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BOLILLA I

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El derecho es el orden social justo. Tal la tesis de Renard, a la que nosotros adherimos.
Como los fines naturales del hombre son múltiples como múltiples son las solidaridades que fomentan la vida
social, en vista de la libertad, presente siempre en el hombre, que mal usada podría hacer fracasar toda suerte de
convivencia, surge la necesidad imperiosa de disciplinar la conducta de los hombres para lograr un orden
resultante que favorezca la obtención de los fines intermedios o naturales y no cohíba ni dificulte el acceso al fin
último o sobrenatural de la persona humana. Ese ordenamiento de la vida social, que es la única manera de existir
la vida humana, es el derecho. Pero para que el derecho sea verdaderamente tal y no una mera fachada externa,
el orden impuesto ha de ser justo, es decir "ajustado" a las características propias de lo ordenado, que es la
conducta humana.
Se trata pues de descubrir cuál es la regla que se adapta convenientemente a las exigencias propias de la vida
humana y a la dignidad de sus fines, lo que se reconoce por la idea a la que la norma sirve.
Pues una regla suscita un cierto orden y todo orden importa la realización de un designio, un tema, una idea
dominante. Ahora bien, ¿cuál es el tema de la regla de la vida que la constituye en "derecho"? Ese tema es la
"justicia" entendida como la proporción entre las exigencias de la persona humana y los bienes aptos para proveer
a dichas exigencias en vista de la consecución de los fines humanos. El bien —define Aristóteles— es lo que los
seres apetecen. Así, pues, un orden social será justo y por tanto verdaderamente derecho, no remedo de tal,
cuando instaure una disciplina de la conducta humana que tome en cuenta al hombre como realmente es, criatura
racional dotada de inteligencia y voluntad que se propone con sujeción a la moral los fines más diversos que la
vida permite alcanzar, y en vista de ello le provea de un ambiente social, apto en su organización, para el logro de
tales fines.
MORAL Y DERECHO
No cabe la separación radical de los órdenes jurídico y moral procede efectuar su distinción. En efecto» si bien
Moral y Derecho tienen el mismo objeto material, que es la actividad humana, difieren en cuanto a su objeto
formal, es decir, en cuanto al enfoque con que encaran esa actividad. La Moral rige la conducta en mira inmediata
del bien de la persona individual, el Derecho la rige en vista del "bien común", o sea la instauración de un orden
social que promueva la perfección natural del hombre y no dificulte la obtención del fin último de éste. La Moral
encauza los actos humanos hacia el Bien, el Derecho los encauza inmediatamente a la obtención de bienes
naturales y sólo mediata y pasivamente al logro del Bien.
La medida del derecho, entonces, no es directamente el bien de la persona, sino la-justicia entendida
objetivamente como la proporción entre las exigencias de la persona —criatura racional— y los bienes aptos para
proveer a dichas exigencias en vístanle la consecución de los fines humanos.
Derecho natural y Derecho positivo
Ambos conceptos integran el que ya se ha dado del derecho. Pues si éste es el ordenamiento social justo, el
"derecho natural" constituye el meollo o núcleo de ese ordenamiento que conforme a la naturaleza humana tiende
a la instauración de la justicia en la sociedad, y el "derecho positivo" es la positivación o concreción del derecho
natural, es decir, la traducción del derecho natural y su adaptación a las circunstancias sociales concretas de un
momento histórico determinado, "hic ct nunc".
En tanto que el derecho positivo es el orden que procura una aproximación creciente a la Justicia, el orden que
tiende a su perfección sin alcanzarla por completo, el derecho natural es la orientación de esa transformación, de
ese "dinamismo; es el atractivo de la Justicia. Por esta relación entre ambos órdenes es dable comprender el
derecho positivo,—es el pensamiento de Renard— como la interpretación del derecho natural influida por: 1°, las
condiciones del medio social; 2°, las posibilidades de la coacción, y 3° la preocupación de consolidar el orden
establecido.
El derecho natural ejerce sobre el derecho positivo una doble acción. Una acción negativa que tiene el sentido de
una barrera: significa la paralización del derecho positivo en la medida que éste contradice sustancialmente al
derecho natural, por resultar entonces un derecho injusto, es decir, un no-derecho. Y una acción positiva en
cuanto el derecho natural es un manantial de orientación del derecho positivo, del que no organiza soluciones pero
al que imparte directivas.
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Desde este punto de vista el derecho positivo agrega al derecho natural una doble armadura de fórmulas y
sanciones.
Por esa influencia del Derecho Natural sobre el Derecho Positivo la historia jurídica muestra un continuo
deslizamiento de las nociones generales de justicia y moral social hacia el derecho positivo. Recuérdense los
ejemplos que suministra el derecho romano con la "actio dolí" y el derecho contemporáneo con el reconocimiento
de la propiedad intelectual: es que el progreso del derecho positivo se realiza mediante una invasión progresiva de
la moral social.
Las ramas de Derecho positivo
Entendido derecho positivo como el conjunto de normas aplicadas coercitivamente por la autoridad pública, es
menester agrupar científicamente tales normas para realizar el estudio de pilas. De ahí surgen las ramas del
derecho positivo.
La más amplia clasificación, que remonta al derecho romano, opone el derecho público al privado.
Modernamente se han dado otros criterios.
a) Según la primera opinión lo típico del derecho público sería referirse a relaciones de subordinación, mientras el
derecho privado organiza la coordinación de sujetos ubicados en situación de paridad.
De ahí que al primero corresponda la justicia distributiva y al segundo la conmutativa.
Esta interesante tesis, presenta el grave inconveniente de dejar al derecho internacional público al margen del
criterio preconizado.
b) La segunda opinión persiste en el criterio romano que toma en cuenta la distinción de los intereses cuya
satisfacción el derecho procura. Es todavía la que siguen Planiol y Josserand. Pero observa Roubier que la mayor
parte de las instituciones se ordenan al interés general, o más exactamente, al "bien común". Por lo demás, las
instituciones públicas no son fines que valgan por sí mismos, sino medios al servicio de las personas humanas.
c) La opinión hoy en boga toma en cuenta la calidad de los sujetos de derecho. Si la norma alude al Estado como
poder público es de derecho público, si se refiere a sujetos que obran desprovistos de todo carácter de soberanía
política es de derecho privado.
d) Finalmente hay algunos autores que niegan el carácter científico de la distinción.
Para nosotros el punto de vista verdadero recoge las dos tendencias últimamente expuestas. La oposición entre
derecho público y privado no responde a una diversidad esencial, pues el concepto de derecho es uno solo. Pero,
con todo, la diferenciación sobre la base de la calidad de los sujetos de derecho, es útil para un ordenado
conocimiento de las instituciones jurídicas. La división, entonces, sólo tiene un sentido pragmático y didáctico.
Las principales divisiones del derecho público son:
a) Derecho constitucional: es el que organiza los poderes, atribuciones y deberes del Estado en sí mismo y en su
relación con los gobernados.
b) Derecho administrativo: es el que organiza el funcionamiento de la administración pública.
c) Derecho penal: determina la represión de los hechos que ponen en peligro la digna subsistencia de la sociedad.
d) Derecho Internacional Público: es el que rige las relaciones de los Estados extranjeros, entre sí.
e) Derecho eclesiástico: es el conjunto de normas que regulan las relaciones de la Iglesia Católica con el Estado.
Las principales divisiones del derecho privado son:
a) Derecho Civil, que como tronco común, es el fondo residual subsistente después de los diversos
desmembramientos ocurridos en el curso de la historia.
b) Derecho Comercial: es el que rige las relaciones de los comerciantes y determina las consecuencias de los
actos de comercio.
c) Derecho del Trabajo: rige las relaciones entre patrones y obreros.
d) Legislación Rural: es la que rige las relaciones de vecindad rural y resuelve las dificultades provenientes de la
explotación agrícola-ganadera.

