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17.

Come cuando toca: los ritmos


biológicos.
Un joven que tenía insomnio vino a visitarme para que le
recomendara algún producto natural que le ayudara a conciliar
el sueño. Me contó que pasaba horas dando vueltas en la cama
sin poder dormir. Lo fácil para mí hubiera sido recomendarle
alguno de los productos naturales que ayudan a conciliar el
sueño y que no tienen ningún efecto secundario, pero preferí
preguntarle por sus hábitos alimenticios así que le pedí que me
hablase sobre lo que cenaba. Me dijo que trabajaba mucho
durante el día y que apenas le daba tiempo de comer al
mediodía. Su trabajo hacía que llegara tarde a casa y
normalmente cenaba a las 10:00 de la noche. Le pregunté que me
describiera lo que cenaba a esa hora. Su respuesta fue: filete de
carne, patatas fritas, algo de verdura y postre. Entonces le dije
que no le iba a dispensar ningún producto sino que simplemente
debía reducir drásticamente la cantidad de alimento o bien cenar
varias horas antes. Recuerdo su cara de sorpresa al darle este
consejo ya que él había venido a buscar un tratamiento.

La siguiente vez que le vi le pregunte por su insomnio. Dijo que


había seguido mi consejo y que dormía perfectamente desde
entonces. Al igual que él muchos otros podrían hoy disfrutar de
mejor descanso nocturno y salud respetando los ciclos naturales
de nuestro cuerpo y sin tener que gastar nada.

La sociedad actual vive en contra de la naturaleza. Las personas


no se rigen por los ciclos de esta y tampoco los respetan. La
sociedad industrial nos ha llevado a dejar a un lado el entorno
natural en el que el ser humano siempre vivió, y esto ha
provocado que las personas funcionen bajo el ritmo del reloj, en
vez de hacerlo bajo el ritmo de la naturaleza. Por esto estamos
pagando las consecuencias de una vida antinatural.

La naturaleza tiene unos ritmos biológicos cíclicos, y el hombre,


aunque no se dé cuenta, está bajo la influencia de sus propios
ritmos y los de la naturaleza. Estos ritmos son estudiados por
una disciplina denominada cronobiología.

La actividad de cualquier persona es un fenómeno que se


manifiesta siempre con una variación regular y no como un
proceso continuo. La vida es rítmica. Así, cuando se estudia una
actividad vital en relación al tiempo, sea cual sea, como puede
ser, por ejemplo, la excitabilidad de un músculo o de un nervio,
el crecimiento, la reproducción, el comportamiento, la
respiración, etc., encontramos unos ciclos o periodos, que nos
indican claramente cómo dichas actividades no se desarrollan de
forma continua. Al investigar en las causas de estos «relojes
biológicos» se demuestra que gran parte de ellas tienen un origen
externo, como pueden ser el ciclo de la luz solar, las cuatro
estaciones anuales, las mareas, etc.

De acuerdo con la duración de estos ritmos extrínsecos se


distinguen los ritmos circadianos de 24 horas, los mensuales y los
anuales.

Respecto a los ritmos externos, los factores desencadenantes son:


 El ambiente: la luz, la humedad, la temperatura, la salinidad,
etc.
 Los fenómenos astronómicos: la alternancia día-noche, las
fases lunares, las variaciones estacionales, etc.).

Estos factores externos actúan sobre el organismo a través de su


sistema nervioso, y éste normalmente acciona el sistema
endocrino.
Por otra parte, existen también fenómenos rítmicos cuya causa es
interna y no está determinada por factores ambientales, aunque
éstos pueden modificarlos. Estos ritmos internos son
independientes de los fenómenos astronómicos. En nuestro caso,
el ritmo de mayor interés, por el tema de la nutrición, es el ritmo
circadiano o diario. Nuestros órganos están sometidos al ritmo
diario y aprovecharse de ello será una ventaja para nuestra salud.

Obviamente, todos estamos sometidos a fases diarias de luz y


oscuridad. Pero lo que pocos saben, es que la fase luz-oscuridad
tiene una relación directa con nuestros órganos y con nuestra
digestión. Nuestros órganos digestivos se «despiertan» y trabajan
durante las horas de luz solar. En el momento de que se reduce la
luz y comienza la oscuridad, nuestro organismo recibe el mensaje
por medio de la retina, y da una orden a ciertos órganos para que
entren en fase de descanso. Es algo así como si los órganos se
fueran a «dormir» cuando deja de haber luz. Cuando eso ocurre,
los órganos que se que se encargan de la digestión dejan de
funcionar adecuadamente porque descansan durante la fase
nocturna. Sabemos que es así porque cuando nuestros ojos
reciben rayos solares por la mañana, el nervio óptico lo capta y
envía señales de estímulo al organismo para que comience a
fabricar ciertas enzimas, jugos gástricos, y otros procesos de la
digestión.

