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GUSTINOS RECOLETOS

PANAMA
CATEQUESIS DE CONFIRMACION

TEMA 2º SOMOS JOVENES


Objetivo: Que los jóvenes vean que esta etapa de la vida que llamamos juventud
es decisivo para ellos ya que en gran medida su futuro dependerá de lo que en
este momento decidan y preparen.

IIª PARTE: REUNION POR GRUPOS

¡QUÉ SEMANA!
Ya dijimos en la reunión anterior que dedicaríamos unos minutos a
compartir lo que nos ha acontecido desde que nos vimos la última
vez. ¿Alguien quiere compartir alguna vivencia de esta semana?
Y recordarán también que cada quien asumió un compromiso personal
para estos días que tenía que ver con nuestro grupo. Este puede ser un buen
momento para revisar si cumplimos o no dicho compromiso. ¿Alguien nos
quiere decir el compromiso que adoptó y qué tal le fue?
El otro día también nos presentamos diciendo cada quien nuestro nombre
y hablamos de los distintos grupos a los que algunos pertenecen. Hoy, para
seguir conociéndonos un poco más, vamos a recordar nuestros nombres y a
hablar un poco de nuestra familia (con quién vivo, dónde vivo etc)

EL TEMA DEL DIA:


Nuestra segundo tema de catequesis lleva por título SOMOS JOVENES.
Pero, antes de entrar en él, vamos a recordar entre todos de qué hablamos
en nuestro encuentro anterior. ¿Alguien recuerda de qué hablamos la semana
pasada?
¿Qué cosas vimos que como grupo de jóvenes que se prepara para el
sacramento de la confirmación tenemos en común?
¿Dios tiene que ver algo con que cada uno de nosotros esté hoy formando
parte de este grupo?
¿Recuerdan algunas de las condiciones básicas que decíamos deben darse
en todo grupo para que sea bueno?
Siguiendo con el tema de la semana pasada, podríamos decir que somos
un grupo, pero un grupo de jóvenes. Sobre ello vamos a reflexionar hoy, sobre
lo que significa ser jóvenes, sobre lo que es la juventud, sus ventajas, sus
inconvenientes, cómo nos ven la sociedad y cómo nos quiere manipular. Bueno,
hoy vamos a hablar de la juventud.
LO QUE VIVIMOS:
De la juventud todos hablan. Unos la alaban, otros la critican, otros la recuerdan
con nostalgia, muchos quisieran que nunca terminara. Cuando mucha gente
dice: ¡qué tiempos aquellos! Se suele referir con frecuencia a los tiempos de su
juventud.
Lo bueno de los jóvenes
Vamos a comenzar partiendo de nuestra propia manera de ver la
juventud. ¿Nosotros, jóvenes, cómo vemos a los jóvenes? Vamos a señalar las
características positivas que mejor expresan lo que es ser joven con una sola
palabra.
(libertad, sinceridad, rebeldía, buen humor, optimismo, agilidad, salud,
fortaleza, nobleza, creatividad, entusiasmo vitalidad, espontaneidad etc).
Lo no tan bueno de los jóvenes
Claro que no todo en la juventud y en los jóvenes es correcto, descubrimos
también aspectos negativos que conviene tener muy en cuenta. Vamos también
con una palabra a señalar eso que podríamos llamar “las sombras de la
juventud”.
(inconstancia, superficialidad, agresividad, timidez, pereza, manipulación,
comodidad, desequilibrio, irresponsabilidad, despreocupación.
A ver si es verdad
Para completar este diagnóstico nuestro sobre la juventud y los jóvenes,
necesitamos confrontar nuestras opiniones con las de quienes ya no son jóvenes.
Vamos a salir a la calle y en unos minutos vamos a hacer una pequeña
encuesta. Vamos a preguntar a cinco adultos qué piensan de nosotros los
jóvenes.
Hecha la encuesta regresamos a la reunión y cada quien comparte los resultados
de su encuesta y vemos entre todos si hay coincidencia entre nuestra manera de
ver la juventud y lo que la gente piensa de nosotros.
El futuro es de los jóvenes
Hemos oído muchas veces decir eso de que los jóvenes son el futuro. Esta frase,
que parece muy bonita, no dice toda la verdad ya que, además de ser importantes
por y para el futuro, los jóvenes valemos por el presente, por el hoy y el ahora
que vivimos. De hecho, es importante lo que hoy hagamos con nuestra vida
porque el futuro, nuestro futuro va a depender de este cruce de caminos en el
que estamos ahora.
Además, lo que la sociedad nos ofrece hoy a los jóvenes no es precisamente
garantía de futuro bueno. La propuesta de felicidad que nos hace la sociedad de
consumo en la que vivimos no nos brinda una felicidad auténtica. Hoy los
jóvenes escuchamos mensajes como estos:
“mientras uno es joven tiene que disfrutar la vida”
“con la droga uno se olvida de los problemas, sale de este infierno y se
va al paraíso”
“Ahora toca gozar la vida, que cuando seamos viejos ya nos tocará sufrir”
“un joven auténtico viste de marca”
“en la juventud es que hay que disfrutar el sexo y tener experiencias
fuertes”
“los viejos no sirven, ya pasó su momento”
“la política no es para los jóvenes; total, a dónde nos llevan los
políticos...”
“la gente mayor no sabe lo qué es vivir”.

