Un hombre llamado Tomás Cumino preparó un pollo en gelatina para obsequiar, pero cuando destapó el plato, el pollo saltó vivo de la cazuela. Más tarde, cuando Don Bosco evadía las preguntas de alguien sobre cómo podía hacer lo que hacía, este hombre enfurecido le preguntó si servía al demonio o el demonio le servía a él. Luego, Don Bosco demostró que no usaba magia al ganar una carrera contra un corredor profesional corriendo casi a la velocidad de un tren.
Un hombre llamado Tomás Cumino preparó un pollo en gelatina para obsequiar, pero cuando destapó el plato, el pollo saltó vivo de la cazuela. Más tarde, cuando Don Bosco evadía las preguntas de alguien sobre cómo podía hacer lo que hacía, este hombre enfurecido le preguntó si servía al demonio o el demonio le servía a él. Luego, Don Bosco demostró que no usaba magia al ganar una carrera contra un corredor profesional corriendo casi a la velocidad de un tren.
Un hombre llamado Tomás Cumino preparó un pollo en gelatina para obsequiar, pero cuando destapó el plato, el pollo saltó vivo de la cazuela. Más tarde, cuando Don Bosco evadía las preguntas de alguien sobre cómo podía hacer lo que hacía, este hombre enfurecido le preguntó si servía al demonio o el demonio le servía a él. Luego, Don Bosco demostró que no usaba magia al ganar una carrera contra un corredor profesional corriendo casi a la velocidad de un tren.
Tomás Cumino era éste un cristiano con buen humor.
Un día había preparado, un pollo en gelatina para obsequiar. Llevó el plato a la mesa. Pero, al destaparlo, saltó afuera un gallo vivo de la cazuela. Tú sirves al demonio o el demonio te sirve a ti 41 Él le pregunto quien le enseño todo lo que Don Bosco podía hacer, Don Bosco evadía sus preguntas, le pregunto la hora pero no encontró su reloj, luego le pidió una moneda pero no encontró su monedero, estallando en cólera le dijo a Don Bosco: “tú sirves al demonio o el demonio te sirve a ti” A la velocidad de un tren 42 Don Bosco demostró que no había magia en sus trucos y se negó a reunir con sus compañeros otra vez, luego ellos le dijeron que corriera con un corredor profesional y apostar 20 liras, Don Bosco le ganó, y él corría casi a la velocidad de un tren.