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Derecho matrimonial canónico

Bibliografía
- Codex Iurix Canonici.Titulo VII. cc. 1055-1165.
- Discursos de los Romanos pontífices, a la Rota Romana.
- Cenalmor, D- Miras J. El derecho de la Iglesia, Celam, Bogotá, 2004.
- AA.VV. Manual de derecho matrimonial canónico, Colex, 2002.
- Aznar Gil Federico, Derecho matrimonial canónico, en: Derecho canónico II, BAC,
Madrid, 2006.
- Aznar Gil Federico, Derecho matrimonial canónico (3 vol). Publicaciones
salamanca, 2002.
- López Alarcón, M- Navarro Valls, R. Curso de derecho matrimonial canónico y
concordado, ed. Tecnos, Madrid, 2010.
- Fernández Castaño, J.M. Legislación matrimonial de la Iglesia, Salamanca, 1993.
- AA.VV. Curso de derecho matrimonial canónico, apuntes maestría, Unir, 2015-216.
- Mora, A. El matrimonio en el derecho canónico, manual práctico, San Pablo,
Bogotá, 2016.
Introducción. Consideraciones generales
1. Realidad del matrimonio y la familia
El derecho matrimonial y de familia ha sufrido una profunda transformación en las
últimas décadas. Un cambio que se caracteriza
» Por la velocidad
» Por la extensión
» Por la intensidad
» Por su radicalidad
Uno de los factores que más ha influido en esta transformación de la realidad
familiar es el paso de la familia institucional, basada en el matrimonio:
» De estructura jerarquizada
» Configuración unitaria
» Que trasciende los intereses particulares de sus miembros,
A una familia contractual o voluntarística:
» De fundación no necesariamente matrimonial
» Configuración plural
» De acuerdo con los intereses individuales de sus miembros

Una característica de nuestros tiempos: la desafección hacia el matrimonio.


Cada vez son menos los matrimonios; crecimiento del número de matrimonios
civiles; uniones de hecho; matrimonios de parejas del mismo sexo.

En definitiva, el matrimonio pasó de ser una realidad fundada en la naturaleza del


hombre y la mujer, a una realidad creada por la cultura que depende de las
ideologías predominantes, según los comportamientos sociales de la época.

Según la mentalidad de hoy: el matrimonio es solo una palabra, un término o


concepto que cada cual aplica al tipo de unión que desea. El matrimonio ha sido
despojado de toda su vertiente natural, dejando a la voluntad de las partes, la
regulación de sus efectos, su duración y su fin.
Sin embargo, el derecho canónico parte de la premisa de que existe un modelo de
matrimonio y de familia basado en la naturaleza del hombre. Conviene insistir
en la idea de que matrimonio es una realidad anterior y superior al derecho. En
palabras de Juan Pablo II, el matrimonio es una “realidad prejurídica1”. Su
estructura no es sociocultural, sino natural.

En este sentido, los elementos esenciales o constitutivos del matrimonio vienen


predeterminados por el derecho natural, no por el derecho positivo vigente en cada
lugar y momento histórico, menos por la autonomía de la voluntad individual. Por
tanto, no se pueden considerar como matrimoniales, todas aquellas uniones que
un determinado ordenamiento jurídico, o los propios contrayentes entienden como
tales.

2. El matrimonio canónico
Conviene señalar que la Iglesia no tiene una visión propia del matrimonio. El
matrimonio como institución natural comenzó a existir con la creación del hombre.
El matrimonio cristiano existe desde hace 21 siglos. El derecho canónico reconoció
que el mismo contrato natural fue elevado por Cristo a la dignidad de
sacramento, entre bautizados.

Parece extraño pero la Iglesia no tiene una concepción propia del matrimonio; lo que
tiene es una visión propia del hombre (antropología cristiana). El derecho
matrimonial canónico se fundamenta en este presupuesto: el matrimonio responde
a un orden impreso en la naturaleza humana. En otras palabras: existe un modelo
de matrimonio y de familia de fundamentación antropológica, basado en la
naturaleza misma del hombre.

No vamos a detenernos en un recorrido histórico sobre la evolución del matrimonio


canónico, pero conviene resaltar algunos aspectos.

1
Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Rota Romana 1997 y 2001.
La doctrina cristiana sobre el matrimonio se irá construyendo sobre algunos textos
de la Sagrada Escritura. Por eso el derecho canónico sobre el matrimonio no es
solo un derecho humano, sino que depende también de un derecho divino que
es inmutable.
De los textos escriturísticos se destacan dos:
» La indisolubilidad del vínculo matrimonial, en contra de la admisión del
divorcio, propio de otras mentalidades. “Lo que Dios unió no lo separe el
hombre”.
» La sacramentalidad del matrimonio entre bautizados.

En los primeros siglos los cristianos celebran el matrimonio según las leyes de los
pueblos (romanos); se casan como los demás (carta a Diogneto).

