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TEMA

Influenza
INTRODUCCIÓN

La influenza o también llamada gripe es una enfermedad aguda de vías


respiratorias causada por la infección por el virus del mismo nombre. El trastorno afecta
las vías respiratorias altas, bajas o ambas y suele acompañarse de signos y síntomas de
tipo general, como fiebre, cefalea, mialgias y debilidad. Cada año se producen brotes de
la enfermedad, de extensión e intensidad variables; éstos ocasionan tasas importantes
de morbilidad en la población general y mayores tasas de mortalidad en algunos
pacientes de alto riesgo, principalmente como consecuencia de complicaciones
pulmonares (1).

Según último reporte de la OMS; en América del Norte, la actividad de la influenza


siguió aumentando. La actividad de la influenza se estabilizó en Canadá y aumentó en
México. En los países del Caribe y Centroamérica, la influenza y otras infecciones
respiratorias se mantuvieron en general bajas, excepto en Puerto Rico, donde la
actividad de influenza se mantuvo por encima del umbral estacional. En Jamaica, la
actividad de las infecciones respiratorias agudas graves aumentó y alcanzó su punto
máximo por encima del umbral de alerta. En América del Sur tropical, la influenza y la
otra actividad del virus respiratorio permanecieron bajas (2).

Las infecciones por influenza y sus complicaciones representan una carga de


morbilidad y mortalidad importante en la región de las Américas. Se estima que alrededor
de 79.057 muertes por influenza, variando entre 48.880 y 160.270, ocurren anualmente
en las Américas, 81% de los fallecidos siendo adultos ≥65 años (datos de 35 países).
Los hallazgos disponibles para América Latina, sugieren que la enfermedad afecta de
forma más severa a niños (3).

Según el Boletín Regional de la OPS del 01 de marzo de 2017, se ha reportado


actividad baja de influenza y otros virus respiratorios, y del Virus Sincitial Respiratorio
(VSR) en general. La actividad de influenza disminuyó ligeramente (8% de positividad),
y la actividad de VSR (~18% de positividad) permaneció elevada en Colombia. En
Ecuador, el porcentaje de hospitalizaciones por Infección respiratoria aguda grave
(IRAG) permaneció sobre los niveles históricos, con aumento de las detecciones de
influenza (2).

En la subregión Andina, a principios de 2018 se observó en Ecuador un inicio


temprano y una intensa circulación de influenza, principalmente de influenza A(H1N1).
Adicionalmente, se registró un incremento en el número de hospitalizaciones respecto a
años anteriores. En Perú, durante las tres primeras semanas de 2018 se observó
circulación tanto de influenza A(H1N1), influenza A(H3N2) e influenza B. Recientemente,
Bolivia, registró un aumento en la detección de casos de influenza en el departamento
de Santa Cruz, aunque el número de hospitalizaciones es similar a lo reportado en 2017
(5).

Las vacunas de influenza son una de las medidas más efectivas para prevenir la
enfermedad de influenza grave y sus complicaciones. La vacunación actualmente usada
contiene antígenos contra tres cepas de virus de influenza estacional (A/H1N1, A/H3N2
y B (linaje Yamagata o Victoria). Dados los frecuentes cambios genéticos que
caracterizan el virus, los componentes de la vacuna necesitan ser actualizados
anualmente, tomando en cuenta las diferencias entre las epidemias del Hemisferio Sur y
del Hemisferio Norte. El comité de selección de la composición de la vacuna en la
Organización Mundial de la Salud (OMS), revisa información virológica y epidemiológica
a nivel global y recomienda las cepas que se predicen van a circular en la siguiente
estación. La efectividad de la vacuna depende, además de la edad y del estado de salud
del vacunado, de la concordancia entre las cepas de la vacuna y las cepas circulantes.
Debido a la heterogeneidad de los virus de influenza mencionada, cambios genéticos
pueden ocurrir incluso durante una misma temporada, disminuyendo la efectividad de la
vacuna. Por estas razones, es necesario conocer el desempeño de la vacuna
anualmente y contar con evidencias para una toma de decisión adecuada en salud
pública. Determinar una efectividad vacunal baja al inicio de una epidemia, puede ser útil
para orientar la implementación de otras medidas complementarias de prevención y
control de la enfermedad (3).
MARCO TEÓRICO

1) Definición

La Influenza es una enfermedad respiratoria viral contagiosa producida por los


Virus de la Influenza. Puede causar desde una enfermedad leve hasta una grave y
en algunos casos puede ser mortal. Algunas personas, como los ancianos, los niños
pequeños y las personas con ciertas afecciones de salud tienen un alto riesgo de
sufrir complicaciones graves a causas de la Influenza (4).

