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TEMA 10. INTRODUCCIÓN.

LA EDUCACIÓN SEXUAL EN
LA ETAPA INFANTIL. DESCUBRIMIENTO E
IDENTIFICACIÓN CON EL PROPIO SEXO. LA
CONSTRUCCIÓN DE LOS ROLES MASCULINOS Y
FEMENINOS. ESTRATEGIAS EDUCATIVAS PARA EVITAR
LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO.

0. INTRODUCCIÓN.
1. LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ETAPA INFANTIL.
1.1. Concepto y características de la sexualidad infantil.
1.2. Diferentes fases del desarrollo sexual del niño.
1.3. Aspectos pedagógicos.
1.3.1. Cómo resolver las inquietudes infantiles sobre
sexualidad.
1.3.2. Una mejor preparación para la educación
sexual.
2. DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN CON EL PROPIO SEXO.
3. LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ROLES MASCULINOS Y FEMENINOS.
4. ESTRATEGIAS EDUCATIVAS PARA EVITAR LA DISCRIMINACIÓN
DE GÉNERO.
5. CONCLUSIÓN.
0. INTRODUCCIÓN

La configuración de la vida se realiza a través de la sexualidad, entendiendo


esta sexualidad como la manifestación de la persona y su modo de vida. Desde que
nacemos ya poseemos un sexo, un sexo que nos viene dado y el cual no podemos
elegir. Esto es lo que se conoce como sexo biológico, mientras que el sexo psicológico y
social es aquel que se va formando conforme vamos creciendo y que es dependiente
de la información que se tenga sobre la misma.

La búsqueda de la propia identidad sexual en los niños comienza a edad muy


temprana, por ello es necesario que en ese conocimiento y asunción de la sexualidad
por parte del niño sean los adultos quienes les ayuden, evitando hacer de esa
identidad sexual un tema difícil de tratar. Es decir, debemos enseñar a los niños que la
sexualidad es algo natural que forma parte de su persona y que cada persona tiene
una sexualidad diferente, evitando así los prejuicios y estereotipos sociales y morales
preconcebidos.

La importancia de la educación sexual, tanto por parte de las familias como por
parte de las escuelas, es de vital importancia. Tanto es así que, como dice el profesor
de Pedagogía Francisco Javier Jiménez Ríos, la educación sexual en España es “una
necesidad social urgente”.

En diciembre de 2009, el Congreso aprobó el proyecto de reforma de la Ley del


Aborto. La nueva Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción
Voluntaria del Embarazo, cuyo objeto es garantizar en un entorno libre de coerción,
discriminación y violencia, los derechos fundamentales en el ámbito de la salud sexual
y reproductiva, regular las condiciones de la interrupción voluntaria del embarazo y
establecer las correspondientes obligaciones de los poderes públicos, siendo esta la
primera vez que se consagra la educación sexual integral como un derecho,
efectuándose mediante Ley Orgánica.

2. DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN CON EL PROPIO SEXO.

El descubrimiento del yo, y por tanto del propio sexo, se produce desde el
nacimiento. Hasta entonces, el feto es una parte no separada del cuerpo de la madre,
vive en un estado de bienestar total ya que tiene todas sus necesidades fisiológicas
satisfechas. No se pueden percibir límites entre el interior y el exterior, entre el yo y el
no yo.

El acto del nacimiento supone un trauma para el niño, ya que deja de estar
inmerso en ese estado de bienestar para enfrentarse a una multitud de sensaciones
diversas que le vienen del exterior y penetran en su cuerpo por diversos puntos, tales
como la luz, el frío, el aire, los olores, los múltiples contactos con otros cuerpos y
objetos y luego las sensaciones orales, anales y uretrales. Este trauma, esta separación,
no asegura, sin embargo, la separación del yo (el cuerpo) y del no yo (lo que no es el
cuerpo), que exige una diferenciación entre las sensaciones que proceden del propio
cuerpo con las que proceden del exterior del mismo.

