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Si esto es así, y de hecho es lo que parecen indicar los resultados de las diversas
investigaciones y experimentos neurocientíficos, entonces será pertinente conocer cómo
funciona el cerebro en el proceso de aprendizaje para comprender mejor el aprendizaje
Ahora, ¿qué es el aprendizaje? Aunque existen diversas definiciones para este concepto, desde
la Neurosicoeducación definimos el aprendizaje como todo cambio que se da en las
conexiones sinápticas, producido por la información teórica o práctica que ingresa a nuestro
cerebro en forma de estímulo electro-químico y que produce cambios en el pensamiento y en
el comportamiento.
Donald Hebb, padre de la Neuropsicología, descubrió que las neuronas (células del Sistema
Nervioso) se conectaban unas con otras (sinápsis) formando redes neuronales. Esta es la base
del aprendizaje desde una perspectiva neurobiológica. Cuando una nueva información llega al
cerebro se crea una nueva red neuronal, y si dicha red se mantiene y es reforzada
(potenciación a largo plazo) se va a crear un aprendizaje. En este proceso son de vital
importancia la atención y la memoria.
Según lo que se conoce actualmente, nuestro cerebro cuenta con un sistema atencional y un
sistema de memoria que involucran diversas áreas cerebrales. La atención tiene que ver con
enfocarse, en un momento determinado, en una porción de la realidad y prescindir del resto.
El sistema atencional permite, entre otras cosas, el monitoreo y la activación de nuestro
organismo ante un estímulo con determinadas características; también permite permanecer
en una tarea, seleccionar entre diversas actividades y alternar nuestra actividad.
La memoria tiene que ver con la capacidad para codificar, almacenar y recuperar la
información que ingresa a nuestro cerebro. Nos permite almacenar los recuerdos en función a
diversos criterios (peso emocional, valor para la supervivencia, etc.); además, permite
mantener la información presente mientras la utilizamos y recuperarla de la memoria a largo
plazo en el momento en que la necesitamos (memoria de trabajo).
Todos estos conocimientos nos están permitiendo comprender mejor cómo diseñar procesos
de enseñanza-aprendizaje compatibles con los cerebros de nuestros educandos. Además, nos
hablan de la necesidad de que todos y todas nos involucremos en el proceso de aprendizaje de
los individuos, porque el aprendizaje viene a beneficiar o perjudicar a la sociedad en general.
Nuestro cerebro aprende siempre, en algunos momentos aprende ciertas cosas con mayor
facilidad, pero siempre puede aprender. Por lo que se hace necesario que la sociedad sea un
lugar propicio para el aprendizaje de calidad.