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Dialogo Entre Masones

A r t í c u l o s Masónicos Seleccionados
Año 5 - N° 59

Noviembre 2018
Herbert Oré Belsuzarri

Mario López Rico


Vicente Alcoseri
Julio Villarreal III

- Salario de maestro…………………………………………….3
- El simbolismo iniciático de la masonería……………..9
- Los templos en Jerusalén………………………………….23
- Interpretación y descripción de la piedra cubica
piramidal…………………………………………………………45
- El secreto de la bandera masónica universal………56
- La entrevista de los masones San Martín y Simón
Bolívar en Guayaquil………………………………………..90

La revista agradece la difusión de los artículos


publicados, mencionando la fuente y la autoría.

Valle de Lima Noviembre 2018


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SALARIO DE MAESTRO
Anonimo

. . . viajar en países extranjeros y recibir salarios de maestros.


Nuestros hermanos Operativos recibieron sus Salarios de Maes-
tros en moneda del reino.

Los especulativos se contentan con salarios intangibles, y oca-


sionalmente algunos tienen dificultades para explicarle al ini-
ciante que se pregunta, que era realmente los sueldos de los
Maestros.
3
El primer derecho del que cualquier iniciado es consciente
es pasar al Solador y asistir a su Logia, en lugar de conducirlo a
través de la puerta oeste como un paso preliminar para la inicia-
ción. Por un tiempo, este derecho de mezclarse con sus nuevos
hermanos es tan fascinante que no busca más sus Salarios de
Maestros. Más tarde se entera de que también tiene el derecho
de visita a otras Logias, a pesar de que es un derecho cubierto
con restricciones. Él debe estar en buena posición para ejercer-
lo. Se le negará si algún hermano objeta su visita. Si no está afi-
liado, en la mayoría de las jurisdicciones, puede ejercerlo una
vez en cualquier Logia.

Si se ha programado un negocio privado (como la elección de


oficiales o un juicio de logia, etc.), el Maestro de la Logia que
visita puede negarle la entrada. Pero, en general, este derecho
de visitar otras Logias es una parte muy real de lo que puede
denominarse sus salarios de Maestros concretos, y muchos son
los masones que encuentran en ello una cura segura para la so-
ledad en lugares extraños; que piensan en la oportunidad de
encontrar acogida y amigos donde de otro modo estarían solos,
como salarios de carácter sustancial. Las oportunidades de ver
y oír las bellas ceremonias de la masonería, de quitarles una vez
más una nueva idea, son salarios que no deben ser recibidos a
la ligera. Para él, con los oídos abiertos y la mente inquisitiva,
los títulos conducen a un mundo nuevo, ya que la familiaridad
con el ritual proporciona la clave con la que puede leer un sinfín
de libros sobre la masonería.

La Orden tiene una historia gloriosa; un simbolismo cuyo es-


tudio es interminable; una curiosa estructura legal de la cual los
hombres con mentalidad de ley nunca se cansan está tan entre-
tejida con la historia de la nación como para hacer la emoción
reflexiva; une las manos con la religión en los lugares secretos
del corazón de una manera tierna y conmovedora. Estos países
extranjeros no tienen puerta ni guardia en la frontera. . . el Maes-
tro Mason puede cruzar y entrar a su voluntad, seguro de los
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salarios dondequiera que vaga dentro de sus fronteras.

Los salarios de los maestros se pagan a conocidos. A menos


que un Maestro Mason recién formado sea tan tímido y retraído
que busque la esquina más lejana de su Habitación de la Logia,
para sentarse y encogerse, inevitablemente se familiarizará con
muchos hombres de muchas mentes, siempre una adición inte-
resante a la alegría de la vida. Lo que hace con sus conocidos
es otra historia, pero al menos los salarios están ahí, esperán-
dolo. Ningún hombre honesto asegura su casa pensando que
se quemará, pero la póliza de seguro en la caja fuerte es una
gran comodidad, vale la pena todo lo que cuesta. Ningún hom-
bre honesto se convierte en masón pensando en pedir ayuda a
la Artesanía.

La masonería no es, una organización de ayuda. No existe sim-


plemente con el propósito de dispensar caridad. Tampoco tiene
grandes fondos con los cuales trabajar sus gentiles ministracio-
nes a los pobres. Los honorarios son modestos; las cuotas son a
menudo demasiado pequeñas en lugar de demasiado grandes.
Sin embargo, para el hermano que se va y viene, que no tiene
carbón para el fuego, no tiene comida para su hijo hambrien-
to, a quien el repentino desastre amenaza, el brazo fuerte de la
Fraternidad se extiende para hacer retroceder el peligro. El frío
se calienta, se alimenta al hambriento, se viste al desnudo, se da
trabajo al desempleado, se alienta a los desanimados.

Salarios de los Maestros, seguramente son mucho más gran-


des que el esfuerzo puesto para ganarlos.

El alivio no se limita a la propia Logia de un hermano. En la


mayoría de las jurisdicciones hay un hogar masónico, en el que,
por fin, el cuerpo cansado de un hermano puede descansar, sus
pies cansados dejan de vagar. Ningún francmasón que haya vi-
sitado el hogar masónico y que haya visto a viejos hermanos
y sus viudas deja de ayudar, para bajar la última colina larga
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en paz y comodidad; los hijos de los masones bajo influencias
amistosas, aseguran el lanzamiento seguro de pequeños barcos
en el mar de la vida; sale agradecido de que haya un refugio
para él, si lo necesita, incluso si espera nunca pedir su ayuda.

Varado en un lugar extraño, a ningún francmasón le preocupa


recibir ayuda. En todos los centros grandes hay una Junta de
Alivio Masónico para escuchar su historia, investigar sus cre-
denciales y comenzar la maquinaria por la cual su Logia puede
ayudarlo. En lugares más pequeños es casi invariablemente una
Logia con hermanos contentos de escuchar atentamente sus
problemas. Para el hermano en dificultad en un país extranjero,
la capacidad de probarse como un francmasón es, en verdad,
Salarios Maestros. La masonería es fuerte en defensa de los in-
defensos. La viuda y el huérfano solo necesitan pedir una vez
para recibir la recompensa. Todos los hermanos esperan apoyar
a los suyos, proveer para sus seres queridos, pero la desgracia
llega a los justos e injustos por igual. Ser uno de una hermandad
mundial a la que la viuda y el niño pueden llamar es de una co-
modidad incalculable, los Maestros Salarios son más preciosos
que la moneda de oro. Finalmente es el derecho del entierro
masónico. En casa o en el extranjero, es seguido a su último ho-
gar por hermanos dolientes que lo acostaron bajo el mandil de
la artesanía y la ramita de Acacia de esperanza inmortal. Esto
también es Salarios de un Maestro.

Pague a la Artesanía sus salarios, si corresponde. . . Para algu-


nos, los salarios prácticos brevemente mencionados anterior-
mente son los pagos importantes para un trabajo de masones.
Para otros, las oportunidades más intangibles, pero no menos
queridas, de dar, en lugar de obtener, son los salarios de los
maestros que los cuentan.

Grande entre estos es la oportunidad de ayuda para el ser-


vicio. El mundo está lleno de oportunidades para los demás, y
ningún hombre necesita solicitar una Logia Masónica solo por-
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que quiere una oportunidad de hacer a los demás lo que otros
le harían a él. Pero la masonería ofrece oportunidades peculia-
res a talentos inusuales que no siempre se encuentran fácilmen-
te en el mundo profano.

Siempre hay algo que hacer en una Logia. Siempre hay comi-
tés para ser atendidos, y el trabajo del comité generalmente es
un trabajo ingrato. Aquel que no puede encontrar su pago en la
satisfacción de una tarea bien hecha no recibirá salarios princi-
pales por sus trabajos en los comités de Logia.

Hay hermanos para ser enseñados. Aprender todo el trabajo


es una tarea del hombre, que no debe realizarse a toda prisa.
Sin embargo, vale la pena hacerlo, y al instruir a los oficiales y
candidatos, muchos Masones han encontrado una alegría silen-
ciosa que es la de los Salarios de los Maestros, presionados y
atropellados. El servicio lleva a la posibilidad de nombramien-
to o elección a la línea de oficiales. Hay poco que decir sobre
los salarios de los Maestros que esta oportunidad paga, por-
que solo aquellos que han ocupado la Cátedra Oriental saben
lo que son. Se puede contar la evidencia externa de la expe-
riencia, pero la experiencia espiritual interna es inexplicable
porque las palabras no han sido inventadas. ¡Pero los Maestros
Pasados lo saben! A ellos se les otorga una moneda especial de
Salarios Maestros que solo un Venerable Maestro puede ganar.
Pregúntale a cualquiera de ellos si no pagan bien por el parto.
Si los Logros de Maestros prácticos son conocidos en Logia, el
disfrute de la confraternidad, fusionada en amistad, es el mismo
pago en una forma más grande. Difícil de describir, la sensación
de ser parte de un grupo, la solidaridad del círculo que es la
Logia, proporciona una satisfacción y un placer imposibles de
describir, ya que se puede sentir claramente.

Es interesante conocer a muchos hombres de muchos ámbitos


de la vida; es reconfortante encontrarse continuamente con el
mismo grupo, siempre con el mismo sentimiento de igualdad.
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Altos y bajos, ricos y pobres, mercaderes y cambiadores de di-
nero, banquero y escriba, doctor y excavador de zanjas, todos
se encuentran en el nivel, y encuentran feliz - Salarios Maestros,
valor intraducible en dinero.

Etéreo como un aroma de flor, delicado como el ala de una


mariposa, pero para algunos tan fuertes como cualquier hilo de
la Corbata Mística que todos los francmasones conocen y nin-
guno describe, es esa sensación de ser parte del pasado histó-
rico. Arrodillarse en el mismo Altar ante el cual rezó Antiguos
hermanos; haber asumido la misma obligación que unía a nues-
tros hermanos de las primeras Logias; aprender el Nudo de un
Maestro Comacine; seguir al Maestro en un Collegium Romano;
quedar maravillado ante esos misterios de los pueblos antiguos,
y tal vez ver a un sacerdote elevar el cadáver de Osiris de un ni-
vel muerto a una vida perpendicular; maravillarnos del descen-
so de Inanna al inframundo para retornar más sabio; aprender a
usar los materiales más sencillos, con eficiencia, como hicieron
aquellos constructores de la Torre de Babel. Estas son experien-
cias mentales que no deben olvidarse cuando se cuentan los
salarios de los Maestros. Finalmente, y lo mejor, es la creación
de muchos amigos. Miles de hermanos cuentan a sus amigos
más cercanos y sus más queridos en los rollos de la Logia que
aman y sirven. El Lazo Místico crea amistad Atrae a hombre a
hombre y a menudo reúne a aquellos que de otro modo podrían
haber permanecido a una distancia perpetua. Las enseñanzas
del amor fraternal, el alivio y la verdad; de templanza, fortaleza,
prudencia y justicia; la inculcación del patriotismo y el amor al
país, son experiencias cotidianas en una Logia Masónica. Cuan-
do los hombres hablan libremente esos pensamientos que, en
el mundo exterior, guardan silencio,

Cuente la ganancia por el trabajo bien hecho en qué moneda


parece ser más valiosa; el más querido de los intangibles que se
le presentan a un Maestro Masón son esas amistades masónicas
de las cuales no hay mayores Salarios de Maestros.
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EL SIMBOLISMO INICIÁTICO DE LA
MASONERÍA
Thomas D. Worrel 32°

La masonería continúa una tradición iniciática cuyos comien-


zos se perdieron en la antigüedad. Esta afirmación no puede
ser probada históricamente. Sin embargo, cuanto más estudias
los ritos masónicos y sus símbolos, más te convences de que
estás tratando con algo antiguo, quizás incluso primordial. Re-
sulta claro que esta tradición es mucho más antigua que los co-
mienzos institucionales de Masonería en 1717, más antigua que
los constructores de catedrales y gremios medievales, incluso
más antiguos que el Templo del Rey Salomón o las Pirámides de
Egipto.
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No es fácil definir lo que es la Francmasonería. Cualquier de-
finición sería inadecuada, porque la Masonería tiene un sig-
nificado profundamente individual para cada miembro de la
fraternidad. No se expone ninguna doctrina dentro de la logia;
no hay sermon2s, no hay interpretaciones. A pesar de que las
enseñanzas se incorporan dentro de los ritos, los significados e
interpretaciones se dejan en su mayor parte al candidato, cuya
tarea es integrarlos en su propia vida pasada y futura.

La participación personal de un iniciado con la Masonería


también puede cambiar durante su vida. Para algunos puede
ser simplemente un club social, una institución de caridad o una
forma de promover la educación y las artes y las ciencias. Para
otros, también puede ser una forma de investigar las verdades
más profundas.

El punto básico de entrada a la masonería en los EE. UU. Se


llama Logia Azul. Su función es trabajar los primeros tres gra-
dos: Aprendiz ingresado, Compañero y Maestro Mason. Estos
tres grados inician uno en la fraternidad, transmiten cómo mejo-
rar uno mismo en la masonería y comunican la leyenda central
de la artesanía. Los símbolos, signos, gestos y leyendas de la
Francmasonería se elaboran en dramas rituales cuyo objetivo
aparente es instruir al candidato sobre diversos temas espiri-
tuales.

Después de que un hombre se convierte en Maestro Masón,


puede buscar ser miembro de otros cuerpos masónicos, como
los Ritos de York o de Escocia. Los rituales de estos diversos
cuerpos masónicos se presentan en una forma ordenada por la
cual uno avanza por grado. El trabajo de grado está estructura-
do para arrojar más y más luz sobre la tradición del aspirante.
Diferentes cuerpos masónicos son custodios de los diferentes
grados; deben conocer el ritual y representarlo en el momento
apropiado para el beneficio del candidato.

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La Masonería hace uso alegórico de la construcción del Tem-
plo del Rey Salomón, así como Santa Teresita de Ávila usó el
motivo de entrar al “castillo interior”, San Juan de la Cruz habló
del monte ascendente. Carmel, y el cabalista usa la imagen de
escalar el Árbol de la Vida. Un ritual permite al participante ex-
perimentar la verdad de estas enseñanzas. Una mirada seria al
simbolismo masónico revela una verdadera tradición de inicia-
ción.

El simbolismo que se nos presenta a través de imágenes, ale-


gorías, rituales y mitos. El simbolismo masónico consiste prin-
cipalmente en los principios y prácticas de la construcción del
templo. Las herramientas de trabajo de martillo, calibre, ploma-
da, nivel y llana tienen todos significados simbólicos; también
lo hacen las herramientas de diseño de la escuadra y el compás.

El simbolismo es el lenguaje del alma; como tal, podría lla-


marse el “lenguaje angélico”, porque por medio de él el alma
se comunica con su propia naturaleza más profunda. Comuni-
carse con esta naturaleza más profunda es el deber más impor-
tante que se debe a uno mismo. Hay muchos misterios para la
existencia humana, y usamos símbolos para ganar la admisión
a esos tesoros escondidos. La tradición masónica es rica en esta
área; su simbolismo proviene no solo de la civilización occiden-
tal sino también de Oriente. Al discutirlo, debemos recurrir a
fuentes de muchas tierras y de muchas veces.

Dado que la Masonería sigue una tradición en lugar de las en-


señanzas de una sola persona o establece una doctrina, tras-
ciende cualquier organización individual. Tiene puntos de simi-
litud con muchas tradiciones. Tanto la leyenda como el hecho
han colocado a la fraternidad musical en las mismas esferas que
los alquimistas, los rosacruces, los cabalistas y los hermetistas;
las fraternidades de Hermes y Pitágoras; las antiguas escuelas
de misterios; los Esenios; los Comacinos; los Caballeros Tem-
plarios; y, por supuesto, la catedral y los constructores del tem-
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plo. Independientemente de la verdad de estas asociaciones, la
Masonería es una sociedad iniciática cuyo objetivo principal es
salvaguardar los misterios y entregarlos a dignos aspirantes en
edades futuras.

La francmasonería está configurada de tal manera que incluso


la solicitud de membresía se ajusta a su propósito simbólico. El
candidato debe cumplir con ciertos requisitos antes de presen-
tar la solicitud. Debe ser un adulto, y no debe ser un esclavo o
un dependiente. Esto es crucial psicológicamente, y significa
que uno debe poseer un cierto grado de madurez e indepen-
dencia antes de convertirse en Masón.

El candidato también debe solicitar la membresía; no puede


ser solicitado, sino que debe pedir su propia voluntad y acuer-
do. Además de estas calificaciones preliminares, la logia debe
encontrarlo digno de ser admitido; es decir, el candidato debe,
por sus propios esfuerzos y naturaleza, ser una persona recta y
moral.

Psicológicamente, el procedimiento que prepara a uno para


la afiliación masónica corresponde con los primeros destellos
del ego de un destino superior. Este evento en la vida de uno, el
de volverse hacia la Luz, puede compararse con la Anunciación,
cuando el ángel le dice a la virgen: “Tú has sido escogido”. Se
ha plantado una semilla en el alma del aspirante. Este estado es
muy importante, ya que implica un anhelo inicial de una vida
más espiritual. El impulso realmente se origina en nuestro ser
más profundo. En la Francmasonería, se nos enseña que la pri-
mera preparación para la iniciación está en nuestro corazón.

Si el solicitante es aceptado como miembro, debe presentar-


se en la logia. Todo el trabajo de grado (ritual) y el avance se
realizan dentro de la logia o templo. El templo se considera una
réplica del mundo divino, un espacio sagrado. Por lo tanto, debe
reflejar el mundo divino al ser construido a las proporciones de
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lo divino; esta es la razón por la cual la geometría sagrada es un
área de estudio tan importante. Construido para corregir pro-
porciones, el albergue representa el templo ideal y eterno. El
templo es un lugar cualitativamente diferente de otros lugares
en la tierra. Es el centro simbólico del mundo, el lugar donde se
encuentran todos los mundos.

En la Masonería, la logia representa el Templo de Salomón. Se


dice que es de forma oblonga y está situado al este y al oeste.
Su planta baja es un pavimento de mosaico en blanco y negro.
Esto es emblemático del mundo de la dualidad en el que cami-
namos: noche y día, el bien y el mal, el dolor y el placer, el calor
y el frío, y así sucesivamente. Su cubierta es el dosel del cielo.
(Se dice que el nombre “Logia Azul” alude a este dosel).

La logia está dedicada a San Juan, el Bautista y San Juan Evan-


gelista. Las fiestas de estos dos santos están muy cerca de los
solsticios o ex tremes del año, siendo el primero el 24 de junio
y el último el 27 de diciembre. Así, la logia se extiende desde el
amanecer hasta el ocaso y hasta los confines del norte y el sur;
su piso es la tierra y su techo es el cielo.

El primer grado de la Masonería se llama Aprendiz. Este es


un rito de inducción a la sociedad. Algunos de los principales
símbolos e ideas asociados con este grado son: los dos pilares,
el delantal de piel de cordero, los sillares ásperos y perfectos,
la esquina noreste, la idea de mirar hacia el este y las Tres Gran-
des Luces.

Como se nos dice en 2 Crón. 3: 15-17, se colocaron dos co-


lumnas a la entrada del Templo de Salomón. Simbólicamente
representan nuestra experiencia de los opuestos, de donde
emerge nuestra conciencia cotidiana. Lo mismo es cierto para
la conciencia espiritual, aunque a un nivel superior: esta idea
se presenta en el Génesis como el Árbol del conocimiento del
bien y del mal. Al respecto, la serpiente le dijo a Eva: “Porque
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Dios sabe que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros
ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3: 5).
Primero debemos atravesar los pilares espirituales, entonces
nuestros ojos se abrirán. Cuando abrimos nuestros ojos, pasa-
mos de la oscuridad a la luz. En esta luz, tomamos conciencia de
la dimensión espiritual de la vida.

El delantal de piel de cordero es uno de los símbolos más co-


nocidos de la Masonería, que representa la inocencia. Uno usa
una plataforma para evitar ensuciarse mientras trabaja. El can-
didato masónico recibe su delantal de piel de cordero después
de su iniciación. De nuevo, esto se puede ver como alusión al
Génesis: después de que Adán y Eva comieron del Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal, “se abrieron los ojos de ambos
y supieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera, y
se hicieron delantales “(Génesis 3: 7).

Esta historia también retrata el despertar del hombre a una di-


mensión espiritual: “Seréis como dioses”. . . “El Masón recibe su
delantal al comenzar su búsqueda de la Luz”, al igual que Adán
y Eva formaron delantales en su búsqueda para llegar a ser sa-
bios.

Otros símbolos asociados con la iniciación masónica incluyen


los dos bloques de piedra: el sillar áspero y el perfecto. Estos
son símbolos de transformación. El sillar es la piedra extraída
en su estado rudo y natural. Un sillar perfecto es uno en el que
han trabajado las herramientas del Arte.

El candidato se compara con el sillar en bruto, la “piedra gro-


sera”. Al pasar por la iniciación, es decir, al ser trabajado con las
herramientas del Arte, sufre un cambio en su ser para convertir-
se en el sillar perfecto o “piedra cubica”. “La iniciación acelera
el progreso del candidato en el camino espiritual”. Otro símbolo
en la iniciación masónica es la piedra angular, que tradicional-
mente se coloca en la esquina noreste. La piedra angular es la
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primera piedra colocada en el suelo cuando se coloca la base
de un edificio, generalmente acompañado de alguna ceremo-
nia. Obviamente, entonces, la piedra angular es un símbolo per-
fecto para el comienzo del trabajo de iniciación.

El punto de la brújula del noreste es altamente simbólico, ya


que en el hemisferio norte, el norte ha sido tradicionalmente
visto como el lugar de la oscuridad. El este se conoce como la
fuente de la luz. Por lo tanto, la esquina noreste se encuentra a
medio camino entre la oscuridad y la luz. Podemos concluir, en-
tonces, que la piedra angular en la esquina noreste del templo
simboliza el centro del universo, donde todos los mundos tie-
nen su punto de encuentro. También es el lugar de la logia más
cercano al Venerable Maestro, cuya posición se encuentra en el
este.

La dirección del este es importante en la Masonería, como lo


es en muchas religiones. Se advierte a los masones que miran
hacia el este. El punto donde sale el sol tiene desde el tiempo
más remoto una iluminación espiritual simbolizada. Represen-
ta la fuente de la Luz y, nuevamente, el despertar al mundo es-
piritual. Por lo tanto, el francmasón que busca más luz viaja al
este en su viaje. La idea de anhelar más luz es emblemática de
anhelar más conciencia. Buscamos esa Luz que es la fuente de
nuestra vida.

En la Natividad, podemos ver un paralelo entre la vida de


Cristo y la iniciación masónica. El niño Cristo nace en el entor-
no humilde de un establo, y él es indigente. El candidato a la
iniciación se encuentra en una condición similar. En términos
jungianos, el arquetipo central del Sí mismo no puede expresar-
se a través de la persona a menos que haya suficiente humildad.
Una personalidad que está inflada no tiene espacio para nada
más, especialmente el Sí mismo.

Las “Tres Grandes Luces” de la Masonería son la Santa Biblia,


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la escuadra y el compás; cada logia debe ser provista con estos.
La asociación de la Biblia con la escuadra y el compás en el altar
de la Francmasonería nos recuerda la ubicación de la letra “G”
con estas mismas herramientas como símbolo de la revelación
de Dios. Como he mencionado antes, la simbología masónica
es predominantemente bíblica. Una copia abierta de la Biblia
debe estar en el altar o una Logia no puede iniciar candidatos,
ya que el Libro es una parte indispensable de sus muebles. La
presencia de las sagradas escrituras también muestra una idea
de la psicología humana: el poder de nuestro patrimonio no
debe subestimarse. La Biblia ha sido uno de los fundamentos de
la cultura occidental. Nuestra psicología, como el simbolismo
masónico, está impregnada de temas e imágenes bíblicas.

A pesar de este uso de imágenes bíblicas, la orden no propone


ninguna religión en particular. La Biblia, como los otros muebles
del Templo, es un símbolo. Aunque pueda parecer que la Biblia
es el foco de la Creación para un extraño, sería un error pensar
que su presencia debe excluir otras grandes tradiciones, cuyo
respeto siempre ha caracterizado al espíritu de la Francmaso-
nería. Incluso un examen superficial de los rituales masónicos
revela una profunda influencia de fuentes herméticas, neopla-
tónicas y cabalísticas. Además, a los candidatos se les permite
tener otras escrituras sagradas además de la presente.

El símbolo más público de la Francmasonería es la escuadra


entrelazado con el compás que rodea la letra “G”. En un sentido,
esta imagen también representa la unión de los opuestos. Una
interpretación sostiene que la escuadra representa la tierra y el
compás representa el cielo. Al observar el símbolo completo,
sabemos que la escuadra se usa para hacer ángulos y los arcos
con el compás; “G”, que simboliza la geometría, es lo que los
unifica. El uso de la geometría dentro de las escuelas iniciáticas
es bien conocido. También podríamos decir que mediante la
aplicación de las herramientas del Arte, comenzamos nuestro
viaje hacia los recovecos internos de la Naturaleza, porque las
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herramientas rodean la inicial de una palabra desconocida.

El significado de la “G” todavía se debate en ciertos círculos.


Se ha interpretado de diversas maneras como geometría, Dios,
gematria, y algunas veces simplemente como silencio, porque
en el idioma inglés la “g” a veces es silenciosa, como en “gno-
sis”. Una vez fue equiparada con la letra hebrea yod, que se
considera la base de todas las demás letras del alfabeto hebreo.
Debido a que la palabra yod literalmente significa “mano”, al-
gunas escuelas asocian esta carta con el sentido del tacto, la
base de todos los demás sentidos. Yod es también la primera
letra del Tetragrammaton o nombre de Dios con cuatro letras,
que es, según la tradición judía, impronunciable. Entonces, po-
demos ver fácilmente que este símbolo es particularmente con-
vincente para el Gran Arquitecto del Universo.

La escuadra es una herramienta simbólica que anima a los ma-


sones a aplicar a sus vidas, para “cuadrar” sus acciones. Como
el cuadrado geométrico es un ángulo recto y nos informa de
lo que está en verdadera relación, entonces en cada situación
debemos aplicar el cuadrado, es decir, encontrar la relación co-
rrecta y verdadera allí. Esto implica una ley moral inherente a
toda experiencia.

El compás es una herramienta que anima a los masones a apli-


car simbólicamente circunscribiendo deseos y pasiones. Cir-
cunscribir significa dibujar límites. La acción efectiva es una
disciplina. Demasiados deseos dispersan nuestra energía y nos
permiten no lograr nada. Tiene que haber un enfoque en nues-
tras vidas; tenemos que poder decidir cuál de nuestros deseos
naturales se ajusta mejor a nuestro propósito y, por lo tanto,
debe nutrirse. Obviamente, esto se refiere a nuestra capacidad
de controlar nuestras pasiones naturales. Esta idea no implica
negación; significa más para transmitir la idea de una acción
apropiada.

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Por lo tanto, las Tres Grandes Luces de la Masonería son sím-
bolos guía. La búsqueda de Luz comienza con las Escrituras, las
sagradas escrituras de nuestros antepasados. Pero como la “G”,
que es solo la inicial del nombre de Dios, es solo el comienzo. Si
bien nuestro concepto de Dios tiene sus raíces en la Biblia, este
concepto no puede ser estático; debe ser dinámico. Se expande
a medida que aumenta nuestra capacidad de Luz.

Como el Primer Grado es el portal a los Misterios de la Franc-


masonería, el Segundo Grado habla de los métodos por los cua-
les uno progresa en la ciencia sagrada. En cierto sentido, este
es un rito de integración al trabajo masónico. Uno de los medios
para aumentar nuestra capacidad de Luz se le da a los masones
en el símbolo de la escalera, un motivo central del grado com-
pañero. Más específicamente, el símbolo es la escalera sinuosa
de tres, cinco y siete escalones. La escalera es un símbolo de
ascensión, de ir de abajo hacia arriba. Una escalera conduce
desde una habitación inferior a una habitación superior. Dentro
de un templo, la escalera simboliza un avance o ascenso de un
modo de ser al siguiente. También recuerda la imagen bíblica
de la escalera de Jacob.

Los tres pasos representan los aspectos triples de gran parte


de la Masonería: las Tres Grandes Luces, los tres grados y los
tres oficiales principales. Los cinco pasos aluden a los cinco ór-
denes de la arquitectura, así como a los cinco sentidos. Los siete
pasos se refieren a las siete artes liberales y ciencias, conocidas
en la Edad Media como trivium y quadrivium: gramática, lógi-
ca, retórica, aritmética, geometría, música y astronomía. Obvia-
mente hay más artes y ciencias que estas, pero usar el número
siete es común cuando la intención es abarcar todas las cosas
dentro de su alcance. Pero hay significados más profundos y
más esotéricos implicados en esta enseñanza de aplicarse al
dominio de estas siete artes.

La escalera puede representar tanto un ascenso a lo sagrado


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como un punto de ac-
ceso al misterio de la
muerte. Esta idea nos
lleva a la prueba de la
muerte iniciática, que
encontraremos en el
Tercer Grado, la del
Maestro Masón. Aquí el
candidato encuentra la
leyenda del héroe de la
maestría, Hiram Abiff.
Hiram fue el arquitec-
to del Templo del Rey
Salomón. Como relata
la leyenda masónica,
antes de que el Templo
estuviera terminado, se
lanzó una conspiración
para extorsionar los
secretos de un Maestro
Masón de Hiram, ase-
gurando así la Palabra
del Maestro. Debido a
la fidelidad de Hiram
a la artesanía, él no re-
veló los secretos y fue
asesinado. Después de
un tiempo, su cuerpo
fue encontrado y sepul-
tado por el Rey Salo-
món, la encarnación de
la sabiduría. Pero la tra-
dición dice que cuando
Hiram fue asesinado, la
Palabra del Maestro se
perdió.
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En muchas tradiciones, las pruebas de iniciación han inclui-
do una variedad de representaciones ceremoniales y, a veces,
pruebas físicamente arduas. Uno de los temas iniciáticos más
destacados es la muerte ritual, el entierro y el renacimiento del
héroe central. Algunas veces el candidato toma el rol del hé-
roe y ceremonialmente entra a una bóveda o incluso se coloca
en un ataúd. La muerte simbólica es un retorno al estado pri-
mordial, al estado anterior al nacimiento. Después, el candidato
regresa al mundo de los vivos. Este nuevo nacimiento trae una
nueva condición y agrega un valor espiritual a esta vida que no
era evidente antes de la prueba. Al tomar conciencia de este
nuevo estado, generalmente se produce un cambio de valores,
y con él se adoptan nuevos compromisos.

Aquellos familiarizados con el proceso psicológico de indivi-


duación verán muchos paralelismos con las pruebas y los obje-
tivos de los ritos de iniciación. La investigación junguiana nos ha
ayudado a comprender el papel que desempeña el simbolismo
en la individuación de la psique. Ciertos símbolos surgen en los
sueños, fantásticos, y algunas veces en las expresiones artísticas
del individuo en coyunturas psicológicas críticas. Se usan sím-
bolos muy similares en ritos religiosos e iniciáticos para lograr
un objetivo similar. Probablemente estos ritos tengan el efecto
de constelar los arquetipos del inconsciente para que puedan
desatar su poder transformador. Podemos considerarlo el equi-
valente psicológico de eso que desencadena la transmutación
de la oruga en la mantequilla. En algunas tradiciones espiri-
tuales, el camino de iniciación conduce finalmente a la unión
mística. Hay muchos símbolos que representan este estado de
perfección espiritual, pero uno de los mejores es simplemen-
te la piedra. También hay muchos símbolos que representan la
experiencia de la perfección espiritual; uno de los mejores es
simplemente la Luz.

La piedra se ha convertido en una imagen arquetípica de la


realidad eterna y absoluta.Volviendo a los tiempos más remotos,
20
podemos encontrar referencias que conectan las piedras con
los dioses. Existen numerosos mitos de dioses como Mitra que
nacen de la piedra o que emergen de ella. Las piedras poseen
las cualidades de estabilidad, solidez y eternidad, que también
son cualidades atribuidas a los dioses. Numerosas referencias
a lo largo de la Biblia aluden a un vínculo entre la piedra y lo
sagrado (Isaías 28:16, Sal. 118: 22-24, Hechos 4:11; Ap 2:17).

