pueblo", nítidamente distinguida comunidad", aunque sea un sentimiento admirable,
de "estado". sólo nos representa algo vago y débil. En los años
Yocasta, la trágica reina en el Edipo, nos mos- anteriores a la guerra, ¿qué sabían muchas regio-
trará otro aspecto del alcance de la palabra. Se tra- nes de Gran Bretaña sobre las áreas de depresión?
t le que, después de todo, su marido Edipo no es ¿Hasta qué punto se comprenden mutuamente ban-
1 hombre condenado que ha matado al rey anterior queros, mineros y trabajadores de granjas? Pero
o ¡No, no grita Yocasta- no puede serl El todo griego conocía la pólia, pues ella estaba allí
l I o •J . que eran 'bandidos' quienes los ataca- completa, ante sus ojos. Podía él ver los campos qu~
ron no 'tu bandido'. No puede ahora desdecirse. le brindaban su sustento --o que se lo negaban, si
lo oi ro u I lo oyó la póU,.' Aquí la palabra las .cosechas se malograban-; podía ver cómo la
1 m ninguna asociación política, está, por agncultura, el comercio y la industria marchaban
1 l irlo, fuera de servicio, y significa "todo el acordes entre sf; conocla las fronteras, sus punt0$
pu iblo". Jl:ste es un matiz significativo no siempre fuertes y sus puntos débiles; si algunos descontentos
l pero nunca ausente por completo. planeaban un golpe, les era muy difícil ocultarlo. La
l ambién Demóstenes, el orador, habla de un vida integr~ de la pólis. y la relación entre sus par~
h r que, literalmente, ..evita la ciudad", traduc- tes, era mucho más fácil de abarcar, debido preci-
on que haría suponer al lector desprt"Venido que samente a esta pequeña escala. Por consiguiente
p1él vMa en un sitio similar a Lake District o Pur- decir "Cada uno tiene el deber de ayudar a la pólú,:
lc Pt ro la frase "evita la póU,· nada nos dice sobre no era expresar un hermoso sentimiento sino hablar
u domicilio; significa simplemente que él no parti- según el más llano y urgente sentido ~mún 2. Los
1p 1t en la vida pública y que, por consiguiente, asuntos públicos tenían una inmediatez y una con-
n 1 1 de excéntrico. Los asuntos de la comuni- creción que para nosotros resultan extraños.
l no le interesaban. Un ejemplo específico ayudará a comprender
l mos bastante sobre la palabra pólis co- esto. La democracia ateniense imponía contribucio-
nmos cuenta de que no es posible 1a ver-
1, de una frase tan común como: "Cada
1 · , de ayudar a la pólia."' No pode-
2 De esto no se si~ naturalmente, que los griegos*"
dedesen al sentido com~ con más &ecuencia que nosotros.
99
11, a los ricos con tan desinteresado entusiasmo u,•. Hoy, éste sería nombrado por el Primer Minis-
eomo ta Inglesa, pero esto podía hacerse de una tro, o por la Academia Británica o por la B.B.C. En
manera más grata, simplemente porque el Estado Atenas, la Asamblea elegía a alguien que había ha-
r tan pequeño e íntimo. Entre nosotros, el contri- blado a menudo en ella. En esta ocasión Pericles
buyente importante paga ( se supone) sus impuestos habló desde una plataforma lo. bastante alta para
tal como lo hace el pequeño contribuyente: firma un que su voz llegara al mayor número posible. Consi-
cheque y piensa: •¡vaya! ¡Esto ya está liquidado!'" deremos dos frases usadas por Pericles en esta
En Atenas, el hombre cuya riqueza excediese de- oración.
terminada suma debía, dentro de una rotación anual, Compara la p6Ua ateniense con la espartana, y se-
roalizar ciertas ñturgias'", literalmente: ..obras po- ñala que los espartanos admiten a los visitantes ex-
pulares'". Tenia que sostener una nave de guerra en tranjeros de mala gana y que de tiempo en tiempo
servicio durante un año ( con el privilegio de ser su los expulsan, "mientras que nosotros permitimos
comandante, si así lo deseaba); o financiar la repre- que nuestra p6lis sea común a todos". P6~ no es
sentación de tragedias en el Festival, o dotar una aquí la unidad política; no se trata de naturali-
procesión religiosa. Era una pesada carga, y sin d~- zar a los extranjeros, cosa que los griegos hiéieron
da no bien recibida, pero al menos de ella podia muy rara vez, simplemente porque la p6lis era una:
obtenerse algún placer y hasta ciertó orgullo. ~- unión tan íntima. Pericles quiere decir aqui: "Nos-
bla una satisfacción y un honor en destacarse por otros abrimos de par en par a todos nuestra común
presentar ante sus conciudadanos una di~ trilo- vida cultural'", como puede verse en las palabras
gfa. Asi, en otros incontables casos, el tamano de la que siguen, aunque sean difíciles de traducir: "ni
ciudad hacia vivas e inmediatas cosas que para les negamos ninguna instrucción o espectáéulo", &a-
nosotros son sólo abstracciones o fastidiosos deberes. se ésta que casi carece de sentido hasta que nos en-
Naturalmente, esta modalidad tenia sus inconve- teramos de que el drama, tr&gico y cómico, la eje-
nientes. Por ejemplo, un jefe incompetente o des- cución de himnos corales, los recitales públicos de
afortunado no era sólo objeto de una difusa e ino- Homero, los juegos, eran partes necesarias y nor-
fensiva indignación popubµ', sino de una acusación males de la vida ·política". Esto es lo que Pericles
directa; podía ser procesado ante la Asamblea, mu- piensa ~do baf>Ia de "instrucción y espectáculo'",
chos de cuyos miembros anteriores habían muerto y de "abrir la p6lis a todos".
Pero debemos ir más lejos. Una detenida lectura
por su causa. ·
de la oración mostrará que, al ensalzar a la p6lis ate-
La Oración fúnebre de Pericles, registrada o re-
1'e&da por Tucidides, ilustrará esta inmediatez y niense, Peiicles está ensalzando algo más que un
canpletará un poco más nuestra concepción de la estado, una nación o un pueblo; está ensalzando un
1 t· Dice Tucldides que todos los años si algunos modo de vida. Otro tanto quiere significar, cuando,
un poco más adelante, llama a Atenas la "escuela de
11< danos habían muerto en la guerra -lo cual su-
la Hélade". ¿Qué tiene esto de particular? ¿No ala-
U tas mú de las veces- era pronunciada una
bamos nosotros "'la manera inglesa de vivir'"? La di-
,n fúnebre por ·un hombre_elegido por la p6-
101
.

fer ncia es la siguiente: nosotros esperamos que 1 son <leida<les tribales, y existen simultáneamente
nuestro Estado permanezca completamente indife- en dos planos, como dioses de la pólú individual y
rente a este "modo inglés de vida", y por cierto la como dioses de toda la raza griega. Pero, además de
idea de que el Estado fomente activamente este estos olúnpicos, cada pólis tenía sus deidades loca-
modo de vida nos llena de alarma a casi todos. Los les menores, "'héroes" y ninfas; cada una adorada
griegos concebían la pólis como una cosa activa, con _su rito inmemorial y que difícilmente podía ser
formativa, que educaba fa mente y el carácter de 1
imaginado fuera de la localidad en que tal rito se
los ciudadanos; nosotros la concebimos como }.}Da cumplía. De modo que, a pesar del panhelénico sis-
pieza de· maquinaria para la p~~cción de ~egu- tema olímpico, y a pesar del espíritu filosófico que
ridad y conveniencia. El aprendizaJe de la virtu.d, 11
hacia imposible para los griegos la existencia de dio-
que el estado medieval encomendaba a la Iglesia, ses puramente tribales, en cierto sentido puede afir-
y la pólis consideraba como empresa propia, el esta- marse con seguridad que la pólis es una unidad in-
do moderno lo deja a la buena de Dios. dependiente tanto en su aspecto religioso como po-
La pólia, pues, en su origen '1a ciudadela", puede lítico. Los poetas trágicos podían al menos utilizar
significar tanto como ..toda la vida comunal, polí- la antigua creencia de que los dioses abandonaban
tica, cultural, moral", incluso ·económica" de un una ciudad cuando estaba a punto de ser captura-
pueblo, pues ¿de qué otro modo ??<1emos entender da. Los dioses son los copartícipes invisibles en el
esta otra frase de este mismo discurso: "el producto bienestar de la ciudad.
JI
del mundo entero llega a nosotros, a causa de la En la Orestíada de Esquilo podemos ver mejor
magnitud de nuestra pów·? Esto debe significar cuán íntimamente ligados estaban el pensamiento
"nuestra riqueza nacional". "político" y el religioso. Esta trilogía está compuesta
También la religión estaba vinculada a la póUs, en tomo a la idea de la Justicia. Ella lleva del caos
si bien no toda forma de religión 3 • Los dioses olím- al orden, del conflicto a la reconciliación; y obra en
picos eran adorados por los griegos en todas partes, dos planos a la vez, el humano y el divino. En el
1
. pero cada ciudad tenía, si no sus propios dioses,. al Agamen6n vemos una de las Leyes morales del uni-
menos sus propios cultos particulares de estos dio- verso: que el castigo debe seguir al crimen, y ser
ses. Así, Atenea de la Casa de Bronce era adorada realizado en la manera más ttuel posible; que un
en Esparta, pero para los espartanos Atenea no fue crimen exige otro crimen para vengarlo, y así en
nunca lo mismo qus, para los atenienses, "Atenea una sucesión inacabable, pero siempre con la sanción
Pollas", Atenea guardiana de la Ciudad. Así Hera, de Zeus. En las Coéforas esta serie de crímenes lle-
en Atenas, fue una diosa adorada especialmente por ga a su culminación cuando Orestes venga a su
las mujeres, como la diosa del corazón y del hogar; padre matando a su madre. Comete el matricidio
pero en Argos "Hera Argiva" era la la suprema dei- con repugnancia, pero Apolo, el hijo y vocero de
dad del pueblo. Lo mismo que Jehová, estos dioses ,, Zeus, le ordena hacerlo. ¿Por qué? Porque al asesi-
nar a Agamen6n, el rey y su esposa, Clitemnestra ha
No las ieligiooes de los misterios (ver J?'g. 24 y sig.). cometido un crimen que, de quedar impune, que-
103
los ciudadanos atenienses, reunidos en el teatro al
brantaría el edificio social. Corresponde a los dio- pie de la Acrópolis -y seguramente guiadas por
ses olímpicos defender el orden, puesto que son ciudadanos que oficiaban de maestros de ceremo-
especialmente los dioses de la pólia. ~as. el delito. de nias- ellas salían del escenario rumbo a su nuevo
Orestes ofende los más profundos mstintos huma- hogar en la otra ladera de la ciudadela. Algunos de
nos; por consiguiente Orestes será im?lacablem~te los más agudos problemas morales y sociales del
perseguido por otras deidades, las Funas. ~ Funas hombre han sido resueltos, y el medio de reconci-
no tienen interés alguno en el orden SOC1al, pero liación es la póUs.
no pueden permitir esta afrenta a la santidad del Pocos minutos después, en aquella temprana
v(nculo consanguíneo, pues su deber es protegerlo. · primavera del 458 a. c .. los ciudadanos abandona-
En las Euménides hay un tremendo conflicto entre ban también el teatro, y por el mismo lugar que las
las antiguas Furias y los olímpicos más jóvenes so- Euménides. ¿Cuál sería su estado de ánimo? Segu-.
bre el desdiclilldo Orestes. La solución está en que ramente ningún público ha vuelto a tener esa ex-
Atenea viene con una nueva dispensa de Zeus. Se periencia. Por aquel tiempo, la pólia ateniense se
elige un' jurado de atenienses para juzgar a Orestes sostenía confiadamente en la cresta de la ola. Esta
en la Acrópolis, a donde él ha huido ~a protegerse; trilogía exaltaba la concepción de la vida de las he-
esta es la primera reunión del ConseJO del Areópa- lenos, pues ellos habían visto su pólia surgir como
go. En la votación hay empate; por lo tanto, como.. el dechado de la Justicia y el Orden. de lo que los
un acto de misericordia, Orestes es absuelto. Las griegos llamaban el Cosmos. La póUs que contem-
Furias, despojadas de su legítima presa, amenazan plaban era -o po<Jía ser- la coronación y la cum-
al Atica con la destn}cción, pero Atenea las ~ade bre de su ideal político. Su propia diosa había ac-
de que se establezcan en Atenas, con su antigua tuado como Presidenta del primer tribunal judicial;
dignidad no suprimida ( como ellas pensaron ~l ello representaba un firme y sobrio pensamiento.
principio) sino acrecentada, pues en adelante ~ - Pero había algo mlas que esto. La naciente demo-
garin la violencia en la póUs, no solo en la ~amilia. cracia ateniense lograba disminuir los poderes de
As( para Esquilo la póUs perfecta se convierte en I' la antigua Corte del Areópago, y el estadista refor-
el medio por el cual la Ley es satisfecha sin provocar mador había sido asesinado por sus enemigos polí-
el caos ya que la justicia pública remplua a la ticos. ¿Qué pasarla con las Euménides. las terribles
veog~ privada; y los derechos de la a~toridad habitantes de la tierra, las transformadas Furias, cu-
se concilian con los instintos de la humamdad. La ya función era vengar el derramamiento de la san-
trilogla termina con una imponente escena de ~e- gre de parientes? En la. idea de que la pólia tiene
gorla. Las horrendas Furias cambian sus. ropa}es sus miembros divinos y sus miembros humanos, ha-
negros por otros rojos; ya no son las Funas, smo bía tanto una a(ivertencia, como una exaltación. Por
las •diosas benévolas• (Euménides); ya no son ene- un lado se hallaba Atenea, una de las deidades
migas de Zeus, sino sus colaboradoras ho~adas Y olímpicas que había presidido la formación de la
complacientes, defensoras de su orden soa~ per· sociedad ordenada, por otro las deidades más primi-
fecto contra la violencia interior. Ante los OJOS de
105
101
J
1
tivas, que habían sido persuadid~ po~ ~~uélla para cesidades del medio que solo podían ser satisfechas
tasen este modelo- de vida civilizada, Y es- gracias a la pólis y no -como entre nosotros- con
que acep . . que.
tuviesen dispuestas a castigar ª qwenq~~ la ayuda de asociaciones voluntarias de personas
con violencia interior, amenazase su estabili~d: <Jue comparten idénticos esquemas'mentales, o bien
Hasta este punto estaba el pensamiento ,r~ligioso por la acción de organizadores que mueven a los
de Esquilo entrelazado con la idea de la polis; y no individuos. ( Esto explica parcialmente la diferen-
solamente el de Esquilo, sino el de muchos otros cia entre drama griego y el cine moderno). Además,
, adores griegos, especialmente. el de Sócrates, él deseaba desempeñar su propio papel en el curso
ri=ón y Aristóteles. Este último hizo una obs~;¡ de los asuntos de la comunidad. Cuando advertimos
ción que solemos traducir impropiamente po~d d cuántas actividades necesarias, interesantes y ex-
hombre es un animal p.olítico·. Lo que ~ rea ª e citantes disfrutaba el griego mediante la pólis, to-
di" Aristóteles fue: "El hombre es una cnatura qu das ellas al aire libre, con la brillante Acrópolis a la
vi: en una pólis·; y lo que ~a a demostrar en su vista, con el mismo cerco de montañas o de mar
Política es que la póli.t es el unico marco en ~ue el rodeando visiblemente la vida de cada miembro del
hombre puede realizar plenamente sus aptitudes estado; entonces es posible entender la historia
espirituales, morales e intelectuales. . griega, comprender que a pesar de las insinuacio-
Tales son algunas de las resonancias de esta pa- nes del sentido común, el griego no podía aceptar
labra· luego veremos otras implicaciones, pu~ ~~ el sacrificio de la pólis, con su vida tan animada y
clich~ poco adrede sobre su simple aspecto po 1- amplia, por una unidad mayor pero menos atrayen-
tico", a fin de subrayar el hecho _de qu~ es mucho te. Quizás resulte apropiado registrar aquí una con-
más que una forma de organización cívica. La pó. versación imaginaria entre un antiguo griego y un
lis era una comunidad viva, basada en el parentes~, miembro del Ateneo. Este último lamenta la falta
real o presunto; una especie de dilatad~ f~a de sentido político que mostraron los helenos. El
'a la mayor parte de la existene1a en vida griego pregunta: -¿Cuántos clubes hay en Lon-
que converti , ·11as
intima y que por ello, sin duda, tema. sus re?Cl , dres? Su interlocutor, calculaado, dice que unos qui-
tanto más amargas por tratarse de diferencias en- nientos. Entonces el griego expresa: -Si todos ellos
tre miembros unidos por la misma sangre. . . se reunieran, qué espléndida mansión construirían.
Esta circunstancia explica no solo la pó~ smo Podrían tener un local para el club tan grande como
también mucho de lo que este hombre sm.gular, Hyde Park. -Pero -arguye el miembro-- esto ya
destinado por imperativo étnico a vivir en sociedad, no sería un club. -Exactamente -replica el grie-
Tealiz6 y pensó. En la manera de ganar su. ~b- go--, y una póU., tan grande como la vuestra ya no
sistencia reveló el griego una aguda tendencia. m- es una pólia.
dividualista, mas por el contenido con 9,ue ll~o ~ Por cierto, la moderna Europa, a pesar de su
'6n social fue esencialmente comunista · cultura común, sus intereses coincidentes, y sus fa-
concepc1 discu . , d gran
La religión, el arte, los juegos, la 510n e - cilidades de comunicación, no se atreve a aceptar
e temas, todo ese ~ o cuadro, resultaban ne- la idea de limitar la soberanía nacional, aunque por
107
ºdad de la vi-
tal medio lograse acrecentar la s ~ .
da sin aumentar demasiado su estolid~. ~~~~
CAPÍTUL<> VI
tenia posiblemente mucho que ganar ¡:i 1 ti.do
p6Us· pero mucho mú que perder. No e e sen
comón lo que hizo grande a Aquiles, sino otras cua- LA GRECIA CLASICA: EL PERIODO PRIMITIVO
lidades.

En el mapa moderno del Mediterráneo y aguas


adyacentes hay muchos nombres griegos. Sebasto-
pol, Alejandría, Benghazi -y por consiguiente la
vecina Apolonia, que nuestros diarios nunca logran
escribir correctamente, pues el culto de Apolo no
es muy firme en Fleet Street-, Siracusa, N&poles,
Mónaco. Todos estos nombres, y cien más, son de
origen griego, aunque muchos de ellos han sido des-
figurados después de ser utilizados durante siglos
en otras lenguas. No todos se remontan a los pri-
mitivos tiempos clásicos. Alejandría conmemora a
su fundador, Alejandro Magno, con quien ter-
minará este volumen. Sebastopol es en griego ~ciu-
dad de Augusto·, por consiguiente una fundación de
los tiempos de la Roma imperial; Benghazi es Be-
renike ( en griego maced6ni~ FerenUce, portador
de la victoria·), nombre de una de las reinas de la
dinastía macedónica de los Ptolomeos que gobernó
a Egipto desde los tiempos de Alejandro ( 320 a. C.)
hasta Cleopatra, la que fascinó a César, a Shake-
speare y a Bernard Shaw. Sin embargo, gran número
de estos nombres datan del periodo que ahora nos
concierne, es decir de los siglos vm. VII y vi. Marse~
11a nació' como Massilia y fue fundada por 1os grie-
gos alrededor del 600. Esta costa es en realidad un
museo de nombres griegos. Mónaco t<>?'6 su nom-
109
108
bre de un altar de Heracles Monoikos, "Heracles el Estamos muy mal informados sobre las causas y
que vive solo·. Niza era Níkaia, -Victoria", Antibes · ~ curso del gran movimiento colonizador que se ini-
es Anlfpolu "la ciudad opuesta·; Agde es Agathé, "el , 1ó alrededor de 750 y prosiguió dmante unos dos
buen lugar". También el sudoeste de Italia está 1fglos. La superpoblación parece haber sido la cau-
lleno de nombres griegos: Nápoles, por ejemplo, es sa pi:mcipal, si bien otros factores desempeñaron
NeápolLt, ·ciudad nueva", y Reggio es Rhégion, también su papel: el desasosiego político, entre ellos,
"la Grieta", así llamada por el angosto estrecho. y los desastres provocados por acontecimientos ex-
El poeta j6nico Homero conocía poco y nada del ternos. Por ejemplo, cuando Ciro el Gránde con-
Mediterráneo occidental y del Mar Negro. De estas quistó a Jonia en el año 545, los habitantes de dos
regiones se tenían escasas informaciones y aparecían ciudades, Tenos y Focea, resolvieron emigrar en
pobladas con maravillas. ltaca, fuera de la costa oes- masa antes que vivir 60metidos a Persia. Los te-
te de Grecia, era el límite de su conocimiento hacia nios se establecieron en la costa de Tracia, y funda-
occidente, y no parece estar muy seguro incluso _so- ron Abdera, pero los focenses fueron mucho más
bre esa isla. Sin embargo, no más de trescientos lejos. Y así resolvieron irse a C6rcega. Sumergieron
años después, encontramos ciudades griegas ~e- un gran pedazo de hierro en su puerto ( según el
mente establecidas no solo alrededor del Egeo, smo encantador relato en Heródoto) y juraron que no re-
también en los lugares más accesibles del Mar gresarían hasta que el hierro flotara. Pero antes de
Negro ( inclusive en Crimea), a lo largo de la costa mucho tiempo, algunos de ellos, abrumados por la
libia, al sur y al oeste de Italia, en Sicilia; en la nostalgia de su ciudad, volvieron. Los demás con-
costa sur de Francia y en la costa oriental de Espa: tinuaron y se incorporaron a la ya existente colonia
ña. Sicilia y las regiones vecinas de Italia fueron co- de. Alalia en Córcega ( luégo se llamó Aleria y aún
nocidas como la Magna Grecia; fue de allí y no de ex1Ste con ese nombre un villorrio).
la madre patria de donde llegó a Roma la civiliza- Una cosa parece segura, al menos con respecto a
ción griega. 1
las primitivas colonias: no fueron fundadas por ra-
tsta no fue la primera gran expansión de Grecia, zones de comercio, ni fueron "factorías". Todo lo
ni tampoco la última. Ya hemos visto cómo los jo- que de ellas sabemos sugiere que lo que buscaban
nios ( y otros) habían emigrado a través del Egeo !os colonos era tierra. El granjero griego, que traba-
cuando vinieron los dorios; sig1os más tarde los Jaba con un margen muy pequeño, llevaba una, exis-
griegos se establecieron en los nuevos dominios de tencia precaria. La subdivisión de la propiedad fa-
Alejandro; y en la última centuria se dirigieron a miliar prontQ llegaba a un punto en que tornaba
América en tanta cantidad que el dinero que envía-· imposible el trabajo provechoso, y -como veremos
han a su patria fue un -importante renglón en la en seguida al hablar de Atenas- las fincas grandes
economía nacional. Los griegos hao sido habitual- practicaban el poco escrupuloso hábito de absorber
mente una raza fecunda y la naturaleza del país im- 1 a las pequeñas. El clamor por nuevos repartos de la
pone una limitación definida de la población. To- tierra se hi7.o oír a menudo en Grecia y la coloniza-
davía hoy sucede esto en tierras del Mediterráneo. ción era una válvula de .seguridad. El empobrecido
JlO 111
campesino acaso renunciaba a --su disminuido e hi- llanura Lelanfina. :\tochos otros estados acudieron
potecado predio en el país natal por una parte en de parte de uno y otro bando, sin tener un interés
la tierra vacante de ultramar. Y así la lucha podía manifiesto en el territorio en litigio. Es posible, pues,
empezar; o él y sus descendientes p~ban Y que ya hubiesen entrado a jugar su papel las riva-
llegaban a constituir la noble-a terratemente de la lidades comeréiales.
flamante pólv, o fracasaban y se aprestaban una vez V camos algunos detalles sobre el aspecto político
más para la colonización o la revuelta. . de la colonización. La palabra "colonia'" es desorien-
Pero au:nque fue la tierra y no el comercio el ob- tadora, pero como suele suceder~ es la mejor que se
jeto primordial, la colonización estimuló _en su~o nos ocurre. La voz griega apoi1da significa, lite-
grado tanto aquella actividad como la mdustrta, ralmente, "un hogar lejano·. La apoilcía no era en
hasta el punto que algunas colonias posterior~ se ningún sentido una extensión o dependencia de la
fundaron con miras al intercambio más que a la metrópoli; era una fundación nueva e independien-
agricultura. En las nuevas tierras se recogían a ~e- te. La metrópoli organizaba la expedición; con fre-
nudo frutos que las viejas no ofrecían y las colonias cuencia miembros de otras póleu eran invitados a
pusieron a los griegos en estrecho contacto con los incorporarse. Aquélla debía elegir entre sus propios
pueblos 1,&rbaros'", quienes solían tener ~teresan- miembros un conductor oficial. :este asumía la ta-
tes artículos para vender. Alguna de las antiguas ru- rea de vigilar la distribución de las nuevas tierras
tas comerciales, por ejemplo, la ruta del ámbar pro- enfte los colonos y debía ser honrado perpetuamen-
cedente del Báltico, podía ahora ser alcanzada más te como el fundador. Se acostumbraba COD$Ultar el
cerca de su origen. El intercambio de productos se oráculo de Dellos antes de emprender el estable-
hizo así más activo y los nuevos contactos aportaron cimiento de una nueva colonia. Este requisito no se
otras ideas y distintas técnicas. Gradualmente, de un reducía a una simple confortación religiosa contra
modo nada espectacular. fue surgiendo un tipo de peligros desconocidos. Delfos había alcanzado cier-
civilización material, en algunos lugares más que ta preeminencia entre los lugares sagrados griegos,
en otros. Corinto, por ejemplo, ciudad tan favora- y como el oráculo era consultado por interesados,
blemente situada ~a el comercio, construía barcos, procedentes de todas las zonas del mundo griego
trabajaba el bronce y desarrollaba, en su. alfarería, -y a veces también por "h&rbaros'"-, los sacerdotes
un estilo pictórico naturalista como Creaa no veía de ese santuario adq~irieron un gran caudal de in-
desde hacía siglos; mientras tanto las aldeas de Ar- formación .sobre las más diversas cuestiones ( sin
cadia: a menos de 50 kilómetros, no fueron afecta- mencionar una considerable influencia política).
das en lo más mínilllo por estas nov~d~. Otras Al acudir a Delfos, por consiguiente, el griego es-
· dades que participaron en este crecmuento del peraba recibir no solo la bendición de los dignata-
comercio y la industria fuer?n E~~
au · ealcis en. Eu- rios- religiosos sino también algún experimentado
bea y Mileto en Jonia. CalCJS partici?6. «:° la pnme- consejo de la Oficina de Investigaciones Coloniales.
ra guerra griega de los tiempos histonoos, contra Una vez fundada la colonia, los vínculos entre és-
su vecina Eretria, por la posesión de la colindante ta y la metrópoli eran puramente religiosos y senti-
113
112
mentales. El fuego que ardía en su hogar público Imples listas de magistrados o sacerdotes, apenas
había sido encendido con fuego traído de la ciudad punta antes del siglo v. Y cuando aparece, ya tene-
originaria; a los ciudadanos de esta última se les mos, casi inmediatamente, no un simple registro,
acordaban, por lo general, ciertos privilegios com- sino también una interpretación de los acontecimien-
plementarios cuando visitaban la colonia; si la co- tos. Pero aun para el siglo v nuestros registros son
lonia daba a su vez nacimiento a otra, era convenien- harto escasos. En cuanto al anterior período, nos pa-
te invitar a la ciudad de origen a que nombrara un rece lo más razonable considerarlo por turno, y de
fundador. No existía ninguna conexión estrictamen- un ~ocio muy general, en tres direcciones: primero
te política; la guerra entre la ciudad y su colonia J?ma. despu~ Esparta y finalmente Atenas. Los pe-
( como entre Corinto y Corcira, en el libro primero riodos postenores concentrarán sin duda alguna
de Tucídides) podía parecer desnaturalizada e in- nuestra atención más y más sobre Atenas.
decorosa, pero no era una rebelión o secesión; por
consiguiente esta dispersión de griegos desde Jonia
y Grecia metropolitana, aunque llevase la influen- JONIA
cia helénica a todo el Mediterráneo, salvo don1te
Cartago y los etruscos le atajaban el éamino, no ten- . Se ~só durante mucho· tiempo que la civiliza-
día a crear un imperio o estado griego. Significaba ción gnega comenzó entre los jonios su -renacimiento
sólo que el número de póleu griegas independient~ a partir de la l!!poca Oscura; que fueron éstos los
se , eía aumentado grandemente y que las sim- primeros que exploraron los mares, fundaron colo-
pat as y las enemistades de las tierras metropolita- nias, des:mollaron las ,artes y vivieron aquella vida
n&.. ~ran repetidas a la distancia. plena y libre que habna de convertirse en un rasgo
El lector puede quizá preguntarse con desaliento característicamente helénico. En Jonia se refugió la
si ha de verse obligado aquí a seguir la evolución de antigua cultura minoica y alli se produjo el contacto
varios centenares de estados independientes. No. íntimo con las civilizaciones más antiguas de Orien-
En PJimer término, la historia política debe mante- te. Este punto de vista es ahora rebatido seriamente
nerse en su lugar cuando se escribe sobre un pueblo. ( en especial por R. M. Cook, ]oumal of Hellenic
Ella es tal vez un marco, una expresión del carácter ~tudiu, 1946). La evidencia es por cierto escasa e
de una comunidad y representa, para bien o para msegura, pero resulta clarísimo que la Grecia euro-
mal, una de sus realizaciones; pero no es toda la pea tuvo prioridad en la colonización, y que la in-
historia. En segundo lugar, sobre la mayoría de es- fluencia oriental gravitó desde el principio, tanto
tos estados no sabemos nada. Hoy en día, en inte- ~bre Jos griegos del <:°ntinente como sobre los j6-
rés de la Historia, registramos todos los hechos con moos. Homero, el pnmer gran poeta, era ionio;
tan escrupulosa pasión que estamos volviendo im- pero fue en el Ática donde surgió el arte de la pintu-
posible la tarea de escribirla. Grecia sitúa a su his- ra de vasos.
toriador frente a la desventaja opuesta. La idea de ~~ .obstant~ cu!111to sabemos de Jonia en este
registrar los hechos contemporáneos, fuera de las pnnutivo período sugiere en verdad a nuestra men-
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i

el sol abrasador de Grecia. Los jónicos, no acostum-


te la aparición en ese lugar de tendencias. más "mo-
brados a tales ejercicios, los toleraron durante sie-
dernas" que las que representan a la cultura griega
te días, pero luego se dijeron mutuamente: ..¿A qué
del continente, y es indiscutible que el poderoso
movimiento intelectual del que luego hablaremos se dios hemos ofendido que se venga con este ~ti-
originó en esa región oriental del Egeo. Esta sensa- go?- ¿Hemos olvidado ya que nos hemos entregado
ción de "modernidad" puede muy bien ser efecto a un loco vanidoso de Focea -un lugar que solo
del carácter y el temperamento jónicos antes que un pudo contribuir con tres barcos- y que él se ha
estado más avanzado de civilización, puesto que el apoderado de nosotros y nos martiriza de un modo
jónico era mucho más individualista que el griego insoportable? La mitad de nosotros ya estamos en-
europeo. En Heródoto, por ejemplo, hay una agra- fermos y el resto lo estará pronto. Ninguna esclavi-
dable historia sobre los jónicos. No es necesario que tud puede ser peor que esto. ¡Eal ¡No aguantemos
sea verdadera, pues Heródoto, natural de Halicarna- más!" Y así fue que -dice Heródoto- en lugar de
so, ciudad caria, era vecino de aquéllos y por consi- trabajar en los barcos, se pasaban los días en la
gtñente, según la casi universal ley de vecindad, costa, en sus tiendas, con el resultado inevitable.
tenía prejuicios contra ellos. Sin embargo, se trata- Es una historia con su dosis de insidia, pero la
ba de un relato destinado a ganar crédito entre los exageración maliciosa debe tener algún asidero. Los
otros griegos. Sucedió que los jónicos fueron con- jónicos pasaban ante los otros griegos como gente
quistados por Ciro el Grande de Persia alrededor carente de seriedad y disciplina. En realidad tu-
del año 550, y se rebelaron poco después del 500. vieron una valerosa actuación contra Persia y, aun-
Se reunió una flota jónica en la pequeña isla de que sus ciudades separadas no mantuvieron la co-
Lade y el comandante del destacam~to procedente hesión politica que los hubiese salvado, no eran mu-
de Focea -según Heródoto- pronunció un discur- chos los griegos que podían reprocharles esta con-
so típicamente griego, en el que la modestia no era ducta.
un rasgo prominente. "Las cosas han llegado a un Un pasaje del Himno "'homérico" a Apolo traduce
momento de crisis, señores. Seremos libres o escla- una impresión de Jonia formulada por un hijo de la
vos, y además esclavos fugitivos .. Ahora bien, si es- tierra:
táis dispuestos a aceptar penurias por un tiempo,
podréis derrotar al enemigo y obtener vuestra li- Pero es Delos la que mejor deleite te olrece, ¡oh Apolol
bertad, pero si persistís en la pereza y la indisciplina, En la sagrada isla se reúnen los j6oicos de túnicas flotantes.
temo que pagaréis caro por vuestra rebelión. Escu- . con sus hijos y sus virtuoms esposas, y te da placer vmb
chadme y confiad en mí, pues yo os aseguro que, si celebnr sus juegos de pugilato, danzas y canclooes, cuando
llega el día del festival
los dioses no favorecen al enemigo, nosotros lleva- SJ alguien llegara mientras lo., jónicos se bailan reunidos
remos la mejor parte." "Al escuchar esto -dice He- en tu honor, creeria que estin libres de la wjez y de la
ródoto-, los jónicos se confiaron a Dionisio." Salió muerte. Y admilaria la gracia de todos ellos y se regocljaria
al mar de día, adiestró a los remeros en las manio- contemplando los hombres y las mujeres de hermosas vesti-
bras y mantuvo a los m~os con sus corazas bajo duras. y las naves rápidas y sus numerosas riquezas.
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el sol abrasador de Grecia. Los jónicos, no acostum-


te la aparición en ese lugar de tendencias. más "mo-
brados a tales ejercicios, los toleraron durante sie-
dernas" que las que representan a la cultura griega
te días, pero luego se dijeron mutuamente: ..¿A qué
del continente, y es indiscutible que el poderoso
movimiento intelectual del que luego hablaremos se dios hemos ofendido que se venga con este ~ti-
originó en esa región oriental del Egeo. Esta sensa- go?- ¿Hemos olvidado ya que nos hemos entregado
ción de "modernidad" puede muy bien ser efecto a un loco vanidoso de Focea -un lugar que solo
del carácter y el temperamento jónicos antes que un pudo contribuir con tres barcos- y que él se ha
estado más avanzado de civilización, puesto que el apoderado de nosotros y nos martiriza de un modo
jónico era mucho más individualista que el griego insoportable? La mitad de nosotros ya estamos en-
europeo. En Heródoto, por ejemplo, hay una agra- fermos y el resto lo estará pronto. Ninguna esclavi-
dable historia sobre los jónicos. No es necesario que tud puede ser peor que esto. ¡Eal ¡No aguantemos
sea verdadera, pues Heródoto, natural de Halicarna- más!" Y así fue que -dice Heródoto- en lugar de
so, ciudad caria, era vecino de aquéllos y por consi- trabajar en los barcos, se pasaban los días en la
gtñente, según la casi universal ley de vecindad, costa, en sus tiendas, con el resultado inevitable.
tenía prejuicios contra ellos. Sin embargo, se trata- Es una historia con su dosis de insidia, pero la
ba de un relato destinado a ganar crédito entre los exageración maliciosa debe tener algún asidero. Los
otros griegos. Sucedió que los jónicos fueron con- jónicos pasaban ante los otros griegos como gente
quistados por Ciro el Grande de Persia alrededor carente de seriedad y disciplina. En realidad tu-
del año 550, y se rebelaron poco después del 500. vieron una valerosa actuación contra Persia y, aun-
Se reunió una flota jónica en la pequeña isla de que sus ciudades separadas no mantuvieron la co-
Lade y el comandante del destacam~to procedente hesión politica que los hubiese salvado, no eran mu-
de Focea -según Heródoto- pronunció un discur- chos los griegos que podían reprocharles esta con-
so típicamente griego, en el que la modestia no era ducta.
un rasgo prominente. "Las cosas han llegado a un Un pasaje del Himno "'homérico" a Apolo traduce
momento de crisis, señores. Seremos libres o escla- una impresión de Jonia formulada por un hijo de la
vos, y además esclavos fugitivos .. Ahora bien, si es- tierra:
táis dispuestos a aceptar penurias por un tiempo,
podréis derrotar al enemigo y obtener vuestra li- Pero es Delos la que mejor deleite te olrece, ¡oh Apolol
bertad, pero si persistís en la pereza y la indisciplina, En la sagrada isla se reúnen los j6oicos de túnicas flotantes.
temo que pagaréis caro por vuestra rebelión. Escu- . con sus hijos y sus virtuoms esposas, y te da placer vmb
chadme y confiad en mí, pues yo os aseguro que, si celebrar sus juegos de pugilato, danzas y canclooes, cuando
llega el día del festival
los dioses no favorecen al enemigo, nosotros lleva- SJ alguien llegara mientras lo., jónicos se hallan reunidos
remos la mejor parte." "Al escuchar esto -dice He- en tu honor, creeria que estin libres de la wjez y de la
ródoto-, los jónicos se confiaron a Dionisio." Salió muerte. Y admilaria la gracia de todos ellos y se regocljaria
al mar de día, adiestró a los remeros en las manio- contemplando los hombres y las mujeres de hermosas vesti-
bras y mantuvo a los m~os con sus corazas bajo duras. y las naves rápidas y sus numerosas riquezas.
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La gracia y el encanto son los rasgos del arte j(F ele Arquíloco ( un jónico) para comprender por
nico, así como la fuerza y la belleza lo son del dóri- •1ué Jos antiguos lo ponían cerca ele Homero. ,
co. Para apreciar estoL no liay más que comparar la
Me enamoré de ti una vez, Athis, hace tiempo.
arquitectura jónica con la dórica: la general leve-
dad del estilo jónico, destacada por las gráci1es vo-
Este verso, hermoso en el griego eólico de Safo,
lutas del capitel, forman un sorprendente contraste.
ha sobrevivido porque en el siglo n a.C. fue citado
En la escultura, si bien los dorios y los jónicos se es- por Hefestión, un versificadc,r común y, además,
forzaban a la par en expresar el ideal atlético, estos sumamente tonto.
últimos se complacían también en problemas plan-
teados por el cincelamiento de las figuras vestidas Cuando mueras yacerás en tu ~ba, para siempre oMdada
y trataban, con sumo éxito, de representar en piedra porque has desdeñado las flores de Ja Musa; en el Hades
[-como aqul-
las diferentes contexturas de la carne, la lana y el tu sombra vana dará vueltas con todo lo demás, ignorada.
lienzo. Existe en la obra jónica una delicada sen- [oscura.
sualidad que no vemos en· la dórica. Sus festivales
fueron también menos austeros; la música y la poe- Estas feroces líneas están citadas por Plutarco
sía tuvieron en ellos mayor importancia. En general. en su ensayo moral y él dice que Safo las escribió
Jonia produce una impresión muy grata y muy ale- "contra cierta dama rica". Algo similar parece
gre, con una sugestión -no más- de molicie orien- haber sido el contexto de otro despectivo frag-
tal o por lo menos meridional. No sorprende que mento ( citado en un comentario sobre Píndaro):
Platón, en el siglo 1.v, rechace las modalidades jó- "En estas mujeres el espíritu se ha helado y las alas
se han roto."
nicas en la música y el ritmo por voluptuosos y ener-
vantes, si bien debemos recordar que Platón ha re- La más famosa oda de Safo es el apasionado
poema de amor muy logradamente traducido al ·
chazado muchas cosas buenas.
latín por Catulo -el único poeta latino que podía
El siglo VI fue la gran época de la poesía lírica, hacerlo en absoluto-; pero el amor y el odio no
y la lírica personal provino casi exclusivaménte de son sus únicos temas:
Jonia, si se nos permite, por una vez, utilizar este
nombre con un sentido geográfico muy vago,.a fin Las lucientes estrellas
de poder incluir a los poetas de la eólica Lesbos, cabe Ja bella luna
de plateados rayos,
cuya mayor gloria es Safo. De toda esta poesía su clara faz ocultan,
lírica sólo nos quedan míseros vestigios. Tenemos cuando su faz descubre,
buena muestra de la de Safo ( algunos versos cita- y muy m!s llena ilustra
dos por escritores posteriores; otros, descubiertos de los alzados montes
las profundas honduras •.
últimamente en las arenas de Egipto) para apre-
ciar por nuestra cuenta cuán apasionada y con-
• Versión castellana de Canga-Argüelles y José Antonio
movedora es esta poetisa; pero no tenemos mucho Conde. (N. del T.)
118 119
Los verdaderos poetas jónicos, hasta donde los mujer de tobillos gruesos", dará por supuesto in-
conocemos, no escriben con la intensidad de la mediatamente que allí hay un error. Por cierto
eólica Safo, pero se le parecen, y son distintos a '(Ue los· espartanos tenían ·su opini6n sobre los to-
sus contemporáneos de Esparta· y Atenas, pues es- billos femeninos; pero ellos no esaibieron tales
aiben sobre temas que les interesan como indi-. cosas en el Peloponeso. Los dorios eran más gra-
viduos. Su poesía es rara v~ ..política·, como la ves y menos individualistas. Mientras los poetas
poesía de Tirteo y de Sólón. Arquíloco fue renom- jónicos y eólicos escribían libremente sobre sus
brado por su cáustica sátira personal; Anacreonte amores o sus odios personales, Tirteo en Esparta
cant6 gozosamente al vino y al amor, o con tristeza incitaba a sus conciudadanos a elevarse a las ci-
sobre la llegada de la vejez.. El poeta jónico Pitermo mas heroicas en la lucha contra sus enemigos en
sólo sobrevive por este verso: Mesenia, y Alemán componía graves y deliciosos
himnos corales que debían entonar las muchachas
Sólo el dinero importa. nada más, espartanas en sus festivales. Mientras los filósofos
muy semejante al verso de Belloc: jónicos abrían nuevos y excitantes caminos al pen-
samiento, guiados solo por el imperativo de su
Mas el dinero me da placer en todo instante. 1 razón individual, los dorios continuaban siendo pe-
Otro fragmento típico es: sadamente tradicionales en sus ideas y sus pers-
pectivas. En tanto los arquitectos y los escultores
Odio a una mujer de tobmos gruesos. de Jonia buscaban la elegancia y la variedad. los
Es conocida la anécdota de aquella espartana del ~eloponeso se esforzaban por alcanzar la per-
que dijo a su hijo que iba a la guerra: "Regresa fección dentro del estrecho ámbito de unas pocas
con tu escudo o sobre él'", pues arrojar el escudo y severas pautas. Lo jónico y lo dorio representan
era la mayor desgracia que a uno podía ocurrirle. en estado de pureza dos concepciones opuestas de
Pero Arquiloco pudo esaibir, jubilosamente, sen- la vida: lo dinámico y lo estático, lo individualista
ttmdo una moda literaria que Horacio seguirla mú y lo comunitario, lo centrífugo y lo centrípeto, se-
de qu~entos años después: gún las diferencias que hoy podemos comprobar
entre el Oeste y el Este. Durante un tiempo, estas
Algún feliz tracio tiene mi noble escudo:
para poder huir lo arrojé en un bosque.
oposiciones hallarán en Atenas la conciliación que
Asf me ~ estorbos, a Dios gracias. ¡Asl queda necesitaban; de alli la perfección de la cultura
mi escudo! Conseguiré otro, tan hnt•no como áe. ática en la época de Pericles.
Del mismo modo que la escultura y la arqui-
Hay en la vida jónica algo sumamente atractivo.
tectura áticas combinaron la austeridad doria con
la gracia jónica, y el drama logró en Atenas una
EsfARTA armoniosa y orgánica síntesis entre el himno coral
Si un erudito encuentra, en cualquier fragmento colectivo y el arte del actor, así también por un
atribuido a un poeta dorio, el verso: "Odio a una breve periodo la vida ateniense pudo concertar la
121
lZO

l
libertad jónica y el brillo individual con el sentido podemos ver que era una consecuencia natural de
dorio de la disciplina y la coherencia. Mas en los lo que advertimos en toda su historia: el vivo sen-
comienzos de la época clásica esta t'Onciliaci6n timiento de que ellos constituían una comunidad
se hallaba todavía distante. estrechamente unida. Deben de haber constituido
La cultura y la historia política del Peloponeso un grupo tan altamente organizado y con tanta
-la principal aunque no la única patria de los conciencia de sí mismos que conquistaron el valle
dorios- estuvieron regidas por Esparta y no es del raudo Eurotas y permanecieron tal cual: no
fácil formular un juicio sobre ésta. Esparta es una eran individuos dispuestos a adaptarse a un mó-
ciudad llena de extrañas contradicciones, no fácil- dulo de vida ya existente, sino portadores de sus
mente accesibles para ulia mente moderna. Su his- propias pautas y determinados a. conservarlas. Así,
toria primitiva es oscura, más rica en leyendas pues, la sociedad en Lacedemonia se estratificó de
que en hechos, y de estos hechos aparentes mu- un modo excepcional ( aunque hubo un paralelo
chos son debidos a reconstrucciones hipotéticas de en Tesalia) : en la cima, los espartiatas, los únicos
filósofos posteriores. Una de las muchas paradojas espartanos verdaderos; luego los periecos ( ·veci-
de Esparta es que esta ciudad, conocida entre los nos") -una clase que era libre, pero sin derechos
griegos por su esterilidad en las cosas del espíritu, políticos-; y en la parte más inferior los ilotas,
ha ejercido una perpetua fascinación sobre los filó- que no eran esclavos personales -de los espartanos,
sofos griegos. sino siervos de la comunidad. La mayoría de ellos
Ya hemos visto cómo los dorios invasores toma- trabajaba la tierra y entregaba la mitad de lo pro-
ron posesión de la mayor parte del Peloponeso y ducido a los ciudadanos a quienes estaban asig-
cómo los espartanos, una minoría dominadora y nados.
orgullosa, se instalaron en uno de los valles meri- Del segundo acontecimiento crítico sabemos algo
dionales más fértiles del continente europeo. Sería más, pero no suficiente. Según hemos visto, la
muy satisfactorio si ahora pudiésemos escribir: "En solución normal para la superpoblación era su en-
el curso de pocos siglos esta aguerrida raza mon- vío a una colonia. También Esparta fundó colonias
tañesa, vencida por el calor y el lujo, se sumió en -Tarento fue una de ellas- pero no muchas. Su
un letargo casi oriental." Pero no sucedió esto, sino remedio para enfrentar la codicia despertada por
todo lo contrario. Cuando Esparta descaeció y la posesión de tierra fue mucho más drástico: con-
sucumbió, no fue por falta de energía. sino por quistó a su vecina occidental Mesenia; se anexó el
carencia de ciudadanos y de ideas. Y de esto ella territorio y redujo sus habitantes a la servidumbre.
misma era la única responsable. Tal anexión era sumamente rara en Grecia, por el
Dos fueron los acontecimientos críticos en la simple motivo de que no se podía aprovechar el
historia espartana. De ninguno de los dos sabemos territorio de un vecino sin un ejército permanente
demasiado. El primero fue su determinación de que lo ocupase. Esparta era el único estado que
mantenerse alejados de la población conquistada. tenía un ejército en esas condiciones, integrado
De esto sólo sabemos el hecho escueto, si bien por su clase ciudadana, sostenida por el trabajo
l.!2 123
libertad jónica y el brillo individual con el sentido podemos ver que era una consecuencia natural de
dorio de la disciplina y la coherencia. Mas en los lo que advertimos en toda su historia: el vivo sen-
comienzos de la época clásica esta t'Onciliaci6n timiento de que ellos constituían una comunidad
se hallaba todavía distante. estrechamente unida. Deben de haber constituido
La cultura y la historia politica del Peloponeso un grupo tan altamente organizado y con tanta
-la principal aunque no la única patria de los conciencia de sí mismos que conquistaron el valle
dorios- estuvieron regidas por Esparta y no es del raudo Eurotas y permanecieron tal cual: no
fácil formular un juicio sobre ésta. Esparta es una eran individuos dispuestos a adaptarse a un mó-
ciudad llena de extrañas contradicciones, no fácil- dulo de vida ya existente, sino portadores de sus
mente accesibles para ulia mente moderna. Su his- propias pautas y determinados a. conservarlas. Así,
toria primitiva es oscura, más rica en leyendas pues, la sociedad en Lacedemonia se estratificó de
que en hechos, y de estos hechos aparentes mu- un modo excepcional ( aunque hubo un paralelo
chos son debidos a reconstrucciones hipotéticas de en Tesalia) : en la cima, los espartiatas, los únicos
filósofos posteriores. Una de las muchas paradojas espartanos verdaderos; luego los periecos ( ·veci-
de Esparta es que esta ciudad, conocida entre los nos") -una clase que era libre, pero sin derechos
griegos por su esterilidad en las cosas del espíritu, políticos-; y en la parte más inferior los ilotas,
ha ejercido una perpetua fascinación sobre los filó- que no eran esclavos personales -de los espartanos,
sofos griegos. sino siervos de la comunidad. La mayoría de ellos
Ya hemos visto cómo los dorios invasores toma- trabajaba la tierra y entregaba la mitad de lo pro-
ron posesión de la mayor parte del Peloponeso y ducido a los ciudadanos a quienes estaban asig-
cómo los espartanos, una minoría dominadora y nados.
orgullosa, se instalaron en uno de los valles meri- Del segundo acontecimiento crítico sabemos algo
dionales más fértiles del continente europeo. Sería más, pero no suficiente. Según hemos visto, la
muy satisfactorio si ahora pudiésemos escribir: "En solución normal para la superpoblación era su en-
el curso de pocos siglos esta aguerrida raza mon- vío a una colonia. También Esparta fundó colonias
tañesa, vencida por el calor y el lujo, se sumió en -Tarento fue una de ellas- pero no muchas. Su
un letargo casi oriental." Pero no sucedió esto, sino remedio para enfrentar la codicia despertada por
todo lo contrario. Cuando Esparta descaeció y la posesión de tierra fue mucho más drástico: con-
sucumbió, no fue por falta de energía. sino por quistó a su vecina occidental Mesenia; se anexó el
carencia de ciudadanos y de ideas. Y de esto ella territorio y redujo sus habitantes a la servidumbre.
misma era la única responsable. Tal anexión era sumamente rara en Grecia, por el
Dos fueron los acontecimientos críticos en la simple motivo de que no se podía aprovechar el
historia espartana. De ninguno de los dos sabemos territorio de un vecino sin un ejército permanente
demasiado. El primero fue su determinación de que lo ocupase. Esparta era el único estado que
mantenerse alejados de la población conquistada. tenía un ejército en esas condiciones, integrado
De esto sólo sabemos el hecho escueto, si bien por su clase ciudadana, sostenida por el trabajo
1.:.2 123
dadano. La vida familiar se hallaba severamente
de los ilotas. La tarea de mantener dominada a limitada. Los niños débiles eran suprimidos; los
Mesenia resultó muy onerosa para Esparta. Una demás vivían con sus madres hasta los 7 años;
o dos generaciones después de la conquista, vale desde esa edad hasta los 30 recibían la adecuada
decir hacia fines del siglo vm. los· mesenios se re- clase de instrucción militar pública. Las jóvenes
belaron y la rebelión fue provocada por la deses- también debían someterse a un cuidadoso adíes.
peración. Costó unos veinte años extirparla y las tramiento físico.
exhortaciones de Tirteo muestran cuántos esfuerzos
Practicaban juegos y las muchachas usaban tan
tuvo que realizar la ciudad del Eurotas para con-
poca ·ropa que hasta los griegos ~ sorprendfan.
servar su botín.
No había ninguna educación intelectual, aunque
Esta esclavitud de Mesenia lúzo de los espar- se. insistía en la modestia de la conducta y tam-
tanos, más que nunca, una minoría en su propio
bién, naturalmente, en el valor y en la virtud de
país y por cierto una minoría am~azada. Tal la obediencia. Los ilotas vivían en el más absoluto
vez fue la .rebelión mesenia lo que indujo a los sometimiento; una policía secreta tenía a su cargo
espartanos a adoptar las famosas instituciones de
matar a cualquiera de ellos que llegase a ser peli-
Licurgo. Nada se sabe de Licurgo, ni siquiera si
groso. Así lo dice Plutarco, pero puede no haberlo
fue una realidad o una ficción (J. B. Bury, un
entendido bien.
definido ·racionalista", lo caracterizaba muy expre-
Pero "'Licurgo• no se propuso sólo hacer del
sivamente: °'No fue un hombre, sino sólo un dios").
cuerpo de ciudadanos una eficiente máquina bélica
Muchas de estas instituciones eran, claro está, mu-
siempre preparada. Realizó también esfuerzos ex-
cho más antiguas, pero sin duda un cambio impor-
tante sobrevino por ese tiempo en la vida espartana. traordinarios para convertirlo en un instrumento
Es entonces, a fines del siglo vu. cuando la gracia autosuficiente e inmutable. Se desaprobó el comer-
cft>, los visibpltes extranjeros fueron admitidos sólo
y el encai:ito desaparecen por completo de la vida
espartana y la ciudad empieza a cobrar su cono- de mala gana y de tiempo en tiempo expulsados
sin consideración alguna; las ideas extranjeras de-
cido aspecto de cuartel. °'Licurgo" encara la situll-
ción con una lógica irreprochable: el cuerpo de bían ser excluidas a cualquier precio. ( Una com-
ciudadanos estaba organizado para lo que era. una paración referida a nuestra época puede ser suges-
minoría dominante que sojuzgaba y explotaba. a una tiva e ilustradora al respecto.) Cuando Atenas tenía
población mucho más numerosa de siervos activbs una moneda corriente fiscalizada con inteligencia
y aceptada en todas partes, hasta en la distante
y peligrosos. .
El espartano tenía prohibido dedicarse ~ la agn- Galla. y además un útil sistema bancario, Esparta
tultura, el comercio o cualquier otro trabaJo; debía todavía utilizaba, de intento, una antigua e incó-
ser soldado profesional. Tenia su granja, trabajada moda moneda de hierro, aunque el uso compulsivo
para él por.los ilotas, comía en comedores públi~s, de este metal entre casa no impedía a los esparta-
a los cuales contribuía con una p~e de su granJa: nos en el extranjero ver el superior atractivo del
si dejaba de contribuir, perdía su condición de ciu- oro.
124 125
La constitución política resultaba también algo lidad, Esparta, al menos hasta la Guerra del Pelo-
absurda. Hubo dos reyes, los que recordaban a los poneso, produce una singular impresión y hubo
dos cónsules iguales de la República romana. El muchos griegos que, aunque veían clarame-1te las
origen era posiblemente distinto, pero el efecto faltas de esa ciudad, tenían sin embargo una gran-
deseado no dejaba de ser el mismo: en ambos casos de e incluso envidiosa admiración por la modalidad
la dualidad ponía freno a la autocracia. En el espartaruL
aspecto interno, los reyes estaban supeditados a _los Es menester comprender, pues, que esa vida
éforos (supervisores), cinco magistrados anuales era, para el espartano, un ideal. Me he referido
más o menos elegidos por votación; pero el ejército (para adaptanne a estos tiempos) a la "explota-
espartano en el exterior era siempre mandado por ción'° de los ilotas. Si este término moderno tuviese
uno de los reyes, que en tal caso tenía poderes su- también su connotación adecuada, eso significaría
premos. Había también un Senado y una Asam- que los ciudadanos de Esparta vivían con cierta
blea de todos los espartanos, pero ésta no podía holgura del producto del trabajo servil. Pero en
efectuar debates, y expresaba sus decisiones -para realidad su vida era tan austera que un hombre
mofa de los otros griegos- no con votos. sino con de hoy, puesto a elegir, preferirla vivir como tm
gritos: el gritó más fuerte salía triunfante. Tan ilota y no como un ciudadano. Son innumerables
extraña constitución desconcertó a los posteriores las historias sobre Esparta y los espartanos, muchas
teorizadores griegos, acostumbrados como estaban de ellas registradas por escritores reconocidamente
a clasificar todo lo divino y lo humano. No sabían filoespartanos; pero las que se refieren al modo
si se hallaban ante una monarquía, una aristocra- espartano de vida apuntan todas a una sola direc-
cia, una oligarquía o una democracia. Esta consti- ción. Un sibarita, huésped en los comedores pú-
tución no abolía nada antiguo ( los reyes, por ejem- blicos de Esparta, observó: "Ahora comprendo por
plo) y tampoco desarrollaba nada nuevo hasta sus qué los espartanos no temen a la muerte". Otro
conclusiones lógicas. visitante, al ver un caldo negro espartano, dijo:
El ~oriador, compelido por su obligación, se "Uno necesita nadar un rato en el Eurotas antes
ve precisado a señalar que este árido y negativo de poder tragar esto·. Cuando le preguntaron al
modo de vida fue forzoso para los espartanos por rey Agesilao cuál era el mayor beneficio que las
su determinación de vivir dél trabajo de los ilotas; leyes de Licurgo habían otorgado a los espartanos,
mas su rigidez resultó al fin moral, intelectual y respondió: "El desprecio del placer... Diógenes el
económicamente ruinosa, ya que la vida a que Cínico, hallándose en Olimpia, observó a un joven
condenó a los siervos debe haber sido funesta si de Rodas que llevaba ropas muy hermosas y pro-
bien cabría la sospecha de que la historia, como de firió: •¡Afectación!'° Luego vio a algunos esparta-
costumbre, ha registrado 19 peor y olvidado todo nos con sus ropas raídas y dijo: "¡Más afectación1"
lo demás. Pero si el historiador se detuviese aquí, El que muchos individuos espartanos no viviesen
no habría cumplido con todo su deber. No obs- conformes al ideal de su ciudad es un fenómeno
tante los ilotas, y a pesar de su rigidez y esteri- que podemos entender fácilmente, pero Esparta
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La constitución política resultaba también algo lidad, Esparta, al menos hasta la Guerra del Pelo-
absurda. Hubo dos reyes, los que recordaban a los poneso, produce una singular impresión y hubo
dos cónsules iguales de la República romana. El muchos griegos que, aunque veían clarame-1te las
origen era posiblemente distinto, pero el efecto faltas de esa ciudad, tenían sin embargo una gran-
deseado no dejaba de ser el mismo: en ambos casos de e incluso envidiosa admiración por la modalidad
la dualidad ponía freno a la autocracia. En el espartaruL
aspecto interno, los reyes estaban supeditados a _los Es menester comprender, pues, que esa vida
éforos (supervisores), cinco magistrados anuales era, para el espartano, un ideal. Me he referido
más o menos elegidos por votación; pero el ejército (para adaptarme a estos tiempos) a la "explota-
espartano en el exterior era siempre mandado por ción'° de los ilotas. Si este término moderno tuviese
uno de los reyes, que en tal caso tenía poderes su- también su connotación adecuada, eso significaría
premos. Había también un Senado y una Asam- que los ciudadanos de Esparta vivían con cierta
blea de todos los espartanos, pero ésta no podía holgura del producto del trabajo servil. Pero en
efectuar debates, y expresaba sus decisiones -para realidad su vida era tan austera que un hombre
mofa de los otros griegos- no con votos. sino con de hoy, puesto a elegir, preferirla vivir como tm
gritos: el gritó más fuerte salía triunfante. Tan ilota y no como un ciudadano. Son innumerables
extraña constitución desconcertó a los posteriores las historias sobre Esparta y los espartanos, muchas
teorizadores griegos, acostumbrados como estaban de ellas registradas por escritores reconocidamente
a clasificar todo lo divino y lo humano. No sabían filoespartanos; pero las que se refieren al modo
si se hallaban ante una monarquía, una aristocra- espartano de vida apuntan todas a una sola direc-
cia, una oligarquía o una democracia. Esta consti- ción. Un sibarita, huésped en los comedores pú-
tución no abolía nada antiguo ( los reyes, por ejem- blicos de Esparta, observó: ..Ahora comprendo por
plo) y tampoco desarrollaba nada nuevo hasta sus qué los espartanos no temen a la muerte". Otro
conclusiones lógicas. visitante, al ver un caldo negro espartano, dijo:
El ~oriador, compelido por su obligación, se "Uno necesita nadar un rato en el Eurotas antes
ve precisado a señalar que este árido y negativo de poder tragar esto·. Cuando le preguntaron al
modo de vida fue forzoso para los espartanos por rey Agesilao cuál era el mayor beneficio que las
su determinación de vivir dél trabajo de los ilotas; leyes de Licurgo habían otorgado a los espartanos,
mas su rigidez resultó al fin moral, intelectual y respondió: "El desprecio del placer... Diógenes el
económicamente ruinosa, ya que la vida a que Cínico, hallándose en Olimpia, observó a un joven
condenó a los siervos debe haber sido funesta si de Rodas que llevaba ropas muy hermosas y pro-
bien cabría la sospecha de que la historia, como de firió: •¡Afectación!'° Luego vio a algunos esparta-
costumbre, ha registrado 19 peor y olvidado todo nos con sus ropas raídas y dijo: "¡Más afectación1"
lo demás. Pero si el historiador se detuviese aquí, El que muchos individuos espartanos no viviesen
no habría cumplido con todo su deber. No obs- conformes al ideal de su ciudad es un fenómeno
tante los ilotas, y a pesar de su rigidez y esteri- que podemos entender fácilmente, pero Esparta
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tenía un ideal y éste era muy exigente, puesto que sido tan influido por Roma que nos cuesta mucho
daba sentido a su vida y permitía a cada uno esfuerzo considerarla en su condición creadora o
sentirse orgulloso de ser espartano. El heroísmo como agente plasmante; sin embargo ésta es la
personal de los· soldados lacedemonios, y también doctrina normal aceptada por los helenos. Los
de las mujeres, es juntamente leyenda y realidad. romanos consideraban la ley de un modo eminen-
Podemos estar menos seguros de la conducta es- temente empírico; ena regía las relaciones entre
partana en la vida corriente, porque muy pocos la gente y sus negocios, y consistía en una codi-
piegos conocieron a Esparta lo bastante como para ficación de la práctica. Solo cuando la influencia
informar sobre e]]a, pero el siguiente relato de griega se dejó sentir sobre los abogados romanos,
Plutarco es típico. Un anciano andaba por los éstos empezaron a deducir de sus leyes los funda-
juegos olímpicos buscando un asiento y el popu- mentos generales que constituyen la ciencia jurí-
lacho se burlaba de él. Pero cuando llegó al lugar dica y a desarrollarlos a la luz de los principios
en que estaban sentados los espartanos, todos los filos6ficos. Pero el griego consideraba las leyes
jóvenes y otros mayores se levantaron para ofre- colectivas, nómoi, de su p6Ua como una fuerza mo-
cerle un lugar. La muchedumbre aplaudió a los ral y creadora. E]]as estaban destinadas no solo
espartanos, pero el anciano dijo suspirando: "Todos a asegurar la justicia en los casos individuales. sino
los griegos saben lo que está bien, pero solo los también a inculcarla. :tsta es la razón por la cual
espartanos lo hacen·. un joven ateniense, durante los dos años que pasaba
En •realidad, lo que impresionaba a los griegos, bajo bandera, era instruido en los nómol, que son
incluso a aquellos que no gustaban del estado las leyes básicas del estado y deben distinguirse
lacedemonio, era el hecho de que ellos imponían de las disposiciones específicas que regulan otras
a sus vidas una cierta forma o norma y por ella co~as, tales como las luces que deben ponerse en
renunciaban a muchás cosas. Cierto que esta nor- los automóviles: esas ordenanzas no eran más que
ma les era en gran parte impuesta desde afuera, psephísmata o "'decretos votados". Los griegos no
por el peligro ilota; pero también es cierto que tenían una Iglesia o religión doctrinal ni siquiera
ellos convirtieron esa compulsión extrema en volun- lo que para nosotros sería un sustituto satisfactorio,
taria. En la historia, hay que estar en guardia para tal como un Ministerio de Educación; la p6Ua en-
no ver s61o lo obvio y pasar por alto lo significativo señaba a los ciudadanos sus deberes morales y
y lo significativo es aquí que las Leyes de Licurgo sociales por intermedio de las Leyes.
no tendían simplemente a la sujeción de los· ilotas Por consiguiente, Esparta era admirada por su
al estado espartano sino a la creac;ión del ciuda- Eunomía, por su "buena legislación", porque -gús-
dano ideal. Era un ideal estrecho, pero ideal al fin. tele a uno su ideal o no- mediante sus leyes edu-
Para los griegos negó a ser objeto de admiración caba a sus ciudadanos en este ideal con una eficacia
que las leyes de Esparta realizaran cumplidamente comprobada. Ella consiguió que sus ciudadanos
lo que ellos creían que era la más alta finalidad desinteresadamente se consagraran al bien común
de éstas. Nuestro propio concepto de la ley ha y. si fracasó en algunos casos importantes, la falta
128 129