Propiamente no existía un matrimonio cristiano; era el matrimonio que, celebrado


válidamente entre bautizados adquiría una nueva dimensión: la sacramentalidad.
Una constante en el primer milenio era que el matrimonio se celebraba en dos fases:
» Un pacto inicial (verdadero acto jurídico en el que comenzaba propiamente
el matrimonio).
» La boda: el banquete. Los cristianos solían añadir una Misa en acción de
gracias, donde los esposos recibían la bendición del Obispo y el intercambio
de anillos y unión de manos.
El derecho romano mantenía el respeto por la voluntad de los cónyuges. Esta idea
fue asimilada por la Iglesia. Así el matrimonio surge por el consentimiento de las
partes: “consensus facit nuptias, non concubitus”.
Por otra parte, en la doctrina canónica la consumación del matrimonio adquirió
una gran importancia desde el punto de vista jurídico, como un elemento
determinante de la indisolubilidad del matrimonio, considerado como el momento
en que los contrayentes se convierten en una sola caro.

- Consensus +consumación= indisolubilidad del matrimonio


Después se añadió a este elemento configurador una formalidad (la forma canónica).
I. Cánones introductorios cc. 1055-1062

Tres elementos configuradores sobre la legislación actual del matrimonio canónico:


» La abundante legislación a partir del CIC-17
» La asimilación de la doctrina del Vaticano II, especialmente G.S.47-52
» La abundante doctrina de la jurisprudencia canónica.

Los cánones preliminares nos presentan unos principios doctrinales que articulan el
derecho matrimonial y que sin duda encierra una gran riqueza.
» La naturaleza del matrimonio
» Sus propiedades esenciales
» Los fines del matrimonio
» La potestad de la Iglesia sobre el matrimonio

El canon 1055 presenta dos ideas fundamentales: la descripción del matrimonio


como:
1) Institución natural
2) Como sacramento

1. Definición del matrimonio


El matrimonio puede ser definido como acto (in fieri) y como estado (in facto
esse). El matrimonio in fieri se identifica prácticamente con el consentimiento
mutuo de ambos contrayentes, en cuanto que éste es la causa originante del
matrimonio; el matrimonio in facto esse es el estado conyugal. Consorcio de toda
la vida (1055 §1); la comunidad de vida; la sociedad conyugal.

Hay que distinguir entre acto jurídico: el pacto, la alianza, el contrato y la relación
jurídica: el consorcio, la conyugalidad

El c.1055 § 1 nos presenta una definición indirecta de qué es el matrimonio in fieri,


en cuanto institución natural:
Consorcio de toda la vida
Entre un hombre y una mujer
Ordenado por su misma índole natural: al bien de los cónyuges y generación
y educación de los hijos (fines)
Esta definición proviene directamente de GS 48 donde describe el matrimonio como
una íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y provista
de leyes propias que se establece con la alianza matrimonial

Cuál es el contenido de ese consorcio (consortium). El texto no lo señala


explícitamente. El Código del 17 hablaba del ius in corpus (el derecho al cuerpo);
será la jurisprudencia y la doctrina canónica la que irá configurando el contenido de
ese consorcio: el bien de los cónyuges; las personas mismas de los cónyuges.

El texto maneja dos términos:


» Foedus matrimonile c. 1055 § 1
» Contractus c. 1055 § 2
El término foedus matrimonile es una innovación en la actual legislación canónica,
para designar la realidad del matrimonio como un pacto o alianza. Es un término
mucho más rico y simbólico que el de contractus, usado en la anterior legislación, ya
que tiene una honda tradición bíblica, como expresión de la relación de Dios con su
pueblo.

En todo caso ambos términos son insuficientes para expresar la realidad jurídica del
matrimonio. Los dos términos son empleados indistintamente como ha quedado de
manifiesto en intervenciones posteriores de los magisterios de los Papas, para
afirmar que el matrimonio es una realidad natural.

2. Los fines del Matrimonio c.1055


Ordenado por su misma índole natural:
- el bien de los cónyuges
- la generación y educación de la prole
El CIC vigente señala como fines del matrimonio el bien de los cónyuges y la
generación y educación de la prole (canon 1055). Ello supone un cambio radical en
relación con la doctrina anterior al Concilio. El Código de 1917 c. 1013, establecía una
clasificación jerárquica de los fines del matrimonio:
» Fin primario: procreación y educación de la prole
» Fines secundarios:
- La ayuda mutua
- El remedio a la concupiscencia
En la nueva legislación, ambos fines forman una unidad. No se hablan fe fin primario
o secundario, no obstante, el hecho de que se mencione primero uno y después otro:
a) El bien de los cónyuges: Se trata de un elemento esencial del pacto o alianza
matrimonial; su contenido abarca todos los aspectos de la persona.
b) generación y educación de la prole. es un elemento esencial; su exclusión
conlleva a la nulidad del matrimonio, porque se estaría ante un
consentimiento inválido.