El niño va a empezar a diferenciar y separar lo que es su cuerpo de lo que no lo


es a través de la experiencia, a través del contacto de su cuerpo con el de un cuerpo
adulto, ya que el calor corporal, el contacto de la piel, la respiración, la mirada y la voz
serán diferentes. También todas las experiencias motrices y táctiles de sus primeros
meses, como el mantenerse sentado, de pie, en equilibrio, en desequilibrio, favorecen
el acceso a una imagen conjuntada de su yo corporal. Con todo esto parece que el niño
percibe ya su cuerpo como un todo hacia los ocho o nueve meses.

En relación al descubrimiento de su sexualidad, el niño, alrededor de los dos


años ya es capaz de reconocer su sexo; pero, más que por conocer sus órganos
sexuales, por el hecho de llevar vestido o pantalón, de orinar sentado o de pie,
identificándose de esta manera con el modelo de su propio sexo.

A partir de los tres años, el niño es capaz de diferenciar su sexo del de los
demás. Este es un momento fundamental para el niño en el que percibe la existencia
de una diferencia sexual y suele coincidir con el cese del complejo de Edipo, aquel
conflicto emocional que se produce en la infancia por el cual el niño se identifica a sí
mismo como un ser sexual, dirigiendo sus deseos amorosos hacia el progenitor de sexo
contrario, estableciendo con el otro una conflictiva relación de celos, miedo y
sentimientos de culpa.

El niño menor de seis años se va a reconocer como individuo antes que


reconocerse como sexo. Una vez que el niño ha descubierto su propio sexo, descubrirá
también las semejanzas y diferencias que existen entre él y los que son como él, siendo
mediante la imitación la manera de asumir el tipo de conducta que la cultura le asigna
a su sexo y un paso más en reconocer sus propias diferencias y adaptarse a la
conducta sexual a la que pertenece y que por tanto más seguridad y aceptación le
proporcione.

El niño, alrededor de los seis años, debe comprender que posee ese sexo de por
vida, es decir, que conforme vaya creciendo todo su cuerpo sufrirá una variedad de
cambios físicos que no alterarán el hecho de ser niño o niña. Para ello es necesario
hacerle entender al niño que el sexo no es un adjetivo ni algo que se puede quitar o
poner, que es lo que somos y lo somos para siempre. De ahí la importancia de
ayudarles a que exploren, descubran y reconozcan su propio cuerpo.

En la medida en que conocen, aceptan, nombran, valoran y cuidan el propio


cuerpo, empiezan a vivir y a expresar su sexualidad con más libertad y a sentir la
seguridad necesaria para poder mostrarse tal cual son. Sabrán que son una niña o un
niño, aprenderán que han nacido con un sexo determinado, aceptarán que esto ocurre
necesariamente, comprenderán que no es mejor un sexo que el otro y sabrán que hay
infinitas maneras de ser niña o niño y no una sola.

La formación de la conciencia sexual implica saberse niño o niña y aceptarse


sexualmente. Es un proceso lento en el que Hess y Doren establecen una triple
conquista a través del auto-concepto, es decir, la percepción del niño de sus propias
características y similitudes entre él y los demás; la identidad, que es la experiencia
permanente de la propia individualidad, comportamiento y vivencias pertenecientes a
un sexo determinado (el logro de tal identidad no es automático, requiere un proceso
y resulta de la interacción de factores biológicos y educativos); y la auto-estima, esto
es, el nivel de estimación del niño hacia lo que es él y hacia todo lo que hace. Refleja
sus sentimientos respecto de él mismo.

3. LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ROLES MASCULINOS Y FEMENINOS.

La identificación como hombre o como mujer tiene un aspecto dinámico


(gender roles) que nos lleva a comportarnos como nosotros creemos que debe
comportarse un hombre o una mujer en las múltiples situaciones que se nos presentan
en la vida. Este proceso, llamado tipificación sexual, tiene que ver mucho con la social
y en concreto con los roles que la sociedad asigna a cada uno de los sexos, hecho que
normalmente se produce de manera simultánea con la identificación sexual de cada
persona.