Dialoguemos:
1.- ¿qué esconden estos mensajes que hoy se dan a los jóvenes?
2.- ¿Por qué estas ofertas de la sociedad a los jóvenes no nos conducen
a la felicidad?
-nadar contra la corriente
Siempre se ha dicho que una de las características de la juventud es su rebeldía,
su inconformismo con la realidad tal y como la vivimos. Pues bien, hoy más
que nunca los jóvenes necesitamos ser rebeldes y nadar contra la corriente sin
dejar arrastrar por estos caminos que la sociedad nos ofrece a los jóvenes y que
ya hemos visto que no nos hacen ser felices.
Sí, porque la felicidad está en otra parte y la encontramos por otros caminos.
Vamos a hacer un pequeño ejercicio para ver qué es eso de nadar contra la
corriente.
A cada uno de los mensajes que hoy nos envía la sociedad a los jóvenes vamos
a contraponer nosotros otro mensaje diferente:

“mientras uno es joven tiene que


disfrutar la vida”

“con la droga uno se olvida de los


problemas, sale de este infierno y se
va al paraíso”

“Ahora toca gozar la vida, que


cuando seamos viejos ya nos tocará
sufrir”
“un joven auténtico viste de marca”

“en la juventud es que hay que


disfrutar el sexo y tener
experiencias fuertes”

“los viejos no sirven, ya pasó su


momento”

“la política no es para los jóvenes;


total, a dónde nos llevan los
políticos...”

“la gente mayor no sabe lo qué es


vivir”.

A nosotros nos toca decidir: ¿vamos a ser de los jóvenes que se dejan
arrastrar por la corriente, o vamos a ser de los jóvenes rebeldes que se
resisten a que otros decidan nuestra vida por su cuenta y a que nos engañen
con falsas propuestas de felicidad?

LO PROFUNDIZAMOS:
Gente que ha navegado contra la corriente y que ha luchado contra las cosas
malas del mundo y que no se ha dejado arrastrar por la imposición de la sociedad
ha habido siempre en el mundo.
En el Antiguo Testamento encontramos a los profetas de Israel, gente fiel a Dios
que se rebeló contra las injusticias que había en su pueblo y que llevaban mucho
tormento y sufrimiento a los más pobres. Fueron gente que denunciaron los
males y que lucharon y anunciaron un mundo mejor y una salvación para todos.
- ¿Alguien recuerda el nombre de alguno de los profetas que aparecen
en el Antiguo Testamento?
Como los profetas de Israel, también hoy los cristianos, y muy especialmente
los jóvenes tenemos que rebelarnos contra los males que hay en la sociedad y
tenemos que luchar por un mundo mejor, por un Panamá mejor.
Vamos a ver cómo nos podríamos parecer nosotros a los profetas de Israel.

