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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL

DE HUAMANGA
Real Pontificia y Nacional - 1677
FACULTAD CIENCIAS ECONÓMICAS, ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES
Departamento Académico de Ciencias Económicas y Administrativas
ESCUELA PROFESIONAL DE ECONOMÍA

Historia del Pensamiento Económico I

LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

Econ. Andrés M. Huayanay Quispe


anhuayanay@hotmail.com

setiembre, 2018
PRIMERAS EXPRESIONES DEL PENSAMIENTO
ECONÓMICO
La cultura occidental es heredera de la tradición grecolatina y
prácticamente no tiene aportes de culturas más antiguas, algunas de
ellas próximas a nuestro entorno geográfico como la egipcia o la asiria
y otras más alejadas como la india o la china. De todas las sociedades
de esas culturas prácticamente no se conservan escritos de los que
pueda deducirse un pensamiento científico en el aspecto económico.
No obstante, de los fragmentos que se conservan, los historiadores del
pensamiento económico, debido a las dificultades de leer los textos
antiguos, no han podido interesarse lo suficiente por dichas
sociedades. Lo cual no quiere decir que en los textos antiguos, cuya
difusión es muy restringida, no haya opiniones y referencias sobre
asuntos propios de la economía, ni que no se explicaran las formas de
resolver los problemas económicos con los que tenían que enfrentarse
esas sociedades. Principalmente esas referencias contienen
conocimientos fácticos extraídos de la experiencia cotidiana que, si
bien entran en el campo del pensamiento económico, no pueden
considerárseles como conocimientos científicos en el sentido moderno
de la ciencia. 2
PRIMERAS EXPRESIONES DEL PENSAMIENTO
ECONÓMICO
En los poemas épicos atribuidos a Homero (c. 850 a. de C.), la Iliada y
la Odisea, se encuentran numerosas referencias a la vida y la
economía de los antiguos griegos y pueblos vecinos hacia el siglo XII
a. de C., aunque dichas costumbres deben estar afectadas por el
modo de vida de la época en que se compusieron los poemas.

Si, como afirma J. A. Schumpeter (en un sentido lato para que pueda
aplicarse a muchas épocas históricas), se considera que es ciencia
todo esfuerzo intelectual para adquirir conocimientos, realizado por
personas especializadas, utilizando técnicas específicas e
instrumentos analíticos apropiados para adquirir un dominio de los
hechos superior al mero conocimiento fáctico (proporcionado por la
experiencia de la vida cotidiana), entonces puede considerarse que la
primera Economía Científica de nuestra civilización occidental empieza
en la Grecia clásica. Sin embargo este tipo de conocimiento económico
no adquiere un nivel de independencia de otras ramas del saber hasta
muchos siglos después.
3
Hesiodo (c. siglo VII a. de C.)

Introdujo un nuevo género de literatura en su poema “Los trabajos y los


días”; se trata de una poesía didáctica, basada en sentencias morales.
Con ellas busca que los hombres se comporten de acuerdo con la
justicia y practique una vida virtuosa sin perjudicar a los demás
(principio, este último –el de no causar perjuicio a los demás– muy
importante que en las sociedades muy materialistas suele ser
ignorado). En el “Mito de las razas” del mencionado poema (pp. 47 y
48), Hesiodo se refiere a la primera raza de hombres que era de oro.
Éstos habitaban en un paraíso terrenal, donde “el fecundo suelo
producía espontáneamente abundantes y generosas cosechas, y así
era como vivían de sus campos, con alegría y paz, colmados de toda
suerte de bienandanzas”; no envejecían, ni morían, ni tenían
inquietudes ni padecían penas y miserias. A los hombres actuales, los
de la raza de hierro, les da consejos para cultivar bien la tierra y
obtener frutos abundantes de ella.

4
Hesiodo (c. siglo VII a. de C.)

Con estas recomendaciones, Hesiodo inicia otro género literario que


más tarde se denominaría “económico”. Hesiodo (poema citado p. 65)
exalta la prodigalidad de la Tierra, pues ofrece multitud de frutos, y la
considera como “madre de todos los seres”. En La Teogonía (ib., p. 99)
se refiere a ella como la “morada perenne y segura de los seres
vivientes”. Por otra parte, en Los trabajos y los días (ib., pp. 55 y 56),
exalta el trabajo ya que gracias a él los hombres llenan sus graneros,
se hacen ricos en ganado y en oro. Puesto que la tierra y el trabajo son
dos elementos que constituyen la fuente de las riquezas, podríamos
atribuir a Hesíodo la consideración de dos factores de la producción,
según terminología moderna. Pero aún considera una nueva fuente de
riqueza: la justicia; a la que también exalta (ib., p. 52) y exhorta a los
humanos a practicarla, ya que los pueblos que nunca se apartan de
ella son más gozosos, viven en paz preservados del horror de la
guerra y su población prospera sin padecer hambre ni calamidades, al
obtener abundantes frutos y ganados del campo. Además, propone
(ib., p. 57) practicar la generosidad, porque ello proporciona gran
felicidad y alegría al que da de buen grado. 5
Hesiodo (c. siglo VII a. de C.)

Con esta propuesta, nos informa que en la donación el que da no


recibe bien material alguno a cambio, pero sí uno inmaterial: la
satisfacción personal de haber ayudado a otros. En siglos posteriores,
los grandes pensadores griegos encuadraron los temas económicos en
el conocimiento en general, en su Filosofía a la cual también pertenece
todo conocimiento sobre el Estado y la Sociedad.
Los logros conseguidos por los griegos en el pensamiento económico
fueron más bien modestos, porque los conocimientos que adquirieron
apenas sugieren un desarrollo posterior. Fundamentalmente, los
autores griegos recopilaron conocimientos fácticos, obtenidos a lo
largo de siglos de experiencia, los sistematizaron y los legaron a la
posteridad en sus escritos. Quizá las parcas excepciones que entran
en el campo de la economía científica pueden encontrarse en el
pensamiento platónico y en el aristotélico aunque con notables
diferencias. Por otra parte, el legado cultural griego que ha llegado
íntegro a nuestros días es más bien escaso; de algunos autores sólo
se tienen fragmentos de sus obras y de otros apenas unas referencias
en los escritos de otros autores. 6
Demócrito (c. 460-370 a. de C.)