La piedra también tiene un significado cabalístico. En hebreo,


la palabra para “padre”, es ab, mientras que la palabra para
“hijo” es ben. Si combinamos las letras de las dos palabras que
unen al Padre y al Hijo, se forma la palabra eben, que es el he-
breo para “piedra”. Por lo tanto, la piedra es un símbolo cabalís-
tico de la unión mística.

Numerología y geometría también atestiguan este significado.


En el triángulo rectángulo tres-cuatro-cinco, los antiguos egip-
cios atribuyeron la línea vertical de tres unidades a Osiris, la
línea horizontal de cuatro unidades a Isis, y la hipotenusa de
cinco unidades a su hijo Horus. Donde la hipotenusa (el Hijo) se
encuentra con la vertical (el Padre), siempre forma un ángulo
de 53 grados. Por la técnica de gematria, las letras de ~ N suman
53 (N = 1, ~ = 2, ~ = 50).

La piedra también se ve como un cubo perfecto. De los relatos


bíblicos sabemos que el Santo de los Santos era cúbico tanto
en el Templo de Salomón como en el Tabernáculo en el desier-
to. Así es la Nueva Jerusalén mencionada en Ap. 21:16. Al igual
que la piedra, el cubo tiene un significado cabalístico. Las letras
hebreas que se refieren al nombre impronunciable de Dios son
nl; ~. Por gematria, estas letras suman 26. Geométricamente po-
demos definir un cubo como un sólido perfecto que tiene seis
caras iguales, ocho esquinas y doce lados iguales, y 6 + 8 + 12
= 26. Así que este número se relaciona simbólicamente con lo
Divino Nombre.

21
Aquellos que han conocido la unión mística casi siempre in-
forman su experiencia en términos de luz. El simbolismo de la
luz es un fenómeno transcultural; compare nuestros propios tér-
minos “iluminación”. “Luz” en latín es lux; sus tres letras suman
65. Relacionado con el número 65 en hebreo está la palabra ~
(haikat), que significa “templo”. Cabalísticamente, entonces, las
palabras “templo” y “luz” también están relacionadas. En la tra-
dición de la Francmasonería, la iluminación es encontrar la Pa-
labra Perdida. Una vez que se recupera esta Palabra, el Templo
está terminado. Y es con las piedras vivas que se construye el
Templo de la Luz.

BIBLIOGRAFÍA

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- Wilmshurst, WL. El significado de la Masonería. New York: Bell
Publishing Co., 1980.

* Thomas D. Worrel es miembro de Mill Valley, Logia de Califor-


nia del rito escocés grado 32 ° y masón del Real Arco. Tiene una
maestría en teología.

Tomado de:
http://www.masonicworld.com/education/files/nov06/initia-
tic_symbolism_of_freem.htm

22
Los templos en Jerusalén
WB Don Falconer

Interpretación simbólica

Las referencias a la construcción del templo del rey Salomón


en Jerusalén se encuentran en los rituales de los masones libres
desde la antigüedad.

Los patios en logias operativas simbolizan el templo en las


diversas etapas de construcción y el candidato para cada uno
de los varios grados representa un tipo particular de piedra. El
ceremonial para cada grado se basa en el uso de la piedra rele-
vante en la construcción del templo. La forma en que una piedra
es preparada por un albañil operativo en el patíbulo, o utilizada
en el sitio de construcción, se usa como una base para ilustrar
cómo un individuo debe prepararse para la vida en el más allá.
Las lecciones morales impartidas también se ilustran mediante
la aplicación de varias herramientas de trabajo en las diversas
etapas del trabajo, no solo en la configuración, prueba, ajuste
y marcado de las piedras, sino también durante la erección en
el sitio. Muchos aspectos de los ceremoniales operativos y los
23
catecismos han sido incluidos en los rituales de la Masonería
especulativa,

Uno de los francmasones ingleses más eruditos y distingui-


dos fue el reverendo Dr. George Oliver, que estudió y escribió
extensamente sobre antigüedades eclesiásticas y sobre todos
los aspectos de la francmasonería especulativa. Descendió de
la antigua familia escocesa de ese nombre, algunos de los cua-
les se mudaron a Inglaterra en tiempos del rey Jaime I. En 1801
fue iniciado en la Logia de San Pedro en la ciudad de Peterbo-
rough, por su padre, el reverendo Samuel Oliver. En su famosa
obra sobre las “Revelaciones de la Plaza”, el Dr. Oliver dice: “La
Sociedad adoptó el Templo de Salomón por su símbolo, porque
era la estructura más estable y más magnífica que jamás haya
existido, ya sea que consideremos su fundación o superestructura,
de modo que de todas las sociedades que los hombres han in-
ventado, nadie estuvo más firmemente unido, o mejor planeado,
que los masones. . . Los edificios que construyen los francmasones
no son más que virtudes o vicios para erigir o destruir; y en este
caso el cielo solo ocupa sus mentes, que se elevan sobre el mundo
corrupto. El Templo de Salomón denota la razón y la inteligen-
cia”. Esta debe ser una de las explicaciones más sucintas pero
comprensivas que se hayan dado con respecto a la fundación, el
propósito y el simbolismo de la Francmasonería. También tipi-
fica todos los aspectos de la nave operativa de la cual se deriva
la Francmasonería especulativa.

Antecedentes históricos

Desde los tiempos más remotos, el hombre ha construido tem-


plos o santuarios donde podría adorar a su dios en su “casa”.
La Torre de Babel es la primera estructura mencionada en la
Biblia, Babel es el nombre de una de las ciudades principales
fundada por Nimrod en la tierra de Sumeria o antigua Babilonia.
Nimrod fue un constructor prodigioso y fue el Rey de Babilonia
en el momento de la Torre de Babel. Aunque hasta el momento
24
no hay evidencia arqueológica que confirme la existencia de
una ciudad y torre de Babilonia antes de 1800 a. C., un texto de
Sharkalisharri, rey de Agade alrededor de 2250 a. C., menciona
su restauración de la torre del templo o “zigurat” en Babilonia, lo
que implica la existencia de una ciudad sagrada anterior en el
sitio. Ahora se cree que cuando Ur-Nammur, el Rey de Ur, cons-
truyó un zigurat alrededor del 2100 a. C., reemplazó a la prime-
ra Torre de Babel, probablemente construido antes de 4000 a. C.
El zigurat era una serie de plataformas superpuestas, cada una
de aproximadamente 10 a 20 metros de altura y progresivamen-
te disminuyendo en área, con acceso por rampas o escaleras. La
estructura fue coronada por un templo, al cual se creía que Dios
descendería y se comunicaría con la humanidad.

La historia tradicional de los gremios de los masones afirmaba


que Nemrod había dado sus secretos comerciales al comercio.
El ritual de los Masones Libres operativos aún incluye los viejos
“Cargos de Nemrod”, en los cuales el primer cargo requiere que
todos los Masones Libres sean fieles a su Dios, su Rey, su Señor y
sus Maestros. Cuando tenía 70 años, Abram, que nació en Ur de
los Caldeos alrededor de 2160 a. C., recibió un llamado Divino
para buscar una tierra donde pudiera construir una nación is-
25
raelita libre de idolatría. Para cumplir su misión, Abram primero
se trasladó a Harran en el río Balikh, un afluente del Éufrates
a 1.000 kilómetros al noroeste de Ur, donde permaneció hasta
que su padre murió unos cinco años más tarde. Desde allí viajó
al sur por etapas hasta el valle de More, entre el monte Ebal y el
monte Gerizim en Canaán, donde Yahvé le prometió a Abram la
posesión de toda la tierra desde el Éufrates al sudoeste. Abram
entonces “edificó un altar al Señor, que se le apareció”. Como los
cananeos estaban celosos de Abram, pronto se mudó al sur, al
distrito montañoso entre Bet-el y allí, también edificó un altar a
Jehová. Abram continuó moviéndose hacia el sur hasta que el
hambre lo llevó del Negueb a Egipto, pero luego regresó como
un hombre rico al distrito montañoso, donde nuevamente esta-
bleció la adoración a Jehová. Dios reiteró su promesa a Abram,
quien luego se mudó a Mamre cerca de Hebrón, donde constru-
yó otro altar.

Aproximadamente en 2080 a. C., después de rescatar a su so-


brino Lot al derrotar a una confederación de cuatro reyes ba-
bilónicos bajo el liderazgo de Chedorlaomer, el despótico Rey
26
de Elam, Abram fue bendecido en nombre de Dios por Mel-
quisedec, el Rey de Salem y el “sacerdote del Dios más eleva-
do”. Melquisedec prefiguró a Cristo y ofreció pan y vino como
memoriales de sacrificio. Debido a que vio en este sacramento
una revelación mesiánica del Dios más elevado, El Elyon, Abram
pagó diezmos a Melquisedec en señal de este reconocimiento.
Dios luego renovó su promesa a Abram, pero dijo que antes de
que su pueblo heredara Canaán pasarían 400 años en tierra ex-
tranjera. Dios también se reveló a Abram como El Shaddai, el
Dios todopoderoso capaz de consumar su asombrosa prome-
sa de un Redentor venidero. En este momento para Abram, “La
renovación del pacto fue sellada con la introducción de la cere-
monia de la circuncisión, un símbolo espiritual de la purificación
de la vida en su origen y también que significa la esperanza me-
siánica para un Redentor”. Abraham tenía 175 años cuando mu-
rió, 115 años antes de que Jacob y su familia migraran a Egipto.
Cuando Jacob salió de Canaán alrededor de 1870 a. C., Dios le
dio la seguridad de que sus descendientes regresarían a la Tie-
rra Prometida.

El Tabernáculo de Israel

Como los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob eran seminóma-


das, no pudieron construir un santuario permanente para el cul-
to, como era costumbre en las ciudades de Mesopotamia cuan-
do Abraham abandonó Ur. Después de una estadía de 430 años
en Egipto, la nación de Israel nació con la institución de la fiesta
de la Pascua y el comienzo del Éxodo alrededor de 1440 a. C.,
bajo el liderazgo de Moisés y con la guía del Pilar de la Nube
por día, y el Pilar de Fuego por la noche. Durante el segundo
año del Éxodo, Moisés hizo las más fervientes intercesiones en
nombre de su pueblo, pasando dos períodos de cuarenta días
y noches en el Monte Sinaí. Moisés fue recompensado cuando
la gloria del Señor le fue revelada, las tablas de la ley fueron
renovadas y se hizo un nuevo pacto con Israel. En reconocimien-
to del nuevo pacto y de acuerdo con las instrucciones dadas a
27
Moisés por Jehová, se erigió un Tabernáculo o “tienda de con-
gregación” como un santuario portátil. El Tabernáculo tenía 30
codos de largo y 10 codos de ancho, orientado de este a oes-
te y colocado dentro de un patio cerrado cerca de su extremo
occidental. La cancha tenía 100 codos de largo y 50 codos de
ancho, rodeada por una valla de pilares de acacia o de madera
de acacia de 5 codos de altura y reforzada con cuerdas de su-
jeción. La estructura soportaba sábanas de “hilo trenzado fino”
colgadas de varillas. Un “altar de bronce”, o “altar de ofrenda
quemada” se colocó justo dentro de la corte, cerca de la puerta
de entrada en el extremo oriental. Una “fuente” de bronce, en la
cual lavaban los sacerdotes que oficiaban, se colocó a mitad de
camino entre el altar de bronce y la entrada al Tabernáculo en
su extremo oriental.

El Tabernáculo estaba compuesto de dos partes, el “mishkan”


o tabernáculo propiamente dicho y el “ohel”, o carpa. En su sen-
tido más estricto, la palabra “tabernáculo” se refiere a las diez
cortinas de lino que se colgaron dentro del tabernáculo propia-
mente dicho, a lo largo de la pared occidental más estrecha y
las paredes norte y sur más largas. Estas paredes consistían en
tablones de acacia o madera de acacia chapada a ambos lados
con láminas de oro. Las cortinas tenían figuras de querubines
entretejidas en el tapiz azul, púrpura y escarlata. El interior del
mishkan estaba dividido en dos compartimentos por un velo de
material, color y diseño similar al de las cortinas. El más grande
de estos compartimentos, 20 codos de largo y 10 codos de an-
cho, estaba en el extremo oriental y se llamaba “hekhal” o “Lu-
gar Santo”. El compartimiento occidental era un cubo perfecto
de 10 codos llamado el “deudor” o “Santo de los Santos”, en el
cual el Arca de la Alianza descansaba bajo las alas protectoras
de dos enormes querubines. El conjunto estaba cubierto por el
“ohel”, un tejado flotante de lona negra o marrón astuta hecha
de pelo de cabra y llamada camelot, como la que todavía usan
los árabes nómadas. El Tabernáculo continuó siendo utilizado
como el lugar de reunión provisional entre Dios y el “pueblo
28
elegido” hasta mucho después de su entrada en Canaán. Bajo
los jueces estaba en Silo y en el reinado de Saúl estaba en Nob
y más tarde en Gabaón. Aunque David erigió otro Tabernáculo
en Jerusalén para la recepción del Arca de la Alianza, el Taber-
náculo original de Israel permaneció en Gabaón hasta los días
del Rey Salomón.

Los hebreos naturalmente unieron una gran cantidad de sim-


bolismo a varios aspectos del Tabernáculo y también a los cere-
moniales relacionados. La “tienda de la congregación” tipificaba
a Dios viviendo con su pueblo y el Arca de la Alianza era un
recordatorio constante de la presencia de Dios y el amor per-
donador. Los doce pasteles de pan de la proposición, colocados
en una mesa a medio camino a lo largo de la pared norte en el
“Lugar Santo”, significaban la dedicación de las Doce Tribus de
Israel al servicio divino. La “menorá”, un candelabro de siete
ramas de oro puro que tenía 3 codos o más de altura, se colocó
a medio camino a lo largo de la pared sur para representar a Is-
rael como un pueblo llamado a ser los hijos de la luz. El incienso
que asciende desde el altar de oro del incienso que se colocó
en el medio del espacio en el lado oriental del velo interior, cer-
ca y enfrente de él, simboliza el acto de la oración. Los primeros
evangelistas cristianos interpretaron los dos compartimentos
del Tabernáculo como característicos de los aspectos celestia-
les y terrenales del ministerio de Cristo, diciendo que por el
simbolismo del velo de la renta, Cristo había abierto para todos
un camino hacia el Lugar Santísimo. El diseño y el mobiliario del
Tabernáculo y su patio circundante fueron replicados con es-
pléndidos detalles y complementados en el templo construido
por el Rey Salomón en Jerusalén.

Otros prototipos para el templo en Jerusalén

Debido al importante papel que desempeñó Egipto en la his-


toria del pueblo hebreo, la fuerte influencia intelectual y cultu-
ral de la civilización faraónica en toda la región mediterránea
29
y los estrechos vínculos existentes entonces entre los dos pue-
blos, hasta hace poco se creía que Egipto había proporcionado
el modelo para el Templo del Rey Salomón en Jerusalén, a pesar
de que no se parecía a ningún templo en Egipto. Las excava-
ciones arqueológicas en el norte de Siria en la década de 1930
fueron las primeras en arrojar dudas sobre la creencia de su
herencia egipcia. Estas dudas se vieron reforzadas por las exca-
vaciones en Hazor, en el norte de Palestina, durante la década
de 1950. Sin embargo, fueron las excavaciones de salvamento
llevadas a cabo entre 1970 y 1976 en un recodo del río Éufrates,
en el sitio de lo que hoy es el lago El-Assad, eso confirmó sin
lugar a dudas que el Templo de Salomón fue construido según
un patrón fenicio de acuerdo con las tradiciones de un sistema
religioso que tenía al menos 2000 años de antigüedad. Hace al
menos 3.200 años, cuando Moisés estaba en el Monte Sinaí, los
fenicios se convirtieron en los mayores constructores y cons-
tructores del Mediterráneo. Su preeminencia en la construcción
continuó hasta la conquista de la región por Alejandro Magno
en 333 a. Los fenicios eran más avanzados culturalmente que los
hebreos y jugaron un papel importante en el diseño y la cons-
trucción del Templo del Rey Salomón, su larga experiencia en
la construcción de templos sin duda tuvo una influencia signifi-
cativa. Sobre la época en que Moisés estaba en el Monte Sinaí,
los fenicios se convirtieron en los mayores constructores y cons-
tructores del Mediterráneo.

Las tradiciones religiosas que se desarrollaron en los países


en la “media luna fértil” del Cercano Oriente y en el Mediterrá-
neo oriental contiguo, estaban produciendo cambios significa-
tivos en las actitudes humanas hacia la divinidad desde hace
5.000 años. Estas actitudes se reflejaron en los diseños de los
templos que se convirtieron en el patrón de los construidos por
los fenicios. Los templos eran alargados alrededor de 3: 1 en
planta, tenían una sola entrada en el extremo oriental más an-
gosto y estaban subdivididos en compartimentos que propor-
cionaban una transición progresiva del mundo exterior profano
30
al santuario interior y santísimo. El profundo significado de esta
progresión de sacerdotes y fieles, que comienza en el mundo
exterior profano y conduce a los recintos sagrados, se refleja
en los nombres de los compartimentos en el Tabernáculo y más
tarde en el Templo del Rey Salomón. Esta disposición fue tipifi-
cada en el Templo de Salomón, que tenía un pórtico o antesala
(el ulam) en el extremo oriental flanqueado por los dos grandes
pilares, Jachin y Boaz. El porche se abría en el salón principal de
adoración (llamado el hekal) que tenía una mesa de ofrendas y
otros muebles y era el lugar para el servicio divino y la realiza-
ción del ritual. En el extremo occidental estaba el Santo de los
Santos (llamado el deudir), el lugar “donde Dios moraba” y el
“Arca de la Alianza” se mantuvo, accesible solo al sacerdocio en
ocasiones específicas.

Los muchos templos que se han excavado no son idénticos en


diseño, pero son lo suficientemente parecidos como para de-
mostrar sin lugar a dudas que tenían un tema religioso común.
Los templos o santuarios más antiguos conocidos de este tipo
fueron tres encontrados en Tell Shouera en la rama oriental de
las cabeceras del río Éufrates, en las estribaciones del norte de
Siria. En comparación con el Templo de Salomón, varían des-
de aproximadamente el tamaño de su Lugar Santísimo hasta un
poco más grande que su tamaño total, incluidas las cámaras de
almacenamiento que lo rodean en los lados norte, oeste y sur.
Tienen aproximadamente 4.500 años y se construyeron secuen-
cialmente a lo largo de varias generaciones. Un templo cana-
neo de la misma descripción general y de unos 4.000 años de
antigüedad, fue descubierto durante la década de 1950 mien-
tras excavaba la antigua ciudad inferior de Hazor en el norte
de Palestina. Hazor solo estuvo ocupado durante unos 500 años,
cuando fue destruido y quemado, para nunca volver a ocuparse.
Otro templo excavado en Ebla, 300 kilómetros al suroeste de
Tell Chouera y construido hace unos 3.800 años, es casi idéntico
en tamaño al Templo de Salomón, aunque el Lugar Santísimo es
significativamente más corto. En el Templo de Salomón, el Santo
31
de los Santos estaba en un podio, pero en Ebla fue aumentado
por un nicho sustancial en la pared occidental, lo que permi-
tió colocar una pequeña habitación entre su pórtico y el salón
principal de adoración, que es sobre el mismo tamaño que en
el Templo de Salomón. es casi idéntico en tamaño al Templo de
Salomón, aunque el Lugar Santísimo es significativamente más
corto.

El mayor volumen de evidencia proviene de las excavaciones


de rescate en el sitio del lago El-Assad durante la década de
1970, donde siete templos desenterrados fueron construidos
varios cientos de años antes del primer templo en Jerusalén.
De estos templos, cuatro en Emar varían en tamaño desde apro-
ximadamente la mitad a dos tercios del Templo de Salomón y
tienen de 3.400 a 3.200 años de antigüedad, lo que correspon-
de al breve período durante el cual una ciudad hitita existió
allí. Los dos templos más grandes de Emar están construidos
paralelos y muy juntos para formar un doble santuario, con un
camino entre ellos que da acceso a una terraza común para la
ofrenda sacrificial situada detrás de ellos, en lugar de al frente
como en Jerusalén. Un templo similar excavado en Moumbaqat,
aproximadamente a mitad de camino entre Emar y Ebla y de
edad intermedia, es incluso más grande que el más grande en
Tell Chouera. El primer templo sirio descubierto, que es el de
Tell Ta’Yinat, es casi idéntico en tamaño al Templo de Salomón
y probablemente fue construido un poco más tarde. Algunas de
las excavaciones sirias también muestran evidencias de mu-
ros cerca de los extremos occidentales de los templos, que se
cree que fueron las ubicaciones de muros interiores de madera,
similar a la que proyectó el Santo de los Santos en el Templo
de Salomón. La evidencia arqueológica anterior muestra clara-
mente que el Templo de Salomón y su precursor, el Tabernáculo
de Israel, ambos tenían la forma establecida originalmente por
los cananeos y posteriormente fueron desarrollados por los fe-
nicios.

32
Templo del rey Salomón

Con la muerte de Saúl, alrededor del 1010 a. C., David se con-


virtió en el rey de Judá. Siete u ocho años después fue ungi-
do Rey sobre todo Israel. Cuando David consolidó su poder
y construyó una residencia permanente para él, la falta de un
santuario de Yahweh le pareció desagradable. Él dijo: “Yo ha-
bito en una casa de cedro, pero el Arca de Dios mora dentro de
las cortinas”. Debido a que David estaba manchado con la san-
gre de sus enemigos, se le impidió construir un templo para el
Señor, pero recolectó materiales, recogió tesoros y compró un
sitio para la construcción. El sitio elegido fue la era de Araunah
Jebusite, dentro del área ahora llamada Haram esh-Sherif en el
Monte Moriah en el lado este de la “Ciudad Vieja” de Jerusalén.
Si bien la ubicación precisa es incierta, se cree que la parte más
alta de la roca, ahora cubierto por la mezquita conocida como
la “Cúpula de la Roca”, casi con seguridad era la posición del
Santo de los Santos en el primer templo. La tradición judía re-
lata que se construyó una bóveda secreta debajo del templo,
en la cual se podían celebrar reuniones confidenciales y se po-
dían almacenar todos los tesoros y documentos sagrados. Tal
bóveda también se presenta en la tradición masónica y es un
elemento clave en varias de sus ceremonias. La construcción
de tal bóveda bajo edificios eclesiásticos y otros de importan-
cia eran común en la antigüedad y virtualmente se convirtió en
un elemento esencial en la época medieval. Recientes estudios
sismológicos indican que probablemente haya una caverna de-
bajo de la mezquita, pero las excavaciones para confirmar la
existencia de la bóveda tradicional están actualmente exclui-
das. Casi con certeza fue la posición del Santo de los Santos en
el primer templo. La tradición judía relata que se construyó una
bóveda secreta debajo del templo, en la cual se podían celebrar
reuniones confidenciales y se podían almacenar todos los teso-
ros y documentos sagrados.

El rey Salomón comenzó la construcción del templo en el


33
cuarto año de su reinado y lo completó siete años más tarde,
alrededor del 950 a. C. Para facilitar el trabajo, firmó un tratado
con Hiram, rey de Tiro, según el cual Hiram permitiría a Salomón
obtener madera de cedro y ciprés y bloques de piedra del Lí-
bano. Además, a los obreros de Salomón se les permitiría derri-
bar la madera y cavar y cortar las piedras bajo la dirección de
hábiles obreros de Hiram. Además, a Salomón le proporciona-
ron los servicios de un hábil artesano tirio llamado Huram, para
hacerse cargo de los moldes y de la fabricación de los muebles
y el mobiliario más valiosos del templo. A cambio de todos los
servicios prestados por Hiram, Salomón acordó enviarle cada
año 4,400,000 litros de trigo triturado y 4,400,000 litros de ceba-
da, así como 440, 000 litros de vino y 440,000 litros de aceite. Sa-
lomón levantó una carga de trabajo forzado de todo Israel, con
un total de 30,000 hombres, que envió al Líbano en relevos de
10,000 al mes. Adoniram, que había sido un oficial del rey David
a cargo de las bandas de trabajo, continuó bajo el rey Salomón
y fue puesto a cargo de la recaudación trabajando en el Líbano.
El rey Salomón también empleó a 70,000 portadores de carga
y 80,000 de piedra en la región montañosa, así como a 3,300
oficiales a cargo de las personas que llevaron a cabo el trabajo.
Unos treinta años después de la finalización del templo, cuando
Roboam envió a Adoniram para hacer cumplir la recaudación
de impuestos, la población exasperada se rebeló y apedreó a
Adoniram hasta la muerte. El Templo de Salomón era un edifi-
cio prefabricado orientado de este a oeste, construyéndose con
bloques de piedra caliza de forma precisa extraídos y vestidos
en o cerca de Jerusalén y ensamblados sin mortero. El templo
tenía una sola entrada en el extremo oriental, se accede a través
de un porche descubierto. El pórtico, llamado “ulam”, tenía 10
codos de largo a lo largo del eje del templo y 20 codos de an-
cho. Mirando hacia el este desde el interior, estaba flanqueado
por dos grandes pilares o columnas, que en el lado derecho o
sur se llamaba “Jachin” y que en el lado izquierdo o norte se
llamaba “Boaz”. Toda la madera utilizada en el templo provenía
de los bosques del Líbano. El templo tenía puertas de madera
34
de olivo y estaba forrado con madera de cedro, tallada con or-
namentación e incrustaciones de oro. Los compartimientos del
Tabernáculo fueron replicados en el Templo del Rey Salomón,
pero eran dos veces más grandes. El porche daba entrada al
“hekhal” o Lugar Santo, que tenía 40 codos de largo, 20 codos de
ancho y 30 codos de altura, e iluminado por ventanas enrejadas
cerca del techo. Esta sala solo era accesible para los sacerdotes
y se usaba para la adoración diaria, los rituales religiosos y la
presentación de ofrendas.

En el extremo occidental del edificio estaba el “debir”, o Santo


de los Santos. Era un cubo perfecto de 20 codos, colocado en un
podio para mantener la misma línea del techo que en el Lugar
Santo. No había ventanas en el Lugar Santísimo, que solo recibía
luz a través de la entrada del Lugar Santo cuando las cortinas
estaban abiertas. El Santo de los Santos era accesible solo para
el sumo sacerdote, probablemente solo una vez al año para la
ceremonia de expiación.

El templo estaba rodeado al norte, al oeste y al sur por cáma-


ras de tres pisos. Entre estos, en el lado sur, se encontraba la
“Cámara Media” a la que se accedía por una escalera de caracol
en la esquina sureste del edificio. Toda la estructura estaba en
una plataforma unos 2 metros más alta que la cancha superior
o interior que la rodeaba, lo que requería diez pasos para as-
cender. Este patio interior se elevó por encima del gran patio
circundante, o patio exterior, que requirió ocho pasos para as-
cender. El patio exterior también se levantó sobre el entorno,
requiriendo otros siete pasos para ascender. Cada una de estas
canchas estaba rodeada por muros que comprendían tres hi-
leras de piedra tallada, coronadas por una hilera de vigas de
cedro. En el atrio superior o interior, como en el atrio del Ta-
bernáculo, había un altar de bronce del holocausto, un mar de
bronce y diez fuentes de bronce para uso de los sacerdotes en
sus abluciones y para la purificación ceremonial. Aunque más
pequeño que cualquier templo egipcio, el Templo de Salomón
35
era un magnífico edificio que sobrepasaba a cualquier otro que
lo hubiera precedido, destacando por la fastuosa belleza de sus
detalles y la opulencia de sus muebles, más que por su tamaño.
No se veía ninguna piedra en el interior, porque los compar-
timientos estaban cubiertos con paneles de madera de cedro
y los pisos estaban cubiertos con cipreses. El acceso al Lugar
Santo era a través de puertas dobles plegables de madera de
ciprés, cada una dividida en secciones superiores e inferiores.
El Santo de los Santos fue separado del Lugar Santo por puertas
dobles de madera de olivo. Ambos conjuntos de puertas gene-
ralmente se dejaban abiertas, pero se protegían con velos si-
milares en ornamentación a los del Tabernáculo. Las paredes y
puertas estaban talladas con palmeras, guirnaldas, flores y que-
rubines, ricamente incrustados de oro. El techo y el piso del Lu-
gar Santo, así como todo el interior del Lugar Santísimo, estaban
cubiertos con una placa de oro.

El mobiliario del Lugar Santo incluía un altar de incienso, diez


“candelabros” o candelabros de siete brazos de oro, a menudo
llamados farolas; también doce tablas para los panes de pan
de la proposición. Dentro del Lugar Santísimo había dos que-
rubines, de 10 codos de altura, tallados en madera de olivo y
recubiertos de oro, que simbolizaban la presencia majestuosa
de Dios. La investigación moderna muestra que los querubines
habrían sido esfinges aladas, cada una con el cuerpo de un león
y una cabeza humana. Este híbrido era extremadamente común
en la iconografía de Asia occidental entre 1800 a. C. y 600 a. C.
Los querubines se mantuvieron en actitud melancólica con las
alas extendidas, sus alas adyacentes tocando sobre el Arca de la
Alianza que descansaba en el medio del apartamento, mientras
que la punta de cada ala tocaba las paredes norte y sur, respec-
tivamente. El Arca de la Alianza estaba hecha de acacia o ma-
dera de acacia, recubierta con oro puro por dentro y por fuera.
Contenía las dos tablas de piedra en las cuales estaban graba-
dos los diez mandamientos, los términos del pacto de Dios con
Israel.
36
Los dos grandes pilares

Las dos grandes columnas en el porche o entrada al Templo


del Rey Salomón eran huecas y fundidas de bronce, 18 codos
de altura, 12 codos de circunferencia y cuatro dedos de grosor.
Estaban coronados por dobles capitales que tenían 5 codos en
su altura combinada, pero probablemente se fundieron en dos
partes separadas. La parte inferior o capitulo era de loto que
comprendía cuatro pétalos abiertos y evertidos, cada uno de 4
codos de ancho. La parte superior o capital era un cuenco, no
una esfera, como se suele decir. Las columnas huecas fueron
arrojadas por los tyrrianos en moldes excavados en el suelo,
utilizando el método de “cera perdida” desarrollado por los asi-
rios en la Edad del Bronce, probablemente alrededor de 1200
a. C. En este método, el molde se forma alrededor de un núcleo
de cera que se funde durante la fundición. Con piezas fundidas
grandes como los pilares, el núcleo de cera se forma alrededor
de un núcleo de arena o tierra.

La investigación moderna indica que el recipiente superior


probablemente era un recipiente para contener aceite, que se
podía encender por la noche. Se sabe que pilares decorados
37
similares fueron utilizados en santuarios en Palestina y Chipre,
durante el período comprendido entre el año 1000 a. C. y el 900
a. C. El historiador griego Herodoto, que escribió alrededor del
450 a. C, describió dos grandes pilares cerca del templo de Hér-
cules en Tiro, que “brillaban de noche”. Al igual que los mode-
los fenicios, los dos inmensos puestos de incienso en el porche
del Templo del Rey Salomón habrían iluminado la fachada del
templo en el Monte Moriah por la noche, mientras que también
captaron el primer destello de la salida del sol en Jerusalén.
Han sido interpretados como obeliscos sagrados, sus mechas
ardientes humeantes recuerdan a los fieles los pilares de fuego
y nube que condujeron a los israelitas de antaño a través del
desierto.

