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I. Introducción
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II. Adultez
Como menciona Adam Félix (1977): “El hombre se hace adulto por un proceso de
integración de sus diferentes estados tanto biológicos, psicológicos y mentales, así
como ergológicos, sociales y jurídicos”, entonces el ser humano es un ente que
comprende diferentes esferas, un conglomerado de ambientes y circunstancias
que se engloba en la concepción bio-psico-socio-cultural. Para Knowles (UNA,
2014) el ser adulto, fundamentalmente significa tener autonomía, no solamente en
el aspecto psicológico sino en todos los sentidos que lo conforman.
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La adultez biológica se caracteriza por un total crecimiento y desarrollo anatómico
y fisiológico, donde se destaca la capacidad reproductiva.
III. Salud
Para Canguilhem, (1971) “La salud, como una cuestión filosófica, parece tener por
lo menos dos justificaciones aceptables. La primera es que la salud es un tema
filosófico abordado en la época clásica…”. De eso se han ocupado distintos
autores como Leibniz, Diderot, Descartes, Kant y posteriormente Nietzsche. Pero,
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Descartes se ha convertido en una referencia obligada, a partir de que se le
atribuye la “invención de una concepción mecanicista de las funciones orgánicas”;
en la teoría mecanicista se ve al ser humano como la “máquina” que realiza ciertas
funciones y puede descomponerse, dificulta la integración biológica, psicológica y
social que tanto se busca (Charles, 2002).
Por lo que, hasta hace poco tiempo se mantenía el precepto de que mente y
cuerpo van en caminos separados. De acuerdo al modelo biomédico de salud y
enfermedad todas las enfermedades se explicaban a partir de problemas en
procesos fisiológicos, resultado de heridas, desequilibrios químicos e infecciones
bacterianas o víricas (Martínez, 2002); no dando lugar a las dimensiones sociales,
psicológicas y conductuales de la enfermedad (Engel, 1977).
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Ahora nos encontramos ante dos grandes pandemias: las enfermedades
degenerativas y las transmisibles.
A pesar de los avances científicos realizados en los timos años, que mejoran la
calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad, al no disponer de
vacunas contra el virus ni fármacos para su curación, la única forma posible de
evitarlo es la prevención, aunque sin educación no es posible la prevención.
Se sabe que las dietas ricas en grasas y bajas en fibra favorecen el desarrollo de
enfermedades cardiovasculares y de neoplasias como cáncer de mama, de útero,
colorrectal y de próstata; mientras que alimentos saludables ricos en vitaminas
pueden disminuir el riesgo de cáncer de laringe, esófago, estómago y pulmón
(Pérez, 2001).
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Otro determinante de la salud es la estabilidad emocional; “las emociones
negativas, como la ira y la hostilidad, influyen directamente en la contractilidad de
las arterias coronarias y, en consecuencia, sobre la llegada de oxígeno al músculo
cardiaco” (Pérez, 2001). Así que, el estado emocional se considera pieza clave en
la prevención y desarrollo de múltiples enfermedades.
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La salud es el resultado de un proceso de adaptación del hombre. De esta forma
el modelo biopsicosocial engrandece la idea de la salud como resultado del grado
de adaptación del organismo a su ecosistema, a corto, medio y largo plazo
(Martinez, 2002).
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su comunidad y, por consiguiente, con su cultura, de acuerdo con Dever (Vergara,
2007).
El concepto de “normal” es sin lugar a dudas el que genera los mayores errores,
teniendo en cuenta que es el un determinante de la extensión de lo “patológico”.
Canguilhem (1971) sostiene que lo “normal” es definido como lo que es conforme
a la regla (regular), pero también admite otra definición, lo que no se inclina ni para
un lado ni para otro, es decir, la norma. Tenemos así dos acepciones regla y
norma que sólo en apariencia resultan semejantes, esto se ve con claridad al
analizar las implicaciones semánticas de una y otra definición. La regla alude al
promedio, en cambio la norma se refiere al deber ser, es decir, remite a un estado
ideal que se desea restablecer. Los errores se generan de este modo cuando se
confunden los dos significados y acaba designándose con un mismo término a un
hecho. En consecuencia, aquello que no es una manifestación vital regular es
considerado anormal, siendo de esta manera evaluada la salud como un estado
que debe ser restablecido cuando el organismo por las razones que sea se
encuentra en un estado mórbido. Canguilhem (1971) señala que este equívoco ha
sido propiciado por la “tradición filosófica realista, según la cual, puesto que toda
generalidad es el signo de una esencia y toda perfección es la realización de la
esencia, una generalidad observable de hecho adquiere el valor de una perfección
realizada, un carácter común adquiere el valor de un tipo ideal”.
