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NEOLIBERALISMO Y EDUCACIÓN

Autor: José Ramos Bosmediano

EL ESCENARIO MUNDIAL, LA GLOBALIZACIÓN Y EL NEOLIBERALISMO

Los acontecimientos políticos y militares producidos en los primeros años del nuevo siglo que
vive la humanidad corroboran, con mayor evidencia y corrección, la unipolaridad del dominio
mundial que se inicia con la caída de lo que se llamó el socialismo real, de aquel espacio
político y social que pugnaba, con todos sus avances y defectos, por perfilar una sociedad
diferente a la marcada por el modo de producción capitalista. Pese a las reticencias de algunos
estados imperialistas y de la propia República Popular China, EE.UU. ha impuesto y viene
manteniendo su política hegemónica y su estrategia militarista de "guerra preventiva" para
mantener su posición de gendarme mundial, de modelo de democracia, de árbitro para la
solución de los problemas en cualquier rincón de la tierra.

El dominio unipolar del mundo se ha convertido en una realidad indiscutible. La multipolaridad


es la tendencia en el proceso de la globalización, en la cual la nueva unidad europea pretende
erigirse en alternativa paralela frente a la hegemonía estadounidense, poniendo por delante el
factor económico antes que el militar y tratando de definir una cultura de lo europeo en la
pugna por la hegemonía mundial.

El proyecto asiático liderado por el Japón deviene también parte de la tendencia multipolar, a
lo que se debe agregar la emergencia de la economía de la República Popular China y su
sostenido crecimiento económico entre 8 y l0 % durante las últimas décadas, lo que le asigna
un papel particular en todo el planeta y en el propio continente asiático.

Se trata de un mundo dominado por el sistema capitalista con hegemonía estadounidense, sin
la competencia política que le planteaba el desaparecido bloque socialista. Este dominio
unipolar no sería posible sin el despliegue de una estrategia de regionalización del dominio
económico a través de supuestos procesos de integración para dividir el dominio de los
mercados en el mundo de la globalización neoliberal. La globalización en el plano económico
ha obligado a crear un organismo supranacional, la OMC, cuya función es asegurar el marco
general para el ordenamiento del comercio y las inversiones que garanticen la reproducción de
la tasa de ganancia del capital globalizado y sus pocos beneficiarios. Así como el capitalismo
creó el FMI y el Banco Mundial para orientar la economía capitalista mundial en los últimos
cincuenta años del siglo XX, producida la globalización a partir de la década de los 70 y su
consolidación durante los 90, los capitalistas diseñaron el nuevo organismo para reordenar la
economía mundial en función del modelo neoliberal, obligando a todos los países ingresar al
nuevo "club" donde unos cuantos se divertirán de la mejor maneara mientras la mayoría sólo
podrá resignarse a cumplir el papel de "mozo". El FMI y el BM siguen cumpliendo su papel de
control de los capitales y de promotor de las "reformas estructurales", respectivamente.

La globalización como fenómeno de dimensiones económicas, sociales, políticas y culturales en


la fase imperialista del capitalismo, se ha configurado sobre la base de la mundialización del
capital, el desarrollo de la tercera revolución científico-tecnológica , la configuración de una
ideología pragmatista y fundamentalista que se presume "pensamiento válido único" y la
implantación unilateral y coercitiva del modelo económico neoliberal, que constituye la
aplicación concreta de la globalización capitalista actual, por lo que es adecuada la
denominación de globalización neoliberal.
No todos los analistas coinciden en ciertos elementos de la globalización, incluso en el
señalamiento de sus causas y factores de surgimiento y desarrollo acelerado en los últimos 30
años del siglo XX. Hay, a nuestra manera de percibir el fenómeno y los análisis diversos que se
vienen haciendo, tres apreciaciones generales:

a) La globalización actual es un fenómeno que prueba la eficacia, la corrección del sistema


capitalista frente a cualquier otro, específicamente frente al socialismo; que beneficia a la
humanidad creando las condiciones para el perfeccionamiento de la democracia de raíz
occidental; por lo tanto, no hay razón para oponerse a ella ni pretender sustituirla por otra
diferente; lo que nos queda como único camino es desarrollarla para expandir sus beneficios a
todos los pueblos. Esta visión corresponde al conservadurismo burgués y su ideología
fundamentalista, profundamente dogmática e irracionalista, que corresponde al papel
asignado al mercado como supuesto motor del desarrollo, lo que lleva a una concepción
irracionalista de la historia, produciéndose una contradicción insoluble con el propio desarrollo
científico y tecnológico, de raíces racionalistas y dialécticas. No en vano autoridades
gubernamentales conservadoras están promoviendo la eliminación de los temas de la
evolución como categoría histórica y natural del currículo escolar hasta la educación básica, en
Italia y en algunos estados del país de Abraham Lincoln. Esta visión de la globalización es, por
otro lado, compartida por la mayoría de los partidos y gobernantes de los países
subdesarrollados, cuya actitud acrítica e interesada coincide con su conducta gubernamental
sumisa frente a los proyectos hemisféricos del Consenso de Washington, a todas las medidas
emanadas del FMI y del Banco Mundial, a los nuevos proyectos de la OMC y del ALCA en
América Latina y El Caribe. Esta es la globalización ideológicamente imperante que aplica el
esquema neoliberal en todas sus dimensiones y consecuencias, fiel a sus orígenes en Monte
Peregrino, Suiza, hace ya más de 30 años.

