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FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA
Licenciatura en Arqueología
Tesis
LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA
PRESENTA:
Y la asesoría de:
Igualmente doy las gracias a Mau, Julio, Pato, Juan, Kelsey por una práctica de
campo inolvidable.
1. Introducción
1.4. Hipótesis…………………………………………………………………………14
1.5. Justificación……………………………………………………………………..15
3. Marco teórico-metodológico
5.2.1. Contorsionistas………………………………………………………….200
5.5.1. Tronos…...……………………………………………………………….279
6. Conclusiones
7. Bibliografía
8. Referencias electrónicas
Alberto Ortiz Brito
1. Introducción
9
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Este es uno de los principales motivos por los cuales la costa sur del Golfo de
México, es considerada como el hogar de la “cultura olmeca”, bautizada por
Ignacio Bernal en 1968 como “área nuclear olmeca” o “zona metropolitana” la cual,
según el mismo autor, abarca el sureste de Veracruz y el noroeste de Tabasco
cubriendo una amplia franja de terreno que va desde la región de Los Tuxtlas
hasta las planicies orientales cercanas al río Tonalá.
10
Alberto Ortiz Brito
los asentamientos, esto implicó para sitios como San Lorenzo y La Venta un
recorrido (ida y vuelta) de más de 100 km. en línea recta. Así pues, no cualquier
grupo o asentamiento tenía la capacidad de erigir monumentos de basalto, solo
aquellos asentamientos con una estructura social compleja y una eficaz
organización económica, política y religiosa podían patrocinar tal empresa.
3
Cfr. Cyphers, Ann, “San Lorenzo Tenochtitlan”, en: Los olmecas en Mesoamérica, Clark, John E. (coord.),
Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y Turner Libros, S.A., México, 1994, pp. 43-67.
4
De la Fuente, Beatriz, “Los Hombres de Piedra, Escultura Olmeca” en: El arte olmeca, Obras; Tomo 6, El
Colegio Nacional, México D.F., 2009, pp. 129.
11
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
“Tengo para mí que no existe, entre las obras de arte del México antiguo, otro
conjunto que muestre la riqueza, la variación, la unicidad de la escultura
monumental olmeca. Dentro del cánon establecido, que otorga cohesión al conjunto,
cada obra es única. La estructura puede no variar, el tema se repite, y, sin embargo,
no hay convencionalismos formales. Unicidad en la variedad, individualismo en el
conjunto, inacabable invención.”6
Esto nos lleva a pensar que cada sitio ejerció y asimiló de manera distinta el
sistema de representación olmeca, sin embargo, aunque cada escultura es única,
existen monumentos de un mismo sitio o de varios, en los que se plasmó un
mismo tema. La existencia de esculturas con temas idénticos en uno o varios
asentamientos, se debe quizás, a la permanencia y continuidad de ideas,
creencias, mitos, etc. intrínsecos de la cosmovisión olmeca, retomados al parecer
de San Lorenzo. Empero, dicho proceso de permanencia y continuidad no fue un
simple fenómeno homogéneo en el que todos los sitios con presencia de escultura
olmeca esculpieron arbitrariamente los mismos temas, más bien, tal y como lo
indica la amplia diversidad temática, cada asentamiento seleccionó y reprodujo,
teniendo como referencia el corpus escultórico de San Lorenzo, el tema, idea,
5
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 2008, pp. 84.
6
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 209.
12
Alberto Ortiz Brito
creencia o concepto arquetípico que les fue necesario para satisfacer sus propios
intereses y necesidades.
De tal forma, vistos como parte del proceso histórico de la tradición escultórica
olmeca la cual tiene como punto de origen el asentamiento de San Lorenzo, la
variabilidad en la selección de temas escultóricos reproducidos en más de un
asentamiento y la variabilidad representacional en esculturas con temas similares,
son las problemáticas a tratar en este trabajo recepcional que tiene como
principales interrogantes: ¿Cuáles son los temas que cada sitio retomó o emuló
del corpus escultórico de San Lorenzo? y ¿Cuáles son los cambios y
permanencias existentes en las esculturas emuladas? Para esta labor será
7
Idib.: pp. 129.
13
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
1.4. Hipótesis
14
Alberto Ortiz Brito
1.5. Justificación
Por otra parte, con el fin obtener un conocimiento más amplio de la tradición
escultórica olmeca, es necesario implementar nuevos enfoques teóricos y
metodológicos que posibiliten la observación de dicho objeto de estudio desde
15
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
8
Cfr. López Austin, Alfredo, “El núcleo duro, la cosmovisión y la tradición mesoamericana” en: Cosmovisión,
ritual, e identidad de los pueblos indígenas de México, Broda, Johana y Báez-Jorge, Félix (coord.),
CONACULTA, Fondo de Cultura Económica, México, 2001, pp. 47-65.
9
Cfr. Herrejón Peredo, Carlos, “Tradición. Esbozo de algunos conceptos”, en: Relaciones, Estudio de Historia
y Sociedad, Vol. XV, No. 59, El Colegio de Michoacán, México, pp. 135-149. [En línea] Revista Relaciones.
Copyright© 1994. [Ref. 2 de Mayo del 2012] Disponible en Web:
http://www.colmich.edu.mx/files/relaciones/059/pdf/Carlos%20Herrejon%20Peredo.pdf
16
Alberto Ortiz Brito
Fue en 1862 cuando José Melgar dio a conocer la Cabeza Colosal de Hueyapan,10
la cual fue descubierta cercana al sitio de Tres Zapotes por un campesino de la
hacienda de Hueyapan. Este nuevo hallazgo arqueológico era totalmente distinto a
lo que se conocía en ese entonces sobre las culturas mesoamericanas, ya que,
aun no existía otra pieza arqueológica que compartiera los mismos atributos
estilísticos. En su publicación José Melgar describe a dicho descubrimiento como
una cabeza colosal con rasgos etiópicos, esta premisa originó un debate sobre la
posible llegada de grupos africanos al continente americano, al cual se sumó
Alfredo Chavero en 1887 a través del libro titulado “México a través de los siglos”11
en el cual presenta, como evidencia de la existencia de la raza negra en el
continente americano, la Cabeza Colosal de Hueyapan y una hacha efigie a la que
describe como “una hacha gigantesca de granito”. Sin embargo, de acuerdo con la
cantidad de evidencia que se tiene a la fecha, estas hipótesis han sido refutadas.
A pesar de las conjeturas erróneas de Melgar, no quitó merito a su hallazgo pues,
el reporte de la Cabeza Colosal de Hueyapan significó el inicio de un gran número
de descubrimientos de objetos arqueológicos similares en toda el área de
Mesoamérica, y por siguiente, continuó la interrogante planteada por Melgar sobre
la antigüedad y la filiación étnica de estos artefactos que al parecer se trataban de
una nueva cultura o estilo anterior a la Azteca, Zapoteca y Maya.
En el año de 1890 George Kunz dio a conocer otra hacha de piedra verde
actualmente conocida como el Hacha Kunz, 12 que comparó con un hacha del
Museo Británico y con el hacha que Chavero había descrito. Más tarde en 1900
Marshall Saville13 vuelve a hacer mención del hacha Kunz acuñando el término
“hacha votiva” para referirse a las hachas con representaciones de seres
10
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 21-23.
11
Chavero, Alfredo, “Capitulo Primero” en: México a través de los siglos, Vol. I, Riva Palacio, Vicente ed.,
Editorial Cumbre, S. A., México, 1887.
12
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 23-24.
13
Ibid.: pp. 24.
17
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
fantásticos, además, fue el primero en señalar en dicho ensayo que el rostro del
personaje representado en el hacha Kunz porta una máscara de jaguar.
18
Alberto Ortiz Brito
descritas por Kunz y Saville – sin saber a qué cultura pertenecía. Después de su
paso por tierras veracruzanas Blom y La Farge continuaron la expedición rumbo a
las tierras bajas tabasqueñas en donde hallaron uno de los asentamientos más
importantes de aquellas personas que aun carecían de filiación: La Venta. En su
estancia en este sitio, Blom y La Farge registraron ocho monumentos entre los
que destacan cuatro “altares” (ahora identificados como tronos) y una cabeza
colosal, de los cuales Blom argumentó que, “Algunos de sus caracteres son
similares a los vistos en la región de Tuxtla. Otras características tienen acentuada
influencia de la cultura maya del este”.15 Esta fue la segunda ocasión en la que
Blom pudo contemplar frente a frente esculturas con rasgos de esta nueva
manifestación cultural, sin embargo, en este caso atribuyó algunas de las
esculturas de La Venta a la cultura maya. Además, sabiendo que el yacimiento
más cercano de roca basáltica se encontraba a 100km, Blom fue de las primeras
personas en preguntarse ¿Cómo habían hecho para mover piedras de grandes
dimensiones a una distancia de 100km? Interrogante que todavía sigue sin ser
resuelta.
15
Ibid.: pp. 131.
16
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 27-28.
19
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Más tarde Marshall Saville en 1929 redacta un artículo (editado en dos partes)
titulado “Votive axes from ancient México”17 en el cual realiza un pequeño análisis
comparativo de una serie de hachas votivas junto con otros objetos esculpidos en
piedra verde, así como con el ídolo de San Martín Pajapan reportado por Blom y
La Farge. El autor señala que estos objetos poseen la misma máscara de jaguar la
cual se caracteriza por tener ojos almendrados inclinados, colmillos prominentes,
pequeñas fosas nasales, el labio superior prominente y hace énfasis en que la
mayoría de ellos tienen una hendidura en forma de “V” en la frente. Es de esta
manera como poco a poco se van advirtiendo algunos de los atributos que
actualmente definen al estilo olmeca. Posteriormente Marshall Saville realiza un
último argumento de suma relevancia ya que nos dice que:
“There was undoubtedly an extension of this Olmecan culture into the adjoining
State of Oaxaca, accounting for the fact that undoubtedly some of the pieces,
especially those of jadeite, came from that region. The jadeite head from Tabasco,
above mentioned, perhaps came by trade from the Olmecan region.”19
17
Saville, Marshall H., “Votive Axes from Ancient México I & II”, en: Indian Notes, Vol. VI, Museum of the
American Indian, Heye Foundation, New York, 1929. [En línea] MESOWEB. Copyright© 1929. [Ref. 30 de
Enero del 2012] Disponible en Web: http://www.mesoweb.com/olmec/publications/Saville1929.pdf
18
Ibid.: pp. 285.
19
Ibid.: pp. 286.
20
Alberto Ortiz Brito
Así pues, la propuesta de los antiguos olmecas como los responsables de este
nuevo estilo jaguarino ya estaba hecha, faltaba ahora la opinión de otros
investigadores de quienes dependía la aceptación o la refutación de la proposición
hecha por Saville. Fue hasta 1932 cuando George Vaillant20 emitió la primera
opinión a través de un artículo que tituló “A pre-columbian jade” en el cual después
de hacer un análisis comparativo de una figurilla olmecoide con otras piezas de
20
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 29-30.
21
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
22
Alberto Ortiz Brito
Imágenes 2 y3. Cabeza colosal de Hueyapan y altar 4 de La Venta. Tomada de: Stirling, 1943.
21
Drucker, Philip, Ceramic Sequences at Tres Zapotes, Veracruz, México, Smithsonian Institution, Bureau of
American Ethnology, Bulletin 140, Washington D.C., 1943.
23
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
donde ubicó y registró los monumentos hallados por Blom y La Farge, asimismo,
descubrió nuevos monumentos entre los que destacan cuatro cabezas colosales y
los “altares” 4 y 5. Tras haber observado con detenimiento el gran número de
esculturas de La Venta, al investigador estadounidense le quedó claro que la
región olmeca se extendía hasta las tierras bajas occidentales de Tabasco.
24
Alberto Ortiz Brito
“El termino olmeca significa habitante de la región del hule, que es por excelencia la
zona sur de Veracruz y norte de Tabasco, y pudo por lo tanto, ser aplicado a una
sucesión de pueblos de diferente filiación lingüística que, sucesiva o
22
simultáneamente, ocuparon la zona mencionada.”
22
Jiménez Moreno, Wigberto, “Relación entre los olmecas, los toltecas y los mayas, según las tradiciones”
en: Mayas y olmecas, Segunda Reunión de Mesa Redonda Sobre Problemas Antropológicos de México y
Centro América, Sociedad Mexicana de Antropología, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1942, pp. 19.
25
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
“La cultura olmeca no es en ningún sentido primitiva. Más bien debe llamársele una
cultura clásica, de gran finura, que implica siglos de preparación o formación y que
influye esencialmente en las culturas posteriores.”23
“Esta gran cultura, que encontramos en niveles antiguos, es sin duda madre de
otras culturas, como la maya, la teotihuacana, la zapoteca, la de el Tajín y otras.”24
Fue así como nació la idea de considerar a la “cultura olmeca” como la “cultura
madre”, hipótesis que en la actualidad ha sido refutada, sin embargo, durante la
segunda mesa redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología dicha hipótesis
fue respaldada por Miguel Covarrubias quien dijo que el estilo olmeca:
“[…] está conectado, lejana pero palpablemente, con el arte teotihuacano más
antiguo, con el estilo llamado totonaco, con las formas más viejas del arte maya y
con los zapotecas, los cuales mientras más antiguos tienden a ser más olmecas.”25
23
Caso, Alfonso, “Definición y Extensión del complejo olmeca”, en: Mayas y olmecas, Segunda Reunión de
Mesa Redonda Sobre Problemas Antropológicos de México y Centro América, Sociedad Mexicana de
Antropología, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1942, pp. 43.
24
Ibid.: pp. 46.
26
Alberto Ortiz Brito
25
Covarrubias, Miguel, “Origen y Desarrollo de Estilo Artístico Olmeca” en: Mayas y olmecas, Segunda
Reunión de Mesa Redonda Sobre Problemas Antropológicos de México y Centro América, Sociedad Mexicana
de Antropología, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1942, pp. 48.
27
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Nuevamente Stirling, intrigado por los hallazgos hechos en 1942, realizó otra
temporada de campo en La Venta en el año de 1943 la cual concluyó en 1945.
Esta fue la última temporada de campo en La Venta al mando de Stirling, en la
cual participaron Waldo R. Wedel y Philip Druker, a quienes encomendó la tarea
de realizar las excavaciones estratigráficas así como parte del análisis de material
colectado. Los resultados de estas excavaciones y su respectivo análisis fueron
publicados en el libro titulado “La Venta, Tabasco a study of olmec ceramics and
art”26 publicado en 1952, sin embargo, Stirling ya había publicado en 1943 el libro
“Stone Monuments of Southern México”27 en donde dio a conocer las esculturas
encontradas en Tres Zapotes, Cerro de las mesas, La Venta e Izapa. En estas
excavaciones de La Venta se tuvo la fortuna de descubrir tres pisos de mosaicos
de serpentina a los cuales Stirling y su equipo les atribuyeron forma de unos
rostros de jaguares estilizados, además, se logró colectar una gran cantidad de
material cerámico con el que establecieron la primera tipología cerámica del sitio.
De esta manera Drucker observó que la tipología cerámica de La Venta tenía
grandes similitudes con la primera fase cerámica de Tres Zapotes así como cierto
parecido con la fase Chicanel del área maya, con lo que ubicó temporalmente a La
26
Drucker, Philip, La Venta, Tabasco: A study of Olmec Ceramics and Art, Smithsonian Institution, Bureau of
American Ethnology, Bulletin 153, Washington D.C., 1952.
27
Stirling, Matthew W., Stone Monuments of Southern México, Smithsonian Institution, Bureau of American
Ethnology, Bulletin 138, Washington D.C., 1943.
28
Alberto Ortiz Brito
28
Stirling, Matthew W., “Stone Monuments of Rio Chiquito, Veracruz, México” en: Anthropological papers
No. 43, Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 157, Washington D.C., 1955, pp. 19.
29
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 4 y 5. Cabeza colosal 1 y monumento 14 de San Lorenzo. Tomada de: Stirling, 1955.
Tras varios años de haber concluido las investigaciones hechas bajo la tutela
de Stirling en sitios olmecas, Philip Drucker regresa a La Venta junto con Robert F.
Hiezer y Robert J. Squier en el año de 1955 para continuar con las excavaciones
del complejo A de dicho sitio. Los resultados de estas excavaciones fueron
publicados hasta 1959 en el libro titulado “Excavations at La Venta Tabasco,
1955”,29 en donde realizaron por primera vez un croquis detallado del complejo A
de La Venta en el cual ubicaron todos los hallazgos efectuados en 1955
incluyendo los realizados durante las temporadas de campo de Stirling. Durante
esta temporada de campo, Drucker y su equipo descubrieron más de 20 ofrendas
de objetos de piedra verde y ocho monumentos de piedra basáltica, en los cuales
seguían siendo recurrentes los elementos de estilo olmeca, además, colectaron
una gran cantidad de material cerámico del cual obtuvieron cuatro fases de
29
Drucker, Philip et al, Excavations at La Venta, Tabasco, 1955, Smithsonian Institution, Bureau of American
Ethnology, Bulletin 170, Washington D.C., 1959.
30
Alberto Ortiz Brito
Toca el turno en 1958 a Román Piña Chan de presentar los resultados de sus
excavaciones efectuadas en Tlatilco, Edo. de México en el libro titulado “Tlatilco
I”.31 Por medio de cuatro temporadas de campo Piña Chan logró establecer tres
fases de ocupación correspondientes al Formativo Inferior, Medio y Superior. Es a
finales del Formativo Inferior en donde Piña Chan identifica dos tipos de complejos
cerámicos intrusivos, el negro pulido y el blanco pulido los cuales presentan “una
serie de motivos cuyo simbolismo puede adscribirse a una deidad felina, y entre
los cuales se destacan las garras, encías y manchas del jaguar, algunos de ellos
tratados con bastante abstracción”,32 además, señala la presencia de figurillas tipo
“Baby Face”. Según Piña Chan estos complejos cerámicos con motivos olmecas
así como las figurillas “Baby Face” aumentan gradualmente durante el Formativo
Medio del sitio, e incluso son hallados en contextos funerarios junto con espejos
de pirita, hachas de serpentina, cuentas y otros objetos de piedra verde que
también han sido encontrados en sitios como La Venta bajo los mismos contextos.
Ya en la etapa Formativo Superior de Tlatilco, Piña Chan menciona la ausencia de
elementos olmecas al igual que el abandono del sitio. Este mismo arqueólogo,
excavó también el sitio de Tlapacoya ubicado en el Valle de México en el cual
también obtuvo cerámica con motivos olmecas. Fue así como las excavaciones en
ambos sitios demostraron la presencia del estilo olmeca en el Valle de México el
cual solamente fue representado en vasijas y figurillas de barro.
30
Ibid.: pp. 264-265.
31
Piña Chan, Román, Tlatilco I, INAH, Serie Investigaciones 1, México, 1958.
32
Ibid.: pp. 94.
31
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
32
Alberto Ortiz Brito
Uno de los primeros expositores fue Heizer, quien habló acerca de las
investigaciones de 1968 realizadas sobre la estructura arquitectónica principal de
La Venta de la cual determinó que tenía forma de cono con esquinas redondeadas
y bordes convexos, por lo tanto, dedujo que se trataba de “an artifact made in
imitation of the familiar cinder cone to which was attached ritual significance – it
33
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
may be, in short, a surrogate volcano”,37 es decir, una pirámide efigie de algún
cono volcánico del macizo montañoso de Los Tuxtlas. Posteriormente tocó el turno
a Michael D. Coe quien presentó los hallazgos y resultados de las excavaciones
realizadas en 1966 mencionadas anteriormente.
Por otro lado Flannery presentó dos fases de ocupación anteriores al período
Monte Albán I dentro de los valles de Oaxaca, la primera es la fase San José
fechada en 1200 a.C. – 900 a.C. y la segunda es la fase Guadalupe ubicada en
900 a.C. – 600 a.C. En ambos períodos de tiempo Flannery ubicó cerámica con
representaciones del hombre-jaguar, la cruz de San Andrés y la garra-ala los
cuales son motivos característicos del estilo olmeca, además, descubrió varios
espejos de ilmenita y magnetita mismos que han sido encontrados en San
Lorenzo y La Venta. Con estas evidencias Flannery dedujo que “the Olmec and
the Valley of Oaxaca interacted most strongly on a level of shared concepts about
religión, symbolism, and status paraphernalia”.38
37
Heizer, Robert F., “New Observations on La Venta” en: Dumbarton Oaks Conference On The Olmec,
Elizabeth P. Benson ed., Dumbarton Oaks Research Library and Collection, Washington D.C., 1968, pp. 20.
38
Flannery, Kent V., “The Olmec and The Valley of Oaxaca: A Model for Inter-Regional Interaction in
Formative Times” en: Dumbarton Oaks Conference On The Olmec, Elizabeth P. Benson ed., Dumbarton Oaks
Research Library and Collection, Washington D.C., 1968, pp. 101.
39
Proskouriakoff, Tatiana, “Olmec and Maya Art: Problems of their Stylistic Relation” en: Dumbarton Oaks
Conference On The Olmec, Elizabeth P. Benson ed., Dumbarton Oaks Research Library and Collection,
Washington D.C., 1968, pp. 128.
34
Alberto Ortiz Brito
35
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Guzmán junto con el relieve de rasgos olmecas conocido como “El Rey”. Es en
1987 cuando Grove publica el libro “Ancient Chalcatzingo”43 en el que da a
conocer el grueso de las investigaciones realizadas en dicho sitio. Una de las
principales tareas del proyecto arqueológico de Grove fue el registro y dibujo de
los grabados rupestres plasmados en el cerro de Chalcatzingo, así como de las
esculturas halladas sobre el sitio, con las cuales estableció nexos con las
esculturas de La Venta. Por lo tanto Grove propuso que los relieves de
Chalcatzingo pertenecían a una variante fronteriza del estilo artístico que “was
specifically taught as a separate style on the Gulf Coast disseminated outward
from there”.44 Asimismo Grove añade que la presencia de dicho estilo fronterizo
quizás fue utilizada para legitimar la presencia de grupos olmecas venidos de la
Costa del Golfo a la región del valle de Amatzinac.
43
Grove, David C. ed., Ancient Chalcatzingo, University of Texas Press, Austin, 1987.
44
Grove, David C., “Chalcatzingo in a Broader Perspective” en: Ancient Chalcatzingo, Grove, David C. ed.,
Univesity of Texas Press, Austin, 1987, pp. 436.
36
Alberto Ortiz Brito
punto”,45 espacio en el cual se llevaba a cabo el juego ritual entre los personajes
míticos representados por las cuatro esculturas.
45
Martínez Donjuán, Guadalupe, “Teopantecuanitlan: algunas interpretaciones iconográficas” en: Olmeca,
Balances y perspectivas. Memoria de la Primera Mesa Redonda, tomo I, Uriarte, María Teresa y González
Lauck, Rebecca B. (coordinadoras), IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young, México,
2008, pp. 347.