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embargo ni por un momento se deja de buscar la fuerza en cualquier parte, en
cualquier lugar, en cualquier espíritu, el médico quiéralo o no, tiene que saber
escuchar, tiene que estar ahí y no solo vivir esa experiencia como tercero, también
deberá de conocer de antemano que es lo que está pasando, para poder en el
mejor de los casos cambiar este, o en el peor de todos saber consolar, esta es
entre otras la verdadera labor del médico, y lo que se encuentra detrás de toda
relación médico-paciente.
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V. Salud Mental
Salud Mental
Alianza terapéutica
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Dávila (Carrazana, 2002) menciona que “en el ámbito clínico, por mucho tiempo se
ha homologado el concepto de salud mental con el concepto de enfermedad
mental, así cuando se piensa y planifica en salud mental, las propuestas y
proyecciones empiezan y terminan en enfermedad mental”; también se han
utilizado los criterios de la medicina tradicional para referirse a la salud mental.
La salud mental de acuerdo a la OMS (OMS, 2013) “se define como un estado de
bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede
afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y
fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Haddad, Ivon y
Ulrich, (2010) utilizando a Freud (1920), plantean una fuerza en el aparato que no
se rige bajo las normas del principio de placer, establece que no se logra
psíquicamente tal bienestar, y en todo caso si se consigue no lo es de modo
continuo.
¿Cómo entiende Freud el bienestar? Uno de los modos en que Freud lo piensa es
en relación a la idea de felicidad. En el texto “El malestar en la cultura”, se
interroga: “¿Qué es lo que los seres humanos mismos dejan discernir por su
conducta, como fin y propósito de su vida? ¿Qué es lo que exigen de ella, lo que
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en ella quieren alcanzar? No es difícil acertar con la respuesta: quieren alcanzar la
dicha, conseguir la felicidad y mantenerla” (Freud, 1920).
Por lo que la felicidad es lo que los seres humanos esperan arrancarle a la vida.
¿Es posible que la felicidad perdure?, pensamos que solo se alcanza por
momentos, en tanto el sujeto en busca de su felicidad vuelve a encontrarse con su
síntoma una y otra vez; la búsqueda de la felicidad y el síntoma forman una
tensión forzosa. Entonces, “¿Cuál es el nombre de la infelicidad en psicoanálisis?
El síntoma”. En conclusión, podríamos decir que el síntoma es el responsable de
romper con la ilusión de una salud mental completa”, en tanto rompe con la ilusión
de una salud lograble.
La salud mental también se entiende desde una perspectiva ética. Fromm (Ubilla,
2009) parte de la base que así como hay cosas buenas y malas o la fisiología del
hombre, también las hay para la vida mental. Ciertas cosas estimulan el desarrollo
del hombre y otras lo impiden. Como el hombre y la sociedad forman una unidad y
ya que la sociedad ejerce una gran influencia sobre el hombre, es imposible
separar la salud mental de la sociedad en cuestión.
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las problemáticas que puede suscitar el mismo, por tanto esta relación por ser de
un tipo definido y tener distintas esferas de análisis tiene que ser conceptualizada
desde la observación y relevancia del marco científico, para poder dar respuestas
a todas las interrogantes que se susciten en este tipo definido de comunicación y
poder hacer recomendaciones y modificaciones desde una perspectiva más
racional, con respecto a la relación médico-paciente se entiende que no es un
tema novedoso, al contrario probablemente sea el primer acto médico en la
historia de la medicina, lo cual aumenta aún más su trascendencia como tema
actual, pasado y futuro.
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1. Agrado-desagrado. Se relaciona con la imagen del médico justificada por un
contexto de responsabilidad social y ética, “primum non nocere”, la persona
incapaz de cambiar un bien menor (algo material) por un bien mayor (la
salud), lo que produce una relación de esperanza, fe y reconocimiento, en
cierto sentido el médico será un depósito de confianza, sin embargo este
autoritarismo aparentemente inocuo, puede convertirse de un momento a
otro en una completa actitud tiránica e irracional, provocando el desagrado
del paciente e inclusive de otros médicos.
