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El primer modelo atómico con bases científicas fue el propuesto por Jhon Dalton, su aporte fue:
“Los átomos de un elemento son iguales en masa, tamaño y propiedades físicas y químicas.
Mientras que los diferentes tipos de elementos son diferentes. Todos los átomos se unen de
manera sencilla, para el formato compuestos.”
Después de más de 100 años, vino Thomson, el cual descubre las partículas atómicas con carga
negativa, a las cuales denominadas electrones. Que el átomo es el neutro y el teórico que se debe
a una parte positiva de igual magnitud que la negativa. Que era una esfera con materia positiva en
la cual están inmersos en los electrones. Desecho el postulado de Dalton, pues el átomo ya era
visible.
En 1911 aparece Rutherford, el cual demuestra la existencia de partículas positivas en los átomos,
los protones, que posees más gente que los electrones. El átomo tiene un centro al que llamo
núcleo. Los electrones tienen órbitas y orbitan alrededor del núcleo como un sistema solar.
Modelo del sistema planetario.
En 1913 aparece Niels Bohr, afirmando que cada electrón dispone de energía en el núcleo de
forma definitiva en su órbita. Los electrones orbitan en niveles definidos de energía, los niveles
más bajos son menos energéticos. Los electrones en su órbita no irradian energía, pero al moverse
de un nivel a otro, pierden o ganan energía.
Después del descubrimiento de Thomson sobre la relación carga-masa del electrón, sólo restaba
determinar el valor de una de estas magnitudes para conocer las propiedades básicas de esta
partícula elemental. De ello se encargó, tras varios intentos aproximativos de otros investigadores,
el estadounidense Robert A. Millikan (1868-1953).
Entre 1909 y 1913, Millikan perfeccionó un complejo montaje experimental, basado en esencia en
el uso de un modelo en el que la aplicación de un campo eléctrico intenso entre las placas de un
condensador permite mantener inmóvil y suspendida una gotita de aceite por equilibrio de las
fuerzas gravitatoria y electrostática que actúan sobre ella.
Tras arduas pruebas experimentales, Millikan logró determinar la carga del electrón conociendo la
masa de la gota y la intensidad del campo eléctrico aplicado. Hoy día, el valor admitido de esta
carga es igual a 1,60210 · 10-19 C.
A raíz de ello y de la relación de Thomson puede deducirse la masa del electrón, que resulta igual
9,1091 · 10-31 kg (aproximadamente 1.836 veces menor que la del átomo más ligero, el
hidrógeno).
La experiencia de Millikan sirvió también para constatar que la del electrón es la unidad
fundamental de carga eléctrica.
El protón y el neutrón
El descubrimiento del neutrón, la tercera partícula constituyente de los átomos, hubo de esperar
hasta 1932, cuando el físico inglés James Chadwick (1891-1974) observó las peculiaridades del
comportamiento de los átomos del berilio al ser bombardeados por partículas alfa. Este
bombardeo provocaba la emisión por los átomos de una radiación compuesta por partículas de
masa aproximadamente igual a la del protón y carga eléctrica nula, ya que no era desviada por los
campos eléctricos.
Los electrones se mueven en ciertas órbitas permitidas alrededor del núcleo sin emitir radiación.
Así Bohr asumió que el átomo de hidrógeno puede existir solo en ciertos estados discretos, los
cuales son denominados estados estacionarios del átomo. En el átomo no hay emisión de
radiación electromagnética mientras el electrón no cambia de órbita.
Con este postulado Bohr evitaba el problema de la inestabiliad orbital eléctrica del electrón que
predice la electrodinámica clásica y por tanto del átomo, al postular que la radiación de energía
por parte de las partículas cargadas es válida a escala macroscópica pero no es aplicable al mundo
microscópico del átomo, pero si esto es así surge el problema de de explicar la transición entre los
estados estacionarios y la emisión de radiación por el átomo para ello Bohr introdujo otro
postulado :
Segundo postulado:
El átomo radia cuando el electrón hace una transición (“salto”) desde un estado estacionario a
otro, es decir toda emisión o absorción de radiación entre un sistema atómico esta generada por
la transición entre dos estados estacionarios. La radiación emitida (o absorbida) durante la
transición corresponde a un cuanto de energía (fotón) cuya frecuencia está relacionada con las
energías de las órbitas estacionarias por la ecuación de Planck:
Este postulado está basado en el concepto de fotón introducido por Einstein , junto con la
conservación de la energía; si la luz está compuesta de fotones de energía , la emisión por parte
del átomo de un fotón debe suponer una pérdida de energía igual a la energía del fotón emitido (o
si es la absorción de un fotón a la ganancia de energía), por lo tanto es un postulado equivalente
aquel de la conservación de la energía en la emisión del fotón, es crucial, debido a que con el Bohr
se desvía “de la senda de la teoría clásica”, que requiere que la frecuencia de radiación sea igual a
la frecuencia del movimiento de la partícula cargada. Así, mientras el equilibrio dinámico mecánico
del sistema en los estados estacionarios está regido por las leyes ordinarias de la mecánica, sin
embargo, dichas leyes no son aplicables cuando se trata de transiciones entre estados
estacionarios.