Los pilares fueron completados y nombrados antes de que el


templo fuera dedicado. Aunque a menudo se ha dicho que los
nombres de los pilares iban a consagrar el recuerdo de la as-
cendencia de David, ahora se sabe que esta no fue su interpre-
tación. Se ha demostrado convincentemente que los nombres
de los dos grandes pilares inscritos en las columnas represen-
taban las palabras iniciales, o palabras clave, pronunciadas por
los oráculos. Al tratar de dar poder a la dinastía davídica, así
como expresar la gratitud del Rey Salomón al Todopoderoso,
los oráculos probablemente usaban invocaciones tales como:
“Yahweh establecerá (jachin) tu trono para siempre” y “La fuer-
za del rey (boaz) es en Yahweh”. Los cuencos no eran represen-
taciones de los globos terráqueos y celestes conocidos, ni los
pilares sirvieron como archivos para los rollos constitucionales,
como se sugiere a menudo.

El cautiverio y el templo de Ezequiel

Los templos antiguos generalmente servían como tesoros del


estado, se llenaban de botín o se vaciaban para pagar tributo
a medida que el poder de la tierra aumentaba y disminuía. El
Templo del Rey Salomón no fue una excepción. Los tesoros que
38
el rey Salomón había acumulado en el templo fueron allanados
en el reinado de su hijo, Roboam, por Sisac de Egipto. Los reyes
posteriores, incluido Ezequías, quien adornaba el templo, usa-
ban los tesoros para comprar el favor de los aliados o para pagar
tributo y comprar a los invasores. Luego siguieron a reyes idóla-
tras que profanaron el templo y lo dejaron caer en decadencia.
Para la época de Josías, tres siglos después de la construcción
del templo, necesitaba una reparación considerable que debía
ser financiada con contribuciones de los fieles. Finalmente, el
templo fue saqueado por Nabucodonosor, quien lo saqueó en
587 a. C., durante su destrucción de Jerusalén. La deportación
de los hebreos al cautiverio babilónico comenzó con la captura
de las Diez Tribus de Israel en 722 a. C. y se completó después
de la destrucción de Jerusalén. Ezequiel, que fue capturado en
597 a. C. y deportado a Babilonia con Joaquín, se convirtió en un
importante profeta hebreo durante el exilio.

La misión de Ezequiel era consolar a los cautivos en Babilonia,


que comprendía a “toda la casa de Israel”. Sus profecías fueron
numerosas, incluso muchas concernientes a las naciones circun-
39
dantes, todas las cuales se cumplieron. Hizo muchas profecías
de la restauración final de Israel, incluida su profecía mesiánica
de que los pastores falsos darían paso al Verdadero Pastor, for-
zando la venida de Cristo. También habló de la restauración de
la tierra y de las personas y dio su visión de la nación restaura-
da y su adoración en el nuevo Reino. Los exiliados se sintieron
alentados por su dolor ante la visión de Ezequiel de un nuevo
Templo, que dijo que sería erigido durante su restauración. La
descripción de Ezequiel se relaciona con un templo similar al
Rey Salomón, pero dio información adicional y específica que
nos ayuda a establecer detalles que faltan en la descripción
bíblica del primer templo. Sin embargo, el templo de Ezequiel
nunca se construyó incluso cuando se construyó el segundo
templo de Zorobabel en Jerusalén.

El decreto de Ciro y el segundo templo

Ciro llegó al trono de Anshan, una región elamita, alrededor


del 559 a. C. y se enfrentó con un rey Mediano. Cuando el ejér-
cito mediano se rebeló, Cyrus capturó la ciudad amurallada de
Ecbatana (Hamadán moderno) y los persas estaban entonces
en la ascendencia. Ciro extendió rápidamente sus conquistas,
derrotando a Creso el rey de Lidia alrededor del 546 a. C. y con-
quistando Babilonia en el 539 a. C. Ciro fundó así el vasto impe-
rio persa bajo cuyo dominio Judea iba a permanecer como una
provincia durante los próximos dos siglos. Ciro estableció su
capital en Pasargadae en la tierra de Parsa y gobernó hasta su
muerte en 530 a. C. En 538 a. C., Ciro emitió el siguiente decre-
to, liberando a los judíos que estaban en el exilio en Babilonia:
“Así dice Ciro, rey de Persia, todos los reinos de la tierra me ha
dado Jehová, el Dios del cielo, y me ha encomendado construirle
una casa en Jerusalén, que está en Judá El que hay entre vosotros
de todo su pueblo, su Dios esté con él y lo deje ir a Jerusalén. . . y
edifica la casa de Jehová. . .” Alrededor de 42,360 israelitas re-
gresaron progresivamente, bajo el liderazgo de Sheshbazzar o
Zerubbabel en 535 a. C., bajo Ezra en 458 a. C. y bajo Nehemías
40
en 445 a. C. La primera pequeña banda que regresó a Jerusa-
lén pronto comenzó a reconstruir el templo, bajo Jeshua el sumo
sacerdote y Zorobabel el gobernador. Sus escasos recursos y
las muchas dificultades encontradas retrasaron la finalización
hasta 515 a. C., casi veinte años después de abandonar Babilo-
nia, pero mucho antes de que todos los exiliados regresaran del
cautiverio. De hecho, solo se completó luego debido a los es-
fuerzos de los profetas Hageo y Zacarías, que impulsaron el tra-
bajo en las etapas posteriores. No existe una descripción exacta
del segundo templo, pero el diseño parece haber sido similar al
del primer templo con una altura aumentada a 60 codos. Sin em-
bargo, era mucho menos ornamentado que el Templo de Salo-
món, carecía de los suntuosos acabados y estaba escasamente
amueblado. La falta de recursos probablemente fue la razón por
la cual el segundo templo no fue construido según el gran plan
de Ezequiel. Hasta donde se sabe, el segundo templo, como el
Tabernáculo de Israel, tenía solo una cortina a la entrada del Lu-
gar Santo, un candelabro, una mesa de pan de la proposición y
un altar de incienso de oro. Otra cortina dio entrada al Santo de
los Santos, pero estaba vacía porque el Arca de la Alianza había
sido destruida cuando Nabucodonosor saqueó Jerusalén en 587
a. C. Sin embargo, el segundo templo, generalmente conocido
como el Templo de Zorobabel, sobrevivió casi 500 años, mucho
más tiempo que cualquier otro templo en Jerusalén, finalmente
fue tomado por el general romano Pompeyo cuando capturó Je-
rusalén en 63 a. Aunque Pompeyo no dañó el templo, el cónsul
romano Craso lo saqueó de todo su oro y otros objetos de valor
nueve años más tarde.

Templo de Herodes

Una discusión de los templos en Jerusalén no estaría com-


pleta sin mencionar el Templo de Herodes. Nuestra principal
fuente de información es Josefo, el historiador y sacerdote ju-
dío que floreció alrededor del año 70 DC. Herodes el Grande,
o Herodes, el tetrarca de Galilea, vino del Negueb, entre el Mar
41
Muerto y el Mediterráneo, siendo de sangre idumea y edomita,
descendiente de Esaú. Era un constructor infatigable, que de-
seaba mostrar su propia grandeza restaurando el templo como
un edificio más grande, más complejo y mucho más hermoso.
Se tomó grandes molestias para llevar a cabo la reconstrucción
por partes, sin interrumpir las observancias rituales, ni siquie-
ra entrenar a 1,000 sacerdotes como albañiles para construir el
santuario. El trabajo comenzó alrededor del año 20 a. C. y la es-
tructura principal se terminó en diez años, pero todo el comple-
jo no se completó hasta el año 64 DC. El área del templo era el
doble del templo de Zorobabel, pero el área total de desarrollo
era de más de diez hectáreas.

El templo fue quemado cuando Jerusalén cayó ante los ejérci-


tos romanos en el año 70 d. C., cuando el candelabro dorado, la
mesa de oro de los panes de la proposición y otros objetos de
valor fueron llevados a Roma. En Roma, los bajorrelieves talla-
dos en el arco de triunfo de Tito representan a soldados roma-
nos que se llevan los muebles saqueados del templo.
42
Orientación

Vale la pena señalar que la orientación de los templos en Jeru-


salén fue la inversa de la orientación de las iglesias cristianas. Un
adorador en el Lugar Santo del templo miró hacia el oeste hasta
el Lugar Santísimo o hacia el este a través de la entrada para ver
el sol naciente. Las iglesias cristianas generalmente tienen su
entrada principal en el oeste y el altar en el este. Las logias de
los masones libres operativos siempre han adoptado la orien-
tación de los templos en Jerusalén, con la entrada en el este y
el maestro en el oeste. La orientación de las logias de los franc-
masones especulativos es la inversa, probablemente porque el
compilador y editor de las “Constituciones de los francmasones”
originales publicó por orden de la Gran Logia de Inglaterra en
1723, el reverendo Dr. James Anderson, fue un influyente clérigo
presbiteriano que, como cuestión de rutina, habría adoptado la
orientación de las iglesias cristianas. Otra posible razón es que
los primeros ritualistas especulativos pudieron haber sido in-
fluenciados por una doctrina esencial de esa escuela particular
de la Cábala que dice: “Su Majestad... se sienta en un trono en
el este, como el verdadero representante de Dios”. Cualquiera
que sea el origen de la inversión de la orientación en las logias
de los francmasones especulativos, ha causado confusión en la
interpretación de su simbolismo porque las palabras del ritual
se han adaptado del uso operativo en función de la orientación
original. En conclusión, vale la pena citar al Dr. Oliver, a quien
ya nos hemos referido, que dijo en sus conferencias sobre “Sig-
nos y Símbolos”: “La entrada principal a la habitación del hotel
debe estar orientada hacia el este, porque el este es un lugar de
luz tanto física como moral; y por lo tanto los hermanos tienen ac-
ceso a la logia por esa entrada, como un símbolo de iluminación
mental”.

Tomado de:
https://masonslibrary.org/item/140-the-temples-at-jerusalem

43
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HERBERT ORE
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44
Interpretación y Descripción de la
Piedra Cúbica Piramidal
Fernando Ochoa Pérez

“Y Salomón mandó a construir un segundo pedestal, con la piedra


piramidal , en cuya parte superior inscribió la Palabra, en la infe-
rior todas las Palabras Secretas de la Masonería y a los lados sus
combinaciones cúbicas”
45
Introducción

La piedra cúbica piramidal, también denominada “piedra cú-


bica de o en punta” o “piedra cúbica apuntada” es uno de los
símbolos más antiguos y secretos utilizados en Masonería. Pre-
sente en el Rito Francés (RFM) y casi desaparecido en la práctica
del REAA, aunque, se la puede encontrar en numerosos tableros
de grado y rituales de nuestro Rito, la piedra cúbica piramidal
representa la obra maestra que todo masón debe realizar en
su calidad de Compañero y Maestro del Oficio. Los tableros y
manuales de los siglos XVIII y XIX nos señalan claramente que
todo itinerario iniciático corresponde a la transformación de la
piedra bruta en piedra cubica piramidal. Aún, hoy es uno de
los grandes secretos guardados en los Templos Masónicos, que
obligatoriamente, es de instrucción en los grados 2º, 3º, 4º, 9º y
14º en Orientes, como los de Chile, Argentina y Europa. Actual-
mente, la piedra cúbica a eclipsado a la piedra cúbica piramidal
en los REAA, el de Emulación y el de York, los cuales se practi-
can en el continente americano.

Interpretación

En Masonería la piedra cúbica simple, corresponde al fin del


aprendizaje y al primer paso del nuevo compañero. Es un esta-
do intermedio de elaboración de la obra en curso de realiza-
ción. Mientras, la piedra cubica piramidal simboliza la finaliza-
ción de la obra, el coronamiento de los esfuerzos, el objetivo
realizado, la finalización de la obra maestra elaborada por el
compañero al final de su progresión y, según algunos autores,
representa la aprehensión del mundo espiritual. La punta de la
piedra cubica piramidal se asimila también a un “omphalos”,
una representación visible y concreta del “centro del mundo”,
una abertura sobre lo divino, quinta esencia del ser, punto de
encuentro entre lo manifestado y lo no manifestado. No hay que
olvidar que los mismos filósofos que asimilaban el Aprendiz a
una piedra bruta, comparaban entonces al Compañero con la
46
piedra cubica, porque la veían como el cuerpo perfecto, el que
presentaba el mayor numero de superficies unidas y que podía
servir para todo lo que se le quisiera emplear; terminaban esta
piedra en pirámide porque ella encerraba todos los números
sagrados; es decir, la unidad, el tres, el cuatro, tres veces tres, y
por consecuencia el nueve. Además, para tallar esta piedra ha-
bía que usar todos los instrumentos del Compañero o lo que es
lo mismo, todos los símbolos de las artes.

En la piedra cúbica piramidal están contenidos los conocimien-


tos que preceden a una perfecta instrucción fuera y dentro de
Logia. Por ello, debemos considerar los siguientes conceptos:

- El cubo es representación del mundo de lo trascendente, de


lo abstracto.
- La piedra cúbica llegara a ser la piedra de seis caras iguales.
- Tiene-inscritas-las-artes-liberales-y-las-virtudes-teologales.
- La primera potencia es la unidad, por ser el origen, la-segun-
da-potencia-es-el-cuadrado, la tercera-potencia-es-el cubo.

Por ello:

- Tres-caras-son-las-visibles, las otras tres son ocultas, es lo ma-


nifestado y lo inmanifestado. Es lo visible y lo invisible.
- La Piedra cúbica piramidal, según, algunos autores, con todos
sus conocimientos y experiencia aún no es apta para el templo,
por eso, se la pone limpia y sin inscripciones, para que el ini-
ciado busque en su interior y luego encuentre afuera y dentro
el templo (Como es arriba es abajo), así, no es aún útil para la
asociación humana.
- Así, Guénon dijo que el significado hermético de la piedra
cúbica en punta es el de la piedra filosofal: “…si se consideran
las formas sólidas correspondientes en la geometría tridimensio-
nal a las figuras planas de que se trata, al cuadrado corresponde
un cubo y al triángulo una pirámide cuadrangular cuya base es la
cara superior de ese cubo”; el conjunto forma lo que el simbo-
47
lismo masónico designa como la “piedra cúbica en punta” y que,
en la interpretación hermética, es visto como una figura de la
“piedra filosofal”.

Oswald Wirth parece mantener una posición similar, deriván-


dola hacia la alquimia y dice así: “El Cubo perfecto es poco apro-
piado a las exigencias del arte de construir, que necesita piedras
alargadas. La Piedra Cúbica se relaciona más con un trabajo que
proceda por vía de cristalización. El Iniciado que realiza en sí el
ideal de esta Piedra, se convierte para la humanidad en un agente
transmutador por su sola conformidad rectangular”.

Y continúa diciendo: “Los Alquimistas explicaban así la virtud


de su célebre Piedra filosofal que representaban por un cubo. Un
símbolo inesperado se encuentra en los documentos masónicos
del siglo XVIII. Es la Piedra Cúbica, cuya punta está hendida por
un hacha. Este instrumento indica, sin duda, que es necesario abrir
la Piedra, rajarla, a fin de llegar a su contenido, a su esoterismo”.

Podría extenderme en la interpretación, mucho más aún, sin


pretender cansar al oyente, dejo abierto a los “buscadores” de
la luz y la verdad la consecución de la interpretación de este
precioso símbolo, lo cual podrá hacerse consultando la biblio-
grafía que se adjunta al final.

Descripción de la Piedra Cúbica Piramidal

- La piedra cúbica piramidal es una piedra cúbica coronada


por una pirámide, lo cual hace nueve caras o facetas, juntamen-
te con la base.

- La Cara Izquierda de la piedra, que da al norte: Se halla divi-


dida en 100 casillas: 26 de estas contienen los jeroglíficos co-
rrespondientes a la escritura masónica, debajo de estas están
las 26 letras itálicas que les representan y corresponden. A con-
tinuación 5 casillas de jeroglíficos compuestos con sus corres-
48
pondientes caracteres itálicos. La puntuación ocupa 24 casillas
con sus equivalentes, las 16 restantes se hallan ocupadas por las
cifras comprensivas del 1 al 70.

- A ambos lados del triángulo que forma el chaflán superior,


se hallan representados dos niveles para enseñarnos que la
instrucción iguala a los hombres, y que el talento eleva a los
hombres de más humilde condición hasta el nivel de los más
grandes de la tierra.

- La Cara de Frente o la que da al occidente: Ha sido reputa-


da, con sobrada justicia, como una obra maestra. Conformada
por 81 casillas, producto del cuadrado de 9, en cuyas casillas se
encuentran todas las palabras sagradas y misteriosas desde el
grado 1º. al 33º. Para poderlas encontrar, tal como se hallan con-
tenidas se empieza de la 7ma. Columna y la última fila (donde
está la Z con un punto) y encontraremos la Palabra sagrada del
Aprendiz. Luego, podemos tomar la T, del ángulo inferior del
vértice izquierdo lo que nos da la 1ra. silaba de la palabra de
Pase del Aprendiz en el Rito Moderno Francés y así, siguiendo
la marcha del Compañero Masón encontramos en la 4ta. colum-
na y la penúltima fila la N con un punto y así encontramos la
Palabra Sagrada del Compañero. Así sucesivamente, para los
demás grados hasta llegar a la Th. del vértice superior derecho.

- Las 16 casillas triangulares del chaflán superior forman en


conjunto un Delta, emblema de la Divinidad, según los egip-
cios, representado en nuestras Logias por el triángulo o Delta
luminoso, que figura al Oriente, debajo del dosel que cobija al
Venerable Maestro. En estas 16 casillas se halla la palabra in-
efable e innominable del Gran Jehovah, la cual se hallaba escul-
pida en el precioso delta que Salomón consagró a la sabiduría.
Los querubines que están a ambos lados del triángulo, indican
el carácter de divinidad de este grado y otros, que anuncian la
doctrina de los masones, adoradores de un solo y único Dios, al
que no pierden nunca de vista en todas sus acciones.
49
- Lado Derecho que da al sur: En el chaflán superior se ve la
clave egipcia de los números, que fue la que dio origen a la
actual numeración. Esta clave se compone de un cuadrado per-
fecto dividido en 8 triángulos rectángulos, conteniendo las ci-
fras del 1 al 0, siendo el 1 una línea perpendicular, el 2 es una Z.
Así, sucesivamente hasta el 0 que es un cuadrado. Como se ve
las antiguas cifras eran angulares, poco después fueron redon-
deándose y se hicieron más elegantes con los actuales números
arábigos.

- El cuadrado derecho de la piedra que da al sur: Representa a


la concepción antiquísima del sistema solar. Los 4 círculos con-
céntricos que se ven en el cuadrado de esta cara representan
las 4 regiones que existían, según presumían, alrededor de la
tierra, por ello, por medio de la observación del curso del sol,
se descubrieron los 4 puntos cardinales: Oriente, Occidente,
Mediodía o sur y Norte. Los 4 cuadrados sirven de ángulos de
división para las estaciones, haciendo un cuarto de año de apro-
ximadamente 91 días por 4 dan 364 días al que se le agregaba
uno o dos días.

El estudio de la naturaleza, sus fenómenos y sus causas llevó


50
los sacerdotes antiguos a la adoración al Ser Supremo en todas
las producciones del cielo y la tierra, como obra de su omnímo-
do poder, así ocultaron al pueblo lo que habían descubierto, y
dieron un sentido diferente a los emblemas y enseñanzas que
exponían, así descompusieron el aire y la materia y creyeron
que sus principios constituyentes eran la Sal, el Azufre y el Mer-
curio, de estos tres elementos formaron un triángulo que llegó
a ser un principio de culto, por considerarlo como un conjunto
del gran motor de los seres animados, por lo que le dieron el
nombre de Dios, otros Jehovah, Brahma, Alá o verdadera alma
de la naturaleza. Así colocaron este triángulo en el centro de
varios círculos y de cuadrados inscriptos para explicar el prin-
cipio vivificador extendiendo sus manifestaciones sobre todo o
creado, por ello esta parte nos da el triángulo o el gran todo.

- Los instrumentos que decoran el chaflán de la cara del lado


derecha son los primeros que se emplearon y se usan aún en
el estudio de las matemáticas y que en masonería sus significa-
ción moral y práctica es por demás conocida.

- Cara posterior que da al Oriente: Nos presenta un gran cír-


culo de 360º, es la representación del recorrido del sol en 24
horas. Dentro de este círculo existen tres triángulos que forman
27 casillas, dentro de ellas se halla contenido el orden invaria-
ble de todos los principios conocidos. Para entender esta fa-
ceta hay que empezar por el triángulo del centro llamado “el
gran todo” (La Gran Triada), que nos representa la divinidad o
alma de la naturaleza. Desde este punto central se admira todo
el Universo. Así el hombre descompuso la luz y descubrió los
tres colores primarios, luego los demás. Luego, los tres reinos:
animal, vegetal y mineral. Después, quiso medir la superficie y
descubrió la línea, los ángulos, el cubo, la esfera y la superficie
exacta de todos los cuerpos. Luego, midió el tiempo, concibió la
proporción y los estados de la materia, después desarrollo las
ciencias como la Agricultura, la Medicina, escultura, la Física y
las Artes.
51
Los 7 planetas de decoran el chaflán nos revelan a los antiguos
dioses que gobernaron la tierra, como ser: Apolo para el Sol,
Dios de la luz de las ciencias y de las artes, en lo moral indica
los primeros resplandores de la luz celeste y así sucesivamente;
la Luna, Marte, Mercurio, Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno con
sus respectivas significaciones mitológicas y morales.

Los atributos que adornan el chaflán (espada, hacha y el cánta-


ro) nos anuncian los sacrificios y las oblaciones que se practica-
ban en los cultos de la antigüedad, de los cuales aún conserva-
mos algunas costumbres. En la base del gran triángulo se hallan
trazados dos semicírculos, Divinidad y Naturaleza que son sinó-
nimos para todo masón, hallándose todo sometido a una orga-
nización y marcha periódica, todo nos anuncia que debe existir
un Gran Motor, él cual atrae nuestra atención obligándonos a
pensar que no puede existir nada que le sea superior.

- La novena cara con la Estrella Flamígera es su símbolo más


característico y se halla manifestada especialmente en el 2º
grado del simbolismo y que se ve trazada ya sea, en la parte su-
perior de la piedra, coronado por un pequeño ápice o pirámide,
ocultando la famosa “cara oculta” representando al cielo o en
la base representando a todo lo existente, morada eterna de la
divina providencia y que los masones conocen como G.A.D.U. o
sublime Arquitecto de los mundos. La estrella al medio de dos
círculos representa la quinta esencia o el espíritu divino encar-
nado en el vehículo humano y las nueve estrellas tienen múlti-
ples significados, como ser:

1) Los nueve planetas conocidos en la antigüedad,


2) las nueve luces que iluminan la Cámara de Maestros,
3) los nueve Maestros elegidos por Salomón para ir en busca de
los asesinos de Hiram,
4) los nueve grados que conforman el rito de York,
5) las nueve Musas Eternas y los nueve grados o etapas que se
necesitan para ser un verdadero Maestro o la Perfección de la
52
Maestría a través de nueve esferas, convirtiéndose el Maestro
en Maestro Resurrecto, porque la Monada se manifiesta plena-
mente en el Maestro Auténtico..

Conclusiones

Dependiendo de la fuente que consultemos, se atribuye a este


símbolo de la piedra cúbica piramidal una significación pecu-
liar, lo cual no debe entenderse como un problema o una defi-
ciencia. La multiplicidad de significados de los símbolos y su
polisemia, es algo propio de la Masonería, y el significado más
importante es siempre el íntimo: aquel que cada uno logra esta-
blecer interiormente desde su mejor capacidad de crecimiento,
53
la cual no puede tener en todos nosotros la misma perspectiva.
Para ello, se indica algunas connotaciones a modo de misterio
que el masón apasionado de la verdad debe buscar en la Piedra
Cúbica Piramidal, como ser: La pirámide con el ojo radiante de
los Illuminati, la Cuadratura del círculo u la cubicidad de la es-
fera, la Piedra Cúbica en Cruz, el lado oculto de la piedra, etc.

Por lo anterior, cree este humilde cantero, que todos los pre-
sentes cuando dirijamos nuestra mirada a la Piedra Cúbica Pi-
ramidal que está en nuestro Templo, recordaremos lo expuesto
en la presente plancha y seguramente, nacerán nuevos signifi-
cados y un profundo respeto a los símbolos del mismo.

Para terminar, se puede indicar que la Piedra Cúbica de Punta


es un símbolo de la Verdad Divina o una síntesis de la masone-
ría, bajo la cual se construye gran parte de la masonería espe-
culativa y las leyendas y tradiciones que se refieren a ella están
intentando describir, de un modo alegórico, el progreso de la
verdad en el alma; la Gran Búsqueda, la cual es la verdadera
labor masónica y el descubrimiento que ilumina, es su recom-
pensa. Así pues, “Con sabiduría se edifican templos a la virtud, y
con discernimiento resultan firmemente establecidos”.

Bibliografía

1. Frau Abrines, Lorenzo. “Diccionario Enciclopédico de la Ma-


sonería”.
2. Terrones Benítez, Adolfo y León García Gonzales, Alfonso.
“Los 21 temas del Compañero Masón”.
3. Wirth, Oswald.. “Libro del Compañero”.
4. Chereau. “Explication de la Pierre Cubique”. Edit. Lacour/Re-
diviva.
5. Guenón, René. “El Reino de la Cantidad y los Signos de los
Tiempos”.
6. Gran Logia de California. “La Piedra Cúbica de Punta”.
7. Revista “Latomía”. G.L.E.
54
55
El secreto de la Bandera
Masónica Universal
Marino de Armas Benítez 33º

INTRODUCCION

…Este país es impensable sin los masones, para entender


Cuba hay que conocer la masonería...
Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal
Vicario General de La Habana.

56
Un símbolo es la forma de exteriorizar y transmitir un pensa-
miento o idea; es la representación artística de una idea esoté-
rica; en ocasiones constituye la escritura de antiguas civilizacio-
nes; el medio para la educación masónica, de la interpretación
filosófica de un símbolo se levanta templos a la virtud y la moral
humana.

La interpretación simbólica posee como fundamento la liber-


tad de expresión y cátedra, pues se fundamenta en la observa-
ción personal; posteriormente y con arreglo conocimiento que
cada persona posea de un tema determinado expresara su pun-
to de vista.
57
En una ocasión un profano pregunto: Venerable Maestro Ma-
rino de Armas, ¿Qué es para usted un símbolo? …Un símbolo
juega con todos, enseñando algo que oculta a plena vista; está
al alcance de la mano de cualquiera, pero resulta intrascen-
dente para quien no alcanza la verdad que encierra. Solo quien
encuentra las partes separadas de un símbolo, y logra llevarlas
a la unión primigenia descubrirá su secreto…

Ejemplo representativo de esa unión primigenia, lo hallamos


en agosto de 1799 cuando Bouchard oficial de ingenieros del
cuerpo expedicionario de Napoleón Bonaparte, desenterró
una piedra datada en el año 196 a.C. Esa común piedra para los
ojos de muchos, tenía innumerables símbolos y dentro de ellos
un decreto en honor al rey Ptolomeo V. Pero no fue hasta 1822,
cuando Jean-François Champollion anunció en París, el desci-
frado de los textos jeroglíficos egipcios. Les hablo de la Piedra
Rosetta, masónicamente hablando está constituye objeto de es-
tudio; en dos ritualisticas masónicas antiquísimas: la Orden de
Athelstan y el Rito Antiguo y Primitivo de Memphis.

Por ello al contemplar un símbolo realizado por miembros


antiguos de la francmasonería, debemos tener en considera-
ción varios puntos:

Precedente histórico universal: Aunque cada Gran Logia


posea sus leyes particulares, existen los Antiguos Usos y Cos-
tumbres que son inalterables; pues definen quienes somos…
Nada surge de la nada, existe el principio causa efecto; razón
que fundamenta la Causalidad no la Casualidad…

Precedente histórico particular: Conociendo ¿Quiénes


fueron los primeros miembros de la masonería en ese país?
Comprendemos sus valoraciones simbólicas las que forman
parte importante de nuestra tradición masónica y la herencia
recibida. Y su influencia en nuestro actual pensamiento, piedra
angular que fundamenta nuestra filosofía.
58
Simbología particular: Expresada en cada elemento por
separado y como se interrelacionan; la ubicación particular de
cada elemento dentro de ese todo que constituye el símbolo
observado. Ejemplo podríamos llegar a un local y encontrarnos
llanas, cucharas, mazo, cincel, nivel, escuadra, etc. Si esas herra-
mientas están en una obra, se trata del oficio de la construcción;
si están en una caja de herramientas, se trata de un obrero en
particular; sin embargo si están en una logia, se trata de la franc-
masonería.

Simbología universal: Un símbolo en su inicio pudo haber-


se creado para una logia o Gran Logia en particular; pero el
tiempo, la educación simbólica y moral que expresa le hace
transcender, alcanzando su universalidad. Ese es el caso de la
Bandera Masónica Universal.

PRECEDENTES HISTORICOS UNIVERSALES, BANDE-


RA MASÓNICA

Todo símbolo tiene una historia, etimológicamente la bande-


ra es un distintivo o insignia usado por el hombre para señalar
su presencia en tiempos de guerra o paz. Permite identificar un
determinado bando o grupo, los diferentes países del mundo,
etc. Atendiendo a su posición o altura transmite información (ej.
media asta o señales con banderas).

Una bandera normalmente es rectangular, aunque puede


adoptar formas muy variadas; se sujeta por uno de sus lados a
un asta o se cuelga de una driza. La banda masónica es una cinta
que se coloca como distinción encima del traje. En la actualidad
las Logias y Grandes Logias de reúnen e identifican con estan-
dartes, la única Gran Logia Simbólica en el mundo que se iden-
tifica con una bandera masónica; es la Gran Logia de Cuba.

En el uso de estandartes y bandas por la francmasonería, en-


contramos los orígenes históricos y filosóficos orden iniciática
59
60
llegada a nuestros días. El actual Arco Real forma parte del Rito
de York, y emplea los estandartes de las Doce Tribus de Jerusa-
lén. La autoridad del rey David, fue reconocida desde las fronte-
ras de Egipto y el Mar Rojo hasta las riberas del Éufrates; unió a
las doce tribus de Israel en un solo reino, colocando a Jerusalén
y la monarquía en el centro de la vida nacional del país.

Otro precedente de bandera en la masonería, lo hayamos al


estudiar el ordenamiento actual de los 33º grados del Rito Esco-
cés Antiguo y Aceptado; consultar las Grandes Constituciones
de 1786, promulgadas posteriormente en Lausana en 1875 y
Federico II de Prusia. Dentro de esas Constituciones, Estatutos
y Ordenanzas; en apéndice artículo I se establece el uso de la
Bandera de la Orden Masónica.

El Diccionario Enciclopédico de la Francmasonería, de Lo-


renzo Frau Abrinés, publicado e impreso en 1883 cita…La Ban-
dera de la Orden Masónica, según el apéndice a las Constitu-
ciones de Federico II… Andrés Cassard en su libro el Tejador
Masónico de 1871, cita igual apéndice referente a Bandera Ma-
sónica.

Las Banderas Masónicas han transcendido más allá de la tie-


rra, en la misión Apolo 11 el astronauta y francmasón Edwin
Buzz Aldrin; llevo una bandera masónica a la luna dentro de su
61
traje. La cual fue confeccionada por Inga Baum, bibliotecaria
del Templo del Rito Escocés de Washington.

SIMBOLISMO PARTICULAR DE BANDERA MASÓNI-


CA

El lenguaje simbólico influye en todos desde tempranas eda-


des, sin embargo reconocer las relaciones que unen a un sím-
bolo, con su referente es una tarea difícil. La conciencia es el
conocimiento que una persona tiene de sí mismo y su entorno;
la conciencia simbólica viene dada por las representaciones de
una alegoría, la cual tendrá múltiples interpretaciones. La Ban-
dera Masónica está compuesta por cinco símbolos: Color Ama-
rillo, Color Verde, Siete Abejas, un Panal y su Poema.

El Poema a la Bandera: De autor desconocido expresa la


belleza, el amor y entrega de los francmasones a la orden, el
saludo final a la bandera (De pie al orden) manifiesta que la Or-
den lo es todo, sin ella seriamos espigas de trigo esparcidas.

