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La vida interindividual.
La vida interindividual es aquella en la que las relaciones son personalizadas, donde sus
protagonistas no son sustituibles y son únicos. Este mundo de las relaciones interpersonales es
humano y por lo tanto completamente diferente de lo social.
Las relaciones son voluntarias y con sentido, ya que se actúa libremente pero con motivos para
tal acción, la cual es el resultado de una decisión originaria de si mismo. Es creada o recreada.
La vida social.
Es aquella que está regida por usos sociales: reglas, normas y pautas de conducta.
Las relaciones son impersonales y se caracterizan por la obligatoriedad como factor
determinante de su existencia; las reglas se cumplen bajo amenaza de castigo.
Es heredada o recibida y es anónima ya que nadie es propiamente responsable de ella.
La actuación carece de sentido y parte de medio que ha fijado la pauta.
La realidad social esta presentada en usos, los cuales se articulan en las sociedades.
Las sociedades son organizaciones con independencia de la voluntad de los individuos y a la
vez es un sistema de fuerza o de violencia que cohesiona el interior y aplica sanciones al que se
aparta de las pautas establecidas.
Las sociedades suponen fuerza y organización, por tanto: no hay sociedad sin organización,
porque ninguna carece de usos sociales y estos determinan quien manda y quien obedece.
Cuando en una sociedad evolucionada estos usos se van diferenciando se establece una
categoría especial llamada usos jurídicos o derecho. El derecho se caracteriza por dos aspectos:
la precisión de los usos que lo componen y que la sanción para cada uso es también precisa.
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LAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA ANTERIORES AL ESTADO.
La polis griega.
Se nos presenta como una cuidad de territorio reducido con una población
numéricamente limitada, en la que las relaciones entre los individuos es estrecha.
La posibilidad de participar en la dirección de asuntos políticos es reservada solo para
los ciudadanos, excluyendo a esclavos, extranjeros, mujeres y menores.
La vida social transcurría fundamentalmente en torno al ágora, en el que discutían los
principales asuntos de la vida colectiva. En algunos periodos, la elección de los
gobernantes se realizaba allí. El ciudadano era gobernante o gobernado.
Debido a su tamaño existió una gran coacción interna y los usos sociales se cumplieron
con mayor rigor.
La vida religiosa era un asunto político, la religión era un problema de la colectividad.
Los cargos no necesitaban un grado muy alto de especialización profesional ya que no
requerían funcionarios especializados.
El imperio.
Desde el punto de vista territorial: poseía una enorme extensión, que implicaba la
imprecisión de los límites mismos.
Se caracteriza por tener un centro de poder con privilegios especiales y que gracias al
poder militar y a la habilidad política logra llevar su autoridad.
Se da cierto grado especialización en algunos campos, como por ejemplo: se dan
ciertos funcionarios especiales que sean capaces de cobrar y administrar los recursos.
Agrupa pueblos con usos diferentes, dando así una heterogeneidad social.
La cohesión es precaria, aunque con cierta unidad política .
La poliarquía medieval.
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LOS ORÍGENES DEL ESTADO.
A partir del renacimiento y en el continente europeo las poliarquías que hasta entonces tenían
un carácter impreciso en lo territorial y cuya coherencia era floja, se convierten en unidades de
poder continuas y reciamente organizadas.
La voluntad de poder: fue la base de todo, debido a que si nadie hubiese tenido interés
en imponerse a los poderes existentes y la habilidad para hacerlo, el Estado no habría
nacido.
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III. La monarquía absoluta.
IV. La nació n.
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EVOLUCIÓN DEL ESTADO: EL LIBERALISMO
El Estado, forma de organizació n política que surgió a partir del renacimiento. Comenzó
siendo “Estado nacional” y “monarquía absoluta”. Frente a la decisió n del monarca de
regir de manera absoluta, surgieron voces que se revelaban y trataban de alcanzar
acciones donde el individuo pudiera desenvolverse libremente.
Contra la tendencia a absorber poderes han surgido dos fuerzas distintas:
Los individuos que reclaman libertad y que en los ú ltimos dos siglos se identifican
con el liberalismo.
Quienes poseían los antiguos privilegios y derechos que fragmentaban la autoridad
y que no han renunciado de buen agrado al poder que les arrebató el monarca.
Para el aná lisis del liberalismo se debe dividir en dos partes:
A partir del siglo XVIII las ideas de limitar el poder del Estado en beneficio del individuo se
convirtieron en un movimiento ideológico que aspiraba a transformar la vida política.
El mensaje central del liberalismo se resume en el principio de que todo hombre es titular de
un importante número de derechos que le garantizan una vida libre y frente a los cuales el
Estado debe contener su acción, respetarlos, defenderlos y asegurarlos, todo esto para que se
desenvuelva de manera digna y fecunda. Todos los derechos que defiende el liberalismo se
sintetizan en la palabra libertad pero esta varia con el tiempo.
El liberalismo supone que el poder del Estado decide auto-limitarse en su acción para dejarle
un campo libre al hombre, pero el cual necesita una sensibilidad espiritual especialmente
refinada para admitir que el ser humano necesita ser libre y desarrollarse plenamente.
El liberalismo lucha por salvar del poder del estado esa zona libre que los hombres necesitan
para desarrollarse plenamente.
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El liberalismo en los países protestantes.
Se dio un liberalismo centrado en la lucha frente al poder estatal, si reservas, sin distorsionarse
por el problema religioso. En este caso la bandera del liberalismo es disminuir la intervención
del Estado en todos los asuntos que no era estrictamente necesaria. Se habla del liberalismo
Manchesteriano que se caracterizaba como un movimiento que tendía a limitar la intervención
del Estado en asuntos económicos. A partir del triunfo de este movimiento se acuña el famoso
principio laissez faire, laissez passer, dejar hacer, dejar pasar, como la única función del Estado.
Como consecuencia de la política de que el liberalismo era la clave de la solución de los
problemas de producción se dejó al trabajador desprotegido y el sistema engendró pronto
enormes abusos, por lo que esta concepción ideológica se llevó al extremo y se desprestigió.
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