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2. HABLAR DE POTESTADES DEL JUEZ LABORAL El Estado monopoliza el uso de la violencia, y con ello,
se atribuye el ejercicio legítimo del poder, al menos en
a. Estado democrático de derecho su versión más tradicional, como poder-violencia. Vio-
lencia que, legitimada, pierde tal carácter, para pasar a
La sociedad contemporánea ha creído encontrar en la denominarse coerción, quedando relegado el espacio de
socialdemocracia, fundada en un orden político liberal, la violencia a un lugar que parece exterior al derecho,
la forma idónea de organización y funcionamiento ins- que tiene a su vez como misión su dominio o limitación.
titucional y social. El Estado así organizado supone entonces la auto
atribución de legitimidad para restringir la libertad de
los particulares que componen la sociedad. En último
*El presente texto es una versión revisada de la presentación
término, los miembros de la sociedad, hipotéticamente,
del libro “Las potestades atípicas del juez laboral. Una lectura
crítica”, publicado por Ediciones Jurídicas de Santiago en Febrero estarían de acuerdo en que un soberano delegado pu-
de 2017. La presentación se llevó a cabo en el contexto del Primer diese interferir en sus acciones, determinar los requisitos
Encuentro Latinoamericano de Jóvenes Juristas desarrollado en de legitimidad del ejercicio de la autonomía y, en último
la Pontificia Universidad Católica de Chile, 27 de abril de 2017. término, restringir su libertad.
El Estado de Derecho, podrá decirse, no es el único Luego, retrotraer el análisis de las potestades del juez
agente que ejerce o está en control del poder social, a sus cimientes originales (desde un punto de vista
pues sería posible señalar como manifestaciones de lógico, y no necesariamente histórico), implica devolver
dicho poder la actividad ejercida por los medios de co- la vista al problema de los fundamentos, y la realidad
municación o bien por los privados con altos grados de práctica del derecho, que en último término, trasunta en
concentración de capital o poder dinerario. Sin embargo, un análisis del ejercicio del poder y la violencia legítima
y a pesar de esta última consideración, cualquiera de (auto legitimada) ejercida por el Estado.
las actividades por ellos desplegadas queda en último
término (el menos formalmente) sujeta a la declara- En el contexto de una comprensión (retórica o no) del
ción de legitimidad jurídica, estatal, de la actuación en funcionamiento democrático de la sociedad, una pre-
concreto. Cualquier desviación o recta ejecución de la gunta sobre las formas de ejercicio del poder de parte
libertad nos guía al Estado de Derecho para determi- del Estado es siempre un cuestionamiento esencial y
nar con certeza (jurídica) su validez, que no es sino vigente. El ejercicio del poder no sólo se restringe a
una validez simplemente auto referenciada; una mera los actos de violencia material o física por parte de los
declaración de conservación del propio ordenamiento agentes u operadores fácticos del Estado, sino que
jurídico, y su vigencia, que ha de presentarse en cada es el Estado en su integridad, en su organización y
acto jurídico reconocido como válido1. despliegue funcional soberano, quien en cada acto
ejecutado deja el rastro del poder, y la huella de la
En el contexto descrito de un Estado democrático de amenaza coercitiva de su dictamen.
derecho, con sus pros y contras, resulta innegable
que nos es lícito a los ciudadanos preguntarnos por el Elevar el análisis dogmático y doctrinario desde las
ejercicio del poder del Estado, sus límites y alcance, y formas de ejercicio del poder hacia la configuración
Lo mismo cabe señalar en relación a la aproximación perspectiva liberal, que ha encontrado en la intervención
procesal al fenómeno en análisis. Dicho afrontamiento legislativa una forma artificial de intervención estatal que
también en último término será deudor de una tradición altera perjudicialmente el funcionamiento del mercado,
propia, determinados dogmas, autoridades doctrinarias y los procesos dinámicos en que interactúan los inte-
y enfoques particulares. reses particulares7. Dichas posiciones son que se han
denominado como las posiciones extremas8. Pero ese
Lo anterior nos retrotrae a una discusión en torno al no es el tema central del texto, y por tanto, tampoco
supuesto carácter adjetivo del derecho procesal y la de la presente exposición. Espero no decepcionarlos.
