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moliis coiiipnAlíii», p o r Mtílco .V.'Í/JÍOÍ; "El Isfifru m o d e r n o en Alfmnr.iii- y flSnlonclllo •, — PACINA MUSICAL; RBirKiiii-lfi». crtiicUm d e
RninontUíi Kovirn, Ittrn de Ktirti.ini, m ú í k f i <lel mfieslro Cíitiipriihi. - FRENTE A l.A PANTALLA: Grftiicos d e - O r o sin tliieño» y «|Pí>r lo
P o l í l n l - ; Iníoriniiciftn exlriinlcrü y Ecos d e b c r c e l o n o , - LA MODA EN KL CINE: Las m u j e r e s de m o d i i en los films d e )H E u r o p a c e i i ! r « l ' , p o r
NUa Ol/tdya. - MUSEO E O T O G R A E R O : Rclroto d e Allcc Tcri-y. - P E L E - M E L É : Víirlos e s t r e n o s - A R G U M E N T O DE LA SEMANA;
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BASES
PRIMERA. —• Todas las personas residenies en Es- CUARTA. — Las fotografías que nos envíen los
paña, cualquiera que sea su estado y nacionali- concursantes de ambos sexos, se irán publican-
dad, pueden tomar parte en este concurso. do, por riguroso turno, en POPULAR FlLM.
SEGUNDA. — Los que deseen concurrir a este con- QUINTA. —Finalizado el concurso, que se cerrará
curso, deberán enviar a la Redacción de P O P U - a las doce de la ma-ñana del día $i de diciembre
LAR F I L M , por correo, y bajo sobre cerrado, diez del año actual, se procederá, ante un notario de
boletines de los que se publican en todos Barcelona, al recuento de votos.
los mhneros de la. revista con el título v¿Tengo .SEXTA. — E l concursante y la concursante que re-
condiciones para ser artista de cine?», escri- sulten elegidos, podrán disponer cada uno de
biendo en uno de ellos el nombre y dirección ellos de doscientas cincuenta pesetas, que la
de la persona que los envía y acompañados de un Administración de P O P U L A R F I L M les adjudica
retrato en busto y otro de cuerpo entero del con- pa.ra el viaje a Madrid y residencia de siete días
cursante, en cuyo respaldo especificará éste su en la capital de España.
edad, estatura, peso, color de sus ojos y cabe-
SÉPTIMA. — Nuestro representante literario en
llos, deportes que cttlliva, conocimientos inte- Madrid, don Luis Gómez Mesa, presentará a los
lectuales que posee y detalle de las labores ar- triunfantes en'este concurso, al director de la.
tísticas a que se haya dedicado. casa editora de películas {{Hércules Film», cui-
TERCERA. — A l mismo tiempo,- y para no retra- dándose, además, de su instalación en Madrid.
sar el resultado de este concurso, publicaremos OCTAVA Y ÚLTIMA. —Don Agustín García Ca-
otro boletín de votación para que, una -vez ter- rrasco, director de la '^Hercules Film», se com-
minado el concurso, los lectores de PoPUi-AR promete a contratar, para que formen parte de
F I L M llenen dos de estos boletines en el que su compañía, a los que residten elegidos en este
escribirán los nombres del concursante y de la concurso, siempre que reúnan las condiciones
concursante a quienes otorgan su voto. artísticas necesarias para triunfar en la pantalla.
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AÑO I NÚM. 14
DE LA ESPAÑA CINEMATOGRÁFICA
timainente : «El abuelo)), «Pilar Guerra» y «Una extraña aven- llevar al blanco lienzo la zarzuela o el astracán. Quizá sea este
tura de Luis Candelas)). el medio para adquirir renombre peliculero, i Guerra sin cuar-
—Qi/'í son las que más me gustan. .' ' ' tel al cine teatral ! ¡ Muera el cine teatral ! ¡ Viva el cine autén-
—Kn lo que coincidimos, añadiendo «Rosario, la Cortijera» tico !
y «Carceleras». —Muy fuerte le entró a usted, compañero.
—Cierto. «Carceleras» obtuvo excelente éxito por su asunto —Es que, mire usted, me alboroza que nuestras opiniones
vigoroso. sean gemelas.
—Y «JRosario, la Cortijera», por su simpatía. —¿A que discrepan en algo?
—Y por su alegría y por su amenidad. —¿ En qué ?
—Volvemos a lo de antes : a la cuestión de los argumentos. —En que mi director predilecto es Rex Ingram y el de us-
—¿Tan importante es?... ted Griffith.
—A mi entender, sí. La considero trascendentalisima —i Bah ! En lo esencial nos damos la razón : en convenir que
para el porvenir del cine. Los americanos, que son los que más los dos gozan de merecida celebridad.
flojean en este particular, por su enorme producción, andan —Efectivamente,—V ahí va mi mano en señal de confor-
locos en busca de argumentos, y no los encuentran, a pesar de midad.
los numerosos concursos que organizan con ese fin, Y cuando Respiro satisfacción, a la par que recapacito : por fortuna,
los maestros se preocupan, los discípulos... Pero, no al pensar los que guían la nave de la cinematografía española saben orien-
en la fantasía meridional, me siento optimista, y espero que la tarse y retornar al buen camino, cuaji.do comprenden que se
decantada imaginación española invente tramas originales, que desvían. Y resumo, sentencioso ; tdinbién José Buchs es de los
eleven nuestra cinematografía. que se orientan.
—Ese camino me resulta más lógico y acertado que el de . L . GÓMEZ M E S A
• C R Ó N I C A B H ékO ni •
Hasta lo más hondo del alma
Horrible, horrible. H a sido u n a hora de a t r á s , como mínimo. ¡ Q u é cosas m á s chuscas ¿ C u á l c r i m e n ? , preguntaréis. ¡ Ah ! Curiosi-
demasiada duración, m á s larga que !as dem/is son sus instantes dramáticos y qué sin gracia dad insana. Mirad a la pantalla. En la líolsa
h o r a s . Imaginaos la clase de película que vi- sus situaciones cómicas ! Forzando el espíri- reina enorme agitación, ¿ Q u é sucede? E s la
mos. Un melodrama de ínfima especie, de tu de benevolencia e invocando al rey de la ruina, es la muerte que se acerca. En el
esos que liegím h a s t a lo m á s hondo del al- carcajada a caño libre, don Pedro Muñoz h o g a r de un honrado banquero, la desespera-
ma, pero ¡de qué m o d o ! La t r a m a , el asun- Seca, aun so consigue reir algo con las mo- ción cierne sus alas negras. La situación es
to, con ser sentimentalísimo, no nos emocio- numentales tragaderas de «Zampabollosn. insostenible. Se impone el suicidio, m a s no,
nó ni un momento, i si lendi'emos endurecido T o c a n t e al asesinato de Berta—víctima de mil \ e c e s no, la hija salvará al padre, se sa-
el corazón ! O—esto es lo a c e r t a d o — ! si será su deber de madre y amiga, inmolada por un crificará por él, olvidará que es madre y se
pésima la cintita ! Lo que s( nos llegó hasta marido chulo y cruel—, a las angustias de unirá a! hombre bueno que supo comprender
lo m á s hondo del alma fué la contemplación Angelina al separarse de su hijito y a ia me- el espnnloso trance...»
de muy excelentes cualidades desaprovecha- lancolía de los dos hospicianos, permítaseme ¿ P a r a qué seguir? La misión del explica-
das, ¿ Q u é se hizo del t e m a de las pobres callar. dor, cuando de películas melodramáticas se
criaturas entregada? a la caridad oficial? t r a t a b a , consistía en a u m e n t a r , en e.'Cagcrar
Callar, ¡ s a n t a p a l a b r a ! Es lástima que el
N a d a , u n a s escenas de latiguillo, con visos de la nota para llegar h a s t a lo m á s hondo del
rotulador de (d-os niños del Hospicio» no lo
diatriba. ¿Y qué de las aptitudes cinéticas del a l m a . Con rei>etir que «Los niños del Hospi-
entendiese así y diese rienda suelta a su plu-
pequeño (."arlitos Berazn? Deformarlas. ¿Y cio» pertenece, pese a su joven edición, a bas-
m a , ¡ con lo agradecidos que le estarían los
del a m b i e n t e ? Exagerarlo y confundirlo con tantes lustros a t r á s , queda aclarada la prece-
espectadores si hubiese contenido su fogosi-
¡o ridículo. E t c . dente parodia explicativa,
dad ! Tamtxién son g a n a s de no disfrutar de
Dígase lo que fie quiera, el melodram;), el las delicias de la gratitud. Eso de que venga Y acabemos, que el reloj lo ordena.
folletín de fácil y chabacana sensiblería, sólo un letrero—bien redactado, justo es recono- ¡Valencia, Valencia!, bella tierra de artis-
encaja en las inteligencias sin cepillar, que cerlo, y luego otro,' y después otro, y al se- tas, de sol, de mujeres hermosas, de llores,
viven con retraso de a ñ o s o que tienden a vol- g u n d o otro, y a continuación otro, y así su- de encan to, de embriaguez, de alegría :
ver al pasado. Todo novelista, comediógrafo cesivamente, casi sin tiempo para respirar ni ¿dónde la luz de los portentosos cuadros de
o peliculista que presuma de culto, debe des- para presenciar la parle ilustrada de la pelí- Sorolla?, ¿dónde la plasticidad de las esta-
|)reciar!o, por antiestético, por ramplón, por cula escrita, resulta pesadillo, simplemente tuas de Benlliure?, ¿dónde el color, la vida
inverosímil, por estulto... El provocar ias lá- pesadillo. ¿ E s que el cinematógrafo es una de las descripciones de Blasco Ibáñez?, ¿dón-
g r i m a s con cebolla literaria — contrastar ias biblioteca sin mesas y sin estantes, m a s con de la música acariciadora del mae.'ítro Serra-
infamias de un bribón y los sufrimientos de un blanco lienzo en el que leen miles de per- n o ? , ¿dónde el Mediterráneo, el tíMare Nos-
su esposa—o el halagar las bajas pasiones sonas interesantísimo relato? En tal caso, me trum» de poder hechicero?, ¿dónde, dónde.,,?
de! vulgo con cuadros de dudoso gusto, de achico y rectifico. Al enterarnos que te dedicabas a la cinemato-
bazofia, va contra las s a g r a d a s reglas del Si el callar a tiempo es admirable, el habhu' grafía saltamos de gozo. T ú , la artista por
Arte y ello merece un castigo—que general- con oportunidad por allá se anda. Sincera- excelencia, convertida en peliculera, ¡ q u é re-
mente se e j e c u t a — : la indiferenciü del pú- m e n t e opinamos que un explicador de pelícu- gocijo! ; m a s ¡cómo nos e n g a ñ a s t e ! C u a n t a s
blico o lo que es peor : tomar a b r o m a lo que las ücuirenle, elevaría el escaso valor de «Los films impresionaron tus hijos—exceptuemos
el equivocado autor creyó causa de seriedad, niños del Hospicioii a la altura de determina- a Rafael Salvador y a Maximiliano T h ü u s — ,
de revolución de nervios. das subsistencias. En lugar de música, lo ninguna es digna de ser saludada con aplau-
que piden a voces «Los niños del Hospicio» sos, ninguna llega ha.-íta lo m á s hondo del
fiLos niños del Jlospicio»,' film anunciada alma—viríitd suprema de la obra de arte—.
con ruido de bombo y platillos y estrenada con es. no un protector—les basta con el a m p a r o
])rovincial—, sino un narrador de su trage- Y créenos, lo confesamos con dolor, con
inquietante "silencio, no obtuvo el beneplácito pena. P o r q u e , a quien como tú puedo mucho,
de los habituales del M o n u m e n t a l C i n e m a — dia, un charlatán de acento trémulo, llorón,
que llegue h a s t a lo más hondo del alma, hay que exigirle mucho, ¡y KLOS niños del
el único capaz de admitirla por su carácter Hospicio» es tan ¡lOco... !
de coliseo populachero—, Y con sobrado mo- cual corresponde al melodrama :
tivo se rechazó la película en cuestión : es, «Señoras y s e ñ o r e s ; ¡ O h ! Escalofríos de
por su estructura y desarrollo, de medio siglo terror me produce el recordar el crimen. S.ABELOTODO
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
ESPAÑA: Trlmesfre^ 2'50 peseías / Seraesíre^ 4'75 peseíat / Año^ 9*00 peteiat
Exlranjero: 15 peielat año » Pago por adelantado
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CRéNICA D E P A R Í f
y delicada, cuya interpretación por parte de
A propósito del Congreso de cinematografistas los citados niños ha seducido y encantado a
la crítica y a! público.
La variedad de los decorados, que saltan
Kl Congreso internacional de cinema- raza o el anillo de bronce de la egola- desde los pintorescos lugares de iMontmartre
tografistas celebrado en París bajo los tría ? al suntuoso palacio del rey de Bothnie, es
auspicios de la Sociedad de las Naciones, Paul de la Borie resume en ((Cínema- también causa de esta entusiasta acogida,
no lia tenido otra consecuencia universal gacinei) los trabajos del Congreso en las pues el desenvolvimiento de la acción alcanza
que la de liacer resaltar una vez m á s el tres conclusiones siguientes : la más grande diversidad. Esta acción a que
nos referimos, está sostenida por un argu-
egoísmo de todos los que se reunieron I.'' El cinema es una cosa sublime
mento de los más atractivos, escrito por un
para laborar en pro de las modernas exi- (Aquí todos fueron cánticos en loor de autor que cuenta en su vida con numerosísi-
gencias del séptimo arte. este maravilloso arte de la industria). mos éxitos. Fierre Gilíes sabe desde e! pri-
La preparación de este Coiiííreso, la- 2." N o s e ' p u e d e permitir q u e cosa mer instante cautivar la atención de los es-
boriosa y tenaz, no ba dado resultado tan sublime caiga en manos del primer p(?cladores, pues apenas comienzan las pri-
práctico que pueda bacerse notar, jwrqne advenedizo {El egoísmo entona en este meras escenas, nace el interés que no aban-
se gastaron las energías d e todos los asis- momento u n salmo defensivo). dona a la acción hasta el linai del film, pro-
ii tentes en iipólvora en salvasn. Palabras,
palabras y jialabras, y ningún bt-clio po-
3." L o s padres tutelares del cinema
tienen derecho a la vida (Elegía cinema-
vocado por algunos cuadros en que se nos
muestra el Montmartre conocido por las le-
gendas negras y por la historia trágica de
sitivo : lie aquí el resultado que ofrece tográfica, entonada a coro ix>r los con- sus noches inquietas en las que se vio aban-
este Congreso de cinematografía, en el gresistas) . donado Titi, Jean Martín, el pillete, que sin
que la lira de los representantes de E u - La formación del bloque europeo es conocer a su padre vié un día morir a la que
ropa no ha cesado de cantar ni un solq cómicamente desagradable como lo an- le dio el ser en un hospital. Al mismo tiempo
instante. terior, pues por tratarse de un Congreso que sobre esta vida descarga la tragedia su
A este Congreso de la cinematografía le de P a z y de H e r m a n d a d , no debieran de láligu de hierro, en un país lejano se desarro-
faltaba, precisamente, el jalón más fuer- lialier graznado en él los cuervos negros lla otro drama en el ambiente lujoso de la
del egoísmo que, a «tono mayoDi, rinia- corle de Bothnie, cuyo rey al morir deja he-
te con que en el m u n d o cuenta el arte
redera de su trono a su pequeña hija Vania,
mudo : América, que en un Congreso I n - iian las palabras «boicotaje» y «guerra
que después de pasar por circunstancias ex-
ternacional cinematografista, no podía ha- de represaliasi), amenazando a América cepcionales, \'e como sus destinos se unen a
ber faltado. Prescindir del concurso de con el concertante a toda orquesta de una los del pobre píllete en cuyos brazos rinde
América y no solamente luchar sin ella, lucha sin cuartel. todo el amor de su alma a la que la vida
sino luchar contra ella, constituye la ma- En fin, esperemos el próximo Congre- azotó con crueldad hostil a toda humana
yor equivocación de este Congreso, que so que se celebrará en Berlín, para des- compasión.
no ha [lodido, claro está, llegar a ningún nudar la espada mohosa de Quijotes, Merced al claro talento del novelista Fierre
resultado iiráctico. ijue monopolizamos los españoles, para Gilíes, estas aventuras folletinescas no pesan
La cinematografía europea q u e arras- los grandes acontecimientos, pues cree- en el espectador que, llevado en brazos de la
mos que para vencer o se lucha con bue- emoción, sigue con interés los é.-iltos y los
tró una vida pobre durante la guerra, se
descalabros de los jóvenes y simpáticos in-
dejó ganar la partida por los millones de nas armas o se abandona la lucha a los
tér])retes de este film emotivo y sensacional.