11
está tal vez en las imperfecciones de la naturaleza ATENAS
humana y no en las leyes. Esparta fue elogiada
por no haber cambiado su legislación durante si- Los atenienses ocupaban el territorio del Ática,
glos, o por lo menos tal era la creencia admitida. algo más pequeño que Gloucestershire, y en su
A nosotros esto nos parece pueril; pero si algún periodo de esplendor fueron tan numerosos como
rasgo de la conducta griega nos resulta así, debe- los habitantes de Bristol o quizás menos. Tal fue
mos considerarlo con mayor detenimiento. Para el tamaño del estado que, en dos siglos y medio,
nosotros es axiomático que las leyes deben cam- dio nacimiento a Solón, Pisístrato, Temístocles,
biar si se modifican las condiciones dadas. Quizás Arístides y Pericles entre los estadistas; a Esquilo,
los griegos no fuesen tan humildes como nosotros Sófocles, Eurlpides, Aristófanes y Menandro entre
&ente a las circunstancias. Tenían menos razones los autores dramáticos; a Tucídides, el más fasci-
para serlo, en su mundo más estático. Ellos prac- nante de todos los historiadores, y a Demóstenes,
ticaban, en grados variables, la idea de. que hay el más grandioso de los oradores; a Mnesicles e
q_ue imponer una norma a la vida y no acomodarse Ictino, arquitectos de la Acrópolis, y a Fidias y
a las exigencias de ésta. Así hizo Esparta -según a Praxíteles, los escultores; a Formio, uno de los más
se afirmaba- cuando aceptó las Leyes de Licurgo, brillantes jefes navales; a Sócrates y a Platón; lista
aprobadas por el santuario de Delfos. ¿Por qué que no incluye a los simples hombres de talento.
entonces cambiarlas? Cuando oímos que los dog- En ese período, rechazó a los persas, con la única
mas de la Iglesia no se han modificado en el curso ayuda de mil hombres de Platea, en Maratón;
de los siglos, no se nos ocurre sonreír. Las leyes hizo más que todo el resto de Grecia junta para
de Licurgo eran, para los espartanos, una norma obtener la decisiva victoria de Salamina; y dio
de -Virtud.., es decir de areté, de excelencia hu- fonna al único imperio griego conocido. Durante
mana, considerada estrictamente desde el interior una considerable parte de esta época los vasos ate-
del cuerpo ciudadano. Esta concepción de la "vir- nienses, exquisitamente dibujados y pintados, eran
tud" es más estrecha que la ateniense e irrita a los buscados y cotizados en todo el Mediterráneo y en
modernos humanitaristas casi en la mismá medida Europa Central, y -tal vez el hecho más extra-
que los hubieran aterrorizado sus imposiciones; ordinario- convirtió el entretenimiento popular, lo
mas, aunque cruel en algunos aspectos y brutal en que corresponde a nuestro cinematógrafo, en el
otros, tiene una definida cualidad heroica. Nadie drama más excelso y exigente que jamás haya
puede decir que Esparta cayó en la vulgaridad; existido. Este acontecimiento se encuentra tan ale-
tampoco Jlingún espartano hubiese aceptado el re- jado de nuestra propia experiencia que hasta un
proche 1e que su ciudad fuese artísticamente esté- historiador moderno ha expresado que el ateniense
ril. El arte, la. p6ie,ü, es creación y Esparta no común hubiese aceptado con placer cualquier es-
modeló las palabras o la piedra, sino que modeló pectáculo inferior si le hubiera sido ofrecido. Esta
hombres. opinión es inadmisible en absoluto. No existe
prueba alguna de que el ciudadano corriente lle-
130 131
está tal vez en las imperfecciones de la naturaleza ATENAS
humana y no en las leyes. Esparta fue elogiada
por no haber cambiado su legislación durante si- Los atenienses ocupaban el territorio del Ática,
glos, o por lo menos tal era la creencia admitida. algo más pequeño que Gloucestershire, y en su
A nosotros esto nos parece pueril; pero si algún periodo de esplendor fueron tan numerosos como
rasgo de la conducta griega nos resulta así, debe- los habitantes de Bristol o quizás menos. Tal fue
mos considerarlo con mayor detenimiento. Para el tamaño del estado que, en dos siglos y medio,
nosotros es axiomático que las leyes deben cam- dio nacimiento a Solón, Pisístrato, Temístocles,
biar si se modifican las condiciones dadas. Quizás Arístides y Pericles entre los estadistas; a Esquilo,
los griegos no fuesen tan humildes como nosotros Sófocles, Eurlpides, Aristófanes y Menandro entre
&ente a las circunstancias. Tenían menos razones los autores dramáticos; a Tucídides, el más fasci-
para serlo, en su mundo más estático. Ellos prac- nante de todos los historiadores, y a Demóstenes,
ticaban, en grados variables, la idea de. que hay el más grandioso de los oradores; a Mnesicles e
c¡ue imponer una norma a la vida y no acomodarse Ictino, arquitectos de la Acrópolis, y a Fidias y
a las exigencias de ésta. Así hizo Esparta -según a Praxíteles, los escultores; a Formio, uno de los más
se afirmaba- cuando aceptó las Leyes de Licurgo, brillantes jefes navales; a Sócrates y a Platón; lista
aprobadas por el santuario de Delfos. ¿Por qué que no incluye a los simples hombres de talento.
entonces cambiarlas? Cuando oímos que los dog- En ese período, rechazó a los persas, con la única
mas de la Iglesia no se han modificado en el curso ayuda de mil hombres de Platea, en Maratón;
de los siglos, no se nos ocurre sonreír. Las leyes hizo más que todo el resto de Grecia junta para
de Licurgo eran, para los espartanos, una norma obtener la decisiva victoria de Salamina; y dio
de -Virtud.., es decir de areté, de excelencia hu- fonna al único imperio griego conocido. Durante
mana, considerada estrictamente desde el interior una considerable parte de esta época los vasos ate-
del cuerpo ciudadano. Esta concepción de la "vir- nienses, exquisitamente dibujados y pintados, eran
tud" es más estrecha que la ateniense e irrita a los buscados y cotizados en todo el Mediterráneo y en
modernos humanitaristas casi en la mismá medida Europa Central, y -tal vez el hecho más extra-
que los hubieran aterrorizado sus imposiciones; ordinario- convirtió el entretenimiento popular, lo
mas, aunque cruel en algunos aspectos y brutal en que corresponde a nuestro cinematógrafo, en el
otros, tiene una definida cualidad heroica. Nadie drama más excelso y exigente que jamás haya
puede decir que Esparta cayó en la vulgaridad; existido. Este acontecimiento se encuentra tan ale-
tampoco Jlingún espartano hubiese aceptado el re- jado de nuestra propia experiencia que hasta un
proche 1e que su ciudad fuese artísticamente esté- historiador moderno ha expresado que el ateniense
ril. El arte, la. p6ie,ü, es creación y Esparta no común hubiese aceptado con placer cualquier es-
modeló las palabras o la piedra, sino que modeló pectáculo inferior si le hubiera sido ofrecido. Esta
hombres. opinión es inadmisible en absoluto. No existe
prueba alguna de que el ciudadano corriente lle-
130 131
gase al teatro al finalizar el día. cuando la repre- demostrar, si podemos, que la realización de la
sentación de las tragedias había terminado y la Atenas de Pericles es justamente tan milagrosa y
farsa estaba por comenzar. Por el contrario, tan tan natural como la de cualquier otro tiempo y lu-
bien conocidos eran los temas trágicos, que las gar. En este capítulo nuestra tarea consistirá en
comedias de Aristófanes dejan suponer siempre observar el desarrollo de Atenas durante el primi-
que una rigurosa parodia de Eurípides o de Esquilo tivo periodo clásico.
habría de promover la hilaridad general Si en Hemos visto que la leyenda ateniense aseguraba
Atenas el hombre de la calle ~ubiese deseado algo que el pueblo de Atenas era oriundo del Ática, y
m4s "popular" lo hubiese logrado, sin duda, puesto la lista tradicional de reyes de esa región -que,
que él fiscalizaba en forma directa estas activida- por lo menos, tiene algún valor- nos remontaría
d~. En resumen, el aporte realizado por esta sola quizás hasta el siglo XIV. Es sabido que hubo una
ciudad en favor de la cultura griega y europea es ciudad micénica en Atenas, pero Atenas no tiene
en verdad asombroso, y, a menos que preten- gran importancia en la Iliada. Fue la posterior
damos elevar a la categoría de arquetipos de civi- unión de las doce pequeñas póleis en Ática lo que
lización la comodidad y la destreza en el diseño facilitó el camino a la grandeza ateniense. Es inte-
de artefactos, Atenas debe ser oonsiderada, sin dis- resante señalar que cuando la aHarerla empieza a
cusión alguna. en el período comprendido desde resurgir de la decadencia de la última época ID1cé-
1
el año 480 a 380, como la comunidad más culta nica y del endeble provincialismo de la Era Oscura,
forjada hasta _el presente. este resurgimiento comienza en Atenas y alrededor
Hazañas intelectuales de esta cualidad y este del año 900. Los vasos Dípylon ( así llamados por
alcance suponen, claro está, un pueblo muy rico en el Dípylon, puerta en cuyas cercanías fueron en-
~enio natural, pero también implican algo más, tan contrados) están decorados en el estilo geométrico
unportante como eso, es decir, las condiciones de del período micénico, pero de pronto han reco-
vida que capacitaron a este genio para desarro- brado energía: la ornamentación sin sentido, propia
llarse y expresarse plenam~te. Por lo tanto, en éste de la decadencia, ha sido abandonada Parece ser
y en los dos capítulos siguientes rastrearemos con que el Ática, menos perturbada que otras regiones
cierto detalle el desarrollo de la pów ateniense. El por la conmoción doria, fue la primera en reanudar
florecimiento de la cultura ateniense en el siglo v relación con la antigua cultura.
es a menudo considerado un "milagro•. Del mismo Entre el 900 y el 600, cuando Esparta afirmaba
modo, ciertas enfermedades eran llamadas ·mila- su primacía en el Peloponeso, y se convertía en
~ , , o ·enviadas por un dios· en el babia griega 1 el guía reconocido de la raza helénica, Atenas era
comente; pero uno de los escritores médicos mani- una potencia de segunda o de tercera clase. Segu-
fiesta muy razonablemente que ninguna enferme- ramente en este período algún ~tadista genial
dad es excepcional; todas son naturales y al mismo propuso y llevó a cabo la unión de Ática, la pri-
tiempo ·enviadas por un dios". Nos esforzaremos en mera de las importantes realizaciones políticas de
imitar a este eminente hombre -de ciencia y en este pueb~. . Sin duda los atenienses tenían genio
132
133
...;......~-
para 1a actividad propia del estadista. Es absurdo
comparar en este punto a los romanos con los ate- los niños o los fanáticos, por medio de la violencia.
nienses. Los romanos tenían muchas condiciones Una y otra vez vemos q~e sus clases _Privilegiadas
pero aquelJa aptitud no figuraba entre las suyas.' están dispuestas a discutir, y -en conJ~to- a~-
Nunca se llevó a cabo en Roma una reforma im- tan lealmente el veredicto. Había en la vida atemen-
se un cabal sentido del interés común to lcoimón,
portante sin guerra civil. La obra de 1a República
consistió en llenar a Roma con un populacho em- el cual era tan raro en 1a Grecia antigua como lo
es en 1a Grecia moderna y por supuesto en 1a Europa
pobrecido, en arruinar a Italia y provocar rebe-
liones de esclavos y en gobernar sus dominios contemporánea. . .
Es atinado referirse a la Umón de Ática como 1a
-o sus regiones más ricas- con una rapacidad per-
sonal tan desenfadada que un monarca oriental no primera manifestación de esta P?líti~ Tucí~des
1a habría tolerado. La obra del Imperio, en cam- da el relato tradicional de tal episodio, por Cierto
bio, consistió en aceptar el hecho de que 1a vida inexacto en un detalle importante. Así describe có-
mo, al estallar la guerra, el pueblo de Ática tuvo que
política era imposible y en crear, en su lugar, una
refugiarse dentro de las fortificaciones de Atenas y
máquina. No ignoro que el Imperio ateniense duró el Pireo:
cincuenta_ años y el romano quinientos, pero la
posesión de un Imperio no significa necesariamente Procedieron a recoger sus mujeres y sus hijos. y todos los
éxito político, y en todo caso estoy hablando de muebles que teman, sacando incluso el maderaje de sus
casas. Enviaron los ganados y rebaños a Eu~ y a las bias
genio, no de éxito. Durante los intervalos en que adyacentes. Pero hicieron esta mudanza a disgusto. porque
se consumaba el caos completo, el estado romano )a mayoría estaba acostumbrada a vivir en el campo. Esto
realizó buenos esfuerzos para estabilizar y proteger sucedla con los atenienses mú que con los otros. En tiem-
las vidas de sus miembros; no olvidemos que en de Cécrope y de Jos primeros reyes que siguieroo a
el siglo I d. C. el mundo mediterráneo europeo era ~ Ática babia estado poblada por comunidades mde-
~ t e s , cada una con su ayuntamiento y sus magisba-
más pacífico y estaba mejor organizado que en dos. Salvo en tiempos de peligro, no consultaban al rey. lino
cualquier otro tiempo, antiguo o moderno. Pero que cada comunidad regla sus propios asuntos, e inclUIO
nunca el estado romano, como tal, transfiguró la alguna vez hacían la guerra al rey. Pero cuando fue 1!'f
vida de sus miembros como lo hizo la p6lú ate- Te.,eo, hombre poderoso y prudente, reor~ el Áti_C8
niense durante los siglos VI, v, IV y también después. de varias maneras; y uno de sus actos fue ahol_ir los COD5eJOI
y las magistraturas de las otras ciudades, ~ unidas a ~tmu.
Si un sistema de gobierno pudo desarro~ insti- asignándoles un ayuntamiento y un CODSeJO. Y así, IDJelltras
tuciones del carácter de las mencionadas, estamos disfrutaban de su propiedad como antes, se convertian ~
autorizados a atribuir genio político al pueblo que miembros de esta sola ciudad. • • Y de entonces acá los
lo forjó, sin que por ello se pretenda que éste es atenienses celebran. a costa del estado. un festival en honor
de Ja diosa Sinecla 1 •
el sistema ideal Creo que el rasgo más importante
de este genio era la disposición general de los ate- 1 La diosa Sinecia ( Synolláa, "unión de casas") fue
nienses para tratar los disturbios sociales como qn creada para tal ocasi6o o surgió de ella. Este festival era
pueblo razonable, actuando en conjunto, y no como algo más que un regocijo anwil; resultaba un solemne reco-
oocimieoto y aoeptacf6n por todos del acto de uni6n.
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135
--
1

El error de Tucídides es naturalmente la fecha: Pero no era suficiente. Muchos pequeños granje-
la atribución a Teseo situaría este acontecimiento ros, al no poder hacer frente a sus ~mp1omisos, ha-
antes de la Guerra de Troya. En lo demás, la tra- l,ían hipotecad• su tierra al noble neo; luego, como
dición es digna de crédito. Encontramos la monar- no pagaban sus deudas, habían sido ~educidos a la
quía en vías de disolución, compl~amente inerme esclavitud por aquél e incluso vendidos en el ex-
contra los poderosos jefes de las familias nobles ( o tranjero. Existía un pedido general para la co~dona-
clanes), quienes habían fragmentado la antigua ción de las deudas, la libertad de los esclavizados
monarquía aquea en pequeñas póleu; cada -pólia y un nuevo reparto de la tierra. El descontento de
abarcaba varios "clanes". (Estos grupos de clanes la época produjo gran impres!ón . e_n un mercader
continuaron siendo un estorbo basta que fueron ex- ateniense un hombre que babia via1ado y tenía al-
terminados por Clistenes ahededor del 500 a. C.) go de filósofo, otro tanto de estadista y era, además,
En el Ática, y casi únicamente allí, hubo bastante un excelente poeta. Hemos mencionado a Solón.
sentido común para ver que éste era un sistema ab- A ue Solón ha sido llamado el más grande eco-
surdo, aunque resultara agradable a los griegos. Y n:::lsta de la antigüedad, en realidad no sabía mu-
así tuvo que haber terminado por un esfuerzo com- cho de economía polltica, pues para su. mente s~-
binado de habilidad política y no por obra del pru~ cilla la fuente de disturbios no era el s1Stema, smo
dente y poderoso Teseo, pues por ese entonces la la voracidad y la injusticia. Así lo dice, con suma
monarquía existfa s6lo nominahnente, como la pro- elocuencia, en sus poemas. El resultado fue nota-
pia tradición lo muestra bien a las claras. ble. En el modo simple y directo que podían em-
Otra cosa que oímos es que el c6digo legal fue plear estos pequeños estados, las facciones opuestas
promulgado, en el 621 a. C., por Drac6n. La Ley se pusieron de acuerdo para otorgar a Soló~ pode-
basta entonces había dependido de la tradición y la res de dictador durante el tiempo necesano para
~ b r e , y la clase noble que sucedió a la mo- solucionar el malestar.
narquía era al mismo tiempo guardiana y admi- Muchos estados griegos, conducidos a este pun-
nistradora de esta ley tradicional. Ya Hesíodo había to no hacían nada basta que la clase insatisfecha se
escrito brutalmente sobre ·príncipes que devoran v~gaba mediante la revuelta 'y 1~ conf~cación, con
dádivas y cuyas decisiones son torcidas", y sin duda el natural resultado de nuevos disturbios y contra-
en el Ática las cosas habían llegado al cohno. Los rrevoluciones basta el final. Solón no llegó a este
jefes patriarcales de Escocia se volvieron amos co- extremo. Puso término, de una vez por todas, a la
diciosos; algo similar sucedió en el Ática y las víc- esclavitud por deudas: redujo éstas, limitó la ex-
timas protestaron. Indudablemente la unión de tensión de las propiedades, restituyó las tierr~ que
Ática las hizo más conscientes de su fuerza y de sus habían sido perdidas por los deudores e hizo re-
errores: de cualquier modo, la ley tradicional fue tomar al Ática a los que habían sido vendidos en ~1
promulgada, en todo su rigor. Por lo menos en su extranjero. Pero el gran servicio a la economía áti-
forma escrita brindaba alguna protección contra las tablecer su agn·cultura sobre una nueva
decisiones arbitrarias. ca fue es h b' ·do
base. En buena medida los conflictos a ian s1
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puramente económicos, como resultado de intro- mayores cargos y con el tiempo se modificaría el
d.ucirse 1~ ~cuñación de moneda; mas la causa prin- carácter del Consejo. Todos los ciudadanos fueron
cipal res1d1a en que el Ática no podía abastecerse admitidos en la Asamblea, y sus poderes se vieron
por sus propios medios; la mayor parte de su suelo acrecentados en forma no siemp,re clara, pero por
resultaba demasiado débil para producir granos. En lo menos la Asamblea era lo bastante importante
cambio, era apto para el olivo y el vino. Por consi- como para poseer un consejo electivo de cuatrocien-
~iente, Solón. !omentó la especialización: promo- tas personas -una especie de comité ejecutivo--
vi6 la producc10n y exportación de aceite de oliva que preparaba sus tareas.
r ~lentó la industria; artesanos extranjeros fueron Después de consolidar estos profundos cambios,
invitados, con la promesa de la ciudadanía atenien- So16n abandonó su extraordinario cargo y con gran
se, para que se establecieran en el Ática, y ordenó tacto volvió a sus viajes.
que los pa~es enseñasen a sus hijos un oficio, pun- Sería sumamente satisfactorio si ahora se pudie-
to que debe ser recordado por los que están con- ra decir: "Apenas había salido So16n de su país,
vencidos de que el griego era esencialmente un aris- cuando estalló la grao tormenta. Los P9bres estaban
tócrata que despreciaba el trabajo. Resultado in- irritados por haber recibido tan poco; los nobles por-
mediato de este cambio fue el auge de la artesanía que habían tenido que dar tanto. Ambos bandos
y el a.rte del alfarero ateniense, cuya habilidad y solo tenían en común un odio feroz a Solón, pero
buen gusto le brindaron muy pronto el monopolio esto no impidió que se produjeran insurrecciones en
de aquellos magníficos vasos que recorrieron todo toda el Ática." Nos hallariamos así en terreno co-
el mundo mediterráneo e incluso Europa central. nocido y tendríamos el tranquilizador seotimient~
El problema económico traía aparejado, natu- de que estos atenienses eran, al fin y al cabo, igua-
ralmente, un problema político. Atenas era regida les a todos los demás. Pero esto no sucedió. Por
por arcon~es (•gobernantes·) anuales, elegidos entre una parte, las leyes marxistas no habían sido toda-
algunas familias nobles por la Asamblea de todos vía promulgadas; y por otra. los atenienses tenían
los ciudadanos propietarios, y estos arcontes, des- alguna idea de que el bien común era más impor.-
pués del año de su mandato, pasaban a ser miembros tante que cualquier ventaja de partido. Quizás en
del antiguo Consejo del Areópago ( "Colina de Mar- este aspecto, si no en otros, se parecieran a los bri-
te.. ). Estos aristocráticos arcontes constituyeron, tánicos.
desde el punto de vista histórico, la antigua monar- Por otra parte, la historia del Ática no es un cuen-
~ufa en servicio activo, y el Consejo que pasaban a to de hadas y Solón no poseyó la varita mágica. La
mtegrar llegó a ser algo similar al Senado Romano, inquietud política sobrevino nuevamente y esta vez
un cuerpo cerrado y poderoso. Solón no se metió originó en Atenas lo mismo que por ese tiempo pro-
para nada con el antiguo Consejo, pero abolió la dujo en otras ciudades griegas: el tirano.
prerrogativa del nacimiento y la sustituyó por una Pisístrato fue un tirano de tipo corriente. La téc-
condición relativa a la propiedad. De ese modo la nica y la política del tirano griego eran muy simi-
nueva clase de los comerciantes podía aspirar a los lares a las de nuestro tiempo. La guardia personal,
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1

el incendio del Reichstag, los juegos oliinpicos de mulas; condujo su carro hacia la plaza como si es-
Berlín, el desecamiento de los pantanos pontinos, el capara de enemigos exteriores ·y pidió una guardia
acondicionamiento del Foro, todas estas cosas tie- personal. Como era un ciudadano ilustre, que había
nen sus estrechos paralelos en la historia de Pisis- tomado Nisea a los megarenses, entre otras cosas,
trato y de otros tiranos griegos. Pero hay una di- los atenienses le permitieron elegir algunos ciuda-
ferencia importante. Los tiranos griegos fueron ca- danos, armados no con venablos,sino con garrot~.
si siempre hombres arist'Ocráticos y cultivados. Tan Con ellos se apoderó de la Acrópolis y del gobierno.
lejos estaban de los vulgares y feroces enemigos de No molestó, sin embargo, a los magistrados existen-
la inteligencia que hemos conocido que varios de tes ni cambió las leyes, y administró bien la ciudad.
ellos ocupan un lugar en la posterior nómina de los El suceso obligó a entrar en razón a los nobles ri-
Siete Sabios. Pisístrato era un buen ejemplo de vales, Megacles y Licurgo, quienes hicieron las pa-
tirano. ces y derrocaron a Pisístrato. Después de consumada
Heródoto ( que escribió más de un siglo después) la revuelta, comenzaron de nuevo la lucha, hasta que
describe su aparición en estos términos: ·mpócrates, Megacles ofreció a Pisístrato ( ahora en el exilio) su
un noble ateniense, que se hallaba como espectador ayuda si éste se casaba con su hija. El trato se rea-
en los juegos olímpicos, había preparado un sacri- liz6, pero lo dificil era hacer la trampa una segunda
ficio. Puso la carne en una caldera de agua; la cual vez. Heródoto refiere, con cierta aspereza, esta se-
hirvió inmediatamente, aunq11e todavía no la había gunda estratagema:
puesto al fuego: Quilón de Esparta -uno de las
Siete Sabios- interpretando el prodigio aconsejó a Ellos idearon el plan mú ridículo que. a mi puecer, pue-
de dute, en especial si se considera. en primer térmfno,
Hipócrates que no tuviese nunca un hijo; pero Hipó- que loe griegos se han dfstfngufdo siempre de loe búbuos.
crates engendró un hijo y éste fue Pisístrato. Por tan c6ndidos e inseosatos, por su astucia y su despecio por
ese entonces hubo en Ática una lucha entre los que las simples formas mentales de ~ en segundo
vivían en la costa, mandados por Megacles, y los de lugar, que esta trampa fue hecha a loe atenwose.,, que son
la ciudad, al mando de cierto Licurgo. ( Otras au- considerados loe griegos más inteligentes. Había una mujer
llamada Fie 1, de UD metro ·y ochenta aproximadamente de
toridades se refieren a bandos de la Costa y la Lla- estatura, y además muy hermosa. La vistieron con una arma-
nura. Esto puede implicar algún choque de intere- dura, la adiestraron en el papel que debía repnwsatar, la
ses entre mercaderes y terratenientes; pero es po- pusieron en UD cano y la llevaroD a la dudad.. donde .unos
sible que racionalicemos demasiado la política grie- heraldos (enviados alll antes) ~ : ¡AtenieDNI.
ga. Los griegos han librado siempre con gran celo dad la bienvenida a Pisistrato, a qwen la propia Atenea
luchas puramente locáles y personales.) Pisfstrato, honra sobre todos los hombres y ahora conduce a su propio
baluarte!" Propalaron esta especie por toda la dudad y- el
aspirante al poder supremo, constituyó un tercer pueblo, creyendo que esta mujer era la diosa, reclbl6 a Pl-
partido. Reunió a sus partidarios con el pretexto de sistralo y adoró a un ser humano.
proteger ·a los hombres de las colinas ( que consti-
tuirían la clase rural más pobre) y maquinó el si- 2 Nombre conveniente, pues PlaYfl en griego sigrufica
gtrlente ardid: Se infligió heridas a sí mismo y a sus "desanollo" o "estatura".
140 141
El relato puede ser verdadero; no olvidemos la uno de los panoramas más grandiosos· de Atenas.
seriedad con que algunos de nuestros diarios trata- Así fue c6mo Pisístrato elevó a Atenas de pequeña
ron. a los Angeles de Mons. Si se realizó ésta trampa. ciudad campesina a capital de importancia interna-
podemos estar seguros de qud Megacles y Pisfstrato cional; pero otro aspecto de su política cultural fue
se divirtieron con ella más que Heródoto. aún más significativo. ti reorganizó algunos de los
Este noble tan ingenioso tuvo que tramar otro festivales nacionales en gran escala. Uno de ellos
retomo, pues se pele6 con Megacles antes de asen- fue el festival de Dioniso, un dios de la naturaleza
tarse con firmeza en su sitial Esta vez us6 métodos {y de ningún modo s6lo el dios del vino). Al ampliar
francamente militares, ayudado por la negligencia este festival, Pisístrato concedió carácter colectivo
de sus opositores y la sumisi6n de los ciudadanos. a un nuevo arte: el drama trágico. Varias formas de
Y ya no soportó ninguna tontería de parte de sus drama fueron peculiares de Grecia, por ejemplo, las
colegas los nobles, aunque no hubo derramamiento danzas dramáticas, representaciones rituales en ho-
de sangre. Muchos huyeron; tomó los hijos de otros nor de Dioniso, las que eran miméticas, esto es, pan-
como rehenes y los confinó en una de las islas que tomimas. Dentro de estas formas, en particular el
tenía bajo Slt dominio. Hecho esto, realizó durante himno ditirámbico y la danza dedicados a Dioniso
veinte años una beneficiosa administración ( 546- empezaron a adquirir jerarquía dramática ( al menos
SZJ), Ayudó a los granjeros más pobres de varias así dice Aristóteles) cuando el director del coro se
maneras, distribuyó la tierra de las fincas confisca- separó de él para mantener un diálogo lírico con
das, construyó un acueducto para dar a Atenas el el resto de sus integrantes. En el Ática, esta expre-
agua que tanto necesitaba, y en general, contribuyó sión teatral rudimentaria había alcanzado ya perfiles
juntamente al bienestar del Ática y a la estabilidad artísticos gracias principabnente a Tespis, un drama-
de su régimen. Y también se preocupó en acrecen- turgo casi legendario del que bien poco sabemos;
tar la reputaci6n internacional de Atenas. Otros ti- Pisístrato le otorgó dignidad al incorporarla a su
ranos tenían cortes de gran esplendor; Pisfstrato · nuevo festival. El primer certamen trágico se cele-
no serla menos. Los vestigios de la escultura y de la bró en 534 y el premio fue adjudicado al citado
aHarería de este tiempo muestran que tales artes Tespis. Nada expresó mejor o ennobleció más el
florecieron con suma elegancia y ufanía. Sabemos espíritu de la nueva Atenas que este drama público,
que atrajo a su corte a los poetas jónicos Simónides del cual tendremos ocasión de hablar más tarde.
y Anacreonte, así como Hier6n, tirano de Siracusa. Este ilustrado gobernante dio también estado
atrajo más tarde a la suya al propio Sim6nides, a público tanto a la poesía épica como al nuevo dra-.
Baquflides, al grave Píndaro y hasta a Esquilo. ma trágico: los recitales de Homero fueron inclui-
También él, como todos los tiranos, realizó construc- dos en el gran Festival panatenaico, el ªFestival de
ciones. Su proyecto más gigantesco fue un templo la Atenas Unida". Hay una tradición, sin testimonios
a 7.eus Ol&npico; pero la realización de éste tuvo anteriores a Cicerón {quinientos años después de
que esperar a un gobernante más poderoso, el em- Pis(.strato), que atribuye al estadista ateniense el
perador Adriano. Sus ruinas constituyen aún hoy mérito de haber fijado el primer texto definitivo de
14.2 143

1
Hom_ero. ~sto e~ ,muy poco probable, pero al menos ta que fue expulsado por una familia noble deste-
refJeJa la unpresion que Pisístrato dejó en la historia rrada, los Alcme6nidas, con la ayuda de Esparta y
cultural griega. el apoyo general de los atenienses.
'i'~o esto era algo más que la simple compla- La tiranía, aunque todos celebraron su término,
cencia de los instintos estéticos de un tirano. Era había hecho mucho por Atenas. Como Pisístrato ha-
parte de una política que solo un hombre de au- bía mantenido las formas de la constitución demo-
téntica visión pudo haber concebido. Hasta enton- crática moderada de Solón, el pueblo ateniense en
ces, la apreciación del arte y la literatura se bahía el lapso de una generación adquirió el hábito de
reducido a un círculo muy estrecho. La clase media administrar sus propios asuntos, bajo una prudente
ateniense era, en realidad, la heredera de la remota tutela. Así aconteció que después de la caída de la
edad heroica cuando los 'juglares de dulce voz· que tiranía, la vida pública de Atenas siguió su ritmo
cantaban los poemas homéricos formaban parte del normal. Era de esperar, por cierto, una reacción
personal de los palacios y actuaban en las fiestas de aristocrática: un tal Iságoras intentó llevarla a cabo
los grandes. El propósito de Pisístrato fue poner a con la ayuda armada de .Esparta. Pero apareció otro
disposición de muchos lo que hasta entonces había grupo aristocrático mandado por el tercer estadista
sido privilegio de unos pocos a." importante de este siglo, Clístenes. €ste se puso del
.~ palabra "tirano" -no griega, sino tomada de lado del pueblo y la intentona fracasó.
Lidia- n~ tuvo en su origen ninguna de las odiosas Clístenes hizo aún mucho más. Realizó una re-
~nnotae1ones que adquirió y ha conservado poste- forma completa de la constitución. El poder de los
norment~, y los ~egos recordaban complacidos lo nobles dentro de la ciudad centralizada en forma
que deb~an a los tiranos. Sin embargo, era duro pa- nominal procedía del hecho de que para la elección
ra un gnego que no se le permitiera administrar sus de arcontes la pólil se dividía en "tribus", o grupos
propios asuntos públicos y, por supuesto, las tira- de familias, de modo que el jefe reconocido de cada
nías degeneraron. Cierta vez Dionisio de Siracusa grupo tenía asegurada la elección. Estos grupos ha-
reprochó a uno de sus hijos por su conducta insolen- bían mostrado ser demasiado fuertes para la segu-
te con un ;i!1dadano. '"Y_o nunca me he portado de· ridad de la ciudad. Clístenes encaró este peligro
~ modo. Ah, pero tú no tienes por padre a un con la creación de una extraña constitución teórica
~ano: "¡No, y si tú te comportas así, tendrás un que se ajustó con precisión a los hechos previstos.
tirano por hijo!" Pocas tiranías sobrevivieron a )a Cre6 diez "tribus" completamente nuevas -todas
tercera generación: ~ta de Pisístrato terminó en la con sus respectivos antepasados- integrada cada
segunda: Su hijo, Hiparco, fue asesinado en una pe- una por un número más o menos igual de demos
lea particular; el otro, Hippias, sospechó -no sin
i
(o ..parroquias"), pero no contiguas: éste era el
fundamento- motivos políticos. Su autoridad se punto principal. Clístenes dividió el Atica aproxima-
volvió, por consiguiente, cada vez más opresora, has- damente en tres áreas: la capital, el interior y la
costa; cada una de las nuevas "tribus" contenía "pa-
3 c. E. ROBINSON, Zito Helltu, ¡,Ag. si. rroquias.. pertenecientes a las tres divisiones; por
144 145
consiguiente, cada una era un corte transyersal de· "tribus". De modo que esta nueva creación era asi-
lá poblaci6n total. Cuando se trataba de ventilar mismo su regimiento; y como los certároe~es dra-
sus asuntos, el lugar natural de reunión era Atenas máticos fueron también realizados por tribus, el
lo cual de por sí ya contribuía a unificar la pólis. sistema encaminaba esta pasión de la rivalidad ha-
Además, como cada tribu estaba integrada por cia un fin deliberadamente creador.
granjeros y montañeses, artesanos y comerciantes de Pero esta alteración de los fundamentos políticos
:Atenas y del Pireo, y hombres que vivían en barcos, suponía también un cambio en la super~tructura.
las adhesiones locales o familiares intervenían poco Las reformas de Solón hicieron que todo ciudadano
en la elección de los arcontes: ellas solo podían ha- desempeñara su papel en el estado: a~nque el ~e
llar expresión en la Asamblea pública, donde podían las clases más pobres era muy restringido. El aris-
ser reconocidas como tales. tocrático Clístenes continuó y casi completó lo co-
La circunstancia de que un sistema tan extraño menzado por Solón. Se redujeron coJ;15iderablemen-
funcionase, requiere cierta explicación. Su aparien- te los poderes del Consejo del Areó~a~o. La ~~­
cia es infantil y los atenienses eran un pueblo ma- blea de todos los ciudadanos fue el uruco y deCISIVO
duro. Entre nosotros, ese proyecto hubiese sido de- cuerpo legislativo, y los magistrados fueron respon-
sechado de entrada por ser tan artificial, tan "elabÓ- sables ante ella o ante sus miembros que actuaban
rado". Pero los griegos no ponían objeciones a lo como cuerpos judiciales. Solo le quedaba ~ la. g~ne-
nuevo: el hecho de ser una creación deliberada y ración siguiente abolir la última de las discrmuna-
lógica de la mente humana hablaba en su favor. Ya ciones, la que se basaba en la propiedad, y dar el
hemos visto que ésta era una de las razones por la paso final y aparentemente contraproducente para
cual los griegos admiraban la constitución esparta- elegir a los arcontes por sort~ Así el sistema P?~-
na. Debemos recordar además que a los helenos, tico de Atenas fue tan democratico como lo penmtió
pese a ser individualistas, les agradaba trabajar en el talento del hombre.
grupos, ya sea porque deseaban tomar parte en lo Tales fueron, en breve bosquejo, los aconteci-
que se- hacía, ya porque los atraía la emulación. • mientos que transformaron a Atenas, en menos de
Todos estos instintos fueron satisfechos por el un siglo, de una pólis de segundo orden, desgarrada
sistema de Clístenes. Fue creado astutamente para por las rivalidades económicas y P?liticas, en una
llenar una necesidad inmediata. la integración de capital floreciente con una nueva umdad, una nueva
la póUs. Dejaba a los atenienses su "demo" para la meta y una nueva confianza. Esparta había hallado
gestión de los asuntos locales, de los cuales uno de un ideal; Atenas otro.
los más importantes era la admisión de nuevos ciu- Me he referido extensamente al siglo v1 de Ate-
dadanos, pues el niño recién nacido tenía que ser nas, porque sólo así podrá entenderse el siglo v. l!na
aceptado como legítimo por los miembros del de- cultura elevada se origina, desde el punto de V1Sta
mo. Además les brindó una .solidaridad más amplia histórico, con una clase aristocrática, porque solo
dentro de la pólis: no solamente el ciudadano vo- ella tiene el tiempo y la energía para crearla. Si con-
taba por •tribus", sino que también luchaba por tinúa durante demasiado tiempo siendo patrimonio
146 147
de los aristócratas, se vuelve primero artificial y lue-
go insignificante. También en la. historia política, la una clase nueva demasiado numerosa y demasiád"
aristocracia se vuelve un mal si persiste en durar confiada en si misma para ser contenida en los an-
más que su función social. En la esfera política, el tiguos moldes culturales. Por eso, tanto en Inglate-
predominante sentido común de Atenas, que se ele- rra como en Europa ( con excepción de los países
vó hasta el genio con Solón, Pisístrato y Clístenes, escandinavos) las sociedades democdticas del pre-
1~6 que la nobleza ateniense -en su conjunto-- sente carecen, por razones distintas, de un contacto
se mteresase sinceramente por la política democrá- real con lo mejor de su propia tradición. Atenas se
tica mientras su areté era aún vigorosa. La mayoría salvó de esto, en parte por la sabiduría política del
de los grandes estadistas atenienses de las dos ge- siglo vi. en parte por la polltica· cultural de Pisístra-
neraciones siguientes procedían de las mejores fa- to. El resultado fue que la cultura ateniense del
milias; Pericles es el ejemplo más saliente: La Fran- siglo v tuvo la solidez y la seriedad de la buena so-
cia moderna ofrece un contraste: la aristocracia. al ciedad burguesa, unidas ii la elegancia, el primor Y
durar más que su utilidad, tuvo que ser guillotinada, el desinterés de la arittocracia.
con el resultado de que los que queduon, aunque
hubieran podido contribuir con algo a la Francia
republicana, se mantuvieron desdeñosamente apar-
tados. En la esfera espiritual, el pueblo ateniense
fue llevado a la cultura aristocrática mientras ésta
era aún fresca y creadora. Compárese con Inglate-
rra: una de las razones por que el siglo XVIII resultó
tan esencialmente civilizado se debió a que nunca
tuvimos una tajante división entre la clase media
superior y la aristocracia, de modo que la cultura
de ésta fue absorbida por la primera y por eso con-
·servó su vigor. De ahí las buenas maneras y el buen
sentido de la arquitectura y las artes menores de
este período, tan contrarios a los torpes excesos, en
Europa. del barroco tardío, los cuales por sí solos
casi justifican la Revolución francesa. La sociedad
burguesa que sucedió a la aristocracia en Europa no
tuvo nada valioso que aprender del barroco. En ln-
glaterra, la incipiente clase media del siglo XIX po-
dría haber absorbido y continuado paclficamente la
cultura del XVIII, a no ser por la catástrofe de la Re-
volución industrial, que lanzó con excesiva rapide-z
148

ll
149
La segunda guerra fue iniciada por Creso. Consultó
el oráculo de Delfos, por el cual tenía el mayor res-
CAPfrm.o VII peto ( así dicen los griegos) y se le dijo que. si atra-
Ji vesaba el río Halis, la frontera entre él y Cuo, des-
truiría un poderoso ~perlo. Atravesó, en efecto, el
LA GRECIA CLASICA: EL SIGLO · QUINTO ~!: Halis y destruyó un imperio poderoso. Pero, por 1

desgracia, este imperio era el suyo. El muy tonto se


había olvidado de preguntar cuál era el imperio que 1
iba a destruir •. Esto llevó el poderlo persa hasta el 1

Egeo, allá por el año 548 a. C.


Durante el siglo VI sucedieron en Asia algunos La narración que hace Heródoto de estos hechos
acontecimientos que gravitarían íntimamente sobre es uno de los pasajes más interesantes de su libro.
los griegos. En el año 560, el reino de Lidia. en la Es singular que la primera historia d~ la Mesopo~-
parte occidental de Asia Menor, tuvo un monarca mia baya sido compuesta por un gnego. Esta his-
cuyo nombre aún nos resulta familiar, el fabuloso toria está repleta de excelentes leyendas. Tenemos
~reso. Logró someter a las ciudades griegas de Jo- el relato -demasiado extenso para contarlo aqui-
ma; pero Creso era un hombre civilizado y un tan- del nacimiento de Ciro. En resumen~ se trata del ni-
to helenófilo, de modo que ser conquistado por él ño maravilloso que va a nacer y realizará hazañas
no era una calamidad irreparable. Se sentía feliz extraordinarias. Alguien intenta impedir el nacimien-
de gobernar las ciudades por medio de tyrannoi to o matar al nifül. Falla el propósito y la profecía
griegos que le eran adictos. se cumple inexorablemente. Una forma griega de es-
Por aquel entonces un persa llegó al trono del rei- ta fábula es el mito de Edipo y es interesante com-
no de Media, situado más al este. Fue Ciro el Gran- parar el relato de Ciro narrado por Heródoto con
de. Siendo rey en el norte de la Mesopotamia, se el Edipo Rey de su amigo Sófocles, esencialmente el
a~eró de ~abilonia, gobernada a. la sazón por el mismo, si bien Sófocles lo ha dotado de una signifi-
hiJO de otra figura conocida, "Nabucodonosor el rey cación mucho mayor.
de los judíos·. Una vez conquistada Babilonia, Se nos presenta después el encuentro de Creso y
se dispuso a hacer lo mismo con Lidia. Estas dos Solón· a este relato debemos concederle espacio,
potencias ya habían estado en guerra en tiempos de pues ~oja cierta luz sobre el ~íritu griego. Solón
los predecesores de Ciro y de Creso, guerra que en uno de sus viajes fue agasaJado en,form~ mag-
había terminado con un eclipse total del sol. Se di- nífica por Creso, quien le mostró además la. mm_en-
ce que los ejércitos fueron tan impresionados por el sa riqueza de sus tesoros. ( Si el relato es histónca-
fenómeno que se negaron a seguir luchando. Este
fue el eclipse pronosticado por Tales de Mileto 1. 1
2 Puede conjeturane que la ·política del odculo era com-
plicar a Creso y a Ciro en una larga guerra. pan ventaja
1 Vme pág. .244 y sig.- ·de Grecia.
150 151
-
mente exacto, Solón por ese tiempo ya había muer: un hombre v;ve muchos días y cada día trae algo
to.) Entonces Creso dijo: -:-"Solón, conozco tu fa- distinto. Por consiguiente, no debe llamarse "feliz'"
m~ de filósofo y sé que has viajado y visto mucho. a un hombre, mientras esté vi\'O. Nunca se sabe qué
Dime una.cosa: ¿quién es el hombre más feliz a que puede suceder.
has conocido?" Preguntó esto, dice Heródoto, pen- !1
Pero la historia no termina aquí. Andando el
sando que él era "el más feliz .. de los hombres. Pe- tiempo, Creso, ante el asombro de todos, fue derro-
ro Solón contestó sin vaCI1at que ese mérito corres- tado por Ciro y tomado prisionero. Ciro lo ató y lo
pondía a Telo de Atenas, pues este hombre vivió puso sobre una pira para quemarlo vivo, sea ( dice
en una pólis bien gobernada, tuvo hijos valerosos y Heródotó) para cumplir una promesa, sea como un
~uenos, co?templó el nacimiento de nietos sanos, y al sacrificio por la victoria, o bien para ver si algún
fm, despues de una vida tan feliz como lo permite dios salvaba a un hombre tan religioso como Creso.
la naturaleza humana, murió -peleauclo gloriosamen- La pira ya estaba encendida y Creso, recordando
te por Atenas contra Eleusis; fue sepultado con todos las palabras de Solón, profirió un gemido y lo llamó
los honores y es recorc;lado con gratitud. tres veces por su nombre. Se le preguntó la razón
. ~reso preguntó entonces quién le seguía en fe- de esta conducta y Creso relató su entrevista c:on
li~1d?d, esyeran~o que sería mencionado en segundo aquél. Entonces Ciro se compadeció y es interesan-
termmo. Cleob1S y Bitón de Argos•, dijo Solón. te ver por qué esta leyenda, de indudable origen
~stos eran dos j6venes ricos que habían obtenido griego, muestra arrt:pentido al soberano persa. Ello
biunfos en los Juegos y su muerte fue memorable no fue por ningún escrúpulo de carácter moral; él
Su ~adre tenía que ser llevada al templo de Hera: no se daba cuenta de que estaba obrando en forma
a cinco millas de distancia, para un festival. Como abominablemente cruel Ciro reflexionó que era
lo~ buey~ no llegaron a tiempo del campo, ellos también un hombre y estaba a punto de quemar vi-
1
mlSill~ hraron del carro. Todos ·1os que estaban en vo a otro semejante, a un hombre que había sido
el festival aclamaron la fuerza de los jóvenes y fe- tan aventajado ·como él. En suma, siguió la máxima
licitaron a su madre. &ta, en un arrebato de fe- griega: ·eon6cete a ti mismo", la cual significa:
licidad, rogó a la diosa que concediese a sus hijos la recuerda que eres hombre, y estás sujeto a todas las
mayor bci)dición que un hombre puede tener y la condiciones y limitaciones de la condición humana.
ple~aria fue escu~hada; pbes luego del sacrifício y Por consiguiente dice Heródoto, temió una rebibu-
la fiesta, los dos Jóvenes se quedaron dormidos en 1
ción, y reflexionando que nada humano es constan-
el propio templo y nunca se despertaron. te, ordenó extinguir el fuego. Pero ya no era posi-
Creso se molestó al ser considerado menos "fe- ble. Entonces Creso invocó a Apolo que lo salvara,
liz" que cualquier ciudadano; pero Solón señaló que si sus ricas ofrendas le habían otorgado algún favor
3
"Feliz" es una palabra pretarfa, pero es la mejor que
con el dios. Inmediatamente algunas nubes se arra-
tenemos a mano. Si dispu.uéramos de la expresión "well- cimaron en el diáfano azul, cayó un torrente de llu-
, n 1 (bienhadado) como <.-9ntraria a "ill-staned" ( mal- via y el fuego se apagó. Luego de este episodio, am-
hadado) traducirla niucho mejor eJ texto griego. bos soberanos se hicieron amigos y Creso dio a Ciro
1 1

153
lo escuchaia otra vez. Cleómenes accedió a escu-
~ algunos atinados consejos sobre el modo de tratar charlo, pero sin alejar a la niña. Entonces Aristá-
a ,los li~o~. Así es como pensaba Heródoto que de- goras le prometió diez talentos si obtenía la ayuda.
b1a escnbirse la historia . espartana; luego fue aumentando la cantidad, hasta
E~ el año 499 ocurrió un acontecimiento que de- que finalmente le ofreció cincuenta. Entonces Gorgo
t~nmá6 el curso del nuevo siglo: las ciudades jó- exclamó: "Padre, despide a este extranjero o te co-
nicas se rebelaron contra el rey persa Darlo. Otra rromperá." Así fue como Cleómenes se retiro y
vez a~ece oportunamente Heródoto. Cuenta có- Jonia no recibió ayuda de Esparta.
mo Aristágoras, tirano de Mileto, acudió a Cleótne- Sin embargo, consiguió algunos barcos de Ate-
nes, el rey de Esparta, en busca de ayuda. Aristá- nas, y otros de Eretria, en Eubea. Estas fuerzas es-
goras describió detalladamente las razas de Asia '1
taban interesadas en el saqueo de Sardis, la anti-
so~etidas ª Persia, todas muy ricas, la mayoría pa- i
gua capital de Creso. Pero la rebelión fracasó y
c!ficas Y presa fácil para los espartanos. Para con- Persia vio claramente que nunca mantendría en paz
fmnar su argumento "llevó consigo, según dicen los a Jonia, si no bacía antes una manifestaci(m de su
espartanos, un.a plancha de bronce en que estaban poder en el mar Egeo. Y así en el 490 fue enviada
grabados la circunferencia de toda la tierra, todo una expedición contra las dos ciudades inSOlentes.
el mar V todos los rfos", es decir, el primer mapa de ~ ¡; Eretria fue saqueada y algunas tropas persas des-
que tengamos noticia.. En suma, comparo la pobre- embarcaron en la costa oriental de Atica, en Mara-
za de la vida en Grecia con la abundancia de Asia. tón. Los persas traían consigo al amargado hijo de
Cleómenes le prometió una respuesta para el tercer [¡ Pisístrato, Hippias, expulsado de Atenas hacia vein-
día. _Al tercer día Cle6menes le preguntó qué dis- 1 te años. Se proponía ser impuesto como tirano, bajo
tancia había desde la costa jónica hasta la ciudad del 1.1 ,
la protección persa.
Rey. Pero aquí Aristágoras, aunque había sido muy Pero los atenienses tuvieron que enfrentar solos
astu_t~ en ~ lo demás, y lo había engañado con a los persas, col). excepción de una pequeña tropa de
habilidad, dio un traspié, pues nunca debió d · 1 mil hombres, procedentes de Platea. Y los vencie-
la dad, . , ecir e
v~ . s1 qúena Hevar los espartanos a Asia, y ron, con una pérdida de 19'2 soldados. Esquilo ~vo
le d1J0 lisa y ~amente que había un viaje de tres en esta lucha, junto con su hermano. :tste fue
. º6n
meses. A lo cual Cle6menes, cortando la d escnpca muerto, pero Esquilo regresó, y podemos estar con-
que e1 milesio ~fa del viaje, lo interrumpió: tentos de que así sucediera, pues todavía no había
~uésped de Mileto. abandona Esparta antes del 1
escrito los Persaa, los Siete contra Tebas, el Prome-
anochecer, pues dices cosas desagradables para los teo y la trilogía de Orestes.
espartanos, cuando tratas de llevarlos a tres meses Era evidente que Persia intentatja otro ataque,
de viaje lejos del mar." ,, pero afortunadamente una rebelión en Egipto y la
1,
Pero el ~nico jugó entonces otra carta. Volvió muerte de Darlo mantuvieron a los persas ocupados
ª Esparta, dispuesto a la súplica, y encontró a Cleó- durante diez años. Esta década decidió el futuro de
menes en compañía de su hijita, la cual se llamaba Atenas. Sucedió que en la zona minera de Sunio se

