You are on page 1of 37

Me

Tomaste de la Mano

Por

Nao


Capítulo I
Corazón confundido.

El olor a hospital me enferma, literalmente. He pasado días aquí, en terapia


intensiva, sentada en el sillón de la habitación número 24. Ana, mi madre, ha
tendido una ACV (accidente cerebrovascular). Llevamos casi dos semanas
aquí, en estas cuatro paredes de color blanco. Pagué un poco más para que
mamá estuviera en una mejor habitación. Hace poco, cuando buscaba unas
cosas para llevarlas al hospital, me he encontrado un pequeño diario de un
color grisáceo al final del closet de mi madre. Lleva como nombre "Me
tomaste de la mano". Empecé a leer lo que parecía ser la historia de mi madre.
Comenzaba así:
Mi estómago gruñe reclamando su almuerzo. Son las tres de la tarde y aún
no he almorzado. El cielo está de un tono grisáceo, muy bonito, al menos para
mí. Lo más probable es que llueva y eso no me molesta para nada. Me levanto
de la cama y me dirijo a la cocina. La pasta estaría lista en pocos minutos y fue
mi primera opción.
''Es probable que asista a la fiesta"
Tus palabras están bailando en mi cabeza. Siento una extraña sensación de
emoción porque estés ahí. Trato de no darle importancia y me sirvo mi
comida. Soy torpe y me he quemado con el primer bocado. ¡auch! Al menos
no duele tanto como un corazón roto, pensé.
Me sentía tan tonta buscando algo perfecto en mi armario, sólo para que tú
me veas bonita, o al menos presentable. Escuché sonar mi celular y supe que
eras tú, porque tengo un tono especialmente para ti. Leí tu mensaje y le sonreí
a la pantalla ¡que tonta me veía! Saber que asistirías me emocionaba, era la
primera vez que saldríamos juntos, mejor dicho en grupo, pero me
conformaba.
Me di una ducha larga para relajarme y sólo podía pensar si bailarías
conmigo. Me siento confundida con lo que me pasa contigo, pero eso no sería
impedimento para pasarla contigo esta noche. No elegí vestido porque no
sabía si te hubiese gustado, así que tomé unos jeans, una camisa naranja muy
bonita que resaltaba mi color y unos botines. Lo que había escogido se parecía
un poco más a mí, pero me hubiese encantado usar el vestido, será para otra
ocasión; me miré en el espejo y me gustaba lo que veía.
Camino a tu casa, para reunirnos todos, no dejaba de pensar en ti, nunca lo
hago tanto, pero esta vez estabas clavado en mis pensamientos, no podía
quitarte de ellos. Cuando me viste me abrazaste, cómo te extrañaba y al
parecer tú igual, aunque nunca lo dices...
Te veías emocionado y un poco alegre. Que lindo te veías.
Luego de que todos estábamos listos, salimos por una noche diferente.
Tenía muchas ganas de bailar y mi cuerpo reaccionaba a todas las canciones.
Tu sonrisa se hacía muy presente y mirabas a los lados observando todo.
Siempre te observaba, me gustaba mirarte y siempre me gustará.
Tus ojos color café claros miraron a los míos, mi corazón se detuvo por un
instante, así lo sentía yo. Mi estómago dio mil vueltas y recuerdo que las
personas lo llaman ''mariposas'' aparté la mirada como una tonta y hui de ti.
Bailé toda la noche con alguien que no eras tú y moría por bailar contigo, pero
me causaste algo que temía sentir. Después de tanto bailar tenía que descansar,
así que me senté y llegaste tú. Te rodeé con los brazos y tú también lo hiciste.
Sentía que todo se descontrolaba. Siempre hemos sido buenos amigos y un
error no me lo perdonaría.
Deseo besarte, estas ganas queman mi garganta. Siento calor con tu
presencia, me estás volviendo loca...
La noche se volvió infinita, como mis ganas de besarte, pero no lo hice por
miedo a que todo saliera mal. Estaba cansada y quería dormir, me llevaste a
casa y me despedí de una manera algo incomoda ya que no era ahí donde
deseaba darte un beso.
Esa madrugada soñé que te había besado.

Capítulo II
Los besos que nos dimos.

No pasaron dos días cuando me confesaste que morías por besarme esa
noche en la fiesta. Me he quedado muda, no sabía qué contestarte, pero te dije
que yo deseaba lo mismo esa noche. Me preguntaste que por qué no lo había
hecho y yo solo te respondí ''no pude hacerlo" te hice la misma pregunta y
dijiste lo mismo. Por alguna extraña razón teníamos el mismo problema. No
dejamos de escribirnos ni un solo día después de esa conversación. Ambos
esperábamos que alguno de los dos diera el primer paso, pero no lo hacíamos.
Ya me cansaba de eso. Quería besarte, pero cuando te tenía en frente y tus
manos me rozaban, me paralizaba del miedo. Me enojaba conmigo misma
porque no soy así, eres tú quien causa este nuevo efecto en mí.
Hoy te veía de nuevo, hemos cambiado nuestra rutina. Nos vemos un poco
más seguido, me regalas dulces y me haces reír más de lo normal. Me gusta
cuando me duele la panza de tanto reír, pero más me gustas tú...
Sí, me gustas.
Pero aún no pienso decírtelo a la cara. Te veías lindo, tu altura es perfecta
para abrazarte. Ser pequeña es algo agradable cuando estoy contigo. Antes de
salir, reuní todas mis fuerzas para que hoy nos besáramos y estoy aquí al lado
de ti, mirando como ríes, mirando tus labios que hoy me llaman más que
nunca. Hemos tenido un día extraordinario y un beso puede arruinarlo todo si
es que a ti no te gusta como beso. No soy experta, pero corro el riesgo de que
pienses que te hayas equivocado conmigo.
Hoy no te besé, me fui con la cabeza agachada para que no me vieras algo
triste. Tu rostro mostraba confusión, pero no pregunté nada. Era hora de irme
y lo hice.
Sentada en mi sofá respondo tus mensajes. Un suspiro se me ha escapado
¡que frustrante todo esto! Me desordenaste la vida, me volviste todo un
desastre y aun así te quiero...

Capítulo III
Cita con tus besos.

Siguen pasando los días y seguimos igual.


¿Por qué no puedo besarte cuando estoy a pocos centímetros de ti?
Por más que me hiciera esa pregunta nunca obtenía una respuesta. Ya me
estoy rindiendo, ya comienzo a perder las esperanzas de poder besarte. Quizás
no quieres, por eso no lo has hecho. Llevo noches soñando contigo. Que
sueños tan confusos. Los meses pasan y aún no hemos dado ese paso de
besarnos. ¿Será...que no te gusto lo suficiente? Me siento tan extraña. Peleo
conmigo misma por lo que de verdad deseo tener. No sé si aún estoy lista para
una relación, pero tú me confundes... desequilibras mis decisiones. Han
pasado 4 meses desde que salimos a la fiesta y no ha habido un día que nos
dejemos de escribir, sé que todo esto puede terminar mal y aun así, no puedo
alejarme de ti.
Ideas pasean en mi mente de cómo puedo besarte. Sé que debo esperar el
momento apropiado en el que nuestros labios vuelvan a sentir.
Me seco mis lágrimas que veo derramar frente al espejo. ¿y si me rompes
el corazón? Todo se me está cayendo a los pies. Tu y yo en una extraña
situación. Hoy uno de tus amigos me ha invitado a tu casa. Supongo que ya
nada pasará si hoy no damos ese paso. El no tener una idea clara de lo que
pasará hoy con la compañía de los nervios me colocan un poco sentimental. El
clima se torna frío y escojo mi abrigo más grande. El espejo es el único que
sabe cómo estoy realmente. Finjo una sonrisa y salgo de mi casa.
Como lo esperaba, el cielo está nublado con nubes grisáceas, me gusta.
Siempre me ha gustado el clima frío y lluvioso. Son mis días perfectos, pero
hoy no lo sentía así. Se sentía más bien algo melancólico, o era mi estado de
ánimo que estaba un poco decaído. Justamente en la parada que da hacia tu
casa sentí mi corazón detenerse. La ansiedad y los nervios me enloquecía. Di
un paso indecisa, no sabía si era lo correcto ir a tu casa, pero te extrañaba y
deseaba verte.
Desde afuera de tu casa podía observarte jugar tu videojuego favorito.
Sonreí como una tonta al mirarte de lejos. Nuestro amigo Abraham te ha
quitado el control y no lo soltó en ningún momento. Tú, te sentaste a mi lado.
Tu cercanía me colocaba nerviosa pero me gustaba tenerte cerca y de repente
tu mano estuvo sobre la mía, no fue un accidente. Mi corazón dio un salto y
comenzó a latir más rápido de lo normal. Intentaba respirar, pero sentía que no
conseguía el aire. No te solté, te tomé de la mano y te di un apretón y me lo
devolviste. Pude sentir una corriente eléctrica por todo mi cuerpo y supe que
era ahí donde quería estar.
El día no termina y pensaba constantemente en ese beso que moría por
darte.
Eran las 2:00pm ...
Y aún no pasaba nada.
2:30pm...
Jugabas en la Play. Eres bueno jugando.
3:00pm...
Estás sentado junto a mí.
4:00pm...
Casi llega la hora de irme a casa.
4:40pm...
Comenzaba a rendirme. No tenía fuerzas para intentarlo. Los nervios no
me ayudaban.
5:00pm
Comienzo a recoger mis cosas para ir a la parada de los autobuses.
5:30pm.
Me estoy volviendo loca, estoy a punto de irme y no ha pasado nada,
siento ganas de llorar. Necesito aire y me recuesto de una pared que vi libre.
Siempre que estoy estresada o que mi cabeza explotará. Comienzo a contar: 1
...2, 3, 4...5, 6...7…8, 9...-un suspiro- 10. Mantengo los ojos cerrados. Tu
frente la colocaste junto la mía y abrí los ojos para mirarte. Nunca había tenido
la oportunidad de verte tan cerca. "Bésalo" decía mi subconsciente. Tus ojos
no dejaban de verme y los míos bajaron a tus labios, te tomé del rostro con
ambas manos y te besé.
Me abrazaste sin decirme nada, subí al autobús y mientras no me veías una
sonrisa me acompañó todo el camino de vuelta a casa.

