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S. S. P I O X I
A NUESTROS VENERABLES H E R M A N O S
PATRIARCAS, PRIMADOS. ARZOBISPOS,
OBISPOS Y A LOS O R D I N A R I O S DE T O D O
LUGAR
QUE ESTAN EN P A Z Y C O M U N I O N C O N
L A SEDE A P O S T O L I C A
"Alter Christus"
PODERES INEFABLES
El sacerdote, f i n a l m e n t e , continuando en
esto la misión de Cristo, el Cual "pasaba la no-
c h e rogando a D i o s " (Lucas, V I , 1 2 ) , y qué
" s i e m p r e vive para interceder por nosotros' 1
<Heb., V I I , 2 5 ) , como público y oficial i n t e r -
cesor de la H u m a n i d a d para con Dios, ha e i r
cargado y mandado .ofrecer a Dios, en nombré
de la Iglesia, no sólo los sacrificios propiamente
dichos, sino también el " s a c r i f i c i o de la ala-
b a n z a " (Salmos 4 9 , 1 4 ) , con la plegaria públi-
ca y o f i c i a l . Con salmos, preces y cánticos, to-
mados en gran parte de los libros sagrados, o f r e -
ce a Dios cada día el debido t r i b u t o de la ado-
ración, y cumple el necesario deber de i n f l u i r
en la Humanidad, hoy más que nunca afligida,
y más que nunca necesitada de Dios. ¿Quién
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Imitador de Cristo
El celibato
Testimonios antiguos
El celo
La ciencia
Pero la figura del sacerdote católico que Nos
queremos destacar a plena l u z ante la . mirada
d e todo el m u n d o sería incompleta si o m i t i e s e '
m o s la m e n c i ó n de o t r o i m p o r t a n t í s i m o requisi-
t o que Ja Iglesia exige de é l ; la ciencia. El
sacerdote católico ha sido c o n s t i t u i d o " m a e s t r o
e n Israel", (loan 111, 1 0 ) , habiendo recibido de
C r i s t o el o f i c i o y la m i s i ó n d e enseñar la v e r -
d a d : "Enseñad a todas las gentes". ( M a t e o ,
X X V I I I , 19) . El debe enseñar la doctrina d e
la salud, y de esta enseñanza, a semejanza del
A p ó s t o l de las gentes, es deudor '"a los sabios
y a los i g n o r a n t e s " . (Rom., 1, 14) . Pero ¿có-
m o podra enseñarla si no la posee? " L o s labios
d e l sacerdote deben custodiar la ciencia y re-
q u e r i r á n la ley de su boca", dice el Espíritu
Santo por medio de Malaquías; y nadie ha po-
dido decir nunca en recomendación de la cien-
cia sacerdotal una palabra más grave que aque-
lla que pronunció un día la misma Sabiduría por
boca de Oseas: " P o r q u e t ú has rechazado a la
ciencia yo te rechazaré para que no cumplas mi
s a c e r d o c i o " . El sacerdote debe, plenamente,
poseer la doctrina de la fe y de la moral cató-
lica, debe saberla proponer, debe saber rendir
cuenta de'Jos dogmas, de las leyes, del c u l t o de
la Iglesia del cual es m i n i s t r o ; debe disipar la
ignorancia, la cual, no obstante los progresos de
la ciencia profana, oscurece en el aspecto reli-
gioso las mentes de tantos contemporáneos.
N u n c a es tan o p o r t u n o c o m o hoy el aviso de
T e r t u l i a n o : " E s t o solo desea la verdad, no ser
condenada sin ser conocida". (Tertuliano, A p o -
log., c. I) . Es deber de sacerdote disipar de los
e n t e n d i m i e n t o s los prejuicios y los errores acu-
mulados por el odio de los adversarios. El, debe
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La preparación adecuada
La elección de candidatos
Graves responsabilidades
Temores varios
Exhortación finaf
Recogimiento y oración
A los seminaristas