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REFLEXIONES PROPIAS

Es impresionante ver como sobre la tierra, ha habido, hay y habrá siempre realidades
alternas. Y es aún más impresionante encontrar aquellas realidades tan distintas, muy
cercanas la una de la otra. El acogedor ambiente que se da en el asilo San José,
desafortunadamente nunca ocupo ni siquiera un solo pensamiento en mi cabeza antes de
la visita. Es, además lugar cercano a la cotidianidad de mí vivir, cerca muy cerca mirándolo
pero no observándolo, sin analizarlo, sin vivir lo que hay allí adentro. Es imposible saber
cuánta barbarie, o cuantas glorias habrán vivido las hermosas residentes del San José, pero
lo más maravilloso fue encontrar dentro de los ojos, su ventana al alma, destellos de alegría
que combaten la soledad. Divagando un poco te podrás dar cuenta que tan grande es su
enemigo. Si, suena descabellado pensar que unos seres maravillosos puedan tener un
contrincante, algo que vencer. Pero sin duda el día a día es una constante lucha contra la
soledad y el olvido. Nosotros los Rayuelos podremos tenerlo todo, podremos tener
compañía todos los días y el placer de hablar con un amigo de su vida, de las ocurrencias.
Pero no podemos sentir el placer de en realidad valorar esto cada día. Cuanto darían las
encantadoras señoras por tener todos los días alguien que las escuchara, alguien que las
acompañara. Pero pasaran días, semanas y me duele decir que pasen meses, sin una sola
visita. Pero ellas nunca perderán la esperanza y la esencia que las caracteriza, así como la
fraternidad que siente la una por la otra, y así día tras día espantar al enemigo.
Así es como dos realidades distintas se encuentran, donde a más de uno se le afligió el
corazón o le toco en el fondo del alma. Y con esto aspiro a que este encuentro nos haga
pensarnos como actuaríamos nosotros en una situación de convivencia, de vida cotidiana
más allá de las actividades académicas con todos y cada uno de nuestros compañeros.
Podríamos seguir tratándonos todos como basura con espinas en el corazón y cada uno por
su lado. Claro que es una opción, la más fácil y mediocre. Pero, quizá deberíamos pensarnos
un futuro como grupo y a donde nos llevaría la indiferencia con el otro. También quizá sea
difícil perdonar, olvidar pero les aseguro que es fácil pensarse si los motivos del rencor en
un ambiente de pura verdad, valdrán la pena, si intentas hacerlo. Es muy difícil imaginarse
a toda Mándala habitando en un mismo lugar día y noche. Pero en mi mente cabe un perdón
colectivo y un mejor trato grupal. El olvido es la mejor manera de hacer las paces. Pero por
favor les pido que nunca olviden la mirada de Elvia Cruz, esa mirada acogedora y radiante
al ver nuestra llegada.

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