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NORMAS PRÁCTICAS PARA EL COMENTARIO LITERARIO DE TEXTOS

Aunque en un comentario literario que se prepara tranquilamente el primer punto sería la


LOCALIZACIÓN del texto, y así se verá en los ejemplos de comentarios resueltos, aquí se
atiende a la realización práctica, preparatoria para el examen, con los puntos que se os van a
pedir.

Han de tenerse en cuenta los siguientes apartados:

1. TEMA Y ESTRUCTURA DEL TEXTO PROPUESTO

El tema es fundamental en un texto. Es la idea central en que puede resumirse el poema o


fragmento que se propone. Sin embargo, como las ideas o temas en literatura son limitados, no
se trata de enumerar sin más ciertas posibilidades (amor, el tiempo, desengaño, etc) sino de
precisar esas ideas generales. Para precisar el tema hay que ver cómo está organizado
(estructurado) en el texto. Lo primero y más elemental es ver la estructura exterior (el molde -si
es poesía, qué estrofa se utiliza-; si es prosa, si se trata de exposición, diálogo, descripción o
narración) y, sobre todo la interior (cómo se va formulando la idea central en ese molde, que
siempre obedecerá al orden en que aparece expresado en el texto porque el interés del autor ha
decidido ese orden para transmitir una expresividad determinada.
Normalmente, los apartados o partes de una estructura vienen determinados por las pausas
(puntos), los cambios de persona gramatical, los tiempos verbales o la entonación. En poesía,
como todo está más concentrado, hay que tener especial cuidado con los signos de entonación
que, sin significar, van sugiriendo. Así, las frases exclamativas (¡…!) tratan de manifestar las
emociones, de traducir lo “irracional” (lo que no pasa por la lógica) a modo de grito espontáneo;
las interrogativas retóricas (son interrogativas aparentes que no buscan respuesta – no son
formas dialogadas-) responden a un sentido dramático que trata de expresar la duda o angustia
interior que se traslada al exterior con la forma elemental dramática (¿…?). Por su parte, si no
hay signos especiales, lo que traducen los discursos es una lógica, un pensamiento o sentimiento
racional.
Por supuesto, si se trata de un texto teatral, los personajes dan la pauta para poder ver la
estructura. También las acotaciones (informaciones extraliterarias que ayudan a entender el
texto) nos informan del avance del tema en el texto.
Cuando se produzca un cambio por los puntos y aparte (o los signos de punto y coma que
equivalen a una pausa cercana al punto) o por los personajes o por las formas de los verbos
utilizados hay que tener en cuenta que el “tema” avanza en esas diferentes ideas. Con esas ideas
parciales se puede ver perfectamente el tema completo del texto. Sin embargo no se debe
escribir pronto el tema (en un examen) aunque sea el punto de partida para analizar la estructura
porque se perfila más cuando ya están vistos todos los recursos.

LA ESTRUCTURA (INTERNA) es, por tanto, la organización u orden que presenta el tema en
el texto propuesto. El orden que presenta el tema es fundamental y además permite organizar
el sentido de los recursos utilizados.

