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Prediseño de investigación en

Ciencias Sociales.

Repitencia en escuelas secundarias dentro


de la C.A.B.A

Integrantes: Bulgarella, Florencia.


Diez Gómez, Gaston.
Fernández, Ivan.
Merzario, Adrian.
Raimundi, Mariano.
Reijenstein, Sofia.

• Profesora: Susana Di Stéfano.

• Curso: 5to ADM.

• Fecha de entrega: 6/07.

• Año: 2010
Índice:

- Consignas ............................................................................................
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- Selección del tema ……………………………………………………… 4

- Problemas planteados ….………………………………………………. 4

- Problema seleccionado ………………………………………………… 4

- Título del trabajo ………………………………………………………….. 4

- Objetivos …………………………………………………………………… 4

- Marco teórico: ¿Qué es la educación? …………………………….. 5

- Antecedentes históricos de la educación en la argentina ……... 6

- La repitencia …………………………………………………………….. 17

- El fracaso escolar ………………………………………………………. 20

- Informe ……………………………………………………………………. 21

-Hipótesis …………………………………………………………………... 22

- Bibliografía ……………………………………………………………….. 23

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Consignas:

1. Selección del tema aplicando lo analizado en clase.

2. Enumerar todos los problemas planteados dentro del área


temática.

3. Determinar el o los problemas que darán origen a la


investigación grupal.

4. Determinar el titulo del trabajo.

5. Formular los objetivos a cumplir durante la investigación.

6. Realizar un informe de la visita a biblioteca/s y citar la


bibliografía consultada y seleccionada.

7. Redacción del marco teórico provisorio.

8. Formular la/s hipótesis.

1)

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Área. Educación.

Tema General. Educación en Argentina.

Tema Específico. Repitencia en escuelas


secundarias.

Tema más Causas de repitencia en escuelas


Específico. secundarias en la C.A.B.A

2) Problemas Planteados:
• ¿Por qué existe en Argentina alto índice de repitencia?
• ¿En que curso del secundario los alumnos repiten más?
• ¿Esta naturalizada la repitencia en la sociedad?
• ¿Qué consecuencias produce la repitencia en los alumnos de
nivel medio en la C.A.B.A?

3) Problema seleccionado:
1. ¿Qué consecuencias produce la repitencia en los alumnos
de nivel medio en la C.A.B.A?

4) Titulo del trabajo: “Los perjudicados son los chicos”

5) Objetivos a cumplir:

Las preguntas como grupo que esperamos responder, son aquellas


relacionadas con las consecuencias, fundamentalmente, tratando de
identificar asimismo las causas. ¿Qué los llevó a tener que atravesar
esta circunstancia?, ¿hubo mejoras los años siguientes?, ¿sirvió como
experiencia?, etc. También saber el rol y el apoyo familiar con el que
contaban estos chicos. Si sus padres atribuían la responsabilidad en
sus hijos, o echaban la culpa a los profesores o a la institución misma,
o si se encontraban conformes o no con lo sucedido, si aplicaban
castigos y si se encontraban a favor del apoyo psicológico.

Los objetivos se encuentran ligados a conocer por que los chicos


repiten, y porque es cada vez más frecuente y si toman conciencia de
lo que implica. El rol de la escuela aparece implicado ya que, junto a

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sus padres, se espera poder revertir la situación. Sobre todo en
aquellos casos donde reina el desinterés y el mal desempeño escolar
recurrentemente.

6) Informe y bibliografía:

7) Marco teórico:

¿Qué es la educación?

La educación, es el proceso por el cual, el ser humano, aprende


diversas materias inherentes a el. Por medio de la educación, es que
sabemos como actuar y comportarnos sociedad. Es un proceso de
sociabilización del hombre, para poder insertarse de manera efectiva
en ella. Sin la educación, nuestro comportamiento, no sería muy
lejano a un animal salvaje.

La educación nos es impartida, desde la infancia. Ya en la lactancia, el


niño comienza a crear vínculos sociales, con quienes lo rodean. El ser
humano, está constantemente, en un proceso de educación. El
hombre es una verdadera esponja, el cual va reteniendo información,
con todo aquello con que interactúa.

Niveles de educación:

Preescolar, educación primaria y secundaria es la etapa de formación


de los individuos en la que se desarrollan las habilidades del
pensamiento y las competencias básicas para favorecer el
aprendizaje sistemático y continuo, así como las disposiciones y
actitudes que regirán su vida. Lograr que todos los niños, las niñas y
adolescentes del país tengan las mismas oportunidades de cursar y
concluir con éxito la educación básica y que logren los aprendizajes
que se establecen para cada grado y nivel son factores
fundamentales para sostener el desarrollo de la nación.

En una educación básica de buena calidad el desarrollo de las


competencias básicas y el logro de los aprendizajes de los alumnos
son los propósitos centrales, son las metas a las cuales los profesores,
la escuela y el sistema dirigen sus esfuerzos.

Permiten valorar los procesos personales de construcción individual


de conocimiento por lo que, en esta perspectiva, son poco
importantes los aprendizajes basados en el procesamiento superficial
de la información y aquellos orientados a la recuperación de
información en el corto plazo.

Antecedentes Históricos de la Educación en Argentina:

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• La educación en la Época Colonial.

Dos corrientes educativo- culturales influyeron en nuestro país


durante la época colonial: la del Norte y la del Plata. La corriente
del Norte, originada en el Perú, perteneció a la época de los
Austrias, se radico por la acción directa de las órdenes religiosas y
dejo como jalones de su penetración, las ciudades de Santiago del
Estero, Tucumán y Córdoba. La corriente del Plata, en cambio, se
impuso por la acción de funcionarios civiles y fue una repercusión
del movimiento renovador desarrollado en la época de los
Borbones.

Las diferencias esenciales que tuvieron estas corrientes fueron


consecuencia de las características que singularizaron a ambas
monarquías. Los Austrias impusieron el primado del espíritu
autoritario. Con el apoyo de la Iglesia, la monarquía afirmo su
absolutismo u el catolicismo, que entonces adquirió mayor
preponderancia, condiciono la acción de la monarquía. Esto explica
la intima vinculación entre la Iglesia y el Estado que se evidencio,
con fuerza incontrastable, durante la conquista y la colonización en
América.

