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Violencia doméstica o Violencia de género

1. Realidad Problemática

Un enfoque de género permite visibilizar y cuestionar roles y estereotipos que han


sido asignados a las personas desde su nacimiento y que están a la base de la
desigualdad y las violaciones de derechos humanos. Desde el nacimiento, a niños
y niñas se les fijan roles y características que se van construyendo socialmente,
pero que se pretende considerar como “naturales” para cada grupo.

Por ejemplo, el asignar un color característico rosado a las niñas y azul a los niños
va más allá de una simple elección, esto comienza como el inicio de una
diferenciación, a la que se suman características como la debilidad y
vulnerabilidad para las mujeres y el ímpetu y la valentía para los varones.
Estas características contribuyen a consolidar la idea de la fragilidad de las
mujeres que necesitarán siempre un protector al lado, que no pueden salir al
espacio público hasta muy tarde o que no pueden asumir actividades
consideradas riesgosas para ellas. Y si una mujer necesita protección, el lugar
donde mejor se sentirá será el ámbito privado, es decir, el hogar, donde asumirá
los roles de cuidado de la familia.

Ahora bien, una lógica así lleva a consecuencias funestas para los derechos de
las mujeres. ¿Para qué cambiar las condiciones laborales en la empresa, si las
mujeres finalmente dejarán el trabajo cuando se casen y sean madres? ¿Para qué
combatir el acoso callejero si las mujeres deben caminar con el protector al lado
y, además, no salir de sus hogares solas y de noche? La violencia familiar es un
claro ejemplo de lo anterior porque basta con revisar las noticias para darnos
cuenta de la cantidad de mujeres que son golpeadas por sus maridos cuando no
han cumplido con las labores y roles de cuidado. Así le pasó a Shirley Pajuelo,
cuyo esposo le tiró un ladrillo en la cabeza porque le puso mucho ají a la comida
y a Katherine Maryori, cuya pareja la acuchilló porque no quiso plancharle la ropa,
otro ejemplo al esposo Fernando Ruiz del Águila, que fue a la peluquería de su ex
esposa roció combustible en el local, ocasionando la muerte de Marisella Pizarro
Tuanama.

Evidentemente, las posibilidades de que una mujer criada desde niña entre
estereotipos de género y con riesgo permanente de ser víctima de violencia, llegue
a ser jueza, Ministra y ya no digamos Presidenta de la República son mínimas,
por más leyes de cuotas y demás medidas de acción afirmativa que se
establezcan.

El costo de los estereotipos de género recae, sin duda, sobre las mujeres, pero
también sobre los hombres. Masculinidades construidas con el clásico “los
hombres no lloran”, la imposición de modelos de éxito que no incluyen la atención
a la vida familiar ni el cuidado de los hijos e hijas y que pasan por demostrar rudeza
y control sobre las mujeres, tienen también un costo. Y toda persona que escape
de estos modelos y roles paga el precio de ser considerada distinta y, por tanto,
de ser discriminada. Por ello, las personas LGTBI, al no encajar en esta división
binaria, sufren la negación de sus derechos, además de hechos específicos de
discriminación y violencia, como ha sido reconocido por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), recientemente.

El mundo del Derecho no escapa a lo anterior, por lo cual temas como la violencia
familiar, la violencia sexual, los crímenes de odio -entre otros- no fueron incluidos
en el desarrollo normativo y doctrinario sino hasta muy recientemente. Sin ir muy
lejos, la primera Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que reconoce
que la violencia sexual puede constituir un crimen de guerra y de lesa humanidad
es la Resolución 1820 del 2008 y la primera sentencia de la Corte Interamericana
que incluye el enfoque de género es el caso Castro Castro contra el Perú del 2006.
Asimismo, recién en el 2011 se crea una Unidad para los derechos de la población
LGTBI en la CIDH.

El Estado peruano, por tanto, no está haciendo nada que afecte a las personas ni
a las familias al mantener un enfoque de género en los programas educativos o al
emitir normas orientadas a evitar la discriminación por razones de género. Por el
contrario, está cumpliendo a cabalidad con sus obligaciones internacionales y con
lo que establece la Constitución desde sus primeros artículos, para lo cual se
deberá emprender las reformas legales necesarias para garantizar la no
discriminación.

El género es una revolución. Enseña que limpiar y cocinar son actividades


necesarias para el hogar, pero que no las tienen que hacer exclusivamente las
mujeres. Explica que cada vez que se le mintió a un niño diciéndole que “los
hombres no lloran”, se le negó la posibilidad de expresarse libremente. Confronta
a las personas con todas las veces que golpearon o se burlaron de un compañero
de la escuela porque lo consideraban afeminado o de una niña que no era lo
suficientemente “femenina”.

Y como todo ello implica cambios y una gran resistencia, surgen estas campañas
contra el enfoque de género, que aparentemente ponen la protección de niños y
niñas en el centro, para blindar cualquier reacción. Sin embargo, una real
protección de los niños pasa por enseñarles que la igualdad, la libertad y la
tolerancia son valores esenciales que deben promoverse a todo nivel. Y con
adultos que hayan sido criados de esta forma, sin duda, se consolidarán familias
más felices, una vida con menos violencia y una mejor sociedad.