El fundamento de estos fines es la misma naturaleza. Son de índole natural.

3. Las propiedades esenciales del matrimonio


Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad
(canon 1056).

3.1. La unidad
» Entre un único varón y una única mujer.
» Es una relación de tipo monogámica:
» Excluye cualquier forma de poligamia simultánea, a saber:
- La poliandría: una mujer con varios maridos. Se opone al derecho natural
primario.
- La poliginia: un solo hombre con varias mujeres. Es opuesta al derecho
matrimonial secundario.
3.2. La Indisolubilidad
- Noción: Es aquella propiedad esencial por la cual el vínculo conyugal válidamente
constituido no puede disolverse ni extinguirse por la propia voluntad de los
contrayentes. La indisolubilidad del matrimonio es la perpetuidad del vínculo
conyugal; es la exclusión de la posibilidad del divorcio.

Se suele distinguir entre:


a) Indisolubilidad intrínseca: consiste en la imposibilidad de disolver el
vínculo matrimonial por la sola voluntad de los cónyuges. Se le suele llamar
también, indisolubilidad relativa.
b) Indisolubilidad extrínseca: consiste en la imposibilidad de disolver el
vínculo conyugal por parte de una autoridad pública. También se llama
indisolubilidad absoluta.

- Fundamento:
Se fundamenta en el derecho natural, en cuanto que las exigencias de la
institución matrimonial reclaman que ésta sea perpetua y estable. Pero además se
fundamenta en los bienes del matrimonio que reclaman estabilidad, y en la ley
divina positiva.

- Los bienes del matrimonio:


- El bien de los hijos: procreación, asistencia y educación.
- El bien de los cónyuges: ayuda mutua, perfeccionamiento personal.
- El bien de la sociedad. La calidad psíquica y moral de los ciudadanos.

Esta terminología de bienes se usa más en la jurisprudencia, en las causas de nulidad


matrimonial; así por ejemplo el c. 1101 § 2, establece una causal de nulidad la
exclusión de la prole.

Los bienes del matrimonio, tria bona, atribuidos a san Agustín.


» Bonum prolis, bien de la prole. Generación y educación de los hijos
» Bonum fidei: fidelidad conyugal (unidad: cc. 1056, 1101§ 2; 1134)
» Bonum sacramenti: indisolubilidad o vínculo perpetuo (cc. 1056, 1057 § 2,
1101 §2, 1134).
Mas que hablar de del fin, de la unidad y de la indisolubilidad, a la luz del concilio
vaticano II, se debería hablar de tres valores, los cuales están contenidos en la
expresión “amor fiel, único y fecundo”.

- La ley divina positiva


 Revelada en el proyecto creador: Mt.19,4-5.
 Confirmada por Jesucristo, Mt. 19,6.
 Profundizada por San Pablo, en relación al misterio de la unión de Cristo con
la Iglesia (Ef.5,25-32).

- Doctrina de la Iglesia
a). El concilio de Trento:
1) Reafirmó la doctrina tradicional católica que defiende la indisolubilidad
extrínseca del matrimonio rato y consumado.
2) Anatematizó a quien afirmara que la Iglesia ha errado al sostener la
indisolubilidad del matrimonio.
b). El código de 1917 une los dos fundamentos; la indisolubilidad viene exigida por
la sacramentalidad y por la relación de los fines naturales del matrimonio

c). El concilio vaticano II afirma como una verdad adquirida por la Iglesia, que el
matrimonio es indisoluble por la misma institución divina y esto tanto en atención
al bien de los esposos, de la prole y de la sociedad.

d). El actual código asume esta doctrina del vaticano II. El consentimiento
matrimonial debe ser perpetuo y el matrimonio es nulo si uno o ambos contrayentes
lo contraen excluyendo por un acto positivo la indisolubilidad.
La indisolubilidad es uno de los temas más complejos actualmente desde el punto de
vista de la pastoral matrimonial, pero también en el plano teórico requiere una
mayor atención en cuanto a su fundamentación y alcance. No puede ignorarse, por
otra parte, la influencia de la denominada «mentalidad divorcista», propiciada por
el general reconocimiento del divorcio en los ordenamientos civiles, que añade una
mayor dificultad a la comprensión de la indisolubilidad.

El Papa Juan Pablo II dedicó en diversas ocasiones sus alocuciones a la Rota


Romana al tema de la indisolubilidad del matrimonio. Conviene leer en particular
los discursos de los años 2000 y 2002, donde habla de la necesidad de no rendirse
ante la mentalidad divorcista tan extendida en esta época.

También Benedicto XVI prestó atención a este asunto, incluso antes de ser Papa,
cuando ocupaba el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
En 1998 redactó la introducción de un documento titulado Sobre la pastoral de los
divorciados y vueltos a casar.

