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Nombre: Alejandra León

Teoría y Clínica Adolescente


Lectura: La anorexia y la toxicomanía, síntomas de la hipermodernidad

1. ¿Por qué el autor dice que la anorexia y la bulimia es la otra cara de la


toxicomanía?

El consumo del objeto droga en el toxicómano es totalmente diferente en el caso de la


anorexia ya que se consume a sí misma. Se presentan por tanto dos discursos diferentes el
discurso de la hipermodernidad y el discurso moderno que va a especificar por qué son dos
caras de la misma monera. La hipermodernidad degrada el discurso del amo y posiciona al
discurso capitalista, donde borra la imposibilidad entre el objeto plus de goce y el sujeto,
donde los significantes ya no representan al sujeto porque no hay pérdida de goce, debido a la
producción de objeto con un plus de goce. El discurso moderno por su parte, no responde al
mismo fin que el discurso capitalista donde prima el consumo, en este discurso se presenta
limitado el consumo del objeto y queda como respuesta el cuerpo como un ideal de belleza y
perfección.

El toxicómano está enganchado al discurso capitalista de manera directa porque está


enfocado al consumo de un objeto que le permite ir más allá de un goce, donde ya no
responde a las limitantes del discurso del amo, el toxicómano hace del objeto su partenaire
porque tendrá una relación directa con el objeto. En la toxicomanía se busca un saber en
dónde se produzca el objeto de goce bajo la orden de consumir el sujeto deja de ser un agente
del discurso y se dirige al primer significante para cumplir con un ciclo repetitivo. El discurso
capitalista lleva al toxicómano a un reciclaje de goce donde no hay limitantes y todo es
posible.

La anorexia y la bulimia se encuentran respondiendo al discurso moderno, porque para la


relación social responden por medio del cuerpo como un rasgo de autoconsumo por la
relación de ideales sociales de llegar a la perfección y a la belleza como búsqueda de la
respuesta a la feminidad. Por lo tanto, la anorexia presenta un rechazo radical del consumo, el
consumo esta privado de manera extrema, es ahí en ese rechazo donde se halla el goce de
“consumir nada” y el objeto “nada” hace fracasar el paso de la necesidad al deseo. En la
anorexia se presenta una falla en la simbolización de la cadena significante, ya que se
confunde alimentarse con satisfacer la demanda del Otro.
En la anorexia se presenta una ruptura extrema con el consumo que está relacionada a no
dejarse consumir por el Otro, es una respuesta donde la implicación a la palabra no se
encuentra, lo que se encuentra es un pasaje al acto donde utiliza su cuerpo como respuesta a
los estragos y exigencias que el Otro le impone, por eso el miedo de terminar consumiéndose
“por la falta de alimento”, porque es en su cuerpo donde encontrará una limitante para poder
defenderse de esto Otro que le provoca llenura. La anorexia y la bulimia tiene como fin
expulsar fuera de sí lo odiado.

En conclusión, la anorexia y la bulimia son la otra cara de la toxicomanía por estos


referentes distintivos, mientras que la anorexia y la bulimia responde al discurso moderno del
amo, la toxicomanía responde al discurso capitalista donde el consumo prima de manera
fundamental. El toxicómano deja de lado la dialéctica y queda enganchado en una relación
sujeto-objeto por medio del consumo y en la anorexia-bulimia buscan defenderse del Otro
estragante en no consumir objetos, pero consumen y expulsan “la nada” con la misma
obligatoriedad.
2. Dos concepciones del síntoma de Lacan

Lacan presenta al síntoma por medio de dos momentos: el primero se basa en la


perspectiva freudiana, donde el acto sintomático se encuentra instaurado en una compulsión
que lleva relación con un recuerdo reprimido, de esta manera el sujeto goza de forma
inconsciente a través de la representación de su síntoma. Todo acto inconsciente busca ser
descifrado, busca tener un sentido, un significante ya que la realidad de la problemática se
manifiesta en el inconsciente.

La creación del fantasma permite la relación del sujeto con el objeto de goce y esta
relación es la que determina el síntoma, por lo tanto, el fantasma responde como mecanismo
defensivo ante la angustia de la castración del Otro, el fantasma como respuesta va a
recuperar parte del goce fálico que se perdió ante esta angustia y es ahí donde el síntoma se
hará presente con el fin de contabilizar ese goce mediante manifestaciones localizadas en el
propio cuerpo o en el del partenaire.

Se presenta una segunda concepción respecto al síntoma que involucra a la anorexia,


bulimia y toxicomanía. En la toxicomanía, el síntoma ya no va a corresponder a una
formación del inconsciente sino a una irrupción que no se articula de manera trasferencial
como en la primera concepción, el síntoma se presentará en un inconsciente real. Hay una
fuga de sentido, donde la realidad problemática se ha fugado de inconsciente y queda
confrontada directamente en un agujero real donde es depositado el goce, ya no hay interés
por el Otro, porque dentro de su deseo solo se encuentra el objeto droga dejando de lado la
dialéctica.

El síntoma queda desabonado del inconsciente, el síntoma ya no da cabida a la separación


entre el sujeto y el objeto a, ahora se presenta una relación pura entre el objeto y el sujeto. El
toxico produce un antojo recurrente y por ello hace imposible localizar el sujeto en el
inconsciente, porque el sujeto no se encuentra anclado por ningún objeto a que le permita
posicionarse en el deseo, sino que lo coloca en un más allá de la castración. La relación
directa con el objeto droga hace que no permita ponerse en juego la relación sexual, por ende,
no encontrará el objeto que pondrá en juego el deseo.

La anorexia y la bulimia no se escapan de esta lógica, también hay una irrupción que no se
articula de manera transferencial, por ello el síntoma también se presentará como un
inconsciente real, por la presencia de su cuerpo como respuesta, no consumen objetos como el
toxicómano, pero si consumen y expulsan “nada”.

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