Sólo se conservan unas trescientas citas, por algunas de las cuales se


sabe que escribió un tratado de economía en el que puede entreverse
la concepción de una teoría subjetiva del valor y una teoría de la
preferencia de los bienes presentes respecto a los futuros: “El hombre
anciano fue joven una vez, pero nadie puede asegurar que un joven
llegue a alcanzar la vejez; así, una mercancía en mano es superior a
una que está todavía por llegar” (Rothbard, 1995, p. 39). Por otra parte,
defendió la propiedad privada y, además, fue el primer autor en
concebir una filosofía materialista, la cual se expone en el Tema 21,
Epígrafe 2.

7
Jenofonte (c. 430-c. 355 a de C.)

Fue discípulo de Sócrates, y, entre otras obras, escribió su famosísima


Anábasis y Económico.
El Económico de Jenofonte, escrito en forma de diálogo, es uno de los
primeros libros que se conserva completo. En él, Jenofonte trata con
pretensión científica asuntos económicos relativos al acrecentamiento
de la hacienda (economía –oιχovoμία– proviene de oikós = hacienda,
casa, y nomos = costumbre, norma, ley). Así se expresa Jenofonte: “La
administración de la hacienda [...] nos pareció ser, desde luego, el
nombre de un saber, y este saber resultó ser el que permite a los
hombres acrecentar su hacienda”. (VI,4, p.314). Para ello se precisa
“obrar de modo que el patrimonio se encuentre en las mejores
condiciones y se acreciente lo más posible por medios honrados y
legítimos”. (VII,15, p.326). El requisito más importante para lograr este
fin es la vigilancia diligente del dueño; a propósito de lo cual Jenofonte
menciona la respuesta que dio el esclavo bárbaro, que era un experto
en cría caballar, ante el requerimiento del rey sobre qué era lo que más
rápidamente podría engordar a un buen caballo: “el ojo de su amo” –
respondió el bárbaro. (XII,20, p.380). 8
Jenofonte (c. 430-c. 355 a de C.)

Además de este principio, tan elemental y obvio como importante, y


también para lograr pingües rendimientos del quehacer económico se
precisa conocer bien el oficio (III,9, p. 290).
Según Jenofonte, la agricultura es la actividad más productiva (XV,4,
p.390) y, por tanto, la principal fuente de riqueza, sostenimiento y
prosperidad de los pueblos. Por eso dice que: “La agricultura es la
madre y nodriza de las demás artes”. (V,17, p.312). Aquí tenemos una
consideración que siglos después sería recogida por los fisiócratas y
por Adam Smith
La agricultura, la milicia y la política son actividades nobles; en cambio,
los oficios manuales no. (IV,2, p.294; IV,4, p.296). En la concepción de
los griegos clásicos la gente noble debe disponer tiempo para
ocuparse de los amigos, de la política y de la defensa de la patria.
(IV,3, p.294). La importancia de la milicia estriba en que si ésta “no
presta suficiente protección a la provincia [...] no se puede trabajar la
tierra por falta de amparo” (IV,10, pp. 298-230), pues “de nada serviría
arar la tierra una y otra vez si no hubiera quien la defendiera” (IV,15, p.
9
300).
Jenofonte (c. 430-c. 355 a de C.)

En estas apreciaciones de Jenofonte, y ante el planteamiento de la


pretendida improductividad de las fuerzas armadas, encontramos la
respuesta a la cuestión: ¿Qué es lo que produce el ejército? Produce
seguridad. Sin seguridad exterior ni interior sería francamente difícil
ejercer el libre mercado. Éste y la competencia exigen seguridad. A su
vez, la agricultura es importante porque sus productos permiten
avituallar a la población y pagar los impuestos (IV,11, p. 300); además,
ni los más valientes militares podrían subsistir si no existieran labriegos
(IV,15, p. 300). Obsérvese cómo Jenofonte alude a la gran
productividad obtenida por los pueblos sedentarios mediante el cultivo
de los campos y la cría de ganado, de forma que se lograban
excedentes suficientes para abastecer a estamentos sociales no
involucrados directamente en la producción.
Para Jenofonte, los bienes económicos son los que proporcionan una
utilidad a quien los posea; es decir, no considera bienes las cosas
perjudiciales. (I,9, p.270).

1
0
Jenofonte (c. 430-c. 355 a de C.)

Por consiguiente, se trata de una característica subjetiva, extrínseca al


objeto en sí, pues una misma cosa puede ser dañina o no para su
dueño, según sepa o no utilizarla, (I,10, p.270), o conozca o no la
forma de obtener de ella una aplicación “provechosa para la vida de
cada cual”. (VI,4, p.316).
La riqueza no consiste exactamente en tener gran cantidad de bienes;
se puede ser rico con bienes escasos si éstos son más que suficientes
para satisfacer las necesidades. (II,4, p.278). Tal opinión ha dado lugar
al dicho popular de que no es más rico quien más tiene sino quien
menos necesita. De todos modos, una forma de lograr riqueza es
mediante el ahorro, pero quien más medios tenga tanto más podrá
ahorrar (II,10, p. 182). Para Jenofonte (VI,5, p. 316) la propiedad es
tener “todo aquello de lo que se sepa hacer uso” y que sea provechoso
para la vida de cada cual

1
1
Jenofonte (c. 430-c. 355 a de C.)

