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Vía alternativa
Activan las superficies microbianas sin anticuerpos
Vía clásica
Activan los complejos antígeno-anticuerpo
Vía de la lectina
Inician las colectinas que se unen a los antígenos
Estas vías generan enzimas que escinden la proteína C3. Los productos de escisión del C3 se
unen mediante enlaces covalentes a los anticuerpos o a las superficies microbiana, por lo que se
limitan a estos lugares los siguientes pasos de la activación del complemento. Todas las vías
convergen en una vía común, que implica la formación de un poro en la membrana después de la
escisión proteolítica del C5. La activación del complemento está regulada por varias proteínas
plasmáticas y de membrana que inhiben distintos pasos de las cascadas. Las funciones biológicas
del sistema del complemento son:
Los antígenos proteínicos y no proteínicos pueden activar a los linfocitos B, quienes secretan
anticuerpos para eliminar el antígeno. Las respuestas de los linfocitos B frente a los antígenos
proteínicos requieren a los linfocitos T CD4+ cooperadores. Primero sucede la activación inicial de
los linfocitos B en los folículos linfáticos de los órganos linfáticos y de los linfocitos T vírgenes en las
zonas del linfocito. Una vez activados, los linfocitos migran e interactúan los unos con los otros en
los bordes de los folículos, donde los linfocitos B presentan el antígeno a los linfocitos T
cooperadores. La estimulación de los linfocitos B activados en las zonas extrafoliculares por los
linfocitos T cooperadores conduce a la formación de focos extrafoliculares donde se producen
cambios de isotipo y se generan células plasmáticas de vida corta.
Los linfocitos T secretan citocinas que se unen a receptores para citocinas situados en los
linfocitos B. Los linfocitos T activados cooperadores expresan el CD40L, que se une al CD40 situado
en los linfocitos B. La combinación de las señales de las citocinas y el CD40 estimula la proliferación
y diferenciación inicial del linfocito B. Algunos linfocitos T activados cooperadores se diferencian en
linfocitos TFH especializados que secretan IL-21 y expresan grandes cantidades de ICOS y CXCR5.
Los linfocitos B activados y los TFH migran al folículo y los linfocitos TFH activan a esos linfocitos B
específicos para iniciar la formación de centros germinales. Los linfocitos TFH también participan en
la selección de linfocitos B de afinidad alta. En los centros germinales se producen los
acontecimientos tardíos en las respuestas de anticuerpos dependientes del linfocito T:
La activación del TLR en los linfocitos B por productos microbianos facilita la activación
independiente de T del linfocito B. El estímulo del TLR por los microbios puede inducir un cambio
de isotipo independiente de T, que puede llevar a producir citocinas de la familia del TNF que activan
los linfocitos B para que induzcan la AID. La retroalimentación por anticuerpos es un mecanismo por
el cual las respuestas inmunitarias humorales disminuyen cuando hay presentes complejos
anticuerpo-antígeno solubles y se ha producido suficiente anticuerpo. La Ig de membrana del
linfocito B y el receptor para las porciones Fc del linfocito B (FcgRIIB), se agrupan gracias a los
complejos antígeno- anticuerpo, activando una cascada de señales inhibidoras a través de la cola
citoplásmica del FcgRIIB que termina la activación del linfocito B.
INMUNIDAD EN BARRERAS EPITELIALES
Los linfocitos B del GALT y los ganglios linfáticos mesentéricos se diferencian en células
plasmáticas secretoras de IgA bajo la influencia de citocinas, TGFb y el BAFF a través de mecanismos
dependientes e independientes de T. Las células plasmáticas migran a la lámina propia por debajo
de la barrera epitelial y secretan IgA. La IgA dimerizada se transporta a través del epitelio gracias a
un receptor poli-Ig y se libera en la luz. Los linfocitos TH17 desempeñan una función dominante en
el intestino porque la IL-17 y la IL-22 que secretan potencia la función de barrera del epitelio. Los
linfocitos TH2 defienden contra los parásitos intestinales.
Los cambios en la flora bacteriana influyen en el equilibrio de las respuestas intestinales y
sistémicas en los subgrupos de linfocitos T cooperadores, a través del sistema inmunitario
adaptativo. Para mantener la homeostasis inmunitaria en la pared intestinal son necesarias varias
citocinas, como el TGFb, la IL-10 y la IL-2. Las respuestas inmunitarias a los microorganismos
comensales y a los antígenos alimentarios en la luz del intestino son minimizadas por varios
mecanismos:
La inmunidad cutánea defiende contra la invasión microbiana a través de la piel y suprime las
respuestas contra numerosos microorganismos comensales. La epidermis, la capa epitelial
escamosa queratinizada externa dispuesta en múltiples capas, realiza funciones de defensa
inmunitaria innata, lo que proporciona una barrera física a la invasión microbiana. Los
queratinocitos secretan citocinas inflamatorias y defensinas en respuesta a varios PAMP y DAMP.
En la dermis hay una población mixta de mastocitos, macrófagos y CD que median respuestas
inflamatorias y responden a los microbios y la lesión.
Células dendríticas
Una fracción significativa de los linfocitos T del cuerpo están en la piel. La mayoría de estos
linfocitos T son efectores o de memoria CD4+ o CD8+ en la dermis. Los linfocitos TH1, TH2 y TH17
son importantes en la defensa contra diferentes tipos de microorganismos patógenos que invaden
la piel, mientras que los linfocitos TH1 y TH17 contribuyen a dermatosis inflamatorias como la
psoriasis.
Los lugares con privilegio inmunitario son tejidos donde no es fácil iniciar respuestas
inmunitarias:
Encéfalo
Cámara anterior del ojo
Testículo
Los mecanismos de privilegio inmunitario son:
Las uniones herméticas entre las células endoteliales en los vasos sanguíneos de estos
lugares
La producción local de citocinas inmunodepresoras
La expresión de moléculas de superficie celular que inactivan o matan a los linfocitos
Los mamíferos han desarrollado mecanismos que impiden el rechazo inmunitario materno del
feto en desarrollo, que siempre expresa antígenos paternos que son alógenos para la madre. Estos
mecanismos parecen actuar de forma local en la interfaz placentario- fetal. Entre los posibles
mecanismos están: