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LA ESTRUCTURA (INTERNA) es, por tanto, la organización u orden que presenta el tema en
el texto propuesto. El orden que presenta el tema es fundamental y además permite organizar
el sentido de los recursos utilizados.
Para llevar un orden en la exposición hay que ir analizando los recursos utilizados en el
texto:
1. Nivel fónico (entonación y sus cambios, puntos suspensivos, interjecciones). Son
elementos que no significan pero sí expresan algo o sugieren (emoción, lógica, sentimiento,
etc.).
La interrogación sugiere dramatismo
La exclamación, lo espontáneo, las emociones, el grito, lo que no necesita lógica.
El tono enunciativo (sin signos visibles) sugiere la lógica y es propio para narrar, describir
o exponer.
2. Nivel morfológico-semántico. Las metáforas, imágenes, el predominio de
sustantivos, pronombres, adjetivos o verbos (su tiempo, modo y persona) determinará el interés
especial del autor para comunicar el tema.
Predominio de sustantivos: estilo nominal, que puede ser propio para expresar ideas o
conceptos (cuando predominan los sustantivos abstractos –fe, vida, muerte, amor, libertad,
justicia-) o para destacar el realismo (cuando predominan los sustantivos concretos –mesa,
ventana, reloj, libro-).
Pueden predominar los adjetivos sobre los sustantivos y entonces el estilo es descriptivo,
propio para destacar las sensaciones. En el Modernismo la sensación es tan importante que a
cada sustantivo pueden acompañar varios adjetivos (de la vista, oído, olfato, etc..)
Si predominan los verbos el estilo es verbal y, consiguientemente más dinámico porque
el verbo es acción, excepto en las formas nominales que tienen una función estilística concreta:
Infinitivos: equivalentes a sustantivos o conceptos (vivir)
Gerundios: equivalentes a adverbios (y expresan circunstancia de lugar, tiempo, modo,
cantidad, andando, sufriendo) y siempre tienen un carácter durativo. Por ejemplo, en este
momento estoy andando (aunque ya había empezado y todavía no he terminado).
Participios: equivalentes a adjetivos y con la misma función descriptiva.
El modo indicativo representa la objetividad; el subjuntivo, la subjetividad, la hipótesis,
posibilidad, etc…
El imperativo casi siempre equivale a ruego, exhortación y, en menos casos, a mandato u
orden (en literatura).
El pasado simple (hablé, amé) expresa que la acción terminó definitivamente en un
momento del pasado.
El imperfecto (hablaba, amaba) expresa una acción que se inició en el pasado y aún
guarda relación con el presente.
Las formas perifrásticas expresan siempre más duración que las simples.
En cuanto a las partículas pequeñas adverbiales (ya, sí, no, ahora, allí, allá, más) son muy
expresivas. Indican circunstancias adverbiales de lugar, tiempo, modo, cantidad, distancia)
1. Nivel sintáctico. La expresión sintáctica (predominio de proposiciones simples o
compuestas, el orden lógico o psicológico) proporciona información importante
también para justificar cómo se nos comunica el tema.
Si predomina un estilo lleno de conjunciones, y por tanto, de proposiciones compuestas
subordinadas, el texto es más lógico; si, por el contrario, predominan las muy breves,
simples, el texto es más propio para expresar sensaciones, vivencias fugaces,
descripciones; es decir más “poético” y menos racional (en general). Si predominan las
yuxtapuestas (separadas por coma) expresan rapidez, sobre todo si lo que entre comas son
verbos (la famosa frase “llegué, vi, vencí”); si son conceptos lo que va entre las comas, hay
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una enumeración y entonces hay que fijarse en si hay una inclinación ascendente (“islas,
países, continentes”) o descendente (“en polvo, en humo, en nada”)…
Del análisis de los diferentes recursos se podrán extraer consecuencias muy valiosas para la
comprensión del texto. Por supuesto, no se trata de analizar todos los elementos que
aparezcan sino los más destacados.
3. VALORACIÓN DEL TEXTO
No se trata de afirmar su excelencia o no según el criterio del lector sino de justificar y
razonar su significación con respecto al contexto al que pertenece, y el hecho de que sea más
o menos representativo de un autor o época determinados. Este último apartado funcionaría
a modo de conclusión y en el examen se deben utilizar todos los conocimientos que se
han adquirido para relacionarlos con lo que aparezcan en el texto propuesto y así
demostrar perfectamente la madurez y capacidad de relación. Nunca este apartado debe
servir como excusa para tratar cuestiones generales que no guarden relación con el
texto que se ha ofrecido.