37
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
plano topográfico del sitio en el cual colocaron los principales monumentos que se
han hallado.
Varios son los sitios del Soconusco que presentan elementos olmecoides en
diversas temporalidades del período Preclásico. Ejemplo de ello es Izapa
ampliamente trabajado por Gareth W. Lowe (1982), Takalik Abaj investigado por
John A. Graham (1989), La Blanca excavado por Michael Love (1990) y
recientemente Cantón Corralito, sitio estudiado por David Cheetham47 (2004). Este
último autor señaló que dicho sitio funcionó como un enclave de San Lorenzo ya
que, a través de análisis de composición química, identificó cerámica tipo
Calzadas Carved en Cantón Corralito procedente de San Lorenzo.
46
Clark, John E. y Pye, Mary E., “Los orígenes del privilegio en el Soconusco, 1650 a.C.: Dos décadas de
investigación” en: Revista Pueblos y fronteras digital, número 2, PROIMMSE-IIA-UNAM, México, 2006, [En
línea] Pueblos y fronteras. Copyright© 2006. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://www.pueblosyfronteras.unam.mx/a06n2/misc_01.html
47
Cheetham, David, “Cultural imperatives in clay: Early olmec carved pottery from San Lorenzo and Cantón
Corralito” en: Ancient Mesoamerica, Volume 21, Cambridge University Press, 2010 [En línea] Cambridge
Journals online. Copyright© 2010. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://journals.cambridge.org/action/displayFulltext?type=1&fid=7907837&jid=ATM&volumeId=21&issueId
=01&aid=7907835&bodyId=&membershipNumber=&societyETOCSession=
38
Alberto Ortiz Brito
En 1988 Ponciano Ortiz Ceballos y María del Carmen Rodríguez M. inician las
investigaciones arqueológicas de la ofrenda masiva de El Manatí, que fue hallada
de manera fortuita por habitantes de dicho lugar. La ofrenda masiva se localizó al
pie del cerro Manatí, sobre tierras inundables cercanas a los manantiales que se
forman en dicho cerro. Esta ofrenda estaba compuesta por una serie de bustos
humanos labrados en madera los cuales poseen los rasgos faciales distintivos del
estilo olmeca. Estos bustos de madera estaban orientados hacia el cerro Manatí
acompañados de hachas de piedra verde, pelotas de hule, materia orgánica,
báculos de madera y restos óseos o entierros secundarios de infantes y neonatos.
Algunas de estas ofrendas fueron colocadas en un atado de fibras vegétales y
posteriormente cubiertas por un amontonamiento de piedras. De acuerdo con los
fechamientos de radiocarbono, Ortiz y Rodríguez determinaron que las primeras
ofrendas depositadas al pie del cerro ocurrieron en 1600 a.C. y que durante seis
siglos se depositaron ofrendas cada vez más sofisticadas. Finalmente dichos
arqueólogos llegaron a la conclusión de que El Manatí fue “un espacio sagrado
utilizado por una o varias comunidades olmecas de la región”,48 que debido a la
gran abundancia de agua la ofrenda masiva “debió de ser una gran suplica para
que sus dioses del agua fueran benévolos con ellos”.49
48
Ortiz Ceballos, Ponciano, Rodríguez, Ma. Del Carmen, “Los espacios sagrados olmecas: El Manatí un caso
especial” en: Los olmecas en Mesoamérica, Clark, John E. (coord.), Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y
Turner Libros, S.A., México, 1994, pp. 75.
49
Ibid.: pp. 90.
39
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Por otro lado, el Reconocimiento Regional de San Lorenzo – el cual fue una
investigación adjunta al Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán –
significó el primer análisis de patrón de asentamiento realizado en la región,
basado en los trabajos de Stacey Symonds y Roberto Lunagómez Reyes. El
Reconocimiento Regional de San Lorenzo tuvo como principal objetivo determinar
“la distribución y jerarquización de los asentamientos regionales”50 para así poder
“definir las cambiantes esferas de interacción y control”.51 De esta manera
dividieron el área de estudio en cuatro subareas entre las que destaca el
Hinterland interior, la cual está conformada por los principales sitio de la región:
San Lorenzo, Tenochtitlan y Loma del Zapote. Asimismo, Symonds, Cyphers y
Lunagómez determinaron un sistema de organización espacial establecido durante
el Preclásico por San Lorenzo que “estimulaba, administraba y controlaba una
población dedicada a la producción e intercambio regional dentro de la gran
cuenca unida por la red hidrográfica, las rutas terrestres y la ideología política”.52
Pese a que los trabajos de Beyer, Saville y Vaillant así como los presentados
durante la segunda mesa redonda sobre mayas y olmecas fueron superficiales e
incipientes, son sin lugar a duda los primeros trabajos estilísticos e iconográficos
realizados en torno al fenómeno olmeca.
50
Symonds, Stacey, Cyphers, Ann, Lunagómez, Roberto, Asentamiento Prehispánico en San Lorenzo
Tenochtitlan, Cyphers, Ann (coord.), IIA-UNAM, México, 2002, pp. 31.
51
Ibid.: pp. 31.
52
Ibid.: pp. 93.
40
Alberto Ortiz Brito
53
Op. Cit. Drucker, Philip, 1952, pp. 187.
54
Ibid.: pp. 187.
41
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Por otro lado, Covarrubias menciona que el estilo olmeca “bien pudo haber
tenido origen en la costa o en los valles de las laderas de Oaxaca y Guerrero” 56 y
que fue en La Venta el lugar donde el estilo se complejizó. Finalmente Covarrubias
pudo observar como el estilo olmeca variaba durante el período Preclásico lo cual
atribuyó como un proceso evolutivo que dividió en tres estadios que, sin bases
sólidas, intentó aplicar para los siguientes períodos mesoamericanos pues a
través de un esquema mostró la influencia olmeca como el primer escalón de la
evolución de las deidades de la lluvia mesoamericanas: Tláloc, Cocijo y Chaac. De
esta manera dicho autor se propuso respaldar la idea de lo olmeca como “cultura
madre” de Mesoamérica, además que consolidó la idea del jaguar como deidad
principal olmeca.
55
Covarrubias, Miguel, “El problema olmeca” en: Arte indígena de México y Centroamérica, UNAM, México
D.F. 1957, pp. 84.
56
Ibid.: pp. 83.
42
Alberto Ortiz Brito
Un año antes de que Michael D. Coe iniciara los trabajos de campo en San
Lorenzo, realizó una revisión estilística y espacial del fenómeno olmeca que tituló
“The Olmec Style and its Distributions”.57 En primer lugar Coe mencionó que las
representaciones olmecas estaban plasmadas en dos principales soportes: La
escultura monumental y la escultura portátil. Del primer rubro observó que la
mayoría se encontraban dentro de lo que denominó como la “región clímax” (la
cual abarca el sur de Veracruz y el occidente de Tabasco), mientras que las
esculturas portátiles se encontraban esparcidas en un amplio territorio que
transcendía el área de Mesoamérica. Posteriormente Coe señaló que las
cualidades formales del estilo olmeca consistían principalmente en
representaciones realistas tridimensionales y en menor medida las abstractas.
57
Coe, Michael D., “The Olmec Style and its Distributions” en: Archaeology of Southern Mesoamerica, Part 2,
Handbook of Middle American Indians, Vol. 3, Wauchope, Robert ed., University of Texas Press, Austin,
1965a, pp.739-775.
43
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
“offspring of feline father and human mother, deities of thunder, lightning, and
rain”,58 hipótesis para la cual toma como evidencia las escultura 3 de Potrero
Nuevo hallada por Stirling.
Un trabajo similar pero más amplio que el de Michael D. Coe fue presentado
por Ignacio Bernal en 1968 bajo el título “El Mundo Olmeca”.59 Es en este libro
Bernal realiza una delimitación del área olmeca junto con sus zonas de influencia y
de esta manera hace un distinción entre olmecas y olmecoides. Los olmecas
según Bernal, son los creadores y difusores de este estilo con tendencias
jaguarinas quienes habitaron la región delimitada por “el Golfo de México al norte,
las primeras estribaciones de las sierras al sur, el Papaloapan al oeste y la cuenca
del Blasillo-Tonalá al este”,60 esta región es nombrada por Bernal como “área
metropolitana”. Por otro lado los grupos olmecoides son “los habitantes de varios
sitios (Monte Albán, Izapa, etc.) más o menos contemporáneos que tiene una serie
de rasgos olmecas pero cuyo estilo muestra diferencias notables debidas a las
mezcla con grupos locales que no son olmecas”.61
Como podemos observar dentro del área metropolitana olmeca descrita por
Bernal quedan incluidos Tres Zapotes, La Venta y San Lorenzo sitios en los cuales
se tienen las evidencias más antiguas de estilo olmeca y del mayor número de
58
Coe, Michael D., The Jaguar’s Children: Pre-Classic Central México, The Museum of Primitive Art, New
York, 1965b, pp. 105.
59
Bernal, Ignacio, El Mundo Olmeca, Porrúa, México, 1968.
60
Ibid.: pp. 18.
61
Ibid.: pp. 15.
44
Alberto Ortiz Brito
escultura monumental, mientras que los grupos olmecoides quedan definidos por
los sitios localizados en Oaxaca, Guerrero, Valle de México, Chiapas, Guatemala,
El Salvador, etc. en los cuales estilo olmeca no es predominante. Es la amplia
extensión de la evidencia de dicho estilo lo que lleva a Bernal a concluir que el
horizonte olmeca sienta las bases para definir al área cultural de Mesoamérica
durante el Formativo. La definición de área metropolitana de Bernal hizo que se
considerara a la costa sur del Golfo de México como la cuna del estilo olmeca y a
las demás regiones como receptores de su influencia. Tanto impacto tuvo el “El
Mundo Olmeca” de Bernal que el concepto de área metropolitana sigue siendo
utilizado en la actualidad.
62
Joralemon, Peter D., A Study of Olmec Iconography, Studies in Pre-Columbian Art & Archaeology, No. 7,
Dumbarton Oaks, Trustees for Harvard University, Washington D.C., 1971.
45
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
63
Clewlow, Carl W. Jr., A stylistic an chronological study of olmec monumental sculpture, Contributions of
the University of California Archaeological Research Facility, Number 19, Berkeley, California, pp. 147 [En
línea] University of California. Copyright© 1974. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://digitalassets.lib.berkeley.edu/anthpubs/ucb/text/arf019-001.pdf
64
Ibid.: pp. 148.
46
Alberto Ortiz Brito
65
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 123.
66
Ibid.: pp. 124.
47
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
ensayo “La herencia iconográfica del Dios Bufón de los mayas” 67 escrito por
Virginia M. Fields en 1986. A través del análisis iconográfico de representaciones
olmecas y mayas, Fields declara que el motivo olmeca fitomorfo tripartito que
emerge de la hendidura en “V” – rasgo distintivo del dios II identificado por
Joralemon – es un símbolo que “atravesó barreras culturales y cronológicas y con
el tiempo tomó la identidad del ícono principal de los gobernantes mayas”, 68 es
decir, el dios Bufón. Dicha autora manifiesta que quizás este símbolo agrícola de
estilo olmeca fue utilizado por los gobernantes mayas con el objetivo de
nombrarse a sí mismos como los representantes terrestres de la deidad del maíz,
de esta manera se otorgaban ellos mismos los poderes sobrenaturales de la
deidad, y por consiguiente, legitimaban su poder ante el grueso de la sociedad.
67
Fields, Virginia M. “La herencia iconográfica del Dios Bufón de los mayas” en: Sexta Mesa Redonda de
Palenque 1986, Greene Robertson, Merle y Fields, Virginia M. (Coords.), 1991, pp. 167-174. [En línea]
MESOWEB. Copyright© 2013. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://www.mesoweb.com/pari/publications/RT08/DiosBufon.html
68
Ibid.: pp. 9.
69
Pohorilenko, Anatole, “La estructura del sistema representacional olmeca” en: Arqueología 3, Revista de la
Dirección de Arqueología del INAH, México, 1990b, pp. 85-90.
48
Alberto Ortiz Brito
70
Taube, Karl A., “The Rainmakers: The Olmec and Their Contribution to Mesoamerican Belief and Ritual”
en: The Olmec World: Ritual and Rulership, Guthrie, Jill ed., The Art Museum, Princeton University, New
Jersey, 1996a, pp. 83-103.
49
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
71
Taube, Karl A., “The Olmec maize God: The Face of Corn in Formative Mesoamerica” en: Anthropology and
Aesthetics, No. 29/30, Peabody Museum of Archaeology an Ethnology, Cambridge, pp. 39-81. [En línea]
JSTOR. Copyright© 1996b. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://www.jstor.org/discover/10.2307/20166943?uid=3738664&uid=2&uid=4&sid=55930365173
72
Ibid.: pp. 41.
50
Alberto Ortiz Brito
73
Ibid.: pp. 44.
74
Beverido Pereau, Francisco, Estética olmeca, Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver., 1996.
75
Marcus, Joyce y Flannery, Kent V., La Civilización Zapoteca: Cómo evolucionó la Sociedad Urbana en el
Valle de Oaxaca, Fondo de Cultura Económica, México, 2001.
51
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
76
Ibid.: pp. 111.
77
Ibid.: pp. 114.
52
Alberto Ortiz Brito
78
Saturno, William, et. al., The mural of San Bartolo, El Petén, Guatemala, Part 2: The north Wall, Ancient
America No. 7, Center for Ancient American Studies, 2005b, pp. 87.
79
Ibid.: pp. 87.
80
Panico, Francesco, Mesoamérica olmeca: La cosmogonía del Preclásico Medio como código transcultural
de comunicación, Tesis Doctoral, Instituto de Investigaciones Históricos-Sociales, Universidad Veracruzana,
Xalapa, Ver., 2008, pp. 45.
53
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
decir, la abstracción del cosmos articulado con sus respectivos puntos cardinales.
Por otro lado, Panico observa al igual que Taube que el punto central del
quincunce es sustituido en varias ocasiones por el llamado Ometeótl olmeca y por
lo tanto le otorga también la cualidad de axis mundi. De igual forma Panico
atribuye dos cualidades más al Ometeótl olmeca, pues nos dice que dicho ser
“constituye la representación de los tres planos cósmicos y que, ocasionalmente,
se separa en sucesivas advocaciones que caracterizan la singularidad de los tres
niveles”81 a la vez que otorga al mismo ser la cualidad de la planta del maíz. De
esta manera el Ometeótl olmeca “pasa a constituir la metáfora del proceso cíclico
de la vida y muerte sintetizado en la idea del tránsito necesario por todos los
espacios de los tres planos cósmicos”.82 Así Panico concibe la variabilidad del
estilo olmeca así como el compartimiento de iconos entre varios seres como la
representación de una sola deidad en sus diferentes advocaciones, fenómeno que
sucede en diversas deidades mesoamericanas de períodos posteriores.
Como podemos observar, muchos son los trabajos iconográficos que han
ocupado diversos enfoques para abordar la problemática de la variabilidad de las
representaciones olmecas, con los cuales se ha logrado desarrollar múltiples e
importantes hipótesis acerca de las características, temas y significados de la
cosmovisión olmeca. Cada uno de los resultados e hipótesis formuladas por los
autores aquí mencionados, son varios de los principales antecedentes de las
investigaciones olmecas, que aparte de funcionar como un amplio marco de
referencia, servirán en este trabajo recepcional para tener en cuenta las limitantes
y problemáticas que se presentan a la hora de estudiar la representaciones
olmecas. Así pues, las limitantes que han obstaculizado sobremanera los análisis
de las representaciones olmecas son: la gran cantidad de esculturas
descontextualizadas y la imposibilidad de establecer fechamientos absolutos a
aquellos artefactos que fueron hechos de piedra.
81
Ibid.: pp. 295.
82
Ibid.: pp. 295.
54
Alberto Ortiz Brito
3. Marco teórico-metodológico
Pocos son los arqueólogos olmequistas que han tratado de proporcionar una
definición detallada y precisa del concepto olmeca, y muchos son los arqueólogos
olmequistas que utilizan el concepto estilo para definir olmeca sin mencionar su
significado ni tampoco sus principales características. Por lo tanto, considero
pertinente hacer una breve revisión del concepto estilo antes de comenzar a
abordar algunas de las diferentes definiciones existentes sobre lo olmeca y los
postulados teóricos que se emplearán en este trabajo recepcional.
83
Abbagnano, Nicola, Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1961, pp. 459.
55
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
inclusión y exclusión de los objetos que forman parte de uno u otro estilo, por
ejemplo podemos mencionar el estilo escultórico barroco se caracteriza por tener
un carácter recurrente al exceso y/o abundancia de la ornamentación, por otro
lado el estilo arquitectónico mesoamericano tiene como carácter recurrente la
edificación de basamentos piramidales con escalinatas en sus lados, a partir de
estos parámetros se estable la clasificación y agrupación de los objetos que
poseen las mismas características. Pese a que Abbagnano deja claro en su
definición que son los caracteres distintivos los que definen el estilo de un objeto o
grupo de objetos, no profundiza en las implicaciones de dicho término.
Una definición más amplia del concepto estilo es la propuesta por Meyer
Schapiro quien nos dice que “por estilo se entiende la forma constante – y a veces
los elementos, cualidades y expresión constantes – del arte de un individuo o de
un grupo”.84 Este autor concibe al estilo a diferencia de Abbagnano como los
elementos recurrentes que conllevan a establecer un patrón o canon el cual
circunscribe al arte, ya sea de uno o varios individuos, además, no considera
únicamente un solo tipo de carácter como lo hace Abbagnano sino que incorpora
elementos, cualidades y expresiones a dicho patrón o canon, de esta manera
amplía un poco más el tipo de características que constituyen un estilo. Por otro
lado Schapiro señala que estilo es un sistema de formas significativas que
comunican valores religiosos, sociales y morales de un determinado grupo.
Asimismo, menciona que el estilo es una herramienta eficiente para ubicar
espacial y temporalmente uno o varios objetos, así como para establecer
conexiones entre diferentes grupos o culturas. Por último Schapiro declara
injustificadamente que el estilo constituye el carácter totalista de la cultura.
84
Fuente, Beatriz de la, “Lo olmeca, ¿un estilo o una cultura? En: Olmeca, Balances y perspectivas. Memoria
de la Primera Mesa Redonda, tomo I, Uriarte, María Teresa y González Lauck, Rebecca B. (coordinadoras),
IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young, México, 2008, pp. 25-37.
56
Alberto Ortiz Brito
Una de las principales críticas hacia los postulados de Schapiro es hecha por
Beatriz de la Fuente, quien a pesar de que basa su análisis escultórico en la
definición de Schapiro, es consciente en que dicho autor excede en gran medida
los alcances analíticos del concepto estilo pues nos dice que:
“Las contribuciones que ofrece el estudio del estilo no alcanzan ni aspiran a definir
una cultura, si por ella entendemos los datos materiales – en el ejemplo
mesoamericano, las más de la veces rescatados por la arqueología –, la
organización política y social, la religión y las formas de culto, las redes comerciales
internas y a larga distancia, la comunicación de ideas (por medio del arte o la
escritura, cuando ésta existe), el idioma hablado y su evolución.”85
85
Ibid.: pp. 27-28.
86
Ibid.: pp. 26.
57
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
87
Sánchez, Jesús E., “Aproximación al uso de los conceptos signo, estilo, carácter y tipo en arqueología” en:
Arqueología, Vol. 34 Revista de la Dirección de Arqueología del INAH, México, 2004, pp. 137.
88
Ibid.: pp. 141.
58
Alberto Ortiz Brito
89
Ibid.: pp. 141.
59
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Como se puede apreciar a través de esta breve revisión, podemos concluir que
el concepto estilo no hace referencia al objeto u objetos de estudio en sí mismos,
sino más bien, es una herramienta epistemológica de análisis que permite señalar
las características formales básicas – es decir el carácter – de un objeto o un
grupo de objetos. Es por tales motivos que al utilizar el concepto estilo en
arqueología y en el caso más específico del fenómeno olmeca debemos ser
conscientes en que, tal y como lo dice Louise Iseut Paradis estamos “observando
regularidades formales”,90 de este modo nos referimos exclusivamente a las
características esenciales abstraídas del objeto que las posee. Por lo tanto creo
que la aplicación de estilo para definir lo olmeca – si bien es correcta en el sentido
de que lo olmeca posee un estilo particular – lo reduce y limita a sus
características morfológicas y no posibilita la capacidad de observar sus
verdaderas características esenciales como el considerar a lo olmeca como parte
de un aparato ideológico de transmisión cultural. Es en este momento donde viene
una pregunta a consideración, si bien estilo es solo un elemento más que forma
parte de las representaciones olmecas entonces ¿Qué es lo olmeca?
90
Paradis, Louise Iseut, “Revisión del fenómeno olmeca” en: Arqueología, Vol. 3, Revista de la Dirección de
Arqueología del INAH, México, 1990, pp. 33.
60
Alberto Ortiz Brito
La mayoría de los arqueólogos que se dedican al estudio del estilo olmeca tienden
a definirlo como un estilo artístico, es así como utilizan el término arte para definir
y referirse al conjunto de representaciones olmecas. Aunque considerar lo olmeca
como arte amplia un poco más su significado, aún continua limitándolo, ya que
esto implica tácitamente que todos los objetos con atributos olmecas fueron
elaborados con el objetivo primario de la apreciación estética, no obstante, cabe
señalar que el arte también posee la capacidad de comunicar o expresar una idea
aunque en ocasiones esta no se deriva de un aparato ideológico compartido por
una sociedad sino por un solo individuo, lo cual no es el caso de lo olmeca sino
todo lo contrario. Lo anterior, no quiere decir que los objetos olmecas fueron
creados sin ninguna consideración artística, sino más bien que los valores
estéticos estuvieron situados en un plano secundario de menor importancia, en
donde la representación y comunicación de conceptos derivados de un aparato
ideológico era la función principal.
61
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
92
Cfr. Op. Cit. Paradis, 1990.
93
Op. Cit. Pohorilenko, 2008, pp. 81.
62
Alberto Ortiz Brito
94
Ibid.: pp. 82.
95
Op. Cit. Pohorilenko, 1990, pp. 85.
96
Ibid.: pp. 89.
97
Clark, John, “Olmecas, olmequismo y olmequización en Mesoamérica” en: Arqueología 3, Revista de la
Dirección de Arqueología del INAH, México, 1990b, pp. 52.
63
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Por otro lado Panico, que definió a lo olmeca como un código de comunicación,
argumenta que dicho código debía ser entendido a nivel de relación y expresión.