América del Norte, que bien pronto se más aptos. Los diques de! egoísmo, Lp interpretación dirigida por Rene Le-
dio cuenta de la importancia de la lucha, siempre nos h a n parecido repugnantes. prince y en manos de Jean Toulont, de Jeane
. Kn el cine europeo se labora con peque- líalzac, favoritos del público de París, y de
ños ca]titales, a pesar de que un más per- JEAN DESJ.ARDIMS los niños Boby Guichard e Ivette Langlais,
fecto conocimiento de la cosa artística les adquiere en algunos momentos tal belleza,
ponga en condiciones de prescindir de los que llega a cautivar al público que rinde su
grandes triunfos del oro, oponiendo a "Titi I, Rey de los píUctcs" admii^ación a estos grandes artistas de la paii-
este momento el fenómeno artístico, más tíilla que, unidos al resto de los intérpretes
La importante Asociación de Cineromans lian dado realce al argumento y vida a la
fácil de resolver cuanto más consistencia emoción que vive en él.
tiene. Pero así y con todo, en la actuali- nos ha dado a conocer recientemente (¡Titi I,
Roy de los ' pületes», , el gran film de La presentación dirigida por M. Devaux,
dad m á s del setenta por ciento de !a jefe de orquesta del Royal, que ha compues-
l'i<!rre Gilíes, puesto en escena por Rene Le-
producción cinematográfi.ca es americano. prince. Después de haber admirado en este to la adaptación musical, es excelente.
¿Cómo puede, pues, prescindirse de este comienzo de temporada las pre.'íentacioncs de He aquí un gran film que honra a la So-
núcleo de productores de la joven Amé- iiMigiH'l .Sti^oguffi), ujim «1 arpunerou, (lEl ciedad de Cineromans y al Pathé Consortium
rica, sin (lar idea de una polireza de es- abanico dt? Lady Windermcren, etc., etc., to- Cinema, que presentó en su sala, film tan
píritu, sólo capaz de pueblos, en los que dos ellos films superproducciones de magnífi- interesante.
la ignorancia mantenga aún el prurito de ca realización, esta nueva obra no ha causa- J. D.
do menor impresión, debido a su admirable
dirección escénica y a su magnífica argu-
mentación, que han recibido del público una
BOLETÍN para íomar parte en el ! acogida de las más entusiastas. BOLETÍN de votación para el Concurso de
Concurso de POPULAR FILM i Fierre Gules ha escrito un argumento so- P O P U L A R F I L M
I 1 bre la vida de ¡os pillctes, en el cual los niños
tienen pajjeles importantísimos que, enco-
''¿Tengo conmciones para mendados a Roby Guichard y a la pequeña Nombre del voianie
ser aríísía flc cftie?" Ivette i.anglais, adquieren im relieve mag-
nífit'ü merced a la interpretación de estos mi-
núsculos actores cinemáticos. Se trata de una Domicilio J
historia de un pequeño rey de los pillete-; pa- número
risinos y de la reina .Vania, ijequeñueia linda Población
Provincia
Voio por .'.
Firma!
Firma:
Este número ha sido
visado por la censura
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El rciablo de maese Pedro
Las malas compañías un ser h u m a n o . Bien (pie fuera posil>le
espiritualizar el barro en que se amas('> al
Se oye decir a menudo, y se ha escrito jirimcr honibre, pero con trapo y cartón
alguna vez — demasiadas veces — cu no se fabrican m á s que muñecos.
los papeles púfilicos tiue, actualmente, Sería ridículo afirmar que todas las
no hay en España grandes cómicos y conqiañías de comedia que pasan por los
menos aún liuenas compañías de teatro. escenarios y hasta (|ue echan raíces en
Se habla y se escribe así con imperdo- ellos, son excelentes. Kn cambio, no
nable ligereza, sin previa meilitacinii o juzgo ningún disparate asegurar que
estudio. abundan más las compañías teatrales
No comparto esa opinión tan genei-ali- buenas y medianas, que las malas y pé-
zada ya ; prefiero quedarme como siem- simas. Lo rematadamente malo, es el
Iire, y, eii todo orden de ideas, con la •re])ertorio moderno que las tales conqia-
minoría. Opino, por el contrario, que ñías suelen llevar. Y cuando no es inde-
pisan las tablados de la* farándula nacio- coroso, es mediocre. Nuestros dramatur-
nal, actores y actrices de recia fibra dra- gos, nuestros comediógrafos — los que
mática y de rica vena cómica y compa- ab;istecen de obras a las compañías—, u<i
ñías discretas, algunas de ellas excelen- dan nu'is de sí.
tes incluso. Lo que escasea, a mi juicÍo;i„ Cuando los que forman la fiu-ándnlu
son los buenos directores de escena y las nacional encuentran un drama vigoroso,
obras en las cuales pueda lucirse el ar- una comedia intensa, lucen su talento de
tista. comediantes, saben salir airosos de su
A los actores o actrices que figuran a .lili:'- Mu lili di: Hniioi lu. i't Hn.-iln- ¡mi-la catatán que cometido. Pero un drama, una comedia
la cabeza del cartel, les suelen hacer los friififó huir unan noclicíi cii ^'nlJ!!clalll•a con .<ii obm así, tardan casi sienqore temporadas en-
papeles por patrón, y esto, que parece teras en llegar. V cuando llega la come-
una ventaja, es, en realidad, un grave dia o el drama de éxito, y se busca en el
inconveniente, pues de este modo, no es cartel el nombre de su creador, éste no
el artista quien ha de crear al personaje, corresponde a un cousa^rado, sino a un
sino el ¡jersonaje el que se adapta a las dramaturgo que se asoma por primera o
cualidades externas del artista. ]Jor segunda vez al teatro. Tal es el caso
Cuando un actor- o una actriz necesi- (le Suárez Deza, con nHa entrado una
tan {]ue su talento de comediantes sea re- mujeri), en la escena castellana, y el de
conocido, tienen que ser intérpretes de Manuel Fontdevila, con nT/a dona ver-
un dramaturgo extranjero o que recu- gen, en la catalana, y el de varios otros,
rrir a un limitadísimo número de obras iiue no cito por no ser tan recientes.
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^ftrt^vyvvws^Ar^^;vvwv^%vhíw•A•^ArtA^vs^^^vwv^rt.rt>lA.•. '^.ñ.rjvvv^jvjv'^jvv.^^jvjvvjvv^./vjvv^rj'tr^^jv.^^j'.r^^'^jvjv^
Miii'irl C!''itiirz CiixiUlti, iir.lnT aenerico de la Compañía l'cdro López Lagiir, acAnr de la Ciimpniu'a liodríyo-
liodrifio-I'eña l'eña qite ar.lúti en el l'oünruma
L a s estupideces y ñ o ñ e r í a s q u e escri-
b e n n u e s t r o s genios e ingenios dramáti- 1 n 1 1 o I:
cos, a c a b a r á n con los b u e n o s cómicos
(|nf, a f u e r z a d e i n t e r p r e t a r p e r s o n a j e s El redactor m á s elegante de KEI Diluvio)»
de c a r t ó n , p i e r d e n su sensibilidad artís- — no es el señor Miró — decía hace u n a s
noclies en un corro de periodistas :
•i
t i c a , c o m o e s t á n a c a b a n d o c o n la l i t e r a -
— N i n g ú n autor ni periodista de Barcelo-
tura dramática española.
na debió faltar a las representaciones que dii'i
A s í , p u e s , l a s m a l a s c o m p a ñ í a s n o son en Romea la actriz italiana E m m a Gra-
/•.'iif/i'iiíu /'/i'sni.s, )ifila¡jilisima actriz de la formución
l a s q u e f o r m a n los c ó m i c o s , s i n o l a s d e artisLica Rodrigo-Peña mática.