Con el advenimiento de los Borbones, los principios del podes


absoluto sufrieron una transformación: el fundamento teológico del
poder temporal fue reemplazado por una concepción más laica del
poder civil. Las nuevas ideas hicieron surgir afanes que impulsaron
a una política progresista, que postulo medidas y reformas hasta
cierto punto avanzadas, que se concretaron en los terrenos
económico y educacional. Decayó en parte el predominio de la
teología y empezó a difundirse el pensamiento científico,
especialmente las doctrinas modernas sobre ciencias naturales.

Ambas corrientes modelaron nuestra educación durante el periodo


colonial. Durante los siglos XVI, XVII y parte del XVIII prevaleció la
corriente del Norte- cuyo centro fue Córdoba y cuyos impulsores
fueron los miembros de la Compañía de Jesús- que sometió todas
las manifestaciones culturales a la rigidez confesional y teológica.

La educación Colonial, la enseñanza de las primeras letras. Es


indudable que los primeros tiempos de la conquista no fueron
propicios para el desarrollo de preocupaciones por una educación
elemental sistemática, pues se vivía en un continuo sobresalto
ante la constante amenaza de posibles sublevaciones indígenas.

Las primeras escuelas que se establecieron en nuestro país, como


en las demás colonias españolas de América, funcionaron en los
conventos; mas tarde, los cabildos se interesaron por la apertura
de escuelas particulares y, finalmente, ya en la segunda mitad del

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siglo XVIII, se establecieron escuelas municipales, costeadas o
subvencionadas por los ayuntamientos.

Los religiosos franciscanos, que acompañaron a los fundadores de


casi todas las ciudades capitales de nuestras actuales provincias,
fueron los que iniciaron la apertura de escuelas de primeras letras
a poco de instalar sus conventos. De ahí que iniciaron su acción
educativa en nuestro país en Tucumán, en 1565, y en Buenos
Aires. En algunos lugares su actividad fue exclusiva durante algún
tiempo; en otros, la compartieron desde el principio con religiosos
dominicos, mercedarios o jesuitas. En las escuelas de los
conventos siempre la enseñanza fue gratuita.

Con el tiempo, a las escuelas de los conventos se agregaron las


creadas en las parroquias, pues los curas párrocos estaban
obligados, por una disposición de Gregorio IX, a “enseñar las
primeras letras y los rudimentos de la religión a los niños de su
parroquia”. Pero como el clero secular no tenia mayor interés por
la enseñanza elemental, en la práctica delegó esa tarea en los
sacristanes. Por este motivo, la enseñanza que brindaron las
escuelas parroquiales fue un extremo deficiente.

Las escuelas particulares, que se generalizaron desde los primeros


decenios del siglo XVII, se establecían cuando el cabildo, previa
solicitud del interesado, autorizaba a un laico para el ejercicio de la
docencia. A menudo, al autorizarlo, solía concederle el local donde
iba a funcionar la escuela, pero siempre la enseñanza era costeada
por los alumnos.

Las escuelas preferidas fueron siempre las de los conventos, pues


la instrucción de los religiosos, muy superior a la de los seglares
que se dedicaban al magisterio, los hacia mejores maestros.

Un cursado elemental comprendía la enseñanza de la lectura, la


escritura, las cuatro operaciones fundamentales de la aritmética y,
sobre todo, la doctrina cristiana. Predominaba el sistema de
enseñanza basado en la memoria; de ahí que la técnica didáctica
no fuera mas allá del método catequístico, es decir, de las
preguntas y respuestas aprendidas de memoria, y de las continuas
repeticiones hasta llegar a la posesión del conocimiento.

• La educación en el periodo Revolucionario.

La revolución del 25 de Mayo de 1810 implico un cambio


inmediato en la situación política del Virreinato del Rió de la Plata,
con la constitución del Primer Gobierno Patrio. Pero el estado
social, moral, religioso y cultural de la ex colonia no cambio

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inmediatamente. Durante varios años se continúo viviendo en el
mismo mundo espiritual de antaño.

Nuevos ideales poco a poco llevaron a un cambio en el orden


cultural e hicieron sentir, a la minoría ilustrada dirigente de la
Revolución, la necesidad de una nueva concepción educativa,
adaptada a las características de la novel organización política.

La educación continuó desenvolviéndose en un mundo informado


por las mismas ideas que hemos encontrado en los últimos años
de la colonia. Es decir, esas ideas originadas en el enciclopedismo
francés que, a través de pensadores españoles, se conocieron y
difundieron entre nosotros. Pero la Revolución, que amplio el
horizonte espiritual de los hombres produciendo en ellos una
conmoción y despertándoles nuevos ideales, hizo posible que
lentamente se fuera estructurando de una nueva concepción
educativa que, reuniendo elementos coloniales y revolucionarios,
afirmo los fundamentos de nuestra educación republicana.

Belgrano, en el reglamento que dictara para las escuelas que


fundo en el Norte, expreso claramente, al referirse a los deberes
del maestro, en que debía consistir esta formación ciudadana. “El
maestro debe preocuparse por inspirar a sus alumnos el amor al
orden, respeto a la religión, moderación u dulzura en el trato,
sentimiento del honor, amor a la virtud y a las ciencias, horror al
vicio, inclinación al trabajo, despido del interés, desprecio de todo
lo que diga de profesión y lujo en el comer, vestir y demás
necesidades de la vida, y un espíritu nacional que haga preferir el
bien publico al privado y estimar en mas la calidad de americano
que la de extranjero”.

Sin embargo, la situación mental y social del país, las exigencias


del momento y la carencia de recursos se opusieron a los
propósitos renovadores que en materia educacional tuvieron los
sucesivos gobiernos revolucionarios. Pero en la gestión de todos
ellos se evidencio que tenían clara noción de la importancia de la
educación; de ahí el afán de hacer posible la consecución de las
nuevas finalidades educativas.

La obra educacional de los primeros gobiernos patrios: reformas y


creaciones escolares. “venid que de gracia os da el néctar
agradable y el licor devino de la sabiduría”. Esta leyenda, que
Belgrano mando inscribir en el escudo de las escuelas que fundara
en el norte de la republica, evidencia el elevado concepto que los
hombres de la época revolucionaria tuvieron de la educación
elemental. Para ellos, la escuela de primeras letras no era el
modesto establecimiento destinado a enseñar los rudimentos del
conocimiento: la escuela era el más sólido cimiento del porvenir.
Sin embargo, durante varios años, la educación elemental
continuó tal como la encontró la Revolución. Solo se produjo un

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cambio de nombre: las denominadas “Escuelas del Rey”
empezaron a llamarse “Escuelas de la Patria” es que los sucesos
del momento fueron el gran obstáculo que no permitieron que los
revolucionarios desarrollaran un amplio programa de educación.
En realidad, más que las obras, se destacaron las ideas del hombre
de Mayo.

