Professional Documents
Culture Documents
1. Aclaraciones previas
Con la expresión elegida como título se hace referencia a ciertas particularidades del
ejercicio de la administración en algunas organizaciones diferentes de las grandes empre-
sas privadas, con la aclaración de que el calificativo de ámbitos especiales no se basa en la
infrecuencia de su aparición en la actividad de los administradores, sino en que, más que
nada por una tradición heredada de sus orígenes, los estudios e investigaciones sobre ad-
ministración se han realizado, mayoritariamente, en aquellas entidades.
Los entes cuya caracterización se encara son: las organizaciones públicas, los micro-
emprendimientos, las pymes, las empresas familiares y las organizaciones no gubernamen-
tales.
El caso que se trata no es una excepción, por lo cual la mayor parte de lo manifestado
en el resto de este escrito, especialmente en cuanto al alcance de cada concepto, sólo es
parte del leal saber y entender del autor.
1 J. L. Borges (1899 - 1986), fue un escritor argentino de renombre mundial como articulista, traductor, conferencista,
ensayista, cuentista y poeta. Este final de frase se encuentra en un artículo denominado El idioma analítico de John Wil-
kins, incluido en el libro de ensayos de su autoría: Otras inquisiciones, publicado por la editorial Sur en 1952.
1 de 16
2. Clasificación propuesta
1º
sector
Organizaciones públicas
F
Microemprendimientos a
m O
i t
2º l r
sector Pymes i a
a s
r
Otras e
s
3º Organizaciones no gubernamentales
sector
Otras
Por razones de conveniencia práctica, se opta por la categorización que distingue tres
sectores, la cual se basa en consideraciones socioeconómicas y es hoy la más utilizada.
El primer sector, incluye las organizaciones que conforman ese suprasistema que es
el Estado, con excepción de los entes con fines de lucro de su propiedad, ya que estos, por
sus características esenciales, integran el segundo sector, y su pertenencia al Estado depen-
de de la ideología del gobierno de turno.
En el segundo sector se agrupan todas las entidades con ánimo de lucro a través de su
activa y frecuente participación en distintos mercados, con exclusión de las sociedades
cooperativas, porque pese a ser empresas –y tener, en consecuencia, fines de lucro– presen-
tan otras particularidades –como la distribución equitativa de los excedentes y la promo-
ción del desarrollo económico, social y cultural en su área de influencia– que ameritan su
reconocimiento como miembros de dicho sector2.
2 Para conocer sobre la tipología de las sociedades cooperativas desde el punto de vista de la disciplina administrativa se
recomienda la lectura de: Doval, I. (2016). Administración en contexto. Paraná: EDUNER (pp. 54-55).
2 de 16
En lo que respecta al tercer sector3, aún cuando los anteriores son heterogéneos en
cuanto a la diversidad de organizaciones que los integran, en él esta peculiaridad alcanza
una magnitud superlativa, ya que todas las que no se encuadran en aquéllos hallan su ubi-
cación aquí. Las singularidades comunes que justifican su reunión en este grupo son su no
pertenencia al Estado, su falta de animus lucrandi y el actuar en el espacio público para
atender requerimientos no satisfechos desde ninguno de los otros dos sectores. Para mayor
ilustración, pueden citarse, como ejemplos de organizaciones del tercer sector: comedores
barriales o escolares, sociedades cooperativas, clubes sociales, fundaciones empresarias de
responsabilidad social, sociedades de fomento, entidades defensoras de derechos comunes,
bibliotecas populares, asociaciones vecinales, etcétera.