2) Etiología

Los virus de la gripe son miembros de la familia Orthomyxoviridae, existen tres


tipos de virus de la influenza: virus A, B y C, constituyen tres géneros separados. La
designación de los virus en los tres tipos mencionados se basa en las características
antigénicas de la nucleoproteína (NP, nucleoprotein) y antígenos de proteína de la
matriz (M, matrix) (1).

2.1. Virus A

Las aves acuáticas salvajes son los huéspedes naturales de todos los
tipos conocidos de Virus de la Influenza tipo A, en particular los patos silvestres,
gansos, cisnes, gaviotas, aves costeras y golondrinas de mar. Los Virus de la
Influenza tipo A pueden infectar personas, aves, cerdos, caballos, mamíferos
marinos y otros animales (4).

Los virus A se subdividen (subtipos) con base en sus antígenos de


superficie de hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N); las cepas individuales se
designan de acuerdo con el sitio de origen, número de virus aislado, año de
aislamiento y subtipo, por ejemplo, gripe A/California/ 07/2009 (H1N1) (1).
El virus A de gripe posee 18 subtipos H distintos y 11 subtipos N diferentes
y, de ellos, sólo los subtipos H1, H2, H3, N1 y N2 han originado epidemias en
seres humanos. Los virus A de la gripe aviar se han vinculado con brotes
pequeños y casos esporádicos en seres humanos (1).

Muchas combinaciones diferentes son posibles de las proteínas HA y NA.


Todos los subtipos conocidos de los Virus de la Influenza A pueden causar
infecciones en las aves, salvo subtipo H17N10 que solo ha sido encontrado en
murciélagos. Solo dos subtipos del Virus de la Influenza A (es decir, H1N1 y
H3N2) están actualmente en circulación entre las personas (4).

Los tres subtipos destacados de los Virus de Influenza Aviaria tipo A que
causan infecciones en aves y personas son (4):

a) Influenza A H5

Nueve subtipos potenciales de H5 son conocidos (H5N1, H5N2,


H5N3, H5N4, H5N5, H5N6, H5N7, H5N8 y H5N9). La mayoría de los virus
a nivel mundial en aves silvestres y de corral son Virus de la Influenza
Aviaria tipo A de baja incidencia patógena (LPAI). Se ha informado algunos
casos esporádicos de infecciones por el virus H5 en seres humanos, tal
como los Virus de Influenza aviaria tipo A altamente patógena (H5N1).
Éstos circulan actualmente entre aves de corral en 15 países de Asia y
Medio Oriente y generalmente causan neumonía grave con
aproximadamente el 60% de mortalidad a nivel mundial (4).

b) Influenza A H7

Nueve subtipos potenciales de H7 son conocidos (H7N1, H7N2,


H7N3, H7N4, H7N5, H7N6, H7N7, H7N8 y H7N9). La mayoría de los virus
H7 detectados a nivel mundial en aves silvestres y de corral son virus de
la Influenza Aviaria tipo A de baja incidencia patógena (LPAI). Las
infecciones del virus H7 en humanos son pocos comunes, pero se ha
registrado en personas que tienen contacto directo con aves infectadas,
especialmente durante los brotes del virus H7 entre las aves de corral. Las
enfermedades en seres humanos pueden incluir conjuntivitis y/o síntomas
respiratorios de las vías superiores. En los seres humanos, las infecciones
por el Virus LPAI (H7N2, H7N3, H7N7) han causado enfermedades leves,
graves y mortales.

c) Influenza A H9

Se conocen nueve subtipos potenciales de Influenza H9 (H9N1,


H9N2, H9N3, H9N5, H9N6, H9N7, H9N8 y H9N9); todos los Virus de la
Influenza H9 detectados a nivel mundial en aves silvestres y de corral son
Virus de la Influenza Aviaria de tipo A de baja incidencia patógena (LPAI).
Se ha informado que algunos casos esporádicos y pocos frecuentes de
infecciones por el virus H9N2 en seres humanos generalmente causan
enfermedades en las vías respiratorias superiores (4).

El H1N1 o Gripe Porcina

La Gripe Porcina es una infección causada por un virus. Se le conoce así


por un virus que los cerdos contraen. La gente, generalmente, no contrae esta
gripe, pero pueden darse infecciones. El virus es contagioso y puede diseminarse
de persona a persona.
2.2. Virus B

Los virus de gripe B provocan brotes que son menos extensos y causan
una enfermedad menos grave que los de la gripe A, pero algunas veces es grave.
La hemaglutinina y la neuraminidasa del virus B pasan por variaciones menos
frecuentes y extensas que las de los virus A; dicha característica podría explicar
en parte el ataque menos intenso de la enfermedad. Los brotes de gripe B se
producen más a menudo en escuelas y campamentos militares, aunque a veces
se detectan algunos en instituciones en que residen ancianos. Desde el decenio
de 1980, han circulado dos “linajes” antigénicos distintos de virus de gripe B:
Victoria y Yamagata (1).

2.3. Virus C

EL virus C al parecer constituye una causa relativamente menor de


enfermedad en seres humanos; se le ha vinculado con síntomas similares a los
del resfriado común y a veces con enfermedades de la zona baja de las vías
respiratorias. La prevalencia amplia de anticuerpos séricos contra el virus señala
que posiblemente sea muy frecuente la infección asintomática (1).

Los virus de los subtipos B y C se subdividen y designan de manera similar a


los virus de la gripe A, pero los antígenos H y N de tales virus no reciben
designaciones de subtipo porque las variaciones intratípicas de los antígenos B de
gripe son menos extensas que las de los virus A y quizá no existan en los virus C (1).

3) Epidemiología

Las personas de todos los grupos etarios son susceptibles al virus de la


influenza. La incidencia de la enfermedad de la influenza varía en diferentes grupos
etarios y es difícil caracterizar con precisión ya que no todos los casos son
diagnosticados. La incidencia estimada de aproximadamente el 8% (varía entre el 3%
y el 11%) surgió a través de una extrapolación estadística de datos sobre
hospitalización en los EE. UU. y metaanálisis de la información publicada. Los datos
del Proyecto de Vigilancia de Incidencias de la Influenza (IISP, por sus siglas en
inglés), que abarca las temporadas de 2009-10 a 2012-13, arrojaron los índices más
altos de consultas de pacientes ambulatorios por enfermedad similar a influenza
positivas para la influenza ente niños de 2 a 17 años. Sin embargo, las
hospitalizaciones y las muertes relacionadas con la influenza estacional por lo general
ocurren en mayor medida entre las personas < de 5 años (especialmente aquellos <
de 2 años), personas ≥ de 65 años y personas de cualquier edad con afecciones
médicas que suponen un mayor riesgo de presentar complicaciones por la influenza
(7).

Prácticamente cada año se registran brotes de gripe, aunque varían de manera


amplia en extensión e intensidad. Los brotes localizados se producen a intervalos
variables, por lo común de uno a tres años. Las pandemias globales han surgido a
intervalos variables, pero son mucho menos frecuentes que los brotes
interpandémicos. La pandemia más reciente ocurrió en marzo de 2009 y se originó
por el virus de la gripe A/H1N1 que se propagó rápidamente a escala mundial en los
meses siguientes (1).

En la subregión Andina, a principios de 2018 se observó en Ecuador un inicio


temprano y una intensa circulación de influenza, principalmente de influenza
A(H1N1). Adicionalmente, se registró un incremento en el número de
hospitalizaciones respecto a años anteriores (5).

Las Tasas de morbilidad y mortalidad por gripe no han disminuido y son


importantes las tasas de morbilidad y mortalidad causadas por los brotes de gripe.
Muchas de las personas que fallecen en tales situaciones poseen enfermedades
subyacentes que las colocan en una situación de alto riesgo de presentar las
complicaciones de la gripe. En Estados Unidos, entre 1979 y 2001 hubo un promedio
de 226 000 hospitalizaciones por gripe por año. En fecha reciente, la temporada
moderadamente grave de gripe de 2012 a 2013, produjo 381 500 hospitalizaciones
(42 por 100 000 personas). Los trastornos más notables de alto riesgo son las
cardiopatías y las neumopatías crónicas, así como la senectud. También han
aumentado las tasas de mortalidad en personas con metabolopatías o nefropatías
crónicas o algunas enfermedades inmunodepresivas, aunque aún son menores que
las detectadas en personas con trastornos cardiopulmonares crónicos. En la
pandemia de 2009 a 2010, se advirtió un mayor riesgo de enfermedad grave en niños
cuya edad fluctuó de cero a cuatro años y en embarazadas. Es grande la tasa de
morbilidad atribuible a la gripe en la población general. Se ha calculado que los brotes
interpandémicos de gripe generan costos anuales que rebasan los 87 000 millones
de dólares en Estados Unidos. En lo que corresponde a las pandemias, se ha
calculado que esa cifra podría variar de 89 700 millones a 209 400 millones de
dólares, con tasas de crisis de 15 a 35 por ciento (1).