Capítulo IV
Algunos besos que nos dimos.

¿Cómo podría explicar ese beso?


No poseo las palabras adecuadas para hacerlo. Hoy me sentía preocupada,
comenzaba a sentir miedo. Mi última "relación" había sido un desastre y
aunque contigo podría ser diferente, ese miedo sigue ahí.
Me gusta como me besas, como mi rostro encajan en tus manos. Como te
detienes a mirarme antes de cada beso e incluso como sonríes en medio de
uno.
No decías nada sobre volvernos oficial, sobre querer una relación, y por
alguna razón sospechaba que sabías que no estaba lista, quizás y me leías la
mente.
El recordar cada beso me hace sonreír. En nuestras casas, en el cumpleaños
de uno de nuestros amigos, en el autobús, en la secundaria...
Todos me gustaban pero había un problema. Recientemente nuestros
amigos nombraban a una chica. Sí, una chica, ya hemos tenido conversaciones
sobre ella, que cosa más extraña, hasta te doy consejos para que estés con ella,
sé que te gusta aunque digas que no. Ella es tu mejor amiga, es linda, con ojos
claros, y perfecta sonrisa. Dejé de hablar y preguntar sobre ella porque sentía
celos, que tonta soy.
Siempre me mandadas mensajes de buenos días, me preguntabas si ya
había comido, me buscas a la hora del almuerzo para hablar, llegabas a casa y
me escribías preguntándome si ya llegué a mi destino. Que tierno eres. Miré
por la ventanilla del autobús, mi cabeza comenzó a pensar, ¿De verdad te
gustaba? ¿Cómo es que me atrae todo lo opuesto de lo que siempre me había
fijado? ¿Estoy lista?
Mi madre ya comenzaba hacer preguntas sobre ti ¿Cómo no hacerlo si
siempre me escribías poesía en las redes sociales? Todos me preguntaban si
eras mi novio—sonreí—. Pero no, sólo somos amigos, o algo más. No lo sé,
pero me gustas.
Todos los días en la secundaria nos unieron un poco más, tanto que casi
todos los fines de semana nos veíamos. Hoy es noche buena, estás con tu
familia y espero que la estés pasando bien. Estar en casa no es tan malo, no ha
sido la mejor noche buena de todas, pero estoy donde debo estar. He llorado
un poco, pero estoy bien...
Mañana nos vemos y te espero con ansias.

Capítulo V
25/12

La ventana de la habitación está abierta y deja pasar la luz del sol. Mi


pequeña y fastidiosa hermana me despierta para abrir los regalos debajo del
árbol de Navidad. Lo primero que hago al sentarme al borde de la cama es
tomar mi celular debajo de la almohada.
"Buenos días princesa, feliz Navidad. Más tarde paso a verte."
—Axel
La primera sonrisa del día fue causa tuya. Mi primera sonrisa de Navidad.
Comparto con mi mamá y mi pequeña hermana abriendo los regalos y en el
desayuno. Miraba la hora a cada momento para saber cuánto faltaba para
verte. Últimamente cuando no estoy contigo todo se vuelve aburrido.
Pasó la hora del almuerzo y faltaba poco para que llegaras, me sentía muy
contenta aunque intentaba no mostrarlo...tomé el regalo que me diste, un
cuaderno con todas las poesías sobre mí; lo mejor de todo fue que lo escribiste
a mano. Tengo miedo y no sé qué hacer.
Llegaste y me abrazaste, me encantan tus abrazos. Nos dimos uno que otro
beso y me hacías sonreír, me contaste como fue tu cena de noche buena y
dijiste que desearías que hubiese estado ahí. Tus palabras me causan un
torbellino de emociones que no logro controlar. Nuestras manos se juntaron y
me gustaba el calor de ellas. Las miré un poco más de lo habitual y les tomé
una foto. Una evidencia de lo que éramos. No me soltabas en ningún
momento, sabía que te gustaba tenerme cerca.
Te fuiste y mi ánimo quedó por el piso, suele pasar cuando no estás. Eres
increíble pero yo no soy suficiente para ti...y comencé a llorar.

Capítulo VI
Axel.

A veces me pregunto ¿Por qué las personas no vieron lo especial que eres?
...
Te vi sonreír a la hora del almuerzo, que sonido tan bonito, fue música para
mis oídos. Tus manos son perfectas para consolar, para amar...tus ojos color
café fueron hechos para brillar en medio de un beso. A veces te preguntarás
¿Qué estoy haciendo? Y lo peor de todo es que yo no lo sé. Me haces querer
más de eso que me prohibía a mí misma. Te siento en todas partes, en las
ausencias, en el recuerdo, en cada parte de mi cuerpo. Cuando tu luz ilumina
la oscuridad que en ocasiones me invade, sé que a tu lado debo estar. Quererte
se ha vuelto mi secreto más grande, aunque trate de ocultarlo, mis ojos brillan
en tu presencia y debes imaginarte que causas algo en mí. Me vuelvo cristal,
transparente a la hora de conversar y sobre todo me vuelvo una tonta. Sí, una
tonta porque me transformas de una manera donde tú eres el artista que le da
forma a mi ser.
No me había dado la oportunidad de mirar a alguien fijamente, no por el
miedo de hacerlo, sino por temor de descubrir que esos mínimos detalles me
atraparan...
Y así fue, te miré sin decir nada, te observé cantar y disfruté de tus
canciones. Observé cada detalle de tu rostro, mínimas marcas se
pronunciaban cuando sonreías, tus pestañas son la combinación perfecta con el
tono de sus ojos. Tus labios, algo que no tiene definición, sólo sé que se
complementan con los míos. Y lo supe, todo de Axel me gustaba y ya no había
vuelta atrás, me comenzaba a enamorar.
Axel, su nombre era perfecto para él a pesar de que existen otros llamados
así, él se volvía único cuando mis ojos lo miraban. Él era especial...

Capítulo VII
01/01: Malas decisiones.

Año nuevo, vida y decisiones nuevas.


Luego de las fiestas de año nuevo y estar un poco soñolienta reviso mi
celular, tengo varios mensajes de familiares, amigos y de Axel. Tomo un
suspiro cuando abro el mensaje de Axel. Eres un amor comparado con lo que
soy últimamente. Somos diferentes, polos opuestos a pesar de que me gusta.
No quiero lastimarte, así que es hora de tomar una decisión. En realidad no
sabía si soltarte o arriesgarme, de las dos formas me asustaba. Intenté llevar la
conversación lo más relajada posible, pero esto se tenía que aclarar. Mi
corazón latía muy fuerte, tanto que podía sentir que se salía del pecho.
Intentaba encontrar las palabras adecuadas mientras veía tu bandeja de
mensaje. Me levante de la cama frustrada y muy nerviosa. Caminé por toda mi
habitación mientras pensaba que era lo correcto. No soy suficiente para ti ni
para ninguna otra persona, debes buscar algo que te complemente y te escribí.
Te coloque que siempre seríamos buenos amigos y mi corazón se detuvo.
Inmediatamente sentí que era una mala decisión comencé a escribir de nuevo
para cambiar lo que había escrito pero respondiste al segundo con un ''Está
bien, princesa.'', no te noté triste, ni decepcionado, solo te sentí normal. Supe
en ese instante que todo llegaba ahí. Tomé varías respiraciones. Todo está
bien, me dije a mi misma. Esa tarde tuvimos una conversación normal, como
las de siempre y supe que no te importaba ser buenos amigos. O eso creía yo.
Al llegar la noche comenzaste a entrar en mi mente, me sentía tranquila
porque lo tomaste muy bien aunque algo decepcionada, sé que si me hubieses
dicho lo contrario el querer estar conmigo todo fuera diferente en este preciso
momento pero no fue así, y las cosas siempre pasan por algo. Te despediste
como de costumbre cuando te ibas a dormir y me sentí vacía. Después de tanto
tiempo pude sentir un poquito de algo diferente, dejé que me abrazaras, que
me besaras e incluso que miraras más adentro de mí. Abracé la almohada
como si fueras tú, me convencía de que yo no era buena para ti, pero yo te
quería y por esa razón debía protegerte.
Después de muchos meses sin tener insomnio, hoy volví a tenerlo. Me
sentaba y me volvía acostar. Decidí ir a la cocina por algo de comer, elegí un
par de galletas de chocolate y un vaso de leche. Leí un rato mi libro favorito y
me sorprendió el que cada palabra de ese libro me diera en el corazón por
recordarte en cada página, línea, palabras, comas y puntos. ¿Qué he hecho?
Me pregunté.
Son las 5:00 am. Cuando giré para mirar mi reloj en mi mesita de noche,
no había dormido nada. Me senté en el borde de la cama y miré el techo. Todo
está bien, me recordaba. Es por su bien, me decía. Hoy es un día nuevo, tengo
que enfocarme en mi último año en la secundaria, colocar todo en su lugar y
siempre con una sonrisa en el rostro.

Capítulo VIII
Pasan los días.

