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Resumen Bauman “Globalización, consecuencias humanas” (Las

naciones pierden capacidad de control sobre la economía.)

Bauman plantea que la economía se desplaza lo suficientemente rápido como para mantener
un paso de ventaja sobre cualquier gobierno territorial. El capital no tiene domicilio y los
movimientos financieros están fuera del control de los gobiernos nacionales.

El Estado nacional se erosiona, se “extingue” y las fuerzas que lo erosionan


son transnacionales. Las fuerzas transnacionales son anónimas, difíciles de identificar. Esto
hace que el proceso de extinción de los Estados nacionales parezca natural e inevitable. A lo
largo de la era moderna nos habituamos a la idea de que el orden equivale a “ejercer el
control”. Justamente, el postmodernismo, se caracteriza por la falta de orden. La imagen de
desorden refleja que nadie controla el mundo. Aunque no está claro qué es “controlar”, ya
que las acciones destinadas a poner orden son locales, pero no existe una localidad tan
soberbia como para hablar en nombre de la humanidad en su conjunto.

Universalización vs. Globalización

La idea de “Globalización”, expresa el carácter indeterminado, ingobernable y


autopropulsado de los asuntos mundiales, la ausencia de un centro, una oficina de control,
un directorio, una gerencia general. La globalización es el nuevo “desorden” mundial. La
globalización se refiere a los efectos globales, claramente indeseados e imprevistos, más que
a iniciativas y emprendimientos. Se refiere a lo que nos sucede a todos, a las fuerzas
anónimas.
La idea de “Universalización” es el polo opuesto a la globalización. Transmite la esperanza,
la intención y la resolución de crear el orden. Significa un orden universal, la creación de
orden en una escala universal, verdaderamente global. Declara su intención de crear
condiciones de vida similares para todos, en todas partes; de dar a todos las mismas
oportunidades, y tal vez, incluso crear la igualdad.

La superestructura política de la era del Gran Cisma, afectó principalmente el papel del
Estado. Luego del fin de esa superestructura, las tres patas del “trípode de soberanía”
aparecieron dañadas. La autosuficiencia militar, económica y cultural, incluso la
sustentabilidad del Estado, dejaron de ser una perspectiva viable. A fin de conservar su
poder de policía para imponer la ley y el orden, los Estados tuvieron que buscar alianzas y
ceder porciones crecientes de soberanía. A su vez, aparecieron nuevos Estados, que lejos de
verse obligados a entregar sus derechos soberanos, buscaban cederlos. Viejas o nuevas
naciones que escapaban de las jaulas federalistas en las cuales la recién fenecida
superpotencia comunista las había encerrado contra su voluntad, ahora buscaban la
disolución de su independencia política, económica y militar.
Paradójicamente, surgen nuevos Estados (luego del derrumbe del bloque socialista) en el
marco de la desaparición de la soberanía de Estado.

Expropiación del Estado

La función que más ha sido abandonada por el Estado es la de mantener el “equilibrio


dinámico”, mantener el equilibrio entre consumo y productividad. Esta función caracterizó
al Estado moderno.
Las tres patas del trípode de la soberanía están rotas. Los mercados imponen sus leyes y
preceptos sobre el planeta. La globalización no es sino una extensión totalitaria de la lógica
de los mercados a todos los aspectos de la vida. Como consecuencia de la globalización, al
Estado sólo le queda lo mínimo: el poder de la represión.

Debido a las normas de libre comercio, el movimiento de capital y las finanzas, la economía
se libera de todo control político. Al Estado no se le permite entrometerse en la vida
económica. Ante cualquier intento de hacerlo, los mercados mundiales responden con
medidas punitivas inmediatas y feroces. La única tarea económica que se le permite al
Estado y se espera que este cumpla es mantener un “presupuesto equilibrado” al reprimir y
controlar las presiones locales, toda intervención que tienda a mejorar las condiciones de
vida de la población o a establecer controles en la administración de la economía.
La libertad de movimientos y la falta de restricciones que gozan las finanzas, el comercio y
la industria informática globales, dependen de la fragmentación política. Estos tienen
interese creados en los “Estados débiles”. Es decir, los Estados débiles favorecen los
mercados, y a su vez, el poder de los mercados debilita a los estados.

Las instituciones interestatales y supralocales ejercen presiones coordinadas sobre todos los
Estados para que destruyan todo lo que pudiera desviar y demorar el movimiento libre del
capital y limitar la libertad de mercado. Abrir las puertas de par en par y abandonar
cualquier intención de aplicar una política económica autónoma es la condición necesaria
para poder recibir ayuda financiera de bancos y fondos monetarios mundiales. Los Estados
débiles son lo que necesita el desorden mundial (o nuevo orden).

Jerarquía global de la movilidad

La dominación consiste en darle el mayor margen y libertad de maniobra al bando dominante


a la vez que se imponen las restricciones más estrictas posibles a la libertad de decisión del
bando dominado.
La fragmentación política y la globalización económica son aliadas estrechas y conspiran
juntas. Los procesos globalizadores redundan en la redistribución de privilegios y despojos,
riqueza y pobreza, recursos y desposesión poder e impotencia, libertad y restricción.

Glocalización: proceso de concentración no sólo del capital, las finanzas y demás recursos
de la elección y la acción efectiva, sino también de libertad para moverse y actuar.

Se profundiza la Polarización en términos de riqueza. La globalización les da a los


extremadamente ricos nuevas oportunidades para ganar dinero de manera más rápida.

Encubrimiento de la creciente pobreza por parte de los medios de comunicación. El mensaje


subyacente es que los pobres son responsables de su suerte. La ecuación pobreza=hambre
oculta muchas otras dimensiones complejas de la pobreza, condiciones de vida y vivienda
espantosas, enfermedad, analfabetismo, agresión, disolución de la familia, debilitamiento
de los laos sociales, falta de futuro e improductividad. Reducir el tema a la alimentación es
negarle la plena humanidad a las personas.
El espectáculo de los desastres según lo presentan los medios también apoya y refuerza la
indiferencia ética cotidiana en otro sentido. Toda la información que viene de “allá afuera”
se refiere a guerras, asesinatos, drogas, hambre, saqueos, a algo que nos amenaza.

Por último, Bauman hace hincapié en que con la pobreza, aparecen las migraciones en busca
de mejores oportunidades.

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