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SUJETOS PROCESALES
2. SUJETOS PROCESALES
En un proceso penal no se puede hablar de las par- tes que discuten sobre sus
pretensiones y buscan la solución de un conflicto de intereses o una incerti- dumbre
jurídica.
Modernamente se conoce a los protagonistas de un proceso penal como sujetos
procesales. Se entiende como tales al Juez Penal, al Ministerio Público, al imputado,
al actor civil y al tercero civilmente res- ponsable. En el nuevo Código Procesal Penal
se incluyen a la victima y las personas jurídicas sobre las que van a recaer las
medidas accesorias previstas en los artículos 104° y 105° del Código Penal. Además,
en los procesos promovidos por acción privada, tenemos al querellante particular.
En el proceso penal, según GARCÍA RADA, existen dos tipos de sujetos procesales:
o Principales
Son aquéllos que intervienen en el desarrollo del proceso con facultades de
decisión y ejercitando sus derechos con participación plena. Ellos son: el Juez
sujeto
los delitos. Con esto se perseguía suprimir la denuncia privada que había
alcanzado auge me- diante el «chantage».
En el Perú aparecen los Fiscales al instalarse la Real Audiencia y Cancillerías de
Indias en mayo de 1542. Su función más importante era velar por los intereses de
la real hacienda y el respeto de la jurisdicción real. Se sostiene que es en la Re-
pública cuando se puede apreciar un órgano per- secutor. Al Ministerio Público,
desde la vigencia del Código de Procedimientos Penales de 1940 hasta la Ley
Orgánica del Poder Judicial de 1963, se le otorga mayor identificación con el
ejercicio de la acción penal.
Con la Constitución de 1979 se rompe la tradi- ción de considerar al Ministerio
Público como parte integrante del Poder Judicial. Sigue esta línea la Constitución
vigente, que lo considera como un organismo autónomo y jerárquicamen- te
organizado. Sin embargo, por el modelo mix- to del procedimiento penal, el
Ministerio Público seguía compartiendo su labor con el Juez, pues éste era el
Director de la instrucción.
Las funciones del Ministerio Público, en general, y del Fiscal Provincial, en especial,
han evolucio- nado de la siguiente manera:
o En el Código de Procedimientos Penales de 1940 tenía una función pasiva
limitada a emi- tir un dictamen ilustrativo previo a las resolu- ciones judiciales.
o La Constitución de1979 le otorga la potestad de supervigilar la investigación
del delito desde la etapa policial.
o La Constitución vigente le asigna la potestad de dirigir la investigación del
delito desde que se conoce la noticia criminis. (Artículo 159°). La Constitución
vigente recoge la con- cepción moderna del Ministerio Público, que debe llevar
a cabo una función persecutoria que consiste en buscar, analizar y presentar
las pruebas que acrediten responsabilidad o irresponsabilidad de los
imputados y solicitar la aplicación de las penas correspondientes.
Dentro de esta concepción se encuentra tam- bién el nuevo Código Procesal
Penal, puesto que en el sistema acusatorio conciben al Fiscal como director de
la investigación con plenitud de iniciativa y con una autonomía funcional
relativa: sus actos están sujetos al control del Juez de Garantía.
La Fiscalía es el órgano público del proceso penal y tiene una función requiriente
más no jurisdic- cional. Entre las funciones que el nuevo ordena- miento procesal
le reconoce se encuentran las si- guientes:
o El ejercicio de la acción penal, que se plasma en el acto de acusación fiscal y
culmina con la sentencia. El Fiscal no ejercita un derecho propio, sino por la
facultad o poder que le re- conoce la Constitución. Como un rezago del
sistema inquisitivo, compartía esta función con el Juez Penal, lo que no era
una garantía efectiva de justicia, puesto que debe existir se- paración entre la
función del juez y del acusador, como bien se sostiene de manera mayori-
taria en la doctrina.