M u ñ o z Seca y C o m p a ñ í a — s u s colabora- — ¿ P o r qué? — preguntó uno.
dores—, Ariiiclies y C o m p a ñ í a — í d e m — , — P u e s por eso, por la G r a m á t i c a . '
poeta. Por eso tiene su obra t a n t o interés,
e t c é t e r a , e t c . , y l o s q u e sin f o r m a r s o c i e -
porque en ella vibra encendida la sagrada
d a d l i t e r a r i a c o n o t r o , f o r m a n la v a s t a y
llama del amor, dueña de la emoción en toda Cada estreno en el Goya va precetlido de
])asta c o m p a ñ í a dt; a u t o r e s . . , del ú l t i m o la o!)ra de este gran d r a m a t u r g o que, a pesar una charla de Felipe Sassone. Y la gente se
crimen teatral. de su ju\'entud, sabe üegar tan lejos con su pregunta a s o m b r a d a : — ¿ P a r a qué hablarán
pensamiento y con su arte. . ' .
1:
MATEO SANTOS tanto los que nada tienen qye decir?
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I •
Con objeto de que nuestros lectores encuentren en la página musical las
más bellas composiciones de la temporada, hemos procurado contar
con los más interesantes maestros de la canción y el baile, los cuales
nos han prometido la exclusiva de sus más originales producciones.
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F R NT A L A
Las escenas que publi- "ORO SIN DUEÑO",
camos en esta página, de la marca Fox y de
corresponden a la la que es protagonista,
importante producción Tom Mix.
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A N T A L L Á
Gráficos de la produc- casa Julio César, S. A.
ción PRO-DIS-CO, (POR LA PATRIA!
marca de la que es dis- interpretada por Jetta
tribuidora en España la G o u d a l y Clive B r o o k .
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"El Sol de Medianoche" jSB íiwi nwii iiwi iiwfi iwfi iwii n w tiw. i w fiWi iTM iTM. líM'i nwí. !iWi nwi n ^
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^L[\mm''^mw'«mmm:mmm>^mfmummsm9im**íi!'»!íiiim
^LA H O D A EN EL CINE
Zas mujeres de moda en los films de la Europa central
DespuL'S del fracaso económico de grupo de Walkirias, las mujeres más Lya de Pntti y Lil Dagover, estrellas
Austria, eiiijjoriuní de la moda en la ICu- bellas de los imperios centrales, llevauda todas de la U. F . A., las cuales, en unión
ropa central du- a la grupa de su de un crecido ni'uuero de artistas de* la
rante una época, c o r c e l ligero a pantalla, han hecho de la vida berlinesa
ocupó Berlín el nuestra señora la un paraíso de lujo y de placeres que em-
lugar que en años locura q u e , e n borrachan de gozo al viejo Rhin que, so-
anteriores oculta- vez de su revuel- carrona y filosóficamente, las retrata en
ra Viena, la vieja ta cabellera dada la tersa superficie de su linfa tranquila
cortesana enamo- al viento y sus y runruneante.
rada del Danu- inconscien- Las a t r e v i d a s
bio, que ha sabi- tes p l a ñ í - historias a
do conservar con- dos, iba to- (.pie el
secuente el últi-
mo momento ro-
mántico m u e r t o
en la triste jor-
nada de su abso-
luta decadencia ;
no supo sobrepo-
nerse a la des-
gracia, y mientras
se enternecía re-
cordando los días
i: de sus antiguos
esi>]endores, n o
bizo caso del ale- i'omanticis-
gre despertar que ;,-, mo v i e n e s
florecía en las •*-'*^ ' adornaba
orillas del Rliin con su de-
que, convertido en viejo verde merced a los cadente buen gusto, se repiten
quebrados ritmos del fox y el cliarleston, había a diario cu Berlín, sin estar ata-
abandonado sns altas botas de montar y ves- viadas del miriñaque austría-
tido de frac pirueteal)a locamente por los espec- co, que las ocultaba entre se-
táculos alegres de Berlín, hacia los que la Eu- das, adornos y encajes.
ropa central liabía lanzado sus mujeres elegan- rCl Berlín de la post-guerra,
tes V sns modernas entretenidas. se divierte cuanto puede, bajo
Herida Alemania por el gran dolor de! ven- la luz de los arcos voltaicos
cinñento, cubrió heroicamente su tragedia con que se refleja en los ojos de
la máscara del placer y la alegría. Sus mujeres mil mujeres hermosas. La gue-
elegantes volvieron a llenar con sus locuras las rra les ha enseñado que la vida
crónicas n u m d a ñ a s de las revistas festivas y no tiene valor ninguno si no la-
triunfó en Berlín el acompaña el amor'. Y cantan a
desquite de las ho- la vida y al amor alegremente,
ras letales con que Miss GLADYS
la gran guerra en-
sondireció su rostro
sanguíneo de buen
catador de placeres.
Los grandes salo-
nes de novedades a
la moda, las pelete- cada de jo-
rías, joyerías, etcé- y a s , pieles
tera, etc., volvieron y plumas y
a la vida próspera derrochaba
de los grandes ne- sus energías
gocios, Las más ex- en la pirue-
travagantes m o d a s ta eurítmi-
triunfaban e n l o s ca d e u n
líaseos, «soirées» y fox, o en el
salones de n o c h e . ([uelirado y
Las alegres hijas de ' angular
Berlín, a las que el deseiicaja-
consonante obligó a buscar sus amores miento de un cliarleston. Y fué de
en el Rhin, volvieron a irrumpir frené- este grupo de mujeres bellísimas de
ticas los dancings a la moda, para resar- donde el cinc alemán tomó sus prin-
cirse del silencio a que tuvieron que su- ci¡3ales "vedettes» : e l e g a n t í s i m a s
jetar sus ansias juveniles de eternas niu- como Ossi Ojiwalda y Liane Haid ; de-
ñe(¡uitas de placer. liciosamente adorables como Mady
Sobre el viejo Berlín, retocado y peri- Christians y asombrosamente bellas y
puesto, se lanzaron cual discordante femeninamente encantadoras, como
v^.vvwv%VT.v^vvvu•bV^iV1•V!.%vvu^rtA.%^^wvv^JV^. í
12
I •
A LI CE T E R R Y
intérprete genial de la película ''Mare l^osirum" y de otras grandes producciones ^
de la Metro - Goldwyn
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L E J% E L E
ESTRENOS Eldorado: Santpere derrochó su gracia en compañía de
Visita López, Dolores Plá, Nolla, Arteaga y
"El perdón del rey" .-^'''onso, que consiguieron hacer pasar a! pú-
d e Ascnfo y Torres del AláitiOf blico que llenaba la sala, u n r a t o agradable
I^ovedades: "Margal Prior' c o n m ú i í c a d e Martínez V&Us y di\'eriido.
DUVAL
.Ante un lleno considerable se estrenó por
la compañía que dirige Santpere el «vaude- SARNA ( R O Ñ A )
\'illei: en tíos actos <.ál\ trafec de la vidaii, que CÚRASE EN 10 MINUTOS CON
se salvó merced a la interpretación que de
Sus 75 años de continuada venta y miles
de curaciones efectuadas comprueban la ella hacen los artistas de! Español, acostum- Suifureto CABALLERO
eficacia de tan antiguo y acreditado remedio brados de hace mucho tiempo a salvar obras
Preparado en la FARMACIA MARTÍNEZ malas con excelentes interpretaciones. Venta en Ceñiros Específicos, farmacias y ilirigiéniJose u
S a n R a f a e l , 2 ut». Boijadoo-Barcelona Mucho m á s interesantes que los de estreno, JT. CaballeroRoití-Aparlaila 710-BarceIona
fueron los actos dei c'l'enorio», en los que
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Argumento de la semana
El Sol de Medianoche
Super-Joya "Universal"
Interpretada por Laura La Plante
gemelas... [Así se rompronde que eea zarrapastrosa de "5fi querido señor Kusmin : X'n contratiempo Ine.s-
Olga haya pasado por encima de nosotras 1 perado me impide, nn el úilimo instante, aceptar su
Aconterf! la acción on la Rnsi;i espletidenie y fastiio- —iClitsl... I líl director! — avisó otra. agrailniíle invitación. Mi pobreeíto Shoshi se ha pucislo
sil cié ¡OH Zarpfi, puco antes del memorable chispa/,fi (ic Mientras, en su camarela, la doncella de Olga vestía iiuiy malo. Me teiim que sea apemlieltis.
