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EL AUTOCUIDADO Y SU PAPEL EN LA PROMOCIÓN DE LA SALUD

Cuidarse, cuidar y ser cuidado son funciones naturales indispensables para la vida de las personas y
la sociedad, en tanto son inherentes a la supervivencia de todo ser vivo. Al cuidar se contribuye a
promover y desarrollar aquello que hace vivir a las personas y a los grupos.

Es así como cuidar representa un conjunto de actos de vida que tiene por objetivo hacer que ésta
se mantenga, continúe y se desarrolle.

El autocuidado a través de la historia


- Partiendo de la cultura griega, el auge de corrientes filosóficas, como el estoicismo,
generaron desarrollos importantes en torno al autocuidado con la práctica, llamada por
ellos, del cultivo de sí, la cual hace énfasis y valoriza la importancia de las relaciones del
individuo consigo mismo.
- Hay que cuidarse y respetarse a sí mismo, en tanto al intensificar la relación con uno mismo,
se constituye sujeto de sus actos.
- Es así como los griegos manejaron una visión integral de lo que debía ser el cuidado de sí,
pues enfatizaban la necesidad de cuidar no sólo el cuerpo sino también el alma.
- Para ellos, el cuidado de sí incluía los cuidados del cuerpo, los regímenes de salud, los
ejercicios físicos sin excesos y la satisfacción mesurada de las necesidades.
- Además, incluía las meditaciones, las lecturas, las notas que se tomaban de los libros o de
las conversaciones escuchadas y la reflexión de las verdades que se sabían pero que había
que apropiarse de ellas aún mejor.
- Siguiendo el hilo de la historia, con la influencia de la tradición judeo-cristiana en las
prácticas de cuidado, específicamente con el fomento de la práctica de la castidad, la forma
integral de autocuidado practicada por los griegos cambió el simbolismo y significado del
contacto con el cuerpo propio y del otro, al pasar de una preocupación centrada en el
cuerpo hacia unos cuidados centrados en el espíritu con demérito de los corporales.
- Se conceptualizó dos tipos de cuidado de naturaleza diferente: denominaron cuidados de
costumbre –care– a aquellos relacionados con las funciones de conservación y de
continuidad de la vida
- cuidados de curación –cure– a los relacionados con la necesidad de curar todo aquello que
obstaculizaba la vida. Los cuidados de costumbre representan los cuidados permanentes y
cotidianos de tipo biopsicosocial necesarios para mantener la vida. Estos cuidados son
proporcionados y aprendidos en el proceso de socialización y deben ser asumidos por cada
persona a medida que adquiera mayores niveles de autonomía frente a la vida. Los cuidados
de curación son los utilizados para el tratamiento de la enfermedad además de los cuidados
habituales. Entran aquí todos los cuidados de tipo terapéutico.
- Entrando al campo de la medicina, entre las razones que influyeron en el concepto y
prácticas de cuidado y autocuidado se pueden mencionar las siguientes: 1) la medicina
diseñó un sistema de salud para curar la enfermedad y no para promover la salud y 2) con
la parcelación que hace el modelo biomédico del cuerpo y sus funciones y la separación
entre cuerpo y espíritu, se comenzó a confundir lo que pertenecía a la categoría de los
cuidados con lo que pertenecía a la categoría de los tratamientos, hasta el punto de utilizar
los términos cuidar y tratar como sinónimos.
- Mediante la educación para la salud se ha pretendido conseguir modificaciones en el estilo
de vida de las personas. Sin embargo, esta estrategia se ha basado en mensajes de
prohibición, de imposición, de uso del miedo y de la advertencia hasta llegar al regaño.

Las prácticas de autocuidado y su relación con la cultura


En la relación autocuidado-cultura, se pueden distinguir tres premisas importantes:
1) los comportamientos están arraigados en creencias y tradiciones culturales

Los comportamientos están fuertemente arraigados en un sistema de creencias y


tradiciones culturales, razón por la cual las personas no reemplazan fácilmente creencias
ancestrales por nuevos conocimientos. Esto se debe a que las estructuras que guían los
comportamientos suelen ser muy complejas. Es así como los comportamientos en salud
están manejados por los conocimientos acumulados y por las representaciones sociales, de
las cuales hacen parte las supersticiones y los mitos construidos alrededor del cuidado de la
salud.

