Professional Documents
Culture Documents
Drama:
• Capricho de enamorado
• Los cómplices
• Fausto
Novela:
• Otilia
• Las afinidades electivas
• Ganímedes
• Las cuitas del joven
WERTHER
• Los años de peregrinación
de Wilhlem Meister
Teatro:
• Fausto
• Torquat tasso
• Clavijo
• Rosita campestre
Análisis Literarios
Tema social:
Goethe muestra en su obra “Fausto” una
sociales y materiales muy medievales.
Tema Moral:
La eterna dicotomía del
bien y el mal dentro de
la vida del ser humano.
Interna:
Externa:
La primera parte de la obra
puede dividirse en tres partes:
Planteamiento: la puesta de
Dios y del Diablo, y la aparición
de
Mefístoles.
Nudo: Desde que fausto vende
su alma al diablo a cambio de la
juventud, su enamoramiento
con Gretchen, y luego la
abandona estando embarazada.
Desenlace: tras el intermedio
de la Noche de Walpurgis,
cuando se entera de la condena
de su amada por la muerte de
su madre y su hermano, cuando
intenta salvarla y su posterior
abandono.
Fausto: Médico
anciano que representa
al hombre moderno
dominado por los
apetitos eróticos y el
deseo de juventud.
Helena: que
mostraba como
símbolo de belleza
se relaciona a las
Madres como el
lugar abstracto de
los arquetipos.
Mefistófeles:
Símbolo del mal. En
la obra representa
al diablo, pero así
mismo representa a
la vida.
Margarita: Ella
representa la
salvación de
Fausto, ese eslabón
que une a Fausto
con el amor, lo
conlleva a Dios.
Margarita (Gretchen):
Hermosa doncellaseducida
por Fausto ella era un
poco inconforme con la
simple vida que estaba
llevando
Fausto: Fausto es un
hombre que vive siempre
en conflicto consigo mismo
pies al fin de cuentas lo
quiere todo pero nada es
especifico, es una persona
muy influyente,
cautivadora y algo
caprichosa.
Mefistófeles: Es aquel
diablo de la obra aquel,
que quiere apartar a
Fausto del buen camino
incitando a romper sus
creencias y provocándolo a
experimentar aquello que
le falta por descubrir.
Helena: Personaje de la
literatura griega, Fausto
la encuentra en las
entrañas de la tierra y
tiene con ella un hijo
(Euforion).
La obra se inicia con un prólogo en el cielo,
en el cual discuten Lucifer y Dios por la
posesión del alma del buen Fausto.
Posteriormente vemos a Fausto un anciano
de cerca 80 años amante del bien y la
sabiduría, que lucha por la posesión de la
clave del mundo y, ante la resistencia del
enigma, se ve tentado al suicidio, en ese
momento se le apareceMefistofeles le
propone un pacto: Lo hará recobrar la
juventud y gozara de los placeres de la
vida a cambio de que le entregue su alma.
Fausto acepta el acuerdo, Mefistófeles
saca a Fausto de su aislamiento y lo lleva
a gozar del placer del licor en la taberna
de Auerbach, posteriormente, en la cocina
de una bruja le devolverá la juventud y
ahora si, Fausto conocerá el placer del
amor, se encuentra con Margarita,
muchacha ingenua y bella, a quien seducirá
gracias a Mefistóferes.
El acoso de la pasión amorosa de Fausto hará caer a Margarita en el
pecado, lo cual le traerá consecuencias funestas: Dando muerte a su
madre, asesina al hijo de su pecado y su hermano Valentín cae
muerto a manos de Fausto cuando quería vengar el honor familiar.
Sin embargo Margarita es salvada por la voluntad divina de la prisión
a la que va después de su infanticidio y es llevada a los cielos ante la
mirada absorta de Fausto y Mefistófeles que venían a rescatarla.
En la segunda parte continua el viaje
cósmico de Fausto y Mefistófeles. Este
ultimo traslada a Fausto a las esferas del
espíritu: las relaciones sociales y políticas y
los ámbitos culturales.