4. La sacramentalidad del matrimonio


Otro elemento contenido en el canon 1055 es el carácter sacramental entre
bautizados: Entre bautizados la realidad natural del matrimonio, ha sido elevada por
Cristo a la dignidad de Sacramento.
» Entre bautizados no puede haber contrato matrimonial válido que no sea
sacramento.
» La inseparabilidad de matrimonio o contrato matrimonial y el sacramento.

Por tanto, solo es sacramental el matrimonio celebrado válidamente entre dos


bautizados. En cambio, no es sacramental:
 El matrimonio entre dos personas no bautizadas; si bien la posterior
recepción del bautismo, si persevera el consentimiento, se hace sacramental,
sin necesidad de celebrar un nuevo matrimonio.
 El Matrimonio entre un bautizado y un no bautizado (disparidad de cultos)
 El matrimonio civil entre bautizados no es válido, a no ser que se haya
dispensado de la forma canónica.

Si se comprende bien la idea de que la Iglesia no tiene un concepto propio de


matrimonio, sino que regula una realidad preexistente, se entenderá también el
carácter sacramental del matrimonio canónico y su significado. El canon 1055 lo
expresa con claridad cuando afirma que para los católicos el matrimonio tiene una
dignidad especial al haber sido elevado a sacramento.

Desde el punto de vista jurídico, interesa en particular en este apartado analizar qué
consecuencias tiene el carácter sacramental sobre la validez del matrimonio, sobre
todo porque es una peculiaridad del ordenamiento canónico; no existe un
paralelismo con este elemento en los ordenamientos civiles. El Papa Juan Pablo II,
en su alocución a la Rota romana del año 2003 trata ampliamente este carácter
sacramental del matrimonio

5. El ius connubii
El ius connubii es un término que designa el derecho de toda persona a contraer
matrimonio. Se considera un derecho fundamental y como tal aparece recogido
habitualmente en los ordenamientos civiles. El derecho canónico también contempla
este derecho. Así, el c. 219 recoge el derecho fundamental de toda persona a elegir el
estado de vida y el c. 1058 recoge el principio del derecho al matrimonio: «Pueden
contraer matrimonio todos aquellos a quienes el derecho no se lo prohíbe».

Si se entiende bien el ius connubii se comprenderá también la naturaleza de los


impedimentos matrimoniales, que se estudiarán en los próximos temas, y que
suponen una limitación del ejercicio de este derecho, por lo que han de interpretarse
restrictivamente.

El canon 1058 contiene:


A. El reconocimiento o proclamación del derecho subjetivo de toda persona
humana al matrimonio
B. La afirmación de que es un derecho con limitaciones, porque es un
derecho esencialmente social (están de por medio los intereses de dos
personas, al menos); por tanto, no es un derecho unipersonal ni absoluto; es
un derecho regulable.
C. Menciona también el canon los derechos (normas) que pueden regular o
prohibir el derecho a contraer matrimonio (quienes el derecho no se lo
prohíbe):
» El derecho natural mismo, como en el caso de la impotencia o la
consanguinidad.
» El derecho positivo: como es el caso del vínculo de votos perpetuos o
del celibato sacerdotal

6. La jurisdicción de la Iglesia sobre el matrimonio


El Código de Derecho Canónico afirma que «el matrimonio de los católicos, aunque
sea católico uno solo de los contrayentes, se rige no solo por el derecho divino, sino
también por el canónico, sin perjuicio de la competencia de la potestad civil sobre
los efectos meramente civiles del mismo matrimonio» (canon 1059).

Hoy en día la competencia de la Iglesia sobre el matrimonio tiene un doble


fundamento:
» De una parte, en el caso del matrimonio entre bautizados católicos, en el
principio de inseparabilidad entre el matrimonio contrato y el matrimonio
sacramento.
» De otra parte, en el caso del matrimonio en el que uno de los contrayentes
es católico y el otro no, el principio de atracción de competencia.

Además, respecto a los matrimonios en que ninguno de los contrayentes pertenece a


la Iglesia católica, a veces la Iglesia actúa como intérprete de la ley natural cuando la
validez del matrimonio se presenta como cuestión incidental de otra que afecta a un
católico.

Naturalmente, esto no significa que los ordenamientos estatales reconozcan


necesariamente la jurisdicción de la Iglesia en su propio ámbito y atribuyan efectos
civiles a los matrimonios canónicos y a las decisiones matrimoniales canónicas.

Por tanto:
A. Todos los matrimonios están regidos por el derecho divino (derecho natural)
B. El matrimonio de los católicos de rito latino por el derecho canónico latino:
- cuando son católicos ambos contrayentes
- cuando solamente uno de los contrayentes es católico.
Ejemplos:
c. 1086: disparidad de cultos
c. 1117 la forma canónica con disparidad de cultos
c. 1127 la forma canónica de matrimonios mixtos
c. 1142 disolución del vínculo en matrimonio rato y no consumado.
C. para los efectos meramente civiles del matrimonio canónico rige el derecho
civil.
D. El matrimonio de los católicos de rito oriental se rige por su propio derecho
(CCEO).

