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FILOSOFÍA DE LA DIVERSIDAD II: IGUALDAD Y LIBERTAD

ENSAYO

TRABAJO REALIZADO POR:

María Gines Quiñones Meneses

PRESENTADO AL DOCENTE:

William Antonio Rodríguez Castellanos

UNIVERSIDAD DE MANIZALES

San Juan de Pasto,

Noviembre de 2015
ENSAYO

Este es uno de los escritos que mayor cuestionamiento ha generado en la revisión de mis
conceptos, planteamientos y apreciaciones, porque asumirlos implica ubicarse en una u otra
posición, pero da la casualidad que eso lleva a detenerse a pensar que no hay verdades absolutas y
hay variedad de situaciones que se entrelazan en la intención de construir una visión o un
pensamiento que responda a lo que creemos o pensamos creer.

De ahí que me di la tarea de ver tres de las películas porque Desgracia, no fue posible
encontrarla, pero las tres tienen aspectos tan complejos a la hora de analizarlas, que muestran la
diversidad a la que me refiero, una diversidad de la que quizá no tengo un concepto claro, una
posición verdadera, pero que en su conjunto, aportan en su comprensión.

¿Qué es lo que el individuo necesita para sentirse comprendido? ¿Qué hace falta para que
encuentre satisfacción en su entorno?, ¿cómo se relaciona con los otros desde sus problemas, desde
sus creencias?, son algunas de las preguntas que empiezan mi cuestionamiento, porque esta época
que se vive, está transversalizada por múltiples necesidades, las cuales son o no relevantes en la
medida en que el entorno cultural las propone, pero a su vez, se convierten en cuestionamientos
porque tiene que ver con el choque de esas culturas y la validez del argumento.

Al mirar la película Babel, recordé la oportunidad que tuve de visitar Marrakech y Merzouga
y comparar como con unos cuantos cientos kilómetros de diferencia, en un mismo país, se vive en
la modernidad o en la antigüedad, según los parámetros que se apliquen y al igual que en la película,
se produce ese choque cultural en el que en algo cotidiano como la comida, los extranjeros y los
nativos, tengan una gran diferencia en la apreciación de si es o no consumible y apto para la salud.
La manera como sobreviven sin requerir nada de las sociedades modernas y observar que nada les
falta sino hasta el momento en que se interfiere con su cultura, pero también la se observa la
incomprensión de lo occidental frente a las diferencias culturales, de otras latitudes y de otros
pueblos, en donde el saber tradicional tiene su magia y los avances científicos su razón, los que
combinándose dan opciones en las dos caras de la moneda.

Marrakech es la capital marroquí y se observa como la cultura occidental ha permeado la


cultura islámica, por tanto, el extranjero no siente mayor variación en su forma de vida, porque
encuentra lugares, productos y atención similar a la de cualquier ciudad europea. No ocurre lo
mismo al visitar el sur de Marruecos (lugar en el que se desarrolla la película Babel), donde el país
es totalmente opuesto a la capital por cuanto se mantienen las costumbres y tradiciones de las
pueblos magrebiés y berberes, imponiéndose el islam como religión, el árabe como idioma oficial y
los diferentes dialectos propios de las tribus. Las condiciones en que viven en esta parte del país, se
calificarían como indigencia de acuerdo a lo que conocemos, sin embargo, su forma de vida,
mantiene la tradición de sus antepasados, por tanto, su vida se ajusta a esos criterios.
Lo anterior no significa ni justifica que en pleno siglo XXI haya comunidades que no han
tenido acceso a los “inventos y avances” de la modernidad, pero, ¿qué tanta falta les hace? ¿Cómo
inciden en sus costumbres, en sus creencias, en su modelo de vida? Las respuestas dependerán de
quien las respondan y de su visión de mundo. Lo que si se identifica es la incidencia que tiene en los
diferentes contextos el aspecto cultural y las tradiciones, minimizándose o sobredimensionando el
sentido de justicia, de verdad o libertad. Cómo son las percepciones y las presunciones las que
dirigen las decisiones y al final marcan la frontera entre mi concepto de justicia y la aplicación de la
misma.

Esas reflexiones desde el campo educativo, tienen similares connotaciones, en el que se


intenta homogenizar de acuerdo al modelo preexistente e impuesto, el que responde a los
lineamientos políticos, económicos y filosóficos de quienes detentan el poder, observándose que es
el contexto el que proporciona el lineamiento para el contenido del conocimiento que se requiere:
para los magrebíes y bereber en el desierto marroquí, la educación se orienta por el islamismo y son
las actividades para sobrevivir en las inhóspitas tierras lo que hace que un niño deba aprender a
cuidar sus cabras, que son el tesoro de la familia, para luego pensarse como el hombre de la casa y
posteriormente el dueño de las mujeres de su familia, porque a través de éstas entrega o recibe
beneficios económicos por cuenta de la dote. Cada uno, con unas tareas específicas, que no
sobrepasan los límites y que mantienen el orden establecido.

En estas comunidades el conocimiento de la escritura es un privilegio para aquellos que en


la escala cultural detentan algún tipo de actividad administrativa; situación que se mantiene aún en
este siglo XXI. Esos niños, soportan el maltrato, pero a la vez, tienen un sentido de pertenencia a
sus familias y reconocen que la vida de uno, depende de la de todos y viceversa, por ello, mantienen
la cohesión y se acepta la autoridad.

Y a unos cuantos cientos de kilómetros, los japoneses han superado los límites de la
modernidad, de la ciencia, sin embargo, no superan las barreras de la incomprensión a la diferencia,
el escaso respeto al otro y a pesar de estar rodeados de la multitud, los marca la soledad. Japón es
uno de los países con más altos índices de suicidio sin descartar los niveles de alcoholismo y uso de
psicoactivos en adolescentes y jóvenes, en donde la explicación al fenómeno se centra en la soledad.

Y diríamos entonces: ¿Soledad? ¿Rodeados de tanta gente? ¿Con acceso a la tecnología?, a


los últimos avances científicos? ¿Detentadores del poder como una de las grandes potencias
mundiales? ¿Qué pasa con los individuos? ¿Qué pasa con su sociedad? Y entonces, un punto de
quiebre… Son una sociedad que se acerca a la árabe en lo que se relaciona al suicidio, pero en los
países árabes y musulmanes los suicidas, son mujeres; son mujeres que soportan la carga de la
pirámide cultural en la que ser mujer tiene como estigma el serlo, donde la soledad no es la razón
del suicidio sino la ausencia de valor para su vida como ser humano. Y entonces, actos como el
suicidio, tienen una connotación diferente y se convierten en una expresión de libertad, de escape
o de opresión. He ahí una afrenta a la capacidad del ser humano para decidir sobre su vida, a su libre
albedrío.

El interrogante también se encuentra en Simone, ¿qué es lo que queremos ver, ¿qué es lo


que anhelamos encontrar? Tenemos que cubrirnos de una personalidad diferente para expresar lo
que queremos y llega un momento en que ni nosotros sabemos qué es lo que deseamos, porque
escondemos nuestro verdadero yo, para responder a lo que los otros esperan de nosotros y lo más
intrigante es que… no tenemos la capacidad para aceptarnos como somos y seguimos el juego de
los otros, porque es más fácil simular que asumirnos como lo que somos.

Y acercándonos a la realidad educativa que nos circunda… encontramos todas estas


expresiones que nos muestra la globalidad: desprecio por la diferencia, miedo a la diversidad,
adoración a la tecnología, indiferencia ante el dolor ajeno, temor al dolor propio… y podría
enumerar un sinnúmero de situaciones y ante ellas, el modelo educativo, el proceso, los sujetos, se
hallan cortos de respuestas, porque es tanta la información que recibimos, tantas las percepciones
y prejuicios que nos acechan, que no se alcanza a construir una idea constante sobre lo que
queremos o sentimos.

Es entonces el desafío del docente, el que se enfrentará a la adquisición de una visión


comprensiva, congruente y coherente con la cual aportarle a la formación de sus educandos,
considerando a cada uno como individuo único, que requiere su orientación para asumir su
aprendizaje tanto de lo académico como de lo social, forjando generaciones aprehensivas al medio
y a los otros como seres con derechos que comparten un mundo diverso, pero a la vez, homogéneo
porque todos pertenecemos a la raza humana.

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