Ya han comenzado las clases y todo se vuelve exámenes y proyectos de


estudios en la secundaria, eso para mí es algo bueno, me distrae de lo demás.
Siempre te encuentro en los pasillos, algunas veces bajo la mirada y otras
veces lo haces tú. Te reías cuando estábamos en el almuerzo cuando todos nos
reuníamos, aún me gusta el sonido de tu risa y dudo que eso cambie. Ahora
todo es algo diferente aunque intente llevar las cosas como antes, tú estás más
enfocado en tus cosas, y sobre todo el fútbol. Sé que juegas para poder bajar el
estrés pero, ¿Qué te podía estresar? Te veía de lejos cuando ibas a tomar el
autobús, hay días que nuestros horarios coincidían y esperaba a que te fueras
primero, a veces sentía que te incomodo cuando estás junto a mí, pero también
había días en que todo se sentía como antes. Ya no iba a tu casa y tu mamá lo
notaba. Hasta nuestros amigos sabían que pasaba algo. Varios chicos me
invitaban a salir, en especial Elvis. Él es un chico agradable, pero se vuelve un
tanto fastidioso. A pesar de que a veces alguien quería mi atención, en el fondo
de mi subconsciente solo pensaba en ti. Me sentía muy tonta y extraña,
buscaba tenerte cerca, y eso me descontrola. Yo no busco a nadie.
Los días pasan y nos alejamos más, como amigos...
Duele tu ausencia que se parece a un dolor quemando tu cuerpo. Duele
tenerte lejos, duele verte caminar sin mí, duele no reír juntos, duele que ya no
somos como antes. Pero debo sentir el dolor, algún día debe desaparecer, no
puede ser peor...

Capítulo IX
Celos.

El sol está en su punto perfecto para ir a la playa, pero hoy es día de ir a


clases. Me coloco el uniforme como todas las mañanas y bajo a desayunar. Mi
ánimo está un poco decaído, así soy yo, a veces bien a veces mal. Sentía un
mal presentimiento sobre el día de hoy. Desayuné pensando en ti, a veces no te
pensaba tanto por tener la mente ocupada, pero últimamente apareces sin pedir
permiso. En ocasiones te veo pasar por los pasillos y desearía abrazarte
aunque sea un instante, pero no sé si mi cercanía está bien. El profesor de
matemáticas comienza hablar sobre su vida personal, a los estudiantes no nos
afecta pues, pasan las horas y salimos más rápido de esa materia. Mientras el
profesor habla, lo escucho vagamente en mi subconsciente, su voz es como un
susurro. Por otro lado estás tú, casi es hora del almuerzo y no he dejado de
pensar en ti...
Me siento un poco decaída cuando me dirijo a la parada de autobuses, te
veo sonriendo con tu grupo de amigos, mis amigos también. Te saludo de lejos
como últimamente pasa, pero me llaman tus compañeros. Intento estar un
poco normal cuando me acerco a ellos, a ti, al grupo. Aunque quiero
engañarme a mí misma lo "normal" ya no está en mi diccionario. Al llegar a tu
punto de reunión, bajas la mirada ¿Qué significa eso? ¿No quieres verme?
Pienso en otra cosa y coloco mi mejor expresión "feliz". Los chicos
comienzan hacerme bromas, pero una de ellas pudo colocarme de muy mal
ánimo. No me veías, sólo mirabas otro lugar que no fuese donde estaba yo.
Así que tu mejor amiga había vuelto, me alegro por ti...
Supe que saliste con ella, espero que te hayas divertido. Me despedí de los
chicos con un gesto con la mano y no me despedí de ti. No quería hablar, no
porque no quisiera sino porque no sentí que debía decir algo. "No debí
acercarme a los chicos, no debí..." me sentía extraña, había pasado mucho
desde que me sentí de esta manera. En el trayecto a casa, imaginaba como
pudo ser tu salida con ella. Llamémosla "W", así sería más fácil referirme a
ella. Por lo que escuche saliste al cine, te veías contento a pesar de que no me
dejaste ver tu rostro. ¿Será por ella? ¿Estabas feliz porque ella estaba aquí?
Por más que quería tener respuestas, la única manera de obtenerlas era
preguntándote y no, no tenía el valor para escuchar tus respuestas. Pero, ¿Por
qué? Somos amigos, ¿no.…? Los amigos conversan, ¿cierto?
Por una parte me sentía feliz por ti, siempre hablabas de ella, y decías que
te gustaba desde hace mucho, quizás, y esta era tu oportunidad. Pero por otra
parte me sentía celosa, y sé que es estúpido porque yo fui la que dijo eso de
"buenos amigos", no debo arrepentirme, sentí que eso era lo correcto.
Aún me sentía mal cuando llegué a casa, me duché y seguías en mis
pensamientos ¡Que frustrante! Revisé mis redes sociales como de costumbre,
habías colocado un comentario a una foto, la foto de "W". Me quedé ahí
mirando la pantalla, y lo supe, sentía celos por ti. Esa noche me enoje conmigo
misma, no suelo dejar que un chico me desordene la vida de esta manera, y tú
estabas rompiendo esa barrera.


Capítulo X
Te extraño.

Ya no me escribías, ya no te veía en los pasillos, ya no estabas mucho con


tus amigos. Quizás "W" te tiene un poco ocupado. Escuchaba rumores que era
por eso que ya no te veía tanto. Los planes de la graduación eran mi manera de
distraerme, y mis dibujos que siempre me acompañaban. Intenté fijarme en
una persona, pero cuando casi tenía mi atención mis estúpidos celos por ti
arruinaban todo. Todas las noches mi subconsciente me regañaba, siempre me
decía a mí misma que volviera a ser fría pero cuando se trataba de ti, todo
cambiaba.
Miro hacia atrás, y el tiempo no se recupera jamás, seco mis lágrimas y
busco el motivo por el cual seguir. Hay momentos donde las personas se casan
y dejan de creer en eso que llaman "amor", últimamente soy un fracaso en ese
sentido. Duele mucho el que ya no seamos como antes, pero no te culpo. Estás
feliz.
Los días pasan y nos escribimos menos, días donde todo comienza a
desvanecerse. Aunque puedo estar callada, en mi música, enfocada en mis
cuadernos, me sentía vacía cuando no estabas junto a mí. Extraño reír contigo,
contarte mis chistes que sé que aunque no te hacían gracia te reías, irnos
conversando en el autobús y ver cómo te despedías primero al llegar a tu
parada...
Te extraño, esa es mi verdad de todos mis días.

Capítulo XI
Algo diferente.

Hoy salí a caminar un poco, necesitaba distraerme. Un cachorro se me


acercó y lo saludé con una sonrisa. Que tierno. Su dueño me sonrió y siguió su
camino. Cerca de casa hay un pequeño parque junto con un campo de fútbol.
Tome asiento en las gradas mirando el partido que había en ese momento.
Saludo con un gesto de mano a uno de mis amigos que está en el campo. No
pasa mucho cuando las personas comienzan a llegar, no quiero que nadie se
me acerque. Me coloco en la última fila en un rincón. No me gustan las alturas
pero prefería eso que estar cerca de las personas en el día de hoy. Cuando el
juego ya está en el segundo tiempo mi teléfono comienza a sonar. La pantalla
del celular me indica que es Elizabeth, mi mejor amiga. Tomo una profunda
respiración y contesto la llamada.
—¿Se puede saber dónde has estado?
—Estudiando—mentí.
—¿Cómo estás, pequeña?
—Bien...
—Mientes, ¿Qué sucede? Y me dices la verdad. — Elizabeth, ya comienza
a usar el tono "serio".
Aparto el celular del oído y suspiro.
—Las cosas con Axel no están yendo nada bien. Cada día está más y más
alejado de mí, y si te soy sincera, lo extraño. Era la única persona con quien de
verdad me llevaba al cien por ciento. Y lo peor es que me duele...
—Ay amiga, ¿No será que te gusta Axel?
—No lo sé, no quiero pensar en eso. Pues, no funcionaría, somos
totalmente diferentes.
Levanto la mirada y el juego comienza de nuevo.
—El que sean diferentes no significa que no te puede llegar a gustar.
—¿Puedes dejar de decir eso?
—Está bien...
**
Elizabeth, es mi mejor amiga. Es la única que me dice la verdad aunque
sabe que me va a doler. La adoro, pero a veces provoca ahorcarla. El partido
casi llega a su final. Fernando el chico que saludé en las gradas, lleva el balón
a una velocidad que me impresiona, corre más que los demás jugadores, varios
del equipo contrario intentan robarle el balón, pero antes de que puedan
hacerlo, el balón gira en el aire y entra en el arco. Todos aplauden y se
abrazan. Sigo sentada mirando el espectáculo. Todos poco a poco se retiran.
El atardecer comienza aparecer, es bellísimo y disfruto de eso.
—¿Piensas quedarte aquí toda la noche? —dice, Fernando.
Sonrío.
—Es lo más probable.
—¿Tienes algo que hacer más tarde? —Limpia su rostro con una toalla.
—¿Dormir cuenta? —medio sonreí.
—Paso por ti a las 8. Vamos a llevarte a casa—Se levantó y estiró su mano
para que la tomara.
Me ayudó a bajar de las gradas y como ser torpe lo llevo en la sangre casi
caigo al suelo por llevar las trenzas desatadas. Se agachó y comenzó atar las
trenzas.
—Así estás mejor.
—Gracias.
—Estás un poco decaída, ¿Sucede algo? —Pregunta.
Niego con la cabeza.
Al llegar a casa se despide con un beso en la mejilla, está un poco sudoroso
pero aun así huele a perfume.
—Pasó por ti más tarde.
Miro mi reloj y son las 7:00pm falta una hora y no he hecho nada para
estar lista a tiempo, quizás y le diga a mi madre que le diga que me dormí.
Cierro los ojos intentando reencontrarme conmigo misma, con la chica que le
gusta divertirse, reír, bailar. No es culpa de Axel, es mía. No soy de estar en la
cama dejando que el mundo se me venga encima, decido darme una ducha y
buscar algo lindo que colocarme. Me coloqué maquillaje sin exceso y estuve
lista a tiempo cuando escucho a mi madre llamarme.
—La traes a la casa—Dice mi madre a Fernando.
—Tranquila, yo la devuelvo sana y salva.
—Adiós, mamá.
—Que linda estás—Fernando, me mira de arriba abajo, él no sabe
disimular.
—Gracias. ¿Qué haremos, a dónde vamos? —Quise saber.
—¿Has comido?
—No, pero no tengo hambre.
—Vamos a comer, ¿Te apetece una hamburguesa?
—Fer, no quiero que gastes dinero en mí, nunca me han gustado ese tipo
de cosas.
—Estás conmigo y debo cuidarte, además ¿A quién no le pone feliz una
hamburguesa?
Sonreí. Comienzo a recordar lo agradable que es estar con él.
Comimos hamburguesas, y fue agradable no hablar sobre la secundaria, ni
la rutina. Me comentó que estaba practicando mucho para entrar a un buen
equipo, no es que su equipo actual no sirviera, sino que quería dar un paso
más. Me ayudó con mi plato y me dio servilletas, fue muy atento. Hace mucho
que no lo hacían conmigo. Como postre me regaló un helado, me reí de sus
chistes, y me enseño su cicatriz en la rodilla derecha causada por una partida
de fútbol. Camino a casa tratábamos que nuestros pasos fueran iguales, era
algo divertido, al menos para nosotros. Al frente de mi casa le agradecí por la
salida y me despedí con un beso en la mejilla. Pasó su mano por su cabello,
mientras yo trataba de escabullirme. Me sostuvo la puerta antes de cerrar
¡Mierda! ¿Qué hago?
—Me gustó estar contigo hoy, ¿Se puede repetir?
Sonreí débilmente.
—Por supuesto...
—Buenas noches, Ana—se despidió con un beso cerca de los labios y se
fue.
¿Será él el indicado?...