Sarajevo... a ósfa con el trajo de bolero ron que bahía de presen- "('reo que comprenderá usted mi dolor y que sabrá
Nos hallamos pu mía aiiicwiila del palacio de! Oran tarse en el segondo acto, y le decía coa fono elogioso : perdonar a su siempre amiga,
Duque Sergio, eu San I'elprfiburgo. VA coronel Igor - I l l a sido un éxito, y estaba usled hermosísima, Oiu'i iVof-icíí."
Slyrnine, edccíin de &u Alteza Imperial .y su brazo rie- señorita; iPero el verdadero triunfo será cuando apa-
reclio entro el eoro do aduladores do la camarilla paln- rezca usted 6o!a en este acto! La lacónicn caria enfureció a Kusmin, que empezó
cictía, recordó a é.sle, que pareeia preocupado con asun- —íY qué se dice de mí? i l l n s ofdo alguna rosa? a tirar el servicio que había en la mesa sobre la ca-
tns de muy distinta Índole, que aquel día .se celeliralm —Si, algo he oído, j p a r a (pié engañarla? Entre bas- beza de su secretario, como si él fuera el culpable de la
¡u revista do cadetes en la Academia, j - que en la an- tidores se murmura ya (¡ue es el hainpiero Kusmin el disculpa de Olga. Kusmin acabó por tirar del mantel,
tesala le aguardaba ^\i néquiln. que ha herbó el milagro de que avanzara usted lan estrellándose contra el suelo platos, copas y botella.s.
No obstante la adverlciu-ía, el Gran Duque Sergio no rápidamente on su eiirrera,., Finalrrientc, .lalió del reservado tras do su secretiirio,
demostró muelm prisa en trasladarse a la Academia, —Mi buena Anysia, si Irinnfo ha de ser únicamente que huía despavorido.
cosa que ai fin tuvo que hacer aunque no fuera más gracias a mi arte y no espero la in'oleceión de nadie,., Al oir el Grao Duijuc Sergio aquel cMrépito, salió
qne por cumplir con el protocolo y con la eusluuibre. ni la aceptaré jamás. de su reservado para averiguar lo que pasaba, deján-
Kste acontecimiento era el más ansiado y el mós te- —lAy, señoritri I ¡Por pensar así, como usted, hace dose entornada la puerta, por lo que desde fuera podía
mido [Hir los eadele.í de la Escuela de Guerra Imperial, unos años, me veo ahora de doncella! verse perfectamente bien a la bailarina, que perniaiiecía
pues el acto significaba, para unus, el favor do Su En este momento sonaron los timbres que aniiucia- sentada a la mesa.
Allpza, y con el favor, los honores y el brillo de la ban que iba a empezar el acto y Olga salió de BU —;ir<ila, querido Kusmin I íQué lo ocurre?—exciauui
vida cortesana, y para otrus, la vida penosa de cam- camerino. el (irán Duque al ver al banquero.
paña o lie cuartel, sin e.si)eran/aB de pruiíresar niudio Anysia no se había engañado : Olga Movova triunfó —iC'reerá Su Alteza que una jer me ha dado
en su carrera como no fuese por riiériíos de guerra. más eslruendosamenl-e que en la primera parte de la esquiuazo porque a ÍU falderillo le duelen las tripas?
Su Alteza, el Gran Duque Sergio, comentó a revistar revista, quedando consagrada para siempre como bai- ;A mil IA un hombro que todo Sau l'etersborgo acata
a los cadetes, que aguardaban en corréela formación larina genial, única. y que se honra con la amistad personal de Su Alteza I
bajo sus brillantes uniformes, llevando a su lado al co- Al caer dcnnitivamcnte el telón, Olga se lopó con - vociferó Kiismin, cada vez más excitado.
ronel Iger Slernine, y tras ellos a su Bóquito muy nu- Kusmin, que la dijo : —Sí.,,, pero que no ea velerinario—repuso el Gran
meroso. Su alteza nv. deluvo ante uno tie los cadetes, y - O l g a , su éxito ha sido rotundo, definitivo, indis- lluque con fiema. .
)(rcgimtó al coronel: cutible. ¿Quiere que lo celebremos esta noche, on ana Kusiiüu miró distraídamente en aquel momento hacia
cena íntima, solos usted y yo? el interior del reservado que ocupaba Su Alteza, sor-
—iQuién crf este mozo? Creo recortiar HU fisonoinfa.
—Ks Alexis Orloff, AUeKa — replicó el coronel, salu- —Acepto—replicó '.a joven. prendiémiose de ver allí a Olga.
dando militartucnte. —Entonces a la puerta del e-scenario se hallará mi —¡Caramba!—exclamó el banquero reuriudemlo su
secretario pura acompañarla en mi codic. rabia.—iPero si está aquí la tríuofadm-a de esta no-
M oir est." nombro, comentó el Gran Duque: che! l'ermitamc Su Alteza que entre a felicitarla,,.
—Si es tan liravo como lo fué su padre, será nn ex- —Hasta luego, pues.
Va en el pasillo (pie condiiel.» a su canu'rino, Olga V .sin aguarilar el iicrmÍ,';o, Kusmin se lanzó dentro
celente soldado... Que lo asignen a uii guardia par- del reservado del Oran Duque, seguido por éste, que
ticular. se encontró con su doncella, que al verla, exclamó :
—¡Es el triunfo dennillvo, señorita I jNada menos sospechando la causa de la indignación del financiero,
V lie aqui cómo Alexia Orloff comenzó su carrera que el Gran Duque Sergio la espera a usted en su se rezagó a propósito, haciéndose el distraído,
bajo los má.s balagüeíios Hospicios. camareta! —¡Cómo!,., iVsted aiiui!—murmuró Kusmin casi ai
—Vamos, pues—reiiusü la muchacha metiéndose en oído de la bailarina.
su cuarto e:i el que, efcclivamenle, lii esperaba Su —¡I'st!,,, ¡Ya le contaré in que ha pasado!—replicú
Alteza. ésta, a media voz.
Alexis Orloff lenia on hermano. Se llamaiía Nicolás, Oiga hizo una graciosa reverencia al Gran Duque, Se acercó a ellws Su Alteza, y Kusmin, para disimu-
y era uno de esos visionarios que creyendo servir mejor que a sti vez reverein'.ió la belleza y el arte de la lar, y también por estropearle la combinación, pro-
a su patria, babla abandonado la carrera de las armas joven, con estas palabras : pU.'O :
por la tortuosa senila de la política de opooición y de —Señorita... Acepte usted el homenaje de un admi- —l'ucslo que todos somos amigos,., ¿por qué no cenar
violencia. rador, que nunca creyó que tanta belleza y tanto arte juntos?
Terminada I» revista, Alexis, con varios caitiaradas, pudieran hallarse junios. V so sentó a la mesa, dando por dcscimtado que lo
salió ite la Academia, eneontriindose con Nicolás que, —<!racias por su elogio. Alteza. admitían. i;i Gran Duque, dijo entonces :
al verlo, exclamó : —•Querría usted cenar conmigo esta noche?—pro- —I'erdonen un momento... En seguida estoy con
—¡Qué ¡ásliiiia, liermanitol j Un guapo muchacho puso el Oran Duque Nicolás. iisleiies, .
como In, con ese grotesco disfraz 1 —líncanlada, señor.