Fausto aparece en la corte del emperador
de Alemania. La desgracia y el escases se
abaten sobre el imperio. La astucia y la
sabiduría, y sobre todo lasartes mágicas
de Fausto salvan a la sociedad. Descubren
nuevas fuentes de riquezas y soluciona
problemas financieros, mediante el papel
moneda.
Posteriormente,
Fausto
es
trasladado por un ser artificial creado por
Wagner, su discípulo, en un túnel del
tiempo y del espacio mágico y llevado a la
llanura farsálica, donde encuentra a
Helena, la máxima expresión de la belleza
griega, y de la cual se enamora. Se
celebra en la boda, con la cual se consuma
la unión de la cultura antigua (Helena) y la
cultura nórdica alemana (Fausto) de la cual
nace Eufonón (La poesía moderna), que
para Goethe será Lord Byron.
Este hijo deseara las alturas bravías de la lucha y la luz que provoca su
muerte al intentar volar. Helena sigue la suerte de su hijo y se desvaneces
el sueño de Fausto. Vuelto al presente y a la corte, colaborará
decisivamente a la victoria del emperador sobre sus enemigos, por lo que
recibirá una franja litoral que se ve amenazado por el mar, al cual Fausto
clama con sus ritos mágicos. Llegado este momento Fausto decide entregar
su alma al demonio. Cuando Mefistófeles cree hacerse con el alma de Fausto
decide entregar su alma de Fausto, un coro de ángeles reivindica su
posesión. El amor de caridad mostrado y las oraciones de Margarita le abren
a Fausto las puertas de labienaventuranza, con la cual concluye la obra.
El valor del amor en ambas partes, la primera entre
Fausto y Margarita y la segunda entre Helena y
Fausto.
Capacidad de mostrar sentimientos, el sentimiento
de la angustia del Fausto al verse sumido en
impotencia de soluciones, la admiración que sien te El
Fausto luego por Helena , es decir Fausto se muestra
tal y como es ante todo que se le presenta.
A mediados del siglo XVIII, la literatura en Alemania se bifurca en dos caminos de signo
romántico. Por un lado están los poetas del Hain, quienes siguen la pauta señalada por
Klopstock (1), y se caracteriza por su apasionado lirismo. El otro núcleo de poetas conforma
el Sturm und Drang. Este grupo es más radical y actuante en el campo de la política.
Representa en Alemania los intereses de la Revolución francesa. En sus escritos,
primordialmente ocupan el lugar principal los problemas políticos y sociales. Ciertamente, no
se puede encasillar a los poetas que pertenecen a un tipo de corriente, ya sean del Hain o
del Sturm und Drang. Además de los lazos amicales entre ellos, hay que tomar en cuenta la
mutua influencia a que estuvieron sometidos. Supone entonces una etapa de transición, en la
que destacan los poetas Wieland y Herder. Wieland sirve de preparación al romanticismo por
sus traducciones de Shakespeare y su poema Oberón, influye en posteriores autores, en
especial en Goethe. La importancia de Herder radica en que incita a los poetas a recoger el
tesoro folklórico desperdigado (2).
Francois Ribadeau Dumas, en su texto Historia de la magia, hace un seguimiento de la vida del
“príncipe de los nigromantes”, Johannes Fausto, autodenominado Georgius Sabellicus Faustus
Junior (3). Este personaje fue contemporáneo y amigo de los alquimistas Cornelio Agrippa y de
Teofrasto Paracelso (4). Desde muy joven, Johannes se siente atraído por la magia, ciencia
nuevamente en boga durante la Edad Media. Surge en él, pues, la fascinación por Simón el
mago, “padre de los gnósticos”, por quien su entusiasmo de juventud le seguirá durante el
resto de su vida. La alquimia en el ocultista le concedió la independencia del espíritu y del
pensamiento, fortaleciendo su adhesión al esoterismo y al hermetismo filosófico de Hermes
Trimegisto.