Capítulo XII
Hay personas...

He escuchado decir que cada persona nace para quedarse en unos ojos.
Que alguien está destinado a nosotros e incluso cuando no buscamos a nadie.
Y yo creo en eso, aun cuando mi papel en estos momentos es ser un témpano
de hielo. Te encontré, en un momento de caos, de inseguridad, de decepciones
y aunque sé que eres la persona indicada, yo debo protegerte. Debo ser la que
te abriga sin ser tu abrigo, ser la señal de tránsito que impide un accidente,
debo ser quien tome las decisiones para verte feliz, aunque tengas que partir.
El café de mis mañanas se torna frío e insípido como lo es mi vida. Los
colores ya no brillan con intensidad, y la felicidad es algo opcional. No hay
peor dolor que perder a un amigo, ese alguien que siempre te acompañaba a
todos lados, que hacía que tus días brillarán un poquito más. Si cada persona
nace para quedarse en unos ojos, tú, quizás te quedaste en los de ella y yo aquí
plasmada en tus ojos color café...

Capítulo XIII
Dolor.

No dejo de pensarte aun cuando pasan los días, no dejo de imaginarte en


cada sitio que estuvimos juntos. Los días pasan y sigues en mi mente y dudo
que un día salgas de ahí. ¿Cómo podría olvidar tu olor y tu mirada? ¿Cómo
puedo hacerlo? Comienzo a creer que este ha sido mi castigo por mirarte un
poco más, por cruzar la línea de "amigos", el dolor de tu ausencia.
Y no me quejo del dolor, no. Sin el dolor te borraría de cada parte de mí. Si
el dolor es lo único que te mantiene vivo en mi ser, me quemaré en tus
recuerdos y en esos besos que nos dimos alguna vez.

Capítulo XIV
Está con ella.

Luego de salir con Fer, no lo he vuelto a ver. De seguro está entrenando


para entrar en el equipo. No he salido de casa, ni de mi cuarto. No tengo
muchos amigos, así que es algo de rutina. Cada quien está en lo suyo, e
incluso Axel. Tengo varios días que no lo veo y ya puedo imaginar por qué.
Hoy es día de rutina en la secundaria, mucha tarea por hacer y eso me produce
estrés. Al llegar a casa, coloco mi bolso en la cama y me dirijo al baño, una
ducha me relajará bastante. Me envuelvo en la toalla y salgo del baño, la casa
está sola y enciendo el equipo de sonido. Busco en el armario algo cómodo
para sentarme a hacer mis tareas. Mi celular ha estado apagado casi todo el día
porque se me ha olvidado cargarlo en la noche, lo conecto y abro el libro de
inglés. Comienzo a mover la cabeza al ritmo de la música y comienzo a
transcribir en mi cuaderno. Siempre me ha gustado el inglés, mi padre que no
menciono mucho, en el momento que estuvo en casa me enseñó muchas cosas
en inglés y me han sido de mucha ayuda. No lo he vuelto a ver, desde hace
más o menos un mes y no porque no quiera, él anda en sus cosas y siempre
dice “estoy ocupado". En fin, la tarea no es tan difícil, es entretenida al menos
para mí.
Dejo el lápiz encima de mi cuaderno y tomo el celular que ya está
encendido. Varios mensajes comienzan a llegar y uno es de Axel. Me
sorprende que me haya escrito, pero una pequeña parte de mí se puso feliz.
"Hola..."
Al responder el mensaje, suspiro. No me siento bien por alguna extraña
razón. No pasaron muchos minutos cuando Axel me respondió.
"Te extraño"
Le sonreí a la pantalla y me regañé a mí misma, pero ¿A quién quería
engañar? lo extrañaba más que a nada en el mundo. Sentí un pequeño dolor en
el pecho, pero logré responder.
"Yo también te extraño"
No había prestado mucha atención a su perfil, cuando logré detallar su
foto, mi corazón se detuvo por un segundo. Era W, abrí su perfil y la foto abrió
con más nitidez también dejándome ver su estado. Su fecha de noviazgo. Me
paralicé por completo, mis sentidos están desorientados, miré a todos lados de
la habitación y comencé a caminar en círculos intentado poder respirar,
comenzaba a creer que abriría un hueco en el piso de las veces que daba
vueltas en el mismo lugar, no quería responder sus mensajes, no quería tomar
el celular, no quería ver nada de eso. Me estaba quemando por dentro. Me
tomé de la cabeza porque comenzaba a doler, "Está con ella, de verdad está
con ella". Me repetí de manera masoquista. Las ganas de llorar aparecieron
¡No te debe importar! Me gritaba mi subconsciente.
Tomé el celular y le pregunté a Axel que significaba eso, no porque no
supiera, sino porque quería que él lo dijera. Pero su repuesta fue "no quiero
hablar de eso" un sentimiento llamado rabia comenzó aparecer desde las
puntas de mis pies hasta la cabeza. La idea de ser buenos amigos fue creada
para protegerte, pero esto me dolía como ninguna otra cosa lo había hecho.
Comencé a llorar en el baño por el dolor, por ese "buenos amigos", por dejar
que Axel conociera más de mí, por sus besos, porque me enamoré de alguien,
porque rompió la barrera que tenía en mi corazón...
No quiero saber de ti y lo intentaré.

Capítulo XV
Sientes que te caes.

Y de repente ya no sientes que vuelas, si no que caes. Caes porque ya no


sabes de donde sujetarte y comienzas a sentir un miedo muy dentro de ti, que
te dice que te estás desmoronando. Eso pasa cuando es sólo una persona la que
está realmente amando. Pasa cuando te enamoras de la persona incorrecta,
pasa cuando miras a tu alrededor y nadie está para apoyarte. Pasa e incluso
cuando estás en tu propia habitación hundido en tus pensamientos, pasa muy
seguido cuando te sueltan no de las manos, sino del corazón.


Capítulo XVI
Notarás la diferencia.

Poco a poco verás que todo estará cambiando. Que ya no es lo mismo de


hace semanas atrás. No verás los buenos días, ni preguntaré si comiste o si
llegaste bien, no habrá charlas nocturnas, ni peleas por tonterías. Esos
pequeños detalles donde sonreías, ni mucho menos esos momentos donde te
escribía. Comenzarás a ver mi indiferencia y conocerás mi otro yo. Ese que
nunca viste y piensas que no existe. Se que te deprimirás o harás como si nada
pasara, haciéndote el fuerte como si nada te importara. Mientras te das cuenta
yo estaré buscando un refugio donde no puedas encontrarme, donde no hay
nada que pueda lastimarte, y ahí debo permanecer hasta que me olvides, y te
des cuenta de que solo fui algo pasajero en tu vida. Se que aunque no diga tu
nombre, sabes que es para ti...
Créeme, esto lo hago porque amor mío, no soy lo que te conviene para esta
corta y bella vida. Lamento tanto el despedirme de esta manera pero, al pasar
el tiempo comprenderás que fue lo correcto.

Capítulo XVII
Me voy.