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En lugar aparte ha de mencionarse el Derecho Procesal. Según Borda es público o privado, en función del
procedimiento de que se trate. Para Arauz Castex "no es ni uno ni otro", está fuera de esta clasificación "pues
tiene naturaleza instrumentar. Para Roubíer es un derecho mixto abstracto, entendiendo por derecho mixto al
compuesto por elementos heterogéneos.
Concepto de derecho civil; evolución histórica
Para comprender cabalmente el concepto de derecho civil, es conveniente recordar la evolución histórica de su
contenido.
En Roma, jus civile significaba el derecho propio de un pueblo independiente, por oposición a jus gentium, que
comprendía las reglas comunes a todos los pueblos, y a jus naturale, que eran aquellas reglas elementales que
derivaban de la naturaleza misma del hombre. A medida que el vasto imperio fue asimilando más y más los
pueblos conquistados y les concedió la ciudadanía, el jus civile de Roma, llamado también derecho quiritario, fue
desalojando a los otros derechos nacionales hasta convertirse en la ley común de todo el imperio. A la caída de
éste, la expresión jus civile designaba el derecho romano, público y privado. Poco a poco, sin embargo, aquellas
palabras tomaron un sentido distinto: comenzaron a designar al derecho privado, por oposición al público. El jus
civile, tal como los estudiosos lo encontraron recopilado en la codificación de Justiniano, comprendía a la vez
normas de derecho público y privado; pero a la caída del imperio, los textos sobre la organización estatal y su
administración no tenían ninguna utilidad. Como consecuencia de ello, los jurisconsultos no acudían a las
compilaciones de Justiniano sino para buscar las reglas de derecho privado; de ahí que, poco a poco, derecho civil
vino a significar derecho privado.
Con el avanzar de los siglos, el progreso de la técnica de las comunicaciones, el aumento de tráfico mercantil y del
intercambio entre las pueblos fue creando la necesidad de desglosar de aquel tronco común que era el derecho
privado o civil, algunas ramas que escapaban a sus moldes, un poco estrechos. Así fue como se separaron el
derecho comercial y el procesal.
Mucho más reciente es la separación de la legislación rural. Durante el siglo pasado, el desarrollo del maquinismo
y de la gran industria, dio lugar a los nuevos y complejísimos problemas surgidos del trabajo y con ellos se produjo
la segregación del derecho obrero.
Como se ve, el civil ha sido el derecho madre del cual se han ido disgregando las restantes ramas del derecho
privado. Precisamente en razón de esta evolución histórica se lo ha definido como el derecho privado, exclusión
hecha de las normas que atañen a problemas específicamente comerciales, procesales, rurales o laborales. Pero
esta definición es insatisfactoria porque da la idea de que el derecho civil es algo amorfo, que no puede
vertebrarse alrededor de un concepto unitario. Y esa idea es falsa. El derecho civil ha conservado en su seno todo
lo que es realmente fundamental del derecho privado: es el derecho que rige al hombre como tal, sin
consideración de sus actividades o profesiones peculiares que regla sus relaciones con sus semejantes y con el
Estado, cuando éste actúa en su carácter de simple persona jurídica y en tanto esas relaciones tengan por objeto
satisfacer necesidades de carácter genéricamente humano.
El derecho civil se ocupa, por consiguiente, del sujeto del derecho, sea la persona natural o la jurídica; se ocupa,
asimismo, de la familia y establece los deberes y derechos que nacen del parentesco; del objeto de los derechos,
o sea, de los bienes y las cosas; de los actos jurídicos, de los derechos patrimoniales y, en particular, de la
propiedad, de las sucesiones, etcétera.
Dominio de aplicación
No obstante los desmembramientos ocurridos, el Derecho Civil sigue siendo la disciplina fundamental con un
enorme contenido residual puesto que comprende todas las relaciones jurídicas de derecho privado que no
quedan incluidas en un ordenamiento especial. Por lo demás, el Derecho Civil suministra a todas las demás ramas
del derecho privado los lineamientos básicos de la ciencia del derecho tales como la teoría de las personarla de
las cosas, la de los hechos y actos jurídicos en general, etc., que son acogidas por aquellas otras disciplinas en
todo cuanto no hubieran sido modificadas especialmente.
El dominio de aplicación del Derecho Civil se ejerce a través de cuatro instituciones fundamentales, entendiendo
por "institución" un complejo orgánico de disposiciones de derecho:
a) PERSONALIDAD. — El derecho de la personalidad considera a la persona en sí misma y organiza su
desenvolvimiento en la sociedad, estableciendo las condiciones bajo las cuales el ser humano o los nucleamientos
de hombres son considerados sujetos de derecho.
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Es dable efectuar dentro de este sector las siguientes subdivisiones:
1- Existencia e individualización de las personas físicas;
2- Capacidad de las personas físicas y sus variaciones;
3- Existencia, individualización y capacidad de las personas morales.
No es necesario advertir cómo esta institución ejerce su influencia dominante sobre todas las otras.
b) FAMILIA. — El derecho de familia rige la organización de la sociedad primaria en que el hombre nace y se
desenvuelve, y define dentro de la comunidad familiar el estado de cada uno de sus miembros.
Sus principales divisiones son:
1- El matrimonio, normas de celebración, efectos en cuanto a las personas y a los bienes, sanción, disolución;
2- La filiación, que en nuestro derecho puede ser legítima, extra-matrimonial o adoptiva;
3- El parentesco;
4- La patria potestad, la tutela y la cúratela.
c) PATRIMONIO. — El derecho patrimonial rige las relaciones derivadas de la apropiación de la riqueza y del
aprovechamiento delos servicios.
Se divide en:
1- Derechos reales;
2- Derechos de las obligaciones o personales;
3- Derechos intelectuales.
d) HERENCIA. —El derecho hereditario rige las transmisiones de bienes "mortis causa": sucesión ab-intestato,
testamentaría, legados, legitima, etc.
Se hace cargo de la índole perecedera de la criatura humana y dispone la suerte de las relaciones jurídicas luego
del fallecimiento de las personas entre las cuales se anudan, o de alguna de ellas. Pone en especial conexión a la
institución de la familia con la institución del patrimonio.
Conexión con otras disciplinas jurídicas
Ya por una razón de orden histórico, en cuanto el derecho civil ha sido el núcleo fundamental del cual se han ido
separando los demás ordenamientos especiales, ya por esa unidad esencial del derecho que comunica a las
diversas ramas entre sí, muy grande es la conexión existente entre el derecho civil y las demás disciplinas
jurídicas, respecto de las cuales aquél sigue siendo el manantial inagotable al que se acude en búsqueda de
orientación a falta de una norma expresa o implícita que contemple la situación. Esta revela que las otras ramas
no tienen completa autonomía y siguen dependiendo en cierta medida del Derecho Civil, como se advierte en lo
dispuesto por el art. 10 del Título Preliminar del Código de comercio: "En los casos que no están especialmente
regidos por este Código, se aplicarán las disposiciones del Código Civil".
Especialmente estrecha es la relación existente entre el derecho civil y el derecho procesal, puesto que siendo
el objetivo de este último la efectividad de los derechos subjetivos mediante su adecuado reconocimiento en
justicia, se comprende el cuidado con que habrán de organizarse las reglas procesales para que no resulten
prácticamente desvirtuados los derechos que las normas de fondo reconocen.
[[[[De distinto carácter, aunque estrechísima, es la relación que une al derecho civil con el procesal, cuyo objeto es
hacer efectivos los derechos reconocidos por aquél. Se comprende así por qué en la solución de los problemas
procesales está siempre presente la naturaleza y carácter de los derechos que se pretende hacer valer; por ello
también, algunas materias están legisladas frecuentemente en ambos Códigos, como suele ocurrir con los medios
de prueba y con ciertas acciones.]]]]
Mucho más estrechos todavía son los vínculos que unen al derecho civil con la legislación rural y laboral, lo
que se explica perfectamente porque éstas son ramas segregadas recientemente y, en cambio, el derecho
comercial ha tenido ya un largo proceso de elaboración.

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Por esa función que el derecho civil cumple respecto de las demás disciplinas jurídicas es también llamado
"derecho común". Es que en verdad el derecho civil se ocupa del hombre como tal sin atender a particularidad
alguna que le pueda comunicar la profesión u otra circunstancia discriminatoria, es el derecho por excelencia.
A esa circunstancia, como también a su autoridad muchas veces secular y a su notable desarrollo alcanzado ya
en la época del imperio romano, se debe su prestigio, que a veces trasciende del campo del derecho privado e
influye en el público. Es la más formativa de las materias jurídicas: el concepto del derecho se aprende
cabalmente con el estudio del derecho civil.
Fuentes del Derecho Civil
ARTÍCULO 1º.- Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser resueltos según las leyes que
resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos en los que la
República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los usos, prácticas y costumbres
son vinculantes cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente,
siempre que no sean contrarios a derecho.
La expresión fuentes del derecho suele usarse en tres sentidos distintos. Desde un primer punto de vista, que
podemos llamar filosófico, significa la esencia suprema de la idea del derecho; en este sentido, el preámbulo de
nuestra Constitución invoca "la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia". Desde otro, que puede
calificarse de histórico, fuentes del derecho alude a los antecedentes patrios o extranjeros que han podido servir
de base a un determinado orden jurídico: es así que se afirma que las fuentes de nuestro Código Civil han sido el
derecho romano, la legislación española, el Código Napoleón, etcétera. Finalmente, la expresión fuentes del
derecho se aplica a las normas o preceptos del derecho positivo, del cual nacen derechos y obligaciones para las
personas (este último es al que nos referimos).
Fuentes: Las fuentes clásicas son la ley, la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina; actualmente se reconoce
también el valor de tal a los convenios colectivos de trabajo, los principios generales del derecho, la equidad, el
derecho natural.
Clasificación de Geny.- En su obra Método de interpretación y fuentes en derecho privado positivo, Geny clasifica
las fuentes de la siguiente manera:
a) Fuentes formales. Son la ley, la costumbre y lo que él llama tradición o autoridad, que son la jurisprudencia y la
doctrina.
b) Fuentes no formales. Cuando las fuentes formales no le dan al juez la solución del caso, debe acudir a las no
formales. A manera de ejemplo, y sin pretender limitar la actividad del juez, señala que debe, tenerse en cuenta lo
dispuesto por las leyes análogas, los principios de la moral cristiana, los principios en que se basa el derecho
público y la organización social del pueblo. Pero no es ésta una enumeración completa de las fuentes no formales,
que según Geny no podría formularse sin introducir limitaciones inaceptables a la labor del juez; éste debe sacar
la norma aplicable al caso de un estudio profundo de la realidad social y de la naturaleza positiva de las cosas,
mediante el método de la libre investigación científica.
La ley
La ley es la fuente primera y fundamental del derecho; su preponderancia sobre todas las demás es
especialmente notable en el derecho civil. Hemos de ver en su momento que ninguna de las otras fuentes tiene
autonomía con respecto a la ley, sino que están ligadas a ésta por un vínculo de dependencia y subordinación.
Desde un punto de vista material o sustancial, ley es toda regla social obligatoria, emanada de autoridad
competente. Por consiguiente, no sólo son leyes las que dicta el Poder Legislativo, sino también la Constitución,
los decretos, las ordenanzas municipales.
Desde un punto de vista formal, se llama ley a toda disposición sancionada por el Poder Legislativo, de acuerdo
con el mecanismo constitucional. En este sentido, no sólo son leyes las normas de carácter general, obligatorias
para todos los habitantes, sino también ciertos actos de autoridad, que carecen del requisito de la generalidad y
que veces se traducen en un privilegio en favor de determinada persona, como por ejemplo, una ley que otorga
una pensión o la que da la concesión de un servicio público.
Los caracteres de la ley son los siguientes:
a) La generalidad. Se trata de una norma dictada con carácter general y no con relación a cierta persona en
particular.
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b) La obligatoriedad. Es de la esencia de la ley; para asegurar su cumplimiento y real vigencia contiene siempre
una sanción para el que la viole, sanción que en el orden civil puede ser la nulidad del acto contrario a la ley, la
indemnización de los daños y perjuicios ocasionados a terceros, etc.
c) Debe emanar de autoridad competente. Así, por ejemplo, no es obligatorio ni tiene por ende el carácter de
norma jurídica las ordenanzas municipales que se refieren a cuestiones reservadas al Poder Ejecutivo nacional o
provincial.
CLASIFICACION DE LAS LEYES
a) Por su estructura y la técnica de su aplicación.- Las leyes pueden ser rígidas o flexibles.
Las primeras son aquellas cuya disposición es precisa y concreta; al aplicarlas, el juez no hace sino comprobar la
existencia de los presupuestos o condiciones legales e impone la única consecuencia posible, claramente fijada
en la ley. Si, por ejemplo, faltara la firma de los testigos, la escritura pública es nula.
Las segundas, por el contrario, son elásticas, se limitan a enunciar un concepto general, fluido; el juez, al aplicar la
ley, tiene un cierto campo de acción, dentro del cual se puede mover libremente. Así, por ejemplo, el artículo 953
establece que los actos jurídicos no pueden tener un objeto contrario a las buenas costumbres. Estas fórmulas
elásticas, flexibles, tienden a difundirse cada vez ya que, se prefiere no aprisionar al juez con normas rígidas, que
un cambio de circunstancias puede convertir en injustas o inaplicables.
b) Por la naturaleza de la sanción.- las leyes pueden ser, en orden a la sanción que contienen, perfectae, plus
quam perfectae, minus quam perfectae e imperfectae.
1°) Leyes perfectae son aquellas en que la sanción es la nulidad del acto.
2°) Leyes plus quam perfectae son aquellas en que la sanción consiste no sólo en la nulidad del acto, sino también
en una pena civil adicional; por ejemplo, la falta de testigos en una escritura pública causa su nulidad y da lugar a
graves sanciones contra el escribano.
3°) Leyes minus quan perfectae son aquellas en que la sanción no consiste en la nulidad del acto, sino en una
pena que podemos llamar menos importante; por ejemplo, el que ha incurrido en dolo incidente, debe pagar los
daños ocasionados, pero el acto mantiene su validez.
4") Leyes imperfectae son las que carecen de sanción; asumen la forma de consejo o indicación general, pero su
violación no trae aparejada ninguna consecuencia legal. Estrictamente, estas leyes sólo lo son desde el punto de
vista formal, puesto que han sido sancionadas por el legislador, pero no lo son desde el punto de vista material o
de fondo, ya que uno de los elementos esenciales de la norma jurídica, es precisamente la sanción.
c) Por su validez en relación a la voluntad de las personas, las leyes pueden ser imperativas o supletorias.
a) Son leyes imperativas las que prevalecen sobre cualquier acuerdo de voluntad de las personas sujetas a ellas;
deben cumplirse aun cuando ambas partes estimaran preferible otra regulación de sus relaciones jurídicas. En
algunos casos asumen la forma de mandatos y en otros de prohibiciones; pero en cualquier caso, los particulares
no pueden dejarlas sin efecto.
b) Son leyes supletorias o interpretativas aquellas que las partes, de común acuerdo, pueden modificar o dejar sin
efecto. Estas normas son frecuentes en materia contractual. Se llaman supletorias, puesto que suplen la voluntad
de las partes inexpresada en los contratos. Y como el legislador dicta la regla de acuerdo con lo que parece
razonable o con lo que es la práctica de los negocios, en el fondo procura interpretar lo que hubieran establecido
los contratantes, de haberlo previsto. De ahí que se llamen también interpretativas. Es claro que si las partes no
están conformes con la solución legal, pueden, de común acuerdo, dejarla sin efecto y convenir cualquier otra
regulación de sus relaciones jurídicas. Este es un campo que queda enteramente librado al principio de la
autonomía de la voluntad.
A veces el carácter imperativo o supletorio de la norma surge expresamente del mismo texto legal; pero otras, la
ley nada dice y se presenta entonces el grave problema de si las partes pueden o no apartarse de aquélla. En ese
caso, el intérprete debe tener en cuenta la finalidad y contenido de la ley; si la norma se ha establecido en
atención a intereses sociales, públicos, colectivos, debe considerarse imperativa; si, por el contrario, sólo se ha
tenido en cuenta los intereses de las partes, si únicamente se ha querido reglar relaciones particulares que muy
bien podían haberse resuelto de otro modo, sin que de ello resultara ningún perjuicio de orden social o colectivo, la
ley es supletoria.

