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Ellos vienen de una familia muy unida, formada por Jorge y Olivia Lira y cuatro hijos
Luis, Roberto, Leandro y Elizabeth, que eran gemelos; los hermanos siempre sintieron
el apoyo de sus padres, quienes siempre les insistieron en que debían estudiar y
prepararse: “termina por lo menos tu preparatoria” les decía Don Julio, “si luego quieres
ser un licenciado o un maestro, ya podrás tú ganar algo de dinero en el negocio y pagar
tu escuela”.
El señor Jorge y su esposa, doña Olivia, tenían una pequeña tienda de abarrotes
instalada en lo que debía ser la estancia de su sencilla casita, que con el tiempo creció
gracias su esfuerzo y dedicación. Cuando los hijos crecieron, fueron enseñando a los
mayores a ser responsables y a compartir algunas de las obligaciones de la casa y la
tienda, además de pedirles que ayudaran a los dos pequeños con las tareas escolares,
porque ellos apenas sabían leer y escribir.
El cariño y preocupación de los hermanos y el deseo de “los viejos” por dar un mejor
futuro a sus hijos no se veían bien recompensados; Leandro y Elizabeth fueron
creciendo con la idea de que no debían esforzarse y que la protección de su familia era
suficiente para ser felices. Liz siempre encontraban la manera de que Luis le “ayudara”
con las tareas y, mientras éste resolvía los problemas de matemáticas o escribía sus
resúmenes, ella pasaba el tiempo viendo la televisión o leyendo revistas; Leandro por
su lado, también gozaba de la complicidad de sus hermanos mayores, que en muchas
ocasiones lo cubrían cuando se escapaba para ir a jugar con los vecinos, en lugar de
hacer tarea, “para eso estamos los hermanos mayores” decían.
Los años de preparatoria para los gemelos pueden calificarse como desastrosos.
Elizabeth tenía problemas con algunas materias, especialmente aquellas en las que
“hay que leer muchos libros” nunca leía lo que le pedían y se limitaba a copiar las
tareas de algún amigo que “se dejara”; y aunque sus reportes y conclusiones parecían
ser aceptables, siempre recibía bajas calificaciones y notas sobre su pésima ortografía
y mala redacción. Ella no recordaba haber estudiado tantas reglas de acentuación o del
uso de verbos y adjetivos, y siempre sacaba buenas notas… bueno ¡Luis sacaba
buenas notas! Otra de sus peores pesadillas eran las matemáticas, especialmente a la
hora de tener que realizar operaciones con multiplicación o fracciones, vagamente
recordaba los ejemplos que Roberto le ponía para que se aprendiera las tablas o para
que comprendiera la diferencia entre ¼ y ½ … “si tan solo hubiera dejado de ver la
televisión un rato, y hubiera puesto atención… sufriría menos” lloriqueaba desconsolada
ante los exámenes calificados con cincos y seises.
Para Leandro las cosas no parecían tan complicadas, en matemáticas le bastaba con
leer rápidamente los apuntes o ver al profesor desarrollar fórmulas y ecuaciones, para
comprenderlas; álgebra y trigonometría fueron sus materias preferidas… cuando
entraba a clases. Muchas de sus calificaciones quedaban reprobadas porque no
entregaba tareas a tiempo o porque de plano, no entraba a clases; logró pasar la
mayoría de las asignaturas en exámenes extraordinarios, que le parecían hasta
sencillos, “por qué tienen que andar promediando con tareas y ejercicios, decía, si nos
calificaran nada más con las pruebas, yo sería un súper alumno de dices…”
Otro tema pendiente era el ayudar a los viejos. Difícilmente se acercaban a la tienda
y cuando lo hacían, era para pedir a sus padres “algo de dinero” para salir con sus
amigos o para comprar discos o poner tiempo a su nuevo juguete, un celular regalo de
Luis que ya ganaba trabajando en sus horas de descanso de la universidad.
Leandro y Elizabeth contaban los meses y días para poder terminar la preparatoria.
Su mayor deseo era seguir los pasos de sus hermanos, irse a Jalapa –o por qué no, a
la Ciudad de México- para estudiar y trabajar y que “nadie nos diga lo que tenemos que
hacer”. Y por fin llegó la esperada fecha, la casa de la familia Lira era una locura;
Elizabeth y Doña Olivia corrían de un lado para otro preparando el vestido de
graduación de la chica y Leandro se probaba la camisa y zapatos que con mucho
esfuerzo compró su papá para que estrenara en la ceremonia. Luis y Roberto habían
regresado a pasar unos días con ellos, felices de acompañar a sus hermanos al evento
–al que ellos no asistieron porque no había dinero en ese momento-. Todo era risas y
prisas, y a la hora de la cena, mientras Don Jorge se lavaba las manos para ir a la
mesa, sintió un fuerte dolor de cabeza y se desvaneció; el médico dijo que había sufrido
un derrame cerebral muy severo y tras unos días en el hospital, murió.
Los chicos fueron a su graduación, pero no había alegría, no tenían ánimo para
celebrar. Ese día supieron que los planes para irse del pueblo tal vez no serían
posibles…
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“Me falta un ensayo y una participación de un foro, pero es que ese maestro me
regresa todo porque dice que no leo el material que nos manda, y luego me baja puntos
porque dice que no redacto y que tengo muchas faltas de ortografía…” –responde Liz
molesta porque su hermano pasó el día sentado frente a una de las computadoras del
“cyber”, con lo que se perdió dinero y algunos clientes se retiraron molestos. “Dejan
mucho para leer y luego ni entiendo nada, leo un pedazo y me aburro”.
“Yo no sé por qué se fijan tanto en los acentos y las puntuaciones… vamos a ser
ingenieros, no escritores…” –responde molesto Leandro- “¿qué no te sirvieron mis
actividades? Esas materias yo ya las pasé…”
“No, son distintas. Mandé uno de tus foros y el profesor me puso que eso era de otro
semestre y me obligó a hacerlo otra vez. Me dijo que estaba prohibido copiar trabajos
de otros” –dijo Liz en tono de burla.
“No me acuerdo –mintió la chica- creo que tres o cuatro. Voy a ver si las llevo éste
próximo período y de una vez las pago…”
“Creo que no vamos a terminar en los ocho semestres –dijo burlón el gemelo- Lo
bueno es que no te ponen límites, así que podemos pasarnos otros tres años de
estudiantes ja ja ja ja”
Por lo que toca a su carrera en línea, esta es la situación de sus estudios. Hay
diferencias marcadas:
PROBLEMA:
Es claro que no lo van a lograr en los ocho semestres previstos, pero debido a que
sus condiciones de vida han cambiado, deben terminar la carrera para mejorar sus
ingresos y, sobre todo, tener más tiempo para cuidar de su familia y para sus proyectos
profesionales.
Las actividades deben cumplirse en el orden establecido, para que logres el objetivo
final: Determinar el problema y ofrecer las soluciones que tanto necesitan Leandro y
Elizabeth.