Dicho autor argumenta que el primer nivel funciona como un mecanismo de
identidad basado en una creencia compartida acerca de la visión del mundo,
mientras que el segundo nivel expresa una visión del mundo y una explicación de
la forma en que está estructurado. Basándose en las teorías marxistas de Antonio
Gramsci acerca de los mecanismos de control social utilizados por los grupos
hegemónicos, Panico declara – al igual que Clark – que a través del código de
comunicación olmeca se “instituyó, y justificó, una jerarquía social y un manejo del
poder político a escala local”98 que al mismo tiempo fue empleado “en el ámbito
suprarregional, para que las diferentes élites se reconociesen dentro de un patrón
mítico común, descrito por un cosmos ordenado y, al mismo tiempo, para
diferenciarse las unas de las otras, estipulando derechos particulares sobre los
territorios que controlaban”.99
98
Op. Cit. Panico, 2008, pp. 45.
99
Ibid.: pp. 45.
100
Op. Cit. Paradis, 1990, pp. 39.
64
Alberto Ortiz Brito
Tres son las principales teorías que se han propuesto para dar respuesta a la
interrogante anteriormente planteada. Estas teorías han sido denominadas por
Pohorilenko como la tradicionalista, la regionalista y la conceptualista.101
101
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 2008.
65
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Por otro lado los partidarios de la teoría regionalista tal y como lo declara
Pohorilenko, consideran que los olmecas de la costa sur del Golfo de México no
fueron los únicos que participaron en la creación y desarrollo del sistema de
representación olmeca, sino que las demás sociedades de Mesoamérica también
contribuyeron en la creación y desarrollo de esta, es decir, que el sistema de
representación olmeca era producto de ideas y creencias compartidas por varios
asentamientos humanos de diferentes regiones de Mesoamérica, los cuales
establecieron un estrecho contacto. De esta forma los regionalistas no conciben
únicamente a los asentamientos fuera del área nuclear como simples receptores
de una manifestación cultural, sino también como participes en el desarrollo de
ella. De estas teorías deriva el término acuñado por Marcus y Flannery de
“culturas hermanas” las cuales fueron “surgidas de manera simultánea a través de
muchos procesos idénticos”.102
102
Op. Cit. Marcus y Flannery, 2001, pp. 143.
66
Alberto Ortiz Brito
67
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
El término tradición es entendido por el filósofo José Ferrater Mora como “un
conjunto de normas, creencias, etc., a menudo incorporadas en instituciones”, 104 el
cual según el mismo autor, implica una persistencia en el tiempo histórico que
requiere ser cultivada, justificada y cuidada. Es así como Ferrater declara que la
tradición está justificada con base a los antepasados, quienes en su momento
crearon y cultivaron el conjunto de normas y creencias que componen una
tradición. Los postulados de Ferrater dejan implícita la cualidad hereditaria de la
tradición, sin embargo, no parece considerarla como un elemento sumamente
relevante. Al respecto Abbagnano define a la tradición como una herencia cultural,
es decir, “la trasmisión de creencias y técnicas de una a otra generación”,105 de
esta manera Abbagnano resalta la transmisión hereditaria como la cualidad
primordial de la tradición. En este sentido la transmisión queda entendida como
una acción, como un proceso histórico en el que intervienen ciertos individuos.
Alfredo López Austin y Leonardo López Luján conciben a la tradición al igual que
Abbagnano, como la transmisión de ideas y creencias, sin embargo, dichos
autores resaltan otras características importantes de la tradición al definirla como:
104
Ferrater Mora, José, Diccionario de filosofía, Tomo IV, Ariel Filosofía, Barcelona, 2004, pp. 3553.
105
Op Cit. Abbagnano, 1961, pp. 1122.
106
López Austin, Alfredo y López Luján, Leonardo, El pasado indígena, El Colegio de México, Fideicomiso
Historia de las Américas, Fondo de Cultura Económica, México, 2008.
68
Alberto Ortiz Brito
Por otro lado, Carlos Herrejón Peredo107 quien concibe a la tradición como la
transmisión-recepción de ideas y objetos, menciona que son cinco estadios
esenciales los que intervienen en el proceso o ciclo de la tradición: el sujeto que
transmite, la acción de transmitir, el contenido de la transmisión, el sujeto que
recibe y la acción de recibir. Dicho ciclo inicia cuando algo es transmitido por una
persona a otra, a lo cual sigue la acción de recepción. Es en el segundo estadio
del ciclo de la tradición en donde ocurre un proceso de asimilación de lo
transmitido. Herrejón manifiesta que tal asimilación implica la actualización de lo
recibido, proceso a través del cual “la tradición pasa a formar parte viva del
destinatario”.108 El tercer estadio de la tradición consiste en la posesión, en la que
según el mismo autor, el destinatario participa de dos maneras, por una parte
conserva lo recibido como patrimonio e identidad y por otra parte enriquece,
reduce o modifica lo recibido, es decir, transforma la tradición misma. El cuarto
estadio del ciclo es la transmisión de la tradición a un nuevo sujeto, con lo cual se
cierra el ciclo al mismo tiempo que inicia de nueva cuenta, esta vez con nuevos
actores o participantes. Por tales motivos Herrejón argumenta que, la transmisión
de alguna cosa de un individuo a otro no crea una tradición, más bien es solo una
parte de una cadena de entregas, así pues la tradición implica la recurrencia y
reiteración de la acción de transmitir y recibir a lo largo del tiempo, de esta manera
la tradición se convierte en un proceso histórico y social.109
107
Cfr. Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, pp. 135-149.
108
Ibid.: pp. 136.
109
Cfr. Ibid.: pp. 136-137.
69
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Asimismo, dicho autor establece que como todo acto humano, la tradición
implica un grado de conciencia y volición, tanto a nivel individual como a nivel
colectivo. Tales elementos influyen en gran medida en el devenir de determinada
tradición. Basado en estas dos características Herrejón distinguió tres formas de
ejercer y practicar una tradición: la primera forma consiste en la existencia de
conciencia y volición del acto de transmisión así como del contenido de la misma,
en este caso el valor y función de las tradiciones es perceptible por parte de los
individuos que participan en ellas, y por consiguiente, la tradición permanece
fuertemente arraigada en el grupo social actualizándose a lo largo del tiempo. La
segunda forma consiste en la carencia de conciencia y la existencia de volición, es
decir, pese a que “se ignora o conoce poco el sentido particular de esta o aquella
tradición”,110 aún se tiene la disposición e interés de preservarla, por tales motivos
Herrejón advierte que dicho suceso provoca que la tradición pierda valor y con el
paso del tiempo se erosione y anquilose111 hasta reducirse a mera costumbre. La
110
Ibid. pp. 147.
111
Anquilosar: 1. tr. Producir anquilosis. 2. prnl. Paralizarse detenerse en su evolución. Diccionario de la
lengua española, Vigésima segunda edición, Real Academia Española. [En línea] RAE. Copyright© 2013. [Ref.
11 de abril del 2012] Disponible en Web: http://lema.rae.es/drae/?val=anquilosar
70
Alberto Ortiz Brito
112
Ibid. pp. 138-139.
113
Ibid. pp. 143.
71
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
114
Ibid. pp. 137.
115
Ibid. pp. 144.
72
Alberto Ortiz Brito
De este modo López Austin, señala que una de las principales funciones del
núcleo duro es la de actuar como mecanismo estructurador de la tradición, en la
116
Op. Cit. Panico, 2008, pp. 45.
117
Op. Cit. López Austin, 2001, pp. 59.
118
Ibid. pp. 63.
73
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
cual sus elementos quedan divididos en: aquellos elementos primarios que
componen el núcleo duro, aquellos elementos secundarios que tienen procesos
lentos de transformación y aquellos que son demasiado mutables. No obstante, tal
y como señala Herrejón, la tradición está compuesta también por la incorporación
de nuevos elementos, los cuales según López Austin consisten en innovaciones
internas, préstamos culturales e imposiciones de las clases hegemónicas.
119
Cfr. Ibid.: pp. 64.
74
Alberto Ortiz Brito
75
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
76
Alberto Ortiz Brito
Por otro lado Hodder señala que la cultura material también debe ser entendida
como acción y práctica,124 esto implica – según el mismo autor – que todo objeto
constituido significativamente denota un pensamiento o idea de sus creadores, es
decir, toda acción representa una idea o pensamiento. Con esto, Hodder hace un
intento de resaltar el papel activo de acción y transformación del ser humano-
individuo contraponiendo los términos norma y variabilidad.
121
Hodder, Ian, Interpretación en Arqueología: corrientes actuales, Editorial Crítica, Barcelona, 1994, pp.
148.
122
Ibid.: pp.13.
123
Ibid.: pp. 147-149.
124
Ibid.: pp. 149-151.
77
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
argumenta que “no existen reglas inmutables y rígidas. Cada situación específica
depende, pues, del contexto”,125 de acuerdo a esto, los individuos tienen la
capacidad de discernir ante determinada situación que es lo que van a hacer y
como lo van a hacer, dicho de otra manera, las acciones de los individuos no son
el resultado directo de normas compartidas.
125
Ibid.: pp. 116.
126
Ibid.: pp. 106.
127
Ibid.: pp. 81-84.
128
Ibid.: pp. 87.
78
Alberto Ortiz Brito
Hodder indica que para poder estudiar la transformación cultural se “debe tener
en cuenta los significados históricos”,130 esto implica que debemos analizar las
fases de desarrollo de los grupos humanos para identificar las semejanzas y
diferencias entre cada fase y así poder observar el cambio social que se produjo.
Así pues, la arqueología contextual declara que a través de las semejanzas y
diferencias es posible abstraer el significado de los materiales, para ello ambos
elementos deben ser colocados en contexto, de esta manera Hodder distingue
cuatro dimensiones contextuales de semejanzas y diferencias: la temporal, la
espacial, la unidad de deposición y la tipológica. Dichas dimensiones contextuales
están entrelazadas entre sí, por lo tanto, Hodder declara que ninguna de ellas
129
Ibid.: pp. 21-22.
130
Ibid.: pp. 43.
79
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
debe ser aislada de las demás, ya que esto implicaría la ruptura de la estructura
que da significado a los objetos.
80
Alberto Ortiz Brito
81
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
82
Alberto Ortiz Brito
132
Cfr. De la Fuente, Beatriz, “Arte monumental olmeca”, en: Los olmecas en Mesoamérica, Clark, John E.
(coord.), Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y Turner Libros, S.A., México, 1994, pp. 203-221.
83
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
el tipo o forma que posee cada artefacto, así pues podemos clasificarlas en tronos,
estelas, cabezas colosales, figuras sedentes, hachas votivas etc.
Por otro lado Pohorilenko establece ocho principios de composición para las
representaciones olmecas, estas son:
84
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133
Op. Cit. Sánchez, 2004, pp. 141.
85
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
134
Ibid.: pp. 141.
86
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87
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Alberto Ortiz Brito
135
Cfr. Kirchhoff, Paul, “Mesoamérica. Sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”.
[en línea] Xalapa, Ver., Al fin liebre ediciones digitales, 2009. [Ref. 8 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://portalacademico.cch.unam.mx/materiales/al/cont/hist/mex/mex1/histMexU2OA01/docs/paulKirchh
off_mesoamerica.pdf
136
Cfr. Ibid.: pp. 4.
137
Cfr. Op. Cit. López Austin y López Luján, 2008, pp. 58-79.
89
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
No obstante, debido a que tanto las regiones como las subdivisiones poseen
semejanzas y diferencias ambientales-culturales, dicho sistema está integrado por
un conjunto heterogéneo de subsistemas cuya homogeneidad dependen del grado
de interacción ejercido entre cada una de ellas. Así pues, esta circunstancia
señala la existencia del principio de identidad-diversidad dentro de la historia
común y de la tradición mesoamericana.
138
Litvak King, Jaime, “En torno al problema de la definición de Mesoamérica”, en: Anales de Antropología,
Vol. 12, IIA-UNAM, México, 1975, pp. 183.
139
Flannery, Kent V., “Archaeological systems theory and early mesoamerica”, en: Anthropological
Archaeology in the Americas, Betty J. Meggers (ed.), Anthropological Society of Washington, Washington,
1968, pp. 68. [en línea] Northeastern Illinois University. [Ref. 10 de Febrero del 2013] Disponible en Web:
http://www.neiu.edu/~circill/hageman/anth396/archaeologicalsystems.pdf
90
Alberto Ortiz Brito
protagonistas. Esta última categoría es definida por los autores como aquellas
sociedades de fuerza uniformadora “que por distintos motivos tuvieron una
influencia decisiva en épocas determinadas y sobre amplias extensiones de
Mesoamérica.”140
140
Op. Cit. López Austin y López Luján, 2008, pp. 67.
141
Ibid.: pp. 66.
142
Lesure, Richard G., “Sahred art styles and long-distance contact in early Mesoamérica”, en:
Mesoamerican archaeology, Theory and practice, Hendeon, Julia A. y Rosemary A. Joyce (ed.), Blackwell
studies in global archaeology, Inglaterra, 2004, pp. 78.
91
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Uno de los primeros vestigios arqueológicos que se han hallado dentro del
territorio que más tarde conformaría la superárea de Mesoamérica, son las puntas
de proyectil hechas de lítica tallada que datan aproximadamente del año 8000 a.C.
Los tipos de puntas más comunes son los denominados “Clovis” y “Folsom”, los
cuales se caracterizan por tener una acanaladura en las partes centrales de sus
caras. A diferencia de la segunda, las Clovis presentan una distribución muy
amplia en México que va desde sitios de Sonora hasta Chiapas.143 Por otro lado
existe otro tipo de punta de proyectil relevante encontrado en la cueva Los Grifos,
Chipas comúnmente llamado “Cola de pescado”,144 cuyo rasgo distintivo es la
forma de aleta caudal de pescado que posee su pedúnculo.
Ninguno de estos tres tipos mencionados fue creado dentro del territorio
mexicano. Tanto de las Clovis como de las Folsom las evidencias más tempranas
datan del año 9500 a.C. y proceden de Norteamérica.145 Respecto a las Colas de
Pescado, estas provienen de Sudamérica y tienen una antigüedad de 9000 a.C.146
143
Cfr. Mirambell Silva, Lorena, “Los primeros pobladores del actual territorio mexicano”, en: Historia
antigua de México, Vol. 1, Manzanilla, Linda, Lorena y Leonardo López Luján (coord.), INAH, IIA-UNAM,
México, 2000, pp. 243-244.
144
Cfr. Acosta Ochoa, Guillermo, “El poblamiento de las regiones tropicales de México hace 12 500 años”,
en: Anales de Antropología, Vol. 45, IIA-UNAM, México, 2011, pp. 227-235. [En línea] IIA-UNAM. Copyright©
2005. [Ref. 20 de Febrero del 2012] Disponible en Web:
http://www.revistas.unam.mx/index.php/antropologia/article/view/27975
145
Cfr. Fiedel, Stuart J., Prehistoria de América, Editorial Crítica, Ríos Marcela (traductora), España, 1996, pp.
77-84.
146
Cfr. Ibid.: pp. 100-105.
92
Alberto Ortiz Brito
Si bien estas puntas de proyectil son originarias de dos regiones distintas del
continente americano, Fiedel menciona que hubo una convergencia entre ellas ya
que “algunas puntas «cola de pescado» más delgas, más próximas a las puntas
de tipo Clovis del este de Norteamérica, se han encontrado […], y también el oeste
de Costa Rica, Guatemala y Durango, en México”. 147 De tal manera, parece ser
que estas puntas de proyectil llegaron en épocas tardías a México, lo cual indica
una prolongada movilización de grupos humanos del norte y sur del continente
hacia la futura superficie mesoamericana, en la que seguramente varios grupos de
diferentes familias lingüísticas o etnias entraron en contacto; de ser cierta tal
suposición, esta sería uno de los primeros testimonios de la interacción humana a
gran escala de América en la que intervinieron los remotos antecesores de las
sociedades mesoamericanas.
147
Ibid.: pp. 104.
93
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
darían origen a las subfamilias actuales”.148 Según el mismo autor, algunas de las
protolenguas mesoamericanas, tales como la Hokano-coahuilteca y la Yutoazteca,
son originarias del actual territorio de Canadá y de los Estados Unidos149; de tal
forma la hipótesis de la movilización a gran escala también está respaldada por el
dato lingüístico.
Mapa 1. Probable ubicación de las familias lingüísticas durante el 2500 a.C. Tomado
de: Manrique Castañeda, 2000.
En un principio estos grupos nómadas e igualitarios que ocupaban como
campamentos estacionales los abrigos rocosos, tenían como principal base de
sustento la caza y en menor medida la recolección. No obstante, de estas dos
actividades o medios de obtención de alimentos, la recolección fue la más
trascendental ya que a partir de ella se originó la agricultura; actividad de
subsistencia que siglos más tarde sería el principal medio de producción
alimentaria de los pueblos mesoamericanos. A partir de la recolección, el ser
humano pudo observar el proceso de crecimiento de las plantas al mismo tiempo
que seleccionó los vegetales que producían una mayor cantidad de alimentos, y
por último experimentó con aquellas especies seleccionadas. De tal forma, el ser
148
Manrique Castañeda, Leonardo, “Lingüística histórica” en: Historia antigua de México, Vol. 1, Manzanilla,
Linda y Leonardo López Luján (coord.), INAH, IIA-UNAM, México, 2000, pp. 64.
149
Cfr. Ibid.: ver apéndice del artículo.
94
Alberto Ortiz Brito
150
Cfr. McClung de Tapia, Emily y Judith Zurita Noguera, “Las primeras sociedades sedentarias” en: Historia
antigua de México, Vol. 1, Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján (coord.), INAH, IIA-UNAM, México,
2000, ver los cuadros comparativos 2A, 2B y 2C de las paginas 274, 278 y 281.
151
Cfr. Smith Jr. C. Earle, “Plant remains” en: The prehistory of the Tehuacan valley, Vol. 1, Byers, Douglas S.
(ed.), Robert S. Peabody Foundation, University of Texas Press, Austin e Londres, 1967, pp. 220-255.
152
Cfr. Op. Cit. Acosta Ochoa, 2011, pp. 233.
153
Cfr. Pope, Kevin O., et al, “Origin and Environmental Setting of Ancient Agriculture in the Lowlands of
Mesoamerica”, en: Science, Vol. 292, 2001, pp. 1370-1373. [En línea] AAAS. Copyright© 2013. [Ref. 11 de
abril del 2013] Disponible en Web: http://www.sciencemag.org/content/292/5520/1370.full
154
Cfr. Op. Cit. McClung de Tapia y Zurita Noguera, 2000, ver cuadro comparativo 2a de la página 274.
95
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Asimismo, más que una simple casualidad, la presencia del maíz, y en menor
medida de la calabaza, en varias de las regiones que posteriormente integrarían la
superárea de Mesoamérica, pudo ser producto de la movilización e interacción
interregional en la cual diversos grupos humanos protomesoamericanos
intercambiaron de forma libre, informal e igualitaria, conocimientos (la
domesticación de plantas), herramientas (puntas de proyectil) y alimentos,
155
Lowe, Gareth W., “The early Preclassic Barra phase of Altamira, Chiapas”, NWAF, BYU, Utah, 1975, pp. 9-
14.
96
Alberto Ortiz Brito
destacándose entre ellos el maíz y la calabaza. De tal manera, parece ser que el
sistema espacial de intercambio general o interregional que según Litvak King
define a Mesoamérica, tiene sus inicios en el Arcaico.
Durante las etapas finales del Arcaico, el cultivo de plantas generó una
modificación a nivel general o interregional en el medio de subsistencia y una
readaptación al ambiente ya que, sin dejar de ser practicadas, la caza y la
recolección fueron relegadas por los vegetales domesticados a los que cada vez el
ser humano dependía más y más. Es así como estos frutos, semillas y raíces
cultivadas precariamente por cazadores-recolectores – principalmente el maíz, el
frijol, el chile, la calabaza y el cacao – formaron siglos después la base de la dieta
de los agricultores mesoamericanos, es decir, “fueron herencia de los
antepasados recolectores-cazadores que en épocas muy tempranas (7500-5000
a.C.) lograron su domesticación”.156
156
Op. Cit. López Austin, 2001, pp. 51.
157
Ibid.: pp. 50.
97
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
ser humano abandonara los abrigos rocosos por edificaciones situadas cerca de
valles y altiplanicies fértiles en las que habitaría permanentemente. Asimismo, la
agricultura generó la creación de nuevas herramientas para el procesamiento de
los alimentos (instrumentos de molienda) al mismo tiempo que aumento la
dependencia hacia ciertos recursos naturales, es por ello que “el agua y la tierra
se deifican cobrando una importancia esencial dentro de la sociedad”.158
158
Matos Moctezuma, Eduardo, “Mesoamérica”, en: Historia antigua de México, Vol. 1, Manzanilla, Linda y
Leonardo López Luján (coord.), INAH, IIA-UNAM, México, 2000, pp. 110.
159
Cfr. Grove, David, Olmec altars and myths”, en: Archaeology, vol. 26, 1973, pp. 128-135.
160
Op. Cit. McClung de Tapia y Zurita Noguera, 2000, pp. 285.
161
Cfr. Brush, Charles F., “Pox Pottery: Earliest identified Mexican ceramic”, en: Science, Vol. 149, 1965, pp.
194-195. [En línea] JSOTR. Copyright© 2000-2013. [Ref. 5 de Abril del 2013] Disponible en Web:
http://www.clas.ufl.edu/users/dcgrove/mexarchreadings/pox.pdf
98
Alberto Ortiz Brito
162
Cfr. MacNeish, Richard S., Peterson, Frederick A. y Kent V. Flannery, “The prehistory of the Tehuacan
Valley”, Vol. III, Robert S. Peabody Foundation, University of Texas Press, Austin y Londres, 1970, pp. 24-25.
163
Op. Cit. Brush, 1965, pp. 195.
164
Cfr. Op. Cit. MacNeish et al, 19070, pp. 25.
99
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
165
Cfr. Winter, Marcus, “Los Altos de Oaxaca y los olmecas”, en: Los olmecas en Mesoamérica, Clark, John E.
(coord.), Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y Turner Libros, S.A., México, 1994, pp. 129-141.
166
Cfr. Clark, John E., “Antecedentes de la cultura olmeca”, en: Los olmecas en Mesoamérica, Clark, John E.
(coord.), Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y Turner Libros, S.A., México, 1994, pp. 31-41.
167
Cfr. Ortiz Ceballos, Ponciano, Rodríguez M., Ma. Del Carmen y Alfredo Delgado C., Las investigaciones
arqueológicas en el cerro sagrado Manatí, UV, INAH, Xalapa, Ver., 1997, pp. 106-128.
168
Cfr. Ibid.: ver los tipos cerámicos Café pulido acanalado y Rojo acanalado, pp. 109-110 y 116-118.
169
Rodríguez M., María del Carmen y Ponciano Ortiz Ceballos, “Los asentamientos olmecas y preolmecas de
la cuenca baja del río Coatzacoalcos, Veracruz”, en: Olmeca, Balances y perspectivas. Memoria de la Primera
Mesa Redonda, tomo II, Uriarte, María Teresa y González Lauck, Rebecca B. (coordinadoras), IIE-UNAM,
CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young, México, 2008, pp. 454.