Los medios de comunicación: responsabilidad social

Los medios de comunicación tienen una importante responsabilidad social en este


problema, se trata de un problema de derechos humanos y al igual que los medios
asumen la defensa de otros pilares de la sociedad como la defensa de la
Constitución o el Estado de Derecho, deben hacerse cargo también del problema
de violencia contra la mujer.
Se calcula que una mujer víctima de malos tratos puede tardar entre 5 y 7 años
en enfrentarse a la víctima... miedo, culpabilidad, ausencia de vías de salida de la
situación de tortura. Andrés Montero, Presidente de la Sociedad Española de
Psicología de la Violencia que ha estado trabajando en el Síndrome de Estocolmo
aplicado a la violencia contra la mujer propone en alguno de sus textos el concepto
de “derecho a la injerencia” desde la sociedad, desde el exterior del círculo íntimo
de la víctima. Evitar, responder a los malos tratos contra la mujer es una
responsabilidad social y los medios de comunicación tienen mucho que asumir en
ello.
El agresor debe ser percibido como un delincuente y en ello los medios de
comunicación tenemos importante responsabilidad también.
La información sobre terrorismo requiere un tratamiento especial en los medios.
Es fundamental la presión política sobre los responsables de los medios de
comunicación para que mantengan la misma militancia contra la violencia de
género que tienen contra el terrorismo.
Desde las asociaciones que trabajan en violencia es fundamental potenciar la
interrelación con los periodistas. Deben crearse espacios mixtos con profesionales
del periodismo que permitan la reflexión sobre el tratamiento que se está dando a
esta información, que permita la autocrítica y que abra paso a la formación de
periodistas con el apoyo de equipos técnicos y de los grupos de mujeres que están
trabajando y que tienen experiencia en las cuestiones de malos tratos.
En este sentido, relacionado con los espacios mixtos es de subrayar el espacio
que hemos logrado crear en Internet con la lista de intercambio de información
sobre violencia utilizando el correo electrónico: Mujeres en Red-Violencia en la
que participan en estos momentos abogadas, psicólogas, víctimas de malos
tratos, agentes de igualdad, feministas simplemente interesadas en el problemas,
también algún periodista aunque pocos, es verdad... que viven en diferentes
puntos de España y América Latina.

Existe ya una especie de “libro de estilo”, de buenas prácticas para le tratamiento


de la violencia de género en los medios de comunicación, editado por el Instituto
de la Mujer de Andalucía, en estos momentos el libro está agotado. Hay que
facilitar y compartir con los y las periodistas la formación y reflexión en este
terreno.
No podemos olvidar la reivindicación para que, en la Universidad, en las
facultades de periodismo se investigue sobre el tema y al igual que se preparan
periodistas y se dan clases de periodismo económico y jurídico, por ejemplo.
¿Y qué decir del lenguaje? No podemos limitarnos a plantear que hemos mejorado
en el tratamiento de las noticias de violencia contra la mujer en los servicios
informativos cuando numerosos programas en televisión utilizan un lenguaje
absolutamente degradante hacia la mujer.
Los y las periodistas tienen que empezar a trabajar en el concepto de
“autorregulación”, principios inspiradores sobre cómo deberían tratarse algunas
noticias.
¿Cuándo se informa sobre el comienzo de alguna campaña contra malos
tratos... es fundamental incluir imágenes de víctimas en negativo?
Hemos avanzado en preservar el derecho de intimidad de la víctima cuando ésta
se convierte en sujeto informativo.
Pero todavía las informaciones están rodeadas de datos y entrevistas superfluas
e inútiles... la vecina que dice “parecía que el tipo eran normal” ... “nadie podría
esperar este desenlace” ...
Resulta interesante el papel de los Consejos Audiovisuales. En España, el
Consejo Audiovisual de Catalunya hizo un estudio a raíz de las muertes de los
niños en Soria sobre el tratamiento de las catástrofes de este tipo en televisión
con interesantes recomendaciones. ¿Por qué no potenciar un estudio similar con
la violencia de género?
Resulta por otro lado imprescindible la creación de un Observatorio de Medios
sobre violencia de género que trabaje e investigue sobre estas cuestiones que
todavía hoy prácticamente casi nadie se plantea.

2. Definición del problema.

La violencia contra la mujer es un problema que afecta a todo el mundo, y ello no


es de ahora, sino que siempre ha estado presente y muchas veces esta ha sido
de forma pública sin embargo ha sido reducida al ámbito doméstico.
La participación que han tenido los movimientos de mujeres, así como de los
organismos internacionales se ha reconocido que la violencia contra la mujer es
una grave vulneración contra sus derechos humanos.

En el artículo 7 de la Convención de Belém do Pará señala lo siguiente: “Los


estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones,
políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia (…)” y
en su inciso c) prescribe lo siguiente: “ incluir en su legislación interna normas
penales, civiles y administrativas, así como las de otra naturaleza que sean
necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer
y adoptar las medidas administrativas que sea del caso.”

La violencia contra las mujeres es la mayor atrocidad cometida contra los


derechos humanos en nuestros tiempos. Desde que nacen hasta que mueren,
tanto en tiempo de paz como en la guerra, las mujeres se enfrentan a la
discriminación y la violencia del Estado, la comunidad y la familia.
Cada año, millones de niñas y mujeres sufren violaciones y abusos sexuales a
manos de familiares, hombres ajenos a la familia, agentes de seguridad o
combatientes armados. Algunas formas de violencia, como los embarazos y los
abortos forzados, la “quema de novias” y los abusos relacionados con la dote, son
específicas de las mujeres.
Otras, como la violencia en el ámbito familiar (conocida también como violencia
doméstica), tienen entre sus víctimas a un número desproporcionado de mujeres.
Durante los conflictos armados, la violencia contra las mujeres suele usarse como
arma de guerra para deshumanizarlas o para perseguir a la comunidad a la que
pertenecen.

