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CAPÍTULO IV
EL DESARROLLO DE LA POLIFONÍA EN LA BAJA EDAD MEDIA. DEL GÓTICO AL
RENACIMIENTO
La época del arte gótico La estructura política, social y cultural de Europa se transformó como
consecuencia de la evolución de la conciencia social hacia la justa apreciación de los valores de la
vida terrena, sin perjuicio de la vivencia religiosa, por lo cual se llega a instaurar un verdadero
humanismo cristiano. Por mucho tiempo se pensó que tal actitud había sido una conquista del
Renacimiento italiano en el siglo XVI, pero en realidad su origen se encuentra ya en el bajo
medioevo de los siglos XIII y XIV: la época de Dante, Petrarca y Boccaccio.
Esta concepción humanista cristiana implicaba la reconciliación del mundo de lo terreno y natural
con el mundo de lo espiritual y místico. Tal reconciliación la encarnó San Francisco de Asís,
enamorado de la naturaleza, en tanto Santo Tomás de Aquino –el Doctor Angélico- la realizó en el
mundo del pensamiento filosófico con la revaloración de Aristóteles desde la perspectiva cristiana,
que había reaparecido en Occidente gracias a los filósofos árabes Avicena y Averroes, sustituyendo
el platonismo que imperó desde la época paleocristiana y durante el alto medioevo.
Los humanistas italianos fueron los que utilizaron el término “gótico” como sinónimo de bárbaro.
Lo gótico fue visto como la expresión de un mundo decadente que se situaba entre el tiempo
“moderno” y el mundo antiguo de los clásicos.
Al ascetismo y principio de autoridad imperante en los grandes monasterios del período románico
suceden la alegría y libertad de las órdenes mendicantes, monjes franciscanos y predicadores
dominicos. A personalidades de excepción como el asceta y el caballero andante -que se mostraban
como modelos a la sociedad- sigue la dignificación del hombre común. Es la época del
florecimiento de las ciudades con sus gremios y artesanos, mientras declina el poder de los señores
feudales. Éstos, empobrecidos por las Cruzadas, habían tenido muchas veces que solicitar
préstamos a los adinerados comerciantes de la ciudad, desprendiéndose de derechos y privilegios a
favor de los ambiciosos burgueses.
La expresión plástica de la época se da en el estilo gótico de la arquitectura, en la escultura de los
imagineros y en la pintura de los maestros del vitral y la miniatura. Estas manifestaciones artísticas
detectadas desde fines del siglo XII -hasta el siglo XV inclusive- son fruto del espíritu popular de
los burgos o ciudades, que demuestran cada vez un mayor vigor. Las catedrales góticas son la obra
anónima y comunitaria de los gremios de las ciudades, que las decoran con estatuas, inclusive fuera
del marco de las iglesias mismas, en todo su contorno.
La música de la época gótica está representada por tres tipos principales: a) la canción popular,
profana o de temática religiosa, de carácter espontáneo, simple y monódico, que venía desde épocas
anteriores; b) el arte de los maestros cantores, también de carácter monódico, pero mucho más
elaborado, y c) el denominado Ars Nova, que significa un logro pleno de la polifonía medieval.
El desarrollo de la canción popular
El desarrollo de la polifonía, así como de la escolástica y la racionalidad del arte gótico -o como es
el caso del descubrimiento de la perspectiva en la pintura-, representan aquello que Ettiene Gilson
denominaba acertadamente la modernitas medieval, la primera modernidad en la Baja Edad Media.
En la época gótica se advierte un cambio en el sentimiento de los textos, de acuerdo al nuevo
espíritu del tiempo y de acuerdo al humanismo cristiano, que se va consolidando a la par con los
nuevos idiomas que se forman en Europa: las lenguas romances. En lo musical, las formas
adquieren nuevos contornos, la sonoridad se torna más suave y menos ruda, y su ritmo se acerca
más a la danza. En lo religioso las muestras más características siguen siendo los laudi spirituali
(himnos espirituales) como las fioretti (florecillas) de San Francisco de Asís y las cantigas españolas
y portuguesas. Los temas profanos siguen manifestándose en las frottole (frutillas) italianas, las
chansons (canciones) francesas y los villancicos españoles.
Guillaume de Machault (1300–1377) es la más ilustre figura del Ars Nova en Francia. Casi toda su
música es profana en los diversos géneros vigentes; entre sus obras se tienen alrededor de cuarenta
baladas, numerosos virelai y rondeaux, destacando entre éstos el célebre Ma fin est mon
commencement (“mi final es mi principio”), título que denota una forma novedosa para la época y
de sumo interés. La obra más importante de Machault es la Misa de Notre Dame, cuya polifonía
contiene agregaciones verticales que forman verdaderos acordes, obra precursora de una
estructuración armónica que sólo se afirmaría dos siglos más tarde. La Misa de Machault presenta
por primera vez una concepción unitaria y orgánica en sus diversas piezas: Kyrie, Gloria, Credo,
Sanctus, Agnus Dei, con presencia inclusive de elementos melódicos comunes.
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..... En el Ars Nova y en particular en las obras de Machault se precisan los conceptos de isomelos e
isorritmo, que cobrarán gran importancia en el desarrollo de la composición musical. Isomelos
implica que en el desarrollo de una idea o su repetición se mantienen los intervalos pero el ritmo y
la duración de los valores se modifica. Isorritmo significa que variando los intervalos e inclusive su
dirección se mantiene una figura rítmica
(N.E.). ....................................................................................................................................................
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En Italia el Ars Nova tuvo a Florencia como centro principal y coincidió con la maduración del
idioma italiano debida a Dante, Petrarca y Boccaccio. La música evoluciona en el mismo sentido
del dolce stil nuovo florentino en la literatura; esto se logra con la propagación en la polifonía de los
intervalos de tercera y sexta, más suaves al oído, así como al cada vez mayor predominio del
melodismo y el virtuosismo vocal, propio de los italianos. Esta tendencia condujo con frecuencia al
empleo del canto en una parte, mientras las demás partes eran confiadas a instrumentos.
En la época de los papas de Avignon, cuando la sede de la Iglesia fue trasladada de Roma a esta
ciudad francesa, aparecieron en Italia un número importante de músicos y cantantes franceses que
influyeron en los italianos. Como fruto temprano de esta influencia se tiene al más célebre músico
del Ars Nova en Italia, el florentino Francisco Landino (ca. 1325–1397). Hijo de un pintor, siendo
niño perdió la vista y se dedicó a la música, llegando a ser un ejecutante muy celebrado de láud,
guitarra, flauta y sobre todo del órgano. Fue constructor de instrumentos, poeta y compositor de
madrigales, baladas, virelais y otras obras para varias voces, siguiendo el dolce stil nuovo. Es
interesante anotar que algunas de sus baladas fueron compuestas para una voz con acompañamiento
instrumental, siendo en ese sentido precursor de la melodía acompañada que se generalizaría a fines
del Renacimiento.