1
..orgo. Pidió a Cleómenes que alejara a la niña y l 155
de podían ver cómo los per:;as incendiaban sus ca-
descubrió un rico filón de plata. Estas pequeñas ciu- sas y destruían los templos de la Acr61.l<>lis·
dades griegas tenían ideas muy simples y directas Y así llegamos a uno de los más importantes com-
sobre las finanzas públicas, lo mismo que sobre la bates de la historia. Quizás Heródoto se haya con-
moralidad pública y sobre muchas otras cosas. Así fundido un tanto en los detalles y haya aceptado
se propuso que el dinero debía ~ibuirse entre como un hecho lo que solo fue una recriminación de
los ciudadanos, como un dividendo. Pero Temísto- posguerra. pero es la descripción de un aconteci-
cles vio más lejos. Atenas había estado en guerra miento griego, hecha por un griego y además esen-
~ante un tiempo con la cercana isla de Egina, un cialmente verdadera para Grecia. Los griegos del
1mportante centro comercial, y se había visto traba- norte se habían sometido y ahora luchaban del lado
da por falta de barcos. Entonces Temístocles per- de Persia. Nadie enfrentaba ya a los invasores excep-
SUádió a los atenienses de que gastasen su inespera- to los del Peloponeso, unas pocas islas y Atenas. El
d~ fortuna ~n una flota. Egina era el objetivo inme- Ática estaba perdida también. Las fuerzas terrestres
diato, pero el pensaba en el peligro perm y sin duda del Peloponeso se hallaban en el istmo, ocupadas
tam~ién vislumbr~ que Atenas tenía un gran por- en fortificarlo, y muchos de sus jefes navales eran
venrr como potencta comercial y naval. pártidarios de sacar la flota aliada de Salamina.
La flota fue construida a tiempo, El segundo ata- pues temían ser bloqueados allí por los persas. Te-
~ue persa tuvo l_ugar en el 480, y éste no fue una mlstocl~ vio que el estrecho de Salamina daba a
sunple expedición punitiva. sino una invasión en l<• griegos una probabilidad de victoria. mientras
gr~ escala, por tierra. Por este tiempo ya se había ¡uc , in d istmo serían seguramente derrotados. in-
realizado una especie de unidad griega. aunque en luso si la flota se mantenía unida, lo cual era in-
el Peloponeso Argos se mantenía apartada, a causa v ,roslmil. Temfstocles persuadió urgentemente a
d~ lo~ odiados espartanos. No contaremos aquí la Euribíades, comandante en jefe espartano, de que
historia de la guerra de dos años; Heródoto lo hace reanudara la lucha. ( Asi lo refiere Heródoto.) Euri-
mucho mejor, aunque este historiador tan humano b(ades accedió y Temistocles comenzó a hablar an-
no entendió realmente la estrategia de esta guerra. tes que aquél plantease formalmente la cuestión a
Las defensas del norte cayeron una tras otra. Las la Asamblea. "Temístocles -dijo el jefe corintio-
Term6pilas fue un episodio glorioso; mas una acción los que en los juegos empiezan demasiado pronto
naval en las aguas vecinas al Cabo Artemisio alentó son derrotados." -Y los que empiezan demasiado
a los griegos, pues mostró que} sus barcos más pesa- tarde -fue réplica- no ganan ningún premio."
dos y más lentos -los dos tercios eran atenienses- tl expuso el caso, pero Adimantos, el corintio, le di-
podían luchar con cierta esperanza cor.tra la flota JO que no tenía derecho a hablar, pues ya no repre-
enemiga (principalmente fenicia y jónica) en aguas aentaba a una capital. Entonces Temístocles -cuen-
reducidas donde los otros no podían maniobrar. Pe- ta Heródoto- habló con gran severidad tanto de
ro llegó el tiempo en que los atenienses tuvieron que Adimantos como de Corinto, y dijo que los atenien-
abandonar Ática y transportar a los no combatientes • incluso entonces tenían una póll8 mayor y más
· sus pertenencias a la isla de Salamina. desde don-· 157
1 •
territorio que Corinto, pues mientras tuviesen dos- una elevada opinión de sí mismos, que se tomaba
cientos barcos bien armados podían conquistar el más viva cuando se comparaban con los "búbaros·;
territorio de cualquiera. Luego se dirigió a Euribía- este parecer se veía ahora confirmado. Siempre pen-
des y le dijo a este desventurado que si no accedía saron que sus instituciones libres eran mejores que
a quedarse y combatir en $alamina, los atenienses el despotismo oriental; los hechos probaron que },¡
zarpárian y volverúm a fundar su pólis en Italia. verdad estaba de su parte. El amo asiático exigía
Ante esto, Euribíades tuyo que consentir. obediencia apelando para ello al uso del tormento y
Lo que ahora faltaba era inducir a Jerjes a luchar el látigo; los griegos tomaban sus decisiones median-
en mares angooos. Esto era muy sencillo. . . para te el debate y la persuasión, y luego actuaban co-
Temístocles. Envió a un esclavo suyo en un bote al mo un solo hombre y vencían. No es de extrañar que
bando persa y dijo allí que venía de parte de Te- la generación siguiente colmase los frontispicios de
mfstocles, quien secretamente estaba con los per- sus templos con representaciones escultóricas de las
sas, lo cual era bastante admisible. Los griegos se antiguas batallas míticas entre los gigantes hijos de
retirarían durante la noche, por la salida occiden- la tierra y los dioses olímpicos. Los dioses griegos
tal del lado de la bahía de Salamina; asi los persas habían triunfado otra vez; la libertad y Ja razón
podrían bloquear el estrecho por el oeste y soq,ren- habían derrotado a la autocracia y al terror.
derían a los griegos en una trampa. Pero los persas Atenas tenía especiales razones para sentirse exal-
fueron por completo engañados. Un destacamento tada. Ante esta victoria los atenienses recordaron
fue enviado a bloquear la salida oeste, el rest.> se haber oído de boca de sus padres cómo Solón ha-
amontonó en la zona angosta. "Y al ponerse el sol 1,, , liberado el suelo de Atenas de la esclavitud im-
¿dónde estaban?" puesta por los ricos, y asentado así el fundamento
Fue una victoria aplastante y a Atenas le corres- 1, la democracia. Ellos mismos habían sido testi-
pondió la mayor parte de la gloria. El verano si- gos de las reformas de Pisístrato quien facilitaba
guiente fue el turno de Esparta. En Platea, el semilla de cereales a los pobres y convirtió gradual-
ejército persa fue derrotado, no debido a la habili- mente a la tranquila Atenas en pna ciudad de la
dad de los estrategos de Esparta, que era precaria, cual los demás griegos tenían alguna noticia; an-
sino a la magnHica entereza de las tropas esparta~ dando el tiempo asistieron a la terminación de la
nas ( los tebanos pelearon con bravura en el bando tiranía y vieron surgir una nueva constitución li-
perdedor) y así terminó la gran invasión. Soto fal- • beral forjada. por Clístenes. Estallaron conflictos
taba liberar a Jonia y asegurarse de que jamás vol- lfflargos y el sentimiento de partido era aún muy vi-
vería un Rey persa a enfrentarse con los griegos li- vo. dramatizado en el relato que alguien contó a
bres. Pero ¡ay! cien años después el Rey pudo im- 11 ,mxloto acerca del gran Arístides, un jefe de par-
poner una paz a su arbitrio sobre los estados griegos 1 , 1 sometido al ostracismo', que vino a Salamina,
en guerra, sin librar ninguna batalla.
Entre tanto, los efectos de la victoria fueron pro- El "ostracismo" era un recwso inventado por Cliste-
fundos en Crecía. Los griegos se habían formado como freno contra las animosidades personales de la
159
,.
durante la noche, desde su temporaria residencia en dividualidad, que apenas empezaba a despuntar, era
Egina, poco antes de la batalla;-llamó a Temístocles un incentivo para mayores hazañas. Con motivo de
en un aparte de aquel consejo de guerra y le dijo: la guerra con Persia, Atenas acababa de encontrarse
JÚ y yo hemos sido los más encarnizados en~gos: , sí misma. ¿Qué es lo que no podría hacer? Existe
ahora nuestra rivalidad es sobre cuál de nosotros , m paralelo entre la Atenas del 480 y la Inglaterra de
puede prestar a Atenas un servicio mayor. Me he 1588: hacia cualq~er dirección que mirasen sus
deslizado por entre las líneas persas para prevenir- hombres veían posibilidades incitadoras; pero el
te que estamos rodeados por la flota enemiga. Ve y ateniense veía aún más que el inglés. Desde el pun-
díselo a los demás." •¡Gracias!, respondió Temísto- to de vista político, existía la posibilidad de Uegar
clés, pero irás tú y lo dirás. A ti te creerán." El ate- a convertir su ciudad en la conductora de una alian-
niense de esta época había visto a la joveJl democra- za marítima comparable a la Liga del Peloponeso
cia sortear conflictos decisivos como éstos: el triun- ¡ dirigida por Esparta; y los hotnbres de Atenas po-
fo de su ejército en Maratón, y luego había compro- 1 dían sentirse orgullosos de que aquello que la póU,
hado cómo su capital se lanzaba al mar sin vacilar lograse no lo harían poderosos magistrados que ac-
y lo arriesgaba todo para afirmar su poder en este tuaban en su nombre, sino éllos mismos en su Asam-
nuevo escenario. Ahora observaba las ciudades y al- blea soberana. Desde el punto de- vista intelectual,
deas del Ática incendiadas, y la inmemorial Acró- todo un mundo de pensamiento y de saber se ini-
polis, sitial de Cécrope, Erect~, Teseo, de la pro- ciaba, debido en gran parte a sus propios parientes,
pia Atenea, reducida a una ruina irreparable; pero los jónicos. En el comercio y la industria, Atenas su-
la póU, babia triunfado y, SQbre todo, su soberbio peró a aquellas ciudades griegas que habían empe-
esfuerzo había salvado a la Hélade. Grecia no tenía zado mucho antes. La combinación del gusto y la
un solo conductor, sino dos: la tranquila ciudad de inteligencia ática con su posición central, sus puer-
su juventud se erguía, admirada de todos, junto a tos excelentes, y su ahora dominante poderlo marí-
la heroica ciudad de Esparta. Un triunfo como éste, timo, eran extraordinarios por cierto; y además
obtenido no por la buena suerte, sino por el buen Atenas gozaba, como Londres, de ciertas ventajas
sentido, y por la fe en el esfuerzo disciplinado y cau- imponderables derivadas de su probidad y del sen-
teloso más que por la gravitación de la propia in- tido común de sus métodos. También desde el pun-
to de vista artístico se iniciaba un mundo nuevo. La
l 1.rga lucha con el bronce y el mármol había lleva-
vida pública en Atenaa. Todos los años la Asamblea pocUa
decidir la aplicación del "ostracismo•, sin mencionar nom- ' lo la arquitectura y la escultura al umbral de su
bres. Aprobada la medida, cada ciudadano tenía derecho a , ,rlección clásica, y la tarea de los artistas atenien-
escribir en una "conchillaH (ciftrakon) el nombre de cual- que casi siempre trabajaban para la pólis, debía
quier ciudadano a quien quisiese ver honorablemente des- combinar la elegancia jónica con la fuerza doria.
tenada por diez años. SJ se reunían 6.000 votoe o mú aHareros y pintores atenienses estaban por lo-
contra cualquier prevenido éste tenia que expatriarse sfn
sufrir otro eutigo. Era el medio de alejar a los Jefes de una ' · sus mayores triunfos y el arte más ateniense de
'1ldencla peligrosa. los, el drama trágico, crecía cada año más firme y
)60 161
preponderancia de Atenas: ésta tenía una flota de
más incitante, y se advertían interesantísimas posi- .!00 barcos y muchos miembros solo contribuían con
bilidades en una hilarante farsa rústica que pronto uno. No pocas ciudades pequeñas preferían pagar
dio nacimiento a la brillante y elaborada comedia de u aporte en dinero y q_uedarse _tranquilas.
Aristófanes y sus rivales. Tal fue el espíritu de la Las operaciones contra Persia prosiguieron du-
auroral era de Pericles -si recordamos también que rante algunos años. Luego surgió el problema in-
ella se hallaba sumergida en el perenne Homero, .olnble del derecho de secesión. La importante is-
que enseñó este hábito mental-; esencialmente aris- la de Naxos se negó a continuar siendo miembro de
tocrático, en cualquier clase social, el cual anteponía In Liga. La amenaza persa había terminado, ¿por
la cualidad a la cantidad, la noble lucha al simple ¡ué continuar aportan?º contribuciones ~ un o~ga-
logro y el honor a la opulencia. 111Smo c¡ue solo encubna la preponderancia ate_men-
Debo referirme a la historia política de un modo 1 > A esto replicó Atenas, con toda razón, que s1 des-
muy sumario. La Alianza griega había cumplido su 11.parecía la Liga no tardaría en resurgir la amenaza
misión inmediata expulsando a los persas de Euro- persa. Consideró esta secesión como un levanta-
pa, pero aún faltaba liberar a Jonia y derribar el miento; lo sofocó e impuso a Naxos un tributo en di-
poderío marítimo persa. En «:5te punto, ~~ no nero. Otros "rebeldes" recibieron igual trato. Luego
mostraba mucho interés debido a su condición de algunos estados egeos, que se habían mantenido
potencia terrestre, con una economía agrícola; se aparte, fueron obligados a plegarse a la Confedera-
1"Dtía satisfecha de que ningún estado griego o com- ión. Y parecía justificarse esta conducta, pues ~por
binación de estados fuesen lo bastante fuertes para qué un estado egeo iba a disfrutar de la segundad
amenazarla en el Peloponeso o para despertar el <¡ue otros garantizaban, sin contribuir a ella?
eterno fantasnia de una rebelión de los ilotas. Ade- Se tomaron otras dos decisiones, ambas razona-
más, la liberación de Jonia y la defensa del Egeo era bles, aunque tendientes a transformar la Liga en
empresa marítima, por consiguiente propia de Ate- un Imperio. El cuartel general de la Liga fue tras-
nas. Y Atenas se hallaba dispuesta a esta tarea, la 1dado de Delos a Atenas, es decir, desde una isla
cual ( no lo había olvidado) le correspondía a ella, 1 l)(J_ueña, adonde la gente concunia principalmente
por ser la cuna de la raza jónica. . , on fines religiosos, a la capital adonde la gente se
Así pues, Atenas organizó una confederación na- ntía muy feliz de ir con cualquier motivo. Este
val, cuyos cuarteles generales estaban en la sagra- 1, ho sospechoso podría calificarse como "conv':-
da y central isla de Delos. Todos sus integrantes 1,,, ncia administrativa"' y también alegarse que el
-prácticamente todas las ciu~ades ~~ítimas del •ro de la Liga estaba más seguro en Atenas, ra-
Egeo-- contribuyeron con un numero f1J0 de barcos ,, muy atendibles, pues esta ciudad acababa ~e
y de hombres, o, si lo preferían, su equivalente en l I dos flotas en una av:entµra en Egipto; pero
dinero. Las contribuciones fueron fijadas por Aris- J 'odo este cambio surgía la certidumbre de que
tides de Atenas, "Arístides el Justo"; y su justicia 1 llll8da Liga era en realidad un Imperio. Además,
1,

se demuestra en que ninguna contribución suya 1 f. putas comerciales entre los miembros se ven-
fue discutida. El hecho principal resultó la enorme
163
tilaban ante los tribunales atenienses. Esto significa- • n lugar ~~ barcos y tripulantes, buena parte que-
ba reahnente una gran simplificación en el proce- l 1ba, leg1timamente, en manos de los atenienses co-
dimiento. En ausencia de un sistema de derecho in- mo retribución de servicios.
ternacional, los procesos legales entre los miembros Otros hechos, quizás más discutibles, gravitaron
de ciudades diferentes solo se sustanciaban si los ¡>ara ahondar este creciente malestar entre los alía-
dos litigantes tenían un tratado que contemplase tal los y ellos hallaron expresión concreta en el plan de
situación; en caso contrario, la represalia directa 1 !edificación de Pericles. ·
-una especie de piratería oficial- resultaba el úni- Los .fondos de la Liga aumentaban y los templos
co medio de asegurarse de que las quejas serian es- lestru1dos por los persas no habían sido levantados,.
cuchadas. Los tribunales atenienses eran bastante l na parte de la política de Pericles --continuación
honestos y desinteresados. Se ponía gran cuidado pa- la de P.isístrato- era hacer de Atenas el centro
ra garantizar qt!e un ateniense no tuviese ventaja lrtístico, además del intelectual y político de toda
alguna en cualquier litigio con un miembro de una ' :recia. Atenas tenía, asimismo, un probl~ de des-
ciudad aliada. No obstant~ todo esto creaba des- 1CUpaci6n. El Parten6n, el magnífico pórtico de la
confianza. ~polis, las galerías de pinturas que la flanquea-
La general eficiencia y honestidad con que Atenas ban, estos y otros edificios eran el resultado de tales
dirigió la Liga se ponen de manifiesto en el hecho ' '· esidades y deseos. Hubo protestas, incluso inter-
de que las ciudades continuaron incorporándose a 1 ' u, pero Pericles replicó que los aliados pagaban a

elht. por su propia voluntad, y en que cuando sobre- \tenas para su protección, y no pagaban una suma
vino la guerra con Esparta los miembros permane- or~itante; que estaban protegidos, dada la efi-
cieron sorprendentemente leales a At~. aun cuan- .tJDcia de la flota ateniense, y que había una amplia
do se los llamase súbditos de una ciudad imperial. ' 1erva de dina-o. Atenas estaba pues autorizada
Mas no se podía evitar que la mentalidad atenien- J 1 1 gastar el excedente en esos edificios y oma-
se creciese en dimensión imperial, sobre todo cuan- u ntos que honra.clan a ella y a toda Grecia. Pudo
do el ciudadano observaba que los miembros de la 1 mJ, ,,, n haber argumentado -y tal vez Jo bim--

Liga debían acudir a Atenas siempre que iniciaban t • >lo Atenas había expuesto su ciudad a la des-
un pleito; cuando pensaba que el tesoro de la Con- ~u 'ton ~ara prose~ la }~cha por la libertad grie-
federación se hallaba depositado en su Acrópolis o \ posiblemente diJO entonces lo que repitió más
que la política de aquel organismo debía ser, poi t u I en el Discurso fúnebre: "Abrimos de par en
lógica. consecuencia, grata a la gran ciudad, y que ' a todos las puertas de nuestra pólis'".
su fuerza militar estaba constituida, casi en su to- Pero ¿por qué Atenas no llegó a ser la capital de
talidad, por barcos y hombres del Ática. Este pano- 1n ostad~ egeo unificado? Roma otorgó su ciudada-
rama resultaba halagador para el orgullo local y 11 1 uces1vamente a las otras ciudades latinas a to-
también provechoso, pues los jurados que actuaban 1 11 llia, a todo el Imperio. Si Roma pudo iu;cerlo
en los juicios recibían paga y así, de la contribución 1 1 ·¡ué no también Atenas? '
en dinero que los aliados entregaban cada vez más 11 hlar de incapacidad política o de falta de visión
164 165
frente a Jo porvenir no basta para explicar esta apa,.
rente ceguera. Existe una razón profunda que la ida le parecía inferior a la de un verdadero hombre.
justifica y que a menudo tratamos de eludir: cad• Para la mentalidad moderna esta teoría es extraña.
acto del hombre produce sus consecuencias a v ~ m duda a muchos rusos que conocen algo sobre
irreparables; y hay muchas cosas, deseables en sí aos~tros les r~sulta inexplicable que prefiramos las
mismas, por las cuales debemos pagar un precio J1~ nociones de libertad personal a los triunfos reales
masiado alto. Si así no fuera, la existencia human > futuros de su sistema. Pero frente a los griegos se
no sería tságica. Nosotros tenemos alguna elCPE'1 pres~taba la siguiente disyuntiva: o aceptaban
riencia de esto. Ciertos políticos sueñan con una ~na VIda de_ ~ndición muy inferior que exigía prác-
economía nacional muy bien planeada y de gran ticamente ddmr la pólil y enajenarla o bien corrían
eficiencia, programa por cierto excelente. Pero el ,1 riesgo de perecer. Si reflexionamos -según el
resultado es el trabajo dirigido y el inglés, con su sp~~ de Ciro ante la hoguera de Creso- que
extraño apego a la libertad individual, no acep~ 1amb1en nosotros formamos una sociedad política
pagar ese precio. que se aferra deseperadamente a cierta concepción
En el capítulo anterior se intentó mostrar que los! de la vida, nuestro juicio sobre los griegos tal · vez
griegos tenían un amor similar a la pólis indepen- fo~e un poco menos complaciente. La política
diente. Para el modo de pensar griego, la pólis seña- de Pencles -es decir, la que prevaleció en la Asam-
laba la diferencia entre él y el '!>áz'baro; la pólis lo ble~ ateniense- trataba de obtener la mayor ventaja
capacitaba para vivir la vida plena, inteligente y posible de ambos mundos a fin de disfrutar al máxi-
responsable que ansiaba alcanzar. Atenas no podía mo, a 1~ vez, de la pólis y del Imperio. Tal vez po-
extender su ciudadanía a los aliados sin cercenar d~os Juzgarlo CQO mejor espíritu cuando nosotros
las actividades políticas y las responsabilidades de '?JSmos hayamos logrado reconciliar el amor a la
cada ciudadano ateniense. El gobierno en este caso libertad con la supervivencia.
debía haber sido delegado en representantes y en- Durante el medio siglo que corrió entre la guerra
tonces el ateniense hubiera comprobado que la ~ 1
Persia y la del Peloponeso, la política de Atenas
ya no le pertenecía. La vida hubiera perdido Je dirigida primero por el aristocrático Cimón ( hijo
sabor. Los romanos -severamente presionados, di~ ~ ~ilcíades, el, ~encedor de Maratón) y luego por
cho sea de pascr- pudieron incluir en su civitas a lOS' endes. La polttica de Cimón consistió en rechazar
latinos porque ésta era solamente una máquina de los persas y mantenerse en buenos términos con
gobierno: mientras los protegiera, no les importa 'Sparta. Lo primero era más fácil que lo segundo.
mucho quién la manejaba. El ateniense no pensa 1rápido resurgimiento de Atenas, más aun, la trans-
así, ni tampoco los aliados de Atenas, pues es tan •1'1Ilaci6n _de la Liga en un Imperio, apenas disimu-
seguro como pueden serlo estas cosas, que si Atena, 1 suscitaron temor y resentimiento: hasta tal
les hubiese ofrecido la ciudadanía común, ellos no nto qu~ la política de Cimón ya no podía conti-
la habrían aceptado, puesto que si un griego no . Pencles, cuyo predominio en la Asamblea" fue
estaba a un día de camino de su centro político, su indiscutido desde el 461 hasta su muerte en
lcept6 la hostilidad espartana como algo inevi-
166
167
por realizar sus planes y ponerlos por obra. Vosotros
table; llegó a un acuerdo con Persia y se propUS(I istáis ':°ntentos con lo que t ~ y os resistís hasta a lo
hacer de Atenas una ciudad excepcional en Grec~ n~sano. Ellos son osados, intrépidos, ardientes; vosotros
La energía desplegada por los atenienses duran ~. cautelosos y no confiáis en vuestro poder ni en vuestro
estos años es casi increíble; ellos aspiraban. y dur fuic10. Ellos. aman las av~turas lejanas. vosotros las odiáis;
,nos ~~ ganan, y adquieren con su ausenci,a; y
te un tiempo lo tuvieron, a un imperio que abar vosotros, s1 sal1s fuera de vuestra tierra. os pareoe que lo
o controlara no sólo todo el Egeo, sino también que dejáis en ella queda perdido. Cuando han vencido pa-
golfo de Corinto y Beocia: y hubo quienes soñar an adelante y prosiguen la victoria, y cuando son vencidos
y siguieron soñando, con. conquistar la distante Si-t no desmayan m pierden el ánimo. Entregan sus cuerpos a
Atenas como si fueran propiedad pública, y utilizan sus
cilla. Nuestras referencias sobre. los debates, los mentes en pro de Atenas del modo más individual posible.
teatros, los tribunales de justicia y las procesion ~ fo~ un plan: si fracasa. creen que han perdido algo;
no deben hacemos perder de vista el hecho prim tiene mto, este ésito. no es nada en comparaci6n con lo
dial de que el ateniense del siglo v era ante to que van a hacer después. Les es imposfüle disfrutar de la
un hombre de acción. En 456, los atenienses debí paz Y estarse tranqufl.-.. o permitírselo a otros cualesqufera,15
ron hacer frente a un cúmulo de responsabilidad
Ahora oigamos al propio Pericles, dos años des-
domésticas, pero esto no los disuadió de en ·
pués, en su Discurso fúnebre. Primero alaba la libe-
doscientos barcos para ayudar a Egipto en un
rebelión contra Persia, y cuando éstos fueron des r~lidad ~e ~tenas: la ley es imparcial; las distin-
Ctones publicas se otorgan al mérito, no al partido
truidos, enviaron otra fuerza similar que corrió Ja
o a la el~. E:n lo social, reina la tolerancia, y en los
misma suerte. Un monumento bélico de la ép
,¡~untos. publicas hay autodominio y ausencia de
registra los nombres de los de la tribu Erectei:
VJolenci_a. Atenas es además rica en las cosas espiri-
"que murieron en guerra en Chipre, Egipto, Fenic·
uales. mtelectuales y materiales propias de la civi-
Halies ( en el Peloponeso ), Egina y Megara". De ir
lización.
atenienses no puede decirse que explotaron un ic
Hasta aquí Pericles compara a Atenas con Grecia
perlo obtenido con el esfuerzo y el sacrificio de l
m general; a continuación se dirige en particular
otros. La guerra que toda Grecia juzgaba inevi
Esparta:
ble estalló en el año 431. Diremos algo sobre ella e
el capítulo siguiente: éste se rerrará con un brc · Nosobos permitimos a cualquiera la entrada en nuestra
examen de las instituciones democráticas vigen tuda~ y no echamos a los extranjeros porque puedan ver
cuando Atenas la dirigió, precedido de dos esbo "IJDllSiado. pues en la guerra confiamos más en nuestro va-
l , y. osadía que en las estratagemas y aprestos. Nuestros
del carácter ateniense, tomados de la historia Jlellllgos se preparan para la guerra desde la mocedad con
esa guerra escrita por Tucídides. El primero lo re , dos adiestramientos. Nosotras vivimos holgadamente,
lizó una delegación corintia que vino a Esparta par -ro no tenemos menos entereza para enfrentar el peligro.
incitarla a declarar la guerra: espartuios nunca se han atrevido a atacamos sin contar
la ayuda de sus aliados. Y asf. con un valor que procede
Vosotros tenéis idea ( dicen los corintios) de qué clase
gente son estos atenienses, tan totalmente distintos a Paráfrasis de Tuddides. I. 70.
otros. Se pasan siempre pensando cosas nuevas y tienen p
169
168
de la disposici6n natural más que de las leyes. JJOS?bos te- nostración exacta, pero cuando hemos contemplado
nemos dos ventajas, pues evitamos el esfuerzo p ~ Y
somos tan buenos como ellos cuando llega la ocasión. Ama- cualquier aspecto de la actividad de la Atenas de
mos las artes, sin osteutacioneS supedluas, y las cosas del Pericles, podemos volver a este discurso, a su noble
peosamieoto, sin volvemos por ello blandos. ilogio de la póU.s, y sentimos la convicción de que
los atenienses de este periodo deben haber sido así
Después de esta oposición directa con respect n lo primordial. Evoquemos, para probar este aser-
a Esparta, Pericles habla nuevamente en gener to, la asombrosa belleza del Partenón -de tamaño
En Atenas, la riqueza brinda una opo~dad ~anl tan modesto, solo 67 metros de largo- que produce
la acción, no un motivo para la vamdad, y as1 es una impresión tan abrumadora. En las fotografías
desventurado el ocioso, no el pobre. Un hombre tie- es un templo griego entre otros, pero en la realidad,
ne tiempo para sus asuntos privados y para los el edificio que con mayor fuerza estremece el ánimo.
asuntos de la ciudad, y los hombres de negoci Tomemos la mitad.a a las tragedias de Sófocles, com-
0
están capacitados para juzgar en mate~a po~ti~ puestas para el pueblo ateniense y premiadas por la
Al hombre que no -participa en los negoetos pubh~ ciudad. Yo mismo -pemútaseme una referencia per-
algunos lo llaman indiferente; nosotros los ª!ernen.. .onal- he dado prolijas clases sobre ellas durante
ses lo llamamos inútil. No consideramos el discu treinta años, y las he encontrado ahora más lomnas,
como un impedimento para la acción, sino como ~lf más excitantes, más llenas de ideas que nunca. Nada
preliminar necesario. Otros pueblos son temet"an en ellas es superficial, ni hecho por ostentación.
por ignorancia, tímidos por cálculo; nosotros cal~ ( a pesar de la soberbia técnica utilizada), ni secun-
lamos y seguimos siendo au~a~. Somos tambié. dario. Contemplemos, quizás más elocuentes que
generosos, no por conveniencta, .smo por _convenC1J otros monumentos, las simples piedras sepulcrales,
miento. En realidad, nuestra pólis es un sistema d talladas por escultores anónimos, tan conmovedoras
educación para toda Grecia. en la es:presión de su sentimiento y en su serena
Este discurso de Pericles ofrece sin duda un cua dignidad. Veamos, por fin. los objetos comunes,
dro idealizado de Atenas, pero en lo que respect de uso doméstico, los cuales poseen las mismas
a su sentido general es una descripción sustanci ualidades. En ninguna parte como en la Atenas
mente verdadera, y de todos modos los ideales de • Pericles, uno está tan seguro de que no enconf!a·
un pueblo constituyen una parte importante d a cosas vulgares, grotescas, caducas o superficiales.
lo que ese pueblo es. La verdad ~cial que trans-t 1" más característico es la comedia: tiene tremen-
mite esta pieza oratoria no es susceptible de una d as obscenidades que hoy. no podrían imprimirse,
, ro nada que provoque la risa grosera. La raxhn
6 Esto encierra, evidentemente, una crítica a otras úu- 'lide en que aquel pueblo de tan fina condición
dades mercantiles e industriales. tales como C.Orinto, Jo fa en un ambiente que lo acostumbraba a los
implica que estas ciudades no eran gobernadas por homb
de negocm. El COl'll6t'OOlioe Central OffieB puede sen · ndes esfuerms espirituales, mentales y físicos.
feliz de poseer la referencia exaeta de este pasaje: Tucí 'olvamos a la pólú. En todas partes ella ello ple-
des, n, 40. ,d y significación a la vida, pero muy principal-
170 171
mente .en Atenas, donde la democracia política fotll mos; en el siguie~te las veremos actuar a impulsos
llevada a sus extremos lógicos. Hay quienes niegma de una guerra desesperada
que Atenas fuese una democracia, ya que las mu· . La Asamblea era soberana, y se hacía todo lo po-
res, los residentes extranjeros y los esclavos no ten' sible para mantener esta preeminencia en la reali-
voz en la conducción de los asuntos públicos. S dad tanto como en la teoría. No existía en Atenas
definimos la democracia como la participación en el riesgo de que este organismo asumiera el poder
el gobierno de toda la población adulta de un paíir. absoluto, otra ventaja de su pequeña escala. La
enronces 1uenas no era una democracia. Ni tampo Asamblea estaba constituida por todos los atenien-
lo es ningún estado moderno, pues debido a su ses adultos varones, aceptados como legítimos por
extensión todo estado moderno debe delegar e su demo y que no hubiesen ,;ic!o privados de sus de-
gobierno en administradores representativos y pro- r~~ por al~ ~a~e delito. No quedaba ningún
fesionales, lo cual es .una forma de oligarquía. vestigw. de. la discrumnación por propiedades, salvo
Si la definimos como la participación en el g en el eJército. Esto es significativo. Hasta tal pun-
biemo de todos los ciudadanos, entonces Atenas er to era la póUa una comunidad de ciudadanos tan
una democracia -y debemos recordar que el requ · red~cido el "estado" como entidad abstracta,' que
sito griego normal para la ciudadanía era que aquellos tenían. que proveerse de su propio equipo.
lo menos el padre, si no ambos progenitores, tení En consecuencia, el que era bastante rico para pro-
que haber sido ciudadanos- pues el "estado'" grieg ~arse un caballo serv~a en la caballería, en su pro-
era ( en teoría y en sentimiento) un grupo de pa: pio caballo, aunque nuentras duraba su servicio la
rientes y no simplemente una población que ocup pólis pagaba por su mantenimiento. Los más o me-
ha cierta superficie. nos a~modados formaban en la infantería pesada
Pero para nuestro propósito la definición exact ( hop1itas), aportando su propia armadura; y el po-
de democracia carece de importancia 1: solo no bre, que no podía contribuir con nada, fuera de él
interesa ver c6mo las instituciones políticas d mismo, servía como auxiliar o remaba en la escua-
Atenas gravitaban sobre la. vida y el pensamient dra. Los residentes extranjeros servían junto a los
de los atenienses. En este capitulo las presentar ciudadanos, pero los esclavos nunca fueron admiti-
dos en el ejército o en la marina, salvo una vez en
7 Como el significado de la palabia "democracia'" · momentos de gran peligro en que se les invitó a alis-
cierto interés JocaJ. puede agregarse aquí una nota sob tarse con la promesa ( luego ~plida) de la liber-
el uso griego. En el habla corriente, demobatfa ( lite tad y el pleno ejercicio de los derechos civiles ( no
mente: dominio del pueblo) significaba la democracia polí~).
tica am'ba mencionada. pero los teorizadores ~ t:-
pecialrnente Platón y Arist6teles. la utilizaban en el seo · Esta Asamblea, una reunión en masa de todos los
de ·gobierno de 1os pobres•, y en consecuencia la con
han por ser una forma inversa de la oligarquía o w· ranl•
gobiernos inspirados por intereses egoístas. PolUéia era
varones nativos residentes en Ática, era el único
cuerpo legislativo, y tenía, de varias maneras, ei
nombre que se daba al gobierno constituido por el co
control co~pleto de la administración y de la judi-
geneial, sin referencia a ninguna dase. catura. Pnmero, la administración. E! antiguo Areó-
172 173
que, como Grecia era un país esencialmente dra-
pago, compuesto de ex arcontes: !~ no hacía nada mático, Sócrates ocupó este puesto un día hacia el
salvo intervenir en casos de hom1c1d10. Los arcontes, fin de la guerra, cuando la Asamblea estaba enloque-
otrora tan poderosos. eran ahora elegidos por vota- cida -a veées· ·pasaba esto, pero no a menudo- y
ción anual de la Asamblea. Cualquier ciudadano, en exigía ilegalmente que se acusara a la Junta de Ge-
un momento dado, podía encontrarse entre los nue- nerales por no haber rescatado a los sobrevivientes
ve arcontes; esto significaba, naturalmente, que el de la exitosa bata11a naval de Arginusa. Sócrates de-
arcontado, aunque tenía responsabilidad adminis- safió a la multitud y se negó a someter a votación
trativa, no poseía poder real. El poder residía en la una propuesta tan irregular). Para una fiscalizáci6n
Asamblea. &ta se reunía una vez por mes, a no ser más estricta sobre la administración todos los ma-
que fuese convocada especialm~te para tr~tar algo gistrados salientes debían someter a la Asamblea
iinportante. Todo ciudadano podía hablar, s1 lograba un informe de sus actos oficiales y su responsabilidad
que la Asamblea lo escuchase, y t~nía der~o, ade- solo cesaba cuando pasaban esta "prueba·. Si no
m'5, a presentar proyectos, con Cie~ estrictas sal- cumplían este requisito, no podían salir de Atenas
vaguardas constitucionales. Pero un cuerpo tan am- ni vender ninguna propiedad.
plio necesitaba una comisión para preparar su ta- Un cargo importante, como el de comandante de
r y para tratar los asuntos urgentes. E~ comisión las fuerzas de mar o de tierra, no podía quedar li-
constituía el Consejo (Boulé) de los qwµientos, cu- brado al capricho de la votación. Los diez strateg6'
, os miembros no se designaban directamente, sino ("generales'" o •almirantes") se elegían anualmen-
por un procedimiento secreto de v~tación, y en la te. La reelección estaba permitida y hasta se acepta-
cantidad de cincuenta por cada tribu. Como este ba como procedimiento normal, pero sucedía no po-
Consejo era elegido al azar y estaba compuesto to- cas veces que un ateniense era general en una
dos los años por gentes diferentes no podía desarro- campaña y soldado raso en la siguiente. Este hecho
llarse un sentimiento de cuerpo. tste era el propó- ilustra el caso extremo de la concepción fundamen-
sito: nada debía hacer sombra a la Asamblea. La tal de la democracia: •gobernar y Ser gobernado•;
mayoría de las juntas a~trativas ( dep~amen- resultaba como si el miembro de la comisión de un
tos de gobierno) estaban mtegradas por IDtembros sindicato, CWJ1plido su término, volviese en forma
de la Boulé. Pero como quinientos hombres no po- automática a su trabajo. Estos estrategos, por ser los
dían estar en sesión permanente y eran muchos para únicos magistrados exclusivamente elegidos en vir-
constituir una comisión ejecutiv,- eficaz, había otro tud de su competencia técnica, y puesto que des-
consejo interno, el pritáneo, compuesto, a su vez, de empeñaban funciones de gran significación, ejercían,
los cincuenta hombres procedentes de cada una de según es lógico suponer, notoria influencia sobre la
las diez tribus, el cual permanecía en sesión una dé- vida pública. Merced a su designación para uno de
cima parte del año. Uno de éstos. era ~legido por estos empleos y a su ascendencia personal en la
·otación para presidir cada día. S1 babia una. reu- Asamblea, Pericles gobernó a los atenienses durante
•• ón de la Asamblea, él presidía; durante veinticua- largo ·tiempo.
tr 1oras era la Cabeza titular del Estado. ( Sucedió
175
La Asamblea fiscalizaba no solo la legislación y ttegoría; en realidad, _el experto era por lo general
la administración, sino también la justicia; pues así esclavo público. Todo ciudadano llegaba a ser
como no había gobernantes profesionales, tampoco su. tumo, soldado ( o marino), legislador, juez, ad-
había jueces o defensores profesionales. Era man- ninIStrador, si no como arconte, seguramente como
tenido el principio cJ.e que el hombre vejado apela- miembro de la Bou'lé. Este extraordinario empleo
ba directamente a sus conciudadanos en procura de 1 se hacía de los aficionados puede sorprender al .
j~cia, en los tribunales locales para los asuntos sin ictor como ridículo; fue severamente criticado por
mayor importancia. en los tribunales atenienses, ci- ,,ócrates y Platón, no tanto porque fuese ineficaz,
viles o criminales, para los de mayor envergadura. lno porque entregaba la principal función del ·arte
El jurado era en realidad una sección de la Asam- la política·, es decir, el hacer mejor~ a los hom-
blea; su número variaba entre 101 y 1001, según 1 es, a .ignorantes. Pero no nos apartemos.
importancia del caso. No había juez; solo un , D,ebaJO de esta aversión general al profesional
presidente puramente de fórmula, algo parecido a ,bia una teoría más o menos consciente de la pólis:
nuestro presidente del jurado. No babia defensores: ~. ~ue este deber de tomar parte, en la época
1 partes dirigían sus propias causas, si bien el de- 1 \s mdicada de la existencia, en todos los asun-

mandante o el acusado podían recurrir a un ·escri- públicos era lo que el individuo se debía a sí
tor de discursos'" para que les hiciera el suyo, pero
1
ismo y a la pólis. Esto formaba parte de la vida
luego ellos mismos debían aprenderlo y pronunciar- ¡ I ~na.que solo la p6_lis podía brindar. El salvaje, el
lo Este jurado popular era juez legal y de hecho, y 1ue VI~ so~o. ~ara si, no podía tenerla, y tampoco el
no había apelación. Si la ofensa era tal que la ley no l,árbaro civilizado que vivía en un vasto imperio
establecía una penalidad precisa, como un jurado mbemado ~r un rey y sus servidores personales.
tan amplio no podía formular la sentencia, el acusa- lra el ateruense el autogobierno mediante la dis-
dor proponía una pena, el acusado ofrecía una al- lllión, la autodisciplina, la responsabilidad perso-
ternativa, y el jurado debía elegir entre las dos. Es- 1 ,1, la participación directa en la vida de la pólis

to explica el procedimiento de la Apología de Platón: todos sus aspectos eran cosas que constituían una
Cuando S6crates ha sido condenado, la acusación igencia vital.
exige la pena de muerte, pero Sócrates sugiere al Y todo. eso era incompatible con un gobierno re-
principio, como alternativa, la posibilidad de aco- ' 1!Sentativo ?ue administrase una superficie dila-
gerse a la munificiencia de la Ciudad y luego pro- .1 · He aqu1 la razón por la cual Atenas no podía
. pone, formalmente, no el· destierro, el cual hubiese -cer como 1? hizo Roma, ~ediante la incorporación
sido aceptado con gusto por el jurado, sino una , otras p6leis. Para el atemense, la responsabilidad
multa casi irrisoria. , adoptar sus propias decisiones, de llevarlas a
Este examen, por breve que sea, pone de mani- lho Y aceptar sus consecuencias constituía una ne-
fiesto un punto esencial, que los asuntos públicos en ,iidad en la vida del hombre libre. Por esta causa
Atenas estaban manejados, hasta donde era posible, Uie popular de Atenas fue la tragedia de Esquilo
¡ or aficionados. Al profesional se le daba la menor -1, Sófocles y la comedia de Aristófanes, en tanto

16 177
que el nuestro es el cine. El ateniense estaba habi- -cuente? Creo <1ue a esta pregunta debemos res-
tuado a ocuparse de cosas trascendentales;. un arte 1 onder en forma negativa, si elegimos para compa-
que no se refmese .. a temas d e
un· portaneta le ba- . arlo no un modelo ideal, sino el gobierno que se
bría parecido pueril. ., . itila norma1mente entre los hombres. El régimen
Esta explicación sobre la constituCIOD ateruen~ lemostró sea- estable; se recobró con facilidad de
por fuerza harto breve, sugerirá al lector dos refl~ ,los revoluciones oligárquicas, provocadas por el
xiones por lo menos: que todo esto parece muy ~r Jesgaste de una guerra desventurada. ·Obtuvo y
pio de aficionados y que el ateniense de.bfa d~1 rigió un imperio, recaudó impuestos, administró su
mucho tiempo a la cosa pública, si es que el s1~temall conomfa. sus finanzas y su circulante con admira-
había de dar resultado. . ble firmeza; y al parecer conservó un sistema de
Empecemos por el primer punto. Era un gob1~ usticia pública no alcanzado por algunos gobiernos
jercido por aficionados en el sentido estricto de la de nuestro tiempo. Perdió una guerra importante,
;alabra, es decir, por personas a quienes gus:;,1{8 el 110 por falta de ánimo o de vjgor, sino debido a
gobierno y la administración. Presentar e1 pr ~a graves errores de criterio y a esto se halla expuesto
( pt1 . l, result• engañoso, pues las palabras g04 ualquier gobierno. Juzgado, pues, por todas estas
bi •no • "administración" se escriben entre nosotros: Jautas corrientes de idoneidad, debe declararse que
'On I ai•ti. i 1 ; son cosas en sí, actividades a las al experimento de democracia lógica no ha fra-
<¡ u algunas personas descarriadas consagran sus casado.
vidas. Para los griegos, formaban solo dos aspectos El ateniense habría aceptado todas estas pruebas
de esa cosa polifacética: la vida de la pólis. Ocupar- de eficacia como legítimas, pero habría agregado
se de los asuntos de la póUs no era solo un deber del otra más: ¿aseguraba una vida razonablemente bue-
hombre para con ella, sino un deber del hombre na al ciudadano común? Es decir, además de hacer
para consigo mismo, poseía también un int~. ab- lo que hoy también pretendemos de nuestro gobier-
sorbente. Representaba una parte de la propia vida· no, ¿estimulaba su intelecto y satisfacía su espíritu?
tsta es la razón porque el ateniense jamás empleó No puede vacilatse en contestar a esta pregunta.
el administrador o el juez profesional: si le fue ¡>CH Algunos filósofos como Sócrates y Platón emplean
sible evitarlo. La póUs era una espeae. d~ sup«:rfa.. un criterio más exigente: ¿educaba esta forma de
milla, y la vida de familia ~plica participar ~~ gobierno a los hombres para la virtud? Platón dice
tamente en sus asuntos y en sus consejos. Está ~cti11 en el Gorgias, que Temístocles, Cimón y Pericles
tud hacia la pólis explica. además, por qué.el gneg "llenaron la ciudad con fortificaciones y otras cosas
nunca ...1nveoto'· el gobierno representattvo. ¿Por inútiles por el estilo", pero fracasaron lastimosamen-
qué iba a "inventar" algo que la mayor parte de l~ te en el primer deber de un ~adista: hacer a los
helenos pugnaban por abolir: el ser gobernado ~ ciudadanos más virtuosos. Son muy pocos, sin em-
algún otro? bargo, los gobiernos que han aspirado a esta clase
¿Pero era este sistema propio de afi~ionad~ tamj de objetivos.
bién en otro sentido? ¿Resultaba ineficaz o mconf Si consideramos esa eficiencia en forma más am-
)7 179
plia, deben tenerse en cuenta dos puntos: Uno es ,Esto nos lle~a a la segunda consideración. ¿De
la pequeñez del estado. La Asamblea, esa reuni donde sacaba tiempo el ateniense común para todo
del distrito ateniense, lo mismo que un vigoroso co111 esto? El ateniense no era un superhombre y el día
cejo municipal actual, consideraba asuntos que mu1 tenía entonces ve~ti~atro horas lo mismo que hoy.
chos miembros conocían en forma directa y p &ta es una cuestión rmportante. Los griegos, como
sonal. Además, la complejidad de los problemas er todos los pueblos civilizados de la antigüedad y
mucho menor que hoy, y no me refiero a la comt muchos otros después, eran dueños de esclavos. De
plejidad intelectual o moral, la cual es siempre la esto han inferido algunos que no han leído a Aris-
misma, sino a la ~lejidad de organización. Si se tófanes, aunque hayan leído La cabaña del tío Tom,
declaraba la guerra, no se trataba de ..movilizar to,. que la cultura de Ática era la obra de una clase
dos los recursos nacionales", por medio de comisi ociosa, sostenida por esclavos. Esta creencia puede
nes incontables y un enorme gasto de papel; se es-, sernos consoladora, pues nosotros tenemos mucho
peraba simplemente que cada hombre fuera a su más poder económico y mucho menos civilización,
casa a buscar su escudo, su lanza y su ración, y se pero es esenciahnente falsa. Hay una similitud muy
presentara a recibir órdenes. La Asamblea cometi escasa entre la esclavitud en los siglos .v y IV y los
sus peores errores cuando tomó decisiones sobrt1 latifundia romanos, dilatadas fincas trabajadas por
puntos que escapaban a su con<><;imiento personal. esclavos, creadas por la despoblación del campo.
Así en medio de la guerra adoptó la desastrosa re En primer término, la esclavitud agrícola en
solución de invadir a Sicilia, aunque ( como lo se-1 Gr~ casi no existió. La tradición sostiene que
ñala Tucídides.) muy pocos sabían dónde estab al ciudadano poseedor de tierra el trabajo servil·
Sicilia y la extensión de la isla.
le brindaba pocas ventajas en explotaciones de pe-
Entonces, es menester recordar que todos lo!r
miembros de esta Asamblea, salvo los más jóven queña escala, pues el esclavo comía casi tanto como
lo que producía. El granjero acomodado, lo mismo
poseúm una experiencia de primera mano en e
desempeño de los distintos cargos tribales y local que el ciudadano rico, tenía así pocos esclavos, en
y en los tribunales de justicia, y que quinient su mayor parte dedicados a tareas personales y ho-
hombres nuevos prestaban anualmente servicio en gareñas. El ateniense que salía de compras poseía
la Bou'U, proyectando las leyes que eran sometid un esclavo -si sus medios se lo permitían- para
a la Asamblea, recibiendo embajadas extranjer acarrear las mercancías, y en la casa había dos,
manejando las finanzas, y las restantes funciones. S1 ~ombre y mujer, que actu,aban como doméstico y ni-
estimamos el número de ciudadanos en 30. 000, se nera. Estos esclavos hac1an la vida más amena y
comprobará que para cada uno existía Ja posibilida hasta cierto punto fomentaban la civilización, así
de llegar a cumplir su término anual en la Boulé. como nuestras sirvientas permiten que las señoras de
La Asamblea estaba, pues, compuesta en su may°'I la clase media jueguen al bridge por las tardes y
parte por hombres que tenían una experiencia per- que los Pm!es:,res escriban libros; pero de ningún
sonal de lo que trataban. modo constitu1an las bases de la vida económica de
180 181
Ática. Una moderna autoridad en la materia 8 estima a !quello <le :'ojos c1ue no ven, corazón que no sien-
que poco antes de la guerra del Peloponeso había te ; en parte, a que las minas no hubiesen podido
ser explotadas sin apelar ·a ese medio. Muchas civili-
en Ática unos 125. 000 esclavos, de los cuales apro-
zaciones tienen sus horrores privados: nosotros ma-
ximadamente 6.5.000 -más de la mitad- se dedica-
tamos 4. 000 ciudadanos por año en los caminos,
ban a tareas domésticas. El profesor Gomme estima
porque nuestro modo de vivir no podría continuar
que por ese periodo había 45.000 ateniens~ varones
de otra manera. Comprender no es necesariamente
mayores de 18, y por consiguiente una población
perdonar, pero no es malo intentar comprender.
total de algo más de 100. 000. Esto daría un prome-
En lo que respecta a la m.mo de obra servil ocu-
dio de medio esclavo por persona; pero es imposible
calcular la distribución por familias, pues mientras ~~a. en la industria, compuesta por unos 50. 000
muchas casas carecieron, sin duda, de estos servi- md1~~duos, pai:ece una cifra enorme frente a la po-
blac1on total. S1 nosotros en Gran Bretaña tuviéramos
dores, otras poseyeron varios. El profesor Gomme una cantid'l(l equivalente de esclavos industriales
calcula, además, que de los otros esclavos, unos -digamos diez millones- viviríamos todos con las
50. 000 estaban asignados a la industria y otros mayores comodidades, si no fuera por las leyes de
10. 000 a las minas. El trato de estos últimos era la economía, que ya se encargarían seguramente de
muy duro, la única mancha grave en la condición que estuviésemos peor que nunca. Pero al calcular
humana de los atenienses. Los esclavos gozaban en el efecto económico y social de estos 50. 000 escla-
general de una considerable libertad y tenían mu- v~, debemo~ recordar que sin la ayuda de maquina-
cha más protección legal que, por ejemplo, los ne- nas su trabaJo no producía un gran excedente para
·I
gros en los Estados Unidos; esta conducta liberal que otros ~~ieran ~e .él; rendía, sí, mas en pequeña
debería ser bien conocida porque los espartanos se escala. Exist!a un hmite efectivo para el empleo de
burlaban de que en las calles de Atenas los esclavos esclavos industriales: en épocas de inactividad el
no se distinguían de los ciudadanos. Pero en las esclavo ocioso era pura pérdida. Hábía que alimen-
minas se les obligaba a tra~ajar hasta que morían. tarlo y su valor como capital disminuía. Por consi-
Las condiciones allí imperantes fueron peores que guiente, vemos que la "fábrica" común empleaba a
las de nuestras propias fábricas en los periodos más la vez esc~vos y ciudadanos; estos últimos podían
horrendos, aunque un apologista de Atenas podría ser despedidos. La fábrica era invariablemente un
legítimamente señalar que los atenienses no consi- negocio muy pequeño; si ocupaba más de veinte,:ies-
deraban a estas victimas como ciudadanos, con al- clavos constituía ya una gran empresa. Gracias a
mas inmortales, y que solo los esclavos más toscos descubrimientos recientes, de ciertas inscripciones,
eran enviados a esos lugares. Pero de todos modos nos es ahora más fácil conocer diversos detalles
se trataba de un horrible cuadro. En parte, se debía sobre el aspecto comercial de algunos de los edifi-
cios <le la Acr6polis. Atenas, ya lo sabemos, era un
A. W. GoMME, "Hlstory oE Greece", vol 1, en Hiltory estado poseedor de esclavos; por tanto, esperamos
of Eu,opeon Cwflii:ation (Eyre), Quizás sea ésta la mejor confiadamente que el Parten6n, el Erecteo y todas
h coria breve que existe de la civilizaci6n de Grecia.
183
l
las demás obras hayan sido construidas por un con- alimento serían rechazados con desprecio por un
tratista que empleaba equipos serviles. Mas si re- artesano inglés; y ciertamente aquéllos no podrían
flexionamos un instante, resulta, sin duda, muy haber soportado con esos elementos domésticos el
ingenuo suponer que una arquitectura y una escul- clima británico.
tura que expresan soberbias cualidades de gravedad, Es innegablemente cierto que las maquinarias
inteligencia y sentimientos humanos hayan sido crea- producen para nosotros miles de cosas que los grie-
das por poseedores de esclavos; tan lejos se hallan gos no tenían, pero este argumento nada decide
estas realizaciones de tolerar una comparación con aquí. No nos referimos ahora a la comodidad. sino
las Pirámides. Y descubrimos, en efecto, que el plan al tiempo disponible -apreciado por el griego más
a que se ajustaron siguió directivas que a primera que todo, excepto la gloria- y no podemos afirmar
vista parecen increíbles. Estos edificios fueron eri- que las maquinarias haym acrecentado nuestro
gidos por medio de miles de contratos separados: ocio. La vida se ha vuelto mucho más complicada y
un ciudadano con su esclavo se comprometía a traer gran parte del tiempo que nos ahorra la producción
diez carradas de mármol desde el Pentélico; o un de las máquinas nos lo quitan los trabajos extras
ciudadano empleador de dos atenienses y dueiio de originados por la era mecánica.
tres esclavos es contratado para la estría de una En tercer lugar, cuando el lector haya calculado
columna. Existía la esclavitud, y ella contribuía con la cantidad de horas de trabajo insumidas para pa-
su ayuda, como una máquina auxiliar; pero sugerir gar cosas que el griego ni conocía -sofás, cuellos y
que era el principal sostén de la economía ateniense cc,rbatas, ropas de cama, agua corriente, tabaco, té
es una grave exageración, y decir que daba el tono y administración pública- reflexione luego en el
de la sociedad y apartaba al ciudadano común del tiempo que perdemos en ocupaciones ajenas a aquél:
trabajo duro es sencillamente ridículo. Permitió, leer libros · y periódicos, trasladarnos diariamente
sin duda, mantener bajo el valor de los salarios, al trabajo, dar vueltas por la casa, y cortar el césped,
porque si hubiese resultado provechoso, a la larga, operación esta que constituye en nuestro clima uno
,comprar esclavos, a nadie le hubiese convenido em- de lQS nw acérrimos enemigos de la vida social e
plear mano de obra libre. Pero poseer esclavos era, intelectual. Además, el horario del día no estaba
por cierto, asunto espinoso. regido por el relój, sino por el sol, pues no había
Así, ~es, en nuestra investigación sobre el ori- luz artificial. La actividad empezaba al alba. En el
gen de los ratos de ocio, que los atenienses parecen Protágoras de Platón, un joven impaciente desea ver
haber tenido con tanta abundancia, debe darse a la a Sócrates con urgencia, y lo llama tan temprano
esclavitud la trascendencia debida, pero no más. En que éste está en la cama todavía ( o más bien ..so-
su mayor parte, ésta solo acrecentaba el ocio de los bre· la cama, envuelto en su manto) y así el visi-
que ya gozaban de una situación cómoda. Creo que tante tiene que acercarse a tientas para descubrirla
debemos dar más importancia al nivel de vida tan porque todavía no ha aclarado. Platón piensa que
simple con el que se conformaban incluso los ate- esta llamada era demasiado temprana, pero no tenía
nienses ricos. Su casa, sus muebles, sus vestidos, su nada de impertinente. Tal vez nosotros envidiemos
1 185

1
....

al ateniense común que podía disponer de un par 1 n ~tados independientes que sean bastante pe-
de horas por la tarde para asistir a los baños o al ,¡uenos como para que puedan cruzarse a pie en dos
gimnasio ( centro atlético y cultural espacioso que ·Uas. El modo tan confiado en que los atenienses
el público proveía para su propio esparcimiento). llevaban a su lógica consecuencia su afán de parti-
Nosotros no podemos disponer de ese tiempo en la y
cip~ directa ?ersonahnente en todo aspecto del
mitad del día. Pero nos levantamos a las siete, y gobierno da la impresión de un deliberado desafío
entre afeitamos, desayunarnos, y ponemos nuestras la debilidad de la naturaleza humana. ¿Es posible
complicadas corazas, no estamos listos basta las 8.30. que todo un pueblo tenga la profunda sabiduría y
El griego se levantaba no bien empezaba a clarear, el autodominio suficientes para administrar con pru-
sacudía la manta con que había dormido, se envol- dencia s~ proJ:?ios asuntos? ¿Puede un pueblo con-
vía en ella con la mayor elegancia como si fuera un trolar un IDlpeno y sus propias finanzas, sin corrom-
traje, usaba barba y no tomaba desayuno, y estaba perse? ¿Puede dirigir una guerra? ¿Cuáles son las
listo en cinco minutos para enfrentar al mundo. La tentaciones y peligros que acometen a una demo-
tarde no era realmente la mitad de su jornada, sino c~acia? ~tenas brinda poco menos que un Iaborato-
casi el final. n~ expenmental en lo que atañe al gobierno popular.
Además, muchas formas de servicio público eran S1 no ~uera porque todo sucedió hace tanto tiempo y
remuneradas, incluyendo eventua1mente la asisten- tan le1os, y en un lenguaje cuyo sentido a menudo
cia a la Asamblea. Atenas ya conocía lo que hemos es inaccesible, casi valdría la pena que le prestára-
descubierto en este siglo, que si queremos que el mos hoy alguna atención. ·
ciudadano común se dedique a la función pública
debemos indemnizarlo por la pérdida de tiempo, si
bien todavía no hemos establecido un fondo público
para que el pobre pueda pagar su localidad en un
teatro estatal que no poseemos. Los miembros de la
Boulé, los arcoptes y otros funcionarios, y los jura-
dos que actuaban en los tribunales recibían paga,
aunque modesta, de los fondos públicos, los cuales
estaban constituidos, en cierta medida, por las ga-
nancias del imperio. Parece estar bien establecido
que en el siglo IV los ciudadanos atenienses desem-
peñaban en el comercio y la il}dustria un papel mu-
cho menor que los residentes extranjeros y ello no
se debía a que vivieran preferentemeµte de la es-
el , itud, sino a que percibían salario del estado. 1

Este experimento en un gobierno democrático


J m podrá repetirse, a no ser que una vez más sur-

187
p6"8 griega. Duró en forma casi ininterrumpida
le el 431 al 404, unos veintisiete años. Salvo en
CAPfrow VIII es treguas, la lucha se desarrolló en casi todo el
ido griego, en el Egeo, en Calcidia, en Beocia,
las costas del Peloponeso, en el noroeste de
LOS G ~ EN LA GUERRA , da, en Sicilia, donde fueron destruidas dos pode-
fuerzas expedicionarias de los atenienses, sin
1111,dar casi ningún sobreviviente. El Ática, excepto
1 ciudad y el Pireo, defendidos por una línea de
tificaciones, quedó a merced de los ejércitos es-
El mundo griego se hallaba a la sazón dividido. 1tanos y fue arrasada sistemáticamente. En el se-
Por un lado estaba el Imperio ateniense, que los undo año de guerra, cuando los campesinos del
1tea habían buscado refugio dentro de las murallas
hombres llamaban una "tirania·; por el otro, Esparta,
la Liga del Peloponeso, y un cierto número de esta- ivían donde podían, comenzó una peste e hizo
dos ( especialmente en Beocia) simpatizantes de .tragos durante meses. Tucídides ( que la tuvo y se
Esparta. El primer grupo ejercía el dominio en el ll'Ó) hace, con su aparente calma, un relato de
mar, el segundo en tierra; el primero era en su ma- ll I que aún nos estremece. Señala especialmente
yoría jónico, el segundo dorio sin que esta división 1 abatimiento moral que esto produjo, pues en tal
importara demasiado en si misma. Atenas favorecla, ~ la obediencia a la ley, la religión, la bones-
e incluso insistía, en que sus aliados tuviesen una , lad y Ja decencia desaparecieron. Pereció una
constitución democrática; el otro grupo ayudaba a 11arta parte de los habitantes de la pólis ( incluyen-
las oligarquías, o bien a las democracias restringi- a Pericles). Sin embargo, Atenas se recuperó, re-
das. Es una situación conocida. El sentimiento ge- mó los mares, importó su trigo con regularidad,
neral juzgaba insoportable la conducta de Atenas 1UlZÓ ejércitos y escuadras, y en dos o tres ocasiones
por coartar la autonomía de sus aliados nominales. · do haber celebrado la paz en términos favorables;
Esto permitía que Esparta se erigiera en campeona ta que, veinticinco años después de la peste,
de la libertad griega. Además existía una rivalidad · rdió su flota con gran humillación y tuvo que en-
comercial entre Atenas y Corinto y el temor por 1, ~arse a la merced de Esparta.
parte de esta última de que su tráfico con los esta- o obstante, en todo este tiempo continuó la vida
dos occidentales se viera amenazado. En tal ocasión, 1 1a pólis. Nada importante se decidió sin la inter-
fueron los corintios quienes persuadieron a los es- lción del pueblo en la Asamblea. Esta Asamblea
partanos a que aceptasen el desafío de los atenien- todos los ciudadanos elegía a los generales, abría
ses. Ya citamos antes la descripción que sobre el ,, segundo, un tercero o un cuarto frente, ·discutía
pueblo ateniense dio en su momento un vocero co- términos de la paz, consideraba los partes de
rintio en Esparta. rra. Solo una vez durante el conflicto flaqueó su
Esta guerra fue un hito decisivo en la historia 1 11 10, después de la catástrofe de Sicilia, cuando