7. El favor iuris y otras presunciones c. 1060


Consiste en la tutela jurídica del matrimonio
Se llama favor del derecho o favor iuris a la protección que el derecho concede a
algunas instituciones, como es el caso del matrimonio; de modo que mientas no se
pruebe lo contrario, se tiene por válido. Es una presunción jurídica.

En opinión de una parte de la doctrina, el contenido del ius connubii incluye el


derecho a que se reconozca y proteja adecuadamente el vínculo conyugal. Uno de los
modos en que se manifiesta esa tutela es mediante un sistema de presunciones.
El código recoge en el c. 1060 una de estas presunciones: el denominado favor
iuris, conforme al cual el matrimonio se considera válido mientras no se
pruebe su nulidad2. Tiene diversas concreciones en el ordenamiento vigente que
hay que estudiar aprendiendo también sus consecuencias3.

Además del favor iuris, el Código establece otra serie de presunciones a lo largo de
la regulación del matrimonio que afectan al vínculo en diversas fases de la vida
conyugal.

7. Denominaciones legales diversas del matrimonio (c.1061)


Diferentes formas de llamar al matrimonio
A). Matrimonio válido
- Válido en general: todo matrimonio en el que se produce realmente el vínculo
matrimonial, por concurrir los tres elementes esenciales:
a) capacidad natural y jurídica de los contrayentes
b) consentimiento (mutuo)
c). forma jurídica
En esta denominación entran los matrimonios de los no bautizados y los no
católicos.
- Válido canónico (sacramental)
B). Matrimonio nulo o inexistente. Cuando no tiene ni apariencia de
matrimonio; por ejemplo, el matrimonio civil para los católicos; este matrimonio es
llamado atentado e inexistente.
C). Matrimonio inválido: Hay apariencia de matrimonio, de acto jurídico, pero
faltó un elemento esencial.
D). Matrimonio rato. Es el matrimonio válido entre bautizados, que sea
sacramental, pero que todavía no ha sido consumado. Dos requisitos: que sea

2 Cf. Juan Pablo II (29 de enero de 2004). Discurso a los miembros del tribunal de la Rota Romana,
In: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/index_sp.htm
3 Reyes, P., (n. d.). El favor del matrimonio, o favor matrimonii, en el derecho canónico, en:

http://www.iuscanonicum.org/index.php/derecho-matrimonial/naturaleza-del-matrimonio-
canonico/101-el-favor-del-matrimonio-o-favor-matrimonii-en-el-derecho-canonico.html.
sacramento y no haya habido copula (después de la celebración); no importa que ya
tengan hijos.
E. Matrimonio rato y consumado. Cuando los cónyuges (casados) bautizados,
después de la celebración:
- Han realizado el acto sexual (copula), aspecto físico de la relación sexual.
- Lo han realizado de modo humano, (aspecto psíquico de la relación)
F. Matrimonio putativo:
1. Es el matrimonio inválido contraído (o celebrado) de buena fe; es decir ignorando
la invalidez del matrimonio, bien por parte de un cónyuge o de ambos.
2. las condiciones o requisitos para que se dé esta figura:
- Que sea verdaderamente inválido, no solamente que se suponga o se crea
que es inválido.
- Que haya buena fe en el momento de la celebración, es decir queriendo
contraer y creyendo que contrae matrimonio,
- Celebración canónica, es decir con la forma canónica.
- No llegar a la certeza los dos cónyuges de que su matrimonio es inválido
G. Matrimonio atentado: se llama así al matrimonio inválido, contraído de mala fe
por ambos contrayentes, es decir sabiendo ambos que hay un impedimento.
H. Matrimonio en secreto (c. 1130).

8. La Promesa del matrimonio (c. 1062)


- es la promesa de futuro matrimonio; puede ser unilateral (simplemente promesa)
o bilateral (es propiamente los esponsales)
- Las leyes que lo regulan: no el derecho universal, sino el derecho particular,
establecido por las conferencias episcopales.
II. De la Atención pastoral y de lo que se debe preceder a la
celebración del matrimonio cc. 1063-1072.