Veo pasar las horas en mi celular, no tengo mensajes tuyos, sin llamadas.
Hoy todos se han olvidado de mí, supongo que hoy es mi día para estar en
soledad y darle paso a la melancolía. No he pegado un ojo en toda la noche,
ver que estás con alguien más duele. Extraño esos días donde lo único que
dolía eran las rodillas cuando por accidente tocabas el piso, donde mamá
llegaba y te consolaba. Hoy sólo debo enfrentar el dolor sola, es mi batalla
porque nadie dejó que entraras en mi mundo, todo es mi culpa.
supongo que no tienes nada que decirme, que ya no paso por tu mente, que
estás realmente ocupado con tu chica. Duele saber que no levantas el celular
para saber cómo amanecí, pero claro, yo no soy tu prioridad y lo entiendo.
Después de tanto tiempo mi corazón vuelve a sentir y me siento estúpida. Esto
es lo que pasa cuando no frenas a las personas cuando te están conociendo,
pasa cuando la otra persona comienza a romper esa barrera que tanto nos costó
construir para no estar como lo estoy hoy. No sé cómo describir mi estado
emocional en estos momentos, quizás algo deprimida o algo enojada con todo
lo que me rodea.
Casi cae el crepúsculo y yo sigo acostada mirando el techo,
preguntándome ¿Cómo pude enamorarme de ti? ¿Cómo no pude ser valiente y
seguir a mi estúpido corazón? y luego lo recuerdo, intentaba protegerte y sin
pensarlo me hice daño a mí misma. Vuelvo a mirar mi celular y ni un mensaje
de texto tengo. Decidida a cambiar mi estado de ánimo cueste lo que cueste,
me levanto de mi cama. Una ducha rápida y ropa muy linda, cuando me vestía
de esta manera siempre me sentía mejor. Tomé mi celular e ignorando el hecho
de que no tenía ningún mensaje, llamé a mis amigos más cercanos. En menos
de una hora me reuniré con ellos en la casa de Fer. Practicaba en frente del
espejo una media sonrisa, la cual pudiera utilizar delante de mis amigos, pero
mis ojos mostraban mi verdadero yo.
Camino a casa de Fer junto con Camilo, José, John y Vanessa, mi estado de
ánimo seguía por el piso, tu noticia si me había golpeado más de lo que un día
me imaginé. Ellos reían por un mal chiste de Camilo, intentaba entrar en su
burbuja de diversión, pero no estaba con ellos completamente. Mi mente
viajaba a otros lugares donde estabas tú, en ocasiones sacudo mi cabeza para
sacarte de ahí, pero de alguna manera vuelves aparecer, por un simple
comentario o por un recuerdo que vaga en mi mente.
Para sorpresa de todos no sería una reunión sencilla, como esperábamos en
casa de Fer. Pues al llegar a su casa la música salía de todos lados. Al parecer
organizó una fiesta. Camilo, José y John sonrieron. Vanessa se miró de arriba
abajo y comenzó a quejarse de que no estaba bien vestida, y que mataría a Fer
por no avisarle antes. ¡Genial! una fiesta, era lo que me faltaba en el día de
hoy, me dije para mis adentros. Coloqué los ojos en blanco. Las chicas,
amigas de Fer, me miraban más de lo normal ¿Qué? ¿Tengo un moco en la
cara, o parezco un zombi? seguí a los chicos hasta el área de la cocina. Fer
tenía su mano en la cintura de una chica que creo que la he visto en otro lugar,
pero no recuerdo bien el sitio. Fer se encuentra con mi mirada y camina hacia
mí.
—Estás bellísima— dijo con una sonrisa en el rostro.
¿A éste que le pasa?
—Aquella chica—le indiqué con la mirada—. No me ha matado con la
mirada porque simplemente no puede. Pero sé que se está reventando de celos
porque tu atención está colocada en mí. Deberías estar con ella como lo
estabas hace menos de un segundo.
Seguí caminando, y después de dar tantas vueltas por la casa decidí
sentarme en la acera de enfrente.
Busco puertas para alejarme de ti, inventarme un camino para seguir.
Quiero tiempo para mí, escucharme en el silencio y poder dejarte ir. La
soledad gano la guerra. No me hundiré jamás, no caminaré hacia el abismo.
Hoy, quiero curarme con el tiempo, escaparme de aquí, renunciar a ti, aceptar
de que no eres para mí. Quisiera continuar, pero me cuesta cambiar lo que
siento y dejarte de amar.
Sólo me queda el dolor flotando en el silencio y ya no hay más palabras
para decir, lo que un día nos unió, hoy ya no está. El destino decidió una vez
más, y a poco tiempo de aceptar de que eras para mí, no tengo tu amor. Estaba
a punto de ir a buscarte y entregar mi corazón... No es fácil aceptar que ya no
regresarás. Cómo me duele recordar que ya no estás, ya no puedo mencionar
tu nombre sabiendo que no estás aquí.
Esta noche lo entendí, estoy perdida y yo ya no lo puedo resistir. Ya es
tarde y aunque muero por volver, me voy.

Capítulo XVIII
No hay más que decir.

Anoche te soñé y ya no sé qué hacer conmigo. Tal vez, no quise ver que en
ti es donde encontré el sol. Siempre fui esclava de la libertad, y hasta que
apareciste por ahí, poco a poco comencé a aterrizar en tu suelo. Descubrí mi fe
en tu ilusión. Mi alma reconoció tu voz y así se fue detrás mi corazón. Te
volviste indispensable para mí y si busqué dolor lo conseguí. Sueño con tu
sonrisa, con tus abrazos y te vuelvo a querer. Quiero despertar y darte mi amor
de verdad, estoy cansada de imaginar. En el fondo de este corazón herido, oigo
una voz que me dice que todo estará bien. No hay más que decir, estoy
enamorada de ti...

Capítulo XIX
Promesa.

Es fin de semana, y mis amigos han salido sin mí. Preferí quedarme en
casa o caminar en el parque que ir a una fiesta, donde lo único que haré es
mirar a mi alrededor porque hasta he dejado de bailar. Mi estado de ánimo no
ha cambiado desde que vi tu perfil, ya no sé qué hacer para estar un poquito
más alegre, más feliz...
La brisa rosa mi rostro y se siente fría, en el parque niños juegan y ríen.
Ellos no saben que es un corazón roto, pero lo sabrán y siento lástima por ellos
aunque es algo que a todos nos llega en su momento, pero por los momentos
disfrutan de la sencillez de la niñez. Miro hacia atrás y veo que el tiempo no
se recupera jamás, seco mis lágrimas y olvido todo lo que me dañó. Necesito
tiempo, pero te quiero en mi presente y de repente recuerdo esa promesa que
hace un año me hiciste, recuerdo que iba en el autobús de camino al instituto y
te dije que todos en algún momento se van, que cada quien escoge su camino y
dejo de existir en la vida de ellos. Me encantó tu respuesta: "te prometo que
nunca me iré" recuerdo la fecha porque la anote en la parte trasera de mi
cuaderno de matemáticas "12/02".
Miré el cielo, que hoy se encontraba lleno de estrellas y tomé una profunda
respiración. Tenía que arreglar las cosas contigo, necesitaba volver a tener a
ese amigo que en su momento tuve. Siempre estuve para ti ¿Por qué no lo
puedo hacer ahora? dejé a un lado los sentimientos y cumpliré con el papel de
amiga incondicional que prometí ser contigo.
Al llegar a casa, abrí tu bandeja de mensaje, no sabía que escribirte así que
solo te coloqué "Hola". Mi corazón latía de una manera que comenzaba a
odiar. No tardaste en responder. Te dije que te extrañaba y que aceptaba el
hecho de que estuvieras con ella, mientras respondías mis mensajes, más
tranquila me sentía, aunque sabía que no eran igual a los demás, pero era un
comienzo. De repente me sentí feliz, siempre quisiste estar con ella y hoy lo
tenías, tengo que apoyarte, me ofrecí para ayudarte a seguir conquistándola.
Que masoquista me había vuelto por ti. Pero prefería esto a perder nuestra
amistad, que para mí era la más bonita y sincera que había encontrado desde
que llegué a la secundaria. La idea de que no estuvieras en mi cumpleaños
número 18 me enloquecía, o que no podamos estar en el mismo lugar, o
disfrutar juntos en nuestra graduación, era algo triste.
Dijiste que no querías hablar de "W" conmigo y no insistí más, no sabía
por qué no querías hablar de tu novia. A pesar de que hablamos un buen rato e
intentamos mejorar las cosas no te sentía en cada palabra. Estabas en otro
lugar...

Capítulo XX
Te fuiste.

Aún me costaba aceptar que estabas con "W", pero sonreía cuando estaba
contigo, aún cuando moría por dentro. No quería que me vieras mal. Cuando
estábamos en el mismo lugar, resultaba incómodo por más que intentara llevar
las cosas como antes. Un día nuestras manos quedaron juntas y las separaste.
Mi corazón murió un segundo, pero era obvio estabas con "W" y debía
aceptarlo.
Eran días de esos donde los del último año se enfocaban en su proyecto de
investigación, para tesis. Días estresantes para mí pero aún así, no salías de mi
mente. Siempre te escribía, estaba pendiente de ti, deseaba escribirte las 24
horas del día pero tenía que darte tu espacio, para que estuvieras con "W". Ella
era tu prioridad.
Al salir del instituto, decidimos junto con nuestros amigos sentarnos a
charlar en una plaza, se veía el mar. Sí, que afortunados éramos, nuestro
instituto quedaba cerca de la playa. Nuestros amigos jugaron fútbol, pero tú te
quedaste conmigo. Se sentía mal estar cerca de ti, era como estar cerca pero a
la vez tan lejos. Me quemaba por dentro, quería besarte, moría por besarte
pero no podía y eso me enloquecía. Nuestros amigos poco a poco se fueron y
quedamos sólo nosotros. Me confesaste que no sabías que hacer, que "W" era
muy distante a la hora de un beso o de un simple abrazo. Me moría por dentro,
yo no te trataría de esa manera. Quería darte amor, porque tú lo mereces. Me
reclamaste lo de "buenos amigos" que te había hecho pedazos. Al parecer a los
dos esa decisión nos dejó por el piso y nos cambió todo. Dijiste que debido a
eso volviste a voltear la mirada hacia "W". Sí, lo sé, todo fue mi culpa, aunque
no fuiste realmente sincero con lo que sentías, pero te entiendo, fue por todo lo
que pasaste y no querías volver a pasar.
Seguía mirándote hablar y las ganas de besarte me comían por dentro, es el
peor castigo. Me preguntaste ¿Qué pasa? y te respondí que deseaba besarte,
para mi sorpresa tú también querías... Era hora de despedirme y me ardía la
garganta por ese beso que moría por darte "Está con ella” me recordaba mi
subconsciente. Intenté besarte y me rechazaste, sentí mi mundo caerse en
pedazos, me regañé a mí misma por haber hecho eso. Me sentía estúpida.
Quería llorar, quería estar lejos de ti, ya no quería ningún beso, sólo quería
estar sola...y te pedí que te marcharas, te despediste con un simple beso en la
mejilla mientras mi mirada estaba perdida. Te fuiste.

Capítulo XXI
Hospital.