El Color Verde: Transmite serenidad y armonía; lo natural, la


vida, la fertilidad, etc. Para los antiguos egipcios el color verde
(obtenido del polvo de malaquita y el negro), representaban la
resurrección (El dios de la resurrección Osiris, era representa-
do con este color); el más allá era llamado el Campo de Mala-
quita (mineral del que se obtenía la pintura verde). Color consa-
grado a Venus por los romanos; simbolizaba la luz, la verdad y la
62
esperanza para los Druidas. Masónicamente hablando es color
distintivo de algunos grados solo por citar alguno: Maestro Se-
creto (4º REAA), Caballero de Oriente y Occidente (17º REAA),
etc. Con arreglo al espectro de luz visible por el ojo humano,
el verde tendría aproximadamente una frecuencia de 790-700
THz (790=16=7 / 700=7). La frecuencia es el número de veces
que sucede o se realiza una cosa, durante un período de tiempo
determinado; el tiempo es la magnitud con la que medimos la
duración de los acontecimientos.

Cabe señalar que todos los cuerpos tienen una frecuencia


natural de resonancia, de manera que si excitamos el cuerpo a
una frecuencia muy similar a su frecuencia de resonancia; la am-
plitud de su vibración aumenta y con ella la oscilación. Estudios
científicos afirman que la frecuencia resonante fundamental de
todo el cuerpo humano es de aproximadamente 5 Hz, pudiendo
ser mayor en algunas partes especificas de nuestra anatomía.

El Color Amarillo: Tiene aproximadamente una frecuencia


de 530-510 THz (530=8 / 510=6). Es uno de los colores prima-
rios, ya que no es resultado de ninguna mezcla; a lo largo de la
historia se ha representado simbólicamente mediante el astro
rey (sol=luz=conocimiento); la ilustración y la belleza se rela-
cionan con este color (Siglo de las Luces).
63
Los campos de trigo son de color amarillo, se dice que el
trigo tiene sus orígenes en la remota Mesopotamia; el aspecto
aparentemente débil de la espiga se vincula con la templan-
za (soporta los fuertes vientos y retoma su erguida postura); es
símbolo de poder en el antiguo Egipto unido a la abeja. Para
que el aprendizaje en el masón sea abundante y se multiplique
como granos de trigo, es necesaria la voluntad de su trabajo in-
terno (transmutación del trigo en pan); la acción de sembrar tri-
go (esparcir la semilla, se hace con la mano abierta cara al sol)
representación de generosidad, entrega y esperanza de buena
cosecha; cuando la fuerza del viento bate sobre el trigo, sus se-
millas se dispersan por ellos …los masones son cual espiga de
trigo, esparcidas sobre la faz de la tierra…

La Colmena: Una colmena geométricamente es la unión de


múltiples hexágonos, su panal posee celdas en forma de hexá-
gono. Su solida y perfecta estructura constructiva, es ejemplo
de cómo el hombre debe cooperar con sus semejantes para be-
neficio mutuo. Si el francmasón trabaja en bien del progreso del
ser humano; en perfeccionar su personal edificio a través de la
virtud luchando contra el vicio; si la honorabilidad de sus actos
es su símbolo distintivo ante la sociedad; si el Amor Fraternal,
el Socorro y la Verdad es nuestra verdadera máxima. Entonces
nuestra Gran Logia o Logia es y será nuestra Colmena, donde
creamos la miel de los mejores hombres y ciudadanos.

64
Las Abejas: La polinización por insectos es fundamental
para la seguridad alimentaria y la biodiversidad; por ello repre-
senta el trabajo y la laboriosidad, la inmortalidad, el renacer y
el orden natural. De ella depende la producción de más de una
tercera parte de los alimentos a nivel mundial y cerca del 90%
de las plantas silvestres con flor. Algunos aspectos poco conoci-
dos de este sabio insecto, son:

• Piensan tan rápido como un ordenador: Científicos de la


escuela Holloway Real, de la Universidad de Londres; con-
cluyeron que las abejas poseen la capacidad de solucionar
el complejo proceso matemático de la optimización combi-
natoria, basado en encontrar la ruta óptima que se debe ele-
gir para visitar diferentes posiciones; ahorrándose tiempo y
energía.
• No son arrogantes, como el ser humano: El aprendiza-
je social, es la capacidad de aprender observando otros.
La Queen Mary University londinense publica en la revista
Science, que las abejas aprenden a utilizar una herramienta
después de ver cómo lo hacen otras abejas.
• Los científicos constataron que aquellas que observaron la
demostración de la técnica de un ejemplar vivo, aprendieron
la tarea de manera más eficiente; no así aquellas que vieron
una demostración fantasma (bola movida por imán). Esa ca-
pacidad de aprendizaje a nuevos comportamientos, les per-
mite adaptarse frente a las presiones ecológicas actuales.
• Comparativamente y aunque resulte paradójico, las abe-
jas comprenden lo que algunos masones jamás alcanzarán
comprender: …no tienes mayor derecho por la importancia
que te auto atribuyas; solo tendrás la que tus hermanos reco-
nozcan que mereces, por tus actos…
• Transformación de la flor de Lis en Abeja: Al conocer la
vida y obra del IPH:. Joseph Cerneau el padre de la masone-
ría cubana, comprendemos el simbolismo y transformación
de la flor de Lis en abeja; presente en Escudo Jacobita.
• La flor de lis es la representación simbólica de un lirio, utili-
65
zada en los blasones y escudos de la realeza francesa (Sello
de Luis VII de Francia); símbolo de poder, soberanía, honor
y lealtad, y también de pureza de cuerpo y alma. La flor de
lis tuvo su origen en la flor de loto de Egipto, esta flor cerra-
da o en botón es símbolo de las posibilidades infinitas del
hombre, mientras que la flor abierta representa la creación
del Universo.
• Esta transformación de flor a abeja, presente en la bande-
ra es el legado simbólico transmitido por Joseph Cerneau
a la Gran Logia de Cuba. Téngase en consideración que la
mayoría de los colonos llegados a Saint-Domingue (Haití –
Republica Dominicana); eran masones jacobitas entre ellos
Joseph Cerneau.
• Además la Orden Real de Heredom de Kilwinning, heredera
de las antiguas cofradías medievales reunidas en torno a la
Abadía de Kilwinning (1140 D.C. - Escocia), eran deposita-
rios de la espiritualidad cristiano-céltica de la Iglesia Cul-
dea. Posteriormente la logia operativa de dicha abadía, fue
unida a la Orden de los Caballeros de San Andrés del Cardo,
fundada por el rey Robert de Bruce luego de la batalla de
Bannock-Burn (24 de Junio de 1314) convirtiéndose en con-
tinuadora del Templarismo en Escocia desde el siglo XIV. El
destino de la Orden de Heredom de Kilwinning quedó indi-
solublemente unido a la Casa de Estuardo, durante la Gran
Maestría Saint-Clair de Rosslyn; convirtiéndose en el núcleo
principal de la llamada Masonería Jacobita. Llegados a este
punto podemos constatar la influencia simbólica, del Jaco-
bismo en la Gran Logia de Cuba.

-Movimiento de la abeja y el masón: Karl R. von Frisch en


1973, descubre sistema de comunicación de las abejas obreras.
Una abeja, sale del panal en busca de alimento y retorna; las
otras realizan igual movimiento sin perder el camino. Como po-
dremos apreciar las abejas realizan dos movimientos uno lineal
en zigzag similar al del maestro masón, y otro circular similar al
realizado al entrar o salir de logia los masones.
66
67
-Las Abejas y Herramientas masónicas: Según algunas las
leyes, una abeja no debería tener la capacidad de volar; sin em-
bargo vuela.
-La escuadra para el masón representa la rectitud de nues-
tros actos, y dispone de un ángulo de 90º los cuales no deberá
superar un masón al ser el equilibrio justo. A diferencia de otros
insectos que baten las alas entre los 145º - 165º, las abejas las
baten sus alas a 90º sin superarlo y una frecuencia de 230 ale-
teos /segundo (5) masónicamente…Viven según la escuadra…
-El Compás en masonería, es una de las tres grandes luces,
símbolo de igualdad marcando los limites en los que debe man-
tenerse un masón respecto a otro (todos estamos a igual distan-
cia del centro, Landmarks) y se abre a 45°y 60°; pues a 90º pasa
a la escuadra.

El sofisticado proceso de aterrizaje de las abejas, ha queda-


do desvelado por equipo de científicos de la Universidad de
Queensland en Australia; llegando a la conclusión que las abe-
jas prefieren superficies y flores con una inclinación de 60º.

Masónicamente la suma los ángulos del compas y la escua-


dra son: 60º+90º=150º=6, 45º+90º=135º=9 (Tres veces tres).

68
-La Abeja – Egipto: La evidencia más temprana de la apicul-
tura la encontramos en el periodo predinástico de Egipto, tras-
ladando sus colmenas en embarcaciones a lo largo del río. Hay
papiros que datan del año 2400 a. C. donde podemos observar
la práctica de la apicultura; los papiros de Smith y de Ebers des-
criben tratamientos que incluyen el uso de la miel. Era prác-
tica habitual las aplicaciones de miel en las heridas abiertas,
el papiro de Edwin Smith detalla el uso de la miel para tratar
infecciones entre los trabajadores de las pirámides. Desde la
Primera Dinastía egipcia, existía el cargo oficial de Sellador de
la Miel. Los simbolistas de Egipto comienzan a representarla
como símbolo del alma de los hombres, emblema de las dinas-
tías faraónicas del Alto y el Bajo Egipto, se han hallado abejas
funerarias en la tumba de la faraona de Egipto, Ahotpu I.

-La Abeja – Momificación: Los guanches, antiguos habitan-


tes de Tenerife en Islas Canarias -España momificaban a sus
difuntos. El 5-06-2016 un grupo de médicos del Hospital Uni-
versitario Quirón (HUMQ) en Madrid, egiptólogos y Museo Ar-
queológico Nacional (MAN); estudiaron cuatro momias docu-
mentándose lo siguiente de una de ellas:
69
-En el proceso de momificación fue vendado y recubierto
con cera de abeja y resinas aplicadas en caliente empleando
las manos, de las que se conservan algunas huellas en superfi-
cie.
-Una corresponde a un hombre de 55 años, identificado como
de nombre Nespamedu sacerdote y medico del faraón Imho-
tep, de Saqqara (Menfis). Nespamedu estudió largos años en el
Asclepeión de Saqqara, antes de convertirse en el médico del
monarca.
-Esta actuación ha permitido documentar que el proceso de
momificación que sufrió el cuerpo de Nespamedu, esta datado
en la época Ptolemaica (332-30 a.C.).
-Uno de los hallazgos más interesantes del estudio de la
momia de Nespamedu son los amuletos y adornos que se es-
condían entre sus vendajes. Entre los que se encuentran: Co-
llar Usekhh, una diadema que lleva colocada en la frente con
un escarabajo alado (símbolo de la resurrección). Los amuletos
están formados por dos placas de los cuatro hijos de Horus, dos
placas del dios Thot, dos de las diosas Isis y Neftys en actitud de
plañideras, dos ojos de Horus y un amuleto de corazón.
-Las momias guanches fueron descubiertas en la cueva del
Barranco de Herques, en la isla de Tenerife.
-La Abeja – Rito de Misraím: Catedral de Notre Dame de
París el 2-12-1804, Napoleón Bonaparte fue proclamado empe-
rador. Entre los atuendos del nuevo monarca, se destacaba un
manto púrpura que pesaba 40 kilos y que estaba cuidadosa-
mente repujado con 1.500 abejas de oro. Historiadores autori-
zados aseguran que Napoleón fue iniciado en la Logia Militar
de Philadelphe en Junio 1798 en la Isla de Malta. A finales de
1798 oficiales del ejército bonapartista, que eran altos dignata-
rios del Rito Primitivo se unieron a los miembros de las Escuelas
Iniciáticas Egipcias (Coptas e Isíacas) creando logias indepen-
dientes. El Rito de Misraím o Egipcio fue oficializado en 1814 en
París, por los hermanos Bédarride (Michel, Marc y Joseph) bajo
los auspicios del Grande Oriente de Francia fundado en 1773.

70
71
-La Abeja - Cristianismo: Dentro de la simbología pagana
empleada por la Iglesia Católica encontramos la abeja y la es-
piga de trigo; los cuales tuvieron sus inicios en Egipto. Fue san-
to Tomás de Aquino quien consagró oficialmente la miel como
símbolo de la Eucaristía, en estas palabras: Cibavit eos ex adipe
frumenti, et de petra melle saturavit eos (Salmo 81:16). Bajo el
término pagano, la Iglesia Católica deliberadamente ha juzga-
do, quemado, encarcelado, etc. al pueblo con el fin de mantener
su hegemonía; sin embargo nunca se han juzgado a ellos mis-
mos.

Cuando nos encontramos ante un símbolo este revela aspec-


tos particulares los cuales hemos analizado hasta aquí, pero
también aporta una información general al contemplar el con-
junto y el contexto en que se encuentra plasmado. Surgiendo
la expresión simbólica…el símbolo es un vínculo universal y
72
particular. Universal pues transciende la historia; particular por
corresponder a una época precisa… Veamos esa universalidad
simbólica de la Bandera Masónica.

SIMBOLISMO UNIVERSAL BANDERA MASÓNICA

LOGIA - CADENA DE UNIÓN FRATERNAL

La Logia: Como se puede apreciar en la bandera hay siete


abejas con posición de laboriosidad (patas y alas extendidas);
a lo largo de las diferentes culturas las abejas han sido símbolo
de laboriosidad, disciplina, orden y proceder jerárquico. Según
Antiguos Usos y Costumbres ¿Cuándo una logia es justa y per-
fecta? …Tres la gobiernan, Cinco la componen y Siete la hacen
Justa y Perfecta…

Dos aspectos básicos, del sistema organizativo en la francma-


sonería son:

-La Soberanía: …Toda logia es soberana, solo cede parte de


esa soberanía a la Gran Logia de la cual es dependiente…Por
cuanto el estilo de liderazgo de las instancias superiores (Pro-
vincia o Nación) debe ser una Democracia Proactiva basada en
el factor humano, en la libertad de participación, el respeto al
derecho ajeno, el desarrollo potencial de todos los miembros de
la orden y la estricta observancia de los Antiguos Usos y Cos-
tumbres…Por ser Gran Maestro, no eres dueño de los miembros
73
de una Gran Logia…
-El liderazgo masónico: …El líder se hace y también se des-
hace…cuando ha cruzado la delgada línea que separa al líder
del autócrata; el buen liderazgo no genera una distribución des-
igual del poder; es un creador de líderes; mantiene la verdad en
la palabra, la humildad en las acciones y la grandeza para todos
los miembros. El Venerable Maestro de una logia es semejante
a un buen padre, su mensaje debe educar basándose en la ver-
dad, el honor y la lealtad; no debe omitir sacrificio alguno en
bien de los miembros del taller; el buen nombre de su logia y
no olvidar que es uno entre todos.

La Cadena de Unión fraternal: La cadena de unión es uno


de los símbolos más significativos en la decoración de una lo-
gia; pero lo es más cuando es formada por los masones. En ese
momento surge una unión sin precedentes pues se funde la
energía de los presentes y surge el egregor; aunque no sea-
74
mos conscientes, nuestra frecuencia de resonancia o nivel de
vibración es el bien más preciado; y esa solida unión alrededor
del Ara que distingue a los francmasones, provoca un aumento
energético del grupo sobre su entorno.

Las siete abejas de la bandera masónica describen una per-


fecta circunferencia, a igual distancia todas de la colmena. La
Cadena de unión masónica, solamente se rompe tres veces:
cuando se inicia un nuevo miembro; cuando fallese un miembro
de la orden; cuando por sus faltas se expulsa un miembro de la
orden.

MÚSICA - ARTES LIBERALES

Música en la Masonería: Cuando analizamos los hechos


históricos de la humanidad descubrimos épocas oscuras, en las
que el fanatismo religioso se ha impuesto a la cultura, ciencia
e ilustración. Desde la Edad Media hasta el 1900 la Iglesia Ca-
tólica, prohibió bajo pena de muerte el uso de unas frecuen-
cias musicales conocidas como Diábolus in Música o Tritono. En
1322 la Docta Sanctorum Patrum del papa Juan XXII, condena
tanto el Ars Nova como las tendencias modernistas en materia
de música; en 1702 Andreas Werckmeister utiliza por primera
vez el nombre de Diábolus in Música (el diablo en la música),
tanto para el tritono como para el choque entre intervalos de se-
mitono. En teoría musical, el tritono es un intervalo musical que
75
abarca tres tonos enteros. La designación Columna de Armonía
aparece a finales del reinado de Luis XV, el 14-12-1784.

Con motivo de su iniciación W. A. Mozart interpreto A ti alma


del Universo, OH Sol (K. 429); y el 2-04-1785 con motivo de su
exaltación al grado de Maestro Mason interpreto La alegría
masónica, (K 471). Otra relación masónica de la música, fueron
los experimentos de Pitágoras con el monocordio, método de
afinación con intervalos en razón de enteros conocido como la
Afinación Pitagórica. Las notas musicales no se definen a partir
de la longitud del objeto vibrante, sino a partir de la frecuencia
de la vibración de la onda sonora.

76
Las Artes Liberales: En la Masonería la música representa
una de las siete artes liberales, es la armonía que debe existir
entre los masones. Las artes liberales se encuentran subdivi-
didas en dos grupos el Trivium (saberes humanos) compues-
tas por la gramática, retórica y lógica; y el Quadrivium(saberes
exactos) compuesta por la astronomía, la geometría, la aritmé-
tica y la música. Estas siete ciencias se encuentran en corres-
pondencia con los planetas y su ordenamiento según la escala
astrológica; así la gramática se identifica con la Luna, la lógica
con Mercurio, la retórica con Venus, la aritmética con el Sol, la
música con Marte, la geometría con Júpiter y la que se conside-
ra que contiene a todas, la astronomía con Saturno.

GEOMETRÍA DE BANDERA MASÓNICA

Un octágono regular posee ocho lados y ángulos iguales;


cada ángulo externo del octógono mide 45º. El ocho represen-
tado por un octógono, es la figura intermedia entre el cuadrado
77
(orden terrestre) y el circulo (orden celeste) por lo tanto es sím-
bolo de regeneración. Geométricamente dos cuadrados super-
puestos forman un octágono aludiéndose a los cuatro elementos
(agua, tierra, fuego y aire), o a los cuatro estados de la materia
(solido, liquido, gaseoso y plasma) El plasma es un estado que
nos rodea, constituido por iones y electrones cargados positi-
vamente que se mueven libremente. La dinámica de este esta-
do, presenta efectos colectivos dominados por las interacciones
electromagnéticas; el 99% de la material conocida del universo,
se encuentra en estado de plasma; aunque sólo conocemos el
10%. En la Orden Templaría la figura octogonal está presente
en todas sus construcciones. Ermitas, iglesias y castillos por
toda Europa y Oriente.

78
ASTRONOMÍA ANTIGUA - ASTROLOGÍA - ELEMEN-
TALES

La astrología es la búsqueda del sentido que encierran los


eventos celestes, estudiada por francmasones de todas las épo-
cas. Posee conocidas referencias astrológicas ancestrales es-
critas durante la antigüedad. Ejemplo de ello es el reinado del
rey Sargón I de Acad (2334-2279 a. C.) y la Tablilla de Venus de
Ammisaduqa; la cual contenía observaciones del planeta Venus
realizadas en el Siglo VII a.C. en Babilonia.

El sistema geocéntrico como la base de la mecánica celeste,


perduró por más de 1.400 años. Sus teorías y explicaciones as-
tronómicas, dominaron el pensamiento científico hasta el siglo
XVI. El Almagesto la obra más temprana de Ptolomeo, en ella
explica la teoría matemática de los movimientos del Sol, la Luna
y los planetas; comparte con los Elementos de Euclides, la glo-
ria de ser uno de los textos científicos usados durante más tiem-
po. No fue destituido de su lugar de privilegio hasta un siglo
después de que Copérnico presentara su teoría heliocéntrica
en 1543.
79
En su libro Tetrabiblos conocido en Grecia como Apoteles-
matiká y en latín como Qvadripartitum, volumen IV Ptolomeo
dice: … así como la fortuna material está asociada con las pro-
piedades del cuerpo, el honor pertenece a las del alma…en
este texto también relaciona los siete planetas con las edades
del hombre, este aspecto forma parte del estudio masónico al
igual que el simbolismo zodiacal y su relación con los elemen-
tales. El zodiaco está dividido en 4 grupos de signos llamados
triplicidades: Fuego (Aries, Leo, Sagitario); Tierra (Tauro, Virgo,
Capricornio); Aire (Géminis, Libra, Acuario); Agua (Cáncer, Es-
corpio, Piscis). En la astronomía antigua a los siete cuerpos en
movimiento de la esfera celeste se les nombro: Sol, Luna, Mer-
curio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno los siete planetas clásicos;
para distinguirlos de las estrellas fijas.

Johannes Kepler en su tratado Harmonices Mundi (1619),


asigno una nota musical a cada planeta en función de su velo-
cidad angular. La frecuencia de afinación musical, se consigue
partiendo como base del sonido a la frecuencia de 440Hz; ele-
gido por convención.

80
La velocidad del sonido es un millón veces menor que la de
las ondas de la radio; investigadores de la McGill University el
25-07-2018, hacen público en Astronomers Telegram que se re-
cibió en la tierra una serie de pulsos de radio (Fast Radio Burst
o FRB); procedentes del mismo punto del espacio, más allá de la
Vía Láctea.

No cabe dudas los creadores de la Bandera Masónica Univer-


sal, sabían más allá de lo que nuestros ojos ven.

PRECEDENTES HISTORICOS PARTICULARES:

Breve repaso histórico, sobre el origen y fundación de las pri-


meras logias masónicas en Cuba; ¿Quién es el padre de la Ma-
sonería Cubana?

No resulta novedoso afirmar que las Indias Occidentales fue-


ron colonizadas y sirvieron como refugio para ingleses, españo-
les, holandeses y franceses. Los levantamientos jacobitas fueron
unas rebeliones y guerras, con finalidad devolver el trono a Ja-
cobo II de Inglaterra y VII de Escocia; a partir de 1688 en In-
glaterra e Irlanda se produjo una incesante diáspora de jacobi-
tas, que buscaron refugio en la vecina Francia. Tras el Edicto de
Nantes promulgado por Luis XIV en 1685 en Francia; jacobitas y
reformistas franceses se vieron obligados a emigrar a las Indias
Occidentales. La llegada de estos colonos, fue el detonante de
la revolución haitiana (1791-1804); que culmino con la abolición
de la esclavitud en la colonia francesa de Saint-Domingue (Haití
– Republica Dominicana).

•Como consecuencia de la Revolución de Haití, los colonos


franceses de Saint-Domingue emigraron a Cuba; establecién-
dose en Santiago de Cuba y la Habana.
•Joseph Cerneau, fue un joyero francés establecido en la Ha-
bana tras la revolución de Haití. En 1793 trae a Cuba cuatro lo-
gias, con sus cartas de constitución emitidas por el Gran Orien-
81
te de Francia; las logias Perseverance y Concorde se establecen
en Santiago de Cuba, las logias Amitié y Benefique Concorde se
implantan en la Habana. Por lo cual la masonería cubana en sus
albores, tendrá el fuerte influjo del pensamiento social y filosó-
fico del Gran Oriente de Francia.
•La logia Virtudes Teologales fundada en la Habana el 7-12-
1804, obtiene su carta patente gracias a que el VH. Joseph Cer-
neau era el secretario de la Gran Logia de Pensilvania en esa
época. El ideal de libertad fluía en los miembros de esa logia,
cuyo Venerable Maestro era Joseph Cerneau y como Primer Vi-
gilante Pierre Vauchey.

Veamos hechos históricos realizados por miembros de logia


Virtudes Teologales:

-7-10-1810: La Conspiración de Infante, participan: Román de


la Luz Sánchez Silveyra (tío de José de la Luz y Caballero), Luis
Francisco Bassave Cárdenas y José Joaquín Infante.
-El abogado y maestro masón Joaquín de Infante miembro de
Virtudes Teologales, escribió la primera constitución para una
república de Cuba independiente, justo el año en que se apro-
baba en España la de Cádiz (1812).

•La unión de las logias Concorde, Amitié y Virtudes Teologa-


les; fundadas por Joseph Cerneau. Permiten que el 27-03-1820
surja la Gran Logia Española del Rito de York, en Cuba.
82
•Joseph Cerneau en octubre 1806, fue nombrado Diputado
Gran Inspector de la Orden de 25 grados del Real Secreto con
autoridad para conferir los grados de 4º al 25º en Cuba (su pa-
tente esta en los archivos del Supremo Consejo 33º, SJ); en 1807
se muda a Nueva York y se afilia en la logia Washington 21.
•En 1813 José Cerneau funda el Supremo Consejo de la Juris-
dicción Norte de los EUA (radicado en Nueva York), posterior-
mente el Supremo Consejo radicado en Boston –Massachusetts
se fusiona con el Supremo Consejo de la Jurisdicción Norte.
•En 1824 Joseph Cerneau en su condición de Soberano Gran
Comendador del Hemisferio Occidental de New York, confirió
personalmente el grado 33º a Simón José Antonio de la Santí-
sima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (conocido como
Simón Bolívar o El Libertador). Su nombre se encuentra en Ar-
chivo General de la Nación en Caracas.

Hoy día el IPH:. Joseph Cerneau, es reconocido y proclamado


en América como el Padre de la Masonería Cubana; del rito es-
cocés y la francmasonería en general, en su parte del mundo.

83
Estos hechos ilustran la diversidad de información, ritos y co-
nocimiento, sobre los cuales surge la masonería cubana.
----------------ooOoo----------------------

Surgimiento, Uso y Regulaciones de la Bandera


Masonica

La única Bandera Masónica bajo la cual se agrupa una Gran


Logia, fue creada y es usada por la Gran Logia de Cuba.

Origen:

•Anuario de la Gran Logia de Cuba (1909-1910). I:.H:. Calixto


Fajardo, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba 1907-1909.
•24/12/1909 decreta, diseñar y fabricar Bandera Universal Ma-
sónica; con motivo del 50 Aniversario de la Gran Logia de Cuba.

Primer uso en edificación masónica:

•Anuario de la Gran Logia de Cuba (1919 – 1920). I:.H:. Erasmo


Regüeiferos, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba 1919-1920.
•21/06/1919 decreta, entregar al Asilo Nacional Masónico “La
Misericordia”; Bandera Masónica para uso oficial del hospicio.

Uso en todas las Logias de Cuba y actos oficiales:

Anuario de la Gran Logia de Cuba (1921 – 1922).

•30/03/1922 el V:.H:. Aurelio Miranda propone crear una Bande-


ra Masónica Universal.
•01/08/1922, circular 6, folio 304. I:.H:. Enrique Llansó Simoni,
Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba 1921-1923. Decreta ofi-
cialmente como Bandera Masónica la existente desde 1909.

Legislación Masónica:

84
-I:.H:. Manuel Céspedes Mora, Gran Maestro de la Gran Logia
de Cuba 1960-1961. Legislación Masónica Cubana 1961, Estatu-
tos de la Orden, Anexo 1. Se regula y autoriza, uso de Bandera
Masónica.

Referencias:

Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos, VH:. Teodoro


Andrés Dollar León, 1976
----------------ooOoo----------------------

Las Grandes Constituciones de 1786; el orde-


namiento actual de los 33º grados del REAA. y
apéndice I (Bandera Masónica).

Llegados a este punto y sin terceras intenciones, se hace ne-


cesario aportar lux sobre una incoherencia histórica – masóni-
ca, que envuelve el surgimiento del ordenamiento actual de los
33º grados del REAA. y sus Grandes Constituciones. Federico II
de Prusia es un personaje histórico especialmente bien docu-
mentado, muchos son quienes le citan masónicamente hablan-
do.

Sin embargo ¿Cómo definir a los estudiosos del Rito Esco-


cés? Cuando afirman… el 01/05/1786 nacen los 33 Grados de
85
la Jerarquía del Rito Escocés Antiguo y Aceptado; el 01/05/1786
fueron firmadas las Grandes Constituciones por Federico II de
Prusia…

Según abundante archivo de Federico II de Prusia (el Gran-


de) sabemos que:

• Nace el 24-01-1712, hijo de Federico Guillermo I de Prusia


(1688-1740)
• Federico II Rey de Prusia desde 1740 hasta 1786
• Federico II de Prusia muere en Palacio de Sanssouci el 17-08-
1786. Cuatro meses antes, se encontraba en fase terminal
• En el periodo de 1760 – 1782 en Alemania trabajaban tres ri-
tos masónicos fundamentalmente: La Estricta Observancia (Karl
Gotthelf von Hund), el Sistema Clerical (Joh. Aug. Stara), el Rito
Zinnendorf (Johann Wilhelm von Zinnendorf). Estos eran deri-
vaciones del Sistema Templario, constituido en Francia hacia el
año 1742
• Federico II fue iniciado en la masonería en 1738, en una Logia
de Brunswick
• Federico II fue exaltado al grado de Maestro Masón en 1743
• En el Convento de Kohlo en 1772, Federico II es nombrado
Magnus Superior Ordinis y Gran Maestre de todas las Logias
Rectificadas
• Federico II aceptó el título de protector de la Masonería pru-
siana autorizándola mediante documento, fechado en Berlín el
16-07-1774; en donde señala que el fin de la Orden es el bien-
estar y la utilidad de la sociedad. Las cartas patentes firmadas
por Federico II el 16-07-1774, legitimadas y contrafirmadas por
el conde Finkenstein von Herzberg; autorizaban expresamente
la Masonería en sus estados y le concedía formalmente su pro-
tección
• La última vez que Federico II de Prusia estuvo en Berlín fue el
10-09-1785
• Tras la muerte de Federico II, le sucede en el trono Federico
Guillermo II desde 16-11-1786 hasta 16-11-1797 en que muere
86
• Federico Guillermo II prohíbe la masonería y restringió la li-
bertad de pensamiento mediante el Edicto de Religión (julio
1788)
• Federico Guillermo II en 1791 crea la Immediat-Examinations-
commission (Inquisición Protestante)
• La primera tentativa de reunir a los Supremos Consejos de
Grado 33 º del Mundo fue infructífera, en Paris el 20-02-1834
• La segunda tentativa fue el Convento de Lausana – Suiza (6 al
22-09-1875). Objetivo principal, revisión y reforma de las Gran-
des Constituciones del Escocismo de 1786, concluyéndose reti-
rar toda referencia a Federico II; tomando como base la versión
latina considerada como la carta fundamental del REAA.
• Los Supremos Consejos Regulares reconocidos del Mundo, en
Convento de Lausana fueron: Estados Unidos de Norte América
(Jurisdicciones Norte y Sur), Costa Rica, Inglaterra, Bélgica, Ca-
nadá, Chile, Cuba, Escocia, Colombia, Francia, Grecia, Hungría,
Irlanda, Italia, México, Perú, Portugal, Argentina, Suiza, Venezue-
la y Uruguay.

¿De qué chistera o sombrero, salieron firmadas las Grandes


Constituciones de 1786? Pues no existe indicio documental de
asamblea del 01-05-1786; ni de firma legitimada de las Grandes
Constituciones.

Entonces ¿Qué documento fundamento el surgimiento el Pri-


mer Supremo Consejo de los Soberanos Grandes Inspectores
Generales del 33º y último grado del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado? El 31-05-1801 en Charleston, Carolina del Sur. Deba
decirse que la primera evidencia documentada del REAA. ac-
tual y sus 33º, data del 1802 circular conocida como el Discurso
de Dalcho, por ser el Dr. Frederick Dalcho (1770-1836) quién
presidió la comisión de redacción. Frederick Dalcho en 1814
fue ordenado diácono en la Iglesia Protestante Episcopal y sa-
cerdote en 1818; el 23-02-1819 se convirtió en ministro asistente
de la Iglesia de San Miguel, Charleston, donde permaneció has-
ta su muerte.
87
A la luz de esta síntesis cronológica – masónica y conforme al
Derecho Masónico, queda demostrado que el Convento de Lau-
sana en 1875 estableció oficial y legítimamente: Las Constitu-
ciones y Ordenanzas del REAA; y los 33º actuales de la Jerarquía
del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

CONCLUSIONES:

Muchos son los conocimientos que permiten alcanzar la


unión primigenia, entre los principios de la orden y la simbo-
logía de la Bandera Masónica; lo cual haría interminable esta
conferencia simbólica.