2) la existencia de las paradojas comportamentales

Las paradojas comportamentales descritas por De Roux G es otro aspecto importante para
comprender el comportamiento de las personas frente a las prácticas de cuidado. Las
paradojas comportamentales se definen como los comportamientos nocivos que tienen las
personas con conocimientos saludables.

3) la socialización estereotipada del cuidado de acuerdo con el sexo.

La división sexual en el trabajo, y la ubicación social dada por la cultura a hombres y mujeres,
hizo surgir asignaciones y formas diversas de cuidar a lo largo del ciclo vital humano. Es así
como los cuidados que tuvieron que ver con el mantenimiento del orden público o la
aplicación de la fuerza física (reducción de fracturas, dominio de personas en estado de
locura, así como la caza, la pesca y la guerra) fueron asignados a los hombres; alrededor de
todo lo que da vida, es fecundable y que da a luz, se construyeron los cuidados que revierten
en las mujeres: los cuidados de la vida diaria principalmente los relacionados con los
alimentos, el cuidado del cuerpo y todos aquellos necesarios para proteger y mantener el
cuerpo en un entorno sano. De aquí surge el rol de cuidadora de la mujer, como figura
simbólica del eterno femenino, en tanto se cree que garantizar estos cuidados por parte de
ella es algo que surge de la naturaleza femenina.

Hacia una promoción del autocuidado con rostro humano


La propuesta de promocionar autocuidado con rostro humano implica caracterizarlo
alrededor de dos grandes aspectos: 1) la conceptualización dentro de un enfoque integral y
humano y 2) los principios y las condiciones que deben tenerse en cuenta en su promoción.

Ubicados dentro del concepto de salud entendida como, estado de bienestar que integra
procesos orgánicos, psicológicos, relaciones sociales y personales necesarios para el
funcionamiento adecuado y el disfrute de una sobrevivencia digna es necesario promover
un autocuidado dentro del marco del desarrollo humano, en el cual toda persona para ser,
tener, hacer y estar, necesita la satisfacción y potenciación en condiciones de equidad de
satisfactores que le permitan la subsistencia, el afecto, la protección, la participación, el
entendimiento, el ocio, la creación, la libertad y la identidad.

Principios para la implementación


El autocuidado posee unos principios que se deben tener en cuenta en su promoción:

1. Es un acto de vida que permite a las personas convertirse en sujetos de sus propias
acciones. Por tanto, es un proceso voluntario de la persona para consigo misma.

2. Debe ser una filosofía de vida y una responsabilidad individual íntimamente ligada a la
cotidianidad y a las experiencias vividas de las personas, pero a su vez debe estar
fundamentado en un sistema de apoyo formal e informal como es el sistema social y el de
salud.

3. Es una práctica social que implica cierto grado de conocimiento y elaboración de un saber
y que da lugar a intercambios y relaciones interindividuales.

Promoción del autocuidado


Para que las personas asuman el autocuidado como una práctica cotidiana de vida y salud,
es necesario incluir en su promoción las siguientes estrategias:

1. Desarrollar en las personas autoestima y generar niveles de fortalecimiento o


empoderamiento (empowerment), como estrategias que reviertan la internalización de la
impotencia, favorezcan el sentido de control personal y desarrollen habilidades de
movilización personal y colectiva para cambiar las condiciones personales y sociales en pro
de la salud. Por otro lado, al potenciar la autoestima se impulsan prácticas deliberadas de
autoafirmación, autovaloración, autorreconocimiento y autoexpresión de los aspectos que
favorecen el desarrollo integral.

2. Involucrar el diálogo de saberes, el cual permite identificar, interpretar y comprender la


lógica y la dinámica del mundo de la vida de las personas mediante el descubrimiento y
entendimiento de su racionalidad, sentido y significado, para poder articularlo con la lógica
científica y recomponer una visión esclarecida de la enfermedad y de la salud que se
traduzca en comportamientos saludables.

3. Explorar y comprender las rupturas que existen entre conocimiento, actitudes y prácticas,
y configurar propuestas de acción y capacitación que hagan viable la armonía entre
cognición y comportamientos.5

4. Los agentes de salud deben asumir el autocuidado como una vivencia cotidiana, p1ues al
vivir saludablemente, la promoción del autocuidado sería el compartir de sus propias
vivencias. En la medida que el personal de salud viva con bienestar se estará en condiciones
de promocionar la salud de los demás.

