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1. Los intereses de la ciencia no deben primar sobre los del ser humano: “la ciencia
está al servicio del bien común y no al revés”.
2. Respeto a la dignidad del ser humano, en particular cuando es objeto de
experimentación.
3. El científico es responsable ante el ser humano, los organismos vivos y el medio
ambiente: “se debe evitar el sufrimiento innecesario de los primeros y velar por la
integridad y funcionamiento idóneo del sistema Tierra”.
4. La institución debe evitar la promoción de investigaciones que atenten contra la
salud o la dignidad del ser humano, tales como “la justificación del racismo, la
negación del holocausto o la apología del terrorismo”.
5. Transparencia en la investigación.
Dentro del texto se incluye un artículo dedicado a la divulgación (artículo 2.4), donde se
señala que una sociedad libre necesita tener un alto nivel de conocimiento y disponer de
elementos críticos para la toma de decisiones. Por tanto, según el texto, los científicos
deben:
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Ética en la investigación
La ética de la ciencia
Gregory Carrizales
Administración
11.04.2002
4 minutos de lectura
Ahora bien, hay que tener en cuenta que el término realidad no debe limitarse en su
entendimiento a un contexto exclusivo, sino que mas bien debe asumirse en todo lo amplio
de su definición. Así pues, gracias a la amplitud de pensamiento y a la búsqueda de
soluciones la humanidad ha alcanzado grandes desarrollos en astronomía, física, biología,
medicina, genética, computación, economía, y en otras ciencias y disciplinas.
En este aspecto, lo relevante es que para la humanidad las necesidades y percepciones sobre
la realidad han ido tomando matices más complejos en función de los niveles de
abstracción que ésta ha alcanzado, es decir, que en la medida que se han estructurado
conceptos y definiciones la humanidad ha abordado la realidad de una forma determinada.
Este abordaje ha respondido no sólo a la intención de describir, analizar e interpretar los
fenómenos y situaciones sino que a su vez ha respondido a finalidades concretas
supeditadas a una valoración particular de dicha realidad.
En este sentido, es claro afirmar que los niveles de abstracción alcanzados por la
humanidad no sólo han representado mayores grados de complejidad y sistematización en
el conocimiento, sino que a su vez se han visto influenciados por una orientación una carga
valorativa y una ética particular propia de las culturas y sociedades. Asimismo, es
importante destacar que estos aspectos valorativos y éticos de las culturas también se ha
venido desarrollando a la par de los procesos indagatorios.
En otros tiempos -y aun en lo días presentes- el sentido ético y valorativo de los procesos
indagatorios de la ciencia, era particularmente minimizado en aras del conocimiento y de la
solución a las interrogantes que cada día se manifestaban en la realidad. El afán y
extremismo científico por abordar y solucionar problemas devino en una falta de
responsabilidad en cuanto a los efectos y resultados obtenidos en los procesos indagatorios.
Este descuido hizo posible que la ciencia se pusiera al servicio de intereses absolutistas y
particulares, que en cierto modo terminaron por degenerar los fundamentos de la ciencia y
de la academia.
Es por lo anterior y por muchas otras consideraciones valorativas del conocimiento, que en
la actualidad se hace imperioso precisar las motivaciones éticas y las valoraciones
culturales y sociales que están detrás de todo proceso investigativo. Hoy en día la ciencia y
la academia no pueden considerarse desde una posición meramente altruista, es importante
tomar en cuenta que en sus actos existen implicaciones de tipo político, económico y
cultural, puesto que los científicos aparte de liderizar investigaciones también forman parte
de la sociedad, poseen una ética particular y se ven sujetos a las presiones y posiciones
institucionales, que generalmente se mueven tras intereses específicos.
Finalmente, es de considerarse que la ética como disciplina del ser en sus múltiples
dimensiones y estadios (en devenir, en relación, en situación, en comunicación) no es un fin
último y acabado. La ética es parte indisoluble del proceso de vida del ser humano y del la
humanidad como totalidad, esto quiere decir, que en la medida que las sociedades avancen
en el tiempo consumando nuevos conocimientos y conjugando nuevas formas de abordar la
realidad siempre estará implícita una valoración ética de esos conocimientos, de la finalidad
de los mismos y de cómo se adquirieron. Y si esta noción ética se fundamenta en el respeto
y en la comprensión humana el desempeño de la ciencia siempre estará en pro de la
humanidad.