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La legislación argentina: leyes nacionales y provinciales.
Las leyes nacionales abarcan toda la materia reservada al Estado Federal: aduanas, contribuciones directas,
relaciones con otros países, defensa nacional, navegación de los ríos y mares. También son leyes nacionales los
Códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería. Estas son materias de derecho común, que estrictamente debieran
ser legisladas por las provincias; empero, la Constitución Nacional, con el propósito de unificar la legislación en
todo el país, dispuso que debían ser dictadas por el Congreso de la Nación.
Las leyes provinciales comprenden todos los poderes no delegados en el Gobierno Federal por la Constitución
Nacional o por convenios posteriores realizados entre el Gobierno de la Nación y las provincias. En particular, les
está reservado todo lo relativo a su organización interior, su administración de justicia, régimen municipal,
educación primaria, etcétera.
Códigos de fondo y de forma.- Se llaman Códigos de fondo a aquellos que legislan sobre los derechos sustantivos
reconocidos por las leyes a las personas: Código Civil, Comercial, Penal y de Minería. Por las razones señaladas
en el número anterior, son dictados por el Congreso Nacional. Los Códigos de forma son los que indican la
manera de hacer valer ante la justicia los derechos reconocidos por las leyes de fondo: son los Códigos de
Procedimientos, cuya sanción está reservada a las provincias.
La costumbre
La importancia de la costumbre como fuente de derecho y de obligaciones, ha variado funda mentalmente a través
del tiempo. En las sociedades poco evolucionadas era la principal fuente del derecho; pero a medida que las
relaciones humanas se fueron haciendo más complejas y múltiples, fue necesario ir determinando con más
precisión de lo que la costumbre permite, los derechos y las obligaciones de los hombres. Falta de precisión, de
certeza y de unidad, son los grandes defectos de la costumbre.
Lo que los jueces aplican, más que la costumbre en sí, es la expresión de ésta a través de los fallos de los
tribunales; en realidad, el common law, originado en la costumbre, es hoy derecho jurisprudencial.
Elementos de la costumbre.- Para que exista costumbre en la acepción jurídica de la palabra, deben reunirse dos
elementos: a) el material, que consiste en una serie de actos repetidos de manera constante y uniforme, es
necesario el uso sea general; b) el psicológico, que consiste en la convicción común de que se trata de una
práctica obligatoria, de la cual surgen derechos y deberes.
La jurisprudencia
Todo conflicto humano debe ser sometido a los jueces para su dilucidación. De lo contrario, el orden jurídico se
vería reemplazado por la fuerza, lo que significaría el imperio del caos. La sentencia es la decisión del magistrado
que pone fin al pleito y declara cuáles son los derechos de las partes. Tiene carácter obligatorio para éstas y el
vencedor puede pedir el auxilio de la fuerza pública para hacerla cumplir.
La sentencia tiene los siguientes caracteres:
a) Es obligatoria para las partes, pero no con relación a terceros ajenos al litigio.
b) Cuando ha sido dictada por el tribunal de última instancia, hace cosa juzgada. Eso significa que no se puede
volver a plantear la cuestión, por más que la parte vencida pueda aportar más tarde elementos de juicio suficientes
para demostrar la razón que le asiste. La sentencia dictada es definitiva y no puede volverse sobre ella. Una razón
de orden y de seguridad obliga a reconocer esos efectos a la cosa juzgada y a impedir todo nuevo intento de
replantear el caso. De lo contrario, jamás las personas estarían seguras de sus derechos.
Concepto de jurisprudencia.- Desde el punto de vista etimológico, jurisprudencia significa conocimiento del
derecho; por ello, el Diccionario de la Real Academia define la jurisprudencia como "la ciencia del derecho".
Pero el significado más general y común de la palabra, que es el que ahora nos interesa, es distinto: se refiere a
los fallos de los tribunales judiciales, que sirven de precedentes a futuros pronunciamientos.
Su valor como fuente.- Se discute en doctrina si la jurisprudencia debe o no ser considerada como una fuente del
derecho. Desde el punto de la lógica estricta, la razón parece estar de parte de quienes le niegan categoría de
fuente sustantiva, formal e independiente, puesto que los tribunales no hacen otra cosa que aplicar la ley: siempre
es la ley la que decide el caso y es en nombre de ella que los jueces fallan.
Pero si este planteo teórico parece indiscutible, la verdad es que, en la práctica, la jurisprudencia es una fuente
riquísima de derechos. Lo saben muy bien los abogados, que cuando estudian un caso suelen acudir antes que al
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propio Código Civil, a los repertorios de jurisprudencia. Veamos las razones de la extraordinaria importancia que
tiene esta fuente en el derecho moderno:
a) El Poder Judicial es la autoridad final en lo referente a la interpretación de la Constitución y las leyes. Por ello
los fallos judiciales se convierten en la ley del país.
b) En muchos casos la ley nada dice, nada prevé y, sin embargo, el juez está obligado a fallar
c) Muchas veces se produce un cambio de jurisprudencia; una ley, que hasta entonces había sido interpretada en
cierto sentido, lo es en adelante en otro. La ley no ha variado, pero se han modificado los derechos que se
reconocen a las personas.
Equidad
La equidad es la versión inmediata y directa del derecho natural, o como dice Savatier, "el derecho natural
interpretado objetivamente por el juez". De aquí se sigue que la equidad ampara los bienes fundamentales del
hombre cuya privación trae consigo la pérdida de la existencia o condición humanas.
Interpretación de la ley
ARTÍCULO 2º.- Interpretación. La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las
leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los valores
jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento.
Establecida la norma jurídica incumbe a todos los habitantes y en particular a los funcionarios públicos y jueces la
obligación de aplicarla. Pero la aplicación de la norma exige su previa interpretación para determinar si el caso
concreto que se examina debe incluirse o no en aquélla. Esta tarea es la función más alta del juez y la más ardua
por las dificultades graves que se presentan al establecer el alcance del precepto jurídico, sobre todo cuando
resulta oscuro o ambiguo.
Interpretar es buscar el sentido y valor de la norma para medir su extensión precisa y apreciar su eficiencia en
cuanto al gobierno de las relaciones jurídicas, aparentemente comprendidas en el ámbito de su vigencia. Si la
aplicación de la norma implica una labor intelectual para subsumir el caso particular en la fórmula general, no es
posible realizar la aplicación de la norma sin su previa interpretación. Lo cual es necesario independientemente de
la mayor o menor claridad del texto que se aplica.
La noción misma de "claridad" de la norma es un concepto relativo, pudiendo ser claro el texto de la ley, pero
confusa su finalidad, y aun la aparición de nuevas situaciones puede tornar oscura una norma que se estimaba
clara y exenta de dificultades.
La labor del intérprete constituye una actividad que no es arbitraria ni depende de un criterio puramente subjetivo.
El proceso de la hermenéutica está sometido a reglas que disciplinan el uso de los varios medios a que puede
recurrir el intérprete.
ESPECIES DE INTERPRETACIÓN. — Teniendo en cuenta el órgano que efectúa la interpretación se distinguen
tres especies:
a) La interpretación legislativa efectuada por el mismo legislador al definir cuál es el alcance y sentido de una
norma precedente. Se apoya en la autoridad del legislador para regir la actividad del intérprete.
b) La interpretación judicial es la que realizan los tribunales de justicia al aplicar las leyes.
c) La interpretación doctrinaria es la que emana de los autores de obras jurídicas. Carece de obligatoriedad formal,
pero ejerce gran influencia, porque el acabado conocimiento de las normas jurídicas llega a quienes han de hacer
la aplicación de las leyes por intermedio de la doctrina de los autores.
Entre la interpretación de los jueces y la de los autores de derecho suele haber una diferencia de sensibilidad. La
de los jueces que se elabora a propósito de los casos particulares que la vida brinda, puede caer en el empirismo,
o sea en el olvido de los principios rectores de la convivencia social. La interpretación de los juristas, que se
elabora en función de los textos en el silencio de los gabinetes de trabajo, puede pecar de racionalista, con olvido
de que el derecho es disciplina ordenada a la vida del hombre y a la consecución de sus fines. La interpretación
jurídica verdadera y cabal es la que combina el respeto de los principios fundamentales con las exigencias vitales
del hombre.

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EL PRINCIPIO DE ANALOGÍA. — Constituye un procedimiento interpretativo al que se recurre cuando en el
ordenamiento jurídico no se halla una norma aplicable al caso.
La analogía consiste en "el proceso lógico que tiende a inducir de soluciones particulares el principio que las
explica, para buscar en seguida las condiciones del mismo principio en otras hipótesis a las que se lo aplica por
vía de deducción”.
Lo esencial para el funcionamiento de la analogía consiste en que el caso no normado sea semejante
substancialmente al previsto por la norma, es decir, que uno y otro tengan uno o más elementos comunes y los
demás distintos, con tal que las divergencias no sean sino accidentales.
No se requiere para el funcionamiento de la analogía que la utilización de ese procedimiento esté autorizada por la
ley, porque constituye un medio normal de integración del derecho derivado de una necesidad ineludible frente al
caso que se presenta.
La relación jurídica
La relación jurídica es fundamentalmente el vínculo entre dos personas tutelado por el Derecho.
La relación jurídica está organizada y disciplinada por el ordenamiento jurídico; está institucionalizada por el
derecho positivo. Así, son relaciones jurídicas las que existen entre marido y mujer, comprador y vendedor,
propietario y acreedor hipotecario. En cambio, las relaciones de mero contacto social no son relaciones jurídicas.
Por ello, podemos decir que la relación jurídica es el vínculo que une a dos o más personas respecto de
determinados bienes o intereses, estable y orgánicamente regulada por el Derecho, como cauce para la
realización de una función social merecedora de tutela jurídica.
Origen: Si nos atenemos al Derecho Romano, los primeros nexos entre los hombres se verifican bajo la forma de
la potestad, esto es, la sumisión de una persona o una cosa a la acción y voluntad de otra.
Bien dicen Diez Picazo y Gullón que la idea de relación jurídica tiene la virtud de evidenciar que la vida jurídica no
es una constelación de derechos autónomos e independientes entre sí. Por el contrario, en la idea de relación
aparecen claramente derechos y deberes, los que incluso se entrecruzan y a veces se vinculan con otras
relaciones jurídicas.
Elementos
a) Sujetos:
Las relaciones jurídicas se establecen entre personas y exclusivamente entre ellas. Esto significa que
normalmente se encuentra un sujeto activo titular del poder (derecho subjetivo) y un sujeto pasivo, titular del deber
jurídico correlativo a aquél.
Naturalmente esos roles pueden estar entrecruzados. Así, en una compraventa a plazos el comprador tiene el
derecho de adquirir la propiedad de la cosa comprada y el deber de pagar el precio; correlativamente el vendedor
tiene el derecho de cobrar el precio y el deber de transmitir la propiedad.
El sujeto activo o titular de la relación jurídica es la persona que puede ejercer la prerrogativa a que ella se refiere.
Si se trata del derecho de propiedad es quien puede usar, gozar y disponer de la cosa y exigir de los demás
integrantes de la sociedad el respeto de su prerrogativa. El sujeto pasivo de la relación jurídica es quien debe
soportar inmediatamente el ejercicio de la prerrogativa del titular. Así, tratándose de una obligación de dar una
cosa, el sujeto pasivo es el deudor constreñido a entregar dicha cosaal acreedor.
Hay relaciones jurídicas que carecen de sujeto pasivo individualizado. Son las que corresponden los derechos
llamados "absolutos" porque no se ejercen contra una persona determinada, sino indeterminadamente contra
quienquiera se oponga a su ejercicio, es decir, se ejercen "erga omnes". Es lo que ocurre con los derechos reales.
-Las relaciones entre personas y cosas:
Algunos autores admiten la existencia de relaciones entre personas y cosas; tales serían las que se originan en
los derechos reales. Estas tesis son repudiadas hoy por la mayor parte de la doctrina (De Castro, García
Valdecasas, Castán Tobeñas, Diez Picazo y Gullón).
Por lo demás esa cosa no está en "relación" con el sujeto titular, sino que éste ejerce sobre ella una potestad.
Pero la relación jurídica propiamente dicha se va a establecer cuando alguien turbe o viole el derecho de