5. Contextualizar el autocuidado, es decir una direccionalidad de acuerdo con las


características de género, etnia y ciclo vital humano. Es importante entender que cada
persona tiene una historia de vida, con valores, creencias, aprendizajes y motivaciones
diferentes.

6. Generar procesos participativos; la promoción del autocuidado debe incluir participación


más activa e informada de las personas en el cuidado de su propia salud, entendida la
participación como el proceso mediante el cual la comunidad asume como propio el cuidado
de sí misma y del ambiente que la rodea, dirigiendo la sensibilización a aumentar el grado
de control y compromiso mutuo sobre su propia salud de las personas que ofrecen los
servicios de salud y quienes lo reciben.

7. El agente de salud debe buscar espacios de reflexión y discusión acerca de lo que la gente
sabe, vive y siente de las diferentes situaciones de la vida y la salud con lo cual identificar
prácticas de autocuidado favorables, desfavorables e inocuas y promover, mediante un
proceso educativo de reflexión-acción, un regreso a la práctica para transformarla.

HACIA UNA CULTURA DEL CUIDADO EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS DE LA


CIUDAD DE MEDELLIN
En esta perspectiva, cualquier planteamiento sobre la cultura de la ética del cuidado debería
tener en cuenta desde el escenario formativo, las acciones e interacciones entre: familia,
escuela e instituciones sociales, en tanto que entre todas ellas existen y se entretejen
vínculos y visiones sobre el cómo vivir y convivir, de tal manera que los hechos que resultan
de esos vínculos no están fijados en una sola dirección y, sobre todo, no tienen un
cumplimiento necesario, en el sentido de que sean impuestos, sino que por el contrario,
deben convertirse en “cultura del cuidado”.

La UNESCO en el informe “La educación encierra un tesoro”, plantea cuatro pilares de


aprendizaje que permiten lograr los objetivos y propósitos que la educación se ha planteado
y que podrían ser el fundamento que ayude a una persona a cuidarse y cuidar a otros:

Aprender a conocer: para apropiarse del saber y poder así aplicarlo en la vida diaria.

Aprender a hacer: para desarrollar competencias que le permitan hacer frente a un gran
número de situaciones y trabajar en equipo en el marco de las distintas experiencias
sociales.

Aprender a vivir juntos: desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas
de interdependencia; aprender a vivir y a convivir consigo mismo, con el otro y con lo otro.

Aprender a ser: para desarrollar la propia personalidad, la capacidad de juicio y la


responsabilidad personal.

Si estos aprendizajes marcan el rumbo de la educación y de las convicciones de la sociedad,


las nuevas generaciones formadas según ellos, serán personas responsables de su ser, con
conciencia del impacto de sus acciones y decisiones en el otro y en su entorno.

EL CUIDADO…UNA MIRADA A SU SIGNIFICADO


De aquí que el término “cuidar” pueda asumirse desde una riqueza de perspectivas que en
suma convergen hacia: pensar o discurrir para algo, dedicar atención e interés a una cosa,
atender u ocuparse de algo.

De la misma manera la apropiación social del término “cuidar” ha ido ampliando su


significado asociándolo con un campo de acciones relacionadas como: abrigar, acuciar,
tener en cuenta, procurar por, proteger, proveer a, estar al tanto, velar, atender, considerar,
confiar, cumplir, proteger.

Se enfatiza que el concepto del cuidado de sí mismo y de los otros, se apoya en un proceso
reflexivo y como resultado, la persona adquiere noción de su yo y de sus propias cualidades
y características, sobre la base de elementos como: autopercepción, auto-observación,
memoria autobiográfica, autoestima, autoaceptación.

UNA RUTA PÁRA AVANZAR EN LA CULTURA DEL CUIDADO


Avanzar en la ruta de la ética de la cultura del cuidado es fortalecer el camino de la
formación integral. Al decir del experto Luis Carlos Figueroa Castillo (2013), son varias las
percataciones y aproximaciones que van asegurando y acompañando los logros en esta
dirección:

Definir con claridad el lugar de la formación moral en el marco del proyecto educativo de la
institución.

Analizar ideas y prácticas vigentes asociadas a la educación moral ofrecida por la institución.

Garantizar condiciones favorables para la construcción de vínculos reales al interior de la


comunidad educativa.

Promover las condiciones para un diálogo abierto, crítico y respetuoso entre las diversas
instancias institucionales.