1. La atención pastoral
1.1. Responsables de la asistencia pastoral (1063)
 Pastores de almas (Obispos, presbíteros)
 La propia comunidad eclesial.
1.2. La finalidad de la acción pastoral
 Que el Estado Matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano
 Que progrese hacia la perfección
1.3. Ámbito: (aspectos, destinatarios, beneficiarios) de la acción pastoral
A. Formación de los fieles en general
 Categoría de fieles: menores, jóvenes, adultos
 Medios: predicación, catequesis adaptadas, medios de comunicación
social
 Objeto de la formación: comprender, el significado del matrimonio
cristiano; la función o tarea de los cónyuges o padres.
B. Formación personal de los novios
1. Preparación remota (coincide con la formación general a los fieles)
2. Preparación próxima (FC.66)
- La especifica para los sacramentos, el matrimonio en particular
- Su contenido:
* El matrimonio= relación interpersonal
* Desarrollo continuo de esa relación interpersonal
* Paternidad responsable
* Apostolado familiar.
3. Preparación inmediata a la celebración
- El Objetivo: disponerse los novios:
* Para la santidad
* Para las Obligaciones del nuevo estado
- Momento: últimos meses y semanas antes de la boda (cursillo
prematrimonial)
4. Celebración del matrimonio
- Que sea fructuosa
- Que los esposos se sientan constituidos en signo del misterio de
unidad, entre Cristo y la Iglesia
C. (c.1063, 1°-3°)
1. Objetivo: que los esposos
- Guarden y defiendan fielmente la alianza conyugal
- Lleven una vida familiar más santa y más plena
2. Características especiales de familias y esposos
- Familias jóvenes
- Familias emigrantes
- Obligados a largas ausencias en el hogar (militares, navegantes,
viajeros)
- Familias marginadas en grandes ciudades
- Familias con hijos minusválidos o adictos
- Familias de alcoholizados
- Las desarraigadas del propio ambiente
- Familias en situaciones irregulares: separados, divorciados, vueltos a
casar
- Victimas de discriminación
- Ancianos
- Matrimonios mixtos
- Perseguidos por la fe..
1.4. Regulación de la atención pastoral: a cargo del Ordinario de lugar; asesorado de
fieles con experiencia.

2. Actos previos al matrimonio


2.1. Sacramentos que se han de recibir (1065)
A) Confirmación, si es posible sin grave dificultad
B) Penitencia y Eucaristía, para una recepción fructuosa
2.2. El expediente matrimonial
A) Finalidad (c.1066) asegurar una celebración del matrimonio, licita y válida
B) Normas que debe dar la conferencia episcopal sobre:
1. El examen de los contrayentes
2. Las proclamas matrimoniales
3. Otros medios de investigación (1067)
C) Responsable de hacer el expediente (cc. 1067, 1115)
1. En principio, el mismo que asiste al matrimonio (cc.1070, 1115)
2. Pueden repartirse las tareas: uno hacer las investigaciones (expediente) y
otro asistir el matrimonio. Pero el primero debe comunicar el resultado al
segundo (c.1070).
D) Obligación de los fieles de ayudar en la investigación en orden a la correcta
celebración del matrimonio (finalidad de las proclamas)
E) Expediente mínimo en peligro de muerte (c.1068) = la declaración
juramentada de los contrayentes.
2.3. Pedir la licencia al Ordinario del lugar para ciertos matrimonios (c.1071)
2.4. Disuadir del matrimonio a parejas muy jóvenes (c.1072).

III. Los impedimentos matrimoniales (cc.1073-1094)4

Uno de los deberes pastorales en relación con el matrimonio, es “constatar que nada
se opone a la celebración válida y lícita” (c.1066).
Un matrimonio puede ser nulo o inválido por:
» La existencia de un impedimento (c.1073)
» Defecto del consentimiento (faltó c.1095, o por vicio, viciado c.1101 §2).
» Por la falta de forma canónica (c.1108-1117).
Por tanto, es muy importante, como pastores de almas, tener claridad sobre tres
estos aspectos:
» Sobre los impedimentos: naturaleza, comprobación, posible dispensa.
» Sobre el consentimiento: la incapacidad para dar el consentimiento, y los
vicios del consentimiento.
» Sobre la forma canónica: en qué consiste, sus modalidades, su posible
dispensa.
Todo esto es en relación con la validez del matrimonio; respecto a la licitud de la
celebración y su atención pastoral (por ejemplo, orientar a las personas hacia la
posibilidad de los procesos de nulidad como una posible solución), son otros
aspectos que requiere claridad jurídica.

El c.1057 determina que el consentimiento matrimonial debe ser prestado por


«personas jurídicamente hábiles», mientras que el c.1058 establece que la Iglesia
puede y debe regular el ejercicio del ius connubii.

4Cf. Aznar Gil, F. El Matrimonio canónico, in: El derecho en la misión de la Iglesia II, BAC, Madrid,
2006. pp.129-148; Mora, A. El Matrimonio en el derecho canónico, San Pablo, Bogotá, 2016. pp. 39-
51.
Una aplicación de estos principios son los impedimentos matrimoniales, es decir, la
habilidad para contraer matrimonio que viene concretada por el conjunto de
circunstancias objetivas que, radicadas en las personas de los contrayentes, se
oponen a la válida celebración del matrimonio.