Cuando el sol se oculta, el nervio óptico lo detecta y envía una


señal a nuestros órganos digestivos para que ralenticen sus
funciones. La Figura 17.1 representa esta idea.
Figura 17.1. El ritmo circadiano.

La imagen representa el ritmo circadiano de forma general. La


hora partir de la cual pasamos de una fase a otra depende, sobre
todo, de la estación anual y el meridiano en el que nos
encontremos. La referencia debe ser el cambio de la fase diurna a
la nocturna. Esto quiere decir que si comes después de que el sol
se puso sobre el horizonte, estás obligando a trabajar a los
órganos digestivos, cuando debieran estar recuperándose del
trabajo que hicieron durante el día. Es como si llegaras cansado
de haber trabajado todo el día, y cuando llegas a casa, tu jefe te
llama para que vuelvas a acudir al trabajo y te obliga a trabajar
otras cinco horas extra después de tu jornada laboral. ¿Qué
opinión tendrías de su jefe? Seguro que pensarías que es un
explotador. Eso es lo que hacemos nosotros con nuestros
órganos: los explotamos haciéndolos trabajar día y noche casi sin
descanso.

Si estás acostumbrado a
Todos nacemos un reloj
cenar, por ejemplo, a las 20:00 h.,
en el cerebro que
tienes que saber que tu
tenemos que respetar.
aparato digestivo estará
trabajando hasta las 2 de la
mañana. Si terminas de cenar a las 21:00 h., necesitará dos horas
de digestión estomacal y tres horas de digestión intestinal. Eso
quiere decir que hasta esa hora, habrás perdido las mejores horas
durante las cuales tu organismo se desintoxica, descansa, y
regenera. Todo ello gracias a una hormona que sintetiza nuestro
organismo a partir de las 20:00 h., aproximadamente, que es la
melatonina. Ya hemos visto en un capítulo anterior las
propiedades de esta hormona y sabemos que cuando no la
fabricamos es porque trasnochamos, y también por cenar tarde.
En ese caso el organismo se envejece y se enferma antes. Dos
síntomas que lo indican son el cansancio y la falta de apetito por
la mañana.

En la Figura 17.2 está representado lo que ocurre cuando no se


respetan los ciclos naturales de nuestro organismo:

Figura 17.2. Alteración del ritmo circadiano.

Por lo tanto, si quieres tener salud, deberías tomar dos comidas


fuertes durante el día y, como mucho, algo de fruta natural antes
de las 8:00 de la noche. Si eres capaz de dejar de cenar, aún será
mejor. Si no consigues vencer el hábito de la cena, por lo menos
cena sólo fruta. Si la fruta te produce frío en invierno, puedes
tomar una sopa o un caldo.
El día que comiences a hacerlo sentirás un vacío en el estómago,
a pesar de haber comido algo de fruta. Esto ocurre porque el
organismo está acostumbrado a cierta cantidad de comida, y
empieza a notar que la cantidad disminuye. Además, la fruta se
digiere mucho más rápido que el resto de la comida. Sólo se
necesitan treinta minutos para que la fruta abandone el
estómago. Todo ello hace que los primeros días se sienta un poco
de hambre. Si consigue resistir esos primeros días, el estómago se
acostumbrará y comenzarás a notar los beneficios: Dormirás
mejor por la noche por efecto de la melatonina, te levantarás con
más energía porque los órganos habrán descansado toda la
noche, eliminarás más líquidos en la mañana porque el cuerpo se
ha depurado mejor, y te despertarás con más hambre y con tus
órganos preparados para digerir lo que comas. En este momento
el cuerpo necesita «gasolina» de calidad para comenzar con la
actividad diaria.

He recomendado a cientos de personas este secreto y muchos no


lo han puesto en práctica por incredulidad. Pero los que sí que lo
han hecho, han comprobado como lo que acabo de mencionar es
algo real. ¡Hazlo! No sólo ganarás salud, también alargarás tu
vida porque es una de las mejores medidas para restringir el
aporte calórico y mejorar la salud.

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