189
la Asamblea cayó en la n:ampa de entregar sus Durante todo este tiempo Sócrates filosofaba en
deres a un cuerpo más pequeño, que en realid ciudad natal, discutiendo, arguyendo, criticando
servía de pantalla a- determinado grupo de oligar llvo mientras estuvo en Potidea, en donde luchó
Gobernaron éstos por el terror durante unos ,, roicamente como simple soldado- tratando de
meses; luego fueron derrocados y se reimplantó . ,nvencer a quien quisiere escuchar~o qu~ 1a ~ d
democracia limitada ( muy elogiada por Tucídides 1 alma era el supremo bien y la dialéctica nguro-
mas no tardó en volverse a la antigua Asambl el único medio de alcanzarla.
abierta a todos . Por otra parte, cuando consideramos los últimos
Pero no solamente continuó 1a vida política. lo , \os de la guerra, nuestra admiración se trueca en
propio sucedió con la vida intelectual y artfstica.i ,,&edad y en condena, al ver a este mismo P?eblo,
Para los que recordamos el abatimiento de nuestnl 1 ~garrado en facciones, que se entrega al brillante
vida cultural durante la primera guerra mundial -Ja inescrupuloso Alcibíades, tr~dor a .~tenas Y a
nerviosa ansiedad de las autoridades para deten 1 arta; que convierte en'"victona manifiesta la de-
toda actividad ( excepto los negocios, que debían ota y luego malogra ese triunfo y se ~elve feroz-
continuar ·como de costumbre·). el frenesí pop , mte contra los generales que la obtuV1eron; ,capaz
que juzgaba antipatriótico escuchar a Beethoven ardorosa energía y de perderlo ~o -segun ?ª-
a Wagner, las locuras de los censores, la decadencia , ce- en un momento de negligencia. Pocos eplSO-
del teatro- resulta humillante contemplar a Aten~ lios hay en la historia más reveladores del carácter
durante la lucha. En una situación no menos deli"" ,umano, en su fortaleza y en su debilidad, que esta
cada. con el enemigo aún más cerca. incluso acam- 1erra, y el hecho de que así podamos. sen~lo se de-
pado en el Ática, con una proporción no menor de casi íntegramente al genio de su histonador coe-
ciudadanos muertos y de familias acongojadas, los eo, Tucidides. .
atenienses prosiguieron sus festivales. no como En vez de hacer un prolijo relato de las contien-
desahogo y regocijo. sino como una parte de la vida 1 prefiero traducir o parafrasear un~s pocos
por la cual luchaban. En el drama compuesto para .ajes de Tucídides. Espero que esto bnndará al
ellos, y en su nombre, Sófocles, sin aludiJ: para nada ·10r una pintur~ del hombre en gener~ de los
a 1a guerra, reflexionaba profundamente sobre los , legos y de la Asamblea ateniense en activida~ de
problemas esenciales de la vida y del carácter hu- .. ascendiente en la vida de los ciudadanos, y de la
mano; Eurípides expoma la vanidad de la victoria ,tica decadencia del espíritu ático, socavad~ por
y la fealdad de la venganza; y, lo más asombroso, presión de la guerra. Tucídides era un ateniense
Arist6fanes seguía ridiculizando a los jefes popula- . de buena familia, admirador de Pericles pero
res, a los generales y al propio pueblo soberano, r de sus sucesores, un estratego en las p~eras
proclamando su aborrecimiento de la guerra y las 1 pas de la lucha, y un escritor cuyo talento e1erce
delicias de la paz en comedias compuestas con in- irresistible atracción sobre el lector. Por su po-
genio, fantasía, comicidad, bellezas líricas, chocan- 1 de síntesis, por su profunda inteligencia de los
tes indecencias y arrogantes parodias. os, solamente dos escritores pueden _parango-
100 191
,ceder que la.~ a«-iollt':< y •~ decisiones tengan resultados
narse con Tucídides: uno es Esquilo y el otro mprevistoS. Por esta r.izón cuando nos ocurre alguna cosa
poeta que escribió la Ilíada. ontraria a nuestros <.·:íkulos la atribuimoS a la Fortuna.
Empecemos con la referencia que hace Tucídi
a una deliberación que tuvo lugar en la Asambl Col\ este exordio, en que recomienda constancia
poco antes de estallar la guerra. Había llegado u modestia en el juicio, Pericles inicia un argumento
embajada de Esparta a formular a los atenien umamente razonable tendiente a probar que la
algunos requerimientos diplomáticos, especialmen 'Oncesi6n, aunq11e insignificante, sería interpretada
que debían anular una prohibición que pesaba sobr omo temor y engendraría nuevas exigencias; y que
el comercio con Megara, miembro de la alianza d n caso de llegar a una guerra los del Pelopones?
Peloponeso. Finalmente, llegaron los últimos e no ganarían, debido a su falta de recurs~s y de ~-
bajadores de Esparta, que eran Raño, Melesipo !ad: '"Si fuésemos habitantes de una J.Sla -diJO-
Agesandro, quienes, sin mencionar para nada 1 quiénes serian más inexpugnables? Debemos en-
tratado antes, solo dijeron estas palabras: "'Los ' onces consideramos como isleños; abandonar nues-
partanos quieren que continúe la paz, y ello serí ra tierra y nuestras casas y proteger los mares y la
posible si respetaseis la independencia de los gri ,pital 2, y no librar batallas inútiles por def~nder
gos•. Los atenienses 1 convocaron una Asamblea l Ática. No debemos lamentar las casas y la tierra,
sometieron esto a su consideración, pues decidier ino las vidas perdidas, pues las posesiones no ad-
deliberar y responder a estas exigencias de una v ¡uieren a los hombres,sino los h~m~r~ a las pose-
por todas. Hablaron muchos representantes de uu iones. Y si me hicierais caso, os mcitana a que vo-
y otro bando; unos sostenían que debía irse a l >tros mismos las destruyerais para mostrar a los
guerra; otros que era necesario anular el decreto 1loponenses que no obtendrán con . ellas ~guna
bre Megara y no permitir que fuera un obstácu lctoria. Tengo otros motivos de confianza, s1 no os
en el camino de la paz. Por último, se adelantó P pon~is obtener más territorio, pues ciertamente
rieles, hijo de Jantipo, que a la sazón era el hQmbr t mo más los yerros de los nuestros que los planes
principal de la ciudad y con más autoridad par i il enemigo." Dicho esto, después d~ haber s?ge-
decir y obrar. Aconsejó en estos términos: tdo una respuesta firme sin ser desafiante, :~cl!5
omó asiento. A la Asamblea le tocaba decidir: y
Mi opinión es y fue siempre no otorgar concesiones 1 . atenienses pensaron que su consejo era el mejor
Esparta, aunque sepa muy bien que los hombres no ha aprobaron su recomendación". Los enviado~ es-
la guerra con aqµella ira y ardor de &nimo con que la e
prenden y que, según los sucesos, mudan de parecer. En ] , , tanos regresaron a su ciudad y ya no volvieron
que al presente se consulta. persisto en mi anterior op Atenas.
y pido a aquellos de vosotros que estéis dispuestos a La guerra fue precipitada por un sorpresivo ata-
por la guerra. que me ayudéis a sostener nuestra h!SOlu •
común si es que encontramos obstácuJos. y si tritmflunc~
Esto implica, evidentemente, que el a11ditorio de Pe-
que no lo atn'buyiis a una inteligencia especial, pues lt en su mayorla. vivía en Ática y no en Atenas o en el
r •
1 Es decir, la BouM
193
192
que de los tebanos sobre Platea, a que nos referire- m duda impulsó a Tucídides a hacerlo, es decir pa-
m~s más adelante. Los espartanos invadieron el mostrar que Atenas, en su sistema de vida, tenía
Ática Y emprendieron el saqueo de las tierras cer- uy pocas defensas contra las decisiones desatina-
~as a la importante aldea o ciudad de Acames. as: en realidad, ninguna, salvo el buen sentido del
Cuando los atenienses vieron que el ejército enemi- 1>ueblo. Un fuerte movimiento popular - "Abrir un
g? ~taba sobre Acames, distante solo seis millas de jgundo frente·- no se agotaba en leyendas con tiza
lá ciudad, y que ante sus ojos devastaban sus tierras n las paredes o en la agitación periodística; podía
lo cual nunca habían visto los jóvenes, y los may~ • r llevado en forma directa a la Asamblea y puesto
res s~lo en las guerras contra los persas, parecióles n acción inmediatamente. Esto fomentaba el sen-
cosa mtolerable y muy indigna. Y así, todos en es. tido de la responsabilidad; pues cualquier ciudada-
pecial los más jóvenes, determinaron no aguantar no que pidiese, por ejemplo, "un segundo frente ..
más Y marchar contra el enemigo. Reunidos en debía mostrar cómo, dónde y con qué fuerzas se
~pos, hubo un ardoroso debate porque unos los tbriría éste. El "Estado" no era un hada madrina, ni
mc1taban a combatir y otros querían contenerlos. ampoco estaba administrado por expertos. Lo cons-
~ augures proferían toda clase de oráculos y eran tituían el propio ciudadano y los hombres que se
áVJdamente escuchados. Los acarnienses. que forma- ~ntaban a su alrededor y lo escuchaban.
:an u?a bue~a parte del ejército, viendo que les Cuando la guerra prolongada ensanchó la brecha
estrm~ la tierra, daban prisa a los atenienses para tistente, no entre nobles y plebeyos, ni entre ricos y
que saliesen a pelear. La ciudad estaba sumamente pobres, sino entre la clase comercial e industrial,
revuelta. Se ensañaban contra Pericles y le injuria- tue prosperaba, y la clase agrícola que padecía; y
ban. porq?e no quería sacarlos al campo siendo su uando la ciudad tuvo por conductores no ya al
general, sm acordarse del COl)Sejo que les había !rspicaz e independiente Pericles, sino a hombres
dado, Y lo ~cían responsable de todo lo que 1~ inprudentes y mezquinos, más dispuestos a incitar
estaba su~endo. Pero Pericles, viéndolos irritados explotar los estallidos de la emoción popular que
Y muy leJOS de la prudencia, pensó que lo propio refrenarlos. entonces estas defensas contra la in-
era negarse a atacar al enemigo y no convocó a la nsatez dejaron de ser eficaces.
~blea ni a ninguna otra reunión (informal), te- Un acontecimiento similar ocurrió al año siguiente
miendo ~u~ _determinasen obrar algo, antes por ira la guerra, durante una de las pruebas más dolo-
que por JWClO Y raz6n. Por consiguiente, se preocu- tlllaS que soportó Atenas. No solamente estaban por
pó de la defensa de la ciudad y de tenerla lo más -gunda vez los espartanos en el Ática, sino que Ate-
tranquila posible. Empero, mandó salir al campo acababa de ser arrasada por una terrible peste,
al~a gente de a caballo para impedir que el ene- única consecuencia de la estrategia de Pericles
nugo se acercase a la ciudad." Posteriormente en éste no pudo prever. " ... Entonces cambiaron
el cur~ del año, contraatacó con el envío de una' flo- 1 parecer y criticaron a Pericles, creyendo que él
ta destinada ª saquear las costas del Pelopo 1 había persuadido a que fuesen a la gúerra y que
H f "d neso.
e re en o este incidente por la misma razón que el origen de todas sus desgrl!,cias. Estaban im-
194 195

J
pa~entes por ~egar a un acuerdo con Esparta y néis una gran p6li8 y una gran reputación; debéis ser
nos de ellas. ~ pertenece la mitad del mundo: el mar.
envtaron mensa1eros, pero no tuvieron éxito. En sa 1d que el Atica es solo un pequeño jardín que roden
desesperación, se pusieron violentos contra Pericles. manc:ión. Si os apartáis de los esfuen.os de la soberanfa,
Por consiguiente, éste convocó una Asamblea ( pues re<'laméis ninguno de sus honores: y no creáis que po-
todavía era general) viendo que estaban irritados abatir sin peligro un imperio que en realidad es una
Y. en ~ealidad hacían lo que él esperaba que hi- mía. Para vosotros, la alternativa del imperio es la es-
cieran. itud.
Debemos soportar los ataques del enemigo con valor; los
. El ~curso de Pericles ( demasiado largo para los dioses, con resignación. No debéis criticarme por las
citarlo, mcluso en el resumen de Tucídides) es no- gracias que excedeo a los cálculos, a no ser que también
table y también lo es la acogida que tuvo por parte ponderéis por los éxitos que no se previeron.
del pueblo desesperado. Es en verdad excepcional
encontrar un dirigente popular que hable en un ·eon este discurso, dice Tucídides, Pericles pro-
tono tan elevado y que se fíe tan íntegramente en uraba mitigar la ira de los atenienses y hacerles
la argumentación; si esta argumentación es buena lvidar los males que habían sufrido. En lo tocante
o mala no nos interesa por ahora. El tenor general la políti~ fueron por él persuadidos y ya no tra-
del discurso es el siguiente: ' ll'On de celebrar la paz. . . pero no cesaron en su
He convocado esta Asamblea especial para recordaros pudio contra él, hasta que lo condenaron a una
ciertos hechos y también para quejarme por algunos de lerte multa. Pero como la multitud es tornadiza,
vuestros errores. Recordad que es más importante para la eligieron de nuevo su general y pusieron todo en
p6li& ~11 prosperidad y no el provecho de sus miembros in- manos."
dividuales. Porque si a éstos les va bien y la p6li.s es destrui-
da, también-ellos serán arrastrados a la ruina. Por el contra-
Cuando reflexionamos que esta peste fue tan
rio, si un ciudadano ve aumentar sus dificultades, mientras rible como la Peste de Londres, y que los ate.
la ciudad progresa, aquél puede tener esperanza de mejorar mses estaban además acorralados en sus fortifi-
,-u suerte. 1ciones por el enemigo, no podemos menos que
Vosotros, en vuestras aflicciones íntimas, estáis irritados , bnirar la grandeza del hombre que pudo hablar a
contra mí porque os persuadí a declarar la guerra. Por con-
1 conciudadanos en estos términos, y la grandeza
siguiente, estáis irritados también contra vosotros mismos.
por haber votado mi ~jo. Vosotros me aceptasteis por 1 1 pueblo que pudo en tal instancia no solo escu-

Jo que creo ser, supenor a la mayoría en perspicacia, en har tal discurso, sino ser en lo esencial persuadido
capaci~d oratoria -pu~ si un hombre no atina a expresarse or él La democracia ateniense tuvo muchas faltas
con clandad es como s1 no fuera perspicaz-, en patri-Jtismo
y en honestidad personal. Si me votasteis porque me juzgas-
muchos fracasos, pero una apreciación justa debe-
teis asi. no podéis achacarme honestamente que he cometido tener en cuenta su efecto sobre la fibra mental y
con vosotros algo injusto. Yo no he cambiado· vosotros ha- ral del pueblo ateniense. Puede sostent>.rse que
béis cambiado. Ha sobrevenido una desgracia: y no podéia fracasado, pero para ser verdadero este juicio de-
ya perseverar en la política que elegisteis cuando todo iba referirse no tanto al sistema político como a las
bie~. Midien~ mi consejo según vuestra flaqueza, resulta
eqwvocado. Nada como Jo inesperado para quebrantar el ptitudes de la naturaleza humana.
ánimo de un hombre. Pericles murió pocos meses después, porque no
196 197
alcanz6 a reponerse de un ·ataque de la peste. Tuct.l
dides a continuación, en su modo tan conciso, rind11 1uel el decreto y pareciéndoles injusto matar a toda
un magnífico tributo a este auténtico gran hombr na pólis y no solo a los culpables." Los enviados de
Oponiéndolo a sus sucesores, quienes desoyeron el fltilene aprovacharon esta ocasión y, con la a~da
consejo de Pericles de no extender el imperio duran algunos atenienses, persuadi~on a_ las autonda-
la guena, ·e hicieron todo lo contrario; llevados
la ambición personal y las ganancias particular
po' 1 s de que debía reunir'ie mmed1atamente la
amblea.
siguieron una mala política tanto en Atenas 001 Después de algunos discursos de ambas partes ( ?º
mo con los aliados, en puntos que nada tenían qu •feridos por Tucídides ), se levantó Cleón. Su d1S-
ver con la guerra, la cuaJ, si marchaba bien, redUJh, urso puede resumirse así:

-r·-t;-
daba en honra y provecho para los particular
pero, si salía mal, el daño recaía sobre la pólú". Este debate no hace mas • que confirmarme . en .mi Vuestros
creencia
Debemos detenemos en otro "debate parlamenta le que una democracia . no ~ _...,:i_ un JDJpeno.
gusto • por
rio". En el año 428, Lesbos se levantó en armas. Esta
extensa isla, que tenía por capital a Mitilene, era
uno de los pocos aliados "independientes", y la re-
belión constituía para Atenas una mortal amenaza.
=diados no se sienten unidos a vosotrohos mostráispor

>mo
poder de modo que si a ra
no obt~réis fiU gratitud, sino Jeque
.
un s1p
posible
su. a}c,,,~com-

~~-
de debilidad, y otros se vaDUUllll
"-
~~=raq:
rebelarse impunemente. De todas las faltas poli-
Los de Lesbos habían confiado en la ayuda espar- la r es la incertidumbre. Es mejor tener leyes malas
tana, pero ésta nunca Degó. El levantamiento fve -as, peo b"ándolas continuamente; lo que se resuelv~
1ue estar cam ~ El ciudadano tardo de ingenio admi-
aplastado, Jos lesbianos quedaron sometidos a la na vez debe q · él siente contento
lstra mejor que el agudo, pues aqud se d modo
merced de los atenienses. ¿C6mo debían ser trata- '
1 obedecer a las leyes Y juzga
los iscursos e un
si·L- los discwsos
dos? A la Asamblea le correspondía decidir. Ahora ...&..NAn mientras que éste con ueril
onesto .y r·--rias ue como tales debeu ser criticadas.
ese cuerpo se · hallaba dominado por un curtidor >mo piezas orato q han bierto este debate; sin
que se llamaba Cleón ( a quien Aristófanes sati- :tos son los hombres que rea han hecho un
luda intentarán probar que los de Mitilene n:
rizó cruelmente como un payaso violento e igno.. · · en vez de una afrenta. La culpa vuestn, pues
rante). No le faltaban condiciones a este político y i~c10 blea deliberante como si fuera una re-
nsideráis una asam _ _.,.i_ más nin-
sobre todo hablaba bien -aunque no según la tra- esentaci6o teatral. Mitilene os ha ofeuuauo que .
dición de Pericles- pues de otro modo no hubiese una otra cru . dad. Su rebeli6a ha sido vergomosa, no n· tiene
su
influido sobre la Asamblea, pero era un hombre de cusa ni justificación. Castiguémoslos como se merece '
'9l'to fue deliberado y solo lo involuntario debe perdonane.ple-
carácter tosco y mente vulgar. Persuadió a los ate- ' ha áJs distinciones estúpidas entre aristócratas y
r!
ro:::: =
nienses de que debían proceder con dureza y aque,. 1 no plebeyos ,e unieron a los demás contra nosotros.
lla tarde fue enviada una nave a Mitilene, cuyo ca- f:~lión hubiese triunfado, ellos hubiesen apro~gún-
pitán tenía instrucciones de I!latar a todos los hom- l o como fracasó, deben pa~r o no os q u ~ con
bres y vender como esclavas a las mujeres y a los iliado. La piedad debe ejen:erse con los con los
1 enemigos jurados. La moderación debe
niños.
,¡ue en el futu~!':to ~ y en cuanto a este tercer im-
edan nciliarse con vosotros, no con
• Al día sigui!?Dte se arrepintieron, considerando
198 l ¡uellos
.Jimento cuyodt>1 11npeno,
. . el .J ..- . de la oratoria -y la orato-
r---•
199
ria puede oo?nprarse- dejemos que los oradores hábileil
desplieguen su talento en cosas de pequeña importancia. ridad a travk de 1a aecesidad, y la riqueza engendra
snbición a través de la hybm y el orgullo, Y otras situa-
ines de 1a vida despiertan también sus pasiones. La Espe-
Un discurso hábil, con ]a dosis de verdad suf· nza impulsa a los hombres; el Deseo asiste a la Esperanza;
ciente para ocultar, en parte, su haJago a] vulgo y su Suerte es lo que más lnc1ta, al brindar a veces &itos
incitación a la violencia; pero ¿se hubiera atreví oesperados, y as{ anima a los hombres má.~ allá de sus posi-
Cleón a hablar así en presencia de Pericles? ,Oidades. Ademú, todo individuo, unido a otros mú, lleva
Le respondió un hombre que no se menciona en Ideas a los extremos. No debemos. en consecuencia. caer
ninguna otra parte, pero cuyo nombre merece vivh1. la simpleza de confiar en la pena de muerte, y quitar asl
,,da oportunidad de anepentirse a quienes se han levantado
como Tucídides lo ha dispuesto: Diodoto, hijo dct
tucrates. oatn nosotros. Suponed que ahora una ciudad se r e ~
ontra nosotros y que se diese cuenta de que ne puede ~ -
r en tal caso capituJará mientras pueda pagamos una m•
El ap~nu:niento es hermano de la locura; la pasión, de
le~izaci6n· pero la política de Cleón obligará a h. ciudad
la vulgandad y de la mezquindad de pensarniento; amboll twbelde a ~ hasta el final y a dejarnos solo ruinas.
son enemigos de la prudencia. El que sostiene que los hechOIII
Adenw, en ]a actualidad los plebeyos de ~ ~dades estm
no de~n. ser ~estos en discursos es estúpido o deshones- bten dispuestos para con vosotros; si los anstocratas se re-
to; estúpido S1 piensa que uno puede ezpresarse de otro
ielan no se unirán a ellos o lo harán de mala gnna. En Miti-
l modo sobre el futuro e Jncierto, deshonesto sf deja de defen.i
der una causa desacreditada y en cambio trata de confundk
d
1"lle pueblo no ayudó a la rebelión, y, cuando obtuvo ar-
mas, os entregó la ciudad. Si ahora matáis a los plebeyos. les
a su adversario y a ~ oyentes con calwnnia.s. Los más per-
versos de todos son los que insinúan que los oradores son
haréis el juego a los arist6cratas.
Yo tampoco deseo que os de~ guJar solo por la compa-
sobornados. La imputación de ignorancia puede tolerarse.
J6a. y la piedad, pero os pido que hagáis un jwcio severo
pero no la de soborno, pues si el orador biunfa. es sospe-
los cabecillas y no castiguéis a los demás. ltsta es una
ch?so y, si es derrotado, se lo juzga incapaz y deshonesto.
política conveniente y una política fuerte, porque el partido
Así es como los hombres buenos se sienten acobardados y
·lile juzga prudentemente a su enemigo es más tem~Je que
no brindan a la ciudad su consejo y así es corno el buen
,11 que actúa con una violencia rayana en la temendad.
consejo, ofrecido con honestidad, ha llegado a ser tan sos-
pechoso como el mal consejo.
Pero yo no nte he levantado para defender a los mitilenes¡ Se rea1i7.6 Ja votación y ganó Diodoto.
ni para a ~ a nadie. No está en discusión su cuJpa. sino
nuestros mtereses, y no estamos deliberando sobre el pre,.
sente y lo que ellos merecen, sino sobre el futuro, y el En seguida enviaron otra galera con premma, para que
modo como pueden semos más útiles. Cleón afirma q o enc.'Olltrase la ciudad ya completamente destruida, pues
matarlos nos será de más provecho, pues escannentará 1 primera llevaba un dia y una noche de ventaja. Los en-
otros que quieran rebelarse. Yo soy contrario a este parecer. dos de Miti1ene la abastecieron de vino Y p ~
En muchas ciudades existe la pena de muerte para dis- ara la tripulación y les prometieron grandes recompensa.~ s1
tintos delitos. y a pesar de ello hay hombres que los come- ,gaban antes que la otra. La tripulad6n ~ suma ~
ten, con la esperanza de escapar de ella. Ninguna ciudad se • -ocia, comiendo mientras remaba y dunnicndo por ~ -
ha. re~do jamás sin la convicción de que su rebeli6n sal- omo no tuvieron viento de frente y como 1a primera babia
dría biunfante. Los hombres tienden naturalmente a obrar uvega.do sin ap~uramiento debido a la triste misi6n que
maJ, en su vida pública o privada, y las penas cada vez más llevaba. la segunda llegó cuando Paques ( el capit.6n ate-
severas no han logrado impedirlo. La pobreza engendra te- lt'DSe) había ya leído el decreto y se disponía a ejecutado.
1 se libró Mitileoe de la destrucción.
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201
~ste debate, sus circunstancias y sus resultad En otro aspecto, ambos discursos son típicamente
sugieren muchas reflexiones: sobre ]a ferocidad <l •riegos, aunque mi resumida paráfrasis no haya
1a lucha entre estos griegos tan cultivados, no igu 1 x:ho justicia a este carácter: Ja pas!6? de ge~era-
Jad_a hast~ nuestros civilizados tiempos; sobre J· • !f. La última frase de Diodoto servrra ?Orno eiem-
satisfactona plenitud de Ja vida en Atenas la cu 1,to. El griego no estaba satisfecho hasta que refería
autorizaba que un ciudadano común fuese' Jlama 1 caso particular a la ley general. So]o en 1a genera-
a decidir en asuntos de ta] magnitud y ta] comple lidad podía apreciarse y atestiguarse la verdad.
dad: N? es de extrañar que este hombre repudi Sería interesante seguir, en Tucidides, la conducta
1a tirania y la oligarquía, 1as cuales además de de l la Asamblea durante el curso de la guerra: ver
jarlo indefenso en otros aspectos, d~jaban su ,·i ómo fue aumentando una cierta irresponsabilidad
~ _de esta actividad absorbente y llena de respon las observaciones de Cleón sobre el teatro ya son
hilidad. Pero considerem:>s el discurso de Diodo indicio de esto-; c6mo le resultó insufrible cual-
En primer lugar, se advierte una ausencia total dQ '¡uier clase de ~ntrol, sea de la _pru~encia o de 1~
sentimentalismo. Se han desechado deliberadamen propias leyes; como fue prevaleciendo cada vez mas
los llamamientos a la piedad; Diodoto no descri ta doctrina de la Fuerza, proclamada por Cloon,
1as hileras d~ cadáveres tirados en Ja costa de L s- especia~te en el bárbaro tratamiento contra
bos, el llanto de las viudas y )os huérfanos reducid Melos un· estado neutral inocente; c6mo 1a Asam-
al cautiverio. Defiende su causa basándose única4 blea descargó su furor en los jefes que no triunfa~an
m~te en la oportunidad, esto es, en el sentido co,, aun en los que triunfaban; hasta que uno emp1~
mun. Sería un grave error inducir de esto que Dio,4 preguntarse por qué algún general se arries~aba
doto y los atenienses en general eran fríos partidari m servicio de su país. A pesar de unos pocos eiem-
de la raz6n de estado. Esa misma muchedumbre d plos de mesura y verdadera nobleza, predomina en
ciudadanos que tomaba parte en este debate, se conjunto una agobiante decade~cia provoca~ ~r
hallaba a Ja semana siguiente en el teatro y asistía a la guerra y la conducci6n oportunista. Y así }¡¡ histona
una reprt!sentaci6n de Eurípides, a una tragedia co- trágica de Tucídides debe interpretarse como él lo
mo H ecuba o Las troyanas, sobre este mismo tema quiso, no como un simple registro ~e lo qu~ un
Ja 4:"eldad y Ja inutilidad de la venganza; una tra~ pueblo particular hizo en circunstancias especiales,
. ged1a compuesta por disposici6n oficial y escogí 1ino como un análisis de la conducta humana en la
por un arconte responsable. No tenemos derecho política y en la guerra. . .
afirmar que Diodoto era inaccesible a la emoci6 Pero como esto requerirla por sí solo un libro, no
Pero, según su parecer, 1a ocasi6n requería razon puede hacerse aqul; y como hasta ahora nos hemos
no conmovedoras metáforas. No refutaría a Cleóu tenido a una ciudad griega, debemos cerrar este
exhibiendo sentimientos bellos, sino utilizando ar- capítulo con dos incidentes que nos alejarán de
gumentos más hábiJes. En este aspecto, su discurso ella.
es como la poesía griega y el arte griego: el domini
sobre e) sentimiento acrecienta el efecto total.
El primero es una especie de instan~ea. !'los
mostrará parte de 1~ vicisitudes de la pólis griega
202 203
común durante la g d
rio ateniense uerra, Y e una ~egión del Im Brasidas era un hombre honesto y su discurso, da-
aliado E art:esde e~ punto de v1sti del súbdit ,las las circunstancias, resultaba conciliatorio. Ade-
homb . sp ~roduJO durante la guerra soJo un 11ás, Grecia aún no conocía el valor de las promesas
re que QDia a su talento . , spartanas, el cual se reveló más tarde. Así "los acan-
atrayente: Brasidas LI , una personah
- · evo ª ca00 una brillan tos, después de discutir mucho de ambas partes,
C3.DJPana en el norte de Grecia, donde los t . votaron en secreto; y debido a que las promesas de
teman muchos aliados marítimos ~ erue
importante ciudad de Anf' . • en especial en la Brasidas se consideraron muy atractivas y también
general ( Di d ipolis, capturada por este por el temor de perder sus fruto1,, la mayoría decidió
era el . g;nos e paso que el propio Tucídid separarse de los atenienses. Con la promesa del
en aqu~m=n~n;eq:~enporien~: ehanberaqullel mdomento y juramento de Brasidas, según el cual las autoridades
po al ega o a tiem-,¡ espartanas antes de enviarlo habían asegurado res-
para s. vara Anfípolis fue desterrado de Aten petar la libertad de los aliados que él ganase, admi-
y no volvió hasta que la guerra te.......:-ó . _U..
despu ' s. b •uuu • vemte anos tieron a su ejército dentro de la ciudad. Poco
es. m em argo, narra este e isodi d despué!i, la ciudad de Estagira se unió a la rebelión.
manera severamente obJ'etiv<> sin p olabe una
autodeE .., una pa ra de l!:stos fueron los acontecimientos del verano·.
, ensa, y solo menciona su destierro mucho Sea nuestro último cuadro de los griegos en gue-
mas tarde, en un pasaje totalmente difE:rente.) rra el comienzo de la trágica historia de Platea. ll:sta
Aquel
marchó
Acanto
so~;:r:o
·

estaban di · ~
Biasidas, junto con los calcidenses.,
ant~ de la vendimia. Lo.s de
era una pequeña ci1,1dad de Beocia, cercana a la
frontera de Ática. Las ciudades beocias en su con-
se habían unido : los ~ s1 lo recib~ o no; algunos junto eran oligárquicas, y habitualmente estaban
habían formulado~,d)ero los p1ee¡:' en la mvitación que le aliadas con Tébas, la más importante de ellas. Platea
embargo, cuando Brasidas fdió yos se oponían a esto. Sin era democrática y estaba en rordia'!ts relaciones con
diesen después de ou-
,_ lo p ~trar él solo y que deci-
que tenia q .1 _ _,_,les lo
ron, por temor sin duda. ue uc:ui: , recfbie-
los atenienses; se recordará que los platenses fue-
sido cosechados' y as{ Ileg pues los frutos aún no habían ron los únicos grieg_os que ayud¡¡ron a los atenienses
· 6 a hablar ante el blo en Maratón. Esta vinculación entre una ciudad beo-
verdad, un. orador muy compet te pue ; era, en
en , para ser espartano. cia y Atenas constituía una constante irritación para
Brasidas hace la defensa Tebas, y en el año 431, en medio de la tensión· que
liberando a la Hélade de la~ ~ a ; el~os están precedió inmediatamente a la guerra, el siguiente
siente asombrado de que, al catan~a ateru~e. Se acontecimiento contribuyó a precipitarla:
marcha a través de Gr~"' e unla pe grosa
de Acant ---. encuentre as puertas A principios de la primavera. unos 300 tebanos entraron
con Esp o cerradas ~ara él. Promete que, si se alían al oscurecer en la ciudad de Platea bajo el mando de dos
arta, tendrán completa independencia generales de la Confederación beocia. Habían sido invitados,
~sparta no intervendrá para nada en su l'ti y y fueron recibidos dentro de la ciudad, por algunos platen-
mterna. Si se niegan, se verá en la necesidar t ca ses, entre ellos Nauclides y sus compañeros. qaienes querían
destruir a sus opmitores y entregar la ciudad a los tebanos,
a no desearlo, de saquear la región. pese a fin de lograr ellos el poder. Los tebanos, por su parte,
204
205
....

uvas puertas estaban abiertas, y ellos creye~ que por


veían que la guerra se avecinaba t '
rarse la alianza de Platea antes
Como era tiempo de
i
h ,
.
enum pnsa por asegu.
que aquélla estallara.
,111 se llegaba al exterior. Viendo entonces los platenses
trapados a sus adversarios. deliberaron si pegarían fuego
tó la da .paz. no abia guardia. lo cual les facili- 11 edificio y los quemarian donde estaban; pero por fin
entra en la crudad Llegaron a la plaza 1ceptaroo la rendicioo incondicional de éstos y de otros
Quienes los habían traído· los incitaban a ir ~mercado. tebanos que andaban por la ciudad.
a casa de
concilia pod => • pero e Uos resolvieron intentar
ió sus enemicrus· tamentd la
c n y a erarse de la ciudad de com' Estos desdichados fueron utilizados como rehenes
pensando que dte era el mejor método p UD acuerdoc
hicieron una pmclama según la cual todo . or consiguiente para obligar al ejército tebano sitiador a que aban-
ser aliado de los beoc""' d
nal tra· --. e acue
rdo aquel que q u ~
con los usos tradicio-
donase Platea; luego los mandaron matar sumaria-
es, iese sus armas y se uniese a ell mente. El consejo más prudente de Atenas llegó
Cuando los pla . os. demasiado tarde. El fin de esta historia y el fin de
la ciuda..1 fue tenses supieron que los tebanos estaban en
u,
en la oscurida..1 · ron presa· del te rror. Co mo no podían vedas Platea puede ser contado en forma breve. La ciudad
en realidad eran, y aceptaron su petición sin q_ue ~ que
u, imagmaron que sumaban más
fue bloqueada par los pelopanenses. Al promediar
que los tebanos no hact'an viol enc1a . a nadie presístencaa.
· ya el sitio, una parte de los habitantes huyó audazmen-
estahan en tratos com roba . ero, mientras te a través de las líneas enemigas y se refugió en
chos, y pensaron • u p ron que aquéllos no eran mu-
mayoría de los ~ : ~ n vencerlos fácilmente. pues la Atenas. Por fin, el resto se entregó, con la condición
con At D fd. no deseaba abandonar su alianza de que "aceptarían a los espartanos como jueces.
. enas. ec1 ieron hacer una tentativa Em
redunuse, después de hacer huecos en las par.e d e s ~ por quienes castigarían a los culpables, sin cometer nada
e .sus casas• de modo que no fuesen vistos desde m eras contrario a la justicia". La concepción espartana de
pusieron carretas atravesadas en las call fuera. la justicia consistía en preguntar a. cada platense
viesen de trincheras f! hicie" es para que les sir-
. . ron otros aprestos Cuando estu en particular si durante la guerra actual habia hecho
VJeron listos, ~yeron sobre Jos..tebanos antes· del ama •
lo s cuales se vieron en dew ta'- necer, algo para ayudar a Esparta o a sus aliados. Un vo-
en una ciudad _..._ - en ,.... puesto que se hallaban cero platense señaló que no tenían par qué haberlo
....u .. na.
Cuando
ñados los tebanos
estrecharon filas com . Probaroo que habfan sido enga- hecho, pues ellos tenían un tratado de alianza con
' e mtentaron rechazar el ta Atenas; recordó los notables servicios que su ciudad
o tres veces tuvieron éxito 1 a que. Dos
con gran esttépito al ' mas os platenses los acometieroo prestó a Grecia durante las dos guerras médicas
esclavo, desde
,_.1__
k' Y m~ tiempo las mujeres
techos. chillando e insultando les ..
los
?'-.. y un servicio posterior prestado a Esparta; advirtió
p-.ma,i y teioic
hannoche de incxi;' Y una espesa lluvia cayó durante toda • -·-,-· también a los espartanos que incurrirlan en la infa-
la
h • que los tebanos fJiemn presa del pmúco mia y el odio a los ojos de toda Grecia, si destruían
~ ur_eron· por toda la ciudad. Pero muchos de ellos no la
ir °:ian
~ uel
c:a
U:·la la ~dad Y el barro, no sabfan ad6nde
yona encontró la muerte. Un platense cerró
una ciudad tan renombrada como Pfatea, pero todo
fue en vano. Los espartanos repetían su pregunta:
P por donde habfan entrado los enemi .,1,___ do "¿Has prestado a Esparta alguna ayuda en esta gue-
e1 mango de una jabalina como tran gos. UUIU.iW rra?"' Los hombres que contestaban negativamente
ese lado no podían escapar Al ca. de modo que por
salta · gunos treparon a las murallas eran ejecutados y las mujeres vendidas como es

=
y ro~; muchos de ellos fueron aniquilados en esas clavas. "Tal fue el fin de Platea, a los noventa y
cunstancias. Unos pocos huyeron por una salida . clr-
pues una mujer les dio UD hacha con que cortaroosmelguardas. tres años de su alianza con Atenas."
Los más fueipn a parar todos juntos a un edificio
206
. Tudd~des, clcií~radan_iente, describe este cpis~
d10 homble a contmuacion del de Mitilene. El con~
trac:te es notable. En Atenas, había podido escu- CAPÍTULO IX
charse una ,·oz lmmanitaria, tanto en la ..\samblea
como en el teatro. Esparta no tenía poetas por en-
tonces. Es probable que este trato de los espartanos LA DECADENCIA DE LA "PóLIS''
con l~s platenses movió a Eurípides a escribir su
And~omaca, una tragedia sobre la esposa de Héctor
cautiva, que el poeta convierte en un vehemente
ataque a la crueldad y la doblez espartana. Sin
embargo,. hast~ tal punto los atenienses se entrega- La guerra del Peloponeso significó virtualmente
ron a ~ filo~of1a de la pura fuerza que ellos mismos, el fin de la ciudad-estado como una fuerza creadora
unos diez anos después, cometieron un crimen peor, que adaptaba y conformaba la vida de todos sus
cuando atacaron a la neutral e inofensiva isla de miembros. Durante el siglo IV Grecia se desplaza
Mel?s. y mataron o esclavizaron a sus habitantes. con firmeza hacia nuevos modos de pensar y de
Tucidides, de un modo antihistórico, expone en vivir. Tanto fue as{ que a los nacidos a fines del si-
forma de diálogo los resultados políticos y morales glo la época de Pericles debió parecerles, desde el
que se deducen. No hace ningún comentario pero punto de vista intelectual, tan remota como a noso-
pasa inmediatamente a la locura, tal como él l~ veía, tros la Edad Media.
del desastroso ataque ateniense a Sicilia. Tuddides, La historia política de Grecia durante este siglo
co~o la mayoría de los artistas griegos, es interpre- es confusa, tediosa y deprimente. Un brevísimo re-
tativo, no representativo, y expresa sus pensamien- sumen será suficiente. Esparta había ganado la gue-
tos más profundos en la disposición arquitectónica rra, no tanto debido a su propio esplendor, sino a
de su material. los errores de los atenienses y a que tuvo más suerte
que Atenas en obtener la ayuda persa, cuyo precio
fue el abandono de Jonia. Lo que Atenas y Esparta
juntas habían ganado a Jerjes, Atenas y Esparta en
guerra se lo devolvieron a Artajerjes. El Imperio
ateniense llegaba a su término, pero la "liberación•
prometida por los espartanos hacía añorar a muchos
griegos la "tiranía.. ateniense, pues implicaba casi
t?n todas partes la imposición de oligarquías, con un
~obemador espartano para mantener el orden. Es
.·n este período cuando vemos a Esparta mostrar
, 1 peor aspecto de su carácter. El espartano no
aprendió nunca a conducirse en el extranjero. En
208
209
im patria, era por fuerza obediente y frugal; en el que 1a traición de Alciolades Y la furia oli~árquica
extranjero, no se le podía confiar mando o dinero. de Critias y sus secuaces fuesen consecuencia. de la
La "'libertad.. que ahora imperaba en Cr~ia era la nseñanza de Sócrates. y no pocos que atribuían
libertad que tenía Esparta de provocar a quien Je no sin razón las calamidades de 1a ciudad al derrum-
pareciese. La verdadera beneficiaria de la gue be de las normas tradicionales de conducta y mora-
era Persia; había recobrado Jonia, y Grecia desuní lidad achacaban parte de la responsabilidad a]
jamás podría rescatarla. Por consiguiente, todOll inter:ogatorio rontinuo y público sobre t~o lo
deseaban la plena autonomía de cada ciudad helena, existente que formulaba Sócrates. En tales cucuns-
Lo deseaban los mismos griegos y, además, Esparta, tancias, ¿habría sido hoy Sócrates absuelto por ~na
y Persia. encuesta popular del tipo de la de Callup, especial-
Entre las oligarquías establecidas o sostenidas mente después de su intransigente def~nsa? Duda-
por Esparta hubo en Atenas un grupo cruel y san- mos que las cifras le hubiesen favorecido ~ ; '-?1
guinario, conocido por los "'Treinta·, dirigido por total de 60 sobre 501. La pena de muerte que Slgtll~
un tal Critias, que había sido compañero de Sócra- dependió en gran parte de él mismo; se rehusó deli-
tes. Gobernaron por el terror unos pocos meses, beradamente a proponer el destierro y, tambi~. en
pues la oligarquía no podía durar mucho tiempo en forma terminante, se negó a ser sacado de la p11S16n.
el Ática. La democracia fue restaurada, v con un Nada es más sublime que la paciencia de Sócrates
valor y una moderación que compensó u~ tanto la durante y después del juicio y esta sublimidad no
locura y la ocasional violencia que ella había mos- debe ser dramatizada representando a Sócrates co-
trado durante la guerra. Es cierto que esta demo- mo una víctima del populacho ignorante. Su muerte
cracia restaurada fue persuadida, en el año 399 a. C., fue algo así como una tragedia hegeliana. un con-
de que había que condenar a muerte ~ Sócrates, pe- flicto en el cual ambas partes ti~en su der~.
ro éste distó mucho de ser un acto de brutal estupi- El dominio de Esparta no duro mucho; su violen-
dez. Recuerde el lector Jo que había visto y sopor- cia despótica suscitó con~a ella una coalición de
tado el jurado que juzgó esta causa: su ciudad de- otras ciudades cuya lucha se conoce como la Guerr~
rrotada, maltratada y desmantelada por los esparta- de Corinto. La paz se restableció en 387 en _la d~-
nos; la democracia derrocada y el pueblo asolado cbada forma de un edicto del rey ~e Persia, ~
por una cruel tiranía. Piense que el hombre que cau- el cual, una vez más, todas las cmdades _gnegas
só más daño a los atenienses v prestó más importan- debían disfrutar de autonomía. Las tres cmdad~
tes servicios a Esparta fue el aristócrata ~teniense Al- rincipales eran ahora Atenas, Esparta Y Tebas;
cibíades y que éste habu,. sido compañero perma- ~os cualesquiera de ellas estaban dispuestas a unir-
nente de Sócrates y que el temible Critias había sido se para impedir que la tercera llegase a ser dema-
otro. Piense que, aunque Sócrates había sido un ciu- siado poderosa. Atenas se reponía lentamente, en lo
dadano eminentemente leal, resultó también un económico y en lo politico. Incluso llegó a formar
franco critico del principio democrático. No es de una segunda Liga; tan necesaria era para los esta-
sorprender que muchos atenienses simples pensaran dos egeos alguna forma de autoridad central. En
210 211
371 ocurrió un acontecimiento que sacudió a Grecia Pe16pidas. Las adopt6 y las perfeccionó; y así
hasta sus cimientos. Tebas derrotó al ejército espar- ació la famosa falange macedonia que dominó el
tano en abierta lucha en Leuctra. Había en ese -ampo de batalla hasta que fue batida por la legión
mome~to aJgo que era raro en Tebas, dos hombres omana. El designio del joven Filipo era clomiuar
de gemo, Pel6pidas y Epaminondas, y estos hombres ol mundo griego, con Atenas si era posible, sin ella
habían inventado una nueva y audaz táctica militar. li era necesario. Mirado superficialmente, esto pare-
En lugar de formar la infantería pesada en una hi- cía imposible. Macedonia estaba amenazada desde
lera de ocho hombres ( con la caballería y los guerri- el noroeste por las salvajes tribus ilirias; era un país
lleros en los flancos), ellos reducían un aJa v el atrasado; est...ba separada del Egeo por un circuito
centro y formaban la otra ala con una profundídad de ciudades griegas y la escuadra ateniense era
.extraordinaria de cincuenta hombres. Esta masa de insuperable otra vez. Pero Filipo tenía grandes ven-
infantes, actuando c.-omo un scrum de rugby, se a- tajas. Entre ellas el amplio material humano dispo-
bría paso por las filas espartanas por su propio peso nible y una mina de oro recién descubierta, pero,
Y así sucedió lo increíble. Pero Tebas no tenía uu~ junto con esto, contaba con otros recursos que están
nueva idea política para ofrecer. Epaminondas se siempre a favor del aut6crata: el secreto, la rapidez
encamin6 cuatro veces a1 Peloponeso a fin de crear y la falta de escrúpulos. Trató con los ilirios y ase-
oon~a Esparta, una nueva póli, centralizada con Jo; guró así las espaldas de Macedonia en muy poco
habitantes de las montañas de Arcadia. En la última tiempo; se apoderó de la ciudad griega de Anfípolis,
campaña gan6 otra batalla campal en Mantinea la cual hubiese obstruido su paso hacia el sur. Anfí-
ia
pero pereció en ella, y se derrumbó preeminencb polis era la colonia ateniense que Tucídides no ha-
de Te~. Había dado a Esparta su merecido, pero bía podido defender frente a Brasidas; Filipo, natu-
a Grecia no le convenía este tipo parciaJ de justicia, ralmente, la conquistó solo para evitar disgustos a
pues por el. norte surgía una amenaza inesperada. los atenienses; pues se la entregaría en seguida o
Macedonia nunca había sido considerada como dentro de poco. Estuvo atento a otras ciudades grie-
~eneciente ~ Grecia. Era un país agreste y pri- gas, especialmente a Olinto. Esta ciudad había
DUtivo, precanamente unido por una familia real sido el centro de una formidable confederación, pe-
con pretensiones de ascendencia helénica -procla- ro Esparta no gustaba de las confederaciones. Al
maban tener por antecesor nada menos que a Aqui- disolver la Liga olintia, facilitó las cosas para Filipo.
les- Y poseía una corte que llegó a ser Jo bastante Comienza ahora un largo y trágico duelo entre dos
civilizada como para tentar a Eurfpides hacia el grandes figuras de la política en el siglo xv, el propio
fin ~e su vida. En 3.59 a. C. llegó al trono Filipo II Filipo y un ciudadano ateniense, un escritor profe-
mediante el procedimiento habitual, una serie de sional de discursos, un patriota formado en Tucídi-
asesinatos !amiliares. Era ambicioso, enérgico y des, quizás el más grande orador de todos los tiem-
astuto. Hab1a pasado parte de su jUYentud en Tebas pos, Demóstenes. Advirtió el peligro, un tanto
Y allí pudo ver c6mo se había debilitado Grecia, ; tardíamente, y no en toda su magnitud al principio,
también aprendi6 algo sobre las tácticas militares pero al fina] lo vio y, en discurso tras discurso, con
212 213
creciente desesperación, rogó a los atenienses que -apaz de pensar que la historia griega puede decir
adop~ una firme actitud. La Atenas de] 350 for. algo sobre los problemas contemporáneos y que lo
ma un triste contraste con la de] 450. Entonces las sucedido hace más de una semana no es ya necesa-
fuerzas atenienses estaban en todas partes, sus ciu.- riamente inaplicable.
dadaoos dispuestos a cualquier sacrificio; abo~ Por .fin, cuando la lentitud ateniense, los odios
Den:ióstenes tenía que suplicarles que defendier griegos y la absoluta deshonestidad de algunos ami-
sus mtereses más vitales, e implorarles que enviasen gos atenienses de Filipo habían hecho el mayor
una fuerza, integrada al menos en parte, por ciucla.. daño posible, Demóstenes venció. Atenas realizó un
~os -pues ya era común el empleo de mercena- esfueno considerable y digno de elogio; había ter-
nos- Y obligar aJ ejército a permanecer en el lucra!' minado la antigua lucha con Tébas y los ejércitos
de ~ guerra, para que no se fuera a cualquier ,~a combinados marcharon contra Filipo. Pero el re-
tegi?n a una campaña más lucrativa. Tenía que sultado fue
pedir~. que no enviasen más ejércitos "nominales·,
COnstitu1dos po~ un general comisionada para em- aquella deshonesta victoria
plear mercenanos, los cuales con cierta frecuencia en Queronea, fatal para la libertad.
s~ quedaban sin paga. "Vuestros aliado$, expresa,
tiemblan de pavor por esta clase de expediciones "' Finalmente los griegos tuvieron que aceptar lo que
Pero Jos atenienses no ~tabao dispuestos a ver J~ se les ordenó; Filipo instaló guarniciones mace<lo-
verdades desagradables y sí a creer a Filipo ·-"os nias en tres ciudades estratégicas: '1as caden~ de
aseguro que es mi última exigencia"'-; dispuestos Grecia•.
1a creer a. los prudentes ministros de finanzas, v a Dos años más tarde murió. Si hijo y sucesor
os consejeros menos honestos <1ue ridiculizaba~ a hubiese sido un rey macedonio común, el país
Demóstenes y aseguraban a los atenienses que FiJi- habría caído en la insignificancia y Grecia habría
po era un buen hombre, culto y su mejor amigo. En recobrado su ca6ñca autonomía, por algún tiempo.
1937, un diario inglés traía este título: ¿HA MUER- Pero el sucesor de Filipo no era un gobernante· co-
TO ~ITLER? En 3.57 a. C., Demóstenes decía a sus mún; fue Alejandro Magno, uno de los hombres más
conetudadanos: "Corréis de aquí para allá pregun. asombrosos que hemos conocido. Era un joven de
tándoos unos a otros: ¿Ha muerto Filipo? -No· no 20 años y ya se movía con la rapidez del relám-
ha ,muerto, pero esta• enfermo. ,¿Qué· importa •que
pago. En quince meses sofocó una insurrección en
esté muerto o no? Pronto se levantaría contré voso- Tesalia, marchó a Grecia y asustó a las ciudades que
tros otro Filipo, si continuáis manejando así vuestros habían enviado sus plácemes a los asesinos de Filipo
asuntos." Este paralelismo tao estrecho hace amar a y pensaban rebelarse; realizó una rápida campaña
1~ 1 ~ d~ la oratoria política de Demóstenes.
histona reciente pudo haber sido muy ..J,...é_t ·
!.a hasta el Danubio para asegurarse la retaguardia y,
b~b'' ~una s1 como el oro persa persuadió a Tebas a levantarse
1esemos tenido un estadista conductor que cono- contra su guarnición macedonia y a otras ciudades
oera <Su Demóstenes y una Cámara de los Cotbunes a que se rebelaran, fue por segunda vez a Grecia;
214
215
se apoder? de Tebas y la destruyó. Dejó una la similares, Europa Occidental intenta hallar su ca-
casa en pie: so
mino hacia una unidad política mayor, del mismo
.!:~: d ~ ~ ~ d o el Templo y la Tone
modo en el siglo IV había algunos que se apartaban
de la p6lis o del principio democrático. Is6crates,
el "elocuente anciano" del soneto de Milton, se ha-
1 Tod? esto 11ev6 solamente quince meses. Tanto llaba bien dispuesto hacia el principio monárquico;
os g:n.e~os como los vecinos septenbionales de escribió un panegírico de un tal Evágoras, tyrannoa
Macedorua
Ja. habían
. ,.,~..... Durane
aprendido su J-:ón t de Chipre, y pidió con ahínco que las ciudades
Á~avera siguiente (334 a. C.) Alejandro pasó griegas, en lugar de pelearse entre sí, se uniesen,
~ ~a. Once años después muri6, a la edad de bajo el mando de Filipo, para caer sobre el deca-
an?s; pero todo el Imperio persa era ahora ma- dente Imperio persa. Platón habla perdido toda
ced~mo, y durante un breve tiempo, también el esperanza en la democracia; formuló la idea del
Pan1ab, nunca dominado por los persas. Alejandro "rey filósofo", y no solo la formuló, sino que hizo
~o fue arrastrado simplemente por el torbellino de dos visitas a Sicilia con la vana esperanza de con-
ª ~erra; ~ondeqwera que fue consoltdó sus con- vertir en este rey filósofo a Dionisio el Joven, gober-
q~tas mediante la meditada fundación de ciudades nante de Siracusa.
~egas, algunas de las cuales, en especial Ale·an- Pero no solo exteriomiente evidenciaba la pólis
dr1a, en Egipto, lJevan hasta el día de hoy) el una falla, al no brindar a Grecia un modo de vida
nombre que él les dio.
tolerable; también en Jo interno estaba perdiendo
Cuando murió Filipo, estados como Atenas su garra, como podemos ver con claridad en el caso
:eh~ eran, para ~a mente griega, grandes y d¿ de Atenas. El contraste entre la época de Demós-
•05?5, cuando mun6 Alejandro, los griegos del1:Jar tenes y la de Pericles es sorprendente; para el
nativo contemplaban un imllPri0
desd 1 Adr· .t"-· que se extendía ateniense de la época de Pericles 1a idea de utilizar
e e . iático al Indo, y desde el Caspio hasta mercenarios le habría parecido la negación de la
el alto Egipto: Estos trece años habían producido pólis, como lo era en efecto. La Atenas del siglo IV
un tan cambio. La Grecia clásica había llegado a da una impresión de letargo políticO, casi de indife-
su .Y ~ _partir de alü la vida tenía una forma rencia. Los hombres se interesaban en otras cosas
Y un significado completamente distintos. y no en la pólis. Hasta su fatal último día los ate-
. Ante un derrumbamiento tan súbito de todo un nienses no actuaron en una forma digna de su
S1St~!11ª poNlítico, husca.mos, por supuesto, una expJi. renombre, y entonces ya era, en la realidad de la
cacion o diff ·1
. : es C1 ver por lo menos una causa situación, demasiado tarde.
mm~<hata: 'que las continuas guerras de un si lo El contraste entre ambos períodos tiene raíces
o mas hab1an agotado a Grecia, material y espf¡- profundas. No se trata solo de que Atenas haya
tualmente. Las cosas no podían co ti í 1 sido agotada por la larga Guerra del Peloponesó.
· d d n nuar as . a
cm ªb·estad~ ya no brindaba un modo de ~da Las comunidades se recuperan de tales agotamien-
to1era le. As1 como hoy · .
, en circunstancias nn tanto tos, y en realidad la Atenas del siglo IV era activa
216
217
Y ~~rendedora en otras direcciones. No podemo, así evitaban la pólis. En realidad, la palabra
atriburr.el cambio~ mera decadencia. Ni tampoco cosmópolis· fue acuñada en ese tiempo, para ex-
a. una sun~le reacet6n a partir de la energía de la presar la idea de que la comunidad a la que el
vida política en el siglo v; pues ese movimiento sabio debía obediencia era nada menos que la co-
:on el tiem~, pierde su fuerza. Lo que encontra~ munidad del hombre; el hombre sabio, dondequiera
mos en el Siglo IV es un cambio permanente en el viviese» era el conciudadano de todos los demás
t~per~ento del pueblo; es la aparición de una sabios. Pero, aparte su sentido filosófico, el "cosmo-
a~tud diferente ante la existencia. En el siglo IV politismo• era el complemento necesario del nuevo
eXISt~ un mayor individualismo. Podemos verlo individualismo. La Cosmópolis empezaba a rem-
doquier~ que miremos: en el arte, en la filosofía, plazar a la Pólis.
en la. vida. La. escultura, por eJ·emplo, empieza
. a Si vamos del arte y la filosofía a la vida y a la
ser mtrospec~va, a atenerse a los rasgos individua- política, encontramos esenciahnente lo mismo. El
les, con su mdole transitoria, en vez de intentar ciudadano común está más interesado en sus asun-
expr~ar lo ideal o lo universal. En una palabra, tos privados que en la pólif. Si es pobre, tiende a
~pieza _a representar hombres, no el Hombre. Lo mirar a la pólif como una fuente de beneficios. Por
mismo su~e con el drama, y el drama muestra ejemplo, Demóstenes luchó mucho para persuadir al
que el cambio no es tan súbito. Ya en las dos últi- pueblo de que emplease en la defensa nacional las
mas décadas del siglo v la tragedia había empezado contribuciones que se habían entregado regular-
a apartarse
. de los temas importantes y uruversa
. · 1es mente para el "fondo teatral..; éste no era un fondo
y a mteresarse en los personajes anormales ( com~ para representar obras, sino para permitir que los
en la Electra y el Orutu de Eurípides) ciudadanos aiistieran al teatro v a otros festivales
relatos románticos de peligros y fugas conmo:eclen libres de cargo. El mantenimiento de este fondo
ras (como en lfigenia en Táuride y ·Helena) : podía defenderse, pero solo en la suposición de
;a fil~ffa de la época encontramos escuelas ~ : que el ciudadano mostrase más celo en servir a la
os cimcos y los cirenaicos. La gran p1egunta era· pólif que en aceptar sus favores. Si el ciudadano
¿D6nde reside el Bien para el hombre? y '1a res: poseía fortuna, estaba más absorbido en sus pro-
puesta dada .no tenía en cuenta a la pólis. Los cí- pios negocios; Demóstenes compara desfavorable-
nicos, cuyo e1em~lo extremo era el famoso Di6genes, mente las casas espléndidas edificadas por los po-
d~fa.n que la Virtud y la Sabiduría consistían en tentados de su propio tiempo con las viviendas
~ de acuerdo con la naturaleza, y en abandonar !-enci11as con que se contentaba el rico del siglo
vam?ades tales como el deseo de honores y la co- precedente. La comedia muestra con claridad el
m~idad. Así Di6genes vivía en un tt,nel la cambio de temperamento. La comedia antigua
pólis tuvo que prescindir de él· Los crrenaicos,
. ~ mostraba su carácter político de parte a parte; era
una .escuela heclonista, sostenían que la sabiduría la vida de la pólás lo que se criticaba y ridiculizaba
consISte en la recta elección de los placeres en el escenario. Ahora toma su materia de la vida
eludir lo que podría perturbar el fluir de la ~¡an, privada y doméstica, y hace chistes sobre los coci-
21R 219
neros y e] precio de) pescado, Jas mujeres malh década o de una generación. ¿Qué había sucedido?
moradas y Jos médicos incompetentes. Hemos visto algunos síntomas, pero ¿cuáles son
AJ comparar 1a Atenas de Pendes y 1a de Dem ' sus causas? ¿Por qué la pólis se desmoronó en d
tenes, encontramos otras- diferencias significativ siglo rv y no en el v? ¿Por qué pudo Grecia unirse
a~que a] parecer tienen poco que ver con el creci1 contra Persia y no contra Filipo? ¿Existe algún
1?1ento d~] individualismo que hemos seña1ado. Lruil nexo entre esta declinación y el individualismo que
figuras dirigentes en 1a Asamblea ya no son lampo!, señalamos? ¿O entre aquélla y el empleo ominoso
~ los funcionarios responsables de] estado. Menos de soldados mercenarios? Si consideramos una vez
aun son Jos funcionarios responsab]es del estado más lo que la pólis significaba e implicaba, creo
comandantes en el campo de batalla. La separación: que podremos descubrir una conexión íntima entre
de estas funciones no es, empero, absoluta; es típico. todas estas contradicciones.
por eJemp]~, que veamos a oradores profesionales La p6lis estaba hecha para el aficionado. Su ,ideal
como Demostenes y Esquines, su eminente rival era que cada ciudadano ( más o menos, segun la
en la Asamblea, integrar legaciones aun cuando póU. fuese democrática u oligárquica) desempeña-
no desempeñaban cargos representati~os ni ejercían· ra su papel en todas sus múltiples actividades, un
e] mando en la guerra; un estadista como Eubulo ideal que procedía de la generosa concepción homé-
q~e ~µsagr6 su gran taJento a 1a prudente admi: rica de la areté como una excelencia completa y
mstraci6n, no alcanzó ninguna otra preeminencia· una actividad total. Esta filosofía encierra un res-
gene~ales como Ifíci:ates y Cabrias, qne fuero~ peto por la totalidad o la unicidad de la vida, y un
prácti~ente profesionales, sirvieron a potencias consiguiente desagrado por la especialización. Su-
extr~Jer~ ;tiando Atenas no los necesitaba, y en pone el desprecio por la eficiencia, o, mejor dicho,
re::i l1dad ~v1an fuera de la ciudad. Hícrates se casó una idea más elevada de ella, una aptitud que no
con 1~ h~Jª de un rey tracio, y en cierta ocasión existe en un compartimiento de la vida, sino en 1a
ayudo a ~e contra Atenas; en tanto que otro yerno vida misma. Ya hemos visto hasta qué punto la de-
de este mismo monarca, un tal Caridemo, fue a mocrática Atenas fue restringiendo el campo de
menudo ,empleado como genera] por los atenienses, acción del experto profesional. Un hombre tenía
aunque e] no era de esta ciudad, sino simplemente que ser todo a su debido tiempo: tal era su obliga-
un ta1entoso jefe de mercenarios. ción para consigo mismo y para con la pólis.
Si_ contemplam~s, pues, a Grecia en general ad- Pero esta concepción del aficionado implica ade-
vertimos que el sistema de las ciudades autónomas más que la vida, fuera de ser una totalidad, es tam-
se derrumbaba; por otra parte, cuando observamos bién simp]e. Si un hombre es constreñido a des-
~ Aten~ por dentro comprobamos también la des- empeñar en su época todos los papeles, éstos no
mte~ación de la pólis. En rea1idad, e] coJapso de deben ser demasiado difíciles de aprender para el
fa ciudad-estado parece haber sido mucho más rápi- ciudadano común. Y aquí comenzó la crisis de la
do que lo que fue. No se produjo como consecuencia pólis. El hombre occidental, empezando por los
de una batalla ni por ]os acontecimientos de una griegos, nunca ha ?,>Wdo dejar de enfrentarse con
220
221
los hechos. Tiene que investigar, averiguar, expe nas llevó el proceso más lejos. s,u. estructura eco-
mentar~ progresar; ~ el progreso destruyó a la pó nómica. en conjunto, contradec1a la ley de la
Consideremos pnmero el aspecto intemaciooa autárkefa, ya que, des-de los tiempos de So16n, p_as6
El lector moderno que acude a esos dos filósoi a depender cada vez más de la exportación d~ vmo,
políticos tan diferentes que son Platón y Aristótel aceite y artículos manufacturados, y de la impor-
se sorprende, sin du~ ante la pertinacia con quei tación de cereales del Mar Negro y de Egipto. Por
proclaman que la pólis debe bastarse a sí m~ consiguiente, tuvo que controlar el Egeo de cual-
económicamente. Para ellos, la autárkeia la auto- quier manera y en especial los Dardanelos; pero
suficiencia, es la primera ley de la ciud~d. en la este control tal como a Grecia se le manifestó brus-
práctica pretendían abolir el comercio. Por '10 me- camente, e;a incompatible con el sistema de la ciu-
nos: desde. el punto de vista histórico, parece que dad-estado. En realidad, su organización empe7.ó a
teman razoo. Ambos estaban convencidos de que resultar inoperante, cuando contradijo esta ley bá-
~I _sistema griego de póleu pequeñas resultaba la sica de su existencia.
uruca base posible para una vida realmente civili- Pero la pólis imponía simplicidad .también en asun-
zada, Y era ésta una opinión correcta. Pero tal es- tos que no eran económicos. Consideremos las tác-
tructura sólo podía funcionar si se cumplía una de ticas militares y navales, no demasiado diferentes.
estas tres condiciones: según la primera, las póleu Todos sabemos cómo pelean hoy los griegos, de
d~b~an. manejar sus asuntos con una inteligencia y cumbre a cumbre. Es un método de lucha que les
disetplina que la raza humana todavía no ha demos- ha sido impuesto por la naturaleza d~l suelo. ~in
trado ~seer; la ~gunda -una erigencia más rigu- embargo en ese mismo país, durante siglos, la gue-
rosa aun- sosteo1a que la pólis tenía que ser Jo ia'
rra de ciudad-estado fue llevada a cabo por la in-
bastant~ ~ert~ p~a mantener el orden, sin pre- f anterla pesada que solo podía pelear en terreno
tender mnuscuirse indebidamente en las cuestionE".s llano. La caballería y, lo que es más sorprendente,
privadas de las ~emás. Durante algún tiempo, y las tropas ligeras solo se utilizaban como anxiliares,
de un modo paretal_, Esp~ se ajustó a esta con- para proteger los flancos, cubrir la retirada y otras
d_ucta; la tercera exigía que el territorio fuese espa- maniobras semejantes. Al actuar de tal mod_o, e_ste
etoso para que los sembrados de sus miembros no pueblo parece extrañamente f?rpe· La explicaetón
~ molestasen unos a otros; en otras palabras, las es sencilla. El soldado era el etudadano, y la mayor
Ciudades ~taban ?bligadas a practicar la autarquía. parte de los ciudadanos eran granjeros. Las cam-
En lo~ primeros ti~pos esta condición se cumplió pañas debían ser breves, porq~~ si los ~reales no
con ~1erta regularidad, pero las etploraciones del crecían ni se cosechaban, la polis perec1a de ham-
Mediterráneo y el crecimiento del comercio altera- bre. Por lo tanto se requerían siempre decisiones
ron las cosas. Las rivalidades comerciales muy rápidas, y las tropas de montaña rara vez podían
pronto suscitaron guerras de amplia escala. En llevarlas a cabo. Además, aunque era de esperar
efecto, el mundo griego se empequeñecía y los cho- que el ciudadano fuese un experto en el manejo
ques se hicieron inevitables. El desarrollo de Ate- de la espada y el escudo, y que conociese la simple
222 223
pero exigente disciplina del orden de batalla ce- adía hacerse. Pero el peligro de e~a m~ida
rrado, no podía disponer del tiempo necesario Panil utfaba ·obvio. Su principal adversario, F1~~·
dominar el más difícil arte de la guerra en terr ' ¡ 1 en pie un ejército bien adiestrado e~ las ulti~
montañoso. únicamente Esparta poseyó un ej,fr. t, ticas bélicas para atacar dondeqwera y e
cito profesional de ciudadanos ( sostenido con el , lq: er momento, forma~o. ~r ~dosi:º~~es:;
trabajo de los ilotas), pero, como era imbatible en , contaminados por la CivilizaCion. .~ .
el combate cuerpo a cuerpo, carecía de estímul 1 ía oponer a este ins~mento otro sunilar sm
para cambiar sus métodos. , der sus atributos esenciales. ' la
Sucedió que durante la Guerra del Pelopon 1 La táctica naval corrió la misma s~erte. Aqw lis
un emprendedor general ateniense dirigió, sin gran cesiva destreza se logró a un prec~o q~e 1~ pó
éxito, una campaña en la región agreste de Creci udo a ar. En las Guerras Médicas os . arcos
occidental y descubrió que Ja pequeña infantería .e~os e~J lentos y pesados, barcos propios de
pesada estaba en grave desventaja con respecto a b d tierra adentro como la flota romana
m res e ' "d bordar
las tropas ligeras, capaces de acometer, retirarse y n la rimera guerra púnica. La I ea era a .
volver a atacar. La lección resultó provechosa. Esa L eml.rcación enemiga y luego pelear _en cub1~.
táctica fue estudiarla con tanta eficacia que tn el ero, cincuenta anos - después, en los1 pnmeros
"trirreme"tiem·
ate.
siglo siguiente el ateniense Ifícrates, con algunas 1 is de la Guerra del Peloponeso, e ..
tropas ligeras, atacó a un destacamento espartano 1ense
. { que SI·goificaba "con tres bancos de remos )
en terreno fragoso y Jo deshizo. No tuvo este inci. a un verdadero buque, construido ~mo ~~ em·
dente gran importancia en sí mismo, ~ro, a pesar arcación de carrera. El peso ha9ía sido sa~1ca~o
de eso, latían en é] enseñanzas revolucionarias. J 1 "dad y a la movilidad, y los remeros -ciu-
Significó que la táctica militar se convertía en una a ve OC1naturalmente, no esclavos- bah'ian s1"do
dadanos. .
especia1ización, fuera del alcance del ciudadano. d. tracios hasta alcanzar un alto grado de preci-
L 1es
soldado y deJ ciudadano.general Había ya pasado ón. Por ejemplo, una opera~"ón ames · gada con•
el tiempo en que un estadista como Pericles podía 1istía en remar rápidamente hacia el barco adv::r
ser también un eficaz comandante de las tropas. rio como si se tratara de atropellarlQ; luego,. cu 0
La guerra se transformaba en una profesión que re. el chnnue parecía inevitable el atacante VIraba en
quería destreza. Ya hemos visto algunos generales d - ~ a continuación dirigía los remos sobre el
profesionales y los ejércitos regulares se formaron i e on
lado más • cercano. de la vfctima y rea lizaba una
fácibnente con hombres desplazados, desocupados pasada rasante a lo largo del costado que quebraba
o simple aventureros que la guerra prolongada ha. todos los remos de esa parte, mientras los arquer~,
bía dejado en pos de sí. Los famosos Diez Mil de Instalados sobre la cubierta, hacían cua_nto dano
Jenofonte fueron una fuerza de este tipo. Por con. >odían· finalmente maniobraba con rapidez '!1"e-
siguiente, ]os atenienses estaban en cierto modo ledor del desmantelado enemigo y lo embesha a
justificados por confiar demasiado en los mercena. oluntad.
ríos, es decir en profesionales. Era Jo más eficaz Esta táctica, por supuesto, requería una gran
.224
225
exactitud y entereza en todos los que 1a aplica
Las tripulaciones tenían que ser casi profesio pólis podía soportar. La pólis se apoyaba en 1a
Pero, ¿cómo formar tripulaciones profesionales comunidad de intereses, pero éstos, y también el
ciudadanos que tenían que ganarse la vida? Si carácter, de los sectores comerciales y agrícolas del
productividad del trabajo era tan baja, ¿cómo pueblo ateniense empezaron a diferir agudamente.
Atenas dedicar tanto esfuerzo para su flota?· S El primer grupo estaba formado por los ultrademó-
mente porque recibía los tributos de sus súbdi cratas, los imperialistas, el partido de la guerra. Si
aliado¡. En realidad, la gran unidad política, o ,ran ricos, la guerra )es brindaba oportunidades de
el Imperio ateniense, brindaba medios para al i,xpansi6n comercial; si eran pobres, ocupación y
zar este grado de especialización; la pólis no. P paga; pero al pueblo campesino les daba casas sin
este organismo imperial disgustaba a los de techo y olivos talados en sazón. Después eje Peri-
punto éste que tiene cierto interés hoy para 1a E eles los conductores de la Asamblea procedían en
ropa del oeste. Atenas logró así esta expertiae na su mayoría de la clase del Pireo, afortunados hom-
( entre otras cosas) explotando a las pólffl conf bres de negocios, como Cleón; a veces, individuos
radas. Esto, empero, constituía una afrenta al sen de gran capacidad pero oportunistas, quienes por
-miento griego; negaba una de las leyes básicas naturaleu y educación tenían pu--tos de vista par-
todo el sistema, y esta negación tuvo su condi iales y po~ consiguiente suscitaban adversarios con
castigo. opiniones aún más estrechas y violentas. Además,
Ya ~os hace un momento que la compleji 1 aguda complejidad de la vida proveniente de este
económica, por ser la negación de la autárkeia desarrollo comercial originó una especie de fuerza
incompatible con la pólis en su aspecto intem~ · -entrífuga dentro de la ciudad. Los asuntos priva-
nal. Ahora que consideramos el caso en partiCll los de los hombres se volvieron más excitantes y
de Atenas, podemos observar que en lo interior s xigentes, de modo que se optó por separarlos de los
efectos fueron también graves. En realidad, aunq negocios públicos. El letargo polítioo de Atenas
la ley de Platón es válida exteriormente, fue si ,m el siglo IV fue una oonsecuencia directa de este
~uda la experiencia doméstica de Atenas la que J nuevo ordenamiento.
1mpulsó a formularla. Hacia mediados del siglo Pero este desordenado progreso no se limitaba al
el Pireo se había conv~rtido en el puerto más activ upecto material de la vida, y necio sería afirmar
del Mediterráneo. Pericles, repudiando por antici que empezó allí. Aristófanes sostenía que todo pro-
pado la ley de Platón, declaraba con orgullo: venía por pretender ser demasiado inteligentes y
productos del mundo entero llegan a nosotros". sobre esta reflexión tan simple hay mucho que
así era, incluyendo la peste. El Pireo y Atenas pros-. decir.
peraban. Se establecieron en ellos extranjeros em... Durante generaciones la moralidad griega, lo
prendedores, surgieron industrias; la ciudad geme 111 moque la táctica militar. había continuado sien-