100
Alberto Ortiz Brito
Imágenes 10 y 11. Artefactos ofrendados en El Manatí. Tomada de: Ortiz Ceballos y Rodríguez,
1992.
Asimismo, la presencia en El Manatí de objetos hechos de piedras verdes
como la jadeíta, parece indicar nuevamente la interacción e intercambio a nivel
interregional dentro de Mesoamérica ya que dicha materia prima es alóctona de la
Costa del Golfo. Los yacimientos de jadeíta que se sabe fueron explotados en
tiempos del Formativo mesoamericano se encuentran en Guerrero y
Guatemala;170 debido a que los complejos cerámicos de la Costa del Golfo y del
Soconusco presentan notables similitudes, probablemente fue el yacimiento de
Guatemala de donde provenían las hachas ofrendadas en el manantial de El
Manatí. Así pues, parece ser que las piedras verdes fueron de las primeras
materias primas importadas que adquirieron un transcendental valor simbólico
puesto que fueron indispensables para la fabricación de objetos sacros (hachas
votivas) destinados a ser ofrendados, los cuales, según Taube, simbolizan
mazorcas de Maíz.171
En seguida de estos eventos y a partir del año 1500 al 1200 a.C., se fundan en
la mayoría de las regiones de Mesoamérica las primeras aldeas permanentes,
suceso que pone fin a la vida sedentaria y marca el establecimiento en el
170
Cfr. Seitz, R., et. al. “Olmec blue and Formative jade sources: new discoveries in Guatemala”, en:
Antiquity, vol. 75, num. 290, 2001, pp. 687-688.
171
Cfr. Op. Cit. Taube, 1996a, pp. 42-50.
101
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
172
Cfr. Grove, David C., “La zona del Altiplano central en el Preclásico”, en: Historia antigua de México, Vol.
1, Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján (coord.), INAH, IIA-UNAM, México, 2000, pp. 511-540.
173
Cfr. Op. Cit. Marcus y Flannery, 2001, pp. 87-107.
174
Cfr. Op. Cit. Clark y Pye, 2006, pp. 8-11.
175
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980.
176
Cfr. Op. Cit. Joyce y Flannery, 2001, pp. 100-102.
177
Op. Cit. Clark, 1994, pp. 35.
178
Cfr. Op. Cit. Ortiz Ceballos, Rodríguez M. y Delgado C., 1997.
102
Alberto Ortiz Brito
Tal y como indican Joyce y Flannery, el estilo rojo sobre bayo está
ampliamente esparcido en la parte oeste de Mesoamérica (Altiplano de México,
Valle de Tehuacán y Valle de Oaxaca) mientras que el estilo estampado de
mecedora predomina en el este de la superárea (Costa del Golfo y Soconusco de
Chipas).179 De acuerdo con Grove, la amplia distribución de tales complejos
cerámicos entre diversas sociedades de Mesoamérica constituye la evidencia “de
la difusión de ideas, creencias y preferencias estilísticas por encima de límites
regionales, étnicos y lingüísticos”.180
Mapa 3. Límites de los estilos cerámicos del Formativp Temprano. Tomado de:
Marcus y Flannery, 2001.
179
Cfr. Op Cit. Joyce y Flannery, 2001, pp. 102.
180
Op. Cit. Grove, 2000, pp. 517.
103
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
181
Cfr. Op. Cit. Joyce y Flannery, 2001, pp.103.
182
Cfr. Op. Cit. Clark y Pye, 2006, pp. 15-16.
183
Cfr. Cobean, Robert H. et al, “Obsidian trade and San Lorenzo Tenochtitlan”, en: Science, Vol. 174, 1971,
pp. 666-671. [En línea] AAAS. Copyright© 2013. [Ref. 11 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://www.sciencemag.org/content/174/4010/666.extract
184
Op. Cit. Joyce y Flannery, 2001, pp. 103.
185
Op. Cit. López Austin, 2001, pp. 49.
104
Alberto Ortiz Brito
186
Cfr. Op. Cit. Ortiz Ceballos, Rodríguez M. y Delgado C., 1997.
187
Op. Cit. Paradis, 1990, pp. 38.
188
Op. Cit. Pohorilenko, 2008, pp. 86.
189
Op. Cit. Lesure, 2004, pp. 77.
105
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Así pues, de ser una aldea en vías de desarrollo, San Lorenzo se posicionó
como el centro regional de las inmediaciones de la cuenca baja del río
Coatzacoalcos, para lo cual el sistema representacional olmeca fue una
herramienta sumamente indispensable ya que no le fue favorable únicamente para
ejercer un control preponderante dentro de su “Hinterland”, sino también en las
demás regiones de Mesoamérica.
190
Cfr. Op. Cit. Symonds et. al., 2002.
191
Cfr. Op. Cit. Symonds, Cyphers y Lunagómez, 2002, pp. 62-88.
192
Cfr. Ibid.: pp. 86.
193
Ibid.: pp. 73.
194
Ibid.: pp. 84.
106
Alberto Ortiz Brito
195
Cfr. Willians, Howel y Robert F. Heizer, “Sources of rocks used in olmec monuments”, en: Sources of
Stones Used in Prehistoric Mesoamerican Sites, Contributions of the University of California research facility,
Vol. 1, University of California, Berkeley, 1965, pp. 1-39. [En línea] The Regents of the University of
California. Copyright© 2005. [Ref. 11 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://dpg.lib.berkeley.edu/webdb/anthpubs/search?all=&volume=1&journal=4&item=2
196
Cfr. Op. Cit. Cobean, 1971.
197
Cfr. Op. Cit. Joyce y Flannery, 2001, pp. 121.
198
Cfr. Agrinier, Pierre, “Mirador-Plumajillo, Chiapas, y sus relaciones con cuatro sitios del horizonte olmeca
en Veracruz, Chipas y la costa de Guatemala”, en: Arqueología, Núm. 2, Revista de la dirección de
Arqueología del INAH, 1989, pp. 19-36.
199
Cfr. Op. Cit. Symonds, Cyphers y Lunagómez, 2002, pp. 82-83.
200
Op. Cit. Lesure, 2004, pp. 82.
201
Cfr. Gillespie, Susan D., “Llano del Jícaro: An olmec monument workshop” en: Ancient Mesoamerica,
volumen 5, Cambridge University Press, pp. 231-242. [En línea] Cambridge Journals Online. Copyright©
107
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
108
Alberto Ortiz Brito
Imagen 12. Cerámica Calzadas Carved exportada por San Lorenzo. Tomada de: Cheetham,
2010.
El primero de ellos fue desplegado dentro de la Costa del Golfo y al parecer fue
el más costoso y preciado. Para la extracción del basalto la clase dominante de
San Lorenzo tuvo que movilizar la cantidad suficiente de mano de obra para
trasladar los pesados bloques de piedra desde el cerro Cintepec. En este recorrido
de aproximadamente 60 km. de distancia, Laguna de Los Cerros parece haber
funcionado como un punto de estratégico en el que se hacían los preparativos
pertinentes para transportar el basalto hasta la gran meseta de San Lorenzo, en
donde era esculpido, reciclado y reutilizado en un taller escultórico que por su
cercanía con una lujosa casa-habitacional de la elite (“el palacio rojo”), Cyphers ha
propuesto que dichas actividades estaban directamente coordinadas por la clase
dominante.205
205
Cfr. Cyphers, Ann, “From Stone to symbols: Olmec art in social context at San Lorenzo Tenochtitlán” en:
Social Patterns in Pre-Classic Mesoamerica, David C. Grove y Rosemary A. Joyce (Eds.), Dumbarton Oaks
research an collection, Washington D.C., 1993, pp. 155-181.
109
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
110
Alberto Ortiz Brito
Así pues, San Lorenzo fue el principal asentamiento protagonista del Formativo
Temprano, a partir del cual se transmitió y propagó a nivel local, regional e
interregional la cosmovisión olmeca y fue el primero en tallar monumentales
esculturas tridimensionales de piedra con lo cual dio inicio a la tradición escultórica
olmeca. Era tanta su influencia y hegemonía que cuando entró en decadencia
206
Cfr. Jaime-Riverón, Olaf, “Olmec greenstone in Early Formative Mesoamérica: Exchance and process of
production”, en: Ancient Mesoamérica, Vol. 21, 2010, pp. 123-133. [En línea] Cambridge Journals Online.
Copyright© 2010. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract?fromPage=online&aid=7907850
111
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
De acuerdo con Symonds et. al., la caída de San Lorenzo como centro regional de
la costa sur del Golfo ocurrió entre los años 900 y 800 a.C., acontecimiento que es
contemporáneo con el aumento de complejidad y poderío de La Venta. 207 Es por
tal motivo, que el primer suceso referido parece haber sido una de las principales
causas que posibilitaron el ascenso de La Venta como el nuevo centro regional de
la Costa del Golfo, el cual preservó y continuó con la tradición olmeca.
De tal manera este nuevo asentamiento protagonista del Formativo Medio talló
esculturas no solo con las mismas formas y dimensiones monumentales de San
Lorenzo, sino también con los mismos temas. Esta circunstancia parece indicar
que aparte de la transmisión de determinados conceptos y temas, los
monumentos del antiguo centro regional sirvieron como prototipos para los de La
Venta, lo cual manifiesta un intento por reestablecer el sistema político-religioso y
reimplantar las jerarquías imperantes.
207
Cfr. Op. Cit. Symonds et al, 2002, pp. 85-88.
112
Alberto Ortiz Brito
fértiles inundables aptas para la agricultura y contaban con una red hidrológica
que posiblemente utilizaron como vías de transporte y comunicación.
Por otro lado, La Venta cuenta con el mismo sistema de canales de agua
presente en San Lorenzo que consiste en un conjunto de bloques de basalto en
forma de “U”. En ambos asentamientos dichos canales de agua fueron colocados
junto a varios monumentos en espacios restringidos a los cuales probablemente
solo tenían acceso individuos con un estatus elevado.211 Esto parece indicar que
el agua fue un recurso de primaria importancia para los habitantes de San
Lorenzo, quienes desarrollaron un sistema de captación, abastecimiento y
distribución del vital líquido el cual fue transmitido e implementado por los
habitantes de La Venta.
208
Cfr. González Lauck, Rebecca, “Investigaciones arqueológicas en la “Isla” Alor: un sitio en el área de
sostenimiento de La Venta, Tabasco”, en: Arqueología, núm. 26, Revista de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH, México, 2001, pp. 3-14.
209
Cfr. Pohl, Mary, “Olmec civilization at San Andrés, Tabasco, México”, FAMSI, 2005, [En línea] FAMSI.
Copyright© 2010. [Ref. 8 de Junio del 2012] Disponible en Web:
http://www.famsi.org/reports/01047/01047Pohl01.pdf
210
Cfr. Lunagómez Reyes, Roberto, “Los olmecas: sus predecesores y sucesores”, en: Culturas del Golfo,
Ladrón de Guevara, Sara (ed.), INAH, Jaca Book, 2012, pp.29-51.
211
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 1993. Y Heizer, Robert F., et al, “The 1968 investigations at La Venta” en:
Contributions of the University of California Archaeological Research Facility, California, 1968, Num. 5, pp.
127-154. [En línea] The Regents of the University of California. Copyright© 2005. [Ref. 2 de Mayo del 2012]
Disponible en Web: http://dpg.lib.berkeley.edu/webdb/anthpubs/search?all=&volumeid=285&item=1
113
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
114
Alberto Ortiz Brito
212
Cfr. Op. Cit. Williams y Heizer, 1965.
213
Cfr. Pool, Christopher A., y Ortiz Ceballos, Ponciano, “Tres Zapotes como centro olmeca: nuevos datos”,
en: Olmeca, Balances y perspectivas. Memoria de la Primera Mesa Redonda, tomo II, Uriarte, María Teresa y
González Lauck, Rebecca B. (coordinadoras), IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young,
México, 2008, pp. 425-443. Ver figura 8 del artículo.
214
Cfr. Op. Cit. Herrejón, 1994, pp. 142-143.
215
Op. Cit. Lesure, 2004, pp. 82.
216
Cfr. Pohorilenko, Anatole, “The structure and periodization of the Olmec representational system, Tesis
Doctoral, The Department of Anthropology of the Tulane University, Luisiana, EUA, 1990a, pp. 1281-1296.
115
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
217
Cfr. Op. Cit. Taube, 1996b.
218
Cfr. Op. Cit. Heizer, 1968, pp. 9-40.
219
Op. Cit. Lunagómez, 2012, pp. 44.
116
Alberto Ortiz Brito
Imagen 15. Sello de barro de San Andrés. Tomada de: Pohl et al, 1984.
220
Cfr. Pohl, Mary, et al, “Olmec origins of Mesoamerican writing”, en: Science, Vol. 298, 2002, pp. 1984-
1987. [En línea] AAAS. Copyright© 2013. [Ref. 11 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://www.sciencemag.org/content/298/5600/1984.abstract
221
Cfr. Rodríguez Martínez, Ma. del Carmen, et al, “Oldest writing in the New World”, en: Science, Vol. 313,
2006, pp. 1610-1614. [En línea] AAAS. Copyright© 2013. [Ref. 11 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://www.sciencemag.org/content/313/5793/1610.short
222
Cfr. Martínez Don Juan, Guadalupe, “Los olmecas en el estado de Guerrero”, en: Los olmecas en
Mesoamérica, Clark, John E. (coord.), Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y Turner Libros, S.A., México,
1994, pp. 143-163.
223
Cfr. Grove, David C. y Angulo V., Jorge, “A catalog and description of Chalcatzingo’s monuments” en:
Ancient Chalcatzingo, David C. Grove (Ed.), University of Texas Press, Austin, 1987, pp. 114-131.
224
Cfr. Castro Laínez, Evidey y Robert H. Cobean, “La Yerbabuena, Veracruz: un monumento olmeca en la
región de Pico de Orizaba”, en: Arqueología, núm. 16, Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología
del INAH, México, 1996, pp. 15-27. Y Rodríguez Martínez, Ma. del Carmen y Ponciano Ortiz Ceballos, “A
117
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Tanto los relieves como las esculturas portátiles de los sitios antes
mencionados, contienen en su mayoría temas relacionados con el “dios olmeca
del maíz” o bien como elementos fitomorfos, identificados como plantas de maíz,
que en algunos casos son sostenidos por personajes a manera de insignias. Con
respecto a las representaciones de reptiles, los saurios están plasmados en
cerámica de La Chontalpa (región en la que se encuentra La Venta), en una figura
de barro de Tlapacoya227 y en numerosas estelas de Izapa.228
Massive Offering of Axes at La Merced, Hidalgotitlán, Veracruz, México”, en: Olmec Art and Archaeology in
Mesoamerica, Clark, John E. y Mary E. Pye (eds.), National Gallery of Art, Washington, Yale University Press,
New Haven ad London, 200o, pp. 75-93.
225
Cfr. Lowe, Gareth W., “Comunidades de Chiapas relacionadas con los olmecas”, en: Los olmecas en
Mesoamérica, Clark, John E. (coord.), Ediciones del Equilibrista, S.A. de C.V., y Turner Libros, S.A., México,
1994, pp. 113-127.
226
Cfr. Guthrie, Jill (ed.), The Olmec World: Ritual and Rulership, The Art Museum, Princeton University, New
Jersey, ver catálogo del libro.
227
Cfr. Op. Cit. Joralemon, 1971, ver las figuras 93, 94, 95 y 96.
228
Cfr. Lowe, Gareth W., et al, Izapa: an introduction to the ruins and monuments, Papers of the NWAF,
Núm. 31, NWAF, BYU, Utah, 1982.
229
Cfr. Lowe, Gareth W., Los olmecas de San Isidro en Malpaso, Chiapas, INAH/Centro de Investigaciones
Humanísticas de Mesoamérica y el Estado de Chipas-UNAM, México, 1998.
118
Alberto Ortiz Brito
Igualmente, las regiones de Guerrero y Morelos son otro ejemplo del desarrollo
independiente de manifestaciones culturales. En este caso en Teopantecuanitlán,
Chalcatzingo y Zazacatla (Morelos) compartieron un sistema constructivo
totalmente ajeno al existente en la Costa del Golfo que consiste en muros
construidos con sillarejos segmentados por pares de lajas diagonales que integran
un nicho en forma de “V”.233
230
Cfr. Op. Cit. Inomata, 2013, pp. 469.
231
Cfr. Clark, John E. y Richard D. Hansen, “The architecture of early kingship: comparative perspectives on
the origins of the maya royal court”, en: Royal courts of the ancient maya, Vol. 2, Inomata, Takeshi y
Stephen D. Houston (ed.), Westview Press, 2001, pp. 1-45. [En línea]. Westview Press. Copyright© 2013.
[Ref. 11 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://books.google.com.mx/books?id=8pRjZjKj_aoC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&hl=
en#v=snippet&q=MFC&f=false
232
Op. Cit. Lowe, 1998, pp. 55.
233
Cfr. Op. Cit. Martínez Don Juan, 1994. Y Op. Cit. Grove (ed.), 1987.
119
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
234
Pool, Christopher A., “From Olmec to Epi-Olmec at Tres Zapotes, Veracruz, Mexico”, en: Olmec Art and
Archaeology in Mesoamerica, Clark, John E. y Mary E. Pye (eds.), National Gallery of Art, Washington, Yale
University Press, New Haven ad London, 2000, pp. 137-154.
235
Cfr. Ibid.: pp. 149-151.
120
Alberto Ortiz Brito
A diferencia de San Lorenzo y La Venta, Tres Zapotes fue fundada sobre las
tierras altas del oeste del área nuclear olmeca y, en vez de extraer del cerro
Cintepec el basalto necesario para labrar sus esculturas, esta preciada materia
prima fue obtenida del cerro El Vigía el cual se encuentra a tan solo 10 km. del
sitio.236 Asimismo, la obsidiana procedente de los yacimientos guatemaltecos,
ampliamente utilizada en épocas anteriores por San Lorenzo y La Venta, dejó de
ser importada237 y los yacimientos de Guadalupe Victoria y Pico de Orizaba fueron
los más explotados por Tres Zapotes.238 Con respecto a las piedras verdes,
aunque estas continuaron siendo utilizadas para fabricar ornamentos, la actividad
ritual de ofrendamiento de hachas parece haber dejado de ser practicada.
236
Cfr. Op. Cit. Williams y Heizer, 1965. Ver mapa 1.
237
Cfr. Hester, Thomas R., et al, “The Obsidian of Tres Zapotes, Veracruz, México”, en: Papers on Olmec and
Maya Archaeology, Contributions of the University of California Archaeological Research Facility, Vol. 13,
University of California, Berkeley, 1971, pp. 65-131. [En línea] The Regents of the University of California.
Copyright© 2005. [Ref. 11 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://dpg.lib.berkeley.edu/webdb/anthpubs/search?all=&volume=13&journal=4&item=3
238
Cfr. Op. Cit. Pool y Ortiz Ceballos, 2008, pp. 440.
239
Ibid.: pp. 442.
121
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Es así como, a partir del 400 a.C., diversos “Mesoamerican art styles in all
media had changed so much that Olmec ceases to be a helpful term”.240 Sin
embargo, tal y como señala Pohorilenko, muchos de estos nuevos estilos
incorporaron varios motivos iconográficos y componentes estructurales distintivos
del sistema representacional olmeca.241 Además, pese a los cambios acaecidos
como producto de la cualidad de progreso, en la Costa del Golfo la tradición
escultórica olmeca se mantuvo vigente por más tiempo, lo cual no implica
únicamente la adscripción y mantenimiento de un sistema político-religioso
ancestral, sino también manifiesta, basándonos en los postulados de Herrejón, la
prolongación de un grupo social a través del tiempo.242
240
Op. Cit. Lesure, 2004, pp. 77.
241
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 1990a.
242
Cfr. Op. Cit. Herrejón, 1994.
243
Cfr. Doering, Travis, F., An unexplored realm in the heartland of the southern gulf Olmec: investigations at
El Marquesillo, Veracruz, México, Tesis Doctoral, Department of Anthropology, University of South Florida,
Florida, 2007. [En Línea] USF Graduate School at Scholar Commons. Copyright© 2007. [Ref. 10 de Febrero
del 2012] Disponible en Web: http://scholarcommons.usf.edu/etd/696/
244
Cfr. Budar Jiménez, Lourdes, “Detrás de los cerros, en el último rincón de Los Tuxtlas: Piedra Labrada”,
en: Arqueología, Paisaje y Cosmovisión en Los Tuxtlas, Budar Jiménez, Lourdes y Sara Ladrón de Guevara
(coordinadoras), MAX, FAUV, Xalapa, Ver., 2008, pp. 105-115.
245
Budar Jiménez, Lourdes, comunicación personal.
246
Cfr. Agüero Tepetla, Dafne, La gorila de piedra. Análisis del contexto arqueológico del monumento 6 de
Piedra Labrada, Ver., Tesis de Licenciatura, FAUV, Xalapa, Ver., 2012.
122
Alberto Ortiz Brito
en el Medio Usumacinta al igual que el noreste de Los Tuxtlas, las esculturas con
temas similares a los de San Lorenzo fueron erigidas hasta el Formativo Tardío.247
Imagen 16. Fragmento del mural norte de San Bartolo. Tomada de:
Saturno et al, 2005.
247
Cfr. Ochoa, Lorenzo, “El medio Usumacinta: un eslabón en los antecedentes olmecas de los mayas” en:
Antropología e historia de los mixe-zoques y mayas, homenaje a Frans Blom”, Centro de Estudios Mayas, IIF-
UNAM, Brigham Young University, Lorenzo Ochoa y Thomas A Lee Jr. (Eds.), México, 1983, pp. 147-173.
248
Op. Cit. De la Fuente, 2009, 429.
123
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
249
Cfr. Pohl, Mary D., et al, “La U olmeca y el desarrollo de la escritura en Mesoamérica”, en: Olmeca,
Balances y perspectivas. Memoria de la Primera Mesa Redonda, tomo II, Uriarte, María Teresa y González
Lauck, Rebecca B. (coordinadoras), IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young, México,
2008, pp. 685-694.
250
Cfr. Op. Cit. Fields, 1991.
251
Cfr. Op. Cit. Lowe et al, 1982.
252
Cfr. Saturno, William A. et al, The mural of San Bartolo, El Petén, Guatemala, Part 1: The north Wall,
Ancient America No. 7, Center for Ancient American Studies, 2005a
124
Alberto Ortiz Brito
253
Cfr. Op. Cit. Lowe et al, 1982.
254
Cfr. Op. Cit. Stirling, 1943, pp. 14.
255
Cfr. Op. Cit. Martínez Don Juan, 1994.
256
Cfr. Op. Cit. Grove y Angulo V., 1987.
257
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 430.
