Chile, en medio del duelo entre potencias
“Cosas diarias como comprar ropa, cambiar tu smartphone o simplemente
adquirir alimentos podría costarte mucho más caro dentro de poco tiempo”.
Cuando un país plantea una guerra
comercial, busca dañar la economía al otro
aumentando los impuestos aduaneros
sobre algunos productos que se importa
desde ese país, encareciéndolos al
consumidor final. Estados Unidos inició en
julio de este año con el aumento de los
aranceles al acero y aluminio provenientes
de Europa y China, mientras que este último
respondió con el alza de impuesto a la
importación de los granos. Estados Unidos
compra más a la potencia asiática de lo que
vende, lo que busca el presidente Donald
Trump es reducir ese déficit comercial y así
activar su economía favoreciendo la
industria y empleo en su país.
Las consecuencias de este conflicto
podrían perjudicar las economías de varios
países en el mundo, así un producto chino
que requiere materias primas como acero,
aluminio o cobre aumentará sus costos de
producción de sus partes, generando un
efecto dominó de consecuencias
devastadoras para el consumo interno de
todos los países. Al subir el precio de los
distintos productos tecnológicos habría
menos demanda de ellos y por ende menos
producción, y finalmente se reflejaría en la
baja del precio del cobre y en su extracción.
Un país como Chile basa su crecimiento en
una economía abierta y cuenta con una
amplia red de países compradores de sus
productos, el comercio al ser afectado por el
proteccionismo impacta directamente en las
empresas, inversiones y accesos a los
mercados. Estados Unidos y China son los
principales socios comerciales de nuestro
país, los fondos de inversión de los
cotizantes en Chile tienen restricciones para
invertir en el exterior, cuando las bolsas
vienen a la baja, toda la multi-cartera de
productos (importaciones, exportaciones,
materias primas, commodities, bonos de
deuda, acciones, etc.) se ven afectadas con
pérdidas en fondos de pensión en el país .
Nuestro territorio depende fuertemente del
mercado asiático, si esa economía se
desacelera, las demandas de cobre se
reducirían. El mismo día donde se produjo
esta guerra, se profundizó la caída del
cobre por décimo día consecutivo, bajando
más del 7 porciento a los actuales 2
dólares con 86 centavos por libra.
Ocasionado el alza del dólar a 656,9 pesos,
su nivel más alto desde julio de 2017,
afectando el consumo interno.
Otro ejemplo de los efectos que trae para
Chile la guerra comercial es la amenaza
para las nueces. Chile exporta cerca de 120
mil toneladas de este producto por
temporada, sin embargo, por estos días los
productores nacionales no lo están pasando
bien, luego de que China decidiera
aumentar los aranceles a las nueces como
respuesta a la ofensiva estadounidense,
perjudica a Chile.
La pregunta que probablemente la mayoría
de los economistas chilenos se hacen
actualmente es, ¿hay alguna forma de que
la guerra no afecte tan abruptamente a
nuestro país?.
Chile debe llegar a un concenso entre las
diferentes áreas involucradas en la
economía, como; Gobierno, productores
(Grandes empresas y Pymes), Banca e
Inversiones, académicas, corredores de
bolsas, las diferentes corrientes políticas y
los sindicatos que representan a los
trabajadores. Todo esto forma un círculo
virtuoso que puede llevar al país a buscar
nuevos mercados para los mismos o
nuevos productos en el mundo. Las guerras
comerciales entre países que gobiernan
económicamente al mundo han existido
desde que los principios de la humanidad,
por lo tanto, nuestro país se verá enfrentado
una vez más a los efectos proteccionistas
que siempre van a resguardar en forma
individual sus indicadores económicos
como el empleo, inflación, valor de su
moneda (peso), y el Producto Interno Bruto
(PIB).