LOS PROFETAS DE ISRAEL LOS JOVENES


PROFETAS
Eran hombres del pueblo que viven
y sienten y se duelen de los
problemas de sus hermanos: “De mis
ojos están brotando lágrimas día y
noche, sin parar, porque un gran
mal aqueja a la hija de mi pueblo,
una herida muy grave. Si salgo al
campo veo personas atravesadas por
la espada, si me vuelvo a la ciudad,
encuentro a la gente torturada por el
hambre...(Jeremías 14,17-19)
Críticos e inconformistas que
levantan la voz para denunciar tantos
males: “A ustedes me dirijo
explotadores del pobre, que
quisieran hacer desaparecer a los
humildes”(Amós,8,4)
Hombres de esperanza que
consuelan al que sufre y que invitan al
pueblo a enderezar los caminos de su
vida para que el futuro sea mejor: “El
lobo habitará con el cordero, el
puma se acostará junto al cabrito y el
ternero comerá al lado del león... No
cometerán el mal, ni darán a su
prójimo.. (Is. 11,6 y ss)
Audaces y valientes que no se
asustan ante las dificultades ni ante las
persecuciones: “El sacerdote Pasjur,
hijo de Immer que era primer
encargado de la casa de Yavé, al oír
a Jeremías, mandó apalearlo y lo
hizo sujetar con cadenas en el
calabozo de la puerta alta de
Benjamín, que está en la casa
de Yavé” (Jr 20,1)
Hombres que se llevan de Dios y
siguen su camino y no los caminos del
hombre. Dios es su fuerza y su apoyo
para la resistencia: “Me llegó una
palabra de Yavé: antes de formarte
en el seno de tu madre, ya te conocía;
antes de que tú nacieras, yo te
consagré, y te destiné a ser profeta de
las naciones” (Jr 1,4-5)

LOS PROFETAS DE HOY


Ser profetas hoy no nos parezca que es algo imposible. Siempre ha habido gente
profética en medio de nosotros. Hemos oído hablar de Martín Luther King, el
gran profetas de los negros que luchó por la igualdad de esta raza en Estados
Unidos. O de Nelson Mandela, que luchó en Sudáfrica contra la segregación
racial que hasta hace poco existía en ese país donde una minoría blanca tenía
todos los privilegios y la mayoría negra no tenía ninguno.
Conocemos a personajes como la Madre Teresa de Calcuta, una santa mujer
que se ha destacado por su lucha contra los pobres, primero en la India y después
en el mundo entero. Monseñor Romero, un obispo salvadoreño que murió
mártir mientras celebraba la eucaristía en el hospital de los enfermos de cáncer.
A este obispo lo mataron porque denunciaba la injusticias de los ricos
terratenientes de ese país centroamericano contra los pobres y sencillos
campesinos y porque criticó la violencia y las matanzas de los militares contra
la gente del pueblo. En días pasados, un arzobispo colombiano, monseñor
Isaías Duarte, murió asesinado por unos sicarios a la salida de un templo
porque este sacerdote había denunciado el negocio de la droga y los males que
este problema ocasiona a la juventud y a todo el pueblo colombiano.
En Panamá tenemos el caso de el P. Héctor Gallego, a quien lo mataron un 9
de junio de 1971 por su apoyo a los campesinos de Santiago de Veragüas a
quienes animó a organizarse en cooperativas para defenderse de los abusos del
mercado y de los terratenientes. El P. Gallegos es el referente para quienes
trabajan por la justicia y la mejoría de vida de los pobres en nuestro país. Hoy
todavía sus restos siguen sin aparecer.
¿Conocemos a alguna persona, o a algún en nuestro país, en nuestra
comunidad que actué como los profetas?