Identificar y analizar las buenas prácticas de cuidado que ya se tienen.

Identificar y analizar las realidades con las cuales los integrantes de la comunidad educativa
expresan necesidad de ser mejor cuidados.

Hacer que la construcción de relaciones positivas entre profesores y estudiantes sea una
prioridad.

Asumir institucionalmente políticas de cuidado del medio ambiente.

Examinar las políticas de inclusión educativa implementadas y desarrollar estrategias en


este sentido.

Monitorear regularmente el clima escolar del colegio y el desarrollo de los planes de acción
para fortalecerlo.

Evitar definir jerarquías entre programas académicos y animar la participación estudiantil


en actividades extra-académicas.

Promover y apoyar las instancias de participación estudiantil.


Asumir el reto de explorar el conocimiento con los estudiantes y de enseñar a partir de
aquello que los estudiantes desean aprender.

EJES DE LA CULTURA DEL CUIDADO


El trabajo intencionado hacia una cultura del cuidado desde el espacio escolar implica el
desarrollo de un proyecto formativo que genere clara conciencia desde los miembros de la
escuela hacia la comunidad, en aspectos relevantes como:

- Establecer espacios de convivencia en los que cada sujeto reconozca el valor esencial de la
vida y su manifestación a través del respeto hacia sí mismo, hacia los demás, y la
responsabilidad ética ante sus propias acciones.
- Fortalecer las relaciones intersubjetivas basadas en la vivencia de la libertad, la
responsabilidad, la solidaridad.
- Prever, prevenir y controlar las acciones humanas que ponen en riesgo su continuidad como
especie y la de su entorno.
- Ofrecer experiencias de aprendizaje que dinamicen la apertura hacia el cambio y la
creatividad en el desarrollo de soluciones para el uso y aprovechamiento de los bienes
públicos desde una perspectiva de equidad y sostenibilidad.

EL CUIDADO DE SÌ MISMO

- El cuidado de sí mismo es la condición esencial para posibilitar que un individuo pueda


desarrollar actitudes de respeto, empatía y compromiso con otros y con lo otro.

DIMENSION CORPORAL

Es por ello que desde los primeros años de escolaridad, en las instituciones educativas es
necesario:
- Ejercitar a los estudiantes en el silencio reflexivo, pensar en sí mismos y sobre sí
mismos.
- Realizar actividades orientadas a tomar conciencia de su cuerpo y al manejo de las
tensiones. La práctica de la relajación es muy efectiva, toma sólo unos minutos y
dispone a los estudiantes para las diferentes tareas.
- Realizar actividades que incrementen la autoestima, unidas a una estrategia
pedagógica que resalte las fortalezas de cada estudiante basados en el refuerzo
positivo.

DIMENSIÓN ESPIRITUAL

Debe ser educada en su sentido más profundo, es decir, ayudar en su reconocimiento y


expresión, desde la interioridad del Ser. No se trata tanto de instruir, sino de acompañar y
de propiciar espacios para que cada persona descubra su esencia interior
DIMENSIÓN AFECTIVO-SEXUAL

El núcleo familiar o cercano a la primera infancia es el punto de partida para concentrar la


atención en el desarrollo del concepto del autocuidado y por ende, la introyección de las
acciones consecuentes del mismo, en el ámbito de la sexualidad como una construcción
necesaria, que requiere de la seguridad del crecimiento del ser humano en un ambiente
favorecedor de la autoestima.
También en este caso, le corresponde a la escuela generar condiciones que atenúen los
efectos del medio, generando al mismo tiempo modificaciones en las concepciones y
convicciones de las nuevas generaciones. La educación afectivo-sexual es asunto de
primordial importancia para que niños y jóvenes puedan acceder a una vida plena. Esta
dimensión del ser humano, además de desarrollarse en conjunción con la familia, se
relaciona con todos los otros aspectos del cuidado de sí mismo (en especial el cuidado
corporal) y del cuidado del otro.

EL CUIDADO DEL OTRO

Es aquí donde queda explícita la importancia de cuidar del otro, la cual nace en el seno
mismo de la familia. Para Nel Noddings, el cuidado del otro se aprende en la experiencia
de cuidado familiar, en ese apego que se da entre padres e hijos, en la respuesta al
cuidado inicial que todo bebé requiere; por ello las bases de su aprendizaje se inician en la
familia como una experiencia de vida que se convierte en una impronta personal que
induce positiva y naturalmente a participar del cuidado del otro. Los padres y maestros se
convierten en un referente del cuidado que los mismos niños replicarán en su vida adulta.