llegó a ser el centro del mundo. Este espl.end 1 , r amente tradicional, cimentada en las virtu-
seducía y estimulaba, pero era más que lo que la 1 u fo1 ll(· de Justicia, Fortaleza, Templanza, y
226
Prudencia. Un poeta tras otro habían predicado
22í
jamás existió. Se había interesado en las especula
una doctrina casi idéntica: la belleza de la Justicia., ciones de los físicos, pero las abandonó por consi-
los peligros de la Ambición, la locura de la Violen- derarlas infructuosas y triviales en comparación
cia. Esta moralidad no fue ciertamente practica<LI:; con la importante pregunta: ¿Cómo debemos vivir?
por todos los griegos, así como tampoco el cristia- ll:l no sabía la respuesta, pero se empeñó en hallarla
nismo fue observado por toda la cristiandad. Sin mediante el riguroso examen de las ideas de los de
embargo, lo mismo que el cristianismo, era un ar- más hombres. Esta investigación mostró a Sócrates
quetipo aceptado. Si un hombre obraba mal, sabía y a los ávidos jóvenes que lo seguían que la moral
que obraba mal. He aquí el fundamento, simple y tradicional no estaba fundada en la lógtca. Nadie
fuerte, sobre el cual podía edificarse una vida co- en Atenas podía dar una definición de cualquier
mún; he aquí también la fuente de la fuerza y de la virtud moral o intelectual que sobreviviera a una
simplicidad del arte clásico griego; y el único .arte conversación de diez minutos c.'On este formidable
europeo que por estas cualidades se acerca a aquél, dialéctico. El efecto sobre algunos de los jóvenes
es decir, el arte del siglo XIII, se asentaba sobre un fue desastroso; su creenda en la tradición fue des-
pedestal similar. truida y nada se colocó en su lugar. La fe en la
Pero el siglo v cambió por completo. Hacia su pólia se vio dunasiado quebrantada, pues ¿cómo
término, nadie sabía orientarse mentalmente; el in- ¡ 1 pJüa educar a sus ciudadanos en la virtud,
teligente subvertía las concepciones y creencias co- si nadie sabía qué cosa era la virtud? Así Sócrates
nocidas, y el simple sentía que todo eso estaba ya proclamó el extravío de la democrática Atenas,
pasado de moda. Si alguien hablaba de la Virtud, que se preocupaba de consultar a un experto para
la respuesta era: "Todo depende de lo que entien- una bagatela como la construcción de un muro o
das por Virtud"; y nadie lo comprendía, razón por un dique, pero en una materia infinitamente más
la cual los poetas dejaron de interesarse en el pro- importante como la moral o la conducta permitía
blema. Así como en los últimos cien años las nuevas que cualquiera diese su opinión indocta.
ideas y descubrimientos en las ciencias naturales El elevado designio de Sócrates, y de Platón
han modificado profundamente nuestra concepción después, era poner a la Virtud sobre una base ló-
y han derribado, en muchos hombres, la religión y gica inatacable; convertirla, no en mat~ria de la
la moral tradicionales, al extremo de que el Diablo opinión tradicional falta de crítica, sino del conoci-
fo,. abandonado su domicilio, ia maldad ha dejado de mient xacto para que pudiese ser aprendida y en-
existir y todas las faltas humanas son resultado del señada. Era un designio loable, pero llevó directa-
sistema o proclucto del medio, de igual inodo, pero mente a la República, la antítesis profesional de
más agudamente, las temerarias especulaciones de la pólis amateur, puesto que el adiestramiento de
los filósofos jónicos de los siglos v1 y v habían esti- los ciudadanos en la virtud -es decir el gobierno
mulado la investigación sistemática en diversas di- de la pólis- debía ser confiado a los que sabían qué
recciones, con el resultado de que muchas ideas cosa era la virtud. La insistencia de Platón sobre el
admitidas en punto a la moral se quebrantaron. conocimiento tiene el efecto de fragmentar la
Sócrates fue, sin duda, el hombre más noble que 229
228
jamás existió. Se había interesado en las especula
una doctrina casi idéntica: la belleza de la Justici~ ciones de los físicos, pero las abandonó por consi-
los peligros de la Ambición, la locura de la Violen- derarlas infructuosas y triviales en comparación
cia. Esta moralidad no fue ciertamente practicada: con la importante pregunta: ¿Cómo debemos vivir?
por todos los griegos, así como tampoco el cristia- ti no sabía la respuesta, pero se empeñó en hallarla
nismo fue observado por toda la cristiandad. Sin mediante el riguroso examen de las ideas de los de
embargo, lo mismo que el cristianismo, era un ar- más hombres. Esta investigación mostró a Sócrates
quetipo aceptado. Si un hombre obraba mal. sabía y a los ávidos jóvenes que lo seguían que la moral
que obraba mal. He aquí el fundamento, simple y tradicional no estaba fundada en la lógtca. Nadie
fuerte, sobre el cual podía edificarse una vida co- en Atenas podía dar una definición de cualquier
mún; he aquí también la fuente de la fuerza y de la virtud moral o intelectual que sobreviviera a una
simplicidad del arte clásico griego; y el único ;ute conversación de diez minutos c.'On este formidable
europeo que por estas cualidades se acerca a aquél. dialéctico. El efecto sobre algunos de los jóvenes
es decir, el arte del siglo xm, se asentaba sobre un fue desastroso; su creenc:ia en la tradición fue des-
pedestal similar. truida y nada se colocó en su lugar. La fe en la
Pero el siglo v cambió por completo. Hacia su póli8 se vio dcrnasiado quebrantada, pues ¿cómo
término, nadie sabía orientarse mentalmente; el in- p 1 pJUs educar a sus ciudadanos en la virtud,
teligente subvertía las concepciones y creencias co- si nadie sabía qué cosa era la virtud? Así Sócrates
nocidas, y el simple sentía que todo eso estaba ya proclamó el extravío de la democrática Atenas,
pasado de moda. Si alguien hablaba de la Virtud, que se preocupaba de consultar a un experto para
la respuesta era: "Todo depende de lo que entien- una bagatela como la construcción de un muro o
das por Virtudn; y nadie lo comprendía, razón por un dique, pero en una materia infinitamente más
la cual los poetas dejaron de interesarse en el pro- importante como la moral o la conducta permitía
blema. Así como en los últimos cien años las nuevas que cualquiera diese su opinión indocta.
ideas y descubrimientos en las ciencias naturales El elevado designio de Sócrates, y de Platón
han modificado profundamente nuestra concepción después, era poner a la Virtud sobre una base ló-
y han derribado, en muchos hombres, la religión y gica inatacable; convertirla, no en matl!'ria de la
la moral tradicionales, al extremo de que el Diablo opinión tradicional falta de crítica, sino del conoci-
h& abandonado su domicilio, la maldad ha dejado de mien xacto para que pudiese ser aprendida y en-
existir y todas las faltas humanas son resultado del señada. Era un designio loable, pero llevó directa-
sistema o producto del medio, de igual inodo, pero mente a la República, la antítesis profesional de
más agudamente, las temerarias especulaciones de 1a póUs amateur, puesto que el adiestramiento de
los filósofos jónicos de los siglos v1 y v habían esti- los ciudadanos en la virtud -es decir el gobierno
mulado la investigación sistemática en diversas di- de la póUs- debía ser confiado a los que sabían qué
recciones, con el resultado de que muchas ideas cosa era la virtud. La insistencia de Platón sobre el
admitidas en punto a la moral se quebrantaron. conocimiento tiene el efecto de fragmentar la
Sócrates fue, sin duda, el hombre más noble que 229
228

L
sociedad en individ"uos, cada uno de los cuales es 1 1osos o indagadores, y el efecto de su enseñanza
experto en una sola ocupación y debe limitarse a 1 t señalarse en dos casos importantes.
ella. El arte principaL el más importante y difícil 1 n primer término, ellos, como Sócrates, critica-
de todos, es "el arte político", y el que llegue a 1 , la moralidad tradicional. Algunos hicieron
dominarlo, cuando ha sido descubierto, debe go- intentos para darle un fundamento sólido.
bernar. Estas doctrinas excedían los límites ·de la t o enseñaban nuevas y excitantes doctrinas, co-
pólis y su teoría de que la vida buena significaba 1 'l'rasúnaco, que figura en el libro primero de la
tomar parte en toda su actividad. /tÍblica·. Este Trasúnaco es representado como
Este fermento intelectual produjo aparte de Só-
1 11 hombre obstinado e impaciente que tiene ideas
crates, multitud de personajes menores, los so- 11 1usas sobre la Justicia. Veamos un caso claro
fistas, cuyo impacto inmediato sobre la pólis fue 1r -aso. Apremiado a formular su propia defi-
aún más importante. El término "'sofista" no tiene 1 , de manera concreta, exclama: "La justicia
un sentido completamente peyorativo. Fue Platón implemente el interés del más fuerte". Un
quien se lo dio, pues a él le desagradaban tanto sus m} 1, .más grande que éste, Protágoras, sostuvo
métodos como sus propósitos; ellos eran maestros no existían el bien y el mal absolutos: "El
y no investigadores y así sus designios eran prácti- 1 11 I rt es la medida de todas las cosas·. Esto
cos y no filosóficos. La palabra significa "maestro , tlf II que la verdad y Ja moral son relativas.
de ,ophía· y ·sophía• es una de esas palabras griegas ! n que hemos visto el mezquino uso que se ha
difíciles, que quiere decir "sabiduría", "intéligeo- 1 J ,, , de la doctrina científica de la supervivencia
cia• o "destreza'". Quizás "profesor" sería un apro- l más apto, podemos imaginarnos sin demasiada
ximado equivalente moderno de "sofista". Existe 11111 ultad el empleo que harían de esta frase los
una categoría similar -desde ~rofesores de griego h mbres violentos y ambiciosos. Cualquier iniqui-
hasta profesores de freoolog(a- y aunque algunos lad podía así revestirse de estimación científica o
profesores investigan, todos enseñan y reciben paga 1losófica. Todos podían cometer maldades sin ser
por ello; esto constituía un gran reproche a los ·nseñados por los sofistas, pero era útil aprender
sofistas. Algunos de ellos fueron filósofos serios, U'gumentos que Jas presentasen como bellas ante
educadores o eruditos; otros sólo mercaderes que los simples.
profesaban la enseñanza del sublime arte de me- Pero los sofistas que no reflexionaban sobre pro-
blemas éticos producían un efecto igualmente per-
drar. ¿Quiere usted mejorar su memoria? ¿Quiere
turbador. La educación había sido una consecuen-
usted ganar 1.000 libras por año? Un sofista se lo
1a de la vida de la pów, por consiguiente, común
enseñará mediante una gratificación. Los sofistas
todos. Los hombres con capacidad natural llega-
iban de ciudad en ciudad, disertando sobre su tema ban más lejos que los demás, pero todos estaban
particular -algunos dispuestos a hablar sobre -cual- el mismo terreno; la f'Ólis seguía siendo una.
quier cosa- pero siempre por una suma convenida. Con el advenimiento de los sofistas, la educación
Eran inmensamente populares entre los jóvenes am- se volvió especializada y profesional, accesible sólo
230 231
a los que podían y querían pagar por eUa.
primera vez se abría una brecha entre el ilustr
Y el ignorante, con el resultado lógico de que
clases edu~adas en J~s dife~entes ciudades emp
ron a sentir que teman mas en común entre el
que con los no educados de su propia ciudad. LA MENTE GRIEGA
Cosmópolis se acercaba.
Entre las artes prácticas ensefiadas por los so
tas. la más importante era la retórica. El arte de
~ión, tan importante para el griego, había si
analizado, elaborado y reducido a un sistema. I la
entonces esto había dependido de la agudeza na Ahora que hemos estudiado, muy brevemente, la
ral Y la práctica; ahora podía enseñarse medi historia de los griegos hasta el virtual término de
un estipendio. Este cambio fue aceptad; con n Ja ciudad-estado, podemos hacer una pausa y exami-
si~mo. ~s atenienses, que ya se complacían en nar el carácter del pensamiento griego y algunas
discurso bien urdido y bien expresado, se des! de sus realizaciones durante este período.
hraron -al menos por un tiempo- con el es · El sentido de la totalidad de las cosas es quizás
conceptuoso y la sutil argumentación inventad el rasgo más típico de la mente griega. Ya hemos
y enseñados por estos profesionales. Se hicieron encontrado algunas notables expresiones de esto:
c~mo les dijo Cleón, más diletantes que ciudadan la resolución con que Homero, pese a su amor por
mientras tanto el hombre común, derrotado en el detalle particular y el carácter individual, encie-
debate y rechazado en su petición, se quejaba d rra firmemente esta tendencia dentro de un marco
modo como se había pervertido la justicia. ( L universal; la versatilidad con que tantos griegos
Nubes de Aristófanes es una muestra de ello.) ejercieron diversas funciones a la vez, tal como So-
uno no aprendía el nuevo estilo, estaba, o 1 Ión, que es político y reformador económico. hom-
est~, en seria desventaja en el caso de tener r¡ bre de negocios y poeta; el modo en que la propia
ple1~ear con su conciudadano. He aquí el mis .1 ,,l; se convierte no en una máquina de gobernar.
fenomeno <jue ya hemos visto antes: el expe lno en algo consustanciado con la vida integral. El
avezado, el especialista, no tiene cabida nahiral ¡i, nsamiento moderno divide, especializa. piensa
la pólis, y cuando aparece, como sucede en tan t 1, categorías; el instinto griego era lo oput- :to; pre-

sec~~res de la vida en el siglo v, se debilita la f r la adoptar los puntos de vista más amplios, ver
hes1on o se exceden los límites naturales de 1 1 . rosas como un conjunto orgánico. Los discursos
ciudad. Cleón y Diodoto mostraban precisamente lo
n mo: los problemas particulares deben ser gene-
• li:.ulos.
1 , ataremos de ejemplificar esta "totalidad" un
232
f to algo asi como "dignó de cálida admira-
poco más, empezando con una cosa tan griega como 11 puede usarse mdiferentemente en cual-
el propio idioma. · ¡u, ' de estas categorías, como la palabra ínglesa
El que empieza a aprender griego se halla en , Tenemos en nuestro idioma vocablos como
constantes dificultades con algunas palabras que, , , ·malo", por ejemplo, puede aplicarse a la
según él piensa, deben ser simples, y en realidad lo nducta, a la poesía o al pescado, y en cada ~
son, pero al principio parecen inesperadamente difí- lgnifica algo distinto, pero en grieg~ es habitual
ciles. Tal es la palabra kalós y su contrario aiskhr68. h negarse a ~ i c a r la significación.
Le dicen que la primera significa "bello·. ll:I conoce La palabra hamartfa significa '"':"°~~· ·~ta·,
su equivalente latino pulcher y se queda tan feliz. nmen.. o "pecado..; literalmente, significa errar
Lee kalé p6Us, "una hermosa ciudad..; Homero lla- , 1 blanco.., ..un tiro fallido". Entonces exclamamos:
ma a Esparta Kalligynailc08, "ciudad de hermosas ¡Qué intelectualistas eran estos griegosr El ~
mujeres"; hasta aquí todo marcha bien. Pero luego ,do es precisamente "errar el blanco . ¡MeJOr
lee que la Virtud es "bella", que es "bello morir por suerte otra vezl Esto parece confirmarse cuando ha-
la patria", que el hombre de alma grande "se es- llamos que algunas virtudes griegas parecen ser tan
fuerza por alcanzar lo bello"; también que una intelectuales como morales, circunstancia que las
buena arma o un puerto espacioso son '1>ellos•. hace intraducibles, ya que nuestro vocabulario debe
Llega asi a la conclusi6n de que el griego tenía un distinguirlas. Tenemos la palabra ,oph,OBjne,. lite-
punto de vista esencialmente estético de las cosas. ralmente "disposición totar o ..disposición inva-
Esta conclusión se ve confirmada cuando halla que riable... Seg6n el contexto significará '"sabiduria~
la palabra aiskhr61, en latín turpi.,, entre nosotros ·prudencia·, ·moderación"~ "castidad", "sobriedad
"'ruin• o "desdichado·, significa también "feo·, de "modestia• o ·autodominio", es decir, algo ínte-
modo que un hombre puede ser ruin no solo en su gramente intelectual, moral, o intermedio. La difi-
carácter sino en su aspecto. Es sumamente encan- cultad con esta palabra, como con hamartío, consiste
tador de parte de los griegos el convertir la Virtud en que nosotros pensamos más fragmentariamente.
en Belleza y el Vicio en Fealdad. Hamartía, "un mal tiró, no significa "mejor suerte
Pero el griego no procedía así en realidad. So- otra ver.·; significa más bien que un error mental
mos nosotros quienes forjamos esta interpretaci6n es tan culpable, y puede ser tan mortal ~mo un
al dividir los conceptos en categorías diferentes, error moral. Para completar nuestra educación, ha-
aunque quizás paralelas: lo moral, lo intelectual, lo llamos que en sectores donde usaríamos términos
estético, lo práctico. El griego no lo hacía, incluso intelectuales, en la teorla política, por ~jemplo, el
los fil6sofos se resistían a ello. Cuando Platón hace griego usa palabras cargadas de contemdo ~ -
a S6crates empezar un argumento diciendo: "Esta- •una política agresiva· es pqsiblemente adi1?a. m-
rás de acuerdo en que existe algo llamado to justicia, aun cuando no ..sea hybri,~ "~~en!'da
Kal.6n, podemos estar seguros de que va a despistar maldad"; mientras que engrandecmnento o ex-
al _.terlocutor deslizándose, sin esfueno, de kalón, plotación" es pleonexía, "intento de obtener más de
bello", a kalón, "honrado". La palabra significa 235
lo que corresponde", lo cual es juntamente un error
intelectual y moral, un desafío de las leyes del uni- l dioses; y puede construir y tripular un barco,
verso. t ,cer un surco tan recto como el que más, vencer
Volvamos a Homero por un momento. El poeta un 1oven bravucón en el lanzami~to del disco,
de la Ilíada tenía lo qu~ algunos extraviados actua- le wiar a boxear a la juventud feac1a, luchar o co-
les piensan que es la cualidad más necesaria para r1 , desollar, despedazar y cocinar un bue!,, y ser
un artista: conciencia de clase. Escribía solo sobre ,:onmovido hasta las lágrimas por una canc1on. Es,
reyes y príncipes; el soldado común no desempeña en realidad, un hombre completo; posee u~a areté
ningún papel en su poema. Además, esos reyes y sobresaliente. Lo mismo sucede con el heroe del
príncipes están retratados vivamente con todas las poema más antiguo, Aquiles, el más temible de los
limitaciones de su clase y su tiempo; son orgullosos. luchadores, el más veloz de los corredores, Y la más
feroces, vengativos, bravos en la guerra aunque la noble de las almas. Homero nos dice, en un ~~rso
odien. ¿Cómo pudo ser que estos héroes se con- notable, cómo fue educado. Su padre :°nf10 el
virtieran en ejemplares y en una inspiración viviente mozo al viejo Fénix y le pidió que 1~ ensenara a ser
para la burguesía que vino después? Porque, por "un hacedor de discursos y un rea~dor de ~ -
ser griegos, no podían considerarse a sí mismos más ñas'". El héroe griego intentó combmar en ~í mis~~
que en un contexto lo más amplio posible, es decir las virtudes que nuestra propia edad heroica d1v1-
en su condición de hombres. Su ideal no encerraba día entre el caballero y el clérigo.
nada específicamente caballeresco, como la Hidal- €sta es una razón por la cual la épica sobrevi~?
guía o el Amor; ellos lo llamaban areté, otra palabra como la educación de una época mucho más ClVI-
típi~ente griega. Cuando hallamos esta palabra lizada. El ideal heroico de la areté, aunque firme-
en Platón, la traducimos por Virtud y por co mente arraigado en su propio tiempo Y circuns-
guiente se pierde todo su sabor. "Virtud", al menos tancias, era tan profundo y amplio que podía llegar
en algunas lenguas modernas, es casi siempre una a ser el ideal de una época muy distinta.
palabra moral; areté, en cambio, se usa sin dis-
En el pasaje que traduje de la .Ilíada ha~ ui1
tinción en todas las categorías y significa "excelen-
detalle que me sorprende como sumamente griego.
cia". Se halla, por supuesto, limitada por su contex-
• Acongojóse el Pelida, y dentro del velludo ~
to; la areté de un caballo de carrera es la velocidad; su corazón discurrió dos cosas: o ... matar al hi¡o
la de un caballo de tiro es la fuerza. Si se refiere de Atreo o reprimir su furor ... Tennyson, traducien-
a un hombre, en un contexto general, significará do a Virgilio, escribe refiriéndose a un momento
excelencia en las direcciones en que un hombre pu&-
de ser excelente: moral, intelectual, física o pnic-_ similar:
ticamente. Así el héroe de la Odisea es un gran Su rápida mente dividida entre esta. y aquella dirección.
luchador, un astuto intrigante, un orador sagaz, un La mente no es seguramente el corazón~ ~o
hombre animoso y experimentado que sabe que mucho nos asombraríamos si Tennyson. o Vugilio,
debe soportar sin muchas quejas lo que le envían 11 mencionar el corazón o la mente, hubieran he-
236 'J:37
Olim_pia; los Juegos Píticos en honor de Apolo, loa
cho referencia al mismo tiempo a algún detalle Juegos Panatenaicos en honor de Atenea. ~d~
físico del cuerpo en que se hallaban estos órganos. se realizaban en recinto sagrado. El sentinuento
A Homero le parece muy natural informar que el que impulsaba esto era ~rfectamen!e natural. El
pecho era peludo. 21 ve simultáneamente al hombre torneo constituía un medio para estimular y des-
completo. No vamos a insistir demasiado sobre esto, arrollar la arelé humana, y a la vez, una digna
pero nos introduce en otro aspecto de esta totalidad ofrenda al dios. Asimjsmo, se celebraban juegos
del pensamiento, en que los griegos se diferencia- en honor de un héroe muerto, como en el caso de
ban agudamente de los "bárbaros" y de la mayoría Patroclo en la Ilíada. Pero como la arelé es tanto
de los pueblos modernos. La tajante oposición que de la mente como del cuerpo, no existe la menor
el mundo cristiano y el oriental han establecido incongruencia o afectación en. combinar los certá-
entre el cuerpo y el alma, lo físico y lo espiritual, menes musicales con los atléticos; uno entre toca-
era extraña para el griego, al menos hasta la época dores de flauta era un punta original de los Juegos
de Sócrates y Platón. Para el griego existía solo el Pfticos. ¿Acaso no era Apolo el ªSeñor de la Lira-¡,
hombre total. La idea de que el cuerpo es la tumba Los juegos estaban destinados a poner a prueba
del alma la encontramos en algunos misterios re- la areté, la arelé del .hombre -completo, no una ha-
ligiosos griegos, y Platón, con su doctrina de la bilidad meramente especialimda. Las habituales
inmortalidad, distinguía, por cierto, entre cuerpo pruebas eran una carrera, de unos m<> metros, la
y alma; pero a ~ de todo esto, no es una idea gran carrera ( 2,5 kilómetros), la carrera con
típicamente griega. Para el griego el adiestramiento coraza, el lanzamiento del disco y la jabalina, el
físico constituía una parte importante de la eduai- salto en largo, la lucha, el boxeo {muy peligroso}
ción y no porque se dijera: •¡Cuidado, no debe y )a carrera de carros. El gran acontecimiento era
olvidarse el cuerpof", sino porque solo podía ocu- el péntathlon: carrera, salto, lanzamiento del disco
rrírseie· adiestrar al hombre total. Resultaba tan y la jabalina, y lucha. Si uno vencía en todo ~ ·
natural para la pdw tener sus gimnasios como po- podía considerarse un hombre. No hace falta decll'
seer un teatro o barcos· de guerra, y eran utilizados que la carrera hoy llamada Maratón fue descono-
..por hombres de toda edad, no solo para ejercicio cida hasta los tiempos modernos; los griegos ~a h2-
corporal sino mental. brían juzgado una monstruosidad. En lo que res-
Pero son los Juegos, locales e internacionales, pecta a la destreza de los cam~nes mod~~ en
los que más claramente ilustran este aspecto de la juegos como el golf o el billar, los gnegos la
11
mente griega. Suele reprocharse entre nosotros el habrían admirado intensamente y considerado como
que un hombre "'haga de los juegos una religión'". una cosa excelente. . . para un esclavo; claro está,
El griego no procedía así, sino en forma tal vez mempre que a uno no se le ocurriera nada mejor
más sorprendente: convertía los juegos en parte de 1 U'a su .esclavo que adiestrarlo en esas actividades.
su religión. Para ser más explícitos, los Juegos Olím- 1 11 11 un griego era imposible adquirir una pericia
picos, el más grande de los cuatro festivales jqter- 1 , tipo y al mismo tiempo \'ivir la vida que
nacionales, eran celebrados en honor de Zeus en 239
238
corresponde a un hombre o a un ciudadano. Este medio de 1.ais, y con el favor de taco él Héroe,
sentimiento sustenta la observaci6n de Aristóteles Peleo, y el fuerte Telam6n, y Aquiles.
según la cual un caballero debe saber tocar la flau-
ta, pero no demasiado bien. Esto es gran poesía, aun desgajada de su original
El vencedor en uno de Jos grandes juegos era tego. Para hallar un digno paralelo, hay que acu-
un Hombre. Se le consideraba, además, un Héroe, lir al Eclesiastés. tsta es la conclusión de una oda
y como tal recibía el homenaje de sus conciuda- mta para celebrar la victoria obtenida en una
dan?s~ Se le tributaban honores públicos, los cuales lucha en Delfos por un mancebo de Egina.
podum incluir el privilegio de comer en el ayun- No todas las odas de Píndaro son tan sombrías
tamiento por el resto de sus días a cuenta del erario orno ésta. Cuando la escribió ya era un anciano
público ( algo para complementar la corona de olivó los de Egina -un amable pueblo dorio que el
silvestre), y, especialmente entre los dorios, cundió poeta quería mucho- estaban amenazados por los
la costumbre de encomendar a un poeta que es- ltenienses; de aquf la solemne invocación final a
cribiese un himno coral en su honor para ser los héroes de Egina. Pero tampoco esta seriedad es
ejecutado en un banquete o en algún festival re- infrecuente. Píndaro no piensa en el simple acon-
ligioso. Así sucede que de los dos poetas más ma- tecimiento atlético ~ue nunca condesciende a des-
jestu~sos y s«;ños de la primera mitad del siglo "· cribir- sino en la areté que ha mostrado el ven-
Esquilo y Píndaro, este último nos es conocido cedor. Nada más natural para un poeta griego que
enteramente ( salvo algunos fragmentos de otros pasar de ésta a cualquier forma de areté, ya sea
poemas) como escritor de odas de victoria. A nos- en el individuo o en la pólis. La victoria está vista
otros nos resulta extraño que un poeta de esta en su contexto más amplio.
jerarquía escribiese odas a los atletas. Lo más sor- Para Píndaro, la excelencia ffsica, moral e inte-
p~de~te es encontrar en una de esas odas, pasajes lectual -y, agréguese, la simple riqueza- eran par-
como este: tes de un todo; razón, quizás, por la cual puede
Píndaro hacer sentir, con su gran poder de atrac-
Quien obtiene de pronto un noble premio ción, que él es el único verdadero poeta que jamás
en los fecundos años de juventud baya escrito. Esta suprema concepci6n de los Jue-
se eleva lleno de esperanza; su hombría adquiere alas;
posee en su corazón algo superior a la riqueza. gos, aunque trasmutada por Píndaro en algo más
Pero breve es la duración del deleite humano. elevado que la idea del hombre común, era bastan-
Pronto se derrumba; alguna horrible decisi6n lo quita de '• real; mas a pesar de ello no cesaoo de ser "flor
[rafz. J, un día... "Un resplandor brillante se cierne sobre
1Fto r de un día' Esto es el hombre, una sombra en un 1 · un esplendor divino", pero esta fusión com-
. barg [sueño. de lo físico, lo intelectual, lo mora], lo espiri-
Sm em o, cuando el divino esplendor lo visita, lo sensorial se disgrega. Unos veinte años
un ~landor brillante se cierne sobre él, y la vida es dulce.
-Egma, amada madre, guía a la dudad por el camino de de la muerte de Píndaro, Eurípides es-
(la libertad ' m &agmento demoledor sobre los vencedores
240 241
olimpicos, hombres de fuerza muscular, si bied mentalidad griega, su firme creencia en la Raz?º·
carentes de inteligencia, que reciben adulacion 1lay una graciosa, aunque posiblemente apócrifa.
de una ciudad sin contribuir a ella con nada; y historia de un filósofo chino a quien se preguntó
propio Píndaro escribió una oda, la {mica s"upcrfic· 10bre qué reposaba-' la tierra. "Sobre una tortuga.. ,
entre las suyas, para un tal Jenofontc de Corin dijo el filósofo ...¿Y sobre qué•reposa la tortugaP-
que parece haber sido un deportista semiprof Sobre una mesa'"...¿Y sobre qué la mesa?"' "'Sobre
sional, cazador de premios y nada más. un elefante". ..¿Y sobre qué descansa el elefante?'"
Este instinto para ver las cosas como una tota.. No sea preguntón". S~ o no chin~, lo c~erto es qu~
lidad es la fuente de la cordura esencial de la vida •stc cuento no es belenico. El gnego ¡amás dudo
griega. Los griegos tenían sus pasiones; sus anales ni por un momento de que el universo no es capri-
políticos no están m.\.c; libres del paroxismo y dq choso: obedece a la Ley y, por consiguiente. es
la ferocidad que los de otros pueblos; los faméli susceptible de una explicación. Hasta en el pre-
exilados solían arruinar su dudad si lograban r~ filosófico Homero encontramos esta idea, pues de-
gresar y gobernar, fuesen oligarcas o demócratas. trás de los dioses ( si bien a veces identificado con
Pero su norma, en todas sus actividades, era un ellos) hay un poder sombrío que Homero llama
pmdente e<1uilibrio. Es difícil recordar a algún Anánke 1a Necesidad. un orden de las cosas que
griego a quit•n pueda considerarse como fanático; ni siquiera los dio~ pueden infringir. La trag~a
los excc.•sos religiosos de Oriente o de la Edad Media griega está forjada sobre la fe en que la Ley rema
no tienen cabida en la vida de la Grecia clásica. en los asuntos humanos y no el azar. En el Edipo
ni tamp<><."O los menos interesantes excesos de nues- Rey, de Sófocles -para tomar un ejemplo un ta?to
tra época. tal<'s como el mercantilismo. El griego difícil-, se profetiza antes del nacimiento de Ed1po
conocía el éxtasis místico, y lo buscaba, en los que él matará a su padre y se d~~á con su
cultos de Dioniso, pero esto era parte de un definido madre. Ejecuta estas dos cosas, 1gnor~d~lo ~r
c.'.S<1uema de las cosas. Tiene una gran significación complete>. Pero la obra sería una tontena s1 la m-
la leyenda religiosa de que durante tres meses al terpretamos como que el hombre es j~guete d~ un
año Apolo abandonaba a Delios y Dioniso ocupaba destino maligno. Lo que Sófocles qwere decar .es
su lugar. Eurípides bosqueja el retrato de un exal- que en la, más comp!ej~ ~ aparen~emente fo~ta
tado: llipólito, el puro y virginal adorador de Ja combinacion de acontecumentos emte un des1gruo,
diosa virgen Artemisa, que no honra a Afrodita. la aunque no podamos llegar a comprenderlo. Como
diosa del amor. La Edad Media hubiese hecho d~ los dioses pueden ver el designio total, Apolo pudo
él un santo, Eurípides lo convierte en un trágico 1ticinar lo que haría Edipo. En Esq~lo, ~ Ley
inadaptado; el Hombre debe rendir culto a ambas más simple:•es la lev moral. El castigo sigue a
diosas, aunque puedan parecer antagónicas. Hipó- l I bris como la noche· al día. Por esta firme fe en
lito es destruido por Afrodita. a quien desprecia. y 1 considera Whitehead a los poetas trágicos
su Artemisa nada puede hacer para protegerlo. más que a los filósofos primitivos. como los
Debemos ahora considerar otro aspecto de la ros fundadores del pensamiento científico.
243
242
Pero podemos ejemplificar esta instintiva creen • te, aferrado a los eroblemas morales, religiosos y
en la Raz6n más fácilmente a partir de los pri- sociales. La especulación sobre el universo físico
mitivos filósofos, por escasa que sea nuestra in-4 se había dedicado más al inútil problema de cómo
formación sobre ellos. éste había llegado a la exii;tencia que a la forma
La es~lación gri~a ,sobre el origen y natura1 como marchaba.
leza del umverso de nmgun modo comienza dondd Lo que sabemos de Tales es muy poco, extraído
la mayoría de las historias de la filosofía la hacen, de posteriores filósofos e historiadores de la filo-
comenzar, es decir con Tales de Mileto, pero sin sofía, pero es muy significativo. Había aprendido
duda él fue el primero que expresó sus ideas en bastante astronomía como para predecir que du-
términos lógicos y no mitológicos. Tales, en su con- rante el año 585 el sol sufriría un eclipse total. El
dición de mP-rcader, había viajado a Egipto y allí eclipse se .cumplió puntualmente, en el día que
aprendió algo de la matemática egipcia y de la para nosotros es el 28 de mayo. Aplicó sus conoci-
astrono~ía caldea. Los caldeos habían llegado a mientos de geometría al problema de medir la dis-
un considerable conocimiento de la conducta de tancia de un buque en el mar, y se dice que también
!os fen?menos celestes, aunque el motivo que los contribuyó al progreso del arte de la navegación
unpulsó a ello no fue la mera curiosidad. Eran un y perfeccionó el calendario. Era, sin duda, un hom-
pue~lo prác.tico: utilizaban la astronomía para algo bre práctico; y -como buen griego- se interesaba
tan lDlportante como la regulación del calendario· en la política, pues ( según Heródoto) sugirió a las
además, lo mismo que nuestros lectores de los p~ desordenadas ciudades jónicas que debían formar
riódi~s d~~nicales, deseaban conocer lo que su- una liga política con su centro en Teos. Se cuenta
ceclena proXImamente y suponían que las estrellas de Tales la habitual historia del profesor distraído:
se ~o contarían. ( Los griegos -en la época clásica- que una vez iba caminando y por mirar al cielo se
teman un formal desprecio poi: la astrología.) Los cayó en un pozo; pero Aristóteles refiere una his-
caldeos habían alcanzado excelentes resultados en toria de otra índole, en que aparece como un Jilósofo
la aritmética comercial, así como los egipcios lo no tan desinteresado. Se le reprochaba a Tales que
habían hecho en la geometría práctica. ( "Geome- perdiese el tiempo en tareas ociosas. Por consi-
0:ía'" es e~ ~ego "medida de la tierra'".) Los egip- guiente, previendo por ciertas señales que la pró-
cios constituian un pueblo muy inteligente; habían xima cosecha de aceitunas sería abundante, adquirió
medido la pendiente del Nilo sobre una extensión de anticipadamente una concesión sobre todas las
1.100 kilómetros con un error de solo unos pocos cen- prensas o lagares de Lesbos. Cuando llegó la abun-
~etros; y habían descubierto, y utilizado, la solu. dante cosecha y todos quisieron obtener su aceite
ción del problema según el cual, en un triúigulo rec. •·n seguida, tuvieron que acudir a Tales por el lagar.
tángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la Demostró así que un filósofo puede ganar bastante
suma de los cuadrados de los dos catetos. Los Jlnero, si es que juzga conveniente hacerlo.
griegos no. habían l~grado nada comparable a esto; Mas lo importante que hizo Tales fue formularse
su pensamiento babia permanecido, invariablemen- · • simple pregunta y dar ttna respuesta incorrecta.
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La pregunta era: ¿De <1ué está hecho el mundo? a.das en las canteras de Siracusa. Estos hombres
La respuesta: De agua. ,•ran muy capaces de utilizar a la \'ez sus ojos y
Hay aquí muchos puntos interesantes. El primero ms mentes, y no necesitamos suponer que la res-
es la simple formulación de la pregunta. Estos puesta de Tales se basaba sólo en el razonamiento
griegos, pese a ser hombres prácticos, tenían pasión abstracto.
por hacerse preguntas inútiles. Así, por ejemplo, Pero lo más significativo de tod~ es el hecho de
Heródoto va a Egipto, allí encuentra un dios que que él supusiese que, a pesar de las apariencias, el
(para él) <>s Heracles, pero mucho más antiguo. mundo no consistía en muchas cosas sino en una so-
Llega a Ja conclusión de que los griegos conocieron la. Y aquí encontramos un aspecto permanente del
a Heraclcs a través de los egipcios, y así, ansioso pensamiento griego: el universo, tanto el físico como
de aclarar el enigma, hace un viaje especial a Tiro, el moral, no debe ser solo racion~ y por consi-
donde se entera de que hubo un antiqufwno templo guiente cognoscible, sino también simple; la mul-
dedicado a este dios, y luego otro viaje a Tasos. tiplicidad aparente de las cosas es sólo superficial.
Esta indagación, guiada solo por el desinterés, es Veremos en seguida que los dramaturgos griegos
característica de los jónicos en particular. Pero pensaban precisamente del mismo modo: "No te
volvamos a Tales. :€ste desea saber algo totalmente distraigas en la variedad y riqueza aparentes de
inútil -su pregunta jamás se le hubiese ocurrido a la vida, desciende a la verdad simple." Si Tales
un romano- y presume que puede ser respondida. hubiese conocido a un qufmico del siglo XIX y le
¿Por qué método llegó a su respuesta? Lo ignora- hubiese oído decir que existían sesenta y siete ele-
mos en absoluto, pero, puesto que conocemos el mentos ( o cualquier otro número), hubiese obje-
modo cómo trabajaban algunos de sus sucesores tado que esa cantidad era excesiva. Mas, por el
inmediatos, incluyendo al excelente Heródoto, po- contrario, si hubiese cambiado ideas con un físico
demos hacer algunas conjeturas. El agua es omni- del siglo xx y éste le hubiese explicado que los ele-
presente; rodea la tierra, cae del cielo, brota del mentos son en verdad combinaciones distintas de
suelo. Además, forma deltas, como muy bien sabía una sola cosa, él hubiese replicado: "Esto es lo
Tales. También es un componente de muchos cuer- que sostuve siempre."
pos, y tiene la propiedad de ser s. su vez sólida,
líquida o gaseosa. Con respecto a la común creencia Antes de abandonar a Tales quizás sea necesario
señalar su completa liberación de cualquier forma
de que estos primitivos especuladores griegos eran
de misticismo religioso, contrariamente a lo que
puramente te6ricos, conviene señalar que Empédo-
cles utilizó un odre de vino para probar que el podía esperarse de un pensador cuyos predecesores
aire era una sustancia material, y ·un reloj de agua , han expresado todos en términos mitológicos. No
para demostrar la presión atniosférica, y que Jenó- nos hubiera sorprendido si este filósofo hubiese
fanes fudamentaba una teoría de los cambios geo- tfirmado que los elementos del mundo eran tres o
lógicos en la existencia de conchas marinas en las ,te o algún otro número sagrado. Nada de esto
montañas y en las huellas de algas y peces obser- ve entre los jónicos, aunque hay un misticismo
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bastante fuerte en una escuela que mencionarem~ mente de los dioses y los Titanes. Este jónico su-
en seguida~ los pitagóricos. ponía que todas las criaturas vivientes surgieron
Es imposible dar un resumen escueto del curso del agua cuando ésta se evaporó por la acción del
seguido por el movimiento filosófico iniciado por sol. y que el hombre fue en un origen un pez. Aquí
Tales. Podemos, sin embargo~ mencionar algunOlf hemos de advertit, para ilustrar su capacidad men-
de sus desarrollos; en todos se advertirá una gran tal, que este filósofo no se limitó a aceptar una
audacia de pensamiento. Es como si la mente hu- nueva y quizá adversa hipótesis, constreñido por
mana dejara de hacer pie y empezara a nadar. y un cúmulo de pruebas científicas que no podía
nadase con asombrosa seguridad. rebatir, pues hasta la fecha en que Aristóteles dio
Anaximandro fue el sucesor inmediato de Tales, a conocer sus trabajos se careció, sobre estos temas,
otro hombre práctico. Hizo el primer mapa y con- de un conjunto de hechos observados y clasificados.
dujo una colonia desde Mileto a Apolonia. Parece Por otra parte, su teoría no es un hallazgo fortuito.
que sostuvo que la suprema realidad física no podía Se basa, parcialmente, sobre el razonamiento puro.
ser ella misma una de las sustancias físicas, y así Los demás animales muy pronto se ~tan a sí mis-
sustituyó el agua por "'alg~ indefinido", sin pro- mos, el hombre necesita un largo periodo de lac-
piedades, pero que contenía "oposiciones" dentro tancia; no habría sobrevivido, si siempre hubiese
de si, tales como lo caliente y lo frío, lo húmedo sido así; por consiguiente -y éste es el punto in-
y lo seco. Mediante· estas oposiciones, y por la teresante- el hombre se ha desarrollado de otros
influencia de un movimiento eterno, los objetos de animales. Distintas conclusiones son lógicamente
los sentidos son formados de lo Indefinido y a él posible, pera sucede que Anaximandro había olr
vuelven cuando se destruyen. Tuvo también Ia·· servado las costumbres del tiburón liso (Galeus
concepción de un equilibrio de fuerzas en la na- levis), un pez que tiene caracteres mamíferos. Igno-
turale-za, que expresa con el término díke, el cual ramos qué otros argumentos pueden haberlo im-
en un contexto diferente significa "justicia". El mo- pulsado, pero podemos ver que fue una síntesis del
vimiento eterno estaba representado como un re- razonamiento puro con la observación lo que lo
molino o vórtice con la tierra en el centro, una llevó a establecer una teoría que provocó espanto
idea que capacitaba a Anaximandro para mejorar cuando fue repetida a nuestros abuelos.
la doctrina de Tales de que la tierra (plana) reposa Una mayor confianza en la razón se dio en la
sobre el agua; Anaximandro sostenía que aquélla escuela eleática, especialmente en Parménides y
se halla libremente suspendida en el espacio, equi- Zenón, el inventor de las famosas paradojas. tstos
distante en cualquier dirección de la periferia del sometieron las teorías físicas de los jónicos a un
vórtice. examen lógico, y, por razonamiento metafísico, lle-
tste era un notable adelanto, y la libertad del varon a la teoría atómica. La reflexión de Parmé-
pensamiento de Anaximandro se advierte sin es- nides puede formularse así: el no-ser no es; es
fuerzo en sus especu]aciones sobre el origen de la decir que la qada no es. Por consiguiente, lo que
raza humana, que la mitología derivaba indirecta- es, es eterno, pues si así no fuera, debería haber
248 249
surgido de Ja nada o terminar en ella; y la nada dos y el invariable, perfecto y cognoscible mundo
no existe. El movimiento es una ilusión, pues una de la Realidad es el fundamento del platonismo.
cosa solo puede moverse avanzando en el espacio No solo los filósofos tienen este hábito mental de
vacío, es decir en la nada. La materia es uniforme. desdeñar lo que está en la superficie -las aparien-
pues no puede mezclarse con la nada para rarifi- cias transitorias de las cosas, su multiplicidad y
carse; el Universo es un plen11m inmóvil, uniforme, variedad- y tratan de llegar a la simple realidad
esférico. . interior. ¿Acaso no encontramos algo similar en
Un absurdo, naturalmente, pero el investigador la escultura griega, la cual, por lo menos hasta co-
moderno no desdeña el resultado negativo. La in- mienzos del siglo IV, no intentó para nada repre-
vestigación de las leyes de la lógica fue un resultado sentar al individuo y en cambio se esforzó en per-
del pensamiento de Parménides; el otro fue la teo- feccionar su representación del atleta o el dios?
ría de Leucipo y Demócrito, quienes aceptaron la También encontramos algo parecido en la tragedia
concepción de Parménides sobre el universo, pero griega. Entre el drama griego y nuestro drama clá-
postularon un número infinito de ellos y también sico existe la misma diferencia que entre la arqui-
un espacio vacío en que pudieran moverse. l!:stos tectura griega y la gótica, y estas diferencias escla-
eran los átomos, que constituían todo lo que existe recen el hábito mental a que nos referimos. La
y que se reunían y separaban de nuevo por un arquitectura gótica se complace en la multiplicidad,
movimiento natural. en los mayores contrastes de luz y sombra, en la
Otro problema debatido fue Ja naturaleza, y ornamentación que extiende sobre todo el dominio
también la posibilidad del conocimiento. Había sido de la naturaleza: pájaros, animales y flores, figuras
universalmente aceptado que la Realidad· consti- de reyes, santos y ángeles y también figuras gro-
tuía algo estable, pero Heráclito, un escritor oscuro tescas. Igualmente la tragedia isabelina, en su
y sibilino, sostuvo la alarmante doctrina según la apiñado y variado escenario, presenta tc.xla la com-
cual era verdad lo contrario: la esencia del universo plejidad y riqueza de la vida: reyes y ciudadanos,
es el cambio; todo se halla en estado de constante consejeros y soldados, amantes, cómicos, niños, ha-
fluir. No se puede entrar dos veces en el mismo río, das. Todo está allí. Se ha dicho que una catedral
pues la segunda vez no es ya el mismo, proposición gótica nunca está terminada. y, a la inversa, Sha-
que un sucesor enmendó agudamente: "No se pue- kespeare ha sido a menudo abreviado; pero ¿quién
de estar una sola vez en el mismo río", pues éste podría agregar algo a un templo griego que no fuese
cambia mientras uno está en él. ¿Se puede sostener una excrecencia superflua, o cortar una escena de
que una cosa es, si siempre se está convirtiendo un drama griego sin volverlo ininteligible?
en algo diferente? ¿Es posible formular un juicio La razón de estas diferencias no reside en que
firme sobre cualquier cosa? Esta filosofía de He- los griegos tuvieran un superior sentido de la forma,
ráclito tuvo una profunda influencia sobre Platón, o una imaginación inferior o sintiesen menos inten-
pues la distinción entre el cambiante, imperfecto samente el goce de vivir, sino que pensaban de·
y esencialmente incognoscible mundo de los senti- manera distinta. Tal vez un ejemplo aclare esto.
250 251
El lector debe considerar, teniendo en su mente los los Cielos) siempre es inexorablemente castigada.
dramas históricos de Shakespeare; eJ único drama En el drama, Jerjes es vencido por 7.eus, los griegos
griego existente sobre un asunto histórico, los Per- no son mú que intermediarios, y también la ver-
sas de Esquilo, escrito menos de diez años después dadera alma de Grecia. Esquilo dramatiza no el
del acontecimiento de que trata, y representado hecho, sino su significación esencial; y si los acon-
ante el pueblo ateniense que tan importante papel tecimientos históricos, en alguna circunstancia, no
desempeñó en la lucha, y por añadidura, justamente expresan con bastante claridád la situación ÍDtÍID4l',
al pie de la Acrópolis que los persas habían sa- Esquilo los ~odifica, ejemplificando así por antici~
queado y profanado. Cualquiera de los dramaturgos pado la afirmación de Aristótel~ de que la poesía
isabelinos nos hubiera presentado un panorama es más filosófica que la historia.
de toda la guerra, sus momentos de desesperaci6n, Ya empezamos a percibir la conexión entre mu-
esperanza y triunfo; veríamos en escena a los con- chas de las cualidades del griego, entre su confianza
ductores que planearon la victoria y algunos de en la Razón, su extraordinario sentido de la forma.
los soldados que la obtuvieron. En los Persas no su amor por la simetría, su propensión creadora o
vemos nada de eso. La escena transcurre en la constructiva, su tendencia a confiar en el razona-
capital persa, la acción es vista solo con ojos per- mient,:, a priori. Sin duda hay varios senderos que
sas, se simplifica tanto el curso de la guerra que atraviesan esta selva de nociones, pero así corno
la batalla naval de Arternisio no es mencionada, ni hemos recorrido la época de Tales a Esquilo, siga-
tampoco la heroica defensa de las T ermópilas, y mos desde este punto.
ni un solo griego es llamado por su nombre. El He insinuado que el instinto que impulsó a los
contraste no podría ser más completo. primeros filósofos a través del aspecto exterior de
Alegar que el escenario ateniense y la forma la naturaleza hasta una supuesta realidad y unidad
dramática griega no permitían un tratamiento realis- que estaban debajo, es el mismo que muestra el
ta de la guerra, es sin duda cierto, pero no bastante poeta trágico que no dramatiza el curso de la gue-
convincente. El verdadero punto de la cuestión está rra, sino que usa los hechos de ésta -algunos de
aquí en que tant~ el escenario como la forma dra- ellos- a fin de presentar lo que él juzga ser su
mática son lo que son, debido a que los autores auténtica significación. Así pues, porque el artista
no tenian deseo alguno de ser realistas. Son los griego siempre percibe la realidad de esta manera,
dramaturgos quienes hacen el teatro y la forma éi en un sentido especial, construye y crea cons-
dramática y no el teatro y la forma los que mandan tantemente. Es muy cierto que todos los artistas
a los dramaturgos. Pero todos los detalles de la realizan esto, pero no todos lo hacen del mismo
obra nos resultan naturales y también necesarios, modo. Hay una diferencia sustancial entre brindar
ctlando comprendemos que Esquilo no tenía inten- un cuadro de la vida forjando una síntesis, me-
ción de escribir una pieza "'histórica·, sino un drama diante la selección significativa, la combinación Y.-
sobre la idea de que la hjbris ( en este caso el el contraste, e interpretarla a la manera griega. Lo
µnperdonable desafío de· Jerjes a la voluntad de uno lleva a la variedad y a 1a expansión, lo otro a la
253
25.2
sencillez y a la intensidad. Como el griego no emprendiera; más tarde su amante, Egisto, viene
intenta dar un cuadro representativo de la vida, sino a decir que él lo merece, por una razón distinta.
expresar una concepción, lo más enérgica y clara- Esto es todo. Tanta Esquilo como Shakespeare
mente que pueda, la forma lograda es mucho más disponían de un extenso y complejo relato para
lógica y tensa. Quizás contribuya a aclarar este trabajar sobre él La diferencia reside en que Es-
aserto una comparación entre dos dramas que tie- quilo rompe el suyo en fragmentos y con ellos
nen en común su utilización de un enorme material empieza a construir un drama sobre cierta concep-
histórico: Antonio y Cleopatra y Agamenón. Sha- ción de la justicia: en pocas palabras, que la jus-
kespeare toma su asunto de Plutarco y, dicho en ticia retributiva aplicada como venganza lleva al
pocas palabras, pone en su drama lo que halla caos. Su estructura no es el relato, sino aquella
en este autor. Plutarco, como historiador, refiere en concepción. Desecha los restos de la historia que
el curso de su narración que uno de los capitanes no le interesan, por ejemplo, el relato de la guerra
de Pompeyo le sugirió el ingenioso plan de embar- o la seducción de Clitemnestra por Egisto, y en
carse con los triunviros y arrojarlos al mar. Sha- cambio emplea los que desea, pero no en orden
kespeare lee esto, intuye que constituiría una buena cronológico, sino en el que a él le conviene. ( Podía
escena y lo pone íntegramente en su drama. No tratar la historia de este modo porque su auditorio
está muy claro lo que esto tiene que hacer con la ya conocía su plan general. Una gran ventaja de
trágica pasión de Antonio y Cleopatra ( que es, a utilizar el mito consistía en que el dramaturgo se
mi parecer, de lo que trata la pieza). pero contri- libraba de la tediosa tarea de la exposición.) En
buye a dar profundidad y perspectiva a todo el este sentido especial, crea algo nuevo; la Forma
espectáculo, y como existen ciertamente seres bru- está totalmente bajo su control. Su tema, el crimen
tales como Menas, no hay nada que replicar. En castigado por el crimen que a su vez debe ser
lo que respecta al Agamenón, me costaría un lar- castigado por otro crimen, el poeta lo expone una
guísimo párrafo resumir lo más brevemente posible primera, una segunda, una tercera vez, en una ten-
el material legendario utilizado realmente por Es- sión siempre creciente, y el resultado es una estruc-
quilo: el rapto de Helena, la expedición a Troya y tura lógica, bella y poderosa. Todas las tragedias
su triunfo, la historia de Casandra, el asesinato griegas están así forjadas sobre una concepción
de Agamenón y de Casandra, incluso la lucha en única y nada se admite que no contribuya directa-
la generación anterior entre Ateo, el padre de Aga- mente a ella. En realidad, en las obras griegas es
menón, y su propio hermano. Vemos aquí la ex- Menas el que es arrojado al mar. De aquí la fuerza
tensión del material, pero la intriga es muy breve. y claridad de estos dramas. Se ha dicho que hay
Se anuncia que Agamenón regresa al hogar, luego tantos Hamlets como actores capaces de representar
aparece y trae consigo a la princesa cautiva Ca- ese papel; esto no podría decirse de ninguna tra-
sandra; su mujer Clitemnestra los mata a los dos; gedia griega. La relación entre el sentido y la forma
ella dice que él lo merece por haber sacrificado es tan lógica que puede desecharse sin ninguna
su hija a Artemisa para que esta expedición se duda cualquier interpretación torcida. Si ella no
254 255
da cuenta de todos los detalles del drama, es fa~
pues la interpretación verdadera lo explica todo. todas clases, incluyendo el ritmo, se vuelve inex-
Tal es, a mi parecer, el origen de la lógica y la presablemente tediosa. El vicio. estilfstico ~ego
claridad, tan evidentes en el sentido griego de la no era la incapaci~d formal smo el formalismo
forma. El artista tiene una idea nítida de lo ,que espurio.
Pero al griego no sólo le complacía que sus
va a decir y domina por completo su materia]. Es
creaciones fuesen simétricas, o arquetípicas; tam-
igualmente evidente el amor griego por la simetrí
bién creía que el universo en su conjunto debía
Esto tiene algunas ramificaciones interesantes; adon-i ser proporcionado. Esto era lógico. En las obras
de quiera que miremos hallamos la atracción del del Hombre, la Razón y la Perfección asumen una
modelo y del equilibrio. Observemos primero uno forma armónica; el Hombre es parte de la Natu-
o dos sectores en que tal cosa salte a la vista. Ya raleza; por consiguiente también ésta, al estar ba-
hemos mencionado la arquitectura. La irregul~ sada ex hypotheai sobre la Razón 1, será simétrica.
d2td del plan que se da en casi todas las catedralef No faltan indicaciones sobre la proporción de
góticas sugiere a nuestras mentes la idea de energía la naturaleza. En el curso del año la oscuridad
dinámica, de vida; a una mente griega esto sólo equilibra la luz y el frío hace otro tanto con el
le sugeriría algo detestable, una imperfección. El calor. Hasta los vientos inconstantes observan una
edificio perfecto, ejecutado como ha sido concebido, estabilidad general y los movimientos regulares de
será naturalmente simétrico. Ahora vayamos a la las estrellas eran conocidos desde hacía mucho
prosa griega, con su pasión por el equilibrio y la tiempo; sólo escapaban los planetas, los astros
antítesis, a menudo empleadas hasta el exceso. En ·errantes". Simetría, Ley y Razón no son sino as-
los buenos escritores o hablantes, la antítesis pro- pectos distintos de una misma cosa.
cede directamente de la agudeza de la inteligencia. Por consiguiente el griego tendía a imponer nor-
que analiza una idea en sus partes componentes. mas fijas donde en realidad no se encuentran, as{
( Un buen ejemplo es una anécdota sobre Temfs- como se fundaba en la Razón alli donde hubiese
tocles que sería una lástima no citar en algún lugar sido más prudente utilizar la observación y la de-
de este libro, pues es ar~griega. Un hombre .en- ducción. Los primitivos geógrafos son una prueba
vidioso de una isla insignificante, llamada Sérifo, de esto. Heródoto en Egipto fue sugestionado enor-
dijo a Temístocles que éste debía su fama no tanto memente por el Nilo y realizó todas las indagaciones
a sus propios méritos como al hecho de ser ate- que pudo sobre sus fuentes. Alguien le contó una
niense. "Algo de eso hay -respondió Temístocles-; historia, de origen desconocido, sobre ciertos ~
yo nunca habría llegado a ser famoso si hubiera
sido de Sérifo, y tampoco hubieras llegado tú si 1 La palabra griega para designar la 8uóa, ea este sen-
fueras ateniense."') Pero a veces, incluso en Tucí- tido, es LSgoa, de donde procede el adjetivo "16gim·. Hafü-
tualmente LSgoa se traduce mal por ·palabra": es más bien
dides, la segunda parlé de la antítesis es puramente "discurso•, o la idea comunicada por el discurso. "'En el
formal, y en el estilo en prosa elaborado por algunos prindp'o era la Palabra" sigmfica en realidad "'En el prln-
sofistas, la antítesis, reforzada por paralelismos de cipJo era la Omcepd6n:"