La violencia se entiende como: “afrentas evitables a las necesidades humanas


básicas, y más globalmente contra la vida, que rebajan el nivel real de la
satisfacción de las necesidades por debajo de lo que es potencialmente posible.
Las amenazas de violencia son también violencia” (Galtung, 2003, citado por
Magallón 2005, p.4)
El género es una construcción cultural e histórica, que nos da cuenta de la
simbolización cultural de la diferenciación anatómica que se va reproduciendo a
través de las prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que
condicionan la conducta de las personas en función a su sexo.
Por lo tanto, se descarta que los hombres y mujeres sean producto de una realidad
natural; por el contrario, somos producto de una interpretación histórica y cultural.

En el caso de las mujeres, la violencia directa es claramente evidenciable y se


ejerce contra sus derechos de sobrevivencia, de identidad, de bienestar y de
libertad, a través del feminicidio, el maltrato, el desprecio, el acoso, la alienación
identitaria proveniente de los modelos hegemónicos de feminidad, la ciudadanía
de segunda categoría y la sistemática negación de derechos y de opciones y
elecciones de vida para las mujeres (Magallón, 2005, p. 5).
La violencia contra la mujer, así como su magnitud nos revela que éste es un
problema social que responde a la permanencia de una cultura con estructuras
jerárquicas patriarcales, donde la mujer es vista como un objeto desechable y
maltratable; prueba de ello es que las múltiples situaciones y acciones que
vulneran los derechos humanos de las mujeres se pueden dar tanto en tiempos
de paz como en tiempos de conflicto armado.
Se trata de contextos diferentes que responden a un imaginario cultural similar
que limita y arremete contra el ejercicio pleno de las libertades y derechos de la
mujer; enfrentándose así no solo a la violencia y discriminación de sus familias y
su comunidad sino también del Estado.

La violación sexual no fue el único acto violento contra las mujeres, las mujeres
fueron también victimas de embarazos no deseados, abortos forzados y esclavitud
sexual. A ello hay que sumar que la mayoría de mujeres muertas sufrió
previamente de algún tipo de violencia sexual
La consecuencia más grave de la desigualdad de género es la violencia contra la
mujer. En el Perú, el 70,4% de mujeres ha sufrido violencia física, psicológica o
sexual por parte de sus parejas. El feminicidio y las tentativas de feminicidio han
pasado de 293 casos a 382 entre el 2015 y 2016. De acuerdo con la Organización
Mundial de la Salud, el Perú ocupa el tercer lugar en el mundo entre los países
con mayor número de violaciones, solo superado por Bangladesh y Etiopía. El
embarazo adolescente, que en el Perú llega al 14% de las jóvenes, crece por la
carencia de una educación sexual adecuada que la prevenga. La violencia
también se expresa respecto de niñas, niños y adolescentes, personas adultas
mayores, personas con discapacidad y otros grupos sociales por su orientación
sexual.

Forma más extrema de violencia contra la mujer


Definición terminológica

El término “feminicidio” viene de “femicide”, cuya traducción es “femicidio”, que


es el homólogo a homicidio de mujeres. Se ha preferido denominar a esta nueva
categoría de estudio como feminicidio, dentro de la cual se pueden abarcar las
especificaciones de esta clase de crímenes contra las mujeres.
El término se acuña desde la teoría feminista por Diana Russel y Jill Radford en
su texto Feminicide. The politics of women killing, de 1992.

El problema es multidimensional, por lo tanto, hacemos una aproximación al


feminicidio identificándolo como el crimen directamente ejercido contra la vida de
las mujeres por su condición de mujer. Este es un término que está buscando un
lugar en el discurso criminalístico; a su vez, pretende visualizar una situación de
violencia sistemática y silenciada por la indiferencia y tolerancia social durante
mucho tiempo.
El feminicidio es una categoría que debe abordarse como la forma más extrema
e irreparable de violencia directa hacia las mujeres y como una alternativa a la
neutralidad del homicidio, visibilizando un trasfondo: la misoginia1 en la muerte
diaria de mujeres. Es un problema social, económico, político y cultural; es un
problema de Estado y de la sociedad en su conjunto.

El feminicidio es el crimen contra las mujeres por razones de género. Es un acto


que no responde a una coyuntura ni actores específicos, pues se desarrolla tanto
en tiempos de paz como en aquellos de alteración del orden público o en tiempos
de conflicto donde las mujeres víctimas no poseen un perfil único de rango de
edad ni de condición socioeconómica. Sin embargo, existe mayor incidencia de la
violencia en mujeres en edad reproductiva.
Los autores de los crímenes tampoco responden a una especificidad ya que estos
actos pueden ser realizados por personas con quienes la víctima mantiene un
vínculo afectivo, amical o social, como por ejemplo familiares, parejas,
enamorados, novios, convivientes, cónyuges, ex convivientes, ex cónyuges o
amigos.
El otro perfil que podría mencionarse también encajan las personas conocidas,
como vecinos, compañeros de trabajo y de estudio; de igual forma que por
desconocidos para la víctima. Asimismo, puede ser perpetrado de manera
individual o colectiva, e incluso por mafias organizadas.

1
La Real Academia Española la define como la Aversión a las mujeres.
El feminicidio es una categoría que debe abordarse como la forma más
extrema e irreparable de violencia directa hacia las mujeres. Es un problema
social, económico, político, cultural y también del Estado.
El feminicidio se está posicionando como una categoría de análisis que conduce
a evidenciar la especificidad de los asesinatos a las mujeres por razones de
género. Dichos crímenes responden a un clima social de discriminación y violencia
contra la mujer, que se sostiene en una sociedad que aún tolera el lenguaje
violento hacia todo lo femenino y una cultura donde históricamente se desarrollan
prácticas sociales que atentan contra la libertad, la salud, la integridad y finalmente
contra la vida de las mujeres.

Las mujeres padecen la violencia psicológica o emocional, consistente en las


amenazas, los comentarios degradantes, el lenguaje sexista y el comportamiento
humillante. Estos son componentes frecuentes de la conducta violenta hacia las
mujeres que pueden tener consecuencias para su bienestar psíquico o emocional.
Toda violencia física o sexual repercute también sobre el estado mental de la
víctima.

Los feminicidios responden a racionalidades colectivas en donde el rol de la mujer


en la sociedad continúa siendo adscrito al ámbito doméstico, lo femenino ha sido
devaluado y la sexualidad de la mujer es espacio de dominio y lugar del ejercicio
del poder “masculino”.

El término feminicidio para señalar los crímenes a mujeres por razones de


género nos permite evidenciar la magnitud de la violencia contra la mujer y
presentarla como un grave y creciente problema social que urge atender. Además,
nos permite especificar las causas estructurales e históricas a las que responden
este tipo de delitos alejándonos de generalizaciones que tienden a estereotipar y
crear mitos alrededor del comportamiento femenino, devaluándolo y justificando
el crimen; pues los autores no son personas con perturbaciones mentales, sino
personas socializadas cuya acción responde no a “emociones violentas” sino a
conductas desarrolladas en un contexto de discriminación y violencia contra la
mujer.
El feminicidio es un término que intenta sobresalir en el analisis criminalístico para
evidenciar acciones humanas cuyos móviles responden a una racionalidad
colectiva que discrimina y valora a la mujer como objeto de “uso” y “abuso”; y no
como sujeto semejante y digno de ejercer sus derechos.
En nuestra legislación penal existen una serie de tipos penales en los cuales se
contempla y caracteriza los atentados contra la vida de las personas.

El feminicidio se constituye como un crimen de características específicas. No


tiene actores ni coyunturas determinadas estrictamente; es decir, que no existe
un perfil único de víctima. Todas las mujeres, sin importar edad ni nivel
socioeconómico, están expuestas a esta violencia; la cual se inscribe en un
contexto cultural de discriminación y violencia contra la mujer.

Los crímenes de feminicidio se desarrollan no sólo en un clima de violencia y


discriminación, sino también de misoginia (aberración a la mujer), la cual se
expresa en los asesinatos perpetrados con extrema crueldad.

Móviles supuestos para la agresión

No existe una razón justificada para acabar con la vida de una persona; sin
embargo, los agresores justifican la muerte o agresión hacia la víctima. Sus
argumentos ponen en escena contextos donde se intenta subordinar a la mujer
o doblegar su voluntad y autonomía (derechos inherentes a la condición
humana) hasta el punto de quitarle la vida; como veremos a continuación.
La autodeterminación femenina es vista como amenazante a la soberanía
masculina y genera una crisis de las representaciones tradicionales sobre lo
masculino y lo femenino que se han ido sedimentando en nuestra cultura mediante
estructuras simbólicas profundas. Los feminicidios se inscriben en un clima de
violencia y discriminación, contextos sociales que se niegan a ceder espacios de
poder y decisión a las mujeres.

La investigadora Raguz de la PUCP, ofrece teorías propias de por qué en la región


latinoamericana se presenta aún más este tipo de violencia. “Después de 40 años
de estudiar el tema, tengo la sensación de que en nuestro país somos tan
machistas y sexistas debido a dos razones adicionales. El primero, es por nuestra
historia de colonización y esclavitud. La mujer indígena pasó a ser nada, una
propiedad que los colonizadores usaban. Con el esclavismo, hay una visión
atávica2 de considerar a la mujer como objeto del hombre”.

Ahora bien, la exigencia de que el sujeto pasivo, y particularmente las mujeres


como principales víctimas de este delito en nuestra sociedad, tenga que desplegar
un comportamiento de resistencia u oposición adicional al “no” se basa en
diversos estereotipos de género sobre las mujeres que se encuadran en una
lógica machista y perversa (Gonzales Rus 2008, p. 2035).
Por estereotipo de género debemos entender la preconcepción sobre las
características y roles que deben tener las mujeres por el mero hecho de ser
mujeres (Cook y Cusack 2010, p.11).
La Corte Interamericana de Derechos humanos indicó en el caso “Campo
Algodonero” que el estereotipo se refiere a una “preconcepción de atributos o
características poseídas o papeles que son o deberían ser ejecutados por
hombres y mujeres respectivamente”.
Así, los estereotipos de género no solo buscan describir, supuestamente, los
atributos que tienen las personas; sino que también indican que rol o
comportamiento deben tener y cumplirlas mujeres y los hombres. Estos
estereotipos “prescriptivos” son frecuentemente utilizados por tribunales de
justicia.

3. Antecedentes.
Para una Justicia Diferente (2009), en el presente se trata de demostrar los
obstáculos que tienen las mujeres víctimas de violencia sexual en el acceso a
justicia, El problema de la violencia sexual contra las mujeres no es reciente,
responde a patrones históricos de violencia estructural, social y de género, así
como de discriminación.
La reforma del sistema de justicia resulta fundamental para el pleno ejercicio del
derecho de acceso a la justicia, en este aspecto el Estado Peruano tiene la

2
Según RAE, que es arcaico o característico del pasado.
obligación y el deber de cumplir con su rol de debida diligencia en la prevención,
sanción y erradicación de la violencia contra la mujer realizando cambios no solo
a nivel normativo, sino a nivel de políticas públicas que garanticen que las mujeres
puedan ejercer sus derechos fundamentales en un contexto donde la igualdad se
traslade de la teoría a la práctica.
La violencia contra las mujeres cobra en la actualidad una enorme importancia,
con resultados irreparables en una proporción dramáticamente alta. Dada la
transcendencia que este fenómeno tiene en el contexto familiar, núcleo de la
socialización de los individuos, se hace necesaria una reflexión que contribuya a
tener una visión de esta situación, que abarque las dimensiones, tanto
sociológicas como psicológicas.

Violencia contra las mujeres y alguien más…, en la presente tesis se trata de


demostrar por qué las mujeres, sin buscarlo ni desearlo, se convierten en víctimas
especiales en manos de sus agresores. Se intenta demostrar por qué se trata de
víctimas especiales y que su atención se debe abordar desde un enfoque
multidisciplinar, para que las mujeres recuperen la autoestima, abandonen el
estigma de víctimas y se conviertan en sobrevivientes.
El objetivo es poner de relieve que para la efectiva vigencia de los derechos
humanos a los cuales todos tenemos derecho, no basta sólo el marco legal para
frenar este tipo de violencia, es necesario un profundo cambio y compromiso de
la sociedad toda para el rescate y la revalorización de la esencia de lo femenino.

4. Marco Teórico.
En el trabajo de investigación de Noelia García Méndez, nos menciona que la
Violencia de género según la OMS la define como: “el uso intencional de la
fuerza física o el poder contra uno mismo, hacia otra persona, grupos o
comunidades y que tiene como consecuencias probables lesiones físicas,
daños psicológicos, alteraciones del desarrollo, abandono e incluso
muerte”.

La violencia de género fue definida en 1993 por las Naciones Unidas, en la


Declaración sobre la Eliminación la Violencia contra la Mujer como:
“Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, que tenga o
pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para
la mujer, así como las Amenazas de tales actos, la coacción y la privación
arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
Asamblea General de las Naciones Unidas. (1994)
La mujer ha conseguido en gran medida la igualdad jurídica; pero el reparto
equitativo de sexos sigue siendo un objetivo pendiente de alcanzar, así lo
muestran las publicaciones del Instituto de la Mujer en las que se constatan
diversas discriminaciones, como en las tasas de desempleo, muy superiores en
las mujeres; la participación en la vida política, o la atención a las tareas del hogar
que sigue siendo hoy en día monopolio casi exclusivo de la mujer.
Cuando una mujer llega a un centro hospitalario con un daño físico producido por
su pareja, podemos deducir que está inmersa en una relación donde ha sufrido
durante tiempo violencia psicológica y posiblemente también sexual. La violencia
de género no es un hecho aislado o puntual sino un proceso.

En 1980, el Consejo de Acción Europea para la Igualdad entre Hombres y Mujeres


señala que la violencia de género debe ser motivo de acción legal para los estados
miembros.
Posteriormente, en 1986, el Parlamento Europeo propugnó una resolución sobre
las agresiones a las mujeres, en la cual recomendaba una serie de medidas
legislativas, educativas y de recursos para hacer frente al problema de la violencia
de género.

Marco Jurídico de protección


 Constitución Política del Perú.
 Derecho a la vida, identidad, integridad moral, psíquica y física y al libre desarrollo y
bienestar (Artículo 2.1)
• Derecho a la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza,
sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole (Artículo 2.2)
• Derecho a la libertad y seguridad personales (Artículo 2.24.b) y,
• Derecho a no ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a tratos
crueles inhumanos o humillantes (Artículo 2.24.h).
 La Ley N° 30364 - Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
las mujeres y los integrantes 91 del grupo familiar.
 La Ley Nº 27942 sanciona el hostigamiento sexual producido en el marco de
las relaciones de autoridad o 93 dependencia y también cuando se presenta
entre personas entre quienes no media ninguna relación de jerarquía.
 La Ley N° 30314 – Ley para Prevenir y Sancionar el Acoso Sexual en Espacios
Públicos.
 Ley N° 30068, modificación del feminicidio.
 La Ley N° 28983 establece la equidad de género como uno de los principios
que impulsan la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
 El Decreto Supremo N° 027-2007-PCM establece las políticas nacionales de
obligatorio cumplimiento entre las que se encuentra la “Igualdad de hombres y
mujeres”
 Plan Nacional de Igualdad de Género (2012-2017)

Figura de la Mujer Maltratada

Hablar de un perfil de mujer maltratada, nos referimos a las características más


habituales y representativas que se observan sobre una muestra de mujeres
maltratadas. Sin embargo, hay que aclarar que no existe un perfil concreto de
mujer maltratada; cualquier mujer puede ser víctima de violencia de género,
independientemente de su clase social, nivel académico, lugar en el que vive,
procedencia familiar, etc.
Características de la Violencia

El fenómeno de la violencia de género tiene unos rasgos particulares que lo


diferencian de otros tipos de violencia. Esta violencia, se ejerce de manera
rutinaria y cotidiana contra las mujeres, de manera que se llega a convertir en
parte de su relación de pareja y puede convivir con ellas durante años, por eso los
malos tratos no son hechos aislados, sino que se prolongan durante el tiempo,
van debilitando los mecanismos de defensa físicos y psicológicos, generan
miedo y sentimientos de indefensión e impotencia hacia la víctima.
La violencia de género o maltrato a la mujer, se produce en la mayoría de los
casos en el ámbito doméstico, dentro de la intimidad del hogar por lo que muchas
veces es invisible para el círculo de la mujer, familiares, amigos, compañeros de
trabajo, vecinos.
Son hechos que se ocultan, tanto por parte del agresor, que, con el hecho
continuado, la constante del actuar éste aprende a golpear en lugares que no
dejan huellas, o utiliza una violencia psicológica mediante descalificaciones,
burlas, etc., como por las víctimas que tapan y protegen la imagen de los hombres.
Una característica fundamental de la violencia de género es la distorsión de la
atribución de la culpabilidad, la víctima de la violencia asume la culpabilidad
mientras que el agresor también la responsabiliza a ella.

Las víctimas de la violencia de género sienten vergüenza de sufrir malos tratos,


de no ser capaces de protegerse a sí mismas y a sus hijos, se sienten culpables
por ello y también por haber elegido como pareja a un hombre violento o no haber
conseguido cambiarle, por provocar la violencia, por no saber detenerla, o por ser
incapaces de salir de ella.
Estos sentimientos de culpabilidad, impiden a las mujeres pedir ayuda y
contar lo que les pasa.
La violencia de género en el hogar constituye una flagrante transgresión de los
principios consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Entre
otras cosas, la violencia contra las mujeres es una violación del derecho a la vida,
a la libertad y a la seguridad de su persona (art. 3); del derecho a no ser sometida
a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (art. 5); de la
igualdad ante la ley y el derecho a igual protección de la ley (art. 7); del derecho a
recurrir a un tribunal imparcial (arts. 8 y 10); del derecho a circular libremente (art.
13), y de la libertad de reunión y asociación (art. 20).

Debido a que los derechos humanos son indivisibles, no se pueden reconocer o


defender algunos más que otros. Los derechos de las mujeres deben recibir la
misma atención que los demás y en conjunto con aquellos que suelen
considerarse más apremiantes o importantes. La aplicación de un enfoque
integrado con respecto a los derechos humanos es lo único que puede asegurar
la existencia real de cada uno de ellos, para que no se reduzcan a meras
categorías formales.
En el año 2015, el 28% de las mujeres de 18 y más de edad actualmente unidas,
han sido víctimas de violencia psicológica, física o sexual por parte del esposo o
compañero en los últimos 12 meses.
En el Perú al igual que en otros países se vienen implementando múltiples
esfuerzos normativos y políticas públicas para prevenir y atender la violencia
contra la mujer y por tanto garantizar condiciones para una vida libre de violencia,
por considerar a esta como una manifestación de desigualdad de género.
En los últimos 12 meses, el 35,4% de mujeres de 40 a 49 años fue afectada por
la violencia, el 33,0% tiene educación secundaria, el 30,9% tiene menos de dos
hijas/hijos, el 30,1% tiene trabajo y el 33,5% se desempeña fuera del hogar. Por
su parte, las que han sido víctimas de violencia alguna vez en la vida el 70,8%
tiene de 50 a 59 años, el 70,7% educación primaria y el 73,0% de 5 a 6 hijas/hijos,
el 69,9% tiene trabajo y el 71,5% trabaja fuera del hogar.

El 41,5% de las niñas y niños de 9 a 11 años de edad fue víctima de violencia


psicológica o física por parte de las personas con que vive. De este total, el 32,8%
sufrió violencia psicológica y el 26,7% fue víctima de violencia física; en tanto que
el 18,0% manifestó haber sido víctima de violencia psicológica y física a la vez.
Por su parte, el 73,8% de niñas y niños, fueron víctimas de violencia psicológica
o física alguna vez, de cuyo total, el 58,9% fue víctima de violencia psicológica y
el 58,4% de violencia física, mientras que el 43,5% manifestaron haber sido
víctimas de violencia psicológica y física a la vez.
La violencia domestica denunciada del 2009 al 2014 ha sido de 851 mil 370 casos
de violencia familiar, Lima ha sido el departamento del país con más casos de
violencia familiar (10.9 %) y luego Lima Norte con 64 mil 973 casos.
Aun no se han realizado pronósticos en estos últimos años sobre este delito, pero
al igual que los datos del 2015 deben mantenerse o incrementado siendo los
puntos de mayor incidencia los pueblos jóvenes o asentamientos humanos donde
la situación económica y la criminalidad imperan.
De estos casos se han presentado en el centro de conciliación extrajudicial,
muchos de ellos llegan a conciliar debido al factor infantil, pero muchos de ellos
aún siguen en el anonimato siendo una figura cotidiana y casera la violencia
intrafamiliar, donde la mujer por diferentes factores no denuncia los hechos, y
continua siendo maltratada, de nada sirve para esas personas que se realicen
marchas y unos cuantos políticos se unan al reclamo cuando de verdad no se
combate este tipo de criminalidad en las calles y el interior del hogar.