Este concepto de tipificación sexual se debe a la psicóloga Eleanor E. Maccby


(1993). Consiste en el proceso a través del cual niños y niñas adquieren pautas de
conducta que la sociedad considera típicas de uno u otro sexo y se refiere a que tanto
los rasgos como las características de las personas, desde su infancia, están sometidos
a una clasificación que los divide en masculino y femenino.

Como dicen Money y Ehrhardt, "el dimorfismo de respuestas en base a la forma


de los genitales externos es uno de los aspectos más universales de interacción social y
humana". Así pues, se ha llegado a la conclusión de que existe una diferenciación de
carácter importante en cuanto a la caracterización de niño y niña, que es necesaria
comprender antes de la determinación de roles.

Se han desarrollado diferentes teorías sobre la adquisición del rol sexual. Estas
diferentes interpretaciones del proceso por el cual los niños y las niñas se van
desarrollando de acuerdo con las características masculinas y femeninas que se
suponen específicas de cada sexo, tienen unas causas claramente diferenciadas.

Por un lado la interpretación biológica se basa en los efectos futuros del propio
cuerpo, de la estructura anatómica y fisiológica, y en la aparición y desarrollo de
diferencias en la conducta humana. “Soy humano”, sería la afirmación resultante de
ella. En este momento no hay separación del niño con la madre, no hay sujeto ni
objeto. Nos encontramos en el territorio de la bisexualidad original freudiana.
Por otro lado, interpretación psicoanalítica el niño y la niña tienden a
identificarse con los progenitores y adultos de su correspondiente sexo a través de la
imitación. Dentro de esta interpretación, nos encontramos con la teoría de la
seducción de Laplanche. Lo sexual materno se infiltra en los primeros cuidados
iniciando el reconocimiento del bebé como otro, proceso que corre paralelo, en él, al
de la separación del objeto primitivo y la constitución del objeto interno. La posición
del padre, de la pareja de la madre, comienza a tener aquí enorme importancia. Este
sexual implantado en el niño es el inicio del inconsciente y será objeto de sucesivas
interpretaciones, simbolizaciones y traducciones, a lo largo de toda la vida.

A través de la imitación y modelaje de la sociedad el niño va determinado su


conducta, su rol sexual. Esta es la teoría cognitiva, basada en el aprendizaje social de
aquellas conductas asociadas a su sexo; por ejemplo en el caso de la niña, desde muy
pequeña se le enseñar a jugar de determinada manera para que reforzar su futro rol
de mujer a través de juegos más sedentarios, con mayor comunicación verbal y
afectiva, practicando juegos menos agresivos, mientras que el niño suele practicar mas
actividades de acción, más agresivos y de mayor movimiento. En circunstancias
normales, entre los 14 y los 18 meses de edad se suele adquirir la identidad de género;
a partir de entonces es cuando el niño es consciente de que se es hombre o mujer,
mediante la interacción entre el sí mismo y el cuerpo, y sí mismo y el cuerpo del otro.

Cada sociedad y cada momento histórico tienen unas expectativas y unos roles
asignados a uno y otro sexo, los cuales no están claramente delimitados y se
confunden. Por ejemplo hay profesiones ligadas al sexo (puericultora y militar…),
comportamientos ligados al sexo (el hombre toma la iniciativa en las citas, las mujeres
se dejan invitar más frecuentemente por los hombres que los hombres por las
mujeres...) y toda una gama de conductas tipificadas como masculinas y femeninas.
Algunos de estos estereotipos son conocidos y están profundamente arraigados en
nuestra sociedad, esta manera, indirectamente se esta influyendo en el
comportamiento de los niños para que éste se comporte conforme los estereotipos
socialmente implantados.