Dejándoles esta imagen final para el personal análisis de los


estudiosos del Shemhamphorash, la Mesa de Salomón, Cába-
la, Cosmología, etc. Aportándoles una pista: Salmo 133:2… Es
como el buen óleo sobre la cabeza; el cual desciende sobre la
barba, la barba de Aarón. Y baja hasta el borde de sus vestidu-
ras…
88
Gematría de Bandera Masónica Universal.

¿Qué mejor homenaje a los masones cubanos esparcidos por la


faz de la tierra, que la Bandera Masónica Universal?

• La Logia Añaza fue fundada el 08-08-1895 en Santa Cruz de


Tenerife-Islas Canarias.
• El Maestro de Obras que construye el templo masónico, fue
José Ruiz Rodríguez de origen cubano.
• El Templo Logia Añaza fue requisado el 18-07-1936 y tenía 551
miembros, que fueron perseguidos por la falange española y el
régimen Franquista. Muchos eran cubanos.
• IPH. Marino de Armas, cubano. Venerable Maestro Logia Aña-
za 2005-2009

Es cuanto se ha de decir.

89
LA ENTREVISTA D
SAN MARTIN Y SIMON B
Herbert Oré B
90
DE LOS MASONES
BOLÍVAR EN GUAYAQUIL
Belsuzarri 33°
91
LA ENTREVISTA DE LOS MASONES SAN
MARTIN Y SIMON BOLÍVAR EN GUAYAQUIL
Herbert Oré Belsuzarri 33°

QUE PASABA EN GUAYAQUIL ANTES DE LA ENTRE-


VISTA.

Hablar de la entrevista de Guayaquil es un tema rodeado de


misterio y del cual hay dos versiones totalmente contrapues-
tas: la de los partidarios de Bolívar y de los partidarios de San
Martín. No sólo son los historiadores argentinos enfrentados a
los historiadores venezolanos, colombianos y ecuatorianos, sino
que historiadores de otras nacionalidades se inclinan por sus
simpatías hacia uno u otro personaje y de ello deriva posiciones
parcializadas sobre lo que ocurrió en Guayaquil.

En el Perú el virrey Pezuela sentía desconfianza de la fideli-


dad de los criollos y nativos que formaban parte del ejército es-
pañol, como era el caso del batallón Numancia, del cual solicita-
ron su baja tres capitanes y, “se apresuró a conceder aceptación
a las solicitudes”. Letamendi era natural de Panamá y Urdaneta
lo era de Coro, Venezuela. El tercer oficial del Numancia, León
Febres Cordero, se había escapado de las autoridades limeñas
que lo buscaban por sus relaciones con los patriotas. Claro era
las simpatías de estos oficiales a favor de los separatistas.

Cuando llegaron los oficiales a Guayaquil en setiembre de


1820, en la provincia se planeaba para rebelarse contra el domi-
nio español y proclamar su independencia. El grupo guayaqui-
leño contacto con los mencionados oficiales y lograron compro-
meterlos en sus planes. Entre los principales personajes de este
grupo destacaban José María Villamil, Juan Francisco Elizalde,
José Joaquín Olmedo, José de Antepara, Rafael Ximena, Luis
Fernando Vivero, Juan Illingworth, Francisco de Paula Lavayén,
Francisco Ramón Roca, Francisco Marcos y Gregorio Escobedo.
El último de los nombrados era natural de Arequipa-Perú.
92

En la noche del 9 de octubre de 1820 se sublevaron las tropas


de esta ciudad y proclamaron la independencia de la provin-
cia. De inmediato fue constituida una Junta de Guerra, presidida
por el capitán Urdaneta y una Junta de Gobierno presidida por
J.J. Olmedo. El teniente coronel Gregorio Escobedo, que era se-
gundo jefe del batallón Granaderos de la Guardia, fue nombra-
do Jefe Militar y, “el impetuoso Escobedo encabezaría el partido
peruanista en Guayaquil”.

La junta guayaquileña para asegurar su posición, acordó so-


licitar la ayuda de las expediciones libertadoras del sur y del
norte. Para ello, el día 11 de octubre se envió comisionados ha-
cia el Perú y Colombia. Se embarcaron, a bordo de la goleta
Alcance, José de Villamil y Miguel de Letamendi, con destino
al Perú. Rumbo al puerto de Cascajal (Buenaventura) se dirigió
Francisco de Paula de Lavayén, para contactar con la expedi-
ción capitaneada por Bolívar.

La junta guayaquileña, buscaba el apoyo de ambas expedi-


ciones libertadoras, para asegurar su independencia, pero de
ninguna manera buscaban anexarse a uno u otro país, pues al
constituirse acordaron mantenerse en forma expectante sobre
una decisión de anexión hasta que Perú y Colombia logren su
total independencia. Este espíritu de autonomía se aprecia en
93
la misiva que la Junta Guayaquileña dirigió a Santander el 17 de
marzo de 1821:

“El tirano de Quito hace inútiles esfuerzos para prolongar al-


gunos días más su bárbara dominación como nos ha impuesto
el coronel Morales encargado de fijar las líneas divisorias de los
ejércitos durante dicho armisticio, verificado lo cual ha pasado a
esta ciudad donde se halla.

En la copia oficial del tratado que ajustado en Quito y pasó a


este gobierno el señor Morales, reclamó por el artículo 4° con
arreglo a las instrucciones que tenía del Libertador, que cual-
quiera hostilidad contra esta provincia, ya sea de Quito o de Lima,
será mirada por la República como una infracción. Está decidida
protección es la precursora de la felicidad con que ya contamos;
pero el Presidente de Quito añadió a dicho artículo que no estaba
facultado respecto a Guayaquil, que correspondía al Perú y que
sabía se había sometido al ejército del General San Martín, idea
rara y muy distante de la verdad, porque cuando esta provincia
reunió sus representantes y formó una ley fundamental provisoria,
se declaró independiente mientras resolvía agregarse a otra aso-
ciación mayor de las que se formaban en la América Meridional,
por lo que el Gobierno que es fiel ejecutor de la ley que le dio el
pueblo, se ha cuidado y cuidará mucho de infringir este derecho
que se reservó la provincia; pero esta actitud es muy ventajosa a
la libertad, porque al mismo tiempo que le proporciona los auxi-
lios de todas partes la hace concurrir con todos los defensores de
ella, y proporciona el día de combinarse con las armas de la Gran
República para promover la libertad de las provincias limítrofes
sin comprometer la fe del armisticio”.

Claro está que los realistas reconocían a Guayaquil como


parte del virreinato del Perú y los quiteños consideraban que
Guayaquil le correspondía al Perú.

Villamil y Letamendi se entrevistaron con San Martín el 4 de


94
noviembre y San Martín acordó enviar a Guayaquil, como co-
misionados, a Tomás Guido y a Toribio Luzuriaga. Además con
ellos envió ciento cincuenta carabinas, que llegaron a Guaya-
quil el 20 del citado mes de noviembre y se pusieron de inme-
diato en contacto con los integrantes de la junta de gobierno.

El 26 de diciembre, la junta de guerra, integrada por Juan de


Dios Araujo, Hermenegildo Campusano, José González y Nico-
lás López, decidió nombrar como jefe militar de Guayaquil a To-
ribio Luzuriaga y resolvió, que en el aspecto militar Guayaquil
se entendería exclusivamente con San Martín, “entendiéndose
esta obediencia hasta que, libre de enemigos la América Meridio-
nal”. Con fecha 30 de diciembre se suscribió un convenio entre
la junta de gobierno y Guido, por el cual la junta mantenía la
independencia de Guayaquil hasta que se lograse la total inde-
pendencia de la América del Sur, (artículo 1°) aunque se decla-
raba bajo la protección del libertador San Martín (artículo 2°), al
cual se le reconocía como General en Jefe de las tropas de línea
de mar y tierra de Guayaquil, todas las cuales se consideraban
como División del Ejército del Perú (artículos 3° y 4°).

Sobre la base de los documentos y crónicas de la época, es


diáfano todo lo relacionado con la situación política de Guaya-
quil. Existía, es cierto, un ambiente relativamente tenso en el
cual las opiniones estaban divididas entre aquellos que desea-
ban la constitución de un Estado independiente y aquellos otros
que propugnaban por su agregación ya al Perú o a Colombia. La
junta de gobierno se mostraba partidaria de la autonomía.

Antonio José de Sucre ha dejado testimonios valiosos sobre


este grupo autonomista: su comunicación a Santander del 1 de
agosto y 18 de setiembre de 1821, así como sus misivas de 2 de
diciembre de 1821 y la del 15 de marzo de 1822 dirigidas al Mi-
nistro de Guerra. Asimismo en el oficio del 5 de enero de 1822
enviado desde Cali por el Secretario de Bolívar –y por expreso
encargo del Libertador– al Ministro de Guerra se hace mención
95
a que “… No faltan quienes deseen su incorporación al Perú y
quienes opinen por el extravagante delirio de que sea un Estado
independiente”.

Este oficio de Bolívar, da cuenta de su plan de pasar a Gua-


yaquil, para asegurar que esta provincia se declare, a como
diera lugar, por Colombia. De la misma manera debemos tener
presente que la decisión política guayaquileña de permanecer
“neutral”, “pro separatista” y “pro autónoma” era conocida y re-
conocida en aquel tiempo por las fuerzas políticas y estados de
aquel entonces.

En diciembre de 1820 la Junta de Guayaquil de ninguna ma-


nera se entregó al Perú, pues en aquel momento el Perú libre
e independiente era sólo una esperanza, ya que los españoles
aún tenían ejército en el virreinato del Perú. En realidad Guaya-
quil deseaba recibir protección y auxilio, del ejército libertador
del sur, cuyo jefe era San Martín. Pero ni San Martín ni el ejército
libertador del sur eran el Perú, seguía siendo virreinato espa-
ñol.

El estado de tensión política reinante en Guayaquil, se amen-


guó y pasó a un segundo plano cuando las fuerzas realistas de-
rrotaron a las patriotas comandadas por Urdaneta, en Huachi,
el 20 de diciembre de 1820 y ocuparon incruentamente Guaya-
quil. Los comisionados de San Martín abandonaron Guayaquil; y
se embarcaron rumbo al puerto del Callao a donde llegaron el
6 de enero de 1821.

Bolívar el 11 de enero de 1821 encargó a Sucre emprender


campaña en el sur, dándole a su mando el ejército acantonado
en Popayán. El 21 del mismo mes le ordenó pasar a Guayaquil,
donde, entre otras cosas, debía buscar que aquella provincia se
incorporase a Colombia. Sucre, al llegar a Trapiche se percató
que tanto el clima malsano como la intrincada topografía del
terreno y el espíritu indómito de los pastusos haría muy difícil el
96
paso hacia Guayaquil por Pasto. En vista de ello decidió utilizar
la vía marítima.

Por esa misma época llego a Venezuela los Comisionados del


gobierno español, Sartorio y Espelius, que venían a proponer
la paz. Después de las negociaciones del caso, se firmó, en la
ciudad de Trujillo, el 25 de noviembre de 1820, un armisticio de
paz entre los plenipotenciarios de Bolívar y de Morillo. Era un
tratado preliminar que tenía la finalidad de facilitar las negocia-
ciones para un tratado de paz definitivo. Este armisticio cobra
importancia, porque reconoce la existencia de Colombia como
gobierno independiente, con el cual se negocia y pacta de igual
a igual. El 26, es decir al día siguiente, se firmó un segundo tra-
tado denominado de regularización de la guerra. El día 27, Bo-
lívar y Morillo sellaron estos tratados con una reunión personal
en el poblado de Santa Ana.

El 17 de diciembre, Morillo se embarca para España, dejando


el gobierno de Venezuela al general Miguel de La Torre. Estaba
en vigencia el armisticio de Trujillo cuando el 11 de enero de
1821 Bolívar encargó a Sucre emprender campaña en el sur.

Sucre recibió en marzo la autorización del Libertador y, se


embarcó con 650 efectivos a bordo de las goletas Alejandro I y
Teodocio, el Libertador temía que San Martín anexase Guaya-
quil al Perú. A comienzos de 1821 aún no se había declarado la
independencia del Perú, hecho que ocurriría recién a fines de
julio de dicho año.

La travesía de Sucre al mando de su expedición fue muy difí-


cil y se vio obligado a desembarcar en la punta de Santa Elena,
a 31 leguas de Guayaquil, ciudad al cual arribó el 7 de mayo. En
oficio que envía Sucre al Comandante General de Cauca, desde
Guayaquil y transcrito a Santander, informa sobre los percan-
ces del viaje: “Nuestra navegación ha sido desgraciada y moles-
ta. Después de 28 días de viaje no pudo la corbeta llegar aquí, y
97
tuvimos que desembarcarnos el 30 de abril en la punta de Santa
Elena, 31 leguas de esta ciudad”.

El armisticio de Trujillo se rompió, el 28 de abril de 1821,


a consecuencia de producirse la sublevación de la ciudad de
Maracaibo, el 28 de enero de 1821. Los patriotas colombianos
fueron en su auxilio, lo cual fue considerado, y de hecho así lo
era, una violación de lo pactado en el armisticio. En un primer
momento Bolívar estuvo de acuerdo con esta posición, pero
pronto cambió y recurriendo a una argucia interpretativa del
armisticio pasó a sostener que al independizarse Maracaibo,
Colombia al ocupar dicho territorio había ocupado un país que
estaba fuera de las leyes españolas. Lo cierto es que Maracaibo
quedaba dentro del área ocupada por los realistas al momento
de la firma del armisticio de Trujillo.

Sucre, a los pocos días de su llegada a Guayaquil, concertó


un convenio con la Junta de dicha provincia. Con anterioridad,
el 12 de abril de 1821, se había intentado la suscripción de un
acuerdo de ayuda mutua entre la Junta y el General José Mires,
el cual había sido enviado por Bolívar, en calidad de personero,
con la misión de ofrecer ayuda militar y lograr su anexión a Co-
lombia, pero Mires contestó, el 26 de abril, que no podía firmar
porque no tenía poderes para hacerlo. El convenio se firmaría el
15 de mayo de 1821 y por dicho acuerdo Guayaquil se declara-
ba bajo los auspicios y protección de Colombia. (Artículo 2. El
artículo 1 estipulaba: “La Junta Superior de Guayaquil no estando
facultada por su Constitución provisoria para declarar la incorpo-
ración de la provincia de la República de Colombia según la Ley
Fundamental, protesta no obstante manifestar y recomendar las
ventajas de la Ley a la Junta Electoral de la provincia luego que
se reúna con el fin de expresar libremente su voluntad sobre su
agregación a la forma que le convenga; para cuyo efecto se apro-
vechará la oportunidad que presente nuestra situación después
de la próxima campaña en que deben quedar libres las provin-
cias de Quito y Cuenca”.
98
Los historiadores consideran este tratado “como el primer
gran triunfo político del Libertador frente al Protector”. Situación
que así fue, porque constituyó el primer paso firme en la tarea
de conseguir la anexión de Guayaquil a Colombia.

Retomando la narración de los sucesos militares en Guaya-


quil, se dijo que las fuerzas patriotas al mando de Urdaneta fue-
ron derrotadas en Huachi (20 de diciembre de 1820) por los
realistas capitaneados por Melchor Aymerich, Gobernador y
Presidente de Quito. El 5 de enero de 1821 un nuevo revés su-
frieron los patriotas al ser derrotado el comandante José García
–que había logrado reorganizar los dispersos de Huachi– en el
combate de Tanizahua o Tanasigna, por las fuerzas realistas al
mando del coronel Miguel de la Piedra.

Sucre llego en mayo a Guayaquil y, se puso al mando del


ejército patriota con el título de Jefe de las tropas auxiliares de
Colombia. Viendo la inferioridad con relación a las fuerzas rea-
listas escribió a San Martín, el 13 de mayo, solicitándole auxilio
militar. A esta situación crítica vino añadirse la sublevación del
comandante Nicolás López, quien se puso en combinación con
Aymerich y con Caamaño. Los rebeldes lograron apoderarse de
la corbeta Alejandro I e intentaron bombardear Guayaquil, pero
no pudieron llevar a cabo, porque las tropas colombianas em-
barcadas por el coronel Luzuriaga las persiguieron y apresaron.
El comandante López, que se encontraba en Babahoyo, al saber
estos hechos emprendió de inmediato marcha en búsqueda de
Aymerich. Por su parte, los patriotas al mando de Federico Rash
y Cayetano Cestaris persiguieron a las fuerzas realistas del co-
mandante López y le dieron alcance en Palo Largo y, los rebel-
des emprendieron la fuga. Aymerich decidió socorrer a López
y para ello encargó que el comandante Francisco González,
desde Cuenca, lo auxiliara, en tanto que él mismo, desde Quito,
decidió marchar hacia la Bodega de Babahoyo. González y Ay-
merich al reunirse, emprenderían campaña sobre Guayaquil.

99
Sucre, conocedor de los planes realistas, decidió atacar por
separado las fuerzas de González y Aymerich. El 12 de agosto,
Aymerich cayó sobre Babahoyo –población situada a orillas del
río del mismo nombre, en su confluencia con Caracol y el Seco–,
donde, desde del día 7, Sucre había reunido todas sus fuerzas.
Aymerich, que no se había reunido con González, prefirió no
hacer frente a Sucre, el cual aprovechó esto para ir en búsqueda
de González, al cual derrotó totalmente en Cone, a tres leguas
de Yaguachi, e inmediatamente cayó sobre Aymerich al cual
también derrotó el 19 de agosto.

Mientras los patriotas celebraban el triunfo, los realistas se


replegaron hacia Moche, donde se reorganizaron. Sucre deci-
dió atacar nuevamente al ejército realista, para lo cual el 11 de
setiembre se situaba en el valle de Ambato. Los realistas, que
se habían desplazado de Moche a Huachi, enfrentaron en esta
última localidad, el día 12, a las fuerzas de Sucre, a las cuales le
infringieron una aplastante derrota. Aymerich no supo aprove-
char esta coyuntura tan favorable para ellos, no persiguiendo
a los patriotas y en cambio decidió pasar a Quito, aunque de-
bemos señalar que para ello debió pesar mucho la gran canti-
dad de bajas que habían sufrido los realistas. Aymerich dejó el
grueso de su ejército en Riobamba, al mando de Tolrá, y el resto
en Guarancha.

En esta nueva situación crítica, la junta guayaquileña, el 17 de


setiembre, se dirige a San Martín, solicitándole auxilio militar
de unos mil hombres por lo menos, con mil quinientos fusiles y
cincuenta quintales de pólvora.

Sucre, a pesar de la crítica situación, decidió actuar para po-


der equilibrar un tanto la situación. Tolrá se encontraba acan-
tonado en Riobamba y Sucre le cae sorpresivamente. El plan
resulto, tanto así que Tolrá decidió negociar un armisticio, que
se suscribió el 19 de noviembre, en Babahoyo, por un periodo
de noventa días, acordando que los realistas se retirarían a Rio-
100
bamba y los patriotas quedarían en Guayaquil.

Sucre volvió a dirigirse al gobierno peruano solicitando en-


vío de refuerzos militares. San Martín, por su situación preca-
ria –recién hizo su ingreso a Lima en julio de 1821– no pudo
enviar los auxilios que con ansiedad le solicitaban Sucre y la
Junta Guayaquileña. Pero luego que San Martín se apoderó de
la capital Lima, la balanza se inclinó, en cierta medida a su favor
en lo político, aunque aún no en lo militar, por lo tanto, ya estaba
en condiciones de enviar los auxilios que con tanto apremio se
le requería. San Martín considero que no era conveniente en-
viar el batallón Numancia, el cual solicitaba Sucre, y en su lugar
decidió enviar la división del norte, compuesta por los batallo-
nes Trujillo N° 2, Piura N° 4, Regimiento Cazadores a Caballo y
Granaderos a Caballo, así como también un pequeño grupo de
artillería, que estaban al mando de J. A. Álvarez de Arenal, que
declinó la jefatura del ejército auxiliar. Sucre, para salvar este
impasse, se allanó a ceder el mando a Arenales, pero como éste
insistió en su negativa argumentando motivos de salud, se acor-
dó nombrar en su reemplazo a don Andrés de Santa Cruz.

Sucre, en vista de que se avecindaba el periodo de inunda-


ciones, pensó abrir campaña por Piura y para ello solicitó el
permiso adecuado del gobierno peruano, el 29 de noviembre
de 1821. El día 30 le refería a Santander sobre el particular, ex-
plicándole las ventajas de este plan, debido a que en Piura ha-
bía “caballos, bagajes y víveres suficientes para llevarlos a Cuen-
ca”.

La división peruana al mando de Santa Cruz se reunió con las


fuerzas de Sucre el 9 de febrero de 1822, en Saraguro. Sucre, en
oficio suscrito desde su Cuartel General en Saraguro el 15 de
febrero, dio cuenta al Ministro de Guerra de Colombia sobre su
encuentro con las fuerzas peruanas.

El plan de Sucre era apoderarse de Quito, para de esta ma-


101
nera restar fuerzas y atención sobre Pasto, donde se encontraba
detenido Bolívar. El Libertador pensó en un primer momento,
pasar por mar a Guayaquil y de allí dirigirse en campaña sobre
Quito. Sus tropas y él mismo se encontraban en el puerto de
Buenaventura, pero tuvo que cambiar estos planes al recibir co-
rrespondencia de Sucre, que le comunicaba la llegada a Quito
del nuevo virrey de Nueva Granada, el capitán general don Juan
de La Cruz Mourgeón, con una expedición realista y, que sobre
las costas del Chocó, desde Buenaventura hasta Guayaquil, ac-
tuaban la corbeta Alejandro y cuatro buques de guerra, con el
objetivo de apresar las tropas colombianas y al Libertador mis-
mo, si entre ellas se encontraba. Por este motivo, Bolívar se vio
en la necesidad de emprender campaña por Pasto y, combinar
con Sucre para conseguir su objetivo.

Sucre, que era el Jefe del Ejército Unido, ordenó pasar a Cuen-
ca, donde llegaron el 27 de febrero y donde se estacionaron
hasta el 28 de marzo. Todo hasta este momento andaba a la per-
fección. Nada hacía prever el grave problema que se desataría
entre Sucre y Santa Cruz, es decir realmente entre Colombia y
Perú.

Para comprender mejor el problema que se desató, retro-


cederemos a diciembre de 1821. El 16 de dicho mes el Ayun-
tamiento de Portoviejo levantó un acta por la cual expresaba
su deseo de pertenecer a Colombia. La Junta de Gobierno de
Guayaquil en su deseo de mantener la unidad recurrió a Sucre
para que interviniese en el asunto. Fueron enviados comisiona-
dos ante el cabildo de Portoviejo para lograr que reservase esta
ciudad sus opiniones para otra ocasión más adecuada. La Junta,
desconfiando de lo que podrían lograr los comisionados, envió
fuerzas a Portoviejo, produciendo este hecho la rebelión y se
intentó derrocar a la Junta. Sin embargo el movimiento resultó
fallido y la calma reapareció. Era este el primer acto de fuerza
en la búsqueda de la anexión de Guayaquil a Colombia.

102
Al poco tiempo de ocurrido lo anteriormente señalado, Bolí-
var, el 2 de enero de 1822, comunicaba a la Junta Guayaquileña
su posición tajante con relación al problema: “Yo me lisonjeo,
Excmo. Señor con que la República de Colombia habrá sido pro-
clamada en esa capital, antes de mi entrada en ella. V.E. debe de
saber que Guayaquil es complemento del territorio de Colombia;
que una provincia no tiene derecho a separarse de una asociación
a que pertenece, y que sería faltar a las leyes de la naturaleza y
de la política, permitir que un pueblo intermedio viniese a ser un
campo de batalla entre dos fuertes Estados; y yo creo que Colom-
bia no permitirá jamás que ningún poder de América entre a su
territorio. Exijo el inmediato reconocimiento de la república de
Colombia, porque es galimatías la situación de Guayaquil. Usted
sabe, amigo –la misiva está dirigida a J.J. Olmedo, Presidente de
la junta– que una ciudad con un río no puede formar una nación”.
Y en la carta dirigida a Sucre, desde Cali y con la misma fecha
2 de enero 1822, leemos lo siguiente: “He llegado al fin a esta
capital (Cali), a completar la libertad de Colombia y el reposo
del sur. Guayaquil recibirá todos los auxilios necesarios para no
ser más inquietado... Para preparar el éxito de la próxima cam-
paña, autorizo a U.S. se pondrá de acuerdo con el gobierno de
Guayaquil. Pero si este rehusase algo de cuanto U.S. pida, U.S. está
autorizado para hacer por sí mismo aquello que conceptúe pre-
ciso... Yo tomo sobre mí la responsabilidad de cuantas providen-
cias tome U.DS., activas, eficaces y aun violentas. El tenor de estas
órdenes debe U.S. comunicarlo al gobierno de Guayaquil, mani-
festándole, verbalmente, que mis intenciones son llevar a cabo la
libertad de Colombia desde Tumbes hasta las bocas de Orinoco y
que los sacrificios que ha hecho Colombia por recobrar su íntegra
independencia, no serán frustrados por ningún poder humano de
América; y, finalmente, que yo espero que, para cuando yo entre
en esa ciudad, ya el gobierno de Colombia habrá sido reconoci-
do por ella, no pudiendo yo hallarme, sin faltar a mi deber y a mi
deseo, fuera del territorio de las República”.

Como se puede apreciar a través de estos dos documentos, la


103
posición de Bolívar era tajante, decidida e incluso francamente
agresiva y chocante por el personalismo imperante, sobre todo
en la misiva dirigida a Sucre.

La Junta de Gobierno quedó turbada ante la posición de Bolí-


var, posición que ponía en serios aprietos la actitud de espera y
en cierto sentido autonomista de la junta. En vista de todo ello,
la Junta recurrió al Protector del Perú, para informarle de dicho
hecho. De otro lado, el agente diplomático peruano ante la junta
guayaquileña, General Francisco Salazar y Carrillo, escribió a
Monteagudo, el 7 de febrero, dándole cuenta de los planes e
intenciones de Bolívar. La misiva tanto de la Junta como la de
Salazar, que contenían copia del oficio del Libertador del 2 de
enero, llegó a manos de San Martín en Huanchaco, donde había
tocado casualmente su marcha a Guayaquil para encontrarse
con Bolívar. En vista de estos sucesos y otros, el Protector em-
prendió el regreso a la capital del Perú, llegando a esta ciudad
los últimos días de febrero. En la Gaceta del miércoles 27 de
febrero se anunciaba su regreso de la siguiente manera: “S.E. el
Protector del Perú ha regresado desde el puerto de Guanchaco,
donde recibió noticias oficiales, comunicadas por el Gobierno de
Guayaquil, y por el general Sucre, de que S.E. el Libertador de
Colombia marchaba sobre Juanamba...”

San Martín, desde la Magdalena y con fecha 18 de marzo de


1822, escribió una misiva a Torre Tagle: “Incluyo a Usted la carta
que he recibido de Roca, ella no deja la menor duda de que el
Libertador quiere oprimir a Guayaquil a toda costa: este es asunto
del mayor interés y que pende el honor del gobierno. Esta noche
después de las oraciones me tendrá U. en esa, sin más objeto que
el de conferenciar sobre éste y otros particulares que son intere-
santes”. Esta importante misiva, habla de la responsabilidad de
San Martín en el problema que se suscitó y, a la larga tuvo que
reflexionarse sobre sus consecuencias y dar marcha atrás.

El 2 de marzo el gobierno peruano –del cual estaba encar-


104
gado Torre Tagle– ordenó a Santa Cruz retrogradar desde cual-
quier posición que se encontrase y se pusiese a órdenes de La
Mar. El 3 de marzo, Monteagudo ofició a La Mar en el sentido
de que en caso de que Guayaquil “solicitase sinceramente la
protección de las armas del Perú, por ser su voluntad conservar
la independencia de Colombia en tal caso emplee V.S. todas las
fuerzas que están puestas a sus órdenes en apoyo de la espon-
tánea liberación del pueblo. Pero, si por el contrario, el gobierno
de Guayaquil y la generalidad de los habitantes de la provincia,
pronunciasen su opinión a favor de las miras de Colombia, sin
demora vendrá V.S. al departamento de Trujillo a tomar el mando
de la costa norte, reunir la división del coronel Santa Cruz en Piu-
ra, aumentarla hasta donde alcancen los recursos del territorio,
y obrar según lo exija la seguridad del departamento de Truji-
llo. Como no es posible prever las diferentes combinaciones que
allí se presenten, el gobierno deja al arbitrio de V.E. obrar según
ellas...” Esta orden fue confirmada el día 23 del mismo mes.

La orden dada a Santa Cruz con fecha 2 de marzo la trasmitió


Arenales el día 13. Santa Cruz la recibió el 29 y ese mismo día
se la comunicaba a Sucre, diciéndole: “Tengo el sentimiento de
comunicar a V.S. que se hace necesaria e inevitable la separación
de la División de mi mando que por órdenes expresas de mi go-
bierno debe retrogradar sobre la capital de Lima que, amenazada
por las tropas de los generales La Serna y Ramírez, corre el mayor
peligro”.

Al día siguiente, 30 de marzo, Sucre, turbado e indignado,


contestó el oficio de Santa Cruz, señalándole lo nefasto de la de-
cisión de su retiro, la cual era inconcebible, pues de ser cierto
el peligro de Lima, dicha división tardaría en llegar a Lima por
lo menos dos meses, y por otra parte él se vería en la necesidad
de pedir el batallón Numancia. Sucre se niega enfáticamente a
aceptar el retiro y en pocas palabras sintetiza su pensamiento:
“Por tanto, no sólo me opongo a la retirada bajo las más serias
protestas, sino que usando de las facultades que me ha dado el
105
Excmo. Señor Protector del Perú sobre la división de V.S. al poner-
la a mis órdenes sin restricción alguna (como consta de las copias
que tengo el honor de acompañarle) he dispuesto que el movi-
miento que continuaba el batallón Trujillo se lleve a efecto y que
la marcha del escuadrón Granaderos a reforzar los puestos avan-
zados para verificar más tranquilamente nuestra aproximación a
Riobamba a cumplir la combinación con el Libertador, se ejecute
mañana mismo, como estaba prevenido. Debo observar también a
V.S. que cualquier comunicación de estos cuerpos del Perú, debía
dirigírseme a mí, teniendo el mando inmediato de ellos, por las
órdenes de S.E. el Protector”.

El mismo 30, Santa Cruz que se veía envuelto en tan emba-


razosa situación, volvió a oficiar a Sucre, en respuesta a la an-
teriormente comentada. Santa Cruz le expresa que lamenta no
poder obedecerle por tener que cumplir en forma apremiante
las órdenes del gobierno peruano, cuya responsabilidad pesa
sobre él: “En mi concepto, después de expresar a V.S. la sinceri-
dad y los más vivos sentimientos de mi Gobierno al suspender
por ahora la cooperación a que se ha prestado de antemano, re-
itero a V.S. no sólo que debo retrogradar, sino que debo hacerlo
con la mayor brevedad y a marchas forzadas... “

Sucre, el día 31 dio respuesta a esta comunicación, expresán-


dole a Santa Cruz que los argumentos que esgrimía eran mez-
quinos, pues se abandonaba a Colombia, también en peligro,
para ayudar al Perú, el cual disfrutaba de la ayuda colombiana.
Le advierte que sólo aceptara el retiro de su división si es que el
gobierno peruano le enviaba de inmediato el batallón Numan-
cia.

