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Centeno, Miguel Ángel. (2002) Blood and Debt. War and Nation-State in Latin America.
Chapter 1. The Latin American Puzzle
❖ La lectura de Tilly de los Estados modernos europeos llevan implícita la idea de que los
Estados tienen capacidad para dominar a sus poblaciones, pero en el caso latinoamericano,
la realidad es muy distinta.
❖ El libro empieza preguntándose por el mantra de las últimas décadas que vino con el
neoliberalismo (el de despojarse del Estado o reducirlo al mínimo). Sin embargo, el Estado
latinoamericano ha fallado regularmente para establecer autonomía institucional; su escala y
alcance permanece en debate; y su legitimidad es frecuentemente cuestionada. Asimismo,
posee una falla genérica para proveer los servicios sociales básicos de un Estado moderno
(salud, educación, vivienda, transporte y comunicaciones); y la distorsión en la distribución
de los bienes entre clases, razas, géneros y regiones imposibilita cualquier noción de un
colectivo social y político.
❖ Tomada en contexto, la violencia política en América Latina ha sido relativamente escasa. El
Estado no ha sido responsable por muchas muertes, en términos relativos. En efecto, ha
sido la ausencia del Estado la que ha sido largamente responsable por las muertes de
muchas personas.
❖ Respecto a la violencia orientada externamente, han habido muy pocas guerras
internacionales en dos siglos de independencia. Desde comienzos del siglo XIX, el
continente ha estado relativamente libre de conflictos internacionales significativos; inclusive
si consideramos guerras civiles, AL ha disfrutado de paz relativa. Esto se puede apreciar al
ver el mapa de AL de 1840, cuyos bordes y las configuraciones de los países son
sorprendentemente similares a los de hoy (salvo la Gran Colombia, la República
Centroamericana, o la Confederación Peruano Boliviana que desaparecieron). Los límites
contemporáneos se parecen bastante a los del periodo colonial en el XVIII.
❖ La inacción internacional puede ser leída como un indicador de la fragilidad estatal.Lo que
caracteriza a los países latinoamericanos no es la concentración de poder, sino la dilución
del poder.
❖ Si excluimos del análisis a los países centroamericanos (porque tienen trayectorias
históricas diferentes), se pueden encontrar tres tipos generales: (1) en un lado del espectro
están los países donde el Estado como institución ha logrado establecer algunas normas
administrativas y tiene cierta capacidad institucional, como Chile, Uruguay o Argentina ; (2)
en el otro extremo están los países cuya viabilidad permanece en cuestión, Bolivia y Perú
son ejemplos de falla en la administración e institucionalización, mientras que Colombia
representa el colapso de la autoridad; (3) en el medio están México y Brasil. Aunque no
perdamos de vista las variaciones regionales de cada país (centro-periferia).
❖ El Estado minimalista no es producto del liberalismo o de la crisis de la deuda, los Estados
en AL nunca desarrollaron la fuerza institucional de sus contrapartes europeas. Su poder
siempre ha sido débil y contestado.
❖ El caso latinoamericano nos lleva a cuestionar la asunción implícita de que la violencia
política se organiza en líneas territoriales, en AL esta ocurrió dentro de los Estados, en lugar
de entre ellos.
❖ Guerras limitadas y Estados limitados
❖ Las guerras totales pueden ser caracterizadas por (a) un aumento de la letalidad del campo
de batalla; (b) la expansión de la zona de asesinato que lleva a incluir objetivos civiles; (c)
una asociación con una forma moral o ideológica de cruzada que contribuye a demonizar al
enemigo; (d) el involucramiento de partes significativas de la población en el combate directo
o como respaldo; (e) la militarización de la sociedad, de modo que las instituciones sociales
son orientadas hacia el éxito militar.
❖ Las guerras limitadas, al contrario, (a) involucran cortos períodos de guerra con momentos
de ferocidad aislados; (b) son restringidos a pequeñas y pocas zonas geográficas; (c) son
entre Estados que comparten perfiles culturales e ideológicos; (d) son peleados por ejércitos
profesionales de mercenarios, o por personas de las clases bajas; (e) pueden ser
prácticamente ignorados por el ciudadano típico; (f) no requieren sacrificios personales o
fiscales, o un Estado fuerte que los imponga; (g) no requieren la movilización política o
militar de la sociedad salvo en los momentos iniciales de euforia.
❖ En AL, las guerras limitadas no proveyeron la oportunidad para establecer poder estatal y los
nuevos Estados carecieron de la base política y administrativa para hacerlo.
❖ Como en mucho del mundo poscolonial, los Estados precedieron a las naciones en AL.
Mientras hubo un sentido vago de “americaneidad”, esta estuvo generalmente limitada a una
élite blanca minúscula. Para la vasta mayoría de la población, pertenecer a un recientemente
independizado país significaba muy poco. Salvo por Chile o Paraguay, el resto de países de
AL, divididos por raza, casta y clase, sus poblaciones no tenían una identidad común.
❖ Las guerras de la independencia produjeron fragmentos del imperio, pero no nuevos
Estados. La región latinoamericana nació toda junta, cada uno de los nuevos Estados estaba
rodeado por otros Estados con una historia inmediata e, inclusive, una estructura social
similares. Compárese esto con la situación de Europa occidental, donde los Estados se
precedieron en una compleja cronología, produciendo formas de competencia y emulación
no disponible en América Latina. Los países latinoamericanos frecuentemente dirigían su
atención no hacia sus fronteras inmediatas, sino hacia los centros metropolitanos
trasatlánticos. Lo que es más, AL como un todo emergió como una entidad geopolítica en un
mundo donde la distribución del poder era extremadamente asimétrica. La capacidad para
desafiar el status quo era limitada.
❖ Los conflictos de la independencia dejaron un legado institucional muy limitado. Las guerras
incentivan una actitud diferente hacia el Estado. Nada une más a una nación detrás de un
líder que una guerra, una guerra total ayuda a evadir conflictos sociales internos a la vez que
orientan estas disputas hacia enemigos externos. Las guerras no proveyeron de la mitología
en la cual el nacionalismo moderno depende.
❖ En Europa, la conscripción contribuyó al proceso de democratización y a la creación de los
derechos ciudadanos y servicios sociales. Como el Estado no necesitaba a la población,
como soldados o futuros trabajadores, entonces pudo excluirlos. El Estado y las élites
dominantes en casi todos los países de la región parecieron preferir poblaciones pasivas.