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1. El principio de la propiedad.
El salmista comienza el Salmo 24 con, Del Señor es la tierra y
todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan.
En el comienzo del Génesis, Dios crea todo y pone a Adán en el
jardín para trabajarlo y para cuidar de él. Está claro que el hombre
fue creado para trabajar y que el trabajo es la administración de
toda la creación que Dios le ha dado.
Este es el principio fundamental de la mayordomía bíblica. Dios es
dueño de todo, somos simplemente mayordomos o administradores
que actúan en su nombre.
Por lo tanto, la administración expresa nuestra obediencia con
respecto a la mayordomía de todo lo que Dios ha puesto bajo
nuestro control, y esto lo abarca todo. La administración es el
compromiso de uno mismo y nuestras posesiones al servicio de
Dios, reconociendo que no tenemos el derecho de control sobre
nuestra propiedad o sobre nosotros mismos.
Haciendo eco de lo escrito en Deuteronomio 8:17, podríamos
decir: “Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta
riqueza.” Pero Deuteronomio 8:18 nos aconseja a pensar de otro
manera:
Sino acuérdate del Señor tu Dios, porque él te da el poder para
hacer las riquezas.
2. El principio de responsabilidad.
En la explicación sobre la responsabilidad, Peel escribe,
Aunque Dios nos da “todas las cosas en abundancia para que
las disfrutemos,”nada es nuestro. En realidad nada nos pertenece.
Dios es dueño de todo; somos responsables de cómo tratamos y lo
que hacemos con ello. Mientras nos quejamos de nuestros
derechos aquí en la tierra, la Biblia constantemente pregunta: ¿Qué
con tus responsabilidades?. Los propietarios tienen derechos;
los administradores tienen responsabilidades.
Estamos llamados como administradores de Dios a gestionar lo que
pertenece a Dios. Mientras que Dios nos ha confiado amablemente
el cuidado, desarrollo y disfrute de todo lo que tiene como sus
mayordomos, somos responsables de administrar bien y explotarlas
conforme con sus deseos y propósitos.
4 Principios Bíblicos Sobre La Mayordomía Cristiana (Imagen)
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4. El principio de recompensa.
En Colosenses 3:23-24 Pablo escribe:
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y
no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la
recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
La Biblia nos muestra en las parábolas del Reino que fieles
mayordomos que hacen la voluntad de su Señor con los recursos
del maestro, muchas veces pueden esperar ser recompensados de
forma incompleta en esta vida, pero plenamente en la próxima.
todo lo que deberíamos desear es escuchar al maestro decir lo que
esta escrito en Mateo 25:21:
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido
fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Como cristianos del siglo 21, necesitamos abrazar esta visión
bíblica mayor sobre la administración, que va más allá de los
presupuestos de la iglesia o los proyectos de construcción del
tempo o la compra del local, si bien son importantes; no nos
conectan con todo lo que Dios está haciendo en el mundo.
Tenemos que ser fieles mayordomos de todo lo que Dios nos ha
dado dentro de las oportunidades que se presentan a través de su
providencia para glorificarlo, servir al bien común y, además, su
Reino.