• La educación en la época Rivadaviana:

La época de Rivadavia representa en la historia de la educación


argentina un periodo de radical renovación. Como ministro del
gobernador Martín Rodríguez primero y como presidente de la
Nación mas tarde, Bernardino Rivadavia (1780-1845) acometió el
esfuerzo de crear un nuevo clima cultural, imponiendo las
orientación que prevalecían en los focos de la civilización europea,
impulsando las investigaciones jurídicas y sociales y los estudios
históricos, promoviendo el desarrollos de las ciencias, creando
instituciones educacionales, trayendo al país a maestros
extranjeros, adquiriendo instrumental científico para la
investigación y la enseñanza, acrecentando la literatura didáctica y
renovando las bases y orientaciones de la instrucción publica.

Siguiendo las ideas de los hombre de Mayo, el genial estadista


había expresado: “la instrucción publica es la base de todo sistema
social bien reglado, y cuando la ignorancia cubre a los habitantes
de un país, ni las autoridades pueden con suceso promover
prosperidad, ni ellos mismos pueden promocionarse las ventajas
reales que esparce el imperio de las leyes”.

Su acción de gobernante hizo de esta época un periodo de hondas


transformaciones y de reformas verdaderamente revolucionarias,
cuyos frutos pudieron recoger- después de la noche de la tiranía-
las generaciones posteriores a Caseros.

La acción educacional de Bernardino Rivadavia: la enseñanza de


las primeras letras en 1820. El estado de la educación publica al
iniciarse la gestión ministerial de Rivadavia en el gobierno de
Martín Rodríguez, fue consecuencia de los sucesos internos y
externos que habían obstaculizado la acción educacional de los
primeros gobiernos patrios.

La educación elemental, en particular, era sumamente precaria,


como lo atestiguan los artículos publicados en “la Gaceta” a
comienzo de 1821: “nuestros hijos no son instruidos, o son mal
instruidos en leer, escribir y contar. En el pueblo no esta
generalizada esta enseñanza primordial”.

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Ante la situación, Rivadavia concreto su afán de difundir la
ilustración en la masa del pueblo con el objeto de elevar su nivel
intelectual. Para ello, implanto el sistema lancasteiano como medio
practico de solucionar el problema de la educación popular,
organizo el gobierno de la enseñanza primaria y creo la Sociedad
de Beneficencia, para incorporar a la mujer al movimiento de
reforma social y extender, bajo el control del Estado, la educación
femenina.

El establecimiento de escuelas para niñas tropezó con la falta de


elementos. Para el entusiasmo de las damas que integraban la
Sociedad, en especial de Maria Sánchez de Mendeville, suplió la
carencia de medios y, al mismo tiempo que iniciaron la creación de
escuelas, establecieron los reglamentos que debían regir la vida de
esos establecimientos y determinaron los deberes y derechos que
implicaba la superintendencia que la institución ejercía sobre ellos.
También trato la Sociedad de Beneficencia de resolver el problema
de la falta de maestras; para ello fundo en la parroquia de
Monserrat un colegio de enseñanza superior, con el propósito de
que en sus aulas se formaran las futuras educadoras.

Edicto de creación de la Universidad de Buenos Aires.

Desde el año 1778 estaban expedidas las órdenes para el


establecimiento de la Universidad en esta ciudad y la más
remarcable indiferencia del gobierno metropolitano las había
sepultado en el olvido. Excitado el supremo directorio ejecutivo por
las instancias de muchos ciudadanos, amantes de la ilustración y
progresos de su país, propuso al congreso general en 1819 la
elección de este establecimiento literario; y opinando que se
hallaba bastantemente facultado para proceder a fundarlo por si
solo, manifestó que deseaba la cooperación de aquel cuerpo
soberano para colmar de autoridad la ejecución de un
pensamiento tan benéfico. El congreso general adhirió sin demora
a la propuesta, acordando que se procediese luego a la elección,
dándole las formas provisionales el gobierno, y ciudadano de
remitirlas para su aprobación a la primera legislatura. Las
calamidades del año veinte lo paralizaron todo, estando a punto ya
se realizarse. Pero habiéndose restablecido el sosiego y la
tranquilidad de la provincia, es uno de los primeros deberes del
gobierno entrar de nuevo a ocuparse de la educación publica, y
promoverla por un sistema general, que siendo el mas oportuno
para hacerla floreciente, lo había suspendido la anarquía, y debe
desarrollarlo el nuevo orden.

Animado de estos sentimientos resolví llevar a ejecución la


fundación de la Universidad; y para poner mas expeditar las
medidas conducentes a este fin, nombre el cancelario y rector,
dándole las facultades necesarias para que procediese, y
dispusiese la elección; y en seguida, habiendo nombrado prefectos

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para presidir los departamentos científicos, dispuse que se
formase un tribunal compuesto de estos funcionarios, y de los
doctores decanos de cada facultad, y habiéndoseme comunicado
que se halla todo ya dispuesto y ordenado para hacer la
institución, por el presente publico solemne Edicto, erijo, e
instituyo una Universidad mayor con fuero y jurisdicción
académica, y establezco una sala general de doctores, que se
compondrá de todos los que hubieren obtenido el grado de doctor
en las demás Universidades, y sean naturales de esta provincia,
casados o domiciliados en ella; y por la falta que hay de
licenciados serán matriculados como tales, por esta sola vez, los
que habiendo obtenido grado de bachilleres en alguna facultar
mayor, hayan recibido después la licencia con despacho expedido
por tribunal competente para ejercer la facultad. Los estatutos
demarcaran la autoridad u jurisdicción de la Universidad, del
tribunal literario, del cancelario y rector; y entretanto que se
expidan aquellas, quedaran completamente autorizados para
conocer, y resolver en todos los casos, y causas del fuero
académico. –Martín Rodríguez- Bernardino Rivadavia.

