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Progresión con cambios de tonalidad

por Cristián Grüner

REVISTA de Jazz
Jam Session
© Cristian Grüner
* por cortesía de Ares Editorial

Título: Una progresión con cambios de tonalidad

ARTÍCULO:

El tema que trabajaremos en este artículo, reviste cierta complejidad, principalmente debido a
varios cambios de tonalidad que se producen durante la progresión.
Es decir, no encontramos en él acordes o situaciones armónicas especialmente complejas, sino
que la complejidad radica en los diversos cambios que se producen.

En los primeros 8 compases encontramos una progresión bastante frecuente, con los grados
principales de la tonalidad de Ab. Ya en el compás 6, aparece la primera modulación, en este caso
a la tonalidad de C.

Esta modulación es bastante abrupta (de las llamadas "modulaciones directas"), y sucede sin más
preámbulos que el V grado que aparece en el compás 6, antes de caer al Cmaj7 del compás 7.
El Dbmaj7 del compás anterior (compás 5), si bien es claramente el IV grado de Ab, también
cumpliría una cierta función en la tonalidad de C, actuando como bIImaj7, un acorde de
intercambio modal de uso bastante habitual.
En este caso, no debemos preocuparnos demasiado por este análisis, ya que en un caso u otro, el
acorde llevará la escala Lidia.

Los compases 9 a 16 repiten exactamente el mismo esquema, pero en la tonalidad de Eb, que
pasa luego a la de G.

A continuación, los compases 17 a 24, se forman con sencillos II-V en las tonalidades de G
(compases 17 a 20), y E (compases 21 a 24).
En el compás 24, encontramos finalmente un dominante alterado, que tiene la función de
conducirnos nuevamente hacia el acorde Fm7 del compás 25.

A partir del compás 25, se repite de forma casi idéntica, la fórmula del comienzo. En este caso, sin
embargo, no se modula a la tonalidad de C, sino que la armonía se mantiene dentro de la misma
tonalidad: Ab.
Aparece en el compás 30 el Dbm7, IV grado menor de intercambio modal, que utilizará la escala
Dórica, como cualquier acorde m7 de intercambio modal.

Finalmente, a partir de este acorde de intercambio modal, y pasando por un acorde disminuido de
paso (compás 32), llegamos al II-V final, que resuelve lógicamente sobre el I grado de la tonalidad
de Ab.
En el último compás, un dominante secundario (C7), precedido de un dominante por extensión
(G7), nos conduce con suavidad hacia el Fm7 del primer compás.

Hasta aquí hemos realizado un breve análisis armónico del tema, que nos demuestra que, aunque
existen varias modulaciones que le dan cierta complejidad, las progresiones que suceden en cada
una de las tonalidades, son relativamente sencillas, trabajando con los grados principales de las
tonalidades que aparecen, grados como el II, IV, V, VI, etc.

De cara a la improvisación, esto hace que incluso teniendo en cuenta estas modulaciones, la
armonía resulte relativamente sencilla. En efecto, para lograr una improvisación coherente y fluida,
no necesitaremos recurrir a escalas exóticas, ni a complejos caminos para encontrar las notas
adecuadas, bastará con situarnos, con musicalidad y buen gusto, sobre cada una de las
tonalidades.

Así, deberemos movernos, básicamente, en las tonalidades de Ab, Eb, C, G, y E.

Existen numerosos recursos, escalas, y posibilidades diversas para esta improvisación, y en


ningún modo podemos decir que situarnos en la tonalidad de cada momento sea el mejor recurso,
pero sí podemos asegurar que este funcionará.

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