Cierro el diario de mi madre, la observo desde donde estoy sentada y tomo


un sorbo de café, está frío y lo dejo a un lado sin terminar. Me he quedado con
la intriga de saber por qué mi madre no siguió escribiendo en su diario. ¿Qué
pasó con Axel? ¿Por qué no siguió escribiendo sobre él? La observo hacer un
gesto de dolor y me levanto rápidamente, tomo su arrugada mano y la
sostengo por un buen rato. La enfermera llega y comienza hacer la revisión
diaria a mi madre.
—Puedes ir y desayunar algo—dice Mónica, la enfermera.
Ella es muy dulce y ha estado muy atenta del cuidado de mi madre. Le
regalo una sonrisa y salgo de la habitación.
Cerca del hospital se encuentra una panadería, decido caminar hasta ahí.
Me hace bien tomar aire fresco. Al entrar en la gran puerta de cristal, observo
que hay mucha gente. Suspiro. Tengo mucha hambre y comienzo hacer la fila
para pedir un sándwich y un capuchino. En una esquina, junto con una
pequeña mesa de color plateado, se encuentra un señor, no más de 70 años,
como la edad de mi madre; me observa mientras toma de su café. Lo ignoro,
estoy cansada como para estar pendientes de viejos locos. Mi celular comienza
a sonar y es Emily, mi hermana.
—Buenos días, pequeña.
—Igual para ti. ¿Cómo amaneció mamá?
—Está estable, los doctores dicen que si sigue así puede irse pronto a casa.
Miro al señor de la mesa de la esquina observarme.
—Ojalá, ¿Desayunaste?
—Ando en la panadería, cerca del hospital.
—Te llevaré el almuerzo. Llámame cualquier cosa ¿De acuerdo?
—Está bien, pequeña.
Al finalizar la llamada es mi turno de pedir mi desayuno. Opto por dos
sándwiches, un zumo de naranja y mi capuchino que no puede faltar. Vuelvo
al hospital y observo al señor que me observaba en la panadería en la
recepción del hospital. Camino a la habitación de mi madre lo observo por
última vez antes que el ascensor cierre sus puertas, y él me sigue observando.
Decido comer en la habitación de mamá, así no estaría tanto tiempo sola. Los
últimos exámenes salieron alterados en la parte del corazón. He estado casi
cuatro días sin poder dormir, leyendo el pequeño diario de mamá. Éste tal
Axel tuvo que significar mucho para que mi madre como para plasmarlo en
letras. Es curioso, mi madre y yo nos contábamos todo. Pero como siempre
sucede, cada quien tiene un secreto que nunca saca a la luz. Mi curiosidad de
saber un poco más se despierta mientras pasan los minutos. Sin darme cuenta
ya es hora del almuerzo, Emily debe estar por llegar en cualquier momento.
Mi madre se la pasa la mayoría del tiempo durmiendo, supongo que es por los
medicamentos. Cuando siento que estoy casi agarrando el sueño, la puerta de
la habitación se abre.
—Disculpa la demora—Emily, colocó su bolso en la esquina de la camilla
de mamá.
—¿Cómo están mis sobrinos? —Pregunté.
—Terribles, los dejé con Edward—Ella sonríe.
Edward es una excelente persona y ambos están enamorados de una
manera cursi, por así decirlo. Todo es corazones y besos. No los he visto
discutir ni un segundo, supongo que eso es algo agradable.
—Que bueno. Mamá debe comer, debemos despertarla.
Me levanto y comienzo a llamarla. Ella poco a poco se despierta, la luz de
la habitación le impide abrir los ojos, pero a la final logra vernos mejor.
—Mamá, Emily te ha traído algo de comer. Ven, vamos a sentarte.
—Tenía mucho tiempo que no dormía de esta manera—dice mamá.
—Hola, mamá—Emily le saluda con un beso en la frente.
Que tierna, mi hermana siempre era así.
—Hola, mi niña. ¿Cómo están mis nietos? —Preguntó.
—Te están esperando en casa. Te traje un caldo de pollo—Emily saca de su
bolso un envase de plástico y lo abre.
El olor a sopa es exquisito. Mi estómago gruñe, tengo hambre de nuevo.
—¿Cómo te sientes mamá?
—Bien, aunque extraño mi cama.
Todas sonreímos.
El doctor Max entra en la habitación con una sonrisa.
—¿Cómo se siente señora Ana? —Le pregunta.
—Mucho mejor.
El doctor, comienza a tomarle la presión y sonríe.
—Les tengo buenas noticias, ya puede volver a casa.
Emily me ha ayudado con el bolso de mi madre mientras yo la vestía.
Mamá no le gusta tener toda la atención en ella, pues estaba acostumbrada
hacer sus cosas por sí sola. Al llegar a casa Luisa y Adam, corrieron abrazarla
y gritaron "¡Abuela!". Emily besó a su querido y perfecto esposo como
manera de bienvenida, y yo solo me dirigí a la cocina.
—¿Sucede algo, tía? —Adam se sienta a mi lado mientras toma su jugo.
—No, solo tengo hambre ¿tú tienes hambre? —le pregunto y le veo asentir
con la cabeza—. ¿Qué tal si hacemos palomitas y vemos una película?
—¡Síii!
Meto las palomitas en el microondas y registro mi bolso buscando mi
celular. Por accidente tomo el diario de mamá. Debo preguntarle qué pasó con
Axel.
Sin darme cuenta al terminar la película de "Cars", Adam se ha quedado
dormido. Lo cargo en mis brazos y lo llevo a su habitación. De regreso veo la
puerta de mamá abierta y me asomo para ver si está despierta. Como todas las
noches ella se colocaba a leer.
—¿Sucede algo, Melissa?
—En realidad sí, mamá—Digo mientras observo a mamá dejar a un lado
su libro y me indica que me siente con ella.
—Dime, ¿Qué pasa? ¿Discutiste de nuevo con tu hermana? Si es así las
castigaré a ambas, saben que no me gustan cuando pelean...
—Quiero saber quién es Axel—Dije antes de que mi madre pudiera
terminar su frase. Mamá se ha quedado muda.
—¿Quién te dijo de él?
Le hice señas con el dedo y salí deprisa a buscar mi bolso. De nuevo en la
habitación de mamá saqué de mi bolso el diario. Mi madre me miró con
asombro y sonrió. Estiró su mano para tomarlo y leyó la primera página. Una
lagrima comenzó a caer por su mejilla.
—¿Por qué lloras mamá?
—Por los recuerdos que vienen a mi mente. ¿Lo leíste completo?
Asentí.
Dejó el diario en la cama y me indicó que me acostara junto a ella.
—Hace muchos años, me enamoré. Fue la primera vez que perdí la cabeza
por un chico—ella sonreía con lágrimas en los ojos—. Axel, es un viejo amigo
que poco a poco se ganó mi corazón. Cada palabra de este diario, es una parte
de mí que sepulté en letras para siempre poder recordarlo, pero al paso de los
años olvidé que aún lo conservaba. Te preguntarás porqué sólo llegué al
capítulo 20—Tomó una pausa y siguió hablando—. Después que le dije a Axel
ese día que se marchara, el comenzó a enloquecer, su consciencia no lo dejaba
dormir. Él no quería lastimarme a mí y mucho menos a "W"—Sonrió—. Sólo
duraron un poco más de una semana de noviazgo. Él terminó escogiéndome a
mí.
La miré, quería que siguiera.
—Nos hicimos novios y yo estaba feliz de tenerlo para mí. En los primeros
meses su estado de ánimo había decaído muchísimo por la situación con "W".
Nunca lo dejé solo, aun cuando él me lo pedía. Lo amé, se volvió todo para mí
—La voz de mamá se fue apagando—. Después de años de relación, él decidió
viajar por asuntos del trabajo, ya no estaba en casa y ya no nos veíamos. Cada
quien comenzó hacer vidas separadas y ambos sabíamos que la relación había
llegado hasta allí —Mamá lloraba pero no dejaba de hablar sobre él—. Lo
amé.
—¿Por qué no seguiste escribiendo? —pregunté.
—Porque los mejores momentos hay que vivirlos, y él se adueñó de mis 24
horas, mis 7 días de la semana, de todo. Y esos minutos que podía pasar
escribiendo prefería estar riendo a su lado.

Capítulo XXII
Invitación.

