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Gabriela Farrán, gestión educativa

La construcción de escuelas eficaces requiere líderes pedagógicos... Por liderazgo se entiende un conjunto de prácticas que buscan facilitar,
animar, regular, orientar. El líder dinamiza las organizaciones para recuperar el sentido y la misión pedagógica. Los gestores educativos deben
estar en condiciones de asegurar las funciones, de analizar y sintetizar, anticipar y proyectar, concertar y asociar, decidir y desarrollar, comunicar
y coordinar, liderar y animar, evaluar y reenfocar".
"El liderazgo evoca tiempos de transformación, de crisis, de incertidumbre, para los cuales no son eficaces las imágenes del mundo basadas en
el pasado o en las rutinas establecidas ya obsoletas. Los procesos de liderazgo son insoslayables en épocas de grandes transformaciones, en
tiempos en que las representaciones sobre las prácticas pedagógicas requieren otros imaginarios que generen y despierten una nueva mentalidad
y acciones".
El líder de hoy no porta un ideario sino una performance, “son flexibles, saben delegar y motivar a su gente”.
Como dice Tomás Abraham, nuestro líder ya no combate al capital sino que lo hace bueno. Pero el líder no sólo es valorado por el manejo de
las relaciones interpersonales, la capacidad analítica, la rapidez para adueñarse de las tendencias que rigen o para anticipar los nichos de
consumo, sino especialmente por su capacidad de autoconocimiento, de modo tal de neutralizar las propias limitaciones y optimizar sus
fortalezas, cuestión de estar siempre up y no cesar en aportar valor al capital.
"Pilotear una organización y llevarla a re-encontrar su sentido y su finalidad requiere antes que nada nuevas capacidades de sus gestores de
modo que los habiliten a señalar nuevos horizontes, trazar trayectorias, desarrollar negociaciones, elaborar compromiso que reúnan a nuevos
actores y liberar un quantum de capacidad creativa y de transformación. Se requieren saberes de liderazgo que impregnen a los actores con las
innovaciones. El arte del pilotaje reposa en saber ser, saber hacer, saber colaborar, saber qué y cómo y saber cuándo y dónde".
El líder no es el agente que crea condiciones, que habilita un devenir cuyo curso desconoce, que tira puntas para pensar con los otros, que -
desde la propia vulnerabilidad- se interroga sobre lo que acontece. No es el que encuentra los recursos junto con los otros a partir de trabajar un
problema, sino el que dispone previamente de una batería de estrategias que hará jugar en cada momento según crea conveniente.

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