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propiedad de otro; allí nace el deber de restablecer el derecho violado, y por ende se genera una relación jurídica
entre propietario y agente del hecho ilícito.
d) Objeto:
El objeto de las relaciones jurídicas son bienes e intereses. Ellos se resumen a conductas humanas, cuando el
objeto de la relación es una prestación de servicios; }.
De otro lado, los bienes son objetos corporales (cosas) o incorporales (bienes en sentido estricto), susceptibles de
tener valor económico. Se comprenden las energías y las fuerzas naturales susceptibles de apropiación.
OBJETO. — El objeto de la relación jurídica está constituido por el contenido de la prerrogativa del titular. Así en el
derecho de propiedad el objeto es ese cúmulo de beneficios y provechos que la cosa puede brindar al dueño de
ella, y en los derechos de crédito u obligaciones el objeto es la prestación que debe satisfacer el deudor en favor
del acreedor.
e) Causa:
La causa de la relación jurídica identifica a la fuente de la cual ellas emanan. Son, por lo tanto, los hechos y actos
jurídicos que producen como efecto jurídico el nacimiento de una relación jurídica.
Verbigracia, un hecho ilícito da nacimiento a una relación entre el autor de hecho y la víctima, en virtud de la cual
ésta tiene el derecho de obtener de aquél una indemnización por el daño sufrido; es una relación jurídica causada
por un hecho jurídico voluntario ilícito. Del contrato de compraventa nace una relación jurídica entre comprador y
vendedor: relación causada por un acto jurídico.
CAUSA. — La causa de la relación jurídica es el hecho del cual deriva. Toda relación jurídica, todo fenómeno
jurídico, lo mismo que cualquier fenómeno del mundo de la naturaleza, está sujeto al principio de razón suficiente,
que conduce a la investigación de la causa eficiente de la relación o hecho que la produce. En el ejemplo anterior
del derecho de propiedad, tal como lo vemos establecido en un caso determinado, puede haberse originado en un
contrato de compraventa, o derivar de una disposición testamentaria, o fundarse en la posesión prolongada de un
inmueble como para dar lugar a la prescripción adquisitiva del mismo. Se observa a través de esos ejemplos cómo
siempre la relación jurídica reconoce su origen en un hecho que la antecede y al que el ordenamiento jurídico le
asigna la virtualidad de producirla: es la causa de la relación jurídica.
J) Protección:
Muchos autores incluyen entre los elementos de la relación jurídica a su protección, que se efectiviza mediante las
acciones que son concedidas por el Estado para que puedan ser hechas valer en justicia. Tratamos este aspecto
al referirnos a los derechos subjetivos.
Así, no hay un derecho del comprador y un deber del vendedor, concebidos aisladamente. Hay deberes y
derechos recíprocos, que incluso sobreviven a la relación (y que tienen en ella su causa) como son el deber de
responder por la evicción o por los vicios de la cosa, el de usar normalmente la cosa si se quiere hacer efectiva
una garantía de funcionamiento, etc.
Clases
Diez Picazo y Gullón distinguen entre relaciones jurídicas de derecho público y de derecho privado. A su vez las
relaciones de derecho privado se dividen en relaciones familiares, patrimoniales y de cooperación social. Estas
últimas son las que se originan en el seno de las asociaciones, personas jurídicas creadas por los hombres para la
consecución de fines de utilidad general.
Las relaciones jurídicas, así llamadas cuando se las considera objetivamente; reciben el nombre de derechos
subjetivos cuando se las encara desde el punto de vista del titular o sujeto, o sea como facultades o poderes
suyos.
Los derechos subjetivos se dividen en políticos y civiles.
Los derechos políticos son los que cuadran al titular en razón de su calidad de ciudadano o miembro de una cierta
comunidad política.
Los derechos civiles son los que pertenecen al titular en razón de ser simplemente habitante, v.g., el derecho de
entrar, permanecer y transitar libremente en el país, de usar y disponer de la propiedad, de asociarse con fines
útiles, etc. Estos derechos civiles son los que la Constitución Nacional declara y protege en los arts. 14 a 20.

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LA SITUACIÓN JURÍDICA: La situación jurídica es un determinado modo o una determinada manera de estar las
personas en la vida social, regulado por el Derecho.
2)
La codificación
La codificación es un fenómeno constante de la evolución jurídica que consiste en la reunión orgánica de todas las
normas vigentes en un país en un cuerpo único.
El código es una única ley que se caracteriza por la unidad de sanción y publicación, la homogeneidad de
contenido, la exclusividad y la sistematización..
a) Unicidad: Es decir que se trata de un cuerpo único, sancionado, publicado y declarado obligatorio por el Estado
en un solo momento, donde están todas las normas concernientes a la rama del Derecho a la cual él se destina.
b) Homogeneidad: se desprende de que se t rata de una ley que trata una sola materia: civil, comercial, minería,
navegación.
c) Exclusividad: deviene de que en principio no hay normas de esa materia fuera del código.
d) Sistematización: Las materias tienen una exposición ordenada y coherente, conforme a un método que por ello
reviste especial importancia en la tarea codificadora.
Los CÓDIGOS. — Los códigos constituyen la más evolucionada muestra del proceso general de la codificación.
Son expresiones únicas, orgánicas y exclusivas del material jurídico en vigor concerniente a una rama del
derecho. Lo esencial del Código radica en que sus disposiciones tienen fuerza de ley por razón de su inclusión en
el texto que en su conjunto ha sido dotado de vigor legal por una sanción única de la autoridad legislativa. Así el
Código Civil fue sancionado con fuerza de ley por la que lleva el n° 26.994.
RECOPILACIÓN Y CONSOLIDACIÓN: Antes de la codificación se suelen reconocer dos etapas. Una es la pura y
simple recopilación de las leyes, en las cuales ellas son agrupadas cronológicamente o según algún otro método,
pero sin elimina las derogadas ni efectuar coordinaciones entre ellas. La segunda etapa, más elaborada, es la
consolidación de las leyes, en la que a más de la recopilación se realiza el trabajo de eliminar los textos
derogados, puntualizar las modificaciones, etc; en suma, determinar cuáles son los textos vigentes realmente.
Ventajas e inconvenientes
Las ventajas de la codificación son las siguientes:
1°) Confiere unidad y coherencia a todo el sistema legislativo, con lo cual se evita la confusión proveniente de
leyes dispersas y hasta contradictorias;
2°) Facilita el adecuado conocimiento del ordenamiento legal y consiguientemente la aplicación del mismo;
3°) Favorece la conformación de un espíritu nacional por la supremacía que el código adquiere frente a las
legislaciones locales;
4°) Influye frecuentemente en el acrecentamiento cultural del país, sobre todo cuando la obra de codificación ha
sido bien lograda.
Pero la codificación no deja de presentar ciertos inconvenientes o peligros:
1°) Puede inducir en el intérprete la creencia errónea de que todo queda resuelto por la aplicación del código;
2°) Como consecuencia puede dar lugar al estancamiento del derecho y al divorcio de éste con la vida;
3°) Si para eludir el inconveniente apuntado se introducen en los códigos enmiendas parciales para acoger en su
articulado las nuevas instituciones que la vida exige, se corre el riesgo de quebrantar la sistematización y
coherencia del sistema legislativo, que es la mayor ventaja de la codificación.
El Código Civil Argentino: antecedentes de su sanción
En la segunda mitad del siglo pasado era ya una necesidad impostergable, era necesario poner orden y claridad a
las relaciones jurídicas y adaptar el derecho a los nuevos tiempos.
 Decreto de Urquiza dictado en Agosto de 1852. Se creaba una comisión encargada de proyectar
los códigos Civil, Penal, de Comercio y Procedimientos. Como el redactor renunciaba, fue

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nombrado en su ligar a Vélez Sarsfield. Pocos días después, la Revolución del 11 de Septiembre
desechó este primer intento de Codificación.
 En la Constitución Nacional de1853 se establecía en los arts. 7 y 24, la reforma de la actual
legislación en todas sus ramas, y el dictado por el Congreso de los Cód. Civil, comercial, penal y de
minería.
 Una ley de Congreso de Noviembre de 1854 encarga al Poder Ejecutivo el nombramiento de una
Comisión para la redacción de los códigos. Razones de penuria financiera obligaron al gobierno de
Urquiza a postergar este momento.
 Un decreto del 10 de Noviembre de 1857 designó redactores para el Cód. Civil pero debido a la
inestabilidad política de la época esta tentativa fracasó.
Método adoptado
Según las ideas de Freitas aceptadas por nuestro codificador conviene comenzar en un código por las
disposiciones más generales, para pasar a considerar las que se refieren al sujeto de toda relación jurídica, de
donde nace la "teoría de las personas".
Pero los hombres no viven aislados, sino en el seno de su familia. Por tanto, habrá de seguirse con el régimen de
la “familia".
Luego el sujeto entra en el plano de las relaciones civiles, y traba con sus semejantes vinculaciones de persona a
persona —son las "obligaciones"— o de la persona con las cosas que le están sometidas; son los "derechos
reales". Finalmente queda por legislar sobre el conjunto de las cosas, o teoría del patrimonio, que funciona
principalmente cuando fallece el titular, pues entonces ha de fijarse el destino del patrimonio carente de sujeto —
son las "sucesiones"—, o cuando concurren los acreedores para hacer efectivos sus créditos sobre los bienes del
deudor de donde nace la "teoría de los privilegios". Todavía queda la institución de la "prescripción" que por
referirse a toda clase de derechos no es inapropiado poner en una sección dentro de las disposiciones comunes a
los derechos personales y reales.
Tal la idea originaria de Freitas que adoptó Vélez Sársfield para componer su proyecto de código.
EL MÉTODO DEL CÓDIGO CIVIL.—La idea expresada en el número anterior fue concretada por Vélez Sársfield
en la siguiente forma:
El Código se inicia con dos títulos preliminares y termina con uno complementario. El primero de los títulos
preliminares trata de las leyes y contiene una teoría general de la ley. El segundo título preliminar se refiere al
modo de contar los intervalos de derecho. El título complementario se ocupa de disposiciones transitorias
destinadas a resolver las cuestiones que podía suscitar la implantación de la nueva legislación respecto de los
derechos existentes.
-El libro primero está dedicado a las personas, a las que considera en sí mismas en una primera sección y en una
segunda sección se ocupa de la familia. El codificador denomina a esta sección "De los derechos personales en
las relaciones de familia".
-El .libro segundo, intitulado "De los derechos personales en las relaciones civiles", está dividido en tres secciones.
La primera trata de las obligaciones en general (parte primera) y de la extinción de las obligaciones (parte
segunda). La segunda sección se denomina "De los hechos y actos jurídicos que producen la adquisición,
modificación, transferencia o extinción de los derechos y obligaciones" La tercera sección, con un articulado
innecesariamente frondoso, trata de las obligaciones que nacen de los contratos.
-El libro tercero está dedicado a los derechos reales, comenzando con un primer título que trata de las cosas en sí
mismas o en relación a las personas.
-El libro cuarto se denomina "De los derechos reales y personales. Disposiciones comunes". Contiene un título
preliminar sobre la transmisión de los derechos en general bastante criticado por la excesiva generalidad de
algunos de sus preceptos. Luego sigue una primera sección sobre las sucesiones "mortis causa", una segunda
sección sobre privilegios y derecho de retención y finalmente una tercera titulada "De la adquisición y pérdida de
los derechos reales y personales por el transcurso del tiempo", en que se trata la prescripción.
Este método significó un importante mejoramiento respecto a los códigos emitidos en ese momento. Las ventajas
más notables de nuestro método sobre el francés son las siguientes:

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 Reunión en un título de los hechos y actos jurídicos, que en el derecho moderno forma una de las
materias de la llamada parte general.
 La reunión de los derechos reales en un solo libro, en lugar de la dispersión del Cód. francés.
 El matrimonio se trata en el derecho de familia y no entre los contratos.
 Separación del libro de sucesiones, sin entremezclarlo con el contrato de donación.
Sanción
En Agosto de 1869, el proyecto fue enviado al Congreso Nacional, el que lo trató a libro cerrado El 22 de
setiembre fue aprobado por la Cámara de Diputados, el 25 por el Senado y el 29 de setiembre de 1869 el
presidente Sarmiento promulgó la ley 340, cuyo artículo 1° dispone: "El Código Civil redactado por el doctor
Dalmasio Vélez Sarsfield se observará como ley en la República Argentina desde el 1° de enero de 1871".
Y efectivamente, desde el 1 de enero de 1871, más de ciento veinte años, la magna obra de Vélez Sarsfield rigió
como Código Civil de la República Argentina la cual ha sufrido a lo largo de ese tiempo numerosas modificaciones,
tanto por obra de la legislación como de la jurisprudencia, que ha cumplido siempre su misión vivificadora delos
textos y lo sancionó por ley 340 del 25 de Septiembre de aquel año, estableciendo que debía entrar en vigencia el
1 de Enero de 1871.
A principios de 2011, el decreto 191/2011 dispuso constituir la «Comisión para la Elaboración del Proyecto de Ley
de Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación», integrada por el
Presidente de la Corte Suprema de la Nación Argentina, Ricardo Lorenzetti, la Vicepresidente de ese
cuerpo Elena Highton de Nolasco y la ex miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de
Mendoza, Aída Kemelmajer de Carlucci.
La comisión recibió aportes y propuestas de muchos juristas y entregó su proyecto al Poder Ejecutivo que, con
algunas modificaciones, lo remitió para su tratamiento por el Congreso Nacional, que aprobó sus 2671 artículos
mediante la ley 26.994 que dispuso su vigencia a partir del 1 de agosto de 2015, fecha a partir de la cual el Código
de Vélez Sarsfield quedó derogado luego de 145 años de vigencia.
Ediciones
EDICIÓN DE BUENOS AIRES. — Como hemos visto, el proyecto de Vélez Sarsfield se fue imprimiendo a medida
que el autor iba enviando los distintos libros al gobierno. El primer libro fue impreso por la imprenta "La Nación
Argentina", en 1865. Las siguientes entregas fueron impresas por Pablo E. Coni en los años 1866. 1867, 1868 y
1869. Durante este último año Vélez Sársfield hizo reeditar también por la imprenta de Coni el primer libro. Esta
edición, que fue la sancionada por el Congreso, es tipográficamente muy imperfecta y tiene muchos errores. La
numeración del articulado no es corrida, sino independiente para cada título, tal como lo había dispuesto
inicialmente su autor. Pero esta manera de numerar, que se explica mientras la obra se va realizando por la
facilidad de introducir nuevas disposiciones o suprimirlas sin retocar todo el articulado, ya no se justifica cuando el
código está completo.
EDICIÓN DE NUEVA YORK. —Las deficiencias notorias de la primera edición del Código Civil obligaban a la
impresión de una nueva. Sarmiento hacía de ello una cuestión fundamental y puso su formidable caudal de
energías, no obstante el cúmulo de preocupaciones que el ejercicio de la presidencia le imponía, en lograr una
bella edición del tipo de la obra de Cushing, Parliamentary law, encuadernada en becerro colorado al estilo de los
libros de derecho norteamericanos. Esto en cuanto al aspecto exterior. Acerca de su contenido Sarmiento le había
insinuado a Vélez la conveniencia de subsanar las faltas de idioma y estilo. Al principio Vélez nada dijo, pero
terminó por ceder y ya en la carta a su sobrino nieto Carlos Carranza, le dice: “yo quiero pedirte el trabajoso
servicio de que leas con todo cuidado los tres últimos cuadernos y corrijas en ellos los errores de imprenta o
suplas y borres algunas palabras que falten o estén de más. Te repito que me hagas el favor de atender a este
encargo con todas tus potencias para que la edición oficial sea buena".
En cuanto a Sarmiento, le encomendó al ministro argentino en Washington, Manuel R. García, que licitase en
Estados Unidos la impresión de la obra, siéndole adjudicado el trabajo a Hallet & Breen por haberlo cotizado en
2.000 dólares menos que otras casas. Sobre la dirección de la impresión el Presidente le daba al ministro amplias
atribuciones, y como éste se resistiera a poner la mano en un texto ya aprobado por el Congreso, le escribe:
"Corrija o no el texto del Código según su juicio. Yo suelo dar estas órdenes militares: Haga tal cosa bajo su
responsabilidad".

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La edición de Nueva York tampoco está exenta de algunas fallas tipográficas. Mantiene la numeración de los
artículos en función de cada título.
EDICIÓN DE LA PAMPA. —La Ley de Fe de Erratas dispuso una nueva edición del Código, lo que se cumplió en
1883, y se la conoce con el nombre del epígrafe por ser ésa la denominación del taller gráfico donde se la llevó a
cabo. Posteriormente no han habido más ediciones oficiales del Código, y las privadas siguen a la edición de La
Pampa.
PROYECTO DE UNA NUEVA EDICIÓN. —en el 1900, Roca designó una comisión para preparar una nueva
edición a la que debía incorporarse la Ley de Matrimonio Civil. Esta fue examinada y se encontró que los autores
de aquel trabajo se habían excedido de su cometido avanzando efectivas reformas en la doctrina legal. Por su
parte, y luego de haber requerido se le ampliaran las facultades, la Comisión también las propuso en 1903.
El Poder Ejecutivo remitió al Congreso esos proyectos, pero nunca fueron tratados.
Leyes de fe de erratas
Son documento donde se da constancia de los errores cometidos en la redacción de un libro. Generalmente la
lista de errores se agrega al mismo.
Tras la primera edición que resultó con numerosas erratas (Bs. As.), Sarmiento encargó una nueva edición que se
llevó a cabo en NY.
1° Ley de fe de erratas: cuando llegaron a Bs. As. Los primeras ejemplares de la edición de NY., el gobierno hizo
compararlo con la edición de Bs. As. E informar sobre las diferencias. En 1872 se introdujo la ley n° 527 en la que
se hacía referencia a correcciones de 24 tituladas erratas.
2° Ley de fe de erratas: la ley n° 527 había dejado en la edición declarada oficial un buen número de errores.
Benjamín Paz (senador) presentó un proyecto de ley proponiendo una nueva ley de fe de erratas. Las enmiendas
llegaron a 285. La ley quedó sancionada en Agosto de 1882. Casi todas las enmiendas fueron correcciones
tipográficas o gramaticales. Además, se introdujeron dos reformas en los arts. 3576 y 325.
Leyes complementarias y de reforma
Leyes Complementarias
Las leyes complementarias son aquellas leyes que agregan o aclaran el texto de la obra, regulando situaciones no
previstas en el código.
La evolución técnica, económica y social producida en el mundo entero desde hace cien años, debí
necesariamente reflejarse en la forma de la legislación civil. Desde la época de su sanción, el Código Civil ha
sufrido numerosas reformas. De ellas hemos de recordar tan sólo las importantes.
1) Ley de Matrimonio Civil de 1869;
2) Ley Orgánica de Tribunales;
3) Ley 3.594, que crea el registro de mandatos;
4) Ley 9.115, sobre escrituras públicas;
5) Ley 9.511, sobre inembargabilidad de sueldos;
6) Ley 9.644, sobre prenda agraria;
7) Ley 9.688, de accidentes de trabajo;
8) Ley 10.281, sobre el bien del hogar;
9) Ley 10.903, acerca del patronato de menores;
10) Ley 19.551, sobre concursos civiles y comerciales;
11) Ley 11.357, que modificó esencialmente el status de la mujer casada;
12) Leyes 7.092, 9.510 y 11.723, de derechos intelectuales;
13) Numerosas leyes sobre arrendamientos urbanos y rurales;
14) Ley 13.512, sobre propiedad horizontal;
15) Leyes 13.252 y 19.134, de adopción;
16) Ley 14.367, que modifica profundamente la situación de los hijos nacidos fuera de matrimonnio;
17) Ley 14.394, sobre divorcio, bien de familia, menores y ausencia con presunción de fallecimiento. Esta ley
quedó derogada en cuanto al divorcio, mediante un decreto del día 1° de Marzo de 1956.
Leyes de Reforma

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Son aquellas que dejan sin efecto una parte del texto de otra ley y pasaría a ser reemplazada por el texto de la
nueva. Son:
1. Ley 17.711
Poco después de producida la revolución del 28 de Junio de 1966, se designó una Comisión para estudiar la
reforma del Código Civil.
La primera cuestión que se abordó fue si la reforma debía ser total o parcial. Este último fue el criterio que
predominó. Se consideró preferible mantener la vieja estructura del Código, pero acoger las modificaciones
sustanciales que exigía el nuevo derecho.
La Comisión entregó su trabajo a principios de 1968, convirtiéndose el proyecto en la ley 17.711, dictada el 22 de
Abril de 1968 y que empezó a regir el 1° de julio del mismo año. Con fecha de 15 de Octubre de 1968 se sancionó
la ley 17.940 que tiene carácter de fe de erratas de la anterior y agregó una disposición transitoria en materia de
prescripción.
La ley 17.711 significó una profunda renovación de nuestro derecho civil. El estudio de sus disposiciones permit e
señalar cuáles fueron los principios o lineamientos generales que inspiraron la reforma:
a) Importó un cambio de la filosofía liberal, individualista y positivista de nuestro Código por otra de contenido
más social, más humano, preocupada por una justicia más auténtica. A través de la admisión de la Teoría
del Abuso del Derecho, de la Lesión, de la Imprevisión, de una muy frecuente apelación a la Buena Fe y la
Equidad para resolver los conflictos humanos, y de la muy importante reforma del artículo 2513.
b) Imprimió la modernización adecuada a nuestro tiempo: se fijó la mayoría de edad a los 21 años, se amplió
la capacidad de los menores de 18, se admitió la emancipación dativa al lado de la derivada del matrimonio
y se aumentó el ámbito de su capacidad, se introdujo la Teoría del Riesgo en materia de hechos ilícitos, se
admitió la mora automática en las obligaciones a plazo, se introdujo el pacto comisorio tácito en los
contratos, se admitió el divorció por mutuo consentimiento, se abreviaron los plazos excesivamente
prolongados de prescripción, etcétera.
c) Se mejoró la situación de la mujer casada, poniéndola en un pie de completa igualdad con el marido; y se
hizo más estrecha y vital la sociedad conyugal al exigir el consentimiento del cónyuge para poder disponer
de los más importantes bienes del matrimonio. Se protegió a los cónyuges.
d) Se procuró acentuar la seguridad jurídica, protegiendo a los terceros adquirientes de buena fe y a título
oneroso, a quienes adquirieron un inmueble por boleto de compraventa.
e) Se acentuó la penetración de la idea moral en el derecho positivo.
f) Se amplió notablemente el campo de acción y decisión de los jueces, al prescribirles fallar en numerosos
casos según equidad o de acuerdo con las circunstancias del caso, lo que les permite decidir los juicios
con una gran flexibilidad de criterio y hacer la justicia concreta del caso.
El conjunto de todas estas reformas es de una trascendencia tal, particularmente por el cambio de filosofía y por
su adecuación a la dinámica moderna que no es aventurado afirmar que en ese momento tuvimos un nuevo
Código Civil, o por lo menos, un Código Civil profundamente renovado y distinto del que redactara Vélez Sarfield.
2. Ley 23.264
La ley 23.264 introdujo una profunda reforma en el régimen de la filiación y patria potestad. Estableció la igualdad
total entre los hijos legítimos y extramatrimoniales, inclusive en lo que atañe a sus derechos hereditarios.
Recíprocamente, eliminó toda diferencia en cuanto a derechos y obligaciones de los padres extramatrimoniales
respecto de sus hijos.
Asimismo, estableció el ejercicio compartido de la patria potestad entre el marido y la mujer, que en el Código Civil
reservaba al padre y sólo lo reconocía a la madre en caso de muerte, ausencia o pérdida de patria potestad del
primero. En cuanto a los padres separados, reconoció el ejercicio de la patria potestad al padre o madre que
tuviera la tenencia del hijo menor. Esta solución se aplica tanto a los padres legítimos como a los
extramatrimoniales.
3. Ley 23.515
La reforma fundamental de esta ley fue la introducción del divorcio vincular en nuestro país, que se legisla
paralelamente a la simple separación personal. Es decir, que los cónyuges pueden optar ya sea por la separación
personal, que no disuelve el vínculo, o por el divorcio, que sí lo disuelve.

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Asimismo, introdujo nuevas causales de separación y divorcio: las alteraciones mentales graves de carácter
permanente, el alcoholismo o drogadicción en uno de los cónyuges, y la separación de hecho sin voluntad de
unirse durante un período de tiempo que es de dos años para la separación personal y tres para el divorcio.
La cuestión de la reforma integral
NECESIDAD DE LA REFORMA DEL CÓDIGO CIVIL.
Más de cien años han transcurrido desde la sanción del Código Civil. Los cambios, de todo orden, que han
ocurrido en ese lapso sugieren la conveniencia de encarar la reforma integral del Código de Vélez y de dotar al
país de un instrumento legal adaptado a sus necesidades actuales y a las elaboraciones científicas que la ciencia
jurídica ha logrado, especialmente en el curso del presente siglo.
Cómo el Código de Vélez Sarsfield no se adaptaba a las nuevas necesidades de la sociedad, ni a los avances
científicos, hubieron tres intentos destacados para lograr esa adaptación. Se sostenía que el llamado derecho
nuevo no respondía a las ideas del Cód. Civil de Vélez Sarsfield y cuando una ley ha dejado de expresar el
sentimiento jurídico popular, está condenada a desaparecer. La reforma integral, según este punto de vista, es la
solución natural y lógica del problema.
 EL ANTEPROYECTO BIBILONI
La primera tentativa de reforma general del Código Civil se originó en el decreto del P. E. n° 12.542/26, que
ampliado por el n° 13.156/26, creó una comisión formada por un miembro designado por la Corte Suprema, otro
por cada una de las Cámaras Civiles de la Capital Federal, otro por la Academia Nacional de Ciencias Jurídicas,
otro por cada una de las Facultades de Derecho de Buenos Aires, de Córdoba, de La Plata y del Litoral, y otro por
el Colegio de Abogados.
Desde las primeras reuniones de la Comisión se encargó a uno de sus miembros, el doctor Bibiloni, a fin de que
preparara un anteproyecto que sirviera de orientación para los debates de la comisión en pleno.
El Anteproyecto Bibiloni tiene un mérito innegable y recoge en alguna medida las aportaciones de la ciencia
jurídica alemana, ya directamente por la gravitación del Código alemán, ya indirectamente por el ascendiente de
sus prestigiosos comentaristas. Bibiloni conserva buena parte de las disposiciones del Código de Vélez aún con
las mismas formas gramaticales originarias. Siguiendo el ejemplo de Vélez el autor del Anteproyecto ha puesto al
pie de muchas de las disposiciones notas explicativas del sentido de las modificaciones, escritas en un estilo
vehemente y brillante, muchas veces dotado de excelente fuerza persuasiva. Tales notas constituyen una muestra
feliz del talento innegable de su autor.
Se le ha reprochado al Anteproyecto Bibiloni, tal vez con razón, haber desatendido las elaboraciones de la
jurisprudencia nacional.
 EL PROYECTO DE 1936
Sobre la base del Anteproyecto confeccionado por Bibiloni la Comisión Reformadora preparó su propio Proyecto
que difiere bastante de aquél.
El Proyecto cuenta con una Parte General, en la que trata de personas, hechos, cosas, ejercicio de los derechos y
prescripción; y otros cuatro Libros en los que trata de la Familia, las Obligaciones y sus fuentes, los Derechos
reales y la Sucesión; y se completa con una ley de registros. Debe apuntarse que carece de notas, pero de todos
modos son de gran utilidad las "Actas y Observaciones".
A pesar de los años transcurridos, el proyecto sigue siendo una importante fuente de reflexión. Pero de todos
modos, Borda señala con verdad que en su momento fue fríamente recibido y en gran medida lo ha cubierto un
manto de olvido.
 ANTEPROYECTO DE 1954
El Título Preliminar tiene tres capítulos con disposiciones generales, normas de derecho internacional privado y
cómputo de plazos.
El Libro I es la Parte General y trata de las personas, bienes, hechos y actos jurídicos y tutela de los derechos. El
Libro II es el de la Familia, y el Libro III, Sucesiones, trata de la herencia, con lo que se modifica sustancialmente
la ubicación de esta materia. El Libro IV es el de las Obligaciones, y el Libro V trata de los Derechos reales e
intelectuales.

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El Anteproyecto ha sido objeto de elogiosos comentarios, por la exposición ordenada de las materias que trata, su
brevedad no exenta de claridad, la concisión de los preceptos, su recepción de todo lo valioso generado por la
jurisprudencia a lo largo de los años de vigencia del Código Civil, así como de la experiencia extranjera más
reciente. Por lo demás, tiene una gran coherencia intelectual, lo que revela la labor de un jurista de la talla de
Llambías. Pese a haber permanecido en el anonimato durante muchos años, a partir de su publicación se ha
constituido en fuente inexorable de cualquier reforma ulterior y en un material de estudio de importancia.
El proyecto de unificación de la legislación civil y comercial
En el año 1986 la Comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados designó asesores para una
comisión de "unificación de la legislación civil y comercial". El 22 de abril de 1987 se elevó el proyecto, con "notas
explicativas" al comienzo del mismo, en las que se comentan las principales reformas propiciadas aunque de
manera muy escueta. En ellas no se puntualizan las disidencias que algunos miembros tuvieron en materias
importantes, y por lo que sabemos no se les autorizó a dejar constancia de sus observaciones.
El proyecto fue rápidamente tratado y el 15/7/1987 obtuvo sanción de la Cámara de Diputados.
Pasado a la Cámara de Senadores, ésta dispuso su revisión por una comisión. Esa comisión fue creada por el
término de seis meses y propició numerosas modificaciones al texto aprobado por la Cámara de Diputados. Pero
lo cierto es que no llegó a expedir u n dictamen definitivo, y cuando se hallaba en plena tarea, su mandato no fue
renovado.
A fines de 1991 el Senado dio sanción a la ley de unificación, a libro cerrado. Pero ella fue vetada por el Poder
Ejecutivo nacional, en razón de su inadecuación a una nueva y diferente situación política y económica.
Más allá de la unificación en sí, que resulta sin dudas el aporte más destacable, la comisión propuso numerosas
reformas al derecho patrimonial vigente. Entre otras podemos mencionar por ejemplo — en materia de personas
jurídicas, la posibilidad de constitución o subsistencia con un solo miembro o con ninguno; ello se manifiesta
también en materia societaria con la sociedad de responsabilidad limitada y anónima con un solo socio;
De todos modos, cabe señalar dos cuestiones que dieron cierta razón a la reacción:
— la primera, que la comisión haya estado integrada exclusivamente por hombres de la Capital Federal.
— la segunda, la premura con que se lo sancionó sin someterlo previamente a un debate nacional.
Otro Proyecto fue encargado a una comisión designada por el Poder Ejecutivo nacional por decreto 468/1992;
este también propiciaba la unificación de la codificación civil y comercial, para lo cual proyectó un nuevo Libro II
del Código Civil, amén de otras reformas parciales.
Otro fue elaborado en el seno de la Cámara de Diputados por una denominada Comisión Federal; siguió en lo
fundamental al Proyecto de 1987.
Ley n° 26.994
Esta Ley fue la que dio lugar a la unificación del Cód. Civil y el Comercial. Fue sancionada el 1° de Octubre de
2014, promulgada el 7 de Octubre de 2014 y publicada el 8 de Octubre del mismo año. Ordena que se apruebe el
Cód. Civil y Comercial de la Nación, sustitución de artículos, derogación de ciertas normas y la derogación del
Cód. Civil y del Cód. Comercial.
Esta ley se esperaba que entrara en vigencia el 1° de Enero de 2016, la cual se adelantó y entró en vigencia el
pasado 1° de Agosto.
3)
Análisis de Títulos Preliminares
El Título Preliminar está compuesto por cuatro capítulos
1. Derecho: (arts. 1, 2 y 3). Se refieren a las FUENTES Y APLICACIÓN las cuales se encuentran conforme
a la CN y a los tratados de DDHH en los que la República participa; INTERPRETACIÓN en los cuales
se debe tener en cuenta distintos requisitos como es la finalidad de cada ley, sus palabras, principios y
valores jurídicos, entre otros; EL DEBER DE RESOLVER en la cual la solución a un caso debe ser
mediante una decisión razonablemente fundada.
2. Ley: (arts. 4, 5, 6, 7 y 8). Se refieren al ÁMBITO SUBJETIVO ya que las leyes son obligatorias para
todos los que habitan el territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros, residentes,
17
domiciliados o transeúntes; VIGENCIA debe ser después del octavo día de su publicación oficial o la
fecha que se haya establecido; MODO DE CONTAR LOS INTERVALOS DE TIEMPO teniéndose en
cuenta los requisitos según si es contado en días, meses o años u horas: EFICACIA TEMPORAL donde
se expresa en qué momento comienza a ser aplicable dichas leyes, el efecto de retroactividad y sus
efectos; PRINCIPIO DE INEXCUSABILIDAD que hace énfasis a que las leyes se deben cumplir
exceptuando a que se esté autorizado por el ordenamiento jurídico a no hacerlo.
3. Ejercicio de los Derechos: (arts. 9, 10, 11, 12, 13 y 14). PRINCIPIO DE BUENA FE que expresa que los
derechos deben ser ejercidos de buena fe; ABUSO DEL DERECHO que considera como tal a el que
contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos y también hace
referencia a la penalización; ABUSO DE POSICIÓN DOMINANTE dispone que si esto se lleva a cabo
se aplicarán los arts. 9 y 10; ORDEN PÚBLICO. FRAUDE DE LA LEY, cuando hay existencia de fraude
el acto debe someterse a la norma imperativa que se trate de eludir; RENUNCIA se refiere a la
prohibición de la renuncia general de las leyes; DERECHOS INDIVIDUALES Y DE INCIDENCIA
COLECTIVA que son reconocidos por este Cód.
4. Derechos y Bienes: (arts. 15, 16, 17 y 18). TITULARIDAD DE DERECHOS en la que los sujetos son
titulares sobre los bienes que integran su patrimonio; BIENES Y COSAS en donde las disposiciones
referentes a las cosas son aplicables a las cosas materiales susceptibles a un valor económico como
también a la energía y a las fuerzas naturales; DERECHOS SOBRE EL CUERPO HUMANO en el cual
se deja explícito que no tienen un valor comercial; DERECHOS DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS
que dispone que tienen derecho a la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que
tradicionalmente ocupan.
Vigencia de la Ley
ARTÍCULO 5º.- Vigencia. Las leyes rigen después del octavo día de su publicación oficial, o desde el día que ellas
determinen.
El CCyC sigue el mismo sistema que el CC: si la ley no establece un plazo de vigencia, el plazo legal supletorio es
el de los ocho días desde su publicación oficial. He aquí un cambio respecto del art. 2° CC. sucede que en la
normativa anterior se aludía primero a la publicación a secas y después a la publicación oficial.
Como bien se ha explicado, la publicación de una ley no forma parte del proceso de formación de una ley; ella
existe como tal a partir de su promulgación, pero lo cierto es que las leyes no pueden instalarse si no son
publicadas es decir, publicitadas. ¿Cómo se puede conocer una ley y empezar a tener vida en el plano socio-
jurídico si no se la conoce? En este sentido, la publicación oficial de una ley es imprescindible para su necesaria
difusión, pero ello no certifica que todas las personas como destinatarios de las normas, las conozcan
efectivamente.
El CCyC alude directamente a la publicación oficial. En la práctica, esta es la publicación en el Boletín Oficial,
aunque puede ser otro medio de publicación oficial. En este sentido, publicación oficial y BO tienen una relación
de género y especie: el primero es el género y el segundo, una especie.
Modos de contar el tiempo en el Derecho
Todas las acciones humanas están encuadradas en el tiempo. De ahí la necesidad de que el Código Civil fijara
ciertas normas referentes al transcurso de los plazos.
ARTÍCULO 6º.- Modo de contar los intervalos del derecho. El modo de contar los intervalos del derecho es el
siguiente: día es el intervalo que corre de medianoche a medianoche. En los plazos fijados en días, a contar de
uno determinado, queda éste excluido del cómputo, el cual debe empezar al siguiente. Los plazos de meses o
años se computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del
cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes. Los plazos vencen a la hora veinticuatro del
día del vencimiento respectivo. El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos, y no se excluyen
los días inhábiles o no laborables. En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora determinada, queda
ésta excluida del cómputo, el cual debe empezar desde la hora siguiente. Las leyes o las partes pueden disponer
que el cómputo se efectúe de otro modo.
En primer lugar, el CCyC define qué es el intervalo ya que justamente le interesa precisar cuál es el modo de
contar los intervalos del derecho. Así, se entiende por día: el intervalo que corre de medianoche a medianoche. En
los plazos fijados en días, siempre queda excluido el día desde el que se comienza a contar, o sea, el plazo
comienza a correr al siguiente.
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Cuando los plazos están fijados en meses o años, ellos se computan de fecha a fecha. Por otra parte, se aclara
que para el supuesto excepcional en el que el mes del vencimiento no tuviera día equivalente al inicial del
cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes.
También se aclara que los plazos vencen a la hora 24 del día del vencimiento respectivo, que el cómputo de los
plazos civiles es de días completos y continuos, y que no se excluyen los días inhábiles o no laborables.
Por último, en lo que respecta a los plazos, cuando estos son fijados en horas, ellos comienzan a contarse desde
una hora determinada, quedando esa hora excluida del cómputo, por lo cual el plazo comienza a correr desde la
hora siguiente.
Nuevamente, desde el punto de vista comparativo, el CCyC introduce algunas modificaciones. En primer lugar, es
de notar que en el CCyC es derogada la alusión al calendario gregoriano que hacía el art. 23 CC. Sucede que el
calendario gregoriano es el de mayor aceptación y uso a nivel mundial, siendo aquel que se estructura sobre la
consideración de que un ano tiene un total de 365 días.
Tampoco se utiliza la línea legislativa de los ejemplos como sí lo hacía el art. 25 CC —que, al referirse a los plazos
de mes/meses o año/años, establecía que terminarían el día que los respectivos meses tengan el mismo número
de días que su fecha agregando: “Así, un plazo que principie el 15 de un mes, terminará el 15 del mes
correspondiente, cualquiera que sea el número de días que tengan los meses o el año.
Otra observación que reafirma la mayor simplicidad que ostenta la norma en análisis surge de la falta de
regulación del supuesto que disponía el art. 28 CC, que aseveraba que los plazos señalados por “las leyes o los
tribunales, o los decretos del Gobierno (...) comprenderán los días feriados, a menos que el plazo señalado sea de
días útiles, expresándose así”. Justamente, una de las reglas en lo que respecta al modo de computar los
intervalos en el derecho es que se trata de plazos corridos. Por ende, ya esta cuestión estaría aclarada y no haría
falta reiterar que, en ciertos supuestos, los plazos corren computándose también los feriados, es decir, de corrido.
Eficacia temporal
ARTÍCULO 7º.- Eficacia temporal. A partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de
las relaciones y situaciones jurídicas existentes.
Las leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en contrario. La
retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías constitucionales.
Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de ejecución, con excepción de las
normas más favorables al consumidor en las relaciones de consumo.
El primer párrafo del art. 7° adolece de un error: omite la palabra “aún”. La omisión del adverbio será
urgentemente corregida (ya existe en el Congreso de la Nación una ley de fe de erratas enviada por el Ministerio
de Justicia).
Las normas jurídicas tienen una eficacia limitada en el espacio y en el tiempo. Como sucede con cualquier otra
realidad humana, surgen en un determinado momento y se extinguen en otro.
Esas normas rigen hechos, relaciones y situaciones jurídicas. En muchos casos, tales hechos, relaciones y
situaciones no son instantáneos, sino que configuran sucesiones de hechos, conductas, actos y consecuencias
que se producen a lo largo del tiempo.
La dificultad se plantea cuando se trata de hechos, relaciones o situaciones in fieri, o que no se agotan
instantáneamente, sino que duran en el tiempo, o cuya realización, ejecución, liquidación o consumación
demandan tiempo, por lo que, en parte caen bajo el imperio de una norma, y en parte o partes, caen en otras.
¿Qué quieren decir las expresiones situación y relación jurídica? ¿Son intercambiables?
Roubier eligió la palabra situación, por considerarla más amplia que relación, porque esta se reduce a un vínculo
directo entre dos personas, mientras que aquella puede ser también unilateral y es oponible a toda persona. Borda
afirmó que la mención de ambas expresiones en el texto tuvo por objetivo que ningún derecho escape a la regla
de la aplicación inmediata de la nueva ley.
Situación jurídica es la posición que ocupa un sujeto frente a una norma general; o sea genera derechos
regulados por ley (y no por la voluntad de las partes) que son uniformes para todos. Es objetiva y permanente; los
poderes que de ella derivan son susceptibles de ejercerse indefinidamente, sin que por ello desaparezca la

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situación o poder; está organizada por la ley de modo igual para todos (por ejemplo, el derecho de propiedad, y,
en general, todos los derechos reales, la situación de padre, hijo, etc.)”.
A los efectos de la aplicación de la ley en el tiempo, el CCyC, al igual que la ley 17.711, equipara las expresiones
situaciones y relaciones jurídicas.
Lo importante no es la distinción entre situación y relación jurídica, porque ambas se rigen por las mismas reglas,
sino las fases en las que estas se encuentran al momento de la entrada en vigencia de la nueva ley. Toda
situación jurídica pasa por dos fases: una fase dinámica, que corresponde al momento de su constitución y de su
extinción, y una fase estática, que se abre cuando esa situación produce sus efectos.
¿Qué son las consecuencias? Las consecuencias son las derivaciones o efectos que reconocen su causa
eficiente en las relaciones o situaciones jurídicas.
2.4. Segundo grupo de palabras: aplicación inmediata y aplicación retroactiva
El texto distingue aplicación: a. inmediata (es la regla general) y; b. retroactiva (no permitida, excepto disposición
legal en contrario).
Hay tres posiciones posibles para la aplicación de una ley en el tiempo: ella puede tener efectos retroactivos si su
aplicación se remonta al pasado; tiene efectos inmediatos si se aplica prontamente en el presente; tiene efectos
diferidos si viniendo del pasado, se proyecta al futuro siendo que otra ley la ha sustituido”.
En la aplicación inmediata, la ley toma a la relación ya constituida (por ejemplo, una obligación) o a la situación
(por ejemplo, el matrimonio) en el estado en que se encontraba al tiempo en el que la ley nueva es sancionada,
pasando a regir los tramos de su desarrollo aún no cumplidos.
Los cumplidos, en cambio, están regidos por la ley vigente al tiempo en que se desarrollaron. Del mismo modo, si
antes de la vigencia de la ley nueva se hubieran producido ciertos hechos aptos para comenzar la gestación de
una situación según la vieja ley, pero insuficientes para constituirla (o sea, la situación o relación está “in fieri”),
entonces, rige la nueva ley. Así, por ejemplo, si una nueva ley establece una edad mayor para contraer
matrimonio, el celebrado bajo la vieja ley no es nulo, porque el hecho o acto ya está cumplido. En cambio, si se
casó bajo el régimen de matrimonio indisoluble y la nueva ley establece el matrimonio disoluble, podrá solicitarse
el divorcio, aunque el matrimonio se haya celebrado con la vieja ley, porque la nueva ley no afecta aquel hecho, el
de la constitución, sino la extinción de esa relación, que aún no ha sucedido y por eso está regida por la nueva ley.
El nuevo ordenamiento no se proyecta atrás en el tiempo, ni altera el alcance jurídico de las situaciones y las
consecuencias de los hechos y actos realizados y agotados en su momento bajo un determinado dispositivo legal.
Principio general, retroactividad, orden público
¿Qué significa retroactividad? La retroactividad mueve la ley a un período anterior a su promulgación; es una
especie de ficción de preexistencia de la ley que se proyecta temporalmente a hechos, conductas o derechos,
previos a su promulgación. No obstante, mientras para la teoría tradicional recogida en el Código de Vélez la
palabra retroactividad se vincula a derechos adquiridos, para las modernas doctrinas está ligada a hechos
definitivamente cumplidos o agotados.
-Los hechos que no han podido determinar la constitución o extinción de una situación jurídica, de acuerdo a la ley
vigente en el día en que se produjeron, no pueden, en virtud de una ley posterior, ser considerados como
generadores o extintivos, excepto que la ley sea retroactiva.
-Las leyes que gobiernan la extinción de una situación jurídica no pueden afectar, sin retroactividad, las
situaciones anteriormente extinguidas.
-Las consecuencias producidas están consumadas, no se encuentran afectadas por las nuevas leyes, excepto
retroactividad, pues respecto de ellas existe el llamado consumo jurídico. En cambio, los efectos o consecuencias
aún no producidos caen bajo la nueva ley por aplicación inmediata, sin retroactividad. Hay aplicación inmediata,
sin retroactividad, cuando la nueva ley anula o modifica, acrece o disminuye los efectos en curso o in fieri de las
relaciones o situaciones jurídicas; es decir, los que se producen después de su entrada en vigor.
Por otro lado, en las relaciones regladas por los particulares, cabe distinguir entre ley imperativa y ley supletoria.
La nueva ley imperativa es de aplicación inmediata. Por el contrario, si la nueva ley es supletoria, solo se aplica a
los contratos acordados con posterioridad a la vigencia de la ley y no a los que se encuentran en curso de
ejecución.