Tú también puedes ser profeta


Hoy los males que aquejan al mundo y a nuestro Panamá no son muy diferentes
de los que hemos visto que tocó denunciar y enfrentar a los profetas. Hoy
también hacen falta profetas que nieguen a aceptar las cosas tal y como están y
que se empeñen en que las cosas cambien.
Y los jóvenes tenemos que ser más que nadie profetas porque lo que haya en lo
adelante lo vamos a vivir o a sufrir nosotros, los jóvenes. Debemos ser los
primeros interesados en que ese mundo de mañana sea bueno desde hoy.
¿Cómo podemos los jóvenes ser profetas hoy en Panamá?
- Siendo nosotros mismos, sin dejarnos arrastrar ni llevar por la moda etc.
- Diciendo siempre la verdad sin recurrir a la mentira para sacar ventaja o
para evitar un problema.
- Denunciando la injusticia que hay en nuestro entorno y no haciéndonos
cómplice de ella.
- Perseverando en nuestros ideales y sueños sin desistir por las dificultades
o la falta de resultados.
- Haciendo nuestro el dolor y el sufrimiento de los más pobres y
marginados
- Animando al que está triste, abatido y ha perdido la esperanza porque
tiene encima el peso de un problema que no puede superar.
- Cuando sientes que es Dios quien te da la fuerza para ser así, para luchar
así y para vivir así.

PARA LLEVARLO A LA PRACTICA


Compromiso:
Recordemos que lo que aquí reflexionamos no puede quedar en meras palabras
ni sólo en las ideas; tenemos que hacer el esfuerzo de llevarlo a la práctica.
Para nuestro compromiso de hoy podríamos pensar en algo que nos sirviera para
demostrar que nosotros no nos dejamos llevar de la corriente, que somos
capaces de resistir y de negarnos a hacer lo mismo que hace todo el mundo.
Podrías pensar en alguna de las maneras de ser hoy profetas hoy que acabamos
de ver en esta última parte del tema. A ver qué se nos ocurre.
Tarea:
Durante la semana vamos a examinar algún periódico y vamos a recortar
aquellas noticias que hablen de los jóvenes.

Y SE LO CONTAMOS A DIOS
Oración personal:
Contamos a Dios algo de lo que hoy hemos hablado, el compromiso que
hemos adoptado y lo que se nos ocurra decirle de nosotros.
Oración Comunitaria:
Señor nos llamas a ser profetas que denuncien el mal y la injusticia del
mundo.
Pero necesitamos de tu fuerza y de tu apoyo porque tú sabes bien que hoy
es muy fácil dejarse llevar. Hay, para nosotros los jóvenes, tantas cosas
atractivas que parecen ser la fuente de la felicidad, que nos resulta difícil no caer
en la tentación.
Los grandes profetas siempre se apoyaron en ti. Jeremías, Isaías,
Amós, Luter King, la Madre Teresa, monseñor Romero, el P. Héctor Gallegos
de Ti recibieron la fortaleza. Y hoy tantos y tantos otros profetas anónimos
siguen encontrando en ti la luz y la fuerza para seguir siendo profetas.
Danos a nosotros ese mismo ánimo, esa misma fortaleza para que
mejoremos con tu ayuda el mundo de hoy. Amén.

SOY IMPORTANTE
SOY PERSONA

Objetivos
--Que los jóvenes sean conscientes de que son personas, y que ese es el
valor más importante que todos poseemos.
--Que los jóvenes comprendan qué significa ser de verdad persona y se
esfuercen por vivir como personas de verdad.
Miramos nuestra realidad
En el tema anterior nos preguntábamos ¿quién soy yo? Tratábamos de
despertar nuestro interés por conocernos a nosotros mismos, saber
cómo somos y por qué somos de esa manera. Quizá nos dimos cuenta
de que pocas veces pensamos en nosotros mismos, y que si queremos
realizarnos como personas el primer paso es conocernos. Y que además
para conocernos necesitamos de la ayuda de los demás, que son los que
ven nuestra forma de actuar, y se dan cuenta de cosas de las que quizá
no nos damos cuenta.
En este tema vamos a continuar profundizando en el tema anterior.
Señalaremos algunas ideas fundamentales para responder a la pregunta
que nos hicimos en el tema anterior: ¿quién soy yo? Pero para entrar en
nuestro tema primero vamos a mirar nuestra realidad, para ver qué se
entiende por “ser persona” y si buscamos ser personas de verdad.
Leemos el siguiente hecho de vida y dialogamos sobre las preguntas
que se plantean.