En un primer momento este personaje fue partidario del reformismo junto a Lutero, pero
rompe con este círculo a causa de su extremo y apasionado gusto por la antigüedad pagana y
sus prácticas mágicas.
Numerosos pactos diabólicos son puestos de relieve en las Demonologías de Juan Wier y Juan
Bodin. El pacto fáustico se asemeja a los realizados durante la edad pagana, que abundan en
documentos de la antigüedad. Se dice que Satanás acudió al llamado del pactante bajo la
forma de un monje franciscano, mientras que Mefistófeles se presentó mucho más elegante, a
la moda del tiempo, con espada al cinto (5). El pacto con el Diablo del luciferismo de
determinadas sectas y de Heliodoro el Mago, o de Simón el Mago, procede de los poetas de las
sibilas y de los virgilianos exploradores de Dante. Es muy probable que Goethe se haya servido
del Gran Grimorio y del Grimorium Verum para representar el pacto fáustico. Estos dos libros,
con certeza, ya eran muy conocidos alrededor del año 1500, tiempo de la posible vida del
doctor Fausto. En la primera parte delGran Grimorio se detalla el rito de evocación del Lucifer
Rofocal, quien es lugarteniente de Satanás. Este texto se dedica a la descripción de las diversas
fases de preparación y de la ceremonia. Inclusive la formulación del Círculo protector está
incluida, así como también cada paso del procedimiento para configurarlo. En cuanto
alGrimorium Verum, éste es más rico en los detalles referentes al contrato con el demonio. En
realidad, el pacto de Fausto era el de Hércules y Teseo bajando a las regiones infernales, el
viaje a los infiernos de Orfeo, mágicamente llevado por el poder de su lira, de creer Ovidio.
Este pacto para la alquimia, siguiendo los datos astronómicos, rememora el descenso del Sol
durante el equinoccio de otoño. Es decir, experimenta una temporal muerte, ya que baja a las
regiones infernales. De igual manera, simboliza los viajes esotéricos de Baco (6), Hércules,
Orfeo, Asklepios, quienes bajaban al averno para ascender al tercer día, como posteriormente
hizo Jesucristo. Según Widman, el pacto fáustico fue distinto al narrado por Christopher
Marlowe en su drama Tragical history of Doctor Faustus (7). Las pautas a cumplir, a decir de
Widman, son las siguientes:
III. No prestar oído a las discusiones de los clérigos y de las personas de la iglesia, y hacerles
todo el mal posible.
Fausto firmó aquel acuerdo con su sangre, dejando el escrito en su mesa de trabajo para que
Satanás fuera a buscarlo. Exigió, como contrapartida, que Satanás no se apareciera más bajo la
forma de monstruo velludo y cornudo, sino con apariencia humana, como un monje, con la
campanilla en la mano para anunciar su llegada. Así lo hizo seguido de la compañía de
Mefistófeles.
Una última precisión acerca del pacto, lo confiere Las leyendas de los Países
Bajos o Niederlandische Sagende Johann Wilhelm Wold. En este texto se infiere que durante
su estancia en Holanda, Fausto causaba gran impresión por su erudición, y la fabricación de
filtros mágicos, así como también por sus intentos de búsqueda de la piedra filosofal. Sin
embargo, la crónica refiere que sus ensayos no fueron concluyentes cuando el Diablo vino una
noche a ofrecerle sus servicios y entonces acordó con él un pacto de siete años.
Debido al pacto, Fausto adquirió poder causando asombro sobre el común de los mortales.
Como todo ocultista, tenía bajo su tutela a un “famulus” o confidente para sus trabajos
alquímicos. El nombre de este personaje fue Cristóbal Wagner, joven aprendiz que deseaba ser
sabio en ciencias, pero inclinado más al mal que al bien. Su importancia radica en que en vida,
Fausto redactó muchos escritos no sólo biográficos, sino también ocultistas y mágicos. Antes
de su muerte, le pidió que todos aquellos documentos fueran destruidos. El famulus, siguiendo
literalmente la voluntad de su maestro, destruyó todo referente escrito, pero oralmente contó
muchos de los sucesos que observó de su maestro Fausto. Entre ellas las evocaciones de
espíritus, la invisibilidad o el Secreto de los secretos, facultad importantísima para toda
eminencia en magia, y el descenso a los infiernos. El descenso o V.I.T.R.I.O.L.O. (9) se llevó a
cabo cuando Belcebú aceptó la propuesta de Fausto para hacer un viaje por el Infierno. En esta
aventura, Fausto cae del carro por el que era conducido debido al choque que sostiene con
una serpiente gigante, posteriormente es regresado a la Tierra por el mismo Belcebú.
En una ocasión, Fausto no poseía dinero suficiente y en tal ocasión decidió recurrir a un
prestamista judío. Le pidió sesenta táleros a cambio de uno de sus miembros. El judío acepta la
propuesta y recibe una de las piernas del mago que habían ambos cortado con un serrucho. Al
verse el judío ante una posible estafa, decide arrojar la pierna a un río. Fausto se enteró de lo
sucedido debido a las voces que oía, y decidió regresar y devolverle el dinero prestado. Ante
tal situación, el prestamista le confiesa lo sucedido y Fausto decide cobrarle sesenta táleros
más por su pierna.
Cierta vez, en la calle del Castillo, en la ciudad de Erfurt, un joven amigo de Fausto tenía una
bonita casa con rótulo “El Áncora”. Era conocido que el mago muchas veces tomaba hospedaje
en aquel lugar, por lo que un grupo de señores reclamaba su presencia. En esos momentos,
Fausto se encontraba en Praga, por lo que el posadero intentaba calmar los ánimos de la
gente. Inesperadamente se escuchó unos golpes a la puerta, y al observar quién podría llamar
a esas horas de la noche se dieron con la sorpresa de que era Fausto. Como de costumbre, fue
muy bien recibido, y procedió a entretener al público con algunos de sus sortilegios y hechizos.
Uno de ellos consistía en barrenar los cuatro lados de la mesa y de aquellos agujeros empezó a
brotar vino. Entre ellos, excelentes cosechas de España, Francia e Italia, para satisfacer la
demanda de los presentes. Entonces, entró el hijo del posadero y le dijo que su caballo se
estaba comiendo casi toda la avena. El mago al escucharlo, no fue capaz de contener el esbozo
de una sonrisa y decirle que si así lo quería el caballo, podía comerse todo y nunca saciar su
apetito. En efecto, aquel caballo era Mefistófeles, y al sonido de su relincho Fausto sabía que
debía regresar a Praga, por lo que el caballo alzó vuelo y se alejaron de aquélla posada.
Al término de los siete años concluyó el pacto, y tuvo que renovarlo por otros siete más. Como
todo pactante, al final de aquellos siete años Fausto se entregaría a Lucifer en cuerpo y alma.
Muchas son las hipótesis acerca de la muerte del mago. Pero todas ellas coinciden en que a los
cincuenta años su muerte fue horrible. Algunos cuentan, como Gustavo Schwab, que estaba
refugiado en el convento de Maulbronn. Otros que murió en una granja de Frisia, en el país de
los wurstos, cerca al burgo de Cappel, al norte de Dorum. La mayoría de testimonios y crónicas
aseguran que Fausto estaba tendido con el rostro vuelto hacia la espalda, con los sesos
desperdigados por toda la habitación, pues se escucharon forcejeos y ruidos como de una
lucha. Muchos testimonios satanistas explican que una de las formas predilectas de asesinato
de Satanás es lanzar el cuerpo contra la pared, preferentemente de cabeza.
Muerto Fausto, su mujer Helena y su hijo deciden partir hacia un país pagano y desaparecer
del todo, haciendo fallido el intento de Wagner, el famulus, por retenerlos. Sin embargo, el
fantasma del mago se le presentaba a su aprendiz por mucho tiempo haciéndole importantes
revelaciones. Cansado de estas apariciones, decide Wagner hacer un conjurar que desaparezca
para siempre el fantasma del mago.