125
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
en las que aparecieron diferentes sistemas de escrituras los cuales son: “The
Mayan script extending from the Yucatan Peninsula to the Pacific slope of
Guatemala and El Salvador, the Isthmian script extending from the Mexican Gulf
Coast through the Isthmus of Tehuantepec, and the Oaxacan script of the Valley of
Oaxaca”.258
258
Op. Cit. Pohl et al, 2002, pp. 1984.
259
Cfr. Taube, Karl A., Olmec Art at Dumbarton Oaks, Pre-Columbian Art at Dumbarton Oaks, Núm. 2,
Washington, D.C., 2004, pp. 179. [En línea] Dumbarton Oaks. Copyright© 2013. [Ref. 15 de Agosto del 2012]
Disponible en Web: http://www.doaks.org/resources/publications/doaks-online-publications/pre-
columbian-studies/olmec-art-at-dumbarton-oaks
260
Cfr. Coe. Michael D., An Early Stone Pectoral from Southeastern Mexico, Studies in Pre-columbian Art and
Archaeology, Núm. 1, Dumbarton Oaks, Washingyon, D. C., 1966. [En línea] JSTOR. Copyright© 2000-2013.
[Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://www.jstor.org/discover/10.2307/41263399?uid=3738664&uid=322215183&uid=2&uid=3&uid=3222
15173&uid=60&sid=21102198013471
261
Cfr. Graham, John A., “Leyendo el pasado: la arqueología olmeca y el curioso caso de la estela C de Tres
Zapotes”, en: Olmeca, Balances y perspectivas. Memoria de la Primera Mesa Redonda, tomo I, Uriarte,
María Teresa y González Lauck, Rebecca B. (coordinadoras), IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad
Brigham Young, México, 2008, pp. 39-63.
262
Op. Cit. Coe, 1966, pp. 16.
126
Alberto Ortiz Brito
127
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
263
Cfr. Op. Cit. Symonds et al, 2002, pp. 95-97.
264
Cfr. Killion, Thomas W. y Javier Urcid, “The Olmec Legacy: Cultural Continuity and Change in Mexico’s
Southern Gulf Coast Lowlands”, en: Journal of Field Archaeology, Vol. 28, 2001, pp. 3-25. [En línea] Journal of
Field Archaeology. Copyright© 2013. [Ref. 14 de abril del 2013] Disponible en Web:
http://www.latinamericanstudies.org/totonac/olmec-legacy.pdf
265
Cfr. Santley, Robert S., et al, “Formative Period Settlement Patterns in the Tuxtla Mountains”, en: Olmec
to Aztec, Settlement Patterns in the Ancient Gulf Lowlands, Stark, Barbara L. y Philip J. Arnold III (eds.), The
University of Arizona Press, Tucson, 1997, pp. 174-205.
266
Cfr Santley, Robert S., et al, “Final Field Report of the Matacapan Archaeological Project: The 1982
Season”, en: Research Papers Series, núm. 15, Latin American Institute, The University of New Mexico,
Albuquerque, 1984.
267
Cfr. Budar Jiménez, Lourdes, “Líneas horizontales, líneas verticales. El símbolo de la trama como
propuesta de representación de elementos del paisaje”, en: Haciendo arqueología. Teoría, método y técnica,
Ladrón de Guevara, Sara Lourdes Budar Jiménez y Roberto Lunagómez (coordinadores), COVECyT, 2012, pp.
193-213.
268
Cfr. Arnold, Philip J., III, “Arqueología en Los Tuxtlas: un resumen”, en: Arqueología, Paisaje y Cosmovisión
en Los Tuxtlas, Budar Jiménez, Lourdes y Sara Ladrón de Guevara (coordinadoras), MAX, FAUV, México,
2008, pp. 65-75.
269
Op. Cit. Symonds et al, 2002, pp. 132.
128
Alberto Ortiz Brito
Marquesillo no hubo ninguna intrusión o una influencia dominante del exterior. 270
Como podemos observar, el desarrollo autónomo e independiente del
protagonismo teotihuacano fue un fenómeno generalizado en la Costa del Golfo, el
cual continuó durante el Clásico Tardío a la par del advenimiento de nuevas
manifestaciones culturales.
270
Cfr. Op. Cit. Doering, 2007, pp. 82.
271
Cfr. Op. Cit. Symonds et al, 2002.
272
Cfr. Op. Cit. Killion y Urcid, 2001.
273
Op. Cit. Lunagómez, 2012, pp. 48.
274
Cfr. Lunagómez Reyes, Roberto, Los patrones arquitectónicos prehispánicos del sur de Veracruz: Época
Clásica, MAX, FAUV, Xalapa, Ver., 2011, pp.63.
129
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 20. Tipo de plazas del sur de Veracruz. Tomada de: Lunagómez,
2008.
130
Alberto Ortiz Brito
Así pues, como alguna vez sucedió en el período Formativo con el sistema
representacional olmeca, los diversos asentamientos de la costa sur del Golfo
“could have been linked by a shared ideology of rulership made manifest in a
redundant pattern of monumental architecture”.275 Cabe señalar que muchos de
los asentamientos en los que se erigió dicho complejo arquitectónico característico
del Clásico Tardío, fueron fundados en el Formativo por grupos olmecas; ejemplo
de ello son: Tres Zapotes, Piedra Labrada, El Marquesillo, Laguna de los Cerros,
Las Limas, Tenochtitlán, Estero Rabón y San Lorenzo.276
Asimismo, Doering menciona que "the later inhabitants were aware of the
Formative settlement location”,282 ya que tres ofrendas con materiales cerámicos
del Clásico estaban alineadas junto con un hoyo prehispánico, en un mismo eje en
dirección al trono olmeca que había sido enterrado durante el Formativo Tardío,
circunstancia la cual ha sido interpretada por Doering como un posible “type of
275
Op. Cit. Killion y Urcid, 2001, pp. 13.
276
Cfr. Lunagómez Reyes, Roberto, “Desde la sierra hasta las planicies: Una comparación entre los sitios de
Los Tuxtlas y las cuencas de los ríos San Juan Evangelista y Coatzacoalcos”, en: Arqueología, Paisaje y
Cosmovisión en Los Tuxtlas, Budar Jiménez, Lourdes y Sara Ladrón de Guevara (coordinadoras), MAX, FAUV,
México, 2008, pp. 77-89.
277
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980. Y Op. Cit. Symonds et al, 2002.
278
Cfr. Op. Cit. Pool, 2000.
279
Cfr. Bove, Frederick J., “Laguna de los Cerros: An Olmec Central Place”, en: Journal of New World
Archaeology, Vol. II, Núm. 3, University of California, California, 1978.
280
Cfr. Op. Cit. Doering, 2007.
281
Ibid.: pp. 247-248.
282
Ibid.: pp. 81.
131
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Un caso similar observó Bove en Laguna de los Cerros, quien después del
contraste o comparación de sus datos obtenidos con los de Medellín, argumentó
que:
“whatever the original placement of these sculptures, many of them had been reset
by a Late classic-Postclassic reoccupation of the site, accounting for the
preponderance of the Late Period pottery types found in association with the
sculptures and from almost always from the upper levels of the site”.284
Por si fuera poco, existen otros dos monumentos olmecas en los que sobrevino
un acontecimiento similar al percibido en Laguna de los Cerros. El primero de
estos es la cabeza colosal de Cobata, debajo de ella se encontró material
cerámico diagnóstico del Clásico Tardío. 285 El segundo es el ídolo encontrado en
la cima del volcán San Martín Pajapan el cual también estaba asociado con
cerámica del Clásico Tardío.286
283
Ibid.: pp. 267
284
Op. Cit. Bove, 1978, pp. 98.
285
Cfr. De la Fuente, Beatriz, “Cabezas colosales olmecas” en: El arte olmeca, Obras; Tomo 3, El Colegio
Nacional, México D.F., 2004b, pp. 221.
286
Cfr. Medellín Zenil, Alfonso, “El dios jaguar de San Martín” en: Boletín del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, Núm. 33, México, 1968, pp. 9-16.
287
Cfr. Op. Cit. Herrejón, 1994.
132
Alberto Ortiz Brito
“no solamente los espacios fueron reutilizados, sino los monumentos mismos,
renovando el significado de la escultura y adecuándolo a las nuevas condiciones
económicas, política y sociales, obedeciendo por supuesto a los nuevos cánones
estéticos y estilísticos”.288
288
Ladrón de Guevara, Sara, “Reutilización de monumentos olmecas en tiempos del Clásico” en: Ancient
Mesoamerica, Vol. 21, Issue 01, Cambridge University Press, 2010, pp. 66. [En línea] Cambridge Journals
Online. Copyright© 2010. [Ref. 30 de Enero del 2012] Disponible en Web:
http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract?fromPage=online&aid=7907868
133
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
134
San Lorenzo
Tenochtitlán
Tres Zapotes
Estero Rabón
Alberto Ortiz Brito
El Marquesillo
Loma del Zapote
Cabezas colosales
0
0
2
0
0
0
10
Personaje sedente con pectoral y cinturón de bandas cruzadas
0
0
0
0
0
0
0
Personaje de rodillas sosteniendo un bulto
0
0
0
0
0
0
2
Personaje con tocado y orejeras antropomorfas compuestas
0
0
0
0
0
0
0
Bloques con bandas cruzadas
0
1
0
0
1
0
0
Representaciones antropomorfas compuestas
Contorsionistas
0
0
0
0
0
0
1
Personajes antropomorfos compuestos con manoplas
0
0
0
0
0
0
2
135
Personajes compuestos con pectoral y cinturón de bandas cruzadas
0
0
0
0
0
0
0 Personajes antropomorfos compuestos sosteniendo un bulto
0
0
0
0
0
0
1
Estelas celtiformes
0
0
1
0
0
0
0
Representaciones de animales
Esculturas olmecas con temas similares
Felinos recostados
0
0
0
0
0
1
3
Felinos sedentes
0
0
0
0
2
0
1
Escenas compuestas
Tronos
1
3
0
1
1
0
3
Total
1
4
3
2
4
1
27
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
La Isla 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Piedra Labrada 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Los Laureles 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Ixhuatlán 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Los Soldados 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 2
Las Choapas 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
La Venta 4 1 1 1 0 0 0 0 1 4 0 0 1 6 0 1 0 20
San Isidro 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Tzutzuculi 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1
Balancán 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Emiliano Zapata 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Belén 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Suchitepéquez 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Chalcatzingo 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 3
Cerro El Vigía 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Volcán San Martín 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
P. desconociada 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Total 17 2 3 2 2 6 5 2 2 6 4 5 3 16 2 2 2 81
Tabla 1.
136
Alberto Ortiz Brito
289
Op. Cit. De la Fuente, 2004b, pp. 201.
137
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
290
Cfr. Ladrón de Guevara, Sara, “¿Qué ven las cabezas olmecas” en: Memoria del Coloquio Arqueología del
centro y sur de Veracruz, Ladrón de Guevara, Sara y Sergio Vásquez Zárate (Coords.), FAUV, Xalapa, Ver.,
1997, pp. 163-168.
291
Porter, James B., “Olmec colossal heads as recarved thrones: Mutilation, revolution, and recarving” en:
RES, Vol. 17/18, (primavera/otoño), 1989, pp. 23-29.
292
De la Fuete, Beatriz, “Escultura monumental olmeca: catálogo” en: El arte olmeca, Obras; Tomo 4, El
colegio Nacional, México D.F., 2007, pp. 160.
293
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 202.
138
Alberto Ortiz Brito
139
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 6.
294
Op. Cit. De la Fuente, 2004b, pp. 238.
140
Alberto Ortiz Brito
295
Cyphers, Ann, “Escultura monumental olmeca: Temas y contextos” en: Acercarse y mirar, homenaje a
Beatriz de la Fuente, Uriarte, María Teresa (ed.), IIE-UNAM, México, 2004a, pp. 58.
296
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 1993, pp. 155-181.
297
Ibid.: pp. 165.
141
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
rebasan los dos metros de altura en tanto que las demás se encuentran por
debajo de los dos metros.
Por otro lado, son las cabezas colosales de San Lorenzo a partir de las cuales
De la Fuente estable la estructura común reguladora a la que anteriormente
hemos hecho mención. De tal manera, dicha autora299 identifica, en las cabezas
de San Lorenzo, un principio geométrico compositivo en el cual los elementos
298
Ibid.: pp. 165.
299
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 168-170.
142
Alberto Ortiz Brito
143
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Con respecto a los pendientes de cada una de las cabezas colosales de San
Lorenzo, podemos mencionar que existen varias orejeras similares presentes en
dos o tres cabezas, lo cual podría indicar una tendencia hacia el uso de ciertos
tipos de pendientes. Los monumentos 4, 5 y 61 presentan pendientes que
consisten en un disco que remata en una especie de gancho, las orejeras de los
monumentos 17 y 66 tienen forma de embudo (quizás representan caracoles) y las
orejeras de los monumentos 2 y 89 son semicírculos concéntricos a manera de
cuentas.
301
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 171.
302
Cfr. Cyphers, Ann, Escultura olmeca de San Lorenzo Tenochtitlán, IIA-UNAM, México D.F., 2004b, pp. 41.
144
Alberto Ortiz Brito
145
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
146
Alberto Ortiz Brito
147
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
148
Alberto Ortiz Brito
149
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
150
Alberto Ortiz Brito
151
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
152
Alberto Ortiz Brito
153
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
154
Alberto Ortiz Brito
155
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
303
Op. Cit. Stirling, Matthew W., 1943, pp. 56.
304
Cfr. González Lauck, Rebecca B., “Observaciones en torno a los contextos de la escultura olmeca” en:
Acercarse y mirar, homenaje a Beatriz de la Fuente, María Teresa Uriarte (ed.), IIE-UNAM, México, 2004, pp.
85.
156
Alberto Ortiz Brito
157
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
158
Alberto Ortiz Brito
306
Op. Cit. Stirling, Matthew W., 1943, pp. 58.
307
Cfr. Casellas Cañellas, Elisabeth, El contexto arqueológico de la cabeza colosal olmeca número 7 de San
Lorenzo, Veracruz, México., Tesis Doctoral, Universitat Autónoma de Barcelona, España, 2004. [En línea]
Universitat autónoma de Barcelona. Copyright© 2005. [Ref. 20 de Febrero del 2012] Disponible en Web:
http://www.tdx.cat/handle/10803/5507
159
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
308
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 329.
160
Alberto Ortiz Brito
161
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
162
Alberto Ortiz Brito
Acorde con Stirling la cabeza de Hueyapan fue “placed in front of the south
mound of Group 1, and faces north”,311 orientación equivalente al de las cabezas
2, 3 y 4 de La Venta. Por otro lado la cabeza de Nestepe fue hallada 3 km. al norte
del pueblo en el cerro Nestepe. Si bien estas esculturas están alejadas de Tres
zapotes, conservan, hasta cierto punto, el mismo patrón presente en San Lorenzo
y La Venta que consiste en la colocación de la mayoría de las cabezas colosales
en la periferia de los asentamientos.
309
Cfr. Ortiz Ceballos, Ponciano, La Cerámica de Los Tuxtlas, Tesis de Maestría en arqueología, FAUV, Xalapa,
Ver., 1975.
310
Cfr. Op. Cit. Pool y Ortiz Ceballos, 2008.
311
Op. Cit. Stirling, 1943, pp. 17.
163
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 9. Distribución de las cabezas colosales de Tres Zapotes. Tomado de: Pool, 2010.
164
Alberto Ortiz Brito
312
Op. Cit. De la Fuente, 2004b, pp. 256.
165
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Lorenzo sino de La Venta, así pues, me atrevo a decir que dicho elemento
concebido en el segundo asentamiento mencionado logró trascender el ámbito
local.
166
Alberto Ortiz Brito
167
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
313
Op. Cit. Pool, Christopher A. y Ortiz Ponciano Ceballos, 2008, pp. 438.
314
Op. Cit. De la Fuente, 2004b, pp. 221.
168
Alberto Ortiz Brito
315
Op. Cit. De la Fuente, 2004b, 257-258.
169
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
316
Op. Cit. Cyphers, 2004a, pp. 58.
170
Alberto Ortiz Brito
317
González Lauck, Rebecca B., “The architectural setting of olmec clusters at La Venta, Tabasco.” En: The
place of stone monuments. Context, use, and meaning in Mesoamerica’s Preclassic transition, Julia
Guernsey, John E. Clark y Barbara Arroyo (Editores), Dumbarton Oaks Research Library and Collection,
Washington, D.C., 2010, pp. 133.
171
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
318
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 343.
319
Cfr. Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, 147-148.
172
Alberto Ortiz Brito
320
Ibid.: pp. 147.
321
Op. Cit. De la Fuente, 2002, pp. 258-259.
322
Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, pp. 142.
173
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
174
Alberto Ortiz Brito
175
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 10.
176
Alberto Ortiz Brito
323
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 346.
324
Ibid.: pp. 150.
177
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
central se encuentra una franja seccionada por figuras geométricas que emerge
de una especie de “E” invertida situada en la parte superior de la capa. Su tocado
consta de una gruesa banda horizontal, dos rectángulos plegados que cuelgan a
los lados de la cabeza del personaje y un bloque rectangular con elementos
circulares seccionado en cada lado de su parte trasera por una hendidura en “V”;
debajo de esta, justo en la nuca, yace una “U” con un circulo en su interior.
178
Alberto Ortiz Brito
325
Op. Cit. Grove y Angulo V., 1987, pp. 125.
179
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Son sus brazos los únicos elementos que se desprenden en mayor medida de la
forma del bloque y con una burda calidad estos presentan cierto manejo del
volumen.
180
Alberto Ortiz Brito
326
Cyphers, Ann y López Cisneros, Artemio, “La historia de El luchador” en: Olmeca, Balances y perspectivas.
Memoria de la Primera Mesa Redonda, tomo II, Uriarte, María Teresa y González Lauck, Rebecca B.
(coordinadoras), IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young, México, 2008, pp. 411-423.
181
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 43. Figurilla con Imagen 44. Esculturas de Antonio Plaza, Veracruz. Tomada de:
postura similar a los Cyphers y López, 2008.
personajes con un bulto.
Tomada de: The Olmec
World,1996.
182
Alberto Ortiz Brito
Mapa 11.
327
Op. Cit. De la Fuente, 1994, pp. 203-221.
183
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 46. Monumento 131 de San Lorenzo. Tomada de: Cyphers, 2004b.
184
Alberto Ortiz Brito
328
Gillespie, Susan D., “La Historia arquitectónica del Complejo A de La Venta: una reconstrucción basada en
los registros de campo del 1955”, FAMSI, 2008, [En línea] FAMSI. Copyright© 2010. [Ref. 8 de Junio del
2012] Disponible en Web: http://www.famsi.org/reports/07054es/index.html
185
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
186
Alberto Ortiz Brito
Así pues, como muchas otras, los personajes de rodillas sosteniendo un bulto
son una clase representacional exclusiva de San Lorenzo y La Venta, de la cual el
único cambio significativo en su devenir es el paso del labrado de una escultura
portátil a una relativamente inmóvil, que fue colocada dentro de un espacio
específico cuya función de ofrendamiento está claramente simbolizada en este
tipo de monumentos.
187
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Estos personajes tienen como rasgos faciales ojos almendrados, nariz ancha,
mejillas voluminosas, mentón pronunciado, boca entreabierta y labios gruesos de
comisuras caídas. Por otra parte, los rostros antropomorfos compuestos presentes
en el tocado y las orejeras, están delineados conforme a características de los
seres denominados were-jaguar, es por ello que poseen una hendidura en “V”,
ojos almendrados y oblicuos, nariz ancha y boca trapezoidal abierta con el labio
inferior delgado mientras que el superior está evertido mostrando su encía
desdentada.
329
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 459.
188
Alberto Ortiz Brito
Mapa 12.
189
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Este monumento mide 1.40 m. de alto con 92 cm. de ancho en tanto que la
sola cabeza junto con su tocado tiene una altura de 76 cm. La forma general
constituye una pirámide cuya base no tiene una forma definida debido a la inusual
postura en la que se encuentra este personaje. En este caso, las figuras
geométricas superpuestas que configuran la cabeza y el tocado están rematadas
en la parte superior por un elemento cuadrangular cruciforme. Por otra parte, este
monumento presenta una buena calidad de tallado en el que tal y como De La
Fuente332 señala, el manejo de las formas redondeadas del cuerpo y rostro
contrasta con la rígida forma del tocado.
Este personaje está colocado en una postura dinámica que recuerda a la del
monumento 34 de San Lorenzo. Mientras que su pierna izquierda flexionada en
330
Cfr. Op. Cit. Medellín Zenil, 1968, pp. 9-16.
331
Ibid.: pp. 11.
332
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 458.
190
Alberto Ortiz Brito
ángulo agudo se apoya por completo al suelo, la pierna derecha está colocada en
ángulo obtuso y solamente la planta de su pie toca el suelo. Inclinado hacia el
frente y con las palmas de las manos dispuestas en sentido contrario, este
personaje sostiene un cetro cilíndrico. A diferencia del monumento 34 de San
Lorenzo, el torso del monumento 1 de San Martín Pajapan queda suspendido en
el aire, circunstancia la cual transgrede la cualidad de pesantez y aplomo que
caracterizan a las normas estilísticas olmecas.
Este personaje porta brazales así como bandas paralelas en sus brazos y
pantorrillas, su enorme pectoral cubre toda la superficie del pecho y viste un
taparrabo ancho el cual presenta en su parte dorsal la representación de un ser
sobrenatural, idéntico al que se exhibe en el tocado y las orejeras. El elemento
cruciforme del tocado presenta al frente y atrás una ligera depresión cuadrangular
y, cada uno de sus bordes está seccionado por cuatro hendiduras en “V” lo cual
ocurre de igual manera en la parte trasera del tocado y en el extremo derecho del
cetro. La banda horizontal que ciñe el tocado posee en sus caras laterales figuras
en forma de ganchos en tanto que por detrás tiene una “U”, elemento el cual se
observa también en el monumento 2 de Los Soldados y en el número 77 de La
Venta.
Imagen 48. Monumento 1 de San Martín, Pajapan. Tomada de: Catálogo electrónico
del MAX.
191
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
333
Cfr. Op. Cit. Heizer et al, 1968, pp. 151.
192
Alberto Ortiz Brito
193
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
335
Cfr. Op. Cit. Drucker, Philip et al, 1959, pp. 141.
194
Alberto Ortiz Brito
195
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 13.
196
Alberto Ortiz Brito
Imagen 52. Monumento 13 de Loma del Zapote. Tomada de: Cyphers, 2004b.
336
Op. Cit. De la Fuete, 2007, pp. 261.
197
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
El monumento 9 parece haber tenido una posición privilegiada dentro del sitio ya
que según De la Fuente, fue encontrado “a 100 m. al sureste del monumento 5 en
el centro ceremonial de Laguna de los Cerros”.337 Mide 73 cm. de largo con 38 cm.
de alto por lo que su forma de prisma rectangular es más grande y alargada que la
del monumento 13 de Loma del Zapote.