2. RECURSOS ESTILÍSTICOS UTILIZADOS PARA EXPRESAR EL TEMA


Se trataría de hacer un análisis de los principales recursos estilísticos del texto. No se trata
de enumerar todos los recursos (aunque es necesario señalar los más importantes) sino de
ver su función que tienen en el texto para expresar el tema.
Se deben analizar con más detenimiento aquellos aspectos que en cada texto sean más
relevantes. El género literario será determinante en cuanto a los recursos estilísticos usados.
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Para llevar un orden en la exposición hay que ir analizando los recursos utilizados en el
texto:
1. Nivel fónico (entonación y sus cambios, puntos suspensivos, interjecciones). Son
elementos que no significan pero sí expresan algo o sugieren (emoción, lógica, sentimiento,
etc.).
La interrogación sugiere dramatismo
La exclamación, lo espontáneo, las emociones, el grito, lo que no necesita lógica.
El tono enunciativo (sin signos visibles) sugiere la lógica y es propio para narrar, describir
o exponer.
2. Nivel morfológico-semántico. Las metáforas, imágenes, el predominio de
sustantivos, pronombres, adjetivos o verbos (su tiempo, modo y persona) determinará el interés
especial del autor para comunicar el tema.
Predominio de sustantivos: estilo nominal, que puede ser propio para expresar ideas o
conceptos (cuando predominan los sustantivos abstractos –fe, vida, muerte, amor, libertad,
justicia-) o para destacar el realismo (cuando predominan los sustantivos concretos –mesa,
ventana, reloj, libro-).
Pueden predominar los adjetivos sobre los sustantivos y entonces el estilo es descriptivo,
propio para destacar las sensaciones. En el Modernismo la sensación es tan importante que a
cada sustantivo pueden acompañar varios adjetivos (de la vista, oído, olfato, etc..)
Si predominan los verbos el estilo es verbal y, consiguientemente más dinámico porque
el verbo es acción, excepto en las formas nominales que tienen una función estilística concreta:
Infinitivos: equivalentes a sustantivos o conceptos (vivir)
Gerundios: equivalentes a adverbios (y expresan circunstancia de lugar, tiempo, modo,
cantidad, andando, sufriendo) y siempre tienen un carácter durativo. Por ejemplo, en este
momento estoy andando (aunque ya había empezado y todavía no he terminado).
Participios: equivalentes a adjetivos y con la misma función descriptiva.
El modo indicativo representa la objetividad; el subjuntivo, la subjetividad, la hipótesis,
posibilidad, etc…
El imperativo casi siempre equivale a ruego, exhortación y, en menos casos, a mandato u
orden (en literatura).
El pasado simple (hablé, amé) expresa que la acción terminó definitivamente en un
momento del pasado.
El imperfecto (hablaba, amaba) expresa una acción que se inició en el pasado y aún
guarda relación con el presente.
Las formas perifrásticas expresan siempre más duración que las simples.
En cuanto a las partículas pequeñas adverbiales (ya, sí, no, ahora, allí, allá, más) son muy
expresivas. Indican circunstancias adverbiales de lugar, tiempo, modo, cantidad, distancia)
1. Nivel sintáctico. La expresión sintáctica (predominio de proposiciones simples o
compuestas, el orden lógico o psicológico) proporciona información importante
también para justificar cómo se nos comunica el tema.
Si predomina un estilo lleno de conjunciones, y por tanto, de proposiciones compuestas
subordinadas, el texto es más lógico; si, por el contrario, predominan las muy breves,
simples, el texto es más propio para expresar sensaciones, vivencias fugaces,
descripciones; es decir más “poético” y menos racional (en general). Si predominan las
yuxtapuestas (separadas por coma) expresan rapidez, sobre todo si lo que entre comas son
verbos (la famosa frase “llegué, vi, vencí”); si son conceptos lo que va entre las comas, hay
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una enumeración y entonces hay que fijarse en si hay una inclinación ascendente (“islas,
países, continentes”) o descendente (“en polvo, en humo, en nada”)…
Del análisis de los diferentes recursos se podrán extraer consecuencias muy valiosas para la
comprensión del texto. Por supuesto, no se trata de analizar todos los elementos que
aparezcan sino los más destacados.
3. VALORACIÓN DEL TEXTO
No se trata de afirmar su excelencia o no según el criterio del lector sino de justificar y
razonar su significación con respecto al contexto al que pertenece, y el hecho de que sea más
o menos representativo de un autor o época determinados. Este último apartado funcionaría
a modo de conclusión y en el examen se deben utilizar todos los conocimientos que se
han adquirido para relacionarlos con lo que aparezcan en el texto propuesto y así
demostrar perfectamente la madurez y capacidad de relación. Nunca este apartado debe
servir como excusa para tratar cuestiones generales que no guarden relación con el
texto que se ha ofrecido.

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