• La educación en la época de la Anarquía (1827- 1852):


Entre los años 1820 y 1826 las provincias argentinas fueron
organizando sus instituciones, adoptando el régimen que
prefirieron los caudillos que las dominaban. Productos de nuestra
democracia turbulenta e inorgánica, los caudillos fueron
representantes de los instintos de las masas de las que habían
salido o a las que se impusieron.
Al predominio de Buenos Aires opusieron los caudillos la defensa
de las autonomías provinciales y, como consecuencia de este
ideal, la libertad más plena a gin de perpetuarse en el poder y
conservar sus privilegios. Por eso, halagaron a las masas y, una
vez apoderados de las poblaciones, lucharon por mantenerlas
segregadas.
Uno de estos caudillos- Juan Manuel de Rosas- enarbolando la
bandera de la federación, logro mediante una hábil política, la
sumisión de los caudillos provinciales y el establecimiento de un
régimen autocrático, surgido de una fuerza barbara. “Rosas-
expresa José M. Estrada- destempla la fibra de la montonera
sacrificando los caudillos que lo levantaron ; disciplina ejércitos de
línea, arma a los indios salvajes; confunde todas las jerarquías, y
dirige al pobre contra el rico, al gaucho contra el hombre de
ciudad, al militar contra el gaucho, al mazorquero contra el militar,
la policía contra la mazorca; desmonta, en una palabra, la
estructura social y lo nivela todo bajo la única noción inoculada en
las masas: la terrible magnitud de su persona”.
La educación en la época de Rosas: acción antirrivadaviana. La
caída del régimen presidencial de Rivadavia, como consecuencia
de la sanción de la Constitución de 1826, rechazada por las
provincias, y de la guerra con el Brasil, determino que la provincia

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de Buenos Aires recobrase su autonomía con la designación del
coronel Manuel Borrego como gobernador. En su breve
administración, en medio de la desorganización, de la guerra de
las pasiones políticas, tuvo que afrontar en este aspecto su
actuación, orientada hacia la anulación de las innovaciones
liberales impuestas por Bernardino Rivadavia, se limito a separar
la Universidad el Departamento de Primeras Letras, colocando las
escuelas elementales bajo la dependencia del doctor Saturnino
Segurota, designado Inspector General de Escuelas. Esta medida
entrego el gobierno de la educación elemental a un funcionario
dependiente del ministro de Gobierno y, por lo tanto, le hizo
perder la jerarquía técnica, moral y administrativa que le había
dado la organización rivadaviana.
Antirrivadaviana fue su esencia la obra realizada por Segurota al
frente de la educación elemental. Suprimió escuelas, por
considerarlas innecesarias; destituyo preceptores, por conceptuarlos
ineptos para el ejercicio de la docencia; restableció los cargos de
ayudantes, por juzgarlos necesarios, pero en el fondo, para anular el
sistema lanzasteriano; reimplanto como textos oficiales dos libros que
mando reimprimir: Lecciones de moral cristiana y el Catecismo del
padre Astete.
En cuanto a la Universidad, su destino lo sintetizaron Norberto
Piñeiro y Eduardo L. Bidau diciendo:” Nada se crea, nada se intenta
crear durante este periodo, y hasta el anhelo, la aspiración a lo mejor,
que en la época precedente condujo a medidas tan diversas,
desaparece enteramente. La Universidad desciende, poco menos que
como una expresión, como un nombre; tan pobre es su enseñanza y
tan escasos sus recursos”.
La enseñanza secundaria y la iniciativa privada, durante el gobierno
del general Juan José Viamonte, alegando razones de economía, se
había refundido el Colegio de Ciencias Morales con el de estudios
eclesiásticos, denominándose el nuevo establecimiento, que tuvo una
vida efímera, Colegio Seminario de Ciencias Morales de la Provincia
de Buenos Aires (1829). Al año siguiente, el gobernados Juan R.
Balcarce lo suprimió porque “no correspondían sus ventajas a las
erogaciones que causaba ni a los fines que motivaron su fundación”.

• La educación en el primer periodo de la Organización Nacional


(1852-1862):

Reorganización de la enseñanza. Vencida la tiranía en la batalla de


Caseros (3 de febrero de 1852) surgió una preocupación fundamental
en el orden educativo: retrotraer las cosas a la situación en que se
hallaban antes de que se iniciara la tiranía.
Sin embargo, Buenos Aires pocos fueron los progresos educativos en
los primeros años, pues hasta que Sarmiento comenzó a actuar, la
educación se debatió en medio de la mayor desorientación.

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El verdadero progreso educativo de Buenos Aires se efectuó entre
1856 y 1861 y debió a la acción personal desplegada por Sarmiento,
que hizo de la provincia el centro renovador de la educación.
Colegio Seminario y de Ciencias Morales. A los pocos días de
organizado el gobierno provincial, Valentín Alsina intento reabrir el
colegio Seminario y de Ciencias Morales. Comenzó disponiendo el 20
de Marzo de 1852, que las tropas que lo tenían por cuartel
desalojaran el edificio del colegio, t constituyendo una comisión
encargada de su refacción. Dos días después, fijo un plazo de quince
días para que el Provincial de San Francisco dispusiera el desalojo de
una parte del convento, a gin de poder dar albergue a los jóvenes de
las provincias que “anhelan recibir la educación de que habían sido
privados durante la tiranía”. Los sucesos que se produjeron entre
Buenos Aires y la Confederación impidieron que la reapertura
proyectada pudiera efectuarse.
El desarrollo educacional que presentaba Buenos Aires, al asumir
Sarmiento la jefatura del Departamento de Escuelas, se debía a la
acción desarrollada antes de la época de Rosas. Por eso, la “caída la
tiranía no se hijo mas en la recontracción del edificio de la educación
publica, que satisfacer, rehabilitando la tradición ilustrada, el voto del
pueblo que echaba en cara al tirano, como el mayor de sus delitos, el
haber cerrado las escuelas” de los establecimientos educacionales.
Por eso, su primera preocupación fue pregonar la necesidad de dotar
a la educación de rentar propias, lo que obtuvo con la ley sancionada
el 21 de julio de 1857 que, al declarar a Rosas reo de lesa patria y
ordenar la confiscación de sus bienes, los destino al sostenimiento de
las escuelas del Estado.
Sarmiento, se preocupo de que las escuelas tuvieran edificios
adecuados, no solo por conveniencias desde el punto de vista
educativo sino también por razones de higiene y de ornato. De ahí
que influyera en la aprobación de la ley de agosto de 1858, merced a
la cual doto a la ciudad de dos edificios escolares, monumentales
para su época- Catedral del Norte y Monserrat- e hizo posible la
construcción de casas para escuelas en las poblaciones de Quilmas,
San Justo, San Martín, San José de Flores, Baradero, Morón, Merlo, San
Fernando, Bahía Blanca, Las Flores, Chivilcoy, Navarro, etc.