Tercer postulado:
Las órbitas estacionarias admisibles son aquellas en las que el momento angular orbital del
electrón está cuantizado, pudiendo este asumir solamente valores múltiplos enteros de ,
EN RESUMEN:
El modelo del hidrógeno de Bohr está basado en la suposición clásica de que los electrones viajan
en capas específicas, u órbitas, alrededor del núcleo.
Con el modelo de Bohr se calcularon las siguientes energías para un electrón en la capa n:
Bohr explicó el espectro del hidrógeno en términos de electrones que absorben y emiten
fotones para cambiar niveles de energía, en donde está la energía del fotón.
Todo cuerpo emite energía en forma de ondas electromagnéticas, siendo esta radiación, que se
emite incluso en el vacío, tanto más intensa cuando más elevada es la temperatura del emisor. La
energía radiante emitida por un cuerpo a temperatura ambiente es escasa y corresponde
a longitudes de onda superiores a las de la luz visible, (es decir, de menor frecuencia, como las de
la luz infrarroja, o de frecuencia aún menor). Al elevar la temperatura no solo aumenta la energía
emitida, sino que lo hace a longitudes de onda más cortas; a esto se debe el cambio de color de un
cuerpo cuando se calienta. Los cuerpos no emiten con igual intensidad a todas las frecuencias o
longitudes de onda, sino que siguen la ley de Planck.
Donde μ es la masa reducida del sistema, e, la carga del electrón, Z el número atómico del
elemento (en este caso 1) y ε 0 la permitividad del vacío. La diferencia de energías entre dos
niveles n y m debe ser, por tanto:
Esta diferencia de energías, y por tanto una energía también, debe ser la que tenga el fotón
liberado en el tránsito. Que tendrá, por tanto una frecuencia de:
En esta expresión hay un buen número de valores constantes. Todas ellas se engloban en una sola
que se denomina constante de Rydberg, R,
Obsérvese que por incluir la masa reducida, la constante de Rydberg depende, no solo de cada
elemento, sino de cada isótopo de cada elemento. Para el hidrógeno esta constante vale: RH =
3,288025.1015 s-1. Evidentemente esta constante puede expresarse en otras unidades, sin más
que tener en cuenta la equivalencia entre ellas. Cuando los tránsitos electrónicos del espectro de
emisión llegan todos al mismo nivel, las líneas espectrales a las que dan lugar forman parte de una
misma serie. De acuerdo con el siguiente esquema:
En la serie de Lyman; las líneas están generadas por los tránsitos:
La hipótesis de Planck de 1900 sobre la naturaleza corpuscular de la luz fue muy mal acogida por la
comunidad científica por romper todos los preceptos de la física clásica. No fue aceptada hasta
que, en 1905, Einstein la usara para poder explicar un fenómeno inexplicable hasta entonces,
el efecto fotoeléctrico, descrito por Hertz en 1887.
Dicho efecto fotoeléctrico consiste en la emisión de electrones por parte de un metal al ser
irradiado con radiación electromagnética. Sin embargo, no sirve cualquier radiación
electromagnética: tiene que tener una determinada frecuencia, denominada frecuencia umbral.
Por debajo de dicha frecuencia umbral no se produce efecto fotoeléctrico, aunque aumentemos
muchísimos la intensidad de la radiación. Por encima de la frecuencia umbral sí que se produce
el efecto fotoeléctrico y la emisión de electrones es mayor a medida que aumentamos la
intensidad de la radiación.
Cabe destacar que cada metal presenta una frecuencia umbral característica.
Esta estará definida como la diferencia entre el número atómico (Z), (que representa a los
protones, carga positiva), menos el número de electrones que conforman el APANTALLAMIENTO.
Según fórmula:
Donde:
Z es la carga nuclear real (es decir, el número atómico del elemento)
σ se llama constante de protección o constante pantalla.