5. Objetivos
5.1 General.
Prevenir y detectar la violencia contra la mujer otorgando protección y
atención a las víctimas, por medio de acciones basadas en normas nacionales
e internacionales vigentes, relativa a la violencia.
5.2 Objetivos Específicos.
Impulsar y desarrollar la prevención de la violencia contra la mujer, en los
ámbitos dentro como fuera de la familia y de la agresión sexual, para lo cual
se realizaría acciones de sensibilización en la población, instituciones
gubernamentales, gobiernos locales y empresas privadas involucradas.
6. Desarrollo
Para el presente trabajo de investigación se ha realizado en base a un tipo
básico, teórica o fundamental y busca poner a prueba una teoría con escasa o
ninguna intención de aplicar sus resultados a problemas prácticos.
Al respecto, Ávila (como se citó en Valderrama, 2007) define al método de la
siguiente manera:
Entendemos como método el camino o procedimiento que se sigue mediante un
conjunto sistemático de operaciones y reglas prefijadas, para alcanzar un resultado
propuesto. El método en el orden que se sigue en las ciencias para hallar la verdad y
enseñar la manera de alcanzar un objetivo, también es un determinado procedimiento
para ordenar una actividad. Considerando la forma como se trata el fenómeno o
hecho (natural o experimental) y el rigor en el control y manipulación de las variables
de estudio. (p. 86).

Ponce de León (s/f), “configura el propósito o la implicancia de realizar un estudio


efectivo con la que se ha de reflexionar y sobre el cual hace la necesidad de
aprender, ilustrar, conocer y por ende investigar” (p.61).
La presente investigación se encuentra situada u orientada en una perspectiva o
enfoque de tipo cualitativa, de tal manera que, se asiste en la compensación del
ahondamiento a los datos, esparcimiento, riqueza interpretativa, contextualización
hacia una situación, medio o ambiente, narraciones únicas.
De tal manera que, la presente se desarrolla en una perspectiva de un
conocimiento inductivo y lógico; en su exploración, descripción y desde luego, a
su generación de perspectivas teóricas. Encaminándose lo particular a lo general.
(Hernández, Fernández y Baptista, 2014, p. 8).
El nivel de investigación será DESCRIPTIVA, definida como una investigación de
segundo nivel cuyo objetivo principal es recopilar datos sobre las características,
propiedades aspectos, dimensiones. De tal manera, que se buscara realizar la
descripción de algún objeto, sujeto, fenómeno, etcétera. En su totalidad o parte
de la misma. (Ñaupas, Mejia, y Novoa, 2014, p. 39).

Población y muestra
Al respecto, Lepkowski (como se citó en Hernández, Fernández y Baptista, 2014):
Una vez que se ha definido cuál será la unidad de muestreo/análisis, se procede
a delimitar la población que va a ser estudiada y sobre la cual se pretende
generalizar los resultados. Así, una población es el conjunto de todos los casos
que concuerdan con una serie de especificaciones. (p.174).
Como es de verse, la población o universo comprende aquel conjunto en el cual
se relacione o tenga concordancia con la investigación. De tal manera, que
muestre especificidad para la obtención de los resultados que se examinaran y el
espacio en el cual se desarrollara la recolección de los datos.
La presente investigación se llevó a cabo en el distrito de Puente Piedra,
analizando todos los casos que se presentaran al Centro de Conciliación.

Técnicas e instrumentos de recolección de datos, validez y confiabilidad


Analisis de Registro Documental:
Esta tecnica nos ayudara analisar la doctrina nacional como internacional. Una de
las fuentes valiosas para obtener pesquisas relacionadas a la presente
investigación la constituye, en el enfoque cualitativo, documentos, materiales y
artefactos diversos. Que resultan de relevancia en la obtención de datos que nos
ayudan a enfrentar el fenómeno central de estudio. Sin embargo, por las
constantes determinantes que conduce la adquisición de fundamentos necesarios
para su desarrollo de la problemática. pues resulta empiricamente que la mayoria
de personas, conjuntos, comunidades y colectividades que producen o refieren
sus historias o estatuas existentes desarrollan contestaciones o relato de tareas
para su estudio. Esta tecnica nos ayudara analisar la doctrina nacional como
internacional. Una de las fuentes valiosas para obtener pesquisas relacionadas a
la presente investigación la constituye, en el enfoque cualitativo, documentos,
materiales y artefactos diversos. De manera, que en circunstancias relevantes
sirven a su investigador para saber los historiales de un contexto asi como las
vivencias o las cuestiones que se originan en ella y el ejercicio constante o normal.
(Rafaelli y Pratt, 2012, p. 55).

