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Nada puede arruinar tu día tanto como el estrés. Arrancas el día con toda la energía, y tu
mañana pinta muy productiva. Pero, conforme avanzan las horas, el estrés se cuela en tu
rutina y afecta no sólo la calidad de tu trabajo, sino tu bienestar emocional.
La siguiente vez que este invitado inesperado aparezca en la puerta de tu oficina, pon en
práctica estos métodos para minimizarlo:
Muchas veces, cómo vemos un problema es un problema en sí. Las experiencias, la educación,
los valores y la cultura son arrojados en una gran olla llamada “tú”, y forjan tu perspectiva de
la realidad. La basura de una persona es el trofeo de otra, así que si quieres ver valor en donde
otros sólo ven un desperdicio, pregúntate: “¿cómo puedo convertir este reto en una
oportunidad?”.
En el libro Trabajando bajo presión: la ciencia de dar lo mejor cuando más importa, el autor
cita un estudio en el que se pide a dos grupos de mecánicos que armen un motor. El primer
grupo tuvo una oportunidad de demostrar que podía construirlo en un lapso determinado de
tiempo. Para aumentar la presión, recibió la instrucción de que si lo armaba de la manera
correcta y en el tiempo asignado recibiría un aumento de sueldo.
El segundo grupo tenía la misma tarea, y recibió la misma promesa de mejora profesional. Sin
embargo, se le dijo que si cometía errores tendría más oportunidades de enmendarlos.
¿Quién crees que construyó el motor más rápido? Así es: el segundo grupo, porque se centró
en el proceso, y no en el resultado.
Louis Pasteur alguna vez dijo que la suerte favorece a las mentes preparadas. En la medida en
que puedas minimizar el grado de incertidumbre asociado con lo inesperado, te sentirás más
confiado y menos estresado. Ten siempre un plan de emergencia para todo lo que hagas.
Dice un dicho que “dos es uno y uno es ninguno”. ¿Qué quiere decir esto? Su significado va
mucho más allá de este artículo, pero en términos generales, todo lo que hacemos funciona
mejor en pares. Dos mentes trabajan mejor que una, y cuatro ojos ven más que dos. Lo mismo
sucede con los planes, las ideas y las acciones. Los planes de contingencia facilitan el cambio
más rápido que el ciclo “empezar-terminar-empezar de nuevo”.
Hay algo de estar en un espacio abierto que te permite despejar tu mente y sentirte más
dispuesto a emprender proyectos. Más que cualquier otra cosa, el ejercicio es un gran
reductor del estrés… ¡y es completamente gratuito!
La actividad física es mejor que cualquier droga o suplemento que se encuentre en el mercado.
Tiene efectos positivos sobre el cerebro, el ritmo cardiaco, sistema inmune y, por supuesto, el
estrés. ¿No puedes alejarte de la oficina? Tómate 10 minutos para salir a la calle y caminar.
El estrés puede ser manejado de la misma forma que la adversidad. Simplemente se requiere
un poco de enfoque y esfuerzo.
Instrucciones:
A continuación replicara la apariencia de este texto en las siguientes dos paginas adjuntas,
modificando los siguientes puntos:
Nada puede arruinar tu día tanto como el estrés. Arrancas el día con toda la energía, y tu mañana
pinta muy productiva. Pero, conforme avanzan las horas, el estrés se cuela en tu rutina y afecta
no sólo la calidad de tu trabajo, sino tu bienestar emocional.
El estrés influye en tus decisiones, tu determinación, claridad mental y sanidad física y emocional.
En la medida en que puedas desterrarlo, tanto de tu trabajo como de tu vida privada, serás más
eficiente y productivo.
La siguiente vez que este invitado inesperado aparezca en la puerta de tu oficina, pon en práctica
estos métodos para minimizarlo:
Muchas veces, cómo vemos un problema es un problema en sí. Las experiencias, la educación,
los valores y la cultura son arrojados en una gran olla llamada “tú”, y forjan tu perspectiva de la
realidad. La basura de una persona es el trofeo de otra, así que si quieres ver valor en donde otros
sólo ven un desperdicio, pregúntate: “¿cómo puedo convertir este reto en una oportunidad?”.
2. Enfócate en el proceso, no el resultado
En el libro Trabajando bajo presión: la ciencia de dar lo mejor cuando más importa, el autor cita
un estudio en el que se pide a dos grupos de mecánicos que armen un motor. El primer grupo tuvo
una oportunidad de demostrar que podía construirlo en un lapso determinado de tiempo. Para
aumentar la presión, recibió la instrucción de que si lo armaba de la manera correcta y en el tiempo
asignado recibiría un aumento de sueldo.
El segundo grupo tenía la misma tarea, y recibió la misma promesa de mejora profesional. Sin
embargo, se le dijo que si cometía errores tendría más oportunidades de enmendarlos.
¿Quién crees que construyó el motor más rápido? Así es: el segundo grupo, porque se centró en
el proceso, y no en el resultado.
Louis Pasteur alguna vez dijo que la suerte favorece a las mentes preparadas. En la medida en que
puedas minimizar el grado de incertidumbre asociado con lo inesperado, te sentirás más confiado
y menos estresado. Ten siempre un plan de emergencia para todo lo que hagas.
Dice un dicho que “dos es uno y uno es ninguno”. ¿Qué quiere decir esto? Su significado va
mucho más allá de este artículo, pero en términos generales, todo lo que hacemos funciona
mejor en pares. Dos mentes trabajan mejor que una, y cuatro ojos ven más que dos. Lo mismo
sucede con los planes, las ideas y las acciones. Los planes de contingencia facilitan el cambio más
rápido que el ciclo “empezar-terminar-empezar de nuevo”.
Hay algo de estar en un espacio abierto que te permite despejar tu mente y sentirte más dispuesto
a emprender proyectos. Más que cualquier otra cosa, el ejercicio es un gran reductor del estrés…
¡y es completamente gratuito!
La actividad física es mejor que cualquier droga o suplemento que se encuentre en el mercado.
Tiene efectos positivos sobre el cerebro, el ritmo cardiaco, sistema inmune y, por supuesto, el
estrés. ¿No puedes alejarte de la oficina? Tómate 10 minutos para salir a la calle y caminar.
El estrés puede ser manejado de la misma forma que la adversidad. Simplemente se requiere un
poco de enfoque y esfuerzo.