Han pasado una semana desde que a mi madre le dieron de alta del
hospital. Desde la cocina la escucho reír en la sala de estar, junto a sus amigas,
siempre se reúnen una vez a la semana para tomar café y charlar un rato. Tomo
un sorbo de mi chocolate caliente y termino mis galletas. Escucho a mamá
pronunciar mi nombre, me coloco rígida y presto atención.
—Melissa, ya tiene veinticinco y no ha encontrado quien la enamore y la
haga feliz...
—Así como lo fuiste con Axel—Dijo alguien que al parecer era la señora
Daniela.
Se produjo un breve silencio y comencé a preocuparme por la salud
emocional de mamá. Decidida a ir e interrumpir la pequeña reunión escucho a
mi madre.
—Sí... Así como fue ese amor, lo quiero para ella. Sé que la haría feliz
encontrar a alguien con el que pueda soñar.
¡Ahg! Mi madre y sus cosas, estoy soltera porque no siento que nadie
encaje conmigo no porque yo quiera. Sólo me tomo mi tiempo, pero a veces
siento que mi madre quiere correr cuando se trata de mi vida amorosa. No
quiero seguir escuchando su conversación y subo a mi habitación. Escucho mi
bandeja de mensajes de mi portátil y reviso que puede ser. Tengo un email.
"Asunto: Enloquecido.
De: Santiago.
Melissa, buenas noches, espero no estar interrumpiendo nada importante.
El asunto es el siguiente: Necesitamos vernos y aclarar un asunto que nos
conviene a ambos por nuestros padres, en este caso tu mamá, (que espero que
se haya recuperado) y mi padre Axel. Permítame invitarla a almorzar el día de
mañana en 'House Italia’. Espero su respuesta. "
Mi corazón se ha detenido. ¿Axel? ¿Volvió a la vida de mi madre? No
puedo decirle esta noticia, no por ahora. Respondo el email aceptando la
invitación, pero no obtuve un email de vuelta. "House Italia" es un restaurante
costoso que posee cinco estrellas por su exquisita comida, nunca he tenido la
oportunidad de asistir y no tengo ni la menor idea de que usar. Después le pido
ayuda a mi hermana.
A la mañana siguiente el sol me fastidia en el rostro. Me colocó la sábana
encima y tengo fastidio de levantarme, pero recuerdo que hoy me reúno con
Santiago. Bajo a desayunar y todos están en la cocina. Luisa y Adam están
desayunando. Mi madre tomaba café. Edward se despide de Emily porque se
iba a su trabajo, y ella muy sonriente le decía que tuviera un buen día. Me
senté con mis sobrinos. Luego de que Edward saliera por la gran puerta, dije
sin mucho entusiasmo que iba a salir almorzar con unos amigos. Mi madre y
Emily se vieron las caras, ya que es algo muy poco usual que diga esa frase.
—¿Puedes ayudarme? No sé qué colocarme para ir a House Italia.
Emily abrió los ojos como platos.
—¿House Italia? —preguntó.
Asentí ligeramente
—¡Oh dios mío! Vas a ir a House Italia—Volvió a decir—. ¿Con quién?
¿Qué amigos? Ese lugar es hermoso, recuerdo cuando Edward me pidió
matrimonio...
—No empieces, ¿Me ayudarás o no?
—Por supuesto.
En el desayuno miraba mucho a mi madre, ella y yo nos parecemos un
poco, la única diferencia son esas arrugas que marcan en la orilla de sus labios
cuando sonríe. Me ofrezco para lavar los platos mientras mi pequeña y
perfecta hermana busca en su armario algo para mí. Miro el reloj de la pared, y
es hora de irme a bañar. Bajo el agua en la bañera, dejo que mi cuerpo se relaje
un poco. Cierro mis ojos y aspiro el olor a fresas, siento que me quedo
dormida cuando escucho a Emily tocar la puerta.
—Te vas a poner como una pasa, toda arrugada por estar en el agua mucho
tiempo. Sal, tengo que peinarte—Escucho como se retira de la puerta.
Sé que está un poco entusiasmada en darme un cambio de look, pero no
dejaré que exagere. Salgo del baño envuelta en las toallas y me dirijo a su
habitación.
—Muy bien, comencemos.
Llevamos aproximadamente una hora buscando algo que me quede bien, y
después de siete vestidos, lo encontramos. Es algo corto, con flores azules y
blancas. Me coloco mis tocones de plataforma blancos, Emily me retoca el
maquillaje y estoy lista. Antes de salir me dirijo a la habitación de mi madre
para despedirme, pero está dormida.
El trayecto hasta el restaurante no es más de treinta minutos. Busco con la
mirada un lugar donde pueda estacionar el auto y bajo de él. El sol está
brillando como nunca, es un bonito día. Coloco mi mejor sonrisa y camino
para entrar en House Italia. Un chico como de unos veinte años me sorprende
cuando abre la puerta de cristal por mí, lleva un uniforme rojo con negro muy
elegante, el uniforme del prestigioso lugar. Me dirijo a la recepción y le hago
saber a la chica rubia con nariz operada que me espera el Sr. Santiago. Me da
una mirada de arriba abajo y levanta la ceja.
—¿Tienes algún problema? —Pregunto.
—El Sr. Santiago espera a una joven de clase, no creo que seas tú.
Mi sangre comienza a hervir por todos lados.
—Sólo haz tu trabajo.
De mala gana la chica me dirige a la zona V.I.P y se acerca muy deprisa a
la última mesa del lugar.
—Disculpe la molestia, Sr. Santiago. Esta joven lo ha solicitado en la
recepción—Dice, la nariz de tucán.
Unos ojos color miel se posan sobre mí. Se levanta y se acerca un poco, es
hermoso. Trago con un poco de dificultad. El Sr. Santiago lleva una camisa de
vestir con su corbata negra que se ajusta a su pecho, es sorprendente lo grande
y corpulento que es.
—Te estaba esperando—Toma mi mano y deposita un frágil beso—. Ya
puedes retirarte, muchas gracias, Jessica.
La nariz de tucán se gira con un gesto de sorpresa y desagrado. Quiero
darle un golpe en esa estúpida nariz.
—Lamento si te hice esperar. Es un placer Sr. Santiago—Le sonrío en
forma educada.
—¡Oh no!, por favor nada de señor. Sólo tengo veinticinco años, llámame
Santiago solamente. Ven, toma asiento ¿Tienes hambre? —Pregunta mientras
me ayuda con mi silla.
—Sólo un poco.
Hace un gesto con la mano y un mesonero se acerca.
—Quiero el mejor vino que tengas—Me mira—. ¿Qué deseas comer?
—No lo sé—Me encojo de hombros avergonzada.
—¿Me permites ordenar por ti?
—Sí, por supuesto.
Mientras pide nuestra comida, siempre está sonriendo. El mesonero anota
en su pequeña libreta todo lo que Santiago le dice. Tomo un sorbo de agua,
porque por alguna extraña razón tengo mucha sed.
—¿Has tenido algún inconveniente para encontrarme? —Pregunta.
—Sólo una y fue en la recepción.
—¿Sí? ¿Qué hizo mal Jessica?
—Al parecer se conocen muy bien...
Él sonrió.
—Cuéntame de ese inconveniente, por favor.
—Dijo: "El Sr. Santiago espera a una joven de clase, no creo que seas tú".
Luego de terminar de decir eso me sentí mal, parezco una niña. Santiago
me mira con asombro mientras toma de su agua.
—No te preocupes, eres más de lo que dejé dicho en recepción.
Sentí como mis cachetes se encendían, comencé a rezar internamente que
no se notara que me hizo ruborizar.

Capítulo XXIII
Almuerzo.

La comida llegó y Santiago se hizo cargo del vino tinto. Ordenó una pasta
a la bolognesa y pidió panes recién sacados del horno.
—Espero te guste—Dice sonriendo.
Doy un primer bocado y está delicioso. Santiago comienza a comer sin
apartar su mirada de mí.
—¿Cómo has encontrado mi email?
—Tengo mis contactos—Él sonríe maliciosamente.
—¿Cómo te has enterado de mi madre?
—... Mi padre, siento que está perdiendo la cabeza por Ana. Todo comenzó
cuando su mejor amiga, se comunicó con él y le dijo que Ana estaba en el
hospital. Se fue de la casa sin avisarme y volvió a los tres días...
Sé que cuando dijo que su mejor amiga lo había llamado hablaba de "W".
—Mamá sufrió una ACV recientemente, pero está estable. ¿Dónde está
Axel?
—Debe estar por venir, dijo que quería verte. Cuando le comenté que había
contactado contigo se puso muy ansioso.
Conoceré a Axel, eso me emociona un poco. Quiero mucho más de esa
historia entre mi madre y él.
—Mi padre no tuvo un buen matrimonio con mi madre y se divorció, pero
siempre ha estado para mí. No me quejo, aunque hubiese querido que
estuviera cuando despertara cada mañana. Quiero ayudarlo a que encuentre lo
que busca, quiero que esté bien...—Su voz se fue apagando poco a poco—.
¿Deseas el postre?
—Sí, por favor.
El mesonero retira nuestros platos y entra en la cocina.
—¿Tu madre le ha hablado de mi padre?
—No, bueno no lo había hecho hasta que le pregunté. Cuando me dieron la
noticia que mamá se quedaba en el hospital varios días, decidí ir a buscar un
par de cosas para ella, en su armario encontré un diario donde sólo habla de él.
—¡Vaya...!
—Tuvo que significar mucho para ella...
—Para los dos—Dicen detrás de mí.
Me levanto por la sorpresa de que es el mismo señor que se encontraba en
una esquina aquella mañana en la panadería y luego en la recepción del
hospital. Mi corazón late a mil.
—¿Usted...?
—Discúlpame por mirarte aquel día en la panadería y en el hospital, pero...
Eres igual de hermosa que tu madre. Mucho gusto, es un placer. Mi nombre es
Axel Pirson—Estrecha su mano junto a la mía.
—Melissa—comencé a detallarlo mejor.
Santiago tiene mucho de él. Axel ha estado llorando, lo puedo notar en sus
ojos
—Sé toda la historia de usted con mi madre...
—¿Te la ha contado?
—La mayor parte la leí
Busqué en mi bolso el diario y lo deslicé por la mesa. Axel me mira de
manera extraña, no entiende nada
—Léalo en su casa.
—¿Cómo está ella? —Preguntó en un hilo de voz.
—Mucho mejor...
—Quiero que sepas que amé y sigo amando a tu madre. Me fui por
oportunidades de trabajo y nos alejamos creyendo que era lo mejor, me vi solo
en la gran ciudad, sin tener con quien hablar... pero cuando regresé tu madre se
había mudado y nadie sabía de ella. Era como si hubiese desaparecido. Busqué
y busqué, no obtenía nada, sólo soledad. Intenté comenzar mi nueva vida con
la madre de mi hijo, pero... Éramos más discusiones que otra cosa—Negó con
la cabeza—. Me enteré de que se encontraba mal de salud y comencé a
buscarla de nuevo, fui a cada hospital y clínica que hay en la cuidad y hasta
que te vi... Comenzaba a creer que me estaba volviendo loco porque veía a
Ana en ti. Ese día te vi salir del hospital y pregunté por Ana Hilson. Ahí
estaba...—Sonrío—. Quiero verla y disculparme.
Santiago permaneció callado junto a su padre. Me preocupa la salud de mi
madre, no está apta para situaciones de muchas emociones. Pero... Escucharla
hablar de Axel fue algo único, algo que nunca había sentido con mi madre
cuando hablaba de algo o alguien. Suspiro. Miro a Santiago y se encoje de
hombros.
—Si quieres verla... Yo te ayudo. Pero mi madre no puede recibir muchas
sorpresas por su condición, ¿De acuerdo?
Él solo asintió.
—Creo que ya es hora de irme...
—Te acompaño a la salida—Santiago se levanta.
—Eres una joven muy hermosa, fue un placer y te agradezco todo lo que
estás haciendo por mí—Axel se despide con un gesto de mano y una pequeña
sonrisa.
Mientras caminamos, Santiago y yo a la salida sentimos los ojos de la nariz
de tucán.
—Jessica—Dice Santiago—. Estás despedida por la falta de educación que
tuviste al recibir a Melissa.
Mis ojos se abren como platos, ¿Despedida? Jessica sale con lágrimas en
los ojos de la recepción.
—¡¿Tú... Eres... El dueño?!
—¡Eh, si! Todo este bello restaurante me pertenece—Él sólo sonríe.
Vaya, estoy con un chico guapo y millonario. Me siento tan poca cosa. No
tengo nada, en cambio él lo tiene todo.
—¿Cuál es tu auto?
Señalo mi auto con el debo.
—Gracias por la comida, fue muy agradable—Dije.
—Cuando gustes venir, eres invitada.
Como todo un caballero me acompañó al auto y esperó a que estuviera
adentro de él para cerrar la puerta. Se despidió con la mano y sonrió.