A diferencia del bloque de Loma del Zapote, las dobles cuerdas entrelazadas
del monumento 9 de Laguna de los Cerros están talladas en bajorrelieve, por muy
insignificante que parezca, el cambio del altorrelieve por el bajorrelieve indica, tal
vez, el desinterés del manejo del volumen y del realce propios de las normas
estilísticas olmecas, no obstante, la figura humana sentada en la parte superior del
bloque posee una forma tridimensional. De igual forma, ocurre otro cambio en el
monumento 9 de Laguna de los Cerros que consiste en la ampliación de las
dobles bandas entrelazadas, ya que en contraste con Loma del Zapote dicho
motivo se representó dos veces en una misma cara.
337
Ibid.: pp. 187.
198
Alberto Ortiz Brito
338
Kotegawa, Hirokazu, comunicación personal, 2013.
199
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
5.2.1. Contorsionistas
339
Cfr. Pérez Suárez, Tomás, “Un nuevo monumento olmeca en el oriente de Tabasco” en: Olmeca, Balances
y perspectivas. Memoria de la Primera Mesa Redonda, tomo I, Uriarte, María Teresa y González Lauck,
Rebecca B. (coordinadoras), IIE-UNAM, CNCA, INAH, NWAF, Universidad Brigham Young, México, 2008, pp.
117.
340
Cfr. Tate, Carolyn E., “Art in olmec culture” en: The Olmec World: Ritual and Rulership, Jill Guthrie ed.,
The Art Museum, Princeton University, New Jersey, 1996, pp. 63.
200
Alberto Ortiz Brito
Imagen 54. Figurilla de Tlatilco. Tomada de: Imagen 55. Figurilla de San Geronimo,
Catálogo electrónico del Museo Nacional de Guerrero. Tomada de: The Olmec World,
Antropología. 1996.
341
Ibid.: pp. 64.
201
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 14.
202
Alberto Ortiz Brito
Según Coe y Diehl el hecho del uso de esquisto así como la clasificación en
épocas tardías de los bajorrelieves olmecas, hacen del monumento 16 una
escultura posterior a la fase San Lorenzo que quizás corresponde a la fase
Nacaste o Palangana.342 No obstante, no debemos descartar la posibilidad de que
dicho monumento haya sido esculpido en la época de esplendor olmeca de San
Lorenzo.
342
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980, pp. 323.
203
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
204
Alberto Ortiz Brito
205
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Contorsionistas de Tenosique
343
Cfr. García Moll, Roberto, “Un relieve olmeca en Tenosique, Tabasco” en: Estudios de Cultura Maya, Vol.
XII, Centro de Estudios Mayas, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, 1979, [En Línea] Instituto de
Investigaciones Filológicas, UNAM. Copyright© 2011. [Ref. 10 de Febrero del 2012] Disponible en Web:
http://www.iifilologicas.unam.mx/estculmaya/index.php?page=volumen-xii
344
Cfr. Op. Cit. Pérez Suárez, Tomás, 2008, pp. 118.
206
Alberto Ortiz Brito
Por otro lado, el contorsionista de Belén posee igualmente una cara cuadrada y
los brazos cruzados. Presenta una boca abierta similar a la del personaje de
Emiliano Zapata, sin embargo, la boca del contorsionista de Belén está
desdentada y posee el motivo de “E” invertida el cual simboliza la encía superior,
sus ojos tienen forma de gota y una “T” invertida constituye el diseño de su nariz
ancha. Posee unas orejeras que se componen de dos barras verticales con un
círculo concéntrico debajo de ellas y una especie de pectoral ovalado dividido en
tres partes. El tocado de este ser antropomorfo compuesto de un elemento
fitomorfo tripartito, del lado izquierdo de dicho elemento yacen dos pequeñas
barras verticales seguidas por unas bandas cruzadas o cruz de San Andrés del
que – tal y como menciona Pérez Suárez – brota otro elemento fitomorfo parecido
al motivo en forma de “U” con figura rectangular en su interior y una larga banda
ondulada presente alrededor del nicho del Altar 4 de La Venta. En este caso el par
de pies están colocados a los lados del rostro del monumento lo cual indica otra
variante en la ubicación de uno de los componentes principales de la clase
representacional a la que pertenece. Al igual que el monumento 16 de San
Lorenzo el contorsionista de Belén está enmarcado por una banda que rodea la
circunferencia de la losa.
207
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
208
Alberto Ortiz Brito
Contorsionista de Balancán
345
Cfr. Ibid.: pp. 117.
209
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
210
Alberto Ortiz Brito
1
Cfr. Op. Cit. Tate, 1996, pp. 63.
2
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 1990b, pp. 86-87.
211
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
seguido por una figura curva. Estos elementos representacionales son muy
parecidos, tanto en forma como en su colocación, a los del tocado del personaje
derecho de la estela 3 de La Venta cuya escena plasmada es interpretada por De
la Fuente como el encuentro de dos personajes de razas distintas.3 De acuerdo
con Taube dichas insignias simbolizan una mazorca de maíz y al dios olmeca del
maíz, identificado en un principio por Joralemon como el dios II.4 A su vez, Fields
menciona que en el caso del contorsionista de San Antonio Suchitepéquez, el
pequeño rostro antropomorfo envestido con figuras geométricas representa al Dios
Bufón maya. Debido a su semejanza estilística con el dios olmeca del maíz, Fields
dedujo que “el Dios Bufón parece haber surgido a partir de una serie de elementos
5
iconográficos relativos al maíz que originalmente se dio entre los olmecas”, tal
aseveración supone pensar que la transmisión-recepción de determinados
componentes de la cosmovisión olmeca trascendió las fronteras culturales, dando
lugar a un vínculo entre grupos olmecas y mayas.
3
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 317.
4
Cfr. Op.Cit. Taube, 1996a, pp.50.
5
Op. Cit. Fields, 1991, pp. 2.
212
Alberto Ortiz Brito
213
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
6
Cfr. Op. Cit. Ochoa, 1983, pp. 147-173.
7
Cfr. Ibid.: pp. 143.
214
Alberto Ortiz Brito
caracterizan por tener torso y un rostro más humano, los cuales poseen una
armónica proporción. Los monumentos tallados en bajorrelieves se caracterizan
por la esquematización de los personajes, de tal manera solo se representan los
brazos y el rostro de rasgos sumamente sobrenaturales, con un tamaño
desproporcionado este último componente abarca la mayor parte de la superficie
del monumento. Como podemos observar los altorrelieves y los bajorrelieves
corresponden con dos variantes representacionales lo cual refleja, quizás, la
existencia de dos normas o cánones estilísticos dentro de la clase
representacional de los contorsionistas.
8
Cfr. Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, pp. 144.
215
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
9
Cfr. Op. Cit. Saturno et al, 2005a, pp. 7.
216
Alberto Ortiz Brito
Parece ser que en tal suceso el medio Usumacinta, considerado por Ochoa
como una región con manifestaciones olmecas tardías, “pudo haber sido clave
para la recepción de varias ideas que cristalizaron posteriormente en la cultura
maya”.10 Por otro parte, la representación de contorsionistas en figurillas de barro
y piedra no olmecas procedentes de Tlatilco y San Gerónimo supone el empleo de
otros estilos escultóricos en la reproducción de dicho tema. De acuerdo con lo
antes mencionado, podemos inferir que diversos asentamientos olmecas
participaron en la transmisión-recepción de una clase representacional
panmesoamericana.
217
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Cabe señalar que las manoplas y antorchas son elementos que se encuentran
en distintas clases representacionales del complejo icónico humano y del
antropomorfo compuesto, algunos ejemplos de ellos son el monumento 12 de
Chalcatzingo, el número 1 de Teopantecuanitlan, la estela de Padre Piedra y una
losa circular albergada en el museo regional Tuxteco. Asimismo, estos objetos
están presentes en numerosas esculturas portátiles de piedra verde, tal es el caso
de la figurilla de San Cristóbal Tepatlaxco y una hacha de La Venta; por otra parte,
un caso sobresaliente es el grabado sobre una vasija procedente al parecer de
Chalcatzingo, de un ser sobrenatural sujetando una manopla y una antorcha.
12
Cfr. Op. Cit. Coe, 1965a, pp. 763-765.
13
Cfr. Cervantes, María Antonieta, “Dos elementos de uso ritual en el arte olmeca” en: Anales del Instituto
de Antropología e Historia, Tomo I, Séptima Época, México, 1969, pp. 37-51.
14
Cfr. Grove, David C., “Torches, knuckledusters and the legitimization of Formative period rulership” en:
Mexicon, num. 9, Alemania, 1987, pp. 60-65.
218
Alberto Ortiz Brito
Imagen 67.
Figurilla de
Tepatlaxco.
Tomada de:
Joralemon, 1971.
Mapa 15.
219
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
220
Alberto Ortiz Brito
221
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
222
Alberto Ortiz Brito
Imagen 71. Monumento 1a de La Isla. Tomada de: catálogo electrónico del MAX.
15
Cfr. Gillespie, Susan D., “The Monuments of Laguna de los Cerros and Its Hinterland”, en: Olmec Art and
Archaeology in Mesoamerica, Clark, John E. y Mary E. Pye (eds.), National Gallery of Art, Washington, Yale
University Press, New Haven ad London, 2000, pp. 107.
223
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
224
Alberto Ortiz Brito
La Gorila mide 1.33 m. de alto con 61 cm. de ancho, a diferencia de los demás
ejemplos de su clase representacional tiene una apariencia oblonga que tal y
como Ladrón de Guevara menciona, constituye la forma natural del bloque
basáltico a la que se adapta el complejo icónico tallado.18 Si bien estos tipos de
monumentos se caracterizan por ser figuras tridimensionales, la gorila constituye
un burdo altorrelieve cuyo realce simula cierto manejo del volumen. De tal manera,
es la cara frontal del bloque donde se sitúa el retrato del personaje antropomorfo
compuesto; la parte dorsal no presenta ningún elemento representacional, sin
embargo, claramente se puede apreciar el trabajo escultórico realizado en la
porción superior con la finalidad de marcar la silueta que distingue al cuerpo de la
cabeza.
16
Cfr. Balderas Pérez, Daniel Abdón, Análisis espacial del sitio no. de Piedra Labrada, municipio de
Tatahuicapan, Veracruz, Tesis de licenciatura, Universidad Veracruzana, Xalapa, 2012, pp. 134
17
Cfr. Op. Cit. Agüero Tepetla, 2012.
18
Cfr. Ladrón de Guevara, 2010, pp. 66.
19
Cfr. Op. Cit. Agüero Tepetla, 2012, pp. 164.
20
Cfr. Op. Cit. Ladrón de Guevara, 2010, pp. 66-67.
225
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
226
Alberto Ortiz Brito
Los brazos están flexionados en ángulo recto pegados al pecho, al igual que el
monumento 26 de San Lorenzo, La Gorila sostiene con sus manos una manopla y
una antorcha, sin embargo, este monumento difiere en la colocación de cada
objeto, es por ello que la mano derecha sujeta la antorcha en tanto que la
izquierda empuña la manopla. Aunque sus piernas están borradas, me atrevo a
argumentar que debido a la forma del bloque La Gorila aparenta estar de pie; de
ser acertada tal inferencia el personaje sobrenatural con manopla de Piedra
Labrada sería el único de su clase representacional que está dispuesto en dicha
posición.
Imagen 74. Monumento 6 de Piedra Labrada: Tomada de: Archivo gráfico del PiLaB.
227
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Este monumento, carente de contexto, fue hallado en los terrenos del ejido de la
comunidad de Los Laureles, ubicado a 10 km. al noroeste del asentamiento de
Piedra Labrada. Por el momento, Piedra Labrada y Los Laureles son los únicos
sitios de la región noreste de la sierra de Santa Martha, que cuentan con
monumentos de estilo olmeca, es por ello que ambas esculturas pueden tener una
estrecha relación.
228
Alberto Ortiz Brito
229
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
21
Cfr. Op. Cit. Agüero Tepetla, 2012, pp. 163-165.
230
Alberto Ortiz Brito
22
Cfr. Op. Cit. Dela Fuente, 2009, pp. 318.
231
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
232
Alberto Ortiz Brito
Mapa 16.
233
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Procedente del sitio Los Soldados, este monumento tridimensional mide 1.14 m.
de alto con 64 cm. de ancho y es el único de su clase representacional que
todavía conserva su cabeza, es por ello que a pesar de que su pierna derecha
está fragmentada, se puede observar claramente la forma de pirámide de base
cuadrangular con un cubo. Este personaje presenta un buen manejo del volumen
y de las formas redondeadas, sin embargo, sus piernas son un tanto planas ya
que sus remetimientos son pocos profundos. La forma del torso es interrumpida en
su parte inferior por un enorme resalte relativamente plano.
234
Alberto Ortiz Brito
235
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
236
Alberto Ortiz Brito
237
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
238
Alberto Ortiz Brito
Mapa 17.
23
Cfr. Op. Cit. Cyphers y López Cisneros, 2008, pp. 411-423.
239
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
El monumento 119 de San Lorenzo mide 17 cm. de alto con 8.5 cm. de ancho, así,
al igual que los monumentos 99 y 131, este es otro de los temas escultóricos más
pequeños de San Lorenzo que distan en gran medida del patrón recurrente que
consiste en la utilización del basalto para el tallado de esculturas de grandes
formatos, a las cuales se les otorgan las cualidades de monumentalidad y
pesantez. Su forma general está compuesta por un prisma y un cubo que pese a
su deplorable estado de conservación, todavía se puede observar el diseño de las
superficies redondeadas.
Imagen 81. Monumento 119 de San Lorenzo. tomada de: Cyphers, 2004b.
24
Op. Cit. Cyphers, 2004b, pp. 198
240
Alberto Ortiz Brito
A diferencia del monumento 119 de San Lorenzo, está sentado con sus piernas
recogidas en ángulos agudos sobre el pecho y sus manos que se apoyan en las
rodillas sostienen un bulto circular con una horadación. Otra característica
particular del monumento 70 de La Vente es que el personaje representado se
encuentra sobre lo que De la Fuente identificó como un pedestal.25
Alrededor de su cabeza posee tres caras, dos a los lados y una en la parte
trasera. A manera de tocado se parecía una cresta o tira abultada parecida a la
que adornan las cabezas del monumento 131 de San Lorenzo y el número 5 de La
Venta. Con respecto al rostro de este personaje, sus rasgos faciales están muy
erosionados, son sus ojos en forma de almendra los rasgos que mejor se
conservan.
241
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
26
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, 503.
242
Alberto Ortiz Brito
Así pues, este tema escultórico parece simbolizar una deidad trascendental de
la cosmovisión olmeca cuya representación en grandes formatos es un elemento
inusual dentro de la tradición escultórica olmeca en los que sobrevinieron cambios
sustanciales.
27
Cfr. Porter, James B., “Estelas celtiformes: un nuevo tipo de escultura olmeca y sus implicaciones para los
epigrafistas”, en: Arqueología, núm. 8, Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH,
México, 1992, pp. 3-13.
28
Taube, Karl A., “Lightning Celts and Corn Fetishes: The Formative Olmec and the Development of Maize
Symbolism in Mesoamerica and the American Southwest”, en: Olmec Art and Archaeology in Mesoamerica,
Clark, John E. y Mary E. Pye (eds.), National Gallery of Art, Washington, Yale University Press, New Haven ad
London, 2000, pp. 297-337.
243
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 18.
244
Alberto Ortiz Brito
Salvo el monumento 25/26 que mide 4.97 m de alto con 1.83 m de ancho, las
posibles efigies de montañas o versiones del dios olmeca del maíz tienen unas
dimensiones alrededor de los dos metros de altura, es por ello que el monumento
mencionado parecer ser la escultura principal del conjunto. Según González Lauck
las estelas del lado oeste fueron hechas a partir de andesita o basalto de color gris
en tanto que para las del lado este fueron ocupadas piedras de tonalidades verdes
29
Cfr. Op. Cit. González Lauck, 2010.
30
Ibid.: pp. 135.
31
Cfr. Grove, David C. “Faces of the Earth at Chalcatzingo, México: Serpents, Caves, and Mountains in Middle
Formative Period Iconography” en: Olmec Art and Archaeology in Mesoamerica, Clark, John E. y Mary E. Pye
(eds.), National Gallery of Art, Washington, Yale University Press, New Haven ad London, 2000b, pp. 277-
295.
245
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
32
Cfr. Op. Cit. González Lauck, 2010, pp. 136.
33
Cfr. Op. Cit. Porter, 1992, pp. 8.
246
Alberto Ortiz Brito
Imagen 85. Estelas celtiformes de La Venta. Tomada de: González Lauck, 2010.
247
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
34
Cfr. McDonald, Andrew J., Tzutzuculi: A Middle-Preclassic Site on the Pacific Coast of Chiapas, México,
NWAF, BYU, 1983. [En línea] Brigham Young University. Copyright© 2006. [Ref. 15 de abril del 2013]
Disponible en Web: http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/NWAF/id/15398
35
Cfr. Ibid.: pp. 37.
248
Alberto Ortiz Brito
249
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Los pómulos presentan tres tiras diagonales que finalizan en cada extremo con
círculos, arriba de este conjunto de elementos se encuentran los ojos que tienen
una forma rectangular y tal como menciona De la Fuente, sus contornos inferiores
están escalonados.36 La nariz ancha se une con las cejas las cuales, divididas por
una hendidura, configuran un diseño en forma de “U”. Por encima de dicho diseño
se encuentra un recuadro que posee en cada esquina una barra diagonal; este
motivo iconográfico tiene cierto parecido con el cuadro de bandas cruzadas que se
observa en el tocado del monumento 27 de La Venta. Sobre este recuadro
descansa un rostro humano de perfil el cual presenta un tocado sumamente
36
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2007.
250
Alberto Ortiz Brito
erosionado. Alrededor del rostro humano de perfil surgen bandas onduladas que
sustituye a la silueta ondulada de los monumentos 25/26 y 27 de La Venta.
37
Cfr. Op. Cit. Graham, 2008.
251
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Como podemos observar las estelas celtiformes son un tema escultórico ausente
en San Lorenzo y en otros asentamientos del Formativo Temprano, por lo tanto su
creación y transmisión no corresponde a los estadios iniciales de la tradición
escultórica olmeca sino a los posteriores, es decir, al Formativo Medio y Tardío.
Así pues, aparte de erigir monumentos pertenecientes a clases representacionales
ancestrales como las cabezas colosales y los tronos, también se tuvo la capacidad
de crear nuevos temas en el transcurso intermedio del proceso de transmisión y
sucesión, con lo cual se amplió y enriqueció la tradición escultórica olmeca.
252
Alberto Ortiz Brito
38
Cfr. Op. Cit. Porter, 1992, pp. 8.
253
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
39
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 154.
254
Alberto Ortiz Brito
Mapa 20.
255
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
En el caso del monumento 77, este fue hallado dentro del grupo escultórico E de
40
San Lorenzo cercano al acueducto, el cual – como ya hemos mencionado en
otros apartados – configura un sagrado espacio sociopolítico en el que se creó un
vínculo entre la gubernatura, entes sobrenaturales y el agua. Con respecto al
monumento 7, Coe y Diehl opinan que probablemente se encontraba dentro del
grupo escultórico D, el cual funcionaba como una especie de taller dedicado al
reciclamiento y reutilización de monolitos caducos.41 Por último el monumento 108
carece de contexto.
40
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 1993, pp. 161.
41
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980, pp.
42
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2004b, pp. 144.
256
Alberto Ortiz Brito
43
Ibid.: pp. 187.
257
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
258
Alberto Ortiz Brito
259
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Debido a que ningún ejemplo de estos felinos igualó la calidad de tallado del
monumento 7 y a la asimetría y desproporción presente en algunos elementos
representacionales del monumento 77, podemos señalar cierto grado de
anquilosamiento y erosión de las normas escultóricas olmecas, ocurrido dentro del
Hinterland de San Lorenzo.
44
Cyphers, Ann, “Los felinos de San Lorenzo” en: Población, subsistencia y medio ambiente en San Lorenzo
Tenochtitlán, Ann Cyphers (coord.), IIA-UNAM, México, 1997, pp. 199.
260
Alberto Ortiz Brito
45
Ibid.: pp. 205.
46
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2007, pp. 132.
261
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Como ya hemos mencionado, los felinos son los animales más retratados
dentro del Hinterland de San Lorenzo y por ende son una de las especies
principales de la cosmovisión olmeca, en la cual se le asocia con diversos
significados y temas. Con respecto a los felinos sedentes, estos parecen intervenir
en la configuración o recreación de un suceso mitológico primordial de las
sociedades olmecas, no obstante, esto no ocurre en todos los monumentos de
este tipo.
Mapa 21.
262
Alberto Ortiz Brito
47
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2004b, pp. 157.
48
Cfr. Ibid.: pp. 158.
263
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
49
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 1993, pp. 170.
264
Alberto Ortiz Brito
Los monumentos 7 y 10 de Loma del Zapote miden 1.2 m. de alto con 73 cm.
de ancho y 1.64 m. de alto con 1.1 m. de ancho, es por ello que a diferencia del
par de figuras humanas, los cuales son posibles basaltos de tamaños casi
idénticos, el par de felinos sedentes fueron labrados con dimensiones diferentes a
partir de areniscas. Así pues, como es el caso de otras, esta clase
representacional interviene en el cambio del predilecto y recurrente basalto por la
utilización de otros tipos de materias primas. Por otra parte, estos monumentos
presentan un buen manejo del volumen y de las formas redondeadas, no obstante
se puede observar cierta asimetría en las orejas de ambos felinos.
50
Cfr. Ibid.: pp. 172.
265
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 99. Monumento 7 de Loma del Zapote. Tomada de: Cyphers, 2004b.
266
Alberto Ortiz Brito
267
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 103. Monumento 1 de San Isidro. Tomada de: navarrete et al, 1993.
51
Cfr. Navarrete, Carlos, et al, un catálogo de frontera. Esculturas, petroglifos y pinturas de la región media
del Grijalva, Chiapas, Centro de Estudios Mayas, IIF-UNAM, México, 1993, pp. 18.
52
Cfr. Lowe, 1998.
268
Alberto Ortiz Brito
Aunque los monumentos de Loma del Zapote muestran un buen apego a las
normas olmecas, la utilización de areniscas manifiesta, como en el caso de los
contorsionistas, la sustitución del predilecto y recurrente basalto por nuevos
materiales. Por otra parte, además de la ligera reducción de los tamaños, en los
monumentos de Ixhuatlán y San Isidro (Chiapas) las pautas establecidas por los
felinos de Loma del Zapote sufrieron cierta erosión y anquilosamiento. Dicho
fenómeno se observa también en el monumento 90, el cual es el único de su tipo
que manifiesta una modificación de las usuales formas tridimensionales por la
representación de relieves sobre bloques alargados.
269
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
53
Cfr. Op. Cit. Cyphers, Ann, 2004b, pp. 98.
54
Cfr. Beverido Pereau, Francisco, San Lorenzo Tenochtitlán y la civilización olmeca, Tesis de Maestría,
Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver., 1970, pp. 121.
55
Cfr. González Lauck, Rebecca, “Algunas consideraciones sobre los monumentos 75 y 80 de La Venta,
Tabasco” en: Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Vol. XVI, No. 62, IIE-UNAM, México, 1991, pp.
169. [En línea] IIE-UNAM. Copyright© 2012. [Ref. 8 de Junio del 2012] Disponible en Web:
http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/1586
56
Cfr. Op. Cit. Taube, 1996a, pp. 94.
270
Alberto Ortiz Brito
Mapa 22.
57
Cfr. Op. Cit. Cyphers, Ann, 2004b, pp. 99.
271
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
De acuerdo con Coe y Diehl el monumento 37 forma parte del grupo escultórico D,
el cual se localiza en el sector oeste de la meseta de San Lorenzo y que por medio
de su asociación con el material cerámico colectado fue fechado por tales autores
en la fase San Lorenzo B.58 Además del monolito antes referido, dicho grupo
escultórico se compone de los monumentos 24 (fragmento de un ser antropomorfo
compuesto), 34 (figura humana sedente), 41 (columna con una representación
antropomorfa compuesta), 42 ( fragmento de columna con la imagen de un brazo)
y 43 (posible insecto sumamente esquematizado). Posteriormente, las
excavaciones llevabas acabo por Cyphers revelaron que el conjunto D se
encontraban en un posible taller escultórico asociado con una importante unidad
habitacional de la elite conocido comúnmente como “el palacio rojo”. De tal
manera, Cyphers menciona que el monumento 37 así como las demás esculturas
del grupo D, eran monolitos con temas o conceptos sociopolíticos caducados en
proceso de reutilización, actividad la cual estaba controlada por la clase dominante
de San Lorenzo.59
58
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980, pp. 111-117.
59
Cfr. Op. Cit. Cyphers, Ann, 1993, pp. 165-168.
272
Alberto Ortiz Brito
60
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, 161.
273
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
61
Op. Cit. González Lauck, 1991, pp. 167.
274
Alberto Ortiz Brito
275
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
276
Alberto Ortiz Brito
principio contextual pars pro toto descrito por Pohorilenko.62 Al igual que el
monumento 37 de San Lorenzo, el personaje de La Venta está sentado con sus
piernas flexionadas en ángulo agudo dispuestas en los costados del torso que se
inclina hacia delante. Dicha postura acentúa el carácter o actitud animal del
monumento 80 sobre la forma humana.
Por otro lado, en vez de la gruesa incisión vertical que distingue a las cuerdas
u ofidios de San Lorenzo y Los Soldados, el monumento 80 de La Venta posee en
los extremos de dicho objeto, un par de rectángulos verticales seccionados por
líneas horizontales y diagonales los cuales han sido identificados por González
Lauck como la cabeza y cola de una serpiente.63 Así pues, esta es la principal
variación estilística del monumento 80 de La Venta que supone la incorporación
de nuevos elementos representacionales en el complejo icónico cuerda u ofidio.
62
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 1990b, pp. 86-87.
63
Cfr. Op. Cit. González Lauck, 1991, pp. 169.
64
Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, pp. 144.
277
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
65
Cfr. Furst, Peter T., “The Olmec were-jaguar motif in the light of ethnographic reality” en: Dumbarton Oaks
Conference On The Olmec, Elizabeth P. Benson ed., Dumbarton Oaks Research Library and Collection,
Washington D.C., 1968, pp. 143-178.
278
Alberto Ortiz Brito
5.4.1. Tronos
66
Cfr., Op. Cit. Grove, 1973, pp. 128-135.
279
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Hasta la fecha se han encontrado, dentro del área nuclear olmeca, 14 tronos
así como otros fragmentos clasificados como parte de posibles tronos los cuales
no se tomarán en cuenta para el siguiente análisis. A este corpus escultórico
debemos agregar el monumento 22 de Chalcatzingo el cual a pesar de sus
diferencias formales y estilísticas es admisible catalogarlo como un trono olmeca.
Los sitios en los que se hallan este tipo de monumentos son: San Lorenzo, La
Venta, Tres Zapotes, Laguna de los Cerros, Estero Rabón, Loma del Zapote y El
Marquesillo. De tal manera el monumento 22 de Chalcatzingo es la única
evidencia que se tiene de la existencia de este clase representacional fuera del
área olmeca, empero, no debemos olvidar que el mural C-1 de Oxtotitlán, el cual
representa a un individuo sentado sobre un trono, es también un vestigio
arqueológico hallado al exterior del área olmeca.
67
Cyphers, Ann, “Los tronos olmecas y la cambiante configuración del poder” en: Ideología política y
sociedad en el período Formativo, Cyphers, Ann, Hirth, Kenneth G. (ed), IIA-UNAM, México, 2008, pp. 317.
280
Alberto Ortiz Brito
De tal manera, debido a que los tronos son insignias que proclaman el rol y
estatus de los dignatarios dentro de una sociedad, no es erróneo pensar, en el
caso específico de los grupos olmecas, que las escenas históricas o mitológicas
68
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 221.
69
Cfr. Ibid.: pp. 224.
70
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 1990b, pp. 87.
281
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Por otro lado, los tronos con representaciones de enanos carecen de nichos,
solamente poseen el motivo de doble paréntesis o doble “U” invertida que
simboliza las fauces de una figura zoomorfa las cuales descansan sobre las
71
Cfr., Op. Cit., Grove, David C., 1973, pp. 128-135.
72
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 503.
73
Op. Cit., Grove, David C., 1973, pp. 134.
74
Op. Cit., Cyphers, Ann, 2008, pp. 332.
282
Alberto Ortiz Brito
Así pues, los tronos son un claro ejemplo de cómo la clase dominante olmeca
creó un vínculo entre las estructuras de significados y las estructuras sociales que
les permitió formar parte del aparato ideológico vigente. Para dicha empresa fue
necesaria la enajenaron y apropiación de ciertos conceptos fundamentales de la
cosmovisión olmeca.
75
Ibid.: pp. 319.
283
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 23.
284
Alberto Ortiz Brito
76
Cfr., Ibid.: pp. 324.
77
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980.
78
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 1993, pp. 163.
285
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Los motivos iconográficos de cada uno de los tronos de San Lorenzo señalan
la existencia de varios tipos de contextos representacionales. De esta manera
tenemos que el monumento 14 reproduce la escena del personaje sedente
79
Cfr. Op. Cit. Coe y Diehl, 1980, pp. 94-98.
80
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2008, pp. 329.
81
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 152.
286
Alberto Ortiz Brito
82
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2004b, pp. 70.
287
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
personaje sedente del nicho, el cual se parece tener el tocado y las orejeras en
forma circular, son dos grandes horadaciones rectangulares paralelas en perfecta
simetría.
Como podemos observar, San Lorenzo cuenta con los principales tipos de
tronos, circunstancia la cual Cyphers interpreta como la existencia de una
estructura sociopolítica interna de tipo jerárquica en la que el individuo que no
pertenecía al linaje real (monumento 18) ocupó, tal vez, un cargo menor.83 De ser
ciertas dichas inferencias, podemos mencionar que desde épocas tempranas ya
existía una compleja red de relaciones sociopolíticas trazadas a partir de
diferentes acontecimientos míticos.
83
Cfr. Op. Cit., Cyphers, Ann, 2008, pp. 329.
288
Alberto Ortiz Brito
Mapa 24. Distribución de los tronos de San Lorenzo. Tomado y modificado de:
Grove, 1993.
289
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
290
Alberto Ortiz Brito
291
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
292
Alberto Ortiz Brito
293
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Así pues, la ausencia del nicho y el ancestro divino al igual que el tamaño de
este trono, señalan, tal vez, el rango inferior del jerarca, y por consiguiente
establecen una posible subordinación del sitio de Loma del Zapote hacia San
Lorenzo no solo a nivel político sino también a nivel ideológico o sagrado. No
obstante la semejanza estilística del monumento 2 de Loma del Zapote con el
monumento 18 de San Lorenzo puede evidenciar una relativa igualdad del estatus
de ambos individuos.
294
Alberto Ortiz Brito
Imagen 111. Monumento 2 de Loma del Zapote. Tomada de: Cyphers, 2004b.
295
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Estero Rabón posee un trono (monumento 8 de dicho sitio) que por su semejanza
estilística con el trono de Loma del Zapote así como la correspondencia
cronológica de ambos sitios, puede ser ubicado entre los períodos 1200-800 a.C.
Se desconoce la ubicación exacta de este monumento, sin embargo, el sitio al que
pertenece es considerado como otro centro secundario del Hinterland de San
Lorenzo lo cual establece un vínculo significativo con el asentamiento de Loma del
Zapote.
Del monumento 8 de Estero Rabón solo se cuenta con la losa rectangular que
iba en la parte superior de los tronos la cual mide 1.3 m. de largo con 75 cm. de
ancho. De tal forma, el tamaño original de este trono debió relativamente
equivalente al de Loma de Zapote, tal circunstancia señala otra similitud entre
estos monumentos.
La enorme semejanza entre los tronos de Estero Rabón y Loma del Zapote así
como la minúscula relación estilística con el monumento 18 de San Lorenzo
constituyen una variante local dentro del Hinterland de San Lorenzo. Dicha
variante ha sido interpretada por Cyphers como una diferencia cualitativa y
conceptual entre los centros secundarios (tronos con representaciones de enanos)
y el centro regional (tronos con representaciones de nichos y ancestro divino) que
determina la existencia de una jerarquía regional de asentamientos, en donde
296
Alberto Ortiz Brito
Estero Rabón y Loma del Zapote eran sitios subordinados de San Lorenzo que
tenían un vínculo en común el cual expresaba la equivalencia de sus estatus
sociopolíticos.85
85
Cfr. Ibid.: pp. 329.
297
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Tronos de La Venta
Por otro lado, Stirling menciona que los tronos 2 y 3 estaban en la parte sur de
la plataforma basal del montículo C-1, a 30 m. al sur de un conjunto de seis
enormes estelas con representaciones de seres sobrenaturales y una escena
histórico-mitológica.87 Tanto el conjunto de estelas como los tronos 2 y 3 fueron
orientados en un eje oeste-este (trono 3 en el oeste y trono 2 en el este) formando
dos líneas paralelas; al parecer estos monumentos configuran un contexto en el
que se vincula la estructura sociopolítica con seres sobrenaturales (tal vez
deidades) sobre la plataforma del principal montículo C-1 de La Venta, el cual se
caracteriza por tener 30 m. de altura.
86
Cfr. Op. Cit., Stirling, Matthew W., 1943, pp. 56.
87
Cfr. Ibid.: pp. 53-54.
298
Alberto Ortiz Brito
88
Cfr. Ibid.: pp. 54-56.
299
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
89
Cfr., Op. Cit., Porter, 1989, pp. 24.
300
Alberto Ortiz Brito
90
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 295.
91
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2008, pp. 320.
301
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
92
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 375.
93
Cfr. Ibid.: pp. 224.
302
Alberto Ortiz Brito
94
Cfr., Op. Cit., Grove, David C., 1973, pp. 130
95
Cfr. Angulo V., Jorge, “The Chalcatzingo reliefs: an iconographic analysis” en: Ancient Chalcatzingo, David
C. Grove (Ed.), University of Texas Press, Austin, 1987, pp. 139.
303
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
el rostro del monstruo de la tierra quien se caracteriza por tener una hendidura en
“V”, ojos ovalados, cejas cóncavas y una ancha boca abierta con un par de
colmillos dentro de la que yace el motivo de bandas cruzadas. Flanqueando el
rostro de dicho animal se encuentran pares de líneas diagonales así como los
motivos de doble “U” invertida y “doble merlón”. A diferencia del monumento 14 de
San Lorenzo, las horadaciones rectangulares se encuentran en la cara izquierda
en tanto que el personaje que se conserva por completo es el de la cara derecha
del trono. De igual manera, este individuo también posee una postura similar al de
la cara izquierda del monumento 14 de San Lorenzo, sin embargo, sus rostros y
atuendos son totalmente diferentes. Tal disparidad parece ser un hecho
significativo que arroja pistas para el entendimiento de la relación existente entre
los personajes retratados en las diferentes caras de los tronos.
304
Alberto Ortiz Brito
305
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Imagen 119. Caras laterales del trono 5 de la Venta. Tomada de: De la Fuente, 2009.
96
Cfr. Op. Cit. Grove, 1973, pp. 134.
306
Alberto Ortiz Brito
En cada una de las caras laterales del trono 5 se pueden observar dos
personajes sedentes orientados hacia la figura del nicho. Todos ellos parecen
portar por igual una capa corta, un collar ancho y pectoral redondo, sin embargo,
son sus tocados los que difieren: uno consiste en una banda horizontal con un
elemento grueso en forma de escuadra, otro se compone de una banda horizontal
con figuras circulares y el último posee una banda horizontal con un trapecio
invertido. Estos personajes sostienen entre sus brazos infantes con rasgos
faciales sobrenaturales semejantes a los infantes que son cargados por los
personajes de las oquedades, no obstante, estos difieren por su actitud dinámica,
lo cual establece un cambio sustancial.
307
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
97
Op. Cit. De la Fuente, 2004b, pp. 259.
98
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 354.
308
Alberto Ortiz Brito
309
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Como podemos observar los tronos de La Venta poseen una gran cantidad de
variaciones contextuales, formales y representacionales que manifiestan cambios
y permanencias de los elementos constitutivos de la clase representacional a la
que pertenecen. A su vez los diferentes cambios y permanencias acaecidos en
cada uno de los tronos de La Venta exhiben, al parecer, diversos procesos de
asimilación que influyeron de forma distinta en la configuración de cada uno de los
tronos de La Venta.
310
Alberto Ortiz Brito
Imagen 123. Monumento 5 de Laguna de los Cerros. Tomada de: Catálogo electrónico
del MAX
Las dimensiones de los monumentos 5 y 28 de Laguna de los Cerros son casi
equivalentes, el primero mide 64 cm. de alto con 71 cm. de ancho mientras que el
segundo mide 98 cm. de alto con 66 cm. de ancho; aunque no están completos
estos tronos parecen ser los más pequeños del corpus general. Por otro lado, con
aproximadamente 1 m. de alto y 1.50 m. de ancho, el monumento 30 es el trono
más grande del sitio cuyo tamaño corresponde con las dimensiones de los tronos
2 y 3 de La Venta.
100
Cfr., Borstein, Joshua, “El papel de Laguna de los Cerros en el mundo olmeca” en: Ideología política y
sociedad en el período Formativo, Cyphers, Ann, Hirth, Kenneth G. (ed), IIA-UNAM, México, 2008, pp. 164.
311
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Las escenas que configuran los tronos de Laguna de los Cerros consisten en
personajes sedentes dentro de un nicho u oquedad, no obstante, estos no
corresponden a los subtipos de personaje con cuerda o con un infante inerte.
Cada uno de los individuos de los tronos de Laguna de los Cerros configura
escenas diferentes. De tal manera, el personaje del monumento 5, el cual porta un
101
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 411.
312
Alberto Ortiz Brito
collar con un pectoral rectangular, tiene una postura semejante a los felinos de los
monumentos 7 y 10 de Loma del Zapote. Del individuo del monumento 28 solo se
conserva su torso y rostro, posee orejeras circulares y un tocado redondo con un
elemento perpendicular en el frente, sus manos están flexionadas en ángulo recto
unidas sobre su vientre y con ellas sostiene un objeto muy erosionado que tal vez
podría tratarse de un hacha votiva; dicha posición semeja a las representaciones
antropomorfas compuestas de diversas esculturas portátiles de piedra verde.
Finalmente, la figura del monumento 30, únicamente permanece su cuerpo el cual
aparenta estar sentado con las piernas cruzadas, sus manos, flexionas en ángulo
recto sobre su vientre, parecen sujetar un par de manoplas o candados, tal
suposición implica una semejanza con el individuo antropomorfo compuesto del
monumento 10 de San Lorenzo. La diversidad de las escenas de los tronos de
Laguna de los Cerros supone la vinculación de los jerarcas olmecas con nuevos
personajes sagrados los cuales poseen posturas y objetos distintivos de
representaciones zoomorfas y antropomorfas compuestas.
Trono de El Marquesillo
313
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
110) de los cuales dos de ellos delimitan una plaza cerrada (plaza II). En el interior
de la esquina noroeste y en el exterior de la cara oeste de la estructura 77, se
encuentran dos pozas que al parecer servían como almacenamiento de agua. Por
otro lado, al este de la plataforma basal, contigua a la ladera del río San Juan
Evangelista, se localiza la plaza I la cual forma parte del mismo eje noreste en el
que está orientada la plaza II. Las estructuras que componen la plaza I son las
número 76, 82 y 111. Es en la cara sur de la estructura 111, dentro de la plaza I,
donde se halló el trono del El Marquesillo. Acerca del complejo arquitectónico del
trono olmeca Doering argumenta que “was the site’s religious and ceremonial
center during the Formative period”,103 en el cual, al igual que en el grupo
escultórico E de San Lorenzo, parecen vincular el agua con las clases dominantes;
Doering señala como prueba de ello la coexistencia de las pozas y el trono olmeca
dentro de un mismo contexto.104
103
Ibid.: pp.259.
104
Cfr. Ibid.: pp. 269-275.
105
Cfr. Ibid.: pp. 262.
314
Alberto Ortiz Brito
Mapa 26. Complejo arquitectónico del trono olmeca de El Marquesillo. Tomado de:
Doering, 2007.
La superficie en la que fue enterrado el trono y sus ofrendas estaba por debajo
de un estrato que contenía una mezcla de cerámica Formativa y Clásica. Además,
sobre la misma estructura a la que estaba asociado el trono del El Marquesillo,
fueron depositadas tres ofrendas que datan del período Clásico. Por tales motivos
Doering deduce que “the ancient significance of the throne appears to have
extended from the Formative to the Classic period”.106 Dicho fenómeno es análogo
con lo ocurrido en la cabeza colosal de Cobata.
106
Ibid.: pp. 261.
315
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
107
Cfr. Ibid.: pp. 240-244.
316
Alberto Ortiz Brito
Trono de Chalcatzingo
317
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
De acuerdo con William Fash Jr.,109 los bloques de piedra que formaban parte
de la losa superior del trono fueron colocados al frente del mismo monumento de
manera que cubrían los motivos iconográficos plasmados en él. Al retirar los
bloques se pudo observar que una parte de la figura representada estaba
incompleta o inacabada, no obstante, en excavaciones posteriores se halló el
bloque que contenía el resto de la figura y por consiguiente fue sustituida por el
bloque que daba la apariencia de inacabamiento. Según Fash, tal circunstancia
supone concebir al monument 22 de Chalcatzingo como “an altar already
dismantled an rebuilt, and in that sense ritually neutralized”.110
108
Cfr. Grove, David C., “Public Monuments and Sacred Mountains” en: Social patterns in pre-classic
mesoamerica, David C. Grove and Rosemary A. Joyce, Eds., Dumbarton Oaks, Washington, D.C., 1998, pp.
264.
109
Cfr., Fash, William, Jr., “The altar and associated features” en: Ancient Chalcatzingo, David C. Grove (Ed.),
University of Texas Press, Austin, 1987, pp. 82.
110
Ibid.: pp. 93.
318
Alberto Ortiz Brito
De acuerdo con el material cerámico colectado así como con los entierros
humanos, Fash propuso que el monumento 22 de Chalcatzingo pudo ser creado
durante la fase Barranca (1100-700 a.C.) y que su modificación o reconstrucción
ocurrió en la fase Cantera (700-500 a.C.).
319
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
320
Alberto Ortiz Brito
A diferencia de las cabezas colosales las cuales están distribuidas en tan solo
tres sitios de una sola región, la cadena de transmisión-recepción de los tronos
constituye una gran cantidad de asentamientos de los cuales uno se encuentra
fuera de la costa sur del Golfo, esto implica considerar a este tipo de monumentos
como una manifestación cultural interregional. Su amplia distribución espacial
conlleva a suponer que dentro de la tradición escultórica olmeca, los tronos fueron
una clase representacional sumamente indispensable ya que además de ser un
mecanismo de justificación y legitimación era un elemento identitario de las
diversas elites olmecas. Por lo tanto, resulta desconcertante que Tres Zapotes,
considerado uno de los asentamientos olmecas más importantes de la costa sur
del Golfo, no presenta ningún trono.
112
Cfr. Op. Cit. Cyphers, Ann, 2008, pp. 335-337.
321
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Numerosos son los contextos en los que se encontraron cada uno de los
tronos, los cuales advierten el desenvolvimiento de diferentes sucesos. La
disposición del monumento 14 de San Lorenzo y los espacios dedicados a la
captación y control del agua dentro de un mismo conjunto arquitectónico es un
vínculo que se reproduce también en El Marquesillo. De igual forma, los tronos de
San Lorenzo y El Marquesillo contenían ofrendas que al parecer designan rituales
de terminación. Aunque el trono de Chalcatzingo no posee este tipo de ofrenda, el
hecho de que sus elementos representacionales hayan sido ocultados con los
bloques que formaban parte de la losa también puede indicar un ritual de
terminación. Además, a pesar de sus diferencias estilísticas, el monumento 14 de
San Lorenzo y el monumento 22 de Chalcatzingo fueron igualmente colocados en
patios hundidos. Estas similitudes contextuales indican, tal vez, que además del
sistema representacional olmeca, el proceso de transmisión-recepción también
incluyó una serie de normas ideológicas que influyeron en la configuración de
espacios sagrados así como en la práctica de rituales dedicados a determinados
eventos.
En contraste con los tronos de San Lorenzo los cuales estaban colocados en
distintos lugares del asentamiento, los tronos de La Venta – con excepción del
número 6 – fueron distribuidos alrededor de las estructuras arquitectónicas que
delimitaban la principal plaza pública del sitio. Algunos de estos monumentos
tenían un vínculo espacial directo, tal es el caso de los pares de tronos 2-3 y 4-5.
Estos monumentos presentan una alineación oeste-este la cual parece ser una
orientación trascendental del sitio ya que, las seis estelas de la plataforma basal
del montículo C-1 y las cabezas colosales 2, 3 y 4 están alineadas en ese mismo
eje. Al parecer, dicho vinculo espacial orientando de oeste a este es exclusivo de
La Venta, de tal manera los pares de tronos revelan cierta actualización y progreso
de los significados sistémicos de la clase representacional a la que pertenecen.
322
Alberto Ortiz Brito
113
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 224.