En lo que a las sociedades occidentales se refiere, estos estereotipos sexistas


están desapareciendo paulatinamente, creando un entorno cada vez más igualitario,
gracias en gran parte a la educación que se recibe al respecto.

El hecho de que en las sociedades occidentales se tienda a una progresiva


superación de los estereotipos ligados al sexo, tiende a debilitar muchas de las
distinciones clásicas en este terreno. Que los niños lleven el pelo largo, o que las niñas
vistan pantalones, o que unos y otras aprendan juntos en clase rudimentos de costura,
son pruebas de lo que decimos y de la atenuación de los estereotipos. Pero no son los
años de la Educación Infantil los más adecuados para que los niños se manifiesten del
todo desinhibidos a este respecto. Por ejemplo, baste señalar que, actualmente, no es
inusual ver a chicos con un pendiente (prenda típicamente femenina). Más inusual
resulta que un chico lleve un pendiente en cada oreja (rasgo al menos por ahora
todavía más típicamente femenino).
En todo caso, lo que ahora nos interesa resaltar es que son los adolescentes de
mayor edad y los jóvenes quienes suelen llevar pendientes. En los inicios de la
adolescencia, donde se está jugando la definitiva diferenciación hombre-mujer, es
mucho menos frecuente que los chicos lleven pendientes. Y no lo es en absoluto en los
años de la etapa infantil. El niño está construyendo su identidad sexual y
probablemente se ve apoyado en este empeño por rasgos diferenciadores que le
ayudan a lograrlo.

En conclusión, el ámbito de los cambios de rol masculino, por el momento, se


trata más de una propuesta social y teórica que de una realidad ya solidificada,
mientras que en el ámbito femenino hay que admitir que sí han cambiado ciertos
roles, especialmente todos aquellos que se derivan de la incorporación de la mujer al
trabajo. Aunque también es necesario señalar que tales cambios no han sido ni tan
profundos, pero sí han obrado consecuencias hasta el momento impensables.

4. ESTRATEGIAS EDUCATIVAS PARA EVITAR LA DISCRIMINACIÓN DE


GÉNERO.

Hoy en día la cultura asigna roles y tareas al hombre y a la mujer a partir de las
características de ambos sexos.

Esta diferenciación de roles y tareas se produce desde la infancia. Ya desde el


nacimiento se diferencia al recién nacido a través de los colores, el rosa para las niñas y
el azul para los niños; de los juguetes, las muñecas y demás juegos de cocina, son
exclusividad de niñas, señalándoles sus futuras labores a desempeñar por el simple
hecho de ser mujer, mientras que coches y pelotas son juguetes de niños. Así pues,
desde la infancia existen conductas y acciones que identifican y clasificación
sexualmente, conductas en las que se debe incidir de manera especial para evitar la
discriminación sexual y llegar a formar parte de una sociedad más igualitaria.

Para obtener una sana identificación sexual es necesario aprender a diferenciar


los roles femeninos y masculinos, y entender que éstos tiene un carácter maleable, de
manera que se de una manera que se estimule el desarrollo de aptitudes y habilidades
del niño, y no afecte gravemente a su desarrollo emocional y social.

La identificación sexual, se aprende durante nuestros primeros años de vida del


género en los diferentes ámbitos donde ésta se desarrolla, como son la familia, la
escuela, los medios de comunicación y la publicidad, la literatura y los medios de
comunicación infantiles, el lenguaje escrito y el hablado.

El niño, debido a su costumbre de imitar todo aquellos que sus mayores hacen,
en concreto su padre y su madre, tiene la capacidad suficiente para conoceré a qué
género corresponde y cuáles son las conductas típicas de ese rol. Además de la
familia, les influyen la televisión, los cuentos, el ambiente y por supuesto el colegio, el
cual se configura como uno de los principales agentes socializadores de la concepción
del género.