En Ecuador hasta el 2017 se notificaron 178 casos de Influenza confirmados


por laboratorio, de los cuales 80.33% (143) corresponden a Influenza A (H3N2),
17.41% (31) Influenza B, 1.68% (3) Influenza A(H1N1) pdm09 y 0.56% (1) Influenza
A no subtipificable. Siendo Pichincha la provincia que notifica el mayor número de
casos en el país con un 77.52% de los casos (2).

4) Fisiopatología

Los virus A y B de gripe son agentes patógenos importantes del ser humano y
los más estudiados entre los Orthomyxoviridae. Los tipos A y B muestran semejanzas
morfológicas. Los viriones son partículas esféricas de forma irregular que miden 80 a
120 nm de diámetro y tienen una cubierta lípida, de la cual sobresalen las
glucoproteínas H y N. La hemaglutinina es el sitio en el cual el virus se une a los
receptores celulares de ácido siálico, en tanto que la neuraminidasa degrada el
receptor e interviene en la liberación del virus, desde las células infectadas, después
de la fase de réplica. Los virus de gripe penetran en las células por endocitosis
mediada por receptores y, de ese modo, se forma un endosoma que los contiene. La
hemaglutinina viral media la fusión de la membrana del endosoma con la cubierta del
virus y más adelante pasan al citoplasma las nucleocápsides virales. Las respuestas
inmunitarias al antígeno H constituyen los factores determinantes de protección
contra la infección por el virus de gripe, en tanto que las que corresponden al antígeno
N limitan la dispersión viral y contribuyen a disminuir la infección. La cubierta lipídica
del virus A de gripe también contiene las proteínas M1 y M2, las cuales intervienen
en la estabilización de la cubierta lipídica y el ensamblado viral. El virión también
contiene el antígeno NP, en íntima relación con el genoma viral y también tres
proteínas polimerasas (P), esenciales para la transcripción y la síntesis de RNA del
virus. Las dos proteínas no estructurales actúan como antagonistas de interferón y
reguladoras postranscriptivas (NS1) y también como factor de exportación nuclear
(NS2 o NEP, nuclear export factor) (1).

Los genomas de los virus de gripe A y B consisten en ocho segmentos de RNA


monocatenario que codifican las proteínas estructurales y no estructurales. El
genoma está segmentado, razón por la cual es grande la oportunidad para la
redisposición génica durante la infección; dicho fenómeno también se presenta en el
curso de la infección de las células por varios virus A de gripe (1).

El fenómeno inicial en la gripe es la infección del epitelio de vías respiratorias


por el virus de igual nombre, adquirida por contagio a partir de secreciones de las
mismas vías en individuos con infección aguda. Es muy probable que el virus se
transmita por medio de aerosoles generados en la tos y los estornudos, aunque
podría ser por el contacto manual, contactos personales de otro tipo e incluso
transmisión por fómites. Los datos de experimentación sugieren que la infección por
una partícula pequeña en aerosol (diámetro <10 μm) es más eficaz que la generada
por gotitas de mayor tamaño. Al inicio, la infección afecta las células del epitelio
cilíndrico ciliado, pero puede abarcar otras células de las vías respiratorias que
incluyen las de alvéolos, glándulas mucosas y macrófagos. En las células infectadas,
el virus experimenta réplica en un lapso de 4 a 6 h y, después de ese tiempo, se
liberan virus infectantes que atacan células vecinas o cercanas. De ese modo, la
infección se propaga de unos cuantos focos a un gran número de células de vías
respiratorias en el curso de horas. En la infección inducida de modo experimental, el
periodo de incubación de la enfermedad ha variado de 18 a 72 h, según la magnitud
del inóculo viral. Los estudios histopatológicos indican el desarrollo de cambios
degenerativos que incluyen granulación, vacuolación, turgencia y núcleos picnóticos
en las células ciliadas infectadas. Ellas al final experimentan necrosis y se descaman;
en algunas áreas, el epitelio que era cilíndrico se sustituye por células epiteliales
aplanadas y metaplásicas. La intensidad de la enfermedad guarda relación con el
número de virus dispersos en las secreciones; de este modo, el propio grado de
réplica viral quizá constituya un factor importante en la patogenia. A pesar de la
aparición frecuente de signos y síntomas de orden general, como fiebre, cefalea y
mialgias, sólo en raras ocasiones se ha detectado el virus de gripe en sitios
extrapulmonares (incluido el torrente sanguíneo). Las pruebas sugieren que la
patogenia de los síntomas generales en la gripe tal vez dependa de la inducción de
algunas citocinas, en particular el factor de necrosis tumoral alfa, el interferón alfa, las
interleucinas 6 y 8, en las secreciones de vías respiratorias y en el torrente sanguíneo
(1).