—1 listo que tú llamas disfraz es el honroso nnitorme Al quedar solos Olga y Kusmin. ella le dijo:
de un ciudadano que sirve a su iiairial — protestó Ale- —Entonces mí coche esperará a usted a la puerta —¡No tuve más lemedio ipie aceptar la invitación
-xis—. V luego, no queriendo aeguir aquella desagrada- de! eMcenario—dijo Su Allcza, despidiéndose. do Su Alleza! El director del teatro insistió tanto,,,
ble di.''cusióii, se volvió Inicia los otros cadcles, distan- Pero con franipieza, h'. confieso rpic el Gran Hiique me
ciadus de ellos unos pasosi, y les dijo :
m da miedo. En caniblo, con usted, estoy tranquila,,. Me
parece estar más st'gura. más guarilaila,,, ¡Qué sé yol
—C'amaradaa... Voy a prcsenlaros a mi hermano Ni- Freiilo a la puerla de entrada al escenarlo del Teatro Es usled un hombre tan emineule, lan rrs)ietable,..
colila. Imperial, existía un café por lo regular solitario y - I t a c e bien en desconfiar del Gran Duque y en con-
l'ero Nicolás repuso con sjeslo despoclivo : tranquilo, l'ero aquella noche, los nuevos oficiales de fiar en mí—rcpn.'io Kusmin con "una risita de conejo.
—No te molejites, Alexis. No vale la pena. JIc mar- la Guardia y sus couipañero.s do armas, so encargaron —V ahora voy a marchamu'-deriilió Olga, levan-
cho ahora mismo. de modificar un poco la tradición, irroinpiondo alegre- tándose.—Tenemos ensayo por la mañana y hay que
y les volvió la espalda. iiicnte en el cafó apenas terminada la función. levantarse temprano. ¿Irá usted? J ^ a las 'once.
Mientras los jóV!.meB y bulliciosos oficialea bebían co- —N'o faltaré—contestó Kusmin.
II piosamente y ülborotalian el pacifico estalilecimionto, V.n aquel inslaate el camarero avi.só a Ivan Kusmin
en el interior del teatro ocurrían los hechos ya mencio- que lo llamaban al teléfono. Era una jugada del Oran
Aquella noche su daba la primera representación de nados y Glga Miivova entri^gaba a su doncella una Duque liara obligarle a marchar del restaurant. Para
"La Danza de las Joyas» en el Teatro Imperial. breve misiva para que bi diese ni portero, el cual, a eso hizo llamar a su ayudante, el coronel Igor Sternine,
El regio coliseo estaba concurridisiiiHi. La arisUicracia su vez, se encargaría de ponerla en manos del secreta- el cual telefoneaba a Kusmin desde ia cabina inine-
del pergamino y del dinero se habia congregado allí. Y rio de Ivan Kusmin, i[ue aguardaba junto al coche de diala a la que entró aquél.
en verdad que la revista lo merecía. V más aún que éste a que saliera la bailarina para condueiria adonde Su Alleza volvió al reservado y al ver a Olga en
liv revista, aunque presentada con rara fastuosidad, el banquero le había indicado. disposición de marcharse, le preguoló :
digna del eacenario en que se representaba, la primera Ahí, cmiiido en lugar de llegar Olga llegó la carta —¿A dónde va u.sted?
ijailarinü del Teatro Imperial, Olga Movova, una es- por vía jiorterii, el pobre secrelario su puso a temblar —l'referirñi niareharmo antes de que volviera Kus-
cultura viviente, do extraordinaria belleza. imaginando la cólera de' su señor, a la que temía más min,,. ¡ Es un hombre que me da rniedol Además,
OlKa habia logrado puesto la preeminente on la com- qiiii a una tormenta. tengo que madrugar porque luiy ensa.vo por la ma-
pañía, no sólo por su arte, sino por la enorme inlluen- IJno de los oticiales que estaban en el café, e.-iclamó : ñana. Es a las once, por si a Su Alteza le interesa.
ein del poderoso banquero Ivan Kusmiu, cnaniorudo --¡Ahora salen las chicas del coro I,,. ¡Vamos a ver —iV dice usted (iiie Knsuiíii le da miedo?
secretamente de la gentil y hermosa joven. caras bonitas I —JSí. francamente, ¡me da miedo Kusuiin I En cam-
lili el paleo imperial estaban el Gran Duque Sergio Abamioiiaron el establecimiento y So plantaron en bio, con Su Alteza, tan noble, tan ibL^iro, me hallo
y el coronel Igor Sternine, su eterno adulador y acom- la acera del teatro para chicolear a las muchaeliaB. tranquila.,, confiada.
pañante. Enfrente, y en un palco proscenio, fie encon- t'or fin salió Olga Movova, envuelta en un rico abrigo Asf burlaba a<¡uella linda niujereila a sus enamora-
traba Ivan Kusmin con su seeretarin, nn liombreeillo de pieles. Illancos Como el armiño, y so detuvo espe- do.a. El Gran Duque, confiado en lo que decía Olga,
insignificanto por su carácter asustadiío v medroso, que rando el coche de Su Altena, Olga llevaba un perrito, la dejó marchar, Y cuando volvió Kusmin. que al
lio por su talla, que era la corriente. que proporcionó a Alexi.s Orloff, la ocasión do acer- salir de la cabina babta visto en la de al lado al co-
Kmpi'zó la representación, ülga aparecía semidesnu- carse a ella y tiablarla, pues uno de los oficiales se ronel Igor, comprendiendo la jugada, le dijo :
da. De sus muñecas penüía una gruesa cadena sujeta apoderó del falderillo levantándolo en alio para bro-
mear un puco. Olga, al verlo, protestó y eiiíonees Ale- —De mandado a Olga a su ensa.
taudiién a uno de los tobillos. Simliolizatia una esclaví Kusmin no quiso disimular más, y herido por la bro-
rebelde, que se resisto a sucumbir al caprielio del amo xis quitó a su eamarada el diminulo can y se lo en-
tregó a la liermosa bailarina que supo agradecer la ma del Gran Duque, exclamó:
qoR codicia su belleza. —¡Su Alteza es muy flaco do memoria, ¡icro no voy
Olga estaba bermosisinia. Tanto, que su Alteza re- galantería con una encantadora sonrisa, que Irastó para
enamorar al oficial. a recordarle ahora iiegocioi^ pasado--'!.., l l.o que sí
paró en seguida en ella, dirigiendo a ella sola sus gc- sube Su Alleza es que lo que Kusmin so propone,.. lo
bielos. . . Segundos después, Olga Movova tomaba el auto y consigue!
—iQuién es esa preciosa muchacha? — inquinó el so trasladaba ul lujoso restanrant donde la aguardaba —Mi buen Kusmin, olvida usted que EÍ un Gran
Gran Duque, vuelto un niomcilto hacia el coronel Igor, Su Alteza, el Gran Duque Sergio. Duque quiere una rosa... m o tiene más que tomarla I
i|ue repuso ; Iluenas noches, Kusniin-terminó Su Alleza en tono
—lis Olga Movova, Alteza. amenazador, alejándose.
—¡Admirable! jDeliciosa 1 —exclamó el Gran Duque, Quedaba declarada la guerra entre aquellos dos
entusiasmado. En un reservado del restaurant, el Gran Duque Ser- hombres poderosos.
Al finalizar el acto, el teatro vibró en un solo y for- gio aguardaba impaciente a la hermosa Olga Movova.
midable aplauso ii la primera bullarina. En otro reservado próximo. Ivan Kusniin eüperaba a la IV
En su camerino, las coristas, que no podían perdonar misma persomi. Su Alteza fué más afortunado que el
le a Olga el rapidísimo salto que la habia encumbrado, banquero, pues Olga prefirió la mesa y la compañía En bodegón de extramuros de la ciudad,
murmuraban de ella : del Gran Duque a la del financiero, y mientras aquél
recibía gozoso a su gentil comensal, éste leia la mi- se liallaban reunidos uri puñado de jóvenes roinánlicos
—¿Quién Será el prolector de esa mosquita muerta? que pretendían subvertir el orden social, fno de ellos,
—No puede ser otro que ese fauno de Kusmin. Du- siva que temblando de miedo le acababa de entregar
rante' todo el acto no ha dejado do comírscla con los su secrctjario y la cual decía textualmente: hacia uso do la palabra en los siguientes términos:
—Hermanos,.. En ti reloj de la justicia ha sonado
v^rtrfv^JvvvvvvuvvvvvvwvvsAAí^AftAH^rfvvvv^A^í^rti
15
n•^fl.^rt^^^^%^i^.^^.n»^rt.v^:^%^A^rt,%^l^.^í^^Aft.vvv^rtrtAv^flAAA^vvv^A.