Capítulo XXIV
Reencuentro.

Desde el encuentro con Santiago y Axel, han pasado dos semanas. Desde
ese día, Santiago me ha estado escribiendo, es muy atento y dulce. Pero nos
enfocamos en nuestro plan para volver a unir a mi madre y Axel. La otra
noche vi por la ventana de mi habitación a Axel y tuve que bajar corriendo a
decirle que se fuera que ese no era el día adecuado. Casualmente ese día a mi
madre se sentía mal. Santiago consiguió mi número y ahora me llama varias
veces por la salud de mi madre, para saber si comí, si estoy bien o si tengo
nuevas ideas del encuentro. Hoy es el cumpleaños de mi madre y decidimos
que fuese este día. Mi hermana ha organizado la mitad de la reunión y yo la
otra mitad, me tocó el pastel, los invitados y la mesa de dulces.
A sólo minutos para esa gran celebración. Me encuentro algo emocionada
y nerviosa, no sé la reacción de mi madre con esta situación. Mamá está en la
peluquería junto con Emily, mientras Edward y yo decoramos el jardín con
sillas y mesas a juego. Mis sobrinos le hacen la vida imposible a su padre y me
causa mucha risa.
—Vamos a cocinar pequeños traviesos—Le digo a los niños—. Encárgate
de lo demás, por favor.
Edward pronuncia un gracias y camino a la cocina. Los niños me ayudan
con pasarme los ingredientes, es algo que los distrae. Ya en el horno, el pollo
huele divino. Le ordeno a los niños que vayan a bañarse antes de comer.
—Todo está listo—Dice Edward.
—Perfecto. Comemos y sólo hay que esperar que comience la fiesta.
**
Me he quedado dormida toda la tarde y ya el cielo se ha oscurecido,
escucho música y me asomo desde mi ventana, están comenzando a llegar los
invitados. "Tengo que bañarme", me digo a mi misma. Esta vez usé esencia de
vainilla para la bañera. Estoy muy nerviosa, quizás mi madre me asesine o me
eche de la casa...
En mi cama, el vestido negro que compré el sábado cuando fui al centro
comercial, se encuentra extendido. Es un vestido de coctel, corto pero
elegante. Los zapatos de tacón brillantes están en su caja. Hoy volvería a ver a
Santiago, y una pequeña parte de mí estaba contenta por eso, la otra parte se
escondía de los nervios. Ya lista, suspiro antes de bajar al jardín con los demás
invitados.
—Hola, mamá, feliz cumpleaños—Le entrego una pequeña caja que
contiene un dije con la inicial de su nombre—. Te amo, siempre ten en mente
que quiero hacerte feliz...—tragué con fuerza.
Estoy muerta, lo sé.
—Gracias mi niña, te amo mucho más. Soy la persona que más te quiere
mi niña—Me da un beso en la frente.
Todos quieren felicitar a mi madre y les doy paso, ella está muy sonriente
hoy y espero no arruinar eso. Mi corazón no deja de latir muy fuerte. Mi
hermana me felicitó por mi buen trabajo con la mesa de dulces y el pastel.
Decido ir a la cocina y comienzan a llegar mis tías, me dicen que me veo muy
guapa pero siempre terminan criticándome la vida. Olvidé mi celular en la
habitación y subo por él. En mi habitación se encuentra Santiago. Me detengo
confundida.
—¿Quién te dejó pasar?
—La puerta principal estaba abierta y comencé a buscarte hasta... Que caí
en tu habitación, creo. ¿Es tu habitación verdad?
—Sí.
—Me gustan tus peluches en la cama, ¿Ellos te hacen compañía?
—En ocasiones...
—Cierra la puerta por favor—Me ordena.
—¿Dónde está Axel? —pregunto.
—Está sentado en el auto esperando tu señal, está muy ansioso y nervioso.
Más de la cuenta—Dijo acercándose—. Te ves muy hermosa esta noche,
Melissa.
—Gracias, igual tú.
—Tengo algo que hacer antes de seguir con mi plan, ¿Me permites?
—¿Qué quieres hacer?
—Besarte.
Mi corazón se detuvo y comenzó a latir más rápido de lo habitual.
—Bésame.
Santiago se acercó a mí con fuerza y deseo. Me sostuvo el rostro con sus
manos y terminó con un tierno beso. Mi corazón se saldría de mi pecho en
cualquier momento cuando nuestras frentes quedaron juntas y nuestros
cuerpos pedían un poco de aire.
—Ya es hora de unirlos...
—Hagámonoslo—Dije tomándolo de la mano—. Ve a buscar a tu padre y
llévalo al despacho de mi madre, es la puerta que está al frente de la sala de
estar, te espero ahí en 15 minutos.
—De acuerdo, princesa.
Sus palabras me hicieron sonreír y ruborizarme. Salimos de la habitación y
él se dirigió al estacionamiento; yo hacia el jardín, me costó un poco encontrar
a mi madre con todos los invitados moviéndose de un lado a otro, pero la vi,
estaba bailando con Edward. Él no sabe bailar, por lo tanto me dio gracia verlo
intentarlo.
—Mamá—Le toqué el hombro—¿Puedes venir un momento conmigo?
—Sólo si antes bailas conmigo —Sonreí.
Bailé con ella, no más de cinco minutos y la tomé de la mano sacándola de
la pista de baile.
—¿Por qué tan deprisa? —Preguntó.
—Tengo otro regalo que no puede esperar.
—No es necesario más regalos, hija.
Al frente del despacho miré a mi madre, se veía radiante. Esperaba no estar
cometiendo un error.
—Tenía que hacer esto mamá—Tomé la manilla de la puerta y la abrí.
La habitación estaba a oscuras ¿Será que no habían llegado aún? Busco
encender la luz y ellos están ahí, junto al escritorio. Mi madre aún no entiende
que sucede. cierro la puerta y todo es silencio. Axel se levanta de la silla y mi
madre me toma de la mano con fuerza. Esta es la parte donde debo estar
pendiente con la salud de mi madre. Puedo notar que mamá tiene ganas de
llorar.
—Perdóname Ana—Dijo Axel con lágrimas en los ojos—. Te busqué,
nunca supe más de ti...
Mamá no podía hablar. Sólo le dio un abrazo. Axel envolvió a mi madre
con una fuerza dulce, algo que era sólo de ellos. Miré a Santiago y le indiqué
que era hora de dejarlos solos.
—Todo ha salido bien—Santiago sonríe.
—Sí...
Una parte de mí estaba feliz porque a mi madre no le paso nada grave, lo
tomó de una manera que no pensé que pasaría, pero así eran las cosas, la vida
de muchas vueltas, te desvía del camino, te caes y te levantas y te vuelve a
colocar donde tienes que estar.

Capítulo XXV
Ana Hilson.

No queda más que él y yo en esta habitación, en este pequeño salón.


—Yo te he echado de menos, todo este tiempo he esperado tenerte aquí a
mi lado—Axel aún con lágrimas en los ojos no deja de repetirme esa frase—.
Deja que hable, deja que hoy te cuente como fue mi infierno cuando supe que
me olvidabas. Sólo recuérdame y que sea lo que deba, ser así me toque
perder... En este sutil momento de la noche, quiero que sepas que aún sigo
enamorado y amarte me hace muy bien, porque me mantiene vivo. Voy
encender el fuego de tu piel callada para recuperar esas promesas y sueños que
dejé a la mitad. Duele equivocarse, y duele saber que me perdí, me equivoqué,
me desvié del camino y te dejé ir. Dejé que otra persona te amara, te diera unas
hermosas hijas, una hermosa casa, te besara en la noche... —Su voz se cortó.
—... No te odio, tampoco tengo rencores. Pero si me destrozó que cruzaras
esa puerta aquel día. Si supieras que tú estás mejor aquí, si sintieras lo que aún
causas en mí. Creo que éste es el momento donde coincidimos con el amor. El
mar separa muchos continentes, pero algo más fuerte nos une, me llaman loca
cuando te nombro sin querer, me llaman loca por dejar tu recuerdo quemarme
la piel...—No podía seguir.
—Me derrumbo si te marchas esta noche. Déjame remediar todo—Me
miró como lo solía hacer.
Lo besé. Aún lo amo y nunca dejé de hacerlo.
**
Han pasado un año desde que Axel llegó el día de mi cumpleaños y
estamos juntos. Mis días son como cuando tenía 18, me siento viva, feliz,
cuando estoy junto a él.
—Buenos días, mi rey—Le di un beso en la mejilla.
Sus ojos se abren poco a poco mientras se acostumbran a la claridad del
día. Verlo dormir es lo mejor que hay por las mañanas. Me sonríe y me acerca
a él.
—¿Qué haces? tengo que preparar el desayuno y darle de comer a nuestro
Husky.
Compramos uno como habíamos prometido cuando éramos jóvenes.
—No, te quedas conmigo.
—Recuerda que nuestros hijos vienen a desayunar.
En la cocina preparando el desayuno Axel me abraza por la espalda.
—Huele delicioso.
Me giré para quedar frente a él. Estoy enamorada como la primera vez.
Volví con mi ex y ahora vive conmigo, somos felices. Y por otro lado mi hija
se enamoró de su hijo haciendo que escribiera su propia historia de amor.
El amor se encuentra en todas partes y aunque se separen siempre vuelve a
donde pertenecen…

You might also like