La respuesta del hospedador a las infecciones de gripe comprende una


interrelación compleja de anticuerpos de tipo humoral y locales, inmunidad mediada
por células, interferón y otras defensas del hospedador. Las respuestas con
anticuerpos séricos, que se detectan en la segunda semana después de la infección
primaria, se pueden medir por medio de técnicas diversas: inhibición de la
hemaglutinación (HI, hemagglutination inhibition), fijación de complemento (CF,
complement fi xation), neutralización, técnicas de enzimoinmunoanálisis de adsorción
(ELISA, enzyme-linked immunosorbent assay) y medición de anticuerpos contra
neuraminidasa. Al parecer, los mediadores más importantes de la inmunidad son los
anticuerpos contra la hemaglutinina; en algunos estudios, los valores de HI ≥40, se
vincularon con protección contra la infección. Los anticuerpos secretores producidos
en las vías respiratorias son principalmente de la clase IgA y la concentración de
anticuerpos secretores ≥4, está vinculado con protección. Poco después de la
infección, se detectan diversas respuestas inmunitarias mediadas por células, que
muestran especificidad o inespecificidad respecto del antígeno y dependen del estado
inmunitario que tenía desde antes el hospedador. Las respuestas en cuestión
comprenden la de linfocitos T proliferativos, linfocitos T citotóxicos y actividad de
linfocitos citolíticos naturales. En los seres humanos, los linfocitos T CD8+ y CD4+ se
dirigen a regiones conservadas de las proteínas internas (NP, M y P) y también a las
proteínas de superficie H y N. Poco después de que comienza la propagación del
virus, se detectan interferones en las secreciones de vías respiratorias y el incremento
de sus valores coinciden con la disminución del número de virus dispersos.

5) Manifestaciones Clínicas

Los síntomas de la influenza generalmente comienzan de manera rápida y


aparecen de 1 a 7 días después de entrar en contacto con el virus. Por lo regular,
afectan al cabo de 2 a 3 días. El primer síntoma es una fiebre entre 39 y 41 grados
C. Un adulto normalmente tiene una fiebre más baja que un niño (4).

Otros síntomas comunes comprenden (4):


 Mialgias
 Escalofríos
 Mareos
 Rubor facial
 Cefalea
 Astenia
 Náuseas y vómitos

Entre el segundo y el cuarto día de la enfermedad, la fiebre y los dolores


comienzan a desaparecer, pero se presentan nuevos síntomas como (4):
 Tos seca
 Aumento de los síntomas respiratorios
 Estornudo
 Odinofagia
Estos síntomas (a excepción de la tos) por lo regular desaparecen al cabo de
4 a 7 días y a veces, la fiebre regresa. La tos y la astenia generalmente pueden durar
semanas. Es posible que algunas personas presenten anorexia. La Gripe puede
empeorar el asma, los problemas respiratorios y otras enfermedades prolongadas (4).

6) Complicaciones

La mayoría de las personas que contraen la influenza se recuperarán en un


periodo que va desde unos pocos días hasta menos de dos semanas, pero algunas
personas desarrollan complicaciones (como la neumonía) como consecuencia de la
influenza, algunas de las cuales pueden poner en riesgo la vida y causar la muerte
(6).

Las complicaciones de la gripe se presentan más a menudo en personas >65


años de edad y en otras con algunas enfermedades crónicas, incluidas las cardiacas
o pulmonares, diabetes mellitus, hemoglobinopatías, disfunción renal e
inmunodepresión. El embarazo en el segundo o el tercer trimestre predispone a las
complicaciones de la gripe. También están expuestos a un gran peligro de mostrar
dichas complicaciones los niños <5 años de edad (en particular los lactantes) (1).
Complicaciones pulmonares

La complicación más grave de la gripe es la neumonía: neumonía “primaria”


por virus de gripe, neumonía bacteriana secundaria o combinaciones de las dos
neumonías (1).