256 257
Así empieza un ensayo "Sobre la medicina anti-
gua", el cual ha llegado hasta nosotros con el nom-
venes aventureros de una tribu que vivía cerca de bre de Hipócrates de Cos, la figura más importante
Sirtis ( el Golfo de Sutra). Estos j6venes empren- en la medicina del siglo v. Si Hipócrates escribió
dieron la marcha hacia el sur a través del desierto o no en realidad estéensayo es cosa que ignoramos
de Libia y, después de un peligroso viaje, fueron
y que carece de importancia; lo significativo es la
conducidos por unos pequeños hombres negros ( los
protesta del científico contra el filósofo a priori.
Pigmeos). Detrás de la ciudad de éstos corría un
gran río, en direcci6n de oeste a este, lleno de Este último, que llegaba a la medicina de las vastas
cocodrilos. El informante de Heródoto sospechaba regiones de la filosofía natural ( tal cual ellos la
que este río fuese el Nilo y -decía Her6doto- "la entendían), forjaba "'hip<>tesis" generales -no hi-
razón lo apoyaba·. La razón es la simetría natural, pótesis científicas, que son teorías provisionales
pues así como el Nilo divide en dos el África, urdidas para explicar los hechos observados-, sino
también el Danubio divide en dos a Europa, y la generalizaciones sin apoyo, semejantes a los axio-
boca del Danubio es directamente opuesta a la mas matemáticos. Esto -agrega nuestro escritor-
del Nilo. El Danubio nace en el lejano oeste, ·en- se compadece muy bien con los impenetrables mis-
tre los celtas, junto a la ciudad de Pirene", dice terios como los que suceden en el cielo o debajo
Her6doto, que había oído el nombre de los Pirineos, de la tierra, pero no es el modo de ocuparse de
pero los asimilaba a un lugar o a un pueblo. Nada un "'oficio.. ( o un "arte".. pues la palabra griega
entonces más congruente que el Nilo, por su parte, tékhne significa ambas cosas). La base de la medi-
tuviese también su fuente, lo mismo que su desem- cina -prosigue diciendo- es conocida desde hace
bocadura, opuesta a la del Danubio. Esta manera largo ti~po. tanto sus principios como su método.
de reflexionar es muy caractéristica de la primera Este método ha facilitado muchos descubrimientos
época de la geografía griega; el que hizo la tierra. excelentes, y lo que falta será descubierto, si el
cualquiera fuese, la hizo correctamente, es decir investigador competente no ignora lo que ya se
en forma simétrica. ha aprendido y establece en ello la hase de sus
El otro punto, el que los griegos utilizasen el estudios posteriores. Pero el hombre es a la vez
Logos donde .deberían haber utilizado métodos cien- la víctima y la causa del error, puesto que rechaza
tíficos, puede ejemplificarse con una controversia y desprecia estos principios metodológicos e intenta
en la historia de la medicina griega. . proseguir la investigación de otra manera. Tal ca-
Hay escritores de medicina que consideran, como la base mino es intransitable y yo probaré por qué.
de su estudio, algunas hipótesis elegidas arbitrariamente Esto equivale a decir que, en una ciencia en
-Jo caliente y lo frlo, lo húmedo y Jo seco-; cualquJeza que existía la posibilidad de establecer un cuerpo
cosa que les parezca conveniente. Asi reducen el número
de las causas de enfermedades o de muerte entre los hom- de verdades, mediante Ja observación y el experi-
bres, convirtiéndolas todas en una. Estos autores están equi- mento, hubo griegos que pudieron mostrar su es-
vocados en muchas de sus formulaciones t, pero su peor píritu científico. Ya vemos esto en la descripción
error es que están ejercieodo un arte muy importante.
que hace Tucídides de la peste. Relata menuda-
2 El texto es aquí inseguro,

258
mente sus efectos físicos, y también sus consecuen- qjerclcios físicos fuera de lo habitual. Primer día: desarreglos
cias mentales y morales, e inicia su descripción Intestinales, frecuentes aunque no muy abundantes¡ eva-
con estas palabras: "'Cualquiera, sea médico o cuaciones biliosas, orina escasa, negru7.ea, insomnio, sed. Se-
profano, puede opinar sobre el origen probable de JtUDOO día: todos Jos síntomas empeorados; excreciones más
desfavorables, insomnio, trasto:.nos mentales, ligero sudor.
la peste y sobre las causas que, según él, han pro- Tercer día: malestar, sed, náuseas. agitación constante, do-
ducido semejante desorden. Por mi parte, descri- lores, delirio. extremidades lívidas y frias; hipocondrio cons-
biré solamente cómo fue y señalaré los síntomas treñido en ambos lados y más bien fláccido (?). Cuarto
que permitirían reconocerla si alguna vez volviese; día: insomnio, empeoramiento. Quinto. día: muerte. Alrede-
dor de )os 20.
pues yo nú atacado por ella y observé personal-
mente a otros que la pad~eron." Hay un estudio crítico de las Epidemias, escrito
:tsta es la actitud científica; Tucídides no entrará en el siglo XIX ( citado por el doctor Jones ), que
en generalizaciones sin apoyo. ¿Puede darse algo es sugestivo porque demuestra que su autor no ha
más científico que el siguiente pasaje de los Pre- entendido en absoluto el sentido de la obra. Para
ceptos? 3 este comentarista el médico anónimo que compuso
En medicina se debe prestar a ~ no a la teoría plau- las Epidemias es deliberadamente un impasible
sible ( logfmlós). sino a la experiencia y a la razón ( l6go,) testigo del sufrimiento humano y nada hace parl\
juntamente. . • Estoy de acuerdo con la teorización, siempre mitigarlo. En efecto, menciona una o dos veces su
que se base en hechos, y efectúe de manera sistemática sus
deducciones de lo observado. . • Pero las conclusiones extraí-
tratamiento -por ejemplo, ios fomentos calientes
das de la sola razón no prestihío ningún servicio, sólo ser- no daban ningún alivio"- pero la verdad es que
virán las extraídas de los hechos observados. el escribe como patólogo más que eomo médico y
se atiene a este punto. En este caso, el griego era
De esta cuidadosa observación de los hechos más científico de lo que creía su crítico moderno.
tenemos una excelente muestra en las Epidemias, Estas citas muestran claramente que había grie-
aparentemente el registro de casos de un médico gos que entendían y seguían procedimientos cien-
viajero. El escritor muestra su vigor expositivo. En tíficos, pero que otros utilizaban simples métodos
primer lugar anota el tiempo reinante, luego esta- a priori. Citemos al doctor Jones: ·cuando el origen
blece el curso general de la enfenuedad de sus divino de la enfermedad fue poco a poco descarta-
pacientes, señalando la edad, sexo y otros detalles do, se hizo sentir otro elemento, igualmente per-
que pueden ser importantes. Doy el siguiente ejem- turbador, y opuesto al progreso de la medicina
plo típico porque es breve y señala el nombre de científica. La filosofía desalojó a la religión. La
un interesante lugar: filosofía griega buscaba la uniformidad en la mul-
tiplicidad de los fenómenos, y el afán de hallarla
El joven que se hallaba enfermo en el Mercado de los
Mentirosos empezó a tener fiebre después de correr y hacer llevaba a la conjetura y al desprecio de los hechos
con el intento de bosquejar una teoría omnicom-
s Hip6crates (Loeb Class., 1, sig.) editado por W. H. prensiva. El mismo impulso que llevó a Tales a
s. Jane,. afirmar que todo era agua, condujo al autor de un
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tratado que figura en el corpus hipocrático a sos- qué la diferencia entre 6 X 6 y 7 X 5 era la mis-
tener que todas las enfermedades eran causadas ma, y con creciente entusiasmo descubrí, y demos-
por el aire. Como dice Daremberg, los filósofos tré algebraicamcnte, la ley por la cual este pro-
trataban de comprender la naturaleza mientras ce- ducto debe ser siempre uno menos que el cuadrado.
rraban sus ojos.· No se piense que los griegos El paso siguif'Tlte consistía en considerar la con-
fueron los únicos en obrar así. La mente humana ducta que mostrarían los productos sucesivos calcu-
es muy propensa al emocionante ejercicio de saltar lados partiendo desde el cuadrado inicial, a cuya
por encima de los obstáculos como si no existieran. base se Je fuera sumando y restando sucesivamente
La teoría medieval de la música, por ejemplo, es- una unidad; y . con gran satisfacción me revelé
taba a veces tan complicadamente confundida con a mí mismo todo un sistema de comportamiento
)a doctrina de la Trinidad que hoy nos resulta numérico acerca del cual mis profesores de mate-
un tanto incongruente. mática me habían dejado ( me complazco en de-
Pero no nos creamos superiores a aquellos griegos cirlo) en la más completa ignorancia. No sin
que "cerraban sus ojos". Ellos mantenían, en cam- asombro forjé la serie 10 X 10 - 100; 9 X 11 - 99;
bio, sus mentes muy abiertas, y aunque sus ojos 8 X 12 = 96; 7 X 13 -= 91. : . y haJlé que las dife-
cerrados hayan atrasado el desarrollo de la ciencia, rencias eran sucesivamente, 1, 3, 5, 7 ... : la serie
sus mentes abiertas los guiaron a dominios igual- de los números impares. Más maravilloso fue el
mente importantes: la metafísica y la matemática. descubrimiento de que si cada producto sucesivo era
La matemática es quizás el más característi~ restado del original 100, se producíQ. la serie 1,
de los descubrimientos helénicos, y uno de los que 4, 9, 16 . . . Nadie me había dicho nunca y yo no lo
más entusiasmo provocó en ellos. Comprenderemos había sospechado, que los números forjaran entre
mejor a quienes cerraban sus ojos ante los hechos, si sí estos graves y hermosos juegos, de la eternidad
no olvidamos la con\'icción griega de que el uni· a la eternidad, independientemente ( en aparien-
verso es un conjunto lógico, y por consiguiente cia) del tiempo, el espacio y la mente humana.
simple ( a pesar de las apariencias) y probable- Era una impresionante ojeada en un universo nue-
mente simétrico, y Juego tratamos de imaginarnos vo y perfecto.
el impacto que la matemática elemental produjo Entonces comprendí cómo se sentirían los pita-
en sus mentes. góricos cuando realizaban estos mismos descubri-
Sucede que yo mismo ( si puedo ser personal por mientos. en vano en lo c1ue a ml respecta. La
un momento) tuve una experiencia parecida con suprema y simple \' erdad que )os jónicos intenta-
una investigación matemática que me quitó el sue- ron encontrar en lo físi<:o fue en efecto el Número.
ño. ( Los lectores especialistas en esa disciplina ¿No sostenía Heráclito que todo cambia siempre?
pueden sonreír.) Quería saber cuál era la diferen- Pues aquí hay cosas •1uc no cambian, entidades que
cia entre el cuadrado de un número y el producto son eternas, libres de la carne que se corrompe,
de sus dos números más cercanos. 10 X 10 da 100, independientes de los sentidos engañosos, perf~
y 11 X 9 = 99, uno menos. Fue interesante hallar tamente captablcs por medio de la mente. Además,
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como el Número se concebía en forma espacial, • una octava más alta sea producida por una cuerda
exactamente la mitad de larga, el caso más simple
estas entidades matemáticas poseían una cualidad de una serie de razones matemáticas que son tam-
que los griegos atribuían a las cosas perfectas: la bién intervalos musicales. En esto el griego veía
simetría; en ellas el Logos era un arquetipo. Pode- mucho más que una coincidencia y mucho más que
mos ejemplificar esto invirtiendo la serie estable- un interesante hecho de física. La mente griega
cida antes. La serie de los números cuadrados pue- -de acuerdo con lo ya dicho- tendía a discurrir
de obtenerse sumando los sucesivos números im- según analogías, a saltar por sobre los obstáculos.
pares: La verdadera razón de tal conducta residía en su
12 + 3 = 22; 22 + 5 - 32; 32 +7= 42 ••• convencimiento de que todo el Universo, o la Na- .
turaleza, es una unidad que incluía el universo físi-
Para los pitagóricos estos hechos constituían pa-
radigmas, pues su pensamiento matemático estaba co, moral y religioso juntamente. Si recordamos
forjado en ténninos geométricos; de ahí el "núme- estos antecedentes, si tenemos presente que los
ro cuadrado": griegos consideraban la moral co.?1.º un .P~to ~edio
entre contrarios, una adecuada smtomzación , una
armonía del alma; si pensamos en el gran papel
~-
: : 1.
que en la educación griega desempeñaba la mou-
siké ( la cual incluía la poesía y la danza), y asi-
mismo, que las relaciones matemáticas ya habían
sido descubiertas en el universo físico, entonces
El posterior pensamiento de los griegos penetr6 podemos comprender cómo los pitagóricos, en~-
en este mundo nuevo, a medida que su intuición siasmados por sus investigaciones sobre las propie-
descubría que bajo la apariencia múltiple subsiste dades de la cuerda afinada, dieron un salto y
la :dmplicidad; que gobierna la ley y no el cambio; dedujeron que también les seria posible hallar una
que el universo se basa en la razón y que, mediante base matemática para la religión y la moral. Des-
el razonamiento, puede descubrirse su íntima rea- arrollaron así una doctrina mística de los númerqs,
lidad. El camino hacia la verdad no corre a través según la cual Dios, o el Bien, era 1, la Unidad; la
de los sentidos sino a tratés de la inente. Justicia el 4, el siguiente número cuadrado, y asi
Esta creencia se veía fortalecida por la índole sucesivamente. Era un intento osado; pero 1a his-
geométrica de la Naturaleza. Algún pitagórico debe toria humana ha mostrado cuánto más fácil es regir
de haber observado la estructura geométrica de las el universo físico que el universo moral.
flores y de los cristales. No hay constancia de esto, Platón fue un ferviente estudioso de matemática.
pero captamos los ecos del entusiasmo suscitado Sobre el dintel de la Academia se leía: ·
cuando la escuela descubrió las bases matemáticas
de la armonía musical. Para una mente alejada de MHAEtl: 'ArEQMJ;:TPHTOl: Ell:lTQ
estas disciplinas, parece un milagro de coincidencia Jo cual, interpretado, quería decir "Se requiere un
que lo que el oído percibe como la misma nota
265
264
certificado en IJlatemática"; v uno de sus dichos
era: "Dios está siempre pr;cticando Geometría",
• la mente de los toscos objetos de los sentidos y la
guía a la contemplación de las cosas más reales.
expresión filosófica, similar en su inspiración a Solo con la mente podemos aprehender las realida-
aquella que provocó en Heródoto la conjetura ya des invariables; los sentidos únicamente pueden
mencionada sobre el Nilo. Pero junto con el im- mostramos copias provisionales e imperfectas de la
pulso matemático, Platón combinó la convicción realidad. De estas Realidades, o Ideas, la más alta
socrática de que el adecuado esh1dio de la huma- es el Bien, y aunque Platón no identifica formal-
nidad es el Hombre, y el supremo Bien para el mente el Bien con Dios, habla de su naturaleza
Hombre. Heredó también el método dialéctico de divina en tales términos que la identificación formal
S6crates, es decir, la búsqueda mediante la inda- variaría las cosas muy poco.
gación lógica de la definición integral, del l6gos Tal es el Conocimiento cuya posesión aparta al
de las virtudes. Creía. como Sócrates, que la Virtud hombre del mal; es el Conocimiento del Ser. del
es conocimiento; que un hombre que sabe lo que Bien, virtualmente, de Dios. Es algo más rico y
es la virtud por fuerza la practicará, ya que ella, amplio que nuestro común "conocimiento" pura-
por ser buena, es necesariamente preferible a lo mente intelectual; pues su fuerza impulsora es una
que es malo. Con respecto a ese punto quizás sea pasión tanto moral como intelectual, y su objeto es
cierto que Sócrates y Platón desdeñaron la endeblez la Verdad que lo abarca todo; pertenece en efecto
de la voluntad, pero también es cierto que nos- al mismo orden de cosas, aunque sea de especie'
otros subestimamos lo que ellos querían significar diferente, que el estado de gracia cristiano. He
con el "conocimiento". Platón, lo mismo que algu- aquí la culminación de la búsqueda cfectuada por
nos de sus predecesores, señalaron una tajante dife- los pensadores griegos, en favor de la íntima rea-
rencia entre conocimiento y opinión. El conocimien- lidad, el lógos. El verbo era Dios.
to no es lo que se ha dicho, mostrado o enseñado a
un hombre; solo puede ser lo que é) ha extraído
de sí mismo mediante una pesquisa larga y riguro-
sa. Además, solo lo permanente, y no lo transitorio,
puede ser materia de conocimiento; solo lo que "es"
y no )os objetos de los sentidos que se están siem-
pre convirtiendo en alguna otra cosa. En realidad,
Platón llega a una posición no muy alejada de la
del saJrnista que dice: "El conocimiento de Dios
es el comienzo de la sabiduría", aunque se aproxi-
' me a ella por un camino muy diferente. El conoci-
miento de "lo que es" llega solo a través de una
vida de esfuerzo intelectual, cuya introducción es
el estudio de la matemática, pues ésta, aparta
266 267
1,, serias dificultades. La explica~
, mente dicha, en que la palabra grie-
gnifica Dios; en que, en la época
MITO Y RELIGIÓN fnculo entre teología y mora1idad
1 nosotros pensamos que deberla ser
1 1 1 no existía virtualmente ninguna rela-
, que tomamos los mitos en su mal
El objeto de este capítulo no es resumir una , •, aproximamos a ellos por el extremo
parte amplia y compleja de la vida y el pensamiento 11 1to que el primer encuentro queda re-
griegos, sino simplemente explicar ciertas aparentes 11 información sobre sus aspectos más
contradicciones que pueden perturbar al lector. , fviales. Aunque no siempre seamos
Hemos empleado algún tiempo en desarrollar la 1 ello, iniciamos el conocimiento de
idea de que el griego procuraba por instinto la , de la vida griega con Ovidio v las
unidad y el orden en el universo, y esto podría ha- 1uentes helenísticas. Mas, para ent~nder
cemos esperar que fuese monoteísta. Y en cambio, 1 n . es indispensable remontarse a su ori-
hallamos que profesa el más exuberante politeísmo. 11 h 111 .ir el estudio a su etapa final.
Incluso en los tiempos clásicos, en los días de la , lmero el politeísmo. Los griegos de la
cultura ilustrada. los poetas parecen inventar nue- 1 , parecen haber -pensado sobre los dio-
vos dioses sin pensarlo dos veces: la Esperanza "
1
mo cualquier otro pueblo primitivo.
o el Temor, o una docena de tales concepciones, l se halla en rea1idad sujeta a fuenas
pueden convertirse en dioses sin que nadie se sor- < u no podemos dominar -el tiempo at-
prenda. Todos sabemos que San Pablo ( inexacta- 1 ' 1 ejemplo- y estas fuerzas son the6i,
mente traducido por la Versión Autorizada) encon- , Jo que podemos hacer es tratar de
tró a los atenienses "muy temerosos de Dios", pero relaciones con ellos. Tales poten-
en realidad temían a una multiplicidad de dioses. ' ferto, heterogéneas y arbitrarias; la
Además hemos visto, así lo espero, que el fondo 111 sobre el justo como sobre el répro-
de la poesfa y el arte clásicos es sumamente serio. 1, otros poderes· --o así lo esperamos
No es que carezca de alegría y encanto, mas su 110, protegerán: los dioses de la tribu,
cualidad saliente es el sentido de responsabilidad f unilia, del hogar. Estos integrantes
moral. Sin embargo, los mitos sobre los cuales este r upo social deben ser tratados con
arte se basa parecen de una impudicia increfble. to. Es necesario ofrendar sacri-
Las innumerables historias de caprichos, brutalida- dioses en la forma prescripta;
des y enamoramientos divinos, pueden inducimos , idad puede irritarlos. No resulta
a creer que los griegos formaban un pueblo que que ellos estén limitados por
juzgaba sus deberes morales con harta ligereza. la conducta humana; en reali-
Pero esta impresión resultaría falsa en absoluto. Jgunas de las divinidades no lo
268 269
este tiémpo los dioses se han espiritualizado; Anán- 1 1 11 11 una nación coherente, sino
ke o Moira son ahora no ya los superiores de Zeus, 1 1 rsonas que durante siglos se
sino la expresión de su voluntad; y otros poder ,1 t ,ron mutuamente, yendo a los
divinos, como las Furias o . las Erinias que castigan 1 1 le ., otro y reanudando siempre

la violencia y la injusticia, so.o sus leales agentes. 11 e• vecinos. Pensemos también


Pero ¿no había discrepancia entre tal concepci , 1 um muy desarrolladas son exclu-
de Zeus y los mitos que lo representaban como vio-. ut las religiones como el judaísmo,
lento, irascible, enamorado? La había, en efecto. 1 mahometismo. Una religión poli-
, 111 nte hospitalaria con los nuevos
Pero antes de hablar de discrepancias, debemos in-
dagar cómo nacieron los mitos. 1, la primitiva raza griega que se
Dos clases de mitos no nos interesan aquí, el , , nuevos vecinos, o imponían su
histórico o pretendidamente histórico, como el ciclo ,Uos, seguían. por supuesto, con
troyano, y fábulas como la de Perseo que cortó la 1 • •· , pero también solían honrar a
cabeza de la Gorgona, las cuales son mitos popula... fstentes en la localidad. Así -pa-
res, Marchen, cuentos de hadas, como la historia J• mplo entre mil- en Amiela, cerca
de Jaclc y el tallo de la haba. Nos interesan cosas celebraba un festival llamado Hia-
tales como el derrocamiento y la mutilación de 11.ll eran honrados juntamente Jacinto
1 inclpal rasgo del sombrío ritual de
Cronos por su hijo Zeus, y la enorme cantidad
de diosas, ninfas y mujeres mortales que fueron , t 1 , en verter libaciones en el suelo;
sucesivamente amadas por Zeus y Apolo. Son histo- ,• tres días féstivos estaba dedicado
rias que nos desorientan y ofendían a 1os griegos en mucho más alegre. El origen remoto
días de mayor reflexión. ¿Cómo surgiP.ron? 1 1, 1,stival reside segur~te en que
En general, estos relatos asumían el carácter de , . ,. adorador del olímpico Apolo, se
interpretaciones de las cosas, representaban el color Amiela, entre gente cuya religión era
y el movimiento con que los griegos revestían lo más t distinta, pues rendía tnbuto a un
saliente de su experiencia vital y cuya expresión sim- no a un dios celestial. La piedad y
bólica se veía impulsada por su inteligencia. Impedirían menospreciar el culto ya
1 lo tanto se unieron el viejo y el nuevo.
Eran explicaciones. Había un gran número de
prácticas religiosas y tradiciones vagamente recor- lu generaciones, el origen de este
dadas que requerían un esclarecimiento, y como •• olvidado, como sucedió también
se había olvidado la verdad, fueron reempla:radas 1 1 , de los dioses terrenos. Pero el
1 l u 1'0nservador y la piedad mantuvie-
por la ficción. Los párrafos precedentes solo han
podido dar una idea muy imperfecta de la comple- ¿Qué pasó entonces? El verter
1 ,1 suelo sólo podía ya encerrar el
jidad de la religión prehistórica en Grecia. Habla..
mos en general del politeísmo entre los primitivos homenaje rendido a alguien que
griegos, pero pensemos en que estos ..primitiv como Apolo tomaba parte en el
. 273
272
festival de Jacinto, el Jacinto muerto era un a
dilecto de Apolo. Surgió así el relato explica m en lo íntimo a los griegos
Jacinto había sido un joven amado de Apol cual éste derrocó violentamen-
quien éste mató accidentalmente mientras lan y lo tuvo prisionero en las
un disco. Jacinto, como ya hemos visto, no es u l 1 1 l del Infierno? Para decirlo
palabra griega, ni tampoco el culto de un d · tales mims constituyen un in-
griego de la tierra. En este rito y en esta hist ,,1 origen de las cosas, primero
tenemos, por lo tanto, una prueba o un refle· , después de los dioses. En el
la fusión de dos culh1ras totalmente diferent 1 Caos, el "abismo tenebroso".
Muy a menudo la deidad primitiva fue una di lu ancha y dilatada Tierra, la ver-
en cuyo caso resultaba natural convertirla en 1. todas las cosas, de los dioses y
esposa del nuevo dios. Si era un dios, como Jaci n t~lla produjo a· Uranós ( el Cielo),
podía llegar a ser el hijo de ·su rempl32;30te, p 1 <:telo al unirse produjeron la Noche,
esto suponía una madre, alguna ninfa o diosa loe , de seres monstruosos, imágenes
El resultado era muy natural y muy inocente; pe fuerzas tanto físicas como psiooló-
como algo similar sucedía en muchos de los in ' lual paso de la confusión al orden
merables valles e islas en que se estableciero 1, i.lturalmente en términos humanos.
griegos, y como estos dioses sustitutos local l u rra y Uranós no siguieron engen-
identificaban cada vez más con Zeus y Apolo 11 1 p11, I, primitiva? ¿Cómo llegó el orden?
sultó que Zeus y Apolo tuvieron una inmensa pro ne (do y encadenado por un hijo nuevo
nie en incontables diosas, ninfas o simples muj ,onos, y en la plenitud del tiempo
Pero estos amores divinos fueron consecuencia fO(I, u vez vencido y superado por Zeus,
tui ta, no la intención, de los mitos; y no ofen 1 1, se iniciaron el mundo y el orden

el sentimiento religioso precisamente porque ~ , , emos. Si fue Cronos hijo de Ura-


sabía que representaban solo una explicación. NCJ 1 ¡ e Cronos fue puramente accide~~al;
ten(an ningún alcance dogmático, apologéti o más de quien pudieran ser hiJ?s.
educativo; no iban más allá de io que se dice". posterior y más artificiosa pudo 10-
Eran aclaraciones, y aunque se revistieron del pr I talle y horrori7.arse por la conducta
ligio de la tradición, ellas pod(an aceptarse o de 11 1 d, éstos dioses.
charse. Lo esencial consistía en honrar al di 1 l!I griego fue entonces. una re~g,ión

mediante el rito; nada obligaba a creer en las hi volvió más comple¡a y polite1sta
torias que corrían sobre él. 11 ! la raza griega, y por la tmid~d,

Pero existía otro tipo de mito, mucho más tos 1 tu partes de Grecia, de dos d1fe-

que tenía distinto origen, ~unque t~mbién se ~n l I ligión, una vinculada con el grupo
déraba como una explicación. ¿Que fue, por J m- tonada con el culto de la natura-
plo, lo que motivó la invención de una historia sob~ iego en favor de la armonía Y
1 rte en la creación del sistema
274
275
olímpico presidido por_ 1.eus, el padre de los di oetas por propalar historias
y los hombres. En él, los dioses helénicos trib ta perversas sobre los dioses, ·
y celestes, los dioses y diosas de la naturale luchaban entre sí o estaban
apariencia no helénicos, toda una multitud de ··u 1 como el pesar, la ira, el rego-
mones" ( espíritus y no ·demoniós") tales co nitirá la enseñanza de Homero en
las Erinias o -Vengadoras", las abstracciones 1 irritaba que los poetas trágicos di-
nificadas como Díke ( la JU$ticia) y Thémis indignas sobre la Deidad.
Ley) fueron reunidos dentro de un sistema co ser que algunos poetas trágicos
rente. Este instinto se advierte también en el ;n iesen la severa censura de Platón;
en que la moral, en su origen un asunto de cará , atañe a los que conocemos, su re-
humano y social, es puesta bajo la protección de ] m el absurdo. Es el ataque contra el
dioses; también en la concepción unificadora irte de un filósofo que no admite que
~ e o MOira, originariamente superior a caminos hacia la verdad fuera del
dioses, pero luego identificada con la Volun 1 1 Es la reprobación de un filósofo dgi-
, t tlectual, más poeta que muchos, y
~ · Los numerosos mitos fueron explicacio
liberadas de los más variados hechos y fenóm 1 algunos de los más profundos y más
y la vivaz imaginación griega no podía evitar 11 mitos griegos 1. "Hay una lucha penna-
darles una forma dramática y personal 1 t Platón, "entre la filosofía y la poesía".
111 h 16 por iniciativa de los filósofos y gran
~ei:o .cuando la religión y la moral cmpe:tar 1 t, lucha se libró en el alma de Platón.
comcidir, cuando los dioses fueron no sólo p
naturales, sociales y psicológicos, sino también pe,. 1 ¡,oetas no eran conscientes de esta pugna.
deres morales, el elemento amoral en el mito l~uilo. Sófocles, Eurfpides ~eron poe-
convirtió en un obstáculo. Mostraba una contd- .leos como nunca los hubo, y el mito,
dicción que fue considerada de un modo disf 1 mito "inmoral", constituía su medio de
por los filósofos y por los artistas. Los artistas quf. m Es importante comprender cómo lo uti-
taron u olvidaron lo que no les agradaba y <..'Ontf. \ litas las cosas superficialmente, los auto-
~uaron utilizando el resto con espíritu creador; los kos escribieron piezas "sobre" personajes
filósofos arrasaron con todo. Ya en el siglo VI un , en realidad, no procedieron asf. Estos
pensador jónico, Jenófanes, observó que si los ast* , , perdían su tiempo y el de su ciudad
fuesen religiosos imaginarían a sus dioses con apa- 11 escena figuras tomadas de un Arca de
riencia de tales animales. Lo mismo podía d · 11 t , algo de eso patecen creer los críticos
11 n que ellos se veían "trabados" por los
del antropomorfismo que era el alma del mito. H»
ta Eurípides, aunque era un poeta, condena "lu mpleaban. Nada podría ser más falso
11 Hgente, E]]os construían sus dramas a
despreciables historias de los poetas". Si un dio,
hace mal, no es dios; si desea algo, no pu ser
dios, puesto que Dios es perfecto y completo. ]P1a. 1 1 1 ejemplo en las últimas páginas de su Corgia,.

276 m
1 1, c'Ontinuarse y mostrar cómo en todos
partir de sus propias luchas <:on los problemas reli- , 1 11 , 1 y también en Píndaro, en dife~
giosos, fiJosóficos y morales de su época y se ser- 1 , • , el mito siguió siendo vital y se colmo
vían del mito como Shakespeare utilizaba a Holin 4
undo sentido religioso y filosófic:o. Con-
shcJ, y con la misma libertad. Es muy conocida la ul, en esencia lo que siempre había sido,
historia de l\fedea de Eurípides. Medea, traicion 1 h :ación; pero ahora, en manos de estos
da por su esposo Jasón, mata no solo a la nue,•• graves y poderosos, se convertía en una
mujer corintia de Jasón, sino también a sus propi , ,n de la vida y del alma humanas.
hijos c1ue ha tenido de él. Este incidente centr , 1 futuro del pensamiento religioso griego
el asesinato de los niños por su madre, fue inven. 1 , , n la mitología, ni en los dioses olímpicos,
ción de Eurlpides; en versiones primitivas de la 11 1 , en los "misterios" más personales que
historia ellos son muertos por el pueblo de Corint , ntaban los cultos olímpicos: yacía en los
Vemos así que, para expresar su propia concepci
Eurípides altera el mito completamente, .mas con 1 1 mento griego en el cristianismo es muy
esto no pretendía, como parecen suponer algun nI y deriva de Platón. El Zeus de Es-
empresarios modernos, crear un papel para una ac- 1 111 puro y excelso, era todavía demasiado
triz trágica, ni tampoco escribir un estudio ps ico ló. , ,li la póli• griega, como para que pudiera
gico un tanto improbable, sino demostrar cu~ , d ir · , · en el Dios de la humanidad; así como
devastadora es, para el que la padece y para la de los judíos no podía llegar a ser el Dios
sociedad, una pasión que no es regida por la razÓJt. mtiles sin un cambio considerable. Fue la
Asimismo Esquilo recurre a los mitos antiguos más 1 . griega, especialmente la concepción plat6-
violentos y les infunde una significación profun lo absoluto, la deidad eterna, la que preparó
En Prometeo remoza el antiguo relato cosmogó · mdo para recibir una religión universal.
de la guerra entre los dioses; según esta fáb 1 , lo que concierne al mito griego, algunos de
Prometeo desafió a Zeus y padeció como consecuen, lt1mos dramas de Eurípides muestran cuánto
cía un tormento de por vida. En la Orestia, la exi- · 1 desviando el centro de gravedad. El peo-
gencia que formula Artemisa a Agamenón, que él ' eI serio empieza a encauzarse por senderos
debe sacrificarle su hija, es un mito que pro1..1"'fk , ,mte filosóficos. La era de la elevada poesía
de los remotos días en que se hacían sacrifici su fin; la clásica unidad de mito y religión
humanos; y los tratos de Apolo con Casandra, má:1 111bra.
adelante en 'el drama, no son menos sorprenden " , del siglo quinto Eurípides ( como pue-
Sin embargo, estos mitos están firmemente estruo, 1 en Ion, Ifigenia en Táuride y Helena)
turados en dos ciclos dramáticos -uno, por d~sgra- 1 a utilizar el mito en forma satírica, reto-
cia, incompleto- que se cuentan entre las suprem romántica. Estamos ante la etapa final del
realizaciones de la mente humana, dramas sobre el 11cgo, la que, gracias a los poetas helenísticos
nacimiento y crecimiento de la razón, el orden y la mos, nos es más familiar. El divorcio entre
piedad entre los dioses y los hombres.
279
278
el mito y el pensamiento se completó como conse-
cuencia de l;¡s conquistas de Alejandro. Para los 1 pdncipio muy grato, pero pronto se toma
helenos que vivían en las nuevas ciudades griega 1 ,dez intolerable. Ha muerto lo que es-
o scmigriegas de Egipto o Asia, entre extranj , n Pindaro, en Esquilo, en Sófocles y en
y bajo el dominio de un rey remoto y poder
los dioses inmemoriales y las deidades locales
Grecia, sus propios ritos ~les, les parecían lejan
y borrosos.
"Así como entre nosotros se despierta el in-
terés por el folklore cuando el pueblo es des-
arraigado de su terruño y hacinado en ciudades, del
mismo modo en la nueva era helenístiéa, en cir...
cunstancias en que los griegos se hallaban disemi
nados y la antigua vida concluía, las leyen
locales y los ritos de la patria fueron investiga
y catalogados cuidadosamente; pero ya no eran
mitos vivientes sino atractivas reliquias. Hacia ellos
se volvieron ansiosamente los poetas y los artistas;
poetas cultos -como algunos que hoy c,mocemos-
que escribían no para una pólu viviente y visible_.
sino para un público debidamente educado, donde
quiera que estuviese, diseminado por el ancho
mundo nuevo.
Esta época alejandrina fue la que vio desarro-
llar la mitología como una manía literaria y artísti-
ca, cuando las gratas o escandalosas historias de
amores divinos y metamorfosis extrañas eran narra-
das en versos elegantes por poetas que, por mala
suerte, no encontraban inspiración ni auditorio para
nada más importante. &ta es la época que se in-
terpone entre los griegos clásicos y nosotros y nos
da la impresión de que los griegos eran irremedia~
blemente frívolos. No faltaron en esta época pen-
sadores serios, pero éstos fueron filósofos y cientt.
ficos, no poetas.
El tratamiento que de los mitos hacen estos poe-
i'80
28J
1111l• en su Cl'r<.'ano r<·tiro campestre y le dt·
, ,•l dinero <ll' Artemisa. Con él Jenofontc
, 1 , , un terreno en un lugar indicado por Apolo
CArÍroLO XII 1 '"Sucede que un río Sdinunte cru7.a por
1 1 propiedad y un río Sdinunte corre también
1 11 , lcl templo de Artemisa en tfeso. y en ambos
VIDA Y CARÁCTER I' , , y cmstáceos. En la finca de Escilunta
1 • toda clase de presas que uno desee." Con
l 11 ro Jenofonte constmyó también un altar y
ti mplo, y del producto de la propiedad destinó
1 1 , mo anual para suministrar un sacrificio par.i
Jenofonte, que llegó a ser capitán de los Diea 1 , y todos los ciudadanos y los vecinos, con
Mil, fue desterrado de Atenas por razones que no 111UJeres, eran invitados al festival. A los asis
están muy claras. Era amigo personal de Agesi , , la diosa les daba harina de cebada, pan, vino,
rey de Esparta, y Agesilao encontró para él una parte <le los animales sacrificados de
pequeña finca en el Peloponeso, en un lugar lla- 1 lu ..i sagrada y de los obtenidos en la cacerla.
mado Escilunta, cerca de Olimpia. No era un sitio 1 1111 de Jenofonte iban a cazar antes del festi-
malo para vivir, si es que uno no podía estar en Junto con los de otros ciudadanos, y a ellos se
Ática, pues todos iban a Olimpia tarde o temprallO\ u los hombres que querían. La caza se realizaba
Aquí debe de haber escrito la mayoría de sus libros. . s en el terreno sagrado, a Ve('('S en .Fóloe, y
incluso la Anába.ri.t, y en ella -el relato de la ex- 1tla en osos, gacelas y venados. La propiedad
pedición de Ciro y sus consecuencias- encuentra 1 en la mta c¡ue conducía de Esparta a Olim
la oportunidad para describir su retiro cam,pt:::.IUur. 4 k.ilómetros del templo de Zeus en
Es ésta una de las pocas descripciones que tenemos , última ciudad. Comprendía una pradera, unas
de la vida en el campo. muy arboladas c¡ue mantenían jabalíes, ca
Del botín ganado por los Diez Mil, una décima acas y caballos; de modo que hasta las bes.
parte se separó para Apolo y Artemisa; los genera- ,1 carga de los asistentes tenían abundante
les eran severamente responsables de este dinero. 1 ,, , nto. En torno al templo había sido plantada
Lo que Jenofonte recibió para Apolo lo entregó en 1 , huerta con toda clase de árboles frutales. El
Delios, en el Tesoro de los atenienses; lo que co- 1 ,¡,lo era, en pequeña escala, igual al de tfeso.
rrespondía a Artemisa de tfeso ( Diana de los efe- 1 ~tatua una copia de madera de ciprés de la
sios) se lo encomendó a un tal Mogabizo, sacerd u11 de oro que había allí. Junto al templo
de Artemisa, cuando marchaba con Agesilao y el 11 un pilar con esta inscripción: "Esta propie-
resto de los Diez Mil ( ahora 8600) a una camp • 1 , stá dedicada a Artemisa. El que la posee y
contra Tebas, e incidentalmente contra Atenas. P 1 1t sus productos debe dar un diezmo todos
él salió con vida de las operaciones, y Mogab · os y con- lo que sobre refeccionar el templo:
cuando vino a ver los juegos olímpicos, visitó a
282
Si así no lo hace, la diosa lo tendrá en cuenta.• elegido, y los padres de ella a él,
He aquí un cuadro encantador de un aspecto de mpañero más agradable para el cuidado
1a vida campes?1a en una _de las zonas más agra. n común y para tener hijos que fuesen
dables de Grecia. Uno se imagina que los "ciuda- n todos los órdenes y les sirviesen como
danos y vecinos" se hallarían un poco confundi ,, vejez. La misión de él es vigilar lo que
por este extranjero tan importante que vivía entre 1 r 1. la casa, y así nos enteramos de cómo
ellos, un general que había traído a aquellos mer- ,<0gerse el mayordomo y los trabajadores,
cenarios desde el extremo del mundo, y tenía amis-. ,.. odios se emplearán para adiestrarlos y
tad ~n Agesilao de Esparta y estaba escribie umplan sus tareas con lealtad y contento;
u? libro sobre ese a~ntecimiento. Preparaba tam- 1 , que la misión de ella es aprovechar lo
bién otros boros, segun se decía, incluso uno O dos , 1 dble lo que él trae: Dios ha diferenciado
sobre un extraño ateniense -hombre oscuro aun- 1 unente según esto las naturalezas respec-
que Jenofonte solía hablar a menudo de éi- un 1 l hombre y de la mujer, si bien en lo que
fil~fo de tantos, al parecer, llamado Sócrat~ o a las virtudes morales ambos están en
algo así. Por cierto no había que dar mucho crédi- condiciones. La esposa es comparada a la
to a tales especies sobre Jenofonte, caballero su- ,.,fna. Su deber es cuidar que lo que se desti-
mamente devoto, muy prudente y práctico, aunqu 1 , , . , un año no se gaste en un mes, que se hagan

~l. vez ~ poco pun~o -siempre ponía tanta 1, para los que necesitan, que los alimentos
lllSlStencia en que todo estuviera exactamente como , atén en buenas condiciones cuando se desean.
él lo quería-. , sea menos grato su deber de cuidar tos escla-
Est? se ~dvierte muy bien en un folleto suyo. uando están enfermos; pero aquí la joven
en grtego titulado Economía, que quiere decir a 1 se despoja de sus aprensiones. "Es ésta -di-
la letra, el cuidado de la casa y la propiedad. :&tá 11 - la tarea más placentera, -pues los esclavos
agradablemente escrito en forma de diálogo entre 1 u on tra~ bien s~elen ser agradecidos y más
S6a-ates y · un terrateniente ateniense Isc6ma~ y 1 tos a mí que antes.
~ esta ocasión es éste el que más habla. Iscómaco 1 enseñanza prosigue con observaciones sobre
tiene algo que decir sobre ]a instrucción de la espo- trucción de las. criadas en las tareas domésti-
sa. La ~ya no tenía quince años cuanc\o se casó y luego llegamos a la casa en sí misma. Está
-las mu1eres del Mediterráneo se casan temprano- , ,,glac;la con gran previsión y sin ninguna extra-
y había pasado su infancia en un estricto aislamien- cia. Todo cumple un propósito: cada culU'to
to, de modo que ignoraba muchas cosas. Sabía , , :,ce atraer lo que está dentro de él. Así el más
c6mo hilar con lana un vestido, c6mo vigilar a las 11mo contiene los tapices y vasijas de mayor va-
criadas en el telar; pero en lo demás su marido por ser el inás seguro. El grano está en el
debió ín,struirla, ofreciendo primero ~n sacrificio , arto más seco, el vino en el más fresco, los jarro-
acompañado de oraciones, al cual se unió la esposa ' finos y otras obras de arte en el cuarto mejor
con una piedad muy jenofóntica. ,Luego él le indicó l,1minado porque nos agrada mirarlos. La casa se
2.84 28.5
halla ubicada hacia el sur, de modo que los cu , , h con el estrígil. un utensilio de metal
1
de estar tengan sol en invierno y sombra en ver 1
bnente curvado. Luego de esto, lscómaco
( sin duda tiene en su parte exterior un pequ , , .u colación -la primera comida del dia- Y
peristilo). Iscómaco insiste en el orden y la pul , 1 1I , no comer mucho. No sabemos lo que hace
tud. ¿Qué parecerían un ejército o un coro sin uat , 1, de la jornada; posiblemente se ocupa de
orden estricto? Cuenta a su mujer que una vez vio , untos públicos y privados y de hablar con
un barco fenicio: sus diversos avíos se abarrot:au••• 11, 1·omo Sócrates. :tsle admira su modo de
en UD espacio sumamente pequeño, no mayor que No es extraño que seas considerado un.o de
• UD comedor de tamaño razonable, pero todo se en
ti o mejores jinetes y uno de nuestros ctuda-
contraba al momento; en la mayor emergen . . más ricos, pues atiendes ambas cosas con
marinero podía alcanzar lo que deseaba. La pu 1 ,lilfgencia... "Y sin embargo, dice Iscómaco,
critud es una cosa excelente Los vestidos, loi ,, muy popwar.· Aquí no se dibuja ninguna
zapato.s, hasta las cacerolas, lucen muy hermosea 1 , sobre su rostro y tampoco sonríe Jenofonte.
cuando están bien arreglados. 1 ta qué punto es todo esto típico? Si tuvié-
En cuanto a su propia norma de vivir, Iscóm 1 mucho material de esta clase para compa-
exp~ica a Sócrates que él se levanta temprano ( es 1,, podríamos responder a la pregunta; pero no
decir, al amanecer) de modo que si desea ver a 11111 asf. A mi parecer, no es típico ni mucho me-
alguien sobre cualquier negocio, es probable qu 1 ,jado aparte el hecho de que Iscómaco es un
lo encuentre en su casa y aproveche el paseo. ( E , hn• rico. Jenofonte tiene algo del siglo ~ :
to es mejor que esperar hasta que ya entrada la , 1,dad cuidadosa, su amor por el orden, su euu-
mañana se pueda encontrar al hombre en la p~ ' 1 sobriedad, su afable ~lsez. Hallaba grata
del mercado). Si no tiene negocios particulares en 1 ,1111pañía de los espartanos; es posible que haya
2
la ciudad, el criado saca su caballo y se dirige a do al servicio de los famosos Treinta Tiranos
la granja, mientras él camina para hacer ejerci · aterrorizaron a Atenas durante alp tiempó
esta práctica es mucho más provechosa que reco- p11 de la Guerra del Peloponeso: En sum~, no
rrer de arriba a abajo las columnatas de la ciudad. un ateniense típico y serla exces1vament~ mg~
En la granja observa lo que hacen sus homb 1 ,, uponer que las opiniones sobre el matr1momo
y si se le ocurre alguna mejora, la explica ante educación de las muchachas que atribuye al no
ellos. Luego monta su caballo y cabalga a cam , brillante Iscómaco representaban la práctica
traviesa como en la guerra, salvo que ahora cui l,1lnal ateniense.
de no estropearlo. Después le entrega el caba~ \ 1 volveremos sobre este punto. Hay por cierto

al mozo y regresa a la ciudad, a veces camio 1 , ,Jetalles característicos: la ausencia de desayuno


a veces corriendo, y se da un masaje; en ef 1, intima relación entre la vida del campo y la
terminado el ejercicio, el atleta se frotaba con aceitd I' 1 ciudad.

