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De Santa Fe a Italia: el argentino que

fabrica autos que compiten con


Ferrari

Horacio Pagani nació en Casilda pero vive en Módena, donde


tiene su fábrica artesanal de superdeportivos. Es un pionero en
el uso de fibra de carbono y lo respetan las mejores marcas del
mundo. Amigo y discípulo de Fangio, su historia es el sueño del
pibe.

Hay vidas que piden ser contadas. Como la de un niño que en 1955 nace en
Casilda, provincia de Santa Fe, y fantasea con contruir el mejor auto del
mundo. Cuentan sus amigos que con un ladrillo lo dibujaba en el
pavimento, con un palito en la tierra. Cuarenta años después lo presenta
en Europa, y el mismo continente que al principio lo miró con desconfianza,
más tarde se rinde a sus pies.
De padre panadero y madre pintora, Horacio Pagani desde chico se
compraba revistas de autos y hacía maquetas, primero en cartón y después
en madera balsa. Las pintaba con dedicación. ¿Te acordás que hacías a los
quince? Bueno, él ya había construido una moto que funcionaba. A los 16
tenía listo un buggy con mecánica Renault, y a los 23 un monoposto de
Fórmula 2 que compitió y hoy está en su museo, en Italia.
Pero antes que nada, Pagani es un creador. Por eso previo a irse a probar
suerte a Italia su currículum ya incluía el mobiliario de un bar, casas
rodantes y tráileres, camas y sillas ortopédicas, cúpulas de fibra de vidrio
para pick ups, partes de máquinas agrícolas y bicicletas, tanques de
combustible agropecuarios, un chimango (noria para levantar cereales) y
un rugosímetro para medir las imperfecciones de la ruta (que sigue
funcionando).
Fue de muy joven y en la tranquilidad de su Casilda natal que se topó con la
figura de Leonardo da Vinci, quien desde entonces es una inspiración. De
él, asegura, tomó la idea de que arte y ciencia tienen que ir juntos. Pruebas
a la vista: en pleno 2016 el Pagani Huayra, un infierno considerado uno de
los mejores deportivos del mundo, es construido de manera artesanal y
con paciencia renacentista.
LEÉ │EL PARAÍSO EXISTE: RECORRÉ LA FÁBRICA DE PAGANI EN ITALIA CON TN AUTOS

Gustavo Marani es un amigo de la infancia de Pagani, y no se cansa de


recordar anécdotas de Casilda, como una vez que su mamá le compró un
autito de plástico. "Horacio lo vio, me dijo que lo iba a modificar y fuimos a
la panadería de su papá. Tenía siete años y con una Gillette cortaba, con
una abrochadora unía y con una caja de ravioles le hizo unas ruedas más
anchas. Yo digo que tuve el primer Pagani".
FANGIO, LA PUERTA DE EUROPA
Aquél rugosímetro que hoy sigue funcionando fue la excusa perfecta para
que Oreste Berta conozca a Pagani. Un talentoso como el Mago de Alta
Gracia no tardó en detectar las virtudes el novel creador, al que invitó a
trabajar en competición. Sin embargo, al de Casilda le interesaban los autos
de calle. Entonces Berta sacó la varita e hizo su magia: lo contactó
con Fangio.
Hugo Racca, amigo de Pagani y biógrafo, lo acompañó al encuentro con el
Quíntuple en Mercedes-Benz Argentina: "Horacio llevó una carpeta
con fotos de prototipos y modelos terminados, desde los autitos en madera
balsa hasta el de Fórmula 2. Le dijo a Fangio que quería ir a Europa a
aprender con los grandes maestros, esos que todavía hacían las carrocerías
con el martillo".
El Chueco le dijo que lo iba a recomendar y escribió cinco cartas: a Enzo
Ferrari (ver foto abajo), a Carlo Chiti de Alfa Romeo, a Giulio Alfieri de
Lamborghini, a Alejandro De Tomaso y a Enzo Osella, un preparador de
prototipos de F1. Lo que siguió fue vértigo: le aseguran un empleo en
Lamborghini, prepara todo para mudarse a Italia, le avisan que el empleo
se canceló, que no viaje, y él se va igual.
Si del otro lado del Atlántico llovía, empezó a granizar. Y de trabajo ni
hablar. Pero el anhelo de su vida lo movilizaba y no se achicó: para
sobrevivir plantó árboles, colocó ventanas, armó puertas, cortó chapa y
soldó. Como la mala no se iba, se mudó a un camping. Cada tanto visitaba
las fábricas cercanas a la sombra de una chance.
Cansado de las negativas, un día se jugó el todo por el todo y encaró a
Alfieri, de Lamborghini: "Si quiere hágame barrer, pero sepa que yo vine
acá a construir el auto más lindo del mundo”. Se ve que en la casa del toro,
que empezó a fabricar deportivos tras una discusión de Ferruccio
Lamborghini (hasta ahí dedicado a los tractores) con Enzo Ferrari, el
carácter es bien visto. Lo contrataron como operario con el rango más bajo.
Se abría otro capítulo.

LAMBORGHINI: EL PASO PREVIO AL AUTO PROPIO


En Lamborghini Pagani no tarda en destacar, y reluce con el potrero que le
dio Casilda: a diferencia de sus compañeros, no lleva dibujos sino la pieza
terminada, armada y cosida por él. Así pasó, por ejemplo, con el
apoyabrazos del Countach, que la marca decidió modificar porque los
clientes se quejaban por lo incómodo.
No en vano termina siendo el responsable del prototipo Countach
Evoluzione de 1987, el primer auto del mundo con chasis de fibra de
carbono. Esas palabras, fibra y carbono, serían una especie de piedra
filosofal en el universo Pagani, una suerte de ADN de sus futuros autos.
Luego le asignan el proyecto Countach 25º Anniversary, pero ante el poco
tiempo y presupuesto llama a su compañero de tropelías mecánicas de la
infancia, Gustavo Marani, quien cuenta que trabajaron como en Casilda:
con cartón. "La gente ahí no entendía nada, pero el cartón era fácilmente
modificable si no gustaba la pieza, y después servía de molde para las
definitivas en materiales compuestos". En tres meses estuvo el auto y fue
un éxito.
En el tema de los materiales compuestos (como la fibra de carbono) Pagani
se adelantó a su tiempo. Se obsesionó con ellos cuando ningún auto los
usaba, e insistió para que Lamborghini comprara una autoclave, la máquina
que permite fabricar piezas de este tipo. La respuesta que recibió fue
histórica: "Si Ferrari no la tiene, no hace falta". De verdad, alguien debería
ir hoy y pedirle perdón.
A puro instinto pidió un crédito y se compró una; estaba viendo el futuro.
En la actualidad cualquier deportivo en serio incluye este material en alguna
proporción. Luego Pagani se aleja de Lamborghini aunque sigue
colaborando externamente, mientras empieza a construir piezas para
Aprilia, Ferrari y Dallara. Se vuelve un experto en el tema, patenta
procedimientos y en 1991 funda Modena Design (foto abajo), su primera
fábrica y hoy centro de diseño.
Había recorrido un largo camino desde los autitos de madera balsa y la
fascinación por la Coupé Torino 380 de su papá. Estaba en una de las mecas
mundiales del automóvil. Ningún otro terreno podía ser más fértil para que
el sueño del auto propio empezara a tomar forma.
LEÉ│PAGANI ZONDA: LA HISTORIA DEL AUTO QUE NACIÓ PARA HOMENAJEAR A FANGIO

Fotos: Pagani Automobili y Pagani: la historia de un sueño.

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