Otras complicaciones pulmonares: Otras complicaciones pulmonares


propias de la gripe incluyen empeoramiento de la enfermedad pulmonar obstructiva
crónica y exacerbación de la bronquitis crónica y el asma. En niños, la infección por
gripe asume a veces el cuadro clínico inicial de laringotraqueobronquitis. Con la gripe
a veces se desarrolla sinusitis y otitis media (estas últimas afectan de modo
predominante a niños).

Complicaciones extrapulmonares: Otras complicaciones ocasionales de la


gripe son miositis, rabdomiólisis y mioglobinuria. Las mialgias son muy frecuentes en
la enfermedad, pero la miositis verdadera es inusual. Los individuos con la modalidad
aguda de esta última complicación tienen dolor intenso a la palpación de los músculos
afectados, muy a menudo en las extremidades inferiores y no toleran incluso la
presión mínima como el roce de las sábanas. En los casos más graves, se advierte
hinchazón y laxitud evidentes de los músculos. Surge incremento extraordinario de
las concentraciones séricas de creatina fosfocinasa y de aldolasa y algunos
enfermosmterminan por mostrar insuficiencia renal, por mioglobinuria. No hay certeza
en la patogenia de la miositis que complica la gripe, aunque se ha notificado la
presencia del virus de esta última, en los músculos afectados. En la pandemia de
1918-1919, hubo informes de miocarditis y pericarditis después de infección por virus
de gripe, pero se basaron en gran medida en signos histopatológicos, complicaciones
que se han notificado muy pocas veces desde esa época. Los cambios
electrocardiográficos durante la gripe aguda son frecuentes en cardiópatas, pero se
han atribuido más bien a exacerbaciones de la cardiopatía primaria y no a la afección
directa del miocardio por el virus de gripe. Los datos epidemiológicos demuestran
cierta relación entre los brotes de gripe y el mayor número de hospitalizaciones por
problemas cardiovasculares (1).

También se han vinculado con la gripe diversas complicaciones del sistema


nervioso central (SNC) como encefalitis y mielitis transversa. La encefalitis es una
complicación rara pero potencialmente grave observada en las infecciones por virus
de gripe A y B. Los que tienen mayor riesgo son los niños <5 años. No se conocen
los mecanismos patógenos por medio de los cuales la gripe provoca alteraciones del
SNC. Se han publicado casos de síndrome de Guillain-Barré después de un episodio
de gripe y, en raras ocasiones, después de la vacuna de gripe (1).

También ha habido notificaciones del síndrome de choque tóxico por infección


por S. aureus o estreptococos del grupo A después de infección aguda de gripe. El
síndrome de Reye es una complicación grave en los niños que está ligada a la gripe
B, y en menor grado, gripe A, así como virus de varicela zóster y otras infecciones
virales. Se ha observado una relación epidemiológica entre el síndrome de Reye y el
tratamiento con ácido acetilsalicílico para la infección vírica; la frecuencia de este
síndrome ha disminuido considerablemente gracias a las advertencias en cuanto al
uso de dicho fármaco en niños con infecciones respiratorias agudas por virus (1).

Además de las complicaciones que afectan los órganos y los sistemas


específicos que se han descrito, los brotes de gripe incluyen diversos casos en que
los pacientes ancianos y otras personas de alto riesgo terminan por manifestar la
enfermedad y, más tarde, un deterioro gradual de las funciones cardiovascular,
pulmonar o renal de fondo, cambios que a veces son irreversibles y culminan en la
muerte. Los fallecimientos de esta índole contribuyen al exceso en la tasa global de
mortalidad, vinculado con los brotes de gripe (1).
7) Diagnóstico

Durante la fase aguda de la gripe, es posible detectar virus en material


obtenido por exudado faríngeo, nasofaríngeo o material de lavado en esas zonas o
esputo. La técnica más sensible y específica para detectar virus de gripe es la
reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR, reverse-
transcription olymerase chain reaction). Este método permite distinguir entre los
subtipos de gripe y se utiliza para detectar virus de gripe aviar. Las pruebas
diagnósticas rápidas de gripe (RIDT, rapid infl uenza diagnostic test) detectan
antígenos de virus de gripe por medio de técnicas inmunológicas o enzimáticas. Las
RIDT proporcionan resultados rápidos y algunas permiten distinguir entre virus de
gripe A y B. Aunque son específicas de manera relativa, las RIDT varían en cuanto a
sensibilidad según la técnica y el virus detectado (1).