Santa Cruz, el mismo 31, respondió la nota de Sucre, propo-


niéndole una medida transaccional: Que la división peruana se
estacionase en los mismos puntos que ocupan o se reconcen-
trasen en Cuenca, sirviendo de apoyo a Sucre ínterin él recibía
respuesta de una consulta que haría al gobierno peruano.
106
Sucre, ante la gravedad del problema surgido, escribió dos
misivas a San Martín y una al Ministro de Relaciones Exteriores
del Perú, las tres fechadas el 1 de abril de 1822, desde su cuar-
tel general en Cauca. La primera comunicación al Protector es
un oficio en el cual le señala lo nefasto de la orden de retirada
de la división peruana al mando de Santa Cruz; le manifiesta
haber tenido que oponerse a dicho retiro y que en previsión
de cualquier situación futura semejante ha solicitado que el Nu-
mancia abandone el Perú para integrarse al ejército colombia-
no. Sucre, según se desprende del texto de este oficio, suponía
que la orden de retiro de las fuerzas de Santa Cruz había sido
dada cuando aún el Protector no había llegado a la capital, de su
regreso de la frustrada entrevista con Bolívar, pues leemos: “Yo
me prometo que vuelto V.E. a Lima, asegurará los lazos que han de
unir eternamente al Perú y Colombia”.

La otra comunicación que recibió San Martín fue una misiva


donde, en forma franca y personal le señala lo nefasto e impo-
lítico de la orden impartida, así como la indelicadeza de dar ór-
denes directamente a Santa Cruz cuando dicho jefe había sido
puesto bajo su mando: “Semejante medio es una relajación de la
disciplina, además de una suma desconsideración”. A continua-
ción le expresa: “Dispense Ud. que diga, mi General, que nuestra
conducta ha sido muy franca y decente, para que seamos retribui-
dos de una manera que debe juzgarse un ultraje trascendental a
la República y pensamos que un paso inconsiderado puede re-
sentir a hermanos íntimamente ligados, y que no deben tener sino
un mismo voto”.

Cuando el Protector recibió estas dos comunicaciones ya ha-


cía días que el problema había sido solucionado por el gobier-
no peruano, aunque por la distancia se dio el caso de que dicha
solución del gobierno llegó a manos de Santa Cruz cuando éste
ya lo había resuelto de acuerdo a sus convicciones personales y
en atención a la situación política y militar del momento.

107
San Martín recibió las comunicaciones de Sucre fechadas
desde Cuenca el 1 de abril de 1822, el problema ya lo había
resuelto el gobierno peruano, desde ya relativo tiempo atrás.
El 12 de abril, el Protector, después de estudiar el problema
en sesión del Consejo de Gobierno resolvió dar una contraor-
den, en el sentido de que Santa Cruz continuase auxiliando a
las fuerzas colombianas. Es importante señalar con relación a
este problema, que personajes tan prominentes como Álvarez
de Arenales y Torre Tagle no estaban de acuerdo con la me-
dida del gobierno peruano del retiro de la división al mando
de Santa Cruz, ni tampoco con la actitud de San Martín con re-
lación a la problemática en torno a Guayaquil. Arenales, envió
una carta al Protector el 29 de abril de 1822 y, le decía: “Desde
que me impuse de la determinación contenida en la orden que
se pasó a Santa Cruz para que se retire con su división, sentí no
poca violencia en mi modo de pensar: me pareció inoportuno y
algo imprudente, por varias consideraciones... Debo, no obstante,
persuadirme que Uds. habrán meditado el asunto y que tendrán
otros motivos forzosos para aquella disposición”. En cuanto a To-
rre Tagle sabemos que creía lo más conveniente, con relación
al problema guayaquileño, no insistir en el intento de anexión
de dicho territorio, tal como lo manifiesta en carta al propio San
Martín, el 31 de julio de 1821.

Como se puede apreciar, había personalidades muy cerca de


San Martín que lo aconsejaban no insistir en cuanto a la preten-
sión de anexar Guayaquil. San Martín no escuchó esos conse-
jos y prefirió crear una situación bastante difícil de la cual salió
bastante mal, porque si bien es cierto que después de reflexio-
nar todas las desventajas que ello significaba para su gobierno
e incluso el daño que se hacía a la causa de la independencia,
se decidió a dar la contraorden del 12 de abril, pero el proble-
ma ya lo había solucionado Santa Cruz doce días antes, contra-
viniendo órdenes expresas del gobierno peruano.

Santa Cruz, con fecha 1 de abril de 1822, después de tomar su


108
trascendental decisión, ofició a Sucre, expresándole: “Si la con-
tinuación de la cooperación de la División del Perú es tan nece-
saria para salvar al ejército de la República; si la situación de V.S.
es tan apurada y estrecha; y si la causa general de América está
expuesta a retrogradar por mi retirada; y si con estas considera-
ciones, y las más que V.E. manifiesta es preciso que yo deje obrar
en la campaña 700 hombres en reemplazo del Numancia, es más
conforme que disponga V.S. de la masa de la división de mi man-
do. Ya que he de detener mi movimiento por los tres cuerpos que
V.S. cree necesarios, sea enhorabuena por el todo, porque no cabe
mezquindades en los subalternos de un gobierno no ha notado
V.S. por su objeto principal, sino la causa continental y común, y la
mayor deferencia hacia los particulares intereses de Colombia”.
Sucre agradeció a Santa Cruz por su decisión; “... no me queda
sino darle las gracias por su disposición a que continuemos la
campaña con todos los cuerpos del Perú”.

El enojoso asunto llegaba de esta manera a su fin, aunque aún


el 5 de mayo de 1822 Sucre, al dirigirse al Ministro de Relacio-
nes Exteriores del Perú y darle cuenta que Santa Cruz le había
presentado una comunicación del 12 de abril que era una con-
traorden de la del 2 de marzo, le advierte de que dicho oficio
deja ver un campo descubierto contra sus operaciones, por lo
cual insiste en el retiro del Numancia.

El 19 de abril las fuerzas patriotas se situaron en Punín, a diez


kilómetros al sur de Riobamba. Las fuerzas realistas, al mando
de Tolrá, se encontraban en sus posiciones del cerro Santa Cruz,
en la quebrada del río San Luis, defendiendo la ciudad de Rio-
bamba. Sucre, el día 20, ordenó el reconocimiento de los pasos
que pudieran permitir rodear al enemigo, encontrándose que
dicha maniobra se podía realizar por la quebradilla de Pantús.
Al día siguiente, Sucre ordenó maniobrar por dicha quebradilla,
pero los realistas al darse cuenta de ello se replegaron hacia
Riobamba, con la intención de seguir más hacia el norte. Su-
cre, en vista de ello, ordenó que la caballería cortase la retirada
109
realista. El 21 de abril se llevó a cabo la batalla de Riobamba,
favoreciendo la victoria al ejército patriota. El día 28 el ejército
unido reinició la marcha hacia Quito; el día 2 de mayo ingresa-
ban a Latacunga y el 17 se situaban en el valle de Chillo, a tres
leguas de Quito. El 21 se trasladaron a Chillo Gallo, donde Sucre
se informó que, procedente de Pasto, legarían refuerzos para los
realistas. Para adelantarse a esta conjunción, Sucre avanzo con
su ejército hasta las lomas de Pichincha, donde el día 24 choca-
ron los ejércitos, favoreciendo nuevamente el triunfo al ejército
unido libertador. Melchor de Aymerich, el último Presidente de
la Real Audiencia de Quito, temiendo que los patriotas fuesen a
saquear Quito recibió al coronel D.F. O’Leary, edecán del Gene-
ral Sucre y aceptó la capitulación aquel mismo día, documento
por el cual las fuerzas realistas entregaban “la fortaleza del Pa-
necillo, la ciudad de Quito y cuanto estaba bajo la dominación
española con todos sus pertrechos de boca y guerra y almacenes
existentes”. El 29 de mayo de 1822 Quito quedaba incorporado
a la República de Colombia.

110
Bolívar, ingresa a Quito el 15 de junio y, suscribió el 18 de
aquel mes, un decreto por el cual se declaraba a la División del
Perú a órdenes de Santa Cruz, benemérita de Colombia en gra-
do eminente; señalaba que Santa Cruz gozaría en Colombia del
empleo de General de Brigada, siempre que el gobierno del
Perú se sirviese concederle la gracia del goce de este empleo;
los demás jefes y oficiales de la División Peruana serían reco-
mendados al gobierno peruano para que atienda a los méritos y
servicios que han contraído en la presente campaña. Se le otor-
gaba a Santa Cruz y demás jefes, oficiales y tropa de la División
Peruana una medalla (de oro para los oficiales y jefes y de plata
de sargento a bajo), con la siguiente inscripción: “Libertador de
Quito, en Pichincha” en el anverso, en tanto que en el reverso
la expresión “Gratitud de Colombia a la División del Perú”. La
medalla pendería de un cordón o cinta tricolor, con los colores
de Colombia, como ciudadanos beneméritos. “El primer escua-
drón de Granaderos Montados del Perú llevaría el sobrenombre
de Granaderos de Riobamba, si el gobierno peruano se dignaba
confirmarle dicho sobrenombre glorioso”.

EL BATALLON NUMANCIA.

Como se aprecia en nuestro relato, de manera reiterada se


habla o menciona al batallón Numancia, razón por el cual es me-
nester referirnos a ella para dar más detalles.

Originalmente creado el 17 de diciembre de 1813 en Vene-


zuela por el realista José Antonio Yáñez con el nombre de Bata-
llón Numancia, con oficiales y soldados de Guayana destacados
en Barinas y hombres reclutados en los llanos venezolanos. El
“Numancia” combatió con valentía durante la guerra a muerte
en 1814 destacándose en la Batalla de Arao.

En el año 1815 el coronel Sebastián de la Calzada reorganizó


completamente el batallón añadiéndole las milicias de Mara-
caibo, y al llegar la expedición pacificadora del general Pablo
111
Morillo a Venezuela, el “Numancia” fue incorporado a las fuerzas
expedicionarias y pasó a la Nueva Granada, donde tras acabar
con la resistencia de los patriotas, incorporó reclutas neograna-
dina, incluidos prisioneros revolucionarios, con ellos aumentó
su leva hasta formar un regimiento de Línea de tres batallones
llamados primero, segundo y tercero de Numancia. El primer
batallón iría destinado al Perú, mientras el resto del regimiento,
o sea el segundo y tercer batallones, serían capturados por el
general Simón Bolívar en la batalla de Boyacá.

Este primer batallón aislado con el conjunto del regimiento,


fue formado por el mariscal Pablo Morillo y se nutrió con reclu-
tas originarios de Barinas, Barquisimeto y Maracaibo.

El viaje del Numancia al Perú se debe a que el Mariscal Pa-


blo Morillo resolvió emplear en su ofensiva contra las bases de
los patriotas venezolanos en la Isla de Margarita los europeos
que venían de refuerzos desde España, al mando del general
José de Canterac, aunque iban destinados al virrey del Perú. Así,
Morillo decidió quedarse con las tropas europeas que iban al
Perú vía Panamá. Es decir, uno de los batallones del regimiento
“Burgos” (el otro batallón venía por Cabo de Hornos) y ade-
más un escuadrón de Lanceros del Rey. En sustitución de las
unidades europeas decidió mandar al Perú al Batallón primero
de Numancia.

El Numancia marchó a pie, en una penosa travesía desde la


Nueva Granada, atravesando Ecuador y llegando a Lima en fe-
brero de 1819. Posteriormente pasan a Trujillo donde las com-
pañías 5ª y 6ª, que se hallaban en cuadro, completan sus filas
con reclutas peruanos. En aquel entonces estaba al mando del
teniente coronel español Roberto Delgado. Más tarde, tras el
desembarco en Perú de la expedición libertadora del general
José de San Martín, en Lima crecía la desconfianza del ejérci-
to español hacía el virrey Pezuela, al ritmo que también crecía
la infiltración revolucionaria hábilmente dirigida por agentes
112
como López Aldana, Joaquín Campino, Rosa Campusano y Ma-
nuela Sáenz, quienes buscaban atraer al “Numancia”, íntegra-
mente formado por venezolanos y peruanos, a la causa inde-
pendentista.

En septiembre de 1820 fue descubierta una conspiración del


batallón para sublevarse: los oficiales Miguel Letamendi (pa-
nameño), León Febres Cordero y Luís Urdaneta (venezolanos),
fueron perseguidos por las autoridades y deportados a Guaya-
quil donde participaron en la independencia de Guayaquil en
el bando emancipador, según refieren fuentes españolas.

Otra fuente dice que el batallón primero de Numancia era


una fuerza que el general Pablo Morillo había formado y era
parte del ejército de Nueva Granada y como consecuencia de
la Batalla de Maipú (1818), fue enviado como refuerzo para las
milicias realistas en el Perú a solicitud del virrey Pezuela. El ba-
tallón estaba constituido por naturales de Venezuela y Santa Fe
de Bogotá, reclutados a la fuerza, sumando dicho cuerpo más de
medio millar de hombres, que llegaron al Lima en febrero de
1819

Esta situación adversa al ejército español, obligó al general


Morillo a embarcar al Numancia con destino al Perú, a cambio
de otras que quedaron en Venezuela. Cuando llegaron a las cos-
tas peruanas, sus integrantes se encontraban con la moral baja,
estado de ánimo que facilitaría a los agentes enviados por el
general José de San Martín para que influyeran en la psicología
de los mismos, a fin de quebrar su lealtad a la corona y conse-
guir que se unieran a las filas independentistas.

Pero ¿cómo lograr que más de medio millar de hombres du-


daran y abandonaran su lealtad a la corona española y al virrey
Joaquín de la Pezuela? Esto fue posible gracias al trabajo de los
operadores y agentes de inteligencia enviados por el libertador
San Martín. Hermosas damas limeñas desarrollaron esta opera-
113
ción al enamorar a oficiales del Numancia, donde una de ellas
era dueña de una casona donde brindaba posada y comida a
los jefes del referido batallón.

En una celda de la iglesia San Pedro de Lima, semanas antes,


el sacerdote patriota Joaquín Paredes, que era visitado frecuen-
temente por el capitán realista Thomas Heres, había sido per-
suadido por el religioso, para que se uniera a las fuerzas inde-
pendentistas.

A finales de noviembre de 1820, se encontraba en Chancay


el general realista Jerónimo Valdez junto con su caballería y el
batallón Numancia, mientras que San Martín se establecía en
Huaura. Inmediatamente el libertador ordenaría que el coronel
Rudecindo Alvarado pasara a Sayán, para de allí enrumbar a la
sierra a fin de encontrarse con Álvarez de Arenales. Enterado
de esta maniobra, Valdez y sus fuerzas se dirigieron a Sayán cre-
yendo poner una cuña entre Alvarado y San Martín, marchando
a la vanguardia de dicha fuerza el Numancia.

Cuando Alvarado se encontraba cerca de Chancay, el 28 de


noviembre se produce las primeras deserciones en el Numan-
cia, aunque fueron mínimas. No obstante estas reflejaban el
desánimo de las tropas, azuzadas por los agentes patriotas. De
aquel pueblo del norte chico, Valdez se dirigiría hacia el sur con
dirección al campamento de Aznapuquio en las afueras de Lima
–hoy distrito de San Martín de Porres– donde el virrey Pezuela
había acantonado a su ejército, dejando en Palpa al Numancia
para que cubriera su retirada. Este último se movilizaba de no-
che, a fin de descansar en el día y evitar el desgaste marchando
sobre los arenales bajo el sol abrazador.

Pero grande sería la sorpresa de Valdez y del mismo virrey


al conocer la noticia que los 650 hombres que componían el
Numancia la noche del 2 de diciembre decidieron pasarse a las
filas del Ejército Libertador, no sin antes tomar como prisione-
114
ros a los oficiales que se mantenían leales a la corona española.
Aquella noche, los capitanes Thomas Heres y Ramón Herrera,
apoyados por otros oficiales, apresaron a su superior y jefe de
dicho batallón, el coronel Ruperto Delgado, junto con otros que
no apoyaban la insubordinación, poniéndolos bajo fuerte custo-
dia. Días después, Heres y todos del Numancia –con sus respec-
tivos armamentos– se presentarían ante San Martín en su cuar-
tel general de Huaura, siendo recibidos en medio de abrazos y
honores militares, encargándosele la custodia de la bandera del
Ejército Libertador.

De esta manera, los patriotas aumentaron su poderío militar,


con una acción de inteligencia y contrainteligencia. La defec-
ción del Numancia provocaría el motín de Aznapuquio contra
Pezuela.

El Paso del Numancia, tras el apresamiento del coronel Ruper-


to Delgado para luego entregar este cuerpo al bando patrio-
ta, pasando luego a formar parte del Ejercito Unido Libertador
del Perú al mando de José de San Martín, fue un acontecimiento
decisivo para la Expedición Libertadora, permitió a San Martín
aumentar su fuerza con un batallón veterano y debilitó en igual
medida a los realistas, que finalmente abandonaron Lima. Al
momento en que el Numancia se pasó a los patriotas en Huaura,
contaba con 996 plazas, de las cuales 671 eran venezolanos y
325 peruanos.

Durante las campañas de San Martín en el Perú, el batallón


Numancia fue renombrado añadiéndole Fiel a la Patria y bajo
el comando del coronel venezolano Heres destacó como una de
las mejores unidades del Ejército Unido Libertador del Perú du-
rante la segunda campaña de Arenales a la sierra y en el primer
sitio del Callao. El batallón bajo escarapela peruana se consi-
deró el de más antigüedad y custodiaba la bandera del ejército
libertador.

115
Pintura: Encuentro. Recrea el momento en que el batallón Numancia recibe
el encargo de San Martín de custodiar la bandera del Ejército Libertador.

En 1821 el general Sucre, se hallaba en el Ecuador luchando


contra los realistas y le dirige una carta a San Martín, solicitan-
dole que devolviera el batallón “Numancia”, alega que sus sol-
dados desean volver a la Gran Colombia. El Protector del Perú
rehusó y envió en su lugar a la División del Norte de Andrés de
Santa Cruz. El “Numancia” permaneció en el Perú tras la retirada
de San Martín, y se integró a la división gran colombiana con el
nombre de “Voltígeros de la Guardia” recibiendo nuevas bande-
ras de Colombia, primero del general venezolano Juan Paz del
Castillo, más tarde de Sucre, con él que participó la batalla más
importante de la guerra de independencia, la batalla de Ayacu-
cho, en la que formó parte de la segunda División comandada
por el general José María Córdova.

SAN MARTIN Y BOLIVAR, FRENTE AL PROBLEMA DE


GUAYAQUIL.

El pensamiento de San Martin y Bolívar sobre la suerte po-


lítica de Guayaquil es un aspecto claro, debido a que ellos ex-
116
presaron en diversos documentos, e incluso intercambiaron sus
opiniones, en forma diáfana y sincera. Dichas opiniones eran,
en el fondo, diametralmente opuestas y por lo tanto irreconci-
liables. Tal vez en lo único en lo cual estuvieron de acuerdo era
en la inconveniencia de que Guayaquil se constituyese como un
Estado independiente y soberano. Bolívar estaba convencido
que, políticamente, era lo más conveniente para Colombia que
Guayaquil perteneciese a dicho Estado y que debía recurrirse a
todos los medios posibles para impedir su anexión al Perú o su
autonomía.

San Martín en cambio no miraba con desagrado que Guaya-


quil decidiese agregarse al Perú. San Martín no era partidario
de emplear todos los medios disponibles, sino más bien el de
respetar la voluntad libre y soberana del pueblo guayaquileño.

San Martín tanto a la Junta Guayaquileña como al propio Bolí-


var expresaría en forma clara su parecer. En comunicación diri-
gida a la mencionada junta el 23 de agosto de 1821, expresaba:
“Desde que recibí la primera noticia del feliz cambiamiento que
hizo esa provincia de su antigua forma, me anticipé a mostrar al
gobierno que entonces existía por medio de mis diputados, el ge-
neral Luzuriaga y el coronel Guido, cuáles eran las ideas que me
animaban con respecto a su destino. Mi grande anhelo era enton-
ces y nunca será otro que ver asegurada su independencia bajo
aquel sistema de gobierno que fuese aclamado por la mayoría
del pueblo, puesto en plena libertad de deliberara y cumplir sus
votos. Consecuente con estos principios, debo repetir a V.S., en
contestación a su nota oficial del 29 del pasado, que invariable
en el plan que me he propuesto, yo no tomaré otra parte en los
negocios de ese país que las que convengan al cumplimiento de
la resolución heroica que adoptó el día de su regeneración.

Por lo demás, si el pueblo de Guayaquil espontáneamente


quiere agregarse al departamento de Quito, o prefiere su incor-
poración al Perú o si en fin resuelve mantenerse independiente
117
de ambos, yo no haré sino seguir su voluntad y considerar esa
provincia en la posición política que ella misma se coloque.

Para remover sobre este particular toda ambigüedad, es ob-


vio el expediente de consultar la voluntad del pueblo, tomando
las medidas que ese gobierno estime conveniente a fin de que la
mayoría de los ciudadanos exprese con franqueza sus ideas, y sea
norma que siga V.S. en sus resoluciones, sirviéndose en tal caso
avisarme el resultado para nivelar las mías”.

El Protector aceptaría incluso la autonomía de Guayaquil, sin


embargo lo cierto es que él, al igual que Bolívar, se daba cuenta
que tal decisión, de producirse, sería nefasta para las relaciones
que debían entablarse entre Perú y Colombia. En misiva envia-
da a Bolívar, fechada el 3 de marzo de 1822, es decir concebida
a su regreso de su frustrado viaje de febrero, cuando intentó lle-
gar a Guayaquil a entrevistarse con Bolívar, y conociendo ya la
opinión al respecto del Libertador, le expresó en forma directa
y franca su propio parecer:

“Por las comunicaciones que en copia me ha dirigido el go-


bierno de Guayaquil, tengo el sentimiento de ver la seria intimi-
dación que le ha hecho V.E. para que aquella provincia se agregue
al territorio de Colombia. Siempre he creído que en tan delicado
negocio el voto espontáneo de Guayaquil sería el principio que fi-
jase la conducta de los estados limítrofes, a ninguno de los cuales
compete prevenir por la fuerza la deliberación de los pueblos...
Dejemos que Guayaquil consulte su destino y medite sus intere-
ses para agregarse libremente a la sección que le convenga, por-
que tampoco puede quedar aislado sin perjuicio de ambos...”

Bolívar expresó en varias oportunidades su opinión sobre la


suerte de Guayaquil:

• El 2 de enero de 1822, desde Cali, se dirigió en forma franca


y directa a la junta guayaquileña, expresándole “que Guaya-
118
quil es complemento del territorio de Colombia... que Colom-
bia no permitirá jamás que ningún poder de América encete
su territorio”.
• Desde su mismo cuartel general en Cali, el 18 de enero del
mismo año, volvió a dirigirse a la junta, ratificando su clara
y tajante posición: “... ese gobierno sabe que Guayaquil no
puede ser un estado independiente y soberano; ese gobierno
sabe que Colombia no puede ni debe ceder sus legítimos de-
rechos y ese gobierno sabe en fin que en América no hay un
poder humano que pueda hacer perder a Colombia un palmo
de la integridad de su territorio”.
• Desde Quito, el 22 de junio, el Libertador dio respuesta a la
misiva del 3 de marzo que le enviara el Protector. En esta
carta Bolívar le dice a San Martín: “V.E. expresa su sentimiento
que ha tenido al ver la intimidación que hice a la provincia de
Guayaquil para que entrase en su deber. Yo no pienso como
V.E. que el voto de una provincia debe ser consultado para
consultar la soberanía nacional, porque no son las partes sino
el todo del pueblo el que delibera en las asambleas generales
reunidas libre y legalmente... Yo no creo que Guayaquil ten-
ga derecho a exigir de Colombia el permiso para expresar su
voluntad para incorporarse a la república; pero si consultaré
al pueblo de Guayaquil, porque este pueblo es digno de una
ilimitada consideración de Colombia, y para que el mundo vea
que no hay un pueblo de Colombia que no quiera obedecer
sus leyes”.

¿Cuál fue la actitud de los guayaquileño frente a este proble-


ma? “Los guayaquileños nunca se lo perdonaron –se refiere a la
anexión violenta hecha por Bolívar. La arbitrariedad demostrada
por Bolívar en 1822 fue una de las razones para que un sector del
pueblo guayaquileño apoyase a Juan José Flores, a quien le tenían
aún menos aprecio, para destruir en 1830, la quimérica creación
del Libertador, y establecer con Quito y Cuenca, el Estado del
Ecuador en Colombia”. Bolívar incorporó a mano militar Guaya-
quil, para recibir como dueño de casa a San Martín.
119
Los guayaquileños se hartaron de los abusos de las autori-
dades y de las tropas colombianas estacionadas en la ciudad.
Incluso cuando se produjo la guerra entre Perú y Colombia, du-
rante los gobiernos de La Mar y Bolívar respectivamente, el pro
peruanismo de los pueblos de sur de Colombia –lo que ahora
es Ecuador– era algo muy notorio tanto así que preocupó seria-
mente a Bolívar y a Sucre, como se puede apreciar en diversas
misivas: “Lo más serio era la aversión profunda que sentían los
pueblos del Sur a esta guerra; en la zona costera, el Perú tenía
grandes simpatías; el propio General La Mar había nacido en esos
territorios, era natural de Cuenca de patricia familia guayaquile-
ña”.

LAS SOLICITUDES DE ENTREVISTAS.

Fue San Martín, exactamente el 12 de octubre de 1820, desde


Pisco, que se dirigió al Libertador expresándole su deseo de re-
unirse con él. La misiva no ha sido hallada, pero sabemos de ella
por la respuesta que dio Bolívar desde Bogotá, el 10 de enero
de 1821.

El Libertador le dice a San Martín: “Tengo la honra de acusar


a V.E. la recepción del despacho a 12 de octubre, en Pisco del año
próximo pasado. Este momento lo había deseado toda mi vida; y
sólo el de abrazar a V.E. y el de reunir nuestras banderas puede
serme más satisfactorio. El vencedor de Chacabuco y Maipú, el
hijo primero de la Patria, ha olvidado su propia gloria al dirigir-
me sus exagerados encomios; pero ellos le honran porque son el
testimonio más brillante de su bondad y propio desprendimiento.
Al saber que V.E. ha hollado las riberas del Perú, ya las he creído
libres, y con anticipación me apresuro a congratularlo a V.E. por
esta tercera patria que le debe su existencia. Me hallo en marcha
para ir a cumplir mis ofertas de reunir el imperio de los Incas al
imperio de la Libertad; sin duda que más fácil es entrar en Quito
que en Lima; pero V.E. podrá hacer más fácilmente lo difícil; y bien
pronto la divina Providencia, que ha protegido hasta ahora los es-
120
tandartes de la Ley de la Libertad, nos reunirá en algún ángulo
del Perú, después de haber pasado por sobre los trofeos de los
tiranos del mundo americano”.

El 24 de junio de 1821 Bolívar obtuvo la victoria de Carabo-


bo sobre las fuerzas realistas al mando del Mariscal de Campo
Miguel de la Torre, y dicho triunfo le permitió ingresar en la
ciudad de Caracas, el día 28 de aquel mismo mes.

San Martín creyó conveniente comunicarse epistolarmente


con Bolívar para reiterar la propuesta de una reunión. Esta misi-
va fue suscrita en Lima, a 3 de marzo de 1822, y en ella le dice:
“Yo no puedo ni quiero dejar de esperar que el día en que se rea-
lice nuestra entrevista, el primer abrazo que nos demos transigirá
cuantas dificultades existen y será la garantía de la unión que liga
a ambos Estados, sin que haya obstáculo que no se renueve defini-
tivamente. Entre tanto, ruego a V.E. se persuada de que la gloria de
Colombia y la del Perú son un solo objeto para mí, y que apenas
concluya la campaña, en la que el enemigo va a hacer el último
experimento reuniendo todas sus fuerzas, volaré a encontrar a V.E.
y a sellar nuestra gloria, que en gran parte ya no depende sino de
nosotros mismos”.

El Libertador recibió con mucho retardo esta misiva, según él


mismo lo dice “a causa de las dificultades que presentaba para
las comunicaciones el país de Pasto”. La respuesta que a ella dio
Bolívar lleva la huella indeleble del triunfo de Pichincha, así
como de la toma de Pasto y Quito. Desde éste último lugar, el
día 22 de junio de 1822 el Libertador se dirige al Protector en
contestación a la carta que hemos mencionado, y en bellas ex-
presiones le renueva sus ansias de conocer y abrazar al amigo,
al libertador del sur: “Mas, dejando aparte toda discusión políti-
ca, V.E. con el tono noble y generoso que corresponde al jefe de
un gran pueblo, me afirma que nuestro primer abrazo sellará la
armonía y la unión de nuestros estados, sin que haya obstáculo
que no se renueva definitivamente. Esta conducta magnánima por
121
parte del Protector del Perú fue siempre esperada por mí. No es el
interés de una pequeña provincia lo que puede turbar la marcha
majestuosa de la América Meridional, que, unida de corazón, de
interés y de gloria, no fija sus ojos sobre las pequeñas marchas
de la revolución, sino que eleva sus miras sobre los más remo-
tos siglos, y contempla con gozo generaciones libres, dichosas y
anegadas en todos los bienes que el cielo distribuye a la tierra,
bendiciendo la mano de sus protectores y libertadores.

La entrevista que V.E. se ha servido ofrecerme, yo la deseo con


mortal impaciencia, y la espero con tanta seguridad, como ofreci-
da por V.E.”

Un día antes de zarpar del Callao rumbo al norte, en búsque-


da del Libertador, San Martín nuevamente le escribe para co-
municarle su viaje, que tendría como fin hallarlo en Quito: “An-
sioso de cumplir mis deseos frustrados en el mes de febrero por
las circunstancias que concurrieron entonces, pienso no diferirlos
por más tiempo... Mi alma se llena de pensamientos y de gozo
cuando contemplo aquel momento: nos veremos, y presiento que
América no olvidará el día en que nos abracemos”. El Protector
no se equivocaba: Hispanoamérica no podrá olvidar nunca la
reunión de sus libertadores en Guayaquil.

A escasos días del arribo de San Martín a Guayaquil, e igno-


rando Bolívar que unos dos días después tendría oportunidad
de abrazar y conversar con su par en tierra guayaquileña, le
escribió el 23 de julio una misiva en la que la renovaba su deseo
de conocer al hermano en la causa libertadora de América: “...
tengo el placer de asegurar que al acercarme al Perú me hallo
más fuertemente animado del deseo de conocer a V.E. y de em-
plearme en servicio de la nación peruana”.

EL ENCUENTRO DE LOS CAUDILLOS.

La bibliografía sobre la entrevista de Guayaquil es vastísima,


122
pero está rodeado de una aureola de misterio, que incitó a los
estudiosos a intentar profundizar sobre tal suceso histórico. La
división entre sanmartinianos y bolivaristas, en países que no
son no Argentina ni Venezuela, así como la intromisión del na-
cionalismo en el enfoque de este hecho entre los historiadores
argentinos y venezolanos, han enmarañado este suceso.

La versión personal de Bolívar la encontramos en los siguien-


tes documentos:

• Las dos relaciones oficiales y reservadas sobre la entrevista


enviadas por José Gabriel Pérez, secretario de Bolívar, por
orden del Libertador, al Secretario de Relaciones Exteriores
del Gobierno de Colombia y a don Antonio José de Sucre, In-
tendente del Departamento de Quito, fechada ambas desde
el cuartel general en Guayaquil, el 29 de julio de 1822.
• Las misivas enviadas por el Libertador a Santander desde
Guayaquil, con fecha 29 de julio de 1822, la primera, y 3 de
agosto de 1822, la segunda.
• El memorándum u oficio enviado por J.G. Pérez, por orden
Bolívar, a los Ministros de Estado y Relaciones Exteriores de
Perú y Chile, suscritos en el cuartel general en Cuenca, el 9
de setiembre de 1822.
• Carta a Peñalver con fecha 26 de setiembre de 1822.
• Nota de Bolívar al Editor del “Correo Mercantil”.

Los testimonios sobre la entrevista de Guayaquil escritos por


allegados de Bolívar, tenemos a los de O’Leary, Restrepo, T.C.
Mosquera, Heres y M.A. López.