323
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Con respecto a los individuos retratados en los tronos, podemos observar que
estos configuran diversos acontecimientos mitológicos o históricos. En primer
lugar tenemos a los que contienen enanos, este tipo de tronos solo se encuentran
dentro del Hinterland de San Lorenzo, por lo que constituyen una variante local
que ha sido interpretada como una igualdad de jerárquica. Los segundos tipos de
tronos son aquellos que contienen un personaje sedente dentro de un nicho, cada
uno de estos monumentos se distinguen por las acciones que ejecuta el individuo
del nicho así como por los objetos que porta. De tal manera cada asentamiento
que posee este tipo de tronos creo una escena propia. Probablemente lo anterior
indica la representación de diversos acontecimientos y personajes. No obstante,
las escenas nicho-personaje sedente-cuerda y nicho-personaje sedente-infante
324
Alberto Ortiz Brito
inerte son las únicas que se encuentran en más de un sitio, dicho de otra manera,
éstas son exclusivas de San Lorenzo y La Venta.
114
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2008, pp. 332.
115
Cfr. Op. Cit. Hodder, 1994, pp. 87.
325
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
116
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2008, pp. 337.
117
Ibid.: pp. 332.
326
Alberto Ortiz Brito
327
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 27.
328
Alberto Ortiz Brito
329
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
330
Alberto Ortiz Brito
Tanto en San Lorenzo como en Estero Rabón dicha variante local fue
decapitada a como es recurrente entre las esculturas tridimensionales olmecas,
circunstancia la cual puede ser entendida como la finalización de los temas y
significados contenidos en ellas. Por otra parte, ambos monumentos caducos
tienen un tamaño casi idéntico y presentan el mismo contraste entre el manejo del
volumen de los elementos representacionales frontales y el tallado rígido y
cuadrado de su parte trasera, que de acuerdo con De la Fuente, dicha
331
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
discrepancia es una solución plástica recurrente dentro del corpus escultórico del
Hinterland de San Lorenzo.118 Dichas similitudes manifiestan, tal vez, la integra
transmisión-recepción de las normas composicionales de esta clase
representacional, no obstante, debido a la colocación invertida del infante del
monumento 3 de Estero Rabón, podemos argumentar que tales normas no fueron
aplicadas cabalmente. Esta circunstancia, aunado a que cada personaje sedente
posee diferentes atavíos, permite concebir al monumento 3 de Estero Rabón como
una representación autónoma que pese a las convenciones estilistas
prestablecidas sus creadores prefirieron tallar al infante de una manera propia e
inusual.
118
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 150.
119
Cfr. Op. Cit. Grove, 1973, pp. 134.
332
Alberto Ortiz Brito
120
Cfr. Op. Cit. Cyphers, Ann, 2004b, pp. 120.
333
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 28.
334
Alberto Ortiz Brito
121
Op. Cit. Beverido Pereau, 1970, pp. 183.
335
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
336
Alberto Ortiz Brito
337
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
338
Alberto Ortiz Brito
122
Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 318.
123
Ibid.: pp. 318.
124
Cfr. Op. Cit. Joralemon, 1971, pp. 34-37.
339
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
340
Alberto Ortiz Brito
341
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Mapa 29.
342
Alberto Ortiz Brito
Imagen 141. Estela 5 de Imagen 143. Hacha de Procedencia descocida. Tomada de:
La Venta. Tomada de: . Joralemon, 1971.
González Lauck, 2004.
Personaje descendente o volador de San Lorenzo
El monumento 107 de San Lorenzo mide 95 cm. de alto con 60 cm. ancho, posee
una singular e inusitada forma general que se caracteriza por la combinación, a
partir de un mismo bloque y plano, de una losa rectangular – en la que está
plasmada en altorrelieve el personaje descendente – con una figura tridimensional
que consiste en el modelado de un felino sobrenatural. Si bien el altorrelieve de la
losa rectangular presenta una buena calidad de tallado manifiesta en el aparente
resalte de su cuerpo, la desigual superficie en la que se encuentra tiene un
acabado burdo, lo cual no afecta en absoluto el diseño del personaje descendente.
Por otra parte, la figura tridimensional presenta un gran apego a las normas
estilísticas olmecas, pues presenta un cabal manejo del volumen y de las formas
redondeadas y se desprende por completo de la forma del bloque; únicamente la
parte trasera del felino muestra cierto descuido, ya que su pata trasera izquierda y
su cola están esquematizados de manera inadecuada como simples relieves.
Estos seres configuran una escena en la que el felino erguido sostiene la losa
rectangular con sus extremidades delanteras; la izquierda apoyada en la parte
trasera y la derecha colocada sobre el vientre del volador. Este animal se
343
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
caracteriza por tener su rostro volteado hacia la derecha, boca gruñidora con un
par de colmitos y un diente triangular similar al de los felinos que sujetan una
cuerda u ofidio, enormes ojos circulares y saltones, y una cola bifurcada
semejante a la del monumento 11 de La Venta y el de Ixhuatlán.
Imagen 144. Monumento 107 de San Lorenzo. Tomada de: Cyphers, 2004b.
125
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2004b, pp. 186.
344
Alberto Ortiz Brito
126
Cfr. Op. Cit. Grove y Angulo, 1987, pp. 122.
345
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
127
Op. Cit. Angulo V., 1987, pp. 148.
346
Alberto Ortiz Brito
347
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
348
Alberto Ortiz Brito
6. Conclusiones
349
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
128
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 129.
350
Alberto Ortiz Brito
351
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
352
Alberto Ortiz Brito
Escenas compuestas
Felinos recostados
Cabezas colosales
Felinos sedentes
Contorsionistas
Tronos
bulto
Total
San Lorenzo 10 2 1 2 1 3 1 1 3 1 1 1 27
Tenochtitlán 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Loma del Zapote 0 0 0 0 0 0 2 0 1 0 0 0 3
Estero Rabón 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 2
Tres Zapotes 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2
Laguna de los
Cerros 0 0 0 0 0 0 0 0 3 0 0 0 3
El Marquesillo 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1
La Isla 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Piedra Labrada 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Los Laureles 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Ixhuatlán 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Los Soldados 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1
Las Choapas 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
La Venta 4 1 0 0 1 0 0 1 6 0 1 0 14
San Isidro 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Balancán 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Emiliano Zapata 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Belén 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Suchitepéquez 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Chalcatzingo 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 2
Cerro El Vigía 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Total 17 3 6 5 2 4 5 3 16 2 2 2 67
Tabla 2.
353
Tabla 3.
Total
La Venta
Tzutzuculi
Chalcatzingo
Tres Zapotes
Los Soldados
P. desconociada
Loma del Zapote
2
0
0
1
0
1
0
0
0
0
Personaje con tocado y orejeras antropomorfas compuestas
354
2
0
1
0
0
1
0
0
0
0
Estelas celtiformes
6
0
0
0
1
4
0
0
1
0
Temas escultóricos ausentes en San Lorenzo y en La Venta
2
0
0
0
0
0
0
1
0
1
Personajes compuestos con pectoral y cinturón de bandas cruzadas
2
1
0
0
0
0
1
0
0
0
Total
Esculturas olmecas con temas similares ausentes en San Lorenzo
14
1
1
1
1
6
1
1
1
1
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Alberto Ortiz Brito
Como podemos observar, existe una gran diversidad de esculturas con temas
similares, que difieren tanto por la cantidad de sus ejemplares como por el número
de asentamientos en los que están presentes. Estas circunstancias exhiben la
variación en la selección de temas a reproducir en cada asentamiento, la cual
estuvo influenciada por los diferentes intereses y necesidades de cada grupo
social así como por los factores convergentes a nivel espacial y temporal.
Son los tronos la clase representacional que posee la distribución espacial más
amplia cuyos ejemplares, a diferencia de las cabezas colosales, están presentes
tanto en asentamientos primarios como en secundarios y, uno de ellos se
encuentra fuera de la Costa del Golfo en el Altiplano de México. El hecho de que
los tronos hayan tenido una gran demanda tiene que ver con su carácter y función
355
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Así pues, el tema escultórico de San Lorenzo mayormente emulado por otros
asentamientos, es decir, los tronos, corresponde a aquellos tipos de esculturas
que contienen un discurso político conjugado con elementos ideológicos
sumamente indispensables para la prolongación del mandato de las elites. No
obstante, no todos los temas reproducidos en más de un asentamiento poseen
connotaciones estrictamente políticas. Es por ello que a pesar de que algunos de
sus ejemplares están ataviados con elementos propios de los jerarcas (como el
tocado del dios bufón maya del monumento de San Antonio Suchitepéquez), de
manera general los contorsionistas simbolizan una cualidad fantástica ejecutada
por un ser sobrenatural, lo cual a mi parecer acentúa su carácter religioso sobre el
político.
356
Alberto Ortiz Brito
357
San Lorenzo
Tenochtitlán
Tres Zapotes
Estero Rabón
Loma del Zapote
Cabezas colosales
0
2
0
0
0
10
Personaje sedente con pectoral y cinturón de bandas cruzadas
0
0
0
0
0
0
Personaje con tocado y orejeras antropomorfas compuestas
0
0
0
0
0
0
Bloques con bandas cruzadas
1
0
0
1
0
0
Personajes compuestos con pectoral y cinturón de bandas cruzadas
0
0
0
0
0
0
Felinos recostados
0
0
0
0
1
3
Felinos sedentes
0
0
0
2
0
1
358
Tronos
3
0
1
1
0
3
Personaje sedente con infante
0
0
1
0
0
1
Temas escultóricos en los que predomina el discurso religioso
0
0
0
0
0
2
0 Contorsionistas
0
0
0
0
1
Estelas celtiformes
0
1
0
0
0
0
Total
4
3
2
4
1
27
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Alberto Ortiz Brito
El Marquesillo 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
La Isla 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Piedra Labrada 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Los Laureles 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Ixhuatlán 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Los Soldados 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 2
Las Choapas 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
La Venta 4 1 1 0 0 0 0 6 0 1 0 0 1 4 1 1 0 20
San Isidro 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Tzutzuculi 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1
Balancán 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Emiliano Zapata 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Belén 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Suchitepéquez 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Chalcatzingo 0 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 3
Cerro El Vigía 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Volcán San Martín 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
P. desconociada 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Total 17 2 2 2 2 4 5 16 2 3 6 5 2 6 3 2 2 81
Tabla 4.
359
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Por otra parte, las clases representacionales en las que al parecer predomina
el discurso político son:
Cabezas colosales.
Personajes sedentes con pectorales y cinturones de bandas cruzadas.
Bloques con bandas cruzadas.
Personajes con tocados y orejeras antropomorfas compuestas.
Personajes antropomorfos compuestos con pectorales y cinturones de
bandas cruzadas.
Felinos recostados.
Felinos sedentes.
Tronos.
Y personajes sedentes con infante.
Como podemos observar, existen múltiples esculturas con temas similares que
parecen indicar las múltiples identidades trazadas y los múltiples vínculos
establecidos entre distintos grupos sociales, no obstante, no todos poseen la
misma cantidad de vínculos o relaciones. Es por ello que la presencia en un
mismo asentamiento de varias esculturas con más de un tipo de tema,
posiblemente manifiesta el grado de participación y arraigo al sistema político-
religioso olmeca, el cual fue el protagónico y predominante en varias regiones de
Mesoamérica durante el Formativo. Así, los únicos asentamientos que presentan
esculturas (del corpus analizado) tanto de carácter religioso como de carácter
político son:
360
Alberto Ortiz Brito
Cabe señalar que las tendencias, gustos y preferencias que influyen en los
modos de ser y de pensar varían no solo en el espacio sino también en el tiempo.
Es por ello que muchos de los temas de la tradición escultórica olmeca fueron
129
Op. Cit. López Austin, 2001, pp. 63-64.
361
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Así pues, los temas escultóricos que al parecer solamente fueron reproducidos
por asentamientos cuyas etapas olmecas corresponden al Formativo Temprano
son:
362
Alberto Ortiz Brito
Por otra parte, existen temas escultóricos que posiblemente fueron creados y
reproducidos en asentamientos cuyas etapas olmecas corresponden al Formativo
Medio y son:
363
Cerros
San Lorenzo
Tenochtitlán
Tres Zapotes
Estero Rabón
Laguna de los
Loma del Zapote
T. E. presentes en sitios del Formativo Temprano
Felinos recostados
0
0
0
0
1
3
Personaje sedente con infant
0
0
1
0
0
1
Tronos con enanos sujetando fauces esquematizadas
0
0
1
1
0
1
T. E. presentes en sitios del Formativo Temprano y Medio
0
0
0
0
0
2
Bloques con bandas cruzadas
1
0
0
1
0
0
Personajes antropomorfos compuestos sosteniendo un bulto
0
0
0
0
0
1
Felinos sedentes
0
0
0
2
0
1
Personaje animal-humano con cuerda u ofidio
0
0
0
0
0
1
364
Enfrentamiento humano con animal compuesto
0
0
0
0
0
1
Personajes descendentes o voladores
0
0
0
0
0
1
Cabezas colosales
0
2
0
0
0
10
Contorsionistas
0
0
0
0
0
1
Estelas celtiformes
0
1
0
0
0
0
Total
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
4
3
2
4
1
27
Alberto Ortiz Brito
El Marquesillo 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1
La Isla 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Piedra Labrada 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Los Laureles 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
Ixhuatlán 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Los Soldados 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 2
Las Choapas 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
La Venta 0 0 0 1 0 1 0 1 1 0 4 0 0 6 1 1 0 4 20
San Isidro 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Tzutzuculi 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1
Balancán 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Emiliano Zapata 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Belén 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Suchitepéquez 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
Chalcatzingo 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 1 0 0 0 3
Cerro El Vigía 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1
Volcán San Martín 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1
P. desconocida 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1
Total 4 2 3 3 2 2 5 3 2 2 17 6 5 13 2 2 2 6 81
Tabla 5.
365
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
130
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 129 y 255.
131
Cfr. Op. Cit. Pohorilenko, 1990a. Ver capítulo V.
132
Cfr. Op. Cit. Bove, 1978.
133
Cfr. Op. Cit. Coe, 1966.
366
Alberto Ortiz Brito
De tal manera, el predilecto basalto extraído del cerro Cintepec por San
Lorenzo durante el Formativo Temprano, fue sustituido en varias ocasiones en la
etapa del Formativo Medio de La Venta por otros yacimientos como son Roca
Partida y Chinameca, en Veracruz y El Chichonal, en Chiapas, en tanto que
durante el Formativo Tardío Tres Zapotes explotó el cercano yacimiento del cerro
El Vigía. Igualmente, con respecto al Contorsionista de San Lorenzo el recurrente
basalto fue reemplazado por esquito y en el caso del monumento 56 del mismo
sitio, este fue labrado a partir de una piedra verde de mayor dureza que la
134
Op. Cit. Hodder, 1994, pp. 112.
367
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
serpentina;135 por otro lado las estelas celtiformes de La Venta fueron elaboradas
con Gneis. Dichas circunstancias pueden ser entendidas como el abandono y
sustitución de elementos constantes de la tradición escultórica olmeca, que en el
caso particular del cambio de yacimientos pudo ser resultado de la configuración y
reconfiguración de las diferentes redes comerciales y políticas existen a lo largo
del proceso histórico del Formativo.
135
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2007, pp. 306.
136
Cfr. Op. Cit. Cyphers, 2008, pp. 317.
368
Alberto Ortiz Brito
2.85m X 15cm X
2.11m/1.65m 8cm/14cm
San Lorenzo 1.36m X 7cm
57cm
X
Loma del Zapote 30cm
1.47m X
5.49m/1.45m
Tres Zapotes X 4.90m
73cm
Laguna de los X
Cerros 38cm
2. 41m X 6. 1.13m 61cm
40m/1.71m X 1.42m X X
La Venta 3.94m 96cm 1m 43cm
Chalcatzingo ¿?
369
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
compuestos sosteniendo un
Personajes compuestos con
compuestos con manoplas
Personajes antropomorfos
Personajes antropomorfos
pectoral y cinturón de
Estelas celtiformes
bandas cruzadas
Contorsionistas
bulto
1.16m 17cm
1.95m X X
San Lorenzo X 35cm 74cm 8.5cm
1. 60m X
Tres Zapotes 1m
75cm
X
La Isla 69cm
1.33m
X
Piedra Labrada 61cm
1. 50
Los Laureles m.?
1.14m
X
Los Soldados 64cm
Las Choapas 60 cm.
83cm 4.97m X
X 1.83m/2m
La Venta 56cm X 1m
1.46m X
Tzutzuculi 1m
Balancán 70 cm.
Emiliano Zapata 94 cm.
Belén 1.35 m.
Suchitepéquez 81 cm.
64cm
X
P. desconociada 62cm
Tabla 7.
370
Alberto Ortiz Brito
Felinos recostados
Felinos sedentes
1.55m X 60cm
49cm/72cm 1.04m X X
San Lorenzo X 62cm 38cm 61cm
69cm X
Tenochtitlán 41cm
1.64m X
Loma del 1.1m/1.2m
Zapote X 73cm
60cm X
Ixhuatlán 45cm
1.35m
Los Soldados X 1.20
La Venta ¿?
San Isidro 82cm
Tabla 8.
371
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
372
Alberto Ortiz Brito
373
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
Esta variación contextual posiblemente se deba a que las esculturas con temas
similares fueron colocadas, en diferentes espacios religiosos/políticos y
públicos/privados, de acuerdo con intereses y necesidades específicas así como
con circunstancias particulares acaecidas en cada sitio. Así pues, es muy probable
que en cada espacio o contexto el significado simbólico y sistémico de un mismo
tema escultórico haya sido diferente ya que, según Hodder, un artefacto posee
374
Alberto Ortiz Brito
137
Cfr. Op. Cit. Hodder, 1994, pp. 43.
138
Cfr. Op. Cit. Cyphers, Ann, 1993, pp. 165-168.
139
Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, pp. 144.
375
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
motivos que podemos observar una escultura decapitada con un tema similar a
otra integra o completa. Quizás esta circunstancia refleja que mientras que en un
asentamiento estos temas habían caducado, en otros asentamientos continuaron
vigentes hasta los últimos periodos de ocupación. Los temas escultóricos que
experimentaron dicho fenómeno son:
Sin embargo, también existen algunas clases representacionales como son los
bloques con bandas cruzadas y los personajes sedentes con infantes en las que
todos sus ejemplares están decapitados, en tanto que los enfrentamientos
humanos con animales compuestos, los personajes descendentes o voladores, los
personajes de rodillas sosteniendo un bulto y los personajes antropomorfos
compuestos sosteniendo un bulto fueron conservados íntegros en todos los
asentamientos. Lo anterior señala una diversidad en el devenir de los temas de la
tradición escultórica olmeca.
376
Alberto Ortiz Brito
377
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
378
Alberto Ortiz Brito
sedente) de San Lorenzo poseen una burda calidad, que en el caso del felino
sedente, este fue superado por los de Loma del Zapote.
379
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
380
Alberto Ortiz Brito
140
Cfr. Op. Cit. Furst, 1968, pp. 143-178.
141
Cfr. Op. Cit. De la Fuente, 2009, pp. 503.
381
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
en los acontecimientos que escenifican. De tal forma, salvo las escenas de los
enanos, del nicho-personaje sedente-cuerda y del nicho-personaje sedente-infante
inerte, los demás tronos representan acontecimientos distintos. En concordancia
con lo dicho por Cyphers, esta diversidad de escenas parece indicar los diferentes
linajes de cada asentamiento. Esto supone pensar que, en relación con sus
propios intereses y necesidades, las distintas clases dominantes de los grupos
olmecas trazaron sus linajes a partir de distintos acontecimientos de la ideología
olmeca, todo esto con la finalidad de adquirir un carácter particular y hegemónico
que establecía el principio de identidad-diversidad dentro de un grupo y una
jerarquía social.
382
Alberto Ortiz Brito
142
Op. Cit. De la Fuente, 2002, pp. 258-259.
383
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
antropomorfo, el cual ha sido identificado por Fields como una versión del dios
bufón maya. 143
143
Cfr. Op. Cit. Fields, 1991, pp. 5.
384
Alberto Ortiz Brito
Los resultados obtenidos del análisis de las esculturas olmecas con temas
similares, han permitido observar a la tradición escultórica olmeca como un
proceso dinámico en cuya cadena de transmisión-recepción participaron
asentamientos de diferentes jerarquías, épocas y regiones. Así pues, la talla de
esculturas fue uno de los principales medios con los que los olmecas cumplieron
el sentido último de toda tradición, es decir, “la prolongación indefinida de un grupo
social a través del tiempo y del espacio, en cuanto se preserva y desarrolla su
identidad-diversidad”,144 principio el cual está basado “en un pasado que
perennemente se actualiza en el presente”.145
144
Cfr. Op. Cit. Herrejón Peredo, 1994, pp. 143.
145
Op. Cit. Panico, 2008, pp. 45.
385
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
386
Alberto Ortiz Brito
Si bien la caída de San Lorenzo fue una circunstancia que repercutió en gran
medida para la erosión y anquilosamiento de la tradición escultórica olmeca, hubo
nuevos asentamientos que dieron seguimiento al proceso de transmisión-
recepción de ella. Así pues, durante el Formativo Medio varias de las esculturas
con temas similares a las de San Lorenzo continuaron vigentes, siendo los
ejemplares de La Venta los más sobresalientes y numerosos.
387
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
388
Alberto Ortiz Brito
De tal manera, a pesar de que las esculturas con temas similares erigidas en
asentamientos de distintas jerarquías, épocas y regiones suponen la permanencia
de elementos nucleares de la cosmovisión olmeca, a lo largo de su proceso
histórico de transmisión-recepción los temas escultóricos experimentaron
diferentes variaciones contextuales, formales, estructurales, estilísticas,
iconográficas y conceptuales que afectaron tanto a los componentes intrínsecos
sumamente resistentes al cambio como a los componentes extrínsecos
demasiado mutables. Así pues, la variación en esculturas con temas similares
manifiesta el grado de conservación y progreso de sus significados simbólicos y
sistémicos, así como de las normas estilísticas y estructurales de la tradición
escultórica olmeca.
389
Variabilidad en esculturas olmecas con temas similares
390
Alberto Ortiz Brito
marco espacial y temporal fue una de las principales limitantes durante las etapas
de análisis e interpretación de este trabajo recepcional. Es por ello que varias de
las hipótesis aquí planteadas necesitan de más fundamentos para ser
completamente corroboradas.
Por otra parte, en este trabajo recepcional se logró observar a grandes rasgos
los tipos de interacciones y relaciones existentes entre los diferentes
asentamientos que reprodujeron temas olmecas similares. No obstante, hace falta
determinar hasta qué punto estas relaciones fueron impuestas o voluntariamente
aceptadas, e igualmente hace falta especificar si ciertos temas escultóricos
estaban restringidos o no para específicos asentamientos.
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