1 Kalón; véase página 234.


Vme pág. 210.
286
Acabamos de ver un fragmento de la vida t11 , o al menos así lo haclan, hasta que la
pesina en los primeros años del siglo IV, si bien 1, trajo otras preocupaciones. Los pastores
los ojos ~e un general retirado que sentía · , rito han sido idealizados, pero en dos de los
predilección por 1a historia y por la filosofía m'5 realistas ( el IV y el v) la idealización es
tono menor. ¿Podremos penetrar realmente en centuada. Teócrito describe gratamente en
campo, eIJtre los pastores de las montañas o 11 Idilio, un largo paseo y una excursión cam-
granjeros que trabajaban en los valles remotos? 1m la isla de Cos durante un día caluroso.

muy difícil. No tenemos referencias como las q delantamos otros cuatro siglos hasta los es-
brinda la Edad Media sobre los monasterios y de Dión Crisóstomo, un orador de moda dedi-
tillos feudales y que tanto cb'vierten a los histo la filosofía, encontramos una detallada y
dores de ese periodo. La literatura de la ciuda 1 , t lea relación de dos familias de cazadores que
tado nunca fue gairrula o discursiva. Sabemos de f 1 de sus manos en las vastas mensiones de
tivales rústicos, no todos tan decorosos como el ,1 , Uno de ellos nunca ha visitado la ciudad;
Jenofonte, de antiguas supersticiones campes· '"1 ha estado dos veces y el relato c¡ue hace es

extrañas creencias, pues las regiones salvajes In mú entretenido 1 •


Grecia pennanecieron siempre en tal estado. P 1 1 drama nos brinda un breve boceto, más o
que en Arcadia se efectuaban hasta el siglo v ritol vívido, de un carácter rústico. En Electra de
tan primitivos que habrían llegado hasta los saai- 111 (pides la heroína ha sido desposada, por el per-
ficios humanos. Aristófanes -especialmente en lOI , , 1 Egisto, con un campesino inocente, a fin de

Acarnieruea y la Paz- nos presenta al cam100Sll·•1• 1 sus hijos no pretendan recuperar la corona del
ático obligado por la ocupación espartana a refu. urpador. As( la vemos al alba acarreando un cán-
giarse en la ciudad que odia. En los A.carnienMII 1 11 sobre su cabeza, aunque su marido protesta
nos encontramos con dos figuras procedentes del 1 , esa clase de trabajo no le corresponde. Pero
medio rural. campesinos de Tebas y Megar~ 11 dice: "Lo hago porque tú h~ sido tan amable
maltratados por 1a guerra; pero están totalmen igo. Tienes bastante que hacer afuera. Yo
ausentes las descripciones detalladas o al ~os de bo mirar por 1a casa. Es grato al hombre que
cierta extensión. Tenemos que retroceder dos sig baja volver al hogar y encontrar todo en orden."
o más, hasta Hesíodo, cuando la pintura del traba· 1 ediatamente, al quedar sola un momento, para
continuo y su organización no estaban aún fuera mtar una lamentación .por Agamenón, aparece el
de m<>;da, o adelantamos un siglo hasta Teócrito y ' ,ro, en forma de unas doncellas que vienen a
sus melodiosos pastores, quienes han dejado en pos , itarla al festival. "No, responde Electra, no pue-
una formidable progenie literaria de Damones, Daf- 1 , bailar y alegrarme. Mirad mi cabellera desgre-
nes y Lfcidas, o bien a esos verdaderos sucesor
que son los actuales pastores griegos, los que, aun-
que ya no improvisan mordaces o graciosos hexá.. tste puede leerse (resumido) en J. A. K. TeoMSON,
metros amebeos, tocan sus caramillos y compon 1, Greek Troditlon.
288 289
1
Es una gran cosa ser rico! Uno puede
ñada y mis vestidos rasgados. ¿Son dignos 1, J con los huéspedes, y curarse cuando
Agamenón y de la ciudad de Troya que él cap , mo. Pero mientras alcance el alimento, no
"Pero la diosa es importante. ¡Ven! Yo te pr , diferencia. Un rico no puede comer más
una túnica bordada y aderezos de oro ... " POCO 111 pobre." Cuando llega el viejo esclavo, fa.
después, Orestes, su hermano tan esperado, apue, l , l' ,r la ascensión -pues el campesino no es
ce; viene con el fiel Pílades a vengar los crím modado granjero de la llanura-, trae un cor-
mas no con espíritu muy heroico. No declara qui ' algunos quesos, vino añejo, no mucho, pero
es y Electra se asusta al ver dos hombres armad 1 fuerte, muy bueno para mezclarlo con alg~
tan cerca de su casa. A su debido tiempo regr l I tano, y guirnaldas de flores, el gracioso eqw-
el campesino y se escandaliza al ver a su e ~ ,1 helénico del traje de noche. Eero el hecho
conversando en la puerta con dos jóvenes; esto es notable es que reconoce a Orestes, de modo
de lo más impropio y contrario a todas las conveDIJ • 1 héroe ya no puede dudar más tiempo y .el
clones. Electra explica que son amigos de su her;,, 11 , avanza velozmente hacia su horrendo e 1g-
mano; han traído un mensaje de Orestes, que es en nlnioso final.
realidad todo lo que éste ha dicho. '"En tal caso_ 1 .1 el Orestes de Eurípides tenemos un honesto
responde el campesino, entrad. Mi casa es pobr 1 o discurso que pronuncia ante la Asamblea
pero sois bienvenidos a ella." ti entra prim , un trabajador del campo. Orestes es juzgado
lo cual da a Orestes oportunidad para pronun · matar a su madre y a Egisto. Taltibio, el heral-
nn delicioso discurso moralizante sobre el tema 1 levanta y pronuncia un taimado y ambiguo
del: 'nunca puede decirse': "Mirad este hombre, un urso. Es una de esas personas {dice Euripides)
individuo común, nada parece importante en él, están siempre con la facción dominante y así
pero ¡cuánta nobleza!" Lo interesante es que el 1 constantemente, sonriendo a medias, en di-
propio Orestes -en este drama- muestra ser harto ' ión a los amigos de Egisto. Luego Diomedes
innoble. Los viajeros entran en la casa; sus esclavos 1 1 torpe soldado) dice: "No lo condenéis a muerte,
llevan el equipaje. Vuelve el campesino y su esposa petad las cosas sagradas Y. enviadlo ~l ~estierro".
le dice: •¡Tú estás loco! Sabes que somos pobres. 1 to provoca aplaQ.SOS y criticas. El siguiente ora-
¿por qué invitas a esos caballeros que están en me- l , fue vulgar, violento y torrencial; propuso que
jor posición?"' ªBueno, dice este hombre ruonable. , 11 iese apedreado. "El que le siguió defendió la
si son caballeros, como lo parecen, ¿no se contenta- , contraria: era un hombre valiente, aunque no
rán con lo que encuentren?"' "Ya que has cometido l parecía; uno de esos que rara vez vienen a la
ese error. ve y busca a mi viejo esclavo-. Estará ad, un trabajador de granja -y éstos y no otros
contento de saber que Orestes vive aún, y te dará , los hombres que sostienen la integridad de un
algo para alimentarlos." "Muy bien. Pero entra y 1 - pero inteligente, dispuesto a argumentar co~
ten dispuestas las cosas. Cuando una mujer qui~ , llquiera, honesto y por encima de repr~~·
halla lo necesario para preparar una comida. Hay 1 ropuso que Orcstes debia ser coronado. publica-
oastante en casa para alimentarlos por un día. {Sale
291
290
mente por habe1 vengado a su padre y matado .ma es un homhre destrozado, pues el
una mujer perversa, sin dios y traicionera, y Eurl- , lt su sincera bondad para con el niño
pides sugiere que esta propuesta hybiese sido a rue que Edipo creció para matar a su
tada, si al tonto de Orestes no se le ocurre hablati , ,sarse con su madre.
en defensa propia. 1111 soldado raso en la Antígona que es muy

Sin <luda Eurlpides admiraba al tipo camp · 11 este corintio: independiente,_conversa-


En Sófocles, en cambio, no encontramos el tipo sino • con una especie de zafia sutileza mental
el hombre. Su mensajero procedente de Corinto en , 111 ll'Cado gusto por la paradoja. -g1 es el que
Edipo Rey es un pastor que, años antes, pasa u decir a Creón que alguien lo ha desobe-
veranos enteros con sus rebaños en el Citerón, como 1 ha sepultado el cuerpo del traidor. Creón
todavía hacen los pastores en Grecia cuando se se- 11 •n terrible cólera; brama sobre la traición
can los pastos de la llanura. GmlpciÓD; luego se dirige al desventurado
Pasó tres de estos veranos con un pastor de la otra 1 y le dice que si no trae al culpable, será
ladera del Citerón, de Tebas, un esclavo de La 1, que esto le enseñará a aceptar sobornos.
el rey de esa ciudad. Cierta vez el tebano trajo ¿Puedo decir algo? ¿O debo úme en seguida?
consigo un niño con órdenes de abandonarlo; pero • ¿No sabes todavía que cualquier palahla tuya
no pudo cometer esa acción horrible y el corintio ? .
do: ¿D6nde puede esto )arumarte? ¿En tus oldos o
se lo llevó. Entregóselo a su .propio rey, que no
11 ,alma?
tenía hijos y lo recibió con alegría como .si fuera .,, ¿Puedes tú indagar d lugu donde algo te des-
suyo. Cuando el niño creció y se hizo hombre_ 1
abandonó inesper:adamente Corinto y ya no regr~ ,da: Yoº lai,-timo so&o tus oldos. Es d culpable d
por razones que el pastor nunca alcanzó a compren-- 1.-tima tu esplritu.
'6n: ¡Babi No eres más que UD charlatán. .
der. Edipo fue a Tebas y prestó a los tebanos un ,da ( con viveza ): ¿No prueba esto que yo no hice
gran servicio, por lo cual, habiendo muerto el r~ OI&?
Layo a manos de unos bandidos, ocupó el trono va- -dn: Sí, tú lo has hecho. Has vendido tu alma por
cante y se desposó con la reina. Años después, JllU-
rió el viejo rey de Corinto y se habló de invitar 1r .;;.,da: ¡Válgame Dios! Es terrible que UD hombnt 1Je.
una conclusión errónea.
Edipo a que lo sucediera. Nuestro pastor- vio al
instante su oportunídad. Sale de Tebas lo más pron- 1 ,ro la infinita fasdnación de Sófocles nos aparta
to posible para ser el primero en dar a Edipo la 1 masiado de nuestro tema. Estábamos hablando
buena nueva. Sin duda le aguarda una buena re- 1 1 vida rústica. Los testimonios son tal cual los
compensa .. Además, tiene otro derecho al favor de 1 mos descrito y no hay mucho más. Pero antes de

Edipo: él fue quien le salvó la vida cuando era un ·rimos a la vida urbana, contemplare::mos una
niño. Así entra en la acción dramática imbuido ¡ . . Fue encontrada en Acarnea, la montañosa
d~ su importancia pero sumamente cortés y solici~ ,, , de Ática de donde procedía el carbón vege-
y muy seguro de tener pleno éxito. Pero al aban- , recuerda (probablemente) a un ex esclavo.
29-2 293
Est.í ?s~rita l'n pm;-m IJana, salvo el rasgo Jiter
( Y metnco) del ep1teto homérico referido a At 11 Ulll'' fl'liz a ningún hombre hasta que haya
a vimos antes esta máxima. Un conoci-
E.~!e he~so monumento indica la tumba de M
el h,JI:» dt" O~~- Era el mejor frigio en la Atenas de , uperficial clel <..Mcll"'.Ícter gril'go o ateniense
espaciosas putas de baile. Y por Zetas que cxplkur su difusión. La- vida, y en con-
talador inejor que yo. también el pensamiento, tenían su base
Fue muerto en la guerra.
'OSO tcrrf>no de la Necesidad, y el resultado

. Ahora ya podemos sumergirnos en la turbu 11, era cierta durC7.a y por consiguiente un
vida d<' Atenas, donde la dificultad no reside en 1 , 1 sentido de la adaptación al medio. La se-

escasez de pruebas sino más bien en sus ul·asio l inundaciones locales podían causar el ham-
Y.de,:concertantes lagunas. ¿Cuáles son los testi ' la región. En 1930 andaba yo por el Pe-
m~s. . En literatura se destacan las comedias " , ,,. Estábamos comprando provision~ en
Aristofanes y los fundamentales vestigios de las 1 lt .1 , y nuestro guía nos aconsejó adquirir pan
medias de •Menandro ( aunque no perten '" 1 porque en la región más cercana, a medio
nuestro penodo); algunas obras menores de J ' allí, habúm tenido mucha humedad durante
f~~te -Ja Economía ya mencionada, los .\1 . , echa y era imposible comer su pan. Así fue.
bilia ( recuerdos de Sócrates). el SimposiÓ ( Ch ,..ugcn dl· la vida es tan pequeño y el costo del
d~ sobrem~a), y las Rentas ( sobre las finanzas p 1 orte tan elevado que cualquier eventualidad,
blicas atemenses )- ; los discursos privados ( ant 1 , ser una mala cosecha, es algo irreparable.
los tribunales) de Demóstenes ( no todos de Demól- ltfflás entonces había guerra, algo bastante ma-
t~es. pero eso no hace al caso); muchas escena11 1• 1ra nosotros, pero para los griegos mucho peor.
ammadas en Platón, y especialmente su maravi , 1, l\femorabilla, Jenofonte reproduce una con-
Banquete, y los tan agudos y divertidos Caract , 1ción entre Sócrates y un tal Aristarco. Aristar-
de Teofrasto, que ningún interesado en Ja naturw- había sido un rico terrateniente, pero toda su
leza humané puede seguir desconociendo ni un mo- ledad se hallaba ocupada por el enemigo, de
mento más. Todas estas obras constituyen una 1, 1 que no solo habían cesado sus ingresos, sino
excelente lectura. aunque debe ~lararse que al 11 • 1. más tenía bajo su protección a catorce parientas
nos de sus traductores interponen un velo de poM1 ,,, habían huido del enemigo. El estado moderno
posidad literaria entre el lector y el original. Entre 1 , ura inventar algunos procedimientos para amor-
los testimonios de otra índole está la gran cantid 1 uar estos golpes sobre el individuo: la pól.is grie-
de vasos decorados con escenas ele la vida cotidi , con sus finanzas rudimentarias y su individua-
na. y algunas esculturas e inscripciones funerari ' J, ni siquiera lo intentaba. '"No sé cómo mante-

Sería un desatino intentar resumir todo esto en las", decía Aristarco. "No puedo pedir prestado,
unas pocas páginas. Es preferible tomar algun 1 '<Jue no tengo garantía alguna; no puedo vender
p~tos g«:°erales y presentar, de paso, )a info muebles, porque nadie compra.• Sócrates su-
ción preasa que podamos obtener. 10 una solución sencilla. "Las mujeres saben
294 •urnlmcntc hilar y hacer Vl>stidos. Hay un merca-
295
y por medio <le ¡.1 hacer saber a sus
,11111

do para las ropas. Compra Jana y ponlas a trahaj 11 , dónde se encontraba. En caso de tra-
Aristarco así lo hizo y regresó luego para decir una ficción. al menos su inventor esperaba
las mujeres estaban trabajando con buena vol (do. Pero parece que presentó testimonios
eran más agradables y amables y ganaban has decía la verdad.
dinero para vivir. Su única queja era que ellas 1 maís de las eventualidades de la guerra cxis-
acusaban ahora a él por vivir en la odosidad. ···. • 1mar el peligro de los piratas, L>specialmente
dijo Sócrates. ¡cuéntales la historia de las ov 1 , de la caída del vigilante Imperio ateniense.
que se quejaban porque el perro guardián no h 11, ·móstenes ( WI) un hombre sale a perseguir
nada!" . esclavos fugitivos; es tomado prisionero por
He aquí otra historia. de origen ·bélico. tom rsario, encadenado ( para gr~ daño <le sus
de Demóstenes (LVI). Un tal Euxiteo había s· 11 ) y vendido en Egina. El rescate suma 26
eliminado eje los registros del demo por sus o 2.600 dracmas, y la dracma puede conside-
ciudadanos luego de riguroso examen por no . en cuanto a su valor adquisitivo, como no
probar su condición de ateniense legalmente n 1,,, menos que la libra en su valor actual. Acu-
do. ~l recurrió al Tribunal aduciendo que la d un amigo, el cual empeña bienes y la propiedad
sión era injusta. Si ésta se mantenía él esta ayudarlo a reunir el dinero. Incidentes como
perdido; caería en la condición de residente nos hacen comprender la importancia que para
tranjero y como tal no podría tener propiedad en riegos tenía la amistad. En un mundo asi, el
tierras y estaría sujeto a ciertas restricciones que u hre sin amigos estaba completamente inde-
quitarían sus medios de subsistencia. ( Ha lleg 1 1
a decirse que tales hombres podían ser vendi 1 móstenes (LII) contiene otro incidente similar.
como esclavos. pero esto parece ser un error.) U111 tal Licón, de Heraclea, estando a punto de
parte de las pruebas contra él consistía en que su 11 .arcarse para Libia. acudió a Pasion. su han-
padre tenía acento extranjero (no &tico). Un de- ro '. en compañía de testigos. contó su saldo
talle interesante: todos los auténticos atenienses. al · to dracmas) y dio instrucciones a aquél para
revés que los verdaderos londinenses, tenían el , . entregase el dinero al socio de Licón. Cefisí~
mismo acento y estaban orgullosos de él. En su de Esquiro, que se encontraba fuera del pa1s
defensa alegaba que su padre había sido toma , (aje de negocios. Como Pasion no conocía a
prisionero durante la Guerra del Peloponeso, lu . tlaiades, los dos testigos tJue llevó Lic6n debían
vendido como esclavo en Lencas ( cerca de Corfú 1 Hficarlo en el banco cuando regresase a Atenas.
y permaneció allí muchos años. Como consecuen , zarpó; el barco fue tomado prisionero por los
la pureza de su aticismo se resintió. Consiguió su
liberación por medio de un actor que visitó casual Un interesante y vivaz relato de la banca se encuentra
mente a Leucas; sus parientes lo rescataron y as{ 1 S. GLOVEB, From Perlcles to Phtllip. en el capitulo
regresó a su hogar. Si el relato era correcto, su1'01 housc of Pasioo". .
nemos que el esclavo ateniense pudo ver al actoc 297
296
piratas y Lic6n, herido con una flecha, murió. Arquedemo cada vez que hace un sacrificio
cónsul de Heraclea en Argos, adonde apo , l I época de la cosecha, sea de trigo, aceite,
corsario, tom6 a su cargo los efectos de Li 1ma o cualquier otra cosa,-le envía una parte:
algún tiempo después reclamó el saldo del B · . mpensa, Arquedemo acomete contra algunos
el cual ya lo había entregado a Cefesíades s os "sicofantes·. Descubre delitos de que ellos
las instrucciones mencionadas. lpables, y, con la ayuda de _otros_ ci~~adanos
El resultado de este pleito es, como sucede ha ,n as de ~s chantajes, los persigue JUdicialmen-
tuahnente, desconocido, pues los eruditos ' piedad hasta que le prometen dejar a Critón
riores que han conservado estos discursos no ten ilo y además pagar cierta suma a Arquede-
interés en ellos como documentos, sino como ej ' Alpos lo insultan llamándolo "sirviente de
plos del estilo de Demóstenes. 1,, •, pero él replicaba: • ¿Qué es más honrado:
Podríamos continuar así mucho tiempo, sin m igo de los hombres honestos y enemigo de los
clonar siquiera los peligros de revolución, con dos o enemistarse con los honestos y hacerse
fiscación en gran escala y asesinato o desti , de los malvados?"
Atenas no sufrió estos males tan cruelmente co
, 11 descripción de una persona así -Est~fano-
algunos otros estados, pero en compensación pa
1• nemos en el indecoroso y ameno discurso
ció -o mejor dicho padecieron los ciuda~
quienes valía la pena atacar- a causa de un ti
, ,a Neera (Demóstenes LIX, probablemente
de hombre cuya designación, "sicofante", qui taito por éste). En este violento ataque Esté:
,, aparece como un chantajista que vive de las
decir en griego mucho más que en las lenguas
dema,s. Tenemos amargas lamentaciones de ,, cias inmorales de su mujer cuyas hijas, dedi-
l al comercio infamante, él ha casado ilegal-
peste social desde Aristófanes en adelante. J
' 1 con ciudadanos del Ática haciéndoles creer
fonte ( Memorabilia, 11, 9) refiere una conversa
entre Sócrates y un amigo rico de nombre Critó& son sus propias hijas, nacidas de madre ate-
11 1· . "Este individuo, dice su acusador, no ha
Critón señalaba que para un hombre resulta h·
difícil vivir en paz: "En este mismo momento la 'ftido ninguna ganancia digna de mención pro-
gente mete pleitos contra mí y no porque les ha 1, 11te de su vida política, pues todavía no era
hecho ningún daño, sino porque creen que yo , de los oradores corrientes, sino solo un sico-
garé antes de tomarme la molestia de ir al tribun 1 , , que se sentaba junto a la plataforma y gritaba,

Sócrates ( como siempre, en los Memorabilia) ,-ndo acusaciones y brindando informaciones


sumamente práctico. Sugiere a Critón que de liante soborno, apoderándose además de las
cultivar h.:. amistad de un tal Arquedemo, hom puestas de otras personas. Entonces Calístrato
de gran capacidad e integridad, buen orador, a ¡ "Otegió." Este Calístrato fue uno de los princi-
que pobre, porque desdeña los caminos fáciles q 1 estadistas de su tiempo, aunque infortunado,
llevan a la riqueza. Por consiguiente Critón -acl- finalmente fue condenado a muerte en un mo-
viértac;e el caballeresco proct>der- empieza por in de indignación popular cuando un advene-
29R
299
dizo de Tesalia llevó a cabo una incursión n 1 idad y nadie se casaría con su hija. Sin
contra el Pireo. rgo, el jurado redujo la multa a un talento,
Las acusaciones formuladas en tribun í1 pudo pagar, si bien con dificultad. -Y por
nienses no deben ser siempre creídas sin rese" dijo, estoy agradecido. Y vosotros, señores,
sin embargo, las demandas por conspiraci y ,is indignaros no con los miembros del jurado,
pruebas de soborno son tan comunes, y en algi, fue engañado, sino con el que los engañó. Y
casos tan bien sustentadas con argumentos y agrega, tengo muy buenas razones para iniciar
moniós, que no podían dejar de ser oídas. ·,, acusación contra ée Los acusadores hablan
sultana difícil para hombres resueltos y há toda franqueza de sus deseos de venganza.
sacar partido a costa de estos "tribunales del p ello tenían por lo menos dos razones: la ex-
blo'', constituidos por aficionados. Una fó
1 1 ación, si era éreída, los libraba de la sospecha
corriente era: -Y vosotros, caballeros, habéis sido
tal manera engañados por estos bribones sin
"impostura", y el procurar venganza constituía
ciencia que ... ,. Por ejemplo, Apolodoro, uno de , , asunto de honor personal.
acµsadores de Estéfano en este discurso, cuenta En el mencionado caso de Euxiteo hay un relato
ta historia. l!:l era un miembro de la Boulé cu Interesante que parece ser verdadero. El deman-
la Asamblea decidió enviar su fuerza ínte 1, nte ( así lo manifiesta) ha ofendido a un violento
Olinto. Por lo tanto, Apolodoro propuso que, co inescrupuloso político llamado Eubúlides, sir-
Atenas estaba en guerra, el excedente de las reo tendo de testimc.,nio contra éste en un pleito que
públicas fuese separado del fondo para festi perdió por una gran mayoría. La venganza de Eu-
y destinado a los gastos bélicos. Puesto que se búlides consistió en tramar su expulsión del regis-
llaba de acuerdo con la ley, la propuesta fue a tro; si se probaba que el prevenido había sido
bada por la Asamblea sin oposición. Pero Estéf Inscripto en forma ilegal, estaba expuesto a ser ven-
la atacó como inconstitucional:_ presentó un tes 1lido como esclavo y su propiedad podía ser con-
go falso que sostuvo que Apolodoro había est fiscada. El método de Eubúlides resulta vagamente
en deuda con el Tesoro durante muchos años y
familiar. Como era miembro de la Boulé, en su
consiguiente se hallaba impedido para fonn
"Ondición de tal convocó una reunión del demo
cualquier moción en la Asamblea, "'y acumul
cargos que no venían al caso se aseguró el v para examinar el registro. La mayor parte del día
dicto". A pesar de las súplicas, Estéfano pro la ocupó él en pronunciar discursos y adoptar reso-
la enorme multa de 15 talentos ( algo así luciones, de modo que la votación real no comenzó
75.000 libras esterlinas), la cual, dice, resul hasta muy tarde. Al tiempo en que se llamó por el
exactamente cinco veces más que lo que pose(a. nombre al acusado -en apariencia todo se había
la multa no era pagada dentro de un año, s vuelto de pronto contra él- ·ya había oscurecido y
duplicada, y todas sus propiedades confisca J. mayoría de los hombrm del demo se habían reti-
Apolodoro y su familia se verían reducidos a ruo, pues viv.ían casi todos realmente en su dis-
300 301
un Platón a la vida griega común, experimen-
trito, s que estaba a unas cuatro millas de la ciu algo así como una dislocación mental.
· En realidad, habían quedado muy pocos, con 1 mayor parte de los hom~res se int~es~ en
excepción de los hombres subordinados a Eub4 mujeres y la mayoríP de est~ en s1· mLSm:15.
lides, pero, pese a las protestas de la parte contr · unos, por consiguiente: la situación de las muie-
aquél insistió en que se votase. "'No votamos mú en Atenas. Es un punto de vista aceptado, solo
de treinta, pero cuando se contaron los sufragi . l ,atido en lo que yo sé por A. W. ~~· 6 ~ue
pasaron de sesenta, de modo que nosotros está · mujer ateniense vivía en una reclUS1ón casi onen-
mos asombrados." Y no era para meno~. ,1 considerada con indiferencia y hasta con menos-
Al leer estos interesantísimos discursos, nos con- 1 , ,lclo. La· prueba la tenemos, en parte, _ en el tes-
viene recordar dos cosas. Una es bastante obvia: que lmonio directo de la literatura; en parte, en la
~ encuentran más bribones en los tribunales que dición legal inferior de la mujer. La lit~ratura
en la sociedad en general. La otra es el período a 1,, muestra una sociedad totalmente masculina: la
que ellos pertenecen: mediados del siglo IV. En ida doméstica no desempeña ningún papel. La
realidad nos brindan sobi:adas pruebas para el argt.H omedia antigua presenta casi únicamente hombres
mento expuesto eh nuestro capítulo sobre la "D 1fuera de las extravagancias de LÍSÍSfrata y Las
dencia de la pólia·; ia complejidad de la vida de u¡eru én el Parlamento); en los diálogos de Platón
Atenas era tal que la antigua concepción amateur los interlocutores son siempre hombres; el Banquete,
de la pólis ya no resultaba adecuada. La teoría de 1mto el de Platón como el de Jenofonte, muestra
la constitución -como la del americano- estaba ·laramente que cuando un caballero tenía invitados,
fuera de su tiempo. las únicas mujeres presentes eran aquellas cuya
Mucho podrían decirse acerca de las imposici reputación no tenía nada que perder, es decir, las
nes y molestias rnn que los servicios colectivos com- rofesionales; así, en el proceso contra. Neera, ~l
plicaron al rico, y las angustias y peligros que un Co comprobado de que una de las mu1eres amua
cargo público podría acarrear a un pobre, pero bebía con los invitados de su marido se emplea co-
otros aspectos de la comunidad requieren nuestra mo prueba de que ella era ~a.prosti~ta.
atención y sería un error insistir demasiado en tales La casa ateniense estaba dividida en cuartos de
detalles sin referimos a la vida normal y carente de los hombres" y "cuartos de las mujeres·: la parte
acontecimientos importantes. Ya bastante se ha di- reservada a las mujeres estaba provista de cerrojos
cho tendiente a demostrar que la existencia, incluso y barrotes (Jeoof., Economía). Las mujeres. n? sa-
en Atenas, no se veía empobrecida a causa de una lían si no era bajo vigilancia, a no ser que asIStiesen
monótona seguridad. Por cierto es innegable que si a uno de los festivales a ellas destinados. Dos veces
pasamos de la civilizada perfección de un Sófocles en la tragedia ( Electra y Antígona de Sófocles) se
ordena bruscamente .a las muchachas que vayan
~ La <:ondición de mit-mbro de un demo venía por linaje.
no por residencia. 8 En Eaay, in Hido,y and Lileratu,~. BladcweD. 193'7,
'30-2 303
adentro, al lugar que les corresponde. Jebb, comen- 1 sea una ignorante a Hn de poder así ense-
tando a Anti~na, 579, dta un fragmento poético· r 11 lo que él deseaba que supiese. La educación
"Ni permitir que ella sea vista fuera de su casa antet muchachas no existía. El ateniense para tener
de su matrimonio", y repite un pasaje de la Lisíti compañia femenina inteligente acudía a la
de Aristófanes: "Es difícil para una m~jer ( casada) ada clase de mujeres extranjeras, a menudo
escapar de su hogar... Era el hombre el que iba a , que eran conocidas como ·..compañeras•,
comprar las cosas, que entregaba al esclavo par• as, las que ocupaban una posición intermedia
,11, la dama ateniense y la prostituta. Aspasi& la
que las llevara. (El "hombre mezquino" en T~
frasto lleva todo él mismo.) En las comedias de osa amante de Pericles, pertenecía a esta clase;
Menandro ( siglo m a. C.) el joven enamorado ro- os, de paso, que su nombre significa ·¡Bien-
mántioamente de una muchacha, la ha encontr dat• Así leemos en Demóstenes: 1enemos
invariablemente en un festival, lo cual implica que tairas para el placer; concubinas ( esto es, esclavas
no había gran ocasión de contraer ese mal en la vida jeres) para el cuidado diario de nuestras perso-
corriente. ( Sin embargo, no olvidemos que el jui- ' esposas para darnos hijos legítimos y para que
cioso Iscómaco ·eligió~ .a su joven esposa:lo que an las seguras guardianas de nuestros ho~ares."
para terminar, no tendremos una con<;epción com-
l..ace suponer por lo menos que la había visto, y
Teofrasto nos dice que un joven podía dar serenatas; ¡ l,,ta de la situación de las mujeres en Atenas sin
& su novia.) En realidad las relaciones romántica1 11 referencia de Perieles y Aristóteles. Perieles
~ue conocemos son ·entre adolescentes y hombres 11, 1 en su Discurso fúnebre: "La mejor reputación
Jóvenes. Esto se da con harta frecuencia: el amor I' una mujer puede tener es· que no se hable de
homosexual era considerado una cosa normal y 11 para bien ni para mal... Y Aristóteles sostiene
, 1 la Política) que según la naturaleza el macho
mencionado con tanta franqueza como el amor hetea
rosexual. ( Como la otra forma, tenía su ase.ec!º ele- superi · y la hembra inferior; por consiguiente
vado y su aspecto más bajo.) Platón muestra a l ~ 1hombre gobierna y la mujer es gobernada.
hermosos pasajes en que describe la bell~ y la Por lo tanto, como he dicho, es opinión casi uná-
modestia de los mancebos, así como la ternura y el e que la mujer ateniense goza~a de poquísima
respeto con que los hombres los tratab1m 1. Los ad. Algunos autores llegan hasta la afirmación
matrimonios eran arreglados por los padres de la 11 "desprecio que los griegos cultos sentían por
muchacha y ya hemos visto en nuestra breve refea 1 esposas·. Es de rigor comparar la restricción
rencia a Iscómaco, según Jenofonte, que él por lo I'' pesaba sobre la vida de las mujeres en Atenas
m~os no veía el matrimonio con ojos extáticos. La la libertad y respeto que disfrutaban en la
mu1er. es. la administradora doméstica y no mucha iedad homérica y en la Esparta ~órica.
más; el dice expresamente que prefiere que su joven Esto parece confirmarse si acudimos a la prueba
1, al. Las mujeres carecfan de derechos; es decir
7 Los que hallen este tema interesante o fmportanb!I no podían llegar a la Asamblea y mucho me-
pueden ver HANS LlcRT, Saual Ufe In Anclent Greece. ,' desempeñar cargos. No podían tener propieda-
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<les, ni manejar asuntos lega)~; to<la mujer, <l 1 aunque no completa, imparcialidad; .. por
su nacimiento hasta ~u muerte, debía estar hl ¡, -cito fielmente términos de Jebb- una
1a tutela, por así decirlo, de su pariente mascu sin hijos podía ser anulada a pedido de los
más próximo o de su marido y solo por m ntes de la esposa".
de él tenía protección legal. Este "tutor" entreg 1 necesario agregar algo más? Cuando la prue:
la mujer en matrimonio, y una dote con ella: legal se suma a la literaria -y creo que m1
babia divorcio, la dote era devuelta al tutor jun
1men for:zosamente breve no expone mal ambas
con la esposa. La disposición legal más extr tciones- ¿no es evidente que e~ at~ens~ trata-
para nuestras ideas atañe a la hija que era su mujer con considerable 10d1ferencia. por
heredera de un padre muerto abintestato· , decir con ·menosprecio", palabra que no nos
pariente varón más cercano estaba autorizado , ,ce demasiado rigurosa? ¿PodPmos dudar, ante
pedirla en matrimonio y, si ya estaba casado, pruebas, de que en esta sociedad tan eminente-
divorciarse de su mujer para casarse con la h i\te masculina las mujeres actuaban en una es-
dera. ( Debe aclararse que la ley ática recon tan restringida que podemos considerarla con
el matrimonio entre tío y sobrina, e incluso en , cia como un "área de depresión'"?
hermanastro y hermanastra.) O si no, el pari l~n las novelas policiales se da a ~~udo un
varón más cercano se convertía en guardián to en que el detective está en conocumento de
heredera, y debía casarla, con una dote conv hechos, y ve que ellos llevan a una sola concl~-
niente. En realidad, un hombre que no tenía bl ,, No hay ninguna duda. . . solo que todav1,
y que era probable que no los tuviera, adopt tan diez capítulos para tenniuar el li~ro. En este
generalmente uno -no un niño varón sino un el detective siente una vaga anS1edad; todo
bre hecho- por ejemplo, un cuñado; ya que ja perfectamente, sin embargo parece lo con-
finalidad de la adopción no obedecía a un sentlo ' 1110: debe haber algo, en alguna parte, que toda-
miento ni tendía a curar una psicosis, sino a dej no ha sido descubierto.
en pos de sí un formal jefe de la familia p Confieso qu~ me siento como ese !?vestigadc,r.
proseguir su existencia legal y ritos religiosos. P 1 que está equivocada es la impres1on que esto
como es natural~ muchos hombres murieron ant 1 del hombre ateniense. &te tenía sw faltas, pero
de juzgar necesaria la adopción de un hijo; asl tre sus mejores cualidades estaban su viva inte-
pu'35, quedaban herederas en las condiciones ante- 1 cia, su sentido social, su sensibilidad y su amor
dichas, e Iseo ( un orador especializado en c 1 saber. Decir que él trataba habitualmente a la
de herencias disputa~) nos asegura -o más bied tad de su propia raza con indiferencia y hasta
asegura a su auditorio, lo cual puede no ser la , desprecio, es un reproche que, a mi parecer,
misma cosa- ·que más de un hombre ha repud· ,o tiene fundamento. Es difícil concebir el ate-
a su esposa· para casarse con una heredera. Fu ' nse como al paterfamilias, con un desprecio ba-
de este caso particular,. las leyes Jie divorcio la mujer mayor del que atribuimos a los r~anos.
aplicaban a los maridos y a las esposas con razo. Para comenzar, propongamos algunas coDS1dera-
306 3<r1
cioncs que de.~iertan en nosotros cierta vaci • ,ra griega guantasc tanto silencio. sobre 1a vida
En Jo <1uc con<:icmc a Grecia, e) más heléniou éstica, si ésta. tenía cierta ~rtancia? La res-
nosotros es un extranjero, y todos sabemos e
' 1ta esperada es no: )a verdadera respuesta es
· apartada de la verdad pttede estar Ja opinió
, En la literatura moderna el argumento del si-
un extranjero por inteligente que sea. f:l ve
hechos innegables, pero los interpreta mal por l, cia serla múy fuerte; en Ja literatura griega
su propia experiencia mental es diferente. Y , ,,mta muy poco. Ya hemos señalado cómo Ho~o
otros hechos que no ve. Por ejemplo, una vez tu ·Imite pintar en el fondo de sus cuadros lo que
la ventaja de conocer un análisis del carácter in peramos y nos ofrece algo que ni barruntábamos.
hecho por un joven alemán que no era tonto¡ 1 señalamos también que los dramaturgos son más
conocía a Inglaterra bastante bien, tanto la ciu onstructivos que representativos. En el Agameuón
como el campo. Me dijo, como algo que saltaba ,, nos muestra Esquilo las calles y e) mercado,
la vista, que nosotros jugábamos aJ cricket p.or 1as de ciudadanos comunes, cabreros, cocineros
bien de nuestra salud; y cuando yo mencioné marmitones alrededor del ·palacio. No inferimos
el curso de la conversaci6n las flores que los du esto que tales cosas no existían, ni que E~o
ños deJos cottagea cultivan con tanto agrado, co , , tenía interés en elJas. Vemos inmediatamente
prendí que él suponía que eran flores silvest1""1i• 1111 estas cosas no entran en su drama porque no
Como es natural, su descripción de) hombre in 1, v ninguna razón para ello. Todo el arte clásico
era excesivamente extraña. Del mismo modo, t 'tego tiene normas muy austeras sobre Jo que
los franceses tienen su querida (prueba: las nov , rresponde.
las y el teatro); ningún francés ama a su es Un punto de referencia es el contenido de la
( todos los matrimonios franceses son "arregJa....._ ........ teratura de ese período. Si no estamos alerta,
no hay en Francia •vida de hogar'" ( )os h1oml~II -osamos, llevados por el hábito, que la Jiteratura
se reunen en los cafés, cosa que no acostum luye novelas, biografías, cartas, diarios; en re-
a hacer 1as mujeres respetables); y la condi umen, Jiteratura sobre individuos, sean reales p
legal de la mujer francesa es mucho más baja f I ticios. La Jiteratura cJásica griega no gin. en
la de 1a mujer inglesa. Las mujeres, en F orno aJ individuo; es una literatura "politica". Prác-
son, pues, menos ·libres, menos respetadas y ejer " amente, la única literatura irregular que tenemos
menos influencia que en Inglaterra. Todos he m las Memorabilia y 1as Conversaciones de sobre-
escuchado estos argumentos y sabemos cuánta to , oo ( el Banquete) de Jenofonte y éstas no pre:.
tería encierran. El extranjero pierde de vista fá · nden dar una biografía intimista de Sócrates, sino
mente el ~asgo significativo. , :uparse en forma directa de Sócrates el filósofo.
Otra cuestión general: Ja fala~a de suponer 1lallamos al Isc6maco de Jenofonte más bien an-
aquello de que no tenemos pruebas (por ejem románticoP A lo ya dicho sobre este punto pode-
la vida de hogar) JlO existía. Puede haber existi '
1
agregar lo siguiente: que Jenofonte no escrjbía
o no; no Jo sabemos. Pero ¿es posible que la li e la vida matrimonial ateniense; Jo mismo que
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la señora Beeton, él escribía sobre el buen 1 ~r de Manchester puede votar y tomar parte
biemo de la casa. la vida política, mientras que la ateniense ca-
Hay una pecu1iaridad sagazmente expuesta , de tales prerro·gativas. Pero si decimos que
Comme~ que nuestras pruebas son escasas y que otorgamos a la mujer el voto, somos mlis
demos interpretarlas mal. Comme reúne unos d ltos y corteses que el ateniense, afirmamos un
aforismo sobre las mujeres y el matrimonio extr parate. Comparamos detalles en dos ~adros e
dos de escritores del siglo XIX que nos darían u (lloramos el hecho de que ambos son esencialmente
impresión muy falsa, si no pudiéramos apreci , 1 ttintos. Si una mujer en Manchester desea ir a
-<:0mo podemos- frente al fondo total y _leer 1 dres, está en libertad de hacerlo en las mismas
seg6n cada caso. Tomemos el juicio de Peri ondiciones que un hombre; compra su pasaje, en
que tanto ha repercutido a través de las épocas. iemo o en verano, y el precio es el mismo ...para
típico del desdén que los atenienses sentían os. Si un ateniense ( un varón) deseaba ir a
las mujeres. Es pqsible que así sea. Pero supon l'ebas, podía ir a pie o mont~ una mula, y en
mos que Gladstone hubiese dicho: ..No me viemo el viaje por las montañas resultaba agota-
ocupa que el nombre de una dama sea traído !, y peligroso. Si una mujer quería ir, era posible,
llevado en una conversación, para alabarlo o p~ , esperaba la estación apropiada, pero constituía
censurarlo." ¿Supondrían sus palabras desdén, una ardua empresa. Es perfectamente razonable,
deferencia y cortesía un tanto anticuadas? n un estado moderno, que las mujeres gocen de
Se ha señalado además que era común en Ateoat derechos. En primer lugar, la civilización -para
referirse a una mujer casada no por su nom usar por una vez la palabra en su sentido impro-
( como seria, por ejemplo, Cleobule), sino como hace que las diferencias físicas entre los sexos
•esposa de Nicanor". La mujer ateniense, la tengan muy escasa importancia política; las mujeres
cita, ni siquiera tenía un nombre conocido, pueden utilizar el tren, la bicicleta, el teléfono, el
oscura era su condición. Así es, pero entre noso J>eriódico, en las mismas condiciones que los hom-
cuando Sheila Jaclcson se casa, se convierte en Ml'S4 1,res; y a la inversa, el empleado de banco o el
Clark. Para sus amigos es Sheila, pero no es Sheihl rector de la universidad, siempre que sea dueño
Jackson para nadie. Debemos ser prudentes. de buena salud, no necesita tener una musculatura
Mi último punto general es quizás el más im- anás poderosa que una mujer normal. Cualquiera
portante. Al ~ t i r este tópico, ¿de qué est de ellos sabe que no hay ninguna probabilidad de
hablando en realidad? ¿Estamos comparando la. que la semana próxima tenga que andar 30 kilóme-
posición de las mujeres en Atenas con la de lat tros bajo un sol abrasador dentro de una pesada
mujeres en Manchester? ¿O tratamos de estu · armadura y luego Juchar tan vigorosamente como
el carlicter del ateniense y de su civilización, sobit ,J vecino, o bien poner en peligro la vida de éste.
la base ( en parte) de la jerarquía que así ICn segundo lugar, la sustancia de la política y
a sus mujeres? La cosa cambia así de aspecto. l,l administración ha cambiado. Cierto es que Ja
es lo primero, entonces corresponde decir que la decisión poUtica, entonces como ahora, afectaba a
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cualquiera, con pr~indencia de su edad o niense restringida y mutilada? Y, en ~o afirmativo.
pero el aunpo que el gobierno abarcaba era mu ¿por esa ra7.Ón los hombres las consideraban con
más pequeño, y se. extendía, en su mayor p indiferencia o desdén?
!1 cosas que, ineludiblemente, solo los hombres Hemos visto que el testimonio literario es bas-
dfan juzgar según su propia experiencia y ej tante pobre y, en cierto modo, demasiado unilateral,
según sus propios medios. Una razón por la para que confiemos ballar en él un cuadro com-
Ju mujeres tienen hoy el voto es que en mu pleto. Cuando un hombre da una comida, su mujer
puntos de 1a política corriente, quizá su juicio no aparece. El ateniense gustaba de 1a compañía
tan bueno como el del hombre, y a veces me· masculina. contrariamente a lo que acontece con
mientras que en o.b'os puntos importantes su i el c a ~ de Londres, quien .jamú ha oído que
rancia no resulta mayor. No debemos olvidar exista ,un club que no reciba CQn placer a las se-
que es tal vez una diferencia aún más impo---~••• ñoras. Pero ¿acaso el ateniense era huésped o invi-
Nosotros pensamos que es normal considerar tado todas las tardes del año? ¿No celebraban lés
sociedad como un agregado de individuos. Pe mujeres sus acontecimient0$ sociales? Eurlpides per-
esto no es exacto desde el punto de vista histó · mite suponer . que sf. Más de una v~ dice cosas
es un desarrollo local. La ooncepción lógica consl, como ésta: •¡Qué molestia es. tener mujeres que
dera 1a sociedad como un agregado de fami · vienen a casa a chismorrear!" Cuando los atenienses
~da un.a con su conductor o j(lfe responsable. Es~ no recibían . invitados, ¿comían solos como los ci-
idea no es solamente griega, también es romawtm clopes en sus cuevas? ¿Nunca soñaron con conversar
hindú, china, teutónica. con sus esposas sobre otra cosa que no fueran la
Es f,cil suponer que ni por todo el oro del mun administración de 1a casa y la procreación de hijos
nadie querría haber sido mujer en 1a antigua Atet legítimos? Una ve-z más Esféfano y Neera levantan
nas; tal vez tampoco lamente demasiado no habell sus despreciables cabezas. El acusador dice. en su
sido un hombre ateniense, pues la pólú, sin meo,. peroración, a los cien, doscientos o trescientos
clonar las condiciones comunes de vida, tenía tam- jurados: ·
bién con ellos sus incómodas exigencias. Sin em- Señores, si vosotros abeolv& a ea mujer, dqu6 diÑis
bargo no sería sensato decir a un ateni a vuestra, mujeres e biju cuando regn,s6ia a casa? Ellas
"Nosotros- tratamos mucho mejor a las mujeres en os preguntarán dónde habéia estado. Vosotros les diréis:
Golders Green. ¿No son ustedes un tanto desv "En lós tribunales." Ellas din\n: ..c!CuAl era el plettor
Vosotros diréis, por supuesto: ~Omtra Neera. Ella estaba
gomados?"' acusada de haberse casado ilegalmente con un ahmieose, y
Después de esta discusión general, veamos de de casar .• una de sus hiju -una prostituta- con Te6geDN
nuevo los testimonios. Trataremos de tener en cuen, el an:oote .....
ta las dos preguntas por separado: ¿establece ade1 Vosotms les contareis todos los detalles del proceso y
ta?QbJm cómo el delito se comprobó detenida e fr.tegraa:e.-
cuadamente los hechos la opinión aceptada? Si es te. ~ haytll c:oncluido, ellas preguntarán: "c!Y qu6
así, ¿extrae de ellos las deddcciones correctas? Esta hicisteis?"" Y vosotros respondettis: "'La hemos absuelto."
quiere decir: ¿resultaba la vida de la mujer ate,¡ JY enloncft habrá una explosi6ol
312 313
. n su noble sencillez, se cuentan entre los docu-
Esto es perfectamente natural, y por ese motiva mentos más conmovedores que nos ha legado Gre-
cito el pasaje. Es uno de los poquísimos fragmen , ia. Pueden estar al nivel del pasaje de Andrómaca
de pruebas que se apoyan en las comunes relacio- •n la Ilíada que he parafraseado antes. Cito del
nes de un hombre con su-·mujer y sus hijas. Lo que msayo de Gomme un párrafo que él trascribe de
aW sucede es lo que acontecería hoy. No se espera un artículo sobre algunas tumbas atenienses 8 : '1Ja-
que el jmado responda a las mujeres de su casa: masfstrata y su marido se estrechan las manos ~
.. ¡Ustedes se están propasando! ¿Se olvidan que son
separarse. Un niño y una parienta ~ hallan d~ pie
mujeres atenienses que rara vez deben ser vistal Junto a la silla, pero marido y mu1er solo tienen
y nunca oídas?'"
ojos el uno- para el otro y la serena intensida~ de
Otro fragmento literario. En las Charlas de $0bre"l
su mirada de despedida responde a todos los mte-
muo. de Jeoofonte, uno de los invitados, Nicérato, rrogantes en tomo a la posiciói_! de la muj~ y de
es recién casado. Nicérato conoc-e a Homero de
la madre en la sociedad ática. Homero dice, en
memoria y explica a la reunión cuánto le ha ense- un verso notable: "No hay nada más hermoso que
ñado éste: estrategia. retórica, faena5 campestres¡
cuando un hombre y su mujer viven en unión ver-
toda clase de cosas. Luego dice, dirigiéndose a su
dadera. 6poq,eovtovu, compartiendo los mismos pen-
huésped: "'I' hay algo más que he aprendido en
samientos." Si un ilustrador de Homero quisiera
Homero. Este poeta dice en alguna parte: 'la ce-
representar este verso, debería acudir a estos cua-
bolla va bien con el vino'. Podemos probar esto
aquí y ahora. Diles que traigan algunas cebollas. dros y esculturas, ¡realizados ~r un pue~lo que
Asf saborearemos el vino mucho más." ..Ah, dice tenia tan escasa estima a las muieres y especialmen-
otro invitado, Nicérato desea volver a su casa olien- te a las esposas!
do a cebollas, para que su mujer a-ea que ninguna No dire más acerca de los vasos, pero vuelvo a
otra ni siquiera ha pensado en besarlo.• Esto es por la tragedia ática. Uno de sus aspectos salientes es
cierto muy leve, pero tales son las bromas afables la espléndida sucesión de heroínas trágicas: tres
que suelen ofne en los clubes o en las hosterías Clitemnestras, cuatro Electras, Teanesa, Antígona,
lsmena, Deyanira, Yocasta, Medea, Fedra, Andró-
inglesas.
Pero hay otro testimonio, aún oo mencionado.
que no es tan feve. Apunta en la misma dirección,
.
maca Hécuba, Helena. Ellas difieren en . su carácter,
.
sin duda, pero están perfiladas con VIgor; mnguna
y es ininteligible según ~ punto de vista tradicio- es inauténtica. Más aún, el personaje vigoroso,
naL Sucede que poseemos un gran número de activo e inteligente es más común que los otros.
vasos pintados ( sig)o v) que reflejan escenas do- Podría decirse que esto es natural en el drama. Tal
mésticas, incluso algunas urnas funerarias que re- vez sea asf: pero no es absolutamente necesario
presentan una esposa muerta como si estuviese viva que en Eurípides las mujeres, buenas o malas, sean
y se despidiese de su marido, hijos y esclavos. tao·a menudo más emprendedoras que los hombres.
Hay también lápidas esculpidas -algunas comu-
nes- que muestran escenas similares. Estas últimas, 8 Por J. S. BLAJtE REED t>n el Manchutcr Guardian.