• La educación en el segundo periodo de la Organización


Nacional(1862-1880):
Mitre y la organización de la enseñanza secundaria: fundamentos de
su acción educacional. Unificada la Nación después de medio siglo de
luchas, el panorama que presentaba la educación publica era
lamentable, pues “la parte activa e inteligente de la juventud había
sido distraída con frecuencia de sus tareas literarias por el ruido de
las armas”. Le toco a Bartolomé Mitre durante su mandato
presidencial dedicarle preferente atención, resolver sus problemas

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impostergables y darle sentido orgánico. Y lo hizo pese a las
dificultades nacionales e internacionales, pues tuvo un concepto claro
de la función de la educación en una democracia.
La enseñanza secundaria y el Colegio Nacional: la enseñanza
secundaria tuvo en los años anteriores a la presidencia del general
Mitre un desarrollo lento, careció de uniformidad y tendió a satisfacer
la función limitada de brindar a la juventud estudios de carácter
preparatorio. El fracaso intento del gobierno de la Confederación, de
darle un carácter nacional, hijo que se continuara brindando en
establecimientos de distinto tipo, dependientes de la Nación, de las
provincias o de comunidades religiosas.
Con el fin de conocer el estado de los colegios dependientes de la
Nación, a fin de dictar oportunamente “con el conocimiento debido,
las medidas oportunas para sistematizar y uniformar la educación en
los establecimientos que dependen del gobierno nacional”, Mitre
designo comisionados a Eusebio de Bedoya y Juan Domingo Vico para
que inspeccionaran, respectivamente, los establecimientos nacionales
de Córdoba y Entre Ríos.
Sarmiento y la educación: creador de la escuela popular u del
magisterio nacional, al asumir la presidencia de la Nación poseía
precisas ideas educativas, formadas a través de sus experiencias, sus
lecturas y sus viajes. Toda su vida fue un educador u el modesto titulo
de maestro de escuela colmaba sus anhelos personales. Por eso, en
1867, al hablar en la Universidad de Michigan, definió su destino con
estas palabras: “Ante todo, he sido durante mi vida maestro de
escuela, cualquiera que fuese el puesto que ocupase, hasta el mas
encumbrado; hoy, representante de la Republica Argentina, sigo
siendo, principalmente, maestro de escuela, y si mis conciudadanos
me honran con su voto para regir los destinos del país, seré en la
presidencia de la Republica, como siempre, ante todo, maestro de
escuela”.
Para Sarmiento, la educación era la medida de la civilización de un
pueblo.” Solo los pueblos bárbaros quedan al salir de su hogar
domestico, irrevocablemente educados en costumbres, ideas, moral y
aspiraciones”. Por eso, queriendo civilizar al país, creo la escuela
popular, pues “donde la educación es incompleta, donde yace
abandonada y al álcense de un corto numero, hay un pueblo
semibarbaro, sin luces, sin costumbres, sin progreso”.
El maestro José Manuel Estrada (1842-1894): en este periodo de
nuestra historia educacional, ocupa un lugar destacado, que aparte
de su personal postura de maestro que sobresalía por su firmeza
ética, la claridad de sus ideas y el fervor para comunicarlas
sostenerlas, dejo a través de sus escritos y discursos, paginas sobre
la educación de la juventud, que constituyen fuentes fundamentales
de referencias pedagógicas y de formación moral.
Profesor del Colegio Nacional y de la Universidad, y Jefe del
Departamento de Escuelas de Buenos Aires, en todo momento
mantuvo una definida posición religiosa que, más de una vez, le creo
situaciones insostenibles. Estoicamente supo afrontarlas,
manteniéndose firme en sus convicciones. Demócrata sincero,

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sostuvo siempre que la democracia es el único régimen capaz de
desarrollar las facultades que hacen libre al ser humano. Pero, para
lograrlo, para que la libertad no fuera un mito, era preciso que la
educación disciplinara al ciudadano en el amor de sus derechos y le
diera la capacidad de ejercerlos. De ahí que señalase la misión de su
generación: educar al ciudadano.
• La educación en la época de la Influencia Positivista (1880-
1920):

Creación del Consejo Nacional de Educación: la capitalización de


la ciudad de Buenos Aires determino que las escuelas primarias- que
hasta ese momento habían dependido de la provincia y, por lo tanto,
se regían por la ley provincial de 1875- pasaran a la jurisdicción de la
Nación. Esta situación hizo sentir la necesidad de dictar una
legislación para organizar la educación primaria en el territorio
federal.
El Congreso Pedagogizo de 1882, por decreto de fecha 2 de diciembre
de 1881, el Poder Ejecutivo convoco a un “congreso de profesores y
personas competentes para tratar de conferencias y discusiones
pedagógicas, cuestiones relativas a la enseñanza y a la educación
popular, con el objeto de impulsarla y mejorarla”.
Después de debatir cada punto, el Congreso formulo conclusiones
acerca de ellos, las cuales se referían a la obligatoriedad, gratitud y
gradualidad de la enseñanza, rentas escolares, formación del
magisterio, gobierno de las escuelas, educación de la mujer, higiene
infantil, atención de deficientes, construcción de locales escolares,
eliminación de castigos corporales, programas escolares, métodos de
enseñanza, etc. Las conclusiones que formulo acerca de cada uno de
estos problemas, en su mayoría fueron tenidas en cuenta cuando se
sanciono la ley de educación común.
La ley nº 1420: el origen inmediato de la ley de educación común se
encuentra en el mensaje elevado al Senado por el presidente Julio A.
Roca, solicitando la aprobación del decreto de enero de 1881 que
creo el Consejo Nacional de Educación. Esto se reemplazo por un
amplio proyecto de ley que organizaba la educación pública en toda
la Nación. Rechazado por la Cámara fue aprobado otro que legislaba
solamente para la Capital y los territorios nacionales, el cual fue
sancionado como ley nº 1420 el 8 de julio de 1884.
La ley de educación ha sigo el fruto de la prolongada acción de
Sarmiento, que aunque no intervino directamente en su sanción, la
hizo posible con sus años de lucha contra las fuerzas negativas de la
anarquía y del caudillismo. Ella, además de recoger las conclusiones
del Congreso Pedagogizo de 1882, se inspira, por un lado, en la ley de
educación de la provincia de Buenos Aires de 1875, en la que es
sensible la influencia de la pedagogía introducida por Sarmiento.