La disponibilidad y el uso de las pruebas rápidas para el diagnóstico de la


influenza por laboratorios y clínicas han aumentado sustancialmente en los últimos
años. Las pruebas rápidas para el diagnóstico de la influenza son exámenes médicos
para detectar la infección por el virus de influenza. Pueden arrojar resultados dentro
de los 15 minutos. Más de 10 pruebas rápidas de la influenza han sido aprobadas por
la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (FDA) (4).
8) Tratamiento

Las medidas no farmacológicas generales para una persona afectada de


influenza son reposo, ingesta abundante de líquidos, evitar el consumo de alcohol
(licor) y tabaco. Como tratamiento farmacológico se puede usar algún fármaco que
alivie los síntomas generales y un analgésico que alivie simultáneamente la fiebre y
el dolor (1).

Se dispone de antivirales específicos contra la gripe e incluyen: zanamivir,


oseltamivir y peramivir, inhibidores de neuraminidasa contra los virus de gripe A y B
y los fármacos amantadínicos, como amantadina y rimantadina contra la gripe A (1).

Los antivirales que combaten los virus de la influenza son un complemento


importante de la vacuna contra la influenza en el control de la enfermedad. Los
antivirales para la influenza recetados se pueden usar para tratar la influenza o para
prevenirla. Se recomienda el uso de dos medicamentos antivirales para la influenza
en los Estados Unidos durante la temporada de influenza 2012-2013: oseltamivir y
zanamivir. El oseltamivir y el zanamivir son medicamentos antivirales químicamente
relacionados, conocidos como inhibidores de neuraminidasa que actúan contra los
virus de la influenza A y B. La resistencia antiviral al oseltamivir y al zanamivir entre
los virus de la influenza en circulación es actualmente baja, pero esto podría cambiar.
Además, la resistencia antiviral puede surgir durante o después del tratamiento en
ciertos pacientes (por ej.: los inmunosuprimidos (2).

Todo caso de IRAG con sospecha etiológica de Influenza debe iniciar


inmediatamente tratamiento con oseltamivir, no es necesario resultados de
laboratorio. Todo caso de Enfermedad Tipo Influenza más comorbilidad (diabetes,
asma, cardiopatía crónica, obesidad, etc.) o embarazo, deberá iniciar inmediatamente
tratamiento con oseltamivir para evitar complicaciones (2).

9) Profilaxis

Las vacunas de influenza son una de las medidas más efectivas para prevenir
la enfermedad de influenza grave y sus complicaciones (3).

La vacunación es el recurso principal de la salud pública para evitar la gripe.


Se cuenta con vacunas elaboradas con virus inactivados (muertos) y vivos
atenuados; tales vacunas se producen a partir de virus de gripe A y B aislados que
circularon en los brotes estacionales previos de la enfermedad y que se prevé
circularán en las temporadas venideras. En el caso de las vacunas de virus
inactivados, se espera obtener protección de 50 a 80% contra la enfermedad, si hay
una relación íntima entre el virus propio de la vacuna y los que circulan de modo
habitual. Las vacunas disponibles hechas de virus inactivados han sido
extraordinariamente purificadas y ocasionan pocas reacciones. Se sabe que incluso
5% de las personas vacunadas presenta febrícula y síntomas generales leves, 8 a 14
h después de la vacunación y que 33% termina por mostrar rubor o dolor leves en el
sitio de la vacunación (1).
La vacunación actualmente usada contiene antígenos contra tres cepas de
virus de influenza estacional (A/H1N1, A/H3N2 y B (linaje Yamagata o Victoria).
Dados los frecuentes cambios genéticos que caracterizan el virus, los componentes
de la vacuna necesitan ser actualizados anualmente, tomando en cuenta las
diferencias entre las epidemias del Hemisferio Sur y del Hemisferio Norte. El comité
de selección de la composición de la vacuna en la Organización Mundial de la Salud
(OMS), revisa información virológica y epidemiológica a nivel global y recomienda las
cepas que se predicen van a circular en la siguiente estación. La efectividad de la
vacuna depende, además de la edad y del estado de salud del vacunado, de la
concordancia entre las cepas de la vacuna y las cepas circulantes. Debido a la
heterogeneidad de los virus de influenza mencionada, cambios genéticos pueden
ocurrir incluso durante una misma temporada, disminuyendo la efectividad de la
vacuna. Por estas razones, es necesario conocer el desempeño de la vacuna
anualmente y contar con evidencias para una toma de decisión adecuada en salud
pública. Determinar una efectividad vacunal baja al inicio de una epidemia, puede ser
útil para orientar la implementación de otras medidas complementarias de prevención
y control de la enfermedad (3).