Los documentos de San Martín está constituida por:

• Misiva de San Martín a Guillermo Miller, fechada en Bruselas,


el 19 de abril de 1827.
• Misiva de San Martín a Ramón Castilla, de 11 de setiembre
de 1848.
123
• Proclama del Protector del Perú al pueblo peruano, infor-
mándole sobre su entrevista con Bolívar.
• La “discutida” misiva de San Martín a Bolívar de 29 de agosto
de 1822, conocida con el nombre de “Carta de Lafond”.
• Los testimonios indirectos, aparecidos como confidencias,
por parte de San Martín, son varios, a diferencia de lo ocu-
rrido con Bolívar que si hizo confidencias sobre la entrevista,
que debió hacerlas entre sus allegados más íntimos, éstos
no especificaron que se trataba realmente de confidencias.
Recibieron confidencias de labios de San Martín el general
Tomás Guido, el brigadier Cruz, Enrique Martínez, Juan Ma-
nuel Iturregui, Mariano Balcarce y D.F. Sarmiento.

Fuente valiosa para el estudio sobre todo del aspecto externo


de la entrevista, constituye la Relación del edecán de San Mar-
tín don Rufino Guido, que estuvo en Guayaquil acompañado, en
calidad de Edecán al Protector del Perú. Sobre la base de los
apuntes de Rufino Guido preparó Jerónimo Espejo una versión
sobre la entrevista de Guayaquil.

COMO SE DIO EL ENCUENTRO

Los últimos días de febrero de 1822 el Protector llegó al Cal-


lao procedente de Huanchaco. El 3 de marzo decretaba que To-
rre Tagle continuase al mando de la administración, en tanto él
se encargaba de preparar la campaña a puertos intermedios.

En el mes de abril las fuerzas patriotas al mando de General


Pío Tristán sufrieron el vergonzoso revés de Macacona. A me-
diados de enero de 1822 la división patriota, comandada por
Tristán se situaba en Ica. El virrey, con el objeto de derrotar a
esta división, ordenó que Valdés –situado en Arequipa– y Can-
terac, acantonado en Huancayo, marchasen sobre Ica, Tristán al
informarse del movimiento de las fuerzas al mando de Valdés,
ordenó a Gamarra, Jefe de su Estado Mayor, salir a su encuentro.
Pero informándose poco después del movimiento simultáneo
124
de las fuerzas de Canterac, ordenó el regreso de las fuerzas de
Gamarra. Tristán y Gamarra optaron por escapar hacia Lima,
pero en Macacona fueron cortados en su huida por las fuerzas
de Canterac.

El 7 de abril de 1822 las fuerzas patriotas fueron batidas por


las realistas capitaneadas por Canterac. Valdés y Canterac se
reunieron en Huaytara, desde donde regresaron a sus respecti-
vos emplazamientos.

Antes de marchar a Guayaquil, San Martín buscaba en tratos


diplomáticos con La Serna, la búsqueda de una solución pací-
fica que tuviera como base fundamental el reconocimiento de
la independencia. El Protector le argumentaba al virrey, la gran
superioridad militar patriota y el aislamiento realista. La Serna
señaló no tener poderes suficientes para negociar sobre la base
del reconocimiento de la independencia del Perú, y sobre la
pretendida superioridad patriota, responde a San Martín, seña-
lando que aún contaba con abundantes recursos para proseguir
la guerra.

A pesar que con gran júbilo se había proclamado la inde-


pendencia, en el terreno de los hechos el Perú aún no era real-
mente libre; el ejército realista permanecía intacto en sus acan-
tonamientos del centro y sur del país. Mientras dicho ejército
permaneciese en el Perú, no se podía hablar de independencia
y libertad. Era pues indispensable derrotarlo, y para ello, era
necesario un plan adecuado y, buscar todos los elementos que
asegurasen el éxito.

San Martín concibió su plan a puertos intermedios, que re-


quería para su éxito, de un numeroso y poderoso ejército, que
en aquel momento no disponía. Por eso San Martín decidió so-
licitar ayuda, de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de
Chile y de Colombia. Al primero de los estados nombrados en-
vió como comisionado a don Antonio Gutiérrez de la Fuente,
125
quien fracasó en su gestión por la indiferencia del gobierno de
Buenos Aires. Con Colombia el asunto se facilitó, el Libertador
había enviado al Perú a Joaquín Mosquera, para firmar un tra-
tado de unión. El 6 de julio de 1822 Joaquín Mosquera por Co-
lombia y Bernardo Monteagudo por el Perú, suscribieron dos
tratados de “unión, federación y liga” por los cuales quedaban
ambas naciones unidas en sus fuerzas, en sus intereses y en sus
ciudadanías recíprocas, aunque conservando cada una de ellas
su independencia y plena autonomía.

El 14 de julio el Protector zarpó del Callao a bordo de la go-


leta “Macedonia”, rumbo a Guayaquil. El viaje fue sin contra-
tiempos; al rayar el día 25 la mencionada nave fondeaba en la
isla de Puná. Allí recibiría noticias inesperadas. La primera de
ellas, que Bolívar se encontraba en Guayaquil desde el 11 de
julio, San Martín pensaba que la entrevista se realizaría en Quito,
donde suponía que aún se encontraría Bolívar. Las otras noticias
que recibió, fue de labios de los depuestos miembros de la Jun-
ta Guayaquileña, como de La Mar y Salazar. Fue así como se in-
formó, sobre la deposición de la junta, la agregación fáctica de
Guayaquil a Colombia, así como la realización de comicios para
legalizar la anexión. Fueron los personajes citados, los primeros
que se entrevistaron con el Protector a bordo de la “Macedo-
nia”. San Martín les retribuyó la visita, entrevistándose con ellos
a bordo del navío “Protector” que albergaba a los refugiados.

La llegada de la “Macedonia” a Guayaquil fue comunicada


por el vigía de la isla Puná. Bolívar, se sorprendió totalmente
con el inesperado suceso, pues no había recibido la carta de
San Martín del 13 de julio, porque ella había sido dirigida ha-
cia Quito. Bolívar, envió de inmediato una comisión integrada
por el coronel Torres y tres edecanes, portando una misiva en la
que se refleja la sorpresa de la visita: “En este momento hemos
tenido la muy satisfactoria sorpresa de saber que V.E. ha llegado
a las aguas de Guayaquil. Mi satisfacción está turbada, sin embar-
go, porque no tendremos tiempo para preparar a V.E. una mínima
126
parte de lo que se debe al Héroe del Sur, al Protector del Perú.
Yo ignoro además si esta noticia es cierta, no habiendo recibido
ninguna comunicación digna de darle fe”.

San Martín, por su parte, antes de haber recibido a la comi-


sión enviada por Bolívar, envió, ante el Libertador, a su edecán
Rufino Guido para comunicarle por medio de una carta su arri-
bo a Guayaquil.

Bolívar, de inmediato escribió una misiva, la cual puso en ma-


nos de Guido para que se la entregase al Protector. Esta segun-
da misiva escrita por el Libertador al Protector, el 25 de julio,
sería la encargada de convencer a San Martín que debía desem-
barcar. En ella leemos: “Tan sensible me sería que Ud. no venga
hasta esta ciudad como si fuéramos vencidos en muchas batallas;
pero no, Ud. no dejará burlada el ansia que tengo de estrechar
en el suelo de Colombia al primer amigo de mi corazón y de mi
patria. ¿Cómo es posible que Ud. venga de tan lejos, para dejar-
nos sin la posesión positiva en Guayaquil del hombre singular que
todos anhelan conocer y, si es posible, tocar? No es posible, res-
petable amigo; yo espero a Ud. y también iré a encontrarle donde
quiera que Ud. tenga la bondad de esperarme; pero sin desistir
de que Ud. nos honre en esta ciudad. Pocas horas, como Ud. dice,
son bastantes para tratar entre militares, pero no serán bastantes
esas mismas horas para satisfacer la pasión de la amistad que va a
empezar a disfrutar de la dicha de conocer el objeto caro que se
amaba sólo por la opinión, sólo por la fama”.

¿Por qué San Martín, después de tan largo viaje, dudó en pi-
sar tierra guayaquileña? Algunos sostienen que el Protector,
en esta oportunidad, había viajado a Guayaquil para decidir la
anexión de este territorio al Perú, pero que al saber que Bolívar
se encontraba allí no le quedó otra alternativa que la de optar
por una entrevista informal.

San Martín propuso una entrevista a bordo de la “Macedo-


127
nia”, por su preocupación de los problemas que podía causar
su presencia en la ciudad de Guayaquil. Debemos recordar que
los primeros en conversar con el Protector fueron los miembros
de la junta de Guayaquil depuesta, además de La Mar y Sala-
zar, los cuales debieron informar, la forma por demás hostil de
Bolívar y Colombia, así como presentar la situación política de
Guayaquil. Bolívar quería legalizar en las urnas, la anexión de
Guayaquil a Colombia, que a mano militar había hecho el Liber-
tador. Es posible que el Protector consideró que su presencia,
podía alterar el orden y esto crearía problemas a Bolívar. Para
evitar todo ello, consideró San Martín que no debía pisar tierra
guayaquileña.

En la mañana del 26 de julio, Bolívar visitó al Protector, el cual


se encontraba a bordo de la “Macedonia”. Esta visita, esta con-
signada en las Relaciones enviadas por orden del Libertador
tanto al gobierno de Bogotá como a la Intendencia de Quito. En
la primera de estas Relaciones, se dice, sobre ella, lo siguien-
te: “Desde que S.E. el Protector vio a bordo a S.E. el Libertador,
le manifestó los sentimientos que le animaban de conocer a S.E.,
abrazarle y protestarle una amistad la más íntima y constante. Se-
guidamente lo felicitó por su admirable constancia en las adver-
sidades que había experimentado y por el más completo triunfo
que había adquirido en la causa que defiende, colmándolo, en
fin, de elogios y exageraciones lisonjeras. S.E. contestó del modo
urbano y noble que en tales casos exigen la justicia y la gratitud”.

Bolívar subió a bordo de la “Macedonia”, tal vez pensando


en la posibilidad de que el Protector se negaría a entrevistar-
se con él, en tierra. Consideraba Bolívar, que su presencia en
la “Macedonia”, para un diálogo directo, preliminar y de corte-
sía, convencería a San Martín que no era posible haber ido de
tan lejos para no bajar a tierra. Los resultados fueron totalmente
exitosos, pues el Protector aceptó la invitación de Bolívar para
desembarcar y reunirse en la casa de los Luzurriaga, ese mismo
día, al mediodía.
128
Al mediodía del 26 de julio de 1822, descendió San Martín
con su comitiva, lo acompañaban La Mar, Salazar, el coronel Ma-
nuel Rojas –Secretario de la legación peruana–, sus edecanes
Rufino Guido y Salvador Soyer y una escolta integrada por 25
húsares. Desde el muelle hasta la casa escogida para el encuen-
tro de los dos libertadores, se encontraba formado un batallón
de infantería, que en orden de parada hizo, al Protector, los ho-
nores que por su “alta graduación y rango se le debían”.

Al llegar a la mencionada residencia, Bolívar, que lo espera-


ba al pie de la escalera, se adelantó y estrechándole la mano,
le dijo: “al fin se cumplieron mis deseos de conocer y estrechar
la mano del renombrado general San Martín”. Comenzaron ense-
guida las felicitaciones de las corporaciones, de las diversas per-
sonalidades y de las damas guayaquileñas. Una de ellas, la her-
mosa guayaquileña Carmen Calderón Garaicoa, fue la encargada
de colocarle, al Protector, una corona de laurel esmaltada. San
Martín, al cual sorprendió este simpático gesto, apenas coronado
y en presencia aún de la señorita Garaicoa, se quitó de sus sienes
la corona y le agradeció galantemente a la mencionada dama,
expresándole que “él no merecía semejante demostración, que
había otros que la merecían más que él, pero que no podía tam-
poco despojarse de un presente de tanto mérito, por las manos de
quien venía y por el patriótico sentimiento que lo había inspirado;
agregando que lo conservaría eternamente, como recuerdo de
uno de sus más felices días”.

La propia Carmen Garaicoa narra los pormenores del coro-


namiento de San Martín, informando que dicho acto fue prepa-
rado por el propio Libertador Bolívar.

Habiendo concluido el ceremonial del recibimiento, ambos


libertadores tuvieron su primera entrevista en tierra, la cual fue
a puerta cerrada y sin testigos, prolongándose por espacio de
hora y media.

129
En la tarde del mismo 26, el Protector visitó a Bolívar en su
casa, teniendo ambos caudillos una nueva entrevista confiden-
cial, aunque esta vez más corta, pues duró aproximadamente
una media hora. Al término de ella, el Protector se retiró a su
alojamiento, donde en aquella noche del 26 recibió el saludo de
numerosísimas personas.

El día 27, que sería el último de permanencia en Guayaquil,


fue sumamente agitado para San Martín. Antes de ir a visitar
nuevamente al Libertador, dejó arreglado todo el equipaje,
pues debía partir inmediatamente después de su asistencia a
una fiesta, que en su honor, se daría esa noche en el Cabildo. Al
mediodía el Protector abandonó su alojamiento y se trasladó a
casa del Libertador, donde sostuvo con éste una tercera entre-
vista, tan confidencial como las dos primeras, y más larga que
ellas, pues se prolongó de la una a las cinco de la tarde. Habien-
do concluido la entrevista, ambos libertadores se trasladaron a
un gran salón donde se llevó a cabo un banquete en honor del
visitante, ofrecido por Bolívar; la reunión se prolongó hasta las
siete de la noche.

A las nueve de la noche el Protector asistió al gran baile que,


en su honor, se realizó en el salón del Cabildo. La fastuosa fiesta,
que era engalanada por lo más selecto de la sociedad guaya-
quileña, así como por jefes y oficiales del ejército colombiano,
tenía en San Martín y Bolívar dos estrellas que refulgían más
que las lumbres que iluminaban el vistoso salón. A la una de la
mañana, del ya 28 de julio, el Protector comunicó al Libertador
su retiro, el cual se llevó a cabo en forma sigilosa, sin que nadie
se diese cuenta, a través de una puerta excusada. San Martín
fue acompañado por el Libertador hasta el muelle, lugar desde
el cual ambos caudillos se despidieron. Nunca más volverían a
verse.

Guido narra el retiro de la siguiente manera: “...sin despedir-


se el general sino del libertador y sin que nadie se apercibiera
130
de semejante despedida, lo que tal vez había sido acordado entre
ambos, porque no se alterase el buen humor de la concurrencia,
pues que uno solo de sus ayudantes nos hizo salir por una puerta
excusada y nos acompañó hasta el momento de embarcarnos...”
La despedida en el muelle fue emotiva, porque aunque hubie-
sen discrepado en diversos puntos y tuviesen ideas diferentes
en algunos aspectos, sin embargo, por encima de todo eso, se
sentían hermanados en la lucha por la libertad y tenían con-
ciencia del rol principalísimo que, como jefes del movimiento
separatista, jugaban en América. Bolívar al momento de la des-
pedida le hizo entrega a San Martín de un presente, un peque-
ño retrato suyo –el del propio Bolívar–, una miniatura grabada
en marfil. El Protector agradeció el presente y en el momento
culminante de la despedida le dijo: “Ahora le queda a usted, ge-
neral, un nuevo campo de gloria, en el que va usted a poner el úl-
timo sello a la libertad de América”. Tanto el presente de Bolívar
como las palabras del Protector están confirmadas por éste en
carta enviada a Guillermo Miller desde Bruselas, con fecha 19
de abril de 1827.

Después de más de 20 días de travesía, San Martín llegó a su


destino, ingresando a la ciudad de Lima el 19 de agosto, siendo
aclamado vivamente por el pueblo limeño. A su llegada al puer-
to del Callao fue informado de una ingrata noticia: la deposi-
ción de su ministro Bernardo Monteagudo. El día 21 el Protector
aceptó la renuncia, que un día antes le presentara Torre Tagle,
estableciendo que él (San Martín) reasumiría el mando supre-
mo al día siguiente, 22 de agosto de 1822.

ENTREVISTAS CONFIDENCIALES

Es cierto, ya no se puede seguir repitiendo que la entrevista


de Guayaquil es un gran enigma, pero aún permanecen oscuros
algunos aspectos de ella.

La opinión sobre la confidencialidad de la reunión está divi-


131
dida. El primero en sostener y declarara haber participado en
ellas, en calidad de secretario de Bolívar y encargado de tomar
notas de las conversaciones fue el general Tomás Cipriano Mos-
quera. Así lo sostuvo en el número 46 de la Crónica de Nueva
York de 1851 donde publicó una versión sobre la entrevista de
Guayaquil. Posteriormente publicaría su “Memoria sobre la vida
del general Simón Bolívar” donde volvió a ratificar su afirmación,
para corregir al historiador peruano Mariano Felipe Paz Soldán
quien sostenía que dichas entrevistas no había tenido testigos.

T.C. Mosquera escribe:“El señor Mariano Paz Soldán en su His-


toria del Perú independiente asegura que nadie presenció ningu-
na de las conversaciones de Bolívar y San Martín, porque nadie se
consideraba bastante grande para acercárseles en los momentos
que hablaban; y en seguida confiesa que San Martín propuso el
establecimiento de una monarquía en el Perú y que Bolívar no
aceptó porque él prefería la dictadura o una presidencia vitalicia
como lo probó después; y en esta aseveración el señor Paz Soldán,
quiere hacer misteriosa la entrevista de Bolívar con San Martín y
estudiosos como es el señor Paz Soldán, pudo leer en el N° 46 de
la Crónica de Nueva York de 1851 en que hice yo la relación de
aquella entrevista, como secretario del Libertador que asistí a ella
para tomar notas, lo mismo que el señor Soyer secretario privado
de San Martín”.

Rufino Guido, que fue Edecán de San Martín y que había es-
tado presente en Guayaquil acompañando al Protector del Perú,
al tomar conocimiento de la afirmación de T.C. Mosquera envió
al diario “La Nación” la siguiente aclaración: “Señor Redactor de
La Nación. Acabo de leer en su apreciable diario de hoy un artícu-
lo que transcribe usted de uno de los diarios de Panamá, escrito
por el general Mosquera, en el que asegura éste que lo que se
refiere sobre la entrevista del general San Martín y Bolívar, lo sabe
como testigo presencial, como pudo saberlo también el teniente
coronel Soyer, uno de sus ayudantes de campo, que entramos al
despacho del Libertador, para tomar notas de las conferencias.
132
El general Mosquera creyó, sin duda, cuando escribió su artí-
culo, que había muerto también el coronel Guido así como había
fallecido en Lima hacía muchos años el teniente coronel Soyer,
pero felizmente vive el primero para asegurar que no es cierto
que hubiese presenciado la entrevista, ni Soyer tampoco, porque
solo el general San Martín y Bolívar estuvieron encerrados por
más de dos horas.

Es posible que el Libertador que tenía confianzas en Mosquera


le impusiese después de algunos puntos de la conferencia, pero
oírlo él de boca de un interesado, a oírlo mientras la discutían
aquellos dos grandes hombres de la época habrá una gran dife-
rencia”.

Manifiestan que estuvieron presentes T.C. Mosquera, J.G. Pé-


rez, y muy probablemente Gómez, aunque ninguno de la comiti-
va de San Martín. Sin embargo si esto hubiera ocurrido así Mos-
quera lo hubiese señalado y no hubiese señalado solo a Soyer.
Por otra parte Mosquera fue desmentido por Rufino Guido. Asi-
mismo Cortes Vargas considera que J.G. Pérez fue quien tomó
los apuntes de las conversaciones, pero sabemos que Mosquera
se atribuye dicha función. Todo esto significa que las entrevistas
se llevaron a cabo con la presencia de testigos, fuese secretario,
edecán o ayudante.

San Martín fue a Guayaquil a solicitar la unión de los dos ejér-


citos libertadores para formar un gran ejército unido libertador
con el cual terminar la guerra de la independencia peruana. Le
propuso a Bolívar la Jefatura Suprema del que tendría que ser
el Gran Ejército Unido Libertador, pero en vista que Bolívar no
aceptó, San Martín decide dejarle campo libre para que Bolívar
concluya dicha gesta.

Bolívar consideró que la reunión realmente careció de toda


vital importancia, desde el momento mismo que ella no tuvo ca-
rácter oficial, por lo que venía a ser una muy amigable visita
133
que ya de tiempo atrás se habían propuesto y que en el fondo
anhelaban, aunque sin saber que podía devenir de ella. Bolívar
es enfático en considerarla una simple visita, tal como señala
en todos los documentos personales o a través de su secretario
Pérez.

Bolívar proporciona una versión integral, San Martín nos


brinda una visión restringida, reducida tan solo al tema medular
que constituyera el verdadero objetivo del viaje y prescindien-
do de todos los demás. San Martín dio prueba de su política de
no interferencia en el caso de Guayaquil.

Otro punto es la situación militar del Perú. El Protector expre-


só que ella no era realmente apremiante y que había planeado
poner en práctica su plan de campaña a puertos intermedios.
Según la versión de Bolívar, San Martín en ningún momento re-
clamó auxilio militar, porque Bolívar estaba ya por pasar al Perú.

La situación política del Perú fue otro de los puntos tratados.


San Martín en forma franca le expresó que atravesaba serios
problemas en el mando político del Perú, cargo que, por otra
parte, no deseaba seguir manteniendo. Le anuncia su decisión
de retirarse del Perú y de América.

Según la versión de Bolívar, el Protector le expresó la conve-


niencia de un régimen monárquico constitucional con un prín-
cipe europeo. Bolívar le expresó no estar de acuerdo con ello y,
algo más, que era contraproducente para el resto de América,
el que se llegase a establecer dicho tipo de gobierno, pero que
en última instancia si la decisión del Perú era en ese sentido,
Colombia no se opondría.

Referente a los límites de los nacientes Estados fue tema tam-


bién de la entrevista aunque en forma muy superficial, según
la versión de Bolívar, porque San Martín no estaba en misión
oficial. Bolívar consigna que el Protector le prometió intervenir
134
para que se solucionara pacífica y satisfactoriamente el proble-
ma limítrofe entre ambos estados. Bolívar le señaló al protector
la necesidad y conveniencia de lograr la paz con España, sobre
la base de lograr el reconocimiento de la independencia, la in-
tegridad territorial y la evacuación del ejército realista.

Las conversaciones también trataron el punto referente a la


situación de los otros estados hispanoamericanos, tales como
México, Chile y el Río de la Plata. Sobre el primero, siempre
según la versión de Bolívar, el Protector dejó intuir que conocía
muy poco sobre los últimos acontecimientos. Chile y su Direc-
tor Supremo O’Higgins merecieron de San Martín grandes elo-
gios. En cambio sobre las Provincias Unidas del Río de la Plata
el Protector manifestó honda preocupación por el caos al que lo
había llevado el sistema federal.

Existe la especulación que en este encuentro hubo algo pú-


blico y algo secreto.

San Martín no podía dominar a la anarquía ni terminar la gue-


rra en Perú sin destruir al partido nacionalista, que era su parti-
do, pero Bolívar sí podía hacerlo. El libertador argentino no iba
a emplear mano de hierro contra sus propios paisanos:

1). La permanencia de San Martín era incompatible con ese ob-


jeto.
2). En su momento, Colombia auxilió a Perú.
3). Bolívar eliminó al grupo que había ejercido el poder con San
Martín.
4). San Martín permanece en América hasta que se aseguró la
hegemonía de Bolívar.
5). Las tratativas con los realistas fueron para que retiren las tro-
pas éstos y se reconozca la independencia.
6). San Martín, en Europa, trabajó para que se reconozca la inde-
pendencia por Inglaterra.
7). El distanciamiento fue aparente, para facilitar el plan entre
135
miembros de una misma logia.

Se hace conjeturas, que el plan común fue impuesto por la


masonería.

QUE DICEN LOS HISTORIADORES.

Paz Soldán: Conforme a su obra, que es de 1868, los fines de


la conferencia consistieron en definir la suerte de Guayaquil,
los auxilios de Colombia para terminar la guerra en el Perú y la
forma de gobierno en América.

Felipe Larrazábel: En 1868, el venezolano publicó Vida y co-


rrespondencia del libertador Simón Bolívar, reuniendo más de
tres mil documentos sobre Bolívar, perdidos cuando su posee-
dor pereció en un naufragio en el océano Atlántico, viajando
desde Nueva York hacia Francia. Interpreta que se discutió si
Guayaquil correspondería a Perú o a Colombia; el sistema mo-
nárquico en Guayaquil y la ayuda de Colombia a Perú. La Gran
Colombia era la unión de Nueva Granada y Venezuela; luego se
agregó Panamá. Más tarde, Quito (ciudad).

Vicuña Mackenna: Similar al de Felipe Larrazábal.

Bartolomé Mitre: Se limita al tema de Guayaquil, la forma de


gobierno y la ayuda militar.

Ricardo Rojas: San Martín requería la unión de los dos ejérci-


tos. En julio de 1822 había en el Perú diez y nueve mil soldados
realistas.

Pérez Amuchástegui: San Martín no podía dominar la situa-


ción interna del Perú sin destruir a su propio partido y sin ir
contra sus amigos y seguidores. Necesitaba a Bolívar para ello y,
así lo hizo éste, después; ambos están de acuerdo, porque per-
tenecen a la misma logia.
136
Ricardo Font Ezcurra: Cualquiera sea los objetivos, fueron
impuestos por la masonería, y la decisión consecuente de San
Martín, con la exigencia planteada, era retirarse.

HALLAZGO DE DOCUMENTOS.

Por suerte, apareció un documento original: el asiento de la


carta a Sucre y la nota subsiguiente, que constan en el libro “co-
piador” del secretario general de Bolívar. El libro original se
halla en el Archivo Nacional del Ecuador en Quito. Los libros
“copiadores”, son aquellos que se conservaban en la oficina de
origen como respaldo de la correspondencia, pues en esa épo-
ca no había papel carbón, fotocopias o microfilms.

El descubrimiento lo hizo el colombiano Armando Martínez,


durante su trabajo en el programa de posdoctorado en Historia
de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. La im-
portancia del documento no cabe duda. Se trata de un registro
auténtico, del secretario que remitió las comunicaciones. Ade-
más de su valor propio, es un instrumento original para respal-
dar el contenido de las versiones conocidas sobre uno de los
hechos más polémicos de la historia de América Latina.

El hallazgo ocurrió durante la década de 1970, cuando el


mencionado archivo quiteño recibió una donación de cinco
volúmenes de documentos de la primera mitad del siglo XIX,
que fueron agregados al final del fondo especial, intitulado Pre-
sidencia de Quito y, posteriormente, incluidos en las cajas de
archivo numeradas 594 a 596. En la caja 595 se incluyeron los
dos tomos de los copiadores de las comunicaciones remitidas
por el general José Gabriel Pérez, correspondientes al período
1822-1830, cuando ejercía el cargo de secretario general del
Libertador presidente Simón Bolívar.

Buena parte de ellas son órdenes e instrucciones dadas a los


intendentes de los departamentos del Sur de Colombia, esce-
137
nario de preparativos para las guerras contra la provincia de
Pasto y contra el Perú, que permanecían bajo el dominio de la
Monarquía española o se resistían al dominio de la nueva Repú-
blica.

En el primer tomo de copiadores de oficios enviados de la


caja 595, en los folios 28 al 33, se encuentra el informe manus-
crito del 29 de julio de 1822, que José Gabriel Pérez preparó
para el general Antonio José de Sucre, primer intendente del
Departamento de Quito, sobre los principales temas de la en-
trevista que sostuvieron tres días antes los generales Bolívar y
San Martin en Guayaquil. Una nota de puño y letra del general
Pérez, escrita el día siguiente, advirtió al general Sucre sobre la
naturaleza reservada del informe.

138
El documento se publicó en Procesos: revista ecuatoriana de
historia, extraída del copiador de la correspondencia del mismo
autor. Aunque su primera publicación, en 1952, lo hizo Vicente
Lecuna, las vicisitudes de la polémica con la Academia Nacional
de la Historia de la República Argentina, la novedad de la nove-
la de Mauricio Vargas y el olvido de su existencia, tanto por la
nueva generación de historiadores como por el público ilustra-
do de Latinoamérica, permitió la especulación sobre el carácter
de la reunión, así como las opciones políticas de la antigua pro-
vincia de Guayaquil, cuya incorporación forzada por Bolívar al
proyecto fallido de la nación colombiana marcara una serie de
sucesos posteriores. Que dice el documento sobre la entrevista
de Guayaquil.

Transcripción
REPÚBLICA DE COLOMBIA SECRETARÍA GENERAL

Cuartel General en Guayaquil a 29 de julio de 1822 – [Año] 12.

Al señor Intendente del Departamento de Quito [Antonio José


de Sucre] Señor General.
Tengo el honor de participar a V. S. que el 26 a las 9 de la ma-
ñana entró en esta ciudad S. E. el Protector del Perú.

El Protector luego que vio a S. E. el Libertador a bordo del Bu-


que que lo conducía le manifestó del modo más cordial los sen-
timientos que le animaban de conocer al Libertador, abrazarle
y protestarle una amistad íntima, sincera y constante. Felicitó a
S. E. el Libertador por la constancia admirable en la causa que
defiende en medio de las adversidades que ha experimentado
y por el triunfo que ha coronado su heroica empresa, en fin el
Protector manifestó a S. E. de todos modos su amistad colmán-
dole de elogios y de exageraciones lisonjeras.

S. E. el Libertador contestó del modo urbano y noble que exi-


gen en tales casos la Justicia y la gratitud.
139
El Protector se abrió a las conferencias más francas que se
redujeron principalmente a las siguientes:

A las circunstancias en que se ha encontrado últimamente


esta Provincia en razón de las opiniones políticas que la han
agitado. Espontáneamente dijo el Protector a S. E. que no se ha-
bía mezclado en los enredos de Guayaquil, en los que no tenía
la menor parte, y que la culpa era de ellos, refiriéndose a los
contrarios. S. E. le repuso que se habían llenado sus deseos de
consultar este Pueblo; que el 28 se reunían los Electores y que
contaba con la voluntad del Pueblo y la pluralidad de los votos
en la Asamblea. Con esto varió de asunto el Protector y siguió
tratando de negocios militares y de la expedición que va a mar-
char.

El Protector se quejó mucho del mando y sobre todo de sus


compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado
en Lima. Aseguró que iba a retirarse a Mendoza; que había de-
jado un pliego anexo para que lo presentasen al Congreso re-
nunciando el Protectorado y que también renunciaría la reelec-
ción que contaba se haría en él; que luego que ganara la primer
victoria se retiraría del mando militar sin esperar a ver el térmi-
no de la guerra; pero añadió que antes de retirarse pensaba de-
jar bien puestas las bases del Gobierno; que este no debía ser
Democrático porque en el Perú no conviene, y últimamente dijo
que debería venir de Europa un Príncipe solo y aislado a man-
dar el Perú. S. E. contestó que en América no convenía ni a Co-
lombia tampoco la introducción de Príncipes Europeos porque
eran partes heterogéneas a nuestra masa, y que por su parte S.
E. se opondría a ello si pudiese, más sin oponerse a la forma de
Gobierno que cada uno quiera darse. S. E. repuso todo lo que
él piensa sobre la naturaleza de los Gobiernos, refiriéndose en
todo a su discurso al Congreso de Angostura. El Protector repli-
có que la venida del Príncipe sería para después.

Es de presumirse que el designio que se tiene en el Perú es el


140
de erigir una Monarquía sobre el principio de darle la Corona a
un Príncipe Europeo con el fin, sin duda, de ocupar después el
trono el que tenga más popularidad en el país o más fuerza de
que disponer. Si los discursos del Protector son sinceros ningu-
no está más lejos de ocupar tal Trono. Parece muy convencido
de los inconvenientes del mando.

El Protector aplaudió altamente la Federación de los Estados


Americanos como la base esencial de nuestra existencia políti-
ca. Le parece que Guayaquil es muy conveniente para residen-
cia de la Federación. Cree que Chile no tendrá inconveniente
en entrar en ella; pero sí Buenos Aires por falta de unión y de
sistema. Ha manifestado que nada desea tanto como el que la
Federación de Colombia y el Perú subsista aunque no entren
otros Estados.