La leyenda de Fausto fue la base para que Goethe llevara a cabo la creación de su obra
dramática (10) que tiene como título el apellido del mago. Sin embargo, el alemán no es el
único en haber usado esta leyenda, pues aparte de Marlowe también Lenau, Heine, Peer Gynt,
Louis Pauwels y Thomas Mann han manifestado su interés por este mítico personaje. Goethe
explica que tomó la leyenda no para plasmarla a manera de crónica o testimonio. La función es
hacer una obra en la cual se mezcle el aspecto real, biográfico del ocultista con la poesía, es
decir, conferirle al texto un grado de esteticismo, de hacerlo ubérrimo en el campo literario sin
dejar de lado el aspecto mítico-mágico.
Goethe reconoce que para esta empresa es necesario seguir el concepto de mímesis
aristotélico. La mímesis consiste en el proceso por el cual el artista plasma en la obra un
modelo similar de la realidad. Es una imitación, ya que es ésta quien recoge, organiza y crea
una imagen de la realidad, que será luego reconocida y reconstruida por el receptor. Compara
la conexión entre ambas realidades, entre la textual y la fáctica y es así como reconocerá el
artificio literario (11). Sin embargo, la mímesis aristotélica supone también en el artista cierta
individualidad. La mímesis no es completamente reproductiva, desde luego, para que sea una
pieza artística, se necesita de la originalidad creativa del autor. Este aspecto está encerrado en
el concepto de poiesis.
Sin embargo, esta metodología reproductiva no explica con exactitud la manera en que
Goethe reconstruye la figura de Fausto dentro de la realidad textual. Obviamente el autor
cumple lo postulado por Aristóteles, produce un modelo imitativo del mago y le agrega
elementos y situaciones, diálogos y secuencias para realzar la historia y otorgarle el grado de
texto literario. Pero resulta todavía insuficiente, para dar una mejor explicación a este hecho,
me sirvo de la teoría de la refracción bajtiniana. En ella nos señala que:
La literatura forma parte del entorno ideológico de la realidad como su parte autónoma, en forma
de obras verbales organizadas de un modo determinado, con una estructura específica, propia tan
sólo de estas obras. Esta estructura, igual que cualquier estructura ideológica, refracta la existencia
socioeconómica en su proceso generativo, y lo refracta muy a su modo. Pero al mismo tiempo, la
literatura en su ‘contenido’ refleja y refracta los reflejos y refracciones de otras esferas ideológicas
(ética, cognición, doctrinas políticas, religión, etc.), es decir, la literatura refleja en su ‘contenido’ la
totalidad del horizonte ideológico, del cual ella es una parte (12).
Es decir, la literatura toma como tema las distintas ideologías que existen en la realidad,
precisamente en el horizonte ideológico. Este horizonte es la conciencia social, formada por
ideologías, ya sean éstas artísticas, políticas, sociales, etc.. La literatura se forja en la conciencia
del hombre, en el interior del artista. Será él quien recoja las ideologías que le sean pertinentes
y útiles y las plasma en el texto literario. Las ideologías son tomadas en su proceso generativo,
en el momento en que se están formando, ya que si están en estado completivo, el autor nos
referiría una crónica o testimonio periodístico. Estas ideologías se funden con la capacidad
productiva y creativa del autor y dan vida al objeto literario. Una vez completado este proceso,
el texto retorna al horizonte ideológico, ésta es la refracción de la realidad a la que se refiere
Bajtín. Pero el retorno no es un reflejo de la realidad, es decir, el texto no es un espejo, ya que
la obra literaria presenta una versión de la realidad, una visión particular entre las muchas que
se encuentran en la esfera de lo ideológico.