Hecho de vida
Patricia era una joven muy trabajadora. Era tejedora y se esforzaba mucho. Sus
compañeras solamente sacaban tres cortes a la semana, mientras que ella sacaba
seis, y de mucha mejor calidad que los de sus compañeras. Por eso su patrón
estaba muy contenta con ella. Además, los sábados se iba a vender a la plaza
para ganar más dinero. Los domingos siempre se iba de paseo para divertirse.
Sus compañeras de trabajo la invitaron a participar con ellas en su grupo juvenil,
diciéndole que le iba ayudar mucho como persona, que iba a aprender muchas
cosas buenas que le iban a servir para su vida, para vivir con más felicidad. Pero
Patricia nunca quería participar. Sólo se dedicaba a su trabajo, a su venta y a
divertirse. Sus amigas le insistían y le insistían, pero no lograban convencer a
patricia. Estaban preocupadas porque veían que Patricia no parecía ser feliz.
Un día Vilma y Marilín, dos de sus compañeras de trabajo, encontraron a Patricia
que estaba triste y le preguntaron: ¿Qué te pasa, Patricia, que te vemos que estás
triste? --Nada-- les respondió. Vilma sabía que algo pasaba, por eso insistió: Sé
que te pasa algo, aunque no nos lo quieras decir. Entonces Marilín dijo: ¡Cómo
es que estás triste! Eres la mejor en el trabajo y la que más dinero ganas, tienes
una venta en el mercado y te va muy bien. Eres una persona importante. Patricia,
con voz triste, contestó: Mis papás siempre me han dicho que tengo que ser
alguien en la vida, y por eso me esfuerzo en hacer bien mi trabajo, y en ganar
mucho dinero para comprar muchas cosas. Pero a pesar de eso no soy feliz,
siento que me falta algo. Vilma dijo: Es que ser alguien, ser persona de verdad
es mucho más que tener dinero o tener muchas cosas.

Dialogamos sobre las siguientes preguntas:


1.¿De verdad pasa lo que cuenta el hecho de vida? Comentar algún caso.
2.¿Por qué Patricia se esforzaba por trabajar tanto y ganar mucho dinero?
3.¿Con lo que hacía y todo lo que tenía Patricia se sentía feliz? ¿Por qué?
4.¿El valor de la persona está en tener buen trabajo y dinero? ¿Por qué?
5.Para nosotros, ¿donde está el valor de una persona?
Ahora ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Mirando a nuestra realidad nos damos cuenta de que muchas veces
nosotros pensamos que por tener un buen trabajo, o mucho dinero o
muchas cosas materiales vamos a tener más valor y nos vamos a sentir
mejor personas y más felices. Por eso muchos de nosotros nos
esforzamos en tener un buen trabajo, en hacer cosas importantes y
deseamos poder tener muchas cosas que no tenemos, pensando que así
nos sentiremos mejor. Pero al final nos damos cuenta de que hacer cosas
importantes y tener muchos bienes materiales no nos asegura el
sentirnos personas felices.
En este tema queremos proponer que el verdadero valor de la persona,
lo real mente importante para sentirse realizado y feliz, está en el hecho
de ser persona. Solamente cuando llegamos a ser y vivir
verdaderamente como personas es cuando nos sentimos realizados y
felices. Eso es lo que nos hace realmente importantes, que seamos
personas de verdad. Pero, ¿cómo llegar a ser persona de verdad? Vamos
a responder.
Ser persona es mucho más que “ser algo” en la vida
Ser algo significa tener una buena carrera, un buen trabajo y esforzarse
por hacerlo lo mejor posible; es superarse. Significa intentar alcanzar
un desarrollo económico, tener muchos bienes, un buen negocio,
ocupar un puesto donde sea fácil ganar mucho dinero, aunque se tenga
que hacer trampa, lo importante es conseguir el bienestar
económico. Ser algo también significa disfrutar mucho en la vida,
llevar una buena vida, y para eso no complicarse la vida, no
comprometerse en cosas que tengan riesgo o meterse en problemas; lo
importante es vivir lo más tranquilo y disfrutando lo más que se pueda.
Esto que acabamos de decir es lo que generalmente la gente piensa que
es lo más importante de la persona. Y aunque muchos dicen que “hay
que ser alguien en la vida”, lo que realmente quieren decir es que hay
que hacer cosas importantes, tener un buen trabajo, alcanzar un buen
nivel económico y disfrutar. Por eso se piensa que una persona tiene
mucho valor o poco valor dependiendo del trabajo que haga o del nivel
económico que tenga : si tiene un buen trabajo entonces tiene mucho
valor, y si no, no; si tiene mucho dinero y muchos bienes materiales
entonces es una persona que vale, si no, no.
Tenemos que decir que esto no es así. El valor de la persona no está en
lo que hace, ni en lo que tiene, ni en lo que disfruta. Hay que reconocer
que es bueno tener un buen trabajo, tener bienes económicos suficientes
para no pasar necesidad, y disfrutar de la vida. Pero sólo en estas cosas
no está todo el valor de una persona. Ser alguien, ser persona de verdad
es algo más que esto.
Ser persona es “ser alguien” en la vida
Ser alguien es ser persona de verdad. Y lo más importe de la persona es
que sea ella misma, que desarrolle todas sus capacidades como persona.
Ahí está la importancia de la persona: en que vaya creciendo y
madurando en las características que definen a una verdadera persona.
Pero, ¿cuáles son esas características fundamentales que definen a una
persona de verdad?
Ser persona es conocer y conocerse a sí misma
La persona, a diferencia de los animales. tiene capacidad para pensar y
conocer a las cosas y a las demás personas. Pero lo más importante de
la persona es que tiene la capacidad para conocerse a sí misma, conocer
su propia historia, su pasado y así aceptarse como es. Conocer sus
propias capacidades y sus limitaciones, lo bueno y lo malo que hay en
él, aceptarlo y poder superarlo. Pero se necesita paciencia, porque el
conocerse exige tiempo y esfuerzo.
Ser persona es ser libre
Dios creó a la persona con la libertad. La libertad es la capacidad que
tiene la persona de ser dueña de su propia vida, de ser responsable de
lo que hace. Es la capacidad de decidir por sí mismo lo que uno quiere
ser y hacer en la vida. Pero la libertad no es hacer lo que a uno le da la
gana, sino hacer por propia voluntad lo que se debe hacer.
Ser persona es amar
Dios creó a la persona con la capacidad de amar a las demás personas.
Al relacionarnos con las demás personas podemos rechazarlas y
odiarlas, pero también tenemos la capacidad de aceptarlas y quererlas.
Los demás también son personas como nosotros, y merecen ser
reconocidos, aceptados, respetados y amados como nosotros mismos
queremos que nos acepten y amen.
Ser persona es vivir de acuerdo a unos valores
La persona tiene una serie de valores, que son como los motivos o las
razones que le impulsan a pensar y actuar de una determinada manera.
Lo primero es descubrir esos valores para poder ponerlos en práctica y
vivirlos fielmente, rechazando con valentía todo lo que se oponga a esos
valores.
Para poner en práctica
Convencernos que somos importantes porque somos personas, y no porque lo que tengamos.
Comprometernos a vivir las cualidades que nos hacen ser verdaderas personas.

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