Respecto al valor de los bienes, este autor expresa una teoría en la


que mezcla el principio objetivo de la escasez y la abundancia relativas
con el principio subjetivo de la estima por el bien: “Los comerciantes...
[acuden ] por el trigo, doquiera más abunde, allí navegan en su busca
surcando el mar (XX,27, p.428). Y cuando se ven en precisión de
dinero no se deshacen de él en cualquier lugar y a la buena ventura,
sino que, doquiera tenga el trigo un valor más alto y de mayor estima
goce, allí lo llevan para entregarlo a sus habitantes” (XX,28, p.428).
A su vez, de estas apreciaciones de Jenofonte, se desprende una
teoría del comercio basada en el principio de las ventajas absolutas,
esto es: comprar donde esté barato para vender donde esté caro.

1
2
PLATÓN

Es uno de los más importantes filósofos griegos del que se conservan


casi todos sus escritos. Vivió del año 427 al 347 a. de C. y, proveniente
de una de las más aristocráticas familias atenienses, recibió una
esmerada educación, siendo discípulo de Sócrates cuya sentencia de
muerte le sumió en una profunda desilusión hacia la democracia
ateniense vigente en su época. Esta circunstancia le llevó a efectuar
un análisis crítico de los diversos sistemas políticos y a concebir un
Estado Ideal. Sus principales escritos, donde se encuentra su
pensamiento económico, son La República y Las Leyes.
Platón fundó en Atenas La Academia y fue Aristóteles su discípulo más
memorable.
El Estado ideal de Platón, descrito en su libro La República, ha
fascinado a muchos estudiantes en todas las épocas históricas.
Aunque se considera una obra de pura imaginación, lo cierto es que su
construcción utópica no está exenta, en absoluto, de un previo y
riguroso análisis, que para su época constituye un ejemplo de
verdadero esfuerzo científico.
1
3
PLATÓN

Dicho Estado se estructura en tres clases sociales:


Los Gobernantes o Filósofos, miembros más sobresalientes de la
clase de los guerreros, por sus cualidades morales e intelectuales.
Los Guerreros, esmeradamente educados y entrenados para la
defensa de la polis. Es una clase fundamental para la supervivencia de
la comunidad. Pero con nuestros conocimientos actuales debemos
considerar que, si bien se trata de una condición necesaria, esta clase
no es suficiente para el desarrollo económico.
Los Productores, clase constituida por los campesinos, artesanos y
comerciantes; es decir, por todos aquellos individuos que proporcionan
los medios necesarios para satisfacer las múltiples necesidades de la
Polis.
Las dos primeras clases sociales, que se reducen a una puesto que los
mejores de ella pasan a ser los dirigentes, son privilegiadas y en ellas
centra Platón su atención. En ambas clases está proscrita la propiedad
privada y la riqueza, ya que las considera el origen de los crímenes.
(Lib. 3º, VI,2, p.116). 1
4
PLATÓN

A los miembros de estas dos clases se les provee de todos los medios
según sus necesidades. Viven en comunidad sin ataduras de ningún
género, especialmente de las familiares; y ya que no forman familias,
existen unas reglas para la procreación y el disfrute de los placeres en
un plano de igualdad absoluto entre hombres y mujeres que reciben el
mismo trato y educación, y desempeñan idénticas funciones.

Los niños son educados en común y son destinados a las clases


sociales en función de sus aptitudes.

La Polis platónica tiene una extensión geográfica limitada y constituye


un modelo de Ciudad-Estado perfecta, estacionaria e inmovilista, y, por
tanto, no sujeta a mejora ni a superación mediante cambios políticos,
considerados caóticos por Platón. Para éste la perfección tiene que ser
inmutable, pues no se estaría en ella si todavía fuera posible cambiar a
mejor (Lib. 2º,VI,3, p.70).
1
5
PLATÓN

Para Platón el origen del Estado se encuentra en el intercambio,


puesto que éste es imprescindible para complementar la limitada
capacidad del hombre aislado en procurarse satisfactoriamente todo
cuanto necesita (Lib.2º, V,I, p.57). Según su idea, debemos interpretar
que la clase productora está al servicio del Estado para atender las
necesidades de las clases privilegiadas que no son consideradas
como productivas, en el sentido de dedicarse a la obtención de
productos materiales.
Su sistema de clases sociales es posible en base a la especialización
del trabajo (esto es, las personas se ocupan en elaborar un único bien,
en lugar de producir todos los bienes que cada uno necesita) porque
ella incrementa la productividad y aporta el excedente necesario para
el intercambio. Esa especialización se realiza según las aptitudes
innatas de cada persona. Sin embargo la Polis que describe Platón, a
pesar de su inmovilismo, no es un Estado autárquico puesto que
precisa el comercio exterior y la guerra para obtener los recursos y las
tierras suficientes para su sostenimiento.
1
6
PLATÓN

También considera Platón que el aumento de la población, hasta


alcanzar el Estado su tamaño apropiado, suscita un incremento de las
necesidades y también de los oficios, ya que deben producirse cuantos
bienes se requieren para la satisfacción de las necesidades generales
del Estado y para que las dos clases superiores puedan educarse y
vivir de acuerdo con su status social.
En otro orden de valores, Platón no se priva de recomendar el control
de la natalidad (Lib. 2º. V,2) la eugenesia, la eutanasia y la selección
biológica de la especie humana (Lib. 3º, IV,3 y5; y Lib. 5º, II,2).
En el aspecto político expone diferentes tipos de gobierno que
pueden evolucionar de forma degenerativa a partir del tipo ideal o
aristocracia, término que emplea Platón en su acepción originaria y
etimológica, es decir, el gobierno de los mejores, los magistrados, que
son los más sabios tanto en conocimientos como en costumbres
éticas.
Platón explica la evolución de un tipo de gobierno a otro en términos
de luchas de clases por la consecución del poder fundadas en 1
motivaciones económicas. 7
PLATÓN

La timocracia es el gobierno de los guerreros en su afán de obtener el


poder y las riquezas frente a la laxitud de los magistrados en el tipo de
gobierno ideal aristocrático.
La oligarquía adviene cuando unos pocos acaban enriqueciéndose y,
en su codicia desmedida, también desean lograr el poder político.