2. Autoridad-sumisión: Nos habla de una relación sádica y masoquista
inconsciente entre ambos, médico y paciente, de tipo freudiano, te ayudo
pero para poder ayudarte necesito que me necesites, que te pongas bajo
mis órdenes, te domino con mi poder fundamentado en la salud y la ciencia,
compartamos el dogma.
3. Aproximación-evitación: Es el más asociado a la práctica clínica, el paciente
va por una cura a su malestar y termina dejando de ir al médico; por
ejemplo un paciente diabético, que va a la consulta y le administran insulina,
dieta estricta, cambios en el estilo de vida, entre otras; el paciente
simplemente se descontrola y evita ir al médico, realizando una clase de
negación, y al ser una enfermedad sin dolor, continua con esta negación
(Lloret, 2014).
Los gobiernos de hoy han propuesto la salud del hombre entre sus objetivos
sociales principales, ya que no puede haber desarrollo sin salud, ni salud sin
desarrollo. Sin embargo los servicios de salud en México se caracterizan por la
baja cobertura, mala calidad y limitada prestación de los servicios, poca
participación social y una escasa visión de la atención integral.
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de la consulta privada o por servicios hospitalarios brindados usualmente por
organizaciones asistenciales.
Como respuesta a estas deficiencias, la OMS efectuó en 1978 una reunión que
propuso rediseñar los sistemas de salud a fin de alcanzar la “Salud para Todos” en
el año 2000.
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Uno de los principales retos a los que se enfrenta el sistema mexicano de salud es
el de mejorar la distribución del personal de salud. Por un lado se necesitan
mecanismos, que incentiven la práctica médica en comunidades rurales y
alejadas; por otro lado se requiere un cambio en la percepción de la práctica
médica para eliminar el estigma de que la medicina general y familiar es una
categoría profesionalmente inferior dentro del gremio médico.
Si examinamos con más detalle, el ser humano es influido por procesos sociales
tales como la familia y la población; por eventos tales como la localización
geográfica, la escolaridad, la política, el nivel económico y la carencia de servicios
públicos; así como por la cultura.
A partir del concepto de salud dado por la OMS, se ha desarrollado una propuesta
integral de salud, formando un modelo médico holístico. Engel (1977) creía que
todos los fenómenos relativos a la salud participaban de aspectos biológicos, pero
también psicológicos y sociales. “Afirmaba que la biomedicina era dualista, es
decir, que el ser humano estaba compuesto por mente y cuerpo. Esto explicaba su
modo de ver, que muchos médicos separaran «la máquina-cuerpo» de la
«biografía» y las «emociones» de la persona, sin establecer puentes entre ambas
esferas” (Borrelli, 2002).
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cada persona, de cada paciente, se interpreta, se crea y recrea a través del
diálogo, y en este diálogo aparece una narrativa del paciente que es necesario
comprender.
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VIII. Conclusión
A lo largo del presente trabajo, hemos revisado los diversos conceptos de adulto,
salud y relación médico paciente, lo que nos permite acercarnos al entendimiento
de lo que conforma la “atención integral del adulto” en la dimensión biopsicosocial
que se ha olvidado al centrarnos más en la enfermedad que en el cuidado de la
salud.
El médico debe ser capaz de desarrollar la empatía a través del entendimiento del
otro, de la comprensión verdadera al acercarse a otro humano, que se presenta
con una “enfermedad”, que acude en busca de un dialogo que le permita entender
que sucede con su cuerpo, que sucede en ese momento con su “salud”, para
lograr este dialogo, el médico debe alimentar su quehacer no solo con
conocimiento “médico”, sino que al mismo tiempo debe intentar fortalecer su
espíritu humano.
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IX. Bibliografía y cibergrafía
10. Engel GL. (1977). The need for a new medical model: a challenge for
biomedicine. Science. 196(4286), 129-136.
11. Freud, S. (1920). “Más allá del Principio del Placer”. Argentina. Amorrortu
Editores. 76.
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http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadis
ticas/2013/muertos0.pdf
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21. Vergara QC. (2007). Tres concepciones históricas del proceso salud-
enfermedad [versión electrónica]. Hacia la promoción de la Salud. 12, 41-
50.
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