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Conforme el art. 7°, la nueva ley supletoria (excepto que sea más favorable para el consumidor) no se aplica en
forma inmediata a las relaciones contractuales en curso. ¿Qué significa esto? Que ese contrato se sigue rigiendo
por la ley vieja, aun cuando está derogada por una nueva. Es lo que se llama efecto diferido, prolongado o ultra-
activo, sobrevida o post actividad de la ley supletoria. O sea, ese contrato en curso sigue siendo regido por la ley
anterior.
La ultractividad es el efecto opuesto de la retroactividad. La retroactividad toca el pasado; la ultractividad se
proyecta al futuro. La ley, pese a haber perdido su vigencia, sigue teniendo eficacia para una relación
determinada, de modo que se aplica a hechos que se produjeron bajo su imperio, aunque en el momento del juicio
otra ley ya esté en vigor. Se identifica, entonces, con la supervivencia de efectos de la ley derogada.
Existe la irretroactividad de la ley, sea o no de orden público. Todos los países que establecen la regla de la
irretroactividad invocan la seguridad jurídica como valor protegible. Si una nueva ley modifica la forma para la
celebración del matrimonio, aunque sea de orden público, no puede ser retroactiva, porque eso implicaría declarar
nulos los matrimonios que se celebraron bajo la vieja ley (Borda).
La regla de la irretroactividad no niega al legislador el poder de dar efecto retroactivo a ciertas disposiciones
porque, en materia civil, a diferencia de lo que ocurre en materia penal, la irretroactividad no tiene jerarquía
constitucional. O sea, la irretroactividad es una regla dirigida al juzgador, no al legislador, que puede establecer el
efecto retroactivo, pero con límites. La retroactividad debe ser establecida expresamente.
Garantías constitucionales
El art. 7° dispone que “La retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías
constitucionales”.
Conforme el texto de la ley 17.711, mantenido por el CCyC, la nueva ley no puede modificar o alterar derechos
constitucionales, entre otros, el derecho de propiedad consagrado por el art. 17 CN.
Por otro lado, el artículo en análisis dispone: “Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en
curso de ejecución, con excepción de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de consumo”. Si
una reforma legislativa altera los preceptos supletorios de un contrato dado, los contratos en curso deben ser
juzgados por la vieja ley, que forma parte de ellos; en realidad, lo que se respeta no es la vieja ley, sino la voluntad
de las partes. Sin embargo, tratándose de una relación de consumo, particularmente cuando el contrato es de
duración, es de presumir que la nueva ley mejora según lo justo, la derogada, en estos contratos de consumo, la
regla sea invertida en el sentido que, al contrato de consumo en curso de ejecución, le sean aplicables las nuevas
leyes supletorias que puedan sancionarse, siempre y cuando, obviamente, por fidelidad a un principio cardinal que
informa la materia, sea más favorable al consumidor. O sea, las leyes de protección de los consumidores, sean
supletorias o imperativas, son de aplicación inmediata.
-Las dos reglas generales sobre las nuevas leyes relativas a la capacidad son: i) tienen aplicación inmediata,
porque hacen a las consecuencias del estado civil; ii) no son de aplicación retroactiva, por lo que no pueden
afectar la constitución ni la extinción de situaciones y relaciones jurídicas constituidas o extinguidas al momento de
la entrada en vigencia de la nueva ley.
4)
Normas Imperativas y Supletorias- (CLASIFICACIÓN SEGÚN EL ALCANCE DE LA IMPERATIVIDAD LEGAL)
Sin duda la ley como expresión típica del derecho positivo, se caracteriza por la coactividad inherente a éste. Pero
esa coactividad puede ser más o menos rigurosa, pues la propia ley ha podido prever que su régimen sea dejado
de lado en ciertos casos por la determinación de los particulares a quienes se autoriza para reglar de otra manera
sus derechos. Obsérvese, con todo, que cuando esto ocurre la ley no pierde coactividad, pues tal reglamentación
de derechos por obra de los particulares se apoya en la permisión de la ley que esto autoriza, de manera que si
esa ordenación resulta jurídica es porque la misma ley así lo ha dispuesto. En otros términos, el imperio de la ley
se presenta en esas situaciones bajo una modalidad alternativa: si los particulares nada han dicho quedan sujetos
al régimen concretamente previsto por la ley; si, en cambio, han usado de su derecho para regir sus propias
relaciones de otra manera, quedan sujetos a esta ordenación, en cuanto ella es querida también por la ley que la
ha autorizado.
Atendiendo a esta gradación en la imperatividad de la ley, según que su régimen pueda o no ser dejado de lado
por los particulares, se clasifican las leyes en "imperativas" y "supletorias":

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a) Las leyes imperativas son aquellas que prevalecen sobre cualquier acuerdo diverso de los particulares
sometidos a ellas. Su contenido se aprecia que es de "orden público" y consiguientemente el comportamiento
previsto se impone incontrastablemente, no obstante el deseo de alguien de quedar sujeto a una regulación
diferente. Así no se decretará el divorcio sino por las causales admitidas por la ley, aun cuando los esposos
concordaran en separarse Iegalmente por otros motivos, v. gr., incompatibilidad de caracteres, porque lo relativo al
matrimonia es asunto que interesa al bien común de la sociedad, no admitiéndose que el interés particular pueda
alterar el régimen matrimonial» que es siempre de carácter rigurosamente imperativo (CC).
b) Las leyes supletorias, también llamadas interpretativas, son las que las partes pueden modificar sustituyendo
su régimen por el convencional que hubiesen acordado. Consiguientemente sólo rigen en caso de ausencia de
voluntad de los particulares, como ocurre respecto a los contratos, materia que en obsequio a la libertad de los
individuos ha sido dejada en primer término a su propia determinación. Pero puede ocurrir que los particulares no
usen de la facultad que tienen para regir sus derechos conforme a la autonomía de su voluntad y para esa
hipótesis el legislador ha previsto un régimen supletorio que se inspira en lo que de acuerdo a la recta razón y a la
práctica de los negocios habrían verosímilmente acordado los contratantes en caso de decidirse a usar las
facultades de que disponían para ello. Por esto tales leyes supletorias se llaman también interpretativas, en cuanto
el legislador ha pretendido con ellas realizar la interpretación de la voluntad inexpresada de las partes.
Las leyes imperativas reinan en el sector autoritario del derecho, capacidad de las personas, familia, derechos
reales, etc. Las leyes supletorias son numerosas en materia de obligaciones y contratos, que ha sido
primordialmente confiada al libre juego de la iniciativa particular.
El carácter imperativo o supletorio de la ley depende de la determinación del propio legislador. Cuando éste nada
ha declarado, el intérprete debe decidir el punto atendiendo a la finalidad de la norma. Si se ha establecido para
satisfacción del bien común o del interés público, la ley es imperativa; pero si se ha instituido en mira de un interés
particular se ha de concluir, en principio, que la ley es meramente interpretativa y que puede ser dejada de lado
por aquellos cuyo interés ella resguarda.
Es decir, serán imperativas aquellas que involucren el orden público, den lugar a la nulidad o a una prohibición
(esta será la manera de distinguir entre una ley imperativa y una supletoria).
Orden Público
ARTÍCULO 12.- Orden público. Fraude a la ley. Las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes
en cuya observancia está interesado el orden público.
El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto legal, que persiga un resultado sustancialmente
análogo al prohibido por una norma imperativa, se considera otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto
debe someterse a la norma imperativa que se trata de eludir.
El de orden público es un concepto variable, bastante estable pero dinámico, porque muta paulatinamente junto
con los cambios operados en la sociedad. Ello determina que no pueda considerarse a su contenido cristalizado
en forma perenne, aunque puede decirse que comprende el conjunto de normas imperativas, indisponibles para la
voluntad de los particulares, y de los principios que en cada momento se consideran necesarios para la
organización y funcionamiento de la sociedad y para el respeto adecuado de los derechos fundamentales de
quienes la integran.
La complejidad de las relaciones jurídicas establecidas hoy en la comunidad determina, por otra parte, que ya no
trabajemos con un concepto unívoco de orden público; en doctrina se distinguen subcategorías, entre las que
cabe mencionar las siguientes:
a. El orden público de coordinación: integrado por el conjunto de normas imperativas que determina la licitud o
ilicitud de los actos jurídicos.
b. El orden público de dirección: orientado a la regulación de las relaciones de mercado, de la organización
económica de la sociedad.
c. El orden público de protección: destinado a la protección de quienes se encuentran en situación de
vulnerabilidad jurídica, social, económica o cognoscitiva; estableciendo reglas y principios que permiten superar
desigualdades estructurales.
Se trata, pues, de un concepto de textura abierta, cuyos perfiles deben ser precisados por el intérprete. Son
numerosas las normas que a él aluden y que perduran en el tiempo, posibilitando que en uno u otro momento de
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su aplicación sean juzgadas con alcances diversos, precisamente por el cambio operado en la noción entre uno u
otro momento de la vida social. Existe, empero, un conjunto de normas que, como las relativas a la capacidad,
hacen a la estructura medular del sistema jurídico y se consideran comprendidas en la “unidad sellada” del
ordenamiento, aquella que solo puede ser modificada o cambiada por voluntad del Congreso Nacional.
A partir de lo dispuesto en el art. 19 CN y disposiciones concordantes del bloque de constitucionalidad federal, las
personas gozan en nuestro país de libertad para decidir si arriban o no a acuerdos y para determinar su contenido;
libertad relativamente acotada en algunos supuestos, como los de los contratos celebrados por adhesión a
cláusulas predispuestas.
Pero, como toda libertad, ella está sujeta a reglamentación y a límites razonables establecidos teniendo en
consideración el bien común, por lo que el orden público constituye un límite indisponible por las partes, y sus
disposiciones son de acatamiento obligatorio. Es claro que la regla contenida en este artículo no se aplica solo a
los contratos, sino que se extiende a toda forma de acuerdo entre partes, como pueden ser los celebrados con
relación a la celebración de un matrimonio o a la regulación de una relación convivencial.
El fraude a la ley: La estipulación contempla la existencia de un determinado acto, realizado bajo la cobertura de
una norma, pero destinado a soslayar o burlar una prohibición establecida por otra, de carácter imperativo.
La determinación de contenidos imperativos permite la estructuración de un sistema jurídico que cumpla con
distintas funciones que hacen al especial interés del Estado, como forma de organización jurídica de la sociedad.
Sin embargo, a menudo esas reglas obstaculizan legítimamente los objetivos ilegítimos perseguidos por los
particulares, quienes se valen de negocios jurídicos aisladamente válidos, indirectos, ocultos o simulados, para
burlarlas en forma antijurídica, aunque no siempre ostensible.
El fraude a la ley se caracteriza por la realización de actos aisladamente válidos pero nulos en tanto tienen como
finalidad la de eludir una prohibición de orden público. Es la causa la que priva de eficacia jurídica al acto
fraudulento.
El acto en fraude a la ley es ineficaz, pues se ve privado de los efectos pretendidos por las partes en razón de su
intención de violar una ley imperativa que debe ser aplicada, desplazando al acto fraudulento. Dicha aplicación
directa de la norma eludida constituye el efecto principal de la determinación de la existencia del fraude a la ley.
Cuando es manifiesta, puede ser directamente efectuada por el juez al que le corresponda legítimamente
intervenir, sin necesidad de petición de parte, o planteada por el Ministerio Público o por cualquier interesado.

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