Por la iiüfln', i'l (¡nin Duaiip Sercio, volvió ;il 'lYníro
|j)]))er¡.il y imco jtril.i's di; nizunje <•! telón ít\0 :i] Í".¡-
iiKTiim [¡f (>In;i. Kst;il]H i'slii vistiéndose ¡y.w.t siiiir ;i
rflii'ii') y SI' (niillii lr;is un biiiiiiln) iiiii; liii!ii;i ;ii hitli>
de l;i inuThi. Ihiiiliirnii ili' cita j^iiisa ,v Üii Alttv.:i iim-
f)iisi> :i l.'L hnilai'iii;) i'i'i>iir Jtuito.s ili'.-^tmi's di' IN I'LIIK-ÍÓII,
sin i'l iiidiKl'ii di' (|iii' esta vez los irili'iTi]iiii>ÍL'r;i KNS-
Miin. Ülpa ri'liii^i'i .v ciilniiaíri el Griiii Dinjiu- li' runo U-
[irniiifiticra hai'i'ilii ;i hi siguiente iioclif.
MietitrüM MDrili'iiiitii fisle di^Uügl^ lleKtl a! i'fíii'ijajiíi
el oílrial Alexis iJrturf c! (luo dijo a In ciiniarera de
lilíxn (|iie era ¡iiijinseiiidilile (liie él hablüra en si'tíiiida
a ht .inven, Anysia eiilió en lit eaniareta annneiániiiiln
asi a !a li:iilarinu (pie !a dejó en BU lutíiij-, tras e)
liioinljo, s;iliendo ella ¡xir la otra parto sin une el (irán
Dnniíe .se nrieniliicra del eiirnbio.
Alexis exiiüni a (iltí^i cu cuatro palabraü la deten-
i'ión de su liiTiiianí). indieándiilo i)uc sólo el (Nan IJii-
i(ue Si.Tííii» [íorlia salvarle. (H(ra rellexiiiuó nn sc^iiinU)
y lui'iro re|insii i|ije (en(a el jii'enenlniíienlii de (|iii'
ludii siildría liien, despidiéndolo liasta después de la
finieión.
la hora linica. iLos i lu'ridos roinpañeros i[in; van a ser Cnamlo <llt;a rriíresó ii sn cann'rinn, el firjuí Iiniine Pero al notar que la indignaeión de la ,iovcn no era
de])ijrlados a Silieria, elanian venjíaii^a! lialija initailo ya el eandiiu y la liailitrinii, Irns piídirle nngikia y que se disponía a marchar. ,se excusó ;
Nieoliis Orloff, el liiTuiaiio de Alexis, se levanLO para la perdonara y exeusurBe por su inoineiilánea anseneiit, —Perdóneme.,, No podía eomiirendcr.., ¡Es lan ram
derir. i'im va/, vihraule : le dijo ; en mi vida una resisl^jncia asil... Pero no tenga usted
—i\ii delieiiios aventurarnos loiiavia en un (íolpe de —I.o lie pensaiio mejor y aeeptü la invitaeiún de Su miedo, señorita. Lo deploro sinceramente. Mi edwán
uní no ipie si fracasa inu'de reiiresentar la ninertü de AllP'/a... con una sola condición. la conducirá a usted a su casa.
niuelKis de nue.-ilrris I (riuaniis. 'l'al ve^ el nnsiiio íiran —i ünál ? lífectivamenl^', el Gran Duque abrió la puerta de
Du'pie ¡irncu-a la iw:niini¡nia de sas reijn)ínard<;s esbi- —<íue seo jiiieslo en lilierlad el esfiidi;irite ipie fi)é la cámara ipara ordenar al eonine! Igor yternine que
rriis... Hay, inu's, une rni in'e.-.ijiitav los aeonteeiniicnlos. lieleiiiiiü lioy en el palacio de Su AHe/a. comlajera a Olga a sn casa. Al ver en su puesto al
A la Mii^iii:i biira ([wi- en e) iiodetiiui se iironüneia- lenienle Orloff, le hi/o entrar a la cámara y le ilijo .
lian enei'tiilitlas frase- de líberlad, liis olieiales di' la —.Acompañe a esta señorita a sn casa. Salga de pa-
(Juardia tninsitalian piir las calles eiijíidos del braxn, lacio por la puerta jat^^ral y procuro que no sea vista.
después de Intlii'r ¡¡cmnineeidii toda la iioe.ln; en un Olga estalla de espaldas a ello.s y al volverse, ella y
eabiiret para relelirar sn ])re(iioeióit. Alexis se reconocieron con estupor.
Aijiiella misma mañana. Akxi.'- OrlofC etieoiitró a —¡Tú!... jTú, la "agradable compañía" del Or;in
(Hila ílovovii en un jardín iifiblieo. listaba la Joven Duque !—exclamó el ji'ven oricjid, Y loco de rabia, se
Henlnda eji mi banco y el i)fieiul se ¡leercú a ella y abaian/ó sobre Su Alle/a, abofeteándolo. I.iicgo, huyo
liieiTo de saludarla, le pretinilla : prcci)iitailameiile, mierüras el Gran Duque ilamalia ;i
—iNo ni<i reeonoec iisleií. sefM>ritar sus oñciales, ordenándoles :
Ul(;n se iiiiedó mirando al (íallardo oficial y tra,-; an —¡Que se busque al teniente) Alexis Orloff por toda
oíoinenlo de varilai-iiin. ii'pa.sií : la ciudad y que so le haga comparecer ante un Con-
—S(, lo reciterdii. Ñus vioiOs anoche |mr primera ve/, sejo tic Guerra sumarísimo!
al salir yo del Teairo Jio¡i[TÍal. —; Perdón! | Perdón para él!—imploró Olga, angus-
—.Inslairierilc, señorita. tiadisima.
'í'i'nía Olga u su íalderillo en bra/os y Alexis in- —(Sólo la niuerie pueile horrar el ultraje! ¡Es la
ilidrii'i : ley!—afirmó Su Altí/.a.
—J J'ucilo saher róino si; llama?
—Shii.slii. Vil
—,1 < 'ómo ? Olga ílovova pensó en el medio de salvar a ^it Ale-
—.Sliiis-lil — rcpilió la bailarina .sonriendo delieiosn- xis. No hall-indo otra solueióii, pensó que sólo el poder
nuTilr- y la influencia de Iva ti Kusmin podía arrancarlo de
- í V usted? las garras de la muerte y fué en su busca ofrcrióndole
' -OlKa, su vida imr la del amado, Ktismiii sonrió cinicameiile
—OI(;a... ¡Qué liernmso nombre de mujer; Olíja ! y repu,--:!! ;
—^y el suyo?--•prejínnfii la joven, —1.0 intentaré. Por la mañana telefonearé a nsted el
—Alexis. iiHirliai'ho— resultado de mi gestión.
—Tiinibién e,s bonito Alexi,s par;i Al díii sigiiieiile lior la mañana. Kiismin se jire.sen-
afirmó Olga. laba en cas;i de Olga, diciémiole :
\M eittJien/ri el idilio. Desimés,,. --¡ Huena.s noticias. Olga! ¡Tollo ha salido bien t
- j O n é naricita roÍLi adorable... ijué.dicnli's más re- Kl Oran Duque llaim'' a su ayudante y Ic ordenó : Alexis éslá a salVo en mi .vate, que lo conducirá a
chiiiailines,., ([uí)!,.,—exelann'i ,VÍe\is eon eiitnsiasmi'. —•Mande qoe suellen al liesilicíiado que Iiice detener liiierlo seguro. Pero antes de partir de Rusia, el pobre
V como ella sonriera, prosiguió : boy en iialacio. quiere viTla a usted.
Quisiera decirla coHae bellas, Oliía..,, pero no pnedo. -M-racias, gracias, amigo Kusmin! K\\ .seguiíla estoy
Y cuanrlo :iqucl!a misma tioebe, bajo el ópalo de la lista— exclamó (JIga, eiilr;tiido en la hahilacióii inme-
Parvee i'omo si todas las ideas, todas las ¡lalabras lin- rliilce Seleni', Olga y Alexis se arrullaron, él ya sabia
liieraii hnído do mi. diata para ponerse un sombrero y un abrigo. Anysla
que sti hermano había sido puesto eu llbcrtail, sin que su doncella, le advirtió :
<)l>ía, miró su reloj y dijo; ninguno so explicara ('•ónio >e Indiía realizado el mi-
--;iHi! Debo maretiarme iiiiniiie a las once leneinus lagro dp la redención, —¡Tengo miedo, heñorila! ¡No se fie usted! ¡No
ensayo. vaya 1 Ese Kusmin tiene fama de ser un perfecto ca-
nalla y es capaz de tcdo...