Tomando como ejemplo el texto mismo de Goethe, tenemos por un lado que en el horizonte
social del siglo XVI están generándose diversas ideologías. Una de ellas es la artística, o sea, un
estilo artístico en la escultura, pintura. Pero es en la literatura donde se desarrolla el
romanticismo como corriente literaria. La leyenda de Fausto está tomando matices
generativos, recuérdese a Marlowe, quien no sólo toma como documentación las crónicas
escritas, sino también las orales. Lo mismo sucede con Goethe, toma entre las muchas
ideologías las necesarias para componer su pieza dramática. Una vez tomadas, las funde con
su particular percepción y concepción literaria y procede a la creación de una versión distinta
de las que circulan como oficiales dentro del núcleo social. Así Goethe refracta al hombre junto
al mito, su vida y destino dentro de otro mundo, el textual.
En esta versión goethiana del mito fáustico, podemos observar que como artificios predomina
la fusión de los tiempos, exactamente el pasado con el presente. De igual manera, separa el
tiempo del suceso del lugar concreto donde tuvo lugar (13). Por ejemplo, la Noche de
Walpurgis, en la que se refiere el lugar concreto pero no la fecha exacta. En otros casos
Goethe, ante todo busca, y encuentra un movimiento visible del tiempo histórico, inseparable
del ambiente natural y todo el conjunto de objetos creados por el hombre y relacionados con
el ambiente natural, ésta es el cronotopo central de Fausto.
A lo largo de la leyenda vemos que Fausto no necesita de Mefistófeles para realizar sus
evocaciones a espíritus o a personajes fenecidos. Tampoco para sus hechizos o sortilegios
varios, ni mucho menos para la elaboración de filtros mágicos o sus tareas alquímicas.
Mefistófeles sirve al mago como transporte o como protector. No es extraño que lo
encontremos transformado en caballo, en Pegaso, inclusive adopta la apariencia de un perro
negro, y de acompañarlo adonde vaya. En Fausto, la figura de Mefistófeles es el nexo entre el
deseo y la satisfacción. Por ende, no desarrolla su presencia una mera herramienta utilitaria,
por el contrario, Mefistófeles cumple los diversos deseos produciéndole placer y regocijo,
justificando los beneficios del pacto. El ejemplo central del deseo es la posesión de Margarita y
de su amor. Además de esta función, el demonio cumple otras, aunque sean accesorias y
complementarias de la primera. Entre estas destacan la adoctrinación del mago. Recordemos
los consejos a lo largo del texto, los filtros que le concede, y la explicación de los fenómenos
que ocurren durante la Noche de Walpurgis. Es en esta escena en donde los dones
aleccionadores se aprecian con mayor claridad. Le explica con detalle los ritos de las brujas,
sortilegios diversos, lo previene de la medusa, etc. Inclusive le detalla el papel que cumple y las
restricciones a las que se ve sujeto al momento de rescatar a Margarita:
Te acompañaré allí, que es todo cuanto puedo hacer, pues bien sabes que ni en el cielo ni en la tierra
soy omnipotente. Turbaré la razón del carcelero, para que te apoderes de las llaves; pero debo
advertirte que sólo una mano humana puede liberarla. Yo vigilaré; tendré los caballos encantados a
punto, y os sacaré de allí. Es todo lo que puedo hacer.
El momento del pacto ha sido retratado con más fidelidad que la figura de Mefistófeles. En la
obra del poeta alemán se encuentra este diálogo:
Fausto - (...) ¿qué quieres de mí, maligno espíritu: bronce, mármol, pergamino o papel? También
dejo a tu elección el si debo escribirlo con un estilo, un buril o una pluma.
Mefistófeles - ¡Cuánta palabrería! ¿Por qué te has de exaltar de este modo? Basta un pedazo de
papel cualquiera con tal que lo escribas con una gota de sangre.
Este pequeño diálogo toma en cuenta el principal elemento del pacto: la sangre. Si bien es
cierto, no se pone de manifiesto ninguna de las exigencias que un pacto satánico requiere. Sin
embargo, posteriormente se entenderá que el propósito del pacto es la posición del cuerpo y
alma del mago. En la leyenda, Mefistófeles se presenta ante Fausto junto con Satanás,
mientras que en el texto no media Satanás entre el doctor y el demonio. La desaparición de
Satanás obedece a la intención de dar a Mefistófeles mayor participación e independencia a lo
largo de la obra, quien únicamente se ve sujeto a las órdenes del mago porque así lo estipula el
acuerdo y además es verosímil con los detalles dados por los grimorios (14).