b) La globalización actual ha fracasado porque los mecanismos de su aplicación neoliberal no


han sido manejados de acuerdo con los intereses de los gobiernos y de las poblaciones donde
se han adoptado las recomendaciones de los organismos internacionales, a los cuales habría
que reformarlos o recomponerlos para que la globalización neoliberal "funcione para los
pobres" también. Esta concepción obedece a una visión parcialmente crítica de la globalización
imperante. Es la crítica a las formas con que opera el capital pero no a sus fundamentos
basados en la economía del libre mercado capitalista, a la lógica del capital que busca
reproducirse incesantemente en beneficio de los capitalistas, habiendo llegado en el momento
actual a su globalización como expresión más desarrollada del dominio imperialista. De esta
visión surgen las corrientes políticas de la tercera vía y de los proyectos de neoliberalismo con
"rostro humano" , de reformas "dentro de la reforma" estructural neoliberal, de la propuesta
de otorgar al Estado un papel más activo y presencial en el manejo de la economía, pero -eso
sí- sin afectar a los inversionistas privados ni incumplir con los compromisos de pago de la
deuda externa; sin poner en peligro la gobernabilidad con políticas "populistas" a favor de los
trabajadores y de los sectores marginados de la población. Para esta concepción de la
globalización los gobiernos deberían de ampliar los programas sociales a efecto de que el
malestar social no vulnere la gobernabilidad y el estado de derecho de modelo democrático-
burgués de Estados Unidos. Mirando el Brasil y la Argentina de hoy, que pugnan por manejar la
crisis combinando políticas neoliberales con programas sociales y actitudes más críticas y
exigentes de sus gobiernos frente a los organismos capitalistas internacionales, podríamos
deducir que es insuficiente la crítica parcial de la globalización, o la alternativa de pretender
utilizar los instrumentos económicos y políticos del neoliberalismo para construir un nuevo
orden social o, por lo menos, para resolver algunos problemas acuciantes de nuestros países.
c) Hay, sin embargo, una visión dialéctica de la globalización, que la sitúa como un fenómeno
surgido del proceso histórico del desarrollo capitalista, configurado en la segunda mitad del
siglo XX, impulsado por la dinámica propia de la mundialización del capital y acelerado por los
avances científicos y tecnológicos de la informática, la robótica y la biogenética,
principalmente. Sus elementos positivos son subsumidos por el sistema capitalista y puestos a
su servicio, condicionando sus mecanismos y procesos en todos los ámbitos de la actividad
humana, predominando los intereses de las clases que dominan esos mecanismos y procesos,
convirtiéndose la globalización en un fenómeno supeditado al problema del poder. La
herramienta práctica de la globalización capitalista actual es el proyecto neoliberal, su
programa universal y concreto al mismo tiempo, que hace posible que sus elementos
económicos, sociales, políticos y culturales se apliquen a escala global en cada una de las
"aldeas globalizadas". Desde esta concepción hay corrientes de lucha contra la globalización
neoliberal que se expresan de diversas formas, desde los estados y naciones que luchan por
defender las conquistas del socialismo, hasta los colectivos sindicales, populares, indígenas,
intelectuales y artísticos, fuerzas políticas socialistas y progresistas, foros y redes, en el
horizonte de crear las condiciones para el avance cualitativo y cuantitativo de las fuerzas del
cambio y la transformación social que supere el orden económico y social imperante e
impuesto por la globalización actual. La crítica y la propuesta se unen en esta visión; las armas
de la crítica y la crítica de las armas, juntas.

EL IMPACTO DEL NEOLIBERALISMO EN LA EDUCACIÓN DE AMERICA Y EL MUNDO

Así como las reformas estructurales de la globalización el neoliberalismo se han convertido en


la pauta fundamental de todo el mundo capitalista. Su ideología ha logrado influir en los más
vastos sectores de la sociedad, desde la forma de percibir la realidad, relativizando los
conceptos de verdad y los criterios de verificación de los hechos, dejando que los intereses
individuales y los que Chomsky denomina los Estados canallas determinen la validez o no de
las ideas y acciones. Dentro del mundo de la ideología, la educación ha sido impactada de
manera importante con cambios cualitativos en sus contenidos y sus objetivos, aunque no
necesariamente en el sentido de la superación de los problemas que fueron invocados para
realizar los cambios.

Un primer impacto es la reducción paulatina del derecho a la educación gratuita como una
constante en todos los países, incluyendo aquellos que, como los países desarrollados de
Europa, donde el Estado del Bienestar había logrado satisfacer de manera significativa este
derecho conquistado en los últimos 3 siglos de modernidad y luchas sociales democráticas,
habían convertido a la educación en uno de sus pilares para el mejoramiento de la vida de sus
ciudadanos, una gran conquista de su modernidad avanzada. Primero Inglaterra y luego
EE.UU., durante la década de los 80, empezaron a reducir el campo de la gratuidad y a imponer
las mejores condiciones para ampliar el ámbito de lo privado. Pese a las promesas de
gobiernos posteriores, Blair en Inglaterra y Clinton en EE.UU., el derecho a la educación sigue
aún como problema a resolver, pues el crédito educativo y el sistema de becas, como en
Canadá, sólo alcanza a beneficiar a un sector muy reducido de la población estudiantil
universitaria. Los demás países europeos pretenden paliar la pérdida del derecho a la
gratuidad con programas de apoyo a los sectores con escasos recursos, con presupuestos
adicionales, becas y subvenciones a las escuelas. Pero los subsidios son la prueba de que el
derecho a la educación seguirá siendo un problema a resolver mientras los estados no
garanticen la igualdad de oportunidades para todos, postulado fundamental con la que nació
la educación pública moderna en el siglo XVIII. En América Latina y El Caribe, con la excepción
de Cuba, la gratuidad de la educación, que siempre ha sido una de las grandes limitaciones de
los sistemas educativos de estos países, se ha reducido tanto como el nivel de vida para el 50%
de la población. Si antes de las reformas neoliberales el derecho a la educación sólo existía en
condiciones adecuadas para un sector limitado de la población, luego de más de 20 años de
reformas neoliberales el problema se ha profundizado. El analfabetismo absoluto sigue
estacionario; el analfabetismo funcional ha tenido un aumento alarmante por los elevados
índices de ausentismo y deserción escolares; millones de niños y jóvenes en edad escolar no
acceden a la matrícula por problemas de pobreza. Pero lo más preocupante de este impacto es
su connotación ideológica, su conversión en casi una situación de aceptación resignada de que
la educación gratuita sólo debe limitarse para aquellos que no puedan pagar este servicio, y los
estados no están obligados a otorgar ese derecho a todos; que la igualdad de oportunidades se
refiere solamente a las condiciones que da la oferta educativa del mercado. La gratuidad
aparece, en este sentido, como una de las opciones en el contexto del mundo competitivo
neoliberal.

Con las reformas neoliberales se ha producido un ostensible avance de la privatización de la


educación, incluso en países como Chile, donde luego de la caída de Pinochet los nuevos
gobiernos hicieron esfuerzos para recuperar de su abandono y funcionamiento desordenado
las escuelas privatizadas y municipalizadas en la década de los 80. Lo común es que la
privatización de la educación se ha convertido en una política generalizada de gran parte de los
gobiernos que ven en ella el camino más fácil para el manejo del presupuesto dedicado a la
compra de armas, al pago de una alta burocracia gubernamental y administrativa y al pago de
la deuda externa. En la privatización también se ha operado un proceso de contenido
cognoscitivo, consistente en la sobrevaloración de la calidad de la educación privada frente a la
pública y del carácter empresarial del sistema privado, que por ser tal, garantiza, per se, los
resultados de "excelencia" y "calidad total". Esta idea constituye también un impacto
ideológico respecto a la privatización de la cultura y la educación. Las leyes de educación
elaboradas y promulgadas en el marco de las reformas educativas y en el marco también de las
reformas constitucionales, como ocurrió con México y Perú (l990-l993), sólo para citar dos de
los ejemplos más conocidos, han introducido el dogma de la privatización de la educación y la
apertura de la inversión privada para "ampliar la oferta educativa". Un estudio de legislación
comparada en materia de educación y cultura en América Latina nos daría un mejor panorama
del fenómeno de la privatización de la educación como hecho político y como ideología.