314 315
La mujer ingeniosa c1ue discurre algo cuando el amente guardadas de puertas adentro; y cualquier
ho~b~c está perplejo es casi una figura común en • rudito clásico recorda_rá que Jenofonte habla al-
Eur1p1dcs: Helena, por ejemplo, e Ifigenia ( en guna vez de poner cerrojos y barrotes en las puertas
la lfigenia en Táuride). En cuanto a la acción lec,, ·le las moradas de las mujeres. Pero si indagamos
mus en el mismo dramatúrgo: "'¡Ven! -dice la viejtll ,1 pasaje de Aristóf&9es, obtenemos una impresión
esclava a la desdichada Creúsa en el Ion •- debell un tanto diferente. Dice así ( está hablando una
hacer algo como corresponde a una mujer. ¡Emp mujer casada): "Es difícil para las mujeres salir,
ta espada! ¡Envenénalo!" Cuesta creer que los aea por tener que esperar al marido, vigilar a la
dramaturgos nunca, ni por casualidad; retrat criada, bañar el nene, alimentarlo ... " Hemos es-
a las opri~i~as criaturas entre quienes es de su~ cuchado cosas· muy similares en nuestro propio
ner que Vl\'mn realmente, y sacasen sus intensc,*1 tiempo; el ogro ha desaparecido, al mcn6s de este
personajes de los libros de Homero. Como si un pasaje.
autor moderno se apartara de sus despreciados con- Pero ¿es cierto que no se le permitía salir ·a no
temporáneos y extrajera sus caracteres f emenin ser que alguien la vigilara? El vivaz Teofrasto pue-
de. Chaucer o Shakespeare, y triunfara con ello. de ayudarnos en este punto. Con su habitual ele-
~urípides presenta por cierto ~ujeres que se qae- gancia y distinción, Teofrasto describe tres caracte-
Jan de lo que sufren por culpa de los hombr res que podemos considerar "'mezquinos·. El primero
lo cual conviene tanto a la so~ieclad moderna como de ellos es directamente "miserable": su caracterís-
a la antigu~; pero también muchos de sus hombres! tica es llegar antes del día en que se paga el
padecen ·en manos de mujeres vengadoras e indo,. trimestre para cobrar las monedas que le correspon.:
mables. Algunos modernos acusan a Eurípides de den como interés por un préstamo; revolver toda la
ser feminista; los críticos antiguos -oon mayor ra- casa de arriba abajo si su mujer ha perdido una
z6n, a mi ver- lo llamaban misógino. Por lo menos, bagatela sin valor, y estorbar que un hombre se
no creía que ellas fuesen factores desdeñables. sirviera un higo de su jardín o arrancara un dátil
Tampoco lo creían &quilo y Sófocles. o una aceituna de su huerto. Luego tenemos, lite-
Ahora que tenemos positivas razones para dudar ralmente hablando, "el hombre de sórdidas ga-
d~ la extr~ad~ doctrina de la represión y el des- nancias", que roba en la medida, alimenta precaria-
den, exammemos, como el intranquilo cletectiv« mente a sus esclavos y se aprovecha de sus amigos
~ha. ~~clonado, otra vez aJ,gunas de las prue con mines procedimientos. Mas el que nos interesa
Es dif1c1l par~ las mujeres salir", dice Jebb, por el momento es el tercero. El hace las compras
tando a Aristófanes, en una nota que. por otra de la familia, como las hacen regularmente los hom-
parte, se refiere a la cuidadosa vigilancia de las bres, pero en lugar de entregarlas a su' esclavo
muchachas antes del matrimonio. Su observación para que las lleve a su casa, las lleva él misino
sugiere que las mujeres casadas también eran celo- -carne. verduras y todo lo demás- en un pliegue
de su túnica. Además, aunque su mujer le haya
11 Ion, 843. traído una dote de 5.000 libras, no le permite tener
316 317
no existia la mayor parte de nuestros negocios y
una criada; sin embargo, cuando ella sale, él al­ que los artículos no venían empaquetados. Resulta
quila una muchachita en el mercado de las muj claro que la posición de la mujer era de gran res­
para que la acompañe. Esta clase de me-zquin ponsabilidad. Hollywood nos enseña, teórica y prác­
es aneleutheria, o "conducta impropia de un ca­ ticamente, que el amor romántico es la única base
ballero", Teofrasto la define como "una falta de posible para un matrimonio feliz -y duradero. ¿Era
respeto para consigo mismo en donde intervi el griego torpe o cínico porque pensaba de otro
..
el dinero . Esto quiere decir que ser apropia modo? l!:l conocía la fuerza del amor "romántico·,
mente acompafiada representaba, para una d y por lo general lo representaba como algo destruc­
la consideración que se le debía. Y puedo agregar tor ( ver Sófocles, Antígona, 781 y sigs., y Eurípides,
aquí, pidiendo disculpas por su indecencia, otro Medea, 628 y sigs. "Cuando el amor es moderado,
detalle de Teofrasto que contribuye a fortal nada hay más grato; ¡pero h'brame del otro!").
nuestro argumento. Uno de sus caracteres es el Todo esto está muy bien, pero el hombre tenía
bufón vulgar, "que se para junto a la puerta de la su hetaira o algo peor. ¿Cuál es el sentido d� aquel
peluquería y le dice a todo el mundo que pie� pasaje en el discurso contra Neera? A veces � lo
emborracharse . . . y cuando ve a \Ula mujer suele utiliza como si poseyera la autoridad de un docu­
levantarse su vestido y mostrar sus vergüenzas''¡, mento público; mas ¿qué significaba en realidad?
En las calles de Atenas había de todo. Quizás Una observación hecha, en un pleito despreciable,
braban motivos para no permitir que las muchach por un abogado que es un hombre de mundo, a un
anduviesen por allí solas. jurado de cien o más atenienses ordinarios, mu­
Luego. si consideramos el pasaje <le los cerroj chos de los cuales están allí porque con su mezquino
y barrotes, hallamos que su propósito es "c¡uc estipendio pagan la cuenta del pescadero a fin de
esclavas no puedan tener hijos sin nuestro cono­ semana. •¡Hetairas ciertamente! ¡Lindas muchachas
cimiento 10, y evitar <1ue se saquen indebidamente esclavas! ¡Demasiado caras para nuestros gustos,
..
cosas <le los cuartos <le las mujeres.., lo cual nos pero gracias por vuestro cumplido! Y sea como
recuerda hasta qué punto el hogar griego era tam­ fuere, ¿qué está diciendo realmente el orador? Toda
bién un taller. Aparte de lo que nosotros conside. su argumentación se propone sacar a luz la enor­
ramos "tareas domésticas", figuraban la confección midad de la ofensa de Estéfano por haber intro­
de los vestidos -trabajando la lana en bruto-, la ducido con malas artes en el cuerpo polftico una
molienda así como la elaboración de la harina ob­ descendencia extraña y mancillada. No es una
tenida del grano traído por su marido, y la provi-­ conducta extravagante; tiene sus raíces en la con­
sión de alimentos para el invierno. Pensemos que cepción de que la pólis es una unión de parientes.
Por lo tanto dice: "'Las hetairas y las esclavas tienen
10 Tanto Jenofonte como Aristóteles señalan que al tener su explicación, pero cuando llegamos a los cimien­
hijos la esclava decente se wlvía más adicta a su propieta­ tos sobre los cuales se asienta la existencia de
rio. Pero un hombre no debe ignorar quia ha de nacs nuestra pólis y el sostén de nuestros hogares per·
en su casa.
319
:ns
sonales, ¿a quién nos dirigimos? A nuestras esposas." puede ser verdadera o no, cuando deducimos que
Lejos de suponer desp(ecio por la esposa, este pa- porque una muchacha no iba a la escuela era
saje la eleva por encima de las otras mujeres. Se analfabeta. Se sabe de niños que han aprendido
halla en perfecta armonía con las pruebas de los a leer en sus hogares y lo que conocemos de la
vasos pintados. Nuestra posición material y social inteligencia y curiosidad ateniense hace suponer
enteramente diferente, y también nuestra herencia que .nuestra apreciación es incierta. En segundo
de siglos de literatura, nos hacen interpretar mal lugar, los que hoy no saben leer son seres infra-
fragmentos como éste y luego pasar por alto las humanos, pero esto no era así en una sociedad
pruebas de la pintura y del drama. Hasta un eru- dondoe los libros constituían objetos relativamtnte
dito tan vivaz y sensible como T. R. Glover repre- raros. Para el ateniense común el saber leer tenía
senta a Sócrates diciendo a un amigo: "¿Hay alguien escasa importáncia; la conversación, la discusión, el
a quien confías asuntos más serios que a tu esposa teatro formaban las verdaderas fuentes educativas,
o con quien hablas menos?'' l 1 Pero el sentido llano mucho más que la palabra escrita. El muchacho
en griego es: " ... a quien confíes cosas más serias no CQncurría a la escuela para conseguir un certi-
y con la cual tengas menos discusiones?'' Y la ra- ficado y con éste "ventajas educacionales" ( esto ·
zón por la cual tiene pocas diferencias con su es, calificación para uná tarea mejor que el trabajo
esposa es (implícitamente) porque trabajan juntos manual que nosotros admiramos mucho más que
en compañía y comprensión. los griegos). Los griegos, con su desviado y limitado
Los muchachos eran enviados a la escuela; se modo de ser, enviaban a los muchachos a la es-
les enseñaba a leer y a escribir, y eran educados cuela para adiestrarlos en la virilidad, en la moral,
en la poesía, la música y . la gimnasia. Las niñas en los modales y en gimnasia. Se enseñaba a leer
no iban para nada a la escuela, una prueba más y escribir, pero estos rudimentos no llevaban mu-
de' que los atenienses despreci~ban a las mujeres cho tiempo. El resto del elemental plan de estudios
y las preferían tontas. La mujer ateniense era anal- era_el aprendizaje de la poesía y el canto ( mu-
fabeta y sin educación. De modo que cuando iba siké) y el adiestramiento físico. La musiké era
al teatro y oía a Antígona hablar con tanta nobleza valorada principalmente como preparación moral
e inteligencia, ella debe haber mirado el espectáculo e intelectual y tampoco se descuidaba la influencia
con estúpido asombro y seguramente se extrañaría ética de la gymnastiké.
de esta clase de criatura y se preguntaría cómo . ¿Qué hacían la~ niñas entre tanto? Pues eran ins-
pudo haber imaginado Sófocles una mujer tan ex- truidas por su madre en las artes correspondientes
traña. Esto es muy grotesco. Otra vez estamos con- a toda ciudadana: si decimos "trabajos de la casa"
fundiendo a Atenas con Manchester. parece algo inferior, pero si decimos Ciencia Do-
En primer lugar, hacemos una afirmación que méstica parece eminentemente respetable; y ya he-
mos visto cuánta variedad y responsabilidad esto
11 GLOVER, From Pericles to Phillip, 346; JENoFONTE, suponía. Pretender que no aprendía nada más es
Econ., III, 12. una imputación gratuita en absoluto y la idea de
3:20
321
que su padre nunca discu~ía con ella temas \e hallaban nunca presentes en las realizaciones dra-
líticos se halla desautorizada por el pasaje máticas, cualesquiera que fuesen. Otros, sin excluir-
Neera. las de la tragedia, han sostenido que era imposible
Pero ¿tenían las mujeres alguna oportunidad d que ellas asistiesen a la representación de las come-
compartir la real educación que brindaba Atenas dias 12". Imposible; ganz unmoglich! Y ya no har,
En la Asamblea y tribunales, no, excepto de segun- nada que decir. Pero Haigh, si bien cree en la. re-
da mano. ¿Y en el teatro? ¿Eran allí admitidas clusión oriental, muestra que las pruebas desrmen-
las mujeres? ~ste es un punto muy interesante. La ten la noción de que las mujeres podían asistir a la
prueba es cfara y unánime: sí, lo eran. Cito uno tragedia y no a la comedia. Y aunque rechacemos
o dos ejemplos. Platón, al denunciar la poesía en las pruebas, no ganamos nada, porque. la prori~
general y la tragedia en particular, las procl~ tetralogía clásica terminaba con una pieza ~atín-
una especie de ·retórica que se dirige a los "mu- ca, cuyo único ejemplo sobreviviente ( el C,clope
chachos, mujeres, esclavos y éiudadanos libres, sin de Eurípides) contiene bromas que harían palidecer
distinción". Esto resultar{, in~eligible si solo los a los funcionarios del Stock Exchange. En este
ciudadanos varones hubiesen sido admitidos en los punto, entonces, había una igualdad y una libertad
festivales dramáticos. En las Ranas de Aristófanes entre los sexos inconcebible para nosotros, aunque
se finge que Esquilo ataca a Eurípides por su quizás no para el París del siglo xvm 13 •
"inmoralidad"; Eurípides, dice, ha presentado en Al parecer, entonces -para resumir esta discu-
escena a tales mujerzuelas "que las mujeres decen- sión- la prueba que tenemos difícilmente admite
tes se han ahorcado de vergüenza". Esto no hubiera frases como "mantenida en una reclusión casi orien-
sido posible, si ellas hubiesen estado estrechamente tal". Los eruditos no han hecho tina distinción bas-
vigiladas en sus casas. La anti~a Vida de Esquilo tante clara entre muchachas y mujeres casadas, ni
cuenta que el Coro de las Furias en las Euménide, tampoco entre las condiciones de la vida en Atenas
era tan terrible que los niños morían de miedo y y en Manchester, ni entre el griego clásico y la lite-
las mujeres tenían abortos, una historia, bastante ratura moderna. Teócrito, en los primeros años del
tonta, pero el que la contó primero creía sin duda siglo m ant~s de Cristo, compone una viva panto-
que las mujeres iban al teatro. mima en que se describe cómo una dama siracusana
La prueba es decisiva, pero "en el tratamiento de en Alejandría visita a una amiga y va con ella por
este tema los estudiosos parecen haber sido indebi- las calles rumbo a un festival; y se nos dice: ~stas
damente desviados por una opinión preconcebida son mujeres dorias:· mirad cuánta más libertad te-
sobre lo que es recto y conveniente. Es innegable
que la mujer ateniense era mantenida en un estado 12 HAf.cH, The Attic Theatre, 3::i edición (por A. W.
casi de 'reclusión oriental. Y la antigua comedia épica Piclcard-Cambridge).
estaba llena de tantas groserías que la hacían im- 13 Es verdad que la comedia y el drama satírico esta-
propia para muchachos y mujeres. Por esta razón ban asociados con la "religión", y que esto a menudo elimina
las dificultades ele llamar a la misma cosa con diferentes
algunos autores han llegado a afirmar que ellas no nombres.
'322
323
nían que las atenienses." Esta diferencia parece ile- que vive sola en un departamento pequeño y come
gítima. Debemos más bien decir: "Este poema fue afuera puede llevar una vida social más activa que
escrito en Alejandría, una ciudad cosmopolita, en la mujer casada. Estas hetairas formaban un grupo
una época en que la ciudad-estado ya había termi- de aventureras que habían dicho no a las ocupacio-
nado, y la política competía a los reyes y a sus nes serias de la vida. Naturalmente, ellas divertían
funcionarios, no al ciudadano común. Veamos, por a los hombres. "Pero, mi querido amigo, uno no
lo tanto, cu-án distintos son los asuntos sobre los se casa con una mujer así."
que escriben ahora los poetas. Ya no se limitan a Asimismo, veamos el testimonio de las imposibi-
los temas que atañen a la vida de la pólis; en cam- lidades legales de las mujeres y en particular de la
bio, empiezan a escribir sobre la vida privada y heredera. Esto, decimos, ratifica la escasa opinión
doméstica." . quP. el ateniense tenía de la dignidad femenina. No
Pero la doctrina de la "reclusión" ha adquirido demuestra nada de eso. Solo prueba lo que sabía-
tal asidero que cuando una mujer casada nos clice mos: que el ateniense -o por lo menos la ley de la
en Aristófanes por qué es tan difícil para ella salir, ciudad, que puede no ser lo mismo- pensaba muy
no nos parece necesario seguir escuchando; ya lo · poco en las conveniencias o ventajas del _individuo
sahl'mos. Y cuando hallamos t•xcelentes pruebas dl' en comparación con los intereses del grupo social,
1¡ue las mujeres asistían al kat,o -a menudo a ver la familia o la pólis. En relación con este pu!}tO
obras que nosotros no permitiríamos ver a nuestras merece mencionarse el pleito de Apolodoro cofitra
mujeres- luchamos contra ella. Después, surge la Polieles (Demóstenes) .
argumentación siguiente: "Si las mujeres tuviesen Apolodoro es un rico hombre de negocios y un
tal posición entre nosotros, la causa sería l~ repre- trierarca. La Asamblea decide que es urgentemente
sión y la arrogancia masculina; por consiguiente, necesaria una expedición naval. Los trierarcas de-
ésa fue también la causa en Atenas. Por cierto, el ben llevar sus barcos al muelle al día siguiente y
ateniense descuidaba a sus mujeres y probable- prestar servicios a bordo durante seis meses. ¿Tiene
mente las despreciaba, a no ser que ellas fuesen Apolodoro entre manos negocios complicados? ¿Lle-
extranjeras y no demasiado respetables." Lue~o nos gan a sus oídos, durante esos seis meses, noticias de
sorprendemos ante los vasos y desechamos las in- que su madre se está muriendo? ¿Es la tripulación
dicaciones extraídas de los personajes femeninos que le ha sido asignada insuficiente e incompetente,
de la tragedia. Olvidamos las condiciones físicas probiema irremediable, pues, si quiere otra mejor,
de la vida griega, que eran primitivas, y cómo esas tiene que pagársela con su dinero y correr el riesgo
condiciones establecían una aguda distinción entre de gestionar su devolución? Todo esto revela mala
el modo de vida y los intereses dé hombres y mu- uerte, pero no hace al caso. Apolodoro quizá con-
jeres. Estamos convencidos de que los atenienses siga un amigo para que mire por él sus negocios
procuraban la compañía de las hetairas, porque és- - par¡¡ eso están los amigos- y su madre puede
tas eran educadas y sus esposas ignorantes. ¡Qué morir~e sin él; mas está obligado a permanecer en
ingenuidad! También entre nosotros una muchacha u barro. Nadie insinuaría que Apolodoro fue tra-
'324 325
tado tan rudamente como una heredera, pero í. "Ciudadano" significaba "miembro" y "la con-
principio es el mismo. Tampoco deberíamos co dición de miembro" dependía del nacimiento. Solo
derar la posición de la heredera sin tener en cuen <orno recompensa de servicios excepcionales se con-
al niismo tiempo, la importancia social y religio <edía esa prerrogativa a un extranjero, el cual era
de la familia y la solemne responsabilidad de . normalmente "miembro" de otro estado. "Ciudada-
jefe por ese entonces. La extinción de una familia, no" no significaba "persona superior". La sociedad
y por consiguiente de ·sus cultos religiosos, era u teniense produce la impresión de hallarse singu-
desastre, y la disipación de su propiedad algo ap larmente libre de las barreras que dependían de la
nas un poco menos calamitoso. No dejamos d posición, ya fuera ésta política o económica. En el
sentir simpatía por la heredera -como la experi comienzo de la República, Platón nos presenta el
mentamos por aquellos generales desafortunados placentero cuadro del viejo Céfalo, un extranjero,
que eran ejecutados- pero no nos apresuremos a unque adinerado, que alternaba con los mejores
afirmar que la ley relativa a ellas indica menospre- írculos de la p6lis. Sócrates, en cambio, era pobre
cio por las mujeres. Después de todo, entre lo y no descendía de familia distinguida; pero, a pesar
romanos en una etapa similar de su historia, el pater- de ello, lo hallamos cenando en compañía de los
familias aún poseía legalmente poder de vida o hombres más prominentes y resulta significativo
muerte sobre los individuos sometidos a su potestad. comprobar la soltura con que todos actuaban en ta-
Debemos ver las cosas en su marco completo, antes les reuniones. En la ciudad, a su vez, el filósofo
de empezar a sacar consecuencias. conversaba con ricos aristócratas y artesanos sin que
¿Qué puede decirse sobre la vida social de los nadie se sintiese menoscabado ·en su dignidad. An-
hombres? Debemos aquí recordar la índole de nues- tístenes, por su parte, invitado de Jenofonte e inter-
tros testimonios: ningún ateniense se tomó nunca locutor en su Rnnq11ete, tampoco fue hombre de
el trabajo de esbozar un cuadro de la sociedad con- fortuna. No obstante, estos testimonios son, sin
temporánea, ni de escribir de tal modo que esa duda, de carácter selectivo; pues, a Jo que parece,
pintura surja como algo accesorio. Tenemos gran ni Platón ni Jenofonte disponían de tiempo para
cantidad de vívidos detalles, pero debemos andar- ocuparse de individuos acomodados que solo fue-
nos con cuidado sobre el modo de establecer gene- en excéntricos carentes de talento.
ralizaciones a partir de ellos. Mas existe otra prueba. Echemos una mirada
Sabemos que Atenas era políticamente "exclusi- -para tomar el caso extremo- al tratamiento que
va". Las líneas trazadas entre el esclavo y el hombre recibían los esclavos. Sabemos, por los vasos pin-
libre, entre el extranjero y el nativo, eran tajantes; tados y otros documentos, que los ejemplos de
resultaba difícil cruzarlas, y la usurpación ·de un mistad entre esclavos y sus propietarios no fueron
derecho político superior se castigaba .on severidad. islados; el _hecho dependía de los individuos. La
A nosotros nos resulta natural pensar que este exclu- •sclavitud cc,nstituía, después de todo, un acciden-
sivismo político estuviese acompañado por un ex- te. Muchos de los hombres reducidos a ese estado
clusivismo social semejante, pero parece que no fue demostraron poseer excelentes condiciones de mora-
."326 327
lidad <' inteligencia y los atenienses fueron, por su v, además, un campo de lucha particular, y cuando ,
partt-. lo suficientemente sensibles como para valo lo presta para algún certamen, procura llegar tarde
rar la diferencia -entre la persona y su situación, para que los asistentes se codeen y murmuren:
El esclavo que, de acuerdo con el uso establecido, "f:ste es el dueño". En esta galería se halla también
·obtenía su libertad alcanzaba la categoría de "m<'· el oligarca. Nunca sale antes del mediodía (para
teco" o "residente extranjero" y nada permite supo· probar así que está desligado de cosas tan vulgares
ner que no ocupase dentro de la sociedad el lugar como los negocios); lleva su manto con estudiada
que su carácter y su talento exigían. Solo una vez elegancia, usa sus cabellos y barba ni demasiado
en los discursos forenses c¡ue se conservan se utiliza largos ni demasiado cortos, y defiende ideas anti-
el origen servil como m1a réplica sarcástica.; la em- democráticas. "Tengamos · una junta de uno solo,
plea Apolodoro, cuyo padre, Pasion, había sido siempre que sea un hombre fuerte. Deberíamos
primero esclavo, luego administrador muy respc· mantener a esos individuos en su lugar."
tado, y ron el ti empo sucesor de un banquero, En estos hombres hay, en verdad, cierta ausencia
hasta que por último se Yio elevado a la jerarquía de afabilidad -igual defecto se advierte en el arro-
de ciudadano. gante, que no habla si no le dirigen la palabra y
Entre·pobres y ricos la división política se agudizó recibe huéspedes si bien no come con ellos- mas
bastante, pero ¿~1asta qué punto se escondía allí no representan el tipo del pobre enriquecido a quien
también una división social? No tan amplia como el dinero no lo libera de la existencia oscura y
entre nosotros. No se podía reconocer la clase monótona.
social de un ateniense tan pronto como abría la Mucho se ha dicho de las 'buenas formas" y no
boca, y ya hemos visto que los fundamentos de menos sobre las cualidades personales. A veces
la educación eran accesibles a todos en general. nos inclinamos a pensar que si alguien era feo, el
Nos inclinamos a ercer que los atenienses eran más hombre con quien se encontraba tomaba esto como
imparciales en su estimación de los hombres que un insulto personal. Así Apolodoro ( Demóstenes
nosotros. lo cual es ele esperar en una sociedad mü- XLV, 77): "Mi rostro, mi andar rápido, mi voz
cho más expuesta a los súbitos cambios de fortuna. bronca no me incluyen, yo lo sé, entre los favore-
Por ejemplo, los Caracteres de Teofrasto analizan cidos .Pºr la suerte. Estas deficiencias me ponen en
treinta faltas o deficiencias por separado: el excén- desventaja, pues molestan a los demás sin repor-
trico puro no se halla entre ellas. Figura aUí, por tarme a mí ningún bien." Una voz profunda se
cierto, el hombre frívolo y vanidoso. Posee un escla- aceptaba, y un andar digno, pero el exceso de ele-
vo etíope; si tiene un grajo domesticado lo adiestra gancia ( como hemos visto) era impropio de un
para que suha y baje una escalerilla llevando un caballero; así entre los retratos mencionados figura
escudo; si ha salido en una cabalgata con otros ca- el vanidosillo que se toma el trabajo de mantener
balleros, recorre luego la ciudad mostrándose con sus dientes blancos y dél otro lado está el hombre
su traje de montar y sus espuelas; se corta el pelo repugnante que los tiene negros. El palurdo mues-
demasiado a menudo; tiene un monito amaestrado tra demasiado sus piernas desnudas cuando se sien-
328 329
ta; atiende él mismo a ]a puerta, canta en el baño que da una serenata a su novia cuando ella está
(público) y lleva davos en sus zapatos; al tiempo con fiebre; llama a un hombre que acaba de regre-
que el avaro ( el aneléutheros) usa calzado que n() sar de un viaje agotador y lo invita a dar u~ paseo;
aguanta más remiendos y jura que es más fuerte actúa como árbitro y enemista a las partes cuando
que el cuerno. Hay un carácter parecido al lo único que desean es reconciliarse; y, "cuando tie-
nouveau richc: es el estudiante tardío. J:;ste hom- ne ganas de bailar, pretende que le acompañe otro
bre, que tiene 70 años o más, aprende poesía y toma hombre que todavía no está ebrio".
lecciones de danza, lucha y equitación; su falta La pobreza es, por supuesto, lamentada. Sim-
es que alardea fuera de tiempo y sin éxito. No hay plemente porque impide que un hom~re pueda
en el retrato ningún dejo de superioridad social. ayudar a sus amigos como él lo desearía. Euxiteo
El muy tonto practica la caza y el lanzamiento de declara que su contrincante ha despreciado a su
la jabalina con los más jóvenes, y se ofrece para madre porque ella vende perifollos en el mercado,
enseñarle al instructor la técnica de estos deportes, "contrariamente a la ley que dispone que debe ser
"como si éste la ignorase". acusado por calumnias el que reproche a un ciuda-
Cuesta dejar a Teofra¡to, y no lo abandonaré sin dano, hombre o mujer, por ejercer el comercio en
presentar por lo menos al oficioso y al estúpido, el mercado... Quizás sea significativo que se r~uie-
aunque no vengan al caso. El oficioso mostrará el ra una ley ( o cláusula) para tal· fin, pero a la sazón
camino más rápido hacia un lugar y la indicación el mercado era un caso especial; daba lugar a su-
servirá para que todos se extravíen -¡muy helénico poner que los que allí estaban tenían algo de bribo-
esto!-; intentará "una experiencia" dando vino a un nes. (Véase El mercado de los mentirosos,.pág. 260.)
hombre a quien su médico se lo ha· prohibido y así El pícaro que levantó la acusación contra Euxiteo
el pobre sufrirá las consecuencias; y cuando presta alegó también que su madre ejercía de nodriza. "¿Y
juramento advertirá a los circunstantes: "Ustedes qué hay de malo en ello?", dice él. "Como muchos
saben que no es la primera vez que cumplo esta otros,' hemos sido castigados por la guerra. Muchas
ceremonia". El estúpido hace una cuenta, pone de- mujeres de Atenas han trabajado como nodrizas.
bajo el resultado y dice: "¿Cuánto era?" Quedo solo Puedo darte nombres, si lo deseas."
en el teatro, profundamente dormido, cuando todos Se nos ha asegurado a menudo, éon más o menos
se han marchado. Alguien le pregunta si sabe cuán- autoridad, que el griego despreciaba el trabajo ma-
tos funerales hubo en el camino del cementerio el nual. La idea fue rebatida por Zimmer ( en su Greek
mes pasado, él replica: "Solo deseo que tú y yo Commonwealth) como "grotesca", y el adjetivo, a
tengamos la mitad". Y después de comer con ex- mi parecer, estaba bien elegido. Como al conside-
ceso tiene que levantarse en la noche e ir a la plaza rar el tratamiento a las mujeres, debemos liberarnos .
pública, y al volver del recorrido se mete por error de ciertas nociones contemporáneas antes de esti-
en casa del vecino y es mordido por el perro. mar la actitud griega. Debemos también considerar
Pero debemos volver a nuestro asunto, aunque es- quiénes so~ nuestras "autoridades" y a qué se refie-
to signifique pasar por alto al hombre sin tacto, ren. Existe modernamente la costumbre de hablar
330 331
<le "los obreros" en el mismo tono que se usaría pular o "divergente"; se inclinaba a averiguar su
al proferir algún conjuro mágico. Los griegos eran grado de verdad.
demasiado simples para pensar así en fragmentos. Los estados que limitaron sus privilegios a las
Ellos preferían saber: "¿En qué trabaja?", "¿Cómo clases que se hallaban siempre dispuestas para el
trabaja?" servicio militar ( entre las cuales deben incluirse
Por ejemplo, sabemos gracias a la autoridad de los gr_anjer_os) quizá hayan tenido una concepción
Sócrates ( según lo referido por Jenofonte, Econ. muy estrecha de las funciones del estado, pero no
IV, 3) <1ue algunos estados ( no Atenas) prohibían puede por este motivo sostenerse que hayan despre-
a sus ciudadanos realizar ocupaciones ~ecánicas. ciado el trabajo manual per se. . ·
Inmediatamente pensamos en la Asociación Ama- Supongamos que apliquemos el razonamiento de
teur de Remo, la cual tiene ( o tuvo) una regla que Sócrates a nuestra propia ~poca. Como suele suce-
impide ser remero aficionado a quien realice una der, he escrito la mayor parte de este libro sentado
"ocupación servil". Tal vez sorprenda hallar seme- junto al fuego. Si yo tuviese que caminar hasta
jante extravagancia en Sócrates; mas si observamos Bri<l!,1\Vater la semana próxima quedaría desmayado
con calma el pasaje comprobaremos c1ue su sentido a un costado del camino; por cierto que desearía
difiere del que se le asigna. La argumentación se arrojar el escudo. Si fuese llamado para actuar
presenta así: "Los· hombres desprecian, en verdad, como jurado, probablemente me excusaría, alegan-
aquellas ocupaciones que se llaman oficios, las cua- do que la Universidad no puede marchar sin mí.
les suscitan, con razón, escasa estima en las comuni- Sócrates no vacilaría en considerarme muy intere-
dades porque debilitan los cuerpos de quienes las sante como individuo, -pero pensaría que soy un
convierten en medios de vida al obligarlos a per- ciudadano de escaso valor y pondría mi oficio en
manecer sentados y a pasar los días en el encierro. la lista negra. De todos modos, sería riesgoso afir-
Hay quienes trabajan, por cierto, todo el tiempo mar que Sócrates "despreciaba el trabajo intelec-
junto al fuego. Sin duda, cuando el cuerpo se ener- tual". En realidad, lo c1ue él fustiga no es el tra-
va la mente experimenta igual efecto. Además estas bajo mecánico, sino la especialización. El trabajo
labores mecánicas no dejan al hombre ocio alguno. de la tierra cuenta con sus mayores encomios. Nun-
para preocuparse por los intereses de sus amigos o ca desdeña al "destripaterrones".
los negocios públicos. Esta clase de trabajadores no Y no olvidemos que aquí Sócrates está hablando
puede ser de mucha utilidad a sus amigos o a su desde el punto de vista político, no desde el punto
país. Por tal causa, ciertos estados, en particular los de vista social, y no es nuestro filósofo hombre de
más guerreros, no permiten que sus ciudadanos se intercalar consideraciones que no vienen al caso
dediquen a esas tareas." en una argumentación ( como tampoco lo eran
Dueño de una mente simple porque funcionaba Platón y Aristóteles). Vemos un aspecto distinto
en el sentido de la totalidad, el griego, cuando se de Sócrates en los Memorabilia, III, 10; allí apa-
hallaba frente a una proposición cualquiera, no se rece el Sócrates que dedica mucho de su tiempo
preguntaba, en general, si ésta era reaccionaria, po- a ambular por los talleres o est,¿dios ( pues apenas
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había diferencia entre ambos) y conversar con el una tarea manual -no se nos dice cuál- pues pien-
"obrero" sobre su oficio. ltstos consideraban. tales sa que ello es mejor que vivir a costa de los amigos.
cambios de ideas, al decir de Jenofonte muy útiles ".Esto está muy bien, dice Sócrates, pero ¿qué harás
para ellos. Jenofonte registra una conversación cuando seas demasiado viejo para trabajar? Mejor
con un tal Pistias, fabricante de coseletes. "¡Qué serhÍ que te contrates con alguien que busque un
invención admirable es el coselete! Protege lo que mayordomo, o un hombre para que vigile a los tra-
nécesita ser protegido y no impide que un hombre bajadores, o la cosecha, o algo por el estilo. Una
utilice sus armas. Dime, Pistias, ¿por qué cobras posición así te será más útil cuando sea~ viejo." Un
más que otros fabricantes? Tus coseletes no son consejo muy razonable, por cierto. Pero ¿qué le
más fuertes y están hechos con los mismos mate- responde Eutero? Algo tan esencialmente helénico
riales." Pistias explica que son mejor proporcio- que yo mismo lo he oído a un griego que era pro- ·
nados. "Pero suponte que tu cliente sea el mal pietario de un reducido y arruinado restaurante en
proporcionado." Pistias explica que se adaptan una ciudad pequeña y decadente. Mientras estuve
ál individuo. "De modo que la proporción, dice allí, disfrutando día tras día sus comidas admirable-
Sócrates, no es algo ab,soluto~ sino relativa al que mente hechas, se vio obligado a ceder y aceptar un
la utiliza. Y, naturalmente, si quedan bien, el peso puesto en otro restaurante en cualquier parte. Yo
está proporcionalmente distribuido y se nota me- empecé a expresarle mis mejores deseos, según lo
nos." "ltsta es la razón, dice Pistias, porque creo que pemiitía mi griego moderno, pero él me interrumpió
mi trabajo merece un buen precio. Pero hay perso- y con infinita amargura me dijo: "¡Hypállelosf', su-
··has que prefieren un coselete muy adornado." bordinado. Esto fue exactamente lo que dijo Eu-
Estos artesanos tenían buena opinión de sí mis- tero. A Eutero no le molestaba ser un trabajador
mos y de sus oficios. Los vasos pintados -hechos manual, ¡pero sí le abrumaba convertirse en un se-
para la venta común- a menudo nos brindan es- ñor mayordomo . .. 1 Como dice el traductor Bohn
cenas del taller. Con mayor frecuencia, como es en su modo tar.1 chispeante: "Me disgustaría mucho,
natural, nos muestran aspectos de las propias ta- Sócrates, someterme a la esclavitud". Sócrates se-
reas del aHarero, pero también aparecen otros ofi- ñala que manejar una finca es muy semejante a ad-
cios. Los aHareros ingleses han decorado a menudo ministrar una ciudad, y esto es lo opuesto a la faena
sus cacharros con :mariposas o con casitas campes- del esclavo. Eutero es obstinado: "No me expon-
tres; nunca he sabido que la propia fábrica haya dré a las censuras de nadie". "Eso es difícil", dice
sido representada en un plato o en un jarro. Puede Sócrates. "Pero tú puedes encontrar a alguien que
haber otras razones, pero si el aHarero griego utili- no sea severo, un hombre de buena índole para
" zaba su propio oficio con fines decorativos, indica- quien tú puedes emprender labore~ que están den-
ba que no existía un prejuicio social contra él tro de tus fuerzas y rechazar las. que no lo están."
Encontramos, en los Memorabilia, a un tal Eute- o sabemos lo que hizo Eutero, pero ¡ser admi-
ro, propietario arruinado por la guerra, lo mismo n istrador de- una finca! ¡Oh, Zeusl
que el Aristarco que vimos antes. Ha emprendido En reauctad, la actitud griega hacia el trabajo
334 335
rnán ( cotmter-¡umper); y, ct1ce Demóstenes 14, re-
parece hahC'r sjdo muy rn:.wnahlt>. '!'\o existe el firiéndose a comerciantes eminentes, "en el campo
.. trabajo" en abstracto. Todo depende de la clase d1-:l comercio y de las finanzas, es algo excepcional
de tarea, y especialmente, si uno era o no su propio c¡ue un hombre sea inteligente y honestó'. En el
patrón. Al ciudadano no le importaba trabajar mundo griego posterior hay cantidad de filósofos y
junto a los esclavos; )a diferencia estaba en que a él escritores que opinan con desdén sobre el "trabajo",
le resultaba fácil suspender sus ocupaciones e ir a pero éste era un mundo escindido, que había in-
la Asamblea en tanto que el esclavo carecía de esa ventado la "cultura".
libertad. Pistias podía cerrar su negocio cuando Je Para concluir este capítulo un tanto divagador,
parecía y decir: "Vuelva mañana". Tenía un oficio deberíamos tal vez preguntarnos si existen algunas
interes.ante, y bt~enas razones para sentirse orgu- características del pueblo que no hayan sido men-
lloso de él; si sus clientes no gustaban de sus cose- cionadas o sólo hayan sido tratadas en forma insu-
letes, nadie les impedía ir a otra parte. Los griegos ficiente. Es indudable que hay una.
apreciaban el trabajo; no eran excéntricos ni sen- El lector se habrá quizás sorprendido que un
timentales en lo que- a él respecta. Cuando Aristó- litigante pueda admitir, sin ruborizarse, que efectúa
teles decía que la~ ocupaciones manuales y mecá- su acusación para vengarse de su adversario 15 • Tal
nicas inhabilitaban a un hombre para la ciudadanía, motivo entre nosotros se ocultaría cuidadosamente;
es imposible discutir con él en su propio terreno. No en todo caso, la defensa y no la acusación trataría
se trataba de un prejuicio, era un juicio, perfecta- de establecerlo. Sin embargo, en los tribunales
mente válido de acuerdo con sus propias premisas. griegos es proclamado con toda claridad. Debemos
Aristófanes satiriza· a C)eón, un curtidor, por el he- considerar esto con cierto detenimiento.
cho de ser violento y vulgar; pero no se mofa de los No constituye una explicación decir a secas que
vendedores de cueros, que no eran viotentos ni vul- los griegos eran vengativos. Quizás lo fuesen, pero
gares. Del hijo de su acusador Anito, dijo Sócrates ¿por qué considerar tal deseo de venganza como un
( Memorabilia, 30): "No creo que prosiga en el mérito? Así resultaba en efecto siempre que el de-
oficio servil en que su padre Jo ha puesto" -al seo y la venganza buscadas no se consideraran
parecer, también vendedor de cueros-; "él es un carentes de razón. Esto se advierte en el único
mozo con capacidad." Sin duda, esto encierra un carácter de Teofrasto que nos resulta difícil de
desaire. En realidad, la ocupación generalmente comprender: el Irónico. La palabra "irónico" ha
despreciada era la venta al menudeo; los motivos cambiado completamente su sentido. La "ironía"
de tal desprecio derivaban en parte de un prejuicio constituía lo opuesto a la jactancia y la exageración,
económico -tal persona no hace nada, Juego es un y por eso encerraba también una falta, puesto que
parásito-; a veces tenían origen.moral ( El mercado el griego siempre supo lo que le había enseñado la
de los mentirosos), o más bien estético, pues esos
individuos no hacen nada que exija talento o dé 1' En defensa del banquero Formio.
satisfacciones. Nosotros tenemos d tt'.·nnino truja- 15 Ver más arriba, pág. 256.
3:36 337
reciente historia política: que lo ~ontrario de un Esta morál tan anticristiana procede, en parte,
hombre malo no era un hombre bueno, sino una de la naturaleza de la sociedad griega, en la cual
especie diferente de hombre malo. La -"ironía" no. el grupo es socialmente más importante que entre
significaba solo empequeñecimiento, sino también nosotros y el individuo tiene menos valor. El indi-
carencia de franqueza, fingimiento dentro de las viduo es primero un miembro de su familia, luego
causas reales y exhibición de motivos falsos. El Iró- de su ciudad. Un daño hecho contra él es una
nico de Teofrasto es, entonces, entre otras cosas, "el afrenta inferida a su familia o a su pólis. Si se pro-
que se acerca a sus enemigos para charlar con ellos, duce el agravio, él debe vengarlo en favor de su
en lugar de mostrarles odio. Alaba de frente a los familia o de su pólis. Nosotros tenemos un ejemplo
mismos a quienes ataca a sus espaldas y los compa- lejano en la púntualidad con que un funcionario o
decerá en sus derrotas. Mostrará perdonar a sus fideicomisario administrará los fondos; a él no le
detractores y disculpará las cosas dichas en su con- corresponde ser generoso con el dinero ajeno.
tra 16 ." Podemos estar en absoluto segnros de que Pero mucho más arraigo e influencia alcanzó el
el propósito de Teofrasto no es discutir la insinceri- concepto del sentido griego del honor. El griego fue
dad del "perdón". Así como el jactancioso afecta muy sensible a la posición que ocupaba entre sus
ser más gallardo de lo que es, su opuesto, el irónico, semejantes; era apasionado, y se esperaba que lo
afecta, entre otras cosas, ser más mezquino de lo fues~, cada vez que reclamaba lo que le correspon-
que es; y ¿cómo mostrar mejor esta mezquindad día. La modestia no gozó de gran estima y la
de espíritu que perdonando a sus enemigos? Si pre- doctrina de que la virtud tiene en sí su propia r,e-
tenderlo es denigrante, hacerlo será mucho peor. compensa habría sido juzgada por el griego como
Esta es una auténtica concepción griega. "Ama a una simple tontería. El galardón de la virtud (areté,
tus amigos y odia a tus . enemigos" era una máxima excelencia sobresaliente) reside en la alabanza de
que nadie, antes que Sócrates, ni siquiera pensó en sus conciudadanos y de la posteridad. Esto se ad-
ponei; .en duda. El arquetipo de nobleza de Aris- vierte claramente a través de la vida y la historia
tóteles es "el hombre de elevado espíritu" o "el griegas, a partir de la singular susceptibilidad del
hombre de alma grande". El equivalente latino héroe homérico sobre su "premio". He aquí una
es magnanimus y ha adquirido un matiz diferente observación típica:
y menos aristotélico. Este, contrariamente al ir6-
Si tú pensaras en la ambición del hombre, te sorpren-
~ico, será franco en sus amistades y en sus odios, derías de su irracionalidad, si no llegases a comprender su
pues el disimulo es un signo de temor. apasionada sed de fama, "a fin de dejar en po~ de si", como
Entendemos, sin duda, que la insinceridad es des- dice el poeta, "un nombre para las edades venideras". Por
preciable; mas también tenemos que comprender ello, los hombres están dispuestos a enfrentar cualquier
que perdonar a los enemigos es algo malo y ven- peligro -más ~ún que por sus propios hijÓs-:, a perder ,sus
bienes, a soportar penurias físicas, a dar su vida si es
garse de ellos un simple deber. ' necesario. ¿Acaso imaginas que Alcestes hubiese dado su
vida por Admeto o Aquiles la suya para vengar a Patroclo,
16 Traducción de Jebb. si ellos no pensasen que su propia areté era inmortal, como
338 339
lo es en efecto? De !Wlg{m ~ ; cuando mis noble el a la admiración, :gues nada hay que pueda sorpren-
un hombre, más la fama imperecedera y la inmortal areú derlo demasiado 17 • No soportará el resentimiento;
constjtuyen .los móviles de todas sus acciones. preferirá más bien pasar por alto las injurias. No
le preocupará ser adulado ni ejercerá alabanza, por
La que así habla es la prudente Diótima, que ins- supuesto, a otros hombres de un modo personal, ni
truye a Sócrates en el Banquete de Platón. Tal es hablará mlil de sus enemigos, a no ser que se pro-
la doctrina griega normal: la hallamos en filósofos, ponga expresamente insultarl?s.
poetas y -oradores políticos. Véase la ~tica de Aris- Tal es el gran hombre del filósofo, y su grandeza
tóteles. Si tuviésemos que definir ia grandeza se advierte, en p,arte, en su indiferencia por la "ala-
de alma", postularíamos ciertas cualidades, y éstas banza" la cual es el acicate normal de la acción.
aparecerían siempre en acción, pero no agregaría- ( S6cra~es, por ejemplo, dice que el buen general
mos que el hombre de alma grande debe tener con- pondrá en las primeras· filas a los hombres -ambi-
ciencia de tales cualidades y menos aún que deba ciosos", "aquellos que estén dispuestos a desafiar el
exigir su reconocimiento público. Pero ¿qué dice peligro para ser alabados".) Su grandeza consiste en
Aristóteles? Que el "hombre de alma grande" ( o la justa apreciación de las cosas eternas y de sí
"de gran espíritu", o de ambas cosas) es quien se mismo. La modestia natural no es una de sus virtu-
considera a sí mismo como capaz de realizar accio- des. Considera por encima de todas las cosas -y
nes esforzadas y digno de ellas en realidad. El aun así no indebidamente- el Honor. Pero ¿qué
hombre que se sobr~valora a sí mismo es vanidoso; es este "honor"? No es esa fuerza interior que para
el que se subestima es mediocre; el que solo es nosotros significa el "honor"; la palabra griega más
digno de hechos pequeños y se valora en conse- aproximada para designar esto es aid6s, vergüenza.
cuencia es prudente, pero no magnánimo. El objeto El vocablo que utiliza aquí Aristóteles es timé, y
particular de su aspiración será lo más elevado que este término griego quiere decir también "precio"
conocemos, lo que ofrendamos a los· diosos, vale de- o "valor". ( La misma raíz se halla en nuestra pala-
cir, el Honor. ll:l tendrá naturalmente todas las bra "estimar".) Esto indica la importancia que da-
virtudes, de otra manera no merecería el más alto ban los griegos al reconocimiento público de las
honor. Pero no sobr~estímará el valor del honor y cualidades y de los servicios de la persona.
menos aún el de la riqueza y el poder político. Ahora bien, sería un error suponer que el griego
11:stos son inferiores a aquél puesto qué los hombres común admiraba este carácter tanto como el filó-
los desean a causa del honor, y si una cosa es desea- sofo; si el filósofo pensase como todos nosotros ya
da a causa de alguna otra, es. necesariamente infe-
dejarla de ser tal No obstante, teniendo e~ cuenta
rior a ella. No iniciará empresas sin motivos serios,
la escrupulosidad y la abstracción filosóficas, el
ni se ejercitará en minúsculas tareas, puesto que las
cuadro es plenamente griego, a~que exagerado.
desprecia; pero correrá grandes riesgos, y en tiem-
pos de grave peligro no cuidará su vida, pues ésta 17 Como dijo en cierta ocasión BaHour: "Nada importa
no es digna de ser vivida sin honor. No se entregará demasiado, y muy pocas cosas importan en absoluto."
340 341
Algunos de los detalles evocan a Pericles. ( Pericles cual el griego de talento superior co11 11 lt 1 1I , 1
regresaba de una reunión cierta noche, escoltado menudo imposible de controlar. El ml'jo1 l 111111 111
por uno de sus esclavos con una antorcha, y seguido río para ilustrar este punto es el relato <le ' I 11c 111111,•
por un hombre que gritaba y que lo insultó durante acerca de los dos capitanes griegos en l.t ( ,111•11 1
todo el trayecto. Pericles ni se dio por enterado, con Persia, Temístocles, el ·ateniense que dirí ,je', 1
pero al llegar a su residencia se volvió al esclavo y acciones en Salamina, y Pausanias, el comandante
le dijo: "Acompaña a este señor hasta su casa".) Lo espartano en ,Platea. Poco después de Platea P.111
que tienen ' en camún el "hombre alma grande" de sanias fue enviado con una flota aliada a libc1 ;n
Aristóteles y el griego corriente es su vivo sentido las islas, pero actuó con tal violencia que asustó a
de la propia dignidad, y su deseo del "honor"; es los aliados hasta el extremo que éstos pidieron a
decir, la creencia de que se les debe hacer justicia. los atenienses que asumiesen el mando. Los espar-
Esto explica exactamente su no cqartado deseo tanos llamaron a Pausanias para que respon~iese de
de venganza. Un hombre tiene para consigo mismo las acusaciones de injusticias cometidas contra al-
el deber de vengarse; tolerar una injuria permitiría gunos individuos y de entenderse con Persia, "pues
suponer que el otro hombre es "mejor" que él. él parecía haber actuado más como tirano que co-
El personaje de Aristóteles posee un rasgo parti- mo comandante" ( Tucíd. I, 95 ). Como no designa-
cular : no tolera el agravio. ¿Por qué no? No porque ron ningún sucesor, el mando cayó en los atenienses
_ piensa que ello es moralmente erróneo, sino por- por acefalía. Pero Pausanias volvió a combatir, esta
que juzga que tal disposición de ánimo está por vez con un solo barco, y pronto lo encontramos en
debajo de él. Él no perdona; solo desprecia y olvi~ la Tróade, intrigando con Persia. Fue nuevamente
da. El griego común no hacía ninguna de las dos llamado. Obedeció, confiado en su posición real y
cosas. Hemos visto cuán ansioso se mostraba el grie- en su riqueza. No había pruebas contra él, pero
go por tener su timé, su debida recompensa de elo- su desprecio a las leyes y el haber adoptado modales
gio. Era -y es- esencialmente un émulo, un persas, lo h~cían sospechoso. Además, se había
ambicioso, ávido por desempeñar su papel. ( Si no atrevido a inscribir su propio nombre en la ofrenda
se acepta esto, la política griega moderna es ininte- votiva hecha por los griegos en Delfos, como acción
ligible.) Así, en cada aspecto, nos encontramos con de gracias por la victo-ria. Los ilotas afirmaron que
la idea de "contienda", ag6n. Lo que en forma tan había andado en tratos con ellos, a fin de planear
débil traducimos por "Juegos" eran, en griego, una insurrección. Por fin, los éforos lo hicieron
agónes; los festivales dramáticos eran ag6nes, con- caer en la trampa y confesó sus transacciones con
tiendas o certámenes en que disputaban poeta contra los persas. Para evitar ser arrestado, buscó Tefugio
poeta, actor contra actor, corega contra corega. en un templo, donde murió de hambre.
Nuestra palabra·"agonía" es uni.i derivación di.recta Pero las pruebas contra Pausanias habían com-
de ag6n; es el ansia de la lucha lo que revela al plicado asimismo a Temístocles. También el tenía
hombre_ A ello se agrega la ambición personal, la ínfulas de superior y poderoso y era todo un radi-
342 343
cal -y oportunista - modalidades que le impedían enfermedad y fue galardonado con un monumento,
ac~a~ cómo?amente junto a Arístides; así pues, se "aunque algunos dicen que se envenenó, cuando vio
utilizo la valvula de seguridad del ostracismo y que había prometido al rey más de lo que podía
esta vez fue Temístocles el expulsado. Se dirigió a cumplir". El toque de malicia es muy griego, pero
Argos, la inco~ci~able enemiga de Esparta, y los parece muy poco probable que un hombre tan agu-
espartanos se smtieron muy felices de poder decla- do como Temístocles se hubiese cavado su propia
rar contra él en Atenas. Los atenienses enviaron fosa. "Tal fue el fin de Pausanias el espartano y de
una partida para arrestarlo, pero Temístocles fue Temístocles el ateniense, qué habían sido los hom-
advertido y Tucídides ( por una vez) no desdeña bres tnás notables de su tiempo 18". No en vano la
una historia romántica. Temístocles huyó primero tragedia griega se expresa en tal forma contra la
a Corcira ( Codú), de allí a la tierra de Adrasto hjbris, y tan menudo representa la· Esperanza como
el rey de los molosos, aunque no se halJaban en re~ una celada y una tentación.
laciones amistosas. Sucedió que Adrasfo no estaba
en su casa, pero TemístocJes acudió suplicante a su Por último, no debemos olvidar que los griegos
espos~. Ella__ le dijo que se sentara junto al hogar eran meridionales. La serenidad de su arte, su
y le dio su hiJO para que lo tuviera en brazos. Cuan- equilibrio mental, y la segura doctrina del justo
do r~gresó Adrasto, Temístocles defendió su causa n~edio , fomentan quizás la idea de que el griego
como suplicante: "Una vez os hice una injuria, pero era una criatura imperturbable y desapasionada. La
un hombre de honor se venga solo en sus iguales, idea es posiblemente fortalecida por las concepcio-
y en mi situación actual yo estoy desamparado. nes propias del neoclasicismo de los siglos xvn y
A?emás, yo me opuse a una petición que hicisteis, xvm y también por las modernas representaciones
mientras que mi propuesta actual es asunto de de los dra~as griegos en que mujeres de ropajes
vida o muerte." Resulta excitante encontrar a este oscuros se reúnen en grupos escultóricos sobre el
sutil político en un marco tan homérico. Adras- ~cenario y recitan, en unisón artificioso y más bien
to lo protegió, hasta que por su propio deseo Temís- perturbador, pasajes de lúgubre mitología.
tocles se dirigió a Asia y envió una carta al hijo y Todo esto es un error. Nada que no estremezca
sucesor de Jerjes: "Hice a vuestro padre más daño con excitación controlada es griego clásico, aunque
que 1;llngún ~tro griego, cuando él nos atacó; pero pueda ser posclásico. Si Esquilo no excita y trans-
también le hice un gran servicio, al disuadir a los figura, es porque no se ha llegado a comprenderlo.
gri~gos de que le cortasen la retirada. Soy vuestro ( Quizá sea imposible captar a Esquilo en la actua-
amigo. Puedo prestaros grandes servicios. Deseo lidad sin estudiarlo, pero éste es otro problema.)
esperar un año y luego visitaros." El rey accedió y Consideremos un momento esta cuestión de los
durante ese año Temístocles aprendió lo que pudo dramas griegos. Las escenas dialogadas no presen-
de 1~ lengua y las instituciones de Persia. Llegó a tan dificultad; son bastante dramáticas. Pero lo que
ser Junto al rey un hombre importante, gobernador
de Magnesia en Asia, donde finalmente murió de 18 TucÍDIDES, I, 94-96, 128-138.

344 345
sucede entre ellas es lo que enfría el entusiasmo: rizada mortalmente por el enenugo que ataca la
los elegantes grupos de doncellas o de ancianos que ciudad. Esquilo olvida que la Tragedia gnega, t!O
recitan a Swinburne, todos a un mismo tiempo. Los particular cuando es él quien la escribe, es escultu-
que hallan esto pesado no deben criticar a los grie- ral; olvida también que el Coro entra siempre a un
gos; ellos no lo habrían soportado cinco minutos. ritmo de marcha perfectamente regular, anapéstico,
Estas odas corales nunca eran habladas, sino siem- 4-4. ll:l introduce este coro con la ayuda de una
pre cantadas; y no solo cantadas sino también dan- 3+5
zadas; y esa danza -como a veces se hace en las música cuya notación rítmica sería - - - , y si
representaciones modernas de esas obras- se reali- 8
zaba en una pista circular de unos 3 metros de cualquier coreógrafo moderno quiere representar
diámetro. Ahora bien, es grosso moilo verdadero el tumulto y el desorden en el escenario, ¡que in-
que los únicos que hoy saben algo sobre la danza ténte esta experiencia! ( Si el lector no conoce músi-
griega son los que la ensefian. Intentar reconstnúrla ca, que cuente a un ritmo uniforme, 1 - 2 - 3 -
por las escasas representaciones de los vasos pinta- 1 - 2 - .3 - 4 - 5, y trate de caminar dando un paso
dos es muy riesgoso, por la sencilla razón de que cada vez que dice "uno".) La tragedia griega es,
esos pintores no conocían la perspectiva ni se pre- en realidad, como la ópera moderna, en cuanto com-
ocupaban para nada de ella; si muestran una pro- bina el parlamento dramático, la poesía, la música
cesión semejante a un friso esto solo quiere decir y el ballet, en nn círcnlo de 27 metros. Pero
que la misma es un adorno eficaz en el vaso y no difiere de la ópera, en cuanto trata siempre de algo
que la danza se p~ecía a ella. Pero hemos conser- intrínsecamente importante, y la letra no sólo era
vado el metro de la poesía, y eso nos da por lo me- audible, sino que tenía sentido.
nos el ritmo, y, como si estuviera presente, el plano Esta pequeña disquisición muestra, quizás, que
de sustentación de la música y de la danza; por los griegos no se empeñaban en ser monótonos, sino
todos estos detalles es evidente que las danzas eran que por el contrario exigían vida, movimiento y
elocuentes, variadas, y tumultuosas cuando la ac- color. En realidad, ellos coloreaban sus estatuas,
ción lo exigía. A partir de esos datos podemos un descubrimiento que ha constituido una gran sor-
deducir, por ejemplo, que las series de danzas en presa para muchos eruditos ·modernos.
Esquilo tendían a ser arquitecturales en su concep- Veamos otro ejemplo de la naturaleza esencial-
ción; en Sófocles, extremadamente plásticas. La mente apasionada de los griegos. Todos conocemos
historia del Coro de las Furias en las Euménides la palabra griega para designar el amor: éros. Eros,
( pág. 322 ) , aunque absurda, prueba que Esquilo el dios del -Amor, el equivalente griego de Cupido,
no estaba dominado por ideas de dignidad neoclá- adorna el Picadilly Circus. Pero ¿hasta qué punto
sica. Y no es difícil obtener un testimonio de muy es exacta esta equivalencia? "Cupido" significa "de-
distinta índole. Por ejemplo, en el imponente y seo", el adjetivo cupidus a menudo no significa
excitante drama de los Siete contra Tebas, el coro, más que "codicioso". Pero éros tiene asociaciones
hace su aparición en la forma de una mujer aterro- distintas: significa algo así como "goce apasionado",
346 347
y puede usarsee naturalmente en un contexto que la Medida, no estaba muy lejos de su mente la
nada tenga que' ver con el amor. Por ejemplo, Ayax, imagen de la cuerda templada. La Medida no im-
en el drama de' Sófocles, es profundamente desgra- plicaba ausencia de tensión y carencia de entusias-
ciado y amena~ª con ~~tarse. ~ecmesa, su esposa, mo, sino la tensión correcta que profiere la nota
está desesperad a; tamfüen lo estan los propios hom- justa y nítida.
bres de Ayax ( '. el Coro); ellos quedarán indefensos
ante la maldad L de los enemigos de Ayax. Perc;> éste
manifiesta hablr sido vencido por las súplicas; so-
portará su desc&°acia, y vivirá. Entre tanto el coro
canta, y baila, ~a º?ª que ~mpieza con las siguien-
tes palabras: ~¡Me siento :ibrar C?n éros; ~ des-
bordante gozo me da alas . Eros no es Cupido; es
algo que produ1ce vibración en todos los nervios.
El "amante" es él erastés y en el Discurso fúnebre
el grave Pericl1es, "el O~pico", ~mo ,!º llamaba
Aristófanes dijeº a los ateruenses: DebeIS ser eras-
tái de Ate~as". Esto es: "Que Atenas sea para vos-
otros algo que 1• os estremezca h~ta los tuétanos".
No es el consejlº de un hombre fno.
La doctrina del justo medio es creación grie-
ga, pero esto ne° debe hacemos pensar que el griego
era un hombre que no tenía conciencia de sus pasio-
nes, un hombr4e equilibrado, anestésico, moderado.
Por el contrariiº• valoraba tanto la Medida porque
era propenso ?- .todos los extremo~. Nosotros, los
pesados septen'tr10nales, tenemos cierta furtiva ad-
miración por l,º~ ~xtremos. La falla ~acterística
de la mala poe:sia mg!esa -de lo más flo¡o ?el dra-
ma isabelino, ,por e¡emplo, D las fruslenas que
Dryden escribiP para Puree~- es su C:Uácter furio-
samente altison1ante, como si el poeta mtentara pro-
vocarse a la n:1erza una excitación. El vicio típico
del griego es Jlás bien ~a elaboración fría. ll:l no
necesitaba disiflular pasión. Procuraba el control
y el equilibrio,• como exigencia espiritual; conocía
demasiado bier1 los extremos. Cuando hablaba de
349
348
INDICE ALFABltTICO

Acanto, 204 y sig. Aristóteles, 12, 226, 240, 245,


Adopción, 305 y sig. 340,341
Afrodita, 55, 72 P:tica, 340
Agamenón, 19,31,65,77,88 Política, 81 y sig., 172,
Agde, 110 305, 318
Agesilao, 45, 127, 281 Arquiloco, 119
Agricultura, 52 y sig., 137, A1quitectura, 28, 34, 118,
142, 181 121, 142, 161, 184, 251,
Alcibíades, 191, 210 256
Alcman, 121 Arte : mino'ico, 26, 27, 28
Altjandro, 61, 215 griego, su carácter, 33 y
Alfarería, 27, 28, 32, 55, 133 sig., 62, 208, 228, 251
138, 161 y sig., 253, 308 y aig.
Amistad, 295, 330, 331, 338 ( ver tamblffl Arquitec-
Anaximandro, 248 y sig. tura y Marco).
Andr6maca, 75 y sig., 314 Asamblea: poder, 88, 126,
Anfípolis, 204, 213 138, 147, 173 y .sig.
Apolodoro, 300, 325, 329 conducta, 182, 1se: 189,
Aqueos, 19, 20, 31 190, 195, 199, 203
Aquiles, 61, 80, 87, 108,212, significación, 161, 167, 201
241 208 y sig.
Arcadia, 17, 40, 94, 212, 288 Astrología, 245
Ares, 55, 72 Astronomía, 244; 245
Areté, 77,221,236,241,339 ..\tenea. 18, 22, 23, 68, 105
Argos, 23, 102, 156 -\i1t .'irl..ia. 41 , 226, 235, 241,
Ari~t{1~ora,. 154 339
Aiistides, 131, 162, 163.
Aristocracia, 148, 162, 236 Bancos, 297, 328
Aristófanes, 44 y sig., 63, B~rbaros, 5, 7, 8, 11, 91, 159,
132, 162, 181, 190 y sig., 166, 177, 238
198, 294, 324, 336 Beocia, 38, 48, 168
Acamlemes, 97, 288 Bcnghazi, 109
Nubn, 233 Birmingham, 40, 89
Rana.,, 322 Boule (Concejo), 138, 147,
Paz, 288 174, 177, 180, 192, 301
351
Cartago, 57, 95, 114 219, 220, (citado), 9, Escultura, 34, ll8, 121, 142, Griego (idioma), 16-20, 34-
Ciencia, 44, 246 y sig., 260 294, 298 159, 161, 171, 184, 218, 37, 60, 234 y sig.
y sig. Dieta, 45-48, 127, 287 251 Guerra del Peloponeso, 41,
Cimón, 167 Diodoto, 200 y sigs. fü parta, 38, 92, 102, 120- 164, 168, 188-208, 217,
Cine, 107, 131, 178 Diógenes, 127, 218 130, 133, 145, 147, 154, 296
Ciro el Grande, 111, 150, Dione, 24 155, 158, 169, 208 Guerras persas, 90, 131, 156
154 Dioniso, 143, 242 füquilo, 44, 60, 80, 132, 142, Guerra de Troya, 20, 23, 59,
Ciro el Joven, 14 Dioses: conducta de los, 1 155, 192, 240, 346 62
Ciudad (planificación de 55, 71 y sig., 80 Agamenón, 103, 254, 309
una), 92, 93 Euménides, 322, 346 Hebreos, 8, 82, 279
significación de, 55,
Cleomenes, 154 68, 89-71, 83, 135, 1 Orestíada, 103 y sig. Hébridas, 42
C1e6n, 199 y sig., ffl, 233, Persas, 252 Hera, 24, 25
y sig.• 268, 269, 274
336 sig. ( 1'er tatnbUn R Estado - ciudad, 11, 87-108, Heráclito, 250
Clima, 28, 42 y sig., 295 y gi6n) 165-87, 216-232 Herederas, 306, 325
sigs. Eurípides, 44, 131, 190, 202, Heródoto, 17, 18, 24, 59,
Dioses de la naturaleza, lll, 116, 140-142, 145 y
Clistenes, 136, 146, 147, 148, 25,276 212, 277, 280, 315, 316,
159 322 sig., 258
Dioses olímpicos, 24, 25, 30, Hesíodo, 46-48, 57, 136,,288
Cnossos, 21, 26 102, 104, 159, 276 Andr6maca, 208
Electra, 218, 289 Hierro, 32
Colonización, 109, 114, 123 D6ricos. 18-23, 24, 31, 118, Hip6crates ( el médico), 43,
Comedia, 80, 171, 177, 219, 121, 323 Hip6lito, 242
Medea, 278 259
323 Drama, 48, 51, 101, 143, Homero: como {>rueba, 29-
Comercio, 55, 57, 92, 111, 161, 177, 251, 322 ( O# Orestes, 218, 291
51-58, 88, 243
112, 124, 138, 222, 226 tatnbUn Comedia. Tra~ el poeta, 30, 59, 86, 192,
Fanatismo, 242
Condiciones físicas, 39, 93, dia, Drama satírico) 236, 315
Fenicios, 30, 42, 56, 57, 75,
311, 323, 330 en la vida griega, 59 y sig.,
Drama satírico, 132, 323 95, 286
Corclra ( Corfú), 114 74, 83, 86, 101, 144, 162
Economía, 92, 93, 137, 183 Fidias, 131
Oorinto, 17, 32, 90, 96, 112,
y sig. Filistia, 26 lficrates, 220, 224
157, 168, 188
Cosm6polis, 219 Econ&mia (de J~ofonte), Filipo II de Macedonia, 9, Iliada, 26, 30, 59-86, fn, 192
Creso, 150-155 282-284 212-216, 217, 225 Ilotas, 124
Creta, 20, 21, 23, 25, 88 Educación, 50, 59, 74, 101, Fondo 309 ( 1'61' también Imperio ateniense, 167, 168,
Critias, 210 125, 129, 231, 237, 320, Marco) 188, 189, 198, 208, 224,
Cuestiones navales, 160, 164, 328 1''ormio, 131 296
175, 226, 325 Egina, 112, 156, 241 fodividualismo, 146, 218,
Egipto, 7, 93 Geografía, 154, 2.48, 258 295, 312, 325, 339
Darlo, 154 y sig. Epaminondas, 212 ( ver también Clima, Con- Industria, 53, 54, 112, 138,
Delfos, 113, 130, 151', 241 Eros, 346 diciones físicas) 182 y sig., 186, 226
Delos (Confederación de), Esclavitud, 9, .f9, 52, 137, Gobierno representativo, 177, Inglaterra Sajona, 19, 29, 30,
162, 168 ( 1'61' tambiha 181-183, 29.f 178 Invasión doria, 18, 30, 31,
Imperio) Esclavos, posición o trata• Gorgias, 44 91, llO, 121, 133
Democracia, 9, 50, 149, 172 miento de, 56, 173, 182, Grecia moderna, 39, 45, 51, Ironía, 13, 94, 339
y sig., 210 ( ver también 206, 318, 326, 327 110, 294 h6crates, 217
Asamblea) Escocia, 42, 136 griegos modernos, 45, 49, Italia, 42 ( ver también Ro-
Demóstenes, 9, 131, 213, Escritura, 27, 320 92, 134, 139, 335, 342 ma)
352 353
Píndaro, 11, 92, 142, 240 Sicilia, 56, 57, 90, UO, 168,
Jacinto, 17, 274 y sig. Metecos ( residentes extranje- y si~. 180, 189
Jenofonte, 14, 15, 224, 281, ros), 172, 173, 296, 326, Piratería, 56, 164, 297 Sicofantes, 299
282, 286, 309 327 Pireo, 96, 226, 299 Siracusa, 90
Jerjes, 158, 253 Micenas, 21, 26, 29, 30, 31, Pisístrato, 131, 140-144, 148, Sócrates: su vida, 44, 49,
Jónicos, historia de los, 18, 90 149, 159, 165 126, ·176-179, 210 y sig.
24, 29, 32, 110, 111, 150, Milton (citado), 215, 216 Platea, 131, 155, 194, 205- sus ideas, 180, 231, 266
154,158,162,209,245 Minos, Rey, 20, 21, 95 208 en Platón o Jenofonte, 185,
carácter y realizaciones, Minotauro, 21 Platón, 33, 44, 45, 229, 234, 234, 281-341
58, 115-120, 121, 243- Mitilene, 198-201, 207 238, 294 Sofistas, 230, 231
343 Mónaco, 109 Arte y moral, 118, 277, Sófocles, 44, 171, 190
Judicatura en Atenas, 147, Monarquía, 10, 88, 97, 124, 322 A.ym:, 347 .
164, 173, 175 y sig. 136 y matemáticas, 45, 262 Antígona, 96, 292, 319
Juegos y festivales, 100, 106, Mujeres, en Atenas, 302-326 Metafísica, 251, 262, 280 Edipo Rey, 98, 151, 243 y
117, 125, 128, 238-241, .Nápoltls, 110 Ideas políticas, 89 y sig., sig., 292
344 Naturaleza del arte griego, 172, 179, 217, 219 Sol, eclipse de, 150, 245
Justicia, 103, 104 69 titado, 59, 185, 229, 327 Solón, 120, 137 y sig., 145,
tribunales atenienses de, Naxos, 163 Pl,tarco, 125, 128 147, 148, _152, 159.
296-303 f,{iza, 110 PQbreza, 45, 154, 337
Poesía: épica, 143 Táctica militar, 212, 223
Lacedemonia, 38, 123 Odisea, 52, 57, 59, 64, 72, lírica, 118 Tales, 150, 244-248
Latín, 16, 34 79, 83, 236 oseidón, 18, 25, 46
Odiseo, 52, 56, 58, 79 Tebas, 92, 158, 194, 205-207,
Ley, 9, 104, 128 y sig., 136 r&Xiteles, 131 212, 215 y sig.
Licurgo, el legislador, 124, Olimpia, 31, 281 rogreso, 80, ~ . 227
Olivos, 41, 45, 51, 138 Temístocles, . 131, 156-158,
125 itágoras, 248, 262-265 256, 343 y sig.
Literatura, 8, 337 Ostracismo, 159 eligión, 23-26, 81 y sig., Te6crito, 289, 323
Liturgia, 100 y sig., 303, 325 102-107, 242, 265 y sig., Teofrasto ( Caracteres de),
Longevidad, 44 y sig. Partenón, 33, 165, 171, 183 268-280 ( ver también Dio-
Pausanias, rey de Esparta, 294, 304, 317, 328 y sig.
ses, Religiones de miste-
Macedonia, 95, 213 343 Teoría atómica, 250
rios y Dioses de la hatu-
Manchester, 310, 320, 323 Pela~os, 18 Termópilas, batalla de las,
raleza)
Mar, 16, 42, 56, 58, 93, 154 Pelópidas, 212, 213 156
Marco en el arte griego, 69, Pericles: el estadista, 61, 121, Rellgiont'S dt> mi.,-terio.~. 25. Teseo, 21, 135 y sig.
/ 25, 26, 102, 242
70 ( ver también Fondo) 148, 165, 167, 169-171, Tespis, 143
Mantón, batalla de, 131, 175, 179, 189, 191 y sig., Revolución industrial, 148 Tiranos, Tiranía, 97, 139,
160 196, 224, 342 RC\ma, 138, 165, 166, 177 140, 144, 150, 188
carrera, 239 citado, 100, 169, 191-199, 181, 213 Tirteo, 120, 121,
Marsella, 109 305, 310, 348 Romanos, 119,246,275,326 Trabajo manual, 138, · 320,
Matemática, 244, 262-265 163, 167, 210, 211, 343 S..fo, 118 y sig. 331-337
Matrimonio, 284, 304 la época de, 121, 131, 170, Salamina, batalla de, 157 Tragedia, lo trágico: 79-83,
Medicina, 132, 258-261 217 159 101, 132, 218, 252-256,
Medida, 345, 349 Persia, 7, 14, 94, 111, 150, Sebastopol, 109 278 y sig., 322, 347
Melos, 203, 208 y sig. Shakespeare, 70, 252, 254, Treinta tinnos, 210, 287
Menandro, 131, 293, 303 Peste de Atenas, 189, 196, 278 Troya, 20
Mesenia, 76, 90, 121, 123 197, 226, 259
355
354

Tucídide.9: como historiador, Vasos pintados, 26, 27, 3
8, 21, 33, 40, 189, 19i-208 69, 133, 138, 142, 161,
como escritor, 189, 191- 294, 324, 327, 334, ~ INDICE
208, 256, 260
Venganza, 301, 337-341
como general, 204, 213
citado, 96, 100, 135, 168, Vino, 41, 51, 138
180, 191-208 Zeus\10, 24, 25, 46, 63, 271,
Turcos, 18 272 y sigs., 276
CAPITULO l. Introducción . .................. . 5

CAPITULO II. La formación del pueblo griego . .. 14

CAPITULo III. El país . ....................... 38

CAPÍTULO IV. Homero ........................ 59

CAPITULO V. La "pólis" . . . . . . . . . . . . . . . . • • . • . . 87

CAPÍTuLo VI. La Grecia clásica: el período primitivo 109

CAPITULO VII. La Grecia clásica: el siglo quinto . . 150

CAPÍTuLo VIII. Los griegos en la guerra . . . • . . . . . 188·

CAPÍTULO IX. La decadencia de la '"pólis" . . . . • • 209

CAPÍTULO X. La mente griega . . . . . . . . . . . . • . . • 233

CAPÍTULO XI. Mito y religión • . . . . . . . . . . • . . . • • 268


}

CAPITULO XII. Vida y carácter . . . . . . . . . . . . . • . . . . 282

INnxcE ALFABÉnco .................. , .....••.•• 351

356 ,357
Se terminó de imprimir en el mes
de junio de 1985 en Impreco Gráfica
Viel 1448 • Buenos Airei:

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