Otra de las variaciones es la ausencia de Helena como mujer del doctor, aunque en la Segunda
Parte su presencia sea importantísima, y la del hijo de ambos: Justus Faustus. La presencia de
Margarita, quien es una doncella inocente, bella, perteneciente no a la alta clase social sino lo
contrario. Su imagen se emparienta con la mujer bucólica, acentuando el matiz de pureza y
castidad que desborda su timidez. Es ella el objeto de deseo por el cual Fausto entrega su alma
a Mefistófeles. Toda la Primera parte está plagada de ejemplos que evidencian so obsesión
amorosa, aunque Goethe no manifieste el aspecto sexual de su personaje, quien es una
construcción de tendencia asexual. Más bien el deseo por Margarita es un deseo placentero y
de contemplación. La veneración es evidente pues Fausto cosifica a su doncella, siéndole
principalmente placentero su posesión que su compenetración vital. La salvación de Margarita
obedece a que no acepta perder el motivo mismo de su perdición, pues necesita justificar tal
hecho.
Lo que ocurre con Cristóbal Wagner, el famulus, es distinto. En el relato mítico, Wagner
cumple una función importantísima: la documentación e información de la vida de su maestro
por vía oral. Este recurso incrementa la leyenda, en el sentido en que no se sabe en qué punto
dejan de ser verídicas las vivencias y pasan a retratar una figura fantástica y legendaria.
En Fausto, la única funcionalidad que desempeña es la de ayudante de laboratorio. No
participa en ningún momento de las acciones una vez introducido el personaje Mefistófeles.
Wagner deja de ser el confidente, el consejero moral y cede el lugar a Mefistófeles. De esta
manera aquél desaparece del todo dejándole la posta de servidumbre al mencionado
demonio, quien tiene el poder para satisfacer por completo a su amo.
La figura del protagonista es también reconstruida de modo diferente a lo que narran las
crónicas. En ellas Fausto es un ser sumamente poderoso, independiente muchas veces de
Mefistófeles y hasta del mismo Lucifer. Conocedor y erudito de las ciencias ocultas, es capaz
de preparar sus propios filtros, embrujos, encantamientos. No necesita de nadie para traer de
vuelta a espíritus o muertos. Inclusive, éstos mismos le son obedientes, hay que recordar que
mantuvo una relación amorosa con Helena de Troya, con quien se casó, según la leyenda. En
cambio en el relato de Goethe, este mismo personaje se ve endeble anímicamente,
desprotegido, indefenso, no es autosuficiente, por lo tanto pertenece al común de los
mortales. Para integrarse dentro de la representación de mundo reproducida en el texto,
Fausto necesita de Mefistófeles, de su poder, sus consejos, su astucia, ya que es la fuente que
satisface cada deseo del protagonista.
Finalmente, dentro de todo el Primer Acto sólo hay una acción que es tomada casi
literalmente, sólo que con pequeñas modificaciones. La escena en el relato mítico se desarrolla
en la ciudad Erfurt, en la casa llamada “El Áncora”, ya mencionado en este trabajo
anteriormente. La escena en Fausto se lleva a cabo en una taberna de Auerbach, en Leipzig.
Como es de suponerse, si en l original fue Fausto quien barrenó la mesa y de ella brotó el vino,
en el drama fue Mefistófeles quien lo hizo, y no para deleitar a los presentes sino para
embromarlos. El juego consistía en que los que tomaran el vino no dejasen caer ni una gota del
líquido al suelo. Uno de ellos deja caer un poco al suelo y al instante se ve ardiendo por toda la
posada. Luego Fausto y su compañero desaparecen del lugar y los embromados descubren que
todo fue un hechizo, una ilusión, ya que no hubo heridos ni quemados.