La educación en la época de la Reacción Antipositivista (1920-1943)

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Renovación didáctica de la escuela primaria. La evolución de
nuestra escuela primaria, operada en las ultimas décadas, ha sido
consecuencia de la difusión de las nuevas doctrinas educaciones que,
reaccionando contra las orientaciones dominantes en el siglo pasado,
presentaron nuevas bases y nuevas soluciones para los problemas de
la educación.
Estas nuevas orientaciones comenzaron a difundirse en nuestro país
en un momento en que, a cuada principalmente de la desaparición de
algunas de sus frandes figuras, la pedagogía positivista y cientificista
se hallaba en crisis. Se produjo, entonces, una sostenida lucha de
ideas, que por momentos, alcanzo la vehemencia de las polémicas:
por un lado estaban los que, aferrados dogmáticamente al pasado, se
esforzaban por permanecer sordos a los anhelos de renovación; por
otro lado, los que deslumbrados por las nuevas orientaciones querían
implantarlas de inmediato, sin reparar en lo incompleto de sus
informaciones y sin detenerse a meditar si eran adaptables o no a
nuestro medio.
En medio de esta agitación doctrinaria se realizaron algunos ensayos
apresurados. Basta recordar la implantación de la famosa escuela
activa, que motivo tantas criticas pues lo único que hizo, además de
introducir algunas innovaciones en el mobiliario escolar, fue añadir el
trabajo manual al programa escolar tradicional, vigente desde 1911.
Este ensayo, realizado en algunas escuelas del Consejo Nacional de
Educación- al que se puso fin, bruscamente, en 1930- careció de
verdadera importancia y de seriedad pues, sin ninguna convicción y
sin preocuparse siquiera en una previa e indispensable capacitación
del personal docente, se pretendió implantar un “escuela de nuevo
tipo”.
Sin embargo, el afán de renovación de la escuela primaria que era
sentido por la mayoría del magisterio, cristalizo en un grupo de
educadores que, en un plano exclusivamente escolar, abordo las
nuevas ideas sobre educación, realizo experiencias serias y bien
controladas, las difundió por medio de publicaciones, conferencias y
ensayos y logro que, en cierta medida, se incorporaran a nuestra
escuela primaria. A estos educadores se debió, en gran parte, que los
nombres y las ideas de la mayoría de los pedagogos contemporáneos
se hicieran familiares a los maestros argentinos y se formara, en el
magisterio nacional, un estado general de espíritu favorable a una
renovación didáctica del ciclo primario.
Los estudios Pedagógicos: la pedagogía normalista, la fundación
de la Escuela Normal de Paraná, efectuada durante la presidencia de
Sarmiento, implico la iniciación de lo estudios pedagógicos en nuestro
país. Pero este establecimiento, creado con el propósito de formar al
magisterio primario, no fue un centro de altos estudios pedagógicos.
Su influencia, empero, determino que la formación profesional de los
maestros se limitara a un conjunto de nociones que, en vez de
despertar la conciencia del problema educativo, redujeron la
pedagogía a una serie de esquemas, de formulas. Aquí, tuvo su
origen la característica que entre nosotros tuvieron, y mantuvieron
durante largos años, los estudios pedagógicos.

16
La escuela primaria fue la preocupación absorbente del normalismo.
La falta de educadores- problema que era indispensable resolver en
seguida- obligo a formarlos rápidamente, sobre la base de una
instrucción secundaria inferior a la de los bachilleres y una
información pedagógica profesional.
Por eso, la pedagogía del normalismo centreo el problema educativo
en la didáctica, que entre nosotros quedo reducida a mera
metodología.

Conclusión: “la formación juvenil debe tender a la expansión de la


personalidad en el doble sentido, nacional y universal. La vida
nacional es uno de lo dominios mas fértiles para la formación de la
adolescencia. Mucho mas si esa vida, como la de nuestro país, ofrece
unidad. Es la unidad lo que el pueblo debe cuidar en horas oscuras
del mundo, como las presentes. Ese cuidado es una de las tareas
fundamentales de nuestra educación escolar. Ella debe armar
moralmente a la juventud para defender y acrecentar el espíritu de la
Nación. Toda educación es siempre continuidad y superación. Entre
nosotros la escuela debe cumplir una doble misión: ser órgano
conservador por el cual se comunica al pueblo el espíritu de la Nación
y órgano creador de nuevos valores de unificación nacional.

La repitencia

En la vida de la mayoría de los jóvenes, la experiencia de repetir el


año se convierte en un estigma de fracaso personal y vital. En este
proceso se entrecruzan sentimientos de inutilidad, insatisfacción e
impotencia. Las frustraciones impactan en chicas y muchachos de
distinta manera de acuerdo con los vínculos que tienen con la propia
familia, su grupo de pares y los docentes.
La repitencia genera una instancia de incertidumbre en relación al
futuro, es sentida como un obstáculo frente a la posibilidad de
progreso o desarrollo individual y social del adolescente.
Los padres siguen depositando en la educación la ilusión de ascenso
social, mientras que el mercado de trabajo es cada vez más exigente
y selectivo y requiere mayores niveles de instrucción para puestos de
baja calificación. Esto significa menores posibilidades de acceso a
mejores oportunidades cuando no se ha llegado, al menos, a la
obtención del titulo secundario.
Las situaciones de marginación que se generan se convierten a veces
en exclusión social (Gallart e Ibarrola, 1994).
El adolescente que repite y abandona el sistema escolar tiene
dificultad para insertarse en la vida activa. Recae sobre una el una
fuerte sanción social expresada en diversos mecanismos culturales,
institucionales y organizacionales del sistema educativo y productivo.
Algunos sostienen en este contexto, que estos jóvenes están más
expuestos a experiencias como la delincuencia, el alcoholismo, la
drogadicción y la prostitucion, tanto femenina como masculina.

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El alumno que repite es un desertor potencial del sistema educativo
(Según la investigación “Evaluación de la calidad de la educación”
realizada por el Ministerio de Educación).
Para la familia, el adolescente no estaría cumpliendo con las
expectativas que en él depositaron sus padres.
En el ámbito de la vida escolar, la repitencia trae aparejada la perdida
de vínculos profundos al quedar fuera de su grupo de compañeros e
ingresar a uno nuevo. Ser mirado como el remitente puede significar
a veces –para los otros y para si mismo- ubicarse como el conocedor
de la tarea escolar o ser ignorado por no tener nada valioso que
aportar.
La repercusión en el grupo difiere. Algunos compañeros actúan como
un componente más de la sanción, legitimando el castigo frente a la
repitencia: marginan, separan, se quiebran los lazos solidarios de
protección y acompañamiento. Otros, en cambio, adoptan una actitud
de no marginación y acogida.
Muchos docentes depositan en los remitentes la responsabilidad de
aquello que no estaría funcionando en la institución.
Repetir significa hoy la misma oferta educativa, los mismos
profesores, los mismos programas y contenidos, la misma evaluación.
Así se promueve aun más la rotulación y la marginación de estos
alumnos del resto de la comunidad educativa.
La repitencia es una de las formas en las que se manifiesta el fracaso
escolar. Obedece a una multiplicidad de factores de orden personal,
familiar, institucional, económico y social, que se anudan en el
interior del sistema educativo.
La repitencia expresa un desencuentro entre los jóvenes, sus familias
y la institución escolar.
Los adultos depositan en la escuela dos funciones primordiales: la
formación y la contención de los jóvenes. Así resuelven dos
problemas a la vez: el miedo al descontrol y la angustia ante el futuro
improvisado.
Pero la escuela, ¿se propone resolver estas cuestiones o, en cambio,
esta preocupada por defenderse de los adolescentes?
Y en este caso, ¿cómo se manifiesta esa intención de defenderse? En
realidad son muy pocas las ocasiones que se le brindan al alumno
para expresarse y hacer uso de sus posibilidades de argumentación.
En la escuela generalmente no usa la palabra para defender sus
derechos ni para establecer una crítica.
¿Y cuándo el adolescente repite? El que repite se siente nadie.
Afronta la vida escolar desanimado, con un sentimiento de derrota y
enojo. Si tiene que cambiarse de escuela porque la suya no acepta
remitentes, vive una pérdida importante. El espacio de contención
que ofrece el grupo de pares se pierde. El que fue su lugar de
pertenencia lo margina. A la hora de definir los motivos de la
repitencia, algunos compañeros replican las voces de los adultos: se
juntan con malas compañías que los llevan por mal camino, no
estudian…

La vida cotidiana

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El fracaso escolar del adolescente se convierte para los padres en un
fracaso familiar.
Algunos se cuestionan por su responsabilidad. Otros consideran que
es posible que el problema sea del propio chico.
Como hay pocos espacios para dialogar acerca de la repitencia,
surgen diversos argumentos con los que los padres intentan explicar
el fracaso, muchos de ellos heredados del discurso escolar: a los
jóvenes no les va bien en la escuela porque no estudian lo suficiente
o no están capacitados intelectualmente. Creen irresponsables a sus
hijos, vagos, sin interés, incumplidores o chicos que no tienen su
camino.
¿Qué sentimientos se generan en los miembros de la familia?
¿Tiempo perdido para los adultos? ¿Tiempo encontrado para los
adolescentes que repiten? Muy pocos consideran que esta
experiencia los ayuda a madurar, o que pueden sacar de ella un
provecho positivo.
El presupuesto familiar se afecta y los padres sienten desilusión,
enojo, frustración. La repitencia les significa una sobrecarga
económica, tanto por prolongar el periodo de estudio como por la
necesidad de buscar apoyo extraescolar.
Muchos optan por actitudes de contención y comprensión hacia sus
hijos, entremezclados con reprimendas y castigos. Es común que
asuman una actitud de ultimátum frente a los jóvenes, incitándolos a
cumplir sus responsabilidades escolares o comenzar a trabajar.
Otras veces, algunos padres reaccionan profundizando una actitud de
compromiso, de mayor control y exigencia ante el estudio de sus
hijos.
Los adolescentes, por lo general, se muestran indiferentes frente a
estos sentimientos, tal vez como un mecanismo de defensa.
¿Qué sucede entre la escuela y los padres?
Los docentes consideran que los padres están ausentes durante el
año. Sin embargo, y a pesar de esta percepción, la mayoría de los
alumnos que han repetido o que tienen obstáculos en la tarea escolar
sienten que sus familias los acompañan, se preocupan cuando les va
mal y los escuchan cuando tienen dificultades.
¿Sería posible distribuir responsabilidades y pensar todos juntos
alternativas de solución? Es difícil brindar una respuesta que abarque
a todos. Las expectativas que tienen los padres en base a la
escolaridad de sus hijos varían de acuerdo al sector social que
pertenece la familia.
Generalmente, los sectores medios pueden asegurar la permanencia
en el sistema aunque repitan o fracasen. Los sectores populares, en
cambio, centran sus expectativas en que los jóvenes estén en un
lugar donde no se conviertan en marginales y donde se les enseñe
algo que les permita subsistir independientemente. Esto posibilitaría
a sus hijos a tener un titulo, culminar sus estudios y estar habilitados
para trabajar.

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El Fracaso escolar

El fracaso escolar hace referencia a la alteración o divergencia del


desempeño normal o éxito escolar, originadas ya por ingreso tardío o
repitencia, ya por abandono, egreso tardío o bajo rendimiento
escolar, aun cuando formalmente se hubiesen cumplido los requisitos
de tiempo y edad en el cursado.

