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Día a día en los diferentes ámbitos de mi vida, comparto con personas de diversas
ocupaciones, formación, edad, genero, valores, situaciones económicas, etc; la
convivencia con ellos hace que me enfrente a situaciones que ponen a prueba la
manera en que expreso mis emociones. En mi condición de madre de dos
adolescentes, en mi trabajo como asesora en prevención de riesgos laborales, como
estudiante de ingeniería industrial y como catequista de niños en la parroquia de mi
barrio, existen momentos en que puedo expresarme abiertamente pero son muchos
más los momentos en que debo conservar la calma o autocontrolarme para no generar
situaciones que afecten la manera en que me relaciono con los demás o la forma en
que los demás me ven.
Con mis hijas el tema no es tan fácil como con los trabajadores, cuando sucede algo
sea lo que sea, tiendo a expresar mis emociones muy abiertamente, sea alegría, afecto,
rabia o tristeza, me gusta expresarlo inmediatamente y espero que ellas hagan lo
mismo, la única emoción que controlo mucho es el miedo porque no quiero que ellas
adquieran los miedos que yo tengo, no quiero que me vean vulnerable por que en cierto
modo siento que yo soy su protectora, su soporte y su guía y pienso que el hecho de
que me vean con miedo puede afectarlas.
Las emociones son reacciones físicas y psíquicas que tenemos a estímulos externos,
son la forma en que nuestro cuerpo y nuestra mente reaccionan frente a las situaciones
que se nos presentan en la vida, los sentimientos son reacciones mentales que tenemos
como consecuencia de nuestras emociones, surgen después de haber tomado
conciencia de la emoción que nos genera x o y situación, después de haber
racionalizado las emociones es que nos quedamos con los sentimientos.