A nivel de lo pedagógico, el neoliberalismo ha propiciado reformas curriculares que hoy se


aplican como las panaceas para la crisis de la educación. Sin negar la necesidad de plantear,
elaborar y desarrollar reformas curriculares como parte de la reforma educativa que requiere
cada país, el neoliberalismo ha promovido un tipo de reforma curricular que no ha resuelto los
problemas del bajo rendimiento escolar ni la falta de inserción de la escuela en el proceso de
una economía para el desarrollo de las naciones y pueblos. Las reformas curriculares
neoliberales han introducido conceptos y procedimientos, así como contenidos, ajenos a las
realidades de cada país. Uno de ellos, el constructivismo de raíz piageteana, cuyos parámetros
no interpretan las características propias de los problemas sociales y humanos de las
poblaciones latinoamericanas y caribeñas. Otro, acaso el más importante, son los objetivos
trazados para el aprendizaje y la formación de la niñez y la juventud, como objetivos
ideológicos y políticos de clara factura neoliberal: la formación de mentalidades empresariales
y competitivas en el marco de la "sociedad abierta" de libre mercado. En función de este
objetivo carecen de fuerza los valores de la solidaridad, la justicia (o equidad) y los valores
éticos que tanto se pregonan actualmente. De un currículo para el cambio se ha pasado a un
currículo para insertarse en la economía de mercado como la única posibilidad de la
pedagogía. Con este horizonte se prepara hoy a las nuevas generaciones de maestros, tanto en
los centros de formación estatal como privados. Conviene agregar en lo pedagógico la libertad
que los neoliberales otorgan a los dueños de las instituciones educativas privadas para
imponer sus propios valores "pedagógicos", su propia axiología y su propia línea pedagógica y,
por ende, curricular. El sistema de evaluación que vienen aplicando para medir el resultado de
sus reformas se adecúa a los objetivos de la pedagogía pragmatista y tecnocrática, tanto la que
aplica UNESCO como el Proyecto PISA, sigla de la denominación en ingles del Programme for
International Student Assessment (en castellano: Programa para la Evaluación Internacional de
Estudiantes, correspondiente a los países más desarrollados de Europa agrupados en la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico –OCDE. Este sistema evaluativo del
aprendizaje prioriza la denominada "comunicación" en lugar del lenguaje, despojado éste de
sus fundamentos lingüísticos, es decir, teóricos o de fundamentación científica, pues lo único
que importa es que el sujeto sepa hablar y escribir para comunicar lo que le es necesario. La
otra prioridad es el conocimiento matemático, también orientado únicamente a resolver
problemas para desempeñarse en la vida; sus fundamentos teóricos y sus relaciones con la
sociedad quedan como preocupaciones de los especialistas. Y la otra prioridad son las ciencias,
reducidas a su utilidad inmediata. Es digno de mencionar algunas afirmaciones de un profesor
de cierta universidad privada del Perú, en un artículo que publica la revista "Palabra de
Maestro" (VERGARAY DULANTO: 2004), dedicado a ponderar el sistema de evaluación PISA, en
el cual señala, refiriéndose a la evaluación en matemáticas, que "los correctores fueron
advertidos para que ignoren la escritura y los errores gramaticales, a menos que estos
oscurecieran completamente el significado porque no era una prueba de expresión escrita"(p
55) . Este desprecio por el uso correcto del lenguaje, reflejo, éste, de una visión más clara de la
realidad objetiva simbolizada por tan importante y superior capacidad del desarrollo humano,
sólo puede conducir, como viene ocurriendo, a no evaluar integralmente el aprendizaje de los
estudiantes, a separar de su formación lo técnico de lo humanístico y científico, unidad
indisoluble del conocimiento humano. Desde esta perspectiva tecnocratista vienen surgiendo
en América Latina nuevos profesionales que sólo pueden proyectar ventajas para un sector
reducido de la sociedad y convertir su actividad en supuesto ejercicio "técnico" y apolítico.
Esto concuerda con otra afirmación del mencionado Vergaray en el artículo citado, cuando en
su última recomendación nos dice que debemos "desdeñar el factor político al momento de
decidir la participación del Perú en una prueba internacional o al momento de presentar y/o
analizar los resultados, sólo deberían intervenir criterios técnicos" (p 56)

La confusión y el caos en los sistemas educativos reformados es otro de los impactos del
neoliberalismo en la educación actual, con mayor repercusión en los países latinoamericanos y
caribeños. La confusión en la aplicación de metodologías impuestas con apresuramiento y sin
acompañar con los materiales didácticos suficientes; sin la participación de los docentes en su
elaboración y discusión previas, produciéndose una contradicción de difícil solución entre lo
tradicional y lo nuevo, negando la relación dialéctica, de continuidad y ruptura, entre ambos
tiempos y sus contenidos. Lo importante es comprobar que lo "nuevo" de los neoliberales se
trata de imponer con los viejos recursos del autoritarismo y la defensa de los viejos privilegios
de clase. Pero la confusión pedagógica se mantiene. Por otro lado, los sistemas curriculares se
han convertido en estructuras yuxtapuestas y caóticas, sin resolver la falta de integración e
interrelación de niveles educativos. De igual manera, en lo administrativo campea el desorden
y la interferencia de funciones entre instancias centrales, regionales y locales dentro del
proceso de la descentralización de la educación.

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