Se considera organización pública a aquella que integra el cuerpo del Estado en cual-
quiera de sus manifestaciones y es parte del llamado primer sector socioeconómico.
a) Diversos roles de los clientes. Quienes usufructúan los bienes y servicios que
brindan son, a la vez, ciudadanos y por lo tanto, lato sensu, copropietarios de la
megaorganización estatal y de las que la conforman. Esto les da un poder adi-
cional para incidir en el comportamiento de esos entes, el que si bien en la ma-
yoría de los casos está muy acotado en cuanto a su ejercicio individual, no es por
ello inexistente, además de que la cumplida consideración de sus reclamos hace
a la razón de ser del Estado en su condición de creación popular.
3 de 16
es fundamental. Por otra parte, uno de los más importantes problemas que esto
acarrea es el desvío de recursos volcados a las lides políticas, con el riesgo, mu-
chas veces hecho realidad, de que se subordine el interés de la organización al
particular deseo de obtener, conservar y acrecentar el poder de individuos y gru-
pos, no para llevar a la práctica ideas beneficiosas para ella, sino para satisfacer
apetencias espurias.
4 de 16
zación alcanzada por sus agentes, pero todavía mucho más de la socialización de
la idea de servicio a la población y respeto de sus derechos, entre los cuales está
el de que dichas organizaciones sean gobernadas y administradas con eficiencia
en la detección y solución de su problemas, sin mengua de sus libertades ni de su
dignidad. Esto supone, por ejemplo, no priorizar la fría letra de la ley por encima
de las circunstancias connotativas de una situación determinada.
4. Los microemprendimientos
5 de 16
pectivas y genera inconvenientes para asegurar la continuidad de la empresa
cuando llega el momento de su relevo porque la organización depende mucho de
ellos.
d) Activos fijos de poco valor. Como los mismos se conforman con bienes, inclui-
dos los intangibles, cuya realización solo es viable a largo plazo y son necesarios
para el normal funcionamiento de la entidad, por lo que se los suele conservar
durante su vida útil, no es viable, para una empresa cuyo patrimonio neto es exi-
guo, obtener y mantener activos fijos de un significativo valor económico. Ade-
más, los emprendimientos que se llevan adelante, entre otros por ese motivo, no
requieren activos fijos cuantiosos.
6 de 16
e) Estructuras flexibles. Debido a su precariedad en cuanto a recursos, la configu-
ración estructural adoptada por estos entes es simple, de manera que no es usual
que haya más de dos partes, la cumbre estratégica y el núcleo operativo, por lo
que resulta lógico que cuenten con un alto grado de flexibilidad para adaptarse a
cambios profundos exigidos por nuevos requerimientos del contexto –sobre todo
si este es dinámico y turbulento–, traducidos en estrategias transformadoras, y en
algunos casos, en la redefinición de la misión, la visión y el objetivo central, con
la consecuencia de dejar de participar en un mercado para intentar hacerlo en
otro, esto es, en escenarios diferentes, donde influyen otros actores.
5. Las pymes
Las pequeñas y medianas empresas son organizaciones del segundo sector socioeco-
nómico compuestas por un número reducido, pero no mínimo, de trabajadores, y con un
moderado, mas no escaso, volumen de facturación.
Vale aquí tener presente lo anticipado con relación a este concepto al considerar el de
microemprendimiento en cuanto a la necesidad de adaptarlo a las condiciones particulares
del ambiente de aplicación para cada caso concreto.
4 Basado en: Boqué, L.; J. Gilli y D. Schulman (1996). PYMES. Administrar para crecer. Buenos Aires: Editorial Docen-
cia (pp. 94-95).
7 de 16
a) Relaciones informales. En comparación con las empresas grandes, a menudo se
advierte un reducido nivel de formalización del funcionamiento de estas entida-
des donde los actores se conocen tanto que se les puede aplicar la expresión uti-
lizada para calificar el juego de las grandes parejas de deportistas, de las que se
dice que lo hacen de memoria. Asimismo, esto genera muy a menudo superposi-
ciones entre lo atinente a las cuestiones funcionales y lo concerniente a las rela-
ciones informales, de lo cual pueden derivarse conflictos, sobre todo en organi-
zaciones de una magnitud tal como para calificarlas de medianas.
8 de 16
d) Escasez de mandos medios. La tendencia de los empresarios que dirigen estos
entes a concentrar el poder, mediante el ejercicio de un liderazgo con fuertes tin-
tes paternalistas, hace que descuiden la formación de mandos medios, impres-
cindibles a partir de que la empresa alcanza una determinada magnitud y diversi-
ficación. Otra posible causa de esta conducta es que su personalidad, más incli-
nada a la acción que a la reflexión, los lleva a privilegiar en sus subordinados la
fidelidad frente a la capacidad. Además, es preciso apuntar que el contar con
mandos medios capacitados también responde a la necesidad de formar reempla-
zantes para el momento del relevo de la actual conducción.
e) Control por supervisión directa. El recuerdo de los rasgos antes descriptos, ob-
servables en la mayoría de los directivos de las pymes, lleva a comprender rápi-
damente que para la coordinación y el control del trabajo recurran, predominan-
temente, a la supervisión directa, en la que si el grado de complejidad de la or-
ganización lo permite, la especialización vertical es máxima, con el ejercicio del
mando reservado exclusivamente para ellos. De no ser factible esto, se delegan
algunas atribuciones a jefes que fungen como meros ejecutores y controladores
del cumplimiento de las determinaciones de la conducción superior. Natural-
mente, este estilo de dirección hace agua si la entidad se vuelve lo suficiente-
mente compleja como para que sea imposible su control por un solo individuo,
aunque se valga de diligentes encargados, circunstancia en la que se está en pre-
sencia de un grave problema.
9 de 16
procesos de comunicación y de decisión, se observan, por ejemplo, la desorien-
tación debida a la confusión que nace de la sola oralidad, sin sustento escrito, los
conflictos que son su natural consecuencia, la falta de aprovechamiento de opor-
tunidades por no tener un sistema organizado de exploración del contexto, la in-
capacidad para detectar a tiempo las debilidades de la pyme y reaccionar oportu-
na y eficazmente, así como el caer, por parte de los empresarios, en la adopción
de medidas sobre la única y débil base de corazonadas e intuiciones.
Se entiende por tales a las organizaciones del segundo sector socioeconómico cuya
propiedad y dirección corresponde a miembros de una familia con la intención de que ese
estado de cosas perdure.
Cabe hacer notar, tal como se observa en el esquema expuesto al describir la clasifi-
cación propuesta, que esta categoría se superpone, en algunos casos, con las dos anteriores
y con el grupo formado por las demás empresas que no son pymes ni microemprendimien-
tos. Esto se genera al cambiar el criterio de inclusión, puesto que para aquellos colectivos
se considera el tamaño, mientras que aquí se toma en cuenta la propiedad.
5 Para la elaboración de lo expresado en este ítem y en el que le sigue se han tenido en consideración las ideas expresadas
en: Mucci, O. y D. Tellería (2003). Empresas familiares. Mar del Plata: UNMDP (pp. 35-39). Dicho texto, correspon-
diente al Capítulo 2, ha sido recuperado el 09/01/17 de: http://nulan.mdp.edu.ar/1360/1/01211_b.pdf
10 de 16
que se traduce en la asunción de roles que pueden abarcar hasta tres dimensio-
nes: las correspondientes a la perspectiva de su participación en la empresa, en la
propiedad de esta y en la familia. De ello resulta un complejo entramado de roles
e interrelaciones favorecedor de la difusión y reproducción, en una dimensión
distinta de aquella en la que se originó, de disputas de variada índole. Téngase
presente, asimismo, que el ser humano es una integralidad, por lo que su diso-
ciación en función de requerimientos de roles diversos que deben ejercerse en
simultáneo, le es, en la práctica, imposible.
c) Dirección personalista. Los directivos de estas entidades, más aún los fundado-
res, suelen tener un carácter decidido y apasionado por el trabajo que se materia-
liza en una conducción personalista, a veces convertida en franco autoritarismo,
basada en el convencimiento, consciente o inconscientemente construido, de que
la empresa es parte de ellos, una extensión de sus persona. Semejante conducta
no es recomendable, no solo para estos entes sino para ninguna organización, pe-
ro en ellos su incidencia se agrava por cuanto esta actitud se refuerza a través de
las familias, que también se encuentran bajo su fuerte influencia, y muchos de
cuyos miembros laboran en dichas organizaciones, o son copropietarios de ellas
o reúnen las dos condiciones.
11 de 16
renovarse es vivir y a quienes les han entregado gran parte de sus trajinadas vi-
das se les deben brindar las condiciones suficientes para hacer realidad el dere-
cho a disfrutar de un activo descanso, lo cual es muy diferente de descansar en
paz.
6 Ver la nota 3.
12 de 16
Aquí la expresión iniciativa social se emplea como sinónimo de tercer sector, esto es,
sin ánimo de lucro y con independencia del Estado, en tanto que lo de actividades humani-
tarias se refiere a que se proponen alcanzar objetivos de beneficio comunitario, no para sus
integrantes quienes pueden resultar favorecidos en su carácter de miembros de dicho grupo
social.
Pero si hay algo que sí está definitivamente claro es que la denominación de organi-
zaciones no gubernamentales no se corresponde con el contenido real del concepto, puesto
que, por ejemplo, las entidades con fines de lucro son, indudablemente, no gubernamenta-
les, pero no sólo no se incluyen en el colectivo así llamado, sino que ni siquiera integran el
tercer sector socioeconómico porque se encuadran en el segundo; por otra parte, los otros
entes del tercer sector tampoco son gubernamentales. Ese apelativo tenía sentido en su em-
pleo originario que fue en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para distinguir a
las representaciones ante ese organismo de ciertas agencias especializadas de las corres-
pondientes a los estados miembros, los cuales eran organizaciones gubernamentales.
Con relación al mismo tema y sin el ánimo de cansar al lector, sino con el aportar
mayores precisiones, se especifica que las fundaciones y las organizaciones de base no
forman parte del grupo de las ONG, las primeras porque están fuertemente condicionadas
en sus decisiones por la voluntad de quienes administran los emprendimientos con cuyos
réditos positivos se financian y las otras por su excesiva informalidad –no suelen tramitar
su reconocimiento legal ni tener una estructura definida– y por lo reducido del alcance de
sus objetivos que generalmente se limitan a reclamar la atención de necesidades muy foca-
lizadas.
a) Afán de servir a terceros. Estas entidades –entre las que no se encuentran los
partidos políticos porque su finalidad es el gobierno del Estado para llevar a la
práctica una determinada ideología–, tienen objetivos de servicio mediante la
participación en espacios públicos en defensa de derechos de la comunidad, co-
13 de 16
mo los humanos, ambientales y de las minorías; de valores sociales, como la in-
tegridad, la probidad y la transparencia; y la atención de necesidades que el Es-
tado no atiende y el mercado sólo satisface para la acaudalada elite que puede
acceder a él, por ejemplo, mediante la construcción de viviendas, generación de
empleo y asistencia social directa. Cuando no se desvirtúa el propósito declarado
el accionar de estas organizaciones resulta muy beneficioso para una gran mayo-
ría de la población, lo cual le da una merecida imagen de mucho prestigio, con la
autoridad moral que a ello se asocia.
b) Falta de finalidad lucrativa. Esta característica, compartida con casi todos los
entes incluidos en el tercer sector y con los del primero, no debe interpretarse
como que no gestionan la obtención de ingresos, ya que ellos son imprescindi-
bles para su supervivencia. Algunas entidades se financian con la generación de
las ganancias mínimas necesarias para mantenerse competentes en cuanto al
cumplimiento de su misión y para crecer; otras lo logran por medio de los subsi-
dios, legados y donaciones que reciben; y otras se benefician de una combina-
ción de las fuentes de financiamiento antes citadas. El no estar fuertemente obli-
gadas a exhibir una rentabilidad a corto plazo como principal indicador de su
desempeño libera a estas organizaciones para abocarse de lleno a objetivos de
largo plazo o, incluso, permanentes, como la promoción del desarrollo social.
Por otra parte, la ausencia de ánimo lucrativo se extiende a sus integrantes, ya
que no distribuyen resultados positivos entre sus miembros.
c) Independencia del Estado. Se trata de una singularidad común a todas las orga-
nizaciones del tercer sector, aunque en algunos casos ello es sólo en lo formal,
como ocurre con las que dependen en gran medida de subsidios o subvenciones
estatales. Además, esa independencia, para surtir plenos efectos, debería serlo
también de cualquier otra injerencia externa, lo cual tampoco se cumple cuando
se financian, mayoritaria o exclusivamente, con fondos provenientes de unas po-
cas fuentes. La independencia del Estado les posibilita actuar libremente, y por
ello más eficazmente, en pos del logro de sus objetivos, sobre todo cuando eso
implica enfrentarse a él para exigirle el reconocimiento efectivo de ciertos dere-
chos comunes.
14 de 16
d) Factor de desarrollo. Unas más, otras menos, por los fines que se dan, todas es-
tas entidades, ya sea por lo que propician o por lo que combaten, se convierten
en actores protagónicos del constante progreso de los pueblos en pos de su pleno
desarrollo entendido este como un ideal del que, por su condición de tal, se pue-
de estar siempre más cerca sin alcanzarlo jamás. Como es evidente, no es esta
una particularidad sólo atribuible a las ONG, porque casi todas las organizacio-
nes aportan para ello o deberían hacerlo, dada su condición instrumental en be-
neficio del ser humano, pero en aquellas esa contribución es su propósito especí-
ficamente proclamado, no el resultado colateral de la procuración de ciertos ob-
jetivos acotados y muchas veces centrados exclusivamente en el provecho de sus
propietarios.
7 Para conocer más sobre esta clásica teoría, se puede recurrir al texto denominado: Una teoría sobre el ejercicio del poder
en las organizaciones, de R. Mangia, en: Doval, I. (2016). Administración en contexto. Paraná: EDUNER (pp. 295-300).
15 de 16
desde hace unas décadas. Un efecto de esto es la creciente atención con la que
analizan sus acciones los estados, las empresas y otras organizaciones, los cuales
suelen estar pendientes del desarrollo de los hechos concernientes a temas con-
flictivos en su relación con ellas, porque son conscientes de la alta probabilidad,
en caso de enfrentarlas abiertamente, de salir perdidosos ante el juicio de la opi-
nión pública.
8. Síntesis conclusiva
Este trabajo pretende ser un aporte, elemental pero útil, para el ejercicio de la admi-
nistración en ámbitos especiales, para lo cual se plantea la caracterización de cinco organi-
zaciones arbitrariamente escogidas a partir del supuesto de que el mayor desarrollo en esta
disciplina se ha dado, tradicionalmente, en lo atinente al análisis de la problemática de las
grandes empresas.
Previo a ello, para darle un marco integrador al estudio, se ofrece una taxonomía de
las organizaciones en la que categorizan las que para el mismo son objeto de especial inte-
rés, no sin efectuar una advertencia en cuanto a que, tanto en el afán de clasificar como en
el de describir dichos entes, se camina sobre arenas movedizas, ya que en un caso hay que
recurrir a un criterio de ordenamiento que siempre es subjetivo y en el otro se tropieza con
la falta de acuerdo doctrinario en cuanto a conceptos y atribución de propiedades.
16 de 16
Raúl Alberto Mangia
Concordia, enero de 2017
17 de 16