—jl'odría volver a verla lioy? — preguntó Alo.xis. VI
—A las cinco en 'n «Cosa de Té", cerra del teatro ~ Pero la confiada Olga la atajó;
conixMlió !n bailarina. Olga fué fiel a su promesa y ai siguiente üia, des- —iTontiiia !.,, ¿No comprendes? i Voy 1 ver a A!e-
Poco antes de las onci' ya estaba Tvan Tínsmin en el pués <le la función de nuche, entró en el palacio del xia! No haré más que despedirme do él. y dentro de
Teatro Impitrial. .Se (rope/ó al director, rccrimimiiidole Oran Duque ,Sergio para cenar con él. Precisamente la una hora estoy de vuelta.
poripje jiilliiyéi en el ánimo lie Oltra Movovn liara <iiie misma iKiche. Alexis Orloff liai'ía .su primera guardia Dicho esto volvió a reunirse ciin Kusmin y poco
aceiitara la invitación del (Jran liaipje Scri^io; pcrn en jialacio y así so 'o conuiiiicó al cormiel Jgor Ster- después salían los dos hacia el puerto.
el director del teatro le juró cien veces que él no nine, al que buho de presentarse. I'll coronel infiirnió Va en el yate, la dijo el cínico hanquero :
liabia inlerveaido en aquella invitación y que sóio ,se a su ve/ ;il joven olieial lie giiaril¡;i, ijiie Su Alte/;i —Dentro de unos minutos verá usted u Alexis.
lr;il:iba de una <lisi;ul]ia de la liailarina. Tnqierial estaba en agradable coiiip:iñia y que se cui- Olga iioló (|ue el yate navegaba y pareció extrañ:irsc
Kiismin entró en' el camerhu) tlii OIRO y ésto ,se dara mucho en estorbarle bajo ningún pretexto y ocu- de ello, por lo ([ue Kusmin hubo do tranquiiiy.arla di-
mostró e.xtrafiadisinia de verle, rogáiKlolo quu nc mar- rriera lo (juc ocurriera, ciendo que ei;i ¡ireciso para ¡dejarse del muelle y dejar
chara. I')! mismo ííraii limpie corroboró poco después las a .\lexis en sitio más seguro.
—il'oro lio me dijo usted que viniera al ciisayor— palabras de su ayudante, ordenando a éste de que li- L'omo el ticniíio transcurría ,v .Mexis Arlolf no se pre-
protestó el banquero. cenciara a lodos los oficiales, pues aquella noche no •seidaba, a pesar de las [irome.sas di; Kiismin, éste urdió
•: —Piies hádase in cuenta de que se ha cipiivocado .v lenta necesidad de ,-ii gu;irdia parlicular, FA corone otra mentira, asegurando (]ue el uncial, después de li-
que es para otro día—reiíuso la joven con lirmc/a. rogó entonces ;d lenieiile .Alexis Orloff que lo sii.sii- bertado por él, había huidn con otra mujer. .\1 conies-
—¡Comiiroiiilol ; Espera usted al Gran Itiique !—b;ir- liiyera por una hora a Ini de dedicarla él a un asun- tarlc Olga, llena de terror, que no lo creía, re))uso el
holó Kusmin, que salió furioso (¡el eanierino. lilio de íiidide privada, banquero:
I'ji ciianlo hubo desaparecido el banquero, Olfra lO'- A poco de ocuij.ir Alexis el puesto de BU coronel, las —¿Que mientor ¡Tal ve/! Pero lo importante es que
denó a su domailla que mandara lelefonejir a Su .Vi- dulces notas de un idaiio aenriciaron su oído, lia mú- está usted eiv mi poder,., jQao estás aquí y que esta
tela diciendo que so habla sospendidii el ensayo, sica quedó irdernmijiida brnscameiile, lira que Bu .Al- ,será la líltima ve/ ipie le btirles de Ivan Kusmin 1
te/a osó Itesar a la bailarina mientras ésta tocaba el Pronunciadas estas palabras, Kusmin se arrojó sobre
\ piano, al tiemiio que cxclaiiiaha : Olga Clin furia de fauno.
Durante I':Í;[C tiempo, An,vsia, alarmada con la tardan-
—iTe ijiiiero, (Jiga I íMe o,ves? iTe deseo como Ja- za de la joven, .se había presentado en el palacio del
\ 1,'is cinco, Olga y Ale.vis se ciilrcvisturon en la má.S lie deseado :i ñinga mi otra mujer!
i't'a.sa dü l'éii, sesiín habían lonveniüo por la niaúana, Oían Duque, infunnándolo de que Kusmin había con-
lilla le habló de sus aocños, de sus anhelos y Él replicó dueido engañada a Olga a su yate.
entonces : K! Gran Dinpie, que ae interesaba demasiado por la
—También e¡i mi alma existía esa visión idea!, e.Ha liailariiia, ordenó al Aimiran1a/go i[ne pusiera a su liis-
mujer soñada que lodos llevamos dentro; pero que no liosición í'l más rápido de los deslroycrs y, acompañ;iihi
es más que eso, un sueño, ,\iniclic, cuando la vi por únicamente de su ayudante, el coronel Igor Sternine,
primera ve/, la dulcí; visión enijiezó a lomar forma... .se laii/ó a la caza del yate, ciw! que no tardó en lograr.
V e-i|a mañana comprendí que mi suefio era realidad- .\zile la promesa de Olga de eritregarse a él si se
—f, V si la mujer iiiful, la mujer do sus sueños, mi llegaba a tiempo de salvar a Alexis que debía ser eje-
fuera más ipie uini... hailarina?—observó Olga. cutado aquella mañana, el Gran Duque hi/o qm- el
—; No [lor eso dejarñi de ser la mujer soñada, Olga I destróyer volara sobre bis aguas otra ve/ hacía el
exclamó Ale.xis arreiíatadanienfe. puerto.
I'ero dejemos soñar a los dos enamorados y sigamus Cuando llegaron a IP vieja fortalo/.a y entraron en
a Nicolás Orloff y a tres de sus eamaradatí, que sü me- .•1 riolio donde Alexis Orloff, ya degradado, iba u ser
tían con él en el palacio del (¡ran JJuque Sergio con jiasado por las armas, el ex oficia! caía a tierra.
la pretcnsión do verlo. - i J l e n m s llegado t.irde? — impiirió el Gran Duque.
Los recibió el coronel Igor fiternine y al conocer las - A u n no se Íia disparado. Alle/a — repuso el ohcial
preteiisione.i de los reviiiucionarios les dijo que para ([ue mandaba el pelotón.
entrevistarse con el tUan IJuijuc tenía ésto que conce- —J'lntonces...
der audiencia de aniemano. —No es más que ui. desvanecimiento.,. No fué el
Nicolás, repuso en íoniiiL desenmpiiesía : miedo a hi muerte, sino la afrenta de la degradación lo
—i Cuando está en juego la vida de unos hombres, rpu; lo lia restado tuer/as,
no liny fórmulas qao valgan! |Tenemos (pie ver n Sa V cuando Alexis abrió los ojos, se vio en hra/os de
Alle/a, inmediatamente ! su amalla, y junto a ellos al Gran Duque que decía ;
Ocurrió lo que era de esperar, (Jue ül tiran Duque —Que ¡¡reparen el iiidiilto para ipie lo ¡irme inmedia-
.saliera de la .sala en que se encontraiía echando una tamente... y que lo devuelvan los galones a ese lo-
partida de iH'hri' con sus ayudiiiil.cs y ipic ordenara la co el o-
detención del insoleiiiL'. líntoüces supo Alexis Orloff los sacrificios que Olga
lloras más tarde, IOJÍ amigos de Nicolás enteraron Movova iiabia liedio por él,
¡i Ale.xis, su hermano, de la detención de éste. I-'IN
vvwv^J^rt^v^v^ftrtrtJVvvv^rtí^%vv^^rt^uvv/vw^rwvuvu
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