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El signo fundamental de que el Espíritu ha hablado es que moviliza a un pueblo en la

proclamación del Evangelio.


Las iglesias que hablan del Espíritu, pero nunca resultan en misión, en realidad no han
recibido el Espíritu.
Si una Iglesia no se moviliza luego de que ha dicho de que el Espíritu les habla, no han
recibido nada, solo están emocionados.
La Iglesia y el creyente que afirma que en él se mueve el Espíritu es uno que siempre va a
entrar en movilización de la misión.
Cuando alguien nos diga que tiene una Palabra del Señor debemos preguntarnos si esa
persona está comprometida con la misión, porque si no es así, si no sirve al Señor, debemos
dudar.
El Espíritu, normalmente, habla en escenarios de misión o para crearlos.
El Espíritu siempre hablará en medio de personas que están comprometidas con el servicio
de la Palabra.
Cuando alguien está inmerso en el servicio de la Palabra, no va a tomar en juego las cosas
que Dios dice.
Debemos preguntarnos qué tan comprometidos estamos con el servicio de la Palabra para
comprobar si no estamos solo emocionados o si el Espíritu nos ha hablado.
Más importante que la iglesia es la misión de la iglesia. Es que a veces las iglesias están más
preocupadas por ellas mismas que por la misión.
Muchas iglesias cuando se pelean se quedan felices con las bancas y los templos, pero les
vale la misión.
Si la iglesia entendiera que la misión es más importante que la iglesia misma, tuviéramos
otras preocupaciones ni nos endiosáramos con las estructuras ni con el dinero. Nos
angustiaríamos más si estamos haciendo la misión.
Para Pablo era indiferente si estaba libre o preso, para él era más importante la misión.
A veces podemos atravesar situaciones que nos amarran, pero si estamos comprometidos
con la misión sabremos que debemos seguir adelante.
Que nadie justifique los problemas personales que los obligan a dejar el ministerio.
No nos asustemos de llegar a tener problemas con la autoridad a raíz de la misión. Es que
la autoridad no defiende la vida, sino el orden; y, a veces, el orden es más desorden y
destructores de la vida.
Hoy las iglesias están más preocupadas por el crecimiento de ellas que de la Palabra. No les
importa qué discurso o show, lo que quieren es que la gente llegue.
La iglesia prefiere contratar predicadores que formarlos, porque lo que les urge no es que
crezca la Palabra, sino la iglesia.
Es importante que la iglesia crezca en el conocimiento de la Palabra, porque si ésta se une
a la Palabra, la iglesia participará del crecimiento que da la Palabra.
Si la iglesia quiere crecer, debe convertirse en heraldo y seguidora de la Palabra, que la
amen y vivan para ella.
Solo a través de la Palabra creceremos y prevaleceremos.
En Hechos hay un modelo de iglesia en el capítulo 19 de servidor, de impacto social, de
victorias ante las adversidades.

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