En el 2012, la OMS revisó su documento de posición en cuanto a la vacunación


contra influenza estacional, haciendo énfasis en 5 grupos prioritarios recomendados
para países usando o considerando la introducción de la vacuna:

 Embarazadas como grupo de mayor prioridad,


 Otros 4 grupos (sin ordenamiento):
 Niños menores de 5 años (particularmente de 6 a 23 meses),
 Trabajadores de salud,
 Adultos mayores,
 Personas con condiciones preexistentes (3).

En el Ecuador en el 2006 fue el primer año en el que se utilizaron por primera vez
las vacunas contra la gripe. A partir del 2008 se incluyó dentro de la cobertura de la
vacunación a los niños de 6 a23 meses, personas mayores de 65 años, trabajadores de
la salud. En 2014 la campaña de vacunación incluyó a los niños de 6 hasta los 59 meses,
adultos mayores de 50 años, trabajadores de salud, embarazadas, y personas con
enfermedades crónicas (3).

La OPS/OMS recomienda que las mujeres embarazadas tengan la más alta


prioridad en recibir las vacunas contra la influenza, debido a su vulnerabilidad a enfrentar
complicaciones por esta enfermedad. Otros grupos de riesgo, además de las
embarazadas, que deben ser considerados prioritarios para la vacunación son los
adultos mayores, los niños de 6 a 59 meses de edad, las personas con morbilidad
subyacente y los trabajadores de salud. La vacunación contra la influenza no se
considera una estrategia de control de brotes, sino una medida preventiva para evitar
complicaciones relacionadas a influenza (5).
CONCLUSIONES

 La influenza es una de las patologías más comunes presente a nivel mundial, aunque
no se cuente con las estadísticas exactas, se sabe que su prevalencia es sumamente
alta, según los datos registrados en los diferentes informes médicos.

 La influenza producida por los virus del tipo A son las que más causan patología en
los seres humanos.

 Los serotipos de virus de la influenza que producen pandemias, fueron responsables


de la muerte de miles de personas cunado aparecieron por primera vez.

 Así como puede presentarse con una enfermedad leve, con ligera sintomatología
puede llegar a ser mortal en muchos de los casos, sobre todo si existen
comorbilidades que produzcan inmunosupresión.

 La influenza puede llegar a producir grandes complicaciones para la salud, sean


pulmonares o extrapulmonares que inclusive pueden llegar a producir la muerte del
individuo.

 La profilaxis con las vacunas contra la influenza son la mejor estrategia de


prevención, sobre todo en los grupos vulnerables.

 Los virus de la gripe mutan con frecuencia y cada año se debe preparar vacunas
anticipando las mutaciones que se pueden llevar a producir en los diferentes tipos de
virus.
BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía
1. Harrison. Harrison Principios de Medicina Interna. 16th ed. Kasper DL, Hauser SL, Jamenson JL, Fauci
AS, Longo DL, Loscalzo J, editores. México DF: Mc Graw-Hill Education; 2016.

2. Ecuador MdSPd. Influenza, Ecuador SE. 08. Boletin informativo. Quito: Ministerio de Salud Pública,
Subsecretaría Nacional de Vigilancia de la Salud; Epidemiológica, Dirección Nacional Vigilancia.

3. REVELAC-I. Evaluación multicéntrica de la efectividad de la vacuna - Protocolo genérico- Actualización


de agosto 2017..

4. J N, R R, M. R. El virus de la Influenza. Modulo Educativo. Puerto rico: Universidad del Turabo.

5. OMS O. Alerta Epidemiológica- Influenza..

6. CDC. Influenza (Gripe). USA:, Oficina del Director Adjunto de Comunicación, División de Noticias y
Medios Electrónicos de Relaciones Públicas.

7. CDC. Centers for Disease Control. [Online]; 2018. Acceso 27 de Octubrede 2018. Disponible en:
https://espanol.cdc.gov/enes/flu/professionals/acip/2018-2019/background/background-
epidemiology.htm.

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