El CIC divide su regulación en dos grandes apartados: los impedimentos dirimentes


en general (c. 1073-1082) y los impedimentos dirimentes en particular (c.1083-
1094).
1. Los impedimentos matrimoniales: concepto, clases y dispensa
1.1. Concepto
El impedimento matrimonial es toda circunstancia u óbice que se oponga e
imposibilite la válida celebración del matrimonio. El c. 1073 define a los
impedimentos como leyes inhabilitantes (c.10), que afectan a la validez del
matrimonio.
El CIC-17 distinguía entre impedimentos impidientes e impedimentos dirimentes.
El Actual código solo habla de los impedimentos que dirimen el matrimonio; los que
se conocen como impedientes se establecerían como prohibiciones, es decir que
afectan a la licitud.

Estas circunstancias suelen referirse a características de las personas, del


matrimonio, de las relaciones sociales, etc., que la sociedad considera incompatibles
con la institución matrimonial, por lo que claramente aparece, en muchos casos, su
carácter contingente, histórico.

1.2. Clases
Los impedimentos se pueden clasificar desde diferentes criterios, siendo las
distinciones más comunes las siguientes:

1. Por su origen o fuente normativa, los impedimentos pueden ser de derecho divino,
de derecho natural y de derecho positivo o eclesiástico: los impedimentos de derecho
natural son los derivados directamente de la ley natural, los de derecho divino son
los establecidos positivamente por Dios a través de la Revelación, y los de derecho
positivo o eclesiástico son los establecidos por la Iglesia para sus propios fieles. Las
consecuencias son importantes:
a) a los dos primeros tipos de impedimentos están sujetas todas las personas, no
se pueden dispensar, y la potestad de la Iglesia sobre ellos es meramente
declarativa;
b) a los impedimentos de derecho positivo o eclesiástico están sujetos sólo los
católicos, pueden ser dispensados por la autoridad competente, y la potestad
de la Iglesia sobre ellos es institutiva5.

2. Por su efecto o eficacia, en la actualidad todos los impedimentos son dirimentes,


es decir, prohíben el matrimonio y lo invalidan.

3. Por su ámbito o extensión, los impedimentos pueden ser absolutos, esto es,
impiden a la persona contraer matrimonio con cualquier otra, y relativos, que son
los que impiden a la persona contraer matrimonio sólo con personas determinadas.

4. Por su duración: pueden ser perpetuos o temporales

5. Por su conocimiento, los impedimentos pueden ser ciertos, esto es, cuando se
puede afirmar su existencia sin un prudente temor de error, y dudosos, cuando no
se puede hacerlo, pudiendo ser la duda de hecho y de derecho.

6. Finalmente, por su prueba jurídica, los impedimentos pueden ser públicos y


ocultos: los públicos son los que se pueden probar en el fuero externo, mientras que
los ocultos son los que no pueden serlo (c.1074).

1.3. Competencia de la Iglesia


El c. 1075 determina que le compete de modo exclusivo a la autoridad suprema de la
Iglesia establecer impedimentos y declarar auténticamente cuándo el derecho divino

5 Los impedimentos de impotencia (c.1084), de consanguinidad en línea recta (el091) y de vínculo o


ligamen (c.1086) se consideran impedimentos de derecho natural o de derecho divino, mientras los
restantes son impedimentos de derecho positivo o eclesiástico.
prohíbe o dirime el matrimonio. El Ordinario del lugar, solo puede establecer
prohibiciones.

A) La autoridad suprema de la Iglesia:


1. Es competente para declarar auténticamente el derecho divino
- Si prohíbe el matrimonio (licitud)
- Si dirime el matrimonio (validez
2. Para establecer otros impedimentos (para los bautizados)
3. Añadir clausula dirimente a las prohibiciones, dadas por el Ordinario del
lugar.
B) El ordinario del lugar y la Conferencia episcopal, pueden prohibir o vetar
temporalmente ciertos matrimonios.
1. Ordinario del lugar. c.1077
2. La conferencia episcopal, respecto a la edad para contraer (c.1083 § 2)
C) El Párroco (y equiparados), pueden diferir (aplazar) la celebración de ciertos
matrimonios, mientras consulta con el Ordinario; no puede prohibir o poner
veto6.

1.4. La dispensa de los impedimentos


La dispensa de los impedimentos, o «relajación de la ley meramente eclesiástica en
un caso particular» (c.85), siempre que exista una causa justa, afecta solamente a los
impedimentos de derecho positivo o eclesiástico, y está regulada en los c. 1078-1082,
debiéndose tener en cuenta, además, las normas generales establecidas para la
dispensa (c.85-93). La autoridad competente para dispensar de los impedimentos
matrimoniales es la siguiente:

— La Sede Apostólica
Como autoridad suprema de la Iglesia, puede dispensar a cualquier fiel de cualquier
impedimento de derecho positivo o eclesiástico.

