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ADICCIONES TECNOLOGICAS

La sociedad actual está en un mundo cambiante, es un tiempo de transformación


en donde la misma sociedad nos adapta a la tecnología, a la socialización
influyendo en nuestros comportamientos y desarrollo.Con esta gran velocidad de
cambio se nos están presentando múltiples elementos en nuestras manos, que
nos ayudan a realizar nuestras laborares más concretas y en menos tiempo,
específicamente la tecnología que cada día es más avanzada, sin embargo esta
gran herramienta va causando daño en nuestro ambiente, tal es el caso de la
comunicación ya no necesitamos la presencia del otro para comunicarnos sino
que utilizamos objetos que nos permiten tener un contacto directo con la
persona/s. Ejemplo: computadores, celulares, etc.Ello hace que cada vez
tengamos un contacto más cercano con aparatos y no con los seres humanos en
sí. No solo curre con la comunicación con las personas sino aprovecharnos de la
tecnología de forma irracional pues al ocurrir este fenómeno en forma excesiva
llamado adicciones tecnológicas puede traer consecuencias altamente graves
como trastornos del sueño, agresividad, la necesidad de solo recurrir a estos
medios, etc.

QUE SON LAS ADICCIONES TECNOLOGICAS


"Son conductas adictivas (sin sustancia), por lo que se entran dentro del grupo de
lo que se denominan adicciones psicológicas o no químicas.

Pueden ser activas (videojuegos, internet) o pasivas (televisión).


Razones del poder adictivo de las nuevas tecnologías:

1.- Son muy accesibles. Hoy prácticamente todo el mundo tiene televisión,
teléfono móvil e incluso internet de banda ancha. No hace falta salir a comprar
nada, todo está al alcance de la mano, incluso cuando estamos cómodamente
sentados en el sofá.

2.- Alivian el malestar derivado de la sensación de soledad, o de los problemas


psicológicos que presenta la persona al permitir una distracción o un contacto
social fácil.

Factores de riesgo para las adicciones:


1.- Personales:
Inmadurez
Búsqueda de sensaciones
Incapacidad para tolerar la frustración
Ausencia de proyecto de vida o valores sólidos
Alteraciones emocionales: Ansiedad, depresión...

2.- Ambientales
Falta de alternativas al ocio
Marginación
Paro..."
ADOLESCENTES E INTERNET
"Internet puede definirse como una red de redes de ordenador para compartir
datos y recursos (Madrid, 2000). El abaratamiento de los costos de conexión, las
mejoras tecnológicas y la llegada masiva de ordenadores personales a los
hogares, provoca un crecimiento exponencial del número de usuarios; por este
motivo, cada vez adquieren mayor importancia las respuestas de los usuarios y
conviene valorar algunos efectos que la irrupción de Internet produce en sus
conductas (Chamarro y Hernández, 2005).
El uso que hace el adolescente de Internet es relevante. Las horas de conexión
son distintas según la edad con la tendencia de las chicas a conectarse más que
los chicos (Fundación Catalana per a la Recerca, 2004). Respecto al entorno de
conexión, la mayoría se conecta desde sus respectivos hogares (78’4 %), de los
cuales la mitad tienen su propio ordenador y línea de Internet personal; el resto se
conectan desde la escuela (26 %), biblioteca (8 %) o cibercafé (5 %) (Estallo,
2000). A través del Chat, el 32 % de los menores facilitan su teléfono, el 17 % ha
quedado físicamente con alguien y se han conocido personalmente a través de
una cita y el 34 % se han sentido incómodos en la red en alguna ocasión
(Fundación Catalana per a la Recerca, 2004).
Respecto a los motivos que mueven al adolescente a conectarse a la red, se ha
venido observando que giran en torno a la posibilidad de estar en contacto y
vincularse con su grupo de iguales superando la distancia física, así como
expresar y hablar de temas que desde la relación cara a cara les seria difícil o
imposible de realizar. El efecto desinhibidor del anonimato y la ausencia de
contacto visual le permite expresar alguna necesidad o emoción desagradable o,
en otras ocasiones, ser honesto, abierto y expresar emociones sobre asuntos
personales que no podrían ser fácilmente discutidos frente a frente (King, 1996). El
adolescente se encuentra en un mundo diferente, sin las limitaciones del mundo
"real", un lugar donde se oculta la vergüenza y surgen las intimidades de su
mundo interno (Fiel, 2001).
Así mismo, en estas edades el atractivo de Internet aumenta porque incluye la
relación virtual con amigos y desconocidos y porque la ausencia de elementos de
la comunicación no verbal facilita la interacción y posibilita enmascarar la identidad
personal, hecho que puede provocar la vivencia de una experiencia placentera y
de excitación aliviando el aburrimiento, la tensión, la depresión y la ansiedad (Fiel,
2001); también permite la correspondencia con los iguales las veinticuatro horas,
contactar con personas que de otra forma no habría conocido, mantener el
contacto con amigos al mínimo coste y ser tenido en cuenta (Castellana ,Sánchez-
Carbonell, Beranuy y Graner, 2006)
El uso que el adolescente hace de Internet puede ser problemático cuando el
número de horas de conexión afecta al correcto desarrollo de la vida cotidiana,
causándole estados de somnolencia, alteración del estado de ánimo, reducción de
las horas dedicadas al estudio o a sus obligaciones. Al igual que en el adulto,
puede darse ansiedad o impaciencia por la lentitud de las conexiones, o por no
encontrar a quien busca, irritabilidad en el caso de interrupción y dificultad para
salir de la pantalla (Echeburúa, 1999). Los adolescentes adictos a Internet
entrevistados por Tsai y Lin (2003) tenían síntomas de uso compulsivo y
abstinencia, tolerancia y problemas escolares, sanitarios, familiares, económicos y
de gestión del tiempo. Así mismo, Internet se asocia a un mayor malestar
psicológico donde se limitan las formas de diversión y se reducen las relaciones
sociales (Viñas, Juan, Villar y cols., 2002).
Conviene tener en cuenta que todas las aplicaciones a Internet no tienen la misma
capacidad adictiva. El riesgo de adicción a Internet en la adolescencia esta
directamente relacionado con el grado de relación social de cada aplicación, la
naturaleza de la relación que el jugador establece con otros internautas, la
dimensión para explorar, la incertidumbre y la posibilidad de alcanzar un estatus
que le diferencie de los demás Sánchez- Carbonell y cols. (en prensa). Otros
factores son la interacción que se establece entre el adolescente y el ordenador
(Echeburúa, 1999; Griffits, 2000) y la sincronía de la respuesta (prácticamente en
tiempo real). Por ejemplo, los juegos de rol en línea denominados Massively
Multiplayer Online Games (MMOG) son altamente adictivos debido al alto grado
de comunicación, al tipo de interacción con el ordenador y a la rapidez de la
respuesta.
El uso excesivo de Internet puede llegar a ser peligroso para el adolescente. En la
Tabla 1 se exponen algunos aspectos para que escuela y familia pueda reorientar
al adolescente."