Instrumentos.
En referencia al instrumento de obtención de los datos permisibles en lograr su
finalidad como concretización, se emplearan los siguientes instrumentos:
Guia de analisis documental: conllevando a que se emplee a analizar la doctrina
en relación al fenómeno en cuestión, el desarrollo de los espectáculos deportivos,
de manera que a través de su esquematización se obtenga la información
doctrinaria, su análisis crítico, comparación legislativa, en consecuencia, su
referente conclusión.
Para la presente investigación se utilizara el método analítico que consiste en la
desmenbración de un todo, descononiendolo en sus segmentos o partes a efecto
de ver su causa, naturaleza o efectos. El análisis es la observación, indagación
de un hecho en específico. (Ruiz, 2007,p. 13). De esta manera se usara el metodo
deductivo que reside en utilizar los contenidos las teorias demostradas como
científicas en la explicación del objeto o fenómeno que se indaga. En términos
simples, la deducción consiste en exclusiva de partir de una teoria general para
determinar o contextualizar los hechos o fenómenos particulares. (Garcés, 2000,
p. 80).
Análisis documental
Siendo esta un instrumento para recolectar datos, analizaremos en esta la
incidencia de algunos casos los cuales por su confidencialidad de la conciliación
no se pueden nombrar.
De los casos presentados para una conciliación extrajudicial, muchas parejas se
han apersonado para recabar información de cuáles son los requisitos para optar
por este medio de solución de controversias.
En algunos de los casos, se han concretizado la ayuda brindada por el centro de
conciliación para que estas parejas puedan solucionar sus conflictos, en esos
casos han llegado a buen término, por la asistencia jurídica que se les brinda, pero
en algunos de esos casos se ha podido percibir el maltrato que es víctima la mujer
por parte de su pareja, siendo no solamente está la victima pues esa presión y
violencia se ha extendido a los hijos.
Pero no siendo el fin que persigue un centro de conciliación, y tampoco la violencia
a la mujer, solo se ha limitado a brindar la asesoría y demás acciones con el fin
de solucionar una controversia para lo que fue solicitado por los clientes.

7. Análisis de los resultados:


Este tema es complejo pues no solo es la violencia a la mujer, sino que se
degenera y se eleva a un punto en el cual no sólo es entendida intrafamiliar sino
se exterioriza y se vuelve violencia de género, limitando de esta manera el acceso
de la mujer a puestos de trabajo, limitándola y subyugándola a un trato inferior
donde se las condena a vivir en constante dominio masculino.
Los principales actos dañinos infligidos contra las mujeres son la violencia familiar,
el feminicidio, las violaciones sexuales, la trata, el hostigamiento sexual, la
violencia por prejuicio, entre otras.
No cabe duda que la violencia basada en género está dirigida principalmente a
las mujeres, pues las afecta de manera desproporcionada o exclusiva.
la violencia basada en género puede referirse a una amplia gama de situaciones
que van desde la violencia conyugal y otras formas de violencia que se dan en la
intimidad del espacio familiar, hasta llegar hasta la violencia homofóbica y su
efecto más perverso, el denominado “crimen de odio” contra personas lesbianas,
gays, bisexuales, trans o de ser el caso, intersex.

8. Conclusiones.
Los cambios que se requieren, precisan combinar intervenciones en el campo de
los servicios de atención, de la protección, de la generación de instrumentos
legales y del afinamiento de los mecanismos de sanción, pero también en el
campo de la prevención y la educación ciudadana, dado que la violencia se
estructura en un marco de relaciones de género que jerarquiza y produce
desigualdad y que está profundamente enraizado en las percepciones e
imaginarios de la población.
La acción del Estado debe ser proyectada de manera unitaria y coherente para
modificar los patrones de género tradicionales que se encuentran a la base de la
violencia. De esta manera, se logrará comprometer a la sociedad en su conjunto
en la tarea de reducir la prevalencia de la violencia basada en género.

9. Sugerencias.
 De la investigación realizada durante la permanencia en el Centro de
Conciliación se ha podido observar que en muchos casos no se puede
corroborar la información sólo basándose en la documentación presentada,
de la misma manera el tiempo es muy relativo, corto para poder realizar un
trabajo de investigación propio del tema, en primer lugar, porque al estar como
practicante uno se tiene que sujetar a ciertos parámetros que se deben
cumplir.
 El tema de la confidencialidad, que se debe al lugar donde se realiza las
practicas es otro tema donde la universidad pareciere que obviar o no tomar
en consideración, pues el practicante se encuentra entre hacer o no hacer,
siendo hasta cierto punto obligado a presentar documentos o mostrar
documentos que no se encuentran en su dominio.
 Si bien es cierto que todos estos trabajos van a servir al practicante para poder
tomar en consideración todo lo aprendido durante su estadía en la
universidad, pero también es de considerar por parte de la universidad que
estos aspectos que se van encontrar en el diario devenir de la carrera sean
vistos dentro de la universidad, como visitas o la realización de audiencias,
vistas in situ.

Referencias Bibliográficas.

Comisión interamericana de derechos humanos (2012). Orientación sexual, identidad


de género y expresión de género: algunos términos y estándares relevantes.
Recuperado de: https://www.oas.org/es/cidh/lgtbi/estudios/>
Garcés, Hugo. (2000) Investigación Científica. Ecuador. Abya-yala
Ministerio de la mujer y desarrollo social (2009). Plan Nacional contra la Violencia
hacia la Mujer 2009-2015
Marqués, Josep-Vicent (1997). Varón y patriarcado. En: Masculinidad/es. Poder y
crisis. Valdés, Teresa y Olavarría, José. (Ed.). Santiago de Chile: Isis
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Magallón Portolés, Carmen (2005). Epistemología y violencia. Aproximación a una
visión integral sobre la violencia hacia las mujeres. Feminismo/s, 6. (s/l) Centro
de Estudios sobre la mujer-Universidad de Alicante. Recuperado de:
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(Recuperado: 6 de enero, 2013)
Paz Rodríguez, Juan Ignacio (2012). Las distintas designaciones que se han
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Rubio, Marcial (2006) El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho). Lima: Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú
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Sánchez, Anibal. (2016). Perú: “Brechas de Género, 2016: Avances hacia la igualdad
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