El Protector piensa que el enemigo es menos fuerte que él


y que aunque sus jefes son audaces y emprendedores no son
muy temibles. Inmediatamente va a abrir la campaña por Inter-
medios en una Expedición Marítima y por Lima, cubriendo la
capital con su marcha de frente.

El Protector desde las primeras conversaciones dijo espon-


táneamente a S. E. que la materia de límites entre Colombia y el
Perú se arreglaría satisfactoriamente y no habría dificultad al-
guna; que él se encargaba de promover en el Congreso, donde
no le faltarían amigos, este negocio.

El Protector ha manifestado a S. E. que pida todo lo que gus-


te al Perú, que él no hará más que decir sí, sí, sí a todo y que
él espera otro tanto de Colombia. La oferta de sus servicios y
de su amistad es ilimitada, manifestando una satisfacción y una
franqueza que parecen sinceras. La venida del Protector a Co-
lombia no ha tenido un carácter oficial, es puramente una visita
la que ha hecho a S. E. el Libertador, pues no ha tenido ningún
objeto ni político ni militar, no habiendo hablado siquiera de los
141
auxilios que ahora van de Colombia al Perú.

Ayer al amanecer marchó el Protector, manifestándose a los


últimos momentos tan cordial, sincero y afectuoso por su Exce-
lencia como desde el momento en que lo vio.

El Batallón Vencedor de Boyacá y el Batallón Pichincha se han


embarcado ayer para seguir al Perú. Antes se había embarcado
Yaguachi para el mismo destino. Estos tres cuerpos ascenderán
a mil ochocientos hombres que con cerca de ochocientos que
tiene la antigua Numancia, llamado hoy Voltígeros de la Guar-
dia, formarán la División de Colombia auxiliar del Perú.

S. E. ha dispuesto que el Regimiento de Dragones del Sur, del


mando del coronel Astari, venga a esta ciudad, cuya orden se le
ha comunicado ya.

Dios guarde a V. S. muchos años.

José Gabriel Pérez


Adenda.

Mañana se reúne la Junta Electoral de esta Provincia para


decidir formal y popularmente su incorporación a Colombia.
Probablemente no habrá un voto en contra y aquí los negocios
tomarán el curso regular en que deben quedar para siempre
bajo nuestro sistema constitucional. Vale. Pérez.

REPÚBLICA DE COLOMBIA SECRETARÍA GENERAL

Cuartel General en Guayaquil a 30 de julio de 1822 – [Año] 12.

Al señor Intendente del Departamento de Quito [Antonio José


de Sucre] Señor General.

Ayer participé a V. M. la llegada a esta ciudad del Protector


142
del Perú, y di a V. M. una relación sucinta de las principales cues-
tiones que se ofrecieron entre S. E. el Libertador y el Protector.
Como algunas de estas especies son de una alta gravedad y
consecuencia, no sé si el oficial encargado de escribir la co-
municación le puso la palabra Reservada. Si así fuese digo a V.
M. de orden de S. E. que mi comunicación de ayer relativa a las
sesiones entre S. S.

C.C. el Libertador y el Protector son de esta naturaleza, y que


V. M. les debe dar toda la mayor reserva, de modo que no sea
conocida de otro que de V. M.

Dios guarde a V. M. muchos años.

José Gabriel Pérez

REPÚBLICA DE COLOMBIA SECRETARÍA GENERAL


Reservado.

Cuartel General de Cuenca a 11 de setiembre de 1822 – [Año] 12.

Al señor Yntendente de Quito [Antonio José de Sucre]

Señor General.

S.E. el Libertador, que no ha dejado de pensar un instante


en la suerte del Perú desde que tuvo la entrevista en Guayaquil
con el general San Martín y que ha tomado muchos informes
sobre el verdadero estado militar de aquella Nación, está lleno
de inquietud y de temor por el éxito de la presente campaña.
S. E. que tiene en su corazón los intereses todos de la América
Meridional y que toma tanto por ellos como por Colombia, cree
de su deber ponerse en una actitud muy respetable para poder
rechazar, o invadir a los enemigos del Perú siempre que obten-
gan algún suceso favorable sobre el general San Martín. Cree
también que estas medidas deben tomarse con toda anticipa-
143
ción sin esperar a que el momento y las circunstancias urjan y
entorpezcan el orden y tino con que deben ejecutarse. Así es
que S.E. quiere que desde este momento se obre con la misma
actividad que si hubiera ya llegado el caso que teme y previene
a V.S. que las gorras y zapatos que manda construir en Ambato
se fabriquen a la mayor brevedad; que todos los veteranos que
existan en ese departamento dispersos se recojan y reúnan, y
que se tome sus medidas preparatorias para tener prontos cua-
tro mil hombres en ese Departamento el día que S.E. los pida.

V.S. sabrá cuál es la prudencia y tino que debe emplearse en


la ejecución de estas medidas y S. E. me manda recomendarlas.

Dios guarde a V. S.

José Gabriel Pérez.

También existe una carta que remite el Secretario General José


Gabriel Pérez al Secretario de Relaciones Exteriores de fecha
29 de julio de 1822 que se encuentra en la correspondencia ofi-
cial del Periodo 3 de julio al 31 de diciembre de 1822, Docu-
mento 6875 de los Archivos del Libertador Bolívar, que obran en
poder del gobierno venezolano.

REPÚBLICA DE COLOMBIA.
Secretaría General.
Reservado.

Cuartel General en Guayaquil, 29 de julio de 1822.

Al señor Secretario de Relaciones Exteriores.

Señor Secretario:

Tengo el honor de participar a V.S. que el 26 del corriente en-


tró en esta ciudad S.E. el Protector del Perú, y tengo el de trans-
144
mitir a V.S. las más importantes y notables materias que fueron
el objeto de las sesiones entre S.E. el Libertador y el Protector
del Perú, mientras estuvo aquí.

Desde que S.E. el Protector vio a bordo a S.E. el Libertador le


manifestó los sentimientos que le animaban de conocer a S.E.,
abrazarle y protestarle una amistad la más íntima y constante.
Seguidamente lo felicitó por su admirable constancia en las
adversidades que había experimentado y por el más comple-
to triunfo que había adquirido en la causa que defiende, col-
mándolo en fin de elogios y de exageraciones lisonjeras. S.E.
contestó del modo urbano y noble que en tales casos exige la
justicia y la gratitud.

El Protector se abrió desde luego a las conferencias más fran-


cas y ofreció a S.E. que pocas horas en tierra serían suficientes
para explicarse.

Poco después de llegado a su casa no habló de otra cosa el


Protector sino de lo que ya había sido el objeto de su conversa-
ción, haciendo preguntas vagas e inconexas sobre las materias
militares y políticas sin profundizar ninguna, pasando de una a
otra y encadenando las especies más graves con las más trivia-
les. Si el carácter del Protector no es de este género de frivo-
lidad que aparece en su conversación, debe suponerse que lo
hacía con algún estudio. S.E. no se inclina a creer que el espíritu
del Protector sea de este carácter aunque tampoco le parece
que estudiaba mucho sus discursos y modales.

Las especies más importantes que ocurrieron al Protector en


las conferencias con S.E. durante su mansión en Guayaquil, son
las siguientes:

Primera. Al llegar a la casa preguntó el Protector a S.E. si es-


taba muy sofocado por los enredos de Guayaquil, sirviéndose
de otra frase más común y grosera aún cual es pellejerías, que
145
se supone ser el significado de enredos; pues el mismo vocablo
fue repetido con referencia al tiempo que hacía que estábamos
en revolución, en medio de los mayores embarazos.

Segunda. El Protector dijo espontáneamente a S.E. y sin ser


invitado a ello, que nada tenía que decirle sobre los negocios
de Guayaquil, en los que no tenía que mezclarse; que la culpa
era de los guayaquileños refiriéndose a los contrarios. S.E. le
contestó que se habían llenado perfectamente sus deseos de
consultar a este pueblo; que el 28 del presente se reunían los
electores y que contaba con la voluntad del pueblo y con la plu-
ralidad de los votos en la Asamblea. Con esto cambió de asunto
y siguió tratando de negocios militares relativos a la expedición
que va a partir.

Tercera. El Protector se quejó altamente del mando y sobre


todo se quejó de sus compañeros de armas que últimamente lo
habían abandonado en Lima. Aseguró que iba a retirarse a Men-
doza; que había dejado un pliego cerrado para que lo presen-
tasen al Congreso, renunciando el protectorado; que también
renunciaría la reelección que contaba se haría en él: que luego
que obtuviera el primer triunfo se retiraría del mando militar,
sin esperar a ver el término de la guerra; pero añadió que antes
de retirarse dejaría bien establecidas las bases del gobierno;
que éste no debía ser democrático en el Perú porque no con-
venía, y últimamente que debería venir de Europa un príncipe
aislado y solo a mandar aquel estado. S.E. contestó que no con-
venía a la América ni tampoco a Colombia la introducción de un
príncipe europeo porque eran partes heterogéneas a nuestra
masa; que S.E. se opondría por su parte si pudiese; pero que
no se opondrá a la forma de gobierno que quiera darse cada
estado, añadiendo sobre este particular S.E. todo lo que pien-
sa con respecto a la naturaleza de los gobiernos, refiriéndose
en todo a su discurso al Congreso de Angostura. El Protector
replicó que la venida del príncipe sería para después y S.E. re-
puso que nunca convenía que viniesen tales príncipes; que S.E.
146
habría preferido invitar al gene¬ral Iturbide a que se coronase
con tal que no viniesen Borbones, austríacos, ni otra dinastía eu-
ropea. El Protector dijo que en el Perú había un gran partido de
abogados que querían república, y se quejó amargamente del
carácter de los letrados. Es de presumirse que el designio que
se tiene es erigir ahora la monarquía sobre el principio de darle
la corona a un príncipe europeo, con el fin, sin duda, de ocupar
fuerzas de que disponer. Si los discursos del Protector son sin-
ceros, ninguno está más lejos de ocupar tal trono. Parece muy
convencido de los inconvenientes del mando.

Cuarta. El Protector dijo a S.E. que Guayaquil le parecía con-


veniente para residencia de la federación, la cual ha aplaudido
extraordinariamente como la base esencial de nuestra existen-
cia. Cree que el gobierno de Chile no tendrá inconveniente en
entrar en ella; pero sí Buenos Aires, por falta de unión en él;
pero que de todos modos nada desea tanto el Protector como el
que subsista la federación del Perú y Colombia aunque no entre
ningún otro estado más (en) ella, porque juzga que las tropas de
un estado al servicio de otro deben aumentar mucho la autori-
dad de ambos gobiernos con respecto a sus enemigos internos,
los ambiciosos y revoltosos. Esta parte de la federación es la
que más interesa al Protector y cuyo cumplimiento desea con
más vehemencia. El Protector quiere que los reclutas de am-
bos estados se remitan recíprocamente a llenar las bajas de los
cuerpos, aun cuando sea necesario reformar el total de ellos
por licencias, promociones u otros accidentes. Mucho encareció
el Protector la necesidad de esta medida, o quizá fue la que más
apoyó en el curso de sus conversaciones.

Quinta. Desde la primera conversación dijo espontánea-


mente el Protector a S.E. que en la materia de límites no ha-
bría dificultad alguna; que él se encargaba de promoverlo en
el Congreso donde no le faltarían amigos. S.E. contestó que así
debía ser principalmente cuando el tratado lo ofrecía del mis-
mo modo, y cuando el Protector manifestaba tan buenos deseos
147
por aquel arreglo tan importante. S.E. creyó que no debía in-
sistir por el momento sobre una protección que ya se ha hecho
de un modo enérgico y a la cual se ha denegado el gobierno
del Perú bajo el pretexto de reservar esta materia legislativa al
Congreso; por otra parte, no estando encargado el Protector del
Poder Ejecutivo, no parecía autorizado para mezclarse en este
negocio. Además, habiendo venido el Protector como simple vi-
sita sin ningún empeño político ni militar, pues ni siquiera habló
formalmente de los auxilios que había ofrecido Colombia y que
sabía se aprestaban para partir, no era delicado prevalerse de
aquel momento para mostrar un interés que habría desagrada-
do sin ventaja alguna, no pudiendo el Protector comprometerse
a nada oficialmente. S.E. ha pensado que la materia de límites
debe tratarse formalmente por una negociación especial en que
entren compensaciones recíprocas para rectificar los límites.

Sexta. S.E. el Libertador habló al Protector de su última co-


municación en que le proponía que a dunados los diputados
de Colombia, el Perú y Chile en un punto dado, tratasen con los
comisarios españoles destinados a Colombia con este objeto.
El Protector aprobó altamente la proposición de S.E. y ofreció
enviar, tan pronto como fuera posible, al señor Rivadeneira, que
se dice amigo de S.E. el Libertador, por parte del Perú, con las
instrucciones y poderes suficientes, y aun ofreció a S.E. inter-
poner sus buenos oficios y todo su influjo para el Gobierno de
Chile a fin de que hiciese otro tanto por su parte; ofreciendo
también hacerlo todo con la mayor brevedad a fin de que se
reúnan oportunamente estos diputados en Bogotá con los nues-
tros.

S.E. habló al Protector sobre las cosas de México, de que no


pareció muy bien instruido y el Protector no fijó juicio alguno
sobre los negocios de aquel Estado. Parece que no ve a México
con una grande consideración o interés.

Manifiesta tener una gran confianza en el Director Supremo


148
de Chile, general O’Higgins, por su grande tenacidad en sus
designios y por la afinidad de principios. Dice que el Gobierno
de la provincia de Buenos Aires ya cimentándose con orden y
fuerza sin mostrar grande aversión a los disidentes de aquellos
partidos: que aquel país es inconquistable; que sus habitantes
son republicanos y decididos; que es muy difícil que una fuerza
extraña los haga entrar por camino, y que de ellos mismos debe
esperarse el orden.

El Protector piensa que el enemigo es menos fuerte que él,


y que sus jefes aunque audaces y emprendedores no son muy
temibles. Inmediatamente va a emprender la campaña por In-
termedios en una expedición marítima y también por Lima cu-
briendo la capital por su marcha de frente.

El Protector ha dicho a S.E. que pida al Perú todo lo que gus-


te, que él no hará más que decir sí, sí, sí a todo, y que espera
que en Colombia se haga otro tanto. La oferta de sus servicios y
amistad es ilimitada, manifestando una satisfacción y una fran-
queza que parecen sinceras.

Estas son, señor Secretario, las especies más importantes


que han tenido lugar en la entrevista del Protector con S.E. Yo
las trasmito a V.S. para inteligencia del gobierno y he procura-
do valerme casi de las mismas expresiones de que han usado
SS.EE.

Dios guarde a V.S.

J. G. PÉREZ.

En las siguientes páginas publicaremos fotografía de las co-


rrespondientes páginas del libro copiador que es materia de
transcripción de las cartas que hemos proporcionado en este
artículo, para conocimiento y deleite de interesados en la mate-
ria., que aportara al esclarecimiento.
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158
¿HUBO O NO INJERENCIA MASONICA?

Cesar Cervera nos dice: “Si bien en los virreinatos de Nueva


Granada y de Río de la Plata los procesos independentistas tu-
vieron un éxito instantáneo, no ocurrió igual con el Virreinato del
Perú, en otro tiempo la pieza clave del poder hispánico. La mayor
presencia de peninsulares que en otros territorios, la escasa im-
plantación del espíritu independentista y la capacidad de mando
del virrey José de Abascal convirtió el lugar en una roca en el
camino de los rebeldes. Con un ejército de unos 42000 hombres,
Abascal aplastó todo conato de rebelión tanto en Perú, Quito, el
Alto Perú y la capitanía general de Chile. Para vencerle sería ne-
cesaria la acción conjunta de Bolívar y San Martín, así como el
ingenio militar del veterano de Bailén

El soldado “andaluz” aplicó sus conocimientos militares en zo-


nas montañosas para orquestar un ataque sorpresa a Chile, y des-
de allí por mar al Bajo Perú. Esta campaña dio lugar el 12 de oc-
tubre de 1818 a la batalla de Chacabuco, que despejó el camino
para llegar a Santiago de Chile tres días después. Aquella acción
magistral, que le obligó a atravesar con su ejército los Andes, hizo
que sus compañeros de armas e incluso rivales encendieran las
comparaciones de San Martín con Napoleón y Aníbal. Porque a
decir verdad San Martín fue un rival justo y nunca se mostró san-
guinario con los españoles como sí parece que hizo Bolívar. Sus
enemigos así se lo reconocieron”.

Como se sabe San Martín y Bolívar eran masones, así como


parte de sus oficiales también lo eran. En el ejército realista
cosa similar ocurría, muchos de los oficiales eran masones, lo
que nos aproxima a una primera afirmación. Si existía injerencia
masónica, pero de ninguna manera hubo imposición de deci-
siones masónicas. Dicho esto, demostremos la afirmación.

Bolívar comunica a Santander sobre la reunión de Guayaquil


y dice: “Antes de ayer por la noche partió de aquí el general San
159
Martín, después de una visita de 36 a 40 horas. Se puede llamar
visita porque no hemos hecho más que abrazarnos, conversar y
despedimos. Yo creo que él ha venido por asegurarse de nuestra
amistad, para apoyarse con ella con respecto a sus enemigos in-
ternos y externos. Llevase 1.800 colombianos en su auxilio, fuera
de haber recibido la baja de sus cuerpos por segunda vez, lo que
nos ha costado más de 600 hombres. Así recibirán el Perú 3.000
hombres de refuerzo por lo menos... Su carácter me ha parecido
muy militar, y parece activo, pronto y no lerdo. Tiene ideas correc-
tas de las que a Vd. le gustan, pero no me parece delicado (agu-
do) en los géneros que hay en las ideas y en las empresas”.

El Gran Maestre de la Gran Logia de Argentina Ángel Jorge


Clavero en el 2012, en la biografía masónica de San Martín, al
referirse a la reunión de Guayaquil dice: “Sin solución de con-
tinuidad, San Martín programó el encuentro con su hermano ma-
són Simón Bolívar. Los preparativos estuvieron a cargo de la Logia
Estrella de Guayaquil”. A San Martín lo conocían en la Logia con
el seudónimo de “hermano Inaco”; era práctica común de la ma-
sonería de entonces, el uso de seudónimos para evitar la perse-
cución que la iglesia católica hacia a los masones en Europa y
América, condenados a través de Bulas papales.

Javier Agüero Vega de la Gran Logia Mixta de San Juan -


Oriente del Perú, en su libro “Masonería Oficiosa y Masonería
Histórica del Perú” anota lo siguiente: “Se dice por ejemplo que
Don José de San Martín perteneció a la Logia Lautarina de as-
cendencia inglesa y es así como en su vestimenta de militar se le
remarca el color azul de los ribetes de los mandiles masónicos
en las polacas de su uso. Sólo algunas ilustraciones lucen el color
negro como color simbólico asociado a los grados filosóficos del
Real Arco (7º). Igual sucede con Simón Bolívar quien pertenecien-
do al R:.E:.A: y A:. es mostrado con polacas rojas, propias del rito,
o negras del filosófico (30º)”. Lo que quiere decir Agüero es que
San Martín era del rito de York, mientras que Bolívar era del rito
Escoces, así San Martín tenía el 7° Grado del Real Arco (Maestro
160
Masón del Real Arco), Bolívar tenía el grado 30° del rito Escoces
(Caballero Kadosh).

Guayaquil es el escenario donde dos figuras de la masonería


latinoamericana, mostraron su formación iniciática, ya que ser
masón “es una forma de vida”, la misma que se manifiesta en
todos nuestros actos, sin embargo no todos aprendemos a usar
las herramientas del oficio de manera correcta.

En setiembre de 1822 se instala el Congreso en el Perú y San


Martín se retira acompañado de Tomas Guido su amigo, hombre
de confianza y confidente y, le manifiesta que esa noche se em-
barcaría para retirarse del Perú. Presionado por Guido, le mani-
festó sus razones, consignadas en su carta al Libertador: “Bolívar
y yo no cabemos en el Perú. He penetrado sus miras arrojadas; he
comprendido su disgusto por la gloria que pudiera caberme en
la prosecución de la campaña.

El no excusará medios, por audaces que fuesen, para penetrar


en el Perú seguido de sus tropas; y quizás entonces no me se-
ría dado evitar un conflicto a que la fatalidad pudiera llevarnos,
dando así al mundo un humillante escándalo... y los que ganarían
serían los enemigos !Eso no! (Que ) Entre sí puede el general Bo-
lívar aprovechando mi ausencia; si lograse afianzar lo que hemos
ganado, y algo más, me daré por satisfecho: su victoria sería de
cualquier modo victoria americana”.

Conforme se acercaba la hora de su partida, el general, se-


reno al principio, parecía ahora afectado de tristes emociones,
hasta que avisado por su asistente de estar prontos a la puerta
su caballo ensillado y su pequeña escolta, abrazó estrechamen-
te a Guido, impidiéndole que lo acompañase, y partió al trote
hacia el puerto de Ancón. Esto pasaba entre las 9 y 10 de la no-
che.

En la mañana del siguiente día, Guido recibe la carta que


161
copio íntegra a continuación, cuyo autógrafo conservara Guido.

Señor general don Tomás Guido.

/ A bordo del Belgrano a la vela / 21 de setiembre 1822, a las 2


de la mañana.

Mi amigo: Ud. me acompañó de Buenos Aires uniendo su for-


tuna a la mía: hemos trabajado en este largo período en bene-
ficio del país lo que se ha podido; me separo de Ud. pero con
agradecimiento, no sólo a la ayuda que me ha dado, en las di-
fíciles comisiones que le he confiado, sino que con su amistad
y cariño personal ha suavizado mis amarguras, y me ha hecho
más llevadera mi vida pública.

Gracias y gracias y mi reconocimiento.

Recomiendo a Ud. a mí compadre Brandsen, Raulet y Euge-


nio Necochea.

Abrace Ud. a mi tía y Merceditas. Adiós. Su San Martín.

Simón Bolívar era masón, sin embargo, dio un decreto. Decre-


to disolver todas las sociedades secretas. Decreto dirigido es-
pecialmente contra la Francmasonería, que era la única Socie-
dad Secreta importante conocida que funcionaba en Colombia,
y mandó clausurar Templos y Logias Masónicas.

Este Decreto del 8 de diciembre de 1828 dice entre otras


cosas: “Habiendo acreditado la experiencia, tanto en Colombia
como en otras naciones, que las Sociedades Secretas sirven para
preparar trastornos políticos, perturbando la tranquilidad públi-
ca; que ocultando todas sus operaciones, con el velo del misterio,
hacen presumir, que no son buenas ni útiles para la sociedad...
Decreto: Se prohíben en Colombia todas las asociaciones o con-
fraternidades secretas, sea cual fuera la denominación de cada
162
una”. Bolívar llegó a decir, sobre su permanencia en la Maso-
nería: “Encontré allí a muchos embusteros y muchos más tontos
burlados”.

El Imperio español es el producto del desarrollo histórico


europeo, así como los otros imperios de esas tierras, a los cuales
los negó la modernidad mediante una acción al comienzo sutil,
oculto y solapado, a través del racionalismo, el iluminismo, la
ilustración y la masonería, desencadenando la guerra total en
sus colonias, con las banderas de la Independencia de los Esta-
dos Unidos, la Revolución Francesa y el liberalismo. A lo largo
del siglo XVIII el Imperio español con la dinastía borbónica, ya
arrojaba visibles signos de decadencia. En América del Sur, los
Reinos de Indias y el Imperio inca, comenzaron paulatinamen-
te a transformase en las “colonias” españolas de América. Las
acciones de la guerra abierta u oculta entre los imperios euro-
peos, trabajó sin pausa para carcomerse los unos a los otros.

España tuvo una monarquía indigna, prevaricadora y caren-


te de todo sentido imperial. Por ello en España, con facilidad,
se erigieron los principios republicanos, liberales y modernos,
promovidos por los intelectuales europeos, que en su mayoría
eran o simpatizaban con la masonería, al cual los intereses bri-
tánicos y franceses apoyaban. La obra de nuestros “próceres” y
“libertadores” estuvo vinculado a todo ello de manera directa o
circunstancial, pues necesitaban de toda la ayuda que podían
obtener, para lograr su independencia.

Bolívar llegó al Perú no tanto para dar la libertad a los perua-


nos, “sino principalmente por el interés geopolítico de destruir
de raíz lo que consideraba una amenaza para su proyecto perso-
nal de la Gran Colombia”. En 1819, había logrado la indepen-
dencia de Nueva Granada y el nacimiento de la Gran Colombia,
de la cual se convirtió en dirigente y mentor. Sin tiempo que
perder, impulsó una ley de expulsión de los españoles el 18 de
septiembre de 1821 por la que todos los ciudadanos con origen
163
peninsular que no demostrasen haber formado parte del movi-
miento independiente serían sacados a la fuerza del país.

Puesta su mirada en el sur, el todopoderoso virreinato del


Perú aún tenía un ejército español operativo, por eso trató de
forjar una alianza con José de San Martín. Durante la reunión en-
tre ambos en Guayaquil, Bolívar se decepciono del libertador
del Perú y dijo que “no creía en la democracia, estando conven-
cido de que aquellos países no podían ser regidos más que por
Gobiernos vigorosos, que impusieran el cumplimiento de la Ley,
ya que cuando los hombres no la obedecen voluntariamente, no
queda más arbitrio que la fuerza”. Cuando San Martín le ofreció
el liderazgo de la campaña libertadora en el Perú, Bolívar le dio
a entender que solo lo aceptaría si él se retiraba del Perú. Su
consigna era: ¡Bolívar o nada!

San Martín, se fue rumbo a Europa y Bolívar llego al Perú. Si


bien el problema de Bolívar con Perú era la amenaza que supo-
nía como país para su proyecto personal de la Gran Colombia.
En nuestra opinión, Bolívar llegó al Perú no para dar la liber-
tad a los peruanos, sino principalmente movido por el interés
geopolítico de destruir de raíz lo que consideraba una amenaza
para su proyecto de la Gran Colombia. Por eso crea Bolivia, para
recortar territorio al Perú. Poco le importaba la libertad local,
así lo demostró, cuando en 1825, Bolívar dispuso la anulación
de la emancipación de los esclavos que había decretado San
Martín y, poco después implantó de nuevo el tributo del indíge-
na, que también había sido eliminado por San Martín el 27 de
agosto de 1821.

Ese mismo año 1825, el Congreso Constituyente convocado


por Bolívar en el Perú, ordenó levantar una estatua ecuestre de
Bolívar en la plaza del Congreso. “El 12 de febrero de 1825, el
Congreso modificó su decisión al disponer que en dicha plaza se
ubicará ya no un monumento en honor del libertador José de San
Martín, sino uno en honor de Simón Bolívar, donde está actualmen-
164
te, y el pago de una recompensa de 1.000.000 de pesos, cantidad
que representaba, más o menos, la tercera parte del presupuesto
anual del Perú de la época, como una “pequeña demostración de
reconocimiento” hacia su figura”.

Mientras revisaba el borrador del presente (14-9-2018), en-


contraron la misiva que envió San Martín a O´Higgins, entre las
cosas que embargaron a la ex presidenta de Argentina la Sra.
Cristina Kirchner. En ella el militar argentino que se encontraba
en el exilio en París, se quejaba del trato que habían recibido
los libertadores, por quienes gobernaban los países independi-
zados, manifestando además, su preocupación por su par chile-
no, que también se encontraba en el exilio en Lima, Perú.

El historiador argentino Roberto Colimodio, aseguró que


“esta carta transcrita y publicada por el Archivo de O’higgins en
Santiago de Chile, tendría que haber estado en poder trasandino,
pues allí fue remitida. Además no se sabe cómo llegó a manos de
la familia Kirchner”.

El diario digital argentino Infobae, publicó la misiva, tal cual


esta escrita:

Al Exmo Señor Don Bernardo O HigginsCap. General de los Ex-


tos de Chile y Perú

Paris 26 de diciembre de 1835

Exmo Don Bernardo O´Higgins

Compañero y querido amigo

Despues de más de tres años sin recivir la menor noticia de


Usted ni del amigo Álvarez, mis cuidados no serían tan alarman-
tes si el Perú se hallare en tranquilidad, pero haviendo visto por
los papeles publicos los males que se han desplomado sobre
165
ese desgraciado país, y las violentas mutaciones de los govier-
nos que se han sucedido, estoy con una grande inquietud hasta
saver qual a sido la suerte de Usted y de su amable familia: Algu-
nas vezes me consuela la idea de que sea qual fuere el hombre
que se halle al frente del Govierno sabra respetar al honrado,
Bravo, y Patriota General O´Higgins, so pena de ser un monstruo
de injusticia: pero como la reciente historia de los nuevos esta-
dos Americanos ha demostrado que no solo no saben tributar
omenaje a esa virtudes, sino por el contrario ellas son la causa
de persecuciones, mis temores se renueban alternativamente a
mis esperanzas. Sáqueme usted mi buen amigo de esta cruel in-
certidumbre escriviendome quatro letras de tiempo en tiempo,
diciendome simplemente, estoy con salud y gozo de paz, con
mi familia esto es todo lo mas que puede decirse en las circuns-
tancias en que se halla ese país, porque ser feliz es imposible
presenciando los males que aflijen a la desgraciada América:
si la distancia del teatro de los acontecimientos causan mí una
impresión dolorosa ¿que no le sucederá a usted hallandose tes-
tigo ocular de ellos? por otra parte yo calculo quan embarazosa
debe ser la posición de Usted entre opiniones y partidos tan
diferentes, y quan difícil le será tener una conducta capaz por
su imparcialidad, de ponerlo a cubierto de sospecha porque en
la guerra civil la maxima de reputar enemigo al que no es de la
misma opinión es la ley que divide los partidos.

El dador lo será el caballero Mendeville esposo de la


amable Mariquita Thompson que ha residido por muchos años
en Buenos Ayres de cónsul general de Francia y para el Equa-
dor con el mismo empleo. Tocando antes en esa el me prometió
hacer a Usted y su virtuosa familia una visita a mi nombre yo se
lo recomiendo en la seguridad de ser un caballero apreciable
por sus amables cualidades: Como el ha benido recientemente
de Buenos Ayres el le impondrá de la situación de aquel des-
graciado país. su nuevo governador ha depuesto a mi hijo del
empleo de primer oficial de la Secretaría de Negocios Extranje-
ros y ha declarado una persecución a toda mi familia lo que me
166
ha echo suspender mi marcha.

Mi salud se ha repuesto completamente en el campo, en


donde he permanecido 8 meses seguidos, y aún continuaría si
los exesivos fríos no me ubieren obligado a benir a la Ciudad.
Un millón de cinceros y amistosos recuerdos de mi para su ma-
dre y Rosita y a Usted la amistad eterna que siempre le a profe-
rido su biejo Amigo y Compañero José de San Martín.

Por el mismo Conducto escrivo al amigo Alvarez.

Como podemos apreciar, la correspondencia de Bolívar y


San Martín, aún está dispersa en manos de terceros, pero la his-
toria, ese justo juez, nos demuestra que en Bolívar encontramos
al caudillo victorioso. En San Martín, el estadista consumado. A
ambos los aguardaba un destino común: morir en la soledad, el
abandono y el olvido de quienes gozaban de la libertad por el
cual ellos lucharon. Eran masones no hay duda y, en el Oriente
Eterno, aguardan que la historia los reivindique.

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com/2008/08/17/la-historia-poco-conocida-de-san-martin/

Venera en plata de 8 gr. y medalla andver-


so y reverso

El Gral. Tomas Guido el 1 de julio de 1922 del Departamento de Guerra del


Perú, Decreta establecer una medalla orlada de laurel al cuello con la ins-
cripción en el andverso “A los libertadores de Quito”, y en el reverso “La
Patria Agradecida”, acuñadas en plata.
170
Sobre la base de estos documentos que obran en nuestro poder, se desa-
rrollo el trabajo que entregamos a Uds. para su delite.
Herbert Oré B. 33°
171
172

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