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Posterior a la revisión detallada de la promoción de la salud como estrategia, los estilos de
vida saludables y la relación entre sí, se concluye que la promoción de la salud se
constituye en la estrategia encaminada a desarrollar procesos y actividades individuales o
grupales con el fin de modificar conductas de riesgo y adoptar estilos de vida saludables.
De igual forma la promoción de la salud apunta a que las personas y colectivos tengan una
mejor calidad de vida, teniendo en cuenta que los seres humanos son entidades biológicas
y también entidades sociales que requieren ser intervenidas por los profesionales de
la salud como un todo para así conseguir personas y comunidades saludables. Cabe
resaltar que esta estrategia se debe aplicar en todos los contextos y disciplinas, no sólo en
las relacionadas con salud.

Con el ánimo de promover hábitos y estilos de vida saludable, el Ministerio de Salud y


Protección Social adelanta acciones para el fomento de la actividad física, alimentación
saludable y el control del consumo de tabaco, de esta manera se busca promover estilos
de vida saludables y reducir los factores de riesgo de obesidad y de las enfermedades no
trasmisibles.

Escuela de Puertas Abiertas


Es una estrategia pedagógica que busca promover estilos de vida saludable en entornos
escolarizados y no escolarizados y aportar al fortalecimiento de la identidad de las
comunidades educativas distantes, dispersas ubicadas en zonas de violencia e invita a
niños, niñas, jóvenes, docentes, padres de familia y demás personas de la comunidad a
explorar, compartir, debatir y seguir construyendo los saberes de quienes habitan su
territorio. La Organización Internacional para las Migraciones ha desarrollado la estrategia
pedagógica en los departamentos de Caquetá, Cauca, Nariño y Córdoba, el Ministerio de
Salud y Protección Social ha apoyado el desarrollo de la la iniciativa en el departamento
del Putumayo.

Estrategia promocional de estilos de vida saludable (EPEVS) en instituciones educativas

Esta estrategia que se desarrolló en coordinación con el Ministerio de Educación Nacional


se desplegó como una experiencia piloto en Antioquia, Risaralda, Tolima y Neiva, con
participación de 230 establecimientos educativos y 315 docentes. Dicha metodología
consiste en la aplicación del Módulo de Orientaciones Pedagógicas para la Promoción de
Estilos de Vida Saludable, el cual se articula al Proyecto Educativo Institucional, y
programas de mejoramiento escolar. Las instituciones educativas se capacitan para
desarrollar proyectos pedagógicos transversales en Estilos de Vida Saludable.

Fortalecimiento de la Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional.

Para fortalecer la Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional se le brindó asistencia


técnica directa del país a Vaupés, Guainía, Guaviare, Putumayo, Amazonas, Vichada,
Caquetá, Huila, Cundinamarca, Atlántico, Magdalena, Bolívar, César, Sucre y Córdoba
durante el período 2009-2012.

Asimismo, este Ministerio desarrolló en el año 2010, una guía y aplicativo informático para
el apoyo a la gestión de planes territoriales de Seguridad Alimentaria y Nutricional, la cual
fue implementada a través de la capacitación en 32 departamentos del país con el
propósito de generar en los actores políticos, institucionales, económicos, sociales y
culturales de la seguridad alimentaria y nutricional, sensibilidad, compromiso de
participación activa y competencias conceptuales, técnicas, prácticas e informáticas para
liderar procesos de formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de planes
territoriales de seguridad alimentaria y nutricional.

Convenio Interadministrativo entre COLDEPORTES y el Ministerio de la Protección Social

En este convenio se trabajó la alimentación saludable y los ambientes libres de humo de


tabaco por intermedio de la práctica de la actividad física en el espacio público.
“Casa Sana” campaña en Pereira de prevención en salud

Alcaldía lanzó un programada denominado “Casa Sana” que busca empoderar, sensibilizar,
transformar y educar a las comunidades sobre una nueva cultura de la salud, capaz de
fomentar actitudes para el autocuidado, estilos de vida saludables, toma de decisiones,
participación y el mejoramiento de la calidad de vida de los pereiranos desde la promoción
de la salud y la prevención de la enfermedad.

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