o Conduce la investigación del delito desde su inicio, pues apenas conozca la
noticia criminal dispondrá que se realicen las primeras dili- gencias
preliminares. Con este propósito se considera que la Policía Nacional cumple
sujeto
2.3. EL IMPUTADO
FERRI considera al inculpado como el protago- nista más importante del drama
penal. En nues- tra legislación, al referirse al actor principal del proceso penal, se
encuentra una serie de deno- minaciones que se utilizan indistintamente:
o El inculpado o imputado. Es la persona sobre la que recaen los cargos
contenidos en la for- malización de la denuncia.
o El procesado o encausado. Es la persona con- tra quien se dirige la acción
penal. Se le llama así desde el comienzo de investigación hasta la sentencia que
le pone fin.
o El acusado. Es la persona contra quien el re- presentante del Ministerio Público
ha formu- lado acusación.
En sentido amplio, imputado o inculpado es la persona comprendida desde el
acto inicial del procedimiento hasta la resolución firme.
La identificación del imputado es imperativa. Si bien es cierto que al iniciar el
proceso no es nece- saria su presencia física, sí es necesaria su indivi- dualización.
En el nuevo Código Procesal Penal se establece que esta exigencia se da desde el
sujeto
primer acto, distinguiéndose del tratamiento que sobre este tema se daba en el
Código de Proce- dimientos Penales, que preveía que en la declara- ción
instructiva el Juez debía consignar los datos de identidad que constituían las
generales de ley. En esa diligencia se preguntaba al inculpado: los apellidos
paterno y materno, su nombre, el nom- bre de los padres, nacionalidad, lugar y
fecha de nacimiento, domicilio real, edad, talla y peso, es- tado civil y profesión,
si tiene hijos y el número de ellos, si ha sido antes enjuiciado o condenado y su
documento de identidad. En el nuevo Código se requiere su nombre, datos
personales, se- ñas particulares y sus impresiones digitales.
El imputado puede abstenerse de proporcionar datos o lo hace falsamente,
supuestos en el que se buscará identificarlo por otros medios, por ejem- plo: por
el reconocimiento de testigos. Sin em- bargo, advirtiendo los problemas que
existen en esta materia, se regula expresamente que la duda sobre los datos
obtenidos no alterará que el pro- ceso siga su curso y, si hubieran errores, tendrán
que ser corregidos en su oportunidad
Durante la sustanciación del proceso, el impu- tado es titular de derechos y
deberes. El proce- sado goza de garantías de las que no puede ser privado.
El imputado debe tener capacidad para estar en juicio, es decir, debe tener la
aptitud de inter- venir y ejercer plenamente su poder de defensa, así como otros
derechos. Quedan excluidos en este punto los que tienen la categoría de inimpu-
tables, es decir, menores de edad o personas que sufren de anomalías psíquicas
graves.
Tratándose de menores comprendidos en pro- cesos penales, una vez verificada
su edad con la partida de nacimiento o con el examen médico legal, deben ser
puestos a disposición del Fiscal de Familia. Por otro lado, en el nuevo Código se
mejora la regulación respecto a que si el imputa- do que tiene alguna anomalía
psíquica, pues con- sidera dos supuestos:
a) Si se trata de un supuesto de inimputabilidad existente al momento de la
comisión del delito, se ordenará la pericia especializada para luego decidir el
inicio de un proceso de segu- ridad, que se ajusta a la regulación del proce- so
penal común. Sin embargo, su fin será la emisión de una sentencia
absolutoria o de una medida de seguridad.
b) Si es una anomalía psíquica sobrevenida, se ordenará la actuación de una
pericia especiali- zada. Después de analizar el caso en una Au- diencia con la
participación de las partes y los peritos, se podrá disponer la suspensión del
proceso hasta que el tratamiento de la dolen- cia permita reiniciarlo.
El imputado sufre restricciones en sus derechos, se le puede privar de su libertad
ambulatoria o de la libertad de disposición de algunos bienes por la aplicación de
medidas coercitivas persona- les o reales, a las que el nuevo Código califica como
medidas de coerción procesal.