ADICCIONES AL INTERNET

Con el desarrollo de Internet y su crecimiento exponencial han aparecido los


primeros casos de psicopatología relacionados con la red. El trastorno de
dependencia de la red se ha conocido con muchos nombres: desorden de adicción
a Internet –InternetAddiction Disorder (IAD), uso compulsivo de Internet, o uso
patológico de Internet – Pathological Internet Use (PIU).La tarea de definir lo que
es la adicción a Internet es algo que ya de partida supone un problema.Se puede
decir que el uso de Internet (como cualquier otro comportamiento) es susceptible
de crear una adicción en función de la relación que el sujeto establezca con ese
uso. Uno de los aspectos problemáticos es: ¿a qué se hacen adictos los adictos a
Internet? ¿Es al contenido al que acceden o es al Internet en sí?.Un ejemplo de la
problemática lo encontramos en la relación entre adicción al sexo y adicción a
Internet. Un individuo que fuese adicto a las páginas de contenido sexual, ¿sería
un adicto al sexo, a Internet, o a ambos?.En este caso nos sería difícil de entender
que existiera una adicción al teléfono en sí. Por otro lado, la existencia de lo que el
llama "adicciones tecnológicas", que se definen como adicciones no químicas que
involucran la interacción hombre-máquina. Estas pueden ser pasivas (como la
televisión) o activas (como los juegos de ordenador o Internet). Esta sería una
modalidad de las adicciones psicológicas o conductuales, que a su vez incluiría a
la adicción a Internet. La primera persona que estableció criterios diagnósticos
para la adicción a Internet fue el psiquiatra Ivan Goldberg. Goldberg (1995)
propone un conjunto de criterios para el diagnóstico del desorden de adicción a
Internet (IAD) basados en los criterios diagnósticos del abuso de sustancias.Un
patrón desadaptativo de uso de Internet, que conlleva un deterioro o malestar
clínicamente significativo, expresado por tres o más de los items siguientes en
algún momento de un periodo continuado de 12 meses:- Necesidad de
incrementar notablemente la cantidad de tiempo en Internet para lograr
satisfacción.- Notable disminución de los efectos con el uso continuado de la
misma cantidad de tiempo en Internet.- El característico síndrome de abstinencia:
Cesación o reducción de un uso de Internet que ha sido grande y prolongado-
Algunos días durante un mes antes: Agitación psicomotora, Ansiedad,
Pensamientos obsesivos acerca de lo que estará sucediendo en Internet,
Fantasías o sueños a cerca de Internet, Movimientos de tecleo voluntarios o
involuntarios.- Los síntomas causan malestar o deterioro en el áreas
social, laboral u otra área importante de funcionamiento.- El uso de Internet o un
servicio similar esta dirigido a aliviar o evitar los síntomas de la abstinencia.- Se
accede a Internet con más frecuencia o por periodos más largos de lo que
inicialmente se pretendía.- Deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar
o interrumpir el uso de Internet.- Se emplea mucho tiempo en actividades
relacionadas al uso de Internet (P.Ej., comprando libros sobre Internet, probando
nuevos navegadores, indagando proveedores de Internet, organizando fichero o
descargando materiales).- Actividades sociales, ocupacionales o recreativas se
dejan o reducen a causa del uso de Internet.- Internet se continúa usando Internet
un pesar de saber que se tiene un persistente o recurrente problema físico, social,
ocupacional o psicológico que parece ser causado o exacerbado por el uso de
Internet (privación de sueño, dificultades maritales, llegar tarde a las citas por las
mañanas, abandono de los deberes profesionales, o sentimientos de abandono de
personas significativas).El psicologo Young propuso una serie de criterios
adaptados de los criterios para Juego Patológico, por parecerles estos más
semejantes a la naturaleza patológica del uso de Internet. Dichos criterios se
estructuran en un breve cuestionario de ocho items: - ¿Te sientes preocupado con
Internet (pensamientos acerca de la última conexión o anticipas la próxima
sesión)?- ¿Sientes la necesidad de incrementar la cantidad de tiempo de uso de
Internet para lograr la satisfacción?- ¿Ha hecho repetidamente esfuerzos
infructuosos para controlar, reducir. O detener el uso de Internet?- ¿Se ha sentido
inquieto, malhumorado, deprimido o irritable cuando ha intentado reducir o detener
el uso de Internet?- ¿Se queda más tiempo conectado de lo que inicialmente
había pensado?- ¿Ha perdido o puesto en peligro alguna relación significativa,
trabajo, oportunidad educativa o profesional debido al uso de Internet?- ¿Ha
mentido a los miembros de su familia, terapeuta u otros para ocultar su grado de
implicación con Internet?- ¿Usa Internet como un medio de evadirse de los
problemas o de aliviar un estado de ánimo disfórico?De acuerdo con estos
criterios, se considera adicto si responde afirmativamente a 5 o más de los items
anteriores y los síntomas no pueden ser mejor explicados por un episodio
maniaco.

IMPLICACIONES CULTURALES DE LAS ADICCIONES TECNOLOGICAS

En la cultura que vivimos al paso que avanzamos estamos más técnicos esto
puede producir lo siguiente:

· Una cultura mas técnica· Una sociedad con un aprendizaje basado en las
tecnologías y poco conocimiento de otras ramas.

· Los niños y adolescentes se enseñan a la tecnología para su aprendizaje y se


recurre menos a las bibliotecas.

· Se pierde la integridad personal a lo largo del tiempo por poca socialización.

IMPLICACIONES SOCIALES DE LAS ADICCIONES TECNOLOGICAS

De acuerdo a lo que pueden producir estas adicciones tecnológicas hay una gran
posibilidad de obtener consecuencias con la sociedad, tales como:
· Puede que la adicción a la persona le parezca tan productiva para su vida que
puede conllevar a que más personas se unan a ellas, teniendo como
consecuencia una masa de adictos tecnológicos.

· Esta clase de acción permite que la persona no requiera de compañía e


interacción con la sociedad, produciendo así menos interacción entre humanos.

· Produce que la sociedad tome dependencia de objetos tecnológicos y pocas


socializaciones desde el desarrollo humano (niñez, adolescencia, juventud, etc).

DEPENDENCIAS TECNOLOGICAS

Los teléfonos inteligentes se han convertido en artilugios imprescindibles, que se


usan a edades cada vez más tempranas.

Pero a la par del desarrollo de aplicaciones que facilitan las actividades rutinarias y
del auge de las redes sociales y de juegos como Pokémon GO se incrementa la
incidencia de afecciones como la nomofobia, la cibercondría y el denominado
síndrome Google.

Sin embargo, ni el ‘Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales’


(DSM, por su sigla en inglés), de la American Psychiatric Association (APA), ni la
Organización Mundial de la Salud (OMS) las reconocen aún como patologías del
mismo nivel que las adicciones a sustancias químicas o la ludopatía.

Entre los trastornos derivados de la expansión de internet y las nuevas tecnologías


se destaca la ‘nomofobia’ (del inglés ‘nomophobia’, ‘no mobile phobia’), el miedo a
estar sin teléfono móvil, que se caracteriza por la ansiedad que provoca no
encontrar el dispositivo, que no tenga cobertura o que se quede sin batería.
“La adicción a las tecnologías no está recogida en los manuales de diagnóstico,
pero sí es verdad que estos casos nos llegan cada vez con más frecuencia”,
reconoce el doctor en psicología José Antonio Molina.

Según él, “los casos que llegan a consulta tienen que ver principalmente con el
uso de la telefonía móvil e internet por adolescentes”. El psicólogo anota que los
casos en los que se reconoce un problema de adicción son muy puntuales “porque
hacerlo siempre es complicado”. En su opinión, la falta de datos sobre los
trastornos relacionados con internet y el teléfono móvil se debe a que es mucho
más difícil admitir que existe una adicción cuando se trata de una que no es tan
evidente como las adicciones al alcohol o las drogas.

Molina participó en el primer estudio realizado en España sobre los hábitos de las
personas a la hora de utilizar el celular. “Aquel ‘control de movilemia’ reveló datos
curiosos, como que un tercio de los encuestados prefieren perder un avión a su
teléfono móvil o que incluso manteniendo relaciones sexuales atienden el
teléfono”, comenta el especialista.

Educar para prevenir

Internet se convierte en un riesgo cuando se pretende, de manera obsesiva, que


sea la solución de todos los problemas y la respuesta a todas las preguntas, y
deriva en casos de cibercondría, que consiste en recurrir a la red para el
autodiagnóstico de enfermedades y para encontrar tratamientos. “Las visiones
más alarmistas apuntan a que el ‘síndrome Google’ podría derivar en una
limitación de las capacidades intelectuales y una modificación de la conducta de
quien recurre para todo al buscador, deja de esforzarse para memorizar datos o
descarta hacer preguntas para comprender conceptos, con la certeza de que la
respuesta la encontrará más adelante en internet”, indica el experto.
La gravedad de la adicción a internet y al teléfono móvil depende del caso y de la
intensidad de la obsesión, dice Molina, quien explica que cuando llegan un padre o
una madre preocupados por la posible adicción de sus hijos, “se hace una sesión
educativa con los adolescentes, aunque normalmente, por la edad que tienen, no
suelen ser muy conscientes de la existencia del problema”.

La labor más importante se hace con los padres, a los que se les proporcionan
pautas para intentar reducir el problema; por ejemplo, que establezcan límites del
uso de internet y la telefonía móvil, o que promuevan actividades gratificantes que
sustituyan el uso del teléfono. Sobre el modo en que la telefonía móvil afecta las
relaciones de los usuarios, el doctor en psicología apunta que hay aplicaciones
que las fomentan, pero que a ciertas personas, con menos habilidades sociales,
les puede generar dificultad para llevar a cabo una interacción cara a cara. “Hay
gente que no tiene capacidad para realizar estas interacciones y solo es capaz de
llevarlas a cabo mediante algún tipo de dispositivo”, advierte.

Padres deben dar ejemplo

Para el doctor en psicología José Antonio Molina, es importante plantearse qué


necesidad tienen los niños o los adolescentes de usar un teléfono móvil.

También hay que tener en cuenta que “los adultos somos modelos para ser
imitados”, dice. En ese sentido, el problema del uso excesivo de los ‘smartphones’
se hace más evidente para él cuando, en charlas sobre la adicción a la telefonía
móvil, se encuentra a “padres que no paran de tocar el teléfono y no saben
separarse de él, aunque no creen tener una adicción”.

‘Phubbing’, una tendencia que causa conflictos


‘Phubbing’ es el término para describir la mueva tendencia social en virtud de la
cual las personas prefieren prestar más atención a su móvil o tableta que a la
conversación cara a cara con sus acompañantes. Según un estudio de la
Universidad de Baylor (Texas, EE. UU.), el 46 por ciento de los encuestados
afirmaron haber sido víctimas de ‘phubbing’ por parte de su pareja, mientras que el
22 por ciento aseguran que esta conducta ha sido fuente de conflictos con ella.
Según la empresa internacional de consultoría Súmate (www.sumate.eu), dos de
los factores que provocan este ‘síndrome de la tecnología’ son la falta de
autocontrol, que impulsa a satisfacer nuestra necesidad al instante, y el
funcionamiento por imitación, ya que si vemos que alguien nos hace ‘phubbing’ y
lo percibimos como algo común, nos sumamos a la tendencia.

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