6
Los vetita iudicialia: se suelen colocar a veces en las sentencias de los tribunales un vetitum a
algunos de los contrayentes, sobre todo cuando se declara el matrimonio por incapacidad,
matrimonio rato y no consumado, impotencia, incapacidad psíquica o por exclusión o simulación.
El c.1078 § 2, además, reserva a la Sede Apostólica la dispensa en circunstancias
normales de los siguientes impedimentos:
- el impedimento proveniente de haber recibido el sacramento del orden
(c.1087);
- el surgido del voto público perpetuo de castidad emitido en un instituto
religioso de derecho pontificio (c.1088),
- y el impedimento de crimen (c.1090).

Se indica, por otra parte, que nunca se concede la dispensa del impedimento de
consanguinidad en línea recta, ascendente o descendente, o en segundo grado de la
línea colateral, es decir, entre hermanos (c.1078 § 3; 1091 § 4).

— El Ordinario del lugar


El c.1078 § 1 establece que el Ordinario del lugar, es decir, obispos diocesanos y
prelados equiparados, administrador diocesano, vicario general y episcopal (c.134 §
2), puede dispensar de todos los impedimentos de derecho eclesiástico, excepto de
los reservados a la Sede Apostólica, a sus súbditos propios allí donde se encuentren
y a los que de hecho estén residiendo en su territorio. Esta facultad de dispensar
forma parte de la potestad ordinaria del propio Ordinario del lugar y, por tanto, la
puede delegar a tenor del c.137.

— La situación de peligro de muerte


El peligro de muerte se suele definir como aquella situación en la que la persona tiene
iguales probabilidades de sobrevivir o de fallecer, no requiriéndose un resultado
cierto y dándose aun cuando hubiera tiempo para recurrir a la Sede Apostólica. La
situación de peligro de muerte no es lo mismo que la de articulum mortis, ya que,
como decimos, no requiere que necesariamente se siga la muerte de alguno de los
futuros contrayentes, como es la de articulum mortis, sino únicamente que exista
una situación tal en la que sea verdadera e igualmente probable que la persona pueda
sobrevivir o fallecer. La Iglesia, en estas circunstancias, suele dispensar de las leyes
meramente eclesiásticas, cuando es necesario, en favor del fiel que así se encuentra.
El c.1079 aplica este mismo principio general a la dispensa de los impedimentos
matrimoniales en la situación de peligro de muerte ampliando las facultades y las
personas que pueden dispensar de los mismos: Ordinario del lugar (c.1079 § 1):
puede dispensar a sus propios súbditos, cualquiera que sea el lugar donde residan, y
a todos los que de hecho se encuentran en su territorio de la forma canónica, y de
todos y cada uno de los impedimentos de derecho eclesiástico, excepto del
impedimento surgido del orden sagrado del presbiterado; y en segundo lugar, tienen
las mismas facultades que el Ordinario del lugar, es decir, tanto de la forma canónica
como de los impedimentos citados, pero sólo en los casos en que no es posible
recurrir al Ordinario del lugar, las siguientes personas (c.1079 § 2): el párroco; el
ministro sagrado, sacerdote o diácono, debidamente delegado para asistir al
matrimonio (c.1108 § 1; 1111); y el sacerdote o diácono que, no estando delegados
para asistir canónicamente al matrimonio, están presentes en su celebración
conforme al c.1116 § 2; finalmente, el c.1079 § 3 concede que el confesor puede
dispensar de los impedimentos matrimoniales, si bien la dispensa se realiza en el
fuero interno, tanto sacramental como extrasacramental, y sólo de los impedimentos
ocultos (c.1074).

— El caso perplejo
Finalmente, el c. 1080 concede especiales facultades para dispensar de los
impedimentos matrimoniales en una situación especial de emergencia, que se suele
llamar caso perplejo: es aquella situación en la que se descubre el impedimento
matrimonial cuando todo está ya preparado para la celebración de las nupcias y ni
hay tiempo para obtener la dispensa, ni se puede diferir el matrimonio sin un grave
inconveniente o daño, espiritual o material, hasta que se obtenga la
dispensa de la autoridad correspondiente.

En estas circunstancias, tienen facultad de dispensar de todos los impedimentos de


derecho eclesiástico, exceptuados los impedimentos surgidos del orden sagrado
(c.1087) y del voto público de castidad emitido en un instituto religioso de derecho
pontificio (c. 1088), las siguientes personas (c.1080 § 1): el Ordinario del lugar; el
ministro sagrado que asiste al matrimonio o que, a tenor del c. 1116 § 2, está presente,
si bien sólo pueden hacerlo en los casos ocultos, y el confesor en el fuero interno. El
c.1080 § 2 determina, además, que estas facultades valen también para convalidar
un matrimonio en las mismas circunstancias.

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