supuesta preeminencia del derecho sustantivo ante
aquél, que representaría en este caso una justificación La preocupación tratada en el texto surge por la cons-
para sostener de manera irrestricta la autonomía del tatación de que ante la decepción ciudadana por pro-
derecho procesal laboral. Dicha diferencia dicotómica blemas de celeridad, de tardanza irrisoria de la solución
entre derecho adjetivo/derecho sustantivo no es tan de conflictos intersubjetivos, los laborales incluidos
evidente ni inocua como aparece, y es precisamente ciertamente, se ha pensado que la vía de lograr una
desde dicho lugar crítico, que reposiciona al proceso mayor eficacia, o “mayor justicia”, es precisamente
como garantía5, que pretendo enfocar el análisis tratado mediante el cambio de reglas procedimentales, y la
en el libro. instauración de un modelo procesal que se erija sobre
supuestos nuevos “principios informadores” de natura-
Ahora bien, ¿por qué entonces el derecho laboral, y leza procesal. Lo anterior redundaría en el incremento
no el administrativo, el civil, el comercial, u otra rama? de los poderes estatales en la solución de conflictos, y
Porque el derecho del trabajo (tal vez más notoriamente, en concreto, en el incremento de los poderes del juez
el derecho colectivo) representa un momento de sus- en dicha tarea, bajo una determinada comprensión de
es una mera instancia de colaboración cooperativa en Cuestiones como las enunciadas son las tratadas en
que ambas partes, dos particulares, de manera con- la investigación que se presenta.
tingente se reúnan para trabajar aunadamente en la
búsqueda de un fin común superior compartido, como Es preciso aclarar, frente a cualquier suspicacia o pre-
la justicia social, por ejemplo (salvo tal vez por la sola juicio, que no es mi ánimo el de sembrar la absoluta
persistencia y continua eficacia del Derecho mismo, se desconfianza en los jueces, pues muy por el contrario
podría pensar desde una filosofía crítica del Derecho). estimo de la más alta categoría la función que se les
Pero precisamente, ambas partes llegan a un juicio por ha encomendado realizar, y por lo mismo, y porque me
dicha razón, por la imposibilidad de aunar voluntades parece relevante el resguardo íntegro del derecho a
extraprocesalmente. Cualquier comprensión que se defensa, como manifestación del derecho fundamental
separe de dicha noción fundamental, que precisamente a un debido proceso, es que quiero recordar que la
justifica la existencia del proceso, termina por torcer las apertura potestativa a la función jurisdiccional, sea cuál
consecuencias del mismo. sea la ideología sustantiva que uno u otro sostenga, o
la particular interpretación del derecho a la que adhiera,
En ese contexto, ¿cuál es la labor del juez en el desarrollo implica siempre deficiencias de control, más aún si ni
del proceso? ¿Queremos diseñar un modelo de juez siquiera entendemos que están vinculados por algún
auxiliar de una de las partes, o derechamente empode- texto relativamente preciso. Lo anterior no representa
rado y partícipe del proceso? ¿Con qué finalidad? ¿o sino un déficit de falta de control del poder. En todo caso,
derechamente queremos un juez empoderado develador nadie negará que cuando cualquier juez, en virtud de
de la verdad oculta al resto de los ciudadanos, aún si alguna potestad implícita, tácita o atípica termina por
estaremos eventualmente ante la situación contingente elaborar idealmente y de forma originaria una norma
de encontrarnos ante un juez “pro trabajador” o “pro favorable, y en consecuencia, termina por ayudarle,
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