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NATURALEZA DE LAS NEUROSIS, LAS PSICOSIS Y LOS TRATAMIENTOS

Aunque se pueden dar conflictos existenciales sin neurosis, toda neurosis tiene un aspecto existencial. Las neurosis están
asentadas en las tres dimensiones básicas del ser humano: la física, la psíquica y la existencial o espiritual. Viktor E.
Frankl, considera neurosis toda enfermedad primariamente psicógena, que presenta síntomas psíquicos, mientras que la
pseudoneurosis cursa con manifestación clínica de neurosis pero su causa es distinta a la psicógena.
Según Frankl (1992), estas definiciones se enmarcan dentro de dos principios nosológicos para la clasificación
de las enfermedades del hombre:
a) Sintomatología o fenomenología.- Clasifica las enfermedades según sus manifestaciones patológicas, es decir,
según los síntomas o “fenómenos” que producen.
b) Etiología de la enfermedad en cuestión. - Clasifica las enfermedades según el modo como se hayan formado,
distinguiendo entre enfermedades somatógenas (causa somática) y psicógenas (causa psíquica).
Neurosis orgánicas y enfermedades psicosomáticas: Las neurosis orgánicas son aquellas enfermedades que cursan
con síntomas somáticos y son condicionadas y causadas anímicamente. Hay que diferenciarlas de las enfermedades
psicosomáticas cuyos síntomas también son somáticos, sin embargo, están desencadenadas (no causadas) desde lo
psíquico. Toda enfermedad tiene un sentido, pero que éste no se encuentra donde lo busca la investigación
psicosomática, sino que es el enfermo el que da sentido a su enfermedad (en el enfrentamiento espiritual con la afección
orgánica, adoptando una actitud) y con eso realiza un valor profundamente humano.
Tipos de neurosis
1) Neurosis noogénicas. Se produce por conflictos entre distintos valores (conflictos morales o problemas
espirituales). Uno de estos problemas, la frustración existencial, es el que suele tener mayores efectos. El
trastorno no se manifiesta en la misma dimensión espiritual, sino en la psicofísica.
a) Neurosis de angustia: Según Frankl (1992), postula que la base constitucional de este tipo de neurosis
consiste en una predisposición neuropática, en el sentido de una simpaticotonía o vagotonía. Esta base
proporciona una disposición a la angustia sobre la que se instala la reacción neurótica mediante la angustia
de expectativa. Como ya se ha indicado, la actitud que adopta el paciente ante la angustia que siente es la
de huir de ella (pasividad falsa). La indicación terapéutica en estos casos (además de atender a la base
somática) consiste en conseguir que el paciente no huya de su angustia sino que se enfrente a ella, según
veremos al tratar la intención paradójica. Esto constituida la meta negativa de la logoterapia, a la que se
añade una meta positiva, la de que el paciente descubra la necesidad de “vivir para algo”.
b) Neurosis obsesiva: Contiene un factor constitucional y otro psicogénico, pero, además, posee un factor
existencial, representado por la elección o decisión particular de llevar hasta el final el desarrollo de la
neurosis obsesiva. Al analizar los temores de los pacientes neurótico-obsesivos se ve que, en definitiva, la
angustia de expectativa general se condensa en un miedo a sí mismo (angustia de expectativa particular) y,
en concreto, en dos tipos de temores: psicotofobia y criminofobia (ya sea ésta como suicidofobia u
homicidofobia). Por ello, las armas terapéuticas han de dirigirse a lograr en el paciente una pasividad justa
ante las obsesiones en lugar de combatirlas (actividad falsa) produciéndose, finalmente, una reducción de
los síntomas obsesivos a un mínimo soportable (al núcleo fatídico, que es obra del destino) o a anularse en
una especie de atrofia de inactividad. Ello puede lograrse con la aplicación de la intención paradójica y la
derreflexión.
c) Neurosis sexual: Frankl expone cómo proviene de una duda sobre la propia potencia sexual, tras un fallo
sexual que acontece alguna vez, incluso de forma casual. Por esta inseguridad se apodera de la persona la
angustia de expectativa por la que teme que se repita la perturbación. En este temor influyen tres factores:
el compañero/a, la situación en que ha de tener lugar la cohabitación y el mismo paciente que entre en un
proceso de atención e intención forzada en el acto sexual. En definitiva, la lucha por el placer es lo
característico del tipo de reacción neurótico sexual (la intención forzada por conseguir el placer y el
orgasmo) y en ella la persona está atenta a sí misma, a su propio proceso de satisfacción, encerrándose en
la autoobservación e hiperreflexión junto con la intención forzada de conseguir su objetivo de placer y
orgasmo.
2) Neurosis iatrógenas: Pueden considerarse como un subgrupo de las neurosis reactivas en que el médico (iatros)
ha puesto el factor patógeno. En la base del proceso patogénico se encuentra la angustia de expectativa, la cual
fija el síntoma. Surge, en estos casos, ante alguna declaración imprudente o irresponsable del médico (o
psicoterapeuta). A raíz de ella el paciente empieza a autoobservarse de forma exagerada, lo cual ya es suficiente
para producir alteraciones relativas al fenómeno observado. La terapéutica de las neurosis iatrógenas se basa en
explicar al paciente el papel que desempeña la angustia de expectativa en el origen de la patología y qué
importancia tiene la autoobservación forzada para interferir las funciones de regulación automática (haciendo
conscientes ciertas sensaciones subliminales).
3) Neurosis colectivas: No se trata del aumento de las neurosis hasta convertirse en colectivas (el número de
neurosis no ha aumentado), sino más bien de una situación general de disgusto, relacionada con una “patología
general de la época”. Sus principales síntomas son: Actitud provisional ante la existencia, actitud fatalista ante
la vida, pensamiento colectivista y fanatismo. Estos cuatro síntomas se pueden reducir a una huida de la
responsabilidad y un temor a la libertad por un hastío del espíritu. es interesante destacar que la neurosis
colectiva se da junto a la salud clínica y que la relación entre neurosis colectiva y neurosis noógena es
inversamente proporcional, ya que quien puede tener un conflicto de conciencia está al abrigo de una existencia
impersonal y fanática.

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