De los derechos del imputado, los más relevantes son los previstos en el artículo
71° del nuevo or- denamiento procesal y cuya vulneración podría dar origen a la
acción de tutela, la cual tiene carácter residual. Estas notas de la acción de tu- tela
no fueron contempladas expresamente en el nuevo Código Procesal Penal (razón
por la cual existían diversas interpretaciones y un uso in- adecuado de este
sujeto
novísimo mecanismo procesal), sino que han sido introducidas por la Corte Su-
prema vía el Acuerdo Plenario N° 4-2010.
El único legitimado para plantear la tutela es el imputado y el amparo de su acción
puede permi- tir la corrección (dejar sin efecto el acto vulnera- dor) o dictar
medidas de protección. También es posible excluir material probatorio prohibido
siempre que pueda generar sucesivas diligencias, sin que ello pueda dejar sin
efecto la formaliza- ción de la investigación preparatoria.
El Derecho de Defensa
Es un componente del debido proceso y consti- tuye una garantía de la
administración de justi- cia. Es la única arma que tiene el ciudadano so- metido a
persecución penal frente al ius punendi estatal, aunque el nuevo Código Procesal
Penal reconoce este derecho también a la víctima.
El derecho de defensa tiene dos dimensiones: la defensa material ejercida por el
propio imputa- do, y la defensa técnica, que implica la interven- ción de un
Abogado Defensor.
En el artículo IX del Título Preliminar del nuevo Código Procesal Penal se consagra
el carácter in- violable e irrestricto de este derecho, continente de otros, que son
enumerados en forma taxativa:
o El conocimiento de la imputación o intimación como se conoce técnicamente.
o El derecho de ser oído.
o El derecho a que se le conceda un tiempo ra- zonable para preparar su defensa.
o El derecho de expresarse en todos lo extre- mos.
o La prohibición de obligar al imputado a decla- rar contra sí mismo y el derecho
que tiene el procesado a no declarar.
sujeto
2.6. LA POLICÍA
Esta institución tiene como finalidades funda- mentales mantener el orden
interno, preservar y conservar el orden público, garantizar el cum- plimiento de
las leyes, la seguridad de las perso- nas, los patrimonios públicos y privados, y pre-
venir y combatir la delincuencia.
El sistema que tuvimos vigente detentaba como una de sus funciones principales
encargarse de investigar la comisión de delitos, siendo su inter- vención
determinante por el dominio total de es- ta actividad. En el atestado policial que
se con- feccionaba se analizaban los hechos e incluso se llegaban a conclusiones
que incluían una califica- ción de los mismos.
Con la vigencia del nuevo sistema procesal se pretende que la policía se convierta
en el auxilio técnico del Fiscal, sin superposición de roles, sino más bien con la idea
de que se complementen formando un equipo. Partiendo del diseño cons-
titucional de las instituciones mencionadas, al Fiscal le corresponde dirigir la
investigación y la policía debe ser su soporte técnico en diligencias urgentes e
sujeto
• Tener acceso al expediente fiscal y judicial para informarse del proceso, sin más
limita- ción que la prevista en la Ley, así como obte- ner copia simple de las
actuaciones en cual- quier estado del procedimiento. En este pun- to se
establece el deber de reserva por parte del abogado que obtuvo las copias,
siendo po- sible que tenga responsabilidad disciplinaria, llegando incluso a ser
reemplazado por otro abogado o uno de oficio.
• Ingresar a los establecimientos penales y de- pendencias policiales previa
identificación.
• Expresarse con amplia libertad, oralmente o por escrito, siempre que no se
afecte el honor de las personas naturales o jurídicas.
• Interponer los medios de defensa y medios impugnatorios permitidos por Ley.
También se establecen ciertas consecuencias ante su falta de diligencia, esa así
que si el abogado no asiste a las diligencias a las que fue citado y éstas tienen
carácter inaplazable será reemplazado por otro que designe el imputado o por
uno de oficio. Y si no asiste injustificadamente a dos diligencias será requerido
para que en el término de veinti- cuatro horas designe a su reemplazante o se
nombrará uno de oficio.