En este ámbito de la escuela, los educadores, como profesionales de la


educación, deben encontrar y utilizar diversas metodologías a través de los cuales
educar a favor de la igualdad, inculcando desde una edad muy temprana el principio
de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, aplicándolo en el ámbito
educativo y eliminando las prácticas sexistas de los currículos y materiales didácticos.

Las actividades de aprendizaje de la escuela se realizan conforme a un


currículo, el cual debe establecer el mencionado principio de igualdad, respeto y
cooperación entre los sexos.

Así pues, la escuela es la encargados de desarrollar y aplicar un plan de igualdad


destinado a reforzar los aspectos positivos ya adquiridos por los niños en diferentes
contextos que favorezca la colaboración de las familias a fin de eliminar todo tipo de
discriminación fuera del aula. Los objetivos generales de dicho plan de igualdad
deberían estar dirigidos a

 Tratar de crear un ambiente y clima distendidos, en las relaciones personales,


favoreciendo la comunicación interpersonal y la aceptación de las diferencias
mediante situaciones que permitan el diálogo.
 Fomentar la participación del alumno en la organización y el desarrollo de las
tareas que serán llevadas a cabo en clase, así como aquellas que les sean
propuestas en casa.
 Fomentar la autonomía del alumnado, tanto en casa como en el entorno
escolar, de modo que sean capaces de realizar tareas cotidianas, evitando
desigualdades.
 Potenciar la colaboración y comunicación entre la familia y la escuela en la
educación para la igualdad de niños y niñas, ya que la educación sexual es
responsabilidad tanto de las familias como de las escuelas y es necesario
superar barreras y dificultades que pueden limitar esta comunicación.
 Utilizar el sentido de cooperación y colaboración dentro y fuera del aula,
prestando especial atención al seno familiar.
 Educar en la igualdad desde la escuela.
 Prevenir la violencia de género, favoreciendo relaciones en equidad.

En relación a la colaboración entre familia y escuela en la educación sexual de


los menores, surgen diversas cuestiones. Por un lado, algunas familias, no aceptan que
en la escuela se trabaje la sexualidad de los niños con sus hijos e hijas, y por otro lado,
algunos educadores no creen que les corresponda la función de la educación sexual, y
quienes así lo creen sienten cierto miedo a que se malinterprete por parte de las
familiar esa educación.

Por todo ello, es necesario potenciar la colaboración y comunicación entre la


familia y la escuela creando relaciones de confianza entre ambas a través de la
transmisión veraz y honesta de todas las actividades educativas desarrolladas en este
ámbito, el ser consciente de todos aquellos obstáculos y temores, propios y ajenos, el
aprendizaje mutuo de los padres de los profesores y al revés, y el facilitar el trabajo
tanto de la familia como de la escuela utilizando toda la información y materia útil de
la que se sea poseedor.

5. CONCLUSIÓN.

Como conclusión decir que actualmente tenemos conciencia sobre la


discriminación sexista, cosa que en siglos pasados no se tenía en absoluto, y gracias a
ello es necesario conocer y aplicar todos aquellos instrumentos a través de los cuales
podemos evitar reproducir la discriminación de género en generaciones futuras.

BIBLIOGRAFÍA

BARTOLOMÉ,R.,GÓRRIZ,N.,PASCUAL,C. y GARCÍA,M. (1993). Educador infantil.


Editorial Interamericana McGraw Hill.
PALACIOS, J., MORCHESI, A., COLL.(1990).Desarrollo psicológico y educación I.
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QUINTANILLA SAINZ,E. Infancia y sexo(1981). Everest.
SOLER FIÉRREZ, E. (1992).La educación sensorial en la escuela infantil. Rialp.
Madrid.
VVAA. Sexismo en el aula. Cuadernos de Pedagogía, n° 171.
VVAA. Los chicos con los chicos. Cuadernos de Pedagogía, n° 141.

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