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Federico García Lorca

Las sevillanas

¡Viva Sevilla!
Llevan las sevillanas
en la mantilla
un letrero que dice:
¡Viva Sevilla!

¡Viva Triana!
¡Vivan los trianeros,
los de Triana!
¡Vivan los sevillanos
y sevillanas!

Lo traigo andado.
La Macarena y todo
lo traigo andado.

Lo traigo andado;
cara como la tuya
no la he encontrado.
La Macarena y todo
lo traigo andado.

Ay río de Sevilla,
qué bien pareces
lleno de velas blancas
y ramas verdes.
Gustavo Adolfo Bequer

Hoy como ayer, mañana como hoy,


¡y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno
y andar... andar.

Moviéndose a compás, como una estúpida


máquina, el corazón.
La torpe inteligencia del cerebro,
dormida en un rincón.

El alma, que ambiciona un paraíso,


buscándole sin fe,
fatiga sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.

Voz que, incesante, con el mismo tono,


canta el mismo cantar,
gota de agua monótona que cae
y cae, sin cesar.

Así van deslizándose los días,


unos de otros en pos;
hoy lo mismo que ayer...; y todos ellos,
sin gozo ni dolor.

¡Ay, a veces me acuerdo suspirando


del antiguo sufrir!
Amargo es el dolor, ¡pero siquiera
padecer es vivir.
León de Arroyal

Quando alzando los ojos miro el cielo


adornado de estrellas refulgentes,
de luna y sol las vueltas diferentes,
y de los orbes el constante vuelo:

Y tornando á baxarlos, veo el suelo


regado con los rios y las fuetnes,
henchido de hombres, brutos y vivientes,
que procrean su especie con anhelo:

Al contemplar de todo la hermosura,


y el inmutable órden, que en sí tiene,
y observa la feraz naturaleza;

Á tí elevo mi alma con fe pura,


ó eterno Criador; y qual conviene
bendigo en altas voces tu grandeza.
Juan Pablo Forner

Madrid

Esta es la villa, Coridón, famosa


que bañada del leve Manzanares
leyes impone a los soberbios mares
y en otro mundo impera poderosa.

Aquí la religión, zagal, reposa


rica en ofrendas, fértil en altares;
en las calles los hallas a millares;
no hay portal sin imagen milagrosa.

Y por que más la devoción entiendas


de este piadoso pueblo, a cada mano
ves presidir los santos en las tiendas.

Y dime, Coridón, ¿es buen cristiano


pueblo que al cielo da tantas ofrendas?
Eso yo no lo sé, cabrero hermano.
Damian cornejo

Esta mañana, en Dios y enhorabuena


salí de casa y víneme al mercado;
vi un ojo negro al parecer rasgado,
blanca la frente y rubia la melena.

Llegué y le dije: "Gloria de mi pena,


muerto me tiene vivo tu cuidado.
Vuélveme el alma, pues me la has
robado
con ese encanto de áspid o sirena".

Pasó, pasé, miró, miré, vio, vila;


dio muestras de querer, hice otro tanto;
guiñó, guiñé, tosió, tosí, seguila;

fuese a su casa, y sin quitarse el manto,


alzó, llegué, toqué, besé, cubrila,
dejé el dinero y fuime como un santo.

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