Fracaso escolar y herencia biológica:


Se da prioridad a las consideraciones biológicas, atribuyéndose el
origen del fracaso escolar a la existencia de disminuciones orgánicas
o fisiológicas del alumno.
Fracaso escolar e inteligencia:
Con origen en la psicología y subsidiariamente, en las pruebas de
medición, el supuesto subyacente aquí manejado es el de la
posibilidad de cuantificar la inteligencia. El fracaso escolar operaria
en función de los bajos indicadores de coeficiente intelectual
proporcionados por las pruebas respectivas.
Fracaso escolar y condición social:
Aquí se enfatizan los lazos existentes entre la institución escolar y el
sistema social, señalándose que la escuela, con sus contenidos,
formas y procedimientos de selección, participa de la reproducción
del sistema social y de la estructura de clases a él inherente.
Fracaso escolar y pautas culturales:
Las dimensiones socio-ambientales son incorporadas al análisis del
rendimiento escolar. Los factores culturales y socio-lingüísticos se
constituyen en ejes temáticos de la problemática educativa y de la
cuestión de la incorporación y exclusión del sistema, de determinados
grupos y sectores sociales.
Fracaso escolar y factores emocionales:
El énfasis en los factores emocionales en el universo interno del
sujeto y su evidencia en el rendimiento escolar, es relativamente mas
reciente. En esta orientación los problemas de aprendizaje
constituyen solo el síntoma que señala obstáculos de origen
emocional y, por lo tanto, la necesidad de operar en ellos para
resignificar las posibilidades de aprendizaje del sujeto.
La educación aparece como un punto de entrecruzamiento en el que
se articulan e interactúan aspectos psicológicos y sociales, grupales e
individuales, conscientes e inconscientes. Si bien las relaciones entre
la escuela y las dimensiones sociales han sido exploradas, el mundo
interno quedo fuera del análisis y, por lo tanto, también la
consideración de aspectos de tal índole que pudieran favorecer u
obstaculizar el proceso de aprendizaje.
Fracaso escolar e institución educativa:
Se enfatiza la existencia de contradicciones entre las pautas basadas
en modelos del rendimiento de alumnos de sectores medios y altos, y
los resultados escolares de niños de sectores populares. El conflicto
estaría vinculado con la incidencia de factores tales como motivación,
estima, habilidades cognitivas, códigos lingüísticos, sistema de
evaluación, contenidos, etc. En el plano de la acción pedagógica, se

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relaciona también con la estructura comunicacional en el grupo-clase,
los métodos de enseñanza y el tipo de actividades escolares
realizadas.

6) Informe:

El día 15 de junio concurrimos a la Biblioteca Nacional del Maestro,


ubicada en el Palacio Pizzurno, sobre la calle pizzurno 953. Para
ingresar debimos dejar las mochilas en un locker y presentar nuestras
pertenencias que íbamos a ingresar. Luego presentar nuestro
documento en la recepción, donde nos dieron una tarjeta plástica
para el ingreso. Una vez adentro, fuimos asesorados por el
bibliotecario que nos explico el método de búsqueda de los libros que
necesitamos. Ingresando en el buscador de la biblioteca en las
computadoras de los mostradores principales el tipo de bibliografía
que necesitábamos, obteníamos un código con letras y números que
debíamos anotar para buscar luego los libros en las estanterías que
se encontraban en el primer y segundo piso.
Allí mismo nos encontramos con un problema. La biblioteca no tenía
implementado el servicio de fotocopiadora y solo personal acreditado
podía retirar los libros del establecimiento. Por lo que nos vimos
obligados a concurrir a la Biblioteca del Congreso de la Nación en
busca de la misma bibliografía u otra distinta donde pudiésemos
fotocopiar el material requerido para la investigación.
Para ingresar a la Biblioteca del Congreso de la Nación ubicada en la
calle Irigoyen 1775 tuvimos que atravesar un procedimiento más
riguroso. Nos tomaron nuestros datos personales, nombre, apellido,
dirección, teléfono y concluyo con una foto digital de cada uno de
nosotros. Luego de este procedimiento obtuvimos una credencial con
un número de registro con el cual más adelante íbamos a retirar y
fotocopiar los libros. Esta biblioteca también posee computadoras en
donde podemos ingresar la bibliografía que buscamos para recibir un
código de búsqueda. Una vez encontrado el material, tuvimos que
pedir una forma en la mesa principal, que había que completar con el
nombre del libro, autor, tomo y su respectivo código. Resulto mucho
más engorroso que en la otra biblioteca y una atención mucho menos
personal, ya que ahora debíamos esperar a que el bibliotecario
mande las formas, reciba los libros y nos llame por nuestro número
de registro para ir a retirar los libros que solicitamos. Para sacar las
fotocopias nos dirigimos a otra parte de la biblioteca, dedicada a las
fotocopias y nuestra tarjeta es ingresada en la computadora con un
código de barra y la operación queda registrada. También tuvimos
que esperar a las fotocopias ya que llevan un orden en la sala de
fotocopiadoras y no había mucho personal atendiendo. Para
retirarnos de la biblioteca, devolvimos la tarjeta plástica y fueron
desactivadas. Para la próxima vez que necesitemos concurrir a la

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Biblioteca del Congreso de la Nación, ya estaremos registrados y el
ingreso será mucho más rápido.

Hipótesis

A través de los datos obtenidos de la bibliografía consultada,


podemos basar nuestra hipótesis en que las causas del fracaso
escolar tienen que ver con la falta de la motivación que los alumnos
reciben, tanto de su familia como del personal docente al momento
de llevar a cabo sus estudios en el nivel medio. La falta de recursos
económicos para sustentar su carrera, acompañada de un bajo nivel
en los estudios previos, demasiada carga horaria, indisciplina de los
alumnos como consecuencia del desinterés de los directivos, poca
contención psicológica, desgano del docente a la hora de enseñar y
principalmente su condición social que genera una presión al quedar
prácticamente fuera del mercado laboral al no obtener el titulo
secundario serian los factores principales, entre otros.
También consideramos que las medidas tomadas luego de que el
alumno repite no mejoran, ni motivan al alumno a comprometerse
con el estudio, sino que producen mayor desgano y frustración.

Bibliografía

- Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria. Guillermo A.


Obiols. Kapelusz. C.A.B.A. 1994.

- El sistema educativo argentino. Flora Hillert. Ediciones Novedades


Educativas. Buenos Aires, 2003. Página 183 a 188 y 202 a 209.

- Fracaso Escolar, el éxito prohibido. Carlos Oyola. Buenos Aires,


Aique Grupo Editor. 1994. Páginas 22 a 28.

- Historia de la educación argentina. Manuel H. Solari. Editorial Paidos


Educador. Buenos Aires, 1983.

- La evaluación. Rosa María Torres. Ediciones Novedades Educativas,


2004. Páginas 11 a 26.

- Pero algunos quedarán. A. M. Ezcurra. Buenos Aires, Aique Grupo


Editor. 1990. Páginas 18 a 79.

- ¿Qué es el fracaso escolar? Una propuesta para la reflexión. Ana


María Surdí. Editorial Braga.

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