La democracia sucede a la anterior debido a la conquista del poder


por parte del pueblo oprimido ante las desigualdades económicas
causadas por el tipo de gobierno anterior.

Por último, la democracia da paso a la tiranía ya que los desórdenes e


incapacidad de las masas en el control de los sucesos políticos acaban
por originar el surgimiento de un salvador de la patria quien, en
principio, apoyado por el pueblo para poner fin a los disturbios termina
por usurpar el poder y lo ejerce de forma absoluta y despótica.

1
8
PLATÓN

Los razonamientos de Platón le conducen a concluir que en la


desigualdad se encuentra el origen de la amenaza para la cohesión
social, por eso propugna la supresión de la propiedad privada en las
dos clases superiores y la eliminación de la acumulación de las
riquezas. Según él, la justicia y la riqueza son incompatibles, ya que el
hombre justo siempre lleva la peor parte cuando se encuentra con el
hombre injusto, de forma que en las transacciones y negocios
particulares nunca el justo saca más que el injusto.(Lib.1º, XII, p.24).
Es decir, la virtud y la riqueza son como dos pesos puestos en ambos
platillos de una balanza: no puede subir el uno sin que el otro baje.
(Lib.8º,II, p.285).

1
9
PLATÓN

Por tanto, propone la práctica de la virtud como el mayor bien y el


modo de conseguirla es mediante una esmerada educación y una
adecuada legislación. Ahora bien, si los hombres están bien educados,
son sanos, nobles y virtuosos no precisan leyes para regular las
transacciones en el mercado, o los convenios que entre sí hacen los
mercaderes, o los tratos entre artesanos, o la conveniencia de
exacciones o de tributos y, en una palabra, de todo lo referente al
tráfico comercial, tanto el de la ciudad como el marítimo.(Lib.4º, I,4-5,
p.131). Así pues, en Platón encontramos, asociado a la virtud, el
moderno principio de la desregulación.
El control público del Estado abarca todos los órdenes sociales y en
especial los precios, la calidad de los productos y el comercio exterior.
En lo referente al dinero, aprecia que en realidad es un símbolo
arbitrario del valor de las cosas ya que su principal función es la de
facilitar los intercambios: “venimos a necesitar un mercado y una
moneda, como signo del valor de los cambios”(Lib.2º, V,2, p.59). La
moneda, por tanto, no tiene que estar vinculada al valor intrínseco del
2
material empleado en materializarla. 0
PLATÓN

Platón es así el primer pensador que expone una idea nominalista


del dinero (es decir, el dinero no tiene valor por sí mismo como si de
una mercancía se tratase, sino que es una representación abstracta, o
signo, del valor de las cosas establecida por convención social o por
imposición del Estado).
Por lo que respecta al interés, opina que el crédito debe basarse en la
confianza personal (a modo de pacto entre caballeros) y en
consecuencia, no se debería cobrar interés por el préstamo de dinero;
pero de cobrarse, las transacciones privadas se deberían hacer a
cargo y ventura de los prestamistas, para que así “la usura se ejerciera
menos impúdicamente y nadie se enriquecería de manera tan
desvergonzada”. ( Lib.8º, III,1, p. 290).

2
1
PLATÓN

La distribución de los bienes en el Estado de Platón se realiza


mediante un equitativo reparto por el Estado según el principio de dar
según sus necesidades a cada uno de los miembros de las clases
privilegiadas y, suponemos ante el silencio de Platón, que a través del
mercado, es decir, por la compraventa, se realiza la distribución de
bienes en la tercera clase. Por tanto, se puede considerar que el
Estado recaba cuantos bienes se precisan para su propio
sostenimiento y el de sus miembros que no participan en la
producción.

2
2
ARISTÓTELES

Llamado el Estagirita por haber nacido en la ciudad de Estagira


(Macedonia) en el año 384 a.C.; murió en la isla de Eubea en 322 a.C.
al exilarse, para evitar las iras de los atenienses en su exaltación
antimacedónica, a la muerte de Alejandro Magno de quien el Estagirita
fue preceptor.
Con diecisiete años de edad se trasladó a Atenas para ser discípulo de
Platón del que acabó difiriendo profundamente. En Atenas fundó el
Liceo; esta escuela y las enseñanzas que en ella impartía Aristóteles
se denominaron peripatéticas por la costumbre de su fundador de
impartir las lecciones paseando con sus discípulos.
De lo mucho que escribió Aristóteles (aunque no todo ha llegado hasta
nuestros días) lo más importante a los efectos de la Economía son La
Política y Ética a Nicómaco, obra ésta última que lleva el nombre de su
padre por habérsela dedicado.

23
ARISTÓTELES

Aristóteles, más asentado en la realidad y menos imaginativo que


Platón, demuestra en sus escritos un auténtico estudio analítico y
científico de los temas relacionados con la economía. Su interés por
esta rama del conocimiento le llevó a escribir (como otros autores,
entre ellos su condiscípulo Jenócrates, quien también redactó un
Económico) un tomo titulado Sobre la economía, referente a la
administración de la hacienda.
El método de Aristóteles consiste en descomponer un todo en sus
partes (trabajo analítico) para estudiarlo y comprenderlo. Además
recopila datos para inducir resultados (trabajo sintético).
El análisis que efectúa de los asuntos económicos, en La Política, lo
desarrolla partiendo de las necesidades humanas y su satisfacción
para llegar al ideal de una economía doméstica, y, por extensión, a la
autosuficiencia del Estado, el cual es diversidad y multitud (Lib.2º, I,4,
p.32). Ahora bien, todo cuanto se gana en diversidad, y por tanto en
autosuficiencia, se pierde en unidad.
24
ARISTÓTELES
Así, un individuo constituye una unidad pero no es autosuficiente,
puesto que necesita de los demás para la satisfacción de todas sus
necesidades; la familia, al complementar las actividades productivas de
sus miembros, logra mayor autosuficiencia pero pierde en unidad, y a
nivel de la ciudad-estado se puede alcanzar la autosuficiencia
completa dada la gran diversidad de las actividades de sus ciudadanos
(Lib.2º, I,7, p.33-34). Por eso, los elementos fundamentales del sistema
económico aristotélico son la especialización del trabajo, con la que se
obtiene mayor productividad, y el trueque como forma de distribución
de los bienes.
Otro elemento que adquiere una crucial importancia en el pensamiento
aristotélico es el criterio valorativo de Justicia, o virtud en la conducta
humana. En el aspecto económico, identifica lo justo con lo natural y lo
injusto con lo antinatural. Para resolver la dificultad que esto implica,
Aristóteles se apoya en el estudio y acopio de datos sobre el
comportamiento de grupos humanos y sociedades cronológicamente
anteriores. Así, intenta analizar en estas sociedades sus instituciones
sociales y económicas para descubrir cuáles son las mejores, las más 25
ARISTÓTELES

Sin embargo, Aristóteles, al pertenecer a la clase aristocrática, ve


natural (justa) la esclavitud, como fuerza de trabajo, ya que en su
criterio hay hombres que al no ser capaces de razonar por sí mismos,
son por naturaleza esclavos (Lib.1º, II,13, p.11). No obstante, como en
su época algunos filósofos opinaban que la esclavitud era injusta por
ser de origen humano y opuesta a la naturaleza, Aristóteles distingue
entre los que lo son por la fuerza de la ley y los que lo son por
naturaleza (Lib.1º, II,21, p.14).
Los principales temas económicos tratados por este autor en La
Política son:
A) LA CREMATÍSTICA
Es la forma de adquirir la riqueza. Pero sobre la posesión de los bienes
diferenció en realidad dos ciencias según la finalidad que se diera a los
bienes. Así, la ciencia de adquirir tiene por fin proporcionar o acumular
medios y la ciencia de la economía tiene por finalidad hacer uso de
ellos para vivir en asociación ya sea civil o doméstica (Lib.1º, III,10,
p.18). 26
ARISTÓTELES

Aristóteles distinguió, según su concepto de la justicia, entre formas


naturales y antinaturales de adquirir la riqueza. La forma natural se
basa en la satisfacción de las necesidades empleando los recursos de
forma funcional; por eso, porque las necesidades se sacian, tiene
límite la acumulación de riquezas naturales. Estas formas son: el
pastoreo; la agricultura; la pesca; la caza y, en cierto modo, la guerra.
La forma antinatural consiste en utilizar los propios bienes de forma no
funcional, o sea, intercambiándolos, para extraer una plusvalía y
obtener más riqueza. Los bienes que contribuyen a la riqueza se
utilizan a la vez como medios y como un fin en sí mismo. Al superar
este fin las propias necesidades, la acumulación antinatural de las
riquezas no tiene límite. El dinero es el bien económico que mejor se
presta para obtener este último tipo de riqueza (Lib.1º, III,10-23, p.18-
23).

27
ARISTÓTELES

Aristóteles considera implícitamente que el principio de las ventajas


absolutas es el que rige en el comercio; se trata de saber elegir dónde
comprar barato y dónde y cuándo se deben vender los productos para
obtener ganancias. Según él, la necesidad del intercambio condujo a la
invención de la moneda y con ella apareció otra ciencia, la de adquirir
por medio del comercio. Al principio el comercio se ejercía de una
forma sencilla, pero más tarde, con la experiencia, se hizo más
ingenioso, ya que se tenía que saber “dónde convenía tomar los
objetos de cambio y lo que había de hacerse para obtener mayores
ganancias” ( Lib. I, Cap. III, 15, pp. 19 y 20). Debido a esta
circunstancia, Aristóteles (p. 20) añade que “la ciencia de la
crematística parece tener por objeto el dinero acuñado y los medios de
procurárselo en cantidad crecida. Es, en efecto, la ciencia que produce
la opulencia y las grandes fortunas”.

28
ARISTÓTELES
B) LA PROPIEDAD PRIVADA
En función de su teoría de la diversidad frente a la unidad, Aristóteles es
partidario, al contrario que Platón, de la propiedad privada, forma de propiedad
más acorde con la diversidad de actividades productivas requeridas en la
ciudad estado. Según él, nada inspira menos interés que una cosa cuya
posesión es compartida, puesto que se da más importancia a lo que nos
pertenece en propiedad exclusiva (Lib.2º, I,10, p.34).
Además, la propiedad privada permite un mayor goce para quien la tiene y
también la práctica de la virtud y la filantropía; compartir los bienes con los
amigos (incluso con los extraños) y poner parte de ellos al servicio de la
comunidad evita la avaricia y proporciona gran placer (Lib2º,II,6, p.39).
Aristóteles no ignora la existencia de pueblos donde la tierra y el cultivo son
comunes, repartiéndose los frutos según las necesidades; pero se trata de
pueblos bárbaros, es decir, incultos (Lib.2º, II,1, p.38). En cambio, en los
pueblos más civilizados de la Hélade de su tiempo, la propiedad privada
estaba avalada por la autoridad de las costumbres y la sanción de las leyes
(Lib.2º,II,4, p.38). Además, si fuera mejor la propiedad comunal desde hace
siglos se habría implantado en las sociedades humanas (Lib.2º, II,10, p.41).
29
ARISTÓTELES
Aristóteles reconoce que la pobreza origina crímenes y sediciones (Lib.2º, III,7,
p.46) y que la desigualdad tanto en la riqueza como en prestigio social (en
honores) provoca revoluciones (Lib.2º, IV,7, p.50). Pese a ello, él cree ver en la
propiedad privada más ventajas que en la comunal, pero para evitar los
inconvenientes de aquélla propugna un buen uso y una limitación en la
posesión de la riqueza privada; así la propiedad privada debía en parte ser
puesta al servicio de los convecinos (Lib.2º, II,5, p.39). Otros medios eficaces
para lograrlo son la educación para conseguir una moderación voluntaria en
los deseos de acumular riquezas y las instituciones sociales que pongan
frenos coactivos, aunque no injustos, a la acumulación de riquezas.
C) EL VALOR, PRECIO E INTERCAMBIO
Aristóteles diferenció entre valor de uso y valor de cambio (Lib.1º, III,11, p.18);
pero no consiguió determinar un procedimiento para establecer el precio justo
dinerario (cuando se utiliza el dinero en el intercambio).
El problema con el que se enfrenta es el pasar, de la consideración de que el
intercambio sólo es posible si ambas partes obtienen un provecho, a la
equivalencia entre dos valores de uso subjetivos.

30
ARISTÓTELES
Creyó encontrar la solución en la Justicia Conmutativa, según la cual tiene que
existir una equivalencia entre lo que se da y lo que se recibe, principio del do ut
des (o dar para recibir). Este principio está perfectamente claro (cuando la
voluntad de las partes no está viciada) y es lo natural (lo justo) en el caso del
trueque en el que se intercambian aquellos bienes que satisfacen directamente
las necesidades (Lib.1º, III,13, p.19). Sin embargo, esa equivalencia no se
puede apreciar cuando en el intercambio interviene el dinero. En este caso,
manifestó una gran preocupación por el "precio justo". Puede interpretarse que
intentó fundamentarlo en el coste del trabajo, pues según sus palabras: "así
como el trabajo del agricultor se compara con el del zapatero, así también el
producto del agricultor se compara con el producto del zapatero" (citado por
Schumpeter, 1954, p.97n). Si a esto le unimos su teoría de la equivalencia,
podemos suponer que si el producto del agricultor es A y su precio justo PA y el
producto del zapatero es Z y su precio justo PZ, entonces el principio de la
justicia conmutativa conduce a que A ⋅ PA = Z ⋅ PZ.1
En general, Aristóteles no condenó los precios que se establecen sin la
participación de la voluntad de los individuos, es decir los precios competitivos.
En cambio, sí condenó el precio de monopolio: el que establece arbitraria y
unilateralmente un único vendedor
31
ARISTÓTELES
A este autor se debe el término, que lo definió en su actual concepción al
explicar el caso de un comerciante que en Sicilia compró toda la mercancía de
un producto pasando a ser el único vendedor y a unos precios que le
permitieron una gran ganancia, injusta según Aristóteles (Lib.1º, IV,7, p.25).
D) EL DINERO Y EL INTERÉS
La naturaleza del dinero fue muy bien estudiada por Aristóteles, hasta el punto
que las más importantes funciones del dinero y sus características, que
actualmente consideramos, se deben en esencia a este autor.
Partiendo de la base de que el intercambio natural y justo es el trueque,
enseguida, los hombres aprecian las dificultades que entraña este
procedimiento para el comercio, ya que la persona que necesita un bien que
otro posee probablemente no tenga el que ese otro precisa. Por eso se llega
fácilmente, al empezar a generalizarse el comercio, a concebir la conveniencia
de utilizar un bien que, debido a su valor intrínseco, sea apreciado por la
mayoría de la gente como medio para facilitar el intercambio (Lib,1º, III,14 y 15,
pp. 19 y 20). En esta consideración, ya puede reconocerse en Aristóteles una
concepción o teoría metalista del dinero (según la cual el dinero está
constituido por una mercancía con valor propio) y la primera función del dinero,
la de ser un medio de cambio. 32
ARISTÓTELES
Aristóteles precisa que el dinero sirve para facilitar la acumulación (antinatural)
de riqueza, que distingue de la adquisición natural (Lib. 1º, III,16 y 17, p. 20). En
esta acumulación de riqueza podemos identificar la moderna la función de
depósito de valor, en la que suele usarse como dinero alguna mercancía, como
los metales preciosos, que son muy aptos para estos menesteres dadas sus
propiedades y características; a saber: divisibilidad; homogeneidad; portabilidad;
estabilidad y durabilidad (Schumpeter, 1954, p.99). Aun así, Aristóteles constató
que ni el oro siquiera conserva inmutable su valor y que el dinero no constituye
en sí la riqueza; para ilustrar este último extremo expone el caso del rey
Midas:”Extraña riqueza la que, por grande que sea, no libra a su poseedor de
perecer de hambre” (Lib. 1º, III,16, p.20). Y puesto que el dinero es de origen
humano, no es natural y, por tanto, la riqueza con él obtenida es injusta.
Respecto al interés, sólo se limitó a reflejar la práctica de su cobro por los
préstamos dinerarios sin llegar a distinguir su finalidad, ya fuera consumista o
productiva (siendo ambas muy frecuentes en su época, sobre todo los
préstamos para realizar empresas marítimas de comercio). No obstante,
preocupado por la justicia, observó que se usaba el dinero con finalidad distinta
de su función primordial, la de ser medio de cambio (Lib.1º, III,23, p.23) y
consideró el interés como usura y condenó, por injusta, la obtención de una
ganancia mediante la utilización del dinero (ya de por sí antinatural, pues el33
dinero no podía parir dinero).
LAS ESCUELAS
4.- LAS ESCUELAS FILOSÓFICAS GRIEGAS
Otras aportaciones menores, más en el plano de los valores éticos que en el
análisis económico, se deben a diversas escuelas filosóficas que a través de
su influencia y arraigo entre altas personalidades del imperio romano,
acabaron incorporándose en la escala de valores morales del cristianismo que,
junto a Aristóteles, tanto condicionaron el pensamiento económico medieval.
Las escuelas filosóficas más significativas fueron:

A) LA ESCUELA CÍNICA
Debe su nombre al vocablo griego kynos que significa perro, en alusión al tipo
de vida austero que llevaban los seguidores de esta escuela, que inspiró ideas
de pobreza y ascetismo. Su fundador fue Antístenes (c.444-365 a. de C.),
discípulo de Sócrates y autor de otro Económico (hoy perdido), basaba su
filosofía en la virtud, el trabajo y una vida libre de exigencias sociales. Su
principal discípulo, Diógenes (hacia 412-323 a. de C.), que incluso usaba como
vivienda un tonel, predicaba un tipo de vida virtuoso libre de las necesidades
materiales, la extinción de los deseos y la renuncia a toda clase de riquezas.

34
LAS ESCUELAS
B) LA ESCUELA ESTOICA
Su denominación proviene del nombre del famoso pórtico ateniense stoa
pecile, exornado con pinturas por Polignoto, en donde Zenón (c. 335-264 a. de
C) impartía sus enseñanzas. Para este filósofo, muy influenciado por la
escuela cínica, la virtud es el único bien existente y su práctica debe ejercerse
libre de emociones y pasiones. No excluye la posesión de las riquezas si se
lleva un género de vida conforme a la naturaleza, que se concibe como un
universo racional regido por leyes inmutables.
La filosofía de esta escuela tuvo un hondo arraigo entre las clases nobles del
imperio romano y su legado nos ha llegado a través del Derecho Romano y del
Derecho Natural, suprema razón que gobierna el mundo.
El Derecho Natural es utilizado como norma valorativa de las acciones
humanas y para distinguir el vicio de la virtud, según se ajusten o no a los
ideales derivados de la Ley Natural.

35
LAS ESCUELAS
C) LA ESCUELA EPICÚREA
Según Epicuro (341-270 a. de C) el enriquecimiento debe provenir de la
disminución de las apetencias, llevando un tipo de vida sencillo, retirado y con
tranquilidad de ánimo (la ataraxia).
La finalidad de la vida es la satisfacción de los deseos necesarios y el disfrute
de los placeres en unión de los amigos. Aunque se trata de una filosofía
materialista y hedonista, inspira un cierto ideal de amor por la humanidad al
considerar como placer más importante el disfrute de la compañía de los
amigos. Esta filosofía también predica un pragmatismo conformista cuando las
circunstancias sean adversas para la obtención de los bienes con que
satisfacer los placeres.

36
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
Los romanos, a lo largo de su dilatada historia, tuvieron que resolver
numerosos y graves problemas económicos. Por eso no es de extrañar que se
sintieran atraídos por la economía; pero ésta, en la literatura, se circunscribió
al ámbito de su significado etimológico: la administración de la hacienda. En
cambio, el análisis de los hechos económicos no suscitó inquietud entre los
autores latinos. Afrontaron los problemas económicos de una forma
eminentemente práctica, en los campos político, jurídico y militar. Por eso, en
lo que respecta al nivel científico de sus aportaciones en economía no llegaron
a la altura de los griegos. Más bien se limitaron a traducir y recoger las
enseñanzas del pensamiento económico de los grandes filósofos helenos. Así,
los contenidos económicos que los escritores latinos nos ofrecen en sus obras,
hoy los catalogaríamos como temas de agricultura (o sea, de explotación
agraria). Sin embargo, hay dignas excepciones, pues ocasionalmente aparece
algún autor al que se le puede atribuir ciertas incursiones en el campo de la
teoría económica, como ocurre con Séneca, que luego se estudiará
brevemente. Según el profesor Schumpeter (1954, p. 107n), también es el
caso de Julio Paulo, quien explica la naturaleza del dinero al estilo aristotélico
y expone una teoría nominalista del mismo: al usar el dinero la gente no piensa
conscientemente en su valor intrínseco, sino en su valor nominal.
37
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
Entre los autores que escribieron sobre cuestiones agrícolas (más o menos
inspirados en la obra de Jenofonte) destacan:
Catón el Viejo (116 a.C.-149 a.C.) con su Tratado de Agricultura.
Varrón (116 a.C.-27 a.C.) quien escribió tres libros de agricultura: Rerum
rusticarum libri III.
Cicerón (106 a.C.-43 a.C.) que con el título de Oeconómica tradujo el
Económico de Jenofonte.
Columela, autor nacido en Cádiz en el s. I, escribió De re rustica, obra dividida
en 12 libros (o capítulos) y de ahí que una de sus traducciones al castellano se
titule Los doce libros de Agricultura.
La influencia de Jenofonte en el mundo latino también se dejó sentir hasta la
misma caída del Imperio romano a través de las escuelas estoica y
neopitagórica.
Las verdaderas aficiones de la aristocracia romana se decantaron hacia la
política, el derecho y la guerra. El afán por resolver todo tipo de conflictos llevó
a los romanos a crear un conjunto de instituciones y normas que constituyen el
hoy llamado Derecho Romano, que puede considerarse como uno de los
principales legados a la cultura occidental.
38
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
La meticulosidad, profundidad y extensión a las instituciones sociales y
económicas de las normas legales supusieron un verdadero esfuerzo científico
en el análisis de la naturaleza de las situaciones, los hechos y sus relaciones.
Y en la medida en que se referían a instituciones económicas, puede
considerarse que contribuyeron a la Ciencia de la Economía, aunque no en el
campo de la teoría pura, sino en el campo de la economía aplicada (en este
caso en su aplicación jurídica). Su trabajo fue preparatorio, de modo que en
base a él generaciones posteriores pudieron desarrollar un conocimiento
científico. En el Derecho Romano se encuentra la definición y regulación de
numerosas instituciones económicas, como el precio, el dinero, las
obligaciones, los contratos (la compraventa entre ellos), la prodigalidad, los
bienes fungibles y no fungibles, los bienes consumibles y no consumibles, las
donaciones, las sucesiones, los derechos reales (entre los que destaca la
propiedad privada y los modos de adquirirla), el préstamo, los alquileres, las
rentas, los intereses y un largo etc.
De entre las múltiples disposiciones del derecho romano podemos destacar,
por la gran trascendencia que posteriormente tuvo durante siglos, las
regulaciones de los préstamos. Los romanos contemplaron diversas clases de
préstamos:
39
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
Mutuo era un préstamo de bienes fungibles sin interés. En este contrato el
mutuario (o sea, quien recibe el préstamo) se compromete, al cabo del tiempo
estipulado, a devolver al mutualista igual cantidad de cosas de la misma
especie y calidad.
Comodato era un préstamo gratuito referente al uso de cosas duraderas.
Foenus era un préstamo de dinero con interés (Vadillo, 1805, p. 39).
Pecunia traiectitia era un mutuo especial cuando el dinero recibido debía ser
transportado por mar. El mutuario sólo estaba obligado a devolver la cantidad
de dinero o las mercancías con él obtenidas cuando hubieran llegado al puerto
de destino, pero no corría por su cuenta el riesgo.
Foenus nauticum era un préstamo similar al anterior, pero con el pago de
intereses.
Lucio Anneo Séneca (3-65) nació en Córdoba y murió en Roma. Hijo de un
rico hacendado romano perteneciente al Orden Ecuestre recibió una esmerada
educación en la capital del Imperio, adonde se había trasladado la familia en el
año 12. La altura moral del pensamiento de Séneca, acorde con las
enseñanzas filosóficas que había aprendido, no estuvo a la par del género de
vida práctico, muy apegado a las riquezas materiales, que desarrolló Séneca.
40
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
Fue preceptor de Nerón, el futuro emperador, sobre el que inicialmente ejerció
una considerable influencia, a la vez que Nerón confiaba en él para
desempeñar tareas de gobierno. Empero, se fue estableciendo un
distanciamiento entre ambos y apareció la animadversión del emperador hacia
su maestro. Habiendo surgido la sospecha de la participación de Séneca en
una conjura contra la vida de Nerón, éste ordenó la muerte de Séneca, aunque
le dejó que eligiera la forma de quitarse la vida. Séneca fue principalmente un
filósofo, pero también uno de los escasos científicos en Ciencias Naturales que
produjo la civilización romana. Entre sus escritos filosóficos puede extraerse un
apreciable pensamiento económico, que se encuentra en sus libros De los
beneficios y Epístolas a Lucilio. Como Séneca extrae los principios
económicos del comportamiento de los hombres, realizando una
introspección en el alma humana, alguna de sus conclusiones se asemejan
a las de Carl Menger (Tenia 24), fundador de la denominada Escuela
Psicológica de Viena.
En el pensamiento económico de Séneca cabe destacar una clasificación de
los bienes, en la que se distinguen los bienes materiales de los
inmateriales; así como los diferentes órdenes de los mismos según se
aproximen más o menos a la satisfacción directa de las necesidades
humanas. 41
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
Incluso llega a la consideración de justificar el valor de un bien de orden
superior por el valor adquirido por el bien de primer orden que es el que
satisface directamente una necesidad; por eso dice que "el vino da valor a la
viña". Fue el primer autor en considerar los bienes públicos (véase en Tema
26, p. 418). Para él la riqueza eran "las cosas a las que te inclinas y a las
que juzgas, o necesarias, o útiles o agradables para la vida". Esta
consideración es asombrosamente igual a la de Adam Smith (1776, p. 31):
“Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas
necesarias, convenientes y gratas de la vida”. Respecto al consumo de los
ricos observó que, al satisfacer sus placeres viciosos, proporcionan trabajo a
mucha gente (Epíst. XCV, 24).
Es de apreciar entre sus estimaciones una teoría del valor que se apoya en
un elemento subjetivo: el afán de las personas por conseguir las cosas que
desea; y otro objetivo: la escasez, que convierte en más valiosos y distinguidos
los objetos raros. Igualmente es de tener en cuenta su teoría sobre la
preferencia temporal de los bienes, en el sentido de conferir mayor
valoración a los bienes presentes respecto a los futuros. Séneca (Epíst. CXVII,
27) expuso la idea del siguiente modo:¿Quién ignora que no es un bien eso
que es futuro, por esto mismo: porque es futuro? Pues lo que es un bien, es
útil en verdad; no pueden ser útiles sino las cosas presentes. 42
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN ROMA
Si no es útil, no es un bien; si es útil, ya lo es [...] ¿Cómo, dime tú, lo que todavía
no es nada, ya es un bien?” Esta misma idea está hondamente asentada en el
sentir popular mediante este proverbio: Más vale pájaro en mano que ciento
volando. Quizá el refrán esté inspirado en esta afirmación de Tomás de Mercado
(1569, p. 144): “más vale pájaro en mano que buitre volando”. Tal frase la
expuso este último autor como ejemplo del mayor valor concedido por las
personas a los bienes presentes respecto a los futuros, y, en concreto, a lo que
Mercado (ib., p. 144) se refiere es al dinero: “más vale el dinero presente que
el ausente: el que ya se tiene está seguro, el ausente sujeto a dos mil peligros,
que puede ser no paguen o difieran la paga”. Estas consideraciones darían
lugar a lo que Böhm-Bawerk en el siglo XIX denominaría la teoría del agio para
explicar el interés del dinero.
Pero lo que más sobresale del pensamiento económico de Séneca es una
teoría del intercambio muy completa, en la que se distingue el intercambio
simple: dar para recibir; un intercambio especial consistente en las donaciones:
dar a cambio de nada, excepto el agradecimiento, que en realidad es la
recepción de un bien inmaterial; y un intercambio completo, o caso general que
abarca a los dos anteriores. En este último tipo de intercambio se distingue un
doble flujo de bienes en ambos sentidos, unos materiales y otros inmateriales.
Tal teoría del intercambio y de las donaciones es bastante similar a la explicada43
en el Tema 29 (p. 480): «La economía de las donaciones» de Kenneth E.
Historia del Pensamiento Económico

Pensadores griegos: Jenofonte (430-355 a.C.), Protágoras (485-410


a.C.), Platón (428-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.)
Economías básicas, comercio limitado
La economía como ética
Crematística

ideas
calculo hedonístico, el valor subjetivo, la utilidad marginal decreciente,
la eficiencia y la asignación de recursos.

4
4
“Cualquier reto que se presente en tu
camino